La tipificación iracunda de José Tola · tradicionales de r;1fltura en las que fuera él educado...

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Juan Acha La tipificación iracunda de José Tola 00 O> J '--------------------------------' Q uienes en la pintura buscan exclusivamente la belleza, por su complacencia y ornamentación, sentirán rechazo por las obras recientes de este artista. Les molestará y hasta les espantará su radical expresionismo. Nos explicamos su reacción. La cultura occidental oficial les ha inculcado tal bellomanía y toman la belleza por consubstancial de todo arte y por su función -si es pictórica- de ornamentar su hogar. Entonces pensamos erróneamente que una 41 pintura carece de calidad cuando no queremos tenerla en casa, aunque nos la regalen. Nuestras actuales sociedades de consumo y de masas, que toman la cultura por entretenimiento únicamente, han reforzado y difundido este pensamiento bellomaniaco e individualista. Si bien nos explicamos el rechazo, no lo podemos justificar. El expresionismo precisamente subvierte, de hecho y por definición, la bellomanía al exaltar las otras oe

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Page 1: La tipificación iracunda de José Tola · tradicionales de r;1fltura en las que fuera él educado Vadiestrado. En ningún caso hay sentimentalidad autobiográfica ni i:lostura intelectualista,

Juan Acha

La tipificación iracundade José Tola

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Quienes en la pintura buscanexclusivamente la belleza, por

su complacencia y ornamentación,sentirán rechazo por las obrasrecientes de este artista. Lesmolestará y hasta les espantará suradical expresionismo. Nosexplicamos su reacción. La culturaoccidental oficial les ha inculcado talbellomanía y toman la belleza porconsubstancial de todo arte y por sufunción -si es pictórica- deornamentar su hogar. Entoncespensamos erróneamente que una

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pintura carece de calidad cuando noqueremos tenerla en casa, aunque nosla regalen. Nuestras actualessociedades de consumo y de masas,que toman la cultura porentretenimiento únicamente, hanreforzado y difundido estepensamiento bellomaniaco eindividualista.Si bien nos explicamos el rechazo, nolo podemos justificar. Elexpresionismo precisamentesubvierte, de hecho y por definición,la bellomanía al exaltar las otras

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El yacente, 1990-1991.

Max, 1989.

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categorías estéticas. La belleza no es'la única ni ella solamente generaplacer; existe, por ejemplo, el placerintelectual o temático.La estética y el arte de José Tolatienen que ver, sin duda, con laviolencia. Pero no directamente comomuchos apresurados suponen. Giran,más bien, en tr<lno al gritodesgarrado del violentado que esdesesperación y no iracundia. Si susobras nos parecen violentas, no espor agresividad: !o es por estrategiapictórica. Su estrategia es la de unirreverente que blande paradojas encontra de las convenciones sociales,que desenmascara violencias y quedecide arrojar por la borda las normastradicionales de r;1fltura en las quefuera él educado Vadiestrado. Enningún caso hay sentimentalidadautobiográfica ni i:losturaintelectualista, CONIO tampocoestamos frente a la complacencia deun sádico. Para nosotros, Tola razonasus sentimientos V los reviste de iravisceral. Basta mirar sus obrasanteriores, para advertir en su sentidopersonal de belleza que él despuésreprime con inteligencia y con el finde configurar una identificación deldolor humano provista de estratégicairacundia.Propiamente José Tola no busca latipificación iracunda del gritodesgarrado del viol{7ntado con el finde tipificarlo en un cuadro único,como lo hiciera Picasso en Guemicacon los nada subrepticios horrores dela guerra. Presentimos -tal vez porproyección sentimental o empatía­que Tola persigue la tipificación deldolor vivido por las vrctimas de lasinadvertidas coercionessentimentales, más las manipuladoraspersuasiones estéticas, cuyastaimadas virulencias ideológicas sondifíciles de esquivar y desenmascarar.En buena cuenta, estética es lairacundia de Jr,Tola y para él tipificarsignifica -si se desea eficacia-definir lo substancial (o típíco) deldolor humano fuera de espacios,lugares y personas concretas, queparadójicamente lo aminorarían. Es asícomo sus móviles y susconfiguraciones carecen de patria y

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continente, raza y clase social,apellido y anécdota.Tola se dedica justamente a tipificarlo que no tiene causas humanas, sinoinhumanas e infrahumanas que sevalen de subterfugios emocionales eintelectuales, estéticos y artísticos. Enlugar de las pasiones humanas quemovieran al expresionismo de VanGogh, encontramos aquí la aflicciónhumana. Y ésta no puede ser vestidade compostura académica ni de lostimoratos convencionalismosneoexpresionistas, tampoco conformatos y técnicas tradicionales.Contenido y forma debencompletamentarse mutuamente, talcomo lo hicieran el uruguayo P. Figariy después el ruso M. Chagall; si no lohizo el español E. Murillo cuandopintó niños harapientos, fue por nopermitírselo su tiempo.En resumen, J. Tola llevó a susúltimas consecuencias elexpresionismo, adoptado por él comoestrategia pictórica. Lo hizo, porque elmundo había hecho lo mismo con lasviolencias físicas y las sensitivas delas persuasiones subliminales.Después de todo, en el mundo dehoy la guerra se nos presenta piadosaen comparación con las torturaspoliciacas y éstas devienen menosinfrahumanas que la tortura de Sísifoen su versión tercermundista, en queel punto de partida y de regreso noes el mismo: va bajando ynecesitamos triplicar nuestrosesfuerzos para detenerlo. Latipificación de Tola se aleja de larealidad visible, con la intenciónjustamente de activar la memoria denuestra sensibilidad estética.Pára alejarse aún más de la realidad,Tola, no sólo renuncia a los formatosy formas tradicionales de la pintura,sino también a sus materiales yprocedimientos. Opta por nuevos,que recorta y clava, acumula ydesgarra, para luego someterlos ala violencia del fuego y así poderacercarse en algo siquiera a loshorrores reales. Sus rupturaspictóricas obedecen, sin duda, arazones estéticas.Seamos precisos, Tola incursiona enuna estética nueva, en tanto no

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Etaroj ~e}cendiendo a los infiernos, 1990-1991.

Díptico, 1988.

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Sin título, 1988.

Sin título (No. 60), 1988.

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importan mucho los atributosformales de sus obras ni lasemociones que éstas susciten. Susformas soportan simplemente yaluden a realidades, cuyas cargasestéticas debemos vivenciar. Lafotografía inició esta estética, desdeque resultó pírrica la perfección a queella llevó al naturalismo yconsecuentemente éste perdióvigencia estética y lo decisivo pasó aser lo estético de la realidadfotografiada. Con mayor razón en lafotografía cinematográfica y latelevisual, pese -o gracias- a sersimuladas sus realidades. La obra dearte devino, en fin, un mero referente.El lector como receptor de las obrasde Tola ha de aceptar que la relacióncontenido/forma de éstas dependede la función por él buscada. Ha dereparar también en la belleza de laobra Sin título (~ 60) y en las otrasaquí también reproducidas (Ecomin yElena de 1988, Max de 1989, Dlpticode 1988, y Sin t{tufo de 1988) comopasos hacia El yacente y Etarotdescendiendo 8 los infiemos, obras de1991 que han motivado nuestrasconsideraciones. Enfrentamos a dosemblematizaciones del dolor humanocuya enrarecida semántica ydescomedida sintaxis se ponen alservicio de su pragmática, esto es, alos efectos de cada obra en susreceptores. La primera de las obrascitadas nos impele a interpretar lasalusiones religiosas, la muñeca condentadura postiza y unos brazosdesesperados por asir la nada. En lasegunda percibimos un ser en gritodesesperado y sobre él un embrollode elementos con un marco roto,alusivo quizás al arte de la pintura.Definitivamente, estas dos obras nosincitan a elaborar variadasinterpretaciones y esto cuenta, puesla generosidad de la obra de artereside en su capacidad de movernuestra imaginación como laintérprete que ella suele S9r de lasformas y colores. Por último cuenta,no el acatamiento a valores sino lavaloración que emprendamos de lamencionada capacidad. O

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