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CRONOLOGÍA

1788− 8 agosto. Anuncio de la convocatoria de los Estados Generales

1789− 5 mayo. Apertura de los Estados Generales

20 junio. Dan comienzo las sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente

14 julio. Toma de la Bastilla

26 agosto. Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano

12 julio. Constitución civil del clero• 13 abril. El Papa condena la Constitución civil del clero•

14 septiembre. El rey acepta la Constitución

1 octubre. Primera sesión de la Asamblea Legislativa

20 junio. El pueblo de París invade el palacio de Tullerías•

21 septiembre. Comienzos de la Convención Nacional y abolición de la realeza

1793− 10 marzo. Creación del Tribunal Revolucionario

2 junio. Proscripción de los girondinos

31 octubre. Ejecución de los jefes girondinos

1794− 28 julio. Ejecución de Robespierre y sus amigos

septiembre. Disolución de la Comuna de París

1795− 27 julio. Tratado de Basilea entre Francia y España

26 octubre. Comienzo del Directorio

abril. Bonaparte inicia su campaña de Italia•

10 mayo. Victoria de Bonaparte en Arcole

4 septiembre. Golpe de estado llamado del 18 Fructidor• mayo. Comienzo de la expansión a Egipto•

2 julio. Victoria de las Pirámides

9 noviembre. Golpe de estado del 18 Brumario•

10 noviembre. Comienzo del Consulado

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octubre. Tratado de San Ildefonso, alianza franco−española• 8 octubre. Fin de las hospitalidades con Austria, Bélgica y la orilla del Rin para Francia• 25 marzo. Paz de Amiens• 16 mayo. Inglaterra declara la guerra a Francia• mayo. Comienzan las negociaciones anglo−rusas en vistas a una alianza• agosto. Austria se unirá a Inglaterra en el nuevo conflicto.• 12 julio. Nueva organización de Alemania: la confederación del Rin asegura la lealtad del centro de Europaa Napoleón

febrero. Inglaterra y Rusia firman un acuerdo que prevé una posible colaboración militar entre ambaspotencias.

Sublevación española contra Napoleón: abdicación de Bayona• Inglaterra y Austria encabezan la quinta coalición: victorias napoleónicas de Eckmühl y Wagram.•

Anexión de los Estados Pontificios

Matrimonio de Napoleón con la archiduquesa María Luisa• Evacuación de Portugal y grandes desastres franceses en España•

Crisis económica en Inglaterra

Reformas internas en Prusia

Sexta coalición: Rusia e Inglaterra• Séptima coalición: Prusia, Austria, Rusia, Inglaterra y Suecia•

Victoria anglo−española de Vitoria

1814− Napoleón devuelve los Estados Pontificios

SOCIEDAD DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

La sociedad francesa respondía en 1789, al menos desde el punto de vista jurídico, a la estructura tradicionaldel Antiguo Régimen, en el sentido de que era una sociedad esencialmente aristocrática en la que el privilegiodel nacimiento y la propiedad agrícola constituían su pilar básico y su fundamento. En la cúspide de lapirámide social se hallaba la nobleza. Su número podría calcularse en esta época en unos 350.000 individuos,es decir, aproximadamente el 1,5 % del total de la población francesa. Todos los nobles poseían privilegioshonoríficos, económicos y fiscales, y en su conjunto poseían la quinta parte de las tierras del reino. Ahorabien, la nobleza no constituía un orden social homogéneo ya que existían notables diferencias entre losdistintos grupos que la integraban. Entre ellos, destacaba la nobleza de Corte, alrededor de 4.000 personas quevivían en Versalles junto al rey y disfrutaban de un tren de vida y de un lujo que no siempre respondía a suverdadera situación económica. Algunos de estos nobles comenzaron un acercamiento a la burguesía de lasfinanzas y de los negocios con el objeto de buscar un camino que les permitiese salir de sus dificultades. Lanobleza provinciana era distinta, pues solía vivir entre sus campesinos y los derechos feudales que recibían deéstos eran su principal sostén. Sin embargo, como estos derechos se hacían efectivos en metálico y en unascantidades que habían sido pactadas hacía mucho tiempo, significaban ya muy poco en 1789 a causa de ladepreciación del valor del dinero y del aumento del coste de la vida. Por esa razón sus dificultadeseconómicas eran aún más graves que las de la nobleza cortesana. Numéricamente eran el grupo másimportante, pero su influencia era muy inferior a la de la gran nobleza. Por otra parte, existía una "nobleza detoga", salida en el siglo XVI de la alta burguesía y que ya en el XVIII tendía a confundirse con la nobleza deespada. Ocupaba los cargos burocráticos y administrativos y sus puestos se transmitían de padres a hijos. Si ensu composición el orden social nobiliario presentaba notables diferencias, también existía una variedad encuanto a su mentalidad y a sus intereses. La nobleza de Corte, influenciada por las ideas de la Ilustración, era

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la principal beneficiaria de los abusos de la Monarquía y sin embargo criticaba al sistema sin darse cuenta quecualquier cambio redundaría en su propio perjuicio. Por su parte, la nobleza provinciana era completamentereaccionaria, pero se oponía al absolutismo. El orden social más antiguamente constituido era el clero. Sunúmero ascendía a unas 120.000 personas, es decir, aproximadamente el 0,5 % de la población. Su baseeconómica residía en la percepción del diezmo y en sus propiedades rurales y urbanas. En total, se estima quela Iglesia poseía un 10 % del total de las tierras en Francia. El "alto clero", compuesto por los obispos,arzobispos, canónigos y otras dignidades, se reclutaba exclusivamente entre la nobleza y su forma de vida notenía nada que envidiarle a ésta. También, por su mentalidad, estaban estrechamente unidos al sistema socialdel Antiguo Régimen. Por el contrario, el "bajo clero" procedía de las capas inferiores de la sociedad y supenuria económica era también comparable a la de los seglares de su mismo estrato social. Por su situaciónfueron fácilmente ganados por las ideas reformistas y muchos de ellos se convirtieron en portadores de lasaspiraciones populares. El clero regular estaba integrado por unos 25.000 religiosos y unas 40.000 religiosas.A finales del siglo XVIII este sector del clero atravesaba por una grave crisis a causa de su decadencia moral yde la relajación de su disciplina, y era muy criticado por las abundantes riquezas que administraba. Lapoblación francesa no integrada ni en la nobleza ni en el orden eclesiástico formaba parte del Tercer Estado.Era el grupo social más heterogéneo de todos y representaba la inmensa mayoría de la nación, es decir, más de24.000.000 de personas a finales del Antiguo Régimen. Comprendía a las clases populares campesinas yurbanas, a la pequeña y mediana burguesía, compuestas por los artesanos y comerciantes, así como a muchosde los profesionales liberales: abogados, notarios, médicos, profesores. En el estrato superior de este grupo, sesituaba la alta burguesía de las finanzas y el gran comercio. Lo que unía a los diversos elementos del TercerEstado era la oposición a los privilegiados y la reivindicación de la igualdad civil. Era una auténtica nación ensí mismo, como diría Sièyes en su famoso folleto Qu´est−ce que le Tiers Etat? Las ciudades eran el dominiode la burguesía y representaban el símbolo de la expansión y del fortalecimiento de este grupo, cuyo únicolímite lo constituía la barrera del nacimiento. Las riquezas y las formas de vida de la gran burguesía denegocios eran equiparables y a veces superiores− a las de la gran nobleza, con la que había, incluso,establecido lazos familiares en su afán por ascender a lo más alto de la cúspide social. Sus negociosfinancieros en la capital o el floreciente comercio mantenido a través de los puertos marítimos de Burdeos,Nantes o La Rochelle, con las islas del Caribe, les proporcionaba cuantiosos beneficios que empleaban en lacompra de tierras o en la financiación de la industria naciente. Muy distinta era la pequeña burguesía de losartesanos, que constituía alrededor de los dos tercios de los efectivos de la burguesía en general. Sin embargo,como afirma Furet, el sentimiento colectivo de frustración social y su repulsa a la discriminacióncontribuyeron a unir a grupos tan diversos. Esta categoría social estaba ligada a las formas tradicionales de laeconomía, al pequeño comercio y a la artesanía, caracterizados por la dispersión de los capitales así como dela mano de obra esparcida en pequeños talleres. Estos artesanos eran generalmente hostiles a la organizacióncapitalista de la producción; eran partidarios, no de la libertad económica como la burguesía de negocios, sinode la reglamentación, que emanaba de los distintos gremios y corporaciones. Por debajo de la pequeñaburguesía estaban las llamadas clases populares urbanas, las cuales, a pesar de vender su fuerza de trabajo porun pequeño salario no constituían un verdadero proletariado urbano en el sentido marxista. La diversidad decondiciones en que se desenvolvía este grupo social les impedía llegar a alcanzar un verdadero sentimiento declase. Sus condiciones de vida eran difíciles y constituían un verdadero termómetro por su sensibilidad antecualquier crisis de subsistencia o ante la alteración del nivel de los precios. Por esa razón, afirma FrançoisFuret que sus reacciones colectivas eran más de consumidores que de productores. Es decir, que era más fácilque se manifestasen por una subida del precio de pan que por una reivindicación de tipo salarial. Su situaciónse agravó especialmente en el siglo XVIII a causa del crecimiento de la población y el aumento de los precios.El asalariado de clientela constituía probablemente el más importante de las clases populares urbanas:jardineros, cargadores de agua, de madera, recaderos, etc., a los que se añadía el personal doméstico de laaristocracia o de la burguesía, particularmente numeroso en algunos barrios de París, como el "faubourg SaintGermain". Los campesinos constituían en Francia más de las tres cuartas partes de la población total del reino.Al ser un país esencialmente rural, la producción agrícola dominaba la vida económica, de ahí la importanciade la cuestión campesina en el proceso de la Revolución. Los campesinos constituían una población decarácter conservador, apegada a las tradiciones y a las creencias religiosas, así como a las costumbresancestrales que habían ido transmitiéndose de generación en generación. La condición del campesino era muy

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variable y dependía de la situación jurídica en la que se encontraba y de su relación con la tierra que cultivaba.En cuanto a la situación jurídica, había siervos y había campesinos libres. Sobre los primeros pesaba la"mainmorte", que les obligaba a estar sujetos al señor y a pagarle derechos importantes. Entre los campesinoslibres había propietarios de pequeñas explotaciones familiares, dueños de la tierra y del producto de la tierraque cultivaban y por lo tanto susceptibles de afrontar sin dificultad las alzas de precios de los productos eincluso de beneficiarse de ellas. Estos labradores, como se les llamaba en el Antiguo Régimen, erancampesinos relativamente acomodados, algunos de los cuales se enriquecieron con la coyuntura del siglo.Existían también los arrendatarios, que eran dueños del producto que cultivaban, pero no de la tierra. Teníanque pagar el arriendo y además los impuestos civiles y eclesiásticos. Sus estrecheces económicas les llevaba aveces a complementar sus ingresos con un trabajo salarial que realizaban en su propia casa o en el pueblovecino. Por último, había una legión de jornaleros y braceros agrícolas, que constituían un verdaderoproletariado agrícola. Esa proletarización de las masas campesinas se efectuó, según Albert Soboul, a finalesdel siglo XVIII, como consecuencia de la reacción señorial y de la agravación de las cargas señoriales yreales. Al no ser dueños, ni del producto de la tierra ni de la tierra misma, su capacidad para defenderse ante elalza de precios era muy escasa, de tal forma que su situación era muy difícil. Las cargas que pesaban sobre elcampesinado eran importantes. Los impuestos que pagaba a la Corona eran la talla, un impuesto que serepartía por cabezas; la gabela, un impuesto indirecto, y además, la obligación de alojar tropas, construircarreteras y atender a los transportes militares. A la Iglesia había que pagarle el diezmo sobre las cosechas ysobre los ganados. Y por último, los derechos señoriales, los más gravosos de todos y los más impopulares,que consistían en los derechos exclusivos de caza y de pesca, de peaje, de servicios personales, así como losderechos reales sobre las tierras. Así pues, en estos años finales del siglo XVIII la sociedad caminaba haciauna nueva estructura, aunque se hallaba constreñida en las formas del Antiguo Régimen: la burguesía poseíalas riquezas, pero era la nobleza la que detentaba los privilegios; el campesinado era el grupo más numerosode la sociedad, pero era el que, en su mayor parte, vivía en las peores condiciones de pobreza; el alto clero erapoderoso y la Iglesia poseía una gran cantidad de tierras, pero muchos eclesiásticos se desenvolvían condificultades. Estos contrastes provocaban grandes tensiones y elevaban la temperatura social a un grado quehacía prever el estallido.

ORÍGENES

En 1787 y 1788 hay malas cosechas en Francia (crisis agrícola), por lo que se pasa hambre. Cuando en 1788se elabora el presupuesto para 1789, se encuentran con que Hacienda está en bancarrota. Francia tenía unadeuda exterior de cinco mil millones de libras. En este presupuesto, los gastos son superiores a los ingresos.La mayoría de los ingresos de Francia en el Antiguo Régimen procedían de los impuestos. Los ministros deHacienda llegan a la conclusión de que la única solución es imponerle impuestos al grupo privilegiado. ElRey, viendo que esto no le favorecía en absoluto, cesó a los ministros que llegaran a esta conclusión, en totalcuatro. Los no privilegiados ya están al límite de sus posibilidades en cuanto a gastos. Si tenemos en cuentaque en esos dos años hubo una crisis agrícola, deducimos que no se les pueden subir los impuestos. Laaristocracia solicita a Luis XVI la convocatoria de los Estados Generales. Estos llevaban sin reunirse desde1614 porque en la Edad Moderna, los nobles no prestan dinero al rey y el rey no necesita consejo de losnobles. La convocatoria es realizada a finales de 1788 y se decide que la reunión sea el 5 de mayo de 1789. Enlos meses que transcurren desde la convocatoria hasta la reunión se elaboran los llamados cahiers.

Los Estados Generales estaban formados por representantes de la nobleza, del clero y del Tercer Estado. Sereunían en tres cámaras separadas: en una los nobles, en otra el clero y en la última los representantes delTercer Estado. En esas cámaras independientes se discuten las posiciones a tomar y se decide un voto queposteriormente se emitirá cuando se reunieran todos juntos.

CAUSAS

TRANSFORMACIONES SOCIALES

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Haciendo referencia al fuerte crecimiento demográfico que conoce Francia durante el siglo XVIII. El aumentode la población produjo en ocasiones escasez de alimentos, haciéndose muy frecuentes las crisis desubsistencias y un crecimiento masivo de la pobreza en el país.

Además, la sociedad estamental se encontraba en crisis ante el empuje de la burguesía, grupo social cuyopapel económico no para de crecer y que su fuerza política es prácticamente nula, ante los deseos de lanobleza de ejercer un verdadero monopolio de los cargos del estado.

Por tanto el descontento social de la burguesía y del campesinado (por diferentes motivos), se convertirán enfuerzas impulsoras de la revolución.

CAUSAS POLÍTICAS

Existía una crisis monárquica atrapada ante los problemas presupuestarios del estado, esto es la existencia deun enorme déficit en las cuentas del estado, queriendo acabar con un sistema basado, precisamente, en elprivilegio, y enfrentándose así al monarca con las muy poderosas noblezas y con la iglesia.

CRISIS ECONÓMICA Y CRISIS FISCAL

Tenemos que citar las causas económicas que están detrás del estallido revolucionario francés. En vísperas delestallido de la Revolución la economía francesa no pasaba por buenos momentos. Había mala situación de laagricultura, sector responsable entonces de dos tercios de la riqueza en Francia. En años anteriores lascondiciones meteorológicas fueron pésimas por lo que existía una durísima crisis de subsistencia; losagricultores privados de ingresos suficientes dejan de comprar productos industriales e incluso muchos deellos se ven obligados a recurrir a la mendicidad o a la caridad en las ciudades próximas. La caída de lademanda de productos industriales significa paro y pobreza para los trabajadores de pequeños y grandesnegocios manufactureros. La escasez conducirá a la subida de precios y con esta llegará el descontento socialde los grupos más desfavorecidos.

Muchos historiadores ha dado más peso a la crisis fiscal por la que pasaba estado francés. Así es sabido quedesde hacía décadas la hacienda francesa era incapaz de recaudar con sus impuestos las cantidades quegastaban.

Estos déficit públicos crónicos se vieron agravados por las guerras en las que se vio envuelta Francia contraInglaterra, incluyendo los préstamos a los rebeldes de las colonias norteamericanas que fundarán los EstadosUnidos de América al independizarse de los ingleses, y llevaron a un enorme crecimiento del endeudamientodel estado. El pago de la deuda pública llegó a superar la mitad del presupuesto estatal.

Cuando alguno de los ministros de Hacienda proponía reformas que parecían dirigidas a terminar con elprivilegio de la Iglesia y la nobleza, para que éstas pagaran impuestos al igual que el Tercer Estado, lasprecisiones de la Corte condujeron a su cese por el Rey. Por eso si en los años setenta la situación era ya deauténtica bancarrota, continuó agravándose.

LOS ESTADOS GENERALES: LA REVUELTA DE LOS PRIVILEGIADOS

Ante las presiones Luis XVI se vio obligado a convocar los Estados Generales, que no se convocaban desdehacía más de un siglo, organismos que representaban por separado a los tres estamentos del Reino, la nobleza,el clero y el Tercer Estado. Su reunión se realizaría a comienzos de mayo 1978.

Desde antes de realizarse su reunión comenzaron los problemas, pues mientras los miembros del TercerEstado pedían una reunión conjunta de los tres estamentos y que se votase individualmente, los estamentosprivilegiados querían una reunión en cámaras separadas y que cada grupo dispusiese de un único voto.

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Cada comunidad debería designar a sus representantes, se preveía la realización de los llamados cahiers en loscuales cada comunidad debía expresar las reivindicaciones que luego cada diputado debería trasladar al Rey.Fueron redactadas, principalmente, por miembros de la burguesía.

ETAPAS DE LA REVOLUCION

MONARQUÍA CONSTITUCIONAL (1789−1791)

Tras la Paz de Versalles de 1783, se agrava la situación financiera de Francia. Las críticas al régimen de LuisXVI aumentan. Tertulias, cafés, clubs y logias masónicas se convierten en centros del partido patriótico,formado por nobles, eclesiásticos y burgueses liberales (Lafayette, Mirabeau, Felipe de Orleáns, Talleyrand,Sieyes y otros). En 1788 se produce una bancarrota nacional.

La caída de la monarquía se llevó a cabo del 5 de mayo de 1789, fecha de la primera reunión de los EstadosGenerales en Versalles, al 10 de agosto de 1792. Los Estados Generales se transformaron, pese a la resistenciadel rey y de una parte de los privilegiados, en una Asamblea Nacional Constituyente, que durante la noche del4 de agosto abolió en principio todos los privilegios feudales, y el 26 de agosto de 1789 aprobó laDeclaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

Antes, toma de la Bastilla, el 14 de julio, había simbolizado el fin de la arbitrariedad y, sobre todo,manifestado el papel determinante de París. Al obligar a Luis XVI (5−6 octubre) a abandonar Versalles parainstalarse en las Tullerías, mientras que la Asamblea se reunía en la sala del Manège, el pueblo de París seaseguró el control de los poderes públicos. Desde entonces la revolución se había consumado.

Poco más de una década después de la promulgación de la Declaración de Independencia de los EstadosUnidos, la Revolución estallaba en Francia. Una de sus principales figuras fue el masón Lafayette(1757−1834) que, había combatido en las filas de los rebeldes americanos en la guerra de la independencia;sería comandante de la Guardia Nacional de París y jefe del ejército del Norte; y que, como vicepresidente dela Asamblea Nacional francesa, presentaría en 1789 el proyecto de la Declaración de los Derechos delHombre y del Ciudadano, que podemos resumir en:

−Reconocimiento de la propiedad como inviolable y sagrada

−Derecho de resistencia a la opresión

−Seguridad e igualdad jurídica (restringida por la utilidad común)

−Libertad personal legalizada.

Artículo 1. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólopueden sustentarse en la utilidad común.

Artículo 2. La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales eimprescindibles del hombre. Estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a laopresión.

Artículo 3. El principio de soberanía reside de manera esencial en la nación. Ningún cuerpo, ningúnindividuo puede ejercer una autoridad que no emane expresamente de ella. [...]

En estos artículos podemos encontrar de nuevo los ideales masónicos de Libertad, Igualdad y Fraternidadcomo máximas entre los hombres y objetivo último de la Masonería en favor de la especie humana.

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Aunque los artículos pueden tener el aroma de lo ya sabido en los regímenes democráticos actuales, en aquellaépoca constituyeron innovaciones de un extraordinario valor. Tanto el alto clero como la aristocraciacomprendieron que su final como clases dominantes había llegado.

También es considerado como ilustre masón Talleyrand Perigord (1754−1838) que como representante delclero −era obispo de Autún en 1788− en la Asamblea Nacional, promovió la nacionalización de los bieneseclesiásticos y prestó juramento a la Constitución civil (1790), lo que le valió la excomunión papal. Ministrode Exterior durante el Directorio, con Napoleón y con Luis XVIII, durante largo tiempo ha sido consideradopor la historiografía nacional francesa como un oportunista sin escrúpulos, mientras en la actualidad esgeneralmente honrado como el último gran representante de la diplomacia clásica y de un arte de Estadomesuradamente nacional, orientado en el principio del equilibrio.

En la Revolución francesa de 1789 y en todos los movimientos revolucionarios ocurridos posteriormente enEuropa o América, entidades masónicas o grupos de masones siempre tomaron parte, más o menos activa, ensu consecución.

Según Pierre Chevallier, el Gran Oriente de Francia alentó al movimiento ilustrado, preparó activamente laRevolución de 1789, fue instrumentado luego por los Bonaparte según la pauta de la instrumentación de laGran Logia por el imperialismo británico, se radicalizó hacia la izquierda y la extrema izquierda hasta el puntoque confirió al anarquismo y a la comuna de París un fuerte tinte masónico, vertebró los estertoresrevolucionarios de todo el siglo XIX hasta nuestros días, con apogeo en las últimas décadas del XIX yprimeras del XX; rechazó solemnemente en 1877 la idea de Dios como Gran Arquitecto del Universo; y en elsiglo XX ha pasado por una fase aguda radical y ahora se encuentra identificado con la InternacionalSocialista.

1ª REPÚBLICA CONVENCIÓN, LA CONVENCIÓN (1792−1794)

Esta nueva etapa revolucionaria vendrá marcada por la existencia de un continuo enfrentamiento, desde 1792de Francia contra el resto de potencias europeas (Austria, Prusia, Rusia, España, Portugal, Gran Bretaña...

Tras las derrotas iniciales, llegarán victorias para los ejércitos franceses, como en la batalla de Valmy. A partirde 1793 las tropas francesas entrarán en Bélgica, España, territorios italianos y amenazan la seguridad deAustria y Prusia.

LA PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA Y LA EJECUCIÓN DEL REY

Uno de los primeros problemas que se plantean en 1792 es que, aunque Francia sigue siendo oficialmente unamonarquía, la realidad es que carece de Rey y que, de hecho, Francia es una República, en la cual buena partedel poder está en manos de la llamada Comuna surgida a raíz de los incidentes del 10 de agosto. Al frente deesta Comuna se encuentra Maximilien Robespierre, hombre fuerte de la revolución en los meses siguientes.

La revolución había entrado en una nueva fase en la que las posturas se radicalizarían, alcanzándosemomentos muy tensos cuando las tropas de los monarcas absolutos se encuentren a las puertas de Paris tras suvictoria en la batalla de Verdun. Los rumores de la existencia de traidores en el interior desató terriblesmatanzas de prisioneros en las cárceles parisinas y que arreciasen las medidas anticlericales del gobierno antela sospecha de que los miembros de la Iglesia colaboraban con los enemigos de la revolución.

En este contexto se producirá una victoria militar de los revolucionarios, la batalla de Valmy, que paramuchos historiadores es uno de los puntos clave de la historia: la derrota de los ejércitos absolutistas abriráuna nueva etapa que irá consolidando las posiciones revolucionarias. En los años siguientes, las sucesivasvictorias militares de Francia servirán para llevar las ideas revolucionarias por toda Europa occidental. Elalemán Goethe, uno de los hombres de letras más influyentes del momento, y presente en la batalla de Valmy

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llegó a escribir que ese día, 20 de septiembre de 1792, y en ese lugar, Valmy, se inició una nueva era en lahistoria del mundo.

Mientras tanto, se habían celebrado en Francia elecciones, y de ellas salió una nueva Asamblea Constituyenteque recibirá el nombre de Convención Nacional, cuya primera tarea será la redacción de una nuevaConstitución.

Una de las primeras decisiones de la Convención fue la supresión de la Monarquía, aunque se dejó para másadelante la proclamación de la República. El carácter radical de esta nueva fase puede observarse en elestablecimiento de un nuevo calendario republicano (se hablará de año I de la República), y se cambiará elnombre tradicional de los meses por otros que hacen referencia a circunstancias meteorológicas o a típicaslabores agrícolas.

En la Convención convivían tres grupos de diputados más o menos definidos, a la derecha, los llamadosgirondinos, revolucionarios moderados que ya habían participado en las anteriores fases revolucionarias, a laizquierda, los más radicales jacobinos, y en el centro un grupo de diputados (la llanura) cuyas posicionesoscilan.

Esta división política se pondrá de manifiesto cuando la Convención decida sobre la situación del Rey. LosGirondinos consideran suficiente que se le detenga hasta el final de la guerra, mientras que los jacobinosdesean un castigo mayor. Cuando se descubran pruebas de que Luis XVI está colaborando con los ejércitosextranjeros que luchan contra Francia los jacobinos pedirán para él pena de muerte. La ejecución pública seproducirá en enero de 1793. Los historiadores han destacado la relativa indiferencia con la que monárquicos yrepublicanos franceses recibieron la noticia, prueba indudable del cansancio de cuatro años de hechosrevolucionarios y del cambio mental de unas masas populares que asisten a la ejecución de quien pocos añosantes como Monarca Absoluto tenía para el pueblo una consideración casi de figura religiosa.

LA CONSTITUCIÓN DEL AÑO I. "EL TERROR"

Además de en el proceso del Rey la Convención ocupó su tiempo en la redacción de la nueva Constitución,más democrática que la anterior de 1791, pues además de incluir el sufragio universal masculino, reconocíaderechos sociales, como el derecho a la educación y al trabajo o la protección con dinero público de los másdesfavorecidos. Esta constitución fue aprobada en el verano de 1793, aunque nunca llegó a entrar en vigor,pues su aplicación se pospuso para cuando finalizase la guerra. A pesar de esto muchos historiadores laconsideran un texto legal de gran importancia pues añade al concepto de democracia unas medidas deprotección social que sólo en el siglo XX se aplicarán en los países más ricos y avanzados.

Durante esta etapa de gobierno el poder quedó en manos de los jacobinos que se apoyaban en la fuerza de losllamados sans−culottes en la calle. Los acontecimientos en el exterior con una guerra que a pesar de algunasvictorias francesas preocupa porque con la muerte del rey son muchos los reyes europeos empeñados enterminar con la revolución, y los acontecimientos violentos en el interior, como el asesinato de Marat, unimportante dirigente jacobino, conducirán a que la Convención otorgue poderes especiales a los llamadosComités, como el Comité de Salvación Pública, dirigido por Robespierre, que en la práctica gobernaronFrancia de forma dictatorial. Con esto llega la etapa del Terror.

Durante esta fase (el Terror) dictatorial de la República, la utilización de la violencia política contra losconsiderados enemigos de la revolución fue algo constante. Los juicios irregulares por parte de tribunalesrevolucionarios terminaban frecuentemente con condenas a muerte (se habla de más de 40.000 ejecuciones enunos pocos meses). Durante esta etapa la violencia política se convirtió en práctica política pues los comités semantuvieron en el poder eliminando de forma sistemática a sus rivales con la excusa de que la revoluciónpeligraba ante las conspiraciones de nobles y eclesiásticos apoyados por las monarquías absolutas europeas.

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Mientras tanto la guerra continúa, y a finales de 1793 se confirma que lo sucedido en Valmy no era unespejismo: los ejércitos extranjeros son expulsados de Francia, e incluso las tropas revolucionarias se hacencon el control de Bélgica y zonas de Alemania.

El año 1794 verá la continuación de la política de terror institucional, justificado por el propio Robespierrecomo una forma de defender la República de los enemigos de la libertad . Robespierre conseguirá eliminar alos principales dirigentes de los sans−culottes y de hecho, durante algunos meses, el gobierno de Francia seconvierte en una dictadura personal. Esta situación terminará cuando los enemigos (de todas las tendenciaspolíticas) de Robespierre, unidos por el miedo a ser eliminados, actúen contra él. Maximilien Robespierre seráguillotinado, y con su muerte llega el fin de la etapa más radical de la revolución francesa.

1ªREPÚBLICA, SE CONSOLIDA LA REVOLUCIÓN BURGUESA (1794 − 1799)

Tras el fracaso de la Convención, la burguesía se hace con el poder y crea el Directorio, institución degobierno formada por varias personas. También se crean dos asambleas. Se encargan del poder legislativo. Elsufragio es restringido. Se pretende fundamentalmente el orden y la estabilidad porque la burguesía lo necesitapara sus negocios. Este orden va a ser difícil de conseguir porque los ultra conservadores (absolutistas) y lossans−culottes se oponen a él. La burguesía contacta con los militares, en concreto con un general joven conmuchos éxitos en Egipto, Napoleón Bonaparte. Le piden que de un golpe de estado para llegar al poder ydarles la estabilidad que requieren sus negocios, provocada por un gobierno dictatorial. Le dicen también queellos lo apoyarán llegado el momento. Estos hechos suceden en noviembre de 1799.

Los burgueses confían en que un militar de ese prestigio sea aceptado en toda Francia y garantice el orden quetodos deseaban.

Así sucede y Napoleón, tras dar el golpe de estado, llega al poder. Desaparece el Directorio y se forma elConsulado.

IMPERIO NAPOLEONICO

BIOGRAFÍA DE NAPOLEÓN

Napoleón nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio (Córcega) y recibió el nombre de Napoleone. Era elsegundo de los ocho hijos de Carlos Bonaparte y Letizia Ramolino, miembros ambos de la pequeña burguesíacorso−italiana. Su padre trabajaba como abogado y luchó por la independencia de Córcega; después que losfranceses ocuparan la isla en 1768, ejerció como fiscal y juez e ingresó en la aristocracia francesa con el títulode conde. Gracias a la influencia de su padre, la formación de Napoleón en Brienne y en la Escuela Militar deParís estuvo subvencionada por el propio rey Luis XVI. Terminó sus estudios en 1785 a los 16 años y sirvióen un regimiento de artillería con el grado de teniente.

Una vez que dio comienzo la Revolución Francesa, pasó a ser teniente coronel de la Guardia Nacional corsa(1791); sin embargo, cuando Córcega declaró su independencia en 1793, Bonaparte, decididamente partidariodel régimen republicano, huyó a Francia con su familia. Fue nombrado jefe de artillería del ejército encargadode la reconquista de Tolón, una base naval alzada en armas contra la República con el apoyo de Gran Bretaña(que junto a Prusia, Austria, Holanda y España, tras la declaración de guerra francesa a ésta última, habíanconstituido la Primera Coalición contra Francia en 1793). Reemplazó a un general herido, y, distribuyendohábilmente sus cañones, expulsó del puerto a las naves británicas y reconquistó finalmente esta posición.Como recompensa por su acción Bonaparte fue ascendido a general de brigada a la edad de 24 años. En 1795salvó al gobierno revolucionario restableciendo el orden tras una insurrección realista desatada en París. En1796 contrajo matrimonio civil con Josefina de Beauharnais, viuda de un aristócrata guillotinado durante laRevolución y madre de dos hijos.

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IMPERIO NAPOLEÓNICO

Las campañas exteriores durante el período revolucionario darán a conocer al pueblo francés la figura de unjoven general que proporcionará éxitos y sobre el que se depositarán las esperanzas generales en tiempos dezozobra e inestabilidad. Elegido en principio como cónsul, al poco tiempo acaparará en sus manos el podersuficiente para instaurar un régimen imperial e iniciar un proceso expansivo mediante el que Francia pasará acontrolar buena parte de Europa. La posición hegemónica de Francia será, sin embargo, contestada poralgunas naciones, fundamentalmente Gran Bretaña, que recelan de la acumulación desmesurada de poder porparte de una sola potencia y las ansias expansivas de Napoleón. Contra aquélla Napoleón organizará unbloqueo desde el Continente, ya que resulta incontestable su poder naval. Una alianza de naciones creada parafrenar el expansionismo francés desembocará en una guerra a escala europea y, finalmente, en la derrotamilitar del Emperador y su desalojo del poder.

ORIGEN DEL IMPERIO

En 1804, Napoleón se corona Emperador: ahí comienza una nueva etapa, el Imperio, que no es otra cosa quela vuelta a la Monarquía. No la vuelta al absolutismo, porque Napoleón acepta la separación de poderes ydefiende, en teoría, algún principio revolucionario. La separación de poderes la controla él, ya que presenta alos candidatos que son votados.

Napoleón es un personaje contradictorio. Es, en muchos casos, un defensor de la Revolución de 1789. Pero lateoría y la práctica son distintas: Napoleón apoya la Guerra Revolucionaria, llevar la Revolución por todaEuropa. Pero lo hace aplicando un gobierno francés a toda Europa, por lo que la pobla0ión está disconforme.Napoleón es contradictorio porque cree en unas cosas y aplica otras.

ELEMENTOS BÁSICOS DEL SISTEMA POLÍTICO NAPOLEÓNICO

Administración territorial: Francia está dividida en 83 departamentos. Napoleón nombra un prefecto paragobernar cada uno de ellos, que se limitan a hacer cumplir lo que se les diga desde París.

Administración judicial: se cambia algo con respecto a la Constitución de 1791: de aquella, los jueces eranelegidos por votación. Ahora los nombra Napoleón.

Control de la libertad política: Napoleón establece una censura, reduciendo la libertad de expresión escrita ycontradiciendo sus ideas de libertad. Apoya a todos los escritores que ensalcen su persona, como sucedía conlos máximos dirigentes de Egipto o Roma. Esto es otra muestra del desequilibrio que padece Napoleón.

El Código Civil: el sistema de Napoleón no representó un retroceso hacia el Antiguo Régimen. AunqueNapoleón concentre todo el poder en su persona, no pretende volver al absolutismo, quiere llevar las ideasrevolucionarias a todas partes.

El nuevo Código Civil de Francia establece la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y la abolición delos privilegios del Antiguo Régimen.

Política religiosa: Francia había roto relaciones con el Vaticano debido al decreto de la Constitución Civil delClero, emitido en 1790 por la Asamblea constituyente.

Napoleón quería restablecer relaciones con el Papado, aunque él no era demasiado religioso, para consolidarsu poder: si el pueblo veía que el Papa apoyaba a Napoleón ellos estarían también de su parte. Paraconseguirlo, planteó la situación como en cualquiera de sus batallas. Era una gran estrategia y se aprovechabade ello para conseguir vencer a sus enemigos.

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Una de las claves del acuerdo fue que el Papa reconociera la expropiación de las tierras. A cambio, Napoleónlos compensaría económicamente. La otra clave fue que aceptó pactar con el Papa sobre el nombramiento delos obispos: serían elegidos entre los dos. A su vez, los clérigos serían nombrados por los obispos.

El golpe del 18 de Brumario fue en realidad una conspiración de "notables" que querían defender, con elapoyo del ejército, los intereses de una burguesía salida de la Revolución. Su consecuencia esencial fue la derestablecer el orden en Francia y la de institucionalizar los logros revolucionarios. Esa burguesía brumariana,a cuyo frente se hallaba Sieyès, no había pensado ceder el poder a un militar, sino reforzar el ejecutivo yrestablecer la unidad en la acción gubernamental sin renunciar al ejercicio de la libertad. Sin embargo, comoseñala Lefèbvre, "dando prueba de inconcebible mediocridad", empujaron a Napoleón al poder sin ponerlecondiciones y sin establecer previamente los rasgos esenciales del nuevo régimen. Desde luego, está bastanteclaro que el golpe de Estado de Brumario no fue un golpe de los militares que quisieron llevar a Bonaparte alpoder. Si, como señala Soboul, éste aprovechó el brillo de sus victorias para alcanzar la Monarquía, no fue elejército el que empujó a Bonaparte hacia el trono... "El ejército ocupa sin duda un lugar esencial en esta épocade guerras que se renuevan sin cesar, pero es lejos de las fronteras, al menos hasta 1814".El 18 de Brumariodel año VIII (9 de noviembre de 1799), fue convocado el Consejo de Ancianos a primera hora de la mañana y,bajo el pretexto de una posible conspiración jacobina, se realizó una rápida votación en la que se acordótrasladar los dos Consejos a Saint−Cloud y el nombramiento de Bonaparte como comandante de la fuerzapública. Sieyès conseguía la dimisión de los Directores. Al día siguiente, Bonaparte se presentó ante lasAsambleas con 5.000 soldados, donde fue increpado y acusado de actuar fuera de la ley. El presidente delConsejo de los Quinientos, Luciano Bonaparte, hermano del general, con el pretexto de las amenazas, llamó ala tropa que despejó inmediatamente la sala donde se celebraba la sesión. Esa misma noche, una reunión deurgencia de diputados de las dos cámaras nombraron a tres Cónsules provisionales: Bonaparte, Sieyès yRoger−Ducos. Se designó también a un comité para proceder a la revisión de la Constitución. La presidenciadel gobierno debía llevarse a cabo mediante rotación entre los tres cónsules por orden alfabético. Eso le dabapreeminencia a Bonaparte, quien trató con cuidado de mostrar un talante moderado ("Ni bonnets rouges nitalons rouges") y de aparecer en público con frecuencia para aumentar su popularidad. Tomó medidasfinancieras que permitieran una cierta capacidad de actuación al gobierno, como la de sustituir el empréstitoforzoso por un apéndice de 25 céntimos sobre las tres contribuciones principales: la agrícola, la mobiliaria y lasuntuaria. Tranquilizó a los banqueros y a los notables prometiéndoles una política de orden, de respeto a lapropiedad y de tranquilidad en el exterior. Al mismo tiempo que desterró a muchos jacobinos, prohibió elregreso de los emigrados y el predominio de ningún culto. En resumen, lo que Bonaparte hizo en esta primeraetapa de su gobierno fue actuar con suma prudencia y prepararse para el definitivo asalto al poder.El comitéencargado de revisar la Constitución presentó un proyecto sólo un mes más tarde de haber sido nombrado y elnuevo texto fue promulgado el 25 de diciembre de 1799 (4 de Nivoso del año VIII). La Constitución del añoVIII tenía un total de 95 artículos y en ellos se regulaba en primer lugar el derecho electoral de losciudadanos, de tal manera que se mantenía teóricamente el sufragio universal, pero en la práctica sólo tendríanderecho al voto los ciudadanos incluidos en las llamadas "listas de confianza" que se confeccionaban en variosgrados: comunal, departamental y nacional. Se creaba un Senado compuesto por 80 miembros elegidos porcooptación a partir de unas listas propuestas por el primer Cónsul, el Cuerpo Legislativo y el Tribunado. Sufunción era la de velar por la Constitución y participar en la elección de una serie de personas para lasasambleas legislativas. Estas asambleas eran dos, el Tribunado y el Cuerpo Legislativo. La primera estabacompuesta por 100 miembros y la segunda por 300, todos los cuales eran designados por el Senado a partir deunas listas de "confianza nacional". El poder ejecutivo se ponía en manos de tres Cónsules, nombrados por unperiodo de diez años por el Senado, pero renovables indefinidamente. No obstante, era el primero de ellos elque reunía casi todo el poder: nombraba ministros y funcionarios, tenía el derecho de iniciativa en las leyes yno era responsable ante las asambleas. En cuanto al poder judicial, la Constitución sólo regulaba la elecciónpor sufragio universal de los jueces de paz y el nombramiento de los demás por parte del gobierno.LaConstitución del año VIII ponía en manos de Bonaparte todas las funciones legislativas y ejecutivas y, conuna serie de medidas posteriores, sometió a su dominio a los tribunales de justicia. Al año siguiente, consiguiótambién someter al gobierno local de todo el país. Se conservaban las circunscripciones administrativas de losdepartamentos, asistidos por un prefecto; los distritos (arrondissements), a cuyo frente estaba un subprefecto,

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y la comuna, en la que mandaba el alcalde (maire). Todos estos funcionarios eran nombrados por el gobierno.Los extensos poderes que las Asambleas legislativas concedían a las corporaciones electivas de losdepartamentos y los distritos menores eran manejados por prefectos y subprefectos. Seguían existiendo losConsejos locales electivos, pero no se reunían más que dos semanas al año y sólo se ocupaban de ladistribución de las contribuciones. El prefecto y el subprefecto podían consultarlos, pero no tenían jurisdicciónsobre el poder ejecutivo. Los alcaldes de las pequeñas communes eran elegidos por el prefecto, pero en lasciudades de más de 5.000 habitantes eran de nombramiento directo de Bonaparte. La policía en las ciudadesde más de 10.000 habitantes dependía del gobierno central.Esta organización del gobierno, tan fuertementecentralizado, no dejaba al pueblo mucha intervención en los asuntos gubernamentales, pero presentaba laventaja de la rápida ejecución de las decisiones, las leyes y los decretos emanados del poder central. En todaslas reformas emprendidas por Napoleón existía ese afán centralizador que se aplicaba, a veces, a expensas dela libertad política. Roederer, aquel republicano moderado y escritor de la época, definió el sistema de unaforma concisa, pero muy gráfica: El "prefecto, que esencialmente se ocupaba de su ejecución, transmitía lasórdenes a los subprefectos; éstos a los alcaldes de las ciudades, pueblos y aldeas, de forma que la cadena deejecución desciende sin interrupción desde el ministro al administrado y transmite la ley y las órdenes delgobierno hasta las últimas ramificaciones del orden social con la rapidez del fluido eléctrico". La reformajudicial acompañó a la reforma administrativa. Se conservaban los jueces de paz, pero mediante la ley de 27de Ventoso del año VIII (18 de marzo de 1800) se creaban 400 tribunales de primera instancia, es decir, unopor cada distrito. En cada uno de ellos, tres jueces y un comisario gubernamental juzgaban los asuntos civiles.Para el conjunto, se pusieron en funcionamiento 28 tribunales de apelación, que resolvían sobre aquellosasuntos que habían sido ya juzgados en primera instancia por los tribunales de distrito. Se creaban además 98tribunales para los asuntos criminales, uno por departamento, compuestos por un presidente, dos jueces, uncomisario gubernamental y dos jurados. La gran novedad de la reforma judicial es que se suprimía la elecciónde los jueces, que pasaban a ser nombrados y retribuidos por el gobierno y se convertían de esa forma enfuncionarios del Estado. de las principales preocupaciones del Consulado desde el primer día fue la situacióndel Tesoro. Para mejorar las finanzas, se tomaron medidas inmediatas, como fue la de sustraer a lasautoridades locales el cobro de los impuestos directos, que quedaron en manos de funcionarios dependientesdel poder central. Todo el sistema quedaba bajo la dirección de un director general de contribuciones del quedependían los directores departamentales, los inspectores y los controladores. Más tarde, en 1807 se crearía elTribunal de cuentas, encargado de verificar todos los asuntos relativos a los ingresos del Estado. También sereorganizó el sistema financiero y mediante la ley del 7 de Germinal del año XI (28 de marzo de 1803) secreaba el franco, que se constituía así como la nueva unidad monetaria de la República. El franco se convirtióen una moneda metálica fuerte, ya que se desistió de emitir papel moneda después de la experiencia negativade los assignats. En 1800 se había creado el Banco de Francia, que estaba dirigido por un Consejo de regenciaelegido por los accionistas y un Comité formado por tres regentes. Este Banco se convirtió en un banco deemisión, además de serlo de depósitos y de descuentos. En 1803 su organización fue reformada y confiada a15 regentes, elegidos por los 200 accionistas más importantes, y tres censores, reemplazados en 1806 por ungobernador y dos subgobernadores nombrados por el Estado. De esta manera, la reforma financiera quedababasada en tres instituciones: la Hacienda, el franco y el Banco de Francia, las cuales contribuirían a reforzar lacentralización del Estado en este dominio. El Consulado emprendió también la reforma educativa mediante laley de 11 de Floreal del año X (1 de mayo de 1802). La enseñanza primaria quedaba en manos de losayuntamientos, que eran los encargados de financiarla, aunque en la práctica muchas escuelas quedaron enmanos de los religiosos y las religiosas. Pero donde se puso un especial interés fue en la enseñanza secundaria,por ser la encargada de formar a los funcionarios. La enseñanza secundaria se impartía en los liceos y en lasescuelas secundarias municipales. Estas últimas eran libres, pero se hallaban bajo el control de los prefectos.En ellas se enseñaba el francés, matemáticas, geografía e historia según los métodos de la enseñanza moderna.El liceo era, sin embargo, el centro más importante para este tipo de enseñanza. Se ha dicho que aunaba elespíritu jesuítico y el espíritu napoleónico. El espíritu jesuítico porque mezclaba los programas de lashumanidades con los científicos y el napoleónico por la disciplina que imprimía a los discentes y a losdocentes. En el ámbito educativo superior se estableció una universidad muy centralizada dividida en 27academias, en cada una de las cuales había una facultad de letras. También se crearon 15 facultades deciencias, 13 de derecho, 7 de medicina y varias de teología católica y teología protestante. La operatividad del

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sistema universitario fue, sin embargo, escasa y la mayor parte de estas facultades tuvieron dificultades parasobrevivir hasta el final de la época napoleónica. Otra de las cuestiones fundamentales que había que regularera la cuestión religiosa. Francia seguía siendo en su mayoría un país católico, aunque estaba dividido por uncisma. Las difíciles negociaciones entre Bonaparte y Roma dieron como resultado la firma del Concordato del15 de julio de 1801. El Papa Pío VII no tenía un carácter fuerte como su predecesor Pío VI y no supo negarsea la propuesta de Napoleón, quien ya en junio de 1800 comenzó a entrar en contacto con la iglesia parapreparar el acuerdo. A Bonaparte le interesaba la normalización de las relaciones para desarmar a loscontrarrevolucionarios más recalcitrantes que seguían negándose a reconocer a un Estado laico y a aceptar lalibertad de conciencia. En el Concordato se reconocía que el catolicismo era la religión de la gran mayoría delos franceses. El Primer cónsul nombraba a los arzobispos y a los obispos, pero era el Papa el que otorgaba lainstitución canónica. El Papa se comprometía a pedir a los obispos refractarios que renunciasen a sus sedes, ysi se negaban, los retiraría. Napoleón, por su parte, debía pedir a los obispos constitucionales su dimisión, y deesta manera se terminaría con el cisma existente en Francia. Los obispos eran quienes determinaban lasdiócesis y nombraban a los curas, pues, como señala Lefèbvre, Bonaparte pensaba que controlando a losobispos, controlaría a sus sacerdotes, sin necesidad de tener que vigilarlos él mismo. Para la aplicación delConcordato se aprobó un reglamento titulado Artículos orgánicos del culto católico, sin consultar al Papa,mediante el que se establecía que la publicación de bulas, la convocatoria de concilios, la creación deseminarios y la publicación de catecismos, quedaban sujetos a la aprobación del gobierno. Asimismo sereconocía como atribución del poder civil la autorización de actividades como el repique de las campanas delas iglesias o la organización de procesiones. Paralelamente, y para poner bien claramente de manifiesto que lareligión católica no era la religión del Estado, se aprobó también un reglamento para las otras religionestitulado Artículos orgánicos del culto protestante. En él se establecía que los calvinistas serían administradospor consistorios compuestos por los fieles más destacados y presididos por un pastor. Los luteranos tambiéneran organizados por medio de consistorios. Este reglamento de las religiones protestantes se unió alConcordato y a su propio reglamento con el objeto de que todos ellos formasen parte de una misma ley. Mástarde, en 1808, los judíos verían también reglamentada su religión. Aunque la nueva regulación de lasrelaciones entre la Santa Sede y el Estado francés aparentaba haber terminado con la tradición galicana de unaiglesia nacional autónoma, en el futuro Napoleón llevaría a cabo una serie de imposiciones que sobrepasaríalos límites de lo que habían hecho sus predecesores. La política social de Napoleón estaba dirigida a reforzarel poder de la burguesía, ya que pensaba que la estructura de la sociedad debía estar basada en la riqueza.Bonaparte desconfiaba de lo que él llamaba la "gente de talento", en tanto que ese talento no se vieseacompañado de la posesión de riqueza, puesto que esa disociación podía constituir un fermentorevolucionario. Como ha puesto de manifiesto el historiador Georges Lefèbvre, en este sentido puede decirseque como defensor de la burguesía censitaria y una vez desaparecido su despotismo, el régimen social del añoX puso los fundamentos de la Monarquía de Luis Felipe de Orleans, con la que el régimen censitario alcanzósu máxima expresión. Pues bien, el Código Napoleónico, compuesto por el Código Civil (1804), el Código deProcedimiento Civil (1806), el Código de Procedimiento Criminal (1808) y el Código Penal (1810),consagrarían un tipo de sociedad en la que primaba el orden y la estabilidad en las relaciones interpersonales,además de la igualdad civil, la libertad religiosa, la centralización y el poder del Estado. El Código Civilrecogía los elementos esenciales del pensamiento social de la época napoleónica y además las transmitió atoda Europa, en muchos de cuyos países contribuyó a establecer las bases de la sociedad moderna. Concebido,como ya se ha señalado, en función de los intereses de la burguesía, consagraba y sancionaba el derecho a lapropiedad. La familia aparecía como uno de esos cuerpos sociales que "disciplinan la actividad de losindividuos". La autoridad del padre, que se había visto debilitada por la Revolución, se veía reforzada en elCódigo, de tal manera que podía imponer prisión a sus hijos durante seis meses sin necesidad de control porparte de la autoridad judicial. Se le reconocía la propiedad de los bienes de éstos y la administración de los desu mujer. En definitiva, como ha señalado Henri Calvet, el Código de Napoleón era el fruto de la evolución dela sociedad francesa y señalaba el compromiso entre el Viejo y el Nuevo Régimen. Todas estas reformasemprendidas por Napoleón durante el Consulado contribuyeron a restablecer el orden y la disciplina enFrancia después de los agitados años transcurridos desde 1789. Se acabó con el bandolerismo y la sistemáticaviolación de las leyes. Se garantizó la vida y la propiedad privada. Se pusieron en marcha las obras públicas yse dieron más oportunidades a los franceses para que adquiriesen una mejor educación según la capacidad de

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cada uno. Sin duda, su iniciativa y sus dotes de organizador contribuyeron decisivamente a la modernizaciónde Francia.

DEL CONSULADO AL IMPERIO

Su ambición y la popularidad que alcanzó Bonaparte como consecuencia de la pacificación de Francia, lepermitieron transformar el Consulado decenal en Consulado vitalicio. La pacificación había sido conseguidamerced a la gran operación diplomática puesta en marcha por Napoleón, a través de su ministro Talleyrand,para neutralizar a la Segunda coalición formada por Gran Bretaña, Austria y Rusia. Consiguió convencer alzar Pablo para que resucitara una neutralidad armada en el norte que comprendiera a Rusia, Prusia, Suecia yDinamarca. Una nueva campaña de Italia organizada después del golpe de Brumario, le proporcionó aNapoleón la victoria de Marengo sobre los austriacos en junio de 1800. Otro ejército francés al mando deMoreau consiguió otra victoria en Hohenlinden, al sur de Alemania, que hizo que Austria pidiese la paz yfirmase el consiguiente Tratado de Luneville (1801), que confirmaba y reforzaba las estipulaciones delTratado de Campo Formio. Sólo quedaba Inglaterra, pero la terminación de la guerra en el continente decidióa ésta a firmar también la paz el 25 de marzo de 1802. Mediante la Paz de Amiens Francia devolvía Egipto aTurquía e Inglaterra devolvía la isla de Malta a sus antiguos dueños, los caballeros de la Orden de San Juan.Los franceses abandonarían Otranto y las islas Jónicas en las que se constituiría una república independiente.En el Atlántico Inglaterra se quedaba con la isla de Trinidad, que en realidad fue conquistada a España, con loque Francia no perdía nada. Mediante estos acuerdos, Francia diluía su presencia en el Mediterráneo, aunquese consolidaba como potencia terrestre y continental, y Gran Bretaña reforzaba su dominio en el Atlántico. LaPaz de Amiens no iba a ser, sin embargo, más que una tregua en la larga lucha entre Francia e Inglaterra a lolargo de toda la época napoleónica. El nombramiento de Napoleón como Cónsul vitalicio se hizo mediante unplebiscito convocado por el Consejo de Estado. Las preguntas que se le hacían al pueblo eran las siguientes:1) ¿Debe ser Cónsul vitalicio Napoleón Bonaparte? 2) ¿Debe tener la facultad de designar a su sucesor? Estasegunda pregunta fue, no obstante, rechazada por el propio Napoleón por estimarla demasiado prematura aún.El plebiscito fue abrumadoramente favorable al consulado vitalicio, aunque también es de notar −comoadvierte Godechot− las significativas abstenciones e incluso la oposición de algunos generales y soldadoscomo La Fayette y Latour−Maubourg, a pesar de las medidas policíacas tomadas contra la oposición. Noimportaba: Napoleón se había convertido ya en un verdadero monarca, que además acrecentó su poder endetrimento del legislativo mediante la aprobación de un acta adicional a la Constitución, que algunosconsideran como otra Constitución (la Constitución de 1802). El nuevo documento le permitía, ahora sí, elegira su sucesor, aumentar su asignación económica muy por encima de los otros dos cónsules, presidir el Senadoy nombrar al presidente del Cuerpo Legislativo. Francia aceptó esta evolución del régimen político sinninguna dificultad. Después de la tormenta revolucionaria, la vuelta a la tranquilidad que permitía el disfrutede las conquistas tan dolorosamente conseguidas en los años anteriores, parece que complacía, no sólo a lamayor parte de los ciudadanos franceses, sino también a los de otros países que mostraban su interés y sucuriosidad por acercarse a Francia para conocer personalmente lo que había quedado de la Revolución.Aquella tregua no fue desaprovechada por Inglaterra que trató de rehacerse ante la seguridad de que noduraría mucho dada la rivalidad existente con Francia, no ya en el terreno político y diplomático, sino sobretodo en el económico. Ambos países se hallaban en un proceso de expansión industrial, aunque en diversosniveles de desarrollo. Aunque Godechot no se muestra partidario de exagerar las preocupaciones económicasde Napoleón, no cabe duda de que en el choque con Inglaterra iba a contar también ese tipo de intereses. Elcomercio y la manufactura de Gran Bretaña se vieron afectados por la negativa francesa a abrir sus mercadosy por la política de expansión colonial de Napoleón que se concretó en la cesión de la Luisiana por parte deEspaña (octubre de 1800) y en la expedición que mandó para conquistar Santo Domingo y Guadalupe (febrerode 1802), así como los planes que al parecer fraguaba para atacar a la India y a Egipto. Por otra parte, enEuropa, Napoleón seguía dando pasos que mostraban claramente su deseo de convertir a Francia en la "GranNación" que había soñado, aun sin un plan establecido. En Italia convirtió en República Italiana la antiguaRepública Cisalpina, y se autonombró presidente. El Piamonte fue anexionado por Francia en septiembre de1802 así como la isla de Elba, y Parma fue ocupada al mes siguiente. En Suiza impuso un régimenconstitucional y en la República Bátava se hizo aprobar también una nueva Constitución que convertía a

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Holanda en un país aún más vasallo de Francia de lo que había sido hasta entonces. Era como una especie deintensificación de la política del Directorio que comenzó a resquebrajar la débil tregua que no había hechomás que firmarse. Pero lo que más alarmó a Europa fue la intervención de Francia en los asuntos alemanes.Como consecuencia del tratado de Lunéville, se suprimía una buena parte de los principados eclesiásticos y delas ciudades libres en favor de los príncipes aliados o amigos de Francia que habían perdido territorios en laorilla izquierda del Rin. El poder de la Iglesia católica en Alemania se vio muy afectado y se ponía en peligrola conservación de la corona imperial por parte de la casa católica de los Habsburgo. El Sacro ImperioRomano quedaba amenazado y Francia acrecentaba su poder en Alemania en detrimento de Austria. El zarAlejandro respaldó esta jugada como mediador, más que nada por su deseo de jugar un papel principal en lapolítica europea. Inglaterra no podía contemplar con tranquilidad estos movimientos de la Francia napoleónicay consciente de la necesidad de mantener el dominio en el Mediterráneo, retrasó la devolución de la isla deMalta a la Orden de San Juan de Jerusalén, devolución que se contemplaba en las estipulaciones de Amiens.Esta demora fue entendida por Napoleón como prueba de la mala fe de Londres. La guerra entre Francia eInglaterra se reanudó en mayo de 1803, sin que pueda salvarse de la responsabilidad del nuevo choque, queiba a durar once años, a ninguno de los dos contendientes. La guerra justificaba el reforzamiento del poder deNapoleón, pero lo que verdaderamente dio impulso definitivo a su deseo de coronarse como emperador fue eldescubrimiento de una conspiración urdida para asesinarlo. En esa conspiración se hallaba el generalPichegru, quien había sido deportado después del golpe del 18 de Brumario, y algunos otros emigrados. Laconjura fue descubierta en febrero de 1804 y de su interrogatorio se desprendió que querían entronizar a unpríncipe de la casa de Borbón. Napoleón entendió que se trataba del hijo del último Condé, el duque deEnghien, que se hallaba en Baden, cerca de la frontera francesa y ordenó su captura. Enghien fue llevado aParís donde fue juzgado y condenado a muerte. Su ejecución y las duras medidas tomadas contra loscómplices no tenían otro objeto que aterrorizar a los realistas. La policía reforzó su control y su jefe, elantiguo terrorista Fouché, se convirtió en la persona de confianza de Napoleón. Para halagarlo y con elpretexto de desalentar futuras conjuras, le instó a que transformase su consulado vitalicio en Imperiohereditario, pues de esa forma su asesinato no tendría que provocar un cambio en el sistema de gobierno. ElSenado estudió un proyecto de modificación de la Constitución que fue aprobado el 18 de mayo de 1804 ysometido a ratificación popular mediante un nuevo plebiscito. Más de 3.500.000 franceses votaronafirmativamente, frente a poco más de 2.500 votos negativos. De esta forma, el gobierno era confiado a unemperador hereditario que establecía una línea sucesoria similar a la de los monarcas reinantes.Inmediatamente, y haciendo gala de un deseo de volver a la pompa y el boato propios del Antiguo Régimen,Bonaparte pidió al papa Pío VII que lo consagrase emperador, para enlazar así con la dinastía carolingia dePipino el Breve. Después de algunas dudas, el romano pontífice aceptó trasladarse a París, y en una solemneceremonia celebrada en la catedral de Notre−Dame, el 2 de diciembre de 1804, Napoleón fue coronadoemperador de los franceses, en una escena que el pintor David inmortalizó en un famoso cuadro. Biensignificativo fue el gesto de Napoleón, al coger él mismo la corona para depositarla sobre su cabeza y la de suesposa Josefina a la que también coronó con sus manos. Los símbolos imperiales del águila y las abejas de orose mezclaron desde entonces con la bandera tricolor salida de la Revolución. Al mismo tiempo, los títulos depríncipe y la nueva nobleza imperial, junto con la Legión de Honor, dieron un sesgo aristocratizante alrégimen que contribuiría a distanciarlo de la nación. Y eso en unos momentos en los que se avecinabannuevos sacrificios por el estallido otra vez del conflicto en Europa.

EXPANSIÓN DEL IMPERIO

La reanudación de la guerra era esperada por Napoleón, pues comprendía que mientras que no abatiesecompletamente el poderío de Gran Bretaña no podría llevar a cabo sus planes continentales ni sus proyectoscoloniales y comerciales. Durante el año 1803−1804 estuvo preparando una flota para llevar a cabo unainvasión de Inglaterra. El único almirante francés de prestigio era Latouche−Tréville, quien había declaradoque si dominamos los estrechos durante seis horas, dominaremos el mundo". Pero Latouche−Tréville muriócuando se realizaban estos preparativos y el proyecto tuvo que retrasarse. Cuando a finales de 1804, Españaentró en la guerra como aliada de Francia, ésta se sintió reforzada por el prestigio y la larga experiencia en elocéano de la flota española. El almirante Villeneuve, nuevo comandante de la flota de Tolón, recibió órdenes

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de zarpar hacia las Antillas para atraer hacia aquellas aguas a la armada inglesa del almirante Nelson y poderasí realizar la operación del desembarco en las indefensas costas inglesas. La primera parte del plan fue bienejecutada. Villeneuve zarpó de Tolón el 30 de marzo de 1805 y Nelson le siguió, aunque no alcanzó las IndiasOccidentales hasta el 4 de junio. Entretanto Rusia e Inglaterra habían firmado el tratado de San Petersburgo,mediante el que ambas naciones se comprometían a restablecer el equilibrio europeo frente a la actitudexpansionista del emperador. El 9 de agosto se incorporó Austria a esta Tercera Coalición y poco después loharía Suecia. Prusia se mantuvo de momento al margen con la esperanza de que los franceses devolveríanHannover como recompensa por la neutralidad de Berlín. Inglaterra iba a ser la primera beneficiada de estanueva alianza europea, pues Napoleón se vio obligado a desistir de sus planes de ataque a Gran Bretaña paradirigir sus esfuerzos hacia el Este. La flota de Villeneuve recibió órdenes de regresar y se dirigió hacia Cádiz,donde fue bloqueada por el almirante Nelson. El 20 de octubre, la flota franco−española compuesta por 33navíos intentó ganar el Mediterráneo pero fue alcanzada a la altura de Trafalgar por la escuadra británicacompuesta por 27 unidades, incluido su buque insignia Victory. La superioridad de Villeneuve se viocontrarrestada por su impericia en las difíciles aguas del cabo de Trafalgar y su falta de destreza paramaniobrar con los fuertes vientos de levante de aquella zona. Nelson, con mayor arrojo y audacia, consiguióhundir a 18 navíos enemigos e inutilizar a los 15 restantes. El precio que Inglaterra tuvo que pagar por larotunda victoria de Trafalgar fue la muerte del propio almirante Horacio Nelson, que fue abatido por undisparo cuando se hallaba dirigiendo la batalla en el alcázar de su nave. Si Trafalgar ponía de manifiesto lasuperioridad inglesa en los mares, en el continente, Napoleón daba al mismo tiempo claras señales de suincontestable poderío terrestre. Casi simultáneamente a aquella batalla marítima, los ejércitos francesesasestaban el primer golpe a la coalición, cercando y obligando a rendirse en Ulm a un ejército austríaco de50.000 hombres al mando del general Mack. En realidad, Austria se hallaba agotada financieramente y nohabía mostrado un gran entusiasmo por unirse a la Tercera Coalición. Aunque había perdido Bélgica y lasprovincias italianas en los tratados de Campo Formio y Lunéville, se conformaba con mantener las posesionesde los Habsburgo y su influencia en el sur de Alemania. Además, le preocupaba la actitud del joven zarAlejandro con sus ansias expansionistas. Sin embargo, no tuvo más remedio que unirse a la alianza contraNapoleón ante las pretensiones del emperador en Italia y en Baviera. En noviembre de 1805 las tropasfrancesas, avanzando desde Ulm por la cuenca del Danubio, entraron en Viena y siguieron avanzando hastaMoravia para enfrentarse a las fuerzas rusas que llegaban para secundar la resistencia austriaca. El 2 dediciembre, aniversario de su coronación como emperador, Napoleón a la cabeza de su ejército se enfrentó asus enemigos en Austerlitz. El ejército francés, que estaba formado por 68.000 soldados, se estableció anteBrünn, al oeste del barranco de Goldbach, en un lugar lleno de lagunas. Enfrente, el ejército austro−ruso,formado por 90.000 hombres, que se había situado en la meseta de Pratzen, delante de Austerlitz. La intenciónde los aliados era la de desbordar el ala derecha de los franceses para cortarles la comunicación con Viena.Pero Napoleón, una vez iniciado el movimiento, lanzó al grueso de su ejército encabezado por Soult hacia elcentro de las posiciones enemigas. La caballería francesa consiguió romper el frente y presionar haciaAusterlitz. Al mismo tiempo, Soult se desvió hacia la derecha para alcanzar a las últimas unidades de lastropas austro−rusas que habían avanzado primero. Cogidas por la cabeza y por la cola, estas tropas trataron dehuir a través de las lagunas heladas, pero allí fueron diezmadas por la artillería francesa. Al final de la batallade Austerlitz los austro−rusos habían perdido 20.000 soldados entre muertos y heridos y habían dejado 20.00prisioneros. Los franceses, por su parte, habían tenido 8.000 bajas. Austria no tuvo más remedio que avenirsea la firma del tratado de Presburgo (26 de diciembre de 1805), en virtud del cual renunciaba a Venecia y atoda influencia en el sur de Alemania. Desde Viena, Napoleón proclamó también el destronamiento de losBorbones de Nápoles por haber participado en la coalición, y el nombramiento de su hermano José comonuevo monarca. Federico Guillermo III de Prusia, que mantenía una actitud dubitativa, pactó con Napoleón lacesión de los territorios germanos más occidentales y de Neuchátel en Suiza, a cambio de la ocupación deHannover. Sin embargo, la agresiva política de Napoleón en Alemania, fundando la confederación del Rin enla que entraban Baviera, Württemberg, Badem, Berg y otros pequeños estados y declarándose su protector el16 de julio de 1806, le hizo comprender el peligro de la expansión napoleónica. Prusia envió un ultimátum aFrancia en octubre para que retirara sus tropas al otro lado del Rin. Pero Napoleón respondió situando a160.000 hombres al norte de Baviera. El ejército prusiano, que aún conservaba la fama que le habíaproporcionado Federico el Grande, no había evolucionado y era lento de movimientos. Nada pudo hacer

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frente a la formidable maquinaria bélica de Napoleón, al que bastó una campaña de tres semanas para acabarfinalmente con su enemigo en Jena y Auerstaedt el 14 de octubre. El 27 de ese mismo mes entraba en Berlín yFederico Guillermo se vio obligado a refugiarse en la Prusia Oriental. La derrota de Prusia dejaba a Napoleónfrente a Rusia. Se adentró en las extensas llanuras de la Europa del Este y en Eylau tuvo que enfrentarse a unejército ruso apoyado por contingentes prusianos. Por primera vez iba a experimentar el ejército francés ladureza de una campaña en el rigor del invierno en la Europa septentrional. La batalla de Eylau, el 8 de febrerode 1807, causó 45.000 bajas en total y no se solventó con un resultado decisivo. Tras unos meses derecuperación y reorganización, Napoleón tomó el puerto de Dantzig, de una gran importancia estratégica parael comercio inglés, y venció a los rusos en Friedland el 14 de junio. El zar Alejandro, que no se mostraba muyconfiado en la ayuda de su aliada Inglaterra, pidió la paz en una famosa reunión que ambos mandatarioscelebraron a bordo de una balsa sobre el río Niemen. El día 7 de julio se firmó en Tilsit el tratado con Rusia ydos días más tarde con Prusia. Ésta era la que salía peor parada, pues además de verse obligada a reducir suejército, perdía los territorios que había arrebatado a Polonia desde 1772 y aquellos otros que estaban situadosa la orilla izquierda del Elba. En total, perdía prácticamente la mitad de su población y se veía obligada aaceptar la presencia en su suelo de las tropas francesas. Finalmente, Federico Guillermo tuvo que reconocer alos hermanos de Napoleón, José, Luis y Jerónimo, como reyes de Nápoles, Holanda y Westfalia,respectivamente. Como señala Franklin L. Ford, el antiguo sistema de repúblicas satélites estaba dando paso aun complejo dinástico.Rusia, por su parte, no registró excesivas pérdidas, pero a cambio prometía mediar conInglaterra para que firmase la paz, y si no lo hacía el zar Alejandro colaboraría con Napoleón para obligarla aello. En realidad, lo que salió de la paz de Tilsit fue un reparto de las zonas de influencia en Europa de los dosemperadores. Rusia, que se adhería al sistema de bloqueo continental impuesto a Inglaterra, tendría libertad deacción al este del Vístula y Napoleón al oeste.

BLOQUEO CONTINENTAL

El bloqueo continental era la lógica consecuencia del deseo de Napoleón de aislar a Inglaterra para vencerlaen el terreno económico, dada la práctica imposibilidad de conseguir su derrota por la fuerza de las armas anteun ejército que dominaba esencialmente en el mar. El bloqueo había sido utilizado ya por Francia y por lamisma Inglaterra desde los primeros años del conflicto. Sin embargo, el bloqueo que practicaba Inglaterratenia un sentido distinto al que pretendía aplicar Napoleón. Éste quería cortar absolutamente las importacionesde mercancías británicas para causar su ruina económica. Inglaterra nunca tenía el propósito de reducir porasfixia económica al país bloqueado, sino enriquecerse como país que practicaba el bloqueo. Así, habíaimpuesto con frecuencia un bloqueo naval de los puertos europeos para interferir el comercio de los países delcontinente con sus colonias de América y beneficiarse con el incremento de sus propias exportaciones.La pazde Tilsit proporcionó a Napoleón el dominio de la Europa central y occidental y eso le llevó directamente alenfrentamiento con Inglaterra. Retomó la política que ya en este mismo sentido habían puesto en marcha laConvención y el Directorio mediante los decretos de Berlín (21 de noviembre de 1806), de Fontainebleau (13de octubre de 1807) y Milán (23 de noviembre y 17 de diciembre de 1807). En su virtud, se prohibían en elcontinente todas las mercancías de procedencia inglesa y aquellas otras de procedencia neutral pero queestuviesen sometidas al control británico. Es conveniente destacar, como hace Stuart Wolf en su estudio sobrela Europa napoleónica, tres aspectos importantes del bloqueo continental impuesto por Napoleón a Inglaterra.En primer lugar, el bloqueo no era solamente una medida contra las importaciones británicas sino una formade abrir los mercados continentales a los productos franceses en unos momentos en los que Francia habíaperdido su mercado colonial. En segundo lugar, el control del bloqueo exigió un amplio despliegue de fuerzaspara vigilar unas líneas aduaneras tan extensas, y eso dio pie a abusos y a la modificación arbitraria por partede Napoleón de algunas fronteras territoriales. Por último, si bien es cierto que el bloqueo continental era unlógico complemento de la ampliación del sistema imperial, también se convirtió en el propulsor de un controlmilitar cada vez más acentuado. Inglaterra acusó los efectos del bloqueo continental, especialmente en elBáltico, donde su comercio quedó prácticamente interrumpido en el año 1808. Por otra parte, en elMediterráneo se redujo a la mínima expresión con España y con Italia, pero Gibraltar y la isla de Malta seconvirtieron en importantes depósitos de redistribución de mercancías inglesas de contrabando por el sur deEuropa. No obstante, de ningún modo llegaba a compensar este comercio de las importantes pérdidas que

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estaba sufriendo en el Norte. También la economía inglesa se vio afectada por la actitud de los EstadosUnidos, que habían tomado medidas de represalia contra una disposición inglesa de 1807 que obligaba a todoslos navíos neutrales a tocar en un puerto británico y a pagar fuertes derechos aduaneros. Esas medidasconsistían en la prohibición de que los barcos mercantes americanos zarpasen con destino a puertosextranjeros si no era con un permiso especial del propio presidente. Creía el presidente de los Estados Unidos,Jefferson, que restringiendo las exportaciones de productos como el algodón, los cereales o la maderaamericanos, tanto Francia como Inglaterra se verían obligadas a cambiar su actitud con respecto a losneutrales. Pero más daño causó aún una medida que entró en vigor en 1808, mediante la cual quedabanprohibidas todas las exportaciones inglesas a los Estados Unidos. Sin el mercado europeo y de América delNorte, Gran Bretaña vio disminuidas sus exportaciones en 1808 en un 25 por 100.En cuanto a la Europacontinental, el bloqueo planteaba la necesidad de sustituir los productos coloniales, cuyo tráfico quedóinterrumpido por el control del océano por parte de Gran Bretaña y, de otro lado, reemplazar lasimportaciones de productos industriales ingleses. Para solucionar el primero de estos problemas, el gobiernofrancés trató de estimular la producción de determinados productos agrícolas que pudiesen servir dealternativa a los productos ultramarinos. Así, por ejemplo, se llevaron a cabo experimentos para extraer elazúcar de la remolacha y suplir al azúcar de caña. La achicoria trataba de sustituir al café y en cuanto alalgodón, se intentó incrementar la producción en el sur de Francia y en Italia. Pero todos estos ensayos dieronpoco resultado y algunos de ellos terminaron con un rotundo fracaso. En lo que se refiere a la producciónindustrial, sólo la metalurgia conoció un crecimiento notable como consecuencia de las necesidades de laguerra, sobre todo en el centro de Francia, en Bélgica y en la orilla izquierda del Rin. La industria textil acusóuna disminución importante, especialmente en lo que se refiere a las sederías italianas y a las fábricas dealgodón de Alemania, las cuales tenían que surtirse con dificultades de la materia prima que llegaba deOriente o a través del contrabando. Sin duda, el bloqueo continental, que era en realidad una guerra comercialmutua entre Francia y Gran Bretaña, iba a perjudicar más a aquella nación y a su imperio terrestre que a ésta,por la sencilla razón de que Inglaterra tenía una mayor capacidad de movimientos, no sólo para controlar loque entraba y lo que salía de Europa, sino para abrir nuevos mercados en el ancho mundo con el fin de colocarlos productos que no podía vender en el Viejo Continente. Para ello contaba con su potencial marítimo que lepermitía dominar las comunicaciones y establecer lazos comerciales con otros países por muy alejados queestuviesen. Pero además, hay que tener en cuenta que las barreras para impedir la entrada de productosbritánicos en el continente europeo eran insuficientes y no sólo por el Mediterráneo, sino por el Báltico y elMar del Norte, el contrabando se extendió de una manera considerable. A partir de 1809 la introducción demercancías británicas por el Báltico y el Mar del Norte se intensificó considerablemente. Göteborg, en Suecia,se convirtió en el gran depósito de las mercancías inglesas, desde donde eran enviadas a Prusia o a Rusia enconnivencia con las autoridades encargadas de impedir su entrada. La exportaciones inglesas a Sueciaaumentaron ese año en un tercio con relación al año anterior, pero naturalmente su destino final no era el paísescandinavo sino la Europa Central. Ante la imposibilidad de detener este tráfico ilícito, hasta Francia se abrióal comercio inglés en ese año y en el siguiente. Claro que las mercancías introducidas en Francia lo eran bajola etiqueta de que procedían de países neutrales o de las colonias, aunque en realidad se trataba de uncomercio de contrabando integrado por productos como maderas, hierros y productos medicinales. En marzode 1809 se produjo también un cambio de actitud de los Estados Unidos con respecto al comercio británicofacilitando la reanudación de sus intercambios. Asimismo, la negativa de las colonias españolas a reconocer aJosé Bonaparte como rey de España, contribuyó a que algunos de aquellos territorios se abriesen a lasmercancías inglesas. Sobre todo, a medida que estas colonias comenzaron sus procesos emancipadores, seapresuraban a establecer relaciones comerciales con Inglaterra. Tal fue el caso de Caracas, La Plata, NuevaGranada y Chile, en 1810.El bloqueo continental impuesto a Inglaterra era, pues, un fracaso en 1809−1810.Por eso Napoleón trató de intensificar las medidas de control y para ello no tenía otro recurso que extender sudominio e imponer un mayor rigor en la administración de aquellos territorios en los que era más flagrante laviolación del bloqueo. Entre 1810 y 1811, el Imperio napoleónico alcanzó su mayor extensión. Sus fronterasse extendían desde Hamburgo hasta Roma y comprendía 130 departamentos. Pero además en torno a él habíatodo un gran Imperio Occidental formado por una serie de monarquías y principados, gobernados en su mayorparte por familiares del emperador: el reino de Napóles, a cuya cabeza se hallaba José Bonaparte, quienpasaría a ocupar la Corona de España a partir de 1808; el reino de Holanda, cedido a Luis Bonaparte después

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del fin de la República Bátava en 1804; el reino de Westfalia, constituido en Alemania occidental conHannover y los territorios arrebatados a Prusia y a cuyo frente había puesto Napoleón a su otro hermanoJerónimo; el gran ducado de Clèves y de Berg, encabezado por el cuñado del emperador, Murat. Además, losprincipados vasallos de Piombino, regido por Elisa Bonaparte; el de Neuchâtel, por Berthier; el de Benaventepor Talleyrand, y el de Ponte−Corvo, por Bernadotte. Por último, estaba el norte de Italia, repartido entre elImperio francés y el reino de Italia (el Milanesado, Venecia y la costa del Adriático) del que seguía siendo reyel mismo Napoleón con su hijastro Eugenio de Beauharnais como virrey. En total, un conjunto de territoriosvasallos sobre los que Napoleón tenía un completo dominio. Los Estados europeos teóricamenteindependientes no escapaban a la influencia francesa. Dinamarca, Prusia y Austria se hallaban bajo su controlmediante un tratado de alianza, y el rey de Suecia había designado como heredero a un mariscal de Napoleón,Bernadotte. Solamente Rusia, en razón de su situación y a causa de las relaciones del zar con Napoleón,conservaba una cierta libertad de acción. De esta forma, toda Europa prácticamente se convirtió en unaEuropa francesa en la que la influencia de los principios revolucionarios matizados por la legislaciónnapoleónica configurarían un nuevo mapa de sus fronteras interiores, únicamente sostenido a base de lapresencia militar. Sin embargo, la mayor parte de estos territorios soportaban mal este control y sóloesperaban un signo de debilidad por parte de su conquistador para zafarse de su dominio.

NAPOLEÓN Y ESPAÑA

La Monarquía española de Carlos IV había firmado la alianza con Francia en 1796. El Directorio ya se habíainteresado por las riquezas de las colonias españolas de América y por la lana que se producía en la Península.Napoleón consideraba que España era una pieza esencial para el dominio del Mediterráneo, pero además,como muy bien ha señalado J. R. Aymes, se veía apremiado por la petición de los pañeros franceses quedeseaban que los ganaderos españoles le suministrasen toda su producción de lana merina y sus agricultoreslas variedades de algodón que necesitaban. La destrucción de la flota española que conjuntamente con lafrancesa, había sido estrepitosamente derrotada en Trafalgar, hizo perder a Napoleón el deseo de manteneruna relación equilibrada con su socio español pues, sin barcos, de nada podía servirle ya para hacer frente alpoderío naval inglés. Así es que el emperador fue cambiando sus propósitos con respecto a España para pasara un plan de intervención primero, después a uno de ocupación y por último a otro de sustitución de laMonarquía de los Borbones por otra encabezada por un miembro de su propia familia. Napoleón pensó que ladebilidad de la Monarquía española, que estaba dando un espectáculo bochornoso con las disputas entreCarlos IV y su hijo, el futuro Fernando VII, por el trono y que acabaron con la sustitución del primero por elsegundo a raíz del Motín de Aranjuez, en marzo de 1808, le facilitarían sus planes. Pero Napoleón confundíala debilidad de la Monarquía con la actitud del pueblo español que no estaba dispuesto a aceptar la presenciafrancesa en su suelo. El emperador mostró un tremendo error de cálculo cuando declaró: "Si aquello fuera acostarme 80.000 hombres, no lo haría, pero creo que no me harán falta más allá de 12.000". No tardaríamucho en comprobar que no iba a poder conseguirlo ni con un ejército de 200.000 soldados. El promotor de laalianza con la Francia revolucionaria había sido el ministro español Godoy, cuya iniciativa en la firma de laPaz de Basilea y el posterior Tratado de San Ildefonso, le había valido el título de Príncipe de la Paz. PeroGodoy era un ministro intrigante y venal que se vio cada vez más arrastrado por la política expansionista de sutodopoderoso aliado. Al darse cuenta de los planes de Napoleón, intentó salvarse proponiéndole al emperadorun reparto de Portugal en el que el mismo iba a atribuirse una de las partes. Esa propuesta fue la base delTratado de Fontainebleau (octubre de 1807) por el que un ejército franco−español penetraría en Portugal,eliminaría a un molesto aliado de Inglaterra y permitiría el engrandecimiento territorial de España y, de paso,se establecería en el sur un pequeño principado para el propio Godoy. El tratado se puso en marcha conrapidez y un ejército francés al mando del general Junot atravesó la Península y ocupó Portugal sin grandesdificultades. La familia real de los Braganza se vio obligada a huir a Brasil, donde fue transportada por unaflota inglesa. La necesaria utilización de las rutas españolas por parte del ejército napoleónico era una buenaocasión para convertir la intervención en ocupación. Precisamente cuando acababa de producirse eldestronamiento de Carlos IV en Aranjuez y el nuevo monarca se disponía a entrar en Madrid, las tropas delgeneral Murat, que había sido puesto al mando de las operaciones en España, dejaban cada vez más claras susintenciones de ocupar el territorio español. Napoleón aprovechó la confusión creada por el Motín de Aranjuez

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y llamó a Bayona a los dos reyes con el pretexto de mediar en la resolución del conflicto que se habíaproducido entre el padre y el hijo. En Bayona, Napoleón actuó con gran habilidad y consiguió que FernandoVII renunciase a la Corona en favor de su padre sin saber que éste había ya cedido sus derechos al propioemperador. De esta forma, Napoleón quedaba dueño de los destinos de España y era libre para establecer unsistema que le permitiese mantener el control sobre aquel país. Con ese objeto obligó á su hermano José, reyde Nápoles, a que aceptara la Corona española, a lo que éste se resistió en un principio. Y para darle la mayorapariencia de legalidad a este cambio de dinastía en España, convocó para el 15 de junio en Bayona a unaserie de notables para que, a modo de unas Cortes, refrendasen su decisión. A la ciudad fronteriza acudieronsólo unos cuantos de los 150 convocados, que no tuvieron más remedio que aprobar una Constituciónredactada, al parecer, con la intervención directa de Napoleón. La Constitución de Bayona establecía un nuevosistema político en España, a cuya cabeza figuraba el que a partir de entonces sería llamado José I.PeroNapoleón no había contado con el pueblo español. El 2 de mayo en Madrid, el pueblo, que se sintiótraicionado por los presuntos aliados al darse cuenta de que sus intenciones eran las de ocupar por la fuerza lacapital y toda la Península se levantó en armas contra las tropas francesas. La historiografía, que no hadiscutido la actitud abrumadoramente mayoritaria de los españoles contra la ocupación francesa, se haplanteado la hipótesis de que el levantamiento no hubiese sido tan espontáneo como se ha dicho confrecuencia. En efecto, tanto C. Corona como más recientemente J. R. Aymes, han apuntado la posibilidad deque lo que se puso en marcha el 2 de mayo fuese un aparato conspiratorio preparado para el derrocamiento deGodoy y que, al no haber sido necesario, quedó intacto para esta ocasión. Fuera espontáneo o preparado, locierto es que aquella jornada fue sólo el comienzo de una larga guerra de resistencia que proporcionaría aNapoleón las suficientes preocupaciones como para dedicar una buena parte de su atención y de sus fuerzas ala campaña de España. En un principio, creyendo que sería suficiente, Napoleón situó en España 92.000hombres repartidos en cuatro cuerpos de ejército, pero la derrota que sufrió en Bailén el general Dupont en elmes de julio, cuando se disponía a ocupar Andalucía al frente del I Cuerpo de Ejército, así como lasdificultades con las que tropezó en Zaragoza, Valencia y en Cataluña, le obligaron a tomarse más en serio losasuntos de la Península. El emperador decidió ocuparse personalmente de las operaciones, y concentró enEspaña unos 300.000 soldados, muchos de ellos veteranos de las campañas en Europa, y los mejoresmariscales del Imperio, Soult, Victor, Ney, Morder y Lefèbvre. En noviembre se presentó en Bayona y desdeallí marchó hasta Vitoria, donde estableció su cuartel general. El 5 de diciembre obtenía la entrega de lacapital. Cuando se dirigía a Galicia en persecución de un ejército auxiliar inglés al mando de John Moore, quehabía penetrado por la frontera de Portugal para atacar por la retaguardia, Napoleón recibió noticiasinquietantes de París sobre los preparativos bélicos de Austria y sobre algunas intrigas cortesanas. El 4 deenero decidió volver a Francia y dejó a Soult que terminase la campaña. A comienzos de 1809 la situación enEspaña era la siguiente: la mayor parte de la mitad norte se hallaba bajo el control de las armas francesas y elejército regular español había sido prácticamente destruido. Parecía que los principales obstáculos para laocupación del territorio español habían desaparecido y que el avance hacia el sur no tendría ya dificultades,con lo que la Monarquía de José Bonaparte podría ya asentarse definitivamente. Pero fue justamente entoncescuando hizo su aparición la "guerrilla", esa forma tan peculiar de hacer la guerra que los españoles arbitraronpara poder hacer frente al formidable ejército napoleónico contra el que no tenían ninguna posibilidad deactuar por los medios convencionales. La guerrilla es un fenómeno de participación popular en la Guerra de laIndependencia española que refleja la actitud decidida de toda una nación en armas para liberar al país de laocupación extranjera. Su origen es diverso, pues los elementos que componen cada "partida", o grupo dehombres armados, son a veces soldados del ejército regular que han quedado desenganchados de sus unidades,campesinos, o incluso contrabandistas y bandoleros que no tienen inconveniente en sumarse a esta "petiteguerre" contra los franceses. Requisito indispensable: la existencia de un cabecilla que dirija y organice,aunque en la mayor parte de las ocasiones sea un hombre con poca o ninguna experiencia en las artesmilitares, pero sí conocedor del terreno y con dotes de mando. Juan Martín El Empecinado, Espoz y Mina, elCura Merino, y tantos otros dirigentes de la guerrilla se convirtieron en auténticos héroes de la guerra de laIndependencia en España. A la eficacia de esta forma de hacer la guerra, con la que se sembraba una constanteintranquilidad y desasosiego entre las unidades francesas que no sabían cómo acabar con un enemigo queactuaba con una extraordinaria movilidad y rapidez, tenía que añadir Napoleón la preocupación creciente quele causaba la presencia en la Península de tropas inglesas. Sir Arthur Wellesley, el futuro duque de

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Wellington, había desembarcado en Portugal y desde 1809 estuvo hostigando a los ejércitos franceses desdeGalicia hasta Extremadura. Por otra parte, las operaciones marítimas de la escuadra inglesa en aguasespañolas obligaron a fijar 32.000 soldados franceses para la vigilancia de las costas, amén de mantenerabierta constantemente la comunicación con Cádiz, la única ciudad española que se había visto libre de laocupación francesa aunque se hallaba sitiada por tierra. En 1812, Napoleón se vio obligado a sacar tropas deEspaña para formar la Grande Armée que había de emprender la campaña de Rusia. La disminución de lapresencia militar francesa, que quedó reducida a 200.000 soldados, inclinó definitivamente la guerra en favorde los españoles. Wellington pasó a la ofensiva para recobrar Ciudad Rodrigo y Badajoz a comienzos de eseaño. Las victorias de Salamanca (14−28 de junio), Arapiles (22 de julio), y al año siguiente en Vitoria (21 dejunio) y San Marcial (agosto), jalonaron el repliegue francés hasta la frontera de los Pirineos. Así terminabanseis años de guerra en España que, sin duda, contribuyeron de una manera decisiva a quebrantar la fortalezadel Imperio napoleónico. En qué medida contribuyeron a ello la firme actitud de los españoles que se lanzarona una lucha sin cuartel contra el enemigo invasor, los ingleses con su constante ayuda en ejércitos y dinero, olas propias dificultades que Napoleón estaba encontrando en el frente oriental a partir de 1812, es una cuestiónen la que la historiografía de los distintos países no ha conseguido todavía ponerse de acuerdo. Lo que síparece que está claro es que la Guerra de la Independencia española fue la primera de las guerras de liberaciónnacionales en que el gran Imperio napoleónico fue vencido y que esa victoria tuvo una enorme resonancia enel resto Europa.

LA CAIDA DEL IMPERIO

El emperador Napoleón tuvo que abandonar España precipitadamente a comienzos de 1809 a causa de lareanudación de la guerra por parte de Austria. El archiduque Carlos, hermano del emperador, que habíareorganizado su ejército y se mostraba dispuesto a oponerse a la reciente extensión del dominio francés enItalia, lanzó en abril una ofensiva sobre Baviera. Napoleón, a pesar de que tuvo que recurrir a un ejército en elque abundaban ya los extranjeros y los contingentes más jóvenes, dio de nuevo muestras de su superioridadmilitar. En el mes de abril marchó sobre el Danubio e hizo retroceder a los austríacos hacia sus propiasfronteras. El 13 de mayo entró en Viena y después de una larga y dificultosa persecución del archiduqueCarlos hacia Bohemia, consiguió derrotarlo en Wagram el 5 de julio. El tratado de Schoenbrünn, firmado el14 de octubre de 1809, volvía a imponer a Austria nuevos recortes territoriales que favorecían a Baviera,Varsovia y al propio zar, mientras que Francia se adjudicaba los territorios de Trieste y Dalmacia que recibíanel nombre de Provincias Ilíricas. En abril de 1810, habiéndose divorciado de la estéril emperatriz Josefina,Napoleón se casó con la hija de Francisco I, la archiduquesa María Luisa, con lo que entroncaba así con lacasa Habsburgo. Al año siguiente nacería el hijo y heredero de Napoleón al que se le otorgó el título de rey deRoma. Durante estos años se afirmó más el despotismo imperial y se fueron perdiendo aquellas característicasrevolucionarias que estaban en los orígenes mismos del ascenso al poder de Napoleón. Ese despotismo losufrió en primer lugar la Iglesia católica, y una muestra de ello fue la detención del papa Pío VII el 6 de juliode 1909 y su reclusión en el palacio episcopal de Savona. Los cardenales que se negaron a asistir a su bodacon la archiduquesa María Luisa fueron despojados de sus bienes y desterrados a provincias. En general, loscatólicos mostraron su desacuerdo con las medidas de Napoleón y se organizaron asociaciones religiosassecretas. El despotismo imperial se manifestó también en la represión policial contra todos aquellos quepodían ser objeto de sospecha. Hubo muchos encarcelamientos sin intervención de la justicia en las prisionesdel Estado de Vincennes, Mont Saint Michel, Joux y otras. La censura no sólo afectó a los periódicos, quequedaron reducidos a cuatro y que fueron obligados a reproducir los artículos del diario oficial Moniteur, sinoa los escritores como Mme. de Staël, cuyo libro De l'Allemagne fue confiscado y destruido en 1810. Lapolicía se convirtió, como decía una circular de 1805, en "el poder regulador que, sensible en todas partes sinque sea percibida, detenta en el Estado el lugar que tiene en el Universo el poder que sostiene la armonía delos cuerpos celestes cuya regularidad nos llama la atención sin que podamos adivinar la causa... Cada una delas ramas de la administración posee una parte que la subordina a la policía". Esa policía no estaba en manosde una sola persona, ya que eso hubiese sido demasiado peligroso. Fouché había sido apartado y junto alministerio de la Policía, regido por Savary, se organizó una policía particular para cada ministerio y para elmismo Napoleón. La gran política de expansión y el mantenimiento de un gran ejército repartido por toda

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Europa exigía, por otra parte, un considerable esfuerzo económico que comenzó a recaer fundamentalmentesobre los bolsillos de los contribuyentes franceses a medida que disminuían los fondos de la Caja delExtraordinario, alimentada por los beneficios de las guerras. Los prefectos de los diferentes departamentoseran apremiados para recaudar más impuestos en unos momentos en que se iniciaba precisamente una crisiseconómica. La producción de riqueza en Francia había sido estimulada por la especulación, por elrestablecimiento del orden y de la seguridad, por la intervención del Estado que había regulado las relacioneslaborales, y por el propio bloqueo continental que había promovido la industria nacional. Sin embargo, lasdificultades comenzaron a aparecer en 1811 a causa de la incapacidad del Imperio de abastecer a una Europacontinental aislada del resto del mundo. Tanto en los puertos mediterráneos como en los hanseáticos yatlánticos, se registraba una paralización del comercio y las redes de comunicación interiores que tuvieron queabrirse no fueron suficientes para mantener las corrientes de intercambio existentes hasta entonces. Además,los países aliados y vasallos tenían la impresión de que los intereses franceses prevalecían sobre todos losdemás, pues se impusieron unas tarifas aduaneras preferenciales para los productos industriales franceses. Lasquejas contra el sistema continental se hacían más intensas en los países del oriente europeo. La dominaciónnapoleónica no solamente imponía un régimen económico desventajoso para todos estos territorios, sino queejercía una dictadura militar que anulaba las diversas nacionalidades existentes en ellos. Tarde o temprano,estos sentimientos iban a convertirse en revuelta contra aquella dominación. Sólo hacía falta una coyunturafavorable y esa coyuntura iba a facilitarla la campaña de Rusia. Desde la paz de Tilsit en 1807 se había venidoaceptando la existencia de dos imperios en Europa: el de Napoleón en Occidente y el del zar Alejandro I enOriente. Dicho equilibrio aparecía sellado por la amistad entre los dos mandatarios, aunque ni la ambición sinlimites del emperador francés ni la disposición del zar ruso, reacia a dejar de participar en la política europea,hacían extremadamente sólido su acuerdo. El segundo matrimonio de Napoleón con María Luisa de Austriadio lugar al estrechamiento de la amistad franco−austriaca y con ella a la aparición de un nuevo reparto deinfluencias en Europa. Los motivos de fricción con Rusia no escaseaban y entre ellos podían contarse elasunto del gran ducado alemán de Oldenbourg, que pertenecía al cuñado de Alejandro y que había sidoocupado por Francia; la cuestión de Prusia, donde Napoleón se negaba a abandonar la línea del Oder; y elpropio bloqueo continental cuya estricta aplicación estaba arruinando a Rusia que mostraba una actitudflexible ante el creciente contrabando y se negaba a aceptar la imposición de las mercancías francesas. Pero lachispa que hizo saltar el conflicto se produjo en el gran ducado de Varsovia, al que Alejandro considerabacomo una amenaza. El 8 de abril de 1812, Alejandro conminó a Napoleón a que retirase todas sus tropas a laorilla izquierda del Elba, pero éste, lejos de hacerle caso, preparó un formidable ejército de alrededor de700.000 hombres, de los cuales sólo un tercio eran franceses y cuyas vanguardias atravesaron el río Niemen afinales del mes de junio. Daba inicio así la última y la más terrible de las grandes campañas de Napoleón.Durante los años de 1811 y 1812, la tensión creciente entre los dos aliados de Tilsit había favorecido elreforzamiento de sus respectivas alianzas. Napoleón había obligado a Prusia a asegurarle el paso por suterritorio y además había obtenido de ella aprovisionamientos a cuenta de la indemnización de guerra que aúnno había sido satisfecha, y un contingente de 20.000 hombres. Austria se había comprometido a ofrecer aNapoleón un ejército de 30.000 soldados a cambio de la restitución de las Provincias Ilíricas. Por su parte, elzar había obtenido el apoyo de Suecia mediante un acuerdo con Bernadotte por el que a cambio debía ayudara éste a conquistar Noruega a los daneses. Sus diferencias con los turcos quedaron también resueltas por eltratado de Bucarest (mayo 1812), con lo quedaba con sus espaldas libres de preocupaciones. La campaña deRusia, a pesar del impresionante ejército que reunió en aquella ocasión, fue desastrosa para Napoleón. Elproblema no estaba en el ejército rival, que se hallaba formado por unos contingentes que no llegaban a lamitad de las tropas francesas, sino en las enormes distancias que éstas se vieron obligadas a recorrer en unascondiciones verdaderamente precarias a causa de la táctica de "tierra quemada" que practicaron los rusos. Noera fácil asegurar el abastecimiento de aquellas masas humanas que se pusieron en marcha para atravesar unterritorio devastado voluntariamente por sus habitantes para dificultar el avance del enemigo. El duro inviernode aquellas latitudes fue otro factor que jugó en contra del ejército napoleónico, y el historiador ruso Tarlé hapuesto de manifiesto también en el mismo sentido la importancia de la acción de la guerrilla surgida de entrelos campesinos rusos. Sin duda, las condiciones en las que se vio obligado a desenvolverse aquel ejército eranmuy distintas de aquellas otras de las tierras italianas en las que Napoleón había demostrado su pericia y sueficacia. Por otra parte, el ejército napoleónico no había evolucionado mucho desde la época revolucionaria.

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Como señala Georges Lefèbvre, "era una improvisación continua, cuyo poder reside en la exaltación del valorindividual y en el genio de su jefe. En la organización de las diferentes armas, las innovaciones fueron de unaimportancia mediocre". Su principio de que "la guerra debe abastecer a la guerra", que había funcionado encampañas anteriores a causa de la brevedad de su duración y de la posibilidad de vivir sobre el terreno, no ibaa servir en un país en el que todos los recursos habían sido destruidos. Napoleón organizó la campaña deRusia dividiendo a su ejército en tres columnas: la primera debía marchar sobre Riga, en el norte; la segundadebía dirigirse hacia el sur para invadir Ucrania; la tercera, y la más importante, se encaminaría hacia Moscúbajo el mando directo del propio emperador. A pesar de su rápido avance, Napoleón no acertó a librar unabatalla decisiva con su enemigo que no cesaba de retroceder. El 26 de junio llegó a Vilna, el 24 de julio aVitebsk y a Smolenko el 16 de agosto. El comandante de las fuerzas rusas, Kutusov, decidió librar batalla anteMoscú y se estableció en Borodino con 120.000 hombres. Desde el día 5 al 7 de septiembre tuvo lugar unsangriento combate que dio un resultado indeciso. Napoleón no se atrevió a utilizar su Guardia Imperial paramantenerla en la reserva y eso permitió que los rusos pudiesen batirse en retirada ordenadamente. El 14 deseptiembre los franceses entraron en Moscú que fue prácticamente destruida por un voraz incendio. ¿Fueronlos soldados franceses o fueron los propios vencidos, los culpables de aquella catástrofe? Para algunoshistoriadores, el incendio fue causado por la falta de precaución de algunos soldados de Napoleón al encenderfuego para calentarse en las casas de madera. Otros acusan al gobernador de Moscú, Rostopchin, quien,aunque siempre lo negó, se había llevado en su retirada las bombas contra incendios. Napoleón esperóvanamente durante unas semanas a que el zar le hiciese una oferta de paz, pero el 19 de octubre, temiendo quese le echara encima el invierno, ordenó la retirada. La vuelta fue terrible. El hambre, la fatiga, la falta deprovisiones, el continuo hostigamiento de los cosacos y, sobre todo, el frío que hizo su aparición con unastemperaturas que alcanzaban los −20° , diezmaron a aquel ejército que daba una imagen bien distinta de la quehabía ofrecido al comienzo de la campaña. Después de innumerables penalidades, los supervivientes llegabana Vilna el 9 de diciembre. De los 700.000 hombres que habían partido seis meses antes, sólo quedaban100.000. De resto, unos habían muerto en los campos de batalla, pero la mayoría había perdido la vida en elcamino y otros habían sido hecho prisioneros. Napoleón se había adelantado a su ejército para volver a Parísel 18 de diciembre, al enterarse de que el general republicano Malet había urdido una conspiración parahacerse con el poder el 23 de octubre, haciendo correr el rumor de la muerte del emperador. Aunque el golpehabía fracasado y Malet había sido ejecutado, Napoleón quiso averiar personalmente cuál era la situación enla capital de Francia y hasta qué punto había peligrado el trono. Al volver a París, cedió el mando de las tropasal general Murat, pero la Grande Arrnée había dejado prácticamente de existir, con lo que faltaba el principalsostén del Gran Imperio. Con el desastre de Rusia surgieron por todas partes nuevos intentos de librarse delyugo napoleónico. A la resistencia nacionalista se unían el fracaso del bloqueo y las agitaciones en el interiorde Francia de aquella oposición contraria al Imperio que ahora recobraba nuevo aliento. En 1813, eltodopoderoso Napoleón se hallaba ya en una franca fase de declive. Paradójicamente, donde con más fuerzasurgió ese movimiento nacionalista fue en Prusia, la única potencia europea que no había pactado hastaentonces con Bonaparte. El levantamiento de Prusia arrastró a toda Alemania, donde sus escritores habíanllamado a los patriotas a la "guerra de liberación". Fichte, con sus Discursos a la nación alemana; Arndt, consu Catecismo a los soldados alemanes, y numerosos poetas, con sus panfletos y escritos, contribuyeron adespertar el sentimiento nacional. Presionado por esta opinión, Federico Guillermo firmó la paz con el zarAlejandro el 28 de febrero de 1813 (tratado de Kalich), y declaró disuelta la Confederación del Rin,conminando a los príncipes a abandonar a Napoléón. El barón de Stein, que se hizo cargo del gobiernoprusiano después de la paz de Tilsit, había emprendido una importante labor de modernización administrativa,social y política que fue continuada por su sucesor Hardemberg. En el aspecto militar, también se habíallevado a cabo en los últimos años una profunda reorganización, con el asesoramiento de uno de los másgrandes teóricos de la guerra, Clausewitz, hasta convertir al ejército prusiano en una moderna máquina deguerra que nada tenía que envidiarle al ejército de Napoleón. De esta forma, en 1813 Prusia estabaperfectamente preparada para hacer frente a un Bonaparte en declive. Austria se mantenía expectante porquetrataba de conseguir algunas ventajas de la situación de Francia, pero al darse cuenta de que Napoleón noaccedería a sus deseos mediante la negociación, declaró rota la alianza con Francia el 14 de abril de 1813.Suecia, con el príncipe Bernadotte a la cabeza, entró también en escena, y Gran Bretaña y España no hicieronmás que continuar la lucha que mantenían desde hacía varios años. Así es que todas las grandes potencias

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europeas acudían por primera vez unidas y simultáneamente a acabar de forma definitiva con el Imperionapoleónico. A pesar de las dificultades por las que había atravesado en la campaña de Rusia, Napoleón habíasacado fuerzas para organizar un nuevo ejército, una buena parte de cuyos integrantes habían sido reunidos deentre las tropas que ocupaban España. Según Godechot, en la primavera de 1813, el ejército francés tenía denuevo en pie de guerra alrededor de 1.000.000 de soldados, lo que le daba una aplastante superioridad sobrerusos y prusianos, cuyas tropas no superaban conjuntamente mucho más de los 100.000 hombres. Pero lamoral de los franceses ya no era la misma y el propio Napoleón mostraba ya claros síntomas de cansancio yde agotamiento y no tenía esa claridad de visión de estratega de la que había hecho gala en los primeros añosdel Imperio. La campaña comenzó a finales de abril, cuando las tropas francesas entraron en Sajonia. EnLutzen fueron atacadas por los prusianos, pero pudieron seguir adelante hasta llegar a Bautzen el 21 de mayo,donde batieron a los rusos. Sin embargo, los ejércitos ruso y prusiano pudieron retirarse a tiempo ycomenzaron a maniobrar en la frontera austríaca con el objeto de arrastrar al canciller austríaco Metternich asu campo. Éste se limitó a mediar y, a sugerencia del mismo Napoleón, presentó un plan de armisticio a loscontendientes que fue aceptado el 4 de junio (Pleiswitz). Estaba claro que unos y otros necesitaban ganartiempo para reorganizarse y recuperar fuerzas. Napoleón rechazó las condiciones de los aliados que lepidieron la supresión del ducado de Varsovia y de la Confederación del Rin, la autonomía de las ciudadeshanseáticas, la restitución de las Provincias Ilíricas y la independencia de Holanda. En agosto se reanudó laguerra y el 26−27 de ese mes obtuvo Napoleón la última de sus grandes victorias en Dresde. No obstante, tuvoque replegarse hasta Leipzig para evitar quedar encerrado y allí se libró la "batalla de las naciones" entre el 16y el 18 de octubre. Fue un encuentro encarnizado en el que los franceses perdieron a 60.000 hombres. En laretirada, una epidemia de tifus hizo aún más dramático el repliegue hacia el otro lado del Rin. Alemaniarecuperaba sus fronteras de 1804 y Francia se veía amenazada por una invasión de los aliados. El últimoasalto de esta guerra contra Napoleón se iba a desarrollar en suelo francés. Lo único que hacía falta es que losaliados se pusieran de acuerdo en los objetivos. Alejandro de Rusia quería entrar en París para desquitarse delincendio de Moscú y dictar desde allí sus condiciones de paz. Prusia quería también una victoria total, perodesconfiaba de una hegemonía rusa. Gran Bretaña quería separar la acción de Napoleón con la de Francia, a laque no quería aniquilar para poder mantener el equilibrio en Europa. Era partidaria de la independencia deBélgica y por consiguiente no aceptaba el mantenimiento de las fronteras del Rin. Austria quería también elmantenimiento del equilibrio, pero no le importaba que Napoleón siguiese al frente de una Francia inofensivay que se mantuviesen las fronteras del Rin. Por eso Metternich intentó hacer un ofrecimiento de paz aNapoleón sobre la base de un retroceso a las "fronteras naturales" de Francia que no fue aceptada.Los aliadosiniciaron la ofensiva el 21 de diciembre de 1813 cogiendo por sorpresa a Napoleón, que no esperaba el ataquehasta la primavera. El avance se efectuó por las cuencas de los afluentes del Sena en un movimientoconvergente que tenía como meta la capital francesa: Bülow, con los anglo−prusianos, descendió por el valledel río Oise; el viejo general Blücher, con los prusianos, lo hizo por el valle del Marne; Schwarzenberg, almando de las tropas austríacas y rusas, por el del río Marne. Pero Napoleón, en un esfuerzo de recuperaciónque sorprendió a sus enemigos, consiguió hacerles frente por separado y detener su avance. Los aliados, anteeste imprevisto, quisieron negociar y a este propósito se convocó una reunión en Chatillon−sur−Seine el 7 defebrero de 1814, a la que Napoleón envió como su representante a Caulaincourt. Pero las conversaciones seinterrumpieron ante las exigencias de los franceses que entrevieron la posibilidad de batir por separado a losaustriacos y a los prusianos. El 9 de marzo, Gran Bretaña, a través de su ministro Castlereagh, exhortó a losaliados a reforzar la coalición mediante la firma del tratado de Chaumont, por el cual las cuatro principalespotencias: Inglaterra, Rusia, Austria y Prusia, se comprometían a permanecer unidas durante veinte años y aimpedir que Napoleón se mantuviera en el poder. No obstante, Napoleón no cedía, pero sus maniobras noconsiguieron detener la marcha de los aliados que se presentaron ante París el día 30 de marzo, obligando acapitular a la capital de Francia que carecía de defensa. Todavía intentó Napoleón lanzar a lo que quedaba desu ejército para recuperar París, pero sus mariscales más ilustres, entre los que estaban Ney, Lefèbvre,Moncey Oudinot, se negaron a seguirle y le pidieron que abdicase. Bertier de Sauvigny cree que la Francia de1814 había seguido a Napoleón más por miedo o por inercia que por entusiasmo o confianza. El pueblo,cansado de una guerra constante, deseaba la paz, no importaba a qué precio. El día 6 de abril, enFontainebleau, el emperador firmaba su renuncia cuando en París el Senado había ya instituido ante losaliados un gobierno provisional presidido por Talleyrand hasta que llegase el rey Luis XVIII con el que había

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de restaurarse la Monarquía de los Borbones en Francia. Unos días más tarde, el 10 de abril, Wellingtonculminaba su avance desde la Península derrotando al general Soult en Toulouse, sin que ninguno de loscontendientes supiese aún que Napoleón había ya capitulado. Los vencedores habían acordado enviar aNapoleón a la isla de Elba, frente a la costa meridional de Italia, donde recibiría una dotación anual por partedel gobierno francés. A María Luisa y a su hijo se les concedía el ducado de Parma así como unas rentas a lafamilia Bonaparte. El Tratado de París, firmado el 30 de mayo de 1814, obligaba a Francia a volver a susfronteras de 1792, aunque se le respetaban algunos pequeños territorios como Mulhouse, Montbéliard,Chambéry, Annecy, Avignon y el condado Venasino, así como las colonias de Martinica, Guadalupe,Guayana, la isla de la Reunión y las factorías del Senegal y de la India. De esta forma, y aunque Napoleóntuviera que volver todavía a materializar un nuevo intento de recuperar el poder en aquel episodio conocidocomo los "Cien Días", terminaba todo un ciclo en la historia de Europa que había situado a todo el continentebajo la égida de uno de los personajes más sobresalientes de todo el siglo XIX y del que se han escritoincontables obras y estudios de carácter muy diverso, hasta convertirlo en un auténtico mito. Pero no sólo enel terreno historiográfico, la figura de Napoleón ha suscitado una gran atención, también los grandes músicos−Beethoven, Schumann, Schönberg, Prokofiev−, el cine, la literatura, y hasta la sociedad de consumo, se hansentido atraídos por la personalidad y por la obra de aquel petit caporal corso que llegó a emperador. Conmotivo del bicentenario de la Revolución francesa se planteó entre algunos historiadores la polémica de si elhecho revolucionario en sí y, consiguientemente la obra napoleónica, eran, o no, un fenómeno inevitable paradar paso a una Europa profundamente cambiada y en expansión como fue aquella que nació en los albores delsiglo XIX. Y aunque hay que reconocer que las corrientes de cambio profundo que movieron el mundo haciaadelante en aquellos tiempos habían comenzado antes de 1789, con la Revolución americana, con laimpetuosa revolución industrial y con las revoluciones científica y cultural y con las transformacioneseconómicas que se estaban operando en todas partes, resulta difícil pensar que sin los acontecimientos que seprodujeron en Francia a partir de 1789 y sin la participación de los genios individuales que le dieron impulso,la historia hubiera transcurrido por donde transcurrió. Quizá la clave de este cuarto de siglo con el que se abrela Historia Contemporánea sea −como ha afirmado David Thompson− en que fue demasiada la historia que sedesarrolló en tan poco tiempo. El viejo orden hubiese desaparecido de cualquier forma, pero podría haberdesaparecido más lenta y pacíficamente. Y de cualquier forma, "aquellos tiempos −como afirma el historiadoringlés− fueron superabundantes de energías, extraordinariamente ricos en incidentes épicos y ejercieron unextraño atractivo y fascinación para las generaciones posteriores".

GLOSARIO

− Cahiers: los cahiers, palabra de significado equivalente de Programa, fueron elaborados en las Asambleaselectorales celebradas para elegir a los representantes del Tercer Estado. Resulta útil la comparación de lasaspiraciones de los cahiers que provienen de medios campesinos y populares y los que provienen de mediosburgueses y urbanos.

Cahiers campesinos:

Igualdad de todos ante los impuestos• Alivio de la presión fiscal• Supresión de las cargas y derechos feudales• Reglamentación y tasación del comercio•

Cahiers burgueses:

Garantía de libertades civiles y políticas• Reforma del estado y de la administración• Acceso de todos los franceses a todos los cargos• Libertad de comercio•

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Mientras el pueblo pedía sobre todo una mejora de sus condiciones de vida, la burguesía aspiraba al dominiopolítico, a la libertad de negocios, a la satisfacción de sus derechos individuales. Basta comparas estos deseoscon la Constitución de 1791 para ver que en ella cristalizó todo el programa de la burguesía. Por ello, laRevolución francesa, a pesar d sus indudables medidas a favor del pueblo, fue una revolución burguesa,protagonizada por la burguesía y realizada en su favor.

− Oposición entre girondinos y jacobinos

La convención (1792−1795) estuvo escindida en dos grupos irreconciliables: girondinos y jacobinos.Tradicionalmente se ha considerado a los primeros como conservadores y a los segundos de extremistas yprecursores del socialismo. Sin embargo, del examen de los programas de ambos partidos −realizados por losúltimos historiadores de la Revolución francesa Lefebvre y Labrousse− no se deduce una diferencia esencialentre ellos. Los jacobinos eran fieles a las ideas liberales y burguesas de la revolución y sólo presionados porlas circunstancias accedieron a algunas medidas de tipo socialista.

No obstante, se perciben entre ellos diferencias:

− En cuanto a su extracción social:

Girondinos: representan a la gran burguesía de los negocios.• Jacobinos: representan a la pequeña burguesía y las profesiones liberales.•

− En cuanto a la extensión de la Revolución:

Girondinos: desean exportar la Revolución y son partidarios de una política expansiva yconquistadora.

Jacobinos: los esfuerzos de la Revolución deben concentrarse en el interior del país.•

− En cuanto a las relaciones París−departamentos

Girondinos: regionalistas, federalistas.• Jacobinos: centralistas, parisienses.•

BIBLIOGRAFÍA

La información utilizada para la realización de este trabajo ha sido extraida de diferentes medios como son lasenciclopedias Historia Universal Salvat y la enciclopedia Larousse, otro de los medios a utilizados a sidointernet. En internet las páginas utilizadas son: www.geocities.com,webs.sinectis.com.ar/mcagliani/napoleon.htm, www.artehistoria.com, entre otras.

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