La Roca sobre la cual se edificaría la Iglesia

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J. Gabriel Piedra Quirós

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Significado de “petros” y “petra” en Mateo 16:18 Estudiaremos a continuación, el significado del pasaje más invocado para “favorecer” a los pontífices de Roma como los representantes de Cristo y los gobernantes de la iglesia, a saber, Mateo 16:16-18. En dicho pasaje, Jesús le dijo aparentemente a Pedro que sobre él edificará su iglesia, dándole a entender (de acuerdo al pensamiento católico), que él sería el primer papa de la historia: “Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. (Mateo 16:16-18). Cuando Pedro declaró a Jesús que Él “es el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, el Señor le dijo que no se lo reveló algún ser humano (carne ni sangre), sino el “Padre que está en los cielos”. A continuación, Jesús pasa a decirle que él es “Pedro” (en griego “Petros” (Πέτρος)), que significa “piedra pequeña” o “pedazo de piedra” (ésta última puede representar una piedra grande, como veremos), y al decir “y sobre esta roca edificaré mi iglesia”, la palabra “roca” en griego es “petra”

(πέτρα), y se traduce como “roca” o “masa de roca”. De ésta forma, se nos comunica que la roca

sobre la cual se habría de edificar la iglesia, no era Pedro. “La roca [petra] era Cristo”. (1 Corintios 10:4). Si en el pasaje de 1 de Corintios se nos indica, utilizando el mismo vocablo griego para “roca”, que “la roca era Cristo”, y a Pedro nunca se le designa con esa palabra griega, en consecuencia la roca sobre la cual se habría de edificar la iglesia era Jesús mismo. En efecto, Jesucristo es la cabeza de la iglesia (Efesios 5:23). Él es el fundador su fundador (Efesios 2:19-22). Jesús es la roca (Mateo 21:42; Hechos 4:11; 1 Pedro 2:4-8). Sin embargo, un argumento utilizado contra la exposición anteriormente defendida sobre el uso de los términos griegos, nos dice que “Petros” es masculino, y que por ello a Pedro se le designó

con dicho vocablo, mientras que “petra” al ser femenino, no podría ser una conexión directa a Pedro, por lo que luego se le llama en forma distinta. Sin embargo, a Jesús se le distingue directamente con el término “petra” en 1 Corintios 10:4. En dicho caso, suponiendo que a Pedro no se le denominase con dicho vocablo por estar en femenino, entonces asumiríamos que al adjudicársele a Cristo en 1 Corintios 10:4 se le está reconociendo como femenino. Por ello, el que el término estuviese en masculino o femenino no resulta elemental para la comprensión del pasaje de Mateo, donde se utilizan ambas expresiones griegas, y en consecuencia Jesús no le llama a Pedro con el término “petra”, sino que Él se lo auto designa. No obstante, algunos estudiosos argumentan

que “petra” era un nuevo nombre para Simón, sin embargo en 1 Corintios 10:4 no es el caso para Cristo. (En su momento, veremos más de cerca éste argumento). Cuando Jesús le habló a Pedro sobre la roca, lo aplicó a Sí Mismo. En efecto, Jesús tenía la costumbre de referirse a Sí Mismo en tercera persona (Mateo 8:20; 9:4-6; 10:23; 11:17; 12:7, 8, 32, 40; 13:41; 16:28; 17:9, 11, 12, 22; 18:11; 19:28; 20:18, 28; 24:30, 44; 25:13, 31; 26:1, 2, 24, 45, 64; Marcos 2:10, 28; 8:31, 38; 9:9, 31; 10:33, 45; 13:26; 14:21, 41, 62; Lucas 5:24; 6:5; 7:34; 9:21, 22, 26, 44, 56, 58; 11:30; 12:8-10, 40; 17:24, 30; 18:8; 19:10; 21:27; 22:22, 48, 69; 24:7; Juan 1:51; 3:13-15; 5:26, 27; 6:27, 61-62; 8:28; 12:23, 34; 13:31, entre otros). Por su parte, varios apologistas católicos descartan dichos pasajes al intentar rebatir el argumento sobre la diferencia de género entre “petros” y “petra” explicando que de todas maneras tanto el masculino como el femenino de los términos indicados, es la forma en que en la lengua hablada por

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Cristo y sus apóstoles, a saber el arameo, fue traducido, y por ende son los correctos. Veamos: en la versión aramea y la hebrea la terminología es neutra. En la versión Peshitta Aramea del Nuevo Testamento, se utiliza el mismo vocablo tanto para “petros” como para “petra” (apak), sin embargo, dicho arameo es siríaco, y no representa el arameo de los judíos. Lo mismo sucede con la versión hebrea (apak). En resumen, para ambas traducciones se utiliza la misma palabra. Por ello se deduce que cuando Jesús se dirigió a Pedro, lo más natural es que Él no hablaba en tercera persona al usar la expresión, “y sobre esta roca”, sino que se dirigía al apóstol, como el sujeto del pasaje en cuestión.

Pedro en arameo es “Kephas”, y se encuentra más de cien veces en el Nuevo Testamento. La versión aramea de éste está datada del 160-175 d.C., y es conocida como Diatessarón. La Peshitta aramea es del 435 d.C. Una fuente católica señala acerca de los vocablos en estudio: “Petros” y “Petra” en el griego antiguo (llamado Griego Koiné) eran sinónimos, luego empezaron a tener diferencia posteriormente como afirman todos los expertos bíblicos protestantes (Oscar Cullman, Herman Ridderbos, Craig, etc.)”.1 Repárese en un ejemplo procedente de Lothar Coenen, Erich Beyreuther y Hans Bietenhard: “Petra designa la roca, pero es un vocablo utilizado ya desde Homero como símbolo de la solidez, de la estabilidad y, desde Píndaro, de la dureza; la palabra pétros, que se emplea asimismo desde una época muy antigua, designa un fragmento de roca, la piedra (cf. li,qoj [líthos], ~> piedra). Pero no existe entre ambos vocablos ninguna diferencia de contenido: al igual que pétros puede designar la roca, pétra puede significar también la piedra”.2 La afirmación de que todos los expertos bíblicos protestantes afirman lo indicado, es exagerada. Algunos de los autores “protestantes” que apoyan lo establecido junto con lo indicado en el arameo, son el ya citado Oscar Cullman,3 D. A. Carson,4 Marvin R. Vincent,5 W. F. Albright,6 David Hill,7, entre otros. El hecho de que algunos autores protestantes aseveren lo apuntado más arriba, no refuerza la postura defendida si no se consideran todos los argumentos posibles del tema en cuestión. Ya vimos que el cuerno pequeño representa indisputablemente al papado, y hay muchos autores católicos los cuales ya citamos en ésta obra que afirman mucho de lo que hemos estudiado; pero con la diferencia de que acá se ha considerado lo que las Escrituras señalan enfáticamente para apoyar la exégesis comentada. Algunos alegan que las palabras de Mateo 16:18, “epi taúte te pétra” (evpi. tau,th| th/| pe,tra), que se traducen como, “sobre esta piedra”, han de verterse como “sobre esta misma piedra”, haciendo mención a un sujeto ya aludido en el texto: Pedro como la roca. Para ello colocan el “te” como neutro, sin embargo su traducción literal es “la”, es decir, “la piedra”. De todas formas, puede referirse al mismo Cristo, ya que Él declaró la antedicha expresión, por lo cual la persona de Pedro no determina necesariamente el término griego “petra”. Por otro lado, se defiende que los pasajes que muestran la autoridad de Cristo en la Iglesia no contradice la autoridad de Pedro, ya que el último es representante de Dios y de la Iglesia en la tierra, mientras que Jesucristo lo es en el cielo. Que Pedro fuese el primer apóstol en ser elegido (Mateo 4:18, 19), el hecho de que haya dado el discurso en el día de Pentecostés cuando descendió

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el Espíritu Santo, con todo y sus resultados (Hechos 2:1-13, 14-42), el que haya hablado por los apóstoles (5:29); que hiciese la primer visita apostólica a las iglesias (9:31); que fuese el primero en recibir a los gentiles (11:1-3); el que haya proclamado juicio contra el primer hereje, Simón el mago (8:20); y haya actuado en juicio por los hechos de Ananías y Safira (5:1-6); no lo hace concluyentemente el primer papa. Dejando de lado momentáneamente el pasaje de Mateo 16:16-18, el aceptar a Pedro como el primer papa a partir de los pasajes anteriores, resulta solo en especulación de su verdadero significado. Está la opción de que él fuese uno de los principales líderes de la iglesia, pero eso no lo hace un papa. De hecho, Pedro confirmaría a los hermanos en algún lapso posterior a su negación de Jesús (Lucas 22:31, 32). Se le encargó que apacentase las ovejas (Juan 21:15-17), pero nada de esto enfatiza una autoridad como la que reclama el catolicismo romano. El punto clave estaría en el pasaje de Mateo 16:16-18. Se alega que si establecemos que Jesús es la “roca” en Mateo 16:18, y no Pedro, no podríamos afirmar en consecuencia que los discípulos fueron la luz del mundo (Mateo 5:14), ya que Jesucristo también lo es (Juan 8:12); sin embargo, tales declaraciones en dichos pasajes son directas, pero en el caso de Mateo 16:16-18 el caso no es el mismo. Se alega que “Petros” es un nombre, y no una cosa, y que a Pedro se le declaró que el significado

del nombre que se le asignaba era “petra” (roca). Pero la LXX utiliza el vocablo para referirse a una piedra o a una roca (Job 30:6; Isaías 2:19, 21; 7:19; 57:5; Jeremías 16:16; Abdías 3, entre otros). Acá, posee el significado de “roca”. “Petra” hace referencia a una roca muy grande (Mateo 7:24, 25; 27:51, 60; Marcos 15:46; Apocalipsis 6:15, 16), pero igualmente puede ser una roca no muy grande (Lucas 8:6, 13 Romanos 9:33). Por su parte, el vocablo griego “lithos” (λίθος) aparece para referirse a piedras pequeñas (Mateo 4:3, 6; 7:9; 24:2; 27:66; 28:2; Marcos 5:5; 13:1, 2; 15:46; 16:3; Lucas 4:11; 17:2; 19:40, 44; 21:5, 6; 24:2; Juan 8:7; 11:38, 39, 41; 20:1; Hechos 4:11; 2 Corintios 3:7; Apocalipsis 15:6; 18:21). También señala a Cristo (Mateo 21:42, 44; 12:10; Lucas 20:17, 18; 1 Pedro 2:4-8). Con todo, varios de los pasajes referidos especifican la piedra colocada en la tumba de Jesús, que es descrita en otros lugares como una piedra grande (Mateo 27:60; Marcos 16:4). Así, no es extraño que en Romanos 9:33 al referirse a Jesús, se le designe con el término “lithos” al declararse, “piedra (lithos) de

tropiezo, y roca (petra) de caída”. Indiscutiblemente, ambas palabras son sinónimas en el pasaje a la hora de designar a Cristo. Ya dijimos que los apologistas católicos afirman que “petros” es un nombre propio y que nunca fue utilizado en el lenguaje común para designar a una piedra. Declaran que si Jesús hubiese tenido la intención de declarar que Pedro significaba una piedra pequeña, hubiese utilizado “lithos” en

lugar de “petros”, porque éste último puede ser una roca como en el caso de “petra”: “petros” -

dicen- es una masculinización de “petra”. Dicho argumento, aunque parece sólido, es especulativo debido a que afirma la autenticidad de la Peshitta y el Diatessaron al encontrarse en lenguas que “fueron” más comunes entre los judíos en el tiempo de Cristo; sumado al argumento de que “petros” es utilizado en la LXX para designar a una piedra o roca. Con todo, veremos en breve que

existe una marcada diferencia entre “petros” y “petra”.

¿Y qué decir del arameo (apak) y el hebreo (apak), que en Mateo 16:18 es la misma palabra

tanto para “petros” como para “petra”? La lógica resultante de la aceptación de tales traducciones, como dijimos, es que si Jesús habló en arameo, dichos manuscritos son de mayor confianza que los griegos. Sin embargo, la lengua es aramea-siríaca, y no la que hablaron Jesús y sus contemporáneos judíos. Por esa razón, tales manuscritos no representan ineludiblemente copias confiables de los

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escritos del Nuevo Testamento, en caso de que la transmisión de éste al idioma arameo y/o hebreo para los judíos se conservare. Demasiado se escribió para el mundo de habla griega, y por ende, es completamente irracional aceptar que todo el Nuevo Testamento fuera escrito en arameo y/o hebreo (véase Romanos 16:4; 1 Corintios 12:2; Colosenses 1:27; Gálatas 1:16; 2:2, 8, 9; 3:8, 14; Efesios 2:11; 3:6, 8; 1 Timoteo 2:7; 3:16; 2 Timoteo 1:11; 4:17). Los judíos residentes en los lugares del mundo helénico debían adaptarse a la lengua griega (y no al revés), como es común cuando se vive en otro país de idioma diferente al nuestro. La autoridad de los manuscritos arameos aludidos sobre el griego, debe valorarse por ende de acuerdo a un estudio exegético de diferentes términos del arameo. Autores griegos clásicos anteriores a la escritura del Nuevo Testamento, trataron los términos “petros” y “petra” como dos palabras distintas.8 Por ejemplo, Liddell y Scott señalan que “petros”

es diferente de “petra”, y Herácletos hace la diferencia al declarar, “panta kinesai petron”; es decir, “No dejad ninguna piedra sin remover”.9 Sobre el término “peña”, W. E. Vine escribió: “petra (pe,tra|, 4073), denota una masa de roca, en distinción a petros, una piedra o peñasco sueltos, o una piedra que se pueda arrojar o mover con facilidad.10 M. Vincent añade: “En Griego clásico, la palabra petros significa un pedazo de roca, como en Homero, donde aparece Ajax tirando una roca a Héctor; o de Patroclo tomando y escondiendo una piedra dentada en su mano”.11 Por su parte, David Th. Stark apunta que debido a que el texto de Mateo 16:18 utiliza dos palabras griegas distintas, si Jesús se hubiera referido a Simón Pedro al usar el vocablo “petra”, le pudo

haber declarado, “epi tauto to petro” (utilizando el género masculino en el caso dativo) la misma

palabra que “petros”. Pero lo que expresó fue “Epi taute te petra”, usando “petra”, una palabra Griega diferente”.12 Esto nos comunica que la utilización del arameo-siríaco del mismo término, tanto para el griego “petros” como para “petra” en Mateo 16:18, indica que dicha versión aramea fue traducida del

griego. En efecto, “petros”, alusión directa al arameo único para el nombre dado por Jesús a Simón

Pedro, es “Kefa” (Céfas), que aparece seis veces en el Nuevo Testamento (Juan 1:42; 1 Corintios

1:12; 3:22; 9:5; 15:5; Gálatas 2:9), pero “petra” jamás aparece en el Nuevo Testamento como una traducción de Céfas.13 “En la Peshita Siríaca del Nuevo Testamento, la palabra griega “petra” es traducida por la palabra aramea “SHU’A”, como en Mateo 7:24, 25, significando una roca masiva o peñasco”.14 “PETRA es usado 16 veces en el Nuevo Testamento Griego: De esas veces es traducida en la Peshita Siríaca: 9 veces por la palabra SHU’A, 6 seis veces por la palabra KEFA y 1 vez por la raíz hebrea de la palabra ‘ABENA’ De las diez veces que PETRA es usada en los evangelios es traducido: 7 veces por la palabra SHU’A

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(Mateo7:24, 25; Marcos 15:46; Lucas 6:48 [dos veces]; 8:6, 13) 3 veces por la palabra KEFA (Mateo16:18; 27:51; 27:60)”.15 “De las tres veces KEFA es usada para traducir PETRA en los Evangelios: [1] en Mateo 27:60 el pasaje paralelo en el evangelio de Marcos (Marcos 15:46) más correctamente usa SHU’A para traducir petra. [2] en Mateo 27:51 la palabra KEFA es usada para describir las rocas (plural) que fueron partidas en el terremoto cuando Cristo murió (y entonces, la rozas llegaron a ser movibles). [3] el otro pasaje es Mateo 16:18, donde KEFA es usada para traducir PETROS y PETRA. En todos los otros lugares en los Evangelios la palabra griega PETRA es traducida por la palabra Siríaca SHU’A, significando “una masiva roca”.16 El autor al que referimos nos expresa que “KEFA es usado en el Nuevo Testamento Siríaco como la traducción de las palabras griegas LITHOS y PETROS”.17 Ya vimos que “lithos” señala mayormente a una piedra pequeña. “Como Lithos en griego clásico es la palabra prosa común para “una piedra”… y PETROS es más común en poesía, esto muestra que la definición de KEFA como “una piedra” es correcta. El KEFA Siríaco es equivalente al griego LITHOS, una piedra movible”.18 Incluso, “Kefa” siempre aparece como la traducción del griego “lithos”, sin embargo “shu’a” es el

término siríaco más usual y el correcto para traducir “petra”.19 “KEFA ES UNA PIEDRA MOVIBLE = LITHOS / PETROS. SHU’A ES UNA ROCA MASIVA 0 PETRA. La palabra siríaca SHU’A nunca es usada para traducir la palabra griega LITHOS. Porque una LITHOS no es una gran roca masiva, sino que lo es una SHU’A. El siríaco KEFA es usado correctamente para traducir las palabras griegas LITHOS y PETROS porque estas son piedras movibles”.20

Puede pretenderse contrarrestar lo anterior con lo siguiente: “[…] Simón también lleva el nombre, Khfa’”. Este nombre es una transcripción griega de la palabra aramea ap’yk. La palabra ap’yk significa “roca”. El nombre hebreo kēph se encuentra en Jeremías 4:29, Job 30:6, y Sir 40:14; el nombre común kephā aparece dos veces en el Tárgum de Job de la cueva de Qumrán y varias veces en los textos del Enoc Arameo de la Cueva de Qumrán 4. En los pasajes de Qumrán, la palabra tiene el sentido de “roca” o “risco”, una parte de un área montañosa montuosa. Por años se pensó que Khfa’” no fue usado como un nombre propio. Sin embargo, Fitzmeyer ha demostrado que kp aparece como un nombre propio en un texto Arameo de Elefantina que data del octavo año del reinado de Darío II, al 416 a.C. Así Pedro no fue la primera persona en haber tenido el nombre, y la existencia de Khfa’” como un nombre propio hace al menos más plausible la sugerencia de que un juego de palabras en Arameo estuvo involucrado”.21 Con todo, tales observaciones no se ajustan con solidez a lo señalado en el Nuevo Testamento, puesto que significaría pasar por alto el uso que hace el griego de las palabras “petros” y “petra” tal como Cristo las usó, anulando lo que la escritura establece al respecto. Pasajes como Isaías 22:20-23 (se compara con Mateo 16:19), donde a Eliaquim hijo de Hilcías se le proporciona la llave del trono de David, no pueden invocarse para amparar la primacía de Pedro como el fundador de la iglesia, puesto que contradice el hecho de que Jesús la instituyó, y de que Él es su única cabeza.

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Además, la supuesta reverencia que presuntamente se le debe al pontífice romano, se ve negada por el hecho de que Pedro -si hubiese sido papa- no la admitió, porque era un hombre: “Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre”. (Hechos 10:25, 26) Ahora, ¿qué podemos decir de la versión hebrea del Nuevo Testamento de la Peshitta? No podemos prestarnos de ella para definir cuestiones teológicas, debido a que fue producto de una copia de la versión siríaca en la que se colocaron caracteres hebreos. Dicha labor fue realizada en 1569 por el erudito judío convertido Immanuel Tremellius. Concluidamente, Pedro no representa la roca sobre la cual se fundó la iglesia, sino Jesucristo. Después de realizado éste estudio, podemos descartar todavía más las palabras del Reverendo John F. Noll en el artículo páginas más atrás de Our Sunday Visitor. Referencias: 1. 5 Razones fundamentando a Pedro como roca (Ministerio de Apologética Siloé). 2. Lothar Coenen-Erich Beyreuther-Hans Bietenhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento (Ediciones Sígueme, Salamanca, España, 1994, tercera edición), vol. IV, p. 116. 3. Oscar Cullman, Theological Dictionary of the New Testament, ed. by Gerhard Kittel and Gerhard Friedrich, (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1968), 6:98, 108. 4. D.A. Carson, The Expositor’s Bible Commentary, Volume 8 (Matthew, Mark, Luke), ed. Frank E. Gaebelein, (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1984), 368. 5. Marvin R. Vincent, Word Studies in the New Testament, (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1946 (orig. 1887)), 4 vols., vol. 1, 91-92. 6. W. F. Albright and C. S. Mann, Matthew (Garden City, NY: Doubleday & Co., 1971), 195. 7. David Hill, The Gospel of Matthew (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1972), 261. 8. Pastor David Th. Stark, SOME THOUGHTS ON MATTHEW 16:18. 9. A Greek - English Lexicon, complied by Henry George Liddell y Robert Scott (Publicado por Oxford, en el Clarendon Press), pp. 1397-1398 (Citado en Pastor David Th. Stark, SOME THOUGHTS ON MATTHEW 16:18). 10. W.E. Vine, Vine. Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo (Editorial Caribe, Nashville, Tennessee, 1999), p. 647. 11. M. Vincent, Word Studies in the New Testament (Vol. I, 1957), p. 91. 12. Pastor David Th. Stark, SOME THOUGHTS ON MATTHEW 16:18. 13. Ibíd. 14. Ibíd. 15. Ibíd. 16. Ibíd. 17. Ibíd. 18. Ibíd. 19. Ibíd. 20. Ibíd. 21. Brittany C. Burnette, The Exegetical Examination of Matthew 16:18 (Donde cita a los siguientes autores: Cullman, “Pevtro" Khfa'",” 100; BDAG, 809; Joseph A. Fitzmeyer, “Aramaic

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Kepha and Peter's Name in the New Testament,” in To Advance the Gospel (New York: Crossroad, 1981), 115; Ibid.; Ibid.; Ibid., p. 116; Ibid., 118. However, it should be noted that while it is certainly possible that Jesus spoke Aramaic here, it also possible that Jesus could have spoken Greek as well. See the section of Appendix A entitled “Should the Pun be Understood in Aramaic or Greek?”). Tomado de “Respuestas Sobre Profecía”-libro del autor. Visite nuestras páginas web para más materiales, a las siguientes direcciones electrónicas: http://www.antorchareforma.webcindario.com/ http://www.wix.com/antorchareforma/profecia