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    AO 15 N. 167OCTUBRE de 2014

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    Siembra vientos y cosechars tempestades, reza el dicho. Teniendo

    en cuenta esta leccin de sabidura popular, diversas organizacionesde la sociedad civil vienen denunciando los riesgos de la aplicacin dela Ley 302301, aprobada en julio de este ao. Adems de las afectacionesal ambiente, otras organizaciones como el Colectivo por la Seguridadde los Territorios de las Comunidades del Per sealan el riesgo que secierne sobre la propiedad de pequeos propietarios y de comunidades sise aplican las normas de dicha ley, que pretende sanear legalmente tierrasen favor de grandes inversiones.

    Como se ha advertido, no se est en contra de las inversiones; porel contrario, ellas son muy necesarias no solo para continuar la senda delcrecimiento de la economa, sino tambin para cubrir las necesidades

    que padece una buena parte de nuestra poblacin a lo largo y ancho delterritorio. Pero de ah a pretender retomar el ritmo del crecimiento econmicofavoreciendo el desarrollo de grandes proyectos en minera, hidrocarburos,vialidad, turismo o biocombustibles, afectando el derecho de propiedad delos ciudadanos peruanos, hay una gran diferencia. El objetivo de la Ley30230 es crear una serie de procedimientos especiales para el saneamientoen favor de proyectos declarados de inters nacional, a manos de Cofopri,cuando sean predios de particulares o de la Superintendencia de BienesNacionales (si se trata de tierras del Estado).

    Entendmonos bien. La intencin de las autoridades no es impulsarun proceso general de saneamiento fsico legal de la propiedad rural, que

    dicho sea de paso se viene reclamando al Estado. Lo que buscan conesta ley es reactivar las inversiones levantando, en este caso, trabas, comola de la propiedad informal de pequeos agricultores y campesinos. Y, s,se trata tambin de propiedades de particulares, donde se incluye la de lascomunidades campesinas y nativas, muchas de las cuales carecen todavade ttulos rmes, pues la gran mayora de ellos no estn georreferenciados.

    As las cosas, la norma comentada puede aplicarse a dichas tierras.Ha generado alguna expectativa el anuncio de funcionarios de

    los ministerios de Agricultura y Riego y de Vivienda, Construccin ySaneamiento, en una reciente reunin pblica, acerca de que se estara

    trabajando en el reglamento de la Ley 30230 para explicitar segn suinterpretacin que esta no se aplicar a tierras comunales. De concretarseello, se habra avanzado en desactivar una amenaza que podra habergenerado muchos conictos. Pero se mantendra la incertidumbre sobre

    muchos cientos o, quiz, miles de pequeos agricultores que no forman partede las comunidades y carecen de ttulos o cuentan con ttulos imperfectos,acerca de que podran perder su propiedad. Eso no es admisible en plenosiglo XXI, pues dicha situacin puede generar ms conictos en un pas

    que no requiere tener ms de ellos.

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    Las elecciones de

    octubre:una primera mirada

    Los proyectosagrcolas modernosson menosecientes que laagricultura familiar

    Agricultura familiar:

    construyendopolticas y medidas

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    Comit editorial

    Laureano del Castillo, Javier Alvarado,Beatriz Salazar, Ricardo Marapi, Pedro Castillo,

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    Correccin/DiagramacinAntonio Luya / Jos Rodrguez

    Distribucin gratuita con La Repblica elltimo mircoles de cada mes.

    Destrabar inversiones afectando elderecho de la propiedad rural

    Eleccionesmunicipales en losdistritos ruralesPreocupantetendencia...

    1 Ley que establece medidas tributarias, simplicacin de procedimientos y permisospara la promocin y dinamizacin de la inversin en el pas.

    Laureano del Castillo

    Director ejecutivo del CEPES

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    3OCTUBRE de 2014

    El contexto de las elecciones

    Las elecciones descentralizadas deoctubre ms que anteriores pro-cesos se vieron marcadas por laconuencia de distintos rasgos de lacoyuntura nacional, que inuyeronde forma signicativa en el procesoy en las caractersticas que adquirila campaa electoral, contribuyendoa explicar muchos de los primeros

    resultados que pueden observarse apartir de la informacin que propor-ciona la Ocina Nacional de ProcesosElectorales (ONPE).

    Recordemos que los comicios sedieron en un contexto en el que coin-cidieron la desaceleracin del cre-cimiento econmico y la avalanchade medidas puntuales pro inversindesde el gobierno, con una ofensivade las autoridades nacionales y los

    principales medios de comunica-

    cin contra presidentes regionalesy alcaldes, responsabilizndolos dela corrupcin y la violencia que seobservan en el pas y tiendo toda lacampaa de denuncias y acusaciones.A estos dos elementos hay que aadirlas tribulaciones de un gobierno quedesde la convocatoria a los comicioscambi dos veces de gabinete yfue zarandeado en el Congreso dela Repblica en ambas oportunida-des, as como la recentralizacincreciente de recursos, pero tambinde competencias, de los gobiernosdescentralizados, en un marco dondedistintos actores polticos buscan ex-

    plcitamente terminar con la reforma.Como es obvio, estas noveda-

    des estuvieron acompaadas porlas cada vez mayores debilidades y

    limitaciones de nuestras institucio-nes y por la larga crisis de nuestro

    sistema de partidos y nuestro sistemade representacin, tanto como por la

    prctica desaparicin del partido degobierno, que se abstuvo de partici-

    par en el proceso, aunque terminaimponiendo su nombre y su smboloen tres municipalidades distritales(Andoas, Jeberos y Trompeteros) dedos provincias de Loreto, en las que

    particip, demostrando que no hamuerto del todo.

    El proceso electoral

    En ese marco, la fragmentacinpoltica que se observa hace aos enel pas ms dramticamente en elinterior se mantuvo. As, 316 listasfueron habilitadas para participaren los comicios de octubre, frentea las 291 que lo hicieron en 2010.

    La novedad en esta ocasin fue quelos partidos nacionales (163 listas,

    Las elecciones de octubre:una primera mirada

    Eduardo Balln1

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    incluyendo 6 alianzas electorales)tuvieron ms listas compitiendo quelos movimientos regionales (153),observndose una fragmentacindramtica en regiones tradicional-mente divididas, como Tumbes (20)

    y ncash (18), pero tambin en otrasque se ven arrastradas por la desar-ticulacin poltica, como Tacna (19)y Arequipa (17). Catorce regionestuvieron en competencia ms de 12listas cada una, siendo las menosfragmentadas Loreto (7), San Martn,Moquegua y Cajamarca, con ocholistas cada una.

    En el proceso intervinieron 17 delos 18 partidos nacionales con licen-

    cia para hacerlo. Los que tuvieronmayor cantidad de aspirantes regio-nales, provinciales y distritales fue-ron Alianza Para el Progreso (APP)(en 23 regiones, incluyendo dosalianzas), Fuerza Popular (FP) (18regiones, incluyendo dos alianzas) yAccin Popular (AP) (17 regiones).En 12 regiones fueron el principalfactor de dispersin, operando, porlo general, como vientres de alquiler.

    Las campaas dadas las condi-ciones en que se realizaron fueron,en general, mediticas (a la escalade cada territorio) y cuchilleras.Los debates programticos y las

    propuestas brillaron por su ausencia,a pesar de lo cual los candidatos (lamayora de ellos), en por lo menos21 regiones y un nmero menor de

    provincias, suscribieron acuerdosde gobernabilidad y/o compromi-

    sos para su eventual gestin. Msall de la fragmentacin que se dio,sobre todo, en el nivel regional, yque fue ligeramente menor que enel pasado en los niveles provincialy distrital, la mayora de candidatostenan experiencia previa. En lascandidaturas regionales se encon-traban expresidentes y consejerosregionales; excongresistas, alcaldesy exalcaldes exitosos, y persistentes

    candidatos con varios procesos elec-

    torales a cuestas. En las provincialesabundaron alcaldes y regidores yexalcaldes y exregidores, as comolos nuevos notables de siempre. Fueen los distritos, especialmente en losrurales ms pequeos, donde apare-

    cieron unas pocas guras nuevas. Encualquier caso, en ninguna circuns-cripcin los candidatos fuertesfueron ms de tres.

    Cabe sealar el protagonismo queadquirieron los jurados electorales

    especiales y el Jurado Nacional deElecciones (JNE). Los procesos deimpugnacin y tacha estuvieron a laorden del da, hasta el extremo de quetres semanas antes de las elecciones,en muchas de las circunscripciones

    electorales la ciudadana ignorabasi importantes candidatos en ellasestaban habilitados o no lo estaban.El domicilio del electo presidente deUcayali fue intervenido por la policaa causa de una acusacin de lavado

    Listas de partidos nacionales* y movimientos regionales por departamento

    DepartamentoPartidos nacionales Movimientosregionales Total

    2014 2010 2014 2010 2014 2010

    Amazonas 2 2 7 6 9 8

    ncash 11 12 7 7 18 19

    Apurmac 6 4 4 7 10 11

    Arequipa 10 6 7 9 17 15

    Ayacucho 5 4 3 7 8 11

    Cajamarca 3 5 5 6 8 11

    Callao 4 3 8 5 12 8

    Cusco 5 7 8 4 13 11

    Huancavelica 2 4 7 6 9 10

    Hunuco 6 4 7 4 13 8

    Ica 9 7 6 8 15 15

    Junn 6 6 7 8 13 14

    La Libertad 10 7 3 1 13 8

    Lambayeque 10 9 3 6 13 15

    Lima provincias 9 9 6 7 15 16

    Loreto 2 4 5 6 7 10

    Madre de Dios 6 3 4 7 10 10

    Moquegua 4 4 4 4 8 8

    Pasco 6 4 4 4 10 8

    Piura 5 5 7 8 12 13

    Puno 6 11 10 9 16 20

    San Martn 4 4 4 2 8 6

    Tacna 11 7 8 9 19 16

    Tumbes 11 6 9 7 20 13

    Ucayali 3 2 10 5 13 7

    Total 163(51.5 %)

    139(43.9 %)

    153(48.5 %)

    152(56.1 %)

    316 291

    * Incluye alianzas electorales en las que participan los partidos nacionales.Fuente: ONPE. Elaboracin propia.

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    En un escenario de esta naturaleza,es evidente que el voto cruzado quese observa (regin, consejo regional,

    provincia y distrito) en todo el pasnos muestra a un electorado que yaaprendi a moverse en un escenario

    fragmentado, donde es muy fcilencontrar un distrito con 17 listasen competencia, y los dos distritosvecinos, con apenas tres o cuatro. Deigual manera, se observan provinciasdentro de la misma cuenca, donde enuna compiten seis candidatos y en laotra catorce. Lo hacen con pragma-tismo, guiados por sus intereses msdirectos, por el mayor conocimientoque tienen de los candidatos de su

    circunscripcin ms inmediata, perotambin por su lectura y expectativamayor o menor del contexto depar-

    tamental, y, nalmente desde all, desu mirada nacional. Que ese pragma-tismo est sustentado en el descrditode la poltica y los polticos, que suresultado afecte la gobernabilidady debilite la democracia, no es pre-cisamente responsabilidad de loselectores.

    En este marco, muchos de losvencedores en los tres niveles estn

    sindicados de vinculaciones con

    los poderes fcticos ilegales y conel lavado de activos; otros tantoslo estn por historias anteriores decorrupcin y comportamientos nonsanctos. Un nmero importante detales acusaciones seguramente estn

    fundamentadas y son posiblementeciertas; a n de cuentas, la obra p-blica ha devenido en el pas no soloen los espacios descentralizados enoportunidad de corrupcin y de lava-do de activos.

    Unas palabras sobre los

    resultados municipales y las

    municipalidades rurales

    Los primeros resultados municipa-

    les muestran, una vez ms, la baja le-gitimidad de origen de las autoridadesganadoras. Fueron 112 las provincias

    (57.8 %) que eligieron a su alcaldecon una votacin que no alcanza altercio del electorado con un por-centaje que oscila entre el 15 % y el30 %, sorprendiendo, entre ellas,algunas importantes de Lima, como

    Barranca (17.3 %) y Caete (17.7 %),o el paraso de la agroexportacin: Ica(18.9 %). En todas ellas, como en ElCollao (Puno), que es la que obtieneel peor resultado (11.51 % y 16 listascompitiendo), la proliferacin de can-didatos es una constante. El 37.6 % delas provincias ha elegido a sus alcaldescon una votacin que oscil entre el31 % y el 45 %, y apenas el 4 % estuvo

    por encima de ese rango. En lo que

    respecta a los distritos, la situacinno es sustantivamente distinta, aun-que los porcentajes son relativamente

    ... en un escenario de esta

    naturaleza, es evidente

    que el voto cruzado que

    se observa (regin, con-sejo regional, provincia y

    distrito) en todo el pas,

    nos muestra a un electo-

    rado que ya aprendi a

    moverse en un escenario

    fragmentado...

    Una de las regiones con mayor fragmen-tacin poltica es Puno, donde los debates

    programticos brillaron por su ausencia.

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    mayores. No obstante haber casosdramticos, como Antauta en Puno(13.6 % de votos, en un escenario con16 listas) o Mirgas en ncash (15.3 %,con 14 listas), la mayora de autorida-des muestra porcentajes por encima

    del 25 %, y un nmero importante deellas supera el 30 %.La presencia de los denominados

    partidos nacionales en las eleccionesrealizadas en los distritos rurales hasido poco signicativa, a excepcinde La Libertad, Lambayeque y n-cash (en menor medida, Ayacucho).Los partidos nacionales que registranalguna presencia en municipalidadesrurales son APP (La Libertad, Lam-

    bayeque, ncash, Ayacucho y SanMartn), Fuerza Popular (Junn, SanMartn y Cajamarca), Somos Per

    (ncash y Hunuco) y UPP (ncashy Apurmac). Son cerca de cuarentaagrupaciones regionales las queregistran una presencia mayor, pre-dominando en este tipo de distrito, loque ciertamente no es un dato nuevo.

    Habida cuenta de que las autorida-des reelectas en los distritos, especial-mente en los rurales, son las menos,el desafo para articularlos y contri-

    buir a sus gestiones que realizanasociaciones como Remurpe sermuy grande. El fracaso en el intentode reeleccin de varios alcaldes coninteresantes experiencias de partici-

    pacin y/o de desarrollo econmicolocal obligar a revisar esos procesos

    y, ms profundamente, a buscar nue-vas claves para entender cmo es queel electorado decide su voto.

    Para terminar

    Los primeros resultados, cierta-mente, ratican tendencias y pro-

    blemas que se arrastran desde hacemuchos aos, y preanuncian dis-tintos problemas de corto plazo si

    el Congreso no modica la ley derevocatorias; pero tambin advierten,una vez ms, de la crisis de nuestrossistemas de representacin y de

    partidos polticos, no obstante lasmltiples propuestas existentes. Al

    parecer, esta crisis parece no intere-sarles a los representantes polticos,ms preocupados por sus clculos

    personales inmediatos que por el pas.Ms profundamente, es claro que la

    descentralizacin, pero tambin lapoltica, sigue debilitndose an ms.Hay que destacar que varias de las

    autoridades electas expresan lgicasde resistencia a distintos proyectosmineros y energticos; varias otras,seguramente, tienen vinculaciones conactividades y actores ilegales. Pero am-

    bos datos no son nuevos. Eventualmen-te, se profundizan. De cara a 2016, encualquier caso, no hay relacin directa,

    aunque se debe resaltar la aparicin deuna treintena de posibles aspirantesa candidatos al Congreso, que estnesperando las ofertas de los partidosnacionales: son quienes obtuvieronms del 15 % de los votos en regioneso tuvieron votaciones importantes enlas provincias con mayor electorado.

    Escenario muy difcil, en conse-cuencia, el que tenemos por delante.

    Notas1 Antroplogo. Especialis ta en

    temas de descentralizacin, delGrupo Propuesta Ciudadana.

    2 En Puno pasaron a la segundavuelta, para la presidencia re-

    gional, Juan Luque Mamani, delmovimiento poltico Proyecto dela Integracin para la Coope-racin (PICO), y el exdirigenteaimara Walter Aduviri Calisaya,

    de Democracia Directa.

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    Analizando los resultados en la regin Cajamarca, lo

    primero que uno encuentra es que el Movimiento de Ar-macin Social (MAS) gana en muchos distritos rurales,

    pero prcticamente empata con Cajamarca Siempre Verde(de Absaln Vsquez), y que Fuerza Popular, la segundafuerza regional, queda sexta en nmero de distritos al ganarsolamente seis. Lo segundo es que, por ms que uno tratade hallar cierta lgica regional, casi no se la halla: cada

    provincia es una especie de isla, donde uno puede ver quehay un movimiento que gana en casi todos los distritos deesa provincia, pero en la vecina gana otro movimiento (esdecir, no son movimientos regionales en todo el sentidodel trmino). Una cosa que impresiona es que en variosdistritos, estos movimientos ganan ampliamente variasalcaldas, pero en otros solo obtiene un 3 % (o sea, unamnima votacin).

    Otro dato importante es que solo en dos distritos gananlistas independientes de la misma localidad; en el restoganan los movimientos regionales. Tenemos, entonces,una regin Cajamarca en donde la cuarta parte de lasmunicipalidades rurales est en manos del MAS, la otracuarta parte en las de Absaln y el resto est disgregadoen todos los dems grupos.

    Cuando uno se va a Ayacucho, la situacin es parecida.Los dos movimientos ms importantes son los que pelearonla presidencia regional: Alianza Renace Ayacucho, del

    presidente regional Wilfredo Oscorima, que gana alrededorde 30 municipalidades (32 % del total), y Alianza para elProgreso, con el general Edwin Donayre, que saca 23 (25 %).Luego vienen el resto de agrupaciones polticas regionales.Los partidos polticos prcticamente no aparecen.

    A diferencia de Cajamarca, en Ayacucho s se apreciacon claridad el arrastre de los dos principales candidatos

    que lideraron la presidencia de la regin: Oscorima y Do-

    Elecciones municipales en los

    Preocupantefragmentacin yUn tema que an debe esclarecerse es el nivel de mi-

    litancia de los alcaldes electos en los partidos polticos

    nacionales: creemos que en la actualidad no hay mucharelacin con dichos partidos, ni tampoco con los regiona-les. Eso se conrma en este proceso, donde muchos mo-vimientos distritales y provinciales han dejado de existir;al parecer, muchos han servido como organizaciones parallevar entre sus las a corruptos. Nosotros, en Remurpe,conceptualizamosel municipalismodesde lo participa-tivo, lo rural y lodescentralista.

    El segundo temase refiere al hechode que la corrienteque promovemosest sufriendo un se-rio cuestionamiento,

    pues y es una penadecirlo nos esta-mos dando cuenta deque existen muchos

    personajes con unalto pragmatismo

    poltico y mercantil,pisando terrenos almargen de la ley,incluso en la mismacampaa. Y, al pare-cer, les est funcionando. En Remurpe nos preguntamos:cmo actuamos en ese escenario?

    Finalmente, hay que analizar a los nuevos alcaldeselectos a partir de dos elementos: su militancia en los

    partidos y el mismo perl de los ganadores, que es labase para decidir el tipo de municipalismo que van apromover o construir. Existe una buena cantidad de al-caldes remurpistas, pero no es suciente, pues en aosanteriores haba ms. En Remurpe, por ejemplo, debemosreadecuar nuestra estrategia de asociativismo municipaly decidir cmo ampliamos nuestra representatividad.Cmo reformulamos esta estrategia? Cul es el futurode este asociativismo?

    Rmulo Antnez AntnezSecretario ejecutivo en Gestin del

    Territorio y Recursos de Remurpe

    Javier Torres SeoaneAntroplogo (Servicios Educativos Rurales, SER)

    La Revista Agrariareuni recientemente a un

    y municipalidades, para realizar una primera

    regional, provincial y distrital del pasado 5 de

    extractos de sus principales reflexiones. Un dato

    nivel de dispersin y fragmentacin poltica en

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    tritos rurales

    endencia a laispersin

    yre. Por ejemplo,

    versando con unagente ayacuchana,

    a comentaba quede las razones delo por Oscorimaas localidades erael presidente haado a mi distrito, acomunidad.La situacin en lain Puno es mu-ms dispersa que

    las anteriores. Elvimiento Proyec-de la Integracina la Cooperacin (PICO) es el que gana ms alcaldas,dedor del 18 %; luego viene el movimiento Confa,obtiene 13, y despus Democracia Directa, que lleva

    duviri como candidato a la presidencia regional. Quedaro que Aduviri no tiene arrastre en la votacin y quete del voto aimara se divide en dos en los distritos. Lapersin distrital en Puno tambin se observa entre lostidos polticos nacionales, que existen menos que enotras regiones, pues obtienen muy pocos distritos. Pormplo, un dato importante es constatar que el Apra yerza Popular no existen en la regin.Lo que se aprecia es una mayor dispersin, que tienecho que ver con el mayor nmero de candidatos. Aler una comparacin constatamos que en regiones comoamarca solo se presentaron ocho listas regionales; esir, el voto est ms concentrado. En Puno existieronlistas regionales, y en algunos distritos hubo hasta 20

    as, lo que provoc una mayor dispersin.

    En el tema de los partidos polticos en las localidades,existen aquellos que no tienen una conexin nacional,

    pero se mantienen porque los dirigentes tienen una re-lacin de amistad con los lderes nacionales de dichos

    partidos.Por ejemplo, en Piura, es una pena para Remurpe que

    en el ltimo proceso electoral se haya perdido a variosalcaldes que presentaron la mejor gestin en materia dedesarrollo econmico y que tuvieron una experienciaexitosa. Los suyos han sido municipios-escuela. En

    varios casos su derrota electoral se debe a que entrelos otros candidatos polticos se ha aanzado un estilode gobernar basado en repartir la municipalidad paraconseguir votos (incluso, repartieron jabn, sal, botas,etc.); entonces, los alcaldes con la mejor gestin hansido vctimas de este estilo. Hay que resaltar que, enPiura, luego de este reciente proceso, varios exalcaldeshan regresado y pueden ayudar a desarrollar una mejorgestin y a oxigenar la red de municipalidades.

    En general, si comparamos con las anteriores eleccio-nes, en este momento tenemos entre seis a siete alcaldes

    provinciales remurpistas, empezando por el alcaldeelecto de Puno, Ivn Flores (del movimiento polticoConfa), quien en una anterior gestin promovi eltema de la educacin indgena. Una de sus propuestases aglutinar a diferentes municipios para presentar al-ternativas que ayuden a lograr una legislacin dirigidaa las municipalidades rurales, conforme a su realidad,y para contar con mayores recursos, pues dichas muni-cipalidades solo viven con dinero del Foncomun. Estatambin es una idea de Remurpe.

    Carlos Lpez JimnezSecretario ejecutivo nacional de la Red de

    Municipalidades Urbanas y Rurales (Remurpe)

    po de expertos en temas de descentralizacin

    ada a los resultados del proceso electoral

    ubre. En el presente artculo brindamos

    altante de este anlisis fue combrobar el alto

    buena parte de los distritos rurales.

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    Anualmente, la FAO2 publica unesperado informe, titulado Estadomundial de la agricultura y la ali-mentacin3. Cada edicin analizaun tema especco, y la de este ao

    est dedicada a la innovacin en laagricultura familiar (AF).

    La relevancia del tema reside enel hecho de que en el mundo y encada pas la seguridad alimentariaest sustentada, en buena medida,en la agricultura familiar. Ante uncrecimiento incesante de la demanda,la agricultura familiar debe responderaumentando sus niveles de produc-cin y de rendimientos. Para ello se

    requiere innovacin, la cual reposa

    Anlisis al reciente informe de la FAO y a uno de los proyectos de ley del Congreso

    Agricultura familiar:construyendo polticas y medidas

    Fernando Eguren1

    en la investigacin y la difusin deconocimientos y tecnologas.

    Investigaciones en distintas partesdel mundo demuestran que los rendi-mientos fsicos (toneladas por hectrea)

    de la agricultura familiar son, en gene-ral, superiores a los de las explotacionesno familiares (incluidas las grandesexplotaciones modernas), gracias a unuso intensivo de mano de obra. Perolos rendimientos por trabajador (valor

    producido por cada uno) son bastantems bajos que los de las explotacionesno familiares; esta es una de las prin-cipales causas de los bajos ingresos yla pobreza de la poblacin rural. La

    innovacin debera permitir, justamen-

    te, incrementar tanto los rendimientosfsicos como los laborales.

    El diagnstico de la situacin de laAF en el mundo, hecho por la FAO,reeja bien lo que ocurre en el Per.

    Pero la prioridad que la FAO le da ala innovacin para el desarrollo de laAF contrasta con el escaso inters delas autoridades de nuestro pas por lainvestigacin y la difusin de conoci-mientos, en general, y, en particular,

    para el sector agrario.

    Avances en el proyecto de ley de

    agricultura familiar

    En el Congreso de la Repblica hay

    ms de un proyecto de ley de promo-

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    cin de la agricultura familiar; el msdesarrollado es el promocionado porel congresista Modesto Julca, que yaha sido puesto en debate en varioseventos pblicos, pero sobre el cualan no ha recado un dictamen de la

    Comisin de Agricultura que permi-ta su pase al pleno del Congreso. Acontinuacin analizamos algunos delos aspectos ms importantes de ese

    proyecto.Cmo dene el proyecto a la agri-

    cultura familiar? Segn el artculo2, la AF es la actividad productivaque utiliza principalmente la fuerzade trabajo familiar en el desarrollode actividades agrcolas, pecuarias,

    forestales de pequea escala y agrofo-restales, de agroindustrias rurales, y depesca artesanal y acucolas de recursoslimitados. Esta denicin: a) da un

    sentido amplio al trmino agriculturae incluye otras actividades rurales; b)establece la preeminencia de la fuerzade trabajo familiar, mas no excluye a lafuerza de trabajo contratada; y c) reco-noce que la AF tiene limitado accesoa los recursos, sean estos la tierra, elagua, el capital o los servicios.

    Al precisarse, en el mismo artculo,qu es una unidad agrcola familiar

    (UAF), se introducen dos nuevoselementos: que la principal fuentede ingresos de la familia provengade la explotacin agrcola y que eltamao del predio no exceda las diezhectreas. Conrmar estos elementos

    puede ser una tarea muy compleja. Enel Per y en gran nmero de paseses caracterstico que la AF tengavarias fuentes de ingresos, ademsde aquella que proviene del propio

    predio. Por lo general, las UAF no

    llevan un registro de los ingresos yegresos. Los montos y las fuentes,

    por lo dems, pueden variar de ao enao. Esto hace que sea una tarea casiimposible y de una cuestionableutilidad crear un Registro Nacional

    de Unidades Agrcolas Familiares(Renuaf), como plantea el proyectode ley en su artculo 9.

    La determinacin de una exten-sin del predio es, tambin, unatarea compleja. Fijar un lmite detamao tendr, siempre, un nivel dearbitrariedad; pero jarlo puede ser,nalmente, inevitable, pues es uncriterio que puede vericarse em-

    pricamente, lo cual puede resultar

    necesario en el momento de deli-mitar quines deben ser incluidosen programas de fomento y quinesquedarn fuera. Lo que no se puede

    hacer es jar un lmite de supercieigual para todo tipo de terrenos, puesestos tienen diferente significadoeconmico. As, las diez hectreasque el proyecto de ley plantea comolmite deberan referirse a tierras decultivo bajo riego (TCR), pero eltamao del rea debera variar paraotros tipos de suelo. Por ejemplo,Caballero y Chvez4establecieron

    unos coecientes de conversin detierras sobre la base del promediodel valor bruto de la produccin(VBP) para 1967 y 1972, los cuales

    pueden observarse en el cuadro queacompaa este artculo.

    Segn esos coecientes, 10 hect-reas de TCR en costa equivaldran,

    por ejemplo, a 40 hectreas de tierrasde cultivo de secano en sierra, a 34de secano en ceja de selva y a 972

    hectreas de pastos naturales no ma-

    nejados. Estos coecientes deberanser actualizados sobre la base de losVBP ms recientes de las tierras.

    Prioridades: titulacin,

    innovacin, costos de

    transaccinUn aspecto del proyecto de ley quepodra verse como positivo, pero queal nal puede ser un problema, es suambicin: el artculo 4 enumera 17

    polticas de proteccin y promocina la AG, pero no se establecen prio-ridades. Adems, el proyecto planteael concurso de varios ministerios, locual es, al mismo tiempo, necesario

    pero poco realista, dada la compro-

    bada poca disposicin de los sectoresde actuar de manera coordinada ycomplementaria. De aprobarse la leycomo est, correra el riesgo de seruna declaracin de buenas intencio-nes, pero con escasas posibilidadesde llevarse a la prctica.

    Ms realista sera centrarse enpocas pero esenciales medidas: a) latitulacin de los derechos de propie-dad sobre la tierra; b) la reduccin de

    los costos de transaccin, mejorandocarreteras y el acceso a la informacine impulsando la asociatividad; c) lainnovacin tecnolgica, de la gestiny de las prcticas culturales, siguiendolas recomendaciones planteadas por laFAO en el citado informe. Estas treslneas de accin son indispensables

    para promover y desarrollar la AF.

    Notas1 Socilogo, director de La Revista Agraria

    y presidente del Cepes.2 Organizacin de las Naciones Unidas para

    la Alimentacin y la Agricultura, conocidacomo FAO por las siglas de su denomi-nacin en ingls: Food and AgricultureOrganization.

    3 Puede descargarse el resumen en espaolen .

    4 Apndice I. J.M. Caballero y ArturoChvez. Metodologa para el clculode los coeficientes de estandarizacinde tierras, p. 119. En J.M. Caballero y

    Elena lvarez. Aspectos cuantitativos dela reforma agraria 1969-1979. Lima: IEP,1980. .

    Coecientes de estandarizacin de tierras

    Terrenos con riegoTerreno de secano y

    forestales Pastosnaturales

    Costa Sierra Ceja de selva Sierra Ceja de selva

    Coeciente 1 1.2 1.6 4.0 3.4 97.2

  • 8/10/2019 La Revista Agraria 167, Octubre 2014 (texto completo)

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    12 LA REVISTA AGRARIA / 167

    En las postrimeras de los aos sesen-ta, el Per adopt una de las reformasagrarias ms radicales de Amricadel Sur. Posteriormente, la mayorade las cooperativas, debilitadas porlas crisis de los aos setenta y lasdisfunciones internas, se desmante-laron y las tierras se distribuyeronentre sus miembros, lo que dio lugar auna cantidad importante de pequeasexplotaciones agrcolas.

    A partir de finales de los aosochenta, numerosos observadoresidenticaron la costa peruana comouna regin rentable para la inversin.Las restricciones jurdicas a la llegadade nuevos capitales privados fueronsuprimidas poco a poco por los di-versos gobiernos, con el objetivo dedesarrollar una economa de mercadoy acelerar la comercializacin de losderechos sobre la tierra.

    Cabe citar el caso de la regin Piu-ra, que desde 2008 empez a captarla atencin de la inversin nacionale internacional con miras a la ejecu-cin de proyectos agrcolas de caade azcar encaminados a producir

    bioetanol. La regin rene unas con-diciones agrcolas excelentes debidoa la abundante insolacin y al caudaldel ro Chira, que irriga de formaconstante las parcelas. Por ejemplo,la productividad de la caa de azcar

    prcticamente duplica la del Brasil ola de Estados Unidos. Dichos pro-yectos, que recurren a los ltimosadelantos en materia de tcnicas de

    produccin, son sealados como unaagricultura moderna e impulsora delcrecimiento en la regin.

    En la actualidad, Piura concentrauna gran parte de la produccin de

    bioetanol del Per gracias a estoscasos de la agricultura moderna es-

    Un anlisis a la produccin de agrocombustibles en el departamento de Piura

    Los proyectos agrcolas modernosson menoseficientes que la agricultura familiar

    Averill Roy1

    tablecidos en la zona costera. Perolas recientes inversiones agrcolasse estn instalando en una reginen la que predomina la agriculturafamiliar. Son la mejor opcin parael desarrollo agrcola de la regin?

    Proyectos agroindustriales que

    se presentan como generadores

    de empleo

    Esas inversiones se establecen en

    un valle dominado por la pequeaexplotacin agrcola. En el valle delChira, cerca del 95 % de los prediosdisponen de menos de 10 hectreas(Cenagro, 2012). El acceso de esas

    pequeas explotaciones (esencial-mente familiares) al crdito, laformacin y la asistencia tcnica eslimitado. La produccin agrcola enel valle del Chira es diversicada, asaber: arroz, banano orgnico con

    certicacin de comercio justo, limo-nes, mangos, aguacates y otras frutasy verduras. Asimismo, hay algunoscriadores de ganado ovino y bovino.Pero entre las explotaciones familia-res predomina la produccin de arroz,

    banano y limones en las mrgenes delro y los canales de riego.

    En cambio, las grandes empresasrecientemente instaladas utilizanlas tecnologas ms avanzadas parala produccin agrcola, entre otras:mquinas teledirigidas por GPS, quefuncionan las 24 horas; control delciclo de produccin y la fertilizacingracias a sistemas de riego por goteoque permiten ahorrar agua; laborato-rios biolgicos y climatolgicos quemiden los valores de insolacin y lacalidad del suelo a n de ajustar lacantidad de insumos necesarios; etc.

    Adems, se les han concedidocerticaciones que avalan sus prc-

    ticas agrcolas ecolgicas (no usode pesticidas; control biolgico delas plagas por medio de la cra deinsectos depredadores; sustitucinde las prcticas de quema de hojas

    por el enterrado manual; reciclajede los subproductos derivados dela produccin de etanol; etc.)2. Lastecnologas de punta a las que recu-rren forman parte del discurso que

    pretende defender que esas empre-

    sas son un ejemplo de modernidad:respetan el medio ambiente y losderechos laborales, crean empleo y

    promueven el desarrollo econmicoy social a travs de las actividades deRSE (responsabilidad social de lasempresas). Se presentan a s mismascomo un modelo opuesto al de laagricultura que predominaba hastaentonces en el valle.

    Por tanto, los responsables de

    elaborar polticas consideran quela llegada de esos proyectos esuna oportunidad para crear nuevos

    puestos de trabajo en zonas ruralespoco desarrolladas, y una fuente deingresos scales para los gobiernosregionales3.

    Boomde los agrocombustibles:

    favorecido por la apropiacin de

    la tierra y el agua

    Las condiciones del valle del roPiura resultaban favorables paraque las empresas que disponan decapitales y acceso a los mercadosinternacionales tomaran el controlde los recursos. Esas empresas, conel beneplcito del Estado, consi-guieron apoderarse de los recursoshdricos y las tierras necesarios parala explotacin agrcola de un cultivo(la caa de azcar), as como de un

    proceso industrial (la transformacin

  • 8/10/2019 La Revista Agraria 167, Octubre 2014 (texto completo)

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    13OCTUBRE de 2014

    en etanol), actividades que requierenun alto consumo de agua.

    En parte, dichas producciones seinstalaron gracias al Proyecto Espe-cial de Irrigacin Chira-Piura, puestoque la ltima fase dio lugar a un avan-

    ce de la frontera agrcola en las tierrasridas de cerca de 24,000 hectreas.El Gobierno nacional vendi tierras aun precio muy favorable, a condicinde que las empresas desarrollaransu propia red de infraestructuras deriego. Debido a que carecan de unacceso directo a la red de canalesde riego, instalaron un sistema de

    bombas elctricas y depsitos queextraen el agua del ro o los canales

    principales que bordean el ro Chira.Tras el desarrollo de esos pro-yectos, los pequeos agricultores

    prximos han observado una dis-minucin sensible de la cantidad deagua disponible, lo que ha dado lugara una situacin que puede agravarsede manera considerable en los prxi-mos aos4.

    Por el momento, dos proyectos

    agroindustriales de bioetanol seencuentran en fase de produccin(empresas Maple y Caa Brava).Pronto, un tercer proyecto iniciar la

    plantacin de caa de azcar (Comi-sa), y otras empresas han presentadosolicitudes de compra de tierras alGobierno Regional de Piura. Entreesas empresas gura una que se pro-

    pone sembrar 10,000 hectreas (DioLatina). Actualmente, cerca del 35 %

    de la supercie de regado se agrupa

    en manos de Maple, Caa Bravay una tercera empresa, Camposol

    (2,800 hectreas), que produce esen-cialmente frutas y especias destinadasa la exportacin (ver cuadro 1). Si elestablecimiento y la expansin de loscultivos de caa de azcar continacomo hasta ahora, en 2020, solocinco empresas poseern cerca del60 % de la supercie de regado delvalle! (ver cuadro 2).

    Subestiman el potencial

    econmico de la agriculturafamiliar

    Las pequeas explotaciones agr-colas infracapitalizadas y con es-caso apoyo por parte de las polticasagrarias suelen considerarse poco

    productivas y abocadas a hundirse enla pobreza. En general, se tiende a ca-licar que su produccin es marginaly que su desaparicin es inminente,

    propiciada por el establecimiento de

    explotaciones agrcolas modernas

    y ms ecientes. Ese es uno de losprincipales argumentos a favor de lapromocin de las inversiones agrco-las a gran escala.

    No obstante, la investigacin rea-lizada en dos empresas que producen

    bioetanol (Caa Brava y Maple), ascomo entre los diferentes produc-tores del valle del Chira, desmienteesas armaciones y pone de mani-esto el verdadero potencial de laagricultura familiar. Los pequeosagricultores, que recurren en mayormedida a la mano de obra que a lamaquinaria agrcola, contratados

    para la produccin de caa de azcaralcanzan un rendimiento promedio

    de 140 toneladas por hectrea5

    ,equivalente al de las grandes explo-taciones. Por otro lado, las grandesempresas industriales y las pequeasexplotaciones de caa de azcar ylimn generan un valor aadido6

    por hectrea comparable (alrededorde S/.10,000, es decir, US$3,704).Como se indica en el cuadro 3, las

    pequeas explotaciones generan unvolumen de negocios (produccin

    bruta) considerable7, puesto que giranen torno a los S/.12,000 (US$4,445)en el caso de la caa de azcar y ellimn, y superan el doble en el casodel banano orgnico con certicacinde comercio justo.

    Por tanto, las grandes empresasMaple y Caa Brava generan menosriqueza (valor aadido) por hectreaque las explotaciones familiares

    prximas. Pero la gran diferencia

    entre las grandes empresas y lasunidades de produccin agrcolas seencuentra en el mbito del empleo.La comparacin de los puestos deempleo creados por ambos tipos deexplotacin revela que las grandesempresas no crean prcticamenteempleo. Para una supercie de 46hectreas de plantacin, se contratauna sola persona a tiempo completo.En cambio, en las explotaciones fa-

    miliares, por una misma supercie de

    Cuadro 1. Supercies de cultivo de las

    principales grandes explotaciones del

    valle del Chira

    Empresas

    Superfcies cultivadas (ha)

    Junio de2012

    Previsiones2020

    Comisa 15,000

    Maple 7,356 13,936

    Caa Brava 6,344 8,000

    Camposol 2,800 2,800

    Dio Latina 10,000

    Total 16,500 49,736

    Cuadro 2. Concentracin de la propiedad de la tierra en el valle del Chira

    HectreasEn % de superfcies

    regado total

    Supercie agrcola utilizada por grandes explotacio-nes (junio de 2012)

    16,500 20 %

    Supercies agrcolas utilizadas por grandes explota-ciones (estimacin 2020)

    49,736 59 %

    Supercies de regado en el valle (estimacin) 84,286 100 %

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    46 hectreas se generan cerca de 100empleos en el sector agrcola.

    La diferencia entre los argumentosdefendidos por esas grandes empresasy la realidad es considerable respectode la eciencia y la contribucin al

    desarrollo econmico de la zona!

    Distribucin del valor

    aadido: un elemento esencial

    para entender las decisiones

    econmicas

    Por su naturaleza y funcionamiento,y siempre que reciban un mnimo apo-yo, las estructuras agrcolas familiaresson capaces de potenciar el recurso a lamano de obra, al tiempo que presentan

    una productividad agrcola importante.Generan empleo, as como un mayorvalor aadido que se destina esencial-mente a retribuir a los trabajadores(agricultores y ganaderos familiares,as como trabajadores agrcolas, en sucaso). Las empresas generan un alto

    valor aadido en el conjunto de susexplotaciones (alrededor de US$31millones al ao), aunque en trminosgenerales ese valor es bajo si se tieneen cuenta la hectrea. Adems, elvalor aadido que generan se destina

    principalmente a la retribucin de losaccionistas y dirigentes y al pago de losintereses bancarios que nancian las in-versiones. A diferencia de lo que ocurreen el contexto de la agricultura familiar,el valor aadido se destina, ante todo, alos agentes que poseen el capital.

    El trabajo agrcola no es un costede produccin en el marco de unaunidad de produccin agrcola, yaque les permite a los miembros de lafamilia obtener ingresos e invertirlosen los aos ulteriores. Es comple-

    tamente diferente en el marco delas empresas basadas en el trabajoasalariado. Para esas empresas, elobjetivo es maximizar las gananciasy la retribucin de las inversiones,as que el trabajo constituye un costede produccin.

    Cuando los dirigentes de un pasdeciden atraer la inversin agrcolaa gran escala, se decantan por lasactividades econmicas que no crean

    empleos por unidad de supercie ycuya riqueza econmica se destinaespecialmente a un grupo reducidode personas, los agentes que poseenel capital, y no a los agricultores ytrabajadores agrcolas. En teora, losimpuestos que gravan las gananciasde esas empresas deberan contri-

    buir al desarrollo de los serviciospblicos, de los que carece amplia-mente el valle (servicios sanitarios,

    educativos, acceso al agua pota-ble, carreteras, etc.), pero aunqueMaple abona cada ao al menosUS$500,000 al Gobierno Regionalde Piura, no se observan cambiosconsiderables para las poblacionesrurales circundantes.

    Tales modalidades de distribucindel valor aadido refuerzan en granmedida las desigualdades econmi-cas entre las personas.

    Cuadro 4. Comparacin del nmero de puestos de trabajo equivalentes a tiempo

    completo en las explotaciones

    Cantidad de hectreas trabajadas 1 46

    Personal activo en las grandes explotaciones de caa de azcar 0.02 1

    Personal activo en las pequeas explotaciones10 1.95 97.5

    Los dos grcos que guran a continuacin reejan esa diferencia fundamental

    entre ambas formas de produccin.

    * Los datos del grco 2 se reeren a la empresa agroindustrial en su conjunto. RSE representalos gastos asociados a las actividades de responsabilidad social de las empresas.

    Cuadro 3. Resultados econmicos, en nuevos soles, de las explotaciones

    (promedio anual y por hectrea)

    Tipos de explotacin y de cultivo Produccin bruta Valor aadido

    Grandes empresas productoras de caa de azcar para la venta de

    bioetanol (7,000 hectreas cultivadas)8

    Sistema agroindustrial 28,427 11,869

    Sistema agrcola 11,518 115

    Pequeas producciones agrcolas (entre 0.5 y 10 hectreas cultivadas)9

    Productores de caa de azcar subcon-tratados

    12,420 9,746

    Productores de limn 13,128 11,768

    Productores de banano orgnico 26,964 23,739

  • 8/10/2019 La Revista Agraria 167, Octubre 2014 (texto completo)

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    Elaborar polticas que apoyen

    un desarrollo que cree empleo y

    sea ms efciente y justo

    Sin duda, el establecimiento de lasempresas ha dado lugar a la creacinde nuevos empleos, agrcolas e indus-

    triales, en zonas que anteriormenteeran desrticas. Pero es esa realmen-te la mejor opcin posible? Brindanesas empresas una oportunidad al

    proceso de desarrollo regional?Los datos que guran ms arriba

    muestran la contribucin social de lasexplotaciones agrcolas a gran escalay a pequea escala, por separado. As

    pues, la cuestin no es analizar la si-tuacin previa y posterior a la llegada

    de esas nuevas empresas al territorio,tal como se hace habitualmente, sinoexaminar diferentes opciones posi-

    bles y medir el inters que tiene parala regin la captacin de ese tipo degrandes inversiones en materia dedesarrollo econmico.

    Es notoria la dicultad que existepara que las grandes empresas pro-porcionen datos econmicos ables yclaros. Los nuevos empleos que crean

    siguen siendo absolutamente insigni-cantes en comparacin con los que

    podran crearse si se consolidaran lasunidades de produccin campesinas ya

    presentes en el valle. A tales efectos,los pequeos productores tendranque poder beneciarse, al igual que lasgrandes empresas, de acceso a la tierra,los mercados y el crdito, as comode la posibilidad de organizarse paragestionar sus recursos. El ejemplo de

    los productores de banano con certi-cacin de comercio justo en el mbitode la reforma agraria del valle del roPiura pone de maniesto que ello es

    perfectamente posible y que el recursode capitales externos no tiene por quconstituir la nica alternativa posible11.

    Es primordial exigir a las empresasy al Estado una verdadera transparen-cia en la utilizacin de los recursos ylos fondos pblicos, con miras a que

    cada ciudadano sea capaz de valorar

    por s mismo el inters de dichosproyectos agroindustriales. Asimis-mo, debe fortalecerse la capacidadde las organizaciones de la sociedadcivil y las universidades, de modoque puedan realizar anlisis necesa-

    rios para comprender la evolucin yescojan la mejor opcin de desarrolloque benecie a un mayor nmero de

    personas y a las generaciones futuras.En la prctica, el desarrollo reciente

    de los grandes proyectos agroindus-triales de produccin de bioetanolse reeja hoy en da en una intensi-cacin de la competencia por losrecursos hdricos y la tierra, que poneen peligro las explotaciones familiares

    prximas incluso las ms interesan-tes para la sociedad en su conjunto ycontribuye de forma insignicante aldesarrollo econmico de la zona.

    Por ende, las polticas agrcolasdeberan apoyar ampliamente las es-tructuras agrarias ms ecientes, me-diante la adopcin de polticas rmesde apoyo a la agricultura familiar. Enla regin Piura y, sin duda, de formageneral, en el conjunto de las regiones

    costeras del Per, las polticas deacceso a la tierra ganada al desiertodeberan facilitar el acceso a pequeos

    productores y no a dichos proyectos.

    Notas1 Consultora especialista en la gobernanza

    de los recursos naturales. Miembro deaGter, una asociacin para contribuir amejorar la Gobernanza de la Tierra, del

    Agua y de los Recursos Naturales. [email protected] http://www.agter.asso.fr2 Dichas empresas destacan los esfuerzos

    desplegados en materia de reciclaje de

    los subproductos derivados de la produc-cin de etanol (vinaza, bagazo y agua delavado) y de las aguas residuales, as como

    su autonoma en la produccin de energagenerada por la fbrica de transformacin.

    3 El Gobierno Regional de Piura rm unconvenio con la empresa Maple oblign-dola a abonar anualmente US$500,000durante veinte aos.

    4 Un estudio realizado por el Proyecto sobrebioenerga y seguridad alimentaria de laOrganizacin de las Naciones Unidas para

    la Alimentacin y la Agricultura (FAO)

    revela que la disponibilidad de los recursoshdricos se encuentra amenazada por elaumento de la supercie de cultivo de la

    caa de azcar en el valle del Chira. RamosTaipe, C. L. (2010). Metodologa aplicada

    en el anlisis de los efectos de la produc-cin de cultivos bioenergticos sobre ladisponibilidad de recursos hdricos: el caso

    del sistema Chira, Bioenerga y seguridadalimentaria en el Per. Roma: FAO.5 Vase el informe Agriculture contractuelle

    pour la production dagrocarburants dansle nord-Prou: un modle de dveloppe-ment pour lagriculture familiale?. A. Roy,2013.

    6 El valor aadido se obtiene deduciendodel rendimiento bruto (producto comer-cializado o para consumo propio), por unlado, el conjunto de insumos intermedios

    empleados durante un ao y, por otro lado,la amortizacin econmica del capital

    fijo utilizado en el proceso productivo,

    cuya depreciacin abarca varios aos (H.Cochet y M. Merlet. Accaparement desterres agricoles et rpartition de la valeurajoute: la captation de la rente foncire

    revisite. Comunicacin dirigida a laconferencia internacional Global LandGrabbing celebrada en Brighton. Instituteof Development Studies. 6-8 abril de 2011.

    Disponible en ingls y francs).7 Los datos se han extrado de un modelo

    nanciero elaborado a partir de los datos

    proporcionados por las empresas Maple yCaa Brava, as como del estudio realizadoen las explotaciones bananeras de la zona

    de Huangal y entre los productores delimn de la zona de Cieneguillo.8 A efectos de realizar la comparacin, se

    ha diferenciado el sistema de produc-cin agrcola del sistema de produccinagroindustrial global. En consecuencia, lacaa de azcar consumida por el sistemaagroindustrial se ajusta al precio necesario

    para cubrir los costes de produccin, lo queequivale aproximadamente a S/.82.30 portonelada. Los resultados se correspondencon un promedio anual calculado sobre latotalidad de la duracin del proyecto (20aos). En el sistema agroindustrial, la pro-duccin es el etanol, evaluada en litros porhectrea. En el caso de los productores decaa subcontratados, el precio de comprade la caa es de S/.86 por tonelada.

    9 Los resultados relativos a las pequeasexplotaciones engloban el conjunto de los

    recursos generados por la explotacin. Aefectos del presente estudio, las explotaciones

    se distribuyen en funcin del cultivo destinadoa la venta que predomina en las parcelas.

    10 Se trata de promedios para el conjunto de

    las pequeas empresas sometidas a estudio.11 Vase La production de banane biologique

    et quitable dans la valle du Chira: unmodle de russite pour le maintien delagriculture familiale?. A. Roy, 2013.

  • 8/10/2019 La Revista Agraria 167, Octubre 2014 (texto completo)

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    16 LA REVISTA AGRARIA / 167

    Produccin campesina le-

    chera en los pases andinos:

    dinmicas de articulacin a

    los mercados. Aubron, Claire;

    Hernndez, Mnica; Mafla,

    Hugo; Lacroix, Pierril y Ver-

    nica Proao (eds.). Lima: Sis-

    tema de Investigacin sobrela Problemtica Agraria en

    el Ecuador (Sipae) y Centro

    Peruano de Estudios Sociales

    (Cepes), 2013.

    La publicacin tiene como objetivo

    aportar reexiones y respuestas en

    torno a la ganadera lechera como

    va de desarrollo para los campe-

    sinos andinos. Analiza bajo qu condiciones se desarrolla la produccin

    lechera, cules son las condiciones del mercado para el producto y cules

    son las mejores articulaciones al mercado para los campesinos andinos. El

    texto busca profundizar en las potencia-

    lidades, los riesgos y las alternativas de

    las diversas formas de articulacin para

    el sector lechero en el mercado. Puede

    descargarse de .

    La leyenda de los tumbabosques.

    Lima: Programa de Ciudadana

    y Asuntos Socioambientales,

    Sociedad Peruana de Derecho

    Ambiental (SPDA), 2014.

    Primera entrega de la serie de historietas

    que publicar la SPDA sobre temas liga-

    dos al medio ambiente. Con este texto se

    busca generar conciencia sobre la importancia de cuidar nuestros ecosis-

    temas y el poder que tenemos todos los ciudadanos para actuar ante las

    amenazas que ellos afrontan, bien a travs de la promocin de actividades

    sostenibles, bien poniendo freno a actividades ilegales. La historieta se

    enfoca en uno de los principales problemas que enfrentan nuestros bosques:

    la tala ilegal. Puede descargarse de .

    Amrica Latina hacia la inclusin social. Avances, apren-dizajes y desafos. Muriel Hernndez, Beatriz; Fernndez

    Moscoso, Miguel; Yapu, Mario; Romero Romay, Daniela;

    Rocha Portugal, Pablo; Damonte, Gerardo; Glave, Manuel;

    Sanabria Arias, Jos Carlos; Coyoy Erick y Edmundo Urru-

    tia. Ciudad de Guatemala: Asociacin de Investigacin y

    Estudios Sociales, 2014.

    El texto presenta estudios dentro de cuatro reas temticas que la

    Iniciativa Latinoamericana de Investigacin para las Polticas Pblicas

    (Ilaipp) decidi promover por estar vinculadas en niveles y proporcio-

    nes diferentes a la inclusin social como eje principal que desarrollar.

    Estas reas temticas estn refe-

    ridas a las experiencias exitosas

    (o buenas prcticas) de inclusinsocial de grupos vulnerables; la

    institucionalidad de las polticas

    sociales para promover la inclusin

    social; la importancia del capital

    social en el marco de los procesos

    de inclusin social en Amrica

    Latina; la multiculturalidad y la

    inclusin social, y el debate sobre

    la fiscalidad en Amrica Latina. El

    libro puede descargarse de .

    nespublicacionespublicacionespublicacionespublicacionespubli

    Visite: www.larevistaagraria.org

    El da 29 de setiembre falleci OrlandoPlaza Jibaja, socilogo y conocedor como pocos del mundo rural peruano,

    pero, sobre todo, gran persona, granamigo y maestro de varias generaciones.Desde las aulas de la Ponticia Univer-sidad Catlica del Per (PUCP), su almamatery a la que dedic largos aos desu vida, suscit en sus alumnos el inte-rs por los campesinos, esos ciudadanosque, lejos de las urbes, protegen los re-cursos naturales, producen los alimentosque todos consumimos y recrean nuestracultura ancestral. En la PUCP, Orlandocomenz, a inicios de la dcada de 1970,

    su carrera como jefe de prctica: nuncams se deslig de ella ni de su vocacin demaestro. Paralelamente, fue investigador

    en Desco y en el Instituto Interamerica-no de Cooperacin para la Agricultura(IICA), y presidi el Seminario Perma-nente de Investigacin Agraria (Sepia).Sus mltiples publicaciones dieron lucese inuyeron en nuestra visin sobre elmundo campesino y el desarrollo rural.Orlando deja un profundo vaco no solocomo intelectual, sino tambin comoamigo entraable y generoso. Su partidanos entristece.

    Fernando EgurenDirector

    Orlando Plaza: una partida que deja un profundo vaco