LA SOCIOLOGÍA DE BOURDIEU Y EL LUGAR

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ESPACIOS EXTRAORDINARIOS EN LUGARES ORDINARIOS: DE CERTEAU Y EL ESPACIO DEL POSTCOLONIALISMO Ian Buchanan (Traducción: Andrea Flores - Sin autorización del autor) El propósito de este artículo será el de explorar y, al mismo tiempo, interrogar un número de teorías relevantes al concepto de espacio. El propósito más amplio será mostrar como las ideas de De Certeau pueden ser útilmente incorporadas dentro de la corriente de trabajo en el área del postcolonialismo. Esencialmente, lo que me propongo mostrar es que el espacio no es un tópico que pueda, simplemente, ser tratado en forma superficial, como sucede frecuentemente, y que los estudios literarios necesitan integrar un concepto de espacialidad dentro de su campo de interés, y que el postcolonialismo, sobre todos los otros, necesita pensar en el espacio. Esto debería ser ya aparente en la mayoría de los términos del postcolonialismo, implicando, como lo hace, una relación intrínseca con el espacio – una ocupación, un ser ocupado, y una desocupación (del espacio) – ya sea el territorio de un país o una calle suburbana. Esto me lleva al segundo aspecto de mi trabajo, el cual será discutir que el espacio no es un objeto o un sujeto ni uniforme u homogéneo que pueda ser aprehendido sin dificultad, que pueda ser percibido similarmente por todos aquellos que eligen mirarlo. Dicho de manera simple, hay espacios y espacios. Mi punto de partida es Henri Lefebvre 1 , un destacado filósofo socialista francés, y el más importante filósofo del espacio. El espacio, argumenta, necesita ser pensado en términos que no permitan que una noción tal como “espacio vacío” circule y adquiera un uso generalizado. El espacio no es un receptáculo, un recipiente que pueda ser llenado y vaciado de su contenido – ideología, historia, fuerza, etc. – ante un capricho. No existe un espacio natural que pueda ser culturalizado. El espacio existe solamente cuando es habitado: es creado mediante el acto de ocupación. En un sentido, todo espacio es colonizado. Pero esta palabra es demasiado homogeneizante para ser utilizada, no es susceptible de la aproximación dialéctica que intento llevar a cabo. Un término más adecuado sería el concepto de territorialización tomado del inmenso arsenal de conceptos de Deleuze y Guattari, “Mil Mesetas” 2 . Este término es preferible porque expresa más adecuadamente las relaciones entre fuerzas 3 que ocurren en la construcción del espacio, no permite una completa destrucción, una huella siempre permanece, la historia no puede estar siempre completamente determinada por los vencedores, los vencidos también tienen que decir (aunque ya no se encuentren para decirlo) La Territorialización es concebida por Deleuze y Guattari como un proceso de acción dual (frase que utilizo para diferenciarlo del proceso dialéctico o binario) consistiendo en una reterritorialización y desterritorialización. Ningún proceso puede tener lugar aislado del otro. Este punto es crucial. Deben siempre ser concebidos en términos de relaciones. Estos términos no son el complemento uno del otro como si fueran dos mitades de un círculo; ellos son, más bien, suplementos en el sentido que Derrida le da al término 4 . Por ejemplo, como Deleuze y Guattari demuestran por analogía: 1 Ver particularmente, H. Lefebvre, “The Production of Space” trans. D. Nicholoson-Smith (Oxford: Blackwell, 1991) 2 Gilles Deleuze y Felix Guattari, “Mil Mesetas”, trans. B. Massumi (Minneapolis: Universidad de Minnesota Press, 1987). 3 "La Fuerza no debe ser confundida con poder. Poder es la domesticación de la fuerza. La fuerza en su estado natural llega desde el exterior para romper limites y abrir nuevos panoramas. El poder construye los muros” Brian Massumi, “A User´s Guide to Capitalism and Schizophrenia: Desviations from Deleuze and Guattari” (Cambridge, Mass.: MIT Press 1992), 6. 4 Ver, Jacques Derrida, "That Dangerous Supplement," en Of Grammatology, trans. G. Spivak (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1976) 1

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TEORÍA SOCIOLÓGICADESARROLLO SOCIOECONÓMICOALTERIDADGEOGRAFÍA URBANA

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  • ESPACIOS EXTRAORDINARIOS EN LUGARES ORDINARIOS: DE CERTEAU Y EL ESPACIO DEL POSTCOLONIALISMO

    Ian Buchanan(Traduccin: Andrea Flores - Sin autorizacin del autor)

    El propsito de este artculo ser el de explorar y, al mismo tiempo, interrogar un nmero de teoras relevantes al concepto de espacio. El propsito ms amplio ser mostrar como las ideas de De Certeau pueden ser tilmente incorporadas dentro de la corriente de trabajo en el rea del postcolonialismo. Esencialmente, lo que me propongo mostrar es que el espacio no es un tpico que pueda, simplemente, ser tratado en forma superficial, como sucede frecuentemente, y que los estudios literarios necesitan integrar un concepto de espacialidad dentro de su campo de inters, y que el postcolonialismo, sobre todos los otros, necesita pensar en el espacio. Esto debera ser ya aparente en la mayora de los trminos del postcolonialismo, implicando, como lo hace, una relacin intrnseca con el espacio una ocupacin, un ser ocupado, y una desocupacin (del espacio) ya sea el territorio de un pas o una calle suburbana. Esto me lleva al segundo aspecto de mi trabajo, el cual ser discutir que el espacio no es un objeto o un sujeto ni uniforme u homogneo que pueda ser aprehendido sin dificultad, que pueda ser percibido similarmente por todos aquellos que eligen mirarlo. Dicho de manera simple, hay espacios y espacios.

    Mi punto de partida es Henri Lefebvre 1, un destacado filsofo socialista francs, y el ms importante filsofo del espacio. El espacio, argumenta, necesita ser pensado en trminos que no permitan que una nocin tal como espacio vaco circule y adquiera un uso generalizado. El espacio no es un receptculo, un recipiente que pueda ser llenado y vaciado de su contenido ideologa, historia, fuerza, etc. ante un capricho. No existe un espacio natural que pueda ser culturalizado. El espacio existe solamente cuando es habitado: es creado mediante el acto de ocupacin. En un sentido, todo espacio es colonizado. Pero esta palabra es demasiado homogeneizante para ser utilizada, no es susceptible de la aproximacin dialctica que intento llevar a cabo. Un trmino ms adecuado sera el concepto de territorializacin tomado del inmenso arsenal de conceptos de Deleuze y Guattari, Mil Mesetas2. Este trmino es preferible porque expresa ms adecuadamente las relaciones entre fuerzas3 que ocurren en la construccin del espacio, no permite una completa destruccin, una huella siempre permanece, la historia no puede estar siempre completamente determinada por los vencedores, los vencidos tambin tienen que decir (aunque ya no se encuentren para decirlo)

    La Territorializacin es concebida por Deleuze y Guattari como un proceso de accin dual (frase que utilizo para diferenciarlo del proceso dialctico o binario) consistiendo en una reterritorializacin y desterritorializacin. Ningn proceso puede tener lugar aislado del otro. Este punto es crucial. Deben siempre ser concebidos en trminos de relaciones. Estos trminos no son el complemento uno del otro como si fueran dos mitades de un crculo; ellos son, ms bien, suplementos en el sentido que Derrida le da al trmino4. Por ejemplo, como Deleuze y Guattari demuestran por analoga:

    1 Ver particularmente, H. Lefebvre, The Production of Space trans. D. Nicholoson-Smith (Oxford: Blackwell, 1991)2 Gilles Deleuze y Felix Guattari, Mil Mesetas, trans. B. Massumi (Minneapolis: Universidad de Minnesota Press, 1987).3 "La Fuerza no debe ser confundida con poder. Poder es la domesticacin de la fuerza. La fuerza en su estado natural llega desde el exterior para romper limites y abrir nuevos panoramas. El poder construye los muros Brian Massumi, A Users Guide to Capitalism and Schizophrenia: Desviations from Deleuze and Guattari (Cambridge, Mass.: MIT Press 1992), 6.4 Ver, Jacques Derrida, "That Dangerous Supplement," en Of Grammatology, trans. G. Spivak (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1976)

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  • Cmo pueden los movimientos de desterritorializacin y los procesos de reterritorializacin no ser relativos, siempre conectados, ser absorbidos uno en el otro? La orqudea desterritorializa formando una imagen, el trazo de una avispa; pero la avispa reterritorializa sobre la imagen. La avispa es sin embargo desterritorializada, transformndose en una parte del aparato reproductivo de la orqudea. Pero reterritorializa la orqudea transportando su polen5.

    Este modelo, si puede ser llamado as, se aleja del tpico modo binario de pensar que opone colonizado y colonizador, y dirige el anlisis hacia una mirada que ve estas condiciones actuales como roles (posiciones en una jerarqua). Por la negativa a considerar como absolutos tanto el hecho de ser colonizado, como el acto de la colonizacin, se vuelve posible concebir al colonialismo (independientemente del prefijo) de una manera ms autorizada que aquellas que la gente generalmente perciba como desautorizadas. No es que esto otorgue a esta gente poder en el sentido material, ms bien, no los priva de este en un sentido teortico a priori.

    En trminos de un anlisis del espacio, los conceptos gemelos de Lefebvre de espacio dominado y apropiado, desentraados de su libro The Production of Space, es tal vez el lugar ms til para empezar. Estas nociones son especialmente adecuadas cuando son tradas como punto y contrapunto del espacio disciplinado de Foucault. Bsicamente, entonces, el objetivo de estos trminos es reformular el trabajo de Foucault dentro de un marco dialctico (lo que no es hablar, sin embargo, de un paradigma marxista). De manera simple, esto hace necesario escribir al sujeto de nuevo en el discurso, la recuperacin activa de algo casi completamente ausente en las genealogas de Foucault. Ausente por decisin. Una genealoga es, en las propias palabras de Foucault, una forma de historia que puede dar cuenta de la constitucin de saberes, discursos, dominios de objetos, etc., sin tener que hacer referencia al sujeto6 Si bien Foucault ofrece una poderosa critica a los regmenes de dominacin y marginacin, sus teorizaciones sobre los marginados no ofrece un camino para un cambio significativo. En ltima instancia, el sistema asimilar y acumular todo intento de cambio, transformando las revoluciones en un sin sentido. Foucault es un terico del lugar, no del espacio, una distincin que aclarar en un momento.

    El espacio dominado, burdamente, se iguala al espacio disciplinado, el factor crucial es que el espacio determina l mismo la naturaleza y tipo de habitante7. Mi primer punto de referencia aqu es Vigilar y Castigar de Foucault, y por eso mis ejemplos se referirn mayormente a prisiones. Una celda hace de su ocupante un prisionero e impone un comportamiento de prisionero. La arquitectura modela el modo de vida que puede ser vivido en los confines de un ambiente particular: sus posibilidades y sus potencialidades. Por supuesto, esto no es, de ninguna manera, restringido para la construccin de ambientes: No hay lugar para igles en Nullarbor! Faltando en este cuadro, sin embargo, se encuentra el acto mismo de la disciplina, o mejor dicho, como Deleuze y Guattari se refieren a el, la abstracta mquina de la disciplina: el panptico, en otras palabras. Este es el medio por el cual una habitacin en el sentido ordinario se transforma en una celda. No hay necesidad de relatar en detalle la genealoga del poder de Foucault aqu. Sin embargo, es importante tener en cuenta el punto de que el espacio no es intrnsecamente disciplinado o apropiado, una habitacin o una celda. No hay interioridad insular en el espacio, hay solamente exterioridad: imposiciones desde afuera. Sin embargo, en el esquema de Foucault hay un cierto contrabandeo del espacio como interioridad que no puede pasarse por alto. Espacio, en el panptico 5 Deleuze y Guattari (1987), 10.6 Michel Foucault, Power/Knowledge: Selected Interviews and Other Writings 1972-1977, trans. C. Gordon (New York: Pantheon Books 1980), 117. 7 Ver Michel Foucault, Vigilar y Castigar: nacimiento de la prisin, trans. A. Sheridan (London: Peregrine, 1987), particularmente la tercera parte.

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  • especficamente, se une con la tecnologa, y de acuerdo con Foucault disciplina al ocupante (de esta manera, lo hace un espacio disciplinado o dominado). A pesar de la obvia habilidad del espacio para determinar la conducta - los igles en el nullarbor y ese tipo de cosas es un error asumir que ese es el caso completamente. Diferentes ocupantes tienen diferentes formas de relacionarse con el espacio que transforma el espacio de acuerdo a sus actos de ocupacin: lo que algunos llaman el Continente negro, otros llaman hogar.

    Este aspecto, el espacio imponiendo conductas en los ocupantes aparentemente desde adentro (esto es, como un hecho intrnseco del espacio), pero realmente desde fuera (como una consecuencia del acto de ocupacin), es central para la idea de espacio apropiado que invierte totalmente la idea de espacio dominado. Ms que afirmarse en una mirada en la que la arquitectura moldea los modos de vida en un sentido fundamental, afirma que la misma ocupacin construye el espacio. Un prisionero o prisionera, por ejemplo, hace de su habitacin una celda por el acto de ocupacin. Esto no es una cuestin de percepcin solamente, no es una racionalizacin mental por la cual el prisionero o la prisionera pueda elegir referirse a su celda como una habitacin dentro de un palacio y que eso ser suficiente para liberarlo / la del encarcelamiento. Obviamente, semejante conceptualizacin estara expuesta a los ataques de los materialistas de toda clase quienes argumentaran, fuertemente, que esta construccin de una realidad virtual del espacio8 no cambia el duro hecho de que si ests viviendo en las calles, ests viviendo en las calles 9. Los alrededores no se volvern ms placenteros, o ms seguros, simplemente porque el/la ocupante elija ver (en un limitado sentido visual solamente) las calles como corredores de grandes palacios que el / ella posee.

    El hecho de que es posible construir tal visin de las calles, sin embargo, demanda que el espacio sea repensado en el sentido dialctico que sugiere Lefebvre. Ciertamente, como Foucault ha demostrado, hay espacios dominados. No puede haber objeciones: una prisin es una prisin. Es un espacio de encierro que emplea series de mquinas inexorables que asegura que el espacio permanecer controlado, que sus propietarios no podrn ser contestados. Ms importante, como Foucault ilustr con respecto al panptico, esta maquinaria moldea y finalmente modifica el comportamiento de sus ocupantes, de esta manera unifica teora y prctica. Tambin es cierto, sin embargo, que los aparatos disciplinarios no pueden determinar en sentido absoluto, para todas las posibilidades, el comportamiento de todos los presos todo el tiempo. Siempre estarn aquellos que escapan.

    De lo que quiero hablar primeramente es de aquellos que escapan sin huir (Esta frase pertenece a De Certeau y su trabajo indicar ms sobre aquello de lo que tengo para decir). Consideremos, por ejemplo, a un prisionero atrapado en la red del sistema de justicia: el o ella tiene, para toda intencin o propsito, solamente dos opciones reales:

    1. Conformarse continuar, seguir hacia delante.2. Revelarse luchar contra el sistema.

    8 La construccin mediante la cual la mente cambia y eres transportado desde un mundo virtual a otro, as todo lo que necesitas es tener el aparato correcto y la imaginacin es tu nico limite.9 En respuesta a un trabajo de Fiske expuesto en la conferencia de Los estudios culturales ahora y en el futuro (Universidad de Illinois, Abril 1.990) y llamado La cultura de cada da de la vida en el cual l argumentaba que lo cotidiano tiene una importancia que no ha sido teorizada adecuadamente, Elspeth Probyn dice: yo slo quiero recordarles que hay tambin cuestiones actuales, realmente peligrosas para la gente, para la mujer que camina en las calles. Lo que Probyn estaba diciendo, en efecto, es que la teora no es todo. Lo que Fiske no dice, pero debera ser dicho, es que una teora autorizada es slo eso: una teora que toma en serio la contribucin del individuo, no un programa que hara ms seguro que una mujer camine por las calles. Los dos tpicos son bastantes diferentes. Para ver el texto completo de esta discusin, ver: Grossberg, Nelson & Treichler (eds) Cultural Studies (London & New York: Routledge), 154-173

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  • Es bien sabido que el sistema de justicia tiene una gran cantidad de medios a su disposicin para forzar a los prisioneros rebeldes a renunciar a la lucha. La confrontacin directa con el sistema ha tenido xito raramente. Generalmente el resultado puede ser pronosticado con certeza: derrota para el prisionero. Y la derrota significa la transformacin de los derechos en privilegios. En efecto, esta prdida es el precio que el preso debe pagar para ser aceptado nuevamente en el sistema. El o ella debe aceptar el hecho de que el deber estar ahora en ellos en probar la autenticidad de su sumisin, ellos deben ahora convertirse en prisioneros modelos y deben modelar el comportamiento de prisionero como un ejemplo para sus pares.

    El otro camino, conformarse, mas que rebelarse, contra la maquina de la justicia, termina en el mismo lugar, pero el camino es mucho ms fcil. El prisionero debe seguir siendo un modelo. El o ella debe seguir cumpliendo el rol de un ciudadano encarcelado, observando todas las reglas sin cuestionarlas, demostrando diariamente que el o ella ha incorporado el nuevo estatus y que no ser causa de disturbios. Pero es precisamente en este punto, esta vorgine entre lo que es esperado y lo que es entregado, en que el sistema prueba su vulnerabilidad. Siempre hay posibilidad de que el comportamiento del prisionero mostrar ser una actuacin; esto es, comportamiento como simulacro. Existen dos subcategoras del conformismo:

    1. Conformarse y ser absorbido por el sistema;2. Conformarse y de ese modo apropiar el sistema.

    Es por estos medios que el prisionero puede escapar sin huir: la subordinacin es transformada en subversin; o mejor an, con respecto a Deleuze y Guattari: subordinado-devenir-subversivo.10 La maquina abstracta de la prisin (como podra tambin ser llamada) desterritorializa al convicto, forzando a el o ella a aceptar un nuevo y extrao modo de comportamiento. Pero al mismo tiempo el prisionero reterritorializa el rol que el o ella esta forzado a ejecutar y lo apropia. Apropiando medios para imponer formas, para crear formas explotando circunstancias11 Explotando circunstancias es precisamente cmo De Certeau define las tcticas: Las tcticas toman ventajas de las oportunidades y dependen de ellas12 Y esto ser a lo que volver en un momento.

    Es esta posibilidad, el potencial para una reterritorializacin radical en la superficie de una determinada desterritorializacin, a la que Foucault no da lugar en sus genealogas, trasladando el foco desde el individuo a los sistemas. Mediante la recomposicin de este esquema en trminos dialcticos, Lefebvre abre el camino para la clase de interpretacin realizada por De Certeau (y hasta cierto punto, hecha posible por Deleuze y Guattari). Esta es una interpretacin que rehsa permitirse a si misma enceguecerse por la tecnologa de los regmenes del discurso artificio de la teora, por as decirlo deseando, en lugar de ello, una posicin que no ignore la individualidad. Ms importante, esta debe ser una teora autorizada, a pesar que no debera ser a costa de hechos evidentes, hechos ineluctables, como las actuales condiciones materiales de los individuos dentro del sistema (definido de acuerdo a su propia escala de expectativas)

    El punto que quiero marcar es que si Foucault est en lo correcto al sugerir que la mayora de nosotros somos cmplices de nuestra propia opresin, entonces est claro que un acto de eleccin es producido: agencia, en otras palabras. Es el ejercicio de esta 10 Ver Deleuze y Guattari (1987) Mil Mesetas.11 Gilles Deleuze, "Active and Reactive," trans H. Tomlinson, en The New Nietzsche: Contemporary Styles of Interpretation (New York: Dell, 1977) 83.12 Michel de Certeau, The Practice of Everyday Life, trans. S. Rendall (Berkeley: University of California Press, 1984) 37.

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  • eleccin, tanto rebelarse y como conformarse, o conformarse y rebelarse al mismo tiempo, que corresponde a la nocin de tctica de De Certeau. Explotando circunstancias significa esperar las oportunidades favorables, y lo que quiero decir es que lo que es percibido como pasividad (docilidad en trminos de Foucault) puede ser de hecho el sigilo de una criatura de presa esperando para atacar repentinamente.13 El siempre presente potencial del sistema de colapsar espontneamente en la superficie de una siniestra sublevacin demanda referirse a las tcticas como suplemento, no complemento. En trminos espaciales esto significa que los espacios disciplinados no pueden ser pensados como absolutamente dominados; ellos siempre pueden ser apropiados. El patio de ejercicios se transforma en pista de aterrizaje de un helicptero y el prisionero escapa!

    En trminos ontolgicos, la correlacin de esta posicin puede encontrarse en la interpretacin de Nietzsche realizada por Deleuze en lo que refiere al concepto de devenir. Esta interpretacin fue ms tarde ampliamente presentada en Mil Mesetas, y es a este trabajo al que aludo. Lo que estoy argumentando es que si prefijamos todos los trminos de referencia habitualmente usados por los tericos del postcolonialismo con devenir, por ejemplo devenir-colonizado, devenir-colonizador, (o, para usar mis propios ejemplos, devenir-prisionero, devenir-carcelero), etc., entonces es posible interpretar la docilidad como un estado potencialmente subversivo porque el proceso de devenir es necesariamente siempre incompleto. Por ello, un devenir-prisionero tambin puede ser un devenir-prisionero-devenir-amotinado y as sucesivamente. El cambio es continuo y nunca irreversible. Como dice Deleuze:

    Si el devenir deviene en algo, por qu no ha finalizado hace tiempo? Si es algo lo que deviene, cmo puedo haber comenzado a devenir?14

    Esto abre el camino para las tcticas permitiendo criticas que ven la opresin tanto como devenir-subordinado y devenir-subversivo, y como devenir-subordinado-devenir-subversivo. De esta manera, se posiciona subversin y subordinacin en una relacin suplementaria como opuesta a complementaria la cual es central en mi lectura de De Certeau. La manera ms conveniente de articular las ideas de De Certeau, a las que he aludido frecuentemente, es mediante su propia terminologa a la cual nos encauzaremos ahora: estrategias y tcticas; lugar y espacio.

    Para comenzar con el que quiz es el ms fcil de los conceptos: lugar y espacio. Estos dos trminos son paralelamente cercanos a los de espacio dominado y espacio apropiado de Lefebvre: lugar = espacio dominado (nocin cercana a la de espacio disciplinado de Foucault); espacio = espacio apropiado. De esta manera, lugar es el trmino estenogrfico para un espacio institucional de encierro15, capaz de regular con precisin sus distribuciones internas en virtud de un riguroso encierro, protegindola de 13 El hombre de (metis) [inteligencia y astucia] est siempre preparado para atacar. El acta ms rpido que la luz. Esto no quiere decir que l d lugar libremente para los impulsos repentinos, como los hroes Homricos. Al contrario su (metis) sabe como esperar pacientemente a que llegue el momento calculado Marcel Detienne & Jean-Pierre Vernant, Cunning Intelligence in Greek Culture and Society, trans. J. Lloyd (Chicago: The University of Chicago Press, 1991) 15. 14 Gilles Deleuze (1977) 85.15Aun as, Deleuze, con perversidad caracterstica, demuestra que Foucault no es un terico del encierro, como se entiende frecuentemente. Foucault, argumenta l, siempre considera el encierro como un elemento secundario derivado de una funcin primaria Esto es decir, la necedad de encierro, o el motivo detrs de la construccin de la fortaleza, o del asilo, es ms significante que los sitios mismos. El trmino espacio de De Certeau es til aqu ya que implica encierro, una defensa esttica, sin al mismo tiempo implicar un tipo particular de edificio. Espacio puede referir a un modo de pensar. Gilles Deleuze, Foucault, trans. S. Hand (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1986), 42. Ver, tambin, Michel de Certeau, The Writing of History, trans. T. Conley (New York: Columbia University Press, 1988); Deleuze, "Postscript on the Societies of Control," October, 59 (1992) 3-7.

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  • las influencias externas (las cuales provienen de afuera). Las operaciones gemelas de encierro y administracin interna caen dentro de la categora de estrategia. En trminos de De Certeau, estrategia se iguala a lo institucional16, esta es la fuerza que las instituciones deben necesariamente ejercer en orden a permanecer instituciones. Este punto es fundamental. La estrategia nunca puede relajar su vigilancia, el control de sus permetros debe ser incesante. Los fuertes deben protegerse de los dbiles.

    El dbil, o el colonizado, que ahora tambin podramos llamar desterritorializado, o ms bien, dado que ser desterritorializado implica un proceso de reterritorializacin, el devenir-dbil-devenir-fuerte, procede tcticamente; esto es, desde afuera, como esa exterioridad peligrosa de la cual un lugar debe ser protegido. Tcticas son los medios por los cuales los lugares son reconvertidos en espacios. Reterritorializados, en otras palabras. El lugar del dominante se hace accesible para el dominado. Como Deleuze y Guattari podran decir, es una prctica de allanamiento, es el triunfo del nmada.17 El punto crucial en el trabajo de De Certeau que a menudo es pasado por alto es que estrategia y tctica no son trminos oposicionales, como son frecuentemente caracterizados, especialmente por culpa de John Fiske.18 Esto ha llevado a tericos, tal como John Frow19 y hasta cierto punto a Meaghan Morris20, a describir la teora de De Certeau como perteneciente a una deficiente categora de resistencia y fallan en el intento completamente. El punto en el que fallan es que las tcticas no son simplemente, en sentido Deleuziano, fuerzas reactivas, una prctica de respuesta.21 De hecho, definen los limites de la estrategia, e informan sobre su modo de operacin en un sentido fundamental, forzando de esta manera a la estrategia a responder a la tctica. En otras palabras, la tctica tiene un elemento activo en su constitucin como tambin uno reactivo.

    Los prisioneros determinan el nivel de seguridad requerido para una institucin particular. Su ingeniosidad indica que mientras la estrategia, la maquina abstracta de la prisin debe siempre intentar estar un paso adelante, esto de hecho es siempre un paso atrs. Es reactiva ms que activa. Esta sujeto a apropiacin; sus espacios disciplinados / dominados, lugares en otras palabras, siempre pueden ser allanados por el hecho de la ocupacin misma. En trminos lingsticos, lo literal del lenguaje oficial es metaforizado por sus usos minoritarios22. Encuentro enteramente sorprendente que este aspecto del trabajo de Deleuze y Guattari23, as como tambin el de De Certeau, no haya sido apropiado y utilizado ampliamente. Las implicaciones tericas de su pensamiento esta implcita en la distincin entre ingls e ingls aborigen, por ejemplo. As como el espacio puede ser apropiado, tambin lo puede ser el lenguaje. Puede ser metaforizado.

    Como lo sugiere el ttulo, espacios extraordinarios pueden ser creados en lugares ordinarios; significando, simplemente, que en el interior del discurso siempre existen

    16Por definicin, slo una institucin puede ser estratgica puesto que la estrategia siempre procede de un lugar. Ver De Certeau (1984), particularmente capitulo 3.17 Ver Deleuze y Guattari (1987).18 Ver John Fiske, "Popular Forces and the Culture of Everyday Life," Southern Review, 21:3 (1988), 288-306; John Fiske, Understanding Popular Culture (Cambridge, Mass.: Unwin Hyman, 1989).19 John Frow, "Michel de Certeau and the Practice of Representation," Cultural Studies, 5:1 (1991), 52-60.20 Meaghan Morris, "'On The Beach'" in Grossberg, Nelson & Treichler (1992), 450-478.21 Gilles Deleuze (1977).22"El uso oficial del lenguaje reduce la variacin lingstica, asla ciertas variables, y les asigna la funcin de constantes, mientras que el uso minoritario del lenguaje pone a las variables lingsticas dentro de una variacin continua Ronald Bogue, Deleuze y Guattari (London: Routledge, 1989), 147.23 Ver Gilles Deleuze y Felix Guattari, Kafka: Toward a Minor Literature, trans. D. Polan (Minneapolis: Universidad de Minnesota Press, 1986).

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  • grietas por las cuales podemos escapar sin huir. Estas grietas son creadas por el acto de ocupacin. Son apropiaciones, no necesariamente apora. Estudios literarios deberan redireccionar una parte de su atencin a incluir lo extraordinario dentro de su campo. Necesitamos descubrir no slo como los individuos devienen en subordinados, lo que hace Foucault excepcionalmente, sino tambin como devienen en subversivos, un sendero que es slo una luz al final del tnel, para aquellos que no lo han caminado todava. El camino ha sido marcado por De Certeau, pero desafortunadamente el muri antes de poder hacer explcitas sus intuiciones. Mi intencin hoy ha sido ofrecer tanto un medio para ingresar a su trabajo y una razn para hacerlo. Espero, finalmente, haber sido al menos marginalmente fructfero.

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    Ian Buchanan