La Restauración Conservadora: Rafael Carrera y el destino del Estado nacional en Guatemala

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  Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ ArtPdfRed.jsp?iCve=127112583011  Redalyc Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal TORRES-RIVAS, EDELBERTO La Restauración Conservadora: Rafael Carrera y el destino del Estado nacional en Guatemala Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, Núm. 35, 2008, pp. 337-372 Universidad Nacional de Colombia Colombia  ¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura ISSN (Versión impresa): 0120 2456 [email protected] Universidad Nacional de Colombia Colombia www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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TORRES-RIVAS, EDELBERTOLa Restauración Conservadora: Rafael Carrera y el destino del Estado nacional en GuatemalaAnuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, Núm. 35, 2008, pp. 337-372Universidad Nacional de ColombiaColombia

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    TORRES-RIVAS, EDELBERTO

    La Restauracin Conservadora: Rafael Carrera y el destino del Estado nacional enGuatemala

    Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, Nm. 35, 2008, pp. 337-372Universidad Nacional de Colombia

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  • anuario colombiano de historia social y de la cultura * n. 35 * 2008 * issn 0120-2456 * bogot - colombia * pags. 337-372

    La Restauracin Conservadora: Rafael Carrera y el destino del Estado nacional en Guatemala

    The Conservative Restoration: Rafael Carrera and the National States Destiny in Guatemala

    EDELBERTO TOR R ES-R I VAS*Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

    Ciudad de Guatemala, Guatemala

    * [email protected]

    Recepcin: 16 de octubre de 2007. Aprobacin: 17 de marzo de 2008.

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    d e pa r t a m e n t o d e h i s t o r i a * Fa c u l t a d d e c i e n c i a s h u m a n a s * u n i V e r s i d a d n a c i o n a l d e c o l o m b i a

    r esumenEl artculo, partiendo de una revisin crtica de la historiografa liberal, analiza el periodo de la historia guatemalteca conocido como la Restauracin Conservadora (1840-1870), el papel desempeado en este proceso por el general Rafael Carrera y sus implicaciones en la constitucin del Estado nacional. En primer lugar se hace un repaso de los alcances de la nocin de Estado nacional a la vez que se examinan los intentos por imponer proyectos de Estado-nacin en Guatemala despus de la independencia. A continuacin, se estudia el fracaso de las reformas liberales, la aparicin de condiciones sociales para el ascenso de los conservadores y el posicionamiento de Rafael Carrera como caudillo. Posteriormente, se presenta un anlisis de la significacin poltica de la restauracin conservadora; y finalmente, se hace un balance en trminos tericos e histricos de los logros y fracasos en la implantacin del Estado nacional en Guatemala en la segunda mitad del siglo xix.

    Palabras clave: historia de Guatemala, restauracin conservadora, Estado nacional, Rafael Carrera

    a bstr actThe article, based upon the critical study of liberal historiography, analyses the Guatemalean historical period known as the Restauracin Conservadora (1840-1870), the role played in this process by General Rafael Carrera, and its consequences for the constitution of the national State. In the first place, the limits of the notion of national State and the attempts to impose projects of State-nation in Guatemala after independence are examined. Secondly, the failure of liberal reforms, the creation of social conditions for the rise of conservatives into power, and the consolidation of Rafael Carrera as caudillo are studied. Later, an analysis of the political meaning of conservative restoration is presented; and finally, a theoretical and historical balance of the achievements and failures of the construction of Guatemalas national State during the 19th century is done.

    Keywords: Guatemalas History, Conservative Restoration, National State, Rafael Carrera.

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    U na acl a r acin pr e l i m i na r es que carezco de inters o de capacidad por resolver el tema de lo que algunos llaman la verdad histrica. Cul es ella? Cmo se alcanza? La historia sociolgica

    tiene un sentido prctico y uno de conocimiento, intersectados. La inter-pretacin hecha a la distancia no garantiza la objetividad, solo el mtodo, y an as pueden deslizarse juicios de valor. Cuando estos son compartidos por muchos, dejan de serlo. La evaluacin de la llamada verdad oficial es una empresa ideolgica, que produce desconfianza. El propsito de estas notas es iniciar una revisin de un trecho de historia guatemalteca que no debe ser motivo de interpretaciones ligeras, frgiles. En el estudio de la formacin del Estado nacional de Guatemala es importante el periodo conservador, interpretado por la historiografa liberal como un periodo en el que se debilitan las bases del Estado.1

    Por ejemplo, el tema de la Restauracin y el de la presencia del general Carrera han sido registrados por intelectuales liberales con un marcado sesgo peyorativo, y, por ello, la historia oficial aparece ahora como una mentira liberal. La historia no es el pasado asumido como materia de es-tudio en el presente, es la memoria del presente objeto de interpretacin, es la bsqueda de sentido al revisar el dato y dudar sobre su comprensin corriente, una construccin con pretensiones de verdad. Lo que ocurre es como un desplazamiento de la mirada histrica, de forma crtica, que, por lo dems, cada generacin realiza.

    Nos interesa analizar ese periodo que se conoce como La Restauracin Conservadora, un elptico trecho de ms o menos treinta aos (de 1840 a 1870), calificada as por la naturaleza de las fuerzas polticas que la enca-bezaron, las polticas que se aplicaron en funcin de sus intereses y, sobre todo, por los efectos que todo eso tuvo en la historia posterior de Guatemala: una reaccin cultural y poltica de fuerzas de raz colonial a la mitad del siglo xix, que tuvo efectos contradictorios en el proceso de formacin del Estado nacional.2

    1. As por ejemplo Valentn Solrzano Fernndez, Evolucin econmica de Guatemala (Guatemala: Jos de Pineda Ibarra, 1963).

    2. Sobre el periodo, ver Hctor Prez Brignoli, ed., Historia General de Centroamrica, tomo iii: De la Ilustracin al Liberalismo (1750-1870) (Madrid: Comunidades Europeas/ Sociedad Estatal Quinto Centenario/ flacso, 1993).

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    La nocin del Estado nacional: tropiezos y gananciasLa independencia de Guatemala de Espaa ocurre como un inespe-

    rado corte histrico para la lite criolla y espaola. Bajo la influencia del virreinato mexicano se termina el vnculo colonial y con ello se inaugura un periodo que paulatinamente va constituyndose como un reto poltico, como la oportunidad de organizar el Estado nacional. El Estado nacional corresponde a un momento del desarrollo del capitalismo occidental: es la ocasin para definir una forma de poder autnomo y soberano y una co-munidad nacional de destino; todo ello con bases en un sistema econmico que hacia el interior forma el mercado nacional y hacia el exterior establece vnculos de intercambio comercial. En resumen, es conformar un Estado independiente basado en una identidad nacional, un estado de nimo co-lectivo que se proyecta hacia delante.3

    En su versin moderna, el Estado nacional es una forma moderna, legal, burocrtica de dominacin, constituida para organizar la vida de la sociedad territorialmente acotada. El aspecto jurdico es la expresin de un conteni-do de poder poltico que se reclama soberano, centralizado, legtimo, que organiza la vida de una comunidad dentro de los lmites precisos de una nacin. La nacin moderna puede ser nacional o multinacional, dependiendo de la calidad de los diversos grupos que la forman, diferentes por su natu-raleza clasista, tnica, religiosa o cultural; se mueven en el interior de un espacio fsico, poltico y econmico y que desarrollan (o pueden alcanzar) una identidad comn, un sentido de pertenencia, producto de una historia compartida, y un destino similar por encima o a pesar de sus diferencias. El Estado puede ser multinacional, si los grupos de su interior reclaman esa identidad. El problema no resuelto es la existencia de una nacin en la que viven grupos tnicos que no aceptan la identidad compartida, lo que Anderson llama la comunidad imaginada.4

    Hay una experiencia que se conoce como la versin cultural de la nacin, porque sobre la base de una homogeneidad cultural, una slida tradicin

    3. Edelberto Torres-Rivas, Interpretacin del desarrollo social centroamericano (San Jos, Costa Rica: flacso, 1989); Severo Martnez Pelez, La patria del criollo: ensayo de la interpretacin de la realidad colonial guatemalteca (San Jos, Costa Rica: Universitaria Centroamericana educa, 1985); Miles Wortman, Government and Society in Central America, 1680-1840 (New York: Columbia University, 1982).

    4. Benedict Anderson, Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusin del nacionalismo (Mxico: fce, 1993).

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    de valores y smbolos compartidos se construye el Estado. Se dice que la nacin antecede al Estado y se pone como ejemplo la historia alemana. El otro modelo es el de la nacin poltica, porque, con base en la existencia de un poder poltico (el Estado) se atan los diversos componentes nacionales culturas, valores, tradiciones que diferentes sectores humanos tienen. Se dice que el Estado antecede a la nacin y se pone como ejemplo la historia francesa. Similar es la experiencia guatemalteca. En nuestro caso habla-mos de la nacin estatal en su versin poltica, porque hay un proceso de institucionalizacin del poder que desde el Estado organiza y unifica una comunidad que no tiene rasgos culturales comunes.

    Hay diversos grupos proto-nacionales, de diversa raz tnica, que for-man una nacin no homognea. Es posible que exista una nacin no ho-mognea y que de esa manera sus grupos no compartan un mismo sentido histrico? El profesor Bourdieu dice que la nacin es una representacin del ser colectivo de los individuos que la componen y el Estado es la or-ganizacin jurdica de la nacin, todo lo cual produce una identidad con sentido de pertenencia. Idealmente, a la nacin pertenecen todos; en la vida real hay rechazos, pero el poder estatal asegura diversas modalidades de participacin. Hay acaso una sociedad igualitaria donde todos mandan y todos obedecen? En sociedades postcoloniales el espacio de dominacin lo ocupa por derecho propio la lite ilustrada, o la fraccin clasista que admi-nistraba el poder y/o que tena el control de recursos de fuerza, econmicos, polticos o culturales.

    Es este sector social el que en la historia se erige en dominante y somete al resto de la poblacin tnocultural distinta, o asimilada, en el interior de un espacio jurdico, territorial y econmico. Existe, pues, una comunidad que comparte un contradictorio destino establecido por el poder y por el sentido de historia que desarrolla (impone) el grupo dominante. Tal es la historia de pases que por su origen colonial heredan un Estado que luego forma la nacin. El poder es de base colonial/racial, la nacin es multicultural. Por eso se habla de un Estado nacional formado en una modalidad poltica.

    Anbal Quijano propone una explicacin de la naturaleza del poder de ese Estado, utilizando la nocin de lo que llama la colonialidad del poder. Es una dominacin que surge con la conquista y se organiza en la colonia con base en la subordinacin total de los indgenas. Es un poder de base racista y violenta que ejercitan los espaoles/criollos, dominando a la poblacin aborigen, explotndola, subyugndola, evangelizndola. Toda la estructura dominante del Estado, desde entonces, se organiz con base

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    en el predominio de raza, que es una construccin intelectual basada en diferencias de pigmentacin de la piel, en el genotipo y la cultura. La nocin de dominacin es de superioridad, que atribuye una inferioridad natural a los dominados, por serlo y por ser diferentes. El poder del Estado nacional que se forma, el poder republicano, es continuacin del poder colonial y por ello contina siendo racista, excluyente, y que se ejerce tambin sobre la poblacin indgena.5

    En el proceso de construccin del Estado poscolonial hay una transicin de la condicin colonial hacia la independiente, caracterizado por un doble movimiento, en virtud del cual se rechazan algunos componentes institu-cionales del Estado colonial, pero otros se reproducen, cambian y se adaptan a las nuevas realidades que crea la condicin nacional. Con la ruptura del pacto colonial, el poder de decisin de los asuntos pblicos, que resida en la Corona, se vuelve oportunidad de autodeterminacin local, se traslada a los sectores nacionales dominantes, los criollos, y el poder se canaliza a travs de las instituciones nuevas transplantadas y heredadas. Es lo que se conoce como proceso de descolonizacin.

    En Guatemala la transicin hacia el Estado nacional fue problemtica, porque desde antes de la oportunidad de constitucin del nuevo orden post-colonial la lite espaola criolla (blancos, nacidos en el pas) se encontraba dividida. Ya desde la convocatoria a las Cortes de Cdiz la criollada era liberal o conservadora, con la revolucin francesa o americana como mo-delo de organizacin. Despus de 1821 la divisin ideolgica se convirti en honda rivalidad poltica y militar. A las sectas o partidos que se formaron se unieron los llamados mestizos ilustrados. El proceso constitutivo del Estado lo iniciaron los criollos, conocido como la primera generacin liberal, que representaba intereses modernizadores de fuerte inspiracin fornea que los llev a distanciarse del pasado colonial.6

    El primer intento de constituir el Estado nacional se realiz bajo con-duccin liberal y sobre la creencia en el proyecto de un Estado federal, apoyados en el pasado reciente en que las cinco provincias formaron la Capitana General. Ciertamente, tales provincias estuvieron atadas por su condicin colonial, pero no por unas relaciones econmicas intensas; lo

    5. Anbal Quijano, Colonialidad y modernidad/racionalidad, Per Indgena 13.29 (1992): 11-20.

    6. Julio Pinto Soria, Acerca del surgimiento del estado en Centroamrica, Mesoamrica 1.1 (1980): 79-103.

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    jurdico o administrativo no fue suficiente en las nuevas condiciones de laxitud que aliment localismos tradicionales y que el partido conserva-dor muy pronto aprovech. La contradiccin no fue muy evidente pero fue real: los liberales federalistas se apoyaban en las experiencias negativas del pasado colonial; los conservadores unitarios, en sus aspectos positivos. La guerra civil dej sueltas en cinco retazos lo que con la oportunidad de la independencia pudo ser una repblica federal. Fracasado este propsito, la provincia de Guatemala pas a tener la oportunidad de constituirse en una nacin estatal independiente.

    La primera revolucin liberalLlamamos as al conjunto de hechos que definieron una poltica radical

    de renovacin del orden colonial de inspiracin liberal, laica, secular, ilus-trada y que ocurrieron en el seno de una pugna crecientemente aguda entre una fraccin de la lite criolla de orientacin liberal y otra calificada como conservadora. El sentido de la disputa interesa en relacin con el destino de la construccin del Estado nacional. Lo que ms resalta de este periodo de tres dcadas se puede resumir de la siguiente manera:

    a. Los intereses sociales y polticos de los sectores ms vinculados al pasado colonial fueron ms poderosos en la coyuntura de la transicin que venimos proponiendo. De hecho, la estructura de poder y la lgica cultural del pasado reciente fue superior como instrumento de orden y estabilidad frente a la renovacin del proyecto liberal. Es sabido que en 1821 la independencia fue un acto declarativo, administrativo, formal, una continuidad del pasado. La guerra postindependentista culmin con una regresin poltica.

    b. Esa regresin fue una restauracin conservadora, en cuyo centro aparece un grupo de familias de la aristocracia criolla, una lite profunda-mente conservadora, vinculada a la Iglesia y a los intereses ingleses. Estos alcanzan potencialidad poltica al utilizar la figura de un extraordinario personaje militar y poltico, Rafael Carrera. A pesar del propio peso como un caudillo militar, Carrera no fue sino un instrumento de las fuerzas del criollato religioso y poltico conservador en un complejo proceso donde se mezclan abisales errores liberales. Las ataduras con el pasado culpa conservadora no propiciaron el proceso de constitucin de un Estado moderno. En la restauracin hubo una confusin doctrinaria.

    c. La exaltacin de Carrera como caudillo poltico a la cabeza de masas campesinas y el surgimiento de una cohorte militar de raz mestiza tienen

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    una significacin superior en esa coyuntura, adquiere un valor estructu-ral, vale decir, de largo plazo: constituye el ingreso del mestizo/ladino7 en la poltica del pas; es la sntesis y el resultado de la formacin de lo que se conoce como el pueblo, opuesto en la historia latinoamericana a la oligarqua; el pueblo de la nacin formado en el extenso periodo de cuatro siglos de intensa hibridacin en el que lo indgena es decisivo. El criollo y el mestizo son personalizados en la figura equvoca del ladino como actor poltico escindido, pues hay ladinos pobres que junto a los indgenas juegan el papel de masas de maniobra poltica.

    d. Ms que efectos de la Restauracin Conservadora, el papel que cumple Rafael Carrera en esta historia produce el surgimiento, por vez primera, de un poderoso estamento militar, que legitima su influencia poltica a travs de sus triunfos militares. Carrera ejerci el poder, a veces de hecho, otras electo y finalmente nominado, hasta constituir una clsica autocracia militar. Inaugura en la historia nacional la ingerencia militar en la poltica y la tra-dicin autoritaria del Estado, cuyas races todava se sostienen. Las guerras en que particip proponen el tema del papel de la guerra en la formacin del Estado; el argumento de que la guerra ayuda a la creacin del Estado se refiere al impacto que ella tiene en la racionalizacin de lo coactivo y del desarrollo de capacidades fiscales y organizativas. En este caso, las guerras formaron al ejrcito, fortalecieron la dimensin de fuerzas nacionales y legitimaron con las victorias el poder.

    Sin una breve mencin del intento reformista de la primera genera-cin liberal no se comprenderan las razones por las cuales se habla de Restauracin Conservadora como un xito del pasado que no se haba ido, cuyos actores y cultura tienen una extraordinaria vida.8 Esta generacin

    7. Se emplean en este trabajo, de manera indistinta, las categoras sociales de mestizos o ladinos. En la terminologa local el no indgena es el ladino; en una sana ptica antropolgica, el mestizo es el personaje central, resultado de la simbiosis biolgica y cultural de lo espaol y lo indgena. Sobre el trmino ladino, ver: Arturo Taracena Arriola, Contribucin al estudio del vocabulo ladino en Guatemala (siglos xvi-xix), Historia y Antropologa de Guatemala, comp. Jorge Lujn Muoz (Guatemala: Universidad San Carlos de Guatemala, 1982); Arturo Taracena Arriola y Jean Piel, comp., Identidades nacionales y estado moderno en Centroamrica (San Jos, Costa Rica: Universidad de Costa Rica, 1995).

    8. Ver: Lowell Gudmundson y Hctor Lindo-Fuentes, Central America, 1821-1871: Liberalism before Liberal Reform (Tuscaloosa: The University of Alabama Press, 1995).

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    de polticos e intelectuales liberales de desigual fuerza ideolgica inici el proceso postindependentista de cambio, animados por una identidad modernizante y una voluntad antiespaola; eran criollos, doctrinariamente liberales, cuyo proyecto estuvo ms inspirado en la ilustracin europea y en la revolucin norteamericana que en el conocimiento del entretejido estructural del pas que queran cambiar. Las causas de su fracaso giran en torno a diferentes ejes en el interior de una imagen ideal de nacin.

    Por un lado, un comprensible eurocentrismo explicable por las races de su liberalismo de ultramar, pero exacerbado por el entusiasmo de vivir un momento fundacional. Por el otro, una terca decisin de alcanzar la ho-mogeneidad cultural en direccin de la fundacin de una nacin moderna en el seno de una sociedad mayoritariamente indgena. Y, por ltima, el fraccionamiento interno, las peleas entre lderes, dirigentes, cuadros intelec-tuales en que lo personal pes siempre ms que lo doctrinario. Por ejemplo, los liberales moderados de Costa Rica o Nicaragua solo tenan un vago aire de familia con los radicales liberales de El Salvador; y los de Guatemala vivieron internamente conflictos permanentes, que los debilitaron cuando hicieron gobierno.

    Estos liberales actuaban con un desmesurado sentido modernizador en el interior de una sociedad pobre y atrasada. Jzguese, por ejemplo, que decretaron la validez exclusiva del matrimonio civil y la posibilidad de disolverlo: expropiaron buena parte de los bienes de la Iglesia; expulsaron, provocando un hondo resentimiento a la figura ms conspicua del viejo orden, el arzobispo Ramn de Cassaus y Torres, rumbo a La Habana, de donde nunca volvi. Interesados en la creacin del Estado nacional, desa-rrollaron la idea de un ciudadano nacional igualitario. Continuadores de las Cortes de Cdiz en la constitucin de 1834 otorgaron la ciudadana a todos los mestizos/ladinos y a los indgenas y, a tono con ello, decretaron el impuesto de capitacin que los indgenas rechazaron por no poderlo satisfacer.

    Reorganizaron el rgimen municipal bajo condiciones igualitarias para mestizos e indgenas, lo cual trajo pesadas obligaciones civiles de compro-miso administrativo. En sntesis, conformaron una ciudadana con ms obligaciones que derechos. Para asegurar un rgimen de justicia superior se implant el juicio por jurados (Cdigo de Livingston), tal como se usaba en Louisiana, que era un procedimiento apto para una sociedad letrada y

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    sostenido por ciudadanos animados por un nimo republicanista,9 todo ello ajeno a la idiosincrasia local.

    El resultado de todo ello fue que este primer intento de reformismo liberal disgust a las masas campesinas de mestizos e indios, los moviliz y los convirti en enemigos de las reformas que sin duda desorganizaban sus vidas. Crearon de esa manera las condiciones para una autoderrota que empedr el regreso de las fuerzas polticas ms vinculadas a la metrpoli hispana, los criollos conservadores, organizados en torno de la Iglesia, las instituciones coloniales, las Leyes de Indias. La derrota de los liberales del periodo postindependentista pareciera, en el nivel de las apariencias, como si fuese una derrota militar: el general Carrera humilla al general Morazn en ciudad de Guatemala y en La Arada huye derrotada la brillante lite de jefes militares liberales centroamericanos a manos de un ayudante de Carrera.

    El entrevero fue menos militar que social: las masas populares, movi-lizadas por razones diversas, fueron ms antiliberales que proconservado-res, salvo en la medida que defendan sus tradiciones de vida, ms que en nombre de la religin, en defensa de su seguridad, de su inercia social. Para una poblacin religiosa y sumida en la tradicin de su aislamiento defen-sivo un campesinado de subsistencia aplastado por la carga ominosa de una pobreza casi medieval los cambios liberales desorganizaron su vida material y amenazaron su devota conciencia mstica sin darles una sola ventaja material.

    La demasa del proyecto liberal se tradujo en rechazo y luego odio en-tre los campesinos, especialmente entre los mestizos del oriente. El atraso de estos sectores, ejemplo de su primitiva sencillez, ocurri como remate final cuando se tragaron el embuste de que el gobierno haba contaminado las aguas y que la peste del clera morbus era un castigo para los dscolos. Siempre hemos sido un pas que cree, malvolamente, las patraas co-lectivas, las que ruedan como bolas de boca en boca?

    Esta generacin liberal, superior intelectualmente a sus enemigos, cont con personalidades tan destacadas como Jos Francisco Barrundia, Pedro

    9. Se alude con republicanismo la orientacin doctrinaria que supone ciudadanos activos, plenos de valores cvicos y dispuestos a la participacin plena en provecho de la comunidad. El republicanismo, de origen griego, se fortaleci en la prctica de la revolucin americana. Sobre la aplicacin del Cgido Livingston, ver: Mario Rodrguez, The Livingston Codes in the Guatemalan Crisis of 1837-1838, Applied Enlightenment: Nineteenth Century Liberalism, Mario Rodrguez et al. (New Orleans: Tulane University, 1972).

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    Molina, Manuel Jos Arce, Rafael Montufar y figuras que personalizan trgicamente este periodo como las de los esclarecidos Mariano Glvez y Francisco Morazn, el patricio liberal ms importante de aquella poca.10

    El ideal liberal era fundar una repblica federal y una nacin homognea tnicamente; para esto ltimo, eliminaron el status colonial que separaba a los indgenas social y polticamente en su vida comunal, lo que llamaban repblica de indios, y que mencionamos ms adelante, y proyectaron un largo plan para traer poblacin blanca de Blgica y Holanda a la regin de la Verapaz y Chiquimula. Esta poltica, que no alcanzaron a implementar, fue rechazada por los conservadores, porque los emigrantes eran protestantes, y por los campesinos, porque se ofreca territorio comunal.

    Rafael Carrera surge de las entraas de la tierra11

    Una personalidad como la de Rafael Carrera y sus seguidores no surgen de cualquier lugar de este pas; aparecen en la regin oriental que nunca fue hbitat indgena, sino lugar de blancos pobres, criollos percudidos, resen-tidos, campesinos pobres y propietarios en precario de tierras ridas como Castilla. Los curas y los polticos conservadores estimularon ah el rechazo al rgimen liberal y luego de mil detalles que no constituyen nuestro tema, prepararon una insurreccin. Y buscando un liderazgo militar encontra-ron, a disgusto, una figura cerril, pero que gozaba de fuerte apoyo entre los belicosos mestizos de la regin de Mita: era Rafael Carrera, dueo de una porqueriza al por mayor.

    Renuente, primero, pero sensible al ruego popular, organiz y encabez finalmente una cataclsmica expresin de descontento campesino, quiz la mayor nunca habida en la historia social. Cuando entraron a la ciudad de Guatemala en febrero de 1837 eran una masa de 8 a 12 mil gentes, que saquearon, asesinaron y se pasearon durante 3 das por una ciudad extraa, que nunca haban conocido. El descalabro del rgimen liberal, en ese mo-mento, no fue propiamente una victoria conservadora sino de los alzados,

    10. Rafael Montufar, Cada de una tirana; pginas de la historia de Centro Amrica (Guatemala: Snchez & DeGuise, 1923).

    11. Ralph Lee Woodward, Jr., Rafael Carrera y la creacin de la Repblica de Guatemala, 1821-1871 (Woodstock, Vermont: cirma/ Plumsock Meso-American Studies, 2002). Es este un extraordinario trabajo sobre el siglo xix de Guatemala y Centroamrica que llena un agujero enorme, un faltante histrico. Algunas interpretaciones del autor de este ensayo no coinciden con las del profesor Woodward, el ms distinguido historiador sobre Guatemala.

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    el efecto disolvente del primer gran levantamiento campesino, la Rebelin de la Montaa.

    Carrera ingres a Guatemala acompaado por Jos Francisco Barrun-dia, prueba infeliz de la divisin de los liberales, a lo que se suma la fuga del gran historiador liberal, Marure, a las filas conservadoras. Lo ocurrido fue algo ms que un desborde de masas animadas por la oferta de saqueo, fanatizadas por la Iglesia; fue, en rigor, un desafo sin precedentes a todo el orden poltico por el hecho de invadir y entrar con violencia a la ciudad de Guatemala. Sus efectos marcaron la historia inmediata, llenaron de terror prolptico la sensibilidad de los grupos dominantes.

    Fue un levantamiento de ladinos pobres bajo conduccin mestiza, pero, por ello asumido como premonitorio camino hacia el caos. Como el primer ingreso de las masas ladino/mestizas, y parcialmente grupos indgenas en la poltica nacional, tuvo efectos negativos para la conciencia criolla, tanto liberal como conservadora, pero racista en ambos casos. Son los campesi-nos, convirtindose en protagonistas de la historia? Tal vez es prematuro o exagerado afirmarlo concluyentemente.

    La anarqua gan espacios cuando el Estado de los Altos12 proclam su independencia a principios de 1838. El separatismo altense fue de origen liberal y entr en crisis despus de la cada de Glvez; Carrera lo combati con xito.13 El rgimen liberal se derrumb y sus lderes huyeron a Mxico. Pero el proceso del xito poltico y militar del partido conservador, apoyn-dose en Carrera, no habra sido posible si este no hubiera movilizado, a su vez, el apoyo campesino. Se trata de un proceso en el que las causas de las cosas evocan las razones y motivos que mueven a los agentes humanos, en este caso, campesinos pobres actuando con gestos de amenaza.

    Como todo proceso o como la formacin de un caudillo, la de Carrera fue gradual, pues, inicialmente, fue renuente a la participacin poltica y los mismos conservadores estuvieron temerosos de crear un Frankenstein. El anecdotario de su ascenso militar y poltico fue contradictorio, atrevido, brillante, pero difcil de consignar aqu. Viva en el pueblo de Santa Rosa

    12. Corresponde a la regin de los altiplanos occidentales, llegando hasta la costa pacfica. Su capital es Quezaltenango (N.d.E.).

    13. Sobre el Estado de Los Altos, la referencia obligada es Arturo Taracena Arriola, Invencin criolla, sueo ladino, pesadilla indgena. Los Altos de Guatemala: de regin a Estado, 1740-1840 (San Jos, Costa Rica: Porvenir/ cirma/ Delegacin Regional de Cooperacin Tcnica y Cientfica del Gobierno de Francia, 1997).

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    (Mataquescuintla) cuando empez a encabezar lo que llamaban motines (defensa de las costumbres y la tradicin) de mbito local.

    Desde entonces, y siempre, Carrera utiliz a las masas campesinas en su provecho y lo hizo ms ya en su condicin militar; fue considerado un pro-tector salido de sus filas, pero astuto, audaz, diferente; reuni en su funcin militar los rasgos de caudillo carismtico en el sentido clsico weberiano: beatificado por sus seguidores, obtuvo siempre su obediencia. Recordemos que, tempranamente, en 1828 era sargento, en 1830 capitn, en 1838 teniente coronel y, en 1840 teniente general. En 1842 fue nombrado Capitn General, mximo cargo no ocupado antes por nadie.14

    Particip en numerosos pequeos y grandes combates que condujeron entre 1837 y 1840 a toda Centroamrica a la crisis final del proyecto de mo-dernizacin liberal que se intent con ocasin de la independencia y tambin en el comienzo del fin del proyecto de unidad regional federal. Carrera fue desde entonces la figura central del juego regional de poder, con el apoyo de su hermano Sotero y de un pequeo grupo de leales que estaban en capaci-dad de convocar tropas mestizas. El partido conservador tena su principal apoyo en la Iglesia, y fue la fe catlica lo que finalmente lo convenci y los uni, pues, como ya se dijo, entre ambos hubo tiempos de desconfianza, una relacin de cautela que culmin, como se ver, cuando el marqus de Aycinena valora a Carrera como presidente vitalicio. En resumen, despus de 1840 la ola conservadora cubre a Guatemala (y luego, al resto de provincias de la regin) durante largos treinta aos.

    El ensoberbecido general Rafael Carrera dio un desigual apoyo a sus dscolos amigos segn los diversos momentos de esta historia; no fue ideo-lgicamente conservador o leal miembro de su ncleo dirigente sino con el paso de los aos. Por su religiosidad y su acendrada lealtad a los campesinos pobres, termin alindose con los conservadores, a los que sirvi como ariete en las encrucijadas militares.

    Un momento decisivo fue la derrota de Morazn a principios de 1840. Las luchas por mantener la repblica federal sumieron en una guerra civil a toda la regin, que culminaron con el derrumbe del partido liberal, el fin de la Federacin y la muerte de Morazn, fusilado en San Jos en 1842. Otro momento culminante fue en febrero de 1851, cuando derrot una coalicin centroamericana al mando del general Cabaas, jefe liberal en San Jos La

    14. A. Batres Juregui, La Amrica Central ante la Historia, tomo iii (Guatemala: Organismo Judicial, 1993) 168 y ss.

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    Arada, Chiquimula, calificada esta como la victoria militar ms asombrosa de su carrera. El poder de los conservadores guatemaltecos se extendi a toda Centroamrica y Carrera se consolid como una figura epnima de la historia nacional. Entre 1848 y 1852 enfrent reiterados levantamientos campesinos en la Verapaz y Chiquimula. El 6 de julio de 1855 desbarat la ltima ofensiva liberal en toda la regin y fortaleci el separatismo pugnado por los conservadores.15

    La Restauracin ConservadoraCul es la significacin de la restauracin conservadora de 1840 en la

    ptica del desarrollo poltico? Se avanza, se consolida o ms bien se retrasa la construccin nacional estatal? El momento girondino en nuestra historia lleg como una restauracin, que es como el rellano del proceso de cambio, una parlisis con efectos negativos, la detencin para nuevos emprendi-mientos regresivos, un intermedio en un proceso que iba hacia delante y se detiene. El punto es examinar sine ira et studio lo que la historiografa nacional ha venido diciendo. Restaurar seala un regreso a lo que se haba rechazado; en poltica, entraa una sustitucin de lo nuevo por lo viejo. Por ello, una proposicin sinttica es que a partir de 1839, y a saltos, ocurre la restauracin del pasado colonial como respuesta a la radicalidad extrema de la revolucin liberal, un Termidor de una magnitud revulsiva que tuvo los efectos de una contrarreforma clerical.

    Se rompi la Repblica Federal, legalmente, cuando una comisin de alto nivel (sic) recomend la medida de separacin el 20 de marzo de 1847 y el fin de los lazos y de los compromisos de Guatemala con la Fede-racin y la proclamacin de la repblica independiente. Se satisfaca as lo que era no solo del inters de las fuerzas conservadoras nacionales y centroamericanas, sino de la Iglesia catlica y sobre todo de los intereses imperialistas de la poltica inglesa en esta regin. La miserable conspiracin de Mr. Chatfield, cnsul britnico, dio resultado. De paso, recordemos que la oligarqua conservadora tambin fue eurocntrica, pero no por la Francia revolucionaria y republicana sino por la Inglaterra reformista e imperial. Este pas influy poderosamente en el nimo conservador, pues fue el mercado importador/exportador ms importante en todo ese siglo y el acreedor histrico del pas.

    15. Esta y otras informaciones tomadas de R. Muoz Cruz, Guatemaya: su revolucin y primavera (Guatemala: Ed. Piedra Santa, 2005).

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    La consolidacin del dominio conservador fue total y tuvo rasgos de poder absoluto por el molde clerical que le dio forma y por los contenidos de fuerza del pasado colonial. La lite conservadora vivi momentos de crisis de hegemona, incapaz de articular un poder institucional estable; su oposicin al liberalismo fue siempre defensiva, respaldados por la Iglesia que sufra el embate anticlerical. Recurdese que en las elecciones habidas en los cuarentas, los liberales todava surgieron con gran fuerza poltica y Carrera abandon transitoriamente el gobierno. Fraccionado el sector crio-llo, los conservadores solo pudieron resolver su profunda crisis de identidad cuando su espaolismo fue compatible con su alianza con los indgenas y el sector campesino que encabezaba Carrera; fue una coalicin multitnica de un sector criollo, de mestizos e indgenas orientales con poder. En sntesis, la religin y las armas, en complicidad, siempre produjeron dividendos.

    El 22 de octubre de 1851, Carrera fue electo nuevamente presidente. La sntesis del atraso social coincidi con el cenit poltico de esta aristocracia cenobial, cuando haciendo a un lado las formalidades del orden republicano lo nominaron en 1854 presidente vitalicio y los epgonos conservadores; he-rederos de la Capitana General del Reyno se hicieron del poder absoluto. La presidencia vitalicia fue una copia de lo que ocurra en Mxico, la de Lpez de Santana y la del emperador Maximiliano, por quien tenan los nobles guatemaltecos una carnal simpata.

    Su designacin refleja la alianza social que lo exalt, cuando los muni-cipios del oriente, a principios de 1854, pidieron una reforma constitucional que le diera la autoridad propia de un monarca y no la de un presidente; en abril de ese ao, la municipalidad de Salam respald la iniciativa, luego Jutiapa y pronto los restantes municipios. Paralelamente, sin tardanzas ni perezas, la oligarqua criolla en la voz de Jos Lara Pavn, del Concejo de la ciudad, pidi pronunciarse sin demoras a favo r del poder vitalicio de Ca-rrera; la nica duda vino de don Basilio Beteta, eclesistico rector de la Uni-versidad, que estando de acuerdo sealaba que el procedimiento apropiado era la reforma constitucional y la eleccin por la Cmara de Representantes. Cuando el ejrcito dio su respaldo, una comisin de notables encabezada por el arzobispo Aycinena elabor un texto justificatorio que confirm a Carrera como presidente a perpetuidad, un 21 de octubre de 1854.

    El grupo dirigente era pequeo pero poderoso, miembros de una doce-na de familias aristocrticas, una verdadera oligarqua endogmica, culta, siempre con nostalgias por la metrpoli; ellos ocuparon los cargos de poder ms importantes. El caso de la familia Aycinena fue notable, pues se desta-

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    caron cinco de ellos: as, Juan Jos de Aycinena, tercer marqus, fue rector de la Universidad de San Carlos por veinte aos, miembro de la Cmara de Representantes por veintitrs, consejero de Estado durante diez, obispo en funciones durante seis y ministro de Estado por dos aos.16

    La nominacin tuvo efectos culturales e ideolgicos imprevistos y rasgos equvocos y picantes. Lo uno, porque surgi como un monarca campesino, mestizo, sin tradicin dinstica, en una funcin ritual para la que no estaba preparado; y lo otro, porque, a contrapelo de su acendrado racismo y sus prejuicios, fue la aristocracia blanca/criolla la que, violentando los principios republicanos (ya no digamos democrticos), satisfizo as sus anhelos de cul-tivar la cultura de nobleza. Una restauracin al revs, como una inversin racista, el Marqus de Aycinena, criollo, ilustrado, distante, castigando su autoestima, consagr al indio Carrera con una clara conciencia de las jerarquas reales, como su superior, formales, como subordinado.

    Gobern, en lenguaje plebeyo, como el Tata Rafa hasta su muerte en 1865. Se convirti en instrumento de los intereses de las grandes familias y entonces su rgimen y la corte criolla y conservadora completaron con voluntad congruente un regreso poltico al pasado espaolista, un verdadero restablecimiento de poca basado elocuentemente en el poder colonial.

    Era aquel un aparato estatal muy elemental por lo simple: la Cmara de Representantes, la Corte de Justicia, el Ministerio de Gobernacin, Guerra y Justicia y el Ministerio de Relaciones, Enseanza y Culto; el ejrcito que solo se institucionaliza despus de 1845. La Iglesia, el Consulado de Comercio y la Sociedad de Amigos del Pas eran entes privados con jurisdiccin pblica en manos de las mismas familias.

    El presente como pasadoLa restauracin fue gradual pero el ciclo de los 30 aos haba empezado.

    En 1839 se restableci el Consulado de Comercio que los liberales haban suprimido diez aos antes. El Real Consulado era como un ministerio de comercio y finanzas, que ejerca desde Guatemala un monopolio regional sobre el comercio exterior, el crdito y otros servicios y conjuntamente con la Sociedad de Amigos del Pas dirigan la vida econmica. Ambos, institu-ciones privadas que ejercan funciones pblicas. Tambin estuvo la Iglesia,

    16. Julio Csar Pinto, Nacin, caudillismo y conflicto tnico en Guatemala (1821-1854) (Guatemala: usac, 1996) 35. Importante contribucin a los temas que enuncia el ttulo del libro.

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    institucin pblica que satisfaca urgencias privadas. Una comparacin de los nombres de los comerciantes y plantadores registrados en el Consulado de Comercio entre 1799 y 1839 incluye 168 apellidos, pero solo 12 se repiten en las 3 listas, prueba del poder econmico de la lite conservadora: Arrivillaga, Asturias, Aycinena, Barrundia, Batres, Cambronero, Njera, Pavn, Piol, Tejada, Urruela y Valdez.17

    Una Asamblea Constituyente convocada para normalizar la vida poltica (29 de mayo de 1851) ya tuvo predominio conservador; de sus integrantes, la mitad eran sacerdotes. La Constitucin restringi la ciudadana a los hombres que tuvieran una profesin, oficio o bienes significativos y que pudieran leer y escribir; adems, limitaba el sufragio a los cabezas de familia mayores de 25 aos o 21 si fuesen casados. Vale la pena recordar que en las mismas fechas en Europa se establecan similares criterios restrictivos para no ampliar la ciudadana.

    Un espeso clima clerical lo fue envolviendo todo al punto de que con-sider a esa Guatemala, por un viajero, Stephens, como lo ms parecido a un Estado teocrtico. La Universidad, que los liberales reorganizaron con el nombre de Academia de Ciencias, el 5 de Noviembre de 1840, la volvieron a llamar Universidad de San Carlos, convertida conforme el sistema colo-nial en un virtual monasterio elitista. En junio de 1839 se invit a volver al arzobispo Casaus y Torres, cuya expulsin por los liberales fue considerada la ms grave afrenta a la religin. Con apresurada asincrona se aprob el restablecimiento de las comunidades religiosas, se declar la catlica como la religin oficial, se restableci el diezmo; en 1840 se anul la ley que es-tableca al matrimonio como un contrato civil, se prohibi su disolucin y se restaur el fuero eclesistico y las fiestas religiosas. Se permiti a los sacerdotes imponer castigos espirituales a los que tuvieren libros impos, inmorales y obscenos. Es por eso que se lee poco en el pas?

    Constituye un aspecto sensible de la poltica conservadora el tema de ciudadana indgena, pues rechazaban la intencin igualitaria y asimilacio-nista de los liberales. En el temprano 1839 una comisin creada para pro-poner un rgimen de proteccin y fomento en favor de los indios restaur la separacin que supona la repblica de indios.18 El racismo, que es una expresin de dominio, aparece aqu doblemente hipcrita, ya que el pretexto empleado fue inferior a los efectos alcanzados, pues se apartaba al indio de

    17. Woodward 140.18. Esta comisin fue presidida por el trnsfuga liberal Marure, Cfr. Pinto 24.

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    la pertenencia nacional, reduciendo su calidad poltica, pero manteniendo la feroz explotacin como siervo que paga tributos y trabaja sin salario. La Asamblea Constituyente de 1839 restituy las Leyes de Indias, que les otor-gaba un estatuto particular considerarlos ciudadanos de segunda.

    La restitucin de la repblica de indios se ratific en 1851 reforzando el municipio aislado, con autoridades propias y electas, basadas en el recono-cimiento de una ciudadana, desigualdad que los indgenas aceptaban. Pero ya a la mitad del siglo, numerosos ladinos vivan en pueblos indgenas y muchos pasaron a dirigir los municipios indgenas en un clima de conflicto que solo se resolvi despus de 1871.

    Tambin fue decisiva la institucionalizacin del ejrcito, que existi, de hecho, como bandas armadas desde el inicio de la era Carrera; por un tiempo su liderazgo militar por si mismo aseguraba la leva inmediata entre el campesinado; el reclutamiento por su carisma no era resistido, pero la frecuencia y magnitud de las amenazas hacia finales de los 30 lo convenci de la necesidad de contar con tropa permanente con cuarteles y jerarquas. El ejrcito fue una corporacin mestiza, especialmente la alta oficialidad, elegida caprichosamente por Carrera, que con el pretexto de la confianza en los propios se neg a tener generales criollos.19 Hacia 1847 ya hubo un ejrcito profesional, con ms de 6 mil hombres, oficiales mestizos y tropa bien armada, formada por indgenas y ladinos. El ascenso de Carrera fue paralelo a la constitucin de la institucin ms poderosa del pas. Carrera inaugura en la historia de Guatemala el ciclo de gobernantes militares y de dictaduras autoritarias.

    El 10 de octubre de 1852 se firm un concordato con la Santa Sede, que ratific la presencia ubicua de la Iglesia; el rgimen de los treinta aos introdujo de forma sistemtica un restablecimiento de estructuras, valores y normas, sistemas de enseanza y cultura, propios de la poca colonial. Volvi el sistema de corregimientos con autonoma local, en lugar de los municipios liberales que se orientaban por la centralizacin del poder. La autoridad departamental la tenan los corregidores, militares mestizos que gozaban de gran autonoma y contrariaban as no solo los principios centralistas de los liberales sino el propsito de crear una sociedad homognea.

    Finalmente, una corta referencia a las bases econmicas de la restaura-cin conservadora, cuyo rasgo sobresaliente fue la disociacin entre clase propietaria y clase dirigente, equivalente a la distancia que exista entre los

    19. Ver: J. Stephens, Incident of Travel, vol. ii, 111, Citado por Woodward 351.

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    actores que ejercan el poder (criollos conservadores) y las bases sociales que les daban sustento (pequeos y medianos productores, ladinos/mestizos). La verdad concluyente de ese nudo contradictorio fue la extraordinaria, aunque breve, estabilidad nunca habida hasta entonces. Lo dicho, la aris-tocracia criolla no se ocup de la produccin sino de la circulacin de los bienes destinados al comercio internacional. Se lucraron parasitaria pero elegantemente del control del intercambio comercial y del control del crdito por intermedio del Consulado de Comercio.

    La produccin del ail, la slida mercanca de la era colonial, tuvo una demanda internacional declinante hacia 1840, ya que pudo ser sustituido casi paralelamente por otro colorante, la grana o cochinilla. Este producto impuls rpidamente la produccin pequea o mediana campesina en las zonas de la Antigua, Amatitln, Paln y Santa Rosa. La grana tuvo altos precios en el exterior y pocos gastos en el cultivo, demandando adems poca tierra y mano de obra. Hacia 1854, cuando Carrera ascenda al trono plebeyo de la silla presidencial vitalicia, el pas obtuvo la cosecha ms grande en su historia, 2.2 millones de libras con un valor de 1.2 milln de pesos.20 As, el rgimen conservador tuvo tambin estabilidad por el lado econmico.21 La economa de los colorantes, por su estructura productiva apoyada en pro-ductores medios, dispersos, no tuvo efectos integradores fsica y socialmente y, por el contrario, tenda a crear pequeos espacios, mercados aislados.

    La produccin fue en aumento pues pas de 45.000 libras en 1830 a 1.0 millones en 1845, manteniendo una demanda constante, se supla el 75% de las importaciones inglesas de tinte. A partir de 1871 la demanda disminuy aceleradamente, al punto que en 1877 solo se vendieron 363 mil libras. Pero el pas produca y exportaba en la dcada de 1860 ail, algodn y caf en medio de una gran prosperidad. La crisis de la cochinilla estimul la pro-duccin de caf al punto que en 1871, fecha del triunfo liberal, se export por 1.3 millones de pesos, lo que signific el 49% de las exportaciones totales. Este dato ilustra una rectificacin a la historia liberal, pues no es cierto que fue la segunda revolucin liberal la que introdujo la explotacin cafetalera en el pas.

    20. Se trata de un monto extraordinario en trminos relativos y comparativos solo comparables con los altos precios del caf en sus mejores momentos.

    21. Sobre la relacin entre economa y poltica de este periodo, y en particular el papel de la cochinilla, ver: Daniele Pompejano, La crisi dellancient regime in America Centrale: Guatemala 1839-1871 (Milano: Franco Angeli, 1993).

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    La segunda generacin liberal, ladino/mestizos o criollos percudidos (as llamados con humor ladino), fue radical en su proyecto de moderni-zacin agraria estimulando poderosamente el cultivo del caf. Al hacerlo, introdujeron cambios polticos y reformas en la sociedad que negaron el lastre colonial y practicaron una economa poltica de sabor liberal.22 Revo-lucionaron el pasado en una evidente ofensiva contra la restauracin criolla conservadora, pero de cierta manera se apoyaron en sus logros, tema del que no podemos ocuparnos aqu.

    El Estado nacional, retrasos y logrosEl propsito final de estas notas es el de hacer un balance preliminar,

    comparativo, de la poltica conservadora en relacin con la construccin del Estado nacional. El anlisis se hace desde una ptica terica e histrica apoyada en la informacin de las pginas precedentes. Aqu hablamos del Estado-nacional moderno, el que contina y niega al poder colonial y cuya constitucin tiene una dimensin institucional como aparato administra-tivo, como estructura de autoridad y como fuerza ordenadora de la nacin. Para ello requiere en su fundacin satisfacer varias condiciones sine qua non. No siempre todos concurren en una dimensin institucional ptima pero para un Estado moderno, como mnimo, la presencia de los siguientes rasgos es incuestionable:

    Primero: el Estado moderno requiere una centralizacin total. La prime-ra condicin constitutiva del Estado es la dinmica de una fuerza poltica que afirme la unidad centralizada de la jurisdiccin legal en un territorio acotado, que crea una fuerza de poder expansivo, que sujeta a una pobla-cin que se agrupa y se relaciona entre s bajo una sola dimensin jurdico/poltica. El orden nacional abarca territorio, poblacin, legalidad, mercado y smbolos fuertemente centralizados por una voluntad de dominio pblico que se va convirtiendo en una normatividad respetada, consensual, perma-nente. El Estado detenta los monopolios del ejercicio de la fuerza (polica y ejrcito), cobra impuestos, vela por el cumplimiento de las obligaciones ciudadanas y declara el Estado de excepcin. Esto no lo puede hacer ningn poder privado.

    Al afirmar la centralidad del poder, el Estado unifica a la nacin. En su expresin emprica, es la existencia de una autoridad efectiva, monocrtica,

    22. La lectura fundamental es David McCreery, Rural Guatemala (Stanford: Stanford University Press, 1994).

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    con una clara separacin entre las decisiones adoptadas en la cspide, que dirige la ejecucin de las mismas en los niveles inferiores del gobierno, donde se obedece. En las colonias espaolas la autoridad real daba simblicamente la conciencia de un poder centralizado. Pero el orden colonial fue disperso y lleno de particularismos; el poder poltico era local y personalizado y configuraba un mundo social de pretensiones y poderes superpuestos.23 La proclamacin de la Repblica de Guatemala, el 31 marzo 1847, expresa una voluntad de crear un poder soberano; fue como un segundo momento independentista, una victoria de los conservadores criollos, aceptada por los liberales. Esta decisin trascendental fue una oportunidad histrica para apresurar el proceso de construccin del Estado nacional.

    La contrapartida de lo anterior es el fin del Estado federal, que fracas justamente por el peso descentralizado de sus orgenes coloniales en la administracin espaola eran cinco provincias sueltas en su manejo admi-nistrativo con un poder unificador, la Corona, a millares de kilmetros. La ausencia de polticas centralistas hizo imposible la repblica federal, que se quebr en cinco provincias que tampoco tenan autoridad interna unificadora. Durante un tiempo fueron ciudades o regiones las que expre-saban la nacin: Quezaltenango separatista (1838/40) y una regin oriental alzada (la dcada de los cuarenta). En las otras provincias, Len contra Granada, Cartago contra San Jos, Tegucigalpa frente Comayagua, San Vicente frente a San Salvador. El imperialismo ingls actu con una lgica descentralizadora, pues impona su propia jurisdiccin legal y poltica en la costa del Caribe.

    La centralizacin nacional con los conservadores rebaj esta dimensin al impulso del sabor colonial de recrear el rgimen de intendencias y resta-blecer la repblica de indios, una medida inspirada en la visin racista de que los indios no podan ser ciudadanos plenos. Apartados en una minora de edad, dirigan sus propias cosas pero siempre obligados al trabajo servil, en las reducciones y otros sitios de trabajo. En el interior de la comunidad, el poder central se difumina al crearse las cofradas, los principales (ancianos), el cabildo, en una mezcla religiosa, administrativa y jerrquica de un poder parcialmente separado.

    As, el imperativo centralizador del Estado se rebaja y pierde sustancia con el funcionamiento particularstico del Consulado de Comercio, el fun-

    23. Perry Anderson, Passajes from Antiguity to Feudalism (Londres: New Left Books, 1974) 149.

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    cionamiento autnomo de la Iglesia y los primeros momentos del ejrcito, como bandas mercenarias y/o el carcter privado de la tropa de Carrera. As, se contradice la necesidad centralizadora del poder del Estado y se confunde el mbito privado con el pblico.

    Segundo: el Estado busca la homogeneidad de la nacin. El Estado nacional en su necesidad de homogeneidad la satisface, primero, con la formalidad de la igualdad del ciudadano, el reconocimiento liberal (despus de la Revolucin Francesa) de una declaracin universal de los derechos del hombre, la igualdad de todos los nacionales en su condicin de ciuda-danos dotados de derechos y deberes similares. Son los valores liberales que inspiraron a las Cortes de Cdiz y la Constitucin de 1823 cuando establecen ciudadanas extensivas criollos, mestizos, indios operantes en su forma pero inoperantes en su contenido, en su ejercicio, al actuar las diferencias tnicas.

    La Constitucin liberal de 1878 ha sido calificada como falsa o hipcrita al olvidar las profundas desigualdades existentes en la sociedad. La voluntad o el sentido de la ley, en la cultura hispana, no es el ser sino el deber ser, por lo que tal vez es explicable como intencin por alcanzar la homogeneidad como meta a futuro. El constitucionalismo de los conservadores no fue distinto; ellos no fueron hipcritas sino racistas, cerrados en su visin de la poltica, otorgando una ciudadana para unos pocos: no indgenas varones, cabezas de familia, alfabetos, con recursos y vecinos acreditados; lo que traducido a la realidad de la mitad del siglo xix cubra menos del 1% de la poblacin nacional.

    La ciudadana estaba fragmentada por una estratificacin colonial y precapitalista, es decir, divisiones de casta donde lo racial cuenta ms que lo tnico y que las otras diferencias econmico-sociales, que tambin valen. Con nimo comparativo veamos cmo en Francia, en esa poca24 se distin-guan 5 series excluyentes o no, objeto de debate: a. Los criterios estamentales, restriccin del sufragio a favor de los jefes de

    familia, en el interior de cada grupo de status; b. El rgimen censitario, el ciudadano se reconoce a partir de lmites ba-

    sados en el valor de la tierra o el capital que posee, o en el monto de impuestos anuales sobre la propiedad o el ingreso;

    c. El rgimen de capacidad, restricciones fundadas en el grado de educacin formal o la de ocupar ciertos cargos pblicos;

    24. R. Bendix, Estado nacional y Ciudadana (Buenos Aires: Amorrortu, 1970) 6.

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    d. La responsabilidad familiar, ciudadana solo a los jefes de familia resi-dentes en fincas de su propiedad de cierto tamao y

    e. Los criterios de residencia, restriccin a los ciudadanos residentes en la comunidad local o el distrito electoral.

    El propsito encubierto de los ms radicales conservadores, que vivan todava en la creencia de las castas, era reducir el nmero de electores a la minora criolla strictu sensu, lo que contrastaba con las iniciativas liberales que otorgaban la ciudadana al indgena, con ciertos lmites. De la realidad veamos una parodia: en la proclama de la comisin de la lite conservadora que nomin a Carrera como jefe vitalicio aparece el nmero de clrigos, militares, funcionarios y personalidades firmantes: suman 2.362 ciudada-nos, en otro lenguaje, ellos corresponden al 0.27% del total de la poblacin nacional que lo eligi. Ello es solo una muestra de la extensin de la ciu-dadana de esa poca.

    Al restaurar la repblica de indios los conservadores crearon una ciu-dadana de otra naturaleza, en virtud de la cual los indios eran aptos para elegir sus propias autoridades. La restauracin de esa legalidad colonial, en particular la poltica de tierras y la reconstitucin de la minoridad india, fue de hecho y legalmente una exclusin poltica de una parte de la pobla-cin de la nacin. Es cierto que hubo una mejora relativa en las condiciones de explotacin y sometimiento, pero al precio de inmovilizar el mestizaje, manteniendo una nacin heterognea tnica y estamental.

    Es tema de discusin la exclusin que sufren los indgenas y que debi-litara la condicin homognea de la nacin como razn de unidad. En la versin de la nacin poltica, de raz colonial, la inclusin del indgena no empieza con la ciudadana que la Constitucin otorga, sino con lo que se llama la inclusin marginal, es decir, participacin en las relaciones de trabajo y luego en la leva militar, a travs de formas inevitables de mestizaje cultural. Son explotados y humillados porque son incluidos en el mercado de trabajo; pero la inclusin sistmica tambin lo es en el mercado de consumo, del que no participan sino solo comprando aguardiente.

    El debate contina puede haber una nacin no homognea? Qu ocurre con la ciudadana tnica y con diferencias en la identidad, el sentido de pertenencia?

    Tercero: poder y clase. Solo por los problemas de presentacin hasta aqu, este requisito del Estado, aparece separado de los otros: Estado y Clase alude a que el poder del Estado es siempre, aunque no visiblemente, expresin de

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    intereses de clase dominante. El Estado puede ser concentrador y quiere ser hegemnico porque a su vez constituye la expresin de una lite domi-nante de un sector de clase o, como suele llamarse, de un grupo nacional cohesivo, con intereses propios y diferentes. El Estado nacional lo funda y lo encabeza un conjunto de actores unificados por la fuerza de sus intereses econmicos y polticos. La fuerza unificadora de esos intereses permite que el Estado represente a la nacin, que no es homognea. La base de esa voluntad supone y requiere la existencia de un mercado interior capaz de crear y fortalecer esos intereses. Cmo se fue constituyendo la aristocracia criolla en clase dominante, cmo alcanza su ejercicio hegemnico? Cmo aprovecha los recursos del poder colonial?

    El fracaso del proyecto nacional de la primera generacin liberal25 obe-deci, en ltimo trmino, a la ausencia (o extrema debilidad) de una clase o fraccin de ella que no pudo actuar cohesivamente como grupo nacional, es decir con intereses bien perfilados, unificados por lo poltico y lo cultural y fortalecidos por el mercado. Un ejemplo perverso de esta desunidad es la conducta del liberal Barrundia en oposicin cerril al gobierno del liberal Glvez.

    La guerra civil que sigui a la independencia fue ms una fractura entre los criollos que una rivalidad provincial; an ms, en el interior de cada pas la rivalidad liberal/conservadora escindi a las lites locales, no facilit sino fractur a los eventuales grupos dominantes. No es posible entrar en el anecdotario de ese pugnaz periodo en que las rencillas entre liberales los llevaron a la derrota. De paso, digamos que la economa de los colorantes no cre una clase de productores acumuladores de riqueza y fueron los co-merciantes exportadores, los znganos de la colmena, los dueos del poder. El Real Consulado de Comercio y la Sociedad de Amigos del Pas reunan a este grupo cohesivo por su fe, su color, la fuerte subjetividad de su status, su identidad hispanfila. No obstante, las bases del Estado nacional que dej la oligarqua conservadora no fueron suficientes por falta de tiempo; esa sedimentacin orgnica solo se lograra a travs de varias generaciones, oportunidad que complet la oligarqua cafetalera liberal.

    25. En rigor, en los aos de la posindependencia debera hablarse de un doble fracaso: no pudo darse continuidad al Estado Federal y tampoco al Estado nacional. Debieron correr muchos aos para que apareciera la lite clasista capaz de encabezar esa tarea.

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    En el periodo de la Restauracin la condicin hegemnica de la lite criollo-conservadora no se alcanz ni rpida ni completamente; se demorar hasta comienzos de los cincuenta, cuando se estabiliza la alianza entre blan-cos/criollos aristcratas con mestizos/indgenas populares; aquellos repre-sentados por el Partido Conservador y la Iglesia y estos por Rafael Carrera, sus generales y su tropa, es decir, por los militares. Partido y Ejrcito unidos en un pacto histrico apoyado en victorias poltico/militares sobre enemigos internos y externos y con una estabilidad que propici un inesperado dina-mismo econmico, la grana. Hay aqu un comienzo del Estado nacional. La muerte de Carrera interrumpe esta andadura. La contina Barrios.

    Valindose de los efectos de la colonialidad del poder, por sus bases racistas, los criollos afirman su autoridad, con sentido aristocrtico, en un escenario social donde las castas ya no lo califican y donde se abren paso, poderosamente, los intelectuales y una lite ilustrada mestiza, que por sus papeles sociales (clases medias), polticos (militares, maestros, curas) y por su educacin (profesionales, artistas, tcnicos) se forman socialmente ms prximos al criollo que al zambo, el mulato o el indio. En esta poca una fraccin mestiza es aliada de hecho de los criollos en tanto coinciden en su textura cultural no indgena. La oposicin liberal ahora es mestiza.

    Una ltima consideracin puede hacerse en torno al poder vitalicio del presidente Carrera en 1854. Esa concentracin de autoridad poltica representa una unidad de clase? Por lo menos es un momentum de inte-gracin de intereses clasistas que propicia sin saberlo el general Carrera, ya que da oportunidad para cerrar filas por parte del selecto grupo de aristcratas conservadores, a la vez que garantiza el apoyo y control que tiene sobre las masas campesino-indgenas. La vida poltica de la restau-racin transcurri con gran estabilidad, no por ser el resultado de prctica democrticas, sino porque en tanto poder militar, aunque personalizado y caudillesco, es sntoma de un poder clasista. No ser justamente al revs? La autocracia personalizada de un jefe militar, apoyado en el poder del ejrcito, no sera la prueba de la ausencia de un poder colectivo de clase, de una voluntad unitaria. La familia conservadora por lo menos lo intent, pero como grupo clasista no lo logra plenamente por haber concentrado todo en torno a un predestinado.

    Hay algo anti estatal en esta experiencia histrica, porque no hay movi-lizacin de poderes institucionalizables; como la ciudadana, los partidos, el voto; no hay legitimidad, ni ejercicio de derechos polticos; no hubo divisin completa de poderes; y la justicia se torn personalizada como expresin

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    de un poder patriarcal, indiscutido. La legalidad es provisional porque pasa por la voluntad arbitraria de un mando soberano que no tiene control. En la historia, el poder sin control no solo no es democrtico sino ostensible-mente autoritario.

    Cuarto: la Iglesia a su lugar. La desvinculacin de la Iglesia fortalece la autonoma del Estado; as ha sucedido en la historia del Estado moderno, porque se definen mejor los fueros o jurisdicciones de ambos institutos y ganan funcionalidad. Por ello no fueron precipitadas, en una lectura de la racionalidad liberal, las medidas tomadas por Mariano Glvez de separar las funciones eclesiales del Estado. En esta dimensin, la restauracin conser-vadora fue radicalmente reaccionaria al devolver no solo las propiedades a la Iglesia, restablecer el rgimen de manos muertas, sino entregar a la Iglesia el desempeo de funciones pblicas. Se niega as la distincin secular de lo confesional/privado con lo pblico/estatal y se confunden los mbitos propios. La Iglesia pegada al Estado recorta lo poltico. El Estado moderno debe surgir como autoridad poltica indisputada en el manejo de las cosas pblicas, de las que prescribe el derecho pblico.

    En octubre de 1852 se firm el Concordato con la Santa Sede, que ter-min de establecer el predominio indisputado de la Iglesia en la vida civil y social. Se estableci que la Iglesia dirigiera la enseanza en la universidad, en las escuelas pblicas y privadas, dirigiera el derecho de censura sobre toda publicacin, se restableci el diezmo y el retorno de todas las rdenes religiosas, incluyendo a los jesuitas ausentes desde 1767.

    La Iglesia catlica como institucin privada se hizo cargo de funciones pblicas, tareas tcnicas y polticas que le restan la autoridad civil al Estado, como la administracin de hospitales, cementerios, crceles de mujeres, del registro civil (nacimientos, muertes, matrimonios, herencias) y de la educa-cin pblica. Tradicionalmente, la Iglesia consider la enseanza como una de sus facultades naturales. Segn esta concepcin el principio supremo es el corporativo en la medida en que la Iglesia administra el estado espiritual del hombre laico.

    En Guatemala, la Iglesia tambin se ocupaba de aspectos ms mundanos, como ser gran propietaria de haciendas, ganado, casas y otras riquezas, al punto que era la mayor propietaria de esclavos. El pensamiento clerical de los conservadores destruy los lmites de lo pblico y lo privado, de lo confesional, que es personal, con lo poltico, que es colectivo. La Iglesia catlica detent un enorme poder de censura y castigo, no solo por la va

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    espiritual del pecado y la culpa, sino tambin con expedientes mundanos de los azotes, la tortura, el dolor fsico.

    Quinto: ejrcito y Estado forman una dualidad autorreferida al extremo que el uno sin el otro no tienen existencia institucional fctica. El Estado se define (ver punto primero) por disponer del monopolio legtimo de la fuerza; el ejrcito es la institucin estatal que desempea ese monopolio an cuando frecuentemente la violencia que administra no sea legtima, es decir, prevista legalmente. En breve, para cumplir sus funciones de orden, seguridad y cohesin, el Estado se define por controlar el ejercicio de la coaccin y la violencia. Es un monopolio pblico, un derecho constitutivo, aplicar recursos legtimos de fuerza. Los Estados nacionales en Centroam-rica, como en muchas otras regiones, no surgen de guerras interestatales o de conflictos internos, pero estos pueden ayudar a definirlos, vale decir, recreando una extendida militarizacin de la vida social.

    Guatemala experiment una endmica condicin de guerra civil que tuvo el efecto natural de crear ejrcitos, que pronto se institucionalizaron como el primer poder del emergente Estado nacional. De modo que esta condicin qued satisfecha. Ya examinamos el recorrido militar del general Carrera, cuya existencia pblica se mantuvo siempre asociada al conflicto blico, al uso de la fuerza, a la representacin militar. Sin ejrcito Carrera no habra entrado a la poltica, no habra sido aliado buscado ni presidente consentido por sus rivales de clase. Cre un poderoso ejrcito mestizo, de carcter personal y basado en lealtades particularistas que se fueron dilu-yendo, para convertirse, muerto el general, en una institucin del Estado. De hecho, la institucionalizacin del ejrcito fortalece al Estado, pero esto solo se logra despus de 1871, con la segunda revolucin liberal.

    El proceso de institucionalizacin y profesionalizacin de las armas no lo complet, pero se avanz en ello y tambin en la legitimacin de su funcin pblica. No se estableci nunca una academia militar. El reclutamiento era la continuidad de una relacin laboral o de un acto mercantil; el finquero movilizaba sus peones; el caudillo local convocaba a sus seguidores: el ejr-cito era propiedad privada. Cuando Carrera lo necesit, llamaba a sus leales simpatizantes, que no vacilaron nunca en seguirlo, y en el inicio, a falta de un salario tenan derecho al saqueo, a la exaccin del vencido. La consigna era !para el vencedor, todo Todo ejrcito empez siendo mercenario; el paso por la academia ayud al cambio, pero su salarizacin y su profesio-nalizacin permanente lo convirti en burocracia de Estado.

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    El ejrcito es una institucin pblica, impersonal, legal, con capacitacin tcnica, salarios, estudios, jerarquas regladas, con funciones de aplicar la fuerza sin competencia privada. Este rasgo del Estado completa los puntos anteriores, pues es la garanta del dominio ordenado sobre un territorio y sus habitantes, es la nacin con una sola autoridad. Tal vez habra que recordar la anomala recurrente en la historia guatemalteca de que siendo el ejrcito una institucin del Estado nacional lo ocupa por largos periodos y pareciera convertirse en el Estado mismo; sucede as cuando los militares militarizan las instituciones del Estado y dejan de ser obedientes del poder civil.

    Sexto: la soberana del Estado moderno. El concepto de soberana orga-niz la emergencia del Estado moderno y los procesos que favorecieron su consolidacin. La soberana fue una nueva manera de pensar un tema cru-cial: la naturaleza del poder el Estado y sus lmites internos y externos.26 La dimensin orgnica interna es el vnculo entre el poder poltico y el ejercicio del gobierno; el locus del poder, la fuente de autoridad reside en el pueblo, la soberana est ya en las mayoras. La dinmica de la soberana nacional del Estado promueve la coincidencia de los lmites territoriales con el sistema de gobierno uniforme; esa dinmica no es solo una cualidad interna, sino que tiene una expresin externa cuando se define no solo como espacio poltico administrativo sino como un mbito jurisdiccional hacia fuera: tiene lmites fsicos, pelea y establece las fronteras que son las que determinan lo interno, lo nacional diferente de lo extranjero, el nosotros y el ellos.

    La consecuencia de una autoridad que reclama soberana interna es al mismo tiempo la exigencia hacia fuera del respeto a la soberana externa, que se manifiesta en el reconocimiento de otros Estados, en tanto se vive en un sistema de Estados. La mundializacin del Estado pasa por la formalizacin de las relaciones entre los mismos, mediante el desarrollo del reconoci-miento diplomtico, las instituciones diplomticas y por las funciones que hacia fuera requieren que el Estado nacional tenga personalidad jurdica. Hay un reconocimiento de fronteras, del poder soberano en su interior y de su independencia exterior. Este sistema interestatal corresponde a un modelo de orden internacional llamado westfaliano en alusin a la paz de Westfalia.27

    26. David Held, La Democracia y el orden global, del Estado moderno al gobierno cosmopolita (Barcelona: Paids, 1997) 60-63.

    27. La Paz de Westfalia en 1648 puso fin a las guerras alemanas y estableci el principio de la soberana territorial en los asuntos interestatales.

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    En el periodo postindependentista hubo un buen trecho temporal en que la doble soberana, la interior y la exterior no estaban bien definidas, estaban en estado fluido como resultado natural del acto declarativo de independencia, no consultado con las otras provincias. Cules fronteras y para qu lmites antes de que la guerra federal definiera con sus resultados el nuevo status quo? Hacia el exterior hubo intentos de precisar fronteras, pero hubo un acto inicial, atrevido y riesgoso, el prstamo millonario ingls a la Repblica Federal como un trascendental reconocimiento de que ese Estado tena una emergente personalidad jurdica internacional.

    Durante la Restauracin Conservadora la soberana tuvo varios mo-mentos de afirmacin y duda; en lo interno, la fuente del poder resida en la nacin, de la que formaban parte plenamente solo una minora. La sobe-rana popular experiment varios procesos electorales pero se ahog con la presidencia vitalicia de Carrera, porque los conservadores quisieron que se volviera poder absoluto: la soberana se personaliz con contenido militar. Y la soberana exterior tuvo varias vicisitudes si recordamos los diferendos y crisis que hubo en la delimitacin de fronteras, aspecto importante si recordamos que la soberana tiene una dimensin territorial.

    El problema de la frontera con Mxico el cual no haba podido preci-sarse, a pesar que en mayo de 1847, meses despus de proclamarse la rep-blica, aquel pas insisti en hacerlo no era negociable. El 11 de septiembre de 1842 el presidente mexicano Lpez de Santa Ana decret que el distrito de Soconusco quedaba unido al departamento de Chiapas y en consecuencia a la nacin mexicana. Hubo all aplicacin del juris utti possidetis un tanto arbitrario, porque en el tiempo colonial las jurisdicciones fueron siempre muy imprecisas. La Guatemala conservadora y ailera tuvo siempre buenas relaciones con Gran Bretaa, por lo que a insistencias del gobierno ingls se firm en 1859 un deleznable tratado de lmites, que no fue sino una cesin del territorio de Belice. El gobierno de Carrera acept un confuso trazado de frontera a cambio del compromiso ingls de construir una carretera en-tre la capital y el mar Caribe, que nunca se realiz. Pocos aos despus, el gobierno mexicano reconoci la jurisdiccin inglesa y suscribi un tratado de lmites que no fue consultado con Guatemala.

    Entre 1838 y 1839 se cre el Estado de Los Altos (Quezaltenango, Totoni-capn y Solol) que fue combatido por Carrera y los conservadores. A fines de 1840 se restituye la unidad nacional. La voluntad de los habitantes de Sonsonate de anexarse a El Salvador determin la prdida para Guatemala de esa seccin de la patria federal (Aguachapan y Santana). Debe conside-

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    rarse como una operacin nacionalista la participacin guatemalteca en la lucha contra W. Walker, en Nicaragua, en 1856, llamada con razn la Guerra nacional. A las tropas guatemaltecas enviadas por Carrera, les correspon-di la mayor responsabilidad, al mando del general Mariano Paredes, que muri all, asesinado. Fue una guerra animada por el espritu de soberana patria, extramuros nacionales, prueba de que en el imaginario cvico todava persista la idea de la Patria Grande.

    Sptima: las bases econmicas del Estado nacional son tambin deci-sivas en el proceso de su constitucin, y a medida que ellas se expanden en el interior de un poder centralizado fortalecen las relaciones sociales de produccin, intercambio y consumo, un espacio mercantil que reducen las discontinuidades, los regionalismos y los egosmos locales, otros vnculos y otras solidaridades materiales. Adems, completa la unidad/centralidad de la nacin estatal con la formacin y el funcionamiento de un sistema econmico, es decir, de un mercado interior, el cual incluye: produccin de mercancas, la explotacin de una fuente de materias primas, la existencia de un enclave extranjero, etc. El mercado interior y la expansin de sus relaciones impulsan el trfico monetario, que tan abisales problemas crea-ron en el funcionamiento mercantil en la Guatemala de aquella poca. El oro y la plata sustituyendo al cacao? ramos una sociedad sin metlico, sin crdito, sin impuestos ni salarios monetarios, estancados entre el inter-cambio primitivo y los tributos en bienes. Es as como se va formando un mercado interior que a veces es la prolongacin o el resultado del mercado internacional.

    El sustento econmico de la nacin estatal reside en muchos factores, entre los que son bsicos la produccin y el intercambio de bienes de con-sumo interno, la dependencia de los bienes-salario y sobre todo una oferta de bienes primarios de demanda internacional, sin lo cual la estructura del poder es feble. En Centroamrica, en Guatemala, la formacin del Estado nacional dependi siempre de la capacidad de establecer vnculos comer-ciales estables y crecientes con el mercado internacional.

    En el periodo colonial se busc con gula el envo de bienes preciosos, oro y plata en primer lugar y, en la cola, los diezmos y las primicias. El establecimiento de una produccin nacional para la exportacin es clave en la formacin del Estado nacional por las instituciones que requieren ser atendidas y la demanda que viene de mercados externos: legislacin, mercado de trabajo, comunicaciones y transporte, puertos, sistema finan-

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    ciero e impositivo, moneda y banca, administracin de aduanas y otras instituciones similares.

    La primera articulacin en el periodo independiente de la economa local al mercado internacional se logr a travs de la produccin de bienes agrcolas y de colorantes para la industria textil europea, ail primero y grana despus, producida en pequeos espacios econmicos y en manos de pequeos y medianos propietarios de las regiones de Amatitln, Antigua y zonas vecinas. La economa de los colorantes no estructur territorial-mente un mercado interno nacional en un pas mal comunicado, sin redes comerciales expresivas de una dependencia mutua y probablemente con identidades locales o regionales que fragmentaran un orden estamental.

    La economa de los colorantes acentu, de hecho, el localismo, pues se apoy en la pequea y mediana produccin, sin movilizar mano de obra numerosa ni recursos monetarios en una operacin de capitalismo mercantil simple. Esta es la anttesis de la economa del caf en trminos del tamao de las tierras, mano de obra, volumen de la produccin, proceso de cosecha, magnitud de recursos financieros, etc. El caf se dice con sesgada exa-geracin tiene una vocacin civilizatoria, es la nacin. La articulacin al mercado mundial fue permanente con el caf primero y luego el banano y otros productos. Cre hbitos de dependencia y una extrema vulnerabilidad que limita ciertos aspectos de la soberana en su dimensin material.

    La economa del periodo conservador fue importante, porque empez a consolidar una clase propietaria, pues desarroll intereses comunes muy concentrados, que fueron los orgenes de una burguesa agrcola que con la expansin del caf alcanz expresiones polticas de direccin y dominacin. Los criollos se invisibilizaron hacia finales del xix como factor social de poder y se metamorfosearon como una lite ladina de naturaleza oligr-quica. No es poca cosa comprobar que en los treinta aos se sembraron las races del ethos oligrquico en esta sociedad que todava vive de los ecos del Marqus de Aycinena y del general Carrera, una cultura poltica criolla y mestiza en estado puro.

    Conclusin: el surgimiento del ladinoSomos una sociedad mestiza. Ella viene del pasado y estalla con la

    restauracin conservadora. El mestizo, el que no es ni indio ni espaol/criollo pero que tiene de ambos porque ellos lo engendraron, es el primer molde en que se fundi el nuevo sujeto de la sociedad colonial. Es diferente de sus padres, a veces putativos, pero es una creacin social y humana que

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    empieza al da siguiente del arribo europeo y se mantiene hasta hoy. Es un tercero que solo en Guatemala llaman ladino, resultado de la coloniali-dad del poder. El surgimiento del mestizo/ladino es un producto colonial en sus dimensiones biolgica y cultural, su constitucin social constituye un recorrido extraordinario aunque doloroso, es una historia de racismo y discriminacin, marginalidad y violencia. En la primera centuria el mestizo fue despreciado por no ser ni lo uno ni lo otro, era una mezcla esprea no considerada en la legalidad imperante. El rgimen colonial estableci la repblica de indios y la de espaoles, pero el mestizo no cupo nunca ah.

    El orden colonial, que se prolong en la Repblica, cre el concepto de la indigeneidad como el indio puro y, por ello, obediente, trabajador, dcil, confiable, pasivo y rural. Entre la repblica de espaoles y de indios, catego-ras puras, surgi un personaje distinto, marginal, porque no caba en una u otra: hasta antes de alcanzar mayora demogrfica fue tercero indeseable e indigno de la proteccin de la Corona. Tambin se elabor la nocin de no indigeneidad para sealar al no indgena, donde aparecieron los mestizos/ladinos, que por constituir ya una minora importante que estaba en todas partes fueron menos objeto de rechazo, menos inautnticos, impuros, que se impusieron por rebeldes. Deshonestos, sin arte ni oficio, sin estima ni decoro, el mestizo era el vago, el asaltante, el vicioso, el culpable.

    El clima religioso y el seoritismo hispano por lo racial hicieron del criterio de hijo legtimo e ilegtimo un recurso que regul autoritariamen-te los matrimonios. Lo ilegtimo era tambin lo ilegal; las uniones entre espaoles, indios, mestizos, negros y otras castas fueron una fuente y un quilombo. Surgi una bipolaridad legal y cultural e ideolgica y moral. Debe recordarse que los primeros causantes del mestizaje fueron los espaoles, nobles y plebeyos, que violaron mujeres indgenas, un proceso que empez el mismo da del arribo a estas playas.

    El vertiginoso aumento de hijos ilegtimos tuvo que ser legalizado: el reconocimiento demogrfico y cultural de mestizos, invisibilizados por la moral colonial, no poda sostenerse. Cundo los mestizo/ladinos fueron conscientes de que su status era superior a los indios e inferior al status de los criollos/espaoles? Primero, cuando advirtieron que eran mayora, todos hablaban espaol, vestan como peninsulares, no pagaban diezmos, se les prohibi vivir entre indgenas y alguna educacin tenan. La ladinizacin por arriba (castellanizacin, evangelizacin, hbitos diversos) se llama asi-milacin y por ello fue menos avasalladora que la ladinizacin por abajo que es el resultado del cruce biolgico.

  • l a r e s t a u r a c i n c o n s e r V a d o r a : r a F a e l c a r r e r a y e l d e s t i n o . . .

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