La Situación Actual y los Problemas Existentes y...

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En cuanto a las especies cuya presencia se considera deseable a efectos de la gestión de las aguas, el Estado español no ha declarado ningún tramo de protección. Asimismo, y con posterioridad a estos inventarios, algunas Comunidades Autónomas, como Asturias, han establecido la protección de tramos fluviales median- te Planes de Recuperación y Protección específicos. Por otra parte, debe señalarse la conveniencia de exten- der en la práctica el concepto de tramo fluvial protegi- do no sólo por la conservación de los peces, sino por su especial interés debido a su alto grado de conservación estructural y de las relaciones entre sus elementos. 3.9.4. Explotaciones económicas Además de las funciones ambientales del dominio público hidráulico y su entorno, que requieren la debi- da protección, este dominio presenta también la posi- bilidad de otras explotaciones de naturaleza económi- ca, que tienen o pueden tener gran interés práctico. Casos significativos pueden ser los de las extracciones de áridos, o las explotaciones forestales de riberas. Ambas actuaciones han de ser debidamente estudiadas y programadas, considerando sus posibles impactos tanto en los propios cauces como sobre las playas y zonas de desembocadura de los ríos. 3.9.5. Fomento del uso social La utilización social y recreativa del dominio público hidráulico y su entorno debe ser una función de pri- mordial importancia en el futuro inmediato. Nos limitaremos aquí a dejar constancia de que son ya muy numerosas las situaciones y parajes en que se produce este uso de nuestros ríos y masas de agua (baños fluviales, recreo, deportes, excursionismo, navegación, etc.), y, con toda seguridad, y como se apuntó al describir los marcos de referencia, tenderán a aumentar en el futuro. El interés económico de estos usos es, además, de gran importancia, y en algunos países y áreas está alcan- zando al de los usos productivos tradicionales. 3.9.6. Restauración hidrológico-forestal La legislación española, fundamentalmente la Ley de Aguas y la Ley de Conservación de los Espacios Naturales y de Flora y Fauna Silvestres, presta espe- cial atención a la conservación del complejo suelo- agua-vegetación, en el marco de la preservación del ciclo hidrológico, de los procesos ecológicos esencia- les y de los sistemas vitales básicos. Por otra parte, España ratificó el 15 de Enero de 1997 el Convenio de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertifica- ción, uno de cuyos objetivos es luchar contra la desertificación a través de estrategias integradas que se centren, simultáneamente, en el aumento de la productividad de las tierras, la rehabilitación, la con- servación y el aprovechamiento sostenible de tierras y aguas. La necesidad de preservar los ecosistemas de las cuencas vertientes no es sólo una demanda social, de la que la normativa actual es una de las expresiones, sino la constatación de una realidad científica que, si no se tiene en cuenta, acentuará los ya muy intensos impactos negativos que sufren una parte muy impor- tante de las cuencas españolas y provocará, en lo que a los recursos hídricos se refiere, desequilibrios de difícil solución en el futuro. La regresión de la cobertura vegetal, la erosión y la desertificación se manifiestan, en la actualidad, como los problemas más extensos, persistentes y crecientes territorialmente de cuantos afectan al ciclo del agua, al ciclo biosférico del oxígeno-carbono y, en general, a los mecanismos regenerativos de los sistemas vitales que se residencian y nutren en los suelos. La sobreex- plotación de acuíferos y las prácticas agrícolas ocupan un lugar central en estos procesos de degradación ambiental (Puigdefábregas, 1995). El Convenio de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación expone que "la desertificación tiene su origen en complejas interacciones de factores físi- cos, biológicos, políticos, sociales, culturales y econó- micos", y señala que la lucha contra la desertificación debe perseguir "la prevención o la reducción de la degradación de tierras, la rehabilitación de tierras par- cialmente degradadas, y la recuperación de tierras desertificadas". En España, la totalidad o parte de las provincias de Castellón, Valencia, Murcia, Almería, Granada y Málaga están clasificadas con riesgo de desertificación muy alto, mientras que gran parte del valle del Ebro, de las mesetas castellanas, Extrema- dura y la provincia de Huelva presentan riesgo mode- rado de desertificación. El mapa de la figura 326 muestra los potenciales erosivos de la España penin- sular, determinados por ICONA (MAPA, 1994) para las distintas cuencas. Una de las consecuencias más importantes del proceso de deterioro del suelo es la pérdida de su potencial bio- lógico, sobre lo que insistió la Estrategia Mundial para la Conservación de la Naturaleza, definida en Madrid en 1980. En ella se subrayó la singular importancia de los suelos como constitutivos de un sistema vital del que depende la mayor parte de la producción alimenta- ria no acuícola, siendo los bosques fundamentales, a 428 La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

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En cuanto a las especies cuya presencia se consideradeseable a efectos de la gestión de las aguas, el Estadoespañol no ha declarado ningún tramo de protección.

Asimismo, y con posterioridad a estos inventarios,algunas Comunidades Autónomas, como Asturias, hanestablecido la protección de tramos fluviales median-te Planes de Recuperación y Protección específicos.

Por otra parte, debe señalarse la conveniencia de exten-der en la práctica el concepto de tramo fluvial protegi-do no sólo por la conservación de los peces, sino por suespecial interés debido a su alto grado de conservaciónestructural y de las relaciones entre sus elementos.

3.9.4. Explotaciones económicas

Además de las funciones ambientales del dominiopúblico hidráulico y su entorno, que requieren la debi-da protección, este dominio presenta también la posi-bilidad de otras explotaciones de naturaleza económi-ca, que tienen o pueden tener gran interés práctico.

Casos significativos pueden ser los de las extraccionesde áridos, o las explotaciones forestales de riberas.Ambas actuaciones han de ser debidamente estudiadasy programadas, considerando sus posibles impactostanto en los propios cauces como sobre las playas yzonas de desembocadura de los ríos.

3.9.5. Fomento del uso social

La utilización social y recreativa del dominio públicohidráulico y su entorno debe ser una función de pri-mordial importancia en el futuro inmediato.

Nos limitaremos aquí a dejar constancia de que son yamuy numerosas las situaciones y parajes en que seproduce este uso de nuestros ríos y masas de agua(baños fluviales, recreo, deportes, excursionismo,navegación, etc.), y, con toda seguridad, y como seapuntó al describir los marcos de referencia, tenderána aumentar en el futuro.

El interés económico de estos usos es, además, de granimportancia, y en algunos países y áreas está alcan-zando al de los usos productivos tradicionales.

3.9.6. Restauración hidrológico-forestal

La legislación española, fundamentalmente la Ley deAguas y la Ley de Conservación de los EspaciosNaturales y de Flora y Fauna Silvestres, presta espe-cial atención a la conservación del complejo suelo-agua-vegetación, en el marco de la preservación delciclo hidrológico, de los procesos ecológicos esencia-les y de los sistemas vitales básicos. Por otra parte,

España ratificó el 15 de Enero de 1997 el Conveniode Naciones Unidas de Lucha contra la Desertifica-ción, uno de cuyos objetivos es luchar contra ladesertificación a través de estrategias integradas quese centren, simultáneamente, en el aumento de laproductividad de las tierras, la rehabilitación, la con-servación y el aprovechamiento sostenible de tierrasy aguas.

La necesidad de preservar los ecosistemas de lascuencas vertientes no es sólo una demanda social, dela que la normativa actual es una de las expresiones,sino la constatación de una realidad científica que, sino se tiene en cuenta, acentuará los ya muy intensosimpactos negativos que sufren una parte muy impor-tante de las cuencas españolas y provocará, en lo quea los recursos hídricos se refiere, desequilibrios dedifícil solución en el futuro.

La regresión de la cobertura vegetal, la erosión y ladesertificación se manifiestan, en la actualidad, comolos problemas más extensos, persistentes y crecientesterritorialmente de cuantos afectan al ciclo del agua, alciclo biosférico del oxígeno-carbono y, en general, alos mecanismos regenerativos de los sistemas vitalesque se residencian y nutren en los suelos. La sobreex-plotación de acuíferos y las prácticas agrícolas ocupanun lugar central en estos procesos de degradaciónambiental (Puigdefábregas, 1995).

El Convenio de las Naciones Unidas de Lucha contrala Desertificación expone que "la desertificación tienesu origen en complejas interacciones de factores físi-cos, biológicos, políticos, sociales, culturales y econó-micos", y señala que la lucha contra la desertificacióndebe perseguir "la prevención o la reducción de ladegradación de tierras, la rehabilitación de tierras par-cialmente degradadas, y la recuperación de tierrasdesertificadas". En España, la totalidad o parte de lasprovincias de Castellón, Valencia, Murcia, Almería,Granada y Málaga están clasificadas con riesgo dedesertificación muy alto, mientras que gran parte delvalle del Ebro, de las mesetas castellanas, Extrema-dura y la provincia de Huelva presentan riesgo mode-rado de desertificación. El mapa de la figura 326muestra los potenciales erosivos de la España penin-sular, determinados por ICONA (MAPA, 1994) paralas distintas cuencas.

Una de las consecuencias más importantes del procesode deterioro del suelo es la pérdida de su potencial bio-lógico, sobre lo que insistió la Estrategia Mundial parala Conservación de la Naturaleza, definida en Madriden 1980. En ella se subrayó la singular importancia delos suelos como constitutivos de un sistema vital delque depende la mayor parte de la producción alimenta-ria no acuícola, siendo los bosques fundamentales, a

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estos efectos, por sus influencias beneficiosas en elclima, en el ciclo del agua, en los procesos de erosión ydegradación física y biológica del suelo, en el control delas avenidas y en la calidad de las aguas.

El cuadro de la tabla 99 resume el efecto de la erosióny sedimentación sobre la capacidad de almacenamien-to de algunos embalses, de acuerdo con las campañasbatimétricas disponibles.

El marco legal en el que se encuadran las acciones decontrol de erosión y lucha contra la desertificación esmuy amplio, tanto a nivel comunitario como nacional,con normas como la Ley de Montes del 8 de Junio de1957, la Ley del 20 de julio de 1995 sobre conserva-ción y mejora de los suelos agrícolas, el ReglamentoCEE nº 2157/92 del Consejo, del 23 de Julio de 1993,por el que se modifica el Reglamento CEE 3528/86,

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Libro Blanco del Agua en España

Figura 326. Mapa depérdidas potenciales desuelo (t/ha/año)

Cuenca

Norte INorte IINorte IIIDueroTajoGuadiana IGuadiana IIGuadalquivirSurSeguraJúcarEbroC.I. CataluñaGalicia Costa

Total

Núm. deembalses

estudiados

6325

1250

226

121617

40

110

Capacidadtotal inicial

(hm3)

517314

64899

3.9702.082

-3.706

558951

1.4743.075

211-

17.321

Capacidadtotal últimabatimetría

(hm3)

499256

62875

3.8921.932

-3.581

544855

1.4202.805

199-

16.921

Pérdida decapacidad

(hm3)

1858

22477

150-

124159555

27112

-

901

Perdida decapacidad

(% delvolumeninicial)

318

3327-33

10496-

5

Periodo detiempo

medio (años)

313336342829

-282449303536

-

31

Pérdida decapac. mediaanual (% del

vol. inic.)

0,110,560,100,080,070,25

-0,120,110,200,120,250,16

-

0,16

Tabla 99. Aterramiento de embalses

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relativo a la protección de los bosques de la Comu-nidad contra la contaminación atmosférica, etc.

La planificación hidrológico-forestal habría de sercontemplada en el ámbito de una estrategia de controlde la erosión y lucha contra la desertificación queabarcara el conjunto del territorio nacional y permitie-ra jerarquizar las áreas de actuación en función de laurgencia de las acciones a realizar. Debería estar coor-dinada con otros Planes o estrategias nacionales deordenación o conservación de recursos naturales, y enel caso concreto de los recursos hídricos, tanto con lafundamental cuestión del control de escorrentías yavenidas, como con las actuaciones de conservaciónde humedales y restauración de riberas.

Las actuaciones podrían agruparse en cuatro grandesbloques: repoblación para crear cubierta vegetal pro-tectora, tratamientos selvícolas para mantener y mejo-rar la cubierta vegetal preexistente, hidrotecnias decorrección de cauces y barrancos, y trabajos de orde-nación y corrección de cuencas especialmente degra-dadas o amenazadas

Dado que el sistema de actuación se basa en Con-venios bilaterales negociados expresamente con cadaComunidad Autónoma, a partir de la distribución decompetencias operada por los Reales Decretos de1984 y 1985, y dado el rango jurídico que tales RealesDecretos tienen en el conjunto de normas que confi-guran el marco constitucional, la Ley Básica deMontes debería, o bien consolidar y legitimar el siste-ma, o bien reestructurar las actuaciones de forma quelos fondos para las actuaciones ordinarias se territo-rialicen por el mecanismo previsto en el artículo 153de la Ley General Presupuestaria, quedando en manosdel Estado la gestión de un fondo especial para aten-der aquellas actuaciones que por su alcance superen lacapacidad territorial o financiera de una ComunidadAutónoma, actuando como fondo de solidaridad paraprevenir y evitar, bien problemas endémicos, biencatástrofes naturales de mayor alcance.

Igualmente, podría quedar en manos de laAdministración Forestal Central la realización deactuaciones en las cabeceras de cuenca que se estimenabsolutamente necesarias en los Planes Hidrológicosde cuenca. A estos efectos, se podría constituir unaComisión Mixta para analizar las actuaciones necesa-rias previstas en los Planes de cuenca y reformular asíel Plan de Restauración Hidrológico-Forestal.

En cuanto a la lucha contra la desertificación y su inte-gración en la estrategia forestal, las principales líneasde acción en las zonas desertificadas o en grave ries-go de desertificación, serían:

• Restauración Hidrológico-Forestal en zonas áridasy semiáridas. El núcleo de las acciones efectivascontra la desertificación lo constituyen los traba-jos de restauración de los suelos y la cubiertavegetal en zonas áridas o semiáridas afectadaspor incendios forestales, por salinización o ero-sión de suelos agrícolas y forestales, abandonode cultivos con pérdida de propiedades y capaci-dad productiva del suelo y pastoreo inadecuadoentre otros factores. Estas acciones de restaura-ción también incluyen el fomento de la biodiver-sidad y la complejidad de las agrupaciones vege-tales de zonas áridas y semiáridas empobrecidaspor la sobreexplotación de recursos. La prioridadpara la intervención vendrá determinada por elvalor original del ecosistema degradado y losefectos inducidos por la situación de degrada-ción. De esta forma la degradación de agrupacio-nes vegetales valiosas o la ausencia de regulaciónhidrológica con aumento sensible del peligro deavenidas catastróficas son factores que determi-nan una prioridad alta de restauración. Al igualque en el Plan de Restauración Hidrológico-Forestal, el Plan de Acción Nacional contra laDesertificación deberá identificar zonas donde laactuación sea claramente inasequible a los presu-puestos de la Comunidad Autónoma para que laAdministración General del Estado gestionedirectamente las actuaciones correspondientes(con la colaboración de las ConfederacionesHidrográficas y de las Comunidades Autónomasen cuyo territorio se encuentre dicha zona). Lasactuaciones en las restantes áreas y los otros pro-gramas del Plan se territorializarán mediante laaplicación, antes del 15 de marzo de cada año, delas inversiones estatales.

• Seguimiento y evaluación. El punto de partidapara el control de la desertificación es el conoci-miento de su desarrollo real y potencial en elterritorio. Para ello se constituyó la RESEL, Redde Estaciones de Seguimiento y Evaluación de laErosión y la Desertif icación del ProyectoLucdeme. Esta red está constituida por 41 cam-pos experimentales de los paisajes de la deserti-ficación en España. La red va a ser ampliada connuevas estaciones y complementada con infor-maciones procedentes de otros ámbitos talescomo la teledetección y los inventarios y bases dedatos (Inventario Forestal, Base de Datos deIncendios Forestales, Seguimiento del EstadoFitosanitario de las Masas Forestales Españolas)y cartografías temáticas de los recursos naturalesque realizan distintos organismos (MapaForestal, Mapa de Suelos del Proyecto Lucdeme).

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La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

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La información obtenida es procesada y puesta adisposición de las entidades vinculadas a la pla-nificación y ejecución de acciones contra ladesertificación. Dentro del seguimiento y evalua-ción de los procesos se consideran como aspectosadicionales el desarrollo de indicadores y la diná-mica de sistemas.

• Biotecnología en zonas áridas. Consiste en el ensa-yo de nuevos cultivos y aprovechamientos para laszonas áridas y en hacer viables los tradicionalesque han perdido relevancia. El objetivo es contri-buir al desarrollo y conservación de las zonas ári-das mediante la rentabilización de sus recursosgenéticos. En este contexto se incluyen ensayos yestudios de viabilidad comercial de productos yderivados del esparto, plantas aromáticas, medici-nales y, en especial, de algas en ecosistemas acuá-ticos de salinidad extrema.

Otras acciones del Plan incluirán por ejemplo el desa-rrollo de sistemas sostenibles de pastoreo extensivo enzonas áridas y la cooperación internacional con elnorte de Africa

3.9.7. La vigilancia y el control del dominio público

De entre los múltiples aspectos que cabría apuntar bajoeste concepto centraremos la atención en tres cuestio-nes básicas, simplemente indicadas: la policía de aguas,la cooperación, y el planeamiento urbanístico.

Debe recordarse que la labor de vigilancia y controldel dominio público corresponde en primera instan-cia, muy señaladamente, a la guardería fluvial. Losproblemas de este cuerpo pueden remitirse a losgenerales de la Administración hidráulica, pero conunas ciertas especificidades funcionales que debentenerse en cuenta en posibles futuras reformas.Piénsese, simplemente, que no puede conocerse larealidad de los aprovechamientos sin un estrechocontacto con los medios rurales, donde éstos se sitú-an, y un completo conocimiento de los parajes, losusos y costumbres, las infraestructuras hidráulicas, ylos propios usuarios, y ese conocimiento estrechosolo puede proceder, en primera instancia, de unaguardería suficiente, bien dotada y motivada en sucometido. Resultará necesario abordar decididamen-te la potenciación de estos servicios, actualmentemal dotados, y de importancia esencial para unacorrecta gestión del agua.

Por otra parte, la complejidad de las actuaciones enla zona de policía requiere, si se desea eficaz, de lacolaboración de las Administraciones locales.

Fórmulas de cooperación mediante convenio, quepueden auspiciar las Comunidades Autónomas, parael mantenimiento y limpieza de estas zonas, soninstrumentos de gran utilidad, y de los que ya exis-ten experiencias con resultados positivos.

Finalmente, la estrecha coordinación con el planea-miento urbanístico es, además de una exigencia legal,una verdadera necesidad. Las relaciones de este pla-neamiento con el dominio público hidráulico no seciñen solo a la reserva y exceptuación de los terrenosde este dominio, sino que debe extenderse a los con-dicionantes de actividades o instalaciones dentro delos perímetros de protección de las aguas subterráne-as. Pese a disponer de sustento normativo, hay muypoca experiencia aún sobre el funcionamiento prácti-co de estos mecanismos, pero es indudable que se tratade actividades emergentes, que deberán desarrollarseen el futuro inmediato.

3.10. LAS INFRAESTRUCTURASHIDRÁULICAS

3.10.1. Sistemas y tipologías

3.10.1.1. Sistemas básicos de infraestructuras

Los grandes sistemas básicos de infraestructurahidráulica (captación, almacenamiento, transporte,depuración, etc.) están, lógicamente, asociados a lasatisfacción de las principales demandas hídricasexistentes. La enorme casuística y diversidad de estasdemandas acarrea una paralela diversidad de sistemasde infraestructuras, de muy distintas tipologías, fun-cionalidades, y situación de conservación, cuyasomera descripción, para las tipologías representati-vas de sistemas básicos, se lleva a cabo en los siguien-tes epígrafes.

3.10.1.1.1. Los sistemas de abastecimiento

En España, los abastecimientos urbanos presentan unalto grado de concentración que se incrementa deforma continua, habiéndose producido en los últimosaños un importante avance en el establecimiento desistemas integrados con gestión unificada. En la tabla100 se incluyen los sistemas actuales más importan-tes y sus principales áreas de influencia.

Como se observa, ocho grandes sistemas de distribu-ción cubren casi la mitad de la población española, loque da una idea de la importancia de tales sistemas. Lafigura 327 muestra esquemáticamente el sistema delCanal de Isabel II -el mayor de los españoles- quepresta servicio a casi 5 millones de habitantes.

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Mancomunidad de los Canales del Taibilla (Murcia y Alicante)

Sistemas de abastecimiento

Canal de Isabel II (Madrid)Aigües Ter-Llobregat (Barcelona)

Consorcio de la zona GaditanaEmpresa Municipal de Aguas de SevillaMancomunidad de L’Horta (Valencia)Consorcio de aguas del Gran BilbaoMancomunidad de la Costa del Sol Occidental

Habitantes servidos

4.820.0004.240.0001.800.0001.600.0001.158.000

976.000921.000900.000

Total: 16.415.000

A pesar de esta tendencia integradora, la dispersión dela gestión de los abastecimientos a nivel municipalsigue representando un importante problema, paracuya solución es preciso encontrar fórmulas efectivasde integración y gestión supramunicipales.

3.10.1.1.2. Los riegos tradicionales

En relación con los regadíos, principales consumido-res de agua, suele entenderse por riegos tradicionaleso históricos aquéllos ejecutados con anterioridad alaño 1.900, es decir, antes del presente siglo. Existensituaciones singulares donde este concepto históricotiene además una significación jurídica, como es elcaso de la cuenca del Segura, donde los regadíos tra-dicionales, sometidos a una ordenación legal especial,son aquéllos que existían en el año 1933.

En sentido genérico, la superficie de riegos históri-cos en España es del orden de 1.075.000 ha. Como eslógico, suelen ocupar las vegas más fértiles de losríos y los oasis establecidos en pequeñas huertasregadas con manantiales, utilizando aguas superfi-ciales y sistemas de riego por gravedad. Por lo gene-ral, su gestión la realizan las Comunidades deRegantes, aunque importantes canales históricos(350.000 ha de regadío) están gestionados aún porlas Confederaciones Hidrográficas.

Desde un punto de vista moderno, la estructura de lasexplotaciones no es la más adecuada, pues la mayoríade ellas tienen menos de 2 ha y la superficie de la par-cela media es menor que 0,5 ha, lo que apunta clara-mente a uno de los principales problemas de estos rie-gos, que es su extremo minifundismo.

Tabla 100. Relación delos sistemas deabastecimiento másimportantes

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La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

Figura 327. Sistema desuministro del Canal deIsabel II