La Salvación - Texto Controversiales - parte 2

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La Salvación - Textos controversiales (2ª Parte)

Hay centenares de versos en la Biblia que nos dicen claramente que la Salvación NO se pierde, pero a pesar de ello hay quienes sostienen que SI. ¿Porqué? Simplemente por que hay versos que parecen insinuarlo así. Pero la realidad es que estos textos han sido sacados de su contexto original.

Por eso, vamos a continuar este estudio analizando detalladamente varios de estos versículos y el contexto en el cual pertenecen. Esta vez nos centraremos en textos del evangelio de Mateo.

Hay quienes sólo escuchan lo que quieren escuchar, por eso, mientras escudriñan las Escrituras les invito a ser verdaderamente humildes, a tomarse el tiempo necesario, usar varias versiones de la Biblia y especialmente a dejarse guiar por el Espíritu Santo.

Las Bienaventuranzas

El primer texto que vamos a analizar es el llamado “Sermón del Monte” en el cual Jesús proclama al pueblo de Israel sus promesas y sus mandamientos para entrar en su Reino. Veamos:

Mateo 5:3-10 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.”

Los que creen que la salvación se pierde toman el verso 8, lo marqué en negritas para distinguirlo del resto de versículos, y lo enlazan con Mateo 5:20 “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.”


Estos interpretan, según el verso 8, que los de limpio corazón, osea, los que viven en obediencia y santidad, serán los que verán a Dios. Por eso basados en el verso 20, enseñan que nuestra justicia (*justicia lo interpretan como obras justas, una vida de rectitud) debe ser mayor que la de los fariseos, osea, mayor que los religiosos o falsos creyentes.

El detalle está en que hay un par de cosas sacadas de su contexto original. Primero debemos entender que bienaventurados es traducción de la palabra makários que significa: supremamente bendecidos, dichosos, felices. Bienaventurados somos los salvos, por lo tanto las bienaventuranzas no son requisitos para ser salvos sino características del verdadero creyente.

Me explico. Jesús no está diciendo que para ser salvo necesitamos ser pobres de espíritu, mansos, misericordiosos, limpios de corazón, etc. Ya que si NO nacemos de nuevo y SIN la obra del Espíritu Santo en nosotros es imposible ser todo eso. Lo que Jesús SI está diciendo es que los salvos tienen estas características o estas marcas: son bienaventurados, son pobres de espíritu, son misericordiosos, son mansos, padecen persecución, son limpios de corazón, etc.

En el verso 8 lo que nuestro Señor Jesús está diciendo es que los verdaderos creyentes tienen el corazón limpio. ¿Cómo tienen el corazón limpio sí no hay nadie sin pecado? Por la obra que Jesús haría más adelante en la cruz, porque son salvos es que verán a Dios. Recordemos que en Mateo 5 Jesús recién está iniciando su ministerio, anunciando su muerte y resurrección.

Ahora Mateo 5:20 es un texto muy rico y no alcanzará este medio para sacar todas las enseñanzas que contiene. Pero analicemos este texto “… si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos …”.

La palabra justicia es traducción de dikaiosúne que significa justicia o justificación. Específicamente esta palabra se usa para la obra de justicia que hizo nuestro Salvador en la cruz. Así que, lo primero que podemos aprender es que, nuestra justicia es mayor que la de los escribas y fariseos porque nuestra justicia es Cristo mismo y su obra de justificación.

Lo segundo que debemos tener en cuenta es ¿quiénes son los escribas y fariseos? Pues, aunque sabemos que habían muchos escribas y fariseos hipócritas, no todos eran así. En este verso Jesús está generalizando, hablando de TODOS los escribas y fariseos, no solo de los hipócritas. Por eso hay que entender que Fariseo significa separado, y Jesucristo estaba describiendo a todos estos que se habían separado de todas las cosas malas y pecaminosas. Eran los grandes maestros y líderes religiosos de aquel tiempo. Eran los que mejor aplicaban la Ley en la vida práctica. Eran el mejor ejemplo.

Los Fariseos eran puntuales en las reuniones, tenían disciplina en la oración pública y privada, cuidaban su alimentación y sus cuerpos, eran generosos, benevolentes, diezmaban y estudiaban la Palabra de Dios [véase Lucas 18:11-12].

¿Qué más se les puede pedir? ¿Cuántos cristianos hoy día


realizan esas buenas obras? ¿Es solo cuestión de superar sus obras?

¿Qué nuestra justicia sea mayor que la de los escribas y fariseos? Por eso debemos recordar las palabras de Isaías 64:6 “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento”.

Lo mejor de nosotros y de nuestras justicias son basura delante de Dios. ¿Porqué? La respuesta está en Santiago 2:10 “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos”. Con respecto a las obras, al cometer un solo pecado nos hacemos culpables de toda la Ley. No hay quién pueda vivir continuamente sin pecado en la práctica, por eso el apóstol dijo en 1 Juan 1:10 “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”.

Sólo somos libres de todo pecado y de toda condena por la obra de Cristo en la cruz. Nuestra justicia es superior porque Cristo es nuestra justicia. Por eso hay que tener en cuenta Mateo 5:17-19. Jesucristo explica que no vino a quitar la ley sino más bien a darle su verdadero valor, a cumplirla. Es la obra de Cristo que hace que nuestro obrar sea superior a los de los escribas y fariseos. ¿Superior en qué?

En el amor. Los escribas y fariseos no tenían amor a Dios ni al prójimo. No habían entendido la esencia de la Ley. Por eso Jesús la reduce a estos dos mandamientos. El Señor no se satisface con una justicia externa, sino con un amor interno y abundante, tal como Él lo enseñó por medio de sus palabras y en su propia vida.

Nuestras justicias son superiores que la de los escribas y fariseos simplemente porque estamos bajo un pacto superior. El pacto de la Gracia. El hombre justo bajo la Ley, llega a ser solo justo cumpliendo la Ley. Bajo la Gracia, andamos en justicia porque YA somos justos.

Así que Mateo 5:3-10 y el verso 20 no tiene nada que ver con que la salvación se pierda. Es un texto sacado totalmente de su contexto para crear un pretexto.

Señor, Señor …

Mateo 7:21-23 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.“

Este texto ya lo expliqué en el estudio anterior, les recomiendo que lo revisen. Este texto es una continuación de la advertencia que hacía Jesús en Mateo 7:15-20 sobre los falsos profetas, que parecen ovejas pero NO son, son lobos rapaces. Estos FALSOS son los que dicen “… Señor, Señor y Cristo les declarará: Nunca os conocí …”


El contexto de Mateo 7 está muy claro, aunque muchos se esfuerzan en sacarlo para acomodarlo para sus enseñanzas. A los que Jesús le dirá “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” NO son cristianos de verdad, por lo tanto no pueden perder su salvación porque nunca fueron salvos. Se refiere a quienes se llamaron o llamamos cristianos, pero en realidad no lo son. Quizás estén en las iglesias, participan y gustan de las cosas de Dios. Pero no hay fruto verdadero del Espíritu Santo en ellos, ni manifestación de que tengan una nueva naturaleza en Cristo.

Recordemos que los manuscritos originales de las Sagradas Escrituras no tiene esas divisiones de capítulos y versículos. Estos fueron agregados por los traductores para facilitar la traducción de la Biblia y su estudio. Por eso lo que Jesús habla en los versos 21 al 23 es una continuación del verso 15 al 20. No son dos temas diferentes.

Así que en el día del juicio no habrán creyentes verdaderos que perderán su salvación. Aquí también se está sacando un texto de su contexto real.

Ser como niños

Mateo 18:3-5 “y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.” Esta historia está también en Marcos 10:14-15.

Algunos interpretan que NO entraremos en el reino de Dios si no somos como niños. Usando este texto para apoyar que la salvación se pierde si dejamos de ser humildes o como niños.

Pero esta historia también hay que analizarla dentro del contexto en la que se está desarrollando la conversación. Por eso debemos leer también Mateo 18:1. “En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?”.

Así nos damos cuenta que las palabras de los verso 3 al 5 son una respuesta a la pregunta de los discípulos. ¿Qué querían saber? ”¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?” Por eso en Mateo 18:2 “Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos” y lo ubica como centro de atención.

Los discípulos estaban concentrados en tener las mayores y mejores posiciones en el reino de los cielos. Y Jesús hizo que ellos pusieran su atención en un niño que es menos que un adulto, y que en tal condición se deja llamar y mandar por el adulto. En el versículo 3 el Señor subraya que para entrar en el reino de Dios es necesario ser como un niño. Así como se somete el niño a la autoridad del adulto se deben de someter los creyentes ante Dios. Los discípulos no tienen que pensar en reinar, sino en responder al llamado para entrar en el reino

de la manera en que el niño se dejó llamar por Jesús. En vez de pensar en la distribución de autoridad o posiciones, los discípulos tienen que dar un paso atrás y preocuparse de entrar en el reino. Esto les exige humildad. El que no se considera como jefe, sino principiante en el reino de Dios, es grande. Pero aprender a pensar así, requiere una conversión total y una forma de pensar muy diferente.


Este texto no se refiere en nada a perder la salvación. Es por esta razón que ante el llamado de Dios sólo nos resta obedecer y recibir, y de ahí en adelante vivir en plena dependencia y obediencia a Dios.

El joven rico

Mateo 19:16-21 “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.”

Este texto también es usado a veces para decir que la salvación se pierde o que hay que hacer algo para “ganarla”. Se basan en que el joven rico preguntó: ¿qué bien haré para tener la vida eterna?” y la respuesta de Jesús fue “guarda los mandamientos”. Por ello deducen que sí guardamos los mandamientos somos salvos y tenemos vida eterna, sino los guardas, pierdes tu salvación.

La historia se explica por sí sola. Al interpretar este texto hay que tener en cuenta que el joven rico no es un creyente salvo, Jesús no había muerto aún en la cruz. Vivía bajo la Ley. El joven de verdad quería seguir a Jesús, ser uno de sus discípulos. Era fiel a Dios “El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud”. Jesús aceptó que su respuesta era sincera y su amor por Él verdadero. Entonces, le invita a seguirle.

El detalle viene después de la invitación, Jesús sigue con la orden de vender todas las cosas para igualarse a Él en su pobreza, en su camino hacia la cruz. Así tendrá un tesoro en el cielo. El punto importante es que este joven no acepta al Señor, no quiere a un Mediador pobre y sufrido y se va.

Esta historia no habla de un salvo que pierde su salvación. Sino más bien de un joven interesado en seguir a Dios y su voluntad pero no dispuesto a entregarse de verdad por estar atado a algo material. El joven de esta historia no era un vividor, era una persona aparentemente piadosa. No era alguien con una vida desordenada por las riquezas, sino una vida esclavizada a otro señor que no era Jesucristo. Seguir a Cristo implica la renuncia total de todo aquello que obstaculiza en nuestro caminar.

Si la salvación dependiese de la decisión voluntaria del hombre, entonces nadie sería salvo. No importa la condición en la que se viva, sea rico o pobre, todos de igual manera están imposibilitados para aceptar por propia decisión la salvación que Cristo nos ofrece. Los discípulos preguntaron en Mateo 19:25 "¿Quién, pues, podrá ser salvo?" Jesús responde en el verso 26 “Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible”. Cuando nosotros somos salvos y dejamos todo para seguir a Jesús, no es una obra que nace de nuestra voluntad, sino de la obra de Dios mismo a través de su Espíritu Santo.


Parábola de la fiesta de bodas

Mateo 22:11-14 “ Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.”

Este es otro texto clásico para apoyar que la salvación SI se pierde. Por eso vamos a analizar el contexto completo de la parábola y descubrir la verdad.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que cuando Jesús pronunció esta parábola estaba disputando con los líderes del pueblo de Israel. Ellos no solamente rechazan a Jesús, sino que al rechazarlo rehusaban también su propia salvación. Entonces Jesús explica con la parábola lo que significa rechazarle a Él. Mateo 22:1-2 "Respondiendo Jesús ... el reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo".

El rey buscó gente que participara en su gozo y envió a sus siervos a llamar a los invitados varias veces. La historia completa está en Mateo 22:1-14.

En esta historia la primera invitación de este rey era para el pueblo de Israel y para sus líderes. Pero estos no le dan valor

a la invitación. La rechazan y siguieron con sus costumbres. No entendieron la gracia que les ofreció el rey. El rey en esta historia es Dios. Es cosa terrible desatender la invitación de Dios. En la parábola Él condena a estas personas ordenando que la ciudad en que ellos vivían fuese destruida y quemada.

Ahora otras personas reciben la invitación del rey, veamos Mateo 22:9 "Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis". Podemos pensar en las rameras y los publicanos, pero también se refiere a los gentiles (los no judíos). Cuando el pueblo de Israel en general no acepta a Jesús ni a la gracia de Dios, entonces Dios busca otro pueblo (sin olvidar al suyo) e invita a los buenos y a los malos. ¿Porqué? Porque Dios les ama y les ofrece una vida nueva.

Y aquí llegamos al texto que necesitamos analizar, Mateo 22:11-14. Las bodas fueron llenas de invitados. No obstante, cuando el rey entra para ver a los invitados, ve allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Esta persona aceptó la invitación, quiso participar en la fiesta, pero no se vistió apropiadamente para las bodas. Esto muestra que él no tuvo respeto hacia el rey. Espiritualmente significa una vida sin cambio, sin sujeción a las normas de Dios, sin una vida santa. Es decir: algunos quieren recibir todas las bendiciones de Dios, pero no vivir conforme a su voluntad.

Este infiltrado no es un creyente nacido de nuevo. Es alguien que aparenta algo que no es. Todos estamos invitados a la fiesta de Dios, pero no podemos entrar a su reino sin estar


preparados, sin estar dispuestos a dejar que Cristo haga su obra en nosotros. El cambio de ropa que debemos hacer es dejar la vieja naturaleza y vestirnos del nuevo hombre. Por lo tanto, en este texto, este personaje no pierde su salvación porque nunca fue salvo.

También hay que tener en cuenta que NO están en la boda del cordero. El rey está revisando la lista de invitados para la boda, pero no es la boda. El que NO esté “vestido de boda” NO podrá estar en las Bodas del Cordero. En las Bodas del Cordero sólo estarán los salvos, allí no hay forma de filtrarse o de caer como paracaidistas.

Mateo 24 y 25

Estos dos capítulos de Mateo son muy mal comprendidos y sacados muchas veces de su contexto original. Mateo 24 y 25 están enlazados y forman parte de una misma conversación. Los dos capítulos son la respuesta de Jesús a una pregunta de sus discípulos. Veamos como inicia la conversación. En Mateo 24:1-2 “Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada”.

Me puedo imaginar a los discípulos viendo el imponente templo de Jerusalén, que por cierto aún existe. E imaginándose ¿cómo lo van a derribar para que no quede piedra sobre piedra? ¿cuándo será esto? Y la verdad que no esperan mucho con su curiosidad, en Mateo 24:3 “Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”.

¿Cuál fue la pregunta de los discípulos? Veamos otra vez: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”. La pregunta es clara. Ellos quieren saber cuando destruirán el templo y cuales serán las señales de la segunda venida de Cristo.

¿A qué responde Jesús? Aquí les pido que lean otra vez la pregunta y se respondan ¿de que hablará Jesús a continuación? Sí pensamos con lógica, sabemos que Jesucristo va a responder a la pregunta que le hicieron los discípulos. Por lo tanto Mateo 24 y 25 son la respuesta de Jesús sobre la destrucción del templo, las señales de su SEGUNDA venida y del FINAL de los tiempos. Nada más.

Ahora, haremos un paréntesis y explicaré lo siguiente. Antes que Jesús vuelva creemos que el mundo pasará por un periodo de Tribulación. Este durará siete años. Comenzará con la aparición del Anticristo y culminará con el regreso de Jesucristo y la batalla final. En la mitad de este periodo, osea a los 3 años y medio, la cosa se pondrá muy fea. Habrá persecución y mataran a todo aquel que no adore a la bestia. Adorar a la bestia significa rechazar a Cristo.

Sabemos que la iglesia será arrebatada antes de iniciar ese periodo cruel llamado la Gran Tribulación. Por lo tanto sabemos que los verdaderos creyentes, que son salvos serán arrebatados y llevados a la presencia de Dios antes de que inicie la Gran Tribulación.


Solo quedarán en este mundo los que no han creído en Jesús, los que lo rechazaron, pero también se quedarán aquellos que quizás participaron de las cosas de Dios, fueron a la iglesia, gustaron del sabor divino pero nunca le recibieron, no hubo intimidad, no eran hijos de Dios. Sí entendemos esto, vamos a poder entenderlas palabras de Jesús en Mateo 24:13, ya que este texto también es muy usado para apoyar la enseñanza de que la salvación se pierde. Pero lamentablemente, al igual que los otros versículos que hemos estudiado, está también fuera del contexto.

Ese tiempo será tan difícil que uno se pregunta ¿Entonces, quién podrá salvarse? Bueno Mateo 24:13 es la respuesta de Jesús: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”. Mateo 24 no está hablando de creyentes que pueden perder su salvación sino perseveran hasta el fin. Está hablando que la única manera de poderse salvar en la Gran Tribulación es por obras. ¿Cuáles obras? Hay solo dos maneras de salvarse: [1°] es no dejarse sellar, habría que esconderse en alguna cueva o en una selva para que no lo encuentren y nadie lo delate por 3 años y medios, o [2°] rechazar ese sello y dejar que lo asesinen. Entonces sí persevera hasta el fin, será salvo.

Los salvos en la tribulación será salvos por sus obras y no por gracia. Así que Mateo 24:13 no se refiere a la iglesia, pues esta ya no estará aquí.

La parábola de las diez vírgenes

Otro texto usado para decir que la salvación se pierde es Mateo 25:1-13. Sí desea puede leer toda la parábola de las diez vírgenes para enriquecer este estudio. En la historia hay diez doncellas, cinco insensatas [descuidadas] y cinco prudentes [responsables]. Las prudentes llenaron sus lamparas con aceite, sería algo así como que le pusieron pilas nuevas a sus linternas. Las insensatas, no tenía aceite de reserva, se descuidaron y no compraron aceite. Era como tener linternas con las pilas descargadas.

El asunto es que el novio que venía a buscarlas para llevarlas a la boda se tardó en llegar y todas se durmieron. Al escuchar un ruido a la medianoche todas se despertaron y empezaron a alistarse. Las insensatas salieron a comprar el aceite que necesitaban para sus lámparas, ya que era de noche y necesitaban luz. Mientras las descuidadas no estaban, llegó el novio “y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”.

Cuando llegaron las insensatas, buscaron entrar a la boda y el novio no las dejó entrar. La parábola termina con el verso 13 “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”.

Los personajes de esta parábola son: 10 vírgenes, 5 de ellas responsables y 5 descuidadas. También tenemos a un novio, es el novio porque aún no está casado, por lo tanto aún no es esposo. Además sabemos que los personajes van a la boda del novio.


Los que dicen que la salvación SI se pierde, interpretan que las diez vírgenes son la Iglesia. Y cuando el novio, que es Jesucristo, venga a buscar a la Iglesia, esta debe estar lista. Preparada para recibirle. Con las lámparas llenas. Algunos interpretan que el aceite de las lámparas es el Espíritu Santo. Por lo tanto, los creyentes que no tengan aceite suficiente o no estén al día con Dios. Se quedarán y no participarán de las bodas. Por lo tanto perderán su salvación.

Esta interpretación no es correcta. Primero, porque como ya mencioné arriba, en Mateo 24 y 25 Jesús habla de hechos que ocurrirán en la tribulación. Y en ese tiempo la Iglesia no estará presente, por lo tanto los eventos y las parábolas mencionadas en estos capítulos no se refieren para nada a la Iglesia.

En segundo lugar, al analizar la parábola reconocemos que el novio SI es Jesucristo. En eso no hay duda. Y también es cierto que Él viene a buscar a las diez vírgenes para llevarlas a la Boda. Pero ¿quiénes son las diez vírgenes? En ninguna otra parte de la Biblia se hablan de ellas. Y en la Biblia la figura simbólica que se usa para describir a la Iglesia es la figura de la novia de Cristo.

Interpretar que las diez vírgenes son la Iglesia contradice por un lado los símbolos que usa la misma Biblia para referirse a la Iglesia y por otro lado contradice las tradiciones propias de los judíos. Según la historia y las tradiciones judías, cuando el novio se dirigía a buscar a la novia para la Boda, era escoltado por diez vírgenes. Así que las diez vírgenes no son la novia, no son la Iglesia.

Sí uno profundiza en un estudio acerca de los evento venideros se dará cuenta que los siete años de Tribulación será el tiempo de Dios para tratar especialmente con el pueblo de Israel. Que la figura de las diez vírgenes en realidad se refiere a Israel y no a la Iglesia.

Así que esta parábola no sirve para sustentar que la salvación se pierde. El insistir en ello es insistir en sacar el texto de su contexto, negar las tradiciones y los hechos históricos judíos.

La idea de que el hombre obtiene la salvación final como merito por su buena conducta es un gran error. No tiene sustento bíblico, al menos que se tuerzan las Sagradas Escrituras. La salvación del hombre no depende de la voluntad del hombre, sino de la buena voluntad de Dios. Su gracia visita nuestra miseria absoluta, y nos otorga lo que de ninguna manera merecemos, la Salvación.


Próximamente seguiremos analizando más textos que usan para apoyar que la salvación SI se pierde. Una cosa hay segura, la Biblia no se contradice, somos nosotros que aún no entendemos muchas cosas. Les animo a seguir fieles a la Palabra de Dios y a la sana doctrina de los apóstoles. “Entonces ya no seremos inmaduros como los niños. No seremos arrastrados de un lado a otro ni empujados por cualquier corriente de nuevas enseñanzas. No nos dejaremos llevar por personas que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad.” Mediten en estas palabras del apóstol Pablo, Efesios 4:14 NTV.

Qué Dios les bendiga y hasta la próxima parte.

Miguel Ángel

La Salvación - Texto Controversiales - parte 2

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