7/30/2019 La Seora Iglesias y Mi Estrabismo

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La Seora Iglesias y

Mi EstrabismoDe la Serie:

Detrs del Sof

Por

Elas R. Gutirrez

24 de noviembre de 2012

Copyright (c) 2012

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Recuerdo pocas instancias de alegra asociadas con la escuela. Para m la escuela fue

una tortura. Como quin dice, no pegaba una... Mi primera experiencia escolar se

remonta a la escuelita dominical que organizaba un ministro protestante que instal una

iglesia en una casa muy cercana del vecindario donde viva con mis padres de crianza.

Me enviaron pocas veces a esa escuela que se reuna los domingos y echaba por la

borda las posibilidades de paseo. Sobre todo, frustraba cualquier esperanza de ir al

Parque Muoz Rivera de San Juan.

Una tarde, el ministro pregunt a los nios que haca el grupo de ese domingo lo

siguiente:

--Sabr Dios cuntos granos de arena hay en la playa?

Silencio. Todos en silencio. La mirada del ministro haca un "scanning" para determinar

quin sera su vctima. Por fin, sus ojos se cruzaron con los mos. No haba dudas. La

pregunta la tendra que contestar yo.

-- Claro que s.

Lo dije con firmeza y convencimiento. El seor ministro titube por un instante. Pero su

experiencia vino en su auxilio.

-- Porqu?

Todos los ojos tornaron hacia m.

-- Pues usted nos dijo que los haba hecho. Debi contarlos, no?

El ministro clav sus ojos en m y frunci el ceo.

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--Esto no se le va a olvidar, pens.

No recuerdo que me enviaran nuevamente a esa escuela dominical luego de que el

ministro le dijera a Mami que yo estaba ya para ir al Kindergarten.

Papi y Mami trataron de colocarme en varias escuelas. Eran escuelas catlicas. No me

aceptaban porque Papi y Mami no se haban casado "a lo catlico". Pero lo peor era

que Papi era Masn! Eso s que era serio. Yo no saba por qu. El caso es que me

lograron matricular en El Liceo Puertorriqueo. Gracias a Dios porque una de las

opciones que exploraron fue el Colegio de las Madres, que era para nias! Qu

vergenza!

La guagua de Fermina me recoga todas las maanas para ir al colegio y luego me

traa de vuelta a medio da. La maestra de Kinder era Mrs. Iglesias.

A cierta hora de la maana, la seora Iglesias, con ayuda de Fermina, acomodaba a

los nios y nias del Kinder en dos filas, sentados en el piso. Ese era el momento del

da en que ella lea un cuento.

Ese da la seora Iglesias llam a atencin. Fermina nos coloc en fila y nos fuimos

sentando en el piso del saln. Haca calor. En aquellos tiempos no haba

acondicionadores de aire en ningn sitio.

Mrs. Iglesias se sent y cruz las piernas para comenzar a leer el cuento. Yo estaba

muy pendiente de todos los movimientos. Y en ese preciso instante, pude distinguir con

claridad y en detalle que Mrs. Iglesias no llevaba "panties" puestos. Desde mi posicin

y ngulo de ventaja en el piso pude ver la totalidad de aqul espectculo.

Me senta mareado. Vea dos de todo! Vea dos Mrs. Iglesias, vea doble de nios a

mi alrededor. Mrs. Iglesias se percat que yo no estaba bien. Llam a Fermina para

que ayudara. Me sostenan en pi porque me caa.

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--Est bizco!

Fermina emiti aquella expresin diagnstica en alta voz. Hubo un gran silencio. Yo

sudaba frio y segua viendo dos de todo. Hubo consulta con la Principal del Liceo. Se

tom la decisin de enviarme a casa en un viaje especial de la guagua de Fermina. El

chofer se llamaba Moncho. La guagua se convirti en ambulancia temporal. Moncho

gui como un general. Llegamos a casa y Fermina explic lo ocurrido. Yo segua

viendo doble.

Mami se moviliz y por medio de vecinos logr una cita de emergencia con los

oculistas. Eran famosos y tenan consultorio en Puerta de Tierra. Eran los hermanos

doctores Fernndez.

All fui a parar yo. Estaba aterrorizado. Tendra que explicar lo que ocurri y porqu me

haba quedado bizco. Estaba temblando. En las oficinas de los Fernndez s haba aire

acondicionado. Yo temblaba como un pjaro asustado.

Por fin nos pasaron al consultorio. El doctor me miraba a travs de un aparatito que

llevaba sujeto en la cabeza. El doctor Fernndez me indic que utilizaramos una

mquina que estaba colocada a mi lado para averiguar lo que me pasaba. Entonces

fue que el mundo se me vino encima.

Ay Dios, si yo saba lo que me pasaba! Que le haba visto aquello a la seora Iglesias

y me haba llegado el castigo del cielo anunciado por el ministro de la escuela

dominical. Esto lo haba arreglado l, seguramente.

El instrumento era una especie de binocular grande. El doctor me pidi que mirara por

las piezas oculares.

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--Aqu es dnde me fastidi, pens. Se acabaron los paseos de domingo, se

acab el cine del sbado, se acab el velocpedo por las tardecitas.

--Me he fastidiado!

Me dije para mis adentros.

--Qu ves? Dijo el doctor Fernndez con una voz cariosa y suave.

No era posible. Eran imgenes en colores. Era muy lindo lo que estaba viendo. No lo

poda creer. Tena que ser un error. Eran...

-- Mickey Mouse, Pluto, el Pato Donald, Tribiln y Daisy!

--Estrabismo con miopa. Dijo el doctor.

La ventaja, explic, es que se le han cruzado los dos ojos.

--Desastre total!

El estrabismo se podr corregir con espejuelos, dijo el doctor. Pero tendr que usar

espejuelos siempre por la miopa.

Por supuesto, yo saba que el diagnstico estaba equivocado. Eso de la miopa me lo

haba mandado el ministro aquel como castigo por lo de los granos de arena.