La teología de Jesús como hecho pedagógico. Milton Martínez.doc

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LA TEOLOGÍA DE JESÚS COMO HECHO PEDAGÓGICO. Milton J. Martínez M.* [email protected] Quizás una de las mayores tendencias en la teología bíblica ha sido la de tomar expresiones o frases de los grandes personajes bíblicos, con el fin de sustentar en ellas determinadas posiciones teológicas. Hacer teología es reflexionar sobre los grandes misterios de Dios, con el fin de comprenderlos y explicarlos. Hacer teología hoy, es hacer que esa reflexión responda a las necesidades y a las dinámicas del mundo moderno. El asunto es que muchas de las reflexiones teológicas que giran en torno a las expresiones y a las enseñanzas de los actores bíblicos, pretenden afirmar que un escritor o un orador determinado, pretendió enseñar algo al decir lo que dijo. Esto es lo que ocurre con los planteamientos de Jesús. iremos algunos casos desde los discursos que él pronunciara: El primer discurso de Jesús fue: Se ha cumplido el tiempo, y ha llegado el reino de Dios. Arrepentíos y creed en el evangelio”. Tres temas muy trascendentales toca Jesús aquí: El cumplimiento del tiempo. El arrepentimiento. La adhesión al evangelio. En el primer tema, ¿se trata de una enseñanza sobre escatología? En el segundo tema, ¿se trata de una enseñanza sobre lo que es el arrepentimiento? En el tercer tema, ¿podríamos afirmar que se trata de una enseñanza misionológica?

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LA TEOLOGÍA DE JESÚS COMO HECHO PEDAGÓGICO.

Milton J. Martínez M.*

[email protected]

Quizás una de las mayores tendencias en la teología bíblica ha sido la de tomar expresiones o frases de los grandes personajes bíblicos, con el fin de sustentar en ellas determinadas posiciones teológicas.

Hacer teología es reflexionar sobre los grandes misterios de Dios, con el fin de comprenderlos y explicarlos.Hacer teología hoy, es hacer que esa reflexión responda a las necesidades y a las dinámicas del mundo moderno.El asunto es que muchas de las reflexiones teológicas que giran en torno a las expresiones y a las enseñanzas de los actores bíblicos, pretenden afirmar que un escritor o un orador determinado, pretendió enseñar algo al decir lo que dijo. Esto es lo que ocurre con los planteamientos de Jesús. iremos algunos casos desde los discursos que él pronunciara:

El primer discurso de Jesús fue:

“Se ha cumplido el tiempo, y ha llegado el reino de Dios.Arrepentíos y creed en el evangelio”.

Tres temas muy trascendentales toca Jesús aquí:El cumplimiento del tiempo.El arrepentimiento.La adhesión al evangelio.

En el primer tema, ¿se trata de una enseñanza sobre escatología?En el segundo tema, ¿se trata de una enseñanza sobre lo que es el arrepentimiento?En el tercer tema, ¿podríamos afirmar que se trata de una enseñanza misionológica?

Muchas son las preguntas que podemos plantearnos aquí. Evidentemente, sobre este discurso de Jesús, se han montado grandes propuestas teológicas, pero tenemos que decir que, seguramente, muchas de esas conclusiones no son necesariamente parte del discurso de Jesús.

El último discurso de Jesús es el conocido como “las siete palabras en la cruz”. Este, que no fue un discurso continuo, sino más bien una serie de expresiones aisladas, incluye reflexiones que van desde el tema del perdón, pasando por el tema de la vida eterna, el desamparo y la necesidad, para concluir con una teología de la entrega.

Perdónalos, porque no saben lo que hacen. Hoy estarás con migo en el paraíso.

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Mujer, he ahí tu hijo, He ahí tu madre. ¿Por qué me has desamparado? Tengo sed. Consumado es. En tus manos encomiendo mi espíritu.

Este recorrido teológico en sus últimas palabras, por lo menos palabras en vida, es igualmente objeto de muchas reflexiones sobre el significado de la cruz, la forma de la cruz, la relación Jesús-Dios, la mariología, la muerte de Jesús y tantas otras cuestiones.

Cuestiones que se plantean siempre a partir de preguntas. Las preguntas son pan diario en la academia, en la calle y en la iglesia. La gente aspira tener respuestas a preguntas como:

¿Cuantas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? Mateo 18.21 ¿Se debe apedrear a esta mujer que fue hallada en adulterio? Juan 8.5 ¿Debemos pagar impuestos? Mateo 22.17 Dinos: ¿Cuándo sucederán estas cosas y qué señal habrá de tu venida?

Marcos 13.4 Auméntanos la fe. Lucas 17.5 Quien pecó: ¿Este, o sus padres? Juan 9.2

En fin, se trata de preguntas que dan vueltas en la mente y cuya respuesta solamente traería satisfacción a la curiosidad. Es decir, en caso de dar respuesta a la pregunta, el individuo simplemente diría ¡ah, qué interesante!, daría la vuelta y dejaría el lugar. Es decir, son preguntas cuya respuesta no es trascendental, justamente porque la pregunta misma no es trascendental, por más que parezca serlo.

Miremos el caso del joven rico, de Lucas 18.18ss, quien preguntó: ¿Qué haré para heredar la vida eterna? Cuando Jesús respondió de manera precisa, correspondiendo a la pregunta: “vende todo lo que tienes y dalo a los pobres”, el joven se fue.

Durante muchos años se discutieron cuestiones como: ¿Cuántos ángeles caben en la cabeza de un alfiler? ¿Qué tanto de hombre tenía Jesús y que tanto de Dios? ¿Jesús nombró a Pedro como primer Papa? ¿La salvación se pierde?

Hoy en día se discuten muchas cuestiones similares: ¿Es el libro de Isaías uno solo, o es la unión de varios libros con el mismo

nombre? ¿Quién escribió la epístola a los Hebreos? ¿El Juan que escribió Apocalipsis es el mismo Juan del Evangelio y de las

epístolas? ¿Es real la historia de Job y la de Jonás? ¿Es literal el matrimonio de Oseas con una prostituta?

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¿Son los milagros bíblicos una realidad, o un mito? ¿Jesús resucito físicamente, o es un símbolo de comunidad?

Todas estas y muchas más son las preguntas que se discuten en el contexto teológico y académico. Se abren debates, se argumenta y se discute.Pero también las discusiones populares, del común de la gente se calientan permanentemente con preguntas como:

¿Habrá rapto de la iglesia? ¿Cuál es la marca que usará el anticristo? ¿Qué significa 666? ¿Cuáles son las palabras adecuadas que debo utilizar en una oración para

que Dios me escuche y me responda? La clonación ¿es pecado?

Esto es lo que podemos llamar “teología popular”. Es decir, reflexiones sobre los misterios de la fe, realizadas desde las comunidades de base, muchas veces sin un rigor académico, sin elementos exegéticos formales y sin un trabajo de profundización en el texto bíblico.

Hay un texto bíblico de altísimo contenido teológico, que quiero tomar un momento como referente.Hebreos 11, el primer versículo afirma:“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”La versión de Cantera Iglesias1 traduce este versículo de la siguiente manera: “Y fe es una forma de poseer lo que se espera, un medio de conocer las cosas que no se ven”.

Sobre este texto podemos extraer multitud de reflexiones. Hay que hacerle exégesis, se requiere que no solamente se lea en diferentes versiones, sino que toca leerlo y traducirlo desde el griego mismo. Hay que revisar su historia en la tradición de la iglesia, el sentido del autor, las diferentes lecturas posibles, y en fin aplicar cuanto método hermenéutico sea posible. Sin embargo, en este corto espacio yo solo quiero mostrar que ese texto trata de una gran cantidad de personajes del A. T. que experimentaron la fe, pero no reflexionaron sobre ella. Alcanzaron la justificación, pero no la pensaron. Fueron objeto de la gracia de Dios, sin comprenderla.No reflexionaron, no pensaron, no comprendieron, y sin embargo,

“Por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de

1 Versión crítica de Francisco Cantera y Manuel Iglesias. B.A.C. Madrid, 2003

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espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados;

Y todos éstos, por la fe, alcanzaron”.

¿Estoy, entonces haciendo una apología de la no reflexión, o de la no teología? La respuesta es un rotundo NO. La intención no es plantear la no reflexión, el no análisis, o el no pensar y no comprender. Más bien, la propuesta es mirar un poco el ejercicio teológico de Jesús, como un referente de lo que debe ser un ejercicio teológico con una muy alta visión.

El asunto es que, como lo he anotado anteriormente, gran parte de la teología se ha orientado hacia las preguntas que surgen en espacios de reflexión, en los que a su vez se plantean cuestiones que, de ser respondidas, satisfarían la curiosidad y la ociosidad, satisfacen además a las inquietas maquinaciones de mentes que vuelan, pero que simplemente pasan a alimentar las páginas de extensos libros que serán discutidos en la academia y en diferentes grupos de reflexión, permanecerán en estantes dándole importancia a reconocidas bibliotecas, esperando nuevos postulados, nuevos autores, y nuevas propuestas que pasen a ocupar su lugar.

Por su lado, Jesucristo hablo de resurrección, de ángeles, de iglesia, de vida eterna, de pecado, de amor, de demonios, de sanidad, de recompensas en el cielo, de justicia y de tantas otras cosas, que nos llevarían a concluir que Jesús hizo teología. No lo estoy negando. Claro que Jesús hizo teología. Pero la teología de Jesús no procuro nunca reflexionar sobre los grandes misterios, tampoco pretendió que los oyentes los comprendieran, ni mucho menos que los pudieran explicar. Por el contrario, en sentido teológico parece haberlos confundido más. Observe usted:

“Es necesario nacer de nuevo”. Le dijo Jesús a Nicodemo, a lo que él respondió; ¿Cómo puede un hombre siendo ya viejo, nacer de nuevo? Juan 3.4.

Nosotros le oímos decir: Yo derribaré este templo hecho a mano y en tres días lo reedificaré” Marcos 14.58

Algunos que estaban allí decían, al oírlo: “Mirad, llama a Elías” Marcos 15. 35.

Aún no tienes 50 años ¿y has visto a Abraham? Juan 8.57

Ahora, todas estas cuestiones son seguramente muy fáciles de entender para nosotros, 2000 años después de ser pronunciadas, después de ser explicadas por los padres de la iglesia y después de haber meditado en ello durante tanto tiempo. Pero, ¿Cuál fue el impacto que Jesús causó en sus primeros oyentes?

“A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.”

Lucas 8.10

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Luego, la intensión de Jesús no era, como quizá se supondría desde los postulados de la teología moderna, dar a conocer, explicar, reflexionar, ni mucho menos convencer.En realidad el propósito de Jesús fue ayudarle a la gente a alcanzar aquellas cosas de las que él hablaba. Jesús no hablo para enseñar “algo de algo”, Jesús hablo para ayudar a alcanzar ese algo. Jesús habló para cambiar y transformar, Jesús hablo para reorientar e imprimir un nuevo carácter en los oyentes que, incluso, eran seleccionados por Jesús. Es decir, Jesús no habló para todo el mundo, hablo para quienes él quería que escucharan. Volvamos al texto anterior:

“A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.”

Lucas 8.10

Por eso me atrevo a plantear que la teología de Jesús fue, por encima de cualquier otra cosa, un hecho pedagógico.Un hecho pedagógico desde la perspectiva misma de la expresión pedagogía, que tiene la connotación de caminar con, guiar y conducir.

Jesús tenía propósitos claramente establecidos en cada una de sus intervenciones. Propósitos que a su vez estaban alejados de la simple reflexión y de la simple elaboración de propuestas teológicas.Miremos un caso importante:

Juan 4.7 ss.

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. 8Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.

Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado

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el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.

Abundantes son los temas teológicos aquí propuestos: La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy

mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.Conflicto judeo – samario.

Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; Salvación.

tú le pedirías, y él te daría agua viva. Agua viva.

La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, Preexistencia de Jesús.

que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?Origen del santuario.

Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

Vida eterna.

La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.

Sed.

Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.

Nuevas nupcias.

Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.

Concepto profético.

Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. El lugar de la adoración.

Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.El objeto de la adoración.

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Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.La forma de la adoración.

Dios es Espíritu ; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.Doctrina de Dios (teología).

Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.El Mesías.

Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.La Divinidad de Jesús.

Ahora, no solamente nos encontramos con un repertorio teológico interminable, sino que, nos encontramos con unas curiosidades muy grandes:

1. Son muchos los temas tratados.2. Jesús cambia permanentemente de tema, así como lo hace también la

mujer.3. lo más importante es que de todos los temas discutidos, Jesús no

respondió a ninguno.4. Sin embargo, Jesús consiguió su verdadero propósito, “la conversión de

esta mujer”, que de inmediato comenzó a dar testimonio de su encuentro personal con Jesús.

Pero nótese que el testimonio de esa mujer era: “me dijo todo lo que he hecho” v.39. Luego, ¿qué fue lo que impactó a esta mujer?, ¿la gran propuesta teológica de Jesús? Es curioso además que en la discusión que se diera entre Jesús y la mujer, a lo que llegó como conclusión la mujer, fue simplemente: “dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla”. Parece ser lo que igualmente buscan muchas teologías y muchas preguntas teológicas. Fórmulas mágicas para hacer la vida más fácil, incluso en las cosas irrelevantes. Prosperidad, negocios, carro, casa, viajes, entre muchas otras cosas.

Ahora, si he dicho que Jesús no respondió a ninguna de las cuestiones planteadas, estoy diciendo que Jesús no concluyó las inquietudes teológicas. Y no las concluyó, porque no eran estas su propósito. Y, si no eran estas su propósito, entonces ¿cómo pretender nosotros concluir esas discusiones teológicas a partir de lo que Jesús dijo?

Hemos propuesto uno, de los muchos diálogos y discursos de Jesús. Sobra decir que no implica que en los demás casos la situación sea distinta; después de discutir sobre la resurrección, sobre el cielo, sobre los ángeles, sobre los mandamientos y sobre el Reino de Dios, dice Marcos 12.34, que “ya ninguno

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osaba preguntarle”. ¿Porque?, ¿Por qué sus inquietudes fueron resueltas, o porque Jesús les descontrolaba?

Si Jesús descontrolaba a sus contradictores (y también a sus amigos, como el caso de Pedro cuando va a ser zarandeado, o cuando les anuncia su muerte, o cuando anuncia la negación de Judas o con la respuesta del perdón; no te digo siete, sino, hasta setenta veces siete) ¿cómo fue que logró esto?, ¿cuál fue el método utilizado por Jesús?

El secreto estuvo en lo que Paul Tillich2 interpreta como el método de correlación3. Tillich parte en principio de la idea de que “la fe implica un tipo de conocimiento que es cualitativamente distinto del conocimiento que implica la labor técnica y científica del teólogo. Ese conocimiento se caracteriza por ser completamente existencial (…) pero al teólogo se le exige (…) que exprese su verdad de un modo metódico”4.

Ahora, si la fe implica un tipo de conocimiento que en calidad es distinto al de la ciencia, entonces la teología no sirve, en esencia para transformar al individuo, a no ser que la teología se proponga ese fin. Y, para conseguir ese cometido, entonces Tillich propone el método de correlación, citado anteriormente, que a pesar de ser de gran complejidad, su planteamiento es sencillo.“Al utilizar el método de correlación, la teología sistemática procede de la siguiente manera: realiza un análisis de la situación humana del que surgen las cuestiones existenciales, y demuestra luego que los símbolos utilizados en el mensaje cristiano son las respuestas a tales cuestiones existenciales”.

Luego, el secreto está en no responder la pregunta planteada, sino, descubrir cual es la verdadera necesidad, en orden existencial del interrogador, para poder, al satisfacer su necesidad, conseguir un verdadero cambio en la vida de la persona.Ese fue justamente el éxito de Jesús. Su teología no fue del orden académico, sino del orden existencial. Su teología fue realmente un hecho pedagógico que ayudó a quienes le escucharon a entender un nuevo camino;

¡El camino de la vida eterna!

Jesús no fue teólogo, fue maestro.

* Milton J. Martínez M. es arquitecto de la Universidad Católica de Colombia; B.A. en administración de la Universidad de las Américas en Costa Rica y Licenciado en Teología de la misma universidad. Obtuvo su maestría en teología en la Universidad Javeriana de Bogotá y su Ph. D. Th. en la Philipps Universität Marburg, en Alemania.Realizo estudios en Israel, además de otros países.Nacido en la ciudad de Cali, Colombia, es distinguido por su trabajo como catedrático y conferencista.2 Teólogo aleman, muerto en 1965 en Chicago. 3 Véase Teología Sistemática tomo 1, pág. 894 Idem pág. 78

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