LA TEMPESTAD de William Shakespeare

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La Tempestad 01-02-15 13:49 ACTO I Escena 1: En un barco. Tempestad. Capitán: Contramaestre! Contramaestre: Aquí Capitán a sus ordenes! Capitán: Habla a los marineros! Que maniobren con pericia! O vamos a encallar! Rápido! Atentos! Contramaestre: Vamos muchachos, todos al mismo tiempo, cuidado con la mayor, atentos al silbato. Ahora, todos juntos, tiren. Hop, hop, hop. Vientos rugan hasta reventar! Antonio: ¿Donde esta el Capitán? Contramaestre: Permanezcan en sus camarotes! Se los ruego! Antonio: El Capitán ¿donde? Contramaestre: ¿No escucharon? Abajo! Aquí solo ayudan a la tormenta! Gonzalo: Calma! Contramaestre: Me calmaré cuando lo haga la mar! Fuera de aqui! Sebastián: Recuerda quienes somos y a quien aconsejamos! Contramaestre: ¿Tu crees que a esta tormenta le importa que el Rey del Sur se encuentre en esta embarcación? Si no quieren ahogarse, vuelvan a sus camarotes y déjennos maniobrar. Vamos muchachos valor! Sujeten ahora con fuerza... Marinero 1: Dios ten piedad de mi! Marinero 2: De mi, de mi! Piedad de mi. Sebastián: Al parecer, tenemos menos miedo que ustedes de ahogarnos. Cobardes !

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OBRA LA TEMPESTAD

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La Tempestad 01-02-15 13:4927

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ACTO IEscena 1: En un barco. Tempestad. Capitn: Contramaestre!Contramaestre: Aqu Capitn a sus ordenes!Capitn: Habla a los marineros! Que maniobren con pericia! O vamos a encallar! Rpido! Atentos!Contramaestre: Vamos muchachos, todos al mismo tiempo, cuidado con la mayor, atentos al silbato. Ahora, todos juntos, tiren. Hop, hop, hop. Vientos rugan hasta reventar!Antonio: Donde esta el Capitn?Contramaestre: Permanezcan en sus camarotes! Se los ruego! Antonio: El Capitn donde?Contramaestre: No escucharon? Abajo! Aqu solo ayudan a la tormenta!Gonzalo: Calma!Contramaestre: Me calmar cuando lo haga la mar! Fuera de aqui!Sebastin: Recuerda quienes somos y a quien aconsejamos!Contramaestre: Tu crees que a esta tormenta le importa que el Rey del Sur se encuentre en esta embarcacin? Si no quieren ahogarse, vuelvan a sus camarotes y djennos maniobrar. Vamos muchachos valor! Sujeten ahora con fuerza...Marinero 1: Dios ten piedad de mi!Marinero 2: De mi, de mi! Piedad de mi.Sebastin: Al parecer, tenemos menos miedo que ustedes de ahogarnos. Cobardes !Contramaestre: Basta ya. Abajo he dicho.Antonio: Nos hundiremos con el Rey!Gonzalo: Y con el prncipe! Que sea lo que Dios quiera!Sebastin: Vamos a rezar por nuestra salvacin. Esta manga de borrachos nada pueden hacer por nuestras almas.Contramaestre: Ten cuidado con tu lengua, frente a la muerte somos todos iguales y tus ttulos aqu no valen un peso.Sebastin: Rufin insolente!Contramaestre: Salgan de aqu y vayan a agradecer a Dios la vida que les dio! Marinero 1: Cuidado a estribor! Marinero 2: Encallamos !Antonio: Una cscara de nuez...somos una cscara de nuez, en medio del universo infinito!Gonzalo: Que no dara yo por estar en tierra firme y por ltimo tener una muerte mas seca! Pero que se haga la voluntad de Dios!

ESCENA 2: Miranda: Si con tu magia, amado padre, has puesto a rugir las aguas. Calmalas. Parece como si el cielo vomitara lava ardiente y el mar, queriendo extinguirla, trepara hasta el. Me duele ver como sufren esos pobres hombres! Un bravo navio, que sin duda llevaba gente noble, hecho pedazos! Sus gritos me heran el corazn. Pobres almas, han muerto. Si yo tuviera algo de poder, habra hundido el mar en la tierra antes que permitirle, tragrase esa embarcacin y a esos pobres hombres.Prspero: Tranquila. No ha pasado nada malo. Dile a tu piadoso corazn, que no hay ningn dao. Miranda: Que dia mas triste!Prspero: Ningun dao. Nunca he hecho nada que no fuese por tu bien o por tu cuidado mi querida hija. No sabes, quien soy en verdad. Prspero tu padre es algo mas que el guardin de esta isla.Miranda: Saber ms jams turb mis pensamientos.Prspero: Es tiempo de que te cuente, algo mas sobre tu padre...de donde vengo y por que estoy en esta isla. Ayudame con mi manto mgico. El naufragio lo dispuse midiendo mi arte de tal modo que nadie estuviese en verdadero peligro. Nadie, ha muerto. Ninguno de esos hombres del barco que viste hundirse. Puedes estar tranquila. El naufragio ha despertado en ti la virtud de la compasin, por ello sintate, es hora de que sepas ms. Miranda: Muchas veces cuando ibas a contarme quin soy... te detenias y me dejabas en suspenso diciendo: Todava no es el momento. Prspero: Ha llegado la hora. El momento exacto, por eso, escuchame bien. Obedece y pon atencin. Te acuerdas de algo, antes que viviramos en esta cueva? Creo que no, porque entonces no tenas ms de cuatro aos.Miranda: S me acuerdo, vagamente, padre. Prspero:De qu? De alguna otra casa o persona? Dime una imagen cualquiera que guardes en tu memoria. Miranda: Tengo una muy lejana. Es ms como un sueo que como un recuerdo tena como cuatro o cinco mujeres que me me cuidaban ? Prspero: S, Miranda, y ms. Pero, cmo es que eso an vive en tu mente? Qu ms ves en el oscuro fondo y abismo del tiempo? Si te acuerdas de antes de llegar aqu, recordars cmo llegaste.Miranda:No me acuerdo. Prspero: Hace doce aos, Miranda, hace doce aos, tu padre era el Duque de las tierras sagradas del norte, un poderoso prncipe. Miranda:No eres t mi padre? Prspero: Tu madre fue una mujer virtuosa y ella deca que t eras mi hija; Yo era Duque de Las tierras del Norte, y t, mi nica heredera: Una princesa noble.Miranda: Cielos. Que tragedia fue la que nos trajo hasta aqui o fue una bendicin?Prspero: Ambas hija. Una tragdia y una suerte. Nos expuls la maldad como tu dices, pero a venir nos ayud la suerte. Miranda: Ah, se me parte el alma haciendote recordar ese dolor que no guarda mi memoria! Contina Padre. Prspero: Mi hermano, tu to Antonio (y vas a oir lo malvado que un hermano puede llegar a ser) a quien yo mas quera en el mundo (despus de ti), le entregu el poder de cuidar del Estado y del gobierno. Le confie todo, mientras yo me sumerga en los estudios y en las artes del espirit. Poco a poco me convert en un experto en las ciencias ocultas pero tambien en un extrao a mi pais. Tu tio Antonio, me estas oyendo?Miranda: Atentamente.Prspero: El, prfido, malvado de corazn, fu hacendose cargo de cambiar funcionarios y prestar oscuros favores desmantelando la lealtad del reino. Asi la hiedra de la corrupcin, fue creciendo hasta apoderarse totalmente de mi trono y... no me estas poniendo atencin!Miranda: Claro que si!Prspero: Escucha bien. Al descuidar los asuntos del mundo, consagrado al aislamiento y al cultivo de la mente con un arte tan secreto que exceda la apreciacin de las gentes, despert en mi hermano, en mi falso hermano, un feo instinto, y mi confianza, que no tena lmites, gener en l una ambicin tal que lleg a apoderarse de todo lo mio. No slo de mis rentas, sino tambin de cuanto mi poder le permita. Igual que quien hace pecar a su memoria contra la verdad se crey el duque mismo por haberme reemplazado y ostentar el rostro del dominio con todo privilegio. Su ambicin fue creciendo a tal grado ... Me estas oyendo?Miranda: Padre, tu historia podra curar al peor de los sordos!Prspero: Para no tener obstculo entre el rol y el personaje, Antonio quizo ser el mismo duque de las tierras del Norte. Y yo ingenuo, estaba encerrado en mi biblioteca que era para mi un gran ducado. Asi, creyendome incapaz para el gobierno, tu tio, se confabul con el rey de Sur pagndole tributo, rindindole homenaje entregando la corona ducal a la del rey y sometiendo mi ducado a la ms innoble postracin.Miranda: Santo cielo! Prspero: Escucha el pacto y sus consecuencias y t dime si se comport como un hermano. Miranda: Tu noble madre y de su propia entraa dio a luz a un mal hijo.Prspero: Escucha el pacto. Alonso, El rey de Las tierras del Sur, que siempre fue mi eterno enemigo, atiende el ruego de mi hermano Antonio; y a cambio de un convenio de homenaje y no s cunto tributo, me echa de mi ducado, a m y a los mos y regala sin demora la hermosas tierras del Norte a mi hermano. As, en la ms negra tiniebla, y en la mitad de la noche, la deslealtad fatdica de Antonio nos echa del ducado. Miranda: Ay, dolor! No recuerdo cmo llor ese da pero voy a llorar ahora. Prspero: Atiende un poco ms que ya voy a llegar a lo que ahora nos concierne, y sin lo cual esta historia no tendra sentido . Miranda: Por qu no nos mataron? Prspero: Buena pregunta. Por que no se atrevieron, por que el pueblo me quera y en vez de mancharse de sangre, nos llevaron a un bote a toda prisa y en l varias leguas mar adentro nos esperaba el casco podrido de un barcucho sin mastil, ni velas. Hasta las ratas ya lo haban abandonado por instinto.Nos lanzaron al mar rugiente, a suspirarle al viento. Miranda: Ah, qu carga debo haber sido para ti!Prspero: Al contrario. T fuiste el angel que me salv. Me inspiraste divina fortaleza, sonreas mientras yo te cubra con un mar de lgrimas amargas y gema mi dolor. Fuiste tu quien me di la alegra para afrontar lo que viniese por delante Miranda: Cmo llegamos a tierra? Prspero: Pura voluntad divina.Teniamos algo de comida y un poco de agua dulce que nos dio por caridad un hombre llamado Gonzalo, un noble de Las tierras del Norte encargado de ejecutar la sentencia. Tambin nos dio ricos trajes y ropa blanca, telas y muchas cosas que nos han servido hasta hoy. En su bondad y sabiendo cunto amaba yo mis libros, me surti de baules llenos de libros sacados de mi propia biblioteca.Miranda: Ojal algn da conozca a ese buen hombre! Prspero: Llegamos a esta isla y aqu yo, me transforme en tu maestro y te he dado una educacin de la que no gozan ni siquiera los prncipes, con infinitas horas para el ocio y tutores esmerados. Miranda: Dios te premie. Ahora, padre, te lo ruego, por que todava me embarga el alma dime por qu has desatado esta tormenta?. Prspero: Por un extrao azar la buena Fortuna, que ahora me acompaa, trajo hasta aqu a mis enemigos, y por veo que mi cenit depende de un astro sumamente favorable y si no aprovecho su influencia, mi suerte decaer. Duerme. Abandnate al buen sueo y termina con las preguntas. No puedes evitarlo. (Miranda se duerme).Ven aqu, Espritu ven! Estoy listo. Acrcate, Ariel ven. (Entra ARIEL). ARIEL: Saludos, gran amo! Mi digno seor, saludos! Vengo a cumplir tu deseo, ya sea volar, nadar, lanzarme al fuego, o cabalgar sobre nubes ondulantes. Con tus poderosas rdenes dirgeme a mi y a mis fuerzas. PRSPERO: Espritu, llevaste a cabo fielmente la tempestad que te orden? ARIEL: Al pie de la letra. A bordo del navo real, llameaba espanto por la proa, por el puente, por la popa y por todos los camarotes. A veces me divida, ardiendo por muchos sitios: flameaba en las velas y en el mastil y despus me una al relampago de Jpiter, heraldo del temible trueno, nunca fue tan raudo e instantneo. Fuegos y estallidos del sulfreo alboroto parecan asediar al poderoso Neptuno y hacer que temblasen sus olas altivas y su fiero tridente. PRSPERO: Mi gran espritu! Centame, quien fue tan firme y constante, que no acusara el efecto del tumulto?ARIEL: No hubo quien no sintiera la fiebre de los locos, ni actuara como enajenado. Todos, se tiraban al mar saltando del barco, en llamas. Fernando, el hijo del rey, con los pelos de punta fue el primero, gritaba: El infierno est vaco! Y todos los demonios estan aqui! PRSPERO: Bien mi espritu! eso fue junto a la costa? ARIEL: Muy cerca, mi seor. PRSPERO: Y estn todos a salvo, Ariel?ARIEL: Ni un solo pelo les ha sido daado. No hay manchas en sus ropas mojadas, que estan ms limpias que nunca. Tal como ordenaste, los dispers por grupos en la isla. Al hijo del rey lo hice llegar a tierra, donde qued enfriando el aire de suspiros, sentado en un rincn lejano de la isla con los brazos en este triste nudo. PRSPERO: Dime qu hiciste con el navo real, los marineros. Y el resto de la escuadra? ARIEL: El navo del rey est escondido en buen puerto, en la cala profunda donde una medianoche me hiciste traer roco de las Bermudas borrascosas. A los marineros los met bajo cubierta; durmiendo quedaron, merced a un hechizo y sus fatigas. El resto del grupo, ya se ha reunido y navega por la mar Mediterrnea rumbo al Este, pero creen que vieron naufragar el navo del rey y que todos murieron ahogados PRSPERO: Ariel cumpliste mi encargo con esmero, pero an queda trabajo. Qu hora es? tenemos que emplear valiosamente el tiempo. ARIEL: ms trabajo? Ya que tanto me exiges, djame recordarte lo que me has prometido y an no me has dado.PRSPERO: Vaya! Protestando?T crees que me puedes reclamar algo? ARIEL: Mi libertad. PRSPERO: Antes de tiempo? Basta. ARIEL: Te lo ruego, recuerda que te he prestado un gran servicio; no te digo mentiras, ni cometo errores y te sirvo con buen anmo sin quejarme. Pero, prometiste descontarme un ao entero.PRSPERO: Olvidas de qu tormento te libr? ARIEL: No.PRSPERO: Tu crees que es mucho trabajo pisar el fondo del mar, correr sobre los vientos del norte y hacerme encargos sobre las venas de la tierra cuando el hielo la endurece?ARIEL: Yo no, seor. PRSPERO: Mientes! Ya te olvidasde de Scorax, esa bruja inmunda y curcuncha? Te olvidaste ya de ella? ARIEL: No, seor. PRSPERO: Entonces Dnde fue que naci? Habla, dime.ARIEL: En Argel, seor. PRSPERO: Una vez al mes tengo que recordarte lo que pas por que a ti se te olvida. Esa maldita bruja Scorax, fue, como sabes, desterrada de Argel. Milagro que no la hayan ejecutado. ARIEL: S, seor. PRSPERO: A esta bruja de ojos morados la trajeron ya preada a esta isla. T, fuiste su siervo y, por ser delicado de espirit te negabas a cumplir sus rdenes perversas. Como le negaste toda obediencia te encerr, en un pino partido con la ayuda de sus poderes y rabiosa, te dej alli encerrado como prisionero por 12 largos aos. Cuando ella muri, ah te quedaste y salvo por el hijo que ella pari, ese extrao engendro nadie haba pisado esta isla.ARIEL: S, su hijo Calibn. PRSPERO: Si. Calibn, esa cosa que ahora est a mi servicio. Sabes muy bien que, cuando te hall sufrias horrores.Tus gemidos hacan aullar a los lobos y hasta los osos te tenn lastima. Cuando llegu fue mi magia, la que abri el tronco del arbol y te liber.ARIEL: Siempre te lo agradezco.PRSPERO: Si vuelves a quejarte, parto un roble y te clavo en sus entraas para que pases aullando doce inviernos ms.ARIEL: Perdname. Ser dcil a tus rdenes y cumplir gentilmente como un noble espritu. PRSPERO: Si lo haces, dentro de dos das sers libre.ARIEL: Gracias mi seor! Qu quieres que haga? Dilo. Qu necesitas? PRSPERO: Hazte invisible a todos, menos a m y a ti. Vamos, toma la forma de una ninfa y despues vuelve. Vamos, rpido! (Sale ARIEL ). Despierta, hija ma, despierta. Has dormido bien. Despierta. MIRANDA: Tu historia me dio sueo.PRSPERO: Bueno ahora sacdetelo. Ven. Vamos a visitar a Calibn.MIRANDA: Padre, ese puerco es un infame...un cretino al que detesto. PRSPERO: Lo se, pero lo necesitamos. Enciende el fuego, trae la lea y nos hace trabajos muy tiles. Calibn! Responde, montn de tierra!CALIBN: Ya tienes bastante lea! PRSPERO: Ven, sal de ahi! Tengo otro encargo para ti. Apurate ven rpido (Entra ARIEL , en forma de ninfa marina). Que bonita aparicin! Ariel, ven. (Secreto).ARIEL : As lo har, mi seor. (Sale). PRSPERO: Y t, engendro del demonio hijo de tu madre! Ven!CALIBN Que sobre ti caiga una lluvia de mierda y que un viento huracanado te cubra de pstulas y meado de gato!PRSPERO: Por decir eso, tendrs calambres esta noche y punzadas que ahogen tu respiracin. Los duendes, de la noche, vendrn a clavarte pas en tu cuero de chancho. Sentiras ms aguijones que alguien picado por un panal lleno de abejas. CALIBN: Tengo hambre, quiero comer. Esta isla es ma por mi madre Scorax y me pertenece...t me la robaste. Cuando recien llegaste, eras carioso y me querias, me dabas agua y frutas secas, y me enseabas a nombrar las estrellas, lumbrera mayor lumbrera menor, tres marias... Eramos amigos y yo te mostraba las riquezas de la isla, las cascadas de agua dulce, los pozos salados, lo yermo y lo frtil. No sabes como me arrepiento. Que los hechizos de Scorax te asedien: escarabajos, sapos, murcilagos. Yo soy todos los sbditos que tienes, yo, que fui mi propio rey; Ahora t me encadenas a la dura roca y me niegas el acceso al resto de la isla. PRSPERO: Eres un rufian, un archi embustero, t respondes solo al ltigo, nunca a la bondad! Aunque eras una bestia, te trat con compasin y te aloj en mi cueva, hasta que trataste de violar a mi hija. Perverso pervertido...CALIBN: Ja, ja! Ojal lo hubiera conseguido! Habra poblado esta isla de Calibanes.MIRANDA: ASQUEROSO! Eres odioso. No conoces la bondad. Te tuve pena, me esforc en ensearte a hablar y te fui enseando cosas nuevas, cuando t no sabas ni lo que pensabas y balbucabas como un bruto, yo te di las palabras para que expresaras tus ideas. Pero, a pesar de lo que aprendiste, tu corazn sigu igual de bruto. Por eso te encerramos con justa razn en esta roca. Mereces peor castigo que una prisin. CALIBN: Me enseaste a hablar y para mi el mejor provecho es que ahora s maldecir. La peste roja te lleve por ensearme tu lengua! Mi hijita rica...PRSPERO: Basta Fuera! Trae lea y no te demores, que hay ms trabajo. Te encoges de hombros, infame? Si descuidas o haces tu labor de mala gana, te torturare con calambres, y meter tal dolor en tus huesos. Rugirs tanto que las bestias temblarn de puro orte.CALIBN: No, te lo suplico. (Aparte) Tengo que obedecer. Su magia es tan poderosa que le ganara al mismo Dios de la Patagonia... al dios de mi madre, al que llaman Setebos!PRSPERO Fuera, esclavo, largo! (Sale ). Entran FERNANDO y ARIEL, invisible, tocando y cantando.

Ariel: A estas playas de arena doradavengan todos de manos dadasPara que el mar guarde silenciosaldense todos con besos.Bailen con gracia y con dulces gestosespritus, elfos y duendes, atentos.Coro: Guau, guau! Ladran los perros. Kiquiriki El gallo apasionado.Croc, croc la rana canturrea.En esta isla la magia enajena... FERNANDO: De dnde viene esa msica? Del aire o de la tierra? Par. Sin duda suena por que algn Dios de esta isla llora el naufragio de mi padre, el rey. Esta msica se me insinu desde las aguas, calmando con su dulce meloda su furia y mi dolor. La he seguido desde all, o, ms bien, ella me ha arrastrado hasta aqu. Ya no la escucho.

ARIEL: Tu padre yace en el fondo del mar sus huesos ahora son de coral. Perlas en vez de ojos tendr; y nada en el se pudrir,pues el mar todo lo transforma en bienes de maravillosas formasNinfas por l tocarn. Din, don las oigo Din, don, dan.

FERNANDO: Esa cancin habla de mi padre ahogado. Esto no es humano, ni terrenal. Ahora la oigo encima mo.PRSPERO: Abre los ojos y dime qu ves ah.MIRANDA Qu es eso? Un espritu? Ah, que lindo, cmo mira alrededor! Creme, padre: Es hermoso. Pero seguro es un espritu.PRSPERO No, muchacha. El come y duerme, y sus sentidos son como los nuestros. Este joven estaba en el naufragio y, si no estuviese alterado por el dolor que ciertamente estraga la belleza, podramos llamarlo apuesto. Ha perdido a sus amigos y va errante buscndolos.MIRANDA: Yo dira mmm que es un ser divino, nada vi tan noble aqu, en la tierra.PRSPERO (aparte) Est resultando como lo he planeado. (A ARIEL) Espritu querido, en dos das te librar por esto.FERNANDO (viendo a MIRANDA) Sin duda, ella es la diosa por quien tocan esta msica. Por favor dime si habitas esta isla y cuntame sobre el modo como debo proceder estando aqu. Mi primera splica, aunque ltima, es: Oh, maravilla! eres o no una muchacha?MIRANDA Maravilla, ninguna, pero s soy una muchacha.FERNANDO Mi idioma! Dios santo! Sera el primero de todos sus hablantes si estuviera all donde se habla.MIRANDA Cmo? El primero? Qu seras si te oyera el rey ?FERNANDO: Un pobre solitario que se asombra al orte hablar del rey. l me oye, y porque me oye, lloro, mis ojos, vieron el naufragio de mi padre. Ahora el rey soy yo.MIRANDA: Qu dolor! FERNANDO: S, y con l se ahog el Duque del Norte y sus amigos. PRSPERO [aparte] El Duque del Norte y su hija podran desmentirte si fuera el caso. No ms verse y ya suspiran. Primoroso Ariel, sers libre por esto. Joven creo que te has equivocado; MIRANDA Por qu se pone tan pesado mi padre? Este es el tercer hombre que he visto en mi vida pero el primero que me hechiza. FERNANDO: Ah, si eres libre y a nadie has dado tu corazn, yo te har reina. PRSPERO Espera, joven. [Aparte] Se han enamorado pero yo frenar sus impulsos, no sea que ganarla sea tan fcil que la convierta en premio demasiado fcil . [A FERNANDO] yeme, te ordeno que me escuches. Usurpas un nombre que no es tuyo, y has venido a esta isla como espa, para quitrmela a m, que soy su dueo.FERNANDO: No! Soy un hombre de honor!MIRANDA: El mal no puede residir en ese templo. Si el maligno viviera en esa casa tan hermosa, el bien lo expulsara.PRSPERO: Sgueme y t no lo defiendas por que este es un rufin. Te voy a encadenar y tomars agua de mar; te alimentars de moluscos de agua dulce, races secas y cscaras de nuez. Sgueme!FERNANDO: No voy a soportar este trato. (Desenvaina, y un hechizo le detiene).MIRANDA: Padre, no lo juzgues con tanto rigor, es lindo, es noble y nada de cobarde.PRSPERO: Cmo! Me vas a buscar pelea? Te puedo ganar fcilmente y con esta varita derretir tu acero. Envaina ya, mocoso, que te crees, pero no atacas, con esa conciencia tan culpable. MIRANDA: Padre, te lo suplico... PRSPERO: Fuera! No te cuelgues de mi ropa! MIRANDA: Apidate, padre. Yo respondo por l. PRSPERO: Silencio! Si dices una palabra mas, te voy a castigar Cmo! Abogada de impostor? Silencio !Porque slo has visto a l y a Calibn crees que no hay otros lindos como l. Necia! Al lado de otros hombres, este es un Calibn y a su lado, ellos son ngeles.MIRANDA: Mis sentimientos son sinceros. No hay otro hombre ms apuesto.PRSPERO: [a FERNANDO] Vamos, obedece. Tus fibras la han vuelto una nia y no tiene voluntad propia.FERNANDO: Es verdad. Yo tambien me siento como en un sueo. La muerte de mi padre, esta debilidad, el naufragio de mis amigos y las amenazas del que ahora me somete no son una carga, mientras una vez al da, desde mi crcel, pueda ver a esta muchacha. Dispongan los libres del resto del mundo, que yo en mi crcel tendr bastante espacio.PRSPERO: [aparte] Surte efecto. Vamos, mi buen Ariel, excelente trabajo. Sgueme que voy a darte otra misin.MIRANDA: [a FERNANDO] No te preocupes. Mi padre es mucho mejor de lo que parece. No se por que se porta asi. Esto es realmente inslito.PRSPERO: [a ARIEL] Sers libre como el viento de la montaa. Pero cumple bien mis rdenes.ARIEL: Al pie de la letra.PRSPERO [a FERNANDO] Vamos, sgueme! [A MIRANDA] Y t no lo defiendas. (Salen) .

ACTO II

Entran ALONSO, SEBASTIN, ANTONIO, GONZALO.

GONZALO: Algrate Majestad, te lo ruego. Tienes el mayor de los motivos para estar contento: salvarse cuenta mucho ms que todo lo perdido. La desgracia que sufrimos es pan de cada da, para los navegantes, los pescadores o los marinos mercantes. Es un milagro, haber sobrevivido, nos salvamos de la muerte. Tienes que sopesar sabiamente el dolor con el alivio.ALONSO: Cllate, por favor.GONZALO: Seor... Tienes que ver el lado bueno de las cosas..SEBASTIN: Y dale...GONZALO: El vaso medio lleno...ALONSO [a GONZALO] Basta.GONZALO: Solo te lo digo porque ...SEBASTIN [aparte a ANTONIO] vas a seguir?GONZALO: No les parece extrao que nuestras ropas, sigan estando como antes del naufragio? en vez de estar manchadas por el agua salada, parecen recin teidas.ANTONIO: Si mis bolsillos hablaran, diran que te equivocas. SEBASTIN: mas vale un pez en la mano que cien nadando! GONZALO: Pero dganme si no les parece raro que nuestra ropa este tan nueva como cuando la estrenamos en frica, en el matrimonio de tu hija con el rey de Tnez. SEBASTIN: Que buena estuvo la fiesta! Fue tanto lo que tomamos que casi nos ahogamos al regreso...ALONSO: Que nos tomamos todo, nos tomamos todo! Y que hicimos agua hicimos agua!ANTONIO: Tremenda fiesta! Y que linda se vea la princesa Clara convertida en reina. Maravillosa! GONZALO: Seor, dime no est mi chaleco tan nuevo como el primer da que me lo puse? Bueno, hasta cierto punto. ANTONIO: Que punto?GONZALO: Cuando me lo puse el dia del casamiento.ALONSO: Ya basta! Me embutes en el odo palabras, contra mi propia voluntad de orlas. Ojal nunca hubiera casado a mi hija all, en frica, porque al regreso pierdo a mi hijo y creo que a ella tambin por que vive tan lejos de nosotros que nunca mas la voy a volver a ver. Ah, mi hijo, mi heredero Qu extrao pez lo habr devorado?ANTONIO: Seor, es muy probable que est vivo. Yo lo vi luchando contra el oleaje. Nadaba y batallaba para mantenerse a flote, afrontando las olas con fuerza. ALONSO: Es cierto, descollaba sobre el mar combata y aleteaba con fuerzas...ANTONIO: Seguro que alcanz la costa. GONZALO: Yo tambin estoy seguro, seguro de que lleg vivo a tierra. ALONSO: No, no; nos ha dejado. Esta muerto.SEBASTIN: Bueno, entonces puedes alegrarte y felicitarte por tu prdida. La verdad es que no fuiste bueno con tu hija. Seor! se la entregaste a un africano. Estar, por ello para siempre desterrada de tus ojos, que ahora tienen un estupendo motivo para llorar.ALONSO: Cllate, te lo ruego.SEBASTIN: Todos nos postramos ante ti, te rogamos que desistieras y hasta ella, dudaba entre obedecerte o negarse a tu pedido. La pobre, no sabia qu hacer. Y lo peor, es que tal vez hemos perdido a tu hijo para siempre. La culpa es solo tuya.ALONSO: Y tambin la mayor prdida.GONZALO: Mi seor, Sebastin, a tu sinceridad le falta delicadeza y oportunidad. Metes el dedo en la yaga y hurgas en la herida, cuando lo que tendras que hacer es curarla.SEBASTIN: Es cierto. ANTONIO: Bien dicho.ALONSO: Mi hermano tiene razn...es todo culpa ma!GONZALO: [a ALONSO] Seor, si vas a estar asi de pesimista, pinsalo bien. Esto nos va a traer mala suerte a todos... tu mala onda...nos traer mal tiempo. SEBASTIN: Mal tiempo?ANTONIO: Espantoso.GONZALO: Seor, Si yo colonizara esta isla ANTONIO: La sembraras de ortigas.SEBASTIN: Y de malvas o zarzas...GONZALO: Si tu fueras de aqu el rey qu haras?SEBASTIN: Prohibira a todos tomar alcohol y emborracharse por falta de vino.GONZALO: Yo, en mi reino lo hara todo al revs que de costumbre, no admitira el comercio, ni los ttulos de juez; eliminara los impuestos y los estudios no se conoceran. Nada de ricos y pobres... Eliminado quedara el servicio de unos hacia otros; No habran ni contratos, ni aefepes, ni herencias, ni empleados, ni cultivos, ni viedos; ni metal, ni trigo, ni vino o aceite; No habran ni profesiones: los hombres seran todos ociosos y las mujeres tambin, aunque s inocentes y puras; mi reino sera para todos igual! SEBASTIN: Pero tu seras el rey.ANTONIO: El fin justifica los medios...el fin del reino justifica su principio.GONZALO: La naturaleza producira de todo y para todos... sin sudor ni esfuerzo. Traicin, felona, espada, lanza, pual o mquinas de guerra, yo las prohibira todas: la naturaleza nos dara de sus frutos, abundantes, para alimentar a todo mi pueblo.SEBASTIN Y tus sbditos se casaran?ANTONIO: No, pues... si todos son ociosos: todos putas y granujas. (Cancin: En el reino de Gonzalo todos putas y granujas.)

Gonzalo es el rey de un reino geniallas mujeres son putasy el hombre animalla fiesta es eternaweveo imperialgranujas y putastodos a culiar! granujas y putas un reino genial!

GONZALO: Seores, mi gobierno sera tan perfecto que superara al de la Edad de Oro.SEBASTIN: Dios te salve a Majestad!ANTONIO: Viva Gonzalo!GONZALO: Y Me escuchas, seor?ALONSO: Te lo ruego, basta. No me dices nada.GONZALO: Tienes razn, Majestad. Lo haca solo para darle cuerda a estos dos seores, que son de pulmones tan activos y sensibles que siempre se estn riendo por algo.ANTONIO: Nos reamos de ti.GONZALO: En esta tontera no soy nada a lado de ustedes dos. As que, sigan no mas, ranse ranse de todo y nada.ANTONIO: Bueno el golpe! Seco.GONZALO: Ustedes son una dupla de gran temple. Sacaran a la misma luna de su esfera y al propio sol de su curso...Entra ARIEL [invisible] tocando una msica solemne.SEBASTIN: Eso, y con la luz de la luna iramos a cazar pjaros.ANTONIO: Gonzalo, no te enojes.GONZALO: No, te lo aseguro. No arriesgar mi sensatez por tan poco. Quieres dormirme con tu risa, es que tengo mucho sueo? ANTONIO: Duerme pero escucha.[Se duermen todos menos ALONSO, SEBASTIN y ANTONIO.]ALONSO: Vaya! Durmiendo tan pronto? Ojal que con mis ojos se cerraran mis pensamientos. Parece que a mi tambin me dio sueo. SEBASTIN: Entonces aprovecha y descansa no te pierdas esta posibilidad. El sueo no siempre acude al dolor y cuando lo hace, es buen consuelo.ANTONIO: Seor, te protegeremos mientras descansas y velaremos por tu seguridad.ALONSO: Gracias. Este sueo es asombroso.[Se duerme ALONSO. Sale ARIEL.]SEBASTIN: Qu sopor tan extrao los domina!ANTONIO: Pareciera que es el carcter de este lugar.SEBASTIN: Y como nosotros no? Yo ganas de dormir no tengo.ANTONIO: Ni yo. Mi mente est muy despierta. Ellos se han dormido de una, como por consenso, cayeron como tumbados por un rayo. Cul sera, noble Sebastin, cul sera...? Pero basta. Sin embargo, creo ver en tu cara aquel que podrais ser. La ocasin nos llama y mi viva imaginacin ve una corona que desciende sobre ti.SEBASTIN: Ests despierto?ANTONIO: No oyes lo que digo?SEBASTIN: S, unas palabras soolientas, ya que hablas como en sueo. Qu dices? Este reposo es extrao; dormido con ojos abiertos: de pie, hablando, andando y sin embargo, dormido.ANTONIO: Noble Sebastin, dejas dormir a tu suerte, o peor, la dejas morir. Estando despierto no ves.SEBASTIN: Y tu roncas bastante claro. Tus ronquidos tienen mas de un significado. ANTONIO: Estoy hablndote en serio y como de costumbre tu no escuchas. Creme que esto te interesa. SEBASTIN: Soy todo odos....ANTONIO: Oyeme bien..SEBASTIN: Atento que mi indolencia hereditaria me lleva a como a fluir...ANTONIO: Ah, si vieras cmo acaricias la causa mientras la menospreciis! Cmo al exponerla la arropas an ms! Los que fluyen acaban casi siempre en el fondo, por culpa de su temor o indolencia.SEBASTIN: Contina. Esos ojos y esa cara me dicen que tienes una idea, me anuncian que llevas algo dentro, aunque el parto de la idea se presenta doloroso.ANTONIO: yeme: aunque este dignatario tiene una memoria frgil y no se acordar de nada cuando lo entierren, casi ha persuadido al rey (l es la persuasin, lo suyo es persuadir) de que su hijo an vive, aunque es imposible que no se haya ahogado... como que este durmiente est nadando.SEBASTIN: De que no se haya ahogado no tengo esperanza.ANTONIO: Justamente ah es donde radica tu gran esperanza. Que por ese lado no haya esperanza es, por otro, tan alta esperanza que ni la propia ambicin la vislumbra y aun duda en divisarla. Dime Tu crees que Fernando se ahog?SEBASTIN: Si. Seguro que est muerto.ANTONIO: Entonces, contstame Quin heredar el reino?SEBASTIN: Clara.ANTONIO: La actual reina de Tnez, que vive a ms lejos que una vida de distancia; y que jams tendr noticias del reino del Sur, si el correo no es el sol, ya que la luna es muy lenta? O hasta que a un recin nacido le salga barba; El mar nos trag y luego nos ha escupido y por eso tenemos la suerte de que podemos actuar en un drama en donde el pasado sea un prlogo y la accin futura la ejecutemos tu y yo.SEBASTIN: Qu dices? Qu es lo que te propones? S, la hija de mi hermano es la reina de Tnez, tambin es heredera de su reino, aunque entre ambos exista una gran distancia.ANTONIO: Cada palmo de distancia parece gritar: Podr recorrernos Clara para volver a las tierras del Sur? Tambin gritan, mejor es que ella siga en Tnez y que despierte Sebastin. Despierta! Y si fuera la muerte lo que a stos los ha vencido? Despierta! No van a estar peor de lo que estn. Despierta! Hay quien gobernar las tierras del Sur, tan bien como el que duerme, cortesanos que hablan tanto y tan superfluo como este Gonzalo. Yo le enseara a un cuervo a hablar igual de juicioso. Ay, si pensaras como yo! Cmo te encumbrara el sueo de stos! Me entiendes? Despertaste ya?SEBASTIN: Creo que s.ANTONIO: Y cmo respondes a tu buena fortuna?SEBASTIN: Recuerdo que hace aos tu mismo destronaste a tu propio hermano. A Prspero.ANTONIO: Cierto, y mira qu bien me fue. Estoy mucho mejor que antes. Los criados que fueron de mi hermano ahora son los mios. SEBASTIN: Y tu conciencia como esta?ANTONIO: Regio... Si fuera un saban, me pondra zapatillas, pero mi pecho no siente a esa diosa. Veinte conciencias que hubiera entre Las tierras del Norte y yo, por m que se hielen y derritan, que no me estorbarn. Tu hermano duerme. No valdr ms que la tierra en la que yace si est como parece, muerto, y yo, con este acero, de tres pulgadas, le hara dormir para siempre, mientras tu haciendo as, cierras los ojos in aetrnum a este viejo bocado, este don Sesudo, que no ha de censurar nuestra conducta. Los dems se lo tragarn como el gato lame leche, y en cualquier asunto vern en el reloj la hora que nosotros les digamos.SEBASTIN: Tu caso, buen amigo, ser mi precedente: igual que tu del Norte, yo me har del Sur. Desenvaina: un golpe te har libre del tributo que pagas y yo, el nuevo rey, te querr bien.ANTONIO: Desenvainemos juntos y cuando yo levante el brazo, tu lo haces en contra de Gonzalo. SEBASTIN: Hecho.ARIEL: Mi amo con su magia ve el peligro que corres, y como es tu amigo me manda (si no, su plan naufraga) para salvarlos a todos. (Canta al odo de GONZALO.) Mientras yaces ah roncando, la conjura, que se ha tramado, cobra vida y espera su momento. Si en algo estimas tu vida, sacude el sueo, espabila. Despierta, despierta!ANTONIO: Ahora!GONZALO: [despertando] Los ngeles protejan al rey! [Se despiertan los dems.]ALONSO: Qu es esto? Despiertos? Por qu han desenvainado? Porque esa cara de espanto?GONZALO: Qu pasa?SEBASTIN: Estbamos cuidndoles el sueo cuando son un rugido sordo como unos toros, o ms bien como leones. No te despert? A m me hiri el odo.ALONSO: Yo no he odo nada.ANTONIO: El fragor habra despertado a un monstruo, y causado un terremoto! Seguro que rugi una manada de leones.ALONSO: Lo has odo, Gonzalo?GONZALO: Te juro, seor, que o un zumbido, y adems tan extrao, que me despert. Te sacud y grit. Cuando abr los ojos, los vi espada en mano. S es que hubo un ruido, es cierto. Ms nos vale estar en guardia o salir de este lugar. ALONSO: Adelante, y sigamos buscando a mi pobre hijo.GONZALO: El cielo te proteja de estas fieras! [Hablan aparte.] Entra ARIEL [invisible] con msica y cancin. Seguro que est en la isla. ALONSO: Abran camino. ARIEL: La orden de Prspero ya la he cumplido. T, rey, camina con calma, y busca a tu hijo. Salen.

ACTO II. Escena 2: Entra CALIBN con un atado de lea. Se oyen truenos.

CALIBN: Que caigan sobre Prspero los miasmas que absorbe el sol en armajales y cinagas y que le llaguen palmo a palmo! Lo maldigo, aunque me oigan sus espritus. No me van a dar miedo sacando sus duendes que vienen a pellizcarme, no me van a tirar al barro, ni aunque cual fuegos fatuos, me hagan perderme en la noche. Y eso que me los echa encima por nada; a veces son monos que chillan y hacen muecas y me muerden; otras, erizos enrollados que me pinchan con pas mis pies pelados; O vboras que se me enroscan y que con su lengua partida me enloquecen con sus silbidos. (Entra TRNCULO). Ah, mira! Aqu viene uno de sus espritus, a atormentarme porque tardo en llevarle la lea. Me echar al suelo, as no me ver.TRNCULO: Aqu no hay ningn arbusto ni mata en que resguardarse, y ya se viene otra tormenta; la oigo cantar al viento. Ese nubarrn parece un sucio pellejo de vino pronto a reventar. Si va a tronar como antes, no s dnde meterme; esa nube se vaciar a cntaros. Pero, qu veo aqu? Un hombre o un pez? Vivo o muerto? Es un pez, huele a pescado; echa un olor rancio.Qu pez ms raro! Si estuviera en Inglaterra, como ya estuve, pondra un cartel, y no habra tonto de feria que no diera plata por verlo. All este monstruo me hara rico; all cualquier bicho es buen negocio. No dan un centavo para ayudar al prximo, pero se gastan diez en ver a un indio trado desde el nuevo mundo muerto. Piernas de hombre! Brazos, y no aletas! Y est caliente! Me arrepiento de mi juicio, me desdigo: esto no es un pez, sino un isleo recin tumbado por un rayo. [Truenos.] Vuelve la tormenta! Me meter bajo su capa; por aqu no veo otro refugio. A veces la desgracia nos acuesta con extraos compaeros. Me arropar aqu hasta que se vace la tormenta.STEFANO: (Entra STEFANO cantando). Ya nunca mas la mar, la mar, y es que aqu me morire en esta tierra esta mi finalEsta cancin es infame para un funeral. Pero es un buen consuelo para un animal.

Piloto, grumete, mozo, capitn, artillero y yo todos queremos a Mara, Mara y Mariana, pero no a Catalina ya no, por que maldice al hombre de mar y al marinero le grita: Murete ya!Del alquitrn no soporta el olor, pero le gusta que el sastre le rasque el picor. As que al barco, amigos, y murnase ya!Esta cancin es infame para un funeral, pero me basta y me consolar.CALIBN: No me atormentes! Ah!STEFANO: Qu pasa aqu? Hay demonios? Quin nos embauca con salvajes y con indios? Eh? No me he salvado de ahogarme para que ahora me asusten tus cuatro patas, pues, como bien dicen, porque tengas cuatro patas no me hars salir por pies; y lo dirn mientras STEFANO respire.CALIBN: Me atormenta este espritu! STEFANO: ste no es un monstruo, es un oriundo, un isleo de cuatro patas que, por lo visto, tiene fiebre. Dnde diablos habr aprendido nuestra lengua? Aunque slo sea por eso, voy a darle algn alivio. Si logro curarlo, amansarlo, y vuelvo con l, ser un buen regalo para cualquier emperador.CALIBN: No me atormentes, te lo ruego! Llevar la lea ms rpido.STEFANO: Est delirando y habla con poco tino. Voy a darle un trago. Si nunca ha tomado vino, tal vez se le quitar la fiebre. Si logro curarlo y amansarlo, no cobrar mucho por l; pero quien lo compre, me pagar muy bien. CALIBN: An no me haces dao, pero por tu temblor s que lo hars. Prspero acta sobre ti.STEFANO: Vamos, abre la boca: esto sirve para hacer resucitar a un muerto. Abre la boca: esto te quitar los temblores y te lo digo yo. T que no conoces a tus amigos: vuelve a abrir esas quijadas.TRNCULO: Esa voz la conozco. Es la de... No; se ahog, y stos son demonios. Socorro!STEFANO: Cuatro patas y dos voces. Qu primor de monstruo! La voz delantera es para hablar bien de su amigo, y la trasera, para maldecir y renegar. Si para curarse necesita todo el vino, yo se lo dar. Toma! Ya basta. Ahora se lo echar por la otra boca.TRNCULO: STEFANO!STEFANO: Me llama la otra boca? Piedad, piedad! Es un monstruo, es el diablo! Me voy, que no me atrevo a atarlo.TRNCULO: STEFANO! Si t eres STEFANO, tcame y hblame, que soy Trnculo. No tengas miedo: soy tu buen amigo Trnculo.STEFANO: Si eres Trnculo, sal. Te sacar por las piernas ms cortas; si algunas son de Trnculo, son stas. El mismsimo Trnculo! Cmo has llegado a ser el excremento de este aborigen? ser que puede cagar Trnculos?TRNCULO: Cre que lo haba tumbado un rayo. Pero, STEFANO, no te ahogaste? Espero que no seas el fantasma de un ahogado. Ha escampado ya? Me met bajo la capa de este oriundo por miedo a la tormenta. ests vivo, STEFANO? Ah, STEFANO! mi amigo a salvo!STEFANO: Oye, no me hagas dar mas vueltas, que mi estmago no aguanta.CALIBN: [aparte] Si estos no son espritus, son seres superiores. ste es un dios tremendo y su licor es celestial. Me postrar con todo ante l.STEFANO: Cmo fue que te salvaste? Cmo has llegado hasta aqu? yo me salv sobre un barril de jerez que tiraron por la borda; jura por esta botella que eres tu.CALIBN: Juro que ser tu siervo fiel, pues tu licor no es terrenal. Es celestial. STEFANO: Vamos, cuntame cmo te salvaste. TRNCULO: Hombre, nadando como un pato. S nadar como un pato, lo juro. STEFANO: Vamos, besa la Biblia. [Le pasa la botella.]Aunque nades como un pato, ests hecho un sapo. TRNCULO: Ah, STEFANO! Te queda ms de esto? STEFANO un barril entero, hombre! Mi cav est en una cueva, alla en las rocas, alla tengo mi vino escondido. - Qu hay, Autctono? Qu tal tu fiebre? CALIBN:No has cado del cielo? STEFANO: De la luna, te lo juro. rase una vez un hombre en la luna, y ese era yo. CALIBN: He visto tu cara en ella, y te adoro. Mi mama me la ense y tu perro y tu espino.STEFANO: Vamos, jralo; besa esta Biblia. En seguida le amplo el contenido. Jura. [Bebe CALIBN.]TRNCULO: Luz del cielo, qu rstico ms estupido! Yo tenerle miedo? Ser tonto el monstruo! Un hombre en la luna? El isleo es de lo ms crdulo! - Buen trago, de veras.CALIBN: Te ensear cada palmo frtil de la isla y te besar los pies. Te lo ruego, s mi dios.TRNCULO: Luz del cielo! El aborigen es crdulo y borracho. Cuando duerma su dios, le quitar la botella.CALIBN: Te besar los pies. Juro que ser tu criado.STEFANO: Muy bien. Al suelo, y jura!TRNCULO: Me matar de la risa este gallo cara e caballo. Qu granuja que especial! Le dara una paliza...STEFANO: Vamos, besa.TRNCULO:... si no es porque ests borracho aborigen abominable! CALIBN: Vers las mas bellas cadas de agua, te coger, pescar para ti y te traer mucha lea. Al tirano de mi amo no le llevar ni una astilla; te servir solo a ti, ser maravilloso. TRNCULO: Qu monstruo ms absurdo! Llamar maravilla a un pobre borracho! CALIBN: Deja que te lleve donde crecen las manzanas; te sacar trufas de la tierra con mis manos, te ensear nidos de gaviotas y vers cmo se atrapa al rpido tit. Te llevar donde hay avellanas a racimos y te traer polluelos de la roca. Quieres venir conmigo? STEFANO: Anda, llvanos y no hables ms. - Trnculo, ahogados el rey y su squito, tomamos el mando nosotros. - T, toma, lleva la botella. - Amigo Trnculo que en seguida la llenamos. CALIBN: (canta borracho.) Adis, adis, adis.TRNCULO: Un tipo chilln, este borracho.

CALIBN: [canta]Ya no ms Esto se acabCa ca calibanotro amo se encontr. No mas presas para el pez, ni mas lea porque l quierani ms platos fregarPor que yo por fin me hartBan, ban, Ca Calibn tiene ahora otro dueo.Se me cumple as mi sueo que tengo de pequeo Libertad y fiesta! Fiesta y libertad! ban ban Calibnlos problemas bebern!STEFANO: Qu gran tipo! - Llvanos. Salen.

ACTO III Entra FERNANDO cargado con un leo.

FERNANDO: Hay juegos fatigosos, pero el esfuerzo potencia el placer que nos dan; algunas bajezas se soportan noblemente, y lo ms pobre acaba en riqueza. Mi humilde labor me sera enojosa y detestable si no fuera por mi amada, que da vida a lo muerto y placer a mis trabajos. Ah, ella es diez veces ms dulce que su padre, agrio y hecho de aspereza. Cumpliendo su dura orden, tengo que llevar varios miles de estos leos y apilarlos. Mi amada llora por verme trabajar y dice que esta servidumbre nunca tuvo otro criado. Me entretengo; mis gratos pensamientos me reaniman, y ms activo estoy si me distraigo. Entran MIRANDA, y PRSPERO [sin ser visto].MIRANDA: Ah, te lo suplico, no trabajes tanto! As que el rayo, fulminase esa lea que debes apilar! Ya, djala en el suelo y descansa. Cuando arda, llorar por haberte fatigado. Mi padre est con sus estudios. Deja, descansa. Estars a salvo de l tres horas.FERNANDO: Mi dulce amada, se pondr el sol sin que yo haya cumplido mi tarea.MIRANDA: Sintate y, mientras, yo llevar la lea. Ven dame eso; yo lo llevo al montn.FERNANDO: No, celestial criatura, cosa mas bella. Me romper las fibras y me partir la espalda antes de que t te humilles por mi flojera.MIRANDA: Es lo mismo que lo haga yo, incluso yo lo hara con ms facilidad, porque mi nimo es propicio, y el tuyo, adverso.PRSPERO: [aparte] Pobre criatura! Ya te pico la araa...ests infectada. Tu carita lo demuestra.MIRANDA: Ests cansado.FERNANDO: No, noble amada: para m sera la aurora si de noche estuvieras a mi lado. Y ahora, dime, para que pueda nombrarte cuando rezo. Cmo te llamas?MIRANDA: Miranda. Ah, padre! He violado tu orden al decirlo!FERNANDO: Admirable Miranda, cumbre de toda admiracin, que vales lo que el mundo ms estima! He mirado a muchas damas con atencin, y muchas veces la armona de su voz ha cautivado mis vidos odos. Por diversas razones me han gustado muchas mujeres; pero ninguna con tal ceguera que no les viese algn defecto en ria con sus ms nobles encantos hasta dejarlos vencidos. Pero t, ah, t!, eres tan perfecta y tan sin par, que fuiste creada de todas las bondades.MIRANDA: No conozco a nadie de mi sexo, ni recuerdo un rostro de mujer, salvo el mo en el espejo; y que pueda llamar hombres, yo no he visto ms que a ti, buen amigo, y a mi padre. Ignoro cul sea la figura de otras gentes, mas, por mi pureza, joya de mi dote, en el mundo no deseo ms compaero que t; y a ninguno puede dar forma la imaginacin que me guste ms que t. Pero hablo demasiado, y no obedezco los preceptos de mi padre.FERNANDO: Por mi estado soy prncipe, Miranda, quiz rey (ojal no), y no menos me repugna esta servidumbre de leero que dejar que la mosca mancille mi boca. Te hablo con el alma: apenas te vi, mi corazn fue volando a tu servicio, en el que permanece hasta hacer de m un soy un leero tan sufrido.MIRANDA: Me quieres?FERNANDO: Cielos, tierra! Dale fe de mis palabras y, si digo la verdad, prmiame con buen suceso cuanto afirmo; si miento, trae el mal a lo mejor de mi futuro: ms all de los lmites del mundo yo te quiero, estimo y venero.MIRANDA: Soy tonta llorando por lo que me alegra.PRSPERO: [aparte] Qu bella unin de excelsos amores! El cielo derrame gracia sobre lo que nace entre ellos!FERNANDO: Por qu lloras?MIRANDA: Por mi insignificancia. No me atrevo a ofrecer lo que deseo dar y menos tomar lo que perder me matara. Pero es intil: cuanto mas intento ocultarlo, mayor se hace mi emocin Basta de rodeos! Hablare francamente y tal vez peque de inocente! Escchame con atencin, Si te casas conmigo, ser tu esposa; si no, morir tu amada. Puedes negarte a que sea tu compaera, pero lo quieras o no, ser tu amante.FERNANDO: Mi amada, querida ma, yo ahora y siempre estar a tus pies.MIRANDA: Entonces, esposo?FERNANDO: S, y lo deseo tanto como un esclavo pueda desear su libertad. Toma mi mano.MIRANDA: Y tu la mia y con ella mi corazn. Y ahora, adis y hasta muy pronto.FERNANDO: Mil adioses, mil! Salen.PRSPERO: No puedo estar tan contento como ellos, que estn maravillados el uno con el otro, pero mi alegra no puede ser mayor. Vuelvo a mi lectura, porque antes de la cena me tengo que ocupar de importantes asuntos. Sale.

ACTO III. Escena 2: Entran CALIBN, STEFANO y TRNCULO.

STEFANO: [a TRNCULO] Cllate!. Cuando se acabe el barril, tomaremos agua. Antes, ni una gota. Conque, al abordaje! - aborigen, originario... bebe a mi salud!TRNCULO: aborigen, originario! El hazme rer de la isla! Dicen que slo somos cinco en esta isla: tres, nosotros. Como los otros dos tengan nuestro ingenio, este pas fantstico se tambalea.STEFANO: aborigen autctono, t bebe cuando te lo diga. Los ojos se te han metido en la cabeza.TRNCULO Dnde los va a tener metidos? Menudo gallo sera si los tuviera en el hoyo del poto!STEFANO: Mi autctono estimado tiene la lengua ahogada en jerez. Pero a m no me ahog el mar: antes de llegar a tierra nad treinta y cinco leguas de ac para all, lo juro. T sers mi compadre, mi partner.TRNCULO: Ser que tenerse no se tiene.STEFANO: No vamos a huir, monsieur.TRNCULO: Ni tampoco a andar, pero t estars tirado como un perro, y sin ladrar.STEFANO: Eh, molusco! Si eres un buen loco, habla por una vez en tu vida.CALIBN: Cmo ests? Deja que te lama el zapato. A ste no pienso servirle que es un cobarde.TRNCULO: Mentira, loco ignorante! Estoy para zurrarle a cualquiera. T, pez borracho, t, cundo hubo un cobarde que tomara tanto vino como yo? Cmo dices mentiras tan monstruosas siendo slo medio pez y medio monstruo?CALIBN: Mira cmo se re de m! Lo vas a permitir, seor?TRNCULO: Ha dicho seor? Habr monstruo ms idiota!CALIBN: Mira, otra vez! Anda, mtalo a mordiscos.STEFANO: Trnculo, no seas tan ligero de lengua. Si te amotinas, del primer rbol te cuelgo y ya! El pobre monstruo es mi compadre y no sufrir indignidad.CALIBN: Gracias, noble seor. Tienes a bien volver a or mi peticin?STEFANO: Pues, claro! Reptela de rodillas. Yo sigo de pie, y tambin Trnculo. Entra ARIEL, invisible.CALIBN: Como te he dicho, un tirano, me tiene esclavizado, un mago poderoso que me ha robado esta isla con su arte.ARIEL: Mentiroso!CALIBN: [a TRNCULO] Mentiroso t, bufn zurrn! As te mate mi valiente amo! Yo no miento. STEFANO: Trnculo, como le interrumpas otra vez, te juro que te arranco todos los dientes. TRNCULO:Si yo no he dicho nada! STEFANO: Entonces silencio y basta. Sigue porfavor. CALIBN: Te contaba que este mago consigui esta isla con malas artes y con su magia; me la quit. Si tiene a bien su alteza tomar venganza en l... Porque t eres valiente y te atreves, en cambio ste, no.STEFANO: Claro que s.CALIBN: T sers de aqui el dueo, y yo te servir.STEFANO: Y eso cmo se hace? Puedes llevarme hasta esa persona?CALIBN: Claro, seor. Te lo mostrar dormido, y podrs darle un hachazo en la cabeza.ARIEL: Mentiroso! No podrs.CALIBN: Que chistoso! Bufn asqueroso! Suplico a su alteza que le des de palos a este y le quites la botella. Cuando no la tenga, que tome agua de mar, porque yo no le pienso mostrar donde estn los manantiales.STEFANO: Trnculo, no te busques ms peligros. Interrumpe otra vez al oriundo, y te juro que, sin piedad te dejo como un bacalao.TRNCULO: Pero, que te pasa? qu he hecho? Si no he hecho nada! Voy a apartarme.STEFANO: Le has llamado mentiroso.ARIEL: Mentiroso!STEFANO: Dale. Bueno toma! [Le pega a TRNCULO.] Si te gust, vuelve a decirme mentiroso.TRNCULO:Yo no te he dicho mentiroso No tienes ni seso ni odo? Maldita botella! Todo viene del jerez y del tomar. Mala peste al isleo y que el diablo se lleve tus dedos!CALIBN: Ja, ja, ja!STEFANO: Ahora sigue con tu historia. - Y t crrete ms.CALIBN: Pgale fuerte, que dentro de un rato yo tambin le pegar.STEFANO: Ms alla. - Vamos, contina.CALIBN: Como te he dicho, este mago, mi ex amo...tiene por costumbre dormir siesta. Ah tu le revientas los sesos despues de quitarle sus libros; o le aplastas el crneo con un leo, o con una estaca lo destripas, o con tu cuchillo le cortas la garganta. Pero primero el libro de conjuros que, sin el, es tan tonto como yo, y no tendr ni a un espritu a sus rdenes: Todos lo odian tanto como yo. Qumale los libros. Pero en lo que ms debes fijarte es en la belleza de su hija. l mismo la llama belleza sin par. Yo no he visto a ninguna otra mujer mas que a Scorax, mi madre, y a ella; pero ella ni se compara a Scorax... muy superior como lo ms a lo menos.STEFANO: Tan hermosa es?CALIBN: S, mi seor. Le vendr bien a tu cama, y te dar buena prole.STEFANO: Aborigen autoctono voy a matar a ese hombre. Su hija y yo seremos el rey y la reina (Dios salve a los reyes!) y Trnculo y t sern virreyes. Qu te parece el arreglo, Trnculo?TRNCULO: Formidable.STEFANO: Dame la mano. Siento haberte pegado. Pero, mientras vivas, no seas tan ligero de lengua.CALIBN: Dentro de media hora estar durmiendo Lo matars entonces?STEFANO: Te lo juro por mi honor.ARIEL: Se lo contar a mi amo.CALIBN: Me das mucha alegra. Estoy muy contento. Venga regocijo! Queris cantar ese canon que me acabas de ensear?STEFANO: A peticin tuya, cualquier cosa. Vamos, Trnculo. A cantar! (Canta.) Brlate y mfate y rete y brlate. Pensar es libre.CALIBN: sa no es la msica.ARIEL toca la cancin con flauta y tamboril.STEFANO: Qu es eso?TRNCULO: La msica de nuestra cancin, tocada por Nadie.STEFANO: Si eres hombre, mustrate como tal. Si eres un diablo, como quieras.TRNCULO: Ah, perdona mis pecados! STEFANO: Quien muere paga sus deudas. Te desafo! - Misericordia! CALIBN Tienes miedo? STEFANO: No, qu va. CALIBN: No temas; la isla est llena de sonidos y msicas suaves que deleitan y no daan. Unas veces resuena en mi odo el vibrar de mil instrumentos, y otras son voces que, si he despertado tras un largo sueo, de nuevo me hacen dormir. Y, al soar, las nubes se me abren mostrando riquezas a punto de lloverme, as que despierto y lloro por seguir soando.STEFANO: Para m esto va a ser un gran reino: tendr msica gratis.CALIBN: Despus de matar a Prspero.STEFANO: Eso ser en seguida. No olvido tu historia.TRNCULO: El sonido se aleja. Sigmoslo, y despus, manos a la obra.STEFANO: Guanos, hombre de aqui, que nosotros te seguimos. Ojal viera al tamborilero. Toca con elegancia... TRNCULO: Vienes? Voy contigo, STEFANO. (Salen).

ACTO III. Escena 3: Entran ALONSO, SEBASTIN, ANTONIO, GONZALO.

GONZALO:!Ah, No puedo seguir, seor; me duelen los huesos. Buen laberinto llevamos de sendas para la derecha, para la izquierda y quebrada arriba, quebrada abajo! Permtanme un instante; Necesito descansar.ALONSO: Si, yo tambin estoy cansado tambin a m me vence la fatiga y me embota los sentidos. Sintate y descansa. Desde ahora abandono mi esperanza. Se ahog el que buscbamos errantes, y el mar se re de nuestra bsqueda en tierra. Resignacin! ANTONIO: [aparte a SEBASTIN] Me alegro de que haya perdido las esperanzas. No desistas de llevar a cabo tu proyecto.SEBASTIN : [aparte a ANTONIO]Luego y sin reservas.ANTONIO: [aparte a SEBASTIN] Que sea esta noche. Si estn extenuados por el camino, no querrn ni podrn mantener la vigilancia como cuando estn despiertos. SEBASTIN: [aparte a ANTONIO]Por esta noche. Ya basta. (Msica extraa y solemne, y [entra] PRSPERO en lo alto, invisible).ALONSO: y esta msica? Escuchen.GONZALO Una msica dulcsima.Entran diversas figuras extraas... (Prospero y Ariel) trayendo un banquete; bailan a su alrededor con gentiles saludos, invitando al rey, etc., a comer y salen.ALONSO: Cielos, ngeles custodios! Qu es esto?SEBASTIN: Seres espaciales! Ahora creer que existen los unicornios, y que del fuego nace el ave fnix ...ANTONIO: Creer eso y todo lo dems. GONZALO: Si contara esto en nuestras tierras quin me creera? Si dijera que vi espritus angelicales me tomaran por loco.PRSPERO [aparte] Mi noble seor, no creas todo lo que ves... ALONSO: No deja de asombrarme que esas figuras, con gestos y sonidos, y sin tener que hablar se expresaran tan bien en lengua muda.PRSPERO:[aparte] Los elogios, al final.ALONSO: Se esfumaron misteriosamente.SEBASTIN: En fin que importa, nos han dejado las viandas y tenemos apetito. Quieres probar lo que hay aqu?ALONSO: No.GONZALO: Seor, no temas...esto esta muy bueno. ALONSO: En fin, comer, aunque sea mi ltima comida. No importa; para m la mejor parte de la vida ya pas. Truenos y relmpagos. Entra ARIEL aletea sobre la mesa, y mediante un artificio desaparece el banquete.ARIEL: A estos tres pecadores, el destino, instrumento este mundo y cuanto hay en l, ha dispuesto que el mar insaciable los arrojase a esta isla, no habitada por el hombre. A ustedes indignos de vivir entre los hombres los he enfurecido, y con un furor tal que lleva a los hombres a ahogarse y ahorcarse. [Desenvainan ALONSO, SEBASTIN y ANTONIO.] Necios! Mis compaeros y yo somos agentes del destino. Los elementos que templaron sus armas igual pueden herir al bronco viento o con bufas estocadas matar el agua, que al punto se cierra, que daar un pelo de mis plumas. Mis hermanos son igual de invulnerables. Aun pudiendo herir, su acero es muy pesado para vuestras fuerzas y no Lo puedes alzar. Recuerden, pues ste es mi mensaje, que los tres expulsaron de sus tierras al buen Prspero y lo echaron al mar, a l y a su inocente hija. Por esta infamia, los dioses, que aplazan, pero jams olvidan, han inflamado a orillas y mares, y a todos los seres contra vuestra paz. A ti, Alonso, te han quitado a tu hijo y te anuncian por mi boca que una lenta perdicin, peor que cualquier muerte brusca, habr de acompaar todos tus pasos. Para guardaros de su ira, que en esta isla desolada caer sobre ustedes, slo les queda arrepentirse y desde ahora, llevar una vida recta. Desaparece con un trueno. Al son de una msica suave vuelven a entrar las figuras, bailan con muecas y visajes y salen llevndose la mesa.PRSPERO: Mi Ariel, has cumplido de manera perfecta mis encargos; De cuanto te he ordenado nada has omitido, y mis espritus menores han actuado con primoroso esmero. Mis conjuros han obrado y mis enemigos estn todos en la red de su extravo. Estn en mi poder. Los dejar en su trastorno, mientras veo a Fernando, a quien suponen ahogado, y a nuestra amada Miranda. [Sale.]GONZALO: En nombre de todo lo sagrado, seor, por qu estas as estupefacto?ALONSO: Ah, es espantoso, espantoso! Cre que las olas me hablaban y me lo decan, que el viento me lo cantaba y que el trueno, ese rgano grave y tremendo, pronunciaba el nombre de Prspero; mi crimen retumbaba. Por l est mi hijo en el fondo del mar cenagoso. Lo ir a buscar en las profundidades y yacer con l en el mar.SEBASTIN: Si vienen uno a uno, luchar contra todos los demonios. ANTONIO: Te sigo. SalenGONZALO: Que les pasa a estos tres que estn tan alterados. Es su culpa, y como veneno que acta retardado, comienza por fin darles remordimientos. Tendr que seguirlos para impedir alguna accin estpida a que les lleve su demencia.ACTO IVEntran PRSPERO, FERNANDO y MIRANDA.

PRSPERO: Te impuse un castigo penoso, pero tu recompensa lo repara. Te he dado un tercio de mi vida, la razn por la que vivo. De nuevo te la doy. Todas tus penalidades slo han sido una prueba de tu amor, y t las has superado a maravilla. Ante el cielo ratifico mi regalo. Ah, Fernando! No sonras si la enaltezco, pues vers que rebasa todo elogio y lo deja sin aliento.FERNANDO: Lo creera ms que un orculo.PRSPERO: Entonces, toma a mi hija. Un bien dignamente conquistado. Pero si rompes su nudo virginal antes que todas las sagradas ceremonias se celebren segn el santo rito, el cielo no bendecir su unin: su lecho estar plagado de malas hierbas.. asi que tengan cuidado . FERNANDO: Como espero das de paz, hermosa descendencia y larga vida con amor como el que siento, ni el antro ms oscuro, ni el lugar ms propicio, ni la mayor tentacin de nuestra carne cambiar mi honor en lujuria, quitndome la dicha de la celebracin, cuando piense que se han desplomado los corceles de Febo o que la Noche yace encadenada.PRSPERO: Bellas palabras. Entonces, sintate y habla con ella; tuya es. Ariel! Ariel!ARIEL: Aqu estoy. Qu se quieres?PRSPERO: Has cumplido muy bien tu papel y ahora voy a sumarte a un artificio parecido. Voy a ofrecer los ojos de esta joven pareja una muestra de mi magia. Lo promet ...ARIEL: Ahora mismo?PRSPERO: En el acto.ARIEL: Antes de que digas ven ya, respires y grites quizs, en una danza, cada cual acudir. Me quieres, amo, verdad? PRSPERO: Con toda el alma, primoroso Ariel. Vamos. FERNANDO: Te aseguro que la fra nieve virginal que hay en mi pecho entibia mi ardor.PRSPERO: Bien. ahora Ariel Mustrate, pronto! Callen lenguas! Miren ojos! Silencio! Msica suave. PRSPERO: Me olvidaba de la infame conjura contra mi vida de la bestia Calibn y sus confabulados. Ya se acerca el momento de su intriga. Muy bien, marchaos. Ya basta.Con un ruido extrao, sordo y confuso [los espritus] desaparecen apenados.FERNANDO: Es extrao. A tu padre le conturba el nimo alguna emocin.MIRANDA: Nunca le haba visto tan airado y descompuesto.PRSPERO: Te veo preocupado, hijo mo,y como abatido. Recobra el nimo. Nuestra fiesta ha terminado. Los actores, como ya te dije, eran espritus y se han disuelto en aire, en aire leve, y, cual la obra sin cimientos de esta fantasa, las torres con sus nubes, los regios palacios, los templos solemnes, el inmenso mundo y cuantos lo hereden, todo se disipar e, igual que se ha esfumado mi etrea funcin, no quedar ni polvo. Estamos hecho de la misma de la misma sustancia que los sueos, y nuestra breve vida culmina en un dormir. Estoy turbado. Disculpen mi flaqueza; mi mente est agitada. No te inquiete mi dolencia. Si quieren, vayan a mi cueva y descansen. Pasear un momento para calmarme.FERNANDO y MIRANDA: Te deseamos la paz. Salen.PRSPERO: Ven al instante! Gracias, Ariel. Ven. (Entra ARIEL).ARIEL: Me debo a tus pensamientos. Qu quieres?PRSPERO: Espritu, tenemos que enfrentar a Calibn.ARIEL: S, mi seor. lo se, pensaba decrtelo, pero tem que te enojases.PRSPERO: Dime dnde dejaste a esos granujas.ARIEL: Te dije que estaban inflamados de beber, tan envalentonados que heran el aire por soplarles en la cara, y el suelo por tocarles los pies, aunque siempre persistiendo en su objetivo. Toqu mi tamboril, y ellos, cual potrillos, aguzaron las orejas, abrieron los prpados y alzaron la nariz como si olieran msica. Les embruj el odo, y ellos, cual terneros, siguieron mi mugir por zarzas, espinos y aliagas pinchosas que se clavaban en sus tiernos tobillos. Los dej en la inmunda charca, tras tu cueva, bailando con el agua hasta el mentn y la poza, ms hedionda que sus pies.PRSPERO: Buen trabajo, pajarillo. Contina invisible. Trae de mi casa la ropa de gala; ser un buen seuelo para estos ladrones.ARIEL: Voy, voy. Sale.PRSPERO: Un diablo, un diablo nato, cuya naturaleza no admite educacin, y en quien el esfuerzo que me tom humanamente fue intil, estril. Su mente empeora con los aos, su alma se corrompe. Los voy a atormentar hasta que allen. (Entra ARIEL cargado de ropa vistosa). Ven, culgalas en este arbl. Entran CALIBN, STEFANO y TRNCULO, todos mojados.CALIBN: No hagan ruido al andar, que ni el topo oiga un paso. Estamos cerca de su cueva.STEFANO: Aborigen, ese duende, al que crees inofensivo, no ha hecho ms que tomarnos el pelo.TRNCULO: Oriundo, apestas a meado de burro y se me irritan las narices.STEFANO: Y a m. yeme, rstico... si me enojo contigo... TRNCULO: Sers un rstico menos...CALIBN: Buen seor, no me retires tu gracia. Ten paciencia, que el premio que voy a darte borrar este contratiempo; as que habla bajo: todo est ms tranquilo que la noche.TRNCULO: S, pero perder las botellas en el barro...!STEFANO: No es slo vergenza y deshonor, sino una inmensa prdida.TRNCULO: Para m es esto es peor que mojarme, fue tu siervo inofensivo!STEFANO: Yo voy a recobrar la botella, aunque me ahogue buscndola.CALIBN: Clmate, mi rey, te lo ruego. Mira: es la boca de la cueva. No hagas ruido, y adentro. Comete el buen crimen que ha de darte esta isla para siempre, y yo, tu Calibn, ser tu eterno lamepis.STEFANO: Dame la mano. Me vienen pensamientos sanguinarios.TRNCULO:Ah, rey STEFANO! Ah, seor! Ah, gran STEFANO! Mira el guardarropa que tienes aqu!CALIBN: Deja eso, tonto, que es desecho.TRNCULO: Oye, rstico sabemos lo que va al trapero. Ah, rey STEFANO!STEFANO:Qutate esa capa, Trnculo! Te juro que esa capa ser ma!TRNCULO: Sea de Tu Majestad. CALIBN: Malhaya este necio! Cmo te dejas embobar con estas prendas? Dejen eso, que primero hay que matar. Cuando despierte, nos dar tantos pellizcos de pies a cabeza que nos va a dejar nada bueno.STEFANO: Cllate Patn. Seor tilo, no es mo este chaleco? La chaqueta ya est bajo el Ecuador. Ahora perders la pelusa y te quedars calvo.TRNCULO: Eso, que, con la venia, nosotros robamos por lo bajo.STEFANO: Gracias por el chiste. En premio, toma esta ropa. Mientras yo sea el rey de este pas, el ingenio no quedar sin recompensa. Eso de robar por lo bajo es un buen golpe de ingenio. En premio, toma ms ropa.TRNCULO: Aprate, rstico. Ponte algo. CALIBN: No quiero nada. S perderemos la ocasin l nos convertir en cucarachas o peor en monos de poto colorado.STEFANO: T salvaje a trabajar. Ayuda a llevar esto, donde guardo el barril, o te expulso de mi reino. Vamos, lleva esto.TRNCULO: Y esto. STEFANO: S, y esto. Se oye ruido de cazadores. Entran varios espiritus en forma de perros, y los persiguen, azuzados por PRSPERO y ARIEL.PRSPERO: Hala, hala, Titn!ARIEL:Plata! Por ah, Plata!PRSPERO: Furia, Furia! Ah, Sultn, ah! Hala, hala![CALIBN, STEFANO y TRNCULO salen perseguidos.] Haz que los perros les muerdan las canillas para que les den fuertes convulsiones y contraigan sus msculos con lentos espasmos y que de tanto morderlos, solo puedan cojear. ARIEL: Escucha cmo allan.PRSPERO: Que los persigan sin tregua. En este momento todos mis enemigos estn a mi merced. Pronto acabarn mis trabajos, y t podrs gozar del aire en libertad. Por ahora, vamos a comer algo.

ACTO V.PRSPERO, vestido de mago, y ARIEL.

PRSPERO: Mi plan ya se acerca a su final. Mis hechizos no fallan, y mis espritus obedecen. El tiempo avanza derecho con su carga. Qu hora es?ARIEL: Las seis; Es la hora, seor, en que dijiste que terminara nuestro trabajo.PRSPERO: Eso fue lo que dije cuando desat la tempestad. Dime, espritu, cmo estn el rey y su squito?ARIEL: Agrupados tal como me dijiste, y tal como los dejaste; todos prisioneros en el bosque de tilos que resguarda tu cueva. No pueden moverse mientras no los liberes. El rey, su hermano, el tuyo y los tres estn trastornados los dems lloran desanimados de pena sobre todo el que llamas el buen Gonzalo: por su barba corren lgrimas cual lluvia sobre un techo de paja. Tan hechizados estn que, si los vieras, te sentiras conmovido.PRSPERO: Eso crees, espritu?ARIEL: As me sentira si fuese humano.PRSPERO: Y yo he de conmoverme. Si t, que no eres ms que aire, has sentido su dolor, yo, uno de su especie, que siento el sufrimiento tan fuerte como ellos, no voy a conmoverme como t? Aunque sus agravios me hirieron en lo vivo, hoy me enfrento a mi furia y me pongo del lado de la noble razn. La grandeza de un hombre est en la virtud y no en la venganza que profesa. Si se han arrepentido, la senda de mi plan no ha de seguir anclado a mi ira. Libralos, Ariel. Deshar el hechizo, les restituir el sentido y volvern a ser ellos.ARIEL: Voy a traerlos, seor. Sale.PRSPERO: Elfos de los montes, arroyos, lagos, bosques y los que en las playas sin huella a Neptuno y le hus cuando retorna! Hadas que, a la luna, en la hierba forman crculos, tan agrios que la oveja no los come! Genios, que gozan haciendo brotar setas en la noche y les complace or el toque de queda, con cuyo auxilio, aunque dbiles sean, he nublado el sol de medioda, desatado fieros vientos y encendido feroz guerra entre el verde mar y la bveda azul! Al retumbante trueno le he dado llama y con su propio rayo he partido el roble de Jpiter. He hecho estremecerse el firme promontorio y arrancado de raz el pino y el cedro. Con mi poderoso arte las tumbas, despertando a sus durmientes, se abrieron y los arrojaron. Pero aqu abjuro de mi spera magia y cuando haya, como ahora, invocado una msica divina que, cumpliendo mi deseo, como un aire hechice sus sentidos, romper mi vara, la hundir bajo la tierra junto a mi libro. (Msica solemne. Entra ARIEL. Le siguen ALONSO, con gesto demente, acompaado de GONZALO, y SEBASTIN y ANTONIO, Entran todos ellos en el crculo que ha trazado PRSPERO y en l quedan hechizados. PRSPERO lo observa y habla). Que la msica sea el mejor alivio para una mente alterada, que te cure el cerebro que ahora, intil, te hierve en el crneo. Qudense ah: los retiene un sortilegio. Bondadoso Gonzalo, hombre digno, mis ojos, dolidos de ver los tuyos, comparten tu llanto. Ya el hechizo se deshace y, as como el alba se insina en la noche y desvanece la tiniebla, as, al despertar, los sentidos dispersan la ignorancia que nubla su razn. Ah, buen Gonzalo, mi salvador y caballero fiel de tu seor! Te pagar tu bondad con palabras y con hechos. - Alonso, cruel trato nos diste a mi hija y a m con tu hermano como cmplice. - Sebastin, ahora padeces por ello. - A ti, mi hermano, mi carne y mi sangre, que, ciego de ambicin, desechaste compasin y sentimientos y con Sebastin (cuyo pesar es ahora tan fuerte) habras matado al rey, yo te perdono, aunque seas inhumano. - Su entendimiento ya empieza a crecer, y la inminente marea cubrir la orilla de su juicio, ahora fangosa e inmunda. Todava ninguno me ve ni me conoce. Ariel treme el sombrero y la espada de mi cueva. (Sale ARIEL y vuelve de inmediato) Me quitar el manto y me mostrar como el Duque que fui. Pronto, espritu, que enseguida sers libre.ARIEL canta y le ayuda a vestirse.

ARIEL: Cual abeja libo yo.Acostado en una floroigo del bho la voz,y en murcilago velozvuelo buscando el calor.Ahora yo, alegre, contento, a placer, bajo el rbol en flor vivir.

PRSPERO: Primoroso Ariel! Te echar de menos, aunque te dar libertad. Muy bien, as. Ve, invisible como ahora, al navo del rey. Vers a los marineros dormidos bajo cubierta. En cuanto despierten el capitn y el contramaestre, trelos aqu; y deprisa, te lo ruego.ARIEL: voy y vuelvo antes que el pulso te lata tres veces.Sale.GONZALO: Aqu habitan tormento, afliccin, asombro y espanto. Que un poder divino nos saque de esta terrible isla.PRSPERO: Mirme soy Prspero, Duque de las tierras del norte. Para probar que es un prncipe vivo quien te habla, deja que te abrace y te d una bienvenida cordial a ti y a los tuyos.ALONSO: Eres Prspero, o me engaa como antes algn efecto mgico, no lo s. El pulso te late como a un hombre y, desde que te vi, se me cur el trastorno mental que me aquejaba. Si es real, encierra alguna historia prodigiosa. Te restituyo tu ducado y todas las tierras del norte, suplico que perdones mi ofensa. cmo es que ests vivo Prspero y vive aqu?PRSPERO: [a GONZALO] Primero, noble amigo, permteme abrazar vuestra vejez, cuya honra es inmensa e infinita.GONZALO Si esto es real o no lo es, no podra jurarlo.PRSPERO An os queda el gusto a algunas exquisiteces de la isla, que os impiden creer en lo real. Amigos, bienvenidos todos! [Aparte a SEBASTIN y ANTONIO] En cuanto a ustedes, mi noble pareja, si quisiera, hara caer la ira del rey contra los dos al demostrar tu maldad. Pero ahora no te voy a acusar.SEBASTIN [aparte] El diablo habla por l.PRSPERO: [aparte a SEBASTIN] No![A ANTONIO] A ti, ser perverso, a quien llamar hermano infectara mi lengua, te perdono tu peor maldad, todas ellas, y te exijo mi ducado, que por fuerzahabrs de devolverme.ALONSO: Si tu eres Prspero, dime cmo te salvastes, cmo fue que nos encontraste y como hace tres horas naufragamos junto a estas riberas, donde yo he perdido (doloroso recuerdo!) a mi querido hijo Fernando.PRSPERO: Me apena orlo, seor.ALONSO: La prdida es irreparable, y la paciencia no puede remediarlo.PRSPERO: Sospecho que no has buscado su ayuda. De su dulce bondad yo he recibido auxilio supremo en semejante prdida, y estoy consolado.ALONSO tu una prdida semejante?PRSPERO: Tan grande y tan reciente. Y para soportar mi triste prdida, mis medios son ms dbiles que vuestro posible consuelo, pues yo he perdido a mi hija.ALONSO: Una hija? Ojal viviesen en Las tierras del Sur los dos como rey y reina. Si as fuese, contento yacera en el fondo cenagoso en que reposa mi hijo. Cundo perdisteis a vuestra hija?PRSPERO: En la reciente tempestad. Veo que a estos seores les asombra tanto nuestro encuentro que les sorbe la razn, y apenas creen la verdad de sus ojos o el sonido de las voces. Mas por muy turbados que tengan los sentidos, no dudis que soy Prspero, aquel duque expulsado de Las tierras del Norte que, tras llegar de milagro a esta isla en que habis naufragado, se convirti en su seor. Pero ya basta, pues es relato para un da y otro da, y no para un desayuno, ni conviene a un primer encuentro. Seor, bienvenido. Esta cueva es mi palacio. Sirvientes tengo pocos; sbditos, ninguno. Les ruego la miren bien y como me han devuelto mi ducado, les pagar con algo igual de bueno, les mostrar al menos un prodigio los sorprender. PRSPERO muestra a FERNANDO y MIRANDA jugando al ajedrez.MIRANDA: Me estas haciendo trampa, trampa.FERNANDO: No, mi amor, no lo hara ni por todo el oro del mundo.MIRANDA: S, y lo haras por ganar veinte reinos, mas yo lo llamara juego limpio.ALONSO: Si esto es otra ilusin de la isla,a un hijo amado perder dos veces.SEBASTIN: Excelso milagro!FERNANDO: Aunque los mares amenacen, son clementes. Los maldije sin motivo.ALONSO:Vayan contigo todas las bendiciones de un padre feliz! Levntate y dime cmo has llegado hasta aqu.MIRANDA: Oh, maravilla! Cuntos seres admirables hay aqu!Qu bella humanidad! Ah, gran mundo nuevo que tiene tales gentes!ALONSO: Quin es la muchacha con quien jugabas? Ni tres horas har que la conoces. Es la diosa que nos ha separado y ahora nos rene?FERNANDO: Seor, es mortal, pero, por voluntad divina, es ma. La eleg cuando no poda pedirle consejo a mi padre, ni ya crea tenerlo. Es la hija de este prncipe, el Duque de Las tierras del Norte, de quien tanto saba por su fama, mas nunca haba visto, y que me ha dado una segunda vida. Ahora esta dama le convierte en mi segundo padre.ALONSO: Y a m de ella. Qu extrao ha de sonar que le pida perdn a mi hija!PRSPERO: Ya basta, seor. No carguemos ya ms nuestro recuerdo con un dolor pasado.GONZALO: Yo he llorado por dentro, que, si no, habra hablado. Miren dioses, y coronen de dicha a esta pareja, pues ustedes trazaron el camino que nos ha trado aqu.ALONSO: As sea, Gonzalo.GONZALO: El duque fue expulsado de Las tierras del Norte para que sus descendientes reinasen en Las tierras del Sur? Ah, alegremosnos sobremanera y con letras de oro inscribid esto en columnas inmortales!: En un viaje, Clara hall marido en Tnez y Fernando, su hermano, hall esposa donde estaba perdido; Prspero, su ducado en una pobre isla, y todos a nosotros mismos cuando nadie era dueo de s.ALONSO: [a FERNANDO y MIRANDA] Dnme sus manos. Que un dolor se apodere del alma que no les desee felicidad!GONZALO: As sea. Entra ARIEL, con el CAPITN y el siguindole asombrados.Ah, mirad, seor, mirad! Ms de los nuestros! Profetic que si en tierra haba un patbulo ste no se ahogara. - T, que blasfemando echabas por la borda la gracia divina, no juras en tierra? Ests mudo?Traes noticias? CONTRAMAESTRE: La mejor es haber hallado a salvo al rey y a su squito; despus, que nuestra nave, que hace tres horas creamos deshecha, est entera, a punto, y tan bien aparejada como cuando zarpamos.ARIEL [aparte a PRSPERO] Seor, he hecho todo esto desde que te dej.PRSPERO: [aparte a ARIEL] Mi vivo espritu!ALONSO: Estos hechos no son naturales, y todo es cada vez ms prodigioso. Dime, cmo has venido?CONTRAMAESTRE: Seor, si creyera estar bien despierto, intentara contarlo. Dormamos como muertos y, no s cmo, metidos bajo cubierta, donde ahora mismo nos despiertan extraos rugidos, gritos, alaridos, traqueteo de cadenas y gran variedad de ruidos, todos espantosos. Libres al momento y del todo indemnes, vemos que est intacto nuestro regio y hermoso navo, y el capitn salta de alegra. Y creedme, al instante, como en un sueo, nos separan de los otros y nos traen aqu aturdidos.ARIEL: [aparte a PRSPERO] Lo hice bien?PRSPERO: [aparte a ARIEL]De maravilla, diligente. Sers libre.ALONSO: Quin ha entrado en laberinto semejante? Todo esto lo ha guiado algo ms que la naturaleza. Algn orculo nos dar una recta explicacin.PRSPERO: Majestad, no turbs tu nimo insistiendo en lo extrao de este asunto. Escogeremos el momento, que ser pronto, y a solas les explicar, cada uno de los sucesos acaecidos. Algrense y piensen bien de todos ellos. [Aparte a ARIEL] Ven, espritu. Libera a Calibn y sus compinches. Deshaz el hechizo. Sale ARIEL: Estis bien, seor? An quedan de los vuestros algunos tipos raros que no recordis. Entra ARIEL, empujando a CALIBN, STEFANO y TRNCULO, vestidos con las prendas robadas.STEFANO: Cada cual por los dems y nadie a lo suyo, que todo es la suerte. Coraggio, coraggio!TRNCULO: Si mis faros no me engaan, lo que veo es estupendo.CALIBN: Ah, Setebos! Qu hermosos espritus! Y cmo viste mi amo! Me temo que va a castigarme.SEBASTIN: Ja, ja! Quines son stos, Antonio? Se compran con dinero?ANTONIO: Seguramente. Uno de ellos es bien raro y, sin duda, muy vendible.PRSPERO: Seores, vean a estos hombres y diganme si son honrados. Este malparido que tena por madre a una bruja poderosa que dominaba la luna y causaba el flujo y el reflujo, de los mares exceda al azul en podero. Los tres me han robado, y ha sido este bastardo, el que tram con ellos quitarme la vida. A estos dos los conocen, venan embarcados con ustedes este ser de tiniebla es mo.CALIBN: Me pellizcarn hasta la muerte.ALONSO: ste es STEFANO, el cocinero borracho.SEBASTIN: Si esta borracho De dnde sacaste el vino?ALONSO: Y Trnculo est con los pies redondos. Dnde habrn hallado vino T cmo te has metido en este enjuague? TRNCULO: Tanto me he enjuagado desde la ltima vez que los vi que me he empapado hasta los huesos. En esta sal de mar, morire bien conservado...SEBASTIN: y tu STEFANO? STEFANO: No me toquis. No soy STEFANO; PRSPERO: t queras ser el rey de la isla? STEFANO: Habra sido tremendo rey. ALONSO: [indicando a CALIBN] Es el ser ms extrao que he visto. PRSPERO: Y tan deforme en su conducta como lo es en su figura. - T, vete a mi cueva y llvate a tus compinches, si quieres mi perdn. CALIBN: Lo har. Ser ms sensato y pedir clemencia. Si fui un tonto de remate al tomar a este borracho por un dios y adorar a este payaso!PRSPERO:Vamos, en marcha!ALONSO: Fuera, y dejen esos trapos donde los encontraron! [Salen CALIBN, STEFANO y TRNCULO.]PRSPERO: Seor, te invito a ti y a los tuyos a mi cueva, ahi descansaran por esta noche, les contar la historia de mi vida y los distintos sucesos que he vivido desde que llegu a esta isla. En la maana los llevar a hasta su navo y despus, a las tierras del Sur, donde espero ver el casamiento de nuestros amados hijos; Despus de eso pienso retirarme, volver a ver a las tierras del Norte para luego retirarme a poner en orden mi paso por este mundo. ALONSO: Espero or tu relato que sin dudaes asombroso. PRSPERO: Te lo contar todo, y te prometo un mar en calma, vientos propicios y una pronta travesa para que alcanzemos a la escuadra real Mi querido Ariel, encrgate: Despus, s libre en el aire y adis. Por favor pasen. Salen todos [menos PRSPERO].

EPLOGO

PRSPERO: Ahora que mis poderes mgicos se han esfumado, si les parece partir. As, despus de perdonar a mi hermano el traidor, lbrenme con su aplauso, de esta isla y sus encantos. Que sea su aliento quien hinche mis velas, o bien, si fracas mi idea, que no fue otra que agradar, ahora sin poderes ni dominio sobre espritus o hechizos, me vencer el desaliento...Con el alivio del rezo tan sentido que emocione al cielo y excuse todos los errores. Igual que al pecar ruegan clemencia, librenme tambin ustedes con su indulgencia.

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