La Subjetivodad y Lo Irreducible Karol Wojtila

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Karol Wojtila Santo Papa Juan Pablo IILa subjetividad y lo irreducible

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  • LA SUBJETIVIDAD Y LO IRREDUCTIBLEEN EL SER HUMANO [1]

    Karol Wojtyla

    Ponencia enviada a una Conferencia Internacional en Pars (1975), publicada posteriormente en polaco.

    1 ESTADO DE LA CUESTIN

    El problema de la subjetividad del ser humano parece ser hoy el punto focal de una variedad de inquietudes. Sera difcil explicar en pocas palabras exactamente por qu y cmo ha surgido esta situacin. No hay duda de que su aparicin se debe a numerosas causas, no todas las cuales deben buscarse en el mbito de la filosofa o de la ciencia. Sin embargo, la filosofa, especialmente la antropologa filosfica y la tica, son lugares privilegiados a la hora de clarificar y objetivar este problema. Y es aqu precisamente donde radica el meollo de la cuestin. Hoy ms que nunca sentimos la necesidad as como tambin una mayor posibilidad de objetivar el problema de la subjetividad del ser humano.

    1 Transcripcin del ensayo La Subjetividad y lo Irreductible en el Ser Humano, incluido en el libro Person and Community, Selected Essays of Karol Wojtyla, que forma parte de la Coleccin Catholic Thought from Poland (El Pensamiento Catlico de Polonia), publicado por la editorial Peter Lang en 1993. Traduccin de Angel C. Correa.

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    En este sentido, el pensamiento contemporneo parece haber puesto ms o menos a un lado las viejas antinomias que surgieron principalmente en el mbito de la teora del conocimiento (epistemologa) y que formaban una especie de lnea de demarcacin inviolable entre las orientaciones bsicas de la filosofa. La antinomia subjetivismo versus objetivismo, junto con la antinomia fundamental idealismo versus realismo, crearon condiciones que desalentaban abordar la subjetividad humana por temor a que esto condujese inevitablemente al subjetivismo. Esos temores, existentes entre pensadores que adheran al realismo y objetivismo epistemolgico, se justificaban en cierto sentido por el carcter idealista y subjetivista o al menos por sus connotaciones de los anlisis llevados a cabo en el mbito de la conciencia pura. Eso slo sirvi para fortalecer la lnea de demarcacin en filosofa y la oposicin entre la visin objetiva del ser humano, que tambin era un punto de vista ontolgico (el ser humano como ser), y la visin subjetiva, que pareca cortar inevitablemente al ser humano de esa realidad.

    En la actualidad estamos viendo un quiebre de esa lnea de demarcacin y, en primer lugar, por algunas de las mismas razones que la hicieron surgir. Con la expresin por algunas de las mismas razones quiero decir que esto tambin est ocurriendo como resultado de los anlisis fenomenolgicos realizados en el mbito de la conciencia pura, utilizando el epoch de Husserl: poniendo entre parntesis la existencia o realidad del sujeto consciente.

    Estoy convencido que esa lnea de demarcacin entre las visiones subjetivista (idealista) y objetivista (realistas) en la antropologa y la tica debe romperse y, de hecho, se est rompiendo sobre la base de la experiencia del ser humano. Esta experiencia nos libera automticamente de pura conciencia, concebida y asumida a priori como sujeto y nos lleva a la existencia concreta y plena del ser humano, a la realidad del sujeto consciente. Con todos los anlisis fenomenolgicos en el mbito del sujeto asumido (la conciencia pura) ahora a nuestra disposicin, ya no podemos seguir tratando el ser humano exclusivamente como un ser objetivo, sino que tambin hay que tratarlo de alguna manera como sujeto en la dimensin en que la subjetividad especficamente humana del ser humano es determinada por la conciencia.

    Y esa dimensin parecera ser no otra que la subjetividad personal.

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    2. HISTORIA DE LA CUESTIN

    Este asunto requiere un examen ms completo, en el curso del cual debemos tener en cuenta la cuestin de la irreductible en el ser humano la cuestin de lo que es original y esencialmente humano, lo que representa la singularidad completa del ser humano en el mundo.

    La antropologa aristotlica tradicional se basaba, como sabemos, en la definicin homo est animal rationale. Esta definicin cumple con los requisitos de Aristteles para definir la especie (ser humano) a travs de su gnero prximo (ser vivo) y la caracterstica que distingue a dicha especie en ese gnero (dotado de razn). Al mismo tiempo, sin embargo, la definicin se construye de tal manera que excluye cuando se toma simple y directamente la posibilidad de acentuar lo irreducible en el ser humano. Implica al menos a primera vista la creencia en la reductibilidad del ser humano al mundo. La razn para mantener tal reductibilidad ha sido siempre la necesidad de entender al ser humano. Este tipo de entendimiento se podra definir como cosmolgico.

    La utilidad de la definicin aristotlica es incuestionable. Se convirti en el punto de vista dominante en la antropologa metafsica y dio lugar a una variedad de ciencias particulares, que tambin entienden al ser humano como un animal con la caracterstica distintiva de la razn. Toda la tradicin cientfica sobre la composicin de la naturaleza humana, el compositum humanum espiritual-material una tradicin que ha venido desde los griegos a travs de los escolsticos hasta Descartes se ha movido en el marco de dicha definicin y, en consecuencia, en el contexto de la creencia de que lo esencialmente humano es bsicamente reducible al mundo. No se puede negar que vastas regiones de experiencia y conocimiento cientfico basado en esa experiencia reflejan esta creencia y trabajan para confirmarlo.

    Por otro lado, la creencia en la singularidad primordial del ser humano, y por lo tanto en la irreductibilidad bsica del ser humano al mundo natural, parece tan antigua como la necesidad de reduccin expresada en la definicin de Aristteles. Esta creencia est en la base de la comprensin del ser humano como persona, que tiene una presencia igualmente larga en la historia de la filosofa; tambin representa hoy un creciente nfasis en la

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    persona como sujeto y en los numerosos esfuerzos dirigidos a interpretar la subjetividad personal del ser humano. [2]

    En la tradicin filosfica y cientfica que surgi a partir de la definicin homo est animal rationale, el ser humano fue principalmente un objeto, uno de los objetos en el mundo al que el ser humano pertenece visible y fsicamente. En este sentido, la objetividad fue relacionada con el supuesto general de la reductibilidad del ser humano. La subjetividad, por otro lado, es, por as decirlo, un trmino que proclama que la esencia propia del ser humano no puede ser totalmente reducida ni explicada por el gnero prximo y la diferencia especfica. La subjetividad es, pues, una especie de sinnimo de lo irreductible en el ser humano. Si hay una oposicin aqu, no es entre objetivismo y subjetivismo, sino entre dos mtodos filosficos (as como de uso corriente y prctico) de tratar el ser humano: como un objeto y como sujeto. Al mismo tiempo, no hay que olvidar que la subjetividad de la persona humana es tambin algo objetivo. [3]

    Tambin debo destacar que el mtodo de tratar al ser humano como

    un objeto no resulta directamente de la propia definicin aristotlica, ni pertenece a la concepcin metafsica del ser humano en la tradicin aristotlica. Como sabemos, la objetividad de la concepcin del ser humano como un ser en s mismo postula que el ser humano es 1) un suppositum individualizado (un sujeto de existencia y de accin) y 2) una persona. An as, la visin tradicional del ser humano como persona, que entiende a la persona conforme a la definicin boeciano como rationalis naturae individua substantia, expresa la individualidad del ser humano como un ser substancial con una naturaleza racional (espiritual), en lugar de la singularidad de la subjetividad esencial en el ser humano como persona. As, la definicin boeciana marcada principalmente por la terreno metafsico la dimensin del ser en el que se realiza la subjetividad humana personal, creando as, en cierto sentido, una condicin para construir en este terreno en base a la experiencia.

    2 Uno de tales esfuerzos es mi libro Persona y Accin, 1969, traducido al ingls en 1979. Otro trabajo aun ms relevante a este respecto es mi ensayo Persona: Sujeto y Comunidad de 19763 Ver la seccin Subjetividad y Subjetivismo en Persona y Accin

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    3. LA EXPERIENCIA VIVIDA COMO ELEMENTO DE INTERPRETACIN

    La categora a la que hay que recurrir para construir este edificio parece ser la de la experiencia vivida. Esta es una categora ajena a la metafsica de Aristteles. Las categoras aristotlicas que pueden aparecer como relativamente cercanas a la experiencia de vida las de agere y pati no pueden ser identificadas con ella. Estas categoras sirven para describir el dinamismo de un ser, y tambin hacen el buen trabajo de diferenciar lo que slo sucede en el ser humano de aquello que el ser humano hace. [4] Sin embargo, cuando la realidad dinmica del ser humano se interpreta en las categoras aristotlicas, existe en cada caso (incluso en el caso de agere y pati) un aspecto que no es directamente aprehendido por dicha interpretacin o reduccin metafsica, esto es, el aspecto de la experiencia vivida como irreductible, como elemento que desafa la reduccin. Desde el punto de vista de la estructura metafsica del ser y del actuar, y por lo tanto tambin desde el punto de vista del dinamismo del ser humano entendido metafsicamente, la aprehensin de este elemento pudiera parecer innecesaria. Incluso sin el, se obtiene una adecuada comprensin del hecho que el ser humano acta y de que hay cosas que sucedan en el ser humano. Tal entendimiento fue la base de todo el edificio de la antropologa y de la tica por muchos siglos.

    Pero a medida que aumenta la necesidad de entender al ser humano como una persona nica e irrepetible, sobre todo en trminos de todo el dinamismo de la accin y del acontecer interno propios del ser humano en otras palabras, a medida que aumenta la necesidad de comprender la subjetividad personal del ser humano , la categora de la experiencia vivida adquiere mayor importancia, y, de hecho, una importancia clave. Para entonces el asunto ya no es slo la objetivacin metafsica del ser humano como sujeto de accin, como el agente de los actos; sino la revelacin de la persona como sujeto experimentando sus actos y su acontecer interior y, con ellos, su propia subjetividad. Desde el momento en que la necesidad de interpretar al ser humano actuante (lhomo agissant) se expresa, la categora de la experiencia vivida debe tener un lugar en la antropologa y la tica e incluso ms, estar de alguna forma en el centro de sus respectivas interpretaciones.

    4 Mi libro Persona y Accin ha sido construido en gran medida sobre esta base.

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    Uno podra preguntarse inmediatamente si, dando a la experiencia vivida una funcin clave en la interpretacin del ser humano como sujeto personal, no estamos condenados inevitablemente al subjetivismo. Sin entrar en una respuesta detallada, me limitar a decir que, en tanto que en esta interpretacin mantenemos una conexin lo suficientemente firme con la experiencia integral del ser humano, no slo no estamos condenados al subjetivismo, sino tambin salvaguardamos la autntica subjetividad personal del ser humano en la interpretacin realista de la existencia humana.

    4. LA NECESIDAD DE PAUSAR EN LO IRREDUCTIBLE

    Para interpretar al ser humano en el contexto de la experiencia vivida, el aspecto de la conciencia debe ser introducido en el anlisis de la existencia humana. El ser humano nos es dado entonces no solamente como un ser definido de acuerdo a especies, sino como un ser concreto, como un sujeto autoexperimentado. Nuestro propio ser subjetivo y la existencia que le es propia (la de un suppositum), se nos presentan en la experiencia, precisamente, como un sujeto autoexperimentado. Si nos detenemos aqu, este ser da a conocer las estructuras que lo determinan como un yo concreto. El descubrimiento de estas estructuras constitutivas del ser humano de ninguna manera significa una ruptura con la reduccin y con la definicin de especies del ser humano ms bien, significa el tipo de operacin metodolgica que puede ser descrito como una pausa en la irreductible. Deberamos hacer una pausa en el proceso de reduccin, lo que nos lleva en la direccin de la comprensin del ser humano en el mundo (un tipo cosmolgico de entendimiento), a fin de entenderlo interiormente. Este ltimo tipo de conocimiento puede ser llamado personalista. El tipo personalista de entendimiento del ser humano no es la antinomia del tipo cosmolgico, sino su complemento. Como mencion anteriormente, la definicin de la persona formulado por Boecio slo marca el terreno metafsico para la interpretacin de la subjetividad personal del ser humano.

    La experiencia del ser humano no puede ser derivada a travs de la reduccin cosmolgica; debemos hacer una pausa en lo irreductible, en aquello que es nico e irrepetible en cada ser humano, en virtud de lo cual l o ella no slo es un determinado ser humano, un individuo de una determinada especie, sino un sujeto personal. Slo entonces podremos alcanzar una imagen verdadera y completa del ser humano. No podemos completar esta imagen nicamente mediante la reduccin; tampoco

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    podemos permanecer nicamente en el marco de lo irreductible (porque entonces seramos incapaces de ir ms all del yo puro). Uno y otro deben ser cognitivamente complementarios. Sin embargo, dada la variedad de circunstancias de la existencia real de los seres humanos, siempre debemos dejar el mayor espacio a este esfuerzo cognitivo de lo irreductible; debemos, por as decirlo, dar a lo irreductible la preferencia cuando se piensa en el ser humano, tanto en la teora como en la prctica. Porque lo irreductible tambin se refiere a todo aquello que en el ser humano es invisible y completamente interno y por lo cual cada ser humano, incluido yo mismo, es un testigo de su propia humanidad y persona.

    Mi experiencia vivida revela no slo mis acciones, sino tambin mis

    acontecimientos internos en su dependencia ms profunda de mi propio yo. Tambin describe mi estructura personal de autodeterminacin, en la cual descubro mi yo como aquel a travs de cual me poseo a mi mismo y me gobierno a m mismo o, en todo caso, me debiera poseer m mismo y gobernar a m mismo. La estructura dinmica de la autodeterminacin me revela que soy dado a m mismo ya asignado a m mismo. As es precisamente como me presento a m mismo en mis actos y en mis decisiones internas de la conciencia: como permanentemente asignado a m mismo, como teniendo que afirmarme y monitorearme continuamente a m mismo y, por tanto, en cierto sentido, como teniendo que lograr continuamente esta estructura dinmica de mi yo, una estructura que me es dada como autoposesin y autogobierno. Al mismo tiempo, sta es una estructura completamente interna y totalmente inmanente, es un don real del sujeto personal; en cierto sentido, es el sujeto. En mi experiencia vivida de autoposesin y autogobierno, experimento que soy una persona y que soy un sujeto.

    Estas estructuras de autoposesin y de autogobierno, que son esenciales para todo yo personal y que dan forma a la subjetividad personal de cada ser humano, son experimentadas por cada uno de nosotros en la experiencia vivida del valor del bien y el mal moral. Y tal vez esta realidad se nos revela a menudo con mayor intensidad cuando se ve amenazada por el mal, ms que cuando al menos por el momento nada la amenaza. En cualquier caso, la experiencia ensea que la moral est muy arraigada en lo humanum, o, ms precisamente, en lo que debera ser definido como lo personale. La moral define la dimensin personalista del ser humano de una manera fundamental; es subjetivada en esta dimensin, y se puede entender correctamente slo en ella, Al mismo tiempo, sin embargo, la moral es una expresin bsica de la

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    trascendencia propia del yo personal. Nuestras decisiones de conciencia nos revelan a cada paso como personas que nos completamos a nosotros mismos por ir ms all de nosotros mismos hacia los valores aceptados en la verdad y realizados, por tanto, con un profundo sentido de la responsabilidad.

    5. UNA PERSPECTIVA DESAFIANTE

    Este tema ha sido objeto de muchos anlisis penetrantes, algunos ya completados y otros en curso. No obstante no continuar aqu dichos anlisis, slo quiero decir que, cuando se trata de entender el ser humano, toda la realidad rica y compleja de lo vivido es no tanto un elemento o aspecto como una dimensin en su propio derecho. Y esta es la dimensin en la que debemos hacer una pausa necesariamente si la estructura subjetiva incluyendo la estructura personal subjetiva del ser humano ha de ser plenamente delineada.

    Qu significa hacer una pausa cognitivamente en la experiencia vivida? Esta pausa debe entenderse en relacin con el irreductible. Las tradiciones de la antropologa filosfica nos han hecho creer que podemos, por as decirlo, pasar sobre esta dimensin, que podemos omitirla cognitivamente por medio de una abstraccin que nos proporciona una definicin de especie del ser humano como un ser, o, en otras palabras, con un tipo cosmolgico de reduccin (homo = animal rationale). Uno podra preguntarse, sin embargo, si al definir as la esencia del ser humano no estamos dejando de lado en cierto sentido lo que es ms humano, ya que el humanum se expresa y realiza como lo personale. Si es as, entonces lo irreductible sugerira que no podemos llegar a conocer y entender al ser humano de una manera solamente reduccionista. Esto es tambin lo que la filosofa contempornea del sujeto parece decirle a la filosofa tradicional del objeto.

    Pero eso no es todo. Lo irreductible significa aquello que es esencialmente incapaz de reduccin, lo que no puede ser reducido, sino solamente puede dado a conocer o revelado. La experiencia vivida esencialmente desafa reduccin. Esto no significa, sin embargo, que escapa a nuestro conocimiento; slo significa que debemos llegar al conocimiento de una manera diferente, a saber, por un mtodo o medio de anlisis que slo revela y da a conocer su esencia. El mtodo de anlisis fenomenolgico nos permite detenemos en la experiencia vivida como lo irreductible. Este mtodo no es slo una catalogacin descriptiva de los

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    fenmenos individuales (en el sentido kantiano, es decir, los fenmenos como contenidos sensibles perceptibles). Cuando nos detenemos en la experiencia vivida de lo irreductible, tratamos de impregnar cognitivamente toda la esencia de esta experiencia. As aprehendemos tanto la estructura esencialmente subjetiva de la experiencia vivida como su relacin estructural con la subjetividad del ser humano. Por tanto, el anlisis fenomenolgico contribuye a la comprensin transfenomenal; contribuye tambin a dar a conocer la riqueza propia de la existencia humana en todo el complejo humanum compositum.

    Tal revelacin la revelacin ms profunda posible parece ser un medio indispensable para llegar a conocer al ser humano como un sujeto personal. Al mismo tiempo, esta subjetividad humana personal es una realidad determinada: es una realidad cuando nos esforzamos por entenderla dentro de la totalidad objetiva que se conoce con el nombre de ser humano. Lo mismo se aplica al carcter total de este mtodo de comprensin. Despus de todo, la experiencia vivida es tambin y sobre todo una realidad. Un mtodo legtimo de revelacin de esta realidad slo puede enriquecer y profundizar el realismo total de la concepcin del ser humano. Entonces el perfil personal del ser humano entra en la esfera de la visin cognitiva general y la composicin de la naturaleza humana, lejos de ser borrosa, se acenta an ms claramente. El pensador que busca la verdad filosfica ltima sobre el ser humano ya no se mueve en un terreno puramente metafsico, pero encuentra elementos en abundancia que atestiguan tanto la materialidad y la espiritualidad del ser humano, elementos que aportan estos dos aspectos con el relieve ms agudo . Estos elementos forman entonces los bloques de construccin para el desarrollo filosfico adicional.

    Pero ciertas preguntas siempre permanecen: Son estos dos tipos de comprensin del ser humano la cosmolgica y la personalista en ltima instancia, mutuamente excluyentes? Dnde, en todo caso, convergen la reduccin y la revelacin de lo irreductible en el ser humano? Cmo ha de revelar la filosofa del sujeto la objetividad del ser humano en la subjetividad personal de este ser? Estas parecen ser las preguntas que hoy determinan la perspectiva para pensar acerca del ser humano, la perspectiva de la antropologa y de la tica contempornea. Son preguntas esenciales y ardientes. La antropologa y la tica deben continuar hoy dentro de esta perspectiva a un mismo tiempo desafiante y prometedora.