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T. P., 61, n. o 1, 2004 LA TECNOLOGÍA LÍTICA DEL “COMPLEJO ST” DE PENINJ (LAGO NATRON, TANZANIA): ANÁLISIS DE UN CONJUNTO DEL OLDUVAYENSE AFRICANO LITHIC TECHNOLOGY OF THE “ST SITE COMPLEX” FROM PENINJ (LAKE NATRON, TANZANIA): ANALYSIS OF AN AFRICAN OLDOWAN ASSEMBLAGE TRABAJOS DE PREHISTORIA 61, n. o 1, 2004, pp. 23 a 45 IGNACIO DE LA TORRE SÁINZ (*) RAFAEL MORA TORCAL (**) MANUEL DOMÍNGUEZ-RODRIGO (***) RESUMEN En este trabajo se presenta un análisis sistemático de los materiales líticos hasta ahora estudiados en el Complejo ST de Peninj, en el lago Natron (Tanzania). Este complejo está constituido por un grupo de 11 yacimientos arqueológicos muy próximos topográficamente y situados en la misma po- sición estratigráfica, por encima de la Toba 1 en las Upper Sandy Clays (Arcillas Arenosas Superiores) de la Forma- ción Humbu de Peninj, cuya cronología se estima entre los 1,6-1,4 ma. Desde una perspectiva tecnológica, se estudia- rán conjuntamente los objetos líticos recuperados en cada uno de estos yacimientos, incidiendo en la relevancia de las conclusiones obtenidas para el conocimiento del Olduva- yense africano. ABSTRACT In this work a sistematic analysis of the lithic materials from the ST Site Complex (Lake Natron, Tanzania) is pre- sented. This complex is composed of a cluster of eleven archaeological sites, which share a topographic proximi- ty and the same stratigraphic position. They are located above Tuff 1 in the Upper Sandy Clays of the Humbu For- mation of Peninj, dated around 1,6-1,4 ma. Lithic artefacts from each archaeological site will be analysed together from a technological perspective, focusing on the relevance of the conclusions obtained for knowledge of the African Oldowan. Palabras clave: Olduvayense. Peninj. Natron. Tecnología lítica. Key words: Oldowan. Peninj. Natron. Lithic technology. INTRODUCCIÓN En la actualidad, los trabajos en Peninj se están desarrollando en tres áreas geográficas distintas, denominadas Escarpe Norte, Escarpe Sur y Sección Tipo. Las dos primeras se sitúan en un ambiente fluvial alejado del lago, y en ellas se documentan yacimientos con industria achelense y hasta ahora sin fauna asociada (Isaac 1965; 1967; Domínguez- Rodrigo et al. 2001). La Sección Tipo, por su par- te, se localiza en un medio deltaico muy próximo al margen del lago, presentando concentraciones dis- cretas de restos líticos y óseos adscritos al Olduva- yense (Domínguez-Rodrigo et al. 2002; de la To- rre et al. 2003; de la Torre y Mora 2004). El Complejo ST se encuentra en la parte septen- trional de la Sección Tipo, y está compuesto por un grupo de once yacimientos que comparten una se- rie de rasgos comunes, como son la similar posición estratigráfica, las condiciones tafonómicas y la proximidad topográfica, localizándose todos los conjuntos en un área de unos 3.500 m 2 . Las carac- terísticas sedimentarias, estratigráficas, geomorfo- **(*) Dpto. de Prehistoria, Instituto de Historia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, c/ Serrano 13, 28001, Madrid, Spain. Correo electrónico: [email protected] *(**) Area de Prehistoria, Facultad de Letras, Universidad Autónoma de Barcelona, 08193, Bellaterra, Barcelona, Spain. Correo electrónico: [email protected] (***) Dpto. de Prehistoria, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense de Madrid, 28040, Madrid, Spain. Co- rreo electrónico: [email protected] Recibido: 26-IX-03; aceptado: 4-XII-03.

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LA TECNOLOGÍA LÍTICA DEL “COMPLEJO ST” DE PENINJ(LAGO NATRON, TANZANIA): ANÁLISIS DE UN CONJUNTODEL OLDUVAYENSE AFRICANO

LITHIC TECHNOLOGY OF THE “ST SITE COMPLEX” FROM PENINJ (LAKE NATRON,TANZANIA): ANALYSIS OF AN AFRICAN OLDOWAN ASSEMBLAGE

TRABAJOS DE PREHISTORIA61, n.o 1, 2004, pp. 23 a 45

IGNACIO DE LA TORRE SÁINZ (*)RAFAEL MORA TORCAL (**)MANUEL DOMÍNGUEZ-RODRIGO (***)

RESUMEN

En este trabajo se presenta un análisis sistemático de losmateriales líticos hasta ahora estudiados en el Complejo STde Peninj, en el lago Natron (Tanzania). Este complejo estáconstituido por un grupo de 11 yacimientos arqueológicosmuy próximos topográficamente y situados en la misma po-sición estratigráfica, por encima de la Toba 1 en las UpperSandy Clays (Arcillas Arenosas Superiores) de la Forma-ción Humbu de Peninj, cuya cronología se estima entre los1,6-1,4 ma. Desde una perspectiva tecnológica, se estudia-rán conjuntamente los objetos líticos recuperados en cadauno de estos yacimientos, incidiendo en la relevancia de lasconclusiones obtenidas para el conocimiento del Olduva-yense africano.

ABSTRACT

In this work a sistematic analysis of the lithic materialsfrom the ST Site Complex (Lake Natron, Tanzania) is pre-sented. This complex is composed of a cluster of elevenarchaeological sites, which share a topographic proximi-ty and the same stratigraphic position. They are locatedabove Tuff 1 in the Upper Sandy Clays of the Humbu For-mation of Peninj, dated around 1,6-1,4 ma. Lithic artefacts

from each archaeological site will be analysed togetherfrom a technological perspective, focusing on the relevanceof the conclusions obtained for knowledge of the AfricanOldowan.

Palabras clave: Olduvayense. Peninj. Natron. Tecnologíalítica.

Key words: Oldowan. Peninj. Natron. Lithic technology.

INTRODUCCIÓN

En la actualidad, los trabajos en Peninj se estándesarrollando en tres áreas geográficas distintas,denominadas Escarpe Norte, Escarpe Sur y SecciónTipo. Las dos primeras se sitúan en un ambientefluvial alejado del lago, y en ellas se documentanyacimientos con industria achelense y hasta ahorasin fauna asociada (Isaac 1965; 1967; Domínguez-Rodrigo et al. 2001). La Sección Tipo, por su par-te, se localiza en un medio deltaico muy próximo almargen del lago, presentando concentraciones dis-cretas de restos líticos y óseos adscritos al Olduva-yense (Domínguez-Rodrigo et al. 2002; de la To-rre et al. 2003; de la Torre y Mora 2004).

El Complejo ST se encuentra en la parte septen-trional de la Sección Tipo, y está compuesto por ungrupo de once yacimientos que comparten una se-rie de rasgos comunes, como son la similar posiciónestratigráfica, las condiciones tafonómicas y laproximidad topográfica, localizándose todos losconjuntos en un área de unos 3.500 m2. Las carac-terísticas sedimentarias, estratigráficas, geomorfo-

**(*) Dpto. de Prehistoria, Instituto de Historia, ConsejoSuperior de Investigaciones Científicas, c/ Serrano 13, 28001,Madrid, Spain. Correo electrónico: [email protected]

*(**) Area de Prehistoria, Facultad de Letras, UniversidadAutónoma de Barcelona, 08193, Bellaterra, Barcelona, Spain.Correo electrónico: [email protected]

(***) Dpto. de Prehistoria, Facultad de Geografía e Historia,Universidad Complutense de Madrid, 28040, Madrid, Spain. Co-rreo electrónico: [email protected]

Recibido: 26-IX-03; aceptado: 4-XII-03.

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lógicas y zooarqueológicas del Complejo ST hansido presentadas de forma sistemática en otro lugar(Domínguez-Rodrigo et al. 2002), por lo que no esnecesario insistir más en ellas. Tan solo convieneseñalar, a modo de contextualización, que el Com-plejo ST se sitúa en la parte baja de las Upper SandyClays (miembro superior de la Formación Humbu),localizándose todos los yacimientos en un contextode arenas gruesas que descansan sobre la Toba 1 loque, a partir de las dataciones radiométricas (Ma-nega (1); Isaac and Curtis 1974), paleomagnéticas(Thouveny and Taieb 1986; 1987) y correlacionesbioestratigráficas (Geraads 1987; Denys 1987),permiten situar estas evidencias arqueológicas entorno a los 1,6-1,4 ma (véase una síntesis de estacuestión en Domínguez-Rodrigo 1996; de la Torrey Domínguez-Rodrigo 2001).

En este trabajo vamos a presentar la industrialítica hasta el momento estudiada del Complejo ST,centrándonos en los aspectos tecnológicos de lacolección, con el objeto de ampliar y tratar con másdetalle las conclusiones preliminares ya expuestasen otro lugar (de la Torre et al. 2003). De esta for-ma, el análisis pormenorizado de los métodos deexplotación observados en la industria del Comple-jo ST de Peninj nos permitirá ahondar en la com-prensión del Olduvayense africano y enmarcar es-tas estrategias tecnológicas en el contexto de lasformas de vida de los homínidos a comienzos delPleistoceno inferior.

LAS MATERIAS PRIMAS

La caracterización petrológica y la localizaciónde las áreas de abastecimiento de las materias pri-mas representadas en los yacimientos del ComplejoST se encuentran todavía inconclusas, por lo quelos resultados son en este aspecto aún preliminares.A partir de sus características macroscópicas, sellevó a cabo una clasificación de las piezas en cin-co categorías, una de nefelinitas (con cinco subti-pos distintos), tres de basaltos (en función del gra-do de alteración o de la presencia de cristalesconspicuos) y una de cuarzos (de hecho cuarcitas ymetacuarcitas en términos petrológicos). Era nece-sario contrastar esta división de visu con la conse-cución de analíticas más precisas, por lo que se rea-

lizaron análisis de difracción de rayos X y láminasdelgadas en el Laboratorio de Petrología delMNCN-CSIC, que han permitido identificar distin-tos tipos de basaltos (basanitas tipo limburgita,basaltos afíricos, hawaíticos, tobas basálticas afíti-cas, etc), así como nefelinitas piroxénicas y meta-cuarcitas. Estas analíticas han demostrado la granvariabilidad de rocas volcánicas representadas enlos conjuntos del Complejo ST, advirtiendo delriesgo de establecer subtipos usando criterios ex-clusivamente macroscópicos. De este modo, mu-chas de las piezas que externamente parecían igua-les tienen petrologías distintas, mientras quealgunas que presentaban superficies diferentes co-rresponden a las mismas formaciones. Por todasestas razones se ha optado por simplificar la clasi-ficación a las categorías más evidentes (nefelinitas,basaltos y cuarzos), a la espera de contar con unestudio petrológico sistemático que permita definircon mayor exactitud la composición de los distin-tos conjuntos.

Con todo, es obvio que los homínidos no aten-dían a las características físico-químicas de las ro-cas sino que elegían las mismas a partir de criteriosde visu, en función seguramente de la aptitud parala talla de las distintas materias primas. A partir delas réplicas experimentales, se deduce que el cuarzoes la materia prima de peor calidad, siendo difícilreducir estos bloques a partir de una estrategia detalla organizada. Por lo que se refiere a los basaltos,la variabilidad es enorme, encontrando piezas conun grano muy fino, sin impurezas y perfectamenteaptas para la talla, y otros recubiertos de vacuolas,con numerosas fracturas internas, de grano grueso,etc, en las que sería difícil conseguir fracturas con-coideas. La impresión al observar los ejemplares ennefelinita es que ésta debió ser una materia primapreciada, pues en general se trata de piezas con gra-no muy fino, en las que se consiguen bordes muyafilados, y que no presentan habitualmente impu-rezas internas. De este modo, serían las nefelinitasy algunos tipos de basalto las materias primas conmayor aptitud para la talla, algo que se observaperfectamente en la calidad de la manufactura enlos objetos que compartían estas características.

La materia prima predominante en todos losconjuntos del Complejo ST es siempre el basalto,con las distintas variedades que presenta, y quesupone un 74,3% del total. Le sigue en importanciala nefelinita, con un 16,9%. La representación deelementos en cuarzo es muy inferior (8,6%), pesea que en algunos conjuntos como ST2E o ST3 lle-

(1) Manega, P. C.(1993).»Geochronology, Geochemistry andIsotopic Study of the Plio-Pleistocene Hominid Sites and the Ngo-rongoro Volcanic Highland in Northern Tanzania». Tesis docto-ral inédita, University of Chicago, Boulder.

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ga a superar a la nefelinita. El trabajo del hueso, porúltimo, es meramente testimonial, contando condos únicos casos anecdóticos en dos yacimientos(ST2C y ST3), pese a que en ambas lascas se iden-tifican aristas que sugieren un trabajo sistemáticode los restos óseos que se tallaron. Con respecto ala representación de las materias primas en funciónde las categorías de artefactos, tanto los porcenta-jes calculados (Figura 1a) como las pruebas estadís-ticas inferenciales (Figura 1b-d) sugieren una pre-dilección por el uso del cuarzo para los percutores,algo que ya se ha observado en otros conjuntos ol-duvayenses (p.ej. Schick y Toth 1994), y que pue-de explicarse por la plasticidad con la que estamateria prima absorbe los impactos. El test de Lientambién resalta el carácter positivo de las nefelini-tas con respecto a los núcleos (Figura 1c), si bien elresto de categorías líticas no presentan ningunapreferencia en cuanto a su asociación con la mate-ria prima.

Siguiendo la tendencia general, en los produc-tos de talla (lascas, debris y fragmentos de lasca)hay un predominio absoluto de las piezas en losdistintos tipos de basalto (75,4%), seguidos por lanefelinita (18,4%) y el cuarzo (5,3%). Los produc-tos retocados también respetan esta línea, predomi-nando el basalto (77,8%), seguido por las nefelini-tas (18,5%) y los cuarzos (3,7%). Los núcleosproporcionan la coherencia requerida para explicarlos porcentajes de las distintas materias primasentre los productos de talla, al representar los basal-tos el 72,4% de los núcleos, seguidos por las nefe-linitas (24,1%) y los cuarzos (3,4%). De este modo,encontramos en el Complejo ST un uso de las ma-terias primas acorde con la distribución de las mis-mas en el paisaje, en el que los bloques naturalesmás abundantes eran los de los distintos tipos debasaltos, siendo las nefelinitas y cuarzos elementospoco disponibles en el territorio y por tanto explo-tados sólo de manera ocasional por los homínidos.

Fig.1. a: Frecuencias absolutas de las categorías tecnológicas desglosadas en función de la materia prima. b-d: Resultadosdel Test de Lien (veáse p.ej. Lagarde 1983) sobre el peso (significación) de las distintas materias primas según cada cate-goría tecnológica.

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LAS CATEGORÍAS DE OBJETOS

En la colección del Complejo ST (tabla 1 y figu-ra 2) contamos con la diversidad de categorías líti-cas típicas del Olduvayense; de esta forma, los ob-jetos más numerosos son los productos de talla, que

incluyen lascas, fragmentos de lascas, productos deacondicionamiento, debris y fragmentos informeso chunks. Igualmente, están representados los reto-cados, núcleos, percutores y los denominados ma-nuports.

Comenzando por estos últimos, lo cierto es que

Tab. 1. Representación porcentual de las distintas categorías tecnológicas en cada uno de los yacimientos del Complejo ST.* Objetos incluidos en más de una categoría.

Fig. 2. Frecuencias absolutas de las distintas categorías de objetos en el conjunto del Complejo ST.

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los manuports u “objetos no modificados aportadosantrópicamente” no son en absoluto abundantes enla industria del Complejo ST. Únicamente los en-contramos en tres yacimientos (ST30, ST31 y ST4),y en conjunto suponen sólo un 3,4% del total de lacolección. A excepción de un ejemplo en cuarzo,todos los manuports son de basalto. Esto coincidecon la materia prima más abundante entre los nú-cleos y los productos de talla, por lo que cabríaplantear la hipótesis de que los manuports fueronintroducidos en los yacimientos como núcleos po-tenciales. Si este fuera el caso, sería lógico pensarque el tamaño medio de los manuports, esto es,aquellos nódulos aún no explotados, fuera mayorque el de los núcleos, que no serían más que esosmismos bloques naturales sujetos a un proceso dereducción antrópico. Con el objeto de comprobaresta hipótesis, se llevó a cabo el análisis de la com-paración de las dos medias de los tamaños de am-bas categorías (t de Student). Sorprendentemente,sin embargo, esta prueba ha dado como resultado laausencia de diferencias significativas (95% de con-fianza). Esto quiere decir que los tamaños de losmanuports son prácticamente idénticos a los de losnúcleos; si asumimos que por definición un núcleoha experimentado una pérdida más o menos impor-tante de materia, el hecho de que los manuportstengan unas dimensiones similares obliga a descar-tar su papel como núcleos potenciales. Obviamente,un análisis estadístico puede no ser suficiente paradescartar la hipótesis de los manuports como reser-vas almacenadas para una posterior reducción. Sinembargo, se observa también que la materia primade la mayoría de los manuports es de muy baja ca-lidad (numerosas diaclasas, vacuolas, etc), por loque la talla de los mismos sería problemática. Deeste modo, ambos factores introducen cierta ambi-güedad en la interpretación de los manuports, yaque es difícil proponer usos alternativos a la de re-serva de materia prima para esta categoría de obje-tos. Es posible entonces que algunos de ellos hubie-ran sido usados como percutores durante la talla yque no se hayan conservado los repiqueteados típi-cos o que, con más probabilidad, estos manuportsparticiparan en los procesos de consumo medular,actividades estas últimas que no acostumbran adejar marcas conspicuas en los materiales líticos.Con todo, tampoco excluimos la posibilidad de queestos supuestos manuports tengan una historia de-posicional distinta a la de los materiales arqueoló-gicos y, que, pese a su heterometría con respecto alresto de la matriz sedimentaria, se trate en realidad

de clastos depositados naturalmente y no aportadosantrópicamente.

Los núcleos, por su parte, suponen un 8,2% deltotal de la colección lítica del Complejo ST. Se tratade un índice relativamente alto, lo que indica quelos procesos de talla in situ en los yacimientos fue-ron siempre una actividad relevante. De hecho, alcalcular un índice general de negativos de lascaspor cada núcleo recuperado, obtenemos un porcen-taje de 7,3 lascas por núcleo, algo plausible pues-to que varios de los núcleos presentan un númerosimilar de negativos. No obstante, también es ciertoque muchos de los núcleos se encuentran en un es-tadio de reducción muy avanzado, por lo que esnecesario subrayar que la suma de sus negativos norefleja en absoluto el número de lascas que pudie-ron haberse obtenido en fases de explotación ante-riores.

Los percutores constituyen un porcentaje muybajo del total de la colección (2,6%). La mayorparte de ellos son de cuarzo (62,5%), y el resto dediferentes tipos de basalto. Como ya se ha señala-do anteriormente, la preferencia por el cuarzo paralos percutores se repite en yacimientos de la mismacronología en el resto de Africa oriental (Schick yToth 1994). De hecho, se ha llegado a sugerir quela asociación cuarzo-percutores es una de las clavesdel cambio tecnológico que se observa en las indus-trias a partir de los 1,7-1,5 ma, y es un elementocaracterístico de la tradición del Olduvayense De-sarrollado (2). Sin llegar a esos extremos, sí quere-mos resaltar al menos la evidente preferencia quese observa en el Complejo ST por usar el cuarzopara los percutores. Esto se debe seguramente a doscausas complementarias, la escasa calidad para latalla de los cuarzos y su capacidad en cambio paraabsorber los golpes sin fracturarse. Se han inclui-do en esta categoría piezas completas y fragmentosque presentan los piqueteados típicos de la percu-sión. Se ha de advertir, no obstante, que algunos delos objetos clasificados en este grupo podrían seradscritos a la categoría de los poliedros o subesfe-roides si seguimos a Texier y Roche (1995), ya queestos tipos a menudo tienen estigmas de percusión.Sin embargo, la duda acerca de la intencionalidadde los negativos que presentan algunas supuestospoliedros de cuarzo nos llevó finalmente a integrar-los entre los objetos de percusión.

(2) Ludwig, B. V.(1999).A technological reassessment ofEast African Plio-Pleistocene lithic artifact assemblages. Tesisdoctoral inédita, University of Rutgers, New Brunswick.

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En el Complejo ST las piezas retocadas consti-tuyen un 7,9% del total de la colección lítica. Un22,2% de estos retocados se realizaron sobre lascascompletas, siendo fragmentos de lascas el resto delos soportes. El tamaño de los objetos retocados(longitud máxima con una media de 42, 5 mm) essimilar al del conjunto de las lascas (40,4 mm), porlo que no se observa una preferencia en la elecciónde los soportes. Tampoco encontramos diferenciasen las materias primas de los retocados con respectoa la tendencia general de la colección, predominan-do el basalto (77,8%), seguido por la nefelinita(18,5%) y los cuarzos (3,7%). Son las raederas den-ticuladas y laterales (sensu Laplace, 1972) –que enla terminología acuñada por Leakey (1971) se en-globan en los llamados light duty sidescrapers– lostipos más abundantes (71,4%), seguidas por lasmuescas (17,8%) y los raspadores (7,1%) (Fig. 3).Pese a su escasa representación, es importante re-saltar la posible presencia de buriles (7,1%), rara-mente citados en conjuntos olduvayenses, y nuncanumerosos en los yacimientos en los que se docu-mentan, como en Olduvai (Leakey 1971; en contraPotts 1991).

Las categorías líticas más numerosas en todoslos yacimientos del Complejo ST son las que com-prenden los productos de talla, que en conjuntosuman el 66,4% del total. Predominan en la mayorparte de los yacimientos los fragmentos de lasca,que suponen el 30,5% del total, seguidos por laslascas completas (21,5%). Los restos de talla o de-bris, con un 6,5% del conjunto, son siempre esca-sos, con una representación desde luego muy infe-rior a la que cabría esperar a partir de las réplicasexperimentales de yacimientos con característicassimilares, lo que nos lleva a asumir ciertos sesgostafonómicos en los conjuntos.

Las lascas, con una longitud media en torno a los4 cms, tienen una morfología cuadrangular que serepite en todos los conjuntos, sugiriendo unos mó-dulos tipométricos muy homogéneos en la colec-ción. De igual modo, en todos los yacimientos losporcentajes de córtex son muy escasos entre losproductos de talla. Sólo un 20,6% de estas piezaspresentan alguna parte cortical, y ninguna de ellaspertenece a las fases de descortezado inicial (Tabla2). No se aprecian tampoco diferencias significati-vas entre los porcentajes de córtex de los distintosyacimientos, de modo que no es posible proponerdistintos modelos de la cadena operativa.

En suma, los porcentajes de córtex aportan unosresultados muy interesantes al tiempo que plantean

nuevas incógnitas. Es incuestionable que los proce-sos de talla fueron una parte importante de las ac-tividades realizadas en los yacimientos; los nú-cleos, percutores, productos de reavivado, etc, asílo sugieren. Sin embargo, no se ha documentado niuna sola lasca perteneciente a los procesos inicia-les de desbastado. De este modo, cabe plantear quelos procesos iniciales de configuración de los nú-cleos fueron realizados en otro lugar distinto al delos yacimientos, quizás en los puntos de aprovisio-namiento de la materia prima. Los atributos tecno-lógicos de las lascas también apuntan en este sen-tido. Así, se manifiesta que el 90,9% de los talonesde los productos de talla no tienen córtex, lo queindica bien que existía una limpieza previa de lassuperficies corticales en las plataformas de percu-sión, o bien que se habían extraído ya lascas conse-cutivas en esa misma dirección. Esos talones son,además, mayoritariamente unifacetados (79%), sibien se documenta también la presencia de piezasbifacetadas (8,4%) y un 3,5% de plataformas mul-tifacetadas, sugiriendo que en repetidas ocasionesse puso especial cuidado en la extracción de losproductos.

El análisis de las superficies dorsales de las las-cas también es muy relevante para comprender lasestrategias tecnológicas empleadas. Así, de 161efectivos en los que se pudo realizar el recuento,más del 70% contaban con tres o más negativos deextracciones anteriores, y entre ellos el 15% de laslascas superaban las cinco extracciones previas. Lapresencia de aristas de negativos anteriores no es ensí un argumento para hablar de complejidad en latalla. Sin embargo, el elevado número de lascas deeste tipo indica sin lugar a dudas la explotación re-currente de las mismas superficies de talla, algodesde luego poco habitual en una produccción asis-temática como la que a veces se ha propuesto parael Olduvayense.

La dirección de las extracciones anteriores en laslascas también puede aportar nuevos datos para

Tab. 2. Porcentajes de córtex en los productos de talla ana-lizados.

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Fig. 3. Ejemplos de lascas y fragmentos de lascas retocados. 1-4: raederas laterales. 5-6: raederas transverales. 7-8: mues-cas. 9-14: Raederas denticuladas.

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deducir los sistemas de explotación por los que seobtuvieron los productos. Hemos de subrayar quelas características de la superficie de las lavas difi-culta enormemente el estudio de la dirección de lasextracciones anteriores en las caras dorsales, por loque, aunque se pudo estimar con fiabilidad el núme-ro de negativos, no siempre fue posible averiguar elorigen de los mismos. Por ello, es muy probable quelos patrones de direccionalidad fueran aún máscomplejos de lo que aquí hemos podido deducir. Ennuestro estudio concluimos que la mayoría de lascaras dorsales sugieren esquemas unidireccionales(unipolares y bipolares) de explotación (70,3%). Deeste modo, gran parte de ellos indican una direcciónlongitudinal con respecto a la plataforma de percu-sión, en una talla en la que la superficie de explo-tación era reducida sistemáticamente desde unamisma posición (unipolar). Junto a este grupo, elmás abundante, encontramos lascas que represen-tan una estrategia bipolar, en la que se usaron dosplataformas de percusión opuestas para trabajartambién de manera longitudinal (es decir, extrayen-do lascas paralelas) y recurrente la misma superfi-cie de explotación. Junto a estos esquemas de talla,contamos sin embargo con una serie de lascas(29,7%) que sugieren una estrategia de explotación

más compleja que la anterior. Tal y como se puedeobservar en la figura 4, en los primeros ejemplos seadvierte una explotación longitudinal unipolar (Fig.4a) y bipolar (Fig. 4b), seguida por lascas con ex-tracciones perpendiculares entre sí (Fig. 4c), quenos hablan de una rotación más o menos recurren-te de la superficie de talla. Este giro se hace evidenteen los últimos ejemplos (Fig. 4d), donde nos encon-tramos ya con un sistema de explotación claramen-te centrípeto, en el que se extraen lascas desde todala periferia del núcleo, presentando algunas de es-tas lascas incluso patrones dorsales totalmente ra-diales.

En resumen, con lo anteriormente expuesto po-demos concluir que los productos de talla en elComplejo ST de Peninj suelen caracterizarse poruna tipometría estandarizada que tiende hacia for-mas cuadrangulares, el predominio del basaltocomo materia prima, la escasez de elementos cor-ticales, los talones poco preparados, y unas carasdorsales bien configuradas que sugieren un traba-jo recurrente y sistemático de las mismas superfi-cies de talla. En definitiva, pensamos que la pro-ducción de lascas en el Complejo ST no fue enabsoluto desorganizada, y que responde a una es-trategia de reducción intencional y perfectamenteestructurada.

LOS MÉTODOS DE REDUCCIÓN DE LOSNÚCLEOS

Las estrategias de explotación de los recursoslíticos pueden deducirse fundamentalmente a tra-vés del estudio de los núcleos documentados en losyacimientos. Hasta la fecha no se ha llevado a cabouna sistematización de las estrategias de talla pre-dominantes en el Olduvayense africano que permi-ta una aplicación directa al registro de Peninj. Esto,junto a la idiosincrasia particular que presenta cadacolección, nos ha llevado a realizar una clasifica-ción propia de los núcleos (de la Torre et al. 2003;de la Torre y Mora 2004), basada en estudios ante-riores aplicados al Paleolítico medio (3) (Mora1994). En dicha clasificación se ha considerado alos núcleos como volúmenes en los que se puedendefinir, al menos, seis superficies esquemáticas. Eltrabajo de estas superficies y la interacción resul-tante entre ellas es lo que nos permite hablar de sis-

Fig. 4. Esquemas direccionales ideales con ejemplos ar-queológicos de las lascas del Complejo ST.

(3) Mora, R. 1988: El Paleolítico medio en Catalunya. Tesisdoctoral inédita, Universidad de Barcelona, Barcelona.

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temas unifaciales, bifaciales, trifaciales, multifacia-les, etc, la dirección de las extracciones distinguirentre unipolares, bipolares, centrípetas, etc y elángulo formado por la intersección de los distintosplanos de explotación, describirlos como simples oabruptos. A partir de estos atributos, en la coleccióndel Complejo ST se han definido los siguientes sis-temas de explotación de los núcleos (Fig. 5):

– Tipo 1: Unifacial simple parcial. Lo constitu-yen los choppers o cantos trabajados unifaciales. Secaracterizan por presentar extracciones sobre unasuperficie a partir de un plano natural o cortical. Laplataforma de percusión y la superficie de talla for-man un ángulo agudo, es decir, un filo, que ocupasólo una parte del perímetro de la pieza.

– Tipo 2: Unifacial centrípeto. Consiste en laexplotación del plano horizontal a partir de los pla-nos sagital y transversal. La talla también se confi-gura a partir de plataformas de percusión no prepa-radas. Se diferencia del Tipo 1 en el desarrollo delfilo o borde, que ocupa todo el perímetro de la piezaen este caso. Además, la única superficie de explo-tación se gestiona a través de extracciones radiales.

– Tipo 3: Unifacial abrupto. Se puede definirtambién como la explotación del plano transversaly/o sagital a partir de uno o los dos planos horizon-tales. De este modo, a partir de plataformas de per-cusión naturales o preparadas, se obtienen lascaslongitudinales y paralelas, formando con la plata-forma de percusión un ángulo que tiende a recto.Pueden ser uni o bipolares.

– Tipo 4: Bifacial parcial. Son los choppingtools o choppers bifaciales (Leakey 1971). Los ne-gativos de las extracciones en uno de los planossirven como plataformas para obtener lascas en otroadyacente. Se constituye así una arista de configu-ración que forma un ángulo agudo. Este filo ocupasólo un área concreta de la pieza, no todo su perí-metro.

– Tipo 5: Bifacial secante centrípeto jerárqui-co. El volumen de estos núcleos se divide en dos su-perficies convexas asimétricas y secantes, que de-limitan un plano de intersección. Ambas superficiesestán jerarquizadas; la subordinada sirve como pla-no de preparación para obtener las extraccionesradiales que caracterizan a la superficie principal.Además, la superficie de la plataforma de talla querecibirá la percusión está orientada con respecto ala superficie de débitage (o de talla) de tal modo queel borde creado por la intersección de las dos super-ficies es perpendicular al eje de talla del levanta-miento centrípeto. En todos estos núcleos, los pla-

nos de fractura de los levantamientos centrípetosson paralelos o subparalelos al plano de intersec-ción de las dos superficies.

– Tipo 6: Sistema multifacial irregular. Se in-cluyen en este grupo los núcleos que presentan va-rias superficies de explotación sin una organizaciónclara de la estructura de reducción. En el Comple-jo ST son generalmente de pequeño tamaño y conescasos porcentajes de córtex, lo que nos lleva apensar que posiblemente se trate de núcleos agota-dos que en una etapa anterior de explotación pudie-ron ser reducidos a través de métodos más estruc-turados de talla.

– Tipo 7: Sistema poliédrico. Como en el casoanterior, se trata de bloques trabajados desde variosplanos o plataformas de talla. Sin embargo, y a di-ferencia de los núcleos multifaciales irregulares, eneste caso se eligen unos planos de percusión quevan dando una forma precisa a la pieza, con unatendencia esférica.

No se ha observado una sobrerrepresentación deninguno de los distintos sistemas de explotaciónidentificados. De este modo, y aunque el sistemacentrípeto jerárquico (Tipo 5) es el más numeroso(30%), es seguido de cerca por el Tipo 3 o sistemaunifacial abrupto (20%), el multifacial irregular oTipo 6 (también con un 20% del total) y el Tipo 2o unifacial centrípeto total (16,7%). Por su parte, loschoppers unifaciales (Tipo 1), bifaciales (Tipo 4) ylos poliedros (Tipo 7) están muy mal representados(3,3%, 6,7% y 3,3% respectivamente), lo que ale-ja enormemente a Peninj de la tendencia observa-da en Olduvai (Leakey 1971), donde los choppersconstituyen siempre porcentajes relevantes en losconjuntos olduvayenses. Tampoco se advierte unatendencia clara al comparar los tipos de explotaciónsegún los diferentes yacimientos, estando represen-tados los distintos sistemas técnicos de maneraaleatoria en cada conjunto. La única excepción esST3, donde los núcleos analizados hasta el momen-to corresponden al sistema multifacial irregular, loque quizás podría estar hablando de la mayor inten-sidad de los procesos de reducción en este yaci-miento.

Siguiendo la tendencia general, son los basaltosla materia prima más abundante en cada sistema deexplotación. La única ocasión en la que las nefeli-nitas superan a los basaltos es en la representaciónde los núcleos multifaciales irregulares, con un50% y un 33,3% respectivamente. Su explicaciónpodría ser la siguiente; antes hemos propuesto quela nefelinita debió ser una materia prima muy valo-

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LA TECNOLOGÍA LÍTICA DEL “COMPLEJO ST” DE PENINJ (LAGO NATRON, TANZANIA) 33

rada, tanto por su escasez en el paisaje como por sucalidad para la talla. De igual modo, al definir lostipos de explotación en el Complejo ST se planteóla hipótesis de que el sistema multifacial correspon-de a núcleos muy agotados. Así, si nos encontramoscon el hecho de que los núcleos más explotadosacostumbran a coincidir con la nefelinita, podría-mos deducir entonces que fue precisamente el ca-rácter preciado de esta materia prima lo que lleva-ría a explotar al máximo los bloques, hasta dejarlosreducidos a núcleos multifaciales agotados, tal ycomo sugieren también sus dimensiones, muchomenores que el de otros sistemas de explotación.

En síntesis, observamos que los métodos de re-ducción más relevantes son cuatro de los descritos,el Tipo 2 (sistema unifacial centrípeto), el Tipo 3(unifacial abrupto), el Tipo 5 (bifacial centrípetojerárquico) y el Tipo 6 (multifacial irregular). To-dos ellos está bien representado en la colección,tanto por los núcleos adscritos a los distintos siste-mas, como por las inferencias realizadas a partir delos productos de talla. Vemos así que, junto al sis-tema unifacial abrupto, predomina la talla centrípe-ta, uni y bifacial. Como ya se ha dicho, el sistemaunifacial centrípeto se caracteriza por la extracciónde lascas radiales en la superficie de talla a partir deplataformas de percusión no preparadas. El sistemabifacial centrípeto jerárquico, por su parte, contem-pla la disposición de dos superficies de talla relacio-nadas entre sí a partir de una arista de configuraciónque divide el núcleo en dos partes. En esta estrate-gia, la superficie de explotación principal sirve parala extracción radial de lascas anchas y cortas. Di-chos productos se obtienen a partir de la superficiesecundaria, utilizada como una plataforma de per-cusión preparada a través de extracciones longitu-

dinales y paralelas entre sí. A nuestro juicio, ambasestrategias (centrípetas uni y bifaciales) puedenresponder a una misma secuencia de reducción,relacionada además con los núcleos multifacialesirregulares. En nuestra hipótesis de reducción dis-tinguimos varias fases (Fig. 6);

- Fase 1: Los bloques comenzarían siendo explo-tados en un único plano, el horizontal, siguiendo unpatrón radial de extracción. En esta fase las plata-formas de percusión serían naturales, es decir, seusarían las superficies corticales como planos paraexplotar de manera unifacial y centrípeta los nú-cleos.

- Fase 2: Conforme avanzara el proceso de re-ducción, la pérdida de materia en el núcleo iríaacompañada de la desaparición de las convexida-des necesarias para continuar explotando la super-ficie de talla.

- Fase 3: Esto obligaría a replantear la estructu-ra del núcleo, comenzándose a trabajar los planosnaturales transversal y sagital para conseguir asíreactivar el volumen de la superficie de talla.

Fase 4: La preparación de los planos naturaleshabría resultado en una morfología bifacial, en laque una arista de configuración separa la superficiede talla principal, que continúa siendo de caráctercentrípeto, de una superficie subordinada o de pre-paración con extracciones paralelas alrededor detodo el perímetro del núcleo.

Fase 5: Una vez adoptado el sistema bifacialcentrípeto jerárquico, la talla del núcleo continua-ría según este modelo durante un largo proceso dereducción. Se llegaría así a una etapa de plena ex-plotación, en la que los núcleos presentarían unaestructura completamente condicionada por la es-trategia técnica empleada.

Fig. 6. Esquema ideal de las fases de explotación según nuestra hipótesis de reducción de los núcleos.

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Fase 6: Algunos núcleos continuarían siendoexplotados hasta llegar un momento en el que seríaimposible (ya bien por incapacidad técnica o por laslimitaciones de la materia prima) mantener la es-tructura bifacial. En este caso, la imposibilidad deseguir creando convexidades lleva a aprovechartodos los ángulos disponibles sin importar la con-figuración general de la pieza. De este modo, se lle-garía a una explotación multifacial irregular quereflejara el claro agotamiento de los núcleos.

Esta hipótesis de reducción que aquí planteamoscuenta con un argumento adicional; así, se observaque las dimensiones generales de los núcleos sonsiempre mayores entre los núcleos unifaciales cen-trípetos, seguidos por los bifaciales centrípetos y losnúcleos multifaciales. El peso en cada uno de lossistemas es muy ilustrativo, ya que oscila entre los690,20 gr del método unifacial centrípeto hasta losescasos 92,17 gr de media entre los núcleos multi-faciales, pasando por los 467,33 gr de los bifacia-les centrípetos jerárquicos. La característica prin-cipal de un núcleo según avanza el proceso dereducción es su pérdida de materia, de modo que lasdiferencias evidentes entre el peso de las tres estra-tegias de explotación puede suponer un argumen-to más para defender nuestra hipótesis.

A este modelo pueden ponerse varias objecio-nes. Así, por ejemplo, se podría cuestionar la aso-ciación entre núcleos bifaciales centrípetos y nú-cleos multifaciales, ya que no existe un vínculotécnico entre ambos, y se podría llegar a estos últi-mos (caracterizados simplemente por su agota-miento y por la irregularidad de la explotación) através de otras estrategias de talla distintas. Aunqueno puede excluirse esta posibilidad, lo cierto es queen el Complejo ST son los núcleos bifaciales jerár-

quicos los que presentan una mayor explotación,asociada a porcentajes inferiores de córtex y tama-ños reducidos. Por esta razón, lo lógico es pensarque la fase siguiente en este sistema fuera la pérdidade la arista de configuración y el comienzo de unaexplotación multifacial en la que no sería posiblemantener una estructura regular.

Otra posible crítica a nuestra hipótesis es la quese refiere a la relación que establecemos entre elsistema unifacial centrípeto y el bifacial jerárquico,ya que se podría argumentar que se ha realizado apartir de criterios exclusivamente morfológicos(ambos comparten el carácter radial de las extrac-ciones). En realidad, no excluimos que a partir dela estrategia unifacial abrupta se pueda pasar a unsistema bifacial centrípeto. De este modo, se ha desubrayar que las fases iniciales de la secuencia de

Fig. 7. La hipótesis de reducción representada idealmente en la figura 6 a partir de ejemplos reales del Complejo ST.

Fig. 8. Núcleo bifacial centrípeto jerárquico en las prime-ras fases de explotación.

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reducción pueden ser muy variables, contemplan-do diferentes modos de abordar la talla. No obstan-te, seguimos pensando que la asociación más lógicasería la formada por los núcleos centrípetos uni ybifaciales. Esto se debe a que contamos con variosejemplos del sistema unifacial abrupto que nos su-gieren una explotación recurrente y muy estructu-rada siguiendo ese patrón concreto de talla, por loque sería difícil reorganizar el núcleo para adoptaruna estrategia bifacial centrípeta. Por el contrario,todos los núcleos centrípetos unifaciales son degran tamaño y están poco explotados, por lo quesería lógico que la continuación de su reduccióncontemplara la preparación de la superficie detalla creando una arista bifacial y una superficie su-bordinada. Además, y lo que es más importante, lahipótesis de reducción propuesta no se basa en sim-ples inferencias, sino que cuenta con ejemplos rea-les en la colección para cada una de las fases. Deeste modo, podemos acudir a los propios casos con-cretos para justificar nuestra interpretación, tal ycomo se representa en el esquema de la figura 7 yen los ejemplos de las figuras 8, 9 y 10.

En suma, pensamos que los núcleos del Comple-jo ST representan la continuidad de una misma se-cuencia tecnológica, que comenzaría con la explo-

tación de una única superficie del bloque (métodocentrípeto unifacial), y que seguiría con una reduc-ción sistemática que llevaría a la estrategia bifacialcentrípeta, en la que los núcleos presentan una es-tructura realmente compleja, y finalmente a lamultifacial, ya con una morfología irregular. Deeste modo, se puede llegar a proponer que el únicométodo de talla organizado sería el representadopor la etapa bifacial centrípeta, momento en el queel núcleo se encontraba en plena fase de explota-ción. Es por ello esencial que profundicemos en lanaturaleza de este sistema de talla. Insistamos en-tonces de nuevo sobre qué entendemos por sistemabifacial centrípeto jerárquico. Estos núcleos (véa-se el ejemplo de la figura 9) se caracterizan por pre-sentar dos superficies opuestas, separadas por unaarista de configuración que rodea el perímetro delnúcleo;

– La superficie considerada como principal esgestionada a partir de un patrón radial de explota-ción, con el que se obtienen lascas anchas y cortascon caras dorsales centrípetas. Sus negativos for-man un ángulo paralelo o subparalelo con respectoa la arista de configuración del núcleo, lo que per-mite mantener en la superficie de talla las convexi-dades adecuadas para continuar con la reducción.

– La plataforma de talla o superficie subordina-da se caracteriza por sus extracciones paralelas, queforman además un ángulo secante con respecto a la

Fig. 9. Núcleo bifacial centrípeto jerárquico en plena fasede reducción.

Fig. 10. Núcleos adscritos al sistema bifacial centrípeto jerár-quico en las fases finales de explotación.

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arista de configuración. Se considera que los nega-tivos generados por estas extracciones funcionancomo plataformas de percusión preparadas paraobtener las lascas de la superficie principal.

Este método de talla es en realidad extraordina-riamente complejo, ya que no sólo supone conse-guir una forma bifacial de explotación a través deuna arista de configuración artificial, sino mante-ner esta estructura a lo largo de todo el proceso dereducción. Dicha estructura bifacial no se mantie-ne con una simple alternancia de los golpes (mé-todo discoide), sino a través de configurar una delas superficies como plano subordinado que sirvepara explotar una cara principal. La preocupaciónpor mantener las convexidades adecuadas en la su-perficie principal es constante, y de ahí la recurren-cia de los productos de acondicionamiento (figura11), que sirven para recuperar los ángulos necesa-rios. Así, este proceso continuaría hasta llegar alagotamiento de los núcleos (véanse los ejemplosde la figura 10). Lo que se pretende demostrar ensuma es que los artesanos estaban manteniendo elmismo método de talla a lo largo de un dilatadoproceso de reducción, que comprendería no sólolas etapas unifaciales sino también diversos esta-dios de producción dentro del sistema bifacial je-rarquizado. Esto es un hecho extraordinariamenterelevante, puesto que revela la capacidad de loshomínidos tanto para conseguir estructuras de re-

ducción complejas a partir de una arista bifacial,como para mantenerlas durante toda la secuenciade talla. Las habilidades técnicas, conceptuales yde abstracción implícitas son de este modo másque evidentes.

LA CADENA OPERATIVA

Según el modelo de Geneste (4), un sistema deproducción lítica puede ser organizado cronológi-camente. Así, la secuencia o cadena operativa líti-ca comienza con la fase de adquisición de la mate-ria prima. Continúa después con la transformacióny modelado inicial, o lo que es lo mismo, con lapreparación del núcleo. La siguiente etapa es la dedébitage, en la que se obtienen productos y sopor-tes. Continúa con la fase de transformación, en laque los soportes se convierten en útiles a través delretoque (faconnage), y con la etapa de consumo, enla que los retocados o los productos en bruto funcio-nan como instrumentos para acciones concretas.Finalmente, llega la etapa de abandono de los recur-sos líticos. El pormenorizado modelo de Geneste(ibidem) no puede ser aplicado directamente al re-gistro de Peninj, ya que fue elaborado para cadenasoperativas más complejas como las de los sistemasde explotación Levallois de la Dordoña. No obstan-te, la filosofía implícita en su marco referencial esperfectamente válida para estudiar los conjuntosolduvayenses, de modo que podemos recurrir a suesquema general para plantearnos cuál es la natu-raleza de la cadena operativa de Peninj.

En la figura 12 podemos observar los resultadosde aplicar el esquema de Geneste al registro delComplejo ST. En el caso de que considerásemos losmanuports como reservas de materia prima (algo enrealidad muy cuestionable, como ya vimos), ten-dríamos que los procesos de adquisición de recur-sos líticos representan un 3,4% de las actividadesrealizadas. Se consideran productos de desbastadoinicial aquellas lascas que conservan más de un50% de córtex en su superficie (Geneste ibidem).Como ya señalamos, no tenemos ni un solo ejem-plo de productos completamente corticales, y enrealidad únicamente siete lascas (2% del total) pre-sentan más del 50% de córtex, por lo que las acti-vidades de desbastado inicial serían puramente

Fig. 11. Bordes de núcleo que actúan como productos dereavivado de las aristas bifaciales en el sistema centrípetojerárquico.

(4) Geneste, J.-M. 1985: Analyse lithique d´industries mous-teriennes du Périgord: una aproche technologique du comporte-ment des groupes humains au Paléolitique Moyen. Tesis doctoralinédita, Université de Bordeaux I, Burdeos.

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anecdóticas en el Complejo ST. Es entonces la fasede producción (en la que incluimos el resto de losproductos, los núcleos y los percutores) la más re-presentada en el conjunto, con un 85,8%. Pese ahaberlos incluido en un principio entre los sistemasde producción, podría considerarse que los chop-pers y poliedros corresponden más a un proceso deformateado de los objetos (façonnage) (Roche1980; Texier y Roche 1995, 1995b) que meramentede obtención de lascas (débitage) (Schick y Toth1994; Sahnouni et al. 1997), por lo que, junto a losretocados sobre lasca, indicarían que las activida-des de la Fase 3 de Geneste (ibidem) alcanzaron unaimportancia moderada (9% del total). Nada pode-mos señalar de momento sobre las actividades deutilización, ya que no disponemos aún de análisistraceológicos que puedan aportarnos informaciónen este sentido. No obstante, la asociación sistemá-tica que encontramos entre huesos y artefactos lí-ticos en todos los yacimientos del Complejo es unobvio indicativo de que la industria tuvo un papelimportante en el procesamiento de las carcasas, taly como viene a demostrar también la presencia demarcas de cortes en algunos restos óseos (Domín-guez-Rodrigo et al. 2002).

En suma, la colección de Peninj correspondefundamentalmente a actividades de producción.Sin embargo, es importante recordar que los con-juntos olduvayenses están formados básicamentepor núcleos y lascas. De esta forma, los relativa-mente bajos porcentajes de objetos retocados noimplican de ningún modo la ausencia de activida-des de consumo. Simplemente, responden a la tra-dición técnica olduvayense, donde los procesos defaçonnage nunca constituyen porcentajes relevan-

tes, y donde se asume que fueron las lascas simpleslos objetos más utilizados para todo tipo de activi-dades.

En todo caso, sí parece claro que las fases inicia-les de la cadena operativa están casi ausentes dePeninj. De este modo, cabe plantearse que las eta-pas de obtención y desbastado inicial de la materiaprima fueron realizadas en un lugar distinto al delComplejo ST, posiblemente en el propio lugar deaprovisionamiento de los recursos líticos. Este pro-ceso debió incluir no sólo a las etapas de desbastadoinicial, sino probablemente también a fases poste-riores de reducción, ya que los porcentajes de las-cas con restos de córtex son siempre escasas en losyacimientos. No obstante, es obvio que tambiénfueron muy importantes las actividades de talla; lapresencia de fracturas Siret, la abundancia de nú-cleos y percutores, etc, así lo sugiere. Además, es-tos procesos de talla estaban con seguridad relacio-nados con las actividades de consumo, comodemuestra la sistemática asociación entre artefac-tos líticos y restos óseos.

Para concluir, proponemos que en Peninj nosencontramos ante una cadena operativa fragmenta-da, en la que faltan varias etapas de la secuencia dereducción. Algunas ausencias pueden ser explica-das por criterios tafonómicos, como en el caso delos bajos índices de restos de talla. No obstante,otros como los porcentajes de córtex no pueden sinoatribuirse a decisiones conductuales, relacionadascon la separación geográfica entre los procesos deadquisición y desbastado inicial y los de plena ex-plotación y uso de los recursos líticos.

En opinión de Pelegrin (1990), son cadenas ope-rativas complejas aquellas que comprenden variasetapas, marcadas por cambios en las operaciones(preparación, débitage, reavivado, etc) y/o en lastécnicas de reducción empleadas. Según este autor,tales secuencias han de conducir a la obtención deproductos estandarizados con características que sedefinen independientemente de la materia primautilizada, y que al mismo tiempo requieren una or-ganización compleja de extracciones predetermina-das y predeterminantes (Pelegrin 1990). Todo estolo observamos en los casi 28 kilos de material líti-co de Peninj; los núcleos se introducen preforma-teados en los yacimientos, son preparados paraexplotarse según una estructura de talla específica(tanto uni como bifacial), se reavivan cuando pier-den las convexidades, mantienen el método de ta-lla a lo largo de todo un proceso de reducción, ob-teniéndose productos centrípetos predeterminados

Fig. 12. Las distintas fases de la cadena operativa en elComplejo ST según el modelo de Geneste.

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que a su vez condicionan la extracción de las lascasposteriores. En resumen, parece claro que los pro-cesos tecnológicos implicados requieren de un co-nocimiento técnico preciso y de una gran capacidadde abstracción y planificación por parte de los ho-mínidos de Peninj, lo que nos obliga así a replantearcuál pudo ser el potencial cognitivo de los gruposhumanos del Olduvayense. Pasemos ahora a re-flexionar sobre ello.

LA NATURALEZA DE LA TECNOLOGÍADEL COMPLEJO ST

Como se habrá podido observar, la definiciónque hemos ofrecido del método centrípeto jerárqui-co (tipo 5 de nuestra clasificación) se basa casi lite-ralmente en varios de los criterios propuestos porBöeda (1988, 1993, 1994) para la identificación delconcepto Levallois. Y es que, en nuestra opinión, ladistancia entre la tecnología de Peninj y las repre-sentadas en el Paleolítico medio es muy reducida.Para relacionar el sistema centrípeto jerárquico dePeninj con el método Levallois, hemos de precisarprimero qué entendemos en realidad por Levallois.No es ésta una tarea fácil, ya que prácticamente cadaautor ha propuesto una definición distinta. Comotodos sabemos, los productos de talla son indicado-res de escaso valor. Así, cabe preguntarse incluso sila distinción entre una lasca Levallois y una ordina-ria corresponde a unos criterios objetivos, o másbien refleja una frontera arbitraria fijada por cadainvestigador (Perpère 1986: 115). Como señala VanPeer (1992), la predeterminación de una forma y untamaño es un concepto independiente de la estanda-rización de tales atributos, por lo que es incorrectocorrelacionarlos. Igualmente, es también erróneopensar que una lasca con una morfología identifica-da como Levallois tenga necesariamente que corres-ponder al método Levallois. Como comenta Sellet(1995), no tiene sentido enfatizar la regularidad delas lascas, sus atributos métricos o los tipos de pla-taformas, ya que esta perspectiva morfológica estásujeta a equifinalidad; dos lascas tipológicamenteidénticas pueden haber sido producidas por méto-dos distintos de reducción. Por todo ello es funda-mental acudir al estudio de los núcleos, que propor-cionan una información más precisa sobre losmétodos de explotación aplicados a un conjunto.

Aunque se le han planteado numerosas objecio-nes (p.e. Tuffreau 1995; Slimak 1998-1999, etc), ladefinición más interesante a nuestro juicio es la que

afirma que “le concept Levallois ou concept de pré-détermination Levallois réside dans la conceptiondu nucléus auquel seront adjoints les critères tech-niques de prédétermination (convexités latérales etdistale, plans de frappe préférentiels). Le nuclèusest conçu en deux surfaces distinctes sécantes deconvexités opposées délimitant un plan unique.Une des surfaces (surface de préparation Levallo-is) assume la mise en place des convexités latéra-les et distales capable, seules, de guides le déve-leoppement de l´onde de fracture d´un éclatprédeterminé. L´autre surface (surface de prépara-tion des plans de frappe) joue le rôle de plan de fra-ppe pour les enlèvements prédéterminants et pré-déterminés. Cette rupture totale entre la surface depréparation Levallois et la surface de préparationdes plans de frappe a pour conséquence qu´aucunede ces deux surfaces ne peut s´agrandir aux dépensde l´autre” (Böeda 1988: 42). Vemos así que elconcepto Levallois se estructura a partir de dosnociones interactivas: la concepción volumétricadel núcleo y su modo de explotación. Estas nocio-nes están ligadas a seis criterios técnicos específi-cos e indisociables (Böeda 1994: 255), que desarro-llan la definición anterior:

1. El volumen del núcleo Levallois se divide endos superficies convexas asimétricas, secantes yque delimitan un plano de intersección.

2. Esas superficies están jerarquizadas; una sir-ve para extraer lascas predeterminadas, la otra parapreparar esa superficie Levallois. Sus papeles noson intercambiables dentro de una misma secuen-cia de producción de lascas predeterminadas.

3. La superficie de talla se prepara de tal modoque los productos son predeterminados. En estesentido, los criterios técnicos de predeterminaciónson la existencia de convexidades laterales y dista-les, que guiarán así la extracción.

4. La superficie de preparación está trabajada detal modo que los levantamientos predeterminantesy predeterminados responden a objetivos fijos.Estos levantamientos son específicos de métodosque persiguen la obtención de productos predeter-minados. Así, la superficie de la plataforma de ta-lla que recibirá la percusión está orientada con res-pecto a la superficie de talla de forma que el bordecreado por la intersección de las dos superficies seaperpendicular al eje de talla del levantamiento pre-determinado.

5. Los planos de fractura de los levantamientospredeterminados son paralelos o subparalelos alplano de intersección de las dos superficies.

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LA TECNOLOGÍA LÍTICA DEL “COMPLEJO ST” DE PENINJ (LAGO NATRON, TANZANIA) 39

6. La técnica empleada es la percusión directacon percutor duro a pocos milímetros de la corni-sa de la plataforma de talla.

Si bien algunos investigadores opinan que laconcepción de Böeda es demasiado laxa, otroscomo Slimak (1998-1999) aseguran justamente locontrario, señalando que el modelo de Böeda esexcesivamente estricto y rígido, no pudiéndoseaplicar al registro empírico de los distintos yaci-mientos. Pese a estos problemas y al supuesto ana-cronismo que conlleva, podemos a modo de hipó-tesis evaluar la presencia de los criterios de Böedaen la colección olduvayense de la Sección Tipo;como se puede ver en el núcleo representado en lafigura 13, las piezas de Peninj constan de dos super-ficies con un plano de intersección que las separa.Ambas están jerarquizadas; una se configura comosuperficie de explotación principal y la otra comoplataforma de preparación, conservándose esta es-tructura a lo largo de la secuencia de reducción. Deigual modo, en los núcleos centrípetos jerárquicosde Peninj la superficie subordinada presenta extrac-ciones secantes con respecto al borde creado por laintersección de las dos superficies, con el objeto depreparar la extracción de las lascas de la superficie

principal. Además, los planos de fractura de los le-vantamientos centrípetos son paralelos o subpara-lelos al plano de intersección de las dos superficiesy, por supuesto, son obtenidos a través de la percu-sión directa con percutor duro.

Hemos omitido intencionalmente el tercero delos rasgos propuestos, el referente a la predetermi-nación de los productos, para prestarle ahora másatención. Según Böeda (1994), el concepto de pre-determinación consiste en la aplicación de unoscriterios técnicos específicos que condicionen eldesarrollo de las ondas de fractura de un levanta-miento. Para ello, la superficie de talla ha de presen-tar unas convexidades laterales y distales que guíenlas ondas de fractura. Esta concepción no llevaimplícita la búsqueda de morfologías simétricas, ylos soportes son predeterminados en tanto que usanaristas preexistentes y convexidades en la superfi-cie principal del núcleo. Algo así también encontra-mos en la industria de Peninj, tal y como podemosobservar en la figura 14.

Nos interesa especialmente la idea del núcleoLevallois de levantamientos múltiples o núcleoLevallois recurrente centrípeto (Böeda 1993,1994), concebido como un volumen que presenta

Fig. 13. Ejemplo de explotación del método centrípeto jerárquico y esquemas diacríticos de los productos correspodientesa cada fase de configuración (a partir de de la Torre et al. 2003: 218). Todos los materiales representados corresponden aejemplos de la colección del Complejo ST. Las lascas centrípetas predeterminadas se obtienen de la superficie de talla. Elmantenimiento de las convexidades se consigue con los flancos de núcleo, que reactivan los ángulos adecuados en el pla-no de intersección de ambas superficies. Las lascas longitudinales y paralelas entre sí alrededor de todo el perímetro del núcleopermiten preparar la plataforma de talla para continuar con la explotación de la superficie principal.

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sobre su superficie Levallois negativos proceden-tes de levantamientos sucesivos que ocuparon elmáximo de la superficie de talla. En este método, elplano de extracción de cada uno de los productos esparalelo al plano de intersección de las dos super-ficies, a diferencia de los levantamientos anterioresa esta serie (negativos en la superficie de prepara-ción), que presentan planos secantes o de intersec-ción de ambas superficies. Desde esta perspectiva,pensamos que denominar método bifacial secantecentrípeto jerárquico a los núcleos de Peninj pue-de no ser más que un eufemismo de lo que se cono-ce como método Levallois recurrente centrípeto; enambos, las extracciones de la superficie principaladquieren una dirección radial, siendo las aristas delos negativos predeterminados anteriores predeter-minantes de los futuros levantamientos.

¿Es entonces correcto denominar al sistema cen-trípeto jerárquico de Peninj como método Levallo-is?. Para Böeda (1994), el término Levallois desig-na un concepto, una representación abstracta de unobjeto vinculada a la predeterminación. Pero la idea

de predeterminación (concebida como un conjun-to de criterios técnicos aplicados a un núcleo paracontrolar el desarrollo de la onda de fractura dellevantamiento predeterminado) no es específica delmétodo Levallois, tal y como señala Böeda (1994)y subraya especialmente Slimak (1998-1999). Se-gún Böeda, la originalidad del concepto Levalloisreside en la concepción volumétrica del núcleo, alque se le añaden los criterios técnicos de predeter-minación (convexidades laterales y distales en unasuperficie de talla preferencial). En definitiva, siasumimos la propuesta conceptual de Böeda notendremos más remedio que aceptar que la nociónde método Levallois está presente en el Olduvayen-se de hace 1,5 ma. Los núcleos de Peninj pueden serrelativamente bastos, con multitud de zonas embo-tadas y fracturas (algo que podría estar relaciona-do sin embargo con la mala calidad de la materiaprima), etc. No obstante, encontramos una jerarqui-zación de las superficies, un plano de interseccióncon extracciones secantes al mismo que sirvende preparación para la superficie principal, un pa-trón centrípeto en esta última con planos de extrac-ción paralelos o subparalelos con respecto a dichoplano de intersección, y una estructura no intercam-biable de los planos de talla a lo largo de todo el pro-ceso. Desde esta perspectiva, y aunque morfológi-camente pueda parecer más burdo (no olvidemosque hablamos de una industria de hace 1,4 ma), nosencontraríamos ante la concepción volumétricadel núcleo que propone Böeda para el método Le-vallois. La denominación que le demos aquí es irre-levante; Slimak (1998-1999), por ejemplo, opinaque es absurdo multiplicar inútilmente las denomi-naciones. Así, para este autor la proximidad tecno-lógica de métodos como el discoide y el Levalloisrecurrente centrípeto permite agrupar los dos mé-todos en un concepto similar que podríamos deno-minar recurrente centrípeto (aunque ver en contraBöeda 1993, 1994).

La impresión obtenida tras un estudio sistemá-tico de la industria es que las secuencias de talla ylos sistemas técnicos implícitos fueron extraordina-riamente complejos en la Sección Tipo; los homí-nidos explotaban grandes bloques siguiendo un sis-tema de talla concreto, consistente en la oposiciónentre dos superficies jerarquizadas gestionadas se-gún un esquema específico, que mantenían a lo lar-go de todo un proceso a través del reavivado de lasconvexidades de las aristas, y que llevaba al agota-miento de unos núcleos que aún conservaban lamisma estructura de reducción inicial. Creemos

Fig. 14. Lascas adscritas a una explotación centrípeta y pro-bablemente predeterminada. Todos los ejemplos procedendel Complejo ST.

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LA TECNOLOGÍA LÍTICA DEL “COMPLEJO ST” DE PENINJ (LAGO NATRON, TANZANIA) 41

haber demostrado en los párrafos anteriores la co-herencia de esta hipótesis. Que ésta responda alnombre de Levallois o a otro distinto puede ser algoaccesorio, mientras asumamos la complejidad delos procesos implicados. Tampoco esto último esfácil de conseguir, ya que los distintos investigado-res no se ponen de acuerdo en el alcance cognitivoimplícito en el método Levallois. Así, algunoscomo Pigeot (1991) o Davidson y Noble (1993)denuncian la excesiva importancia que se ha dadoal método Levallois en la evolución de los homíni-dos. Estos últimos, por ejemplo sugieren que la in-tencionalidad se reduce a las decisiones sobre lapróxima lasca.

Esta postura se ha considerado incluso reaccio-naria (Schlanger 1996), ya que reduce la estanda-rización a los efectos de la materia prima o a sim-ples constantes técnicas, negando así cualquiertipo de planificación en la secuencia de talla.Schlanger (1996) se incluye en la visión opuesta,aquella que enfatiza la existencia de una imagenmental, en la que el artesano cuenta con una repre-sentación abstracta pero precisa del producto de-seado, que precede a la extracción y asegura laestandarización de la misma (Böeda 1994; Pele-grin 1990, etc). Y es que la dispersión en el tiem-po y en el espacio del método Levallois, y el he-cho de que lo compartan especies de homínidosdistintas, puede llevar a reflexiones interesantescomo que “l´utilisation de chaînes opératoires etla réalisation de produits lithiques identiques im-pliquent une évidente communanté conceptuelle,faculté de projection mentale du produit final dé-siré (schéma mental pré-établi) qui fait partie in-tégrante du bagage neuropsychologique du genreHomo” (Bracco et al. 1991: 171). Esto último noimplica de ningún modo que los distintos artesa-nos (separados por el tiempo, la geografía o la fi-logenia) compartieran exactamente los mismosgestos técnicos. Al contrario, podemos estar anteuna misma filosofía tecnológica (la predetermina-ción Levallois) gestionada a partir de distintassoluciones técnicas. Si se trata entonces de unaconstante tecnológica o, dicho de otro modo, que“the extent of the diffusion of Levallois technolo-gy merely corresponds to the universality of thehuman mind confronted with the same mechanicallaws (...) in order to meet technical needs” (Otte1995: 119), cabe plantearse si la predeterminaciónque observamos en Peninj, sea Levallois o no, apa-rece en otros registros olduvayenses de Africaoriental. Veámoslo.

LA TECNOLOGÍA DEL “COMPLEJO ST”EN EL CONTEXTO DEL OLDUVAYENSEDE ÁFRICA ORIENTAL

Entre 1,6 y 1,4 ma se documentan industrias ol-duvayenses y/o achelenses en yacimientos comoChesowanja (Gowlett et al. 1981), Konso-Gardu-la (Asfaw et al. 1992), Koobi Fora (Isaac et al.1997), Nyabusosi (Texier 1995), Gadeb (Clark yKurashina 1976), Melka Kunturé (Chavaillon et al.1978) y Olduvai (Leakey 1971) (figura 15). La pre-gunta en torno a si en alguno de estos yacimientosde cronología similar a Peninj se documenta unaindustria con las características que nosotros hemosidentificado en el Complejo ST tiene una difícilrespuesta, ya que las monografías y estudios siste-máticos de los materiales líticos de estos yacimien-tos son realmente escasos. No debe ser casualidadentonces que el único estudio verdaderamente tec-nológico de una colección olduvayense de crono-logía similar a Peninj, como el realizado por Texier(1995, 1997) en Nyabusosi (Uganda), llegue a con-clusiones idénticas a las nuestras. Así, este autorhabla de núcleos con superficies preferenciales deexplotación y una organización radial de la talla,obtenida a partir de plataformas de percusión cui-dadosamente preparadas. De esta forma, se prepa-raba una plataforma de percusión parcial o perifé-rica con la que se conseguía el ángulo adecuadopara llevar a cabo una producción de lascas en se-rie en la superficie principal, que explotaban demanera exhaustiva manteniendo las convexidadesa través de los productos de reavivado. En defini-tiva, se asumen entonces que los homínidos deNyabusosi eran capaces de organizar la talla paraobtener varias series de lascas recurrentes en unproceso que requería de un alto grado de habilidady de conocimientos técnicos, en una gestión de losnúcleos más cercana a lo normalmente observadoen el Paleolítico medio que en los supuestamentearcaicos conjuntos olduvayenses (Texier 1995).

El paradigma clásico que defiende la simplicidadde la tecnología olduvayense propone que los homí-nidos del Plio-Pleistoceno contaban con la mismacapacidad que los chimpancés actuales, o poco más(Wynn 1981; Wynn y McGrew 1989). Sin embar-go, es probable que en los próximos años futurostrabajos contribuyan a derribar esta visión tradicio-nal. Junto a algunas ideas propuestas hace ya algu-nos años (p.ej. Gowlett 1986; Davidson y Noble1993), las nuevas excavaciones en los yacimientosmás antiguos como Gona (Semaw 2000) o West

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Fig. 15. Yacimientos en Africa oriental con industrias olduvayenses y achelenses datadas en 1,6-1,4 ma.

Turkana (Roche et al. 1999), y en conjuntos poste-riores como Nyabusosi (Texier 1995) o Peninj (dela Torre et al. 2003, de la Torre y Mora 2004, estetrabajo), convergen hacia una misma dirección; elOlduvayense es una tecnología mucho más comple-ja de lo que habitualmente se había pensado.

CONCLUSIONES

A lo largo de las páginas anteriores hemos lle-gado a sugerir la posibilidad de que, hace 1,5 ma,existiera en el Complejo ST de Peninj una predeter-minación tecnológica muy similar a la que obser-vamos en conjuntos de no más de 40.000 años. Lacuestión de si es Peninj un ejemplo atípico o repre-senta una tendencia normal de la tecnología del Ol-duvayense es difícil de responder, en parte debidoa la heterogeneidad de los criterios descriptivos em-pleados en la caracterización de las primeras indus-

trias africanas. El número de trabajos dedicados ala descripción en detalle de los conjuntos líticos esademás muy limitado. Así mismo, la perspectivacon la que se realizan tales estudios está más cen-trada en el análisis de atributos cuantitativos mera-mente descriptivos que en la verdadera compren-sión de los sistemas tecnológicos que caracterizana los conjuntos. De este modo, la investigación so-bre la industria lítica del Olduvayense africano pre-senta carencias graves, que a nuestro juicio no pue-den justificarse con excusas como la de Chazan(1997), quien llega a decir que la aproximación tec-nológica de autores como Böeda, Pelegrin o Genes-te, es poco conocida debido a su publicación enrevistas sin difusión y a la insularidad de su inves-tigación.

Por todo ello, es difícil evaluar la posible excep-cionalidad de Peninj dentro de la tecnología predo-minante en Africa oriental a comienzos del Pleisto-ceno inferior. Somos conscientes de lo reducido de

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la colección estudiada y de los importantes vacíosque presenta. Sin embargo, la información que apor-ta el Complejo ST es cualitativa, no cuantitativa. Poresta razón, pensamos firmemente que la industria dePeninj presenta las características típicas de lasestrategias tecnológicas complejas, como son laplanificación de las secuencias de talla según unmodelo de explotación preestablecido y el mante-nimiento de una misma estructura de reduccióndurante todo el proceso de talla. Este sistema bus-caba además la obtención de un tipo de productosconcretos, para lo que se reactivaban las convexida-des necesarias a través del sistemático reavivado delos núcleos. En suma, pensamos que las estrategiastecnológicas en Peninj seguían un patrón de explo-tación predeterminado. Esta predeterminación seasemeja al llamado método Levallois, que gestionade una forma específica la materia prima a partir deuna concepción volumétrica del núcleo. No pre-tendemos sin embargo asimilar acríticamente elregistro de Peninj con el Levallois clásico europeo.Ciertamente no se trata del mismo método de explo-tación. Pero sí, probablemente, la sistemática implí-cita sea parecida. Como sugieren Pigeot (1991),Slimak (1998-1999) y otros autores, quizás losmétodos discoides, levallois y otros deban agrupar-se en un único sistema denominado centrípeto recu-rrente. Pero, en cualquier caso, todos ellos requie-ren de lo que llamamos una predeterminacióntécnica. Es decir, el artesano ha de tener una imagenmental previa, debe conocer los procedimientosadecuados para plasmarla en el bloque de materiaprima, y contar con una capacidad técnica y habili-dad suficiente como para conseguir el produc-to deseado a través de una preparación previa delnúcleo, gracias a un esquema de actuación que seadecua a cada circunstancia concreta. Todo ello loencontramos en Peninj, donde los homínidos mos-traban una habilidad técnica y una capacidad cog-nitiva suficiente como para explotar de manera ra-cional un recurso preciado y escaso en el paisaje, elmaterial lítico.

AGRADECIMIENTOS

Todos los dibujos de la industria han sido reali-zados por Noemi Morán. Los análisis petrológicoshan sido realizados por Luis Luque y Eduardo Ro-dríguez en el Museo Nacional de Ciencias Natura-les. Este trabajo se ha realizado en el marco de losproyectos BHA 2000-0405 y BTE 2000-1309.

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