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La tabiquería en Naranja Dinámica de una actividad no agrícola
en un pueblo agrícolaGail Mummert
Luis Ramírez Sevilla El Colegio de Michoacán
Introducción
Si bien se reconoce que hoy en día la sociedad rural no vive únicamente del cultivo de la tierra y de la cría de animales, pocos son los estudios empíricos de actividades no agropecuarias en el medio rural.1 Sin embargo, éstas, que se desarrollan frecuentemente junto con labores agropecuarias, pueden representar una parte fundamental de la base económica de las familias campesinas. Este artículo se centra precisamente en una de dichas actividades —la producción de tabiques— en un pueblo agrícola del Valle de Zacapu, Michoacán.
El interés del caso rebasa el de un simple análisis de los procesos de producción y comercialización de un insumo para la industria de la construcción. Desde la perspectiva de la antropología económica, pretendemos mostrar, en un primer nivel, que la actividad tabiquera —emprendida ya sea como empresa capitalista o como unidad familiar de producción— se ubica dentro de un proceso más general de modificación de las estrategias familiares de reproducción social de los campesinos naranjeños. En un segundo nivel, a través de la historia del surgimiento y del desarrollo de las tabiquerías naranjeñas intentaremos descubrir algunos rasgos de la integración de la localidad a su entorno regional.
Panorama de las estrategias familiares de reproducción social en Naranja
Situado sobre la carretera federal 15 que atraviesa ciudades como Zacapu y Zamora en su recorrido hacia Guadalajara, Naranja es un pueblo fundamentalmente agrícola. La mayoría de sus 380 jefes de familia son ejidatarios, pequeños pro
pietarios y/o comuneros. De los tres regímenes de propiedad de la tierra, el ejido de la ciénega de Zacapu —conformada por tierras de jugo alumbradas con la desecación de la laguna a finales del siglo xix— destaca por su extensión (728 hectáreas) y por el volumen de la producción de maíz. De los jefes de familia sin tierras (que son aproximadamente 100), un buen número se ocupa como medieros o jornaleros en la parcela o propiedad de otro. La ganadería vacuna, concentrada en manos de menos de una decena de familias, no es de mayor relevancia.
No obstante el vínculo con la tierra que mantiene la inmensa mayoría de familias naranjeñas, el pueblo no resulta ser típicamente campesino, por lo menos no en su acepción tradicional de vivir del cultivo del suelo. De hecho, la estructura ocupacional de esta localidad de alrededor de 2,500 almas es bastante diversificada. Ligeramente más de la mitad de la población económicamente activa se ocupa en actividades agropecuarias mientras que casi una cuarta parte se emplea en el sector servicios (siendo los maestros el contingente más numeroso) y una décima parte en la industria (como obreros fabriles en la cabecera municipal). (Ver Cuadro 1.) Para muchos de estos naranjeños empleados en los sectores secundario o terciario, el acceso a la tierra juega un papel menor en las estrategias familiares de reproducción social.
C u a d r o i
NARANJA DE TAPIA: ESTRUCTURA OCUPACIONAL, 1987
Categoría ocupacionalNúmero de personas
Porcentaje del total
Profesionales y técnicos 66 15.3Personal administrativo 24 5.5Comerciantes 28 6.5Trabajadores en servicios diversosy conductores de vehículos 26 6.0Trabajadores en laboresagropecuarias 232 53.9Trabajadores no agrícolas 54 12.5
Total 430 100.0
Fuente: Censo Escolar 19§7.
La di versificación ocupacional de Naranja tiene su origen en el desarrollo explosivo de la ciudad de Zacapu a raíz de la instalación de una planta de la empresa Celanese Mexicana allí en 1946. Indudablemente, la cercanía y facilidad de acceso a la cabecera facilitó la entrada de un buen número de naranjeños a nuevos trabajos asalariados: profesor, policía, taxista, sirvienta doméstica, etcétera.
Otro factor que modificó profundamente la estructura ocupacional del pueblo fue el proceso de mecanización de los trabajos agrícolas que se inició en el ejido en los años sesenta, intensificándose en la década de los setenta. Para 1981, más de la mitad de los ejidatarios recurría al pago de un tractorista para el cultivo de la parcela (Mummert-Zendejas 1983:53). La compra de dos tractores a crédito por sociedades de ejidatarios en 1983 impulsó todavía más esta tendencia, reduciendo las tradicionales posibilidades de empleo local para peones agrícolas y medieros.
La convergencia de estos dos procesos —la expansión del trabajo asalariado en la cabecera y la reducción del empleo en el sector agrícola local— modificó profundamente la
naturaleza de las estrategias familiares de reproducción social en Naranja. Estas fueron construyéndose cada vez más sobre la base de un salario o de ingresos monetarios obtenidos en actividades no agropecuarias. Es en este contexto que hay que entender la actividad tabiquera en Naranja: como un ejemplo de una actividad productiva no agrícola desarrollada por cuenta propia en una comunidad agrícola que lo es cada vez menos.
Los orígenes de la tabiquería en la zona2
Aunque la producción de tabique en Naranja es un fenómeno reciente, sus orígenes en la zona remontan a los años treinta. El antecedente inmediato de la actividad tabiquera fue la fabricación de teja, cuyo idéntico proceso productivo era conocido y practicado en Zacapu y muchas comunidades de la región desde el siglo pasado. Con la sustitución de los materiales tradicionales de construcción (el adobe y, en menor medida, la madera), la teja perdió mercado. Fue en esta coyuntura que algunos artesanos de la teja se convirtieron en productores de tabique. (Ramírez 1986:141)
En el caso de Zacapu, dicha conversión se verificó en la década de los treinta.3 Antes de esa fecha, el tabique se fabricaba sólo para la construcción de hornos cerrados para la quema de teja y baldosa. Sin embargo, hacia 1929 el proyecto de construcción de un hospital en pleno centro de la cabecera municipal introduciría una nueva técnica de producción del tabique. Para hacer los tabiques necesarios para la construcción del hospital, se le llamó a un tabiquero de Puruándiro quien conocía la técnica de quema en campaña. Esta persona se instaló en Zacapu, enseñando a varios otros a reemplazar la quema en horno cerrado por la quema en campaña.
Armados con el nuevo conocimiento, unos cuantos tejeros empezaron a especializarse en el tabique a principios de los años treinta. En esta etapa inicial la demanda del material era reducida e irregular, proveniendo fundamentalmente de la construcción de edificios públicos. La gran mayoría de las casas era de adobe. Así, en Tiríndaro, segundo pueblo del municipio de Zacapu, la técnica de producción de tabique se
dio a conocer hacia 1937, cuando se solicitaron los servicios de un tabiquero zacapense para la edificación de una escuela. En Cantabria, sede de una próspera hacienda maicera en el corazón de la ciénega, se hizo tabique para construir la iglesia.
El verdadero despegue de la industria tabiquera zacapense ocurrió a mediados de la década de los cuarenta con el inicio de la sustitución de los materiales tradicionales de construcción (adobe, baldosa y teja) por el tabique, mosaico y cemento. La demanda de estos nuevos materiales de construcción recibió un fuerte impulso con la instalación en Zacapu de la planta productora de fibras sintéticas de la Viscosa (hoy Celanese Mexicana) en 1946. Se ocuparon estos materiales más duraderos, en un primer momento, para la construcción de la misma planta y posteriormente para las viviendas del personal administrativo de ésta. A los pocos años surgieron colonias obreras, también de casas de tabique.
Esta pujante demanda, aunada a la presencia de las materias primas en el entorno inmediato de Zacapu, contribuyeron sin lugar a dudas al desarrollo tabiquero. En efecto, su ubicación a orillas de la antigua laguna y al pie de la sierra le proporcionaban a la naciente industria tabiquera sus principales insumos: agua, leña y barro. Las primeras tabiqueras se levantaron en lo que era la orilla sur de la población (la colonia San Miguel), utilizando la tierra blanca de los mismos predios donde se elaboraba el producto. Conforme se fue agotando este recurso, los tabiqueros empezaron a traer el barro desde pueblos aledaños que contaban con bancos propios. Así, Naranja se convirtió en uno de los primeros proveedores de barro para las unidades zacapenses. (Hoy en día sigue siendo uno de los principales, junto con Comanja y Tiríndaro.)
Para los años sesenta ya existían alrededor de una decena de tabiqueras en la cabecera. A partir de ellas, el conocimiento del oficio se difundió en varias otras comunidades del municipio a través de la mano de obra que, después de capacitarse en las tabiqueras de Zacapu, desarrolló la actividad en los pueblos de Tiríndaro (1937), Los Ajolotes (1953, y Naranja (1955), entre otros (ver Cuadro 2). Resumiendo, queda claro el papel decisivo de Zacapu en el surgimiento y desarrollo de la
tabiquería en la región, sobre todo por el adiestramiento de mano de obra en el proceso productivo del tabique y, en menor medida, por la demanda del producto que su expansión urbana generó. Ambas influencias se ilustran con el caso naranjeño, donde se empieza a hacer tabique en 1955.
C uadro 2D if u s ió n de la t a b iq u e r ía e n el m u n ic ip io
de Z a c a p u , M ic h o a c a n
Año de surgimiento Localidad1929 Zacapu1937 Tiríndaro1953 Los Ajolotes1955 Naranja1975 Morelos1985 Santa Gertrudis
El fundador de la tabiquería naranjeña fue Federico, un campesino que cultivaba tierras familiares, quien aprendió el oficio “viendo a las tabiqueras zacapenses”. Por medio de un conocido que trabajaba en una de ellas, se informó de los “secretos” del ramo: qué cantidades exactas de insumos se tenían que mezclar, cómo batir el lodo, cómo alzar la campaña, el proceso de la lumbre, etc. Empero, Federico nunca se empleó en Zacapu, sino que experimentó con el proceso en Naranja, con la ayuda de un hijo. Aunque empezó a producir para su gasto, la calidad de su tabique se dio a conocer y pronto tuvo muchos pedidos. Sus compradores eran predominantemente de Naranja; sólo ocasionalmente vendía en Zacapu. Siguió produciendo hasta 1966, cuando obtuvo un empleo en la Unidad Ganadera de la sa r h en el poblado cercano de Morelos. A lo largo de este periodo, combinaba el tabique en las secas con las labores agrícolas en tierras
familiares. Con excepción de la temporada 1958-59 cuando un trío de naranjeños se asoció para fabricar una campaña de tabique para la venta, Federico era el único del pueblo que realizaba esta actividad.
Cuando Federico dejó de producir, otro joven naranjeño ya estaba tomando el relevo. Pero a diferencia de la primera unidad de producción que se organizó como una actividad por cuenta propia, éste fundaría la primera unidad de corte más empresarial en 1970, contratando a peones y fabricando para una demanda mayor que la local. Esta unidad fue seguida por otra, también de grandes dimensiones, en 1976.4 Viendo el éxito de estos dos tabiqueros, otros naranjeños se aventuraron en el ramo, presentándose cierta proliferación de unidades a partir de 1982.5 En la temporada í 987-1988 (que abarca la época de “secas”, de octubre a mayo) sumaban 10 las unidades de producción de tabique funcionando en Naranja, dando empleo temporal a aproximadamente 22 personas (ver Cuadro 3).
La tabiqueria en Naranja hoy en día6
1. Iniciando el ramo
Para la fabricación de tabiques, son cinco los insumos básicos: agua, barro, arena, estiércol y leña. Todas estas materias primas se consiguen localmente, aunque no sin costo ni esfuerzo. El agua se toma de pozos cavados ex profeso en el sitio de fabricación, tarea relativamente fácil gracias al alto nivel del manto freático en esta antigua zona lacustre. En Naranja existen tres bancos de barro y otros de arena, todos ellos localizados en predios particulares. El estiércol se obtiene generalmente de alguno de los pocos establos existentes en la comunidad. Por último, la leña se recolecta de los montes al sur del poblado, de acceso comunal. (En los casos en qué la leña se sustituye por el olote, éste proviene de alguno de los tres molinos de maíz locales.)
Para iniciarse en el ramo, el aspirante a tabiquero no requiere hacer una cuantiosa inversión. Con poco más de cuatrocientos mil pesos consigue todos los insumos necesarios para producir 15,000 tabiques. Después necesita un terreno propicio para realizar la producción, que puede ser propio, rentado o prestado; en algunas ocasiones resulta ser una parte del mismo solar. Virtualmente no hay inversión en capital fijo: maquinaria, local, etc. Desde luego, el tabiquero necesita contar con los conocimientos básicos del proceso productivo y de las posibilidades de venta, experiencia frecuentemente adquirida en la práctica —trabajando o bien como peón para un patrón, o bien al lado de algún familiar. En caso de contratar mano de obra para el conjunto del proceso productivo, sus gastos aumentan en aproximadamente 350 mil pesos. Es decir, hace una inversión total de alrededor de 800,000 pesos para producir 15,000 tabiques cuyo precio de venta alcanza 1’125,000, quedando una ganancia de un 42% (ver Cuadro 4).
El proceso de fabricación de tabique abarca tres fases.
La primera incluye la preparación de la mezcla (de agua, barro, arena y estiércol) con los pies desnudos y el “armado” del tabique con moldes de madera de 4 o 5 unidades. La segunda fase comienza con el secado inicial de las piezas moldeadas en el suelo. Posteriormente, éstas se raspan y se apilan en hileras a fin de que se terminen de secar al sol y al aire. La última fase del proceso está constituida por “el levantamiento” o construcción de la campaña de tabiques y su quema. Esta última etapa requiere de un adiestramiento mayor que las anteriores, pues de no lograrse, el tabique sale crudo o ahumado y se pierde la inversión. Por consiguiente, generalmente se contratan los servicios de uno de los cuatro trabajadores especializados en la quema.
Una vez quemado, el tabique se vende localmente, en el pueblo, en pequeñas cantidades (de 2,000-5,000 unidades), o por campañas enteras (de 12,000-20,000 ladrillos) a compradores foráneos. Si el tabiquero cuenta con camión para transportar su producto, puede obtener mayores ganancias entre-
gando a domicilio. En general, la zona de comercialización no rebasa los límites regionales, llegando cuando mucho hasta Pátzcuaro al sureste y Zamora al noroeste.
2. Tipos de tabiqueras
Si bien el proceso productivo y la venta del tabique tienen estas características para el conjunto de los tabiqueros naranjeños, se distinguen dos tipos de unidades con distintas lógicas de funcionamiento y tendencias de desarrollo:
1) l a s u n i d a d e s e m p r e s a r ia l e s q u e o p e r a n e x c l u s i v a m e n t e c o n f u e r z a d e t r a b a j o a s a l a r i a d a , d i s p o n e n d e t r a n s p o r t e p r o p io y s e d e s a r r o l l a n c o m o n e g o c i o s c a p i t a l i s t a s , c o n p a t r o n e s y p e o n e s .
2) las u n i d a d e s f a m il ia r e s que operan con fuerza de trabajo casi exclusivamente familiar no asalariada, y carecen de transporte propio.
De las 10 unidades naranjeñas, 4 son de tipo empresarial y 6 de tipo familiar. Los dos tipos de unidades presentan diferencias a lo largo del proceso productivo y déla comercialización. En cuanto al abastecimiento de materias primas, mientras que las unidades familiares en general deben pagar todos los materiales y el costo del flete para llevarlos al sitio de trabajo, las unidades empresariales poseen por lo menos un camión, hecho que reduce sustancialmente sus gastos en transporte e incrementa su margen de ganancia. Además, en la medida en que el tabiquero —gracias a otras actividades que desarrolla o recursos que controla— pueda proveerse de alguno(s) de los insumos sin erogación adicional, el tabique se vuelve un negocio más redituable. Como veremos más adelante en los estudios de caso, el control de las materias primas ha sido un elemento clave en el éxito de las dos principales tabiqueras.
Otra de las diferencias fundamentales entre los dos tipos de unidades reside en la naturaleza de la fuerza de trabajo utilizada en el proceso productivo. Por un lado, las empresariales emplean exclusivamente mano de obra masculina asalariada, estableciendo una relación de subordinación entre patrón y peón. En cambio, las familiares dependen principalmente del trabajo no remunerado de los distintos miembros de la familia (hombres y mujeres), empleando sólo ocasionalmente a peones. Dicho de otra manera, las unidades familiares dependen de la composición por edad y sexo del grupo doméstico para allegarse mano de obra. En razón de esto, tienden a ser más inestables, ya que con la división del grupo por matrimonio, emigración o fallecimiento, se reduce el número de trabajadores. En ciertas circunstancias, cambios en la composición del grupo doméstico pueden significar la extinción de una unidad familiar de producción.
Finalmente, en el momento de vender su producto, los dos tipos de unidades productivas acceden al mercado de distinta manera. En primer lugar, mientras que las unidades empresariales disponen de vehículo(s) y pueden incrementar el precio de su tabique llevándolo a domicilio, las familiares deben pagar el flete o vender su producto “a pie de campaña” a un precio menor. Así, éstas tienden a vender a compradores locales o regionales y aquellas en un radio más amplio que puede rebasar el regional. Además, los tabiqueros empresariales tienen la posibilidad de almacenar grandes volúmenes de tabique para esperar mejores precios en la época de lluvias, manteniéndose durante el intervalo con otros negocios o recursos. La unidad familiar, al contrario, suele tener urgencia por vender su producto, pues debe recuperar su inversión para poder producir de nuevo. Si bien 5 de los 6 tabique- ros en esta categoría realizan otras actividades, sólo uno cuenta con unos ingresos monetarios lo suficientemente estables como para sostener al grupo doméstico mientras encuentra comprador. (Ver Cuadro 3.) En estas circunstancias, los productores de unidades familiares deben regatear el precio de su tabique y las más de las veces aceptar un precio menor que el tabiquero empresarial.7
Los dos tipos de unidades no sólo coexisten en Naranja, sino que mantienen relaciones —aunque desiguales— entre sí en torno a la mano de obra y al transporte. Por un lado, se observa una movilidad de la mano de obra que tiende a trasmitir los conocimientos y habilidades adquiridos y ejercitados en las unidades empresariales a las familiares. Varios trabajadores que conocieron el oficio laborando como asalariados en las primeras unidades empresariales “se independizaron”, fundando sus propias tabiqueras familiares. Como ya vimos, el mismo fenómeno sucedió a otro nivel entre las tabiqueras zacapenses y las naranjeñas: algunos naranjeños se capacitaron allí y posteriormente iniciaron unidades familiares en su pueblo. Tres de las diez tabiqueras actuales fueron fundadas por peones que se independizaron.
Por otro lado, las unidades empresariales ofrecen sus servicios a las familiares que carecen de camión para el transporte tanto de materiales como del tabique terminado. Empero, este servicio de flete no llega a convertirse en acaparamiento de tabique por parte de transportistas revendedores, fenómeno tan extendido en otras zonas tabiqueras como Chilchota (Ramírez 1986;161) o Santa Lucía del Camino, Oaxaca (Cook 1984:135).
Resumiendo, las unidades empresariales obtienen márgenes de ganancia mucho mayores que las familiares. Según cálculos de un tabiquero de Los Ajolotes con más de 20 años de experiencia en la rama (primero como peón y luego por su cuenta), mientras que aquéllas ganan un 50%, éstas se tienen que conformar con un 10%.8 Dicha brecha en el margen de ganancia se explica en gran medida por el hecho de contar o no con transporte propio, lo cual redunda tanto en los gastos de producción como en el precio de venta del tabique. El tabiquero empresarial obtiene un precio mayor entregando el producto a domicilio, o bien vendiendo tabique almacenado en la época de lluvias, la temporada de menor oferta.
3. Lógica de funcionamiento de las tabiquerasempresariales y familiares: cuatro estudios de caso
El análisis de las trayectorias de cuatro tabiqueras na-
C u a d r o 3C a r a c t e r ís t ic a s de l a s t a b iq u e r a s n a r a n j e n a s
(TEMPORADA 1987-1988)
AñodeFundación
Actividad anterior del Tabiquero
Relación previa con el oficio
Caracterís- Propiedad ticas de la del sitio mano de de Trabajo obra
Asa- Fami- laria- liar da
Volumen de producción
Transporte ProcedenciaOtras propio de los actividades
comprado- actuales res
Evolución de la tabiquera
Unidades Empresariales
1970 Jornalero 5 Propio 20,000 cada 20 o 25 días
Sí Regional y Agricultor; cultiva del Estado tierras ajenas con
tractor “maquilando” o a medias.
In ic ió él m ism o con un camión. Tres años después, contrató peones.
1976 Compra-venta Padre vendía de alfalfa barro a tabi-
queros de Zacapu
2 Propio 15-16,000 cada mes y medio
Sí Regional Compra-venta de maíz; engorda de ganado
E m pezó a n iv e l em presarial con camión, barro, capital y peones.
1987 Ganadero y campesino
2 Renta 12,000 cada mes y medio
Sí Regional Cría de vacas; labores agrícolas en sus p rop ias t i e rras.
E m pezó a n ive l em p resa ria l con camión y peones.
1987 Taxista en el D.F.
Hermano produjo tabique para su gasto
1 Propio 10,000 cada 5 semanas
Sí Del Estado Transporte de materiales en su camión.
E m pezó a n iv e l em presarial con cam ión , terreno comprado y peón, gracias a ahorros previos.
1980 CampesinoPeón en tabiquera empre- — sarial en Naranja
2 Propio (en el solar)
10,000 cada 2 meses
No Regional y Labores agrícolas del Estado en tierras propias
y ajenas a medias.
Siempre ha dependido de mano de obra familiar: inicialmente 3 hijos, ahora 1.
1982Peónagrícola Ninguna 1 1
Propio 10,000 cada (en el solar) mes y medio
No Local y Regional
Emigración a Estados Unidos
Empezó a producir para su uso personal enseñándose con un peón que contrató. Ha variado la intensidad del trabajo.
1986Ayudante de albañil y tabiquero asalariado
Peón en tabiquera de — Zacapu
1Propio 15-16,000 (en el solar) cada mes
No Local y Regional
Ninguna Se independizó y trabaja solo
1986 Jornalero y migrante
Aprendió el oficio con 1 su padre
2 Prestado15,000(espera ventas para seguir)
No Local y Regional
Chofer de taxi Ha pasado por tres etapas: 1) producción para su gasto con familiares; 2) producción comercial con mano de obra; 3) con peones.
1986 Campesinomediero
Ninguna — 2 Propio15,000(espera ventas para seguir)
No Local Mediero Ha trabajado a medias con un socio.
1987 Peón en tabiqueriaempresarial
— 2 Propio (en 10,000 cada No Local Peón agrícola Se independizó y— 2 el solar) cada mes trabaja conJa ayu
da de un hijo
ranjeñas (dos empresariales y otras tantas familiares) ilustrará cómo las lógicas de funcionamiento de los dos tipos de unidades son fundamentalmente distintas. Mientras que las empresariales reflejan una integración horizontal y vertical de las diversas actividades desarrolladas por sus dueños, las familiares tienden a ser negocios más inestables, que surgen como intentos de autoempleo para complementar ingresos provenientes de otras actividades.
Integración horizontal y vertical en las unidades empresariales: Pablo y Venustiano
Caso 1. En Naranja la tabiquería empresarial encuentra a su pionero en Pablo, un jornalero que viendo las tabiqueras de Zacapu pensó que en su comunidad podría hacer lo mismo y así quizás “salir del paso”. Durante los primeros años trabajó solo, cargando y transportando los materiales en un camión modelo 1948 que había comprado previamente a un terreno rentado en la salida del pueblo. Fabricaba teja y tabique él mismo, pues “no había capital para hacer contrataciones”. Con el tiempo, dejó la teja para centrarse en el tabique. Tres años después de iniciar la producción, Pablo “vio que dio resultado y metió a 2 peones, unos muchachos que vinieron de Zacapu porque aquí todavía nadie sabía hacer el tabique”. Es en este momento, al dejar el trabajo personal, que Pablo lanza su exitosa carrera como pequeño empresario local.
Logró adquirir un terreno con barro y después, a mediados de los setentas, un tractor viejo que “se pagó con tabique”. Después, vendió aquel tractor para comprar uno nuevo, con el cual trabaja hoy en día un poco más de 50 hectáreas a medias. Además, por las mismas fechas adquirió un molino de nixtamal del cual se encarga su esposa. La mediería le proporciona grandes cantidades de maíz que él desgrana, ocupando el olote para la quema de sus campañas en vez de leña y rastrojo que él mismo muele y utiliza en su mezcla de barro en vez de estiércol. (Esta última innovación fue su respuesta al alza del precio del estiércol.) Así, Pablo ha logrado la integración vertical hacia atrás de su empresa tabiquera al proveerse de varios insumos (barro, combustible para la quema de sus campañas) y recursos necesarios para la fabri
cación (medio de transporte, terreno).Actualmente, Pablo emplea a 5 peones en el proceso
productivo y alcanza a quemar 10 campañas de 20,000 unidades en una temporada. Cuenta habida de sus gastos (de los cuales el renglón más fuerte es el correspondiente al pago de salarios), sus ganancias del tabique en la temporada 1987- 1988 deben haber ascendido a más de 15 millones de pesos.
Caso 2. En 1976, Venustiano, un joven comerciante dedicado a la compra-venta de alfalfa, y cuyo padre vendía tierra de una de sus propiedades a tabiqueros zacapenses desde hacía varias décadas, funda otra tabiquera en N aranja. Para ello, Venustiano contrata peones naranjeños, algunos ya conocedores del oficio.
Su pertenencia a una familia acomodada, aunado al éxito obtenido en la compra-venta de alfalfa le permitieron a Venustiano iniciar la producción de tabique con varias ventajas. Contaba con propiedádes, con bancos de arena y propicias para servir de sitio de fabricación así como varios camiones para el transporte de materias primas y de tabique terminado. Con el tiempo, fue logrando una mayor integración vertical de sus variados negocios.
A principios de los ochenta, incursionó en la engorda de ganado, lo cual le evitó gastos en estiércol. Posteriormente, cuando dejó el comercio de alfalfa para introducirse en el de maíz, sustituyó la leña por el olote, ahorrándose de esa manera otro gasto en materias primas para el tabique. En suma, gracias al manejo inteligente de las actividades comerciales, ganaderas y tabiqueras, Venustiano —al igual que Pablo aunque por distintas vías— ha logrado minimizar sus gastos de producción de tabique y maximizar sus ganancias.
En ambos casos descritos, la actividad tabiquera se inserta en un complejo entramado de negocios exitosos que se retroalimentan. Sin que sea la principal actividad del dueño, ni en términos de tiempo ni de beneficios obtenidos, las dos empresas, se han caracterizado por su solidez: son las dos de mayor antigüedad y producción en el pueblo. Su gran éxito se explica en términos de una estrategia empresarial que busca la integración horizontal y vertical, estrategia expresada claramente por Pablo: “Cuando ligué el tractor
con el tabique, salió mejor”.
Inestabilidad y complementariedad con otras actividades económicas en las unidades familiares: Claudio y Luis
Caso 3. Hijo de ejidataria, Claudio trabaja con tronco de caballos la parcela ejidal y otra fracción de tierras de propiedad privada que juntas suman 5 hectáreas. También tiene algunas cabezas de ganado en un hato que, según él, “se fue acabando”. En 1979, se contrató como peón en la tabiquera de Pablo y un año después inició su carrera como tabiquero independiente. Como las labores agropecuarias le ocupaban sólo una parte de su tiempo, emprendió la tabiquera con el afán de “hacer algo en el tiempo desocupado”. Empezó trabajando con sus tres hijos, ayudados ocasionalmente por alguna de las mujeres de la casa. Sin embargo, los dos hijos mayores luego se fueron a trabajar a México, D.F., y ahora sólo siguen el padre y el hijo menor.
Como los demás tabiqueros familiares, Claudio compra todos los materiales y paga el flete para que se los entreguen en el sitio de fabricación (en este caso, en el mismo solar). Vende los 10 o 13 mil tabiques que quema por campaña casi siempre al pie por carecer de transporte propio. En ocasiones, compradores foráneos (por ejemplo, de Pátzcuaro) le han comprado campañas enteras, pero generalmente vende por cantidades menores (entre 2 y 5 mil tabiques) en el mismo Naranja.
Resume así las limitaciones de su empresa: “Como no estoy meramente dedicado a esto, no es mucho lo que produzco, y así como uno trabaja —una, dos o tres campañas por temporada— no crea que es muy buena inversión, no queda mucho; uno vende de a poco y así es una ayuda nomás para uno... No es como Venustiano o Pablo que tienen sus camiones y no dejan de hacer, de quemar y de vender. Ellos venden al año hasta 10 campañas, y nomás vea cuánto es una de esas campañas de a 20 mil: unos 2 millones de pesos. Uno no puede hacer más por falta de recursos. Eso es lo que lo detiene a uno, que apenas va sacando para comer y vestir y no se puede uno extender.”9
Caso 4. Procedente de una familia de jornaleros, Luis se
enseñó a hacer tabique con su padre quien fue uno del trío de naranjeños que produjo durante sólo una temporada a fines de los años cincuenta. Hace tres años Luis, su padre y dos hermanos mayores fabricaron tabique “para el gasto familiar”, es decir para construir la casa propia y bardear el terreno. Trabajaron padre e hijos en el mismo solar, con la finalidad de lograr un ahorro: “en vez de comprarlo, vamos a hacerlo”.
Una vez inculcado el oficio, y viendo que dejaba como negocio, Luis decidió producir tabique por su cuenta. El primer año empezó con los mismos dos hermanos, pero al año siguiente —cuando éstos emigraron para enrolarse en el ejército y ante la falta de hijos en edad de trabajar— contrató a tres peones para producir en un terreno prestado por su suegro. En la temporada 1987-88 quemó 4 campañas de 15,000 unidades cada una, comprando los insumos para levantar la nueva campaña con las ganancias de la anterior. El mismo se encarga de levantar y quemar la campaña, a fin de reducir sus gastos de producción. En general vende su tabique en la misma región —Zacapu, Coeneo— a pie de ladrillera o pagando flete, cuando el cliente lo pide a domicilio.
Además de la producción tabiquera, Luis se emplea desde hace poco como chofer de un taxi propiedad de su suegro en la ruta Za.capu-Coeneo. En época de lluvias, abandona el tabique para dedicarse exclusivamente “al carro”.
La corta trayectoria de Luis ilustra elocuentemente los frecuentes cambios y reacomodos de las unidades familiares. Después de aprende el oficio de su padre, fabricando tabique para sus propias necesidades, Luis inicia la producción comercial con mano de obra familiar. En un tercer momento debido a un cambio en la composición familiar, recurre a la contratación de mano de obra asalariada para ayudarse. Sin haber dejado de intervenir directamente en el proceso productivo, Luis considera que él administra su tabiqueria y posiblemente en un futuro no lejano pueda convertirse en unidad empresarial.
En resumen, los casos estudiados indican que las unidades familiares tienden a ser pequeñas empresas desarrolladas por grupos domésticos con recursos monetarios relativamente escasos. Frecuentemente, estas familias recurren a la
tabiquería para responder a sus necesidades de autoconstrucción, y luego ven en ella una opción de autoempleo que no requiere de una gran inversión. No existe proceso de acumulación de capital. Inclusive, varios productores esperan las ventas para poder seguir trabajando. Empero, la relativa facilidad de arranque en el negocio tiene su contrapartida en la inestabilidad de las unidades familiares; algunos aparecen sólo para desaparecer en la siguiente temporada por falta de recursos o porque surgió otra oportunidad aparentemente más rentable o atractiva.
El otro factor que contribuye a la inestabilidad de estas unidades es su dependencia de la mano de obra familiar. Para iniciarlas y para sobrevivir, falta que haya suficiente fuerza de trabajo familiar disponible. Cambios en la composición por edad y sexo de las familias afectan no sólo el nivel de producción de las unidades sino hasta su propia existencia. En este sentido, se han observado casos de productores que debieron ir reduciendo su producción conforme sus hijos fueron emigrando, y de otros que se vieron obligados a abandonar la actividad por falta de mano de obra familiar e incapacidad de contratar peones.
En cambio, las unidades empresariales no son fuente directa de empleo para el tabiquero patrón que invariablemente emplea trabajadores. Sigue una estrategia de integración horizontal y vertical de la tabiquería con otras actividades que realiza. Así, los cuatro tabiqueros empresariales combinan esta actividad con: 1) el cultivo de tierra ajena con tractor “maquilando” o a medias y un molino de nixtamal; 2) la compra-venta de maíz, la engorda de ganado, la venta de barro y un molino de nixtamal; 3) el transporte de materiales para la tabiquería o la construcción, y 4) la cría de ganado y el cultivo de tierras propias y ajenas a medias. (Ver Cuadro 3.) Sobre todo en los dos primeros casos (los de pablo y Venustia- no), resalta la integración horizontal y vertical de las actividades de estos tabiqueros capitalistas con sus otras actividades proporcionáandoles insum os para la producción tabiquera sin costo adicional.
C uadro 4C o n t a b il id a d de u n a t a b iq u e r a n a r a n j e ñ a *
Gastos 792,500 Materiales (incluyendo transporte)
Tierra 195,000Leña u olote 180,000Estiércol 30,000Arena 35,000
Subtotal 440,000 Materiales
Mano de obraHechura 187,500Quema 165,000
Subtotal 352,500 Mano de obra
Ingresos 1’125,000Ganancia 332,500* Los cálculos son para una campaña de 15,000 tabiques a precios vigentes
en la primavera de 1988.
4. Tendencias de desarrollo de las tabiqueras en la región zacapense
El análisis del desarrollo reciente de la actividad tabiquera en Naranja subraya la coexistencia de las unidades empresariales y familiares. En el caso naranjeño, los dos tipos de unidades no se presentan como dos etapas en un ciclo de desarrollo, pues aunque algunas unidades familiares con el tiempo han pasado a contratar peones, ninguna se ha convertido en empresarial. Con la excepción de Pablo, quien en un principio trabajó personalmente en su empresa, las unidades empresariales existentes no conocieron un periodo de organización familiar.
Como vimos, su coexistencia no implica igualdad de circunstancias para expandirse. Mientras que las empresariales han logrado incrementar su producción y sus ganancias mediante la integración vertical y horizontal de sus negocios, las familiares luchan por sobrevivir. Unas trabajan sólo una temporada o dos y son reemplazadas por otras
unidades nuevas. Dicho de otra manera, aunque las unidades familiares mantienen una presencia en la industria tabiquera naranjeña, no son siempre las mismas.
La literatura antropológica ha constatado la coexistencia de unidades productivas de diferente escala para ramas tan diversas como la zapatera tapatía y leonesa y la textil del centro del país. Diversos investigadores han postulado que lejos de ser reminiscencias del pasado, las unidades productivas de pequeña escala le son funcionales a la gran industria mexicana.10 No se observa tal funcionalidad en las relaciones entre tabiqueras familiares y empresariales en Naranja. Más bien, se trata de unidades productivas que funcionan con lógicas distintas y atienden a demandas distintas.
La situación actual de la tabiqueria en Naranja está marcada por la proliferación de las unidades de producción que empezó a manifestarse a fines de los años setenta. Pablo, el primer tabiquero empresarial se queja de la competencia: “Ya muchos me han copiado”. Se percibe cierta preocupación por el efecto que tal proliferación tiene sobre el precio y la facilidad de venta del producto. La sobreproducción y saturación del mercado se presenta en forma acentuada en la ciudad de Zacapu, donde se estima que el número de tabiqueros rebasa los 100. De ahí que un análisis de los factores que permitieron la multiplicación de tabiqueras zacapenses así como de las consecuencias de la expansión explosiva de este oficio arrojará elementos que ayudan a entender las perspectivas futuras de la tabiqueria en Naranja.
El incremento numérico de tabiqueras en la cabecera municipal empezó a manifestarse en la década de los setenta. Aparecieron tabiqueras en colonias vecinas a la San Miguel (San Isidro, Múgica, Obrera, Miguel Angel y el Cuinato) y en algunas otras orillas de la ciudad, aunque hasta la fecha el rumbo tabiquero por excelencia sigue siendo constituido por las colonias proletarias sureñas. Surgieron unidades de todos los tamaños, desde las familiares que queman campañas de alrededor de 10,000 tabiques hasta las empresariales que arman campañas de 40,000. De hecho, la diferenciación entre las tabiqueras zacapenses es mucho mayor que la observada en comunidades vecinas.
En 1979, ante el problema de la competencia enconada
entre unidades por colocar su producto en el mercado, un grupo de 45 tabiqueros (la mayoría de ellos de unidades familiares) decidió formar una unión, afiliándose a la CTMen
Morelia. El principal objetivo de la unión era el de organizarse para hacer valer más el tabique, lo cual no se logró. Irónicamente, al organizarse y registrarse oficialmente, estos tabiqueros facilitaron el control gubernamental de su actividad a través de los impuestos. Actualmente, los miembros de la unión deben pagar impuestos en la oficina local de Rentas, mientras que la gran mayoría de tabiqueros evade sus obligaciones fiscales.
En general, los tabiqueros consideran injusta esta carga: “El gobierno no entiende que el nuestro es un trabajo duro que no debe pagar impuestos. Apenas nos alcanzamos a mantener, y no hay derecho de que el gobierno todavía nos cobre. Nosotros aún en tiempos de fríos en las mañanitas tenemos que quitarnos los zapatos para batir el lodo. Yo quisiera ver a esos que trabajan en las oficinas quitándose los zapatos y entrando descalzos a trabajar”.11 Además, esta carga es de igual monto para todos los tabiqueros, independientemente de su volumen de producción y tipo de organización.
El aumento en el número de tabiqueras siguió a lo largo de los años ochenta, al grado que muchos tabiqueros estiman que se ha saturado el mercado y puesto en entredicho la redituabilidad de la actividad. Se quejan amargamente de la proliferación de tabiqueras: “Ahora cualquiera hace tabique. Solos los burros y los perros no hacen porque no pueden. Así ya no costea, no es negocio.” “Antes era negocio, pero ahora nomás para mantenerse y vivir la vida. Ya se choteó la cosa”.12 Al mismo tiempo, se ha generado una cierta competencia por la fuerza de trabajo, de tal manera que “navega uno mucho con los peones”. Se observa una gran rotación de trabajadores, ya que el peón tiende a ir de una tabiquera a otra en busca de un salario mayor.
Otra probable consecuencia de la saturación de la demanda de tabique en Zacapu ha sido la ampliación de la temporada de producción para abarcar también la época de lluvias. No obstante las dificultades y mayores riesgos que el clima húmedo implica para el secado y la quema del tabique,
hay tabiqueros que no detienen su producción de junio a septiembre. Al parecer, se trata de productores que, a falta de otra posibilidad de empleo durante las aguas, intentan aprovechar el mayor precio que alcanza el tabique en este periodo de menor oferta. (Cabe mencionar que los tabiqueros con mayor capacidad de producción también pueden aprovechar este momento de venta, almacenando su producción de las secas.)
¿Qué futuro espera entonces a la tabiqueria naranjeña? A diferencia de Zacapu, las tabiqueras no parecen haber saturado el mercado; existe demanda local (para la construcción de casas habitación) y regional (compradores foráneos que llegan generalmente con su transporte propio). También en contraste con muchos tabiqueros y peones zacapenses, los productores naranjeños —tanto de unidades familiares como empresariales— suelen combinar la tabiqueria con otras actividades, de tal forma que no dependen exclusivamente de aquélla para su sobrevivencia.
Conclusiones
Este artículo ha trazado tanto los orígenes como la situación actual de la tabiqueria en la región zacapense. Se estableció que el surgimiento de esta actividad económica en diversas comunidades del municipio —entre ellas Naranja— obedeció, por un lado, a la abundancia y facilidad de acceso a las materias primas necesarias, y por el otro, a la difusión del oficio desde la cabecera municipal. El rápido proceso de urbanización de Zacapu, iniciado en 1946, fue un elemento catalizador del paso de una demanda escasa y puntual (para la construcción de algún edificio público) a una regular y sostenida (para la construcción de casas-habitación para diversas clases sociales.) Al ubicar a la tabiqueria naranjeña en un contexto regional se descubrieron los vínculos entre la ciudad y las poblaciones menores, avenidas por las cuales tran sitan la mano de obra y los conocimientos. En todos los casos que conocemos, los iniciadores del oficio en localidades menores habían adquirido sus conocimientos del mismo ya sea trabajando en el ramo en Zacapu, o por medio de un tabique-
ro zacapense.Otro resultado más sorprendente de la investigación fue
el peso de la demanda local de estas tabiqueras. Aunque sí venden sus ladrillos en Zacapu y en la región, la mayor parte de la producción en comunidades menores se ha destinado a los mismos pueblos, reflejo de la importancia del mercado local en la comercialización. Esta situación contrasta fuertemente con la imperante en la zona tabiquera cercana a la ciudad de Oaxaca donde los productores surten la industria de la construcción en el Valie de Oaxaca. En Santa Lucía, por ejemplo, los “mileros”, o fabricantes de tabique que trabajan a destajo, constituyen un verdadero proletariado rural. Con su constelación de actores (milero, empleador-supervisor, ta biquero por cuenta propia que recurre a mano de obra familiar y/o asalariada, transportista-revendedor) y su mayor división del trabajo, la industria tabiquera en Santa Lucía ha pasado de un estadio de tipo campesino-artesano a otro campesino-capitalista, engranándose en el desarrollo capitalista regional. (Cook 1984:193).
En el otro extremo, Ramírez (1986:175) considera la tabiquería desarrollada en la Cañada de los Once Pueblos en Michoacán como una producción artesanal, caracterizada por la elaboración manual por una fuerza de trabajo mal remunerada y vinculada a la agricultura, a otras actividades artesanales o a la migración temporal. La producción, por su lado, se hace con una baja inversión y mínimos cambios tecnológicos. No obstante, el autor reconoce que Chilchota, cabecera municipal y centro tabiquero por excelencia de la Cañada, se encuentra inmersa en el proceso de expansión de la economía urbana de Zamora sobre los municipios rurales circundantes. De hecho, estima que cuenta con entre 25 y 30 tabiqueras de corte empresarial.
La actual tabiquería n ranjeña nos aparece más bien como una actividad realizada por cuenta propia, sin haber llegado al grado de integración a un mercado urbano regional que han alcanzado las dos zonas productoras arriba descritas. Se caracteriza por la coexistencia de unidades empresariales (que operan exclusivamente con fuerza de trabajo asalariada y disponen de transporte propio) y familiares (que operan con mano de obra casi exclusivamente familiar y
carecen de medios de transporte). Las unidades organizadas como negocios capitalistas, con patrones y peones, han resultado ser las más sólidas y las de mayor volumen de producción, gracias a la estrategia de integración horizontal y vertical seguida por sus dueños. En cambio, las familiares, al depender de la composición del grupo doméstico para allegarse mano de obra y al no lograr un proceso de acumulación de capital, viven una situación más precaria. Surgen y desaparecen con mayor frecuencia que las empresariales. En la medida en que se abandona o se retoma la fabricación de acuerdo con el ritmo del trabajo principal (generalmente agrícola), la tabiqueria es una actividad estacional y complementaria. Efectivamente, sólo un tabiquero vive exclusivamente del ejercicio de su oficio.
Ahora bien, tanto el tabiquero empresarial como el familiar produce para el mercado. Ambos emprenden la fabricación con miras comerciales. Su objetivo es la obtención de una ganancia que se traducirá en ingresos monetarios para el mantenimiento del grupo doméstico. En ese sentido, la proliferación de tabiquerías en Naranja y particularmente en Zacapu forma parte de una tendencia mayor: la reciente ampliación del sector de trabajadores por cuenta propia. García (1987:95) constata dicho fenómeno a nivel nacional para la década de los setenta, relacionándolo con el periodo de franco deterioro de oportunidades de empleo que vivimos y con la pérdida de dinamismo del proceso de salarización. Las familias naranjeñas, en la coyuntura actual —de contracción del empleo agrícola, recortes masivos en el personal de la fábrica de la Celanese, y mayores necesidades de ingresos monetarios para su sustento—, se han visto obligadas a modificar sus estrategias familiares de reproducción social. Estas se erigen cada vez más sobre la base de ingresos obtenidos de un trabajo asalariado o por cuenta propia. En este sentido, la tabiqueria representa una de varias opciones de autoempleo que se están experimentando en la región.
NOTAS
1. Existen sin embargo algunos estudios pioneros de actividades manufactureras en el medio rural. Véase, por ejemplo, Arias (1986) y sobre la tabiquería en particular Cook (1984) y Ramírez (1986:cap. IV).
2. Los datos sobre la tabiquería se basan en entrevistas, observaciones y recorridos de campo realizados por Luis Ramírez Sevilla (LRS) en 1987 y 1988. Para garantizar el anonimato de los informantes, los nombres que aparecen son ficticios.
3. En Chilchota, cabecera de la Cañada de los Once Pueblos localizada a unos 50 kilómetros al oeste de Zacapu, las tabiqueras reemplazaron a las tejerías hacia 1960 y alcanzaron un crecimiento sostenido en la década siguiente. (Ramírez 1986:142)
4. Analizaremos las trayectorias de estas dos tabiqueras empresariales más adelante como los estudios de caso 1 y 2.
5. Ramírez (1986:173) apreciaba este crecimiento: “Es previsible a mediano o largo plazo un incremento de la producción tabiquera en los alrededores de Zacapu, pues sus terrenos de aluvión, ganados a la ciénaga y parecidos a los de Chilchota, son ideales para ello.”
6. En este apartado el presente histórico es la temporada 1987-1988; todos los datos están referidos a ese periodo.
7. Por ejemplo, los precios de venta fluctúan entre 70,000 y 110,000 pesos el millar.
8. Entrevista realizada por LRS a V.R., Los Ajolotes, Mich., 8 de septiembre de 1988.
9. Entrevista de LRS a C.A., Naranja, 18 de abril de 1988.10. Cf. Alba (1985) y Calleja (1984).11. Entrevista de L.R.S. a D.A., Zacapu, 27 de agosto de 1988.12. Entrevistas de L.R.S. a F.G., Los Ajolotes, 8 de septiembre 1988 y a
A.M., Zacapu, 27 de agosto de 1988.
BIBLIOGRAFIA
ALBA, Carlos, “La importancia de la pequeña industria en sociedades dependientes”, Relaciones, vol. VI, no. 22. Zamora, El Colegio de Michoacán, 1985. pp. 85-112.
ARIAS, Patricia, “Maquila, pequeña industria y trabajo a domicilio en los Altos de Jalisco”, Relaciones, vol. VII, núm. 28. Zamora, El Colegio de Michoacán, 1986, pp. 33-60.
CALLEJA, Margarita, “Dependencia y crecimiento industrial: las unidades domésticas y la producción de calzado en León, Guana- juato”, Relaciones, vol. V, núm. 17. Zamora, El Colegio de Michoacán, 1984. pp. 55-85.
COOK, Scott, Peasant Capitalist Industry. Piecework and Enterprise in Southern Mexican Brickyards. Lanham, Mary- land: University Press of America. 1984.
GARCIA, Brígida, Desarrollo económico y absorción de fuerza de trabajo en México, 1950-1980. (1988). México. El Colegio de México.
MUMMERT-ZENDEJAS, Gail, Multiplicité et transformation des formes sociales de mise en valeur de la terre dans un ejido mexicain, 1924-1981. Tesis de doctorado en antropología social, Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, París, F ran cia, 1983.
RAMIREZ, Luis Alfonso, Chilchota. Un pueblo al pie de la sierra. Zamora, El Colegio de Michoacán, 1986.