“La relevancia de las vanguardias artísticas en el Diseño contemporáneo; lo irrelevante que es para nosotros.”

-Por Yeshua Conto

Un primer vistazo.

Desde el comienzo del siglo pasado, junto con la parición de la Bauhaus y el nuevo modelo de educación del artista/artesano se comenzó a ser consiente de la importancia de la educación integral que debían recibir los especialistas en la conjunción de estos, a quienes hoy llamamos diseñadores, termino inexistente en aquella época.

En alguna ocasión un profesor que impartía la UEA “Cultura y Diseño” nos cuestionó: “¿Qué creen ustedes que sea más fácil, que un artista se convierta en diseñador, o que un diseñador haga la transición a artista?”, a lo que alguien contestó “la segunda, debido a la educación integral que recibe el diseñador”.

El diseñador, en especial el de la comunicación gráfica debe tener un basto conocimiento en proceso evolutivo de las artes visuales y prestar especial atención en el arte vanguardista, pues fueron estas expresiones que desembocaron en la escuela de la Bauhaus las que permitieron que se comenzará a desarrollar un nuevo oficio, el del diseño. Las vanguardias del siglo XX son precursoras y madres del diseño como lo conocemos hoy día, y su entendimiento es vital para no ser solamente conocedores de la técnica, sino ser consientes del proceso que nos trajo a ella.

Desafortunadamente en la sociedad mexicana moderna la educación se encuentra en decadencia y las universidades, tanto públicas como privadas, no se salvan de esta generalidad, se percibe en los estudiantes un desaire causado por el desconocimiento o la falta de conciencia del por qué de sus objetos de estudio, los alumnos de diseño actualmente tienen un hambre implacable de conocer la técnica y le ejecución del diseño, dejando de lado el conocimiento del arte que lo originó.

La perspectiva de los nuevos diseñadores.

En un contexto escolar dentro de una de las mejores universidades de diseño del país gracias su carga y desarrollo docente podemos acercarnos a los alumnos y cuestionarles los conocimientos que ellos consideran poderdantes y que incluso podrían tener una mayor carga horaria semanal en sus actividades curriculares y nos encontramos con un común denominador, pocos o casi ninguno menciona a la historia como una de ellas, mucho menos son consientes de la falta de una unidad de estructura aprendizaje de expresión netamente artística.

Los futuros diseñadores mexicanos tienen otras cosas en la cabeza, una gran mayoría sabe que quiere hacer ilustraciones, otra parte se enfocará al diseño editorial y algunos más a los medios audiovisuales y así sucesivamente con el resto de las opciones de enfoque terminal que ofrece la carrera, sin embargo, durante su vida académica muchos no está cien porciento seguros de lo que hacen mientras permanecen en la escuela, pues por falta de conocimiento no digieren los ejercicios que les son planteados y creen que es irrelevante, es una de esas cosas que “no me van a servir en la vida laboral”.

Lo cierto es que los planes de estudio de la mayoría de las universidades tienen un fundamento que no es para nada novedoso pero sí muy eficaz y que se fundamenta en décadas del desarrollo de los diseñadores (en aquel entonces aun inexistentes) del siglo pasado, se trata del plan de estudios que intentaba establecer la escuela de la Bauhaus en Alemania.

Para efectos de delimitación de este análisis nos enfocaremos al plan de estudios de la Universidad Autónoma Metropolitana, específicamente el de la Unidad Azcapotzalco.

Como parte del cuerpo estudiantil no encuentro la necesidad de realizar un sondeo o muestreo estadístico que podría llamarse “más serio” pues la cotidianeidad de las conversaciones con compañeros me permite ver el sentir de los estudiantes de diseño de la manera más pura, directamente del coraje o el gusto de recibir sus clases, porque la única relación común que se tiene con los compañeros está dentro de las aulas y por ende cada vez que se entra o sale de una de ellas es natural que se comparte el gusto o disgusto por recibir la instrucción.

Es en el primer trimestre del tronco general de asignatura donde se deja ver el problema desde sus inicios “las clases de Jorge [Jorge Morales, profesor de la UEA Cultura y Diseño] me aburren mucho, la verdad yo no sé para qué nos dan a las tres carreras estas cosas de arte, si al final los que más ven eso son los de gráfico” comenta uno de los compañeros, “lo bueno es que los trabajos de esta clase son bien fáciles y aunque no pongas atención con que los presentes pasas”, dice alguien más.

Parece superficial la manera en que retomo las expresiones de compañeros, sin embargo es poco importante, ya que le trasfondo no cambiara con la manera de plantearlos, desde un inicio no somos consientes de lo importante que es para la arquitectura moderna el conocimiento del arte y vanguardias para su estructuración estética, parece que los estudiantes de diseño industrial están completamente enajenados en su preparación técnica en los talleres y se olvidan que fue precisamente gracias a la Bauhaus que fueron ellos quienes más se favorecieron en el desarrollo del oficio, de cierta manera los estudiantes de diseño gráfico perciben un poco mejor que es necesario entender estos procesos de desarrollo artístico, sin embargo con respecto a las UEAs de Historia del Diseño Gráfico los alumnos tampoco muestran mucho interés. “Pues la voy a meter con [¿?] profesor porque no hacemos nada y la verdad es que esa materia no me importa mucho, si no trabajamos tanto me ayuda, me hace falta tener al menos una clase relax para descansar”.

Es completamente trágico encontrarse con estudiantes que perciban este tipo de conocimiento de esta manera, nos encontramos de frente con un problema muy grave, y es que no sabemos por qué estamos haciendo las cosas. Durante el desarrollo del programa de Historia del Diseño Gráfico II se comentó lo que intento hacer notar aquí, no nos damos cuenta de que los ejercicios de las UEAs operativas son ejercicios de los artistas de la Bauhaus, realizados para elaborar teorías que hoy son entregadas nosotros como un conocimiento establecido.

Sin embargo nos tapamos con un problema muy delicado: entramos a la universidad sin tener la certeza del por qué de un tronco general de asignaturas, suponemos que es porque a todos nos servirá ese conocimiento, sin embargo nadie nos dice a ciencia cierta, el pro qué de las cosas, el por qué de las asignatura, el por qué de los ejercicios y porqué todo es importante en nuestro desarrollo como diseñadores, nadie nos dice que somos los hijos de la Bauhaus, después al llegar al eslabón histórico seguimos creyendo que es una materia más, y la desinformación se convierte en nuestro enemigo, pues creemos que es algo irrelevante el conocimiento de estos sucesos, y prestamos poca atención a estos, pera luego llegar a puntos del plan de la carrera en el que con suerte entendemos que hacía falta darle peso a ese conocimiento. Es demasiado tarde cuando nos damos cuenta y no de nada sirve ese “oh, ahora entiendo” y “ah para eso servía” si ya se desaprovechó lo que la universidad proveía.

En la vida del diseñador.

El verdadero problema no es solo lo que se ignora, sino lo que ya no alcanzamos a comprender por no tener el contexto, se habla mucho del diseño vacío y que quienes pertenecemos a esta generación conocemos como “lo random (aleatorio en Inglés)” que desafortunadamente es lo más, intentamos ser innovadores cual los artistas los serían pero entendemos el tiempo de los vanguardistas porque desconocemos de inicio algunas de las vanguardias que aparecen de manera breve en el Siglo XX, tampoco aterrizamos que el arte se

ha dado en el ultimo siglo entre conflictos: trasladado al diseño gráfico, sumado a los problemas que ya tiene la profesión, como el demerito de la misma, y el poco interés que se pone en otras aspecto estéticos, tenemos el reto de hacer algo nuevo sino conocer lo viejo, creemos encontrar un faro de luz brillante cuando vemos algo “no tan visto”, y creo que sí puede lograrse, sin embargo el trabajo que cuesta al diseñador no es el mismo que a aquel que entiende que hacemos carteles con matices expresionistas o fauvistas por una razón y por lo que la expresión siente; que la más novedosa de las exploraciones distintas a nuestra realidad, ya se ha explorado y a fondo en los periodos surrealistas y futuristas, y que nuestros esfuerzos por realizas diseños abstractos (esto en l general del diseño gráfico, industrial y arquitectónico) debe partir del arte no figurativo de los vanguardistas.