La Salsa de El Valle en PALO MAYOR

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MÚSICA EL BEMBÉ DE EL VALLE SE FUNDA EN PALO MAYOR EL MOVIMIENTO SALSERO DE LA PARROQUIA SE INICIA CON LA EXPANSIÓN DE LA DESCARGA DE LOS BARRIOS. LA 5 TA GALAXIA FUE LA PIONERA EN CUANTO A PROYECCIÓN MUSICAL SE REFIERE 08 Edición Número Cuarenta y ocho. Año 01. ÉPALE CCS Caracas, 22 de septiembre de 2013. TEXTO Y FOTO ÁNGEL MÉNDEZ

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No solo en San Agustín los tambores resuenan de pura salsa, también en la parroquia El Valle se montan tremendos baquinés, y corren por cuenta de Palo Mayor, la orquesta del momento...

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MÚSICA

EL BEMBÉ DE EL VALLE SE FUNDA EN PALO MAYOREl movimiEnto salsEro dE la parroquia sE inicia con la Expansión dE la dEscarga dE los Barrios. la 5ta galaxia fuE la pionEra En cuanto a proyEcción musical sE rEfiErE

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Edición Número Cuarenta y ocho. Año 01. ÉPALE CCS Caracas, 22 de septiembre de 2013.

texto y foto ángEL MÉndEz

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Caracas, 22 de septiembre de 2013.

Hace años que la parroquia El Valle dejó de ser considerada como región externa de nuestra capital. Y es que aunque mu-chos no lo crean, llegarse hasta El Valle era como ir a Guarenas o Guatire, solo que hoy hasta esas entidades forman parte de un todo, no solo desde el punto de vista geográfico, sino de su manera de pensar, hacer y decir.

El Valle, la parroquia, fue sede de muchas haciendas de café a las que se llegaba vía ferrocarril. La autopista Valle-Coche la in-corporó a la ciudad y la Intercomunal, que la atraviesa de norte a sur, fue vital para su progreso. Esa avenida es como El Guai-re de San Agustín, pero aquí no se dio el fenómeno de los ricos y los pobres, o los pudientes y los malolientes, como se acos-tumbraba a señalar la zona donde quedó enclavado el Nuevo Circo.

La música es otra cosa. No tiene límites. Su penetración es distinta porque no ne-cesita Metro ni autobuses. Está a la mano, o mejor dicho, al oído. Si los tambores alborotaron los cerros de San Agustín, el ruido de una ciudad en ebullición marca a los habitantes de una parroquia como El Valle, que es salida, pero también entrada. Los ritmos caribeños se pasean por toda la ciudad y no se quedan estancados en nin-guna parte. En las barriadas de El Valle se cuecen los rezos por los que se van e igual por los que se quedan, mucho más cuando se está tan cerquita del cementerio.

SALSA Y RELIgIÓn… Y PALO MAYORAlguien comenta que en las barriadas de El Valle fue donde comenzaron a montarse los primeros bembés; fiestas de los orishas, miembros de la mitología yoruba. Históri-camente, el bembé fue una fiesta religiosa de los grupos étnicos africanos, quienes conservaron sus familias asentadas en las periferias de los bateyes de los ingenios, colonias de caña y fincas de café en Cuba, fabricando sus bohíos con la autorización de los propietarios. Atendiendo a esta de-finición podemos entender a quienes ase-guran que los santos siempre merodearon por El Valle.

En LAS bARRIAdAS dE EL VALLE SE CuECEn LOS REzOS POR LOS quE SE VAn E IguAL POR LOS quE SE quEdAn, MuChO MáS CuAndO SE EStá tAn CERquItA dEL CEMEntERIO—

El Palo Monte Mayombe Kimbiza, o Regla de Congo, o Regla Bruja, usualmente refe-rida como Palo o Brujería, es una religión primitiva y monoteísta cuyo dogma se basa en el Ntuán, que es La Palabra del Creador, el cual establece que no hay más Dios que Él… Palo Mayor, la orquesta, nace a finales de 2007 en la parroquia El Valle, de la mano de Eduardo Amundarain, percusionista de lujo y palero de corazón. La música, como la reli-gión, representa una muy especial cofradía, es la excusa para el encuentro de ideas, reu-niones musicales donde se agitan las pasio-nes en sus distintas vertientes. Lo dicen las letras. En la salsa, la letra habla. Es la cosa.

Programamos el encuentro en zona neutral, Teresa Carreño por más señas, donde con-vergen todas las ideas. Es nuestro Jerusalén. No van de blanco, pero sí dispuestos a echar el cuento en torno a la salsa que se hace en El Valle. La plana mayor de la orquesta: Tuky Torres, Néstor “Coporo” Contreras, el toca-yo Juan Carlos Méndez y el sacerdote mayor, Eduardo Amundarain.

—¿CÓMO SuRgE LA SALSA En EL VALLE? —PREguntO RAPIdItO Y A quEMARROPA —Surgió en los años 70, representada por gente talentosa como Simón Blanco, prove-niente de San Agustín y quien formó El Son de la Cuatro. También de aquí salieron, por esos años, otras agrupaciones con mucha proyección, como La 5ta Galaxia, Obatalá, Reflexión, Cáscara y El Mandra. También en Coche se gestaba el movimiento; de allí es Alfredito Naranjo y su Guajeo.

LA SALSA dE LOS bARRIOSJuan Carlos Méndez asume la palabra. Él y Coporo son las voces de Palo Mayor. Deja sentado que el movimiento salsero en El Va-

lle en realidad comenzó cuando se expandió el movimiento de La Salsa de los Barrios, li-derada por Pedro Viloria, Alfredito Cutuflá y quien escribe. Una iniciativa que se exten-dió a las distintas parroquias y donde parti-ciparon casi todos los músicos caraqueños, menos Oscar D’ León, quien se apartó del barrio y decidió no entrar más.

“Cuando se consolidó ese movimiento, los músicos de El Valle comenzamos a participar en forma. Tocábamos en el Club del Inavi, en El Tranvía de Coche y en El Poliedrito, pero solo tuvimos conciencia de salsa-pueblo con La Descarga de los Barrios.

—AntES quE uStEdES, LA AgRuPACIÓn dE MáS PROYEC-CIÓn fuE…—La 5ta Galaxia, sin lugar a dudas —aco-ta Coporo—, pero ya se habían formado otras…

—Como la Orquesta Óyeme —apunta Tucky Torres—. Yo toqué allí —observa el pianista y arreglista de Palo Mayor— con el maestro Carlos Hurtado, padre del sonero Carlitos Hurtado. Ellos eran de la Ravel.

La discusión se torna interesante. Sale a relu-cir Alí Primera, quien fomentó la revolución musical en El Valle; el Grupo Salserín, donde comenzaron a cantar Servando y Florentino, los hijos del trovador; Wilmer “Cucarachita” Lozano, y no debe quedarse fuera Porfi Ba-loa, a quien los salseros le deben haber man-tenido el género cuando el merengue “acabó con to’”. Es la salsa de El Valle, parroquia que hoy tiene en Palo Mayor su máximo expo-nente. Ellos van por su segunda producción y prometen montar una rumba de pronósti-co. Dejan atrás el estilo ponce y vienen con algo propio, de pura calidad. ¡Es la cosa!