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LA TORRE DEL TARDÓN DE ALCARAZ. HACIA UNA INTERPRETACIÓN SIMBÓLICA Luis Guillermo GARCÍA - SAÚCO BELÉNDEZ Instituto de Estudios Albacetenses “Don Juan Manuel” ¡Qué gentil, qué gallarda, qué graciosa, qué bella esa magnífica torre del Reloj, verdadera joya renacentista del arte español del siglo XVI!. ¡Mira con lupa, lector, esas fotografías de Román, Belda y Manolo Heras, para percibir mejor los pormenores artísticos del fren- te de esa torre!. ¡Verás con qué exquisito buen gusto están distribuidos los exhornos, con qué inspiración trazados los escultóricos detalles, con qué discreta parcidad repartidas la sencillez y la decoración! ¡Qué primorosa en las partes, qué elegante en el conjunto!. (Jesús Carrascosa, 1929) Introducción Quizá el monumento arquitectónico más conocido de la provincia de Albacete sea el conjunto formado por las torres del Tardón y de la Trinidad de Alcaraz. Unos elementos del máximo interés plástico, integra- dos en la que, probablemente, sea una de las plazas mayores más bellas de España, la de Alcaraz. Un ámbito arquitectónico en donde históricamente se daban cita, y en parte lo mantienen, la parroquia de la Santísima Trinidad, el Ayuntamiento, los antiguos conventos desaparecidos dominicos de Santo Domingo y del Santo Espíritu, más una amplia gale- ría porticada, la lonja de la Regatería, todo concluído en el siglo XVI. Hoy, las torres del Tardón y la de la Trinidad forman una pareja visualmente muy correc- ta, donde la huella de Vandelvira se hace evidente, pero con una clara diferencia en lo ornamental, pues si bien la torre del Tardón está ricamente decorada con labores escultóricas, la de la parroquia de la Trinidad ofrece una desnuda arquitectura de sobrios elementos clásicos, aunque en ambas edificaciones se pueden apreciar unos fundamentos góticos ante- riores, todo ello separado por una estrecha callejuela con el significativo nombre de Entreiglesias, ya que ésta se abre entre la parroquia citada de la Santísima Trinidad y el desaparecido convento de Santo Domingo. Si bien la torre del Tardón tiene un carac- ter enteramente civil, aunque estuvo incorporada a una construcción religiosa, el ya citado convento de Santo Domingo, pero de esta obra también hay que advertir que históricamente el aludido convento que- daba, en su fachada a la plaza, envuelto en una lonja porticada de marcado caracter urbano y civil que, aunque en origen fue del siglo XV, en el XVI se cons- truyó una parte alta adintelada con columnas, que se mantiene, y en el XVIII se sustituyó la parte baja por unos arcos sobre pilares, en los que intencionada- mente se buscó una semejanza formal con los del resto de la plaza, ocultándose en buena medida la fábrica conventual que, lamentablemente, no ha lle- gado a nuestros días y cuyo solar hoy lo ocupan los modernos juzgados. Lám. 1. Alcaraz. Plaza Mayor. Vista general desde el Ayuntamiento. (Foto Belda)

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LA TORRE DEL TARDÓN DE ALCARAZ.

HACIA UNA INTERPRETACIÓN SIMBÓLICA

Luis Guillermo GARCÍA - SAÚCO BELÉNDEZInstituto de Estudios Albacetenses “Don Juan Manuel”

¡Qué gentil, qué gallarda, qué graciosa, qué bella esamagnífica torre del Reloj, verdadera joya renacentistadel arte español del siglo XVI!. ¡Mira con lupa, lector,esas fotografías de Román, Belda y Manolo Heras,para percibir mejor los pormenores artísticos del fren-te de esa torre!. ¡Verás con qué exquisito buen gustoestán distribuidos los exhornos, con qué inspiracióntrazados los escultóricos detalles, con qué discretaparcidad repartidas la sencillez y la decoración! ¡Quéprimorosa en las partes, qué elegante en el conjunto!.

(Jesús Carrascosa, 1929)

Introducción Quizá el monumento arquitectónico más conocido dela provincia de Albacete sea el conjunto formado porlas torres del Tardón y de la Trinidad de Alcaraz.Unos elementos del máximo interés plástico, integra-dos en la que, probablemente, sea una de las plazasmayores más bellas de España, la de Alcaraz. Unámbito arquitectónico en donde históricamente sedaban cita, y en parte lo mantienen, la parroquia de laSantísima Trinidad, el Ayuntamiento, los antiguosconventos desaparecidos dominicos de SantoDomingo y del Santo Espíritu, más una amplia gale-ría porticada, la lonja de la Regatería, todo concluídoen el siglo XVI. Hoy, las torres del Tardón y la de laTrinidad forman una pareja visualmente muy correc-

ta, donde la huella de Vandelvira se hace evidente,pero con una clara diferencia en lo ornamental, puessi bien la torre del Tardón está ricamente decoradacon labores escultóricas, la de la parroquia de laTrinidad ofrece una desnuda arquitectura de sobrioselementos clásicos, aunque en ambas edificacionesse pueden apreciar unos fundamentos góticos ante-riores, todo ello separado por una estrecha callejuelacon el significativo nombre de Entreiglesias, ya queésta se abre entre la parroquia citada de la SantísimaTrinidad y el desaparecido convento de SantoDomingo. Si bien la torre del Tardón tiene un carac-ter enteramente civil, aunque estuvo incorporada auna construcción religiosa, el ya citado convento deSanto Domingo, pero de esta obra también hay queadvertir que históricamente el aludido convento que-daba, en su fachada a la plaza, envuelto en una lonjaporticada de marcado caracter urbano y civil que,aunque en origen fue del siglo XV, en el XVI se cons-truyó una parte alta adintelada con columnas, que semantiene, y en el XVIII se sustituyó la parte baja porunos arcos sobre pilares, en los que intencionada-mente se buscó una semejanza formal con los delresto de la plaza, ocultándose en buena medida lafábrica conventual que, lamentablemente, no ha lle-gado a nuestros días y cuyo solar hoy lo ocupan losmodernos juzgados.

Lám. 1. Alcaraz. Plaza Mayor. Vista general desde el Ayuntamiento. (Foto Belda)

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El hecho fundamental y a destacar es que la torre delTardón es una obra civil que sirve para albelgar el relojmunicipal y su correspondiente campana o quizá antescampanas. Hay una de gran tamaño, histórica y excep-cional, fechada en 1447, a la que se le denomina, pre-cisamente, la campana del Tardón, y de la que por tra-dición se dice que tiene un sonido tan brillante y solem-ne a causa de que en su fundición se echaron abundan-tes monedas de oro y plata. Por otra parte, el nombre leviene dado, siempre según versión popular, por elhecho de que sus toques - aparte de los de las horas- serealizaban “de tarde en tarde”, con motivo de llamadasa quintas, fuego o para los traslados de la patrona, laVirgen de Cortes. No obstante, ese nombre de“Tardón”, quizá provenga de un antiguo autómata noconservado, que tardaba una hora en realizar su funciónde descargar el golpe sobre la campana para indicar lashoras1. El nombre de la campana, o mejor el del relojterminó siendo tomado por la torre. Hemos de advertir,por otra parte, que hay noticias documentales de la rea-lización de una campana para esta torre en el sigloXVI, según menciona Sánchez Ferrer 2, y que no se haconservado, pues la hoy existente es anterior, y bienpudo hacerse para complementar en los toques la prin-cipal, conservada y que debe provenir, quizá del viejoayuntamiento que estuvo situado en la parte alta de lapoblación y que ya a fines del XV se despoblaba y seextendía en su actual ubicación urbana, por lo que en elsiglo XVI se emprendió la construcción ambiciosa dela actual plaza mayor - o plaza de abajo - ; todo ello alperder, logicamente, la ciudad de Alcaraz su caracterestratégico, una vez tomado el Reino de Granada yfinalizada la conquista cristiana.

Resumiendo, en el siglo XVI, la ciudad se extiendepor la ladera del cerro coronado por un viejo castillo,en ese proyecto urbanístico ambicioso se plantearía laconstrucción de una nueva plaza pública, donde seintegran edificios anteriores religiosos (Parroquia de laTrinidad y Conventos dominicos) con nuevas edifica-ciones de caracter civil, como el propio ayuntamiento,las lonjas y la torre del Tardón o del reloj municipal,en donde el concejo quiere intencionadamente dejar suhuella, más reflejo de un antiguo poder que de unaautoridad efectiva en esos momentos, pues Alcaraz enlos albores de la Edad Moderna y con la política efec-tiva de los Reyes Católicos veía mermada su impor-tancia que, incluso, a lo largo del XVI verá como suamplísimo término se iba segregando con nuevosmunicipios que antes fueron sus aldeas (Peñas de SanPedro, El Bonillo, Ayna...), aunque parezca existir unacierta resistencia moral de mantener una hegemonía entoda la amplísima comarca que fue su viejo alfoz

medieval. Es en ese siglo XVI en el que, precisamen-te, frente a la decadencia política de la antigua ciudad,florecerán importantes intelectuales y artistas: SimónAbril, Miguel Sabuco, el Padre Izquierdo y Andrés deVandelvira 3 con los que se crea un importante focoque irradia a toda la comarca y aún más allá, inclusohasta los primeros años del XVII, aunque las limita-ciones económicas no permitieron, a veces, la conclu-sión de ciertos proyectos. Así, la huella vandelvirescase puede apreciar en numerosas obras, tanto de carac-ter religioso como civil y en estas últimas brillan conluz propia monumentos de la categoría de la portadaplateresca llamada de la Aduana y la torre del Tardón,objeto ahora de nuestra atención y símbolo palpable deun poder concejil, con un rico programa iconográfico.

La torre como símbolo Adentrándonos ya directamente en el significado gene-ral y conceptual de la torre como tal, éste es un elemen-to constante y singular a lo largo de la historia del hom-bre y de la arquitectura. La torre siempre fue símbolo depoder y de fortaleza, principalmente; y, en occidente,desde la Alta Edad Media. Puede tener un caracter reli-gioso-místico, por su sentido ascensional, pero tambiénofrece un aspecto claramente funcional, desde donde sepuede vigilar -de ahí el papel estratégico - y como lugarvisible es el hito y la referencia dentro de un espaciogeneral urbano o no, a la que se puede observar comopunto de atención ente una determinada llamada, de ahíque sea el sitio ideal para la colocación de campanas yrelojes que marcan la vida y el ritmo de una población,o avisan ante posibles circunstancias de alerta o necesi-dad, y este hecho que con frecuencia es asumido por lastorres-campanario de las iglesias, también pueden sercompartidas por el mundo laico, que es el caso que aquínos trae, con respecto a la torre del Tardón de Alcaraz,una construcción enteramente civil que comparte elespacio urbano, como ya hemos dicho, con la torreparroquial de la Trinidad.

Ahondando en el simbolismo de la torre como tal,quizá habría que buscar los precedentes más remotosen los menhires del mundo prehistórico, después losobeliscos egipcios, símbolos del sol, las pirámides, -sepulturas eternas de los faraones-, tienen, en definiti-va, ese sentido propio del desafío al propio cielo y asílo quiso ver el significado bíblico de los zigurat meso-potámicos. Recordemos al respecto la importancia y elsentido que se le dió a la llamada Torre de Babel, con-denada como un acto de soberbia humana frente alpropio Dios. Con posterioridad, en el mundo clásicode Grecia y Roma, la torre adquiere un caracter másutilitario integrado en lo defensivo y arquitectónico,

1 Esta es una hipótesis que sugiere SÁNCHEZ FERRER, José: Antiguas campanas de torre de la provincia de Albacete. I.E.A.Albacete, 2003 Págs. 53-54, que a su vez la toma de HERRERO GARCÍA, M.: El reloj en la vida española . Biblioteca litera-ria del relojero. Madrid, 1955. Pág. 21-24 que textualmente señala: “... la figura singular que mantiene el palo enarbolado unahora entera antes de descargar el golpe, se llamó en español “tardón” (de tardar), y esta palabra acabó denominando al reloj dota-do de semejante autómata. “Un tardón” era, ni más ni menos, un reloj con autómata”.

2 SÁNCHEZ FERRER, J.: Op. cit. Pág. 533 Véase al respecto: PRETEL MARÍN, Aurelio: Alcaraz en el siglo de Andrés de Vandelvira, el Bachiller Sabuco y el Preceptor

Abril. (Cultura, sociedad, arquitectura y otras bellas artes en el Renacimiento). I.E.A. Albacete, 1999.

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4 El castillo de Alcaraz fue mandado demoler por los Reyes Católicos en un acto de sometimiento del poder concejil a la Corona,y la presencia de la figura del corregidor o la de la reserva del maestrazgo de las órdenes militares son ejemplos perfectos de esesometimiento al Poder Real.

5 Utilizamos aquí el término imafronte, en un sentido amplio ya que por lo general, es aplicable a las fachadas monumentales delas iglesias pero aquí ofrece un sentido parecido, al ocupar uno de los lados cortos y en portada de la sala capitular.

no obstante en la antigua Roma de nuevo la torre, eneste caso la columna, como hito de conmemoración,de nuevo, se retoma como elemento de referencia pararememorar un hecho o el recuerdo de un personaje, atal respecto debemos mencionar las columnas rostralesy, fundamentalmente, en época del Imperio, las gran-des columnas cóclidas de Trajano y de Marco Aurelio,puntos de memoria histórica de las glorias militares deestos personajes que con el tiempo serían también imi-tadas por el emperador Teodosio en Constantinopla ymuchos siglos depués por el propio NapoleónBonaparte. Por tanto, la columna o la torre se convier-ten en elemento de referencia y símbolo de gloria yaún de desafío al propio tiempo.

Por otra parte, en el mundo cristiano medieval, denuevo, la torre-hito adquiere también un singular relie-ve ya sea en las construcciones eremíticas irlandesasde ascendencia céltica o en el uso que ya desde el sigloVI empiezan a incorporarse a los templos como cam-panarios, con una función de referencia: el toque decampana llama y avisa desde lo alto a los actos litúrgi-cos a los feligreses e incluso señala las horas canóni-cas propias de la vida monástica. Así, la torre haadquirido un caracter eminentemente religioso e inclu-so de identificación de la propia comunidad. En esemismo periodo alto-medieval, la torre más elevada yprincipal de un castillo, de nuevo, tiene una especialimportancia, como lugar de refugio ante los ataques delos enemigos y como centro estratégico y de vigilanciade un determinado espacio geográfico, que puede serel propio feudo de un señor. Asimismo, es el lugar - latorre del homenaje - en donde se desarrollan todos losactos protocolarios de la vida en el castillo feudal. Deeste modo, pues, torre, campanario o no, se defineabiertamente en el medievo con un doble sentido, elpolítico y el religioso y en ambos casos como punto dereferencia de una sociedad y de un poder.

Paralelamente a lo expuesto, el mundo islámicoincorpora, también la torre como un elemento inte-grante de las mezquitas: el alminar que es el puntodesde donde el muecín llama a los fieles a la oración -con la misma función que las campanas cristianas -convirtiéndose, con frecuencia, estas construccionesen la referencia topográfica urbana de determinadaslocalidades, sea la mezquita de Samarra, los alminaresotomanos o la cristianizada Giralda de Sevilla.

Asimismo, y ya en la Baja Edad Media cristiana, latorre catedralicia gótica tiene su importancia, perotambién la tendrá la torre estrictamente concejil de lascomunidadess burguesas, y así lo vemos en los pala-cios municipales de los prósperas ciudades italianas deSiena o Florencia, auténticos desafíos de poder frentea la nobleza o el clero y en donde el poder de gobier-no de la “signoría” marca un claro acento en el entra-mado urbano: son torres visibles a larga distancia, pero

también desde donde se puede observar y vigilar anteposibles ataques del enemigo y, a la vez, colocar elreloj que marca la vida ciudadana. Precisamente es enel siglo XIV cuando comienzan a generalizarse porEuropa los relojes mecánicos de campanario, aunqueparece que hay que avanzar a los primeros años delXVI para que éstos incorporen esfera numerada y visi-ble. De este modo, pues, aunque muchas torres de tem-plos, principalmente catedralicios, empezaron a incluirun reloj, la presencia de este mecanismo con campanaincorporada, enriquecerá el papel de la propia torre, ylas casas de ayuntamiento de Europa en general y delos reinos cristianos peninsulares, en particular, van aincorporar como signo de identidad el reloj concejil,más o menos enriquecido con esferas centrales, autó-matas u otros elementos, todo ello ya a fines del perio-do gótico en el siglo XV, y con posterioridad en elsiglo XVI, con magníficos ejemplos en la Europa cen-tral. En España, quizá con menos riqueza, también lassalas capitulares municipales, con frecuencia erigidassobre arcos de acceso a la población y dando a la plazapública, se verán en la necesidad de incorporar tam-bién el reloj, bien en el propio edificio o en torre apar-te, esto cuando ya existía una construcción antiguapreexistente. Después, a partir del siglo XVI, por logeneral, las casas de ayuntamiento levantadas comonueva fábrica incorporan ya una torrecilla de más omenos envergadura para ubicar el reloj.

No hemos de olvidar, tampoco, que en los siglos XIVy XV en muchas ciudades europeas las familias y las oli-garquías que dominaban en ciertos momentos los pode-res municipales, se fortalecían en sus propios domiciliosy elevan torres-fortaleza en el entramado urbano, siem-pre como desafío de poder frente a otras familias rivales,esto lo vemos, por ejemplo, en la Italia bajomedieval yen la quattrocentista. En España, los Reyes Católicos seencargaron de contrarrestar los poderes concejiles y oli-gárquicos a través de una hábil política autoritaria, tam-bién frente a la nobleza, cuyo resultado físico, curiosa-mente, siempre era el mismo: la destrucción de las forta-lezas, o el desmochamiento de las torres, en un claro sen-tido de sometimiento al poder Real. 4.

Centrándonos, exclusivamente, en tierras albace-tenses hemos de dar algunos ejemplos al respecto; así,vemos que el viejo ayuntamiento de Chinchilla, en laEdad Media, situaba - como hoy - su sala capitularsobre un arco de acceso a la población; después en elsiglo XVI, el edificio se reformaba, del que queda laportada renacentista y en el XVIII se le daba el aspec-to más o menos que hoy conserva, manteniendo elsalón de plenos. Así pues, este ayuntamiento deChinchilla quedaba claramente configurado en sufábrica con una nueva fachada a la plaza pública en elsiglo XVIII con un magnífico imafronte5,con escudos,efigie real de Carlos III y amplio balcón, todo sobre el

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arco de acceso a la población, sin embargo quedaba afalta de incluir una torre con reloj de campanas por loque a finales de aquella centuria y ya en torno a 1800se levantó una airosa torre municipal neoclásica enotro punto de la plaza, quedando de este modo dife-renciadas dos edificaciones, como en el caso deAlcaraz. En Almansa podemos encontrar otra circuns-tancia parecida, una torre con el reloj en un punto y unedificio municipal en otro, también del siglo XVIII.Algo semejante se repitió en el viejo ayuntamiento deAlbacete que en la tardía fecha de 1902 levantó sutorre del reloj en la Plaza Mayor, en fábrica distinta alpropio ayuntamiento. No obstante, todo lo ya señaladopara estas tierras de Albacete el ejemplo, sin duda, mássingular y significativo se manifiesta en la torre delTardón del ayuntamiento de Alcaraz y que es el obje-to de nuestra atención; dos construcciones distintas ylocalizadas, en dos puntos diferentes de la PlazaMayor, una en el lado Norte y otra en el lado Sur de lamisma.

Aparte de la importancia que hemos de darle anuestra torre municipal del Tardón como símbolo deun importante concejo, hemos de rastrear en el tiempoy señalar el hecho de que quizá desde finales del sigloXVI, las torres como símbolo de poder y fortalezaquedan casi circunscritas a los campanarios de lasiglesias, fundamentalmente en el mundo católico enun momento del triunfo de la Contrarreforma y escurioso el detalle, ya en el siglo XVIII, de que cuandose construye en Viena la iglesia de San Carlos éstaincluye dos grandes torres-columnas inspiradas en lascóclidas conmemorativas de la antigua Roma. En laEdad Contemporánea, ya hemos advertido comoNapoleón erigió su monumento en la Plaza Vendômede París, ya en una sociedad cada vez más laica des-pués de los ideales revolucionarios que acabaron conel Antiguo Régimen.

Unos últimos ejemplos hemos de mencionar dealtas torres que representan un desafío a la propia gra-vedad y al ingenio humano: la Torre Eiffel, levantadaen 1889 con sus 320 metros de altura y construidaíntegramente en hierro, es un magnífico símbolo deuna época en que se glorifican las nuevas técnicas deconstrucción, ahora llevadas a efecto por los ingenie-ros en un sentido del progreso que cada vez ponía alhombre y sus posibilidades en unas cotas efectiva-mente más altas; después, ya en el siglo XX, los ras-cacielos son buen ejemplo de hasta donde puede llegarel ingenio y el poder humano y sus ambiciosas posibi-lidades por ello, cuando el 11 de septiembre de 2001se produjo el famoso atentado de Nueva York a lasTorres Gemelas, centro financiero y de poder econó-mico, del país más poderoso de la tierra, no solamentese derrumbaban de una manera brutal dos grandes edi-ficios, sino que era un toque de atención a lo más ínti-mo y a lo aparentemente más seguro del mundo occi-

dental y ese atentado provenía, precisamente, de unacultura anclada en muchos aspectos en el pasado, peroque no asumió los grandes cambios del MundoContemporáneo occidental, las Revoluciones burgue-sas e industriales del XIX, el liberalismo y los sistemaspolíticos democráticos que son los valores propios deOccidente, aunque esto serían otras interpretacionesque pueden salirse del objetivo de nuestro trabajo.

Noticias históricas y documentales A los viajeros siempre les llamó la atención la calidady belleza de las dos torres del Tardón y de la Trinidaden la Plaza Mayor de Alcaraz, tanto por parte deAmador de los Ríos, como Roa y Erostarbe repararonen la calidad artística e histórica de estas construccio-nes; no obstante, el verdadero descubridor de estosmonumentos fue el historiador y erudito, hijo deAlcaraz, Jesús Carrascosa González (1868-1947), quedespués de haber dedicado buena parte de su vida alestudio de los valores históricos de su ciudad, publicóen 1929, el pequeño opúsculo “Las Torres de la ciu-dad de Alcaraz” 6, en donde se sacaba a la luz diversadocumentación sobre la construcción de ambas obras,aunque quizá después haya habido que hacer algunasmatizaciones sobre la documentación manejada y, eneste sentido, más recientemente ha sido Aurelio Pretel,conocedor del Archivo Municipal alcaraceño quién hapodido aclarar diversos matices, acerca de la construc-ción de esta singular obra, aunque no descartamos queen un futuro puedan aparecer más datos en donde lafigura del ilustre alcacereño Andrés de Vandelviraadquiera un mayor protagonismo7. Así, sabemos porCarrascosa que la construcción se inició en 1555 yentre 1566 y 1572, trabajaba en la obra de cantería elartífice Bartolomé Flores, de El Bonillo y es evidenteque este cantero ejecutaba un proyecto ajeno en dondela mano de Vandelvira no estaría muy lejos. En 1566,el concejo de Alcaraz tomó el acuerdo de “subirle (a latorre) otros quince pies con el mismo orden que lleva”,por lo que se acordó, al desconocer el coste de esteaumento, que el tal Flores, junto a otros canteros de laciudad fijaran el coste de la obra; estos artífices eranBartolomé Saquero y Gonzalo Alonso, según matizaen este nombre Pretel Marín, advirtiendo este mismoinvestigador que el mencionado Bartolomé Flores erael cantero que trabajaba en “el cornisamiento e infan-tones” del remate de la torre, eliminando por inexis-tente e incorrecta transcripción el nombre de un talBartolomé de Pedrosa. El Flores que Marco Hidalgoidentificó con un pintor de idéntico nombre, ha de ser,según Pretel, padre del cantero.

Consideramos que entre 1566 a 1568, según la docu-mentación que sugiere Carrascosa se llevó a cabo laconstrucción del último cuerpo de la torre, a falta delremate; por lo que se mandaba tasar de nuevo porSaquero y Alonso pero, dado que “la dicha obra es de

6 CARRASCOSA GONZÁLEZ, Jesús: Las Torres de la ciudad de Alcaraz. Publicaciones de la Comisión de Monumento.Albacete. Imp. F. Ruíz, 1929.

7 PRETEL MARÍN, Aurelio: Alcaraz en el siglo de Andrés de Vandelvira, el Bachiller Sabuco y el preceptor Abril. I.E.A.Albacete, 1999. Pags. 273 y sigs.

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Lám. 2. Alcaraz.Torres de la Trinidad y del Tardón.

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mucha cantidad”, se acordó, por parte del ayuntamien-to, que interviniera Vandelvira, “maestro de cantería elmás preeminente que agora ay, el qual venga por terce-ro...”. No obstante, dos años después, en 1570, un acuer-do municipal optó por tomar a censo tres mil escudospara otras obras y para concluir la torre, circunstanciaque todavía seguía en 1572. En 1574 se decidía colocarun chapitel a fin de proteger la campana, aunque éstetendría un carácter provisional y en ese mismo año,según la documentación aportada por Marco Hidalgo, sedice que Vandelvira daba las trazas “del cornisamientode infantones”, advirtiendo que estas partes, se refierenal remate de la torre adornada de cresterías y de guerre-ros con escudos en donde aparece el blasón de la ciudad,“están por hacer se hagan y prosigan”, todo a cargo delya mencionado Bartolomé Flores, (no Pedrosa, cordo-bés). De este modo, pensamos que, en 1575, la torre delreloj, quedaba concluída; es posible que se plantearatambién la ejecución de un chapitel, que hoy no existe ydel que después no hay noticia; pero lo cierto es que enestas fechas la obra estaba acabada. La presencia deVandelvira sólo se documenta tangencialmente y alfinal, pero no nos cabe la menor duda de que todo el con-junto, como ya se ha sugerido en alguna otra ocasión,responda a un diseño del maestro alcaraceño que en esosaños laboraba en tierras de Jaén, aunque contínuamentela presencia en su patria chica, Alcaraz, era constante. Elestilo del conjunto así lo demuestra y el tratamiento delas figuras, herederas de modelos de Esteban Jamete serepite sin problemas. La ejecución estaría a cargo deBartolomé Flores, fundamentalmente, pero entre lalegión de oficiales del arte de la cantería, sin duda, habíaartífices, cuyos nombres desconocemos, que supieronperfectamente llevar a la labra de la piedra los modelosaportados por el artista creador, Andrés de Vandelvira,auténtico ideólogo de toda esta importante obra. Es desuponer que el propio Vandelvira suministraría losmodelos en dibujo para la ejecución de las esculturas yrelieves, inspiradas en modelos ya conocidos de Úbeda,y cuyas trazas pudieron ser originariamente del ya men-cionado Esteban Jamete.

Descripción e iconografía Nuestra torre del Tardón de Alcaraz llama especial-mente la atención al que la contempla por diversosaspectos, tanto formales como por la iconografía queofrece, así como por la circunstancia de formar unacuriosa pareja con la torre de la parroquia de laSantísima Trinidad.

Ambas construcciones, como ya hemos señalado,configuran el ángulo Sur-Este de la Plaza Mayor y for-man un eje de referencia desde la Calle Mayor, cons-tituyendo un hito simbólico de todo un ámbito urbanosingular con una cierta competencia entre si, escasa-mente separadas por la estrecha Calle de Entreiglesias.Es evidente que la Torre del Tardón, sin duda, tiene un

mayor protagonismo que su compañera, entre otrascosas porque la parroquial no se presenta más quecomo una pura arquitectura, sin mensaje icónico algu-no, donde lo único significativo son las columnas tos-canas sobre pedestales y ménsulas que enmarcan losvanos donde se situan las campanas, más un áticodecorativo con motivos geométricos con un clarorecuerdo con las cresterías góticas de etapas anterio-res, y también, un primer cuerpo de planta poligonalirregular con ventanales góticos ajimezados y ciegos,cuya cronología debe fijarse en los últimos años delsiglo XV; sin embargo, el cuerpo superior es de claray elegante estirpe vandelviresca, de un renacimientoavanzado más cercano al manierismo que a un clasi-cismo de estirpe romana.

Frente a esta torre parroquial, la del Tardón decaracter municipal, supera ligeramente en altura aaquella, si bien en la iconografía que presenta hay unaconvivencia entre lo sacro y lo profano. Esta mayoraltura de la construcción civil, a veces, se ha queridointerpretar como una referencia a la supremacía delpoder municipal sobre el eclesiástico en el espaciopúblico y urbano; circunstancia que sería asumible enuna época como aquella en donde estaban vigentestodos los postulados propios del humanismo renacen-tista. Años después, con el triunfo de la ReformaCatólica, estos principios hubieran sido impensables.

Centrándonos ya en la torre del Tardón vemos, enprimer lugar, su anómala planta irregular quizá dadatanto por la orografía del terreno como por la preexis-tencia de un edificio contiguo anterior, el convento deSanto Domingo, y su conexión con una doble galeríaporticada, que si bien sabemos que su cuerpo inferiores una reconstrucción mimética con el conjunto de laplaza en el siglo XVIII, en el siglo XVI tenía tambiénuna lonja semejante de formas góticas, de la que sub-siste el gran arco de acceso por el lateral, decorado ensu parte alta con bolas de tipo abulense. En la partebaja de la torre que es el cuerpo que le sirve de asien-to hay todo un basamento de sólida cantería en dondetodavía se mantiene un precioso pináculo adosado deformas plenamente góticas, lo que demuestra quenuestra torre del reloj se levantó, en su momento,sobre una edificación anterior, quizá de la mismafábrica del convento dominico.

La planta general de la torre es hexagonal irregulary su acceso se realiza a través de un discreto vanodesde el interior de la lonja de Santo Domingo. El inte-rior sorprende por lo atrevido del diseño de su escale-ra de caracol, sin eje central, un modelo de Vandelviraque se repite en alguno de sus edificios conocidos yque en el Tratado de Cortes de Piedra de su hijoAlonso de Vandelvira se le conoce con el nombre de“Caracol de Mallorca” 8y que también hoy podemosobservar en el arranque de la escalera de la torre parro-quial de El Bonillo 9. Por lo demás nada hay que des-

8 Vid.. BARBÉ - COQUELIN DE LISLE, Genevieve: Tratado de Arquitectura de Alonso de Vandelvira. Caja Ahorros ProvincialAlbacete, 1977. T. 2. Pág 50-51.

9 SANTAMARÍA CONDE, Alfonso: “Jerónimo Quijano y Francisco de Luna en El Bonillo”. Congreso de Historia de Albacete.I.E.A. T. III. Pág. 409-421. Albacete, 1984.

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tacar; la escalera conduce tanto a la galería superioradintelada como a la parte alta de la torre donde sesitúa la maquinaria del reloj y el cuerpo de campanas.

Exteriormente, nuestra torre se presenta, en altura,dividida en varios cuerpos de distinto tamaño, cinco oseis, según contemos las diversas líneas de cornisasque horizontalmente dividen el prisma de la torre y enlos que se incluyen toda una serie de imágenes escul-tóricas, de muy alto relieve y que configuran todo unprograma iconográfico de compleja identificación,según veremos y que de abajo a arriba describimospara una posterior y posible interpretación. Así, en lacara principal y en la zona más baja nos encontramosen primer lugar un medallón en donde se muestra unbusto de mujer, de carácter angustiado que parece salirdel marco, todo según un modelo que encontramos enotros monumentos de Vandelvira, principalmente enÚbeda; es una figura compungida y llorosa querecuerda algunas realizaciones de Esteban Jamete; sucercanía a lo terrenal y la actitud de la imagen noslleva a considerar que pudiera tratarse de una repre-sentación de Eva, la primera mujer, madre de la huma-nidad, causa del Valle de Lágrimas, como consecuen-cia del pecado.

La siguiente representación, es la del escudo de laCiudad de Alcaraz, un castillo acompañado de dos lla-ves unidas por una cadena; todo sobre un cuero de for-mas retorcidas, soportado por sendas figuras de gue-rreros tenantes, vestidos a la romana. La ejecución delas figuras humanas puede ser un tanto tosca pero elresultado es notable y la relación de este conjunto conotros escudos con tenantes es evidente, en modelos,también de Úbeda y, en particular, con los que apare-cen en la iglesia de El Salvador. Las armas heráldicasde Alcaraz son conocidas desde la Edad Media; el cas-tillo puede hacer alusión al de la propia ciudad, aun-que también puede considerarse una referencia aAlfonso VIII, conquistador en 1213 de la población yprimer monarca que usó de este elemento como pro-pio de Castilla, según lo vemos en su sepultura en lasHuelgas, en Burgos. Las llaves hacen alusión a las queabrieron el camino de Castilla hacia el Mediterráneo ya la vez sirvieron, en teoría, para cerrar el avancemusulmán entre la Corona de Aragón y los reinosmusulmanes; de ahí la inscripción alusiva de la ciudad(“Clavis Hispaniae ...)10. Las figuras de tenantes gue-rreros, son frecuentes desde el siglo XV, aunque tam-bién estos pueden ser sustituidos por salvajes en unaalusión siempre al sometimiento de la fuerza al podery al orden establecido, en este caso el municipal.

En el cuerpo inmediato superior al escudo unafigura de busto y sobre medallón muestra una grancartela con la inscripción: “CVNCTAQVE SVBSOLE SUNT VANITAS”. Un conocido texto delEclesiastés que hace referencia a la vanidad de lascosas humanas. Formalmente la figura vuelve a tener

Lám. 3. Torre del Tardón. Conjunto

10 Sobre el escudo de Alcaraz vid: GARCÍA - SAÚCOBELÉNDEZ, Luis G.: Heráldica municipal de la Provinciade Albacete. I.E.A. Diputación. Albacete, 1991. Págs. 87-97.

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Lám. 4.Torre del Tardón. Detalle. Eva.

Lám. 6. Torre del Tardón. “ CVNCTAQUE SUB SOLESVNT VANITAS”

Lám. 7. Torre del Tardón. La Justicia y la Fortaleza. En el timpano, San Pedro.

Lám. 5. Torre del Tardón. Eva, escudo de Alcaraz contenantes y figura con texto del Eclesiastés.

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al caracter angustiado general que vemos en toda lalabor escultórica del conjunto y esta leyenda parecemostrarla a las personas que caminan en el suelo deese espacio público que es la Plaza Mayor. En estemismo cuerpo de la torre, pero en el lado oblicuo late-ral izquierdo, según se contempla, hay un ventanal enarco de medio punto de amplia rosca enmarcado porsendas columnas corintias de fuste liso, sobre plintos,que sostienen un amplio entablamento con un arqui-trabe, friso y cornisa, que se prolonga horizontalmen-te para cerrar este cuerpo de la torre; sobre él y aplomo sobre el ventanal aludido, pero ya en el cuerposiguiente, se sitúa un aparente frontón semicircularrematado en su clave por un decorativo jarrón y en eltímpano, en muy alto-relieve un busto dramático mas-culino de abundante cabellera y barbado, con una granllave que podría idendificarse como una imagen deSan Pedro, aunque también caben otras interpretacio-nes. A ambos lados y sobre el eje de las columnas, seubican dos figuras femeninas sentadas, como a veceslas vemos en algunos retablos de la época; la de laderecha, con un fuste de columna en sus brazos, es lapersonificación de la virtud de la Fortaleza; la de laizquierda con una balanza, es la Justicia.

El siguiente cuerpo, y en el frente que da a la plaza,sobre los aludidos medallones y escudo municipal, se

ofrece el motivo quizá más elegante de todo el conjun-to escultórico de la torre: una gran hornacina aveneradacon charnela en la clave superior, en donde se sitúa,sedente, la imagen, prácticamente de bulto, del santoobispo, patrono de Alcaraz, San Ignacio de Antoquía. Elpersonaje, revestido de pontifical, bendice al pueblo a lavez que con la mano izquierda sostiene un libro. El tra-tamiento de las telas se hace minucioso, con detalles debordado en la amplia capa pluvial, como en los demásornamentos, propios de la liturgia occidental de laépoca. Aquí, curiosamente, los pies del santo se apoyansobre un escabel que en realidad viene a ser un peque-ño capitel colgante. El enmarcamiento de esta hornaci-na arquitectónica se enfatiza por sendas cariátides sobreelevados pedestales apoyados en ménsulas, y que enrealidad , pese a sus vestimentas de gusto clásico, son

Lám. 8. Torre del Tardón. San Ignacio de Antioquia, obispo. Santa Agueda y Santa Barbara.

Lám. 9. Torre del Tardón. Busto de personaje.

Lám. 10. Torre del Tardón. Busto de personaje.

Lám. 11. Torre del Tardón. “Infantones” del remate.

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dos santas mártires, Santa Águeda y Santa Bárbara,cuyos nombres aparecen grabados en sus correspon-dientes clipeos de santidad, labrados sobre capiteles,que sostienen el entablamento que cierra en altura elaparente vano. En las enjutas hay unas decorativas telascolgantes, y en el friso, con carácter epigráfico clásico:“ S • IGNATIVS”. Debajo, vuelve a repetirse la ins-cripción “ SAN INACIO”. Este precioso rectánguloarquitectónico acompañado de escultura, es sin duda eleje fundamental de toda la decoración de la torre. Desdeel punto de vista formal, las figuras de las cariátides-santas, de gusto plenamente pagano, en elegantes acti-tudes de “contraposto”, se relacionan con otras escultu-ras más o menos semejantes que vemos en la puerta derincón de la sacristía de El Salvador de Úbeda, en elpropio espacio interno y en algún detalle de algún pala-cio de dicha localidad, en donde Vandelvira dejó clara-mente su huella constructiva. Son figuras, estas cariáti-des, de actitud entristecida, en “contraposto”, herederasde un clasicismo avanzado que apuntan a lo que es elpropio manierismo de la segunda mitad del siglo XVI.

Después del cuerpo descrito viene el siguiente,donde se sitúa la esfera del reloj, y hemos de advertirque en el siglo XVI el mostrar al exterior la esfera delreloj, aunque hoy esté renovada, sería una auténticanovedad, pues es, precisamente, en esta centuria cuan-do comienzan a manifestarse externamente con nume-ración. A continuación llega el último cuerpo de latorre. Aquí su visión ya es conjunta. Al centro, un sen-cillo vano rectangular, hoy vacío, pero en donde esposible que, en origen, se hubiera proyectado el alojaruna figura de madera o metal, un autómata, que des-cargaría sus golpes sobre las campanas - un tardón - 11.Encima, unos “putti” sostienen una guirnalda y debajoun medallón muestra un busto que parece salir de sumarco con una cartela con el nombre de Jesús: “I H S”.En este mismo cuerpo y en las partes laterales de latorre, hay dos ventanas - cegada la que da al lado oeste-, con arco de medio punto enmarcadas en soportes debalaustre con capitel corintio sobre decorativas mén-sulas. En el eje de los vanos vuelven a aparecen bus-tos de tratamiento angustiado. El del lado Oeste conabundante barba, mientras que el del lado contrario,hoy ligeramente mutilado ofrece un semblante másjoven, y cuya identificación se hace dudosa, pero queinterpretamos más adelante. Es curioso, en este cuer-po, el uso de unos balaustres que en la arquitectura delRenacimiento español fueron más frecuentes en épo-cos anteriores - no hemos de olvidar que en esta parte,según la documentación, estaríamos después del año1570 -. Por tanto, es un tipo de soporte quizá un pocoanacrónico ya que aquí hubiera sido más natural elhaber hecho uso de unas columnas más clásicas, peroquizá aquí por parte del artista hay una intencionali-dad, de nuevo anticlásica, que apunta al manierismo,

como lo son también las cresterías de resabíos goti-zantes que aparecen en el remate, junto a los llamados“infantones” que dice la documentación. Aquí tambiénse colocaron unas útiles gárgolas con niños para laexpulsión de las aguas que pudieran acumularse porlas lluvias, en el remate.

En los ángulos de este remate superior aparecen losya mencionados “infantones”, que son unos guerrerosvestidos a la romana que portan y se apoyan en unosescudos en donde aparecen, en relieve, las armasheráldicas de la ciudad de Alcaraz, el castillo acompa-ñado de las llaves unidas por una cadena. De estemodo, pues, concluye toda la torre que quizá pudotener un chapitel que le hubiera dado más altura peroque hoy tan sólo remata en la elegante crestería alter-nada por las estatuas de los guerreros, cuya silueta des-taca y se recorta en el cielo. Hoy, en el centro, una cruzy una veleta de forja se alza en altura esta singular eirregular torre del Tardón o del Reloj municipal.

Hacia una interpretación simbólica de laiconografía de la torre del Tardón Ya nos hemos referido en páginas y líneas anteriores alsentido que tiene la torre como símbolo de poder y dela superación del nivel cotidiano, así como el carácterde fortaleza y escala entre la tierra y el cielo, de estemodo la identifica Cirlot12. Es, pues, un símbolo deautoridad, poder y supremacía, en este caso aplicado alpoderoso concejo de la Ciudad de Alcaraz que, curio-samente, en estos años ya del siglo XVI, presentabauna evidente decadencia después de los antiguosesplendores que pudo tener en los tiempos medievales,cuando Alcaraz, “Llave de España y Cabeza de todaExtremadura”13 , era el centro de un amplísimo alfozfronterizo con tierras islámicas, y este es precisamen-te el mote que incluye el escudo municipal de la ciu-dad.

Adentrándonos en el significado de la iconografíaque ofrece la torre, consideramos, a modo de hipóte-sis, que ésta tiene un sentido estrictamente civil ymunicipal, aunque impregnado de referencias éticas yreligiosas. Así, de abajo a arriba la primera imagenque vemos es la de una mujer, que identificamos conEva, su actitud dentro del medallón, es plañidera ,entristecida a causa del pecado cometido que acarreóla desgracia del género humano. Por ello está en lazona más baja de la torre, mirando al mundo terrenal,sobre el cual se asientan, ingénuamente, los podereshumanos aquí representados por el propio escudo deAlcaraz que se ofrece orgulloso a la vista de todos,incluso se muestra con toda gloria sostenido por doshercúleos guerreros adultos, uno más joven a laizquierda y el otro, más venerable, con barba máslarga, todo como en un sentido de pervivencia en eltiempo. Sin embargo, precisamente sobre ese escudo

11 Véase lo que hemos señalado antes sobre este término de “tardón”.12 CIRLOT: Diccionario de símbolos. Labor. Barcelona, 1978.13 Este término de “Extremadura” lo debemos entender como un territorio que , visto desde el lado cristiano de Castilla quedaba

al otra lado del río Duero. De ahí que se pudiera hablar de una “extremadura”, en la zona de Soria hasta Alcaraz, la región quehoy llamamos, precisamente, Extremadura, al sur de Salamanca y un tercer territorio ya en tierras portuguesas.

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imponente y soberbio, otro personaje en otro meda-llón señala en la cartela, “CVNCTAQVE SVB SOLESVNT VANITAS” (= TODO BAJO EL SOL ESVANIDAD), un significativo texto bíblico provinien-te del Eclesiastés que advierte, “Vanidad deVanidades, todo es vanidad” y sobre la que incide ensus sentencias a lo largo de los capítulos del libro: lavanidad de la sabiduría, de los placeres, del poder, delas riquezas, etcétera, es, pues, una advertencia alhombre sobre las cosas mundanas y su carácter efí-mero que conecta tanto con la soberbia del escudomás abajo como con la figura contrita de la mujer -Eva - que aparece en el medallón inferior.

Frente a la soberbia mundana y el sentido del peca-do, las figuras que aparecen más arriba nos muestran,de una parte dos virtudes cardinales, la Fortaleza y laJusticia que deben adornar al buen gobernante, en estecaso las autoridades de la ciudad, aquí representadapor el busto de un personaje barbado que porta unagran llave y que puede identificarse con San Pedro,pero que en nuestro caso puede también ser un símbo-lo de la propia ciudad, ya que Alcaraz, como advertía-mos, tiene por símbolo la llave en su escudo por ser laciudad que en 1213, tras la conquista de Alfonso VIII,abría el camino de Castilla hacia el Mediterráneo ycerraba el paso a la Corona de Aragón por el S-E,adentrándose en la frontera musulmana. Por otra parte,no hemos de olvidar, tampoco, que Alcaraz tenía comouna de sus más antiguas parroquias, en lo alto del cas-tillo, la dedicada al apóstol San Pedro y que ya en elsiglo XVIII estaba totalmente abandonada.

Ahora bien y siguiendo en el discurso expositivo ysimbólico, nos encontramos con las figuras, escultóri-cas principales de la torre, San Ignacio, Santa Águeday Santa Bárbara. Son los santos intermediarios entreel mundo terrenal y el superior celestial representadotodavía más arriba. San Ignacio de Antioquía, patronoy protector de Alcaraz es el santo al que Ximénez dela Rada, en el momento de la conquista en el aludidoaño de 1213, consagró la población, incluso se haadvertido documentalmente la idea, según PretelMarín, de que la vieja Alcaraz musulmana habría decambiar su nombre por el de Ignacia circunstanciaque no llegó a producirse; no obstante, a este santoobispo se le dedicó la parroquia que según el PadrePareja había sido hasta entonces mezquita y cuya con-sagración fue llevada a efecto por el mencionadoArzobispo Ximénez de Rada, a iniciativa de AlfonsoVIII14. Por tanto, este santo martir paleocristianoquedó, desde el siglo XIII, identificado con la ciudad,como intermediario entre los hombres y Dios. A estepersonaje se le unen dos santas: Santa Bárbara y SantaÁgueda; esta última siempre tuvo un patronazgomamario para las mujeres, pero también desde laEdad Media otro ignífugo, pues según la tradición enel momento de su muerte (251) se paró la erupciónvolcánica del Etna, circunstancia que se repetía todoslos años en su aniversario. Así, se le imprecaba frente

a los incendios en las ciudades y en el campo. Nohemos de olvidar la importancia que en toda la Sierrade Alcaraz tiene el arbolado y la protección que ellosupone ante tal calamidad. También es tradición queel patronazgo de la santa se extendía a las campanas,tanto por el hecho de su fundición como por la seme-janza de formas con los senos femeninos.

La figura de Santa Bárbara se vuelve a justificarpor su especial protección contra los rayos y la muer-te fulminante, según la tradición generalizada en laLeyenda Dorada, por el hecho de que su padre muriópor un rayo cuando decapitó personalmente a la santa.Así, Santa Bárbara es conjuradora de las tormentas yrayos, por tanto los campanarios y las torres quedanbajo su protección ya que desde éstas se avisa de losincendios y de otras calamidades venidas del cielo.Asimismo, la contemplación de la imagen de la santaprotege, como San Cristobal, de la muerte repentina,entonces la exposición pública de la imagen en lugartan pasajero tiene un carácter verdaderamente protec-tor de la ciudadanía.

Siguiendo en nuestro ascenso simbólico de la ico-nografía de la torre, vemos en el siguiente cuerpo laesfera del reloj que marca los tiempos y más arriba,bajo los tres vanos de la torre tres bustos de difícilinterpretación, pero que deben tener un auténticocarácter sobrenatural y divino, podrían ser de unmodo críptico las tres personas de la SantísimaTrinidad: el Padre como un anciano barbado en ellado Oeste; el Hijo, sobre el eje principal de la torrecon una cartela con monograma de Jesús (IHS) y elEspíritu Santo, en el tercero de los vanos como elbusto de un joven. Sería lo más alto, lo más elevado;hacia donde irían las súplicas de los santos que actú-an como intermediarios entre Dios en sus TresPersonas distintas y los hombres, en el mundo terre-nal. Además el segundo de los bustos con el mencio-nado monograma de Jesús conecta directamente conla imagen de San Ignacio pues según la tradición,también en del mundo oriental, ese nombre de Jesúsquedó grabado en el corazón de San Ignacio deAntioquía tras su muerte por las fieras en el anfiteatroromano. Si las figuras de la Trinidad, también justifi-cada por la dedicación de una de las parroquias deAlcaraz a este misterio, no fueran tales, podrían tam-bién identificarse con el Antiguo y Nuevo Testamentocon el nexo de unión del nombre - el Verbo - de Jesúsentre ambas, por tanto el sentido de nivel superiorcelestial se ratifica también, como algo por encima detodo lo terrenal.

Por último, “los infantones”, guerreros con el escu-do del concejo de Alcaraz en el remate de la torre,acentúan el carácter civil y vigilante de la construc-ción, desde la que se divisa buena parte de la ciudad ytérmino en un sentido de dominio y protección ya untanto vacío pues el viejo alfoz alcaraceño en estos añosdel siglo XVI ya no era lo que había sido en los tiem-pos anteriores.

14 Vid. Todo lo que señala el Padre Pérez Pareja en su Historia de la primera fundación de Alcaraz - Valencia, 1740 págs 94-100.Ed. Facsímil. I.E.A. Albacete, 1997.

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Conclusión La Torre del Tardón es un edificio enteramente civilcon una compleja iconografía basada en la supremacíade lo celestial a la que se puede llegar desde el mundoterrenal, un valle de lágrimas, lleno de vanidadeshumanas a través del papel intermediario de los santosprotectores, con el reconocimiento de que todo lo quehay bajo el sol son cosas vanas, pero del que se puedesalir por el triunfo de la Justicia y de la Fortaleza, queson virtudes que deben adornar a los buenos gober-nantes de las ciudades, en este caso de Alcaraz que seapoyan en sus propios santos protectores.

Queda, por último, preguntarse sobre el ideólogodel programa iconográfico. Hemos de pensar que debetratarse de una persona con conocimientos suficiente-mente sólidos sobre Alcaraz y conocedor también delos textos bíblicos; es evidente, que pudo ser alguno delos humanistas que vivían en la ciudad ya que nohemos de olvidar que en esos años centrales del sigloXVI habría suficientes y doctos maestros en aquelpueblo que se resistía a una decadencia que imperati-vamente llegaba: Miguel Sabuco, Pedro Simón Abril yel mismo Andrés de Vandelvira fueron coetáneos y, enlos conventos de dominicos, franciscanos y agustinostambién pudo haber algún fraile de sólida formación

académica que pudo plantear en un lenguaje un tantooscuro la lectura de unas imágenes en una torre carga-da de simbolismo, en donde el mensaje religioso ymoral convive sin problemas con una iconografía máso menos laica pero probablemente más inteligible enel momento que se hizo que más de cuatrocientos añosdespués. Por otra parte, es curioso que en ese mundode imágenes profanas y sagradas no se hace ningunareferencia a la devoción por excelencia alcaraceña, laVirgen de Cortes, pero hemos de advertir que aunqueen la fecha de la edificación eran frecuentes las devo-ciones marianas, el gran momento marianista vendráaños después, cuando los principios del Concilio deTrento comenzaron a difundirse con más fuerza y enparticular en el siglo XVII. Aquí en esta singular Torredel Tardón se ha optado por un lenguaje moderada-mente religioso, intelectual y docto, alejado de otraspasiones menos racionales y más sentimentales; aquítodo se resume en el texto aludido del Eclesiastés (1.14) cuando señala: “He visto todas las obras que severifican bajo el sol y he aquí que todo es vanidad yempeño vano”, por lo que con la ayuda de la virtud ypor mediación de los santos se puede alcanzar y glori-ficar el poder de Dios que es donde está la verdaderasabiduría.

Lám. 12. Torre del Tardón y lonja de Santo Domingo.