La Revoluci n Cubana

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NOVIEMBRE DE 2004 · www.elmilitante.org · 2 € LA REVOLUCIÓN CUBANA PASADO, PRESENTE Y FUTURO

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LA REVOLUCIÓNCUBANA

PASADO, PRESENTE Y FUTURO

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© 2004 EL MILITANTE • www.elmilitante.org • DL: M-48594-2004

I. Introducción. Por qué un documento sobre Cuba . . . . . . . . . . . . . . . 2

El futuro en juegoEl legado de los bolcheviques

II. Cuba antes de la revolución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4

La primera guerra civil (1868-1876)La independencia de CubaEl surgimiento de la clase obrera y sus organizacionesLa revolución de 1933El PCC y la política de frente popularBatista y el PCCInestabilidad política y miseria socialJulio Antonio MellaEl golpe de Estado de Batista y el asalto al cuartel de Moncada

III. La guerrilla al poder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

En la sierraLa actitud del imperialismo americanoLa farsa electoral de BatistaFracaso de la ‘operación verano’ de la dictaduraEl papel de la clase obrera en los momentos decisivos

IV. El capitalismo es derrocado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16

Expectativas de cambioGobierno UrrutiaPolarización crecienteLas nacionalizaciones, claves para el avance de la revoluciónLa invasión de Bahía CochinosLa ruptura con el capitalismo se hace definitiva

V. Cuba después de la revolución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22

La transición al socialismo. Algunas consideraciones teóricas.La inviabilidad del socialismo en un solo paísEl Estado y el período de transiciónEl surgimiento de la burocracia en la URSSDiferencias entre la Revolución Rusa y la Revolución CubanaLa importancia de la democracia obreraLa cuestión del partido únicoLa defensa consecuente del internacionalismoLos giros en la política internaLa rectificación de 1986

VI. La revolución en la encrucijada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

Los cambios en el contexto mundialLos cambios en la Cuba de los 90DolarizaciónComercio exteriorParticipación del capital extranjeroExportaciones, turismo, azúcar, materias primasPeso del capital privado en el empleoCambio de tendenciaPerspectivasLa actitud del imperialismoDefender una salida revolucionaria

Apéndice - actualización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39

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Han pasado ya más de 45años desde que en los prime-ros días de enero de 1959 la

guerrilla hiciera su triunfal entrada enLa Habana y el sanguinario dictadorBatista huyese de la Isla. Desde en-tonces la Revolución Cubana se con-virtió en un símbolo de la lucha an-tiimperialista y anticapitalista. La su-presión del capitalismo en la Isla, elbrutal bloqueo1 al que ha sido some-tida por parte de EEUU desde el prin-cipio y el hecho de que en Cuba sehaya mantenido hasta hoy la econo-mía planificada han reforzado aúnmás a Cuba como un símbolo de re-sistencia.

Sin duda el carácter no capitalistade su economía y la planificación es-tatal ha sido el punto clave de lasconquistas sociales alcanzadas por larevolución, sin el cual no hubiesesido posible que en Cuba se alcanza-ra en el terreno de la educación, dela sanidad, de la mortalidad infantil,de la alfabetización (el analfabetismoprácticamente desapareció en los pri-meros años de la revolución) etc, ni-veles incomparablemente superioresa los países de América Latina, inclu-so los que tienen una economía másdesarrollada como Brasil, Argentina,y en algunos casos a la par de mu-chos países capitalistas desarrollados.La economía planificada, al mismotiempo que constituye la base princi-pal de las conquistas sociales de larevolución y de su amplísimo apoyo,es también la razón principal delodio que el imperialismo profesacontra Cuba.

Cuando el imperialismo nortea-mericano habla de la “falta de demo-cracia en Cuba” apesta a hipocresía.En la práctica los imperialistas esta-

dounidenses han sostenido las mássangrientas dictaduras y golpes deEstado cuando les ha convenido, in-cluyendo el golpe y la dictadura deBatista. Lo que realmente odia el im-perialismo norteamericano es que ensu “patio trasero” exista un país queno se pliega a sus deseos y en el quese derrocó el capitalismo. Ahora, enun contexto de ascenso revoluciona-rio en toda América Latina, en el queuna gran señal de interrogación pla-nea sobre el capitalismo en Venezue-la, Bolivia y otros países, el “factorCuba” adquiere una trascendenciaaún mayor para el imperialismo ypor supuesto, aunque por motivosdiametralmente opuestos, para todosaquellos que deseamos y luchamospor el triunfo de la revolución socia-lista en toda América Latina y en elmundo.

A 45 años de la revolución, Cubaaún está jugándose su destino. El pe-ligro de una involución social y políti-ca, de una contrarrevolución capita-lista, no se puede descartar.

EL FUTURO EN JUEGO

Una derrota de la Revolución Cuba-na sería un gran jarro de agua fríapara los procesos revolucionariosque se están abriendo en toda Amé-rica Latina. Por el contrario, el triun-fo de una revolución socialista encualquier país no sólo daría un enor-me respiro a la Revolución Cubana—en realidad la revolución en otrospaíses es su única salvación— sinoque desencadenaría un ‘efecto domi-nó’ en el que el capitalismo sería de-rrocado en un país tras otro, sacu-diendo profundamente la concienciadel propio pueblo norteamericano y

preparando el terreno para el derro-ta del capitalismo en EEUU, el cora-zón del imperio.

El factor fundamental que motivaeste documento es precisamente elque sirva como contribución, desdeun punto de vista revolucionario ymarxista, al debate sobre el futuro dela Revolución Cubana, sobre cómopreservar y profundizar sus conquistasen un momento tan decisivo como elque estamos viviendo en el país y entoda América Latina. Necesariamen-te, cualquier intento serio de aportaralgo en ese sentido pasa necesaria-mente por analizar los rasgos esencia-les de lo que fue la Revolución Cuba-na así como el carácter de la sociedady del sistema político que surgió deesa revolución.

Si la supervivencia de la Revolu-ción Cubana depende del triunfo dela revolución en otros países ¿cómono abordar las lecciones a sacar de lapropia Revolución Cubana, que tantoha inspirado a los trabajadores y jóve-nes del mundo entero? ¿Cómo no in-tentar sacar conclusiones que sirvanpara contribuir ahora al triunfo de larevolución en otros países?

Para nosotros el carácter progre-sista de la Revolución Cubana estáfuera de duda. En primer lugar fue unacontecimiento que puso en eviden-cia la posibilidad de hacer una revo-lución a poco más de cien kilómetrosde la fuerza imperialista más potentedel mundo y derrotar todos los inten-tos de aplastarla por parte de esta úl-tima. En segundo lugar el tremendoimpulso que ha dado la economíaplanificada a la sociedad cubana hademostrado el enorme potencial dedesarrollo que tendría la humanidadsin capitalistas y sin banqueros. Las

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1. El bloqueo económico y comercial a Cuba propiciado por EEUU empieza con el mismo triunfo de la revolución. Se establece formalmente desdefebrero de 1962 y desde entonces ha ido endureciéndose progresivamente, con medidas como la ley Helms-Burton (1996), que establece penasde cárcel a los inversores en propiedades nacionalizadas o expropiadas por la revolución o las recientes medidas de Bush, restringiendo los viajesy los gastos en dólares en la Isla de los cubanos residentes en EEUU. Al bloqueo económico y comercial hay que sumar el largo historial de actosde sabotaje y terrorismo que el imperialismo americano ha organizado contra la revolución durante décadas.

I. Introducción.Por qué un documento sobre Cuba

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gigantescas simpatías que la revolu-ción despertó en el mundo enterohan constituido su mejor salvaguarday nosotros nos colocamos firmementeen el campo de la defensa de la Revo-lución Cubana y sus conquistas fren-te a la contrarrevolución capitalista yel imperialismo.

Saber de qué lado de la barricadase está es elemental, pero no es sufi-ciente. Además hay que saber cómodefenderla. Las conquistas de la Re-volución Cubana no están garantiza-das de una vez y para siempre. El pe-ligro de restauración capitalista nosólo existe sino que se desarrolla y lohace en la misma proporción en quela parcela de funcionamiento econó-mico movido por intereses privadosen la Isla se hace mayor, en que éstacrea un entramado de intereses cadavez más ambicioso. La lucha por lasupervivencia individual y la desmo-ralización provocada por la existenciade privilegios y escasez puede acabarpesando mucho y representa unaamenaza para la revolución. Por esoes absolutamente necesario que exis-ta una orientación revolucionaria ge-nuinamente internacionalista que déun horizonte más amplio a la Revolu-ción Cubana.

Claro que también hay factoresque actúan en el sentido contrario, esdecir, a favor del mantenimiento delsistema de economía planificada,como la crisis capitalista mundial, lascondiciones de vida en los países cir-cundantes, los procesos revoluciona-rios que se han abierto en AméricaLatina, la frescura del proceso revolu-cionario cubano, el peligro que repre-senta el imperialismo no sólo para lasconquistas sociales de la revoluciónsino para la propia soberanía nacio-nal de la Isla, la sed de venganza delos gusanos, ansiosos de recuperar susnegocios y dar un buen escarmiento aese pueblo que se atrevió a vivir conla cabeza alta. Pero en la confronta-ción de fuerzas que empujan haciaatrás, hacia el capitalismo, o hacia de-lante, hacia el socialismo, las primerastienen una ventaja: el orden capitalis-ta se reproduce bastante bien en elcaos, no necesita el factor conscientey organizado para abrirse un camino.En la etapa de transición al socialis-

mo, eso es sencillamente imprescindi-ble. De ahí que la adopción de unapolítica genuinamente socialista, ba-sada en el internacionalismo y en lademocracia obrera, sea clave parapreservar y extender las conquistas dela revolución.

EL LEGADO DE LOS BOLCHEVIQUES

Muy a menudo, cuando se piensa enla Revolución Rusa de 1917 y la ex-periencia de los bolcheviques, se in-fravaloran las valiosas lecciones queencerró aquel proceso para revolu-ciones posteriores, como la cubana.Una de las ideas que inducen a eseerror es pensar que para cada paíshay la posibilidad de elegir el “mo-delo” más adecuado para llevarlo alsocialismo, en función de sus pecu-liaridades históricas, económicas,etc. Si lo pensamos bien, en sí mis-ma esa afirmación es un contrasenti-do. No puede existir un modelo dife-rente para llegar al socialismo encada país sencillamente porque nopuede existir socialismo en un solopaís; no existe “vía” para cada paísporque de manera individual no sellegará nunca al socialismo como, haquedado demostrado con el colapsode la URSS tras seis décadas de“triunfo del socialismo” tal comoafirmaba irresponsablemente la bu-rocracia. El socialismo, entendidocomo un tipo de sociedad que ha su-perado definitivamente al capitalis-mo en todas las esferas de la activi-dad humana tiene que partir, nece-sariamente, de la utilización de todoslos recursos económicos y técnicos aescala internacional.

Por supuesto que cada revolucióntiene sus peculiaridades, pero tam-bién tienen muchas cosas en comúnporque en realidad son parte de unmismo proceso de fondo. Son dife-rentes eslabones que se rompen de lamisma cadena capitalista internacio-nal y que son sometidos a presionesy procesos similares. Una buena ra-zón para recurrir a la experiencia dela revolución de 1917 y su desarrolloposterior es por que en gran medida,los retos a los que se enfrentó el pro-letariado ruso en aquella época sonde naturaleza muy similar a los que

ahora tiene sobre la mesa el proleta-riado cubano: acoso imperialista,presiones del mercado mundial, sur-gimiento de tendencias procapitalis-tas. Y los “remedios” a esas presio-nes, bajo nuestro punto de vista, tam-bién son de naturaleza similar, funda-mentalmente la extensión internacio-nal de la revolución socialista y laparticipación consciente de la claseobrera en todas las esferas de la polí-tica y de la economía, es decir, la ne-cesidad de democracia obrera. En lacuestión de cómo defender las con-quistas revolucionarias del primerpaís que rompió con el capitalismo, ellegado de Lenin y Trotsky, los diri-gentes y teóricos más importantes dela Revolución Rusa, tiene también unvalor incalculable y a menudo es in-teresadamente olvidado.

Todos aquellos que aspiramos ala transformación socialista de la so-ciedad, tenemos la obligación deapoyarnos en el torrente de energíae inspiración revolucionaria que aúnhoy Cuba es capaz de transmitir alpueblo latinoamericano y a la claseobrera de todo el mundo. El mejorservicio a su causa emancipadoranos lleva a defender los aspectos tre-mendamente progresistas de la Re-volución Cubana para combatir lastendencias conservadoras y abierta-mente contrarrevolucionarias quecoexisten en su seno.

Para salvaguardar las conquistasde la revolución, profundizarlas y ex-tenderlas debemos ser fieles al pro-grama de Marx, Engels, Lenin yTrotsky. Flaco favor haríamos a laRevolución Cubana si tirásemos porla borda las lecciones de Octubre, sino entendiésemos las causas de laposterior degeneración burocráticaestalinista —producto, en último tér-mino, del aislamiento de la revolu-ción socialista en un país atrasado—y finalmente de la restauración capi-talista. Flaco favor haríamos a la Re-volución Cubana si no viéramos susuerte ligada al triunfo de la revolu-ción socialista en América Latina yen el mundo.

Una vez más, como ocurriera enlos decisivos años de 1959 y 1960, laRevolución Cubana tiene que avan-zar para sobrevivir.

INTRODUCCIÓN

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En Cuba se concentraban, y de for-ma extrema, muchos de los rasgosesenciales (históricos, sociales, eco-nómicos y políticos) de los países lati-noamericanos y eso tuvo una expre-sión clarísima en el también peculiardesarrollo que tuvo la revolución de1959. A la burguesía cubana la po-dríamos considerar paradigmática dela sumisión hacia el imperialismo queha caracterizado históricamente a to-das las burguesías latinoamericanas.Es importante, en ese sentido, abor-dar algunos aspectos de la historia deCuba.

Cuba fue una de las primeras islasdescubiertas por Cristóbal Colón enlos últimos años del siglo XV y desdeentonces, durante casi cuatro siglos,permanecerá bajo el dominio espa-ñol. En el siglo XVIII se acrecienta elinterés de Inglaterra por la “perla an-tillana”, culminando con la invasiónde 1762. Los ingleses permaneceránun año en la Isla y desde entonces se-rán determinantes para su desarrolloeconómico, sustituidos algunas déca-das después por EEUU. En este perí-odo se inicia la explotación masiva delos latifundios para el cultivo de cañade azúcar y tabaco, por medio de laprofusa utilización de esclavos.

A principios del siglo XIX el movi-miento por la independencia se ex-tiende por toda América Latina, salvoalgunas excepciones, entre ellas,Cuba. El comportamiento de las cla-ses dominantes de la Isla estaba deter-minando por el miedo a que su aisla-miento respecto al resto del continen-te pudiera facilitar la represión espa-ñola y por el temor a que una revolu-ción por la independencia desencade-nase una rebelión de esclavos similara la acontecida en Haití. Además, lacolonia estaba atravesando un largoperíodo de gran crecimiento econó-mico, en conexión directa con la eco-nomía norteamericana. A mediadosdel siglo XIX Cuba era el principalproductor de azúcar del mundo, yEEUU el principal comprador.

La élite criolla no aspiraba a la in-dependencia, más bien le atraía la

posibilidad de convertirse en un Esta-do de la Unión Americana. Ese de-seo, apoyado por algunos círculos dela burguesía de Washington, era muysignificativo de las características dela clase dominante cubana, comple-tamente dócil al capitalismo nortea-mericano.

LA PRIMERA GUERRA CIVIL

(1868-1876)

La realidad socioeconómica cubanaera una expresión condensada de lateoría del desarrollo desigual y combi-nado que Trotsky explica muy bien ensu Historia de la Revolución Rusa. EnCuba la penetración tecnológica y fi-nanciera de los países capitalistasavanzados no sólo no entró en con-tradicción con el sistema esclavistaempleado en la Isla, sino que lo inten-sificó aún más. Fue sólo a finales delsiglo XIX, cuando el sistema esclavis-ta entró en declive.

Ese fue el telón de fondo de laconfrontación que dio lugar a la pri-mera guerra civil por la liberación na-cional y que duró de 1868 a 1876. Unsector de la clase dominante, com-puesto sobre todo por cafetaleros,

azucareros medianos y ganaderos, dela parte oriental de la Isla, la más atra-sada, se sentía en condiciones de cla-ra desventaja respecto a los grandeshacendados de la parte occidental.No contaban, como ellos, con la utili-zación intensiva de la mano de obraesclava, ni con la misma capacidadde renovación tecnológica, ni con elcontrol del aparato estatal. Sin em-bargo, a pesar de que la guerra contócon las ilusiones y la participación po-pular, no culminó en una revolucióndemocrático-burguesa. El ejército es-pañol dispuso en aquella ocasión delapoyo de EEUU, y para la élite socialdel Occidente de la Isla era preferibleque Cuba siguiera como una coloniaespañola a la desestabilización socialque la independencia pudiera provo-car. Los hacendados de Oriente aca-baron abandonando la lucha por laindependencia a cambio de algunasconcesiones de la Corona española,traicionando a la base que había con-formado el movimiento: los esclavosliberados y los campesinos.

Estos acontecimientos y toda lahistoria posterior hasta la propia re-volución de 1959, ponían en eviden-cia que la clase dominante cubanaera incapaz de poner en práctica las

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II. Cuba antes de la revolución

Batallón procedente de Navarra a su llegada a Cuba en 1898

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tareas de la revolución democrático-burguesa como en Francia en 1789 yotros países occidentales, cuandoconsolidaron el Estado-nación comola base del desarrollo capitalista. Enpocas palabras era incapaz de lograrun desarrollo industrial con una basepropia, distribuir la tierra a los cam-pesinos y la creación de una demo-cracia parlamentaria relativamenteestable, todo eso en el marco de unEstado nacional.

En la época moderna no es posi-ble que la burguesía nacional de lospaíses excoloniales, aparecida dema-siado tarde en la escena de la historia,sea capaz de resolver estas tareas. Esaes una realidad confirmada no sóloen Cuba sino en todos los países dedesarrollo capitalista tardío. La bur-guesía nacional no puede realizar unaeficaz reforma agraria, dado que estáligada económica, social y política-mente a los grandes latifundistas. Es,además, incapaz de desarrollar unaverdadera industria nacional, puestoque ella misma asume, el papel desubsidiaria de las multinacionales yde la banca internacional. En la me-dida que el capitalismo en esos paísesestá ligado a una extrema explotaciónde la mano de obra y al saqueo de losrecursos naturales del país no hay ca-bida para largos períodos de estabili-dad y democracia burguesa parla-mentaria.

LA INDEPENDENCIA DE CUBA

José Martí, poeta y fundador, en1892, del Partido Revolucionario Cu-bano (PRC), encabezó la segundaguerra de liberación nacional. Sumovimiento contó con un amplio res-paldo popular (trabajadores, la po-blación de origen africano, la peque-ña burguesía urbana, los pequeñospropietarios, los campesinos tabaca-leros…). A la reivindicación de inde-pendencia se unían toda una serie dedemandas de tipo social. A pesar detener muchas limitaciones, el progra-ma de Martí tenía un marcado carác-ter progresista en la medida que ape-laba a la intervención de las masaspara alcanzar reivindicaciones de tipodemocrático nacional. Además, se

dio cuenta de que la independenciaformal de la corona española alcan-zada por los demás países latinoame-ricanos no lo resolvía todo, era nece-saria una “segunda independencia”que liberase al país del asfixiante do-minio del creciente imperialismo nor-teamericano.

Sin embargo, el proyecto de JoséMartí de una Cuba independiente deEspaña y de los Estados Unidos, de-mocrática y libre, se frustró. Tras latemprana muerte del líder cubano, enmayo de 1895, bajo la metralla delejército español, la dirección del PRCsupeditó el movimiento de liberacióna la burguesía y los terratenientes,que propiciaron a su vez la interven-ción de EEUU en la guerra. A pesarde todo, la lucha de Martí dejó unalarga tradición revolucionaria enCuba, basada en el antiimperialismoy la apelación a las masas a luchar,que entroncará con el Movimiento 26de Julio que funda Fidel en 1955.

La represión indiscriminada delejército colonial no logró frenar la cre-ciente ira de la población contra ladominación española y efectivamen-te, los norteamericanos deciden inter-venir en Cuba aprovechando la for-midable ocasión, con la excusa de ladefensa de la independencia de laIsla. En poco tiempo los norteameri-canos hicieron entrar en razón a losmilitares españoles y el 10 de diciem-bre de 1898, con el tratado de París,tomaron posesión del país.

El gobierno de los Estados Unidosconsideró a Cuba como un protecto-rado y rehusó reconocer y compartirel poder con los representantes de losinsurgentes nombrando directamentea los administradores de la Isla.

En 1901 el senado norteamerica-no votó la enmienda Platt, que se in-sertó como apéndice a la primeraConstitución Cubana en la AsambleaConstituyente, compuesta por los me-jores exponentes de la burguesía libe-ral de La Habana, dejando en evi-dencia el carácter sumiso y conserva-dor de esta clase social. Uno de los ar-tículos de la enmienda Platt, señalaque: “(...) el gobierno de Cuba acep-ta que los Estados Unidos puedanejercitar el derecho de intervencióncon el fin de conservar la indepen-

dencia cubana y el mantenimiento deun gobierno adecuado a la protecciónde la vida humana, de la propiedad ylas libertades individuales (...)”.

Con esta enmienda EEUU ratifi-caba su absoluto dominio sobreCuba que duraría varias décadas. Esverdad que en 1902 los marines re-gresaron a casa y que Cuba se con-virtió, formalmente, en una repúblicaindependiente, pero siguieron influ-yendo poderosamente en la políticade la Isla y en el ámbito económicolos norteamericanos mantuvieron, eincluso incrementaron, su dominio.Si en 1895 las inversiones norteame-ricanas fueron de 50 millones de dó-lares, el año de la independencia,1902, éstas ascendieron a 100 millo-nes de dólares y la United Fruit Com-pany adquirió 7.500 hectáreas de tie-rra al precio de 50 centavos de dólarpor hectárea.

En 1909 el 34% del azúcar produ-cido en el país provenía de plantacio-nes propiedad de los Estados Unidos,el 35% de plantaciones de propiedadeuropea y sólo el 31% de propiedadcubana, las cuales pagaban hipotecasa bancos norteamericanos. Las em-presas multinacionales controlabanenormes territorios. En el campo,toda la actividad económica girabaentorno a las grandes plantaciones,de las que dependía la gran mayoríade los campesinos. Los pequeñospropietarios estaban también condi-cionados por ese dominio aplastante.

EL SURGIMIENTO DE LA CLASE

OBRERA Y SUS ORGANIZACIONES

Los presidentes que se sucedieron enaquellos primeros años de “libertad”—entre tentativas de golpes de Esta-do, de intervenciones militares norte-americanas y fraudes electorales—eran, en general, poco más que sim-ples títeres del Tío Sam. El períodoque va desde la Primera Guerra Mun-dial a los años 20, fue también unaépoca de expansión económica, porla cual Cuba se convirtió en el primerproductor mundial de azúcar.

Paralelamente se desarrollaron lasprimeras huelgas de masas, sobretodo en el sector del tabaco, que lle-

CUBA ANTES DE LA REVOLUCIÓN

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varon en 1920 a la formación de laFederación Obrera de La Habana, elprimer sindicato obrero.

En 1921 se desató una nueva cri-sis, determinada fundamentalmentepor la caída del precio del azúcar de22,6 a 3,7 centavos la libra.

Los gobernantes a duras penaspudieron contener el descontento so-cial y las protestas se sucedían unatras otra. En febrero de 1924 se fundóel Sindicato de Ferroviarios, que pocodespués organizó una huelga de tressemanas. Las universidades estabanen constante agitación.

El año 1925 comenzó con unagran oleada de huelgas, entre ellas lamás importante fue la de los obrerostextiles, sofocada a balazos. El mismoaño se funda la Confederación Nacio-nal de Trabajadores, que agrupa a lossindicatos de diversos sectores.

En agosto de 1925 se forma elPartido Comunista Cubano (PCC)por iniciativa de algunas decenas deobreros cubanos, estudiantes univer-sitarios y un grupo de obreros emigra-dos. El partido nacía en un momentofavorable para el crecimiento de unafuerza revolucionaria de masas en elpaís, pero también en medio del pro-ceso de degeneración burocrática dela Internacional Comunista, que signi-ficó una ruptura total con las tradicio-nes bolcheviques que llevaron altriunfo de la Revolución Rusa en oc-tubre de 1917. Se depuró la Interna-cional Comunista de todo dirigentepoco dispuesto a arrodillarse anteStalin, mientras la línea política oscila-ba entre la colaboración de clases conla “burguesía progresista” en los paí-ses coloniales y el sectarismo más dis-paratado en los países capitalistasavanzados.

El año 1925 también fue el del finde los gobiernos “democráticos” enCuba. Dos años antes, el presidenteZayas había sido puesto bajo la tutelade una comisión norteamericana pre-sidida por el general Crowder, que enel fondo detentaba el poder real. Di-cha mafia apoyaría la candidatura delgeneral Gerardo Machado para presi-dente. Este último será el prototipo delos futuros dictadores latinoamerica-nos, mezclando grandes dosis de de-magogia con la más brutal represión

contra los opositores. Muchos dirigen-tes comunistas son asesinados siste-máticamente, como fue el caso delfundador y dirigente del Partido Co-munista y de los sindicatos cubanosJulio Antonio Mella, asesinado enCiudad de México en 1929.

La crisis de 1929 golpeó dura-mente a Cuba. La producción de azú-car se mantenía en sus niveles más al-tos mientras que el precio llegaba almínimo histórico de 0, 71 centavos lalibra. Esto determinó un notable in-cremento de la lucha.

En 1930 una huelga general enel Occidente de la Isla hizo tambale-ar el régimen de Machado. El 19 deabril 50.000 personas se manifesta-ron en La Habana contra la dictadu-ra. El año siguiente los comunistaslograron hacerse con el control de laCentral Nacional Obrera Cubana(CNOC), antes dirigida por los anar-cosindicalistas.

LA REVOLUCIÓN DE 1933

En la víspera del estallido revolucio-nario de 1933 existían en Cuba todaslas condiciones para una reedición deun octubre ruso de 1917, es decir,para la toma de poder por parte delproletariado cubano, aliado con loscampesinos y otras clases oprimidas.

El país vivía un estado de enormeatraso combinado con algunos aspec-tos de la más moderna economía ca-pitalista. Los norteamericanos habíanconstruido una eficiente red de trans-portes, mientras la mayor parte de lostrabajadores del campo eran asalaria-dos, por ende no había un númeromuy significativo de campesinos pe-queños propietarios. El 57% de loscubanos vivía en la ciudad.

La Habana era una de las metró-polis más importantes de Centroamé-rica y las Antillas. El 16,4% de la po-blación económicamente activa esta-ba constituida por obreros, un por-centaje superior al de Rusia en 1917.Además habría que añadir un 37% delos trabajadores del sector terciario.

La clase obrera era la única que,frente a la ineptitud de la burguesíanacional, podía liberar la Isla del do-minio del imperialismo y de su subde-

sarrollo. Para salir del atraso en el quese había enquistado el desarrollo so-cial y económico de Cuba era necesa-rio proceder al derrocamiento de laburguesía, a la nacionalización de laeconomía y a su gestión por mediode un plan centralizado de produc-ción que respondiese a los interesesde la inmensa mayoría de la pobla-ción. Realmente, la única clase quetenía la fuerza potencial y podía asu-mir tal programa de forma consciente,era la clase obrera.

El papel que durante muchosaños jugó la dirección del PCC esfundamental para entender las pecu-liaridades del proceso revolucionariocubano. Paradójicamente, el partidono tuvo un papel determinante en larevolución de 1959. Tampoco en lasituación revolucionaria de los años30 el partido planteó la perspectivade una revolución de carácter socia-lista en el país. La razón que explicaeste hecho no reside en su debilidad,de hecho el PCC era uno de los par-tidos comunistas más fuertes deAmérica Latina. En los años 40 con-taba con 80.000 militantes sobre unapoblación de seis millones, una cifranada desdeñable si tenemos en cuen-ta que el Partido Bolchevique, en fe-brero de 1917 sólo contaba con8.000 sobre una población de más decien millones.

Pero, ¿cuál era la política de la di-rección de PCC en 1933? Como to-dos los demás grupos dirigentes delos partidos comunistas de AméricaLatina, formados bajo las directricesestalinistas, confiaban en una alianzacon una imaginaria “burguesía na-cional antiimperialista” y en “una re-volución democrática, liberal y na-cionalista” (S. Tutino, L’Ottobre cuba-no, pág. 65).

En la primavera de 1933 estallauna gran huelga general impulsadapor la CNOC. La posición de Macha-do se hacía cada vez más insosteni-ble y la posibilidad de una interven-ción norteamericana se reforzaba.En esta coyuntura la postura de la di-rección del PCC no fue reforzar unalínea de independencia de clase conel fin de liderar una alternativa socia-lista frente a Machado. Por el contra-rio basándose en el argumento del

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mal menor, Cesar Vilar, comunista ysecretario general de la CNOC, acor-dó un pacto con el dictador por elque puso fin a la huelga. El objetivodeclarado fue evitar la intervenciónde los EEUU.

En agosto estalló la huelga en elsector del transporte. Tras una sema-na, nuevamente, Vilar intenta frenarel movimiento con un acuerdo, perola huelga no se suspendía. Machadointentó emplear al ejército pero losmilitares rehusaron intervenir.

En la parte oriental los trabajado-res formaron sóviets1 en algunos in-genios azucareros. La escalada demovilizaciones había alcanzado unpunto culminante y la población selanzó masivamente a la calle recla-mando el fin de la dictadura. Final-mente Machado fue destituido.

En su lugar entró un gobierno filo-americano, con Carlos Manuel Céspe-des al frente, pero el movimiento, apesar de la caída de Machado, no sedetuvo. Un grupo de suboficiales, conel apoyo de los estudiantes y de algu-nas capas de la pequeña burguesíaradical derribaron al gobierno de Cés-pedes y colocaron en el poder a unajunta de cinco personas presidida porGrau San Martí, profesor universitarioy viejo opositor de Machado. El líderde los militares era el sargento Fulgen-cio Batista.

La dirección del PCC, sintiendoque otros personajes y formacionespolíticas se estaban aprovechandodel proceso revolucionario que se ha-bía abierto, da un improvisado girode 180 grados a su política. Pero yaera demasiado tarde para evitar des-perdiciar una ocasión de oro. Inten-tan remediar toda la política oportu-nista anterior lanzando la consignade “todo el poder a los sóviets”, sinninguna preparación previa y cuandoel movimiento estaba ya en reflujo.Además, el partido había gastadomucho de su prestigio a causa de suposicionamiento hacia Machado, nosólo entre la pequeña burguesía, tam-bién entre la clase obrera. Esa situa-ción facilitó la represión del ejército

contra la militancia comunista, quepagó con su sangre los errores políti-cos de su dirección.

EL PCC Y LA POLÍTICA

DE FRENTE POPULAR

Batista y los militares maniobraronpara controlar la situación. Para ene-ro de 1934 se deshicieron del gobier-no de Grau sustituyéndolo por hom-bres más manejables. Empezaba así elprimer paso de Batista hacia el poder.

Producto de la derrota de la revo-lución, el movimiento obrero y cam-pesino tardaría algún tiempo en recu-perarse. De manera paralela se iniciaun período favorable en la economía,lo cual le permite al gobierno haceralgunas concesiones, como la jornadade 8 horas. De cualquier modo en1935 cerca del 25% de la poblaciónera aún analfabeta y en un porcenta-je similar estaba desocupada.

El PCC, en la clandestinidad, tra-ta de reflexionar sobre sus errores pa-sados. Sin embargo, la línea aproba-da en el VII Congreso de la Interna-cional Comunista (1935), que supusoun nuevo viraje político de 180 gra-dos y la confirmación de los frentespopulares, terminó por anular al PCCcomo organización revolucionaria. Elfrente popular es una política que im-plica la búsqueda de alianzas a todacosta con partidos y personalidadesde la burguesía “antifascista” o pro-gresista, verdaderos o (casi siempre)supuestos. En la táctica del frente po-pular las organizaciones de la claseobrera renuncian al programa de lu-cha contra el capitalismo y a sus mé-todos naturales de combate (fortale-cimiento de los consejos obreros,toma de empresas bajo control obre-ro, formación de milicias indepen-dientes del Estado burgués, etc.) enaras de su alianza con la supuestaburguesía antifascista, que en la prác-tica no aporta nada a la lucha contrael fascismo. Esa orientación no tienenada que ver con una política defrente único entre las diferentes orga-

nizaciones de la clase obrera contra elenemigo fascista y la diferencia escualitativa.

La política de frente popular, queentre otras cosas llevó a la ruina a laRevolución Española de 1936-39,fue aplicada celosamente tambiénen Cuba. En diciembre de 1936,Blas Roca, secretario general delpartido escribía: “La misma burgue-sía nacional, entrando en contradic-ción con el capitalismo que la sofo-ca, acumula energías revolucionariasque no se deben dejar perder (...)Todos los estratos de nuestra pobla-ción desde el proletariado a la bur-guesía nacional pueden y deben for-mar un amplio frente popular contrael opresor extranjero” (S. Tutino, op.cit., pág. 148).

La invitación a formar la alianza seorientó hacia Grau y su Partido Revo-lucionario Auténtico (de carácter bur-gués), el cual sin embargo, no aceptóla alianza.

BATISTA Y EL PCC

De 1937 en adelante Batista, aconse-jado por el entonces presidente deEEUU Rooselvelt, concede una ciertaapertura democrática e impulsa unmayor control del Estado sobre laeconomía, especialmente la produc-ción de azúcar y tabaco. Repentina-mente, el PCC, que definía a Batistacomo un “traidor a la nación y siervodel imperialismo” efectúa otro giro de180 grados. “Batista había comenza-do a no ser el principal exponente dela reacción” afirmaba Blas Roca en ju-lio de 1938 y continuaba: “El estallidorevolucionario que en septiembre de1933 lo indujo a revelarse contra elpoder no ha cesado de ejercitar unapresión sobre él” (citado en Guerrille-ros al poder, de K. S. Karol, 1970,pág. 83)

El gobierno de Batista recibió laetiqueta de “democrático” por partede Rooselvelt y en esa coyuntura laburocracia estalinista no quería entor-pecer sus relaciones económicas y po-

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1. Sóviet. El rasgo más esencial del sóviet es que es un órgano de lucha y de participación de la clase obrera que constituye un elemento de poderque desafía al poder del Estado burgués. Aunque surja de una lucha parcial, amplía sus funciones a tareas de organización social en un determi-nado barrio, fábrica, ciudad, etc.

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líticas con el mandatario norteameri-cano. Ahora los principales enemigosde Cuba eran los fascistas pero noBatista (¡!). Como muestra de agrade-cimiento el PCC fue legalizado en1938. Cuando en noviembre del1939 se llevaron acabo las eleccionespara la Asamblea Constituyente, seconfrontaron dos coaliciones: Batistay los comunistas por un lado y los Au-ténticos de Grau y el ABC de la otra.Ganaron estos últimos y el PC obtuvoel 10% de los votos aproximadamen-te. El año siguiente Batista se haceelegir presidente de una manera nomuy limpia y para 1942 dos comunis-tas, Juan Marinello y Carlos RafaelRodríguez, entraron al gobierno.

En ese período el PCC cambia denombre, pasándose a llamar PartidoSocialista Popular, y figuraba entre lospartidos más a la derecha de la Inter-nacional Comunista. El II Congresodel PSP consideró oportuno saludaral presidente Batista con estas pala-bras: “(...) Deseamos reiterar quepuede contar con nuestro respeto,afecto y estima por sus principios degobernante democrático y progresis-ta” (S. Tutino, op. cit., pág. 171). Lacrítica al imperialismo estadounidensepertenecía al pasado y, sosteniendo lainutilidad de las nacionalizaciones delas propiedades extranjeras, se propo-nía “la colaboración en un programade economía expansiva que aceptaríapagar intereses razonables para las in-

versiones extranjeras, principalmenteinglesas y norteamericanas” (S. Tuti-no, op. cit., pág 179). Los sindicatos,en 80% de los cuales los comunistashabían conquistado una posición diri-gente, publicaron un folleto con el tí-tulo “La colaboración entre los em-presarios y los obreros”. Efectuandoun posterior viraje político los dirigen-tes del PSP ofrecieron su colabora-ción al nuevo presidente Grau SanMartín, para después ser desechadosy pasar a la oposición en 1946. La su-cesión de giros, vacilaciones y traicio-nes por parte de los dirigentes que sesuponían “herederos de las tradicio-nes de Octubre” en Cuba, constituyeun caso paradigmático del desastreque el estalinismo provocó en el con-junto del movimiento revolucionariode América Latina.

Un partido que tenía una influen-cia decisiva en el movimiento obrerocubano y cuya dirección, en nombredel comunismo y de las tradicionesrevolucionarias de Octubre, practica-ba la más despreciable política men-chevique y de colaboración de clasesno podía menos que dejar su impron-ta en la política cubana.

Con esa trayectoria nos podemosimaginar lo difícil que era para los tra-bajadores y los campesinos cubanosde la época, hacerse una idea de lasauténticas ideas del comunismo y dela táctica bolchevique. Las ideas deMarx y de Lenin estaban sepultadas

bajo toneladas de tremendas aberra-ciones. Para toda una generación dejóvenes que entraron en política bajoel signo de la lucha antiimperialista,los zigzagues del PCC cuanto menoscausaban indiferencia, cuando noabierto rechazo. Para muchos, los co-munistas eran demasiado “flojos” conel imperialismo americano y paraotros, aunque la noción del comunis-mo y de la Revolución de Octubre po-dían ejercer un poderoso atractivo,conocer su auténtico desarrollo y asi-milar sus valiosas lecciones era unatarea casi imposible.

JULIO ANTONIO MELLA

Es muy interesante contrastar la polí-tica de la dirección del PCC descritamás arriba con la que propugnaba susecretario general Julio Antonio Me-lla. Su asesinato en México, en 1929,truncó la posibilidad de que el partidoadoptase una política genuinamenteleninista, claramente contrapuesta ala política estalinista de alianza entrelas clases. Citamos algunos párrafosde sus escritos que se comentan por símismos:

“(…) en su lucha contra el imperia-lismo —el ladrón extranjero— las bur-guesías —los ladrones nacionales— seunen al proletariado, buena carne decañón. Pero acaban por comprenderque es mejor hacer alianza con el im-perialismo que al fin y al cabo persigueun interés semejante. De progresistasse convierten en reaccionarios. Lasconcesiones que hacían al proletaria-do para tenerlo a su lado las traicionancuando éste, en su avance, se convier-te en un peligro tanto para el ladrónextranjero como para el nacional” (deLa lucha revolucionaria contra el im-perialismo. ¿Qué es el ARPA?).

“Los revolucionarios de la Améri-ca que aspiran a derrocar las tiraníasde sus respectivos países, no puedendesconocer esta verdad; los que apa-renten desconocerla es porque su ig-norancia, o su mala fe, les impide verla clara realidad. No se puede vivircon los principios de 1789; a pesar dela mente retardataria de algunos, lahumanidad ha progresado y al hacerlas revoluciones en este siglo hay que

LA REVOLUCIÓN CUBANA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO

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El dictador Fulgencio Batista, rodeado de militares

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contar con un nuevo factor: las ideassocialistas en general, que con un ma-tiz u otro, se arraigan en todos los rin-cones del globo” (de Imperialismo, ti-rana, sóviet).

“La causa del proletariado es lacausa nacional. Él es la única fuerzacapaz de luchar con probabilidadesde triunfo por los ideales de libertaden la época actual. Cuando él se le-vanta airado como nuevo Espartacoen los campos y en las ciudades, él selevanta a luchar por los ideales todosdel pueblo. Él quiere destruir al capi-tal extranjero que es el enemigo de lanación. Él anhela establecer un régi-men de hombres del pueblo, servidopor un ejército del pueblo, porquecomprende que es la única garantíade la justicia social (…) Sabe que la ri-queza en manos de unos cuantos escausa de abusos y miserias, por eso lapretende socializar (…)” (de Los nue-vos libertadores).

“Los comunistas ayudarán, hanayudado hasta ahora —México, Ni-caragua, etc— a los movimientos na-cionales de emancipación aunquetengan una base burguesa-democrá-tica. Nadie niega esta necesidad, acondición de que sean verdadera-mente emancipadores y revoluciona-rios. Pero he aquí lo que continúaaconsejando Lenin al Segundo Con-greso de la Internacional: ‘La Interna-cional debe apoyar los movimientosnacionales de liberación /.../ en lospaíses atrasados y en las colonias, so-lamente bajo la condición de que loselementos de los futuros partidosproletarios, comunistas no sólo denombre, se agrupen y se eduquen enla conciencia de sus propias tareas di-símiles, tareas de lucha contra losmovimientos democrático-burguesesdentro de sus naciones. La I.C. debemarchar en alianza temporal con lademocracia burguesa de las coloniasy de los países atrasados, pero sin fu-sionarse con ella y salvaguardandoexpresamente la independencia delmovimiento proletario, aún en lo másrudimentario” (de La lucha revolucio-naria contra el imperialismo. ¿Qué esel ARPA?).

Mella reconocía la existencia dedos nacionalismos: el burgués y el re-volucionario. “El primero desea una

nación para vivir su casta parasitaria-mente del resto de la sociedad y delos mendrugos del capital sajón; el úl-timo desea una nación libre para aca-bar con los parásitos del interior y losinvasores imperialistas, reconociendoque el principal ciudadano en toda lasociedad es aquel que contribuye aelevar con su trabajo diario, sin explo-tar a sus semejantes” (de Imperialis-mo, tirana, sóviet).

INESTABILIDAD POLÍTICA

Y MISERIA SOCIAL

Entre 1939 y 1945 se había duplicadoel PIB nacional, pero la burguesía cu-bana era incapaz de elaborar un plande desarrollo que liberase la econo-mía cubana de la dependencia de lacaña de azúcar, que representaba el80% de las exportaciones. De estemodo toda la economía estaba condi-cionada a las fluctuaciones interna-cionales del precio de este productoen el mercado mundial.

Después de la Segunda GuerraMundial, Cuba afrontaría una nuevacrisis. Las luchas políticas y la inesta-bilidad económica minaban grave-mente la “democracia” cubana. Porotro lado, el gangsterismo estaba alorden del día, financiado directamen-te desde la presidencia de la Repúbli-ca, que enviaba 18.000 dólares almes a los grupos de acción, bajo laforma de “asignaciones particulares”.En 1947, denunciando la corrupcióndel gobierno de Grau, el senador Chi-bás y otros destacados miembros delala más nacionalista de la burguesía,fundaron el Partido del Pueblo Cuba-no, llamado más conocido como Par-tido Ortodoxo, al que se adhiere el jo-ven universitario Fidel Castro.

Algunos años antes de la revolu-ción, Cuba era sin duda un paraísopara los ricos turistas americanos,pero también era un infierno para lamayoría de la población, a pesar deser considerada una de las nacionescon mayor bienestar en América Lati-na.

Entre 1950 y 1954 el ingreso me-dio per cápita en el estado más pobrede los Estados Unidos, Mississipi, erade 829 dólares, mientras en Cuba era

de sólo 312 dólares, esto es 6 dólaresa la semana. Un cuarto de la pobla-ción era analfabeta y el porcentaje deniños que estudiaban era más bajoque en los años 20. En 1954 el 15%de las casas de la ciudad y sólo el 1%de las del campo tenían baño.

Al mismo tiempo, en La Habanacirculaban más Cadillac que en cual-quier otra ciudad del mundo. Menosde 30.000 propietarios poseían el70% de los terrenos agrícolas, mien-tras que el 78,5% de los campesinosocupaban sólo el 15% del total.

Los terrenos cultivados directa-mente por sus propietarios no suma-ban ni el 33% de la superficie total. Ellatifundismo era aún más claro en elcultivo de caña, donde 22 grandespropietarios poseían el 70% de las tie-rras cultivables.

“… La existencia de un fuerte nú-cleo de propietarios agrícolas confir-ma la fuerza de penetración del capi-talismo en el campo cubano. (...)Elproletariado agrícola cubano estabatotalmente desplazado de la tierra;este estaba muy propenso a exigir lapropiedad de la tierra” (M. Gutelmon,La política agraria de la RevoluciónCubana 1959-1968, págs. 20 a 23).Los habitantes de Cuba sumaban enaquellos años un poco más de seismillones. En 1957 los asalariadosagrícolas eran 975.000, de los cualesal menos un tercio no trabajaban másde 100 días al año.

El historiador Hugh Tomas hablade “cuatrocientas mil familias del pro-letariado urbano” en los años 50. Se-gún estos datos el porcentaje de laclase obrera urbana representaba un20% de la población económicamen-te activa. Si se añaden los proletariosagrícolas, los empleados estatales,etc. la mayoría de la población traba-jadora cubana estaba constituida porasalariados, buena parte de ellos or-ganizados sindicalmente. Con esepeso en la sociedad la clase obreracubana estaba en condiciones de dis-putar a la burguesía el poder, de jugarun papel protagonista en el procesode destrucción del capitalismo, arras-trando tras de sí a los campesinos po-bres y parte de las clases mediasarruinadas. Pero como vimos ante-riormente, el PCC no iba a jugar el

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papel que jugaron los bolcheviquesen 1917 con una correlación socialmucho más desfavorable.

EL GOLPE DE ESTADO DE BATISTA Y

EL ASALTO AL CUARTEL DE MONCADA

Se acercaban las elecciones de 1952,que con toda probabilidad le darían eltriunfo a los ortodoxos, aliados enaquel momento con los comunistas.La situación se escapaba de las ma-nos al imperialismo norteamericano,por lo que en marzo de este año, sintitubeos, apoyó el golpe de Estado deBatista.

La oposición al golpe era muyfuerte entre estudiantes e intelectuales.El 26 de julio de 1953 un grupo deaproximadamente 120 jóvenes agru-pados en torno a Fidel asaltan el cuar-tel de Moncada, en Santiago de Cuba,con el fin de desencadenar un movi-miento social que propiciase el fin dela dictadura. Aunque acabó en lamuerte y el fusilamiento de la mayoríade sus participantes y en el encarcela-miento de los supervivientes (entreellos Fidel y su hermano Raúl), el asal-to tuvo un enorme papel propagandís-tico y la figura de Fidel pasó a ser muyconocida. La fuerte campaña interna-cional por la liberación de los encarce-lados de Moncada, unido a la necesi-dad del régimen de dar una imagende normalidad, propicia su liberacióndos años después, tras la que se exiliaa México y funda el Movimiento 26 deJulio. En 1956 rompe definitivamentecon el Partido Ortodoxo.

La proclama que habría sido leídapor los insurrectos una vez tomada laestación de radio, si no hubiese fraca-sado el plan, recitaba así: “La Revolu-ción declara su firme intención de po-ner a Cuba sobre el plano del bienes-tar y la prosperidad económica (...).La revolución declara el estricto res-peto a los trabajadores y la instaura-ción de la total y definitiva justicia so-cial, fundada sobre el progreso econó-mico e industrial bajo un plan nacio-nal bien ideado y sincronizado (...) Larevolución reconoce y se basa sobreel ideario de Martí (...) y adopta elprograma revolucionario de la JovenCuba, de los radicales ABC y del PPC

[Los ortodoxos] (...) La revolucióndeclara el absoluto respeto por laconstitución dada al pueblo en 1940(...) En nombre de los mártires, ennombre de los sacros derechos de lapatria (...)” (H. Tomas, Storia diCuba, 1973, Pág. 625).

La exigida Constitución de 1940estaba llena de hermosas palabraspero nada más. El mismo Hugh Tho-mas escribe en su libro, analizando elprograma de Moncada:

“Todas estas medidas eran muypoco radicales y de por sí no habríansatisfecho la exigencia de una inde-pendencia internacional de Cuba; nose hablaba de nacionalización de laindustria del azúcar, una medida quehabría estado ciertamente justificadadada la singular estructura de tal in-dustria y del hecho de que la nacióndepende de ella en enorme medida, yque en el programa, por ejemplo, delos laboristas ingleses, habría estadoen los primeros lugares” (H. Thomas,op. cit; pág 628).

Este programa, confirmado poste-riormente en el famoso discurso “Lahistoria me absolverá” hecho por Fi-del Castro durante el proceso, si bienrevelaba muy claramente una volun-tad de lucha por reformas profundas,

no estaba incluida la necesidad de lalucha por la transformación socialistade la sociedad.

El ideal de Fidel estaba profunda-mente inspirado en Martí, el de undesarrollo próspero, socialmente justoe independiente de Cuba, pero sinque ello conllevase la ruptura con elcapitalismo ni implicase una políticade independencia de clase. Sin em-bargo, la historia nunca se repite exac-tamente del mismo modo. En la épo-ca de Martí la clase obrera apenas po-día jugar un papel político indepen-diente. Medio siglo después una claseobrera ya tenía un peso decisivo en lasociedad y eso tendría implicacionesen el futuro desarrollo del proceso re-volucionario cubano. La RevoluciónCubana fue una clara confirmaciónde la teoría de la revolución perma-nente. Como escribió el dirigente re-volucionario ruso León Trotsky en Larevolución permanente en relación alas revoluciones en los países de des-arrollo burguesa retrasado “la solu-ción íntegra y efectiva de sus fines de-mocráticos y de su emancipación na-cional tan sólo puede concebirse pormedio de la dictadura del proletaria-do (…)” (León Trotsky, La revoluciónpermanente).

LA REVOLUCIÓN CUBANA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO

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Arriba: el Cuartel de Moncada tras el asalto. Izquierda: Melba Hernández (izqda.) y Haydeé San-tamaría (dcha.), heroínas del asalto. Derecha: Fidel Castro entre los detenidos tras el asalto.

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En noviembre de 1954 Batista se hizoreelegir presidente. Mientras tanto elmovimiento obrero cubano se reani-maba. En diciembre de 1955 estallóuna huelga de medio millón de traba-jadores de los ingenios azucareros. Talfue la envergadura del movimientoque Batista, ante el peligro de que lazafra quedara paralizada, cedió a lasexigencias de los trabajadores.

En el exilio mexicano Fidel con-centra toda su atención en agrupar alos que protagonizarían el inicio delmovimiento guerrillero en Cuba, en-tre ellos al argentino Ernesto Gueva-ra, el Che. En septiembre de 1956, Fi-del firma —por el Movimiento 26 deJulio— con José Echevarría —por elDirectorio Revolucionario1 —el Pactode México, por el cual ambas organi-zaciones ofrecen al pueblo cubano su“liberación antes de 1956”, medianteuna insurrección seguida por unahuelga general.

El 25 de noviembre de 1956, 82personas, en la mítica embarcaciónGranma, parten de la ciudad mexica-na de Veracruz y llegan a la costa cu-bana el 2 de diciembre. Tras el des-embarco, varios encuentros con la po-licía prácticamente disuelven el grupoy sólo sobreviven 12. Por si eso fuerapoco, los planes coordinados con elmovimiento insurgente en el interiorde la Isla, que debía dar respaldo aldesembarco, como la rebelión deSantiago, fracasaron. Igual que en elasalto al cuartel de Moncada, Fidelcreía que podría, con una acción es-pectacular, desencadenar un movi-miento más amplio, pero no fue así.Algunas semanas después, en SierraMaestra, se reagrupan y forman el pri-mer núcleo guerrillero, entre los quese encontraban Fidel, el Che, CamiloCienfuegos y Raúl Castro.

Si hay algo que no faltaba a esoshombres era valentía. Un aconteci-miento político que probablementemarcó a los dirigentes guerrilleros fuela experiencia de Arbenz en Guate-mala, un general progresista que in-

tentó una reforma agraria en un paísque en la práctica era propiedad de lamultinacional norteamericana UnitedFruit Company. Che estaba en Guate-mala cuando el derrocamiento de Ar-benz en 1954, y probablemente esafuera su primera experiencia políticaseria. Indignado, no comprendíacomo la oficialidad del régimen legal-mente constituido no repartía armasal pueblo para defenderse de las co-lumnas golpistas que se estaban orga-nizando bajo los auspicios de EEUU ycon la colaboración de dictadurascomo la de Somoza en Nicaragua. Apesar de que se había apuntado auna milicia para defender al gobierno,esa nunca entró en acción.

Una de las obsesiones de los gue-rrilleros cubanos es que a ellos no lespodía pasar lo mismo que a Arbenz.Querían una democracia de verdad,una auténtica democracia burguesaen la que ni la propia burguesía creíani estaba realmente interesada enpropiciar y consolidar.

Pero la disyuntiva no era “demo-cracia” o “dictadura”, era revoluciónsocialista o la perpetuación del domi-nio de una minoría de privilegiados

basado en la represión. Una de laspeculiaridades más sobresalientes dela Revolución Cubana fue que susdirigentes llegasen a tomar el podersin la perspectiva de abolir el sistemacapitalista y luego reorientasen la di-rección del proceso antes de que lacontrarrevolución pudiese reagrupar-se y asestar un golpe mortal a la re-volución.

El propio Che, que estaba situadoclaramente a la izquierda del movi-miento revolucionario, cuando le pre-guntaron, cinco años después de la re-volución, si en Sierra Maestra habíaprevisto que la Revolución Cubanatomaría una dirección tan radical,contesta: “Lo sentía intuitivamente.Desde luego no se podía prever elrumbo que tomaría la revolución ni laviolencia de su desarrollo. Tampocoera previsible la formulación marxista-leninista... Teníamos una idea más omenos vaga de resolver los problemasque veíamos claramente y que afecta-ban a los campesinos que luchabancon nosotros y los problemas que veí-amos en la vida de los obreros” (HughThomas, Historia contemporánea deCuba, Ed. Grijalbo, pág. 233).

LA GUERRILLA AL PODER

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III. La guerrilla al poder

1. Organización de origen estudiantil que participó, en menor medida que el 26 de Julio, en el movimiento insurgente.

Jacobo Arbenz, presidente de Guatemala derrocado por el imperialismo

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EN LA SIERRA

Los guerrilleros, que se asentaron ini-cialmente en Oriente, la zona más po-bre y con tradición de lucha campesi-na, estaban enfrentados a un régimenaparentemente fuerte pero en reali-dad completamente corroído y putre-facto. Batista no tenía ningún tipo deapoyo social y sólo se mantenía por larepresión y la inercia política.

El más que accidentado viaje ydesembarco del Granma y el fracasode los planes insurreccionales en lasciudades hacían que la perspectiva deuna victoria inmediata se disipara.

Tras la batalla de El Uvero, quehabía sido el primer encuentro gana-do por los rebeldes en el que tuvieronbajas serias, la guerrilla se centró du-rante el mes de junio de 1957 en unplan de recuperación. Durante untiempo no hubo combates en la sie-rra, pero fue un período de intensasmaniobras políticas, que dio lugar alPacto de la Sierra, firmado el 12 dejulio.

Según el historiador Hugh Tho-mas, “Hasta entonces, desde que ha-bía llegado a la sierra, Fidel Castrohabía evitado dar su nombre a ningúnprograma. (…) Pero al haber provo-cado la expectación entre la clase me-dia profesional ese silencio doctrinalno se podría prolongar. A primeros dejulio [de 1957] Raúl Chibás2 y FelipePazos, el dirigente titular ortodoxo y el

economista más distinguido de Cuba,se dirigieron a la sierra. Chibás diceque fue a la sierra para demostrar unaprueba de confianza en la madurez dela lucha armada. El 12 de junio, des-pués de unos días de discusión, surgióun manifiesto general, firmado por Fi-del Castro, Chibás y Pazos. Fidel Cas-tro había escrito la mayor parte. Ha-cía un llamamiento a todos los cuba-nos para que formaran un frente cívi-co revolucionario para ‘acabar con elrégimen de fuerza, la violación de losderechos individuales, y los infamescrímenes de la policía’; el único modode asegurar la paz de Cuba era cele-brar elecciones libres y tener un go-bierno democrático; el manifiesto in-sistía en que los rebeldes estaban lu-chando por el hermoso ideal de unaCuba libre, democrática y justa. Seformulaba una petición a EstadosUnidos: que se suspendiesen los enví-os de armas a Cuba durante la guerracivil; y también se rechazaba toda in-tervención o mediación extranjera. Seconsideraría inaceptable la sustituciónde Batista por una junta militar. Envez de eso, habría un presidente pro-visional imparcial y no político, y ungobierno provisional que celebraríaelecciones en el año siguiente a latoma de poder; las elecciones se cele-brarían según la Constitución de 1940y el código electoral de 1943”. Encuanto al programa económico y so-cial, siguiendo con las observaciones

del mismo historiador: “Entre otrascosas exigía la supresión del juego yde la corrupción; la reforma agraria,que llevase a la distribución de las tie-rras no cultivadas entre los trabajado-res que no tenían tierra; el incremen-to de la industrialización, y la conver-sión de los granjeros arrendatarios ycolonos en propietarios. Los propieta-rios existentes recibirían compensa-ciones. No se mencionaba la naciona-lización de las empresas de serviciospúblicos, ni la colectivización de la tie-rra ni, por supuesto, de la industria”(Ibíd., págs. 148 y 149).

Las negociaciones con miembrosde la oposición burguesa coincidieroncon la llegada del Che del frente deguerra y supuso para él un jarrón deagua fría. “El Che se mostró prudenteen los comentarios anotados en sudiario el 17 de julio, pero era eviden-te que le desagradaba comprobar lainfluencia que Chibás y Pazos teníansobre Fidel. Según él, el Manifiesto lle-vaba el sello indeleble de esos políti-cos “centristas”, la especie que des-pertaba su mayor desdén y descon-fianza” (Jon Lee Anderson, Che Gue-vara, una vida revolucionaria, pág.246). Más adelante, a pesar de su dis-gusto, el mismo Che justificaba el Pac-to de la Sierra, pero es interesante leeratentamente su argumentación: “Nonos satisfacía el compromiso, pero eranecesario; en aquel momento era algoprogresivo. No podía durar más alládel momento en que significara unadetención en el desarrollo revolucio-nario… sabíamos que era un progra-ma mínimo, un programa que limita-ba nuestro esfuerzo, pero… sabíamosque no era posible realizar nuestra vo-luntad desde Sierra Maestra y que,durante un largo período, teníamosque contar con toda una serie de‘amigos’ que trataban de utilizar nues-tra fuerza militar y la gran confianzaque el pueblo tenía ya en Fidel Castropara sus propios propósitos macabros,y… para mantener el dominio del im-perialismo en Cuba, a través de laburguesía importada, tan estrecha-mente vinculada a sus amos nortea-mericanos… Para nosotros, esta de-claración fue sólo un pequeño alto en

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2. No confundir con su hermano Eduardo Chibás, que se suicidó en agosto de 1951 y que fue fundador del Partido Ortodoxo.

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el camino, teníamos que continuarnuestra tarea fundamental de derrotarel enemigo en el campo de batalla” (elénfasis es nuestro). La caracterizaciónque el Che hace de las intencionesque tenía la burguesía antibatistianaes brillante, porque deja en evidenciaque era la burguesía la que realmentenecesitaba la autoridad política de losrevolucionarios para su propios finesy no al revés. ¿Y cuales eran sus fines?Cambiar algo para que todo, en esen-cia, siguiera igual, y en todo momen-to, incluso en los primeros meses des-pués de que la guerrilla tomara el po-der, su único papel fue el de poner lí-mites al proceso revolucionario, es de-cir tratar de detenerlo.

En realidad, el bagaje político quetanto del Che como Fidel se llevan ala sierra, en relación a la política dealianzas, es un sentimiento de des-confianza hacia los desprestigiadospolíticos burgueses, pero no estababasada en la convicción de que la cla-se obrera pudiera ser el motor centraldel derribe de la dictadura, ni en laperspectiva del socialismo. Sin embar-go, la debilidad de la burguesía era taly las presiones que desató el procesorevolucionario por abajo fueron tangigantescas, que de poco le sirvió a laburguesía agarrarse al clavo ardientede los pactos. Fidel y Che, después de

la revolución, subsanaron el errorrompiendo la alianza con la burguesía(o la “sombra” de la burguesía), unerror que en la gran mayoría de losprocesos revolucionarios ha tenidoconsecuencias fatales.

LA ACTITUD DEL IMPERIALISMO

AMERICANO

Hacia mediados de 1957 había unadivisión entre los diferentes organis-mos del imperialismo norteamerica-no. Los sectores ligados al ejército, porejemplo, seguían defendiendo a Batis-ta sin pensar en las consecuencias quetendría prolongar un régimen exclusi-vamente basado en la represión. Otrosector, como el representado por elnuevo embajador Smith, hacía gestosde descontento con Batista y veían lanecesidad de ir tanteando el terrenopara pensar en un sustituto. No teníaningún inconveniente en tantear alpropio M26-J, el grupo que era elcandidato más serio, para jugar unpapel clave a la caída de Batista.

En una carta a Fidel, del 11 de ju-lio de 1957, Frank País3 expresa supreocupación por el carácter de loscontactos que el M-26J estaba tenien-do con la embajada de EEUU: “Estoyharto de tantas ideas y venidas y con-

versaciones con la embajada y creoque nos convendría estrechar las filasun poco más, sin perder el contactocon ellos, pero sin darles tanta impor-tancia como ahora; sé que están ma-niobrando, pero no veo con claridadcuáles son sus verdaderos fines” (JonL. Anderson, op. cit.). Según el mis-mo libro, “el vicecónsul era RobertWiecha, en realidad un agente de laCIA. El ‘otro hombre’ sigue siendo unmisterio, pero podía ser el jefe de laCIA en La Habana o su segundo, Wi-lliam Williamson; ambos según EarlSmith, eran ‘pro Castro”. Posterior-mente la CIA modificó esa política.

En septiembre 1957 se produceun motín naval en Cienfuegos, conconexiones con el Movimiento 26 deJulio, revelando el malestar que la si-tuación provocaba incluso en sectoresde la oficialidad. En realidad era unplan que afectaba a todos los cuarte-les de Cuba, pero estuvo mal prepara-do y sólo triunfó en Santiago, pudien-do resistir una semana.

En la sierra, la política de asesina-tos del gobierno y la convicción deque los guerrilleros iban a persistir ensu lucha contra la dictadura inclinabaa los campesinos hacia la guerrilla.

En el exilio se firma el denomina-do Pacto de Miami (10 de noviembrede 1957) con la participación de to-dos los partidos de la oposición bur-guesa y algunos individuos que searrogan una dudosa representaciónen nombre del Movimiento 26 de Ju-lio. El pacto dio lugar a una fantasma-górica Junta de Liberación Nacional.Pero los acontecimientos en Cuba si-guen su propia dinámica. El Che exi-ge a Fidel una denuncia pública deese Pacto y amenaza con dimitir. Endiciembre el Ejército Rebelde infringeuna derrota importante al ejército deBatista y Fidel Castro, el 14 del mismomes, publica una carta con una críticapública al pacto, denunciando que elacuerdo alcanzado en Miami no seoponía explícitamente a la formaciónde una junta militar ni a una interven-ción extranjera. El Pacto de Miami —que era una maniobra para desplazar

LA GUERRILLA AL PODER

13EL MIL I TANTE

3. Frank País fue uno de los principales líderes del Movimiento 26 de Julio. Tenía la arriesgadísima tarea de organizar el movimiento de resistencia enlas ciudades. Fue asesinado por la policía batistiana el 30 de junio de 1957, desencadenando una masiva huelga general de protesta en Santiagode Cuba y en las principales ciudades de Oriente.

El Che, Fidel, Calixto García, Ramiro Valdés y Juan Almeida en Sierra Maestra en 1957

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al movimiento guerrillero a un segun-do plano en la lucha contra Batista—se desmorona rápidamente, lo que dauna idea de la tremenda debilidad yfalta de autoridad de la oposición bur-guesa a Batista.

LA FARSA ELECTORAL DE BATISTA

A finales del año 1957, un año antesdel derrocamiento de Batista, el Ejér-cito Rebelde de Fidel sólo de disponíade 300 hombres.

El año 1957, a pesar de las tensio-nes políticas, fue un año especialmen-te bueno económicamente. El azúcarhabía producido unos ingresos de680 millones de dólares, 200 millonesmás que en 1956, y más que ningúnaño desde 1952. Las nuevas inversio-nes de capital extranjero alcanzabanun total de 200 millones de dólares. Apesar de temores de que el asunto sele escapara de las manos a Batista, elrepresentante del gobierno de EEUUpara los asuntos del Caribe, Wieland,tenía motivos para decir a un perio-dista: “Sé que muchos consideran aBatista como a un hijo de perra…pero lo primero son los intereses ame-ricanos… por lo menos es nuestrohijo de perra, no hace el juego a loscomunistas” (Hugh Thomas, Historiade Cuba Contemporánea, pág. 167).

El plan de Batista para dar salida ala situación era organizar unas elec-

ciones amañadas y aunque él no po-dría presentarse, sí se podría reservarun papel clave en el ejército. Una far-sa descarada. Así describía la situa-ción Hugh Tomas “…la lucha parecíaun combate único, entre Batista yCastro. Los auténticos como Grau,Prío y Varona; los ortodoxos comoOchoa, Agramante, Bisté y MárquezSterling; Saladrigas o Martínez Sáenz,los antiguos líderes del ABC, todosquedaron fuera de juego. Los políticosde los partidos más antiguos, comolos liberales (el primer partido de losprimeros días de la República), quehabían ayudado a Batista en todo, alfinal se vieron perdidos. Lo mismoocurrió con muchos políticos que ha-bían servido a Cuba y a sí mismos,durante los 25 años anteriores (…).En resumen, a lo largo de años, Batis-ta había completado lo que habíaniniciado: la corrupción, el gansteris-mo, el paro masivo y el estancamien-to económico. El pueblo cubano ha-bía perdido completamente la fe enlos hombres que le habían estado go-bernando, pero, como es un pueblode gran vitalidad, no se resignaba auna vida meramente vegetal, y guar-daba en su alma un potencial enormede fe y esperanza, que después movi-lizó Castro” (Hugh Thomas, Cuba: lalucha por la libertad, 1762-1970,págs. 1343-1344 del Tomo 3 —LaRepública Socialista—, Ediciones Gri-jalbo, 1973). Es difícil no ver un cier-

to paralelismo con la aguda crisis deautoridad que tienen los partidos bur-gueses hoy en muchos países de Lati-noamérica, después de años de priva-tizaciones, empobrecimiento y sa-queo de la riqueza nacional.

El 1 de marzo de 1958 los obis-pos lanzan una propuesta de pazconsistente en la formación de ungobierno provisional y el abandonode la lucha armada, que correcta-mente no fue aceptado por los diri-gentes guerrilleros.

FRACASO DE LA ‘OPERACIÓN

VERANO’ DE LA DICTADURA

Fidel Castro había anunciado unahuelga general, pero sin concretar fe-cha. No contaba con el apoyo delgrueso de los sindicatos, ni con el delos comunistas, el único grupo de laoposición con una influencia real en elmovimiento obrero organizado. A pe-sar de que los comunistas querían par-ticipar en los comités de huelga fueronrechazados en varias ocasiones, hastaque finalmente el 28 de marzo FidelCastro escribe para que se acepte laentrada, pero en La Habana conside-ran que era ya muy tarde. El hecho esque la organización de la huelga “que-dó en manos de los comités de accióndel 26 de Julio, sin ningún contactoverdadero con el mundo del trabajo”(Hugh Tomas, Historia Contemporá-nea de Cuba, pág. 175).

K. S. Farol, en Guerrilleros al po-der, apunta lo siguiente: “Ellos [losguerrilleros] concibieron la huelga del9 de abril de 1958 como una serie deacciones armadas, en varios puntosde la ciudad, a una hora determinadacon pocas personas; 2.000 hombresarmados pasaron en efecto a la ac-ción a las 11 de la mañana mientrasla radio anunciaba que la huelga ha-bía empezado e invitaba a todos a de-jar el trabajo. La acción de masas eravista como un apoyo, nada más” (K.S. Karol, op. cit., pág. 141).

La huelga resultó un fracaso, perotuvo enormes efectos en la situación:en relación a las tensiones entre el lla-no y la sierra, dentro del Movimiento26 de Julio, se reafirmó hegemoníade la sierra, es decir de Fidel y de los

LA REVOLUCIÓN CUBANA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO

14EL MIL I TANTE

Entrada del Ejército Rebelde en La Habana

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dirigentes guerrilleros frente a los quedesarrollaban el trabajo fundamental-mente en las ciudades. Políticamentesignificó una reafirmación de la auto-ridad de los sectores más decididos yradicales del Movimiento 26 de Julio.Por otro lado el fracaso de la huelgaes interpretado por Batista como unaseñal de apoyo a su gobierno y seanima a lanzar una ambiciosa ofensi-va militar contra la guerrilla. Pero fueuna apreciación falsa y la “operaciónverano” que se lanzó en Sierra Maes-tra acabó en una derrota, con conse-cuencias definitivas para la dictadurade Batista.

“Las consecuencias de este revésfueron extraordinarias. El Alto Mandode Batista, que ahora era una bandadesmoralizada de oficiales corrompi-dos, crueles y perezosos, sin experien-cia de combate, empezó a tener mie-do de ser totalmente eliminado porun enemigo cuyo número y paraderono sabían con exactitud…” (H. Tho-mas, op. cit., pág. 183). En realidad,militarmente los guerrilleros constituí-an una fuerza mucho más pequeña,pero “las fuerzas de Batista no podíanavanzar un solo metro sin que al cabode unos minutos llegara alguien, co-rriendo y sudoroso, para decírselo aCastro”. Las deserciones eran cadavez más frecuentes, incluso en el man-do. En julio de 1958, la retirada deSierra Maestra era total. Fue una des-bandada tan desorganizada que losguerrilleros pudieron encontrar el có-digo de lenguaje cifrado del enemigoy dar órdenes para despistar incluso ala fuerza aérea.

El 20 de julio se cristaliza el Pactode Caracas, firmado en Venezuelaentre el Movimiento 26 de Julio y to-dos los partidos de la oposición, a ex-cepción del PSP, que seguían siendorechazados (aunque por entonces yahabía una aproximación del sectormás a la izquierda del Movimiento 26de Julio con los comunistas para cu-brir el frente obrero, vista la incapaci-dad de los dirigentes más liberales delllano para llegar a los trabajadores) ylos dos partidos que se habían presta-do a participar en la farsa electoral sinningún futuro que había organizadoBatista. El pacto exigía “una estrate-gia común para derrotar a la dictadu-

ra por medio de la insurrección arma-da”, un breve gobierno provisional“que conducirá… al procedimientoplenamente constitucional y demo-crático; …un plan para garantizar elcastigo a los culpables… el derechode los trabajadores, el cumplimientode los compromisos internaciona-les… y el progreso económico y polí-tico del pueblo cubano”. “El distingui-do abogado Miró Cardona fue nom-brado coordinador del Frente [de or-ganizaciones que formaban el pacto],y Castro fue nombrado comandanteen jefe de las fuerzas de la revolución.El juez Urrutia fue designado ‘Presi-dente de Cuba en armas” (H. Tho-mas, op. cit., pág. 188).

EL PAPEL DE LA CLASE OBRERA

EN LOS MOMENTOS DECISIVOS

La situación de la dictadura era insos-tenible y el propio imperialismo apos-tó por una “junta cívico militar”, re-chazando el plan de Batista de entre-gar la presidencia, en febrero de1959, al presidente Rivero Agüero,basándose en la farsa electoral queorganizó en noviembre y en la que noparticipó ni el 30% del censo.

La toma de Santa Clara por partede las fuerzas comandadas por el Cheanuncia el inevitable desmorona-miento de régimen de Batista.

En la guerra contra Fidel Castro elejército no sufrió más de 300 muer-

tos, pero ya en 1958 era imposiblereclutar gente para el ejército, al mis-mo tiempo diversos oficiales se esta-ban pasando del lado de los rebel-des. El derrumbe del ejército y la nointervención de los Estados Unidoseran una advertencia para Batista deque sus horas ya estaban contadas.El 31 de diciembre, frente al avancede la guerrilla en todo el país, el dic-tador dejó Cuba —en plena fiesta defin de año— para refugiarse en San-to Domingo.

Frente a la maniobra de los milita-res para instaurar un gobierno batis-tiano sin Batista, Fidel llamó a la huel-ga general. Esta vez sí es un éxito y essecundada masivamente. La acciónde la clase obrera fue entonces con-tundente y fundamental. “La semanade la huelga general constituye en laCiudad Capital el elemento decisivode la situación impidiendo a cualquie-ra llenar el vacío de poder (...). ElEjército Rebelde no es suficientemen-te numeroso como para infligir solo,sin este potente movimiento de huel-ga, el golpe de gracia a las viejas es-tructuras políticas” (K. S. Karol, op,cit., pág. 156).

La clase obrera entra con toda sufuerza en la escena política, pero a di-ferencia de la Revolución 1917 no ju-garía el papel central que siempre de-fendieron Lenin y los bolcheviques yque conformaría la base de la demo-cracia obrera y la estructura soviéticaen los primeros años de la revolución.

LA GUERRILLA AL PODER

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El Ejército Rebelde toma el Havana Hilton, que pasará a llamarse Habana Libre

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EXPECTATIVAS DE CAMBIO

La disolución del aparato represivode Batista, es decir, del aparato bur-gués, no condujo automáticamente aun sistema de economía planificadani a la proclamación, por parte de losdirigentes del Ejército Rebelde, deuna Cuba socialista. No existía unplan premeditado, consciente, de po-ner fin al capitalismo en la Isla. Noobstante, la victoria insurgente desatóunas presiones sociales (tanto porparte de la clase obrera y del campe-sinado como por parte de la burgue-sía y el imperialismo) que empujabanconstantemente a los dirigentes delEjército Rebelde a tomar una decisiónen un sentido u otro.

En sí misma, la victoria de la gue-rrilla incrementó aún más las simpatí-as con las que ya contaba antes de lacaída del odiado Batista. Ahora, porfin, se podían hacer realidad las ex-pectativas de mejoras sociales conte-nidas durante tanto tiempo.

La presión y las luchas por mejo-ras salariales se hicieron notar inme-diatamente. “… En el interior deCuba, 6.000 empleados de la CubanElectric Company se declararon enhuelga de brazos caídos para conse-guir un aumento salarial del 20%,mientras 600 obreros que habían sidodespedidos por la compañía en 1957-1958 iniciaron una huelga de hambreen un punto del palacio presidencialpidiendo que los readmitieran. Tam-bién hicieron huelga los obreros ferro-viarios que se habían quedado sin tra-bajo y los de una fábrica de papel cer-cana a La Habana, que había cerra-do. Tres mil trabajadores de la cons-trucción se fueron de la Bahía deMoa. Los empleados de los restauran-tes amenazaron con ir a la huelga sino volvían a abrir los casinos. Veinti-ún molinos de azúcar sufrieron retra-sos en la recolección por culpa de exi-gencias salariales. La revolución ha-

bía despertado esperanzas: ¿cómo ibaa satisfacerlas?” (Hugh Thomas,Cuba: la lucha por la libertad, Pág.1.534). Ahí estaba el meollo de unacuestión que aún estaba por resolver.

GOBIERNO URRUTIA

Cuando pacta la rendición de Santia-go, Fidel toma juramento al magistra-do Manuel Urrutia, que se convertiríaen el primer presidente después de larevolución. Como describe Paco Igna-cio Taibo II en su libro El Che, era “ungobierno en el que domina la oposi-ción burguesa, con incrustaciones del26 de Julio y del que están ausenteslas dos fuerzas aliadas al 26 de Julio:el PSP y el Directorio”. H. Thomas, enla obra citada, comenta: “Las medi-das de Urrutia, sin embargo, se limita-ron a proponer la liquidación del jue-go y de los burdeles”. En realidad elgobierno de Urrutia estaba suspendi-do en el aire. El poder real estaba enmanos de la guerrilla ya que el Estadoburgués se había desintegrado com-pletamente. Fue un gobierno efímero,

que sucumbió rápidamente a las ten-siones de clase que desató el procesorevolucionario.

No es hasta el mes de marzo cuan-do se toman las primeras medidasconcretas para paliar la mala situa-ción del pueblo. Se redujeron los al-quileres de los pisos drásticamente;“los propietarios de solares vacíos ha-brían de vender al recién creado Insti-tuto de Ahorro Nacional y de la Vi-vienda (INAV) o a cualquiera que qui-siera comprar y construir una casa”(H. Thomas, op. cit.); redujo las tari-fas telefónicas por medio de una in-tervención —aún no nacionaliza-ción— de la compañía telefónica; sepusieron limitaciones para la importa-ción de 200 productos de lujo; se tra-tó de limitar la evasión de impuestos;se declaró la confiscación de todas laspropiedades de Batista y de todos susministros a partir de 1952 así comode todos los oficiales de las fuerzas ar-madas que habían participado en laguerra civil.

Sin embargo, todas estas medidas,aunque tenían un carácter progresis-ta, no se concebían como parte de un

LA REVOLUCIÓN CUBANA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO

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IV. El capitalismo es derrotado

1. A menos de un año de tomar el poder Fidel declaró a la Asociación Nacional de Banqueros que deseaba su colaboración y añadió al corresponsalde US News and Word Report que no tenía la intención de nacionalizar ninguna industria (Hugh Thomas, Cuba: la lucha por la libertad, págs.1.542-1.543).

Miembros de la policía secreta de Batista detenidos tras el triunfo de la revolución

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plan más a medio plazo para derrocaral capitalismo1. Más bien tenían ungran parecido con medidas que en sumomento tomaron gobiernos nacio-nalistas tipo Perón en Argentina oNasser en Egipto.

A pesar de todo, las tensiones so-ciales iban en aumento y eso tenía sureflejo en el gobierno y en las relacio-nes de EEUU con Cuba. El imperialis-mo norteamericano, por entonces,igual que antes de la caída de Batista,estaba dividido. Aunque finalmentepredominó la hostilidad hacia la revo-lución cubana, factor muy importanteen su radicalización hacia la izquier-da, el embajador de EEUU en Cubapor entonces, Bonsal, tenía la firmeconvicción de que Fidel no era comu-nista, y se enfrentó duramente a losdiplomáticos y militares que pedían“acción”.

Cuando Castro viaja a EEUU, enabril de 1959, causó una excelenteimpresión a los medios y a un sectorde la propia burguesía. Sin embargoen el gobierno de Einsenhower y Ni-xon, estaban completamente obsesio-nados por la supuesta presencia decomunistas en el gobierno, hecho ab-solutamente falso. El mismo Castrono tuvo inconveniente en decir públi-camente que él no era comunista. Ensus planes en aquel momento estabala petición de créditos al Banco Mun-dial o al Import-Export Bank.

POLARIZACIÓN CRECIENTE

Al margen de los planes diseñadospor arriba la dinámica por abajo erade enfrentamientos cada vez mayo-res. La reducción de alquileres y laobligación de vender los solares vací-os, distaban mucho de ser medidascomunistas, pero para los especula-dores perjudicados con ellas, comple-tamente histéricos, nada podía quitar-les la idea de que los pasos dados porel gobierno no eran producto de os-curas maniobras de marxistas, visibleso invisibles.

A pesar de todas las limitacionesde las medidas que se habían toma-do, entre las subidas de sueldo que sehabían conseguido a partir de enero ylas medidas relacionadas con los al-

quileres tomadas en marzo, la rentanacional había sido seria y visible-mente modificada. Según Hugh Tho-mas “los salarios reales habían au-mentado quizás en más de un 15% yen consecuencia habían disminuidolos ingresos de los rentistas y de losempresarios” (H. Thomas, Cuba: lu-cha por la libertad, pág. 1546).

El 17 de mayo de 1959 se pro-mulga la Ley de Reforma Agraria. Enrealidad era una reforma tímida, me-nos radical que muchas reformas lle-vadas a cabo en su momento en lospaíses capitalistas desarrollados y quela propia reforma agraria en EEUU.Sin embargo, sirvió como elementode agitación contra el “comunismo”por parte de la reacción interna y delimperialismo, que cada vez gritabamás alto. Como señala Hugh Tho-mas, si algunos comentaristas nortea-mericanos hubiesen observado másde cerca lo que estaba pasando enCuba en ese momento, verían que lastensiones entre Fidel y el PSP estabanatravesando por una fase muy crítica.En sus declaraciones públicas, Fidelsiempre intentaba distanciarse de laetiqueta de comunista que los esta-dounidenses le intentaban colgar. Porparte de la dirección del PSP nadamás lejos de sus intenciones que em-pujar el proceso revolucionario haciala izquierda, aunque ya a aquella al-tura apoyasen a Fidel. El 21 de mayo,en una entrevista televisada, Fidel ex-plicó que su objetivo era una revolu-ción distinta a la del capitalismo y delcomunismo, que sería tan autóctonacomo la música cubana y al ser hu-manista, no sería ni de derechas ni deizquierdas, sino “un paso adelante”.El 22 de mayo volvió a hacer unacomparecencia televisiva en la queafirmó que en la Revolución Cubana,no había lugar para extremistas (H.Thomas, op. cit., págs. 1.562-3). To-das los intentos por no “provocar” alos imperialistas fueron en vano. Hi-ciera lo que hiciera Fidel, la adminis-tración norteamericana tomó la deci-sión de sabotear y aplastar la revolu-ción, algo similar a los que estamosviendo ahora en la revolución vene-zolana.

Fidel, que contaba con un amplísi-mo apoyo popular, trataba de que la

situación social y política no se polari-zase, pero eso era inevitable. Las fuer-zas latentes de la contrarrevolución,que partían de una situación de extre-ma debilidad, empezaron a reagru-parse. La Asociación Nacional de Ga-naderos de Cuba declaró firmementeque el límite máximo de 3.333 acrespara la propiedad privada no permitíaque los negocios fueran rentables. Losterratenientes empezaron a comprarespacios en las emisoras de radio pri-vadas para atacar la ley, y organiza-ban reuniones; se supo que la Asocia-ción había decidido destinar mediomillón de dólares para sobornar a losperiódicos para que criticaran la Re-forma Agraria.

La campaña contra la ReformaAgraria, promovida también por elimperialismo, fue uno de los cataliza-dores que animaron a los sectoresburgueses del gobierno a abandonarel mismo. En la práctica los burguesesliberales del gobierno no tenían fuer-za para intervenir de forma decisivaen el proceso. Debían su autoridadpolítica a su relación con Fidel, queera su vínculo con la revolución y conel movimiento guerrillero que lo pro-pició. Autónomamente no podían ha-cer nada.

Las tensiones políticas acabaronen un enfrentamiento público de Fidelcon Urrutia, el presidente de la repú-blica, que dimitió el 17 de julio del1959. Esa crisis no puso en peligro elproceso revolucionario, pero era muysintomática de las contradicciones declase que iba a sufrir un proyecto que“no era ni de izquierdas ni de dere-chas”. En realidad Fidel y los dirigen-tes guerrilleros basaban su fuerza enun enorme respaldo popular, en elejército revolucionario y en el Institu-to de la Reforma Agraria.

En septiembre el gobierno creóimpuestos sobre las importaciones yartículos de lujo e introdujo restriccio-nes en la política de cambio de divi-sas. Seguían siendo medidas circuns-critas al capitalismo, “correcciones”destinadas a paliar los problemas típi-cos de un país con una economíamuy vulnerable. No se había produci-do aún ningún cambio cualitativo enlas relaciones sociales de produccióncapitalistas.

EL CAPITALISMO ES DERROTADO

17EL MIL I TANTE

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Por aquella época la visita deKruschev a EEUU había renovado losaires de moderación que nunca le fal-tó a la dirección del PSP. Fiel a la po-lítica estalinista de “coexistencia pací-fica” que practicaba la URSS, BlasRoca, el secretario general del PSP,predicaba la moderación y señalabalos peligros del “izquierdismo” tenien-do en cuenta la dependencia que te-nía Cuba de la situación internacionaly de las importaciones (H. Thomas,op. cit., pág. 1591). Como en la Re-volución Portuguesa de 1974, 15años después, los dirigentes “comu-nistas” no hacían más que ir la zagade los militares izquierdistas que, efec-tivamente giraron a la izquierda, peroa pesar y no gracias a los dirigentesdel partido.

Mientras tanto se sucedían las pro-vocaciones de la reacción en Miami,enviando aviones a sobrevolar Cuba,y seguían las tensiones internas, comola dimisión del gobernador militar deCamagüey en octubre, en protestapor las “infiltraciones comunistas”.Debido al ambiente de total crispa-ción, aunque Castro seguía defen-diendo que él no era comunista, cual-quier otro que hiciese una declaraciónanticomunista se estaba alineando, enla práctica, con el imperialismo y conla oposición burguesa, y el horno noestaba para bollos. El margen parauna política que tratara de reconciliarlos intereses de clase cada vez másenfrentados era más y más estrecho.

Los miembros liberales en el go-bierno eran cada vez menos. El Che,tras la salida de la burguesía liberaldel gobierno, asumió la presidenciadel Banco Nacional, además de laresponsabilidad de la sección de Des-arrollo Industrial del INRA. El que undirigente tan identificado con la iz-quierda, que abiertamente se procla-maba marxista, asumiese esa respon-sabilidad, causó “pánico financiero”.

A finales del año 1959, el embaja-dor Bonsal, otrora firme defensor delentendimiento con la Revolución Cu-bana, llegó a la conclusión de que “nopodíamos esperar ningún tipo de en-tendimiento con Castro”. En realidad,la hostilidad creciente del imperialis-mo empujó aún más la revolución ha-cia la izquierda. En Guatemala, aun-

que la base de apoyo de la reacciónera débil como en Cuba, el golpe con-tra Arbenz triunfó y ese hecho repre-sentó una seria advertencia a los diri-gentes guerrilleros.

LAS NACIONALIZACIONES, CLAVES

PARA EL AVANCE DE LA REVOLUCIÓN

A finales de 1959, “para las masas cu-banas, Castro todavía representabano sólo una esperanza, sino un logro.Las cooperativas agrícolas eran nove-dades emocionantes. Se estaba distri-buyendo algo de tierra. La reducciónde los alquileres y de las tarifas de te-léfono y electricidad había aumenta-do el poder adquisitivo, y de momen-to, la inflación subsiguiente no habíaafectado a los salarios. Los arancelescontra las importaciones de EEUU ylas dificultades para viajar habíanafectado a los ricos, no a los pobres.El paro rural no había cambiado mu-cho, pero evidentemente la educacióny los servicios médicos gratuitos esta-ban ahora al alcance de todos, redu-ciendo los gastos básicos para los quemenos podían afrontarlos” (H. Tho-mas, op. cit., pág. 1610).

El 8 de enero de 1960, el INRA seapoderó de otras 29.000 hectáreas depropiedades norteamericanas, lo quesuscitó nuevas protestas de Bonsal, elembajador de EEUU en La Habana.Sin embargo el gobierno no se inmu-tó y procedió, como era habitual, acompensar a los propietarios con bo-nos a cobrar en 20 años, recibiendo el3,5% de interés (H. Thomas, op. cit.,pág. 1612).

A pesar de todo la política deEEUU seguía envuelta en un mar decontradicciones. Un sector de la ad-ministración republicana de Eisenho-wer temía que una actitud excesiva-mente agresiva hacia Cuba produjerauna ruptura de ese país tradicional-mente aliado a EEUU. No querían lle-gar a las elecciones, en noviembre de1960, apareciendo como responsa-bles de otro caso parecido al que seprodujo en Egipto en 1956, año en elque Nasser nacionalizó el Canal deSuez. Pero por otro lado, el vicepresi-dente Nixon y la CIA tenían una acti-tud mucho más compulsiva, veían co-

munismo por todas partes, y ya a fi-nales de 1959 estaba en marcha unplan militar para derrocar a Fidel Cas-tro. La experiencia del derrocamientode Arbenz en Guatemala no sólo esta-ba presente en la mente de los diri-gentes de la Revolución Cubana,también era la “solución fácil” que es-taba en la mente de la CIA, aunqueluego resultó ser una acción desastro-sa para EEUU como luego veremos.

Realmente, por más “influenciacomunista” que un sector, a la postredeterminante, del imperialismo ame-ricano veía en la situación cubana, locierto es que la actitud de la URSS nofue la de alimentar en la Isla la ruptu-ra con el capitalismo. Eso parece evi-dente incluso para historiadores comoHugh Thomas que no veía que el go-bierno soviético “estuviera entusias-mado con la idea de que los partidoscomunistas se hicieran con el poderen el nuevo mundo”. “Evidentementesi ocurría esto, los Estados Unidos sesentirían molestos, lo cual, probable-mente sería un obstáculo para la con-secución de un modus vivendi con laUnión Soviética, y eso entonces pare-cía un objetivo político importante.Stalin tuvo un problema parecido conEspaña en 1936-1939: si en Españase hubiera implantado un nuevo Esta-do comunista, el acercamiento a In-glaterra y Francia, que por entoncesera el principal objetivo de su diplo-macia, se habría hecho más difícil”.Efectivamente, la Revolución Españo-la fue deliberadamente traicionadapor los intereses de la burocracia rusarepresentada por Stalin, y en el casocubano, la burocracia del Kremlin nojugó ningún papel de alentar el movi-miento revolucionario. Sus aspiracio-nes estaban representadas por la polí-tica confusa y oportunista de la direc-ción del PSP, de la que hemos habla-do extensamente.

Para los dirigentes de la URSS, elinternacionalismo terminaba allí don-de empezaban lo que ellos considera-ban sus “intereses” estratégicos, esdecir, la política de “coexistencia pací-fica” diseñada tras los acuerdos deYalta (1945) y la división del mundoen esferas de influencia2.

Los acuerdos comerciales a losque llegó Cuba con la URSS a prin-

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cipios de 1960 no tenían un sentidopolítico sustancialmente distinto a lasíntimas relaciones comerciales que laURSS había establecido con Egipto,sin que ello significara que los estali-nistas estuviesen defendiendo unarevolución socialista en el país ára-be. Como también recuerda HughTomas, Cuba había vendido azúcara la URSS en el pasado —más de unmillón de toneladas entre 1955 y1958, es decir, en plena dictadura deBatista.

Dicho todo lo anterior, es obvioque existía una tensión muy fuerte en-tre EEUU y la URSS, en la medidaque representaban sistemas socioeco-nómicos contrapuestos, irreconcilia-bles. Pero el eje central de la políticaexterior soviética era mantener el sta-tus quo y, en todo caso, mantener latensión mediante “golpes de efecto”que no pusiesen en peligro lo funda-mental: la tranquilidad y la estabilidadde la burocracia.

Esa es la opinión del historiadorHugh Thomas: “… un acuerdo co-mercial con la URSS, e incluso unacuerdo militar, no significaba necesa-riamente la aceptación de una ideolo-gía marxista o marxista-leninista, contodas las consecuencias internas y ex-ternas que esto implicaba. La URSStal vez hubiera preferido un Castro

neutral que un Castro comprometido.Si finalmente se comprometió, es algoque, en todo caso, no se puede atri-buir únicamente a la URSS —quizá nose le pueda atribuir en absoluto— yquizás principalmente a Castro, másque a los comunistas cubanos” (H.Thomas, op. cit., pág. 1621).

Más adelante: “La Revolución Cu-bana no había sido planeada por laURSS. La rapidez de los aconteci-mientos había cogido al gobierno so-viético por sorpresa. Quizá, como pa-recía indicar la carta de Kruschev,transmitida por medio de Alexayev, laURSS hubiera preferido una Cubaneutral a una Cuba aliada” (pág.1.684). Por supuesto que la orienta-ción que finalmente tomó la Revolu-ción Cubana fue un factor de prestigiopara la burocracia rusa, que se“apuntó un tanto” en pleno conflictocon la burocracia china, pero fue unproceso que apoyó como un hechoconsumado.

Tanto es así que cuando el gobier-no cubano ya se había lanzado a unapolítica de nacionalizaciones, a me-diados de 1960, Blas Roca, el secre-tario general del PSP, defendió que“la empresa privada que no es impe-rialista… todavía es necesaria” (Infor-me de Blas Roca, VIII Congreso Na-cional del PSP, citado por H. Thomas

en Cuba: la lucha por la libertad, pág.1.653). Aníbal Escalante, quizás esce-nificando uno de los ejemplos prácti-cos más esperpénticos de la teoría es-talinista de las dos etapas, insistió enel VIII Congreso del PSP, celebradoen verano de 1960 que la revolucióntenía que tratar de mantener a la bur-guesía “dentro del campo revolucio-nario” (Ibíd., pág. 1.653). Obviamen-te, la realidad no se detuvo ante esasextrañas teorías, pero es importanteremarcar que el paso cualitativo quediera la Revolución Cubana en 1960no vino impulsado, en absoluto, porel papel que el estalinismo estaba ju-gando a través de la política exteriorde la URSS o de la política del PSPen Cuba.

Cuando terminó la zafra de azúcarde 1960, el INRA se apoderó de casitodo el terreno azucarero pertenecien-te a los molinos, en estos terrenos secrearon un millar de cooperativas. Eneste embargo estaban incluidas las111.000 hectáreas pertenecientes a laCuban Atlantic, Cuban American ydemás grandes compañías norteame-ricanas, y como era habitual fue com-pensado con los bonos pagaderos en20 años. No se tocaron los molinospropiamente dichos, que podríancomprar la caña a las cooperativas enla recolección de 1961.

EL CAPITALISMO ES DERROTADO

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2. Hay que señalar que la actitud de la burocracia estalinista de la URSS con la Revolución Cubana en sus primeros pasos, fue igual que la que man-tuvo con otros movimientos de liberación nacional que se dieron en los países ex coloniales: la de intentar abortar cualquier política que pudiesesignificar una ruptura de ese “estatus quo”. Eso fue lo que pasó en la India, cuando el movimiento de liberación nacional contra el imperialismo in-glés en el que el Partido Comunista Indio jugaba un papel determinante, fue entregado a la burguesía nacional, “la burguesía democrática” en lajerga estalinista de la época. En ese momento la “revolución por etapas”, el modelo estalinista que no era más que una reedición de las viejas ide-as reformistas del menchevismo, significaba la subordinación de los partidos comunistas a la llamada “burguesía nacional”, con la que era necesa-rio conformar un bloque político para consolidar la “independencia nacional”. De esta manera se abandonaba la lucha por el socialismo y en su lu-gar quedaba el frente único con la burguesía autóctona que en todos los casos no dudó en actuar consecuentemente en defensa de sus intereses declase. Esta política antileninista tuvo consecuencias desastrosas allí donde se aplicó. En el caso de la India, la burguesía hindú, que encabezaba elPartido del Congreso y a la que el Partido Comunista Indio se ató de pies y manos, no dudó en apoyar la partición del país (entre India y Pakistán)alentada por el imperialismo británico y que dio lugar a matanzas y pogromos terribles entre la población más indefensa. La burguesía india demos-tró que era la enemiga jurada de los trabajadores y los oprimidos del país y de nada sirvió la política de pactos y acuerdos que impulso el PCI conella. Un caso similar ocurrió con Nasser en Egipto cuando este planteó reformas y una política de nacionalizaciones que amenazaba el poder de los im-perialistas británicos y franceses en la zona. La burocracia moscovita nunca animó a Nasser a romper con el capitalismo, lo que hubiera tenido efec-tos revolucionarios en todo el mundo árabe. Es más, obstaculizó y frenó en lo que pudo la política nasserista en la medida que la consideraba con-traria a la línea de “coexistencia pacifica”.La lista es larga, pero un ejemplo paradigmático de la auténtica actitud de los dirigentes del PCUS con los movimientos revolucionarios de los paí-ses ex coloniales, lo constituyen los enfrentamientos del Che con la burocracia soviética. Están ampliamente documentadas las críticas que el Cherealizó a la política exterior de la URSS, a la que acusaba de conservadora y en muchos casos de escasamente revolucionaria. Era comprensible quela perspectiva internacionalista del Che jamás se reconciliase con los representantes del “socialismo en un solo país”. Su actitud consecuente a fa-vor del triunfo de la revolución internacional, le llevó a participar en otros movimientos guerrilleros fuera de Cuba, como en el caso del Congo dedonde salió extraordinariamente frustrado por la actitud diletante y corrupta de los algunos lideres guerrilleros del país. A pesar de todo su opciónde impulsar el foquismo guerrillero como desencadenante de la revolución —una teoría alejada del marxismo y que fracasó en la práctica pero quecontestaba a las tendencias conservadoras de la burocracia soviética— le empujó a intentarlo de nuevo en Bolivia. En este país de grandes tradi-ciones revolucionarias del proletariado y que contaba con poderosas organizaciones obreras como la COB, la guerrilla no se consolidó. Sin embar-go es muy elocuente el boicot de la dirección del Partido Comunista de Bolivia hacia el Che y su grupo guerrillero, boicot que se dio en todos losterrenos y que estaba alimentado por los intereses del Kremlin de acabar con las “aventuras revolucionarias del Che”.

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El 23 de mayo el gobierno avisa alas refinerías de petróleo de Cuba (Te-xaco, Royal Duch y Standard Oil) queles pediría que refinasen el petróleoruso que llegaría como consecuenciadel acuerdo comercial alcanzado enfebrero. A mediados de junio, lascompañías responden que no refinarí-an el petróleo soviético. El 28 de juniose aprueba el proyecto de ley quedaba carta blanca a que Eisenhowerredujera o suprimiera la cuota de azú-car cubano que importaba EEUU to-dos los años, y que absorbía la mitadaproximadamente de las exportacio-nes cubanas. El 6 de julio se haceefectiva la suspensión de compra dela parte del cupo que quedaba aúnpor cubrir. En respuesta el 9 de juliomás de 600 compañías norteamerica-nas recibieron órdenes del gobiernocubano de presentar declaraciones ju-radas de las materias primas, reser-vas, archivos, etc, con que contaban,anticipando lo que sería una naciona-lización completa de la propiedadnorteamericana en la Isla.

Paralelamente la URRS anuncióque se hacía cargo de la cuota azuca-rera no aceptada por EEUU. La rapi-dez con que la URSS asumió contra-tos con Cuba se dio en el contexto dela ruptura chino-soviética (en 1960 laURSS retira las ayudas a China, des-pués de varios años de enfrentamien-tos), que abre una clara competenciapor el prestigio internacional en los di-ferentes movimientos de la izquierday de liberación nacional.

Entretanto EEUU aparta de Cubaa todos los diplomáticos y puestos derelevancia que habían apostado por lasuavización de las tensiones conCuba. EEUU está en plena campañaelectoral y la cuestión cubana se con-vierte en uno de los puntos centrales.Kennedy, el candidato demócrata, de-fiende posturas aún más duras que Ei-senhower (el presidente saliente) con-tra Cuba. Hay una especie de compe-tencia entre demócratas y republica-nos para ver quién es más contunden-te en la defensa de una política de“extirpación comunista”. Kennedyacusa a Eisenhower de haber creado“la primera base del comunismo en elCaribe”. Eisenhower, el 13 de octu-bre, reacciona con la suspensión de

todas las relaciones económicas conCuba. Kennedy califica estas medidasde tardías e insuficientes, abogandopor una intervención militar.

En Cuba la respuesta fue rápida.Durante el fin de semana del 14 al 15de octubre el INRA se apodera de 382empresas privadas de Cuba, incluidostodos los bancos, todos los molinos deazúcar que quedaban, 18 destilerías.El día 25 del mismo mes, otra oleadade nacionalizaciones afecta a 166 em-presas norteamericanas, incluyendoWestinghouse, Coca-Cola, etc.

LA INVASIÓN DE BAHÍA COCHINOS

Con la elección de Kennedy en no-viembre de 1960, y la culminación delas nacionalizaciones, la invasión deEEUU era inminente. Esa perspectivaprovocaría una movilización generalde la población cubana.

La CIA, subestimando claramentelas grandes reservas de apoyo que te-nía la revolución, confiaba en queuna invasión animaría a una movili-zación interna que derrocaría a Fidel.Según su cálculo, la contrarrevolucióncontaba con 2.500 militantes activosen el ejército, 20.000 partidarios enlas ciudades y, tras ellos, una cuartaparte de la población cubana.

A pesar de todo, había voces enEEUU en contra de la invasión, porlos peligros que entrañaba una impli-cación directa (se sabe cuando se em-pieza pero no cuándo acaba) y losefectos políticos que eso podía tenertanto en Cuba como en el resto deAmérica Latina. Como dijo un sena-dor “el régimen de Castro es una es-pina clavada en la carne…, no un pu-ñal en el corazón”. Otros se lamenta-ban de la impaciencia que se estabateniendo con Cuba, que había queesperar… Pero las ideas que predomi-naron fueron las de “ahora o nunca”y las que pronosticaban una derrotatan rápida como la de Arbenz enGuatemala.

La invasión empezó a las primerashoras de la mañana del 15 de abril de1961 con el vuelo de bombarderosamericanos pintados con la banderacubana para que pareciese una cosainterna. Pero pronto se demostró que

los aviones eran realmente americanosy Kennedy, por el temor a las implica-ciones que eso podía tener, suspendióel apoyo aéreo a la invasión. Según losperitos del gobierno cubano, las 1.500personas que componían la brigadaentrenada para la invasión, habían te-nido en Cuba antes de la revolución400.000 hectáreas de tierra, 10.000casas, 70 fábricas, cinco minas, dosbancos y diez molinos de azúcar. Po-líticamente el espectro iba desde la ul-traderecha más recalcitrante a secto-res resentidos del Movimiento 26 deJulio que habían combatido con Cas-tro, pero que no estaban de acuerdocon el rumbo izquierdista que habíatomado la revolución.

El Ejército Rebelde era un instru-mento insuficiente para soportar laspresiones a las que estaba siendo so-metida la Revolución Cubana. Enmedio de un creciente clima de hosti-lidad por parte de EEUU Fidel tuvoque basarse en la creación de milicias,que llegarían a integrar a 200.000 cu-banos, hombres y mujeres que “des-pués de su trabajo diario, se ponían eluniforme y cogían los fusiles duranteunas ocho horas semanales, y vigila-ban los edificios públicos y otras insta-laciones de importancia para que nolos atacasen los contrarrevoluciona-rios” (H. Thomas, op. cit., pág. 1688).

La invasión fue un fracaso com-pleto y acabó por cimentar el poder yel apoyo popular de los dirigentesguerrilleros y poner el RIP definitivoal capitalismo en la Isla. Sintiendoque las conquistas de la revoluciónestaban en peligro por la invasión im-perialista, se produjo una auténticamovilización popular para frenarla.Hubo una dura competencia entre lasdistintas milicias revolucionarias paraganarse el honor de ser los primerosen aplastar a la reacción. El pueblo,los 200.000 milicianos armados,comprendían muy bien que la victo-ria de los invasores significaría el fin:la vuelta de la servidumbre al terrate-niente, al hambre, a una vida prácti-camente animal, al asesinato y a lastorturas de los esbirros de los podero-sos. La catástrofe que sufrió el impe-rialismo fue completa: en dos días, de1.400 participantes en la frustrada in-vasión, 1.200 fueron hechos prisione-

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ros. Es en este contexto cuando, el 16de abril, durante el entierro de las pri-meras víctimas de milicianos, Castrohabla por primera vez de la “revolu-ción socialista’’. El Primero de Mayode 1961 el carácter socialista de laRevolución Cubana es anunciado deforma masiva.

LA RUPTURA CON EL CAPITALISMO

SE HACE DEFINITIVA

La cuestión política más importante adestacar en esa situación fue que larevolución tenía que avanzar para so-brevivir. Como señaló el Che en undiscurso pronunciado en Argel a fina-les de 1963: “Los grandes terratenien-tes, muchos de ellos norteamericanos,sabotearon inmediatamente la ley deReforma Agraria. Por lo tanto nos en-frentábamos a una elección que sepresenta más de una vez en una situa-ción revolucionaria: una situación enla que una vez embarcado, es difícilvolver atrás. Pero todavía habría sidomás peligroso retroceder porque esohabría supuesto la muerte de la Revo-lución… el rumbo más justo y más

peligroso era el de seguir adelante… ylo que nosotros habíamos supuestoque sería una reforma agraria de tipoburgués se transformó en una luchaviolenta…” (H. Thomas, op. cit., pág.1571, citando Révolution, París, octu-bre de 1963).

El Che condensa en esa frase lec-ciones preciosas para entender el ca-rácter de la Revolución Cubana y quétuvo que hacer para sobrevivir. En re-alidad los dirigentes guerrilleros aspi-raban a una revolución burguesa queles permitiese llevar a cabo medidasdemocráticas y de reforma agraria.Pero para los terratenientes y para elimperialismo, incluso las medidas másmodestas de la revolución eran dema-siado y lo eran tanto por lo que signi-ficaban en sí mismas, en la medida enque afectaban al poder y los privile-gios de los imperialistas y sus aliadosen la Isla, como por el efecto que te-nían en las masas, al acentuar aúnmás su estado de efervescencia y ra-dicalización.

El proceso revolucionario cubanotambién encierra otra lección clavepara cualquier revolución hoy enAmérica Latina: todas las aspiracio-

nes a la soberanía nacional y a la in-dependencia frente al imperialismo,sólo pueden ser satisfechas con unapolítica resueltamente socialista queplantee el derrocamiento del capitalis-mo como primera tarea. No hay posi-bilidad de soberanía bajo el marco delcapitalismo y del dominio aplastantedel mercado mundial y los grandesmonopolios imperialistas. Trazar unavía nacionalista de liberación respe-tando los limites del capitalismo hasido, durante décadas, una fuente defracasos estrepitosos para los movi-mientos revolucionarios en Latinoa-mérica. El ejemplo de Cuba es signifi-cativo: sólo se pudo hablar seriamen-te de soberanía nacional cuando la re-volución expropió a la burguesía lo-cal, a la propiedad imperialista, a losterratenientes, y rompió definitiva-mente con el capitalismo. El inicio fueeste, ni más ni menos. Garantizar lasconquistas de la revolución y su ex-tensión exige también, y esto es fun-damental, del triunfo de la revoluciónsocialista en Latinoamérica y en lospaíses capitalistas avanzados. Ese esuno de los aspectos clave que aborda-remos en los siguientes capítulos.

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La culminación de la Revolución Cu-bana en el establecimiento de un sis-tema de economía planificada sentólas bases para un desarrollo económi-co y unos avances sociales que seríanimpensables bajo el capitalismo. In-cluso hoy, a pesar del bloqueo econó-mico, comercial y financiero de EEUUy la caída de los regímenes del Estecon los que Cuba tenía la gran mayo-ría de sus relaciones comerciales, essignificativo el abismo que separa lasituación de la sanidad, de la educa-ción y de otras prestaciones socialesexistentes en Cuba en comparacióncon los demás países capitalistas cen-troamericanos e incluso con los paísescapitalistas más desarrollados deAmérica Latina.

La supresión del capitalismo en laIsla trajo enormes ventajas pero tam-bién nuevas contradicciones. Unas sederivan del hecho de que la econo-mía predominante en el mundo sigue

siendo capitalista y que la economíadel país se amoldó a lo largo de mu-chas décadas antes de la revolución auna división mundial del trabajo porla cual Cuba tenía “asignado” el papelde producir azúcar. Otras contradic-ciones provienen del carácter específi-co que tiene una sociedad que rompecon el capitalismo, pero que aún noes socialista.

LA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO.ALGUNAS CONSIDERACIONES

TEÓRICAS

Una cuestión elemental de la teoríamarxista es que el socialismo, enten-dido en el sentido de una etapa espe-

cífica del desarrollo so-cial de la humanidad,no sobreviene automá-ticamente como conse-cuencia de la supresióndel capitalismo. Lo quesí es automático, repen-tino, o por decirlo dealguna manera, realiza-do en un solo acto, esel derrocamiento de laburguesía (es decir,quitarle el poder eco-nómico y político quele confiere el controldel aparato estatal). Enla Revolución Cubana,como hemos visto, laexpropiación económi-

ca requirió otro acto, permitiendo asíel establecimiento de una economíaplanificada y la supresión del capita-lismo en la Isla. Pero por sí mismo, unsistema de economía planificada noes socialismo, es sólo la precondiciónpara alcanzarlo.

Una diferencia fundamental entreuna sociedad socialista y una socie-dad en transición hacia el socialismoes que en esta última sí existe el peli-gro de restauración capitalista. Pese alderrocamiento de la burguesía aúnpersisten factores externos e internosque pueden llegar a frenar el procesoy hacerlo retroceder. Sólo compren-

diendo la naturaleza específica de unasociedad de transición entre el capita-lismo y el socialismo, con los peligrosy las desviaciones que le acechan, sele podrá dar la importancia que le co-rresponde al papel consciente de laclase obrera en ese proceso y llegar ala consideración de que la democra-cia obrera es algo indispensable y noun “extra”, una “opción”, en funcióndel “tipo” de socialismo que cada país“elija”. La lucha por la extensión de larevolución en otros países, al igualque la democracia obrera, es otra delas líneas fundamentales que debe se-guir una sociedad en transición si noquiere asfixiarse en los límites impues-tos por el estado nacional.

LA INVIABILIDAD DEL SOCIALISMO

EN UN SOLO PAÍS

En realidad, la idea de que es posibleel socialismo “en un solo país”, plan-teada por primera vez por Stalin, re-flejando el carácter conservador ymiope de la burocracia que represen-taba, es un total contrasentido y piso-tea los principios más elementales dela teoría marxista. La teoría del socia-lismo en un solo país, que criticamos,no tiene nada que ver con la necesi-dad, obvia para cualquier revolucio-nario que merezca tal nombre, de de-fender las conquistas revolucionariasalcanzadas en un país, en dos o enveinticinco en que la clase obreratoma el poder. Si la clase obrera al-canza el poder en un país determina-do los trabajadores tienen que lucharpor mantenerlo a toda costa. Esa ta-rea de elemental supervivencia nocontradice la idea de que no puedehaber socialismo si la revolución notriunfa internacionalmente. En reali-dad, entender que el socialismo sóloes posible si es internacional es el fun-damento mismo del internacionalis-mo proletario y las implicaciones queesa idea tiene en la práctica es queuna revolución, que necesariamenteempieza en un país, no puede dete-nerse en las fronteras nacionales.

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V. Cuba después de la revolución

1. Datos de 1995, salvo Guatemala (1980), Haití (1990) yHonduras (1980).

2. Defunciones de niños de 0 a 1 año por cada mil nacidos vi-vos. Promedio quinquenio 1995-2000.

3. Porcentaje del PIB. Datos de 1997 salvo Haití (1990).

1. En ambas columnas, los datos son la me-dia del quinquenio 1995-2000.

Fuente: Indicadores del desarrollo socioeconómi-co de América Latina y el Caribe. CEPAL, 2002

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En realidad la economía mundiales un cuerpo con vida propia, no es lasimple suma de economías naciona-les. La globalización es un fenómenoque acompaña al capitalismo desdeque nació —como señala El Manifies-to Comunista— impulsado por el co-mercio mundial y la división interna-cional del trabajo. El problema para eldesarrollo de la humanidad, y en par-ticular en los países económicamenteretrasados, no está en la globalización,o dicho en la terminología clásica delmarxismo, en la internacionalizacióndel proceso de producción, sino en eldominio que el imperialismo ejerce através de él, que una cosa muy dife-rente. Desde un punto de vista revolu-cionario y marxista, el carácter inter-nacional alcanzado por el desarrollode las fuerzas productivas es el puntode partida para la construcción del so-cialismo, sienta las bases para quecon una economía planificada mun-dialmente los avances de la humani-dad puedan ser vertiginosos y por lotanto es algo progresista. El verdade-ro obstáculo para el progreso social esla propiedad privada de los mediosde producción y la camisa de fuerzadel Estado nacional, que es una ex-presión material de los intereses na-cionales de la burguesía.

Una de las cosas que Lenin y losbolcheviques tenían muy claras es quela tarea más urgente y necesaria parala propia supervivencia de la Revolu-ción Rusa era la extensión de la revo-lución a otros países. Esa idea estabaarraigada no sólo en la dirección y enla militancia bolchevique sino en am-plias capas del proletariado, que laasumieron como propia. Rusia era unpaís capitalista con enormes elemen-tos de atraso económico y social y laextensión de la revolución a Alema-nia, entonces el país capitalista másdesarrollado del mundo, permitiríauna mayor rapidez en la mejora de lascondiciones de existencia de las masassoviéticas. Este punto tenía implicacio-nes políticas importantes porque eldesarrollo de la técnica y la reducciónde las horas de trabajo era un elemen-to fundamental para mantener e im-pulsar la participación consciente de laclase obrera en las tareas de construc-ción del Estado socialista soviético.

El internacionalismo de Lenin noera abstracto sino concreto. Todas susenergías desde la capitulación de la IIInternacional en agosto de 1914, secentraron en reunir las fuerzas nece-sarias para construir una nueva Inter-nacional. La III Internacional, el Parti-do Mundial de la revolución socialis-ta, fue la concreción del internaciona-lismo de los bolcheviques, su más an-siada creación y en la que se basaronpara impulsar el derrocamiento delcapitalismo mundial, la única formade asegurar la victoria de Octubre ydefender a la propia URSS. Leninsiempre atacó las ilusiones sobre lasupuesta “construcción del socialismoen un solo país”.

Existen innumerables textos al res-pecto que reflejan perfectamente supensamiento. En uno de ellos señaló:

“Ustedes saben bien hasta quépunto el capital es una fuerza interna-cional, hasta qué punto las fábricas,las empresas y los comercios capita-listas más importantes están vincula-dos entre sí en todo el mundo, y porconsiguiente es imposible batir defini-tivamente al capitalismo en una solaparte.

“Se trata de una fuerza internacio-nal y para batirla definitivamente esnecesaria la acción común de losobreros a escala internacional. Y des-de que combatimos a los gobiernosrepublicanos burgueses en Rusia en1917, desde que conquistamos el po-

der de los sóviets en noviembre de1917, nunca dejamos de señalar quela tarea esencial, la condición funda-mental de nuestra victoria residía enla extensión de la revolución cuandomenos en algunos países avanzados”(V. I. Lenin, Discurso en el VII Con-greso de los Sóviets de Rusia).

EL ESTADO Y EL PERÍODO

DE TRANSICIÓN

En una sociedad en transición, queaún no es socialista, que en cierta me-dida aún arrastra determinados ras-gos de su reciente pasado capitalista,es fundamental prestar atención a lascaracterísticas que debe tener el nue-vo Estado obrero.

Marx y Lenin era perfectamenteconscientes de que el socialismo ne-cesitaba de un período de transición,en el que la clase obrera organizadacomo clase dominante necesita toda-vía ejercer su coacción sobre las anti-guas clases poseedoras, la burguesía ylos terratenientes. Pero esa dictaduradel proletariado, o dicho en términosmás actuales, la democracia obrera,no constituía un Estado a la viejausanza. En realidad se trataba de unestado en proceso de extinción, puesen la medida que las clases fuerandesapareciendo, que no fuera necesa-ria la represión y se hubiera acabadocon la resistencia de los capitalistas, el

CUBA DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN

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El Ejército Rojo, dirigido por Trotsky, hizo frente a la invasión de 21 ejércitos extranjeros

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Estado como tal se iría disolviendo.Los marxistas no comprendemos elsocialismo como un proceso donde elEstado se refuerza, sino por el contra-rio, como una fase de transición don-de el Estado, en este caso un Estadoobrero, también va perdiendo susfunciones y se disuelve.

En El Estado y la Revolución, Le-nin estableció las condiciones para unrégimen de democracia obrera sana,que debía llevar adelante la transicióndel capitalismo al socialismo:

1) Todo el poder a los sóviets, estoes, a los consejos obreros, de solda-dos y campesinos.

2) Todos los funcionarios seránelectos y revocables en cualquier mo-mento y no recibirán un salario mayoral de un obrero cualificado.

3) Todos los cargos en la adminis-tración serán rotativos. En palabrasde Lenin, “también una cocinera pue-de ser primer ministro”

4) Ningún ejército permanente,sino su sustitución por una miliciaobrera.

EL SURGIMIENTO DE LA BUROCRACIA

EN LA URSS

Los acontecimientos posteriores a larevolución de octubre no se desarro-llaron como tenían previsto los bol-cheviques. La oleada revolucionariaque se desató en Europa y que afec-tó a numerosos países no se culminócon éxito. En Alemania la revoluciónfracasó por la traición de la socialde-mocracia que actuó como el principalsostén del régimen capitalista. El ase-sinato de los mejores líderes del pro-letariado alemán, Rosa Luxemburgoy Karl Liebknecht fue un duro golpepara las jóvenes fuerzas del comunis-mo en Alemania y del conjunto de laInternacional. Durante un largo perí-odo la revolución rusa quedó aisla-da, mientras en el interior de laURSS se producía un profundo pro-ceso de agotamiento de la clase obre-ra. La revolución había sido una grandevoradora de energías, a la que si-guió la guerra civil y la intervenciónde 21 ejércitos extranjeros. Una granparte de los mejores cuadros comu-nistas, miles en realidad, perecieronen los campos de batalla. En todo

ese contexto el Estado soviético tuvoque basarse en una economía deguerra que impuso condiciones devida aún más duras que las que exis-tían bajo el zarismo.

El reflujo del “orgullo plebeyo”,parafraseando a Trotsky, que habíasido el sostén de todo el proceso revo-lucionario y de la defensa de la revo-lución, aflojó el control que la claseobrera ejercía, con su actividad y suparticipación, sobre el aparato del Es-tado. En este contexto las capas máspasivas de la sociedad, los funciona-rios y la gran cantidad de mandos mi-litares que se habían quedado sin unafunción muy clara que hacer termina-da la guerra, fueron adquiriendo másindependencia y conciencia de su pa-pel privilegiado.

El último combate de Lenin al fi-nal de su vida, fue precisamente con-tra este fenómeno de creciente buro-cratización del Estado. Como Marxhabía señalado hace tiempo, en me-dio de la miseria, de la necesidad y lalucha por la supervivencia cotidiana,era inevitable que “toda la vieja basu-ra” empezase a subir a flote. En esascondiciones objetivas era extremada-mente precipitado hablar de socialis-mo, algo que Lenin tenía muy presen-te cuando advertía a sus camaradasde los peligros que amenazaban al jo-ven Estado obrero soviético: “Se dice

que era necesario un aparato del Es-tado”, señala Lenin en su artículoMás vale poco y bueno, “¿De dóndeproviene esa convicción? ¿Acaso nofue del mismo aparato ruso que,como señalé en otro capítulo de midiario, tomamos del zarismo y ungi-mos ligeramente con aceite soviético?Sin duda esa medida debería haberseretrasado hasta que hubiéramos po-dido garantizar un aparato propio.Pero ahora debemos admitir, cons-cientemente, lo contrario: El aparatodel Estado que denominamos nues-tro nos es todavía, de hecho, bastan-te ajeno, es una mezcolanza burguesay zarista y durante los últimos cincoaños no ha habido ninguna posibili-dad de librarse de ella por que no he-mos contado con la ayuda de otrospaíses y por que la mayoría del tiem-po hemos estado ‘ocupados’ en com-promisos militares y luchando contrael hambre”.

La muerte de Lenin, con toda laautoridad política y moral que tenía,aceleró la degeneración de la demo-cracia obrera en Rusia en un Estadoburocrático. Aun así, las tradicionesbolcheviques de participación de laclase obrera rusa no habían desapare-cido y podían emerger en cualquiermomento. De ahí que, para su conso-lidación definitiva, la burocracia tu-viese que eliminar físicamente cual-

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Fidel Castro y Nikita Kruschev en Moscú

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quier referente que recordase y pusie-se en entredicho su papel en la socie-dad, porque en realidad, la existenciade una casta burocrática privilegiadano era un ingrediente necesario sinoun obstáculo en una sociedad detransición al socialismo.

En los primeros tiempos de la re-volución Lenin tenía muy claro que laescasez de técnicos requería la utiliza-ción inteligente del personal cualifica-do, y que no era posible estableceruna igualdad salarial estricta. InclusoTrotsky, que tuvo que levantar el Ejér-cito Rojo prácticamente de la nada,utilizó los conocimientos de los man-dos militares del antiguo ejército zaris-ta para fines revolucionarios. Pero entodo caso, a las diferencias salarialesse establecía un límite razonable y lomás importante, las decisiones políti-cas no dependían de ese sector quetenía condiciones relativamente máscómodas que los trabajadores norma-les, en los que descansaban, realmen-te, las tareas de control.

Una vez la burocracia adquirióconciencia de sus privilegios y eliminóla democracia obrera del partido, delos sóviets y del propio proceso pro-ductivo (sustituyendo el control obre-ro por la gestión burocrática), el peli-gro de una involución social fue aúnmayor. Los burócratas, que con supapel asfixiante y parasitario neutrali-zaron totalmente los avances de laeconomía planificada, acabaron pordecidir que precisamente, lo que so-braba, no eran ellos, sino la economíaplanificada y trataron de conservarsus privilegios convirtiéndose ellosmismos en capitalistas, con el consi-guiente drama social y político quevive Rusia hoy día.

DIFERENCIAS ENTRE LA REVOLUCIÓN

RUSA Y LA REVOLUCIÓN CUBANA

En el caso de Cuba, por las peculia-ridades que tuvo su proceso revolu-cionario, explicado en el capítulo an-terior, la clase obrera nunca llegó ajugar un papel central en el procesorevolucionario y el Estado cubano.Mientras en Rusia, los sóviets consti-tuían el embrión del Estado obreroya antes de la revolución, y era a tra-

vés de ellos como la clase obreraparticipaba y avanzaba en su con-ciencia —unido al papel determi-nante de la política defendida por losbolcheviques— el elemento de con-trapoder en Cuba lo ejerció la guerri-lla, introduciendo, necesariamente,enormes distorsiones desde el pri-mer momento.

Como vimos, la huelga general deLa Habana, en los primeros días deenero de 1959, fue fundamental paradesmantelar el plan de formación deun gobierno militar “provisional” queapartara a la guerrilla del poder ydiese continuidad a un régimen batis-tiano sin Batista. Pero, con todo lodecisivo que fue la intervención de laclase obrera en el éxito de la revolu-ción, no jugó el papel de direcciónpolítica del movimiento revoluciona-rio, tal como concibió Lenin y ocurrióen la Revolución Rusa. Es difícil quelos dirigentes del Movimiento del 26de Julio tuviesen una visión leninistadel papel que debía jugar la claseobrera en la lucha por el socialismocuando ni siquiera era ese el objetivoque tenían en un primer momento ylas ideas del socialismo estaban tergi-versadas por la lamentable orienta-ción del PSP.

Por supuesto que la revolucióndespertó a la clase obrera a la vidapolítica y a la participación. La auto-ridad moral y política que tenían Fidely el Che era impresionante y las ma-sas cubanas realmente vivieron elproceso revolucionario. El entusiasmorevolucionario incluso se manifestócon más claridad después de la victo-ria de la guerrilla y en todo el procesode enfrentamiento con el imperialis-mo que desembocó en las nacionali-zaciones y la derrota de la invasiónimperialista. Es incuestionable la tre-menda base de apoyo social que te-nía el régimen instaurado por los gue-rrilleros. Pero todo eso por sí mismo,no significaba que en Cuba existieseun régimen de democracia obreracomo en los primeros años de la Re-volución Rusa, un régimen que fueproducto directo del papel que jugó laclase obrera en el período anterior alderrocamiento del capitalismo.

En 1959, el régimen existente enla URSS ya no tenía nada que ver con

el que existía en vida de Lenin, de1917 a 1924. En ese año, ya hacíatiempo que la III Intencional —quehabía sido una de las contribucionespolíticas más importantes de la Revo-lución Rusa y de Lenin al socialismomundial, — estaba disuelta por Stalin.Al fin y al cabo ¿qué sentido tenía siera posible alcanzar el socialismo “enun solo país”?

Si algo pudo transmitir a la Revo-lución Cubana la burocracia rusa nofueron las tradiciones bolcheviques,sino las deformaciones burocráticasque condujeron a la destrucción delúltimo vestigio de la Revolución Rusa,la economía planificada.

Para los bolcheviques el partidoera un instrumento de organización eintervención fundamental. Sin el par-tido bolchevique incluso el papel delos sóviets, los órganos de participa-ción democrática de los trabajadoresdurante el período de doble poder yde los primeros años de auténtica de-mocracia soviética, hubiese sido dis-tinto. Además, el partido era un mar-co de debate permanente y democrá-tico. El debate, e incluso las discre-pancias, nunca fueron sinónimo dedesorganización, esa era la gran vir-tud del centralismo democrático.

En contraste con la trayectoria y elpapel del Partido Bolchevique, la di-rección del PSP jugó un lamentablepapel. El nuevo Partido ComunistaCubano no se funda hasta siete añosdespués de la revolución y hasta1976, según la propia historiografíaoficial, no se crean los órganos de Po-der Popular. En Rusia, antes del de-rrocamiento del capitalismo, ya exis-tían los sóviets, que eran organismosde poder obrero, y que constituyeronluego la base del nuevo Estado. Dealguna manera, la Revolución Cuba-na pagó un precio por su audacia,por un hecho realmente peculiar: elcapitalismo fue abolido en la Isla sinque la clase obrera jugase un papelde dirección y sin que al frente delproceso revolucionario existiese unpartido de tipo bolchevique, sino unmovimiento de carácter democráticorevolucionario, basado fundamental-mente en el campesinado pobre. Apesar del carácter incuestionable-mente progresista que tuvo la Revo-

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lución Cubana, su propio desarrollopeculiar favoreció que se cristalizaseuna burocracia mucho más rápida-mente que en Rusia.

LA IMPORTANCIA DE

LA DEMOCRACIA OBRERA

No se trata de alimentar polémicas es-tériles, pero este punto tiene unaenorme trascendencia práctica para elfuturo de la Revolución Cubana. Enel capitalismo la necesidad de acumu-lar beneficios por parte de los capita-listas es lo que mueve a la economíay lo que moldea la superestructurapolítica. En una economía planificadala tarea de dar impulso al funciona-miento del sistema corresponde a lafuerza de la clase obrera, que debegozar de absoluta democracia paragestionar, administrar y controlarcada instante del proceso productivoy del funcionamiento del aparato es-tatal. En caso contrario el sistema serásofocado por la ineficiencia y el des-pilfarro que antes o después lo llevaráal colapso, como sucedió en la URSSy en el Este de Europa.

En realidad, la importancia delcontrol democrático de la clase obre-ra es fácil de entender. Bajo el capita-lismo, es el propio mecanismo de laoferta y la demanda, inherente a laeconomía de mercado, el que regulael peso que tienen que tener las dis-tintas ramas productivas, el que ejer-ce un control sobre la calidad de losproductos, etc. Eso no evita, obvia-mente, las crisis de sobreproducción,ni la explotación, ni la desigualdadcreciente y ni siquiera la mala calidadde ciertas mercancías. Pero es el me-canismo que existe y a su manerafunciona. Cuando se suprime el mer-cado, un factor orgánicamente ligadoal capitalismo, hay que sustituirlo poralgo, y ese algo, es la participacióndemocrática de los trabajadores en latoma de decisiones a todos los nive-les de la economía y de la política.Las tareas de control y decisión bajouna economía planificada necesitande una amplia participación demo-crática de la clase obrera. Eso no esalgo optativo, como si en cada país sepudiese elegir un “modelo” de socia-

lismo. Nunca las tareas de planifica-ción pueden basarse exclusivamenteen una minoría especializada.

En 1966 K. S. Karol visitó una delas más grandes fábricas de níquel enla Isla. Reproducimos algunas líneasde su interesante relato:

“(...) Pasamos después a la oficinadel sindicato para discutir sobre las re-laciones de trabajo. ¿Había algunaforma de gestión o de control obrero?Sorpresa y embarazo: una industrianacionalizada es de por sí socialista yfunciona de acuerdo con el pueblo,sin necesidad de estos organismos.Pasamos a los salarios, cuya variedadnos pareció enorme: un ingeniero ga-naba 1.700 pesos (el equivalente a1.700 dólares), mientras los obrerosmedios ganaban 100 dólares. (...)¿Los trabajadores impulsan reivindi-caciones salariales o de otra naturale-za? ¿Cómo? Claro que no. Los traba-jadores saben que trabajan para elpueblo y así son felices. ¿Y cuál es latarea del sindicato? Entusiasmar a lasmasas para que trabajen mejor y con-tribuyan al progreso de la revolución”(K. S. Karol, op. cit., págs. 291-292).

En Rusia los bolcheviques esta-blecieron que ningún ingeniero uotro profesional podía ganar más decuatro veces el salario de un obrerocalificado y si eran miembros delpartido ni siquiera podían gozar deeste privilegio.

Lenin condujo una encarnizadabatalla en el X Congreso del partidoen 1920 para que los sindicatos no seconvirtieran en un simple aparato es-tatal, sino que pudiesen apoyar a lostrabajadores en contra de las posiblesirregularidades que el aparato estatalpudiese cometer en aquel delicadomomento de transición.

De cualquier modo, a pesar de to-das las distorsiones debidas a la au-sencia del control obrero, los efectosbeneficiosos de la economía planifica-da eran evidentes. De 1958 a 1968 elnúmero de hospitales pasó de 44 a221; el número de camas se dobló.Lo mismo sucedió para el número deescuelas primarias y niños en ellas.Los pasos hacía la eliminación delanalfabetismo eran impresionantes.

Por otro lado, el respaldo socialcon el que contaba el gobierno era in-

cuestionable. El ambiente revolucio-nario era palpable. Cuando el gobier-no llamó a las armas a la poblacióncontra el intento contrarrevoluciona-rio en Bahía de Cochinos, 200.000personas respondieron al llamamien-to. Un pueblo entero estaba armadopara responder a la invasión imperia-lista. Existía una gran voluntad departicipación, pero las masas no tení-an un cauce por el que pudieran ejer-cer un control sobre el aparato estatalesa misma revolución que habíanapoyado decididamente.

Los Comités de Defensa de la Re-volución, aunque caracterizadoscomo los órganos de organización delas masas, no decidían en realidadcuestiones fundamentales, salvo algu-nos aspectos más bien ligados con laorganización de la vida en los barrios,y la movilización de la población aparticipar en los llamamientos a ma-nifestaciones y otras acciones realiza-das por la dirección del PCC.

En la mitad de los años setentafueron creadas instituciones locales,los Órganos del Poder Popular (OPP).Su función era la de dirigir programasde inversión local de modo de alcan-zar los objetivos señalados por el plangeneral. Pero el poder de decisióneconómica seguía concentrado enunos cuantos ministerios. La eleccióndirecta regía sólo para los OPP, perobajo el control del partido y bajo lascandidaturas de éste.

LA CUESTIÓN DEL PARTIDO ÚNICO

Otro aspecto extraordinariamente po-lémico es la creencia de que un Esta-do Obrero excluye la existencia departidos políticos y tiene que ser a lafuerza un régimen de partido único.En realidad esto no es más que unadistorsión introducida por el estalinis-mo cuando consolidó su poder a fina-les de los años veinte y principios delos treinta en la URSS. Con el triunfode la Revolución de Octubre Lenin ylos bolcheviques en ningún caso pro-hibieron la existencia de otras forma-ciones políticas. Tan sólo se prohibie-ron las Centurias Negras (fascistas).De hecho el primer gobierno soviéticofue una coalición entre los bolchevi-

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ques y los eseristas de izquierda. En elseno del partido bolchevique, tam-bién existía la máxima libertad de dis-cusión hasta el punto de que se llega-ron a organizar fracciones cuando lasdiscrepancias alcanzaban aspectostácticos de importancia. Este fue elcaso de los llamados “Comunistas deizquierda” encabezados por Bujarin yPreobazhenski que defendían la gue-rra revolucionaria contra Alemania enel período de la firma de la paz deBrest Litovsk. Lenin combatió dura-mente sus puntos de vista pero nuncase le ocurrió exigir su expulsión delpartido. De hecho la formación deplataformas políticas era algo naturalen los períodos congresuales o cuan-do los debates afectaban a cuestionesserias. La cohesión ideológica delpartido, que era evidente y una cuali-dad a resaltar, fue el producto no dela imposición, no del ordeno y mandoburocrático, sino de la autoridad polí-tica que la dirección se ganó a lo lar-go de años, donde la explicación pa-ciente, el ejemplo, el sacrificio, y la crí-tica compañera, fueron sus métodosmás destacados.

La situación en la que se tuvo quedesarrollar la Revolución Rusa fueextremadamente hostil. La oposiciónburguesa pronto se levantó en armascontra el poder obrero. Lo mismo hi-cieron otras tendencias denominadas“socialistas”, como los eseristas o unafracción de los mencheviques. Enesas condiciones, cuando las fuerzasde la contrarrevolución imperialistase aliaron con la contrarrevolucióninterna, que aspiraba a la restaura-ción del viejo orden capitalista, losbolcheviques procedieron a ilegalizara aquellas formaciones que se levan-taron en armas contra el Estado obre-ro. Era una medida defensiva y justi-ficada, no hacerlo hubiera significadoofrecer una palanca a la burguesíazarista y a los imperialistas para des-truir más fácilmente el poder soviéti-co. En la X Conferencia bolchevique,en plena guerra civil y con el levanta-miento armado de Kronstadt, los de-legados bolcheviques votaron a favorde prohibir temporalmente, subraya-mos lo de temporal, las plataformaspolíticas dentro del partido. La exi-gencia de centralización y máxima

disciplina en la acción se justificabanpor el momento crítico que atravesa-ba la revolución.

Como hemos explicado anterior-mente, la combinación de toda unaserie de derrotas revolucionarias enEuropa, la catástrofe económica queasolaba la URSS, la desmovilizacióndel Ejército Rojo, el cansancio, elhambre, el exterminio de una parteconsiderable de cuadros comunistascreó las condiciones para el surgi-miento de una casta de funcionariosque, apoyándose en medidas adopta-das en momentos de excepcionali-dad, acabaron con la democraciaobrera en el seno del partido y de lasinstituciones soviéticas. El partidoúnico, no significaba que sólo existie-ra la expresión política del proletaria-do revolucionario. En realidad el Par-

tido Bolchevique, que era esa expre-sión, fue purgado físicamente con elexterminio de cientos de miles decuadros obreros comunistas y delKomsomol que se oponían al rumboadoptado por Stalin. El “Partido úni-co” fue la consecuencia del dominiode la burocracia en todas las esferasde la sociedad.

Lamentablemente el ejemplo quetenía delante Fidel y los dirigentes dela revolución no fue el del PartidoBolchevique, sino el del PCUS estali-nizado. El nuevo Partido ComunistaCubano fundado en 1965, celebró suprimer congreso diez años después.En este tiempo todos los hombres en-cargados de la dirección eran nom-brados por Fidel o por sus más cerca-nos colaboradores. En treinta y cincoaños de vida del partido se han cele-

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Primer Congreso del PCC, celebrado en 1975

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brado apenas cuatro congresos. Lacomparación con el Partido Bolchevi-que de los primeros años de la revo-lución no puede ser más clara: aundurante la guerra civil los bolchevi-ques celebraron congresos anuales.

Los únicos que tienen justificadostemores a un debate genuino y com-pañero entre revolucionarios sólopueden ser aquellos cuyo papel políti-co y social pueda quedar cuestiona-do, hecho que indudablemente ocu-rriría en una genuina democraciaobrera. Pero eso no es malo para elsocialismo, es malo para aquellos quetemen perder su prestigio o sus privi-legios. Por supuesto que no estamoshablando de la farsa democrática queel imperialismo defiende, dando faci-lidades legales para que los contrarre-volucionarios actúen en la Isla. Esta-mos hablando de democracia obrera,es decir, total libertad de expresión yde organización para todos los quedefiendan la revolución y su caráctersocialista y control real de todos loscargos públicos del Estado por partede la clase obrera. No, eso no seríamalo para el socialismo, pero seríamuy malo para todos los que alber-gan la esperanza de poder conservarsu posición social privilegiada en unaCuba capitalista. En realidad, el parti-do único, como sinónimo de única lí-nea posible, de ausencia de un am-biente de discusión genuinamente de-mocrático es el mejor caldo de cultivopara la contrarrevolución capitalista.El caso de China es evidente. El par-tido único no está guiando al pueblochino al socialismo sino a la restaura-ción capitalista.

Como marxistas estamos conven-cidos que la máxima democraciaobrera en Cuba también significaría lamáxima libertad de crítica y de expre-sión por parte del pueblo cubano. Ló-gicamente esto no excluiría a todasaquellas tendencias socialistas quedefendiesen las conquistas de la Re-volución Cubana pero que podríantener puntos de vista diferentes sobrela estrategia y los métodos a seguir, ysu derecho a agruparse políticamente.Esto en ningún caso debería minar lafuerza del Partido Comunista si éstesigue un rumbo genuinamente mar-xista. El debate y la confrontación de

ideas es inseparable del método mar-xista e inevitable también en el proce-so de transición al socialismo.

Es obvio que la Revolución Cuba-na tiene todo el derecho a defendersedel imperialismo y la contrarrevolu-ción. Toda la campaña cínica de laburguesía mundial, apelando a la fal-ta de libertades en Cuba no es másque un ejercicio de hipocresía repug-nante. Los mismos que apoyaron dic-taduras sangrientas en Cuba, Chile,Argentina, Pakistán, Indonesia; losque respaldaron la dictadura de Fran-co por cerca de cuarenta años, losque siempre han recurrido a la fuerzamás despiadada para defender sus in-tereses provocando guerras imperia-listas como las de Vietnam, Afganis-tán o Iraq donde cientos de miles dehombres y mujeres inocentes han sidoasesinados; los mismos que mantie-nen un bloqueo criminal contra elpueblo cubano no tienen ninguna au-toridad moral para criticar a Cuba.Como marxistas rechazamos estas“condenas” de la burguesía occiden-tal, y les decimos claramente que ellossiempre han sido los primeros en des-truir la libertad de expresión y de or-ganización del pueblo cuando hanvisto peligrar sus intereses de clase.¿Qué es acaso la campaña de ataquesa los derechos democráticos puestaen marcha por la administración Bushy otros gobiernos occidentales, toma-do como excusa la “lucha contra el te-rrorismo”? Estos señores y sus amigos“intelectuales” no pueden confundir ala clase obrera mundial en su apoyo ala Revolución Cubana.

En la cuestión de la democraciahay que ser concretos. Desde un pun-to de vista marxista sólo hay dos tiposde democracia posibles: la democra-cia burguesa y la democracia obrera.En la democracia burguesa se con-templa el derecho a opinar, siempre ycuando el derecho a decidir esté re-servado a la banca y a las grandescorporaciones empresariales. Defen-der ese tipo de democracia en Cubaes estar, abiertamente, en el campode la contrarrevolución. En realidadsería una de las formas que podríaadoptar, aunque no la más probable,la contrarrevolución capitalista enCuba. La democracia obrera afecta lo

que para la democracia burguesa esintocable: los intereses derivados de lapropiedad privada de los medios deproducción. La democracia obrera esen realidad la única democracia au-téntica, en la que la mayoría de la so-ciedad puede decidir sobre todos losaspectos fundamentales que rigen lavida de una nación.

En las condiciones de hostiga-miento brutal por parte del imperialis-mo en la que se encuentra Cuba esevidente que los elementos de coer-ción por parte del Estado obrero sonnecesarios. No vivimos en un mundode hadas. Pero esa coerción se tieneque ejercer contra los elementos con-trarrevolucionarios de dentro y defuera del país y en realidad sería mu-cho más eficaz si se combinase conuna genuina democracia obrera. Nopedimos libertad para los saboteado-res de la revolución, para los agentesque infiltra el imperialismo. Eso es ele-mental. ¿Pero realmente el peligro decontrarrevolución se acota a ese tipode elementos? En nuestra opinión no.En el conglomerado de fuerzas con-servadoras que ponen en peligro lasconquistas de la revolución se en-cuentran también aquellos sectoresque se apropian de parte de la rique-za nacional por su papel privilegiadoen la sociedad, que en realidad nojuegan ningún papel social en el pro-ceso productivo, y que en un momen-to determinado podrían decidir ligarsu futuro a la reinstauración del capi-talismo. También para esos sectores lademocracia obrera, que pondría aldesnudo sus privilegios ilegales y le-gales, representa un peligro mortal.

LA DEFENSA CONSECUENTE

DEL INTERNACIONALISMO

Sería de cualquier forma incorrectoafirmar que el gobierno cubano se-guía al pie de la letra las directivas y elejemplo de la URSS sin ninguna cues-tión que lo distinguiese de la burocra-cia del Kremlin. La necesidad de de-fenderse de las fuerzas contrarrevolu-cionarias tanto en el interior como enel exterior del país forzaron a desarro-llar en los primeros años una políticaexterior más bien radical. La segunda

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declaración de La Habana es el prin-cipal testimonio de ello, con su llama-miento a la revolución en AméricaLatina y las denuncias de las políticasconciliadoras de los diversos partidoscomunistas del continente. Esto eraproducto de la revolución y sobretodo en el primer período de la pre-sión de las masas.

Los llamamientos revolucionariosde Guevara y Fidel, sobre todo en losaños sesenta y setenta, provocaron elentusiasmo de muchos jóvenes y tra-bajadores en el mundo entero. Losdos eran y aún son consideradoscomo un punto de referencia para lajuventud rebelde, particularmente silos comparamos con las figuras grisesde la burocracia rusa como Breznev,Chernenko o Gorbachov. También escierto que el gobierno cubano apoyócon armas, soldados y recursos eco-nómicos la heroica lucha de los cam-pesinos y trabajadores de Angola yMozambique contra las fuerzas con-trarrevolucionarias de los sudafrica-nos y los imperialistas. Estas accionescontrastan obviamente con las actitu-des conservadoras de la burocraciarusa en los procesos revolucionariosde los países ex coloniales.

No obstante, después de algunasdivergencias en los primeros años,Cuba acercaba su política exterior a lade los demás países del llamado “so-cialismo real”1. La prueba de la prác-tica ha demostrado que toda la políti-ca exterior de la burocracia rusa y chi-

na, cuyo objetivo era mantener el“status quo” en sus relaciones con laspotencias capitalistas, en realidad nosirvió para contener la contrarrevolu-ción capitalista. Todo lo contrario, alasfixiar cualquier intento de instaura-ción de un sistema de democraciaobrera u obstaculizar la revolución so-cialista en los países capitalistas, laburocracia aceleró el proceso de res-tauración capitalista.

De toda la experiencia anterior sedesprende la necesidad de una políticainternacional basada en los interesesde la revolución socialista y en la luchairreconciliable contra el capital. Esta esla única bandera que puede servir alfuturo de la revolución en Cuba y asus conquistas históricas, ni la diplo-macia, ni los acuerdos temporales contal o cual país, ni las concesiones al ca-pital privado, por muy necesarias quesean, peden sustituir la lucha revolu-cionaria por el socialismo de la juven-tud y la clase obrera mundial.

En ese sentido, ha sido siempreuna grave deficiencia que la direccióndel Partido Comunista Cubano no sehaya pronunciado por una Federa-ción Socialista al menos para AméricaLatina. En el primer congreso delPCC en 1975, Fidel Castro declaróque “América Latina no está lista paracambios globales que puedan llevar,como a Cuba, a transformaciones so-cialistas, aunque no son imposibles enalgunos países del continente” (J. He-bel, op. cit., pág. 215).

Una posibilidad concreta se desarro-lló cuatro años después con la revolu-ción en Nicaragua, incluso tambiénen El Salvador, donde la guerrilla delFMLN estuvo muy cercana a tomar elpoder. Sin embargo, Fidel Castro y loslíderes del PCC estimularon a los diri-gentes sandinistas a no seguir el ejem-plo cubano. Hablando en Nicaraguael 11 de enero de 1985 Fidel afirmó:

“Ayer hemos tenido la oportunidadde escuchar el discurso del compañe-ro Daniel Ortega y debo congratular-me con él. Era serio y responsable. Haexplicado los objetivos del Frente San-dinista en cada sector —por la econo-mía mixta, el pluralismo político ytambién una ley sobre las inversionesexteriores—. (...) Sé que hay un espa-cio de vuestra concepción para unaeconomía mixta. Podéis tener unaeconomía capitalista. Lo que induda-blemente no tendréis es un gobiernoal servicio de los capitalistas”.

Los acontecimientos posterioreshan desmentido tristemente las previ-siones de Fidel. La falta de una orien-tación enérgica hacia la economíaplanificada y la expropiación de loscapitalistas nativos y de la propiedadimperialista, unida al aislamiento dela Revolución Nicaragüense llevarona la victoria electoral de la reacciónencabezada por Violeta Chamorro en1990, la cual pudo vencer, entre otrascosas, basándose en el descontento yla desilusión provocada por diez añosde “economía mixta” combinada con

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1. El gobierno cubano aprobó sin reservas la invasión soviética en Checoslovaquia “para impedir un mal mayor” ya que “Checoslovaquia estaba ca-mino hacia el capitalismo”. Su discurso respetaba plenamente la política de Moscú y del Pacto de Varsovia. En los años siguientes la línea “pro Mos-cú” de Fidel Castro fue firme en todos los acontecimientos significativos.La dirección del PCC guardó también el silencio más absoluto cuando en mayo de 1968 millones de trabajadores ocuparon las fábricas en Franciadesafiando el poder de la burguesía. A pesar de la gran simpatía que por la Revolución Cubana mostraron los jóvenes y los trabajadores franceses,la dirección del PCC apoyó incondicionalmente la línea del PCF, que en ningún caso defendió una resuelta política socialista para tomar el podercuando las condiciones eran más que favorables. Se trataba de la estrategia de “coexistencia pacífica” que hemos comentado y que para la buro-cracia soviética, que influía de forma determinante en la política de los Partidos Comunistas de todo el mundo, era sagrada. Desestabilizar el “sta-tus quo” con una revolución socialista en Francia era lo último que impulsaría la burocracia de Moscú.En el mismo año estalló la protesta estudiantil en México. Uno de los elementos que hicieron explotar al movimiento estudiantil mexicano fue la re-presión que sufrieron los estudiantes en la manifestación celebrada el 26 de julio de 1968, en conmemoración del asalto al cuartel de Moncada enCuba. El 2 de octubre cientos de estudiantes cayeron asesinados en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, sin embargo, el 19 de ese mismo meslos atletas cubanos saludaban al presidente de México en la ceremonia inaugural de las olimpiadas. La razón para ello tenía más que ver con inte-reses diplomáticos que con una postura de estímulo a la revolución socialista mexicana: México era el único país latinoamericano que mantenía re-laciones comerciales con Cuba.Por supuesto que un Estado obrero necesita una diplomacia que le permita sacar la mayor ventaja posible de sus relaciones con los demás países. Se-ría de un dogmatismo estéril y suicida negar el derecho de un Estado obrero incluso a llegar a determinados acuerdos, comerciales por ejemplo, conotros países capitalistas. El punto fundamental a tener en cuenta en esa cuestión es que jamás la política exterior de un Estado obrero puede entraren contradicción con la lucha por la revolución mundial, ningún acuerdo puede ser a costa de sacrificar la extensión de la revolución a otros países.En 1989 la burocracia china masacró a los jóvenes de la plaza de Tiananmen que cantaban la internacional y defendían un socialismo sin corrup-ción ni privilegios. Fidel declaró que: “la protesta de los estudiantes era un problema interno de los chinos”. “Las imágenes no han llegado aquí (...)Conocemos sin embargo la versión de los chinos y no tenemos motivo para dudar de sus explicaciones” (G. Mina, Fidel, pág. 165). La situaciónactual pone en evidencia los verdaderos impulsores de la contrarrevolución capitalista es la propia dirección del PCCh.

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la agresión militar y económica de losEstados Unidos y la contra.

LOS GIROS EN LA POLÍTICA INTERNA

Después de un período en el que sellegaron a nacionalizar hasta los pe-queños negocios, hecho absoluta-mente innecesario en una economíasocialista, hacia la mitad de los años70 tiene lugar un nuevo cambio en lapolítica económica. Se establecieronincentivos para la producción, sobretodo agrícola. Se instituyeron los“mercados libres campesinos”, dondelos pequeños propietarios podíanvender sus excedentes.

Se permitió a los directores de lasfábricas conceder incentivos materia-les, comúnmente más altos que lossalarios. Todo bajo la insignia de laautonomía de las empresas, pero enla medida que las empresas no esta-ban bajo el control de los trabajado-res, la autonomía significaba la auto-nomía de los administradores.

Las diferencias entre los salariosaumentaron y “el igualitarismo pe-queñoburgués” fue entonces conde-nado. Mientras que el salario mediode un trabajador fabril estatal era deentre 80 y 100 pesos, el de un emple-ado de nivel medio era de entre 2.000y 3.000 pesos y el de un ministro lle-gaba a los 6.000 pesos (J. Habel,Cuba fra la continuità e la rottura,Erre emme ediz. 1994, pág. 87).

Durante estos años de reforma au-mentaron también los casos de indis-

ciplina en el lugar de trabajo, clarosíntoma de la indiferencia de los tra-bajadores ante los citados premios deproducción que acrecentaban las dife-rencias salariales en cada una de lasempresas. Los procesos por indiscipli-na en el trabajo pasaron de 9.988 en1979 a 25.672 en 1985. Dichos pro-cesos implicaban todo tipo de “deli-tos” tales como acuerdos secretos en-tre administradores y representantesde los trabajadores para establecer ni-veles de salario, ritmos y condicionesde trabajo (Trabajadores, revista sindi-cal cubana, 06-07-86).

LA RECTIFICACIÓN DE 1986

Durante la primera mitad de losaños ochenta Cuba vivió una nuevay grave crisis económica. Resultabacada vez más difícil alcanzar las ta-sas de crecimiento económico del4% como sucedía a principios de larevolución. La deuda externa habíacrecido un 11% en 1985 alcanzandolos 6.500 millones de dólares, losprecios del níquel y el azúcar esta-ban cayendo en el mercado mun-dial. El gobierno cubano admitíauna tasa de desempleo del 6% en1987, cuando en 1981 representabasólo el 3,4%.

Había llegado el momento de lan-zar un “proceso de rectificación de lastendencias negativas”. Los represen-tantes de las reformas económicas delos años precedentes fueron criticadosy alejados de puestos de responsabili-

dad. Se prohibieron muchas activida-des privadas consideradas poco antescomo legales, tales como los merca-dos libres de campesinos. Se criticó elendeudamiento externo e incluso sellegó a hablar de la promoción de unamoratoria en los pagos de los intere-ses del mismo.

En julio de 1986, en la décima se-sión de la Asamblea Nacional, Fideldenunció: “Hemos creado una clasede nuevos ricos”, refiriéndose a queun pequeño comerciante en La Ha-bana podía ganar hasta 20 veces másque un cardiólogo. Se mostraron ca-sos de enriquecimiento personal dealgunos dirigentes verdaderamenteescandalosos. En 1986 Manuel Sán-chez Pérez, viceministro encargado dela compra de equipo técnico del ex-tranjero desertó llevándose consigomedio millón de dólares.

El círculo dirigente encabezadopor Fidel Castro temía seriamente quelos sectores que habían acrecentadoenormemente su poder económicopudiesen convertirse en una amenazareal para el régimen. Entonces se re-dujo fuertemente la autonomía de losadministradores para establecer uncontrol más firme por parte del apara-to del Partido Comunista.

Se exhortaba al desarrollo de laindustria apelando al espíritu de sacri-ficio de los trabajadores, a la concien-cia revolucionaría y al trabajo volun-tario. La consigna de moda era “elmejor al timón”. Pero uno de los pro-blemas era que el “mejor” no era se-leccionado por los trabajadores sinopor la dirección de la empresa.

Se desencadenó una campañacontra los “tecnócratas y nuevos capi-talistas” (lo que contrastaba evidente-mente con la propaganda del partidoque afirmaba el triunfo del socialismoexistía desde hacía treinta años). Selanzaron llamamientos al igualitaris-mo, desempolvando algunos discur-sos del Che, pero era un igualitarismoque tendía a la constante disminuciónde los salarios y buscaba esconder lasmedidas de austeridad.

La caída de la URSS y de los regí-menes del Este de Europa, en la déca-da de los 90 tuvo un efecto brutal enCuba abriendo el período más críticode la revolución desde 1959.

LA REVOLUCIÓN CUBANA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO

30EL MIL I TANTE

Manifestación en la Nicaragua revolucionaria

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LOS CAMBIOS EN

EL CONTEXTO MUNDIAL

La caída de los regímenes de la URSSy del Este de Europa tuvo un gran im-pacto en Cuba. Fue en ese momentocuando la economía cubana pasó porel momento más crítico de su historia.

La desaparición de los regímenesdel Este significó también la irrupciónde una nueva situación en las relacio-nes mundiales. Los imperialistas sefrotaron las manos con la caída de losregímenes de economía planificado yse apresuraron a pronosticar unanueva era de la historia de la huma-nidad, marcada por la paz, la prospe-ridad y hasta la supresión de las des-igualdades. Pero el capitalismo ha de-parado un panorama completamentedistinto. La existencia de una sola po-tencia militar y económica mundial,EEUU, combinado con una situaciónde aguda crisis de sobreproduccióncapitalista, ha creado un escenarionuevo cuyo rasgo más general yesencial es la enorme inestabilidaddel capitalismo en todos los terrenos:más tensiones ínter imperialistas, lavuelta a guerras imperialistas en lasque procurar un dominio militar di-recto (Iraq), crisis de las estructuraspolíticas que durante años habíansido un soporte clave para la estabili-dad (ONU, OTAN, OMC, Unión Eu-ropea), tensiones proteccionistas ytambién, cambios en las relacionesentre las clases. El siglo XXI empeza-ba con la revolución en Ecuador,abriendo una etapa de ascenso revo-lucionario en América Latina. En lospaíses capitalistas desarrollados laburguesía se ha lanzado a una batallaa tumba abierta contra todas las con-quistas sociales que han hecho posi-ble una vida algo decente en las últi-mas décadas. En esta nueva etapadel capitalismo observamos cada vezmás síntomas de una crisis del mode-lo de consenso social practicado du-rante años por los partidos socialde-mócratas y de origen estalinista. Exis-ten enormes síntomas de descontentosocial, expresados en las numerosas

huelgas generales que se han sucedi-do por toda Europa o las masivasmanifestaciones contra la guerra. Lapropia oposición a la guerra entre lapoblación norteamericana es un sín-toma de todo ese malestar.

Este es el contexto en el que se si-túa hoy la Revolución Cubana. Haberresistido a la tremenda oleada de re-acción que sucedió a la caída de losregímenes de economía planificada esen sí mismo una gran conquista.Cuba sigue siendo un poderoso sím-bolo anticapitalista en el mundo, es-pecialmente para las masas latinoa-mericanas, pero no sólo. Ciertamenteel acoso imperialista no ha cejado, elbloqueo sigue ahí, las dificultades deuna pequeña economía que intentasobrevivir en el gran océano del mer-cado mundial permanecen. Pero esarealidad también tiene otra cara: lacrisis económica, social y política queestá sufriendo el capitalismo a escalamundial no tiene precedentes desdelos años 30. El péndulo político vuel-ve a girar a la izquierda, siendo Amé-rica Latina el exponente más claro deesta situación. Un gran interroganteplanea sobre el capitalismo en paísescomo Venezuela, Bolivia, Perú, etc…Los derroteros de la historia vuelven aatar, más claramente que nunca, el fu-

turo de la Revolución Cubana al futu-ro de la revolución mundial.

Y es en ese contexto —en el queCuba ya no puede apoyarse en laexistencia de la URSS y los países delEste para mantenerse, al mismo tiem-po que se abren procesos revolucio-narios en América Latina y otros paí-ses del mundo— cuando se pone másen evidencia, más a las claras, la ne-cesidad de una orientación genuina-mente revolucionaria para la defensade la revolución cubana.

LOS CAMBIOS EN LA CUBA

DE LOS 90

La caída de los regímenes de la URSSy de Europa del Este constituye el te-lón de fondo de toda una serie de me-didas y transformaciones en la socie-dad cubana que son clave para en-tender la situación actual y las pers-pectivas que se abren para la Isla. Másdel 40% del comercio exterior se rea-lizaba con la URSS y el 80% de los in-tercambios se realizaban con los anti-guos países de Europa del Este y deAsia. La URSS vendía petróleo muybarato a Cuba, que posteriormenteera revendido, en parte a precios in-ternacionales, consiguiendo así im-

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V. La revolución en la encrucijada

La revolución venezolana es hoy la primera línea de fuego de la revolución mundial

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portantes divisas. Al mismo tiempoera la URSS quien compraba la ma-yor parte de la producción de azúcarcubano, principal recurso productivode la Isla. La desaparición del bloqueestalinista tuvo consecuencias catas-tróficas para la economía cubana. En-tre 1989 y 1993 el PIB —es decir, lariqueza creada en la Isla, cayó un35%, una cantidad brutalmente alta.

Ante la catástrofe económica losdirigentes cubanos lanzaron en 1991el llamado Período Especial: la ins-tauración de una “economía de gue-rra” para hacer frente a la crisis, quese concretó en un descenso impor-tante del nivel de vida de la pobla-ción, recortando gastos y estimulan-do la producción de bienes de consu-mo para la exportación, a costa delmercado interno, para obtener el má-ximo de divisas con las que comprarproductos esenciales de los que care-cían. Es interesante señalar que a pe-sar de la acusada contracción de laeconomía las variaciones del gastosocial a lo largo de toda la década delos 90 tuvieron un signo positivo, sal-vo el año 1991.

Pero más allá de las restriccioneseconómicas, con el Período Especialse aplicaron toda una serie de medi-das cuyos efectos desestabilizadoresen la economía y en la sociedad po-nen en peligro la economía planifica-da y todas las ventajas que de ella sederivan en el desarrollo y el bienestarsocial. Entre las medidas más desta-cas están la autorización a que se cre-en empresas mixtas con capital ex-tranjero y que las empresas con100% de capital nacional puedanoperar en dólares (1992), la doble cir-culación monetaria, o sea la coexis-tencia del peso y el dólar (1993), elfomento de la autonomía empresarialy la descentralización del comercioexterior... Todos esos factores, combi-nados con la falta de un control efec-tivo por parte de los trabajadores y laexistencia de una burocracia, que noestá sujeta a ningún control políticopor parte de la población, tienen unefecto corrosivo en la moral, en laplanificación económica y acelera elproceso de diferenciación social,echando agua en el molino de la con-trarrevolución capitalista.

DOLARIZACIÓN

Según un estudio, “la dolarización seha ido extendiendo a lo largo de laeconomía cubana, no sólo en el co-mercio y servicios minoristas hacia elsector de la población que de una for-ma u otra tiene acceso al dólar, don-de cada vez más, se realizan aperturasde nuevas Tiendas de Recuperaciónen Divisas (TRD) y servicios de cafe-tería, restaurante, entre otros. Tam-bién este efecto (la dolarización), seha extendido con fuerza al sector pro-ductivo donde el combustible, laenergía, piezas de repuestos, materiasprimas fundamentales, entre otros; supago en moneda convertible debe serasumido cada vez más por los Orga-nismo. En los últimos años el índicede dolarización se ha incrementado,González A. en su trabajo El NuevoModelo de las Finanzas Internas, pu-blicado en la Revista CUBA: Investi-gación Económica del INIE no. 2 deabril-junio de 1999 página 22, plan-tea: ‘En los últimos años el índice dedolarización se ha incrementado de45% en 1996, a 49% en 1997 y 53%en 1998, lo cual es indicativo de undeterioro en las funciones de la mone-da nacional, con la sustitución relativaen los ingresos y en el consumo de lamoneda nacional por el dólar’. Algu-nos especialistas estiman que este ín-dice se ha continuado incrementandoy que al cierre del año 2000 pudieraestar alrededor del 58-60%” (Econo-mía y dolarización, pág. 2, del Dr. Ar-mando Nova González, del Centro deEstudios de la Economía Cubana,Universidad de La Habana, extraídode la web Cuba Siglo XXI).

Es evidente que la doble circula-ción monetaria introduce graves des-equilibrios sociales y económicos, po-tenciado además por la gran diferen-cia que hay entre el cambio oficial y eldel mercado negro.

Hay un abismo cada vez másgrande entre los que poseen dólaresy los que no. Según un informe de laCEPAL, “entre 1989 y 1992 los enví-os de divisas a Cuba aumentaron demanera significativa, a partir de la le-galización de la tenencia de dólaresen 1993 las transferencias privadastuvieron el mayor efecto macroeco-

nómico, constituyéndose en una im-portante fuente de ingresos netos demoneda convertible”. Se estima porotras fuentes que al cierre del año2000 sobrepasan los 1.100 millonesde dólares recibidos en la Isla poresta vía.

La disminución del nivel de vida,sobre todo durante la primera mitadde los noventa fue de casi un 50%, loque marcó un auténtico éxodo detrabajadores de todos los sectores dela economía rumbo al sector turístico.Esto ha redundado en un empeora-miento constante de los demás servi-cios y en la productividad del trabajo,¿para qué trabajar por pesos que novalen nada?

Las diferencias sociales se reflejanclaramente en la evolución de lascuentas bancarias. “En el períodocomprendido entre 1994 y 1997 esposible distinguir que el número decuentas de mayores montos disminu-ye su representatividad de 14,1% a13,2% y sin embargo, el monto queellas concentran se hace cada vez ma-yor, pasando de controlar el 77,8%del efectivo al 85%, lo cual implicadesigualdad para el aprovechamientode las oportunidades” (Cuba: efectossociales de la crisis y el ajuste econó-mico de los 90’s, Viviana TogoresGonzález, Web Cuba Siglo XXI ).

COMERCIO EXTERIOR

Como hemos visto, la dolarización tie-ne implicaciones en el funcionamien-to del sector productivo y a eso sesuma el resquebrajamiento del mono-polio estatal del comercio exterior. Dehecho, determinadas empresas delEstado pueden recurrir por su cuentaal mercado mundial. Las ventas en elexterior posibilitan la obtención dedólares y ventas a un precio más altoque en el mercado interno. Si a esoañadimos que muchas empresas esta-tales tienen objetivos concretos de al-canzar un cierto porcentaje de dólarespara su funcionamiento, no es difícilimaginar la presión que supone paralos jefes de las empresas estatales ven-der sus productos en dólares en lastiendas de dólares que existen enCuba y que ya abastecen un 47% de

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los productos (Elena C. Álvarez Gon-zález, Descentralización y diversifica-ción en la economía cubana: nuevasbases para la cooperación internacio-nal, Revista Cuba XXI).

Eufemísticamente los directoresde las empresas estatales se encuen-tran con la “dificultad para haceruna oferta en pesos”. En la prácticaeso redunda en una subida de pre-cios, es decir en inflación, una enfer-medad gravísima en una economíaplanificada.

Según Bohemia (revista cubanade análisis general) entre enero y oc-tubre de 2003 la policía descubrió181 talleres ilegales, 525 fábricasclandestinas y 315 locales que servíande almacén, y de todas las inspeccio-nes realizadas en ese período(316.000) el 35% evidenció violacio-nes en los precios.

La inflación se come el salarioreal. Cierto que la subida de preciosno afecta al salario social —es decir,los alimentos, servicios, etc. que el Es-tado provee gratuitamente a la pobla-ción—, pero en la medida que la ca-nasta básica no se puede suplir com-pletamente con la producción estatalde precios fijos, se tiene que recurrir alas tiendas en dólares. Además, segúnun estudio del Centro de Investigacio-nes Psicológicas y Sociológicas, consede en La Habana (CIPS), más deun 90% de las familias cubanas recu-rren a algún tipo de actividad ilícitapara llegar a fin de mes.

Así, fenómenos extintos como lainflación resurgen de modo alar-mante.

PARTICIPACIÓN

DEL CAPITAL EXTRANJERO

El capital externo afecta a todos lossectores claves de la economía comoel turismo, níquel, combustibles, tele-fonía, industria alimenticia, las sidero-mecánicas y los servicios. El númerode asociaciones con el capital extran-jero han ido en aumento, de 20 en1990, 226 en 1995, 403 en 2002. Se-gún un estudio (El papel de la inver-sión directa extranjera en el desarrolloeconómico. La experiencia cubana,Dr. Omar Everleny Pérez Villanueva,

Centro de Estudios de la EconomíaCubana, extraído de la web Cuba Si-glo XXI) entre 1993 y 2001, el pesode la Inversión Extranjera Directa(IED) en el total de la Formación Bru-ta de Capital Fijo (FBCF), ha sido deun 8,2%, comparable con las cifras deotros países capitalistas.

Comparadas con las exportacio-nes totales de bienes del país, las ex-portaciones de las asociaciones eco-nómicas con el capital extranjero hantenido una participación elevada ysobre todo creciente… por encima del40% en los últimos años. En el 2001se logró un nivel histórico de produc-ción de níquel con 74.000 toneladas yde éstas, casi el 50% se obtuvo en laempresa mixta Moa Nickel, de partici-pación canadiense. La empresa ha lo-grado mantener siempre por encimadel 40% (entre 1995 y 2001) su parti-cipación en las exportaciones totalesde níquel. En la búsqueda y explota-ción de petróleo hay firmados dece-nas de contratos de exploración ariesgo, donde participan empresas im-portantes de Canadá, Francia, ReinoUnido, Suecia, Brasil, España, entreotros. En el 2001, el 40% del petróleoque se extrae de Cuba es obtenidopor ENERGAS, empresa mixta con laempresa canadiense Sherritt.

Existen empresas mixtas de telefo-nía, alimentación, productos cárnicos,etc… Los Portales SA es una asocia-ción entre la empresa cubana Córalasy el grupo suizo Nestlé. Esta empresase dedica a la producción y comercia-lización de los más importantes refres-

cos y aguas minerales que se comer-cializan en el país.

La Inversión Extranjera Directa hasido potenciado por las Zonas Fran-cas, espacios muy utilizados para fo-mentar la IED en actividades de ex-portación.

EXPORTACIONES, TURISMO, AZÚCAR,MATERIAS PRIMAS

Según el informe oficial (publicado enEl País, 12/02/2004), referente a2003, el turismo experimentó un in-cremento superior al 12% del númerode visitantes, se llegó a la cifra recordde 1,9 millones de visitantes y el au-mento de los ingresos turísticos fuedel 16%, superándose los 2.000 mi-llones de dólares de ingresos brutos.El peso relativo del turismo en las ex-portaciones totales de Cuba se ha in-crementado enormemente, en el año2000 el sector generó unos ingresosbrutos de 2.000 millones de dólares,de los 5.000 millones que Cuba obtie-ne anualmente por sus exportaciones(El País, 14/10/2001).

Hasta la caída de los regímenesdel Este el azúcar representaba el80% de las exportaciones cubanas (ElPaís, 23/08/2002), pero las dificulta-des relacionadas con la productividady los precios internacionales han pro-vocado una auténtica reconversióndel sector, lo que ha supuesto el cierrede 70 de las 156 fábricas que produ-cen azúcar en el país, la reducción enun 60% de los cultivos de caña y la

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Fabricación artesanal de puros

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“reubicación” de 100.000 de los400.000 cubanos que trabajan en elsector. Por supuesto esos trabajadoresno correrán la misma suerte que lasreconversiones del sector realizadasen países pobres capitalistas, (segui-rán cobrando el sueldo, podrán acu-dir a cursos de reciclaje, etc…) pero elproblema es que no está claro dóndevan a poder emplearse. La cosechade azúcar de 2004 ha sido la más bajaen 70 años. Tanto es así que por pri-mera vez en la historia Cuba ha teni-do que importar azúcar de EEUUpara cumplir con los compromisos in-ternacionales que había asumido.

Además, cerca de un millón depersonas, el 10% de la población dela Isla, viven en los bateyes y comuni-dades rurales establecidas alrededorde los ingenios azucareros que cerra-rán. Según El País (30-08-04): “El ob-jetivo es producir azúcar a costes ba-jos. Para ello los 71 ingenios que se-guirán moliendo azúcar y los 14 quese dedicarán ahora a procesar los de-rivados de la caña se regirán por lasleyes de mercado”.

PESO DEL CAPITAL PRIVADO

EN EL EMPLEO

Según datos del Anuario Esta-dístico de Cuba, en el año2000, el sector estatal emplea-ría al 77,5% de la fuerza labo-ral (2.978.200 trabajadores),frente al 22,5% del sector noestatal (864.800). Sin embar-go, habría que hacer algunasconsideraciones para apreciarcon más exactitud la depen-dencia real del empleo en fun-ción de la titularidad pública oprivada de las empresas. Porejemplo, se cuenta en el sectorestatal a “los trabajadores delas Empresas Empleadoras en-cargadas de controlar la fuerzade trabajo que labora en lasEmpresas Mixtas”, pero no secuantifican. Es decir, con esascifras no se puede estimar quécantidad de trabajadores, aunestando bajo control de un or-ganismo estatal, están traba-jando en empresas con partici-

pación privada. Es evidente que no serefleja el peso real que las empresasde ese tipo están alcanzando en elmercado laboral. Así, el grueso de loque entra en el sector no estatal sóloestá constituido por cooperativas decréditos y servicios (8,7%) y sectorprivado nacional (13,4%) que englo-ba a campesinos independientes, par-celeros y trabajadores por cuenta pro-pia. También se cuenta en el sectorestatal los trabajadores de la Socieda-des Mercantiles Cubanas, que, siendode capital público, son organizadas“en forma jurídica como sociedadesanónimas”. En ese caso sí están cuan-tificadas: en ellas se emplea el 4,2%de la fuerza laboral (160.300 trabaja-dores). Según El País 100.000 cuba-nos trabajan en el sector turístico(14/10/2001).

La cantidad de empleos depen-dientes del sector privado, con todo,no indica por sí mismo el nivel defragmentación de la economía planifi-cada y de cómo se está viendo desna-turalizada la propiedad estatal. Esascifras hay que analizarlas en combina-ción con los efectos de la dolariza-

ción, de la autonomía empresarial,etc. que antes hemos señalado.

CAMBIO DE TENDENCIA

Aunque en los primeros momentos—en pleno colapso económico deri-vado de la caída de la URSS y de lospaíses del Este— las medidas liberali-zadoras tuvieron un efecto positivo enla recuperación económica, ésas hanrevelado ya sus límites. En realidad setrata de un proceso parecido al queestá ocurriendo con las mal llamadaspor la prensa capitalista “economíasemergentes” en los últimos años. Des-pués de un período de boom de la in-versión extranjera, ligado sobre todoal proceso de privatizaciones, el flujode capital se ha estancado brusca-mente. En parte porque los planes deprivatización se han ido agotando yen parte por la delicada situación dela economía mundial. Los capitales sevan, pero las consecuencias negativasse quedan.

Después de un período de recupe-ración del 6,2% en el 99, se pasó a

5,3% en el 2000, 2,5% en2001, 1,4% en 2002 y 1,6%en 2003 (de 2000 a 2003,cifras de CEPAL). El turis-mo, después de los atenta-dos del 11-M, ha crecidomás lentamente y la caídade los precios de las mate-rias primas ha tenido unefecto también negativo enla economía cubana. Segúnalgunos cálculos, el azúcar,el níquel y el tabaco supo-nen en total dos terceraspartes del total de las expor-taciones de bienes cubanas,y en todos los casos está ha-biendo una caída de los pre-cios en el mercado mundial.

Parece claro que las me-didas liberalizadoras hanagotado las ventajas quepodían tener pero no porello han desparecido losefectos perniciosos que esasmedidas han tenido en lasociedad y en la economíaplanificada. Tanto es así queeste fenómeno ha tenido un

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El azúcar, un sector clave en la economía cubana

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reflejo clarísimo en los diferentes girosque ha dado el gobierno cubano a lolargo de los últimos años. Es evidenteque a principios de la década de los90 había ilusiones, al menos entre unsector significativo de los dirigentescubanos, en que el mercado podríaresolver todos los problemas, aunquehabía que alcanzar una especie de“capitalismo controlado” de una for-ma gradual.

Sin embargo muchos factores hanincidido en el sentido contrario en elúltimo período.

Fue muy sintomática la declara-ción de un alto ejecutivo de una em-presa turística extranjera, que inter-preta así la intensa campaña contra lacorrupción que se está haciendo entodos los sectores de la economía, nosólo el turístico: “Se han dado cuentade que se trata de un cáncer que estácorroyendo por dentro a la revolucióny que es más peligroso que cualquierbomba de EEUU” (El País, 7/03/04).En la campaña contra la corrupciónhan cesado a varios directivos de laempresa estatal CIMEX, que controla80 empresas y un millar de tiendas,gasolineras, cafeterías y otros estable-cimientos que brindan servicio en di-visas. Es obvio que la dolarización yotra serie de medidas que ya hemoscomentado, combinado con la faltade democracia obrera, han dado rien-da suelta a la avaricia de un sector dela burocracia, sobre todo la que máscontactos tiene con el dólar, con losempresarios extranjeros y con el“modo de vida occidental”.

En febrero de 2004 fue cesado elministro cubano de Turismo, IbrahímFernández, sin que se explicara ofi-cialmente los motivos de su cese. Enel mes de diciembre fueron cesadosvarios directivos de Cubanacan, elgrupo turístico cubano más importan-tes, por “falta de exigencia y control”,“graves errores”, etc. Es obvio queeste cese está ligado a la corrupción li-gada al contacto con el dólar, crea-ción de cuentas en el extranjero, etc.

Según un artículo reciente de ElPaís, “en enero de este año funciona-ban en la Isla 342 asociaciones mixtascon empresas extranjeras, un 15%menos que en 2002” y un economistaapuntaba que “los márgenes de auto-

nomía dados en los noventa a ciertasempresas estatales para operar condólares y realizar sus inversiones, asícomo la capacidad que poseían paraimportar y exportar directamente, casihan desaparecido” (9/06/2004).

Sigue el artículo: “Hasta los fun-cionarios más leales admiten que laapertura de pequeños espacios a lainiciativa privada y la descentraliza-ción empresarial favorecieron unnuevo ‘modo de pensar’ y una nue-va ‘clase’ más interesada en el dine-ro que en la ideología, y las autorida-des han entendido que esto, junto ala corrupción, es un cáncer más peli-groso para la revolución que los mi-siles de EEUU”.

Según el mismo artículo, en un ví-deo oficial destinado a los cuadrospolíticos y responsables económicosdel país, Raúl Castro critica abierta-mente la forma en que se ha adminis-trado el sector turístico en los últimosaños, revelando que será él quienatenderá directamente el desarrollode esta industria —la que más dóla-res aporta a la economía nacional,más que las exportaciones de tabaco,níquel y azúcar juntas— junto con elnuevo ministro del ramo. “Raúl Cas-tro, según las fuentes, señaló entre losprincipales males del Mintur [Ministe-rio de Turismo] el descontrol y ese‘actuar’ a su libre albedrío, sin rendircuentas a las instancias superiores;ahora, anunció, se volverá a una eta-

pa de centralización y control estricto.Criticó, por ejemplo, las recepcionesy fiestas costosas y los ‘numerosos’viajes al extranjero de algunos diri-gentes del sector, advirtiendo queahora cada caso sería aprobado porel ministro”.

Sin embargo, todas las medidaspunitivas por arriba, que también setomaron en el caso de la URSS y tam-bién en el pasado en Cuba, no atacanel problema de fondo. ¿Cómo se hapodido llegar a esta situación? Se ha-bla de control por arriba, pero ¿y porabajo? El problema es que no existen.

Antes de esos hechos, los síntomasen el sentido de intentar cortar esastendencias descontroladas ya eranevidentes. En verano de 2001 ser creael Ministerio contra la contaminacióncapitalista, dentro de una fuerte cam-paña por recuperar la “pureza revolu-cionaria”. En el mismo año se produ-ce un cambio constitucional en el quese plantea la irreversibilidad del carác-ter socialista de Cuba.

Sin embargo, los efectos corrosi-vos provocados por las medidas libe-ralizadoras, combinadas con la inefi-ciencia y la corrupción consustanciala la existencia de burocracia, siguenahí. Recientemente, Haroldo Dilla, in-vestigador social de la universidad dela República Dominicana y que nohace mucho trabajaba en labores pro-gramáticas del Partido Comunista deCuba, manifestó que la Fuerzas Ar-

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Raúl Castro junto a Fidel

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madas cubanas constituyen el grupode poder más organizado y con pro-yectos extendidos en la economía, yserán “un factor clave en la transición,pivote de cualquier negociación”.Para Dilla, los militares ‘son duros enla esfera política y liberales en la eco-nomía’, y estarían dispuestos a buscaruna salida china para Cuba, pero elfuturo resulta imprevisible…” (El País,6/12/2003).

Si China es el espejo en el que tie-ne que mirarse Cuba el futuro no pue-de ser más desalentador para el pue-blo cubano. En este país se está com-binando el despotismo burocráticomás salvaje con la explotación capita-lista más despiadada. Todo indica quela transición al capitalismo está a pun-to de completarse y lo más bochorno-so es que todo ha sido orquestadodesde la mismísima cúpula del PCCh.La gran mayoría de los trabajadores ycampesinos chinos han empeoradosus ya precarias condiciones de vida,pero es evidente que aún no se ha lle-gado al tope de la putrefacción socialque se podría alcanzar si el procesocontinúa en esa dirección, y no es des-cartable que un gran estallido socialpueda truncarlo. Además, incluso des-de un punto de vista puramente “ma-croeconómico”, cuyas cifras pareceque causan bastante embriaguez entrealgunos sectores, no todo será coser ycantar. Una China capitalista estarásometida a contradicciones brutales.

PERSPECTIVAS

En el caso de Cuba las tendenciasprocapitalistas existen, y la propia di-námica de las medidas que se han to-mado, aunque no pretendan cons-cientemente la vuelta al capitalismo,está claro que alimenta esas tenden-cias. Sin embargo, las diferencias delcaso cubano, con el de China y con elde la antigua URSS son importantes.Es muy improbable que se produzcaen Cuba una restauración capitalista“en frío”, sin graves enfrentamientossociales que muy probablementeafectarían al propio aparato estatal ya la misma dirección del PCC.

Uno de los factores más importan-tes es la experiencia del propio pueblo

cubano. La revolución de 1959 fueun acontecimiento relativamente re-ciente en términos históricos y lasconquistas de la revolución se ven su-brayadas por la penuria y la miseriaque se vive en los países de AméricaCentral y el Caribe bajo el capitalis-mo. La comparación es evidente yconstante. El pueblo cubano siente larevolución como una conquista pro-pia y además contra unos enemigosque nunca han dejado de intentar portodos los medios recuperar sus posi-ciones en la Isla. A diferencia de laRevolución Rusa la burguesía gusanaque vive en Miami sí aspira a recupe-rar sus propiedades y su posición so-cial en la Isla, lo que supone una ame-naza directa no sólo para el pueblocubano sino para la burocracia diri-gente. En una Cuba capitalista no ha-bría espacio para todos y ahí no sóloentran consideraciones de tipo eco-nómico sino también político. Con to-das las distorsiones que supone unsistema como el cubano, muchos mi-litantes y dirigentes del PCC han ata-do su vida y su trayectoria política a ladefensa de la revolución y la luchacontra el acoso imperialista. En unahipotética restauración capitalista ha-bría poco espacio para esos sectoresque se han mostrado más comprome-tidos con el proceso revolucionario,muchos de los cuales participaron, osus generaciones anteriores, directa-mente en los acontecimientos de1959. Por último está el propio papeldel imperialismo. Una Cuba capitalis-ta inexorablemente volvería a ser elpatio trasero de EEUU como lo fueantes de la revolución. La humillaciónal pueblo cubano sería completa: tan-to por la vía económica, como military por supuesto nacional y cultural. Enel proceso de restauración capitalistaque se está produciendo en China oel que vimos en Rusia, esos factoresno estaban presentes, al menos deforma tan aguda.

Tarde o temprano veremos acon-tecimientos decisivos en la Isla. Es in-evitable que las presiones de clase in-cidan en el Estado y en la direccióndel PCC y que se tienda a una polari-zación entre los que quieren dar elpaso definitivo a la restauración capi-talista y los que, por todos los factores

apuntados más arriba, se resistan adar ese paso. Parece que lo que pre-domina por ahora es este último sec-tor, mientras que aquellos que másdescaradamente postulan por medi-das procapitalistas no están en su me-jor momento. Sin embargo, con méto-dos burocráticos es imposible comba-tir una tendencia de fondo producidapor la misma naturaleza del sistema.Sí, se puede castigar ejemplarmente alos casos más escandalosos de co-rrupción, pero eso tiene efectos muylimitados. Sólo afecta a los exponen-tes más alarmantes de corrupción ile-gal. Los privilegios legales, el despilfa-rro y la ineficacia de un régimen bu-rocratizado, los contactos legales conel capital internacional, la crecientediferenciación social, los desequili-brios provocados por la dolarización ytodo lo que hemos apuntando ante-riormente, incide en el afianzamientode tendencias contrarrevolucionarias.La idea de que pueda coexistir en laIsla una economía planificada conmedidas capitalistas y de mercado esuna utopía. Al final, uno de los dossistemas se tiene que imponer defini-tivamente.

Uno de los factores que está con-teniendo una división más abierta enla cúpula dirigente del Estado y delpartido es la tremenda autoridad deFidel Castro, que además, está decidi-do a poner límites a las reformas eco-nómicas de tipo capitalista. En la his-toria el factor personal también cuen-ta. ¿Qué pasará cuando Fidel ya noesté? Pueden emerger a la superficietodas las tensiones acumuladas du-rante los últimos años, pasándose deun enfrentamiento soterrado a un en-frentamiento abierto. Es difícil pronos-ticar qué ocurrirá, pero una divisiónabierta por arriba puede llevar a unarápida polarización por abajo en laque no sería descartable un enfrenta-miento civil en líneas de clase. Entodo caso, sea ese u otro el desarrollode los acontecimientos, parece claroque estarán enmarcados dentro deuna disyuntiva clara: o la revoluciónavanza (adoptando una línea clara ydecidida hacia fuera, en el sentido deapoyar el derrocamiento del capitalis-mo en América Latina y combatiendodentro el cáncer del burocratismo y

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de los privilegios con la democraciaobrera) o va hacia la contrarrevolu-ción capitalista.

LA ACTITUD DEL IMPERIALISMO

Una de las variantes en la situación esla actitud que tenga el imperialismonorteamericano. El hecho de que sehayan metido en un atolladero enIraq no significa que estén descarta-das otras intervenciones militares. Losacontecimientos en Venezuela, Ecua-dor y Perú, por no mencionar a todoslos demás, están al rojo vivo. En unmomento determinado, el Plan Co-lombia podría pasar a la siguientefase, en un intento de aplastar a la Re-volución Venezolana en marcha. Re-cientemente el gobierno norteameri-cano ha dado una nueva vuelta detuerca en la política de hostilidad ha-cia Cuba, endureciendo el embargo ytomando medidas como la restricciónde los viajes a la Isla, con el fin de cor-tar los ingresos por turismo y el flujode dólares a la Isla, para incrementarlas dificultades económicas.

No es esa política, sin embargo, laúnica posible. La situación es muyvolátil en todo el mundo, incluidoEEUU. Es evidente que sectores im-portantes de la burguesía norteameri-cana son conscientes de que hay queser más pacientes y creen que la op-

ción más realista es facilitar que lasmedidas de corte capitalista que ya sehan emprendido sigan su curso o in-cluso se aceleren. Un reblandecimien-to del embargo, un incremento de lasrelaciones comerciales y una mayorpenetración del capital extranjero enla Isla podría consolidar aún más lastendencias procapitalistas que existenen la sociedad cubana. De hecho,existe una postura abiertamente favo-rable a la supresión del embargo porparte de los “estados graneros” delsur de EEUU, interesados en incre-mentar sus relaciones comerciales conCuba y de una parte de la burguesíaeuropea. El imperialismo podría tratarde basarse en un sector del aparatoestatal para emprender la restaura-ción capitalista en la Isla. En todocaso esa opción no está exenta de di-ficultades y peligros para el imperialis-mo, por todo lo que hemos apuntadoanteriormente.

DEFENDER UNA SALIDA

REVOLUCIONARIA

Cuba ha entrado en un momento de-cisivo de su historia, en el que las ide-as auténticamente marxistas puedenjugar un papel trascendental. En estosmomentos es seguro que muchos re-volucionarios cubanos, incluso mu-chos que están en posiciones de di-

rección en el PCC y en el Estado cu-bano, buscan una alternativa al im-passe al que se ha llegado.

En realidad no existe una salidadentro de las fronteras de la Revolu-ción Cubana. No existe ninguna fór-mula mágica que pueda eludir el he-cho de que Cuba es una pequeñaIsla, cuya economía tiene un peso ín-fimo en una economía mundial do-minada por las potencias imperialis-tas. La propia dinámica del comerciomundial y el intercambio de produc-tos menos elaborados por otros máselaborados juegan en contra de laeconomía cubana, como ocurre conlos demás países capitalistas de Amé-rica Latina. Según datos proporcio-nados por Elena Álvarez, del InstitutoNacional de Investigaciones Econó-micas, del Ministerio de Economía yPlanificación, si en 1990 se compra-ban 1,9 toneladas de petróleo conuna de azúcar, en 2002 la cantidadde petróleo se redujo a 0,7 toneladaspor esa misma cantidad de azúcar.“La desfavorable evolución de losprecios ha determinado que en losúltimos cinco años las pérdidas de re-lación de intercambio ascendieron acasi un 40% (en relación con los pre-cios de 1997)” según la especialistacubana. Por más medidas que se to-men con el fin de mejorar la eficien-cia y disminuir la dependencia de laeconomía cubana —ha habido avan-ces claros en la producción de petró-leo, por ejemplo— es evidente quehay límites insuperables en el marcode unas relaciones comerciales mun-diales marcadas por una división in-ternacional del trabajo desfavorablesy que pueden acabar sometiendo ala economía cubana a una situacióncrítica en la que se ponga en peligrolas mismas conquistas sociales de larevolución.

No se pueden resolver los proble-mas derivados de una economía pla-nificada en el mar del capitalismomundial más que con la extensión dela revolución mundial y en primer tér-mino en América Latina. Eso no sig-nifica que mientras haya que resistirno se puedan tomar toda una serie demedidas de excepción. Para los mar-xistas hacer concesiones limitadas ainversiones de capital privado en si-

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Manifestación en apoyo a la revolución (La Habana, junio de 2004)

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tuaciones económicas extremas, nosupone la violación de ningún princi-pio. Los bolcheviques, asfixiados tam-bién por una situación económica in-sostenible, recurrieron a la NEP (Nue-va Política Económica) que permitíael desarrollo de actividades económi-cas privadas como una forma de fa-vorecer la producción agraria y abas-tecer de productos básicos de consu-mo a las ciudades. El peligro no es lainversión extranjera en sí, que por su-puesto supone fortalecer elementosprocapitalistas dentro del Estadoobrero, sino cómo es controlada ycuál es la perspectiva trazada.

Lenin explicó con toda sinceridada las exhaustas masas soviéticas, quela NEP era una concesión productode la enorme debilidad del joven Es-tado soviético, un paso atrás que per-mitiría un respiro económico en laobligada espera del triunfo de la revo-lución en un país capitalista avanza-do. Los bolcheviques jamás pusieronsus esperanzas en que la NEP resolve-ría los problemas de transición al so-cialismo y, lo más importante, es quetodas esas concesiones se hacían enun contexto de democracia obrera ypoder de los sóviets.

La diferencia es cualitativa. Aun-que a veces, desde el gobierno cuba-no, se insista en que las medidas sonaccesorias, temporales y que no po-nen en cuestión el carácter socialistadel sistema cubano, al no haber nin-gún control real por parte de los tra-bajadores de los miles de directivos,funcionarios y demás miembros delaparato estatal se convierten en ten-dencias de fondo que tienen su pro-pia dinámica y son muy difíciles de re-vertir. La represión ejemplar, las desti-tuciones y todo lo demás, no resuel-ven el problema. La democraciaobrera es insustituible en una econo-mía planificada. Así, la democraciaobrera y la libertad de organización yexpresión de todas las tendencias quedefienden la economía planificada yel socialismo, lejos de ser un estorboserían un verdadero aliciente para lasmasas, daría un margen de maniobramucho mayor a la revolución, cuyodestino, al igual que la misma Revolu-ción Rusa, se dirimirá en la arena in-ternacional.

Para Lenin y sus camaradas la cla-ve era el triunfo de la revolución enEuropa occidental, especialmente enAlemania. Sólo así se podría romperel aislamiento de la Revolución deOctubre y garantizar el éxito del socia-lismo. La consecuencia lógica de susanálisis fue la construcción de la III In-ternacional como el instrumento máseficaz para garantizar el triunfo de larevolución en Rusia y el resto de laEuropa capitalista.

También en Cuba, en última ins-tancia, la única de forma de combatirexitosamente la ofensiva contrarrevo-lucionaria del imperialismo es exten-diendo internacionalmente la revolu-ción, empezando en primer lugar conel resto de América Latina. La expe-riencia histórica de la Unión Soviéticademuestra que es imposible construirel socialismo en un solo país. Ahora lasituación en América Latina es favo-rable, como hemos podido ver en losrecientes acontecimientos revolucio-narios de Venezuela, la victoria de laizquierda en Brasil, los movimientosrevolucionarios en Bolivia, Ecuador,Argentina…

Desgraciadamente, en lugar debasarse en la revolución en AméricaLatina, Fidel Castro ha recurrido aacuerdos diplomáticos y, en el mejorde los casos, a campañas de presióninternacional contra el embargo. Peroesto tiene unos efectos limitados. Pro-bablemente teme provocar a EEUU.Pero esta política sólo consigue losefectos contrarios a los que pretendeobtener. Mientras la revolución sigaenclaustrada en los estrechos límitesnacionales de Cuba corre el riesgo deser estrangulada. Esto es lo que quie-re hacer el imperialismo USA. Y la de-rrota de la Revolución Cubana seríaun golpe contra la revolución en todaAmérica Latina.

En un reciente discurso pronun-ciado por Fidel Castro —realizado el26 de mayo y publicado en Granma(http://www.granma.cu/documento/espanol03/016-2.html)—, en la facultadde Derecho de Buenos Aires, decía:“Nosotros no recomendamos fórmu-las dogmáticas, no nos ponemos a re-comendar que tengan tal y más cualsistema social. Conozco países contantos recursos, que con el uso ade-

cuado de los recursos no tendrían ninecesidad, vean, de hacer un cambiorevolucionario con relación a la eco-nomía, de tipo radical, como el queha hecho nuestro país”. Nadie puedeignorar el colosal papel de Fidel en laRevolución Cubana. Sin embargo, lapropia experiencia de Cuba demues-tra que sólo rompiendo con el capita-lismo, expropiando a las multinacio-nales y a los bancos fue posible elevarlas condiciones de vida de la pobla-ción cubana, alcanzar la alfabetiza-ción, el pleno empleo y una educa-ción y sanidad digna y gratuita. Nocompletar los procesos revoluciona-rios que se han abierto y se abrirán enAmérica Latina con la nacionalizacióny planificación de las palancas funda-mentales de la economía es dejarabiertas las puertas de la contrarrevo-lución en estos mismos países. Y unaderrota en países como Venezuela,donde precisamente, los pasos másdecisivos que debe dar para derrotarel peligro de la contrarrevolución sonde carácter socialista, sería un desas-tre para el destino de la RevoluciónCubana. ¡Esta fue la gran lección dela Revolución Cubana! Por el contra-rio, si la Revolución Venezolana llegahasta el final, hasta el derrocamientodel capitalismo, se podría constituiruna Federación Socialista de Cuba yVenezuela que abriría las puertas auna Federación Socialista de AméricaLatina. El viejo sueño de una unidadfraternal y próspera de América Lati-na y el Caribe, esa idea por la que lu-charon José Martí y el Che, podría seruna realidad. Basándose en la enor-me riqueza natural de muchos de esospaíses y en la planificación democrá-tica de la economía, podría poner finde forma inmediata a la miseria, a ladesigualdad y a la explotación salvajea la que están sometidos los puebloslatinoamericanos.

Una vez más la Revolución Cuba-na tiene que avanzar para no retroce-der y en esta ocasión, más que nunca,sólo las ideas del marxismo y del in-ternacionalismo proletario indican elcamino. Ahí encontraremos las palan-cas para desatar esa fuerza imparableque es la del proletariado, en Cuba,en América Latina y en el mundo.

Verano de 2004

LA REVOLUCIÓN CUBANA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO

38EL MIL I TANTE

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Cuando este documento estaba listopara imprimirse la prensa internacio-nal dio a conocer la medida tomadapor el gobierno cubano de prohibir lacirculación del dólar en efectivo en elpaís, estableciendo un plazo (el últimoel 14 de noviembre) para canjear eldólar por un peso especial, respalda-do por divisas.

Creemos que la medida no invali-da para nada el análisis del texto deldocumento. En realidad es una confir-mación de todas las distorsiones queel dólar estaba provocando en la eco-nomía planificada y en la sociedad cu-bana. Aunque la medida está relacio-nada con la creciente hostilidad delgobierno de Bush, al prohibir los de-pósitos bancarios cubanos en dólaresen cuentas extranjeras, parece claroque tiene una clara vertiente interna.

El propio artículo publicado en ElPaís (8/11/2004) en el que se hace ecode la noticia dice lo siguiente: “Pero ala par que la reactivación económica,los dólares trajeron a Cuba contami-nación y desigualdades, un verdaderocáncer para un sistema basado en el

igualitarismo. Ello sin contar con lasperversiones económicas causada porla dualidad de las monedas”.

El artículo también se hacía eco delas palabras de un académico: “Porun lado estaba el dólar, moneda fuer-te, emitida por un banco extranjero,que entraba libremente al mercado ysobre el que no se tenía ningún con-trol. Por otro lado, los pesos cubanos,de escaso valor adquisitivo, en que senos paga el salario”. Según el artículo,“él y muchos economistas cubanosdesde hace tiempo, defendían la ne-cesidad de recuperar el control sobrela moneda extranjera”.

Otro hecho significativo fue la des-titución fulminante, a mediados deoctubre, del ministro de Industria porel mismo Fidel Castro. La explicaciónoficial de la medida fueron los erroresdel ministro en la gestión de la redeléctrica, que provocaron numerososapagones en la Isla en el último perí-odo. Sin embargo, en una nota de ElPaís (15/10/2004) se señala que el mi-nistro “era muy bien valorado por losinversores extranjeros”. Un empresa-

rio español con intereses en Cuba co-menta que “las empresas bajo sumando funcionaban bien, con crite-rios de eficiencia homologables a losde cualquier otro lugar del mundo. Esuna gran pérdida”.

También ese episodio confirma lastensiones internas, que expresan ten-siones de clase, señaladas en el docu-mento y redunda en la necesidad deestablecer un genuino control de laeconomía y del Estado por parte delos trabajadores. Las medidas porarriba no son suficientes, la corrup-ción y el peligro de la contrarrevolu-ción se deben combatir con la demo-cracia obrera, con la participación y elcontrol desde abajo; y el crecientehostigamiento del imperialismo a laeconomía cubana —que la reelecciónde Bush probablemente acentuaráaún más— debe ser contestado con ladefensa de la revolución socialista enAmérica Latina, particularmente enVenezuela, hoy por hoy situada en laprimera línea de fuego de la revolu-ción mundial.

Noviembre de 2004

APÉNDICE

39EL MIL I TANTE

Apéndice - actualización

OTROS DOCUMENTOS PUBLICADOS POR EL MILITANTEPr

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arzo

de

2002

No al pacto social

Defender elempleo y lossalarios con lamovilización

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CUADERNOS DE FORMACIÓN MARXISTA

· Núm. 1 A cien años de la muerte de Federico Engels· Núm. 2 La Transición española, un análisis marxista (agotada)· Núm. 3 La Revolución española (1931-1939)· Núm. 4 Una alternativa socialista a la Unión Europea· Núm. 5 Lecciones de Chile. A 25 años del golpe militar· Núm. 6 El nuevo orden mundial del imperialismo

· Núm. 7 Perspectivas para la economía mundial· Núm. 8 León Trotsky. Su pensamiento más vigente que nunca· Núm. 9 La Transición española, un análisis marxista (2ª ed.)· Núm. 10 América Latina hacia la revolución· Núm. 11 Antonio Gramsci y la revolución italiana· Núm. 12 Portugal 1974. La Revolución de los Claveles

1. Introducción al materialismo dialéctico.2. La revolución olvidada.

La república soviética húngara de 1919.3. De noviembre a enero. La Revolución Alemana de 1918.4. El marxismo y la religión.5. El marxismo y el arte.

6. Breve historia del desarrollo capitalista y del movimiento obreroen Turquía.7. Stalin: 50 años después de la muerte del tirano.8. Ascenso y caída de Napoleón Bonaparte.9. El Islam y EEUU, ¿amigos o enemigos?

El resurgir del fundamentalismo

ESCRITOS DE TED GRANT

1 · Por qué llegó Hitler al poder.· Ascenso y caída de la Internacional Comunista

2 · ¿Habrá una recesión?· ¿Resolverá la reflación nuestros problemas?

COLECCIÓN CLÁSICOS DEL MARXISMO

Carlos Marx y Federico Engels· El manifiesto comunista.· Salario, precio y ganancia /· Trabajo asalariado y capital.· El 18 Brumario de Luis Bonaparte.· La guerra civil en Francia.· Crítica del programa de Gotha /

Crítica del programa de Erfurt.

Rosa Luxemburgo· Reforma o revolución.· Huelga de masas, partido y sindicato.

V. I. Lenin· El Estado y la revolución.· Las Tesis de Abril.· La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el

comunismo.León Trotsky

· La lucha contra el fascismo.· La revolución traicionada.· La revolución permanente.· Acerca de los sindicatos.· Su moral y la nuestra / Qué es el marxismo.· Problemas de la vida cotidiana

COLECCIÓN CRÍTICA MARXISTA

Alan Woods y Ted Grant· Razón y Revolución.

Filosofía marxista y ciencia moderna· Lenin y Trotsky, qué defendieron realmente

Ted Grant · Prólogo de Alan Woods· Rusia, de la revolución a la contrarrevolución

Alan Woods· Bolchevismo: el camino a la revolución.

Arturo Val del Olmo· 3 de Marzo. Una lucha inacabada

José Martín Rodríguez· Rebelión obrera en Tejas y Ladrillos

EDICIONES DE LA FUNDACIÓN FEDERICO ENGELS

COLECCIÓN MEMORIA OBRERA

MARXISMO HOY Revista de debate político

La Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels fue creada en 1987 con el objetivo dedefender y difundir las ideas del marxismo revolucionario. Su actividad se centra en lapublicación de materiales políticos que contribuyan a arrojar luz sobre los acontecimientoscontemporáneos desde la óptica del socialismo científico, en un momento en que la ofensivaideológica desatada contra las ideas socialistas exige un esfuerzo teórico y material por partede todos aquellos que aspiramos a un cambio radical de la sociedad.

Puedes conocer sus publicaciones en www.engels.org

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