La Ultima Noche de Dostoievski

download La Ultima Noche de Dostoievski

of 6

Transcript of La Ultima Noche de Dostoievski

  • 8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski

    1/11

     Saul Sosnowski is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Hispamérica.

    http://www.jstor.org

    La última noche de Dostoievski: La escritura del deseo o el deseo de la escrituraAuthor(s): María Rosa Olivera-WilliamsSource: Hispamérica, Año 24, No. 71 (Aug., 1995), pp. 97-106Published by: Saul Sosnowski

    Stable URL: http://www.jstor.org/stable/20539856Accessed: 27-07-2015 17:23 UTC

    Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/  info/about/policies/terms.jsp

    JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of contentin a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship.For more information about JSTOR, please contact [email protected].

    This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

    http://www.jstor.org/http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=sosnowskihttp://www.jstor.org/stable/20539856http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/stable/20539856http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=sosnowskihttp://www.jstor.org/

  • 8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski

    2/11

    La ?ltima noche

    de Dosto?evski:

    La

    escritura del

    deseo

    o

    el deseo de

    la

    escritura

    MAR?A

    ROSA

    OLIVERA-WILLIAMS

    Los escritores

    son

    ingenieros

    de

    almas,

    es

    decir

    aqu?llos

    que

    ten?an

    que

    ver con esa

    m?quina,

    ese

    ingenio,

    complejo

    y

    apasionante

    que

    es

    el

    sentir,

    el

    desear,

    y

    enfrentarse

    a

    la

    realidad,

    el delirio

    y

    todas

    sus

    manifestaciones.

    Cristina Peri-Rossi

    La obra

    literaria de

    la

    uruguaya

    Cristina Peri-Rossi

    (1941),

    ya

    sea su

    prosa

    de

    ficci?n

    como

    su

    poes?a,

    descubre,

    examina, cuestiona,

    interpreta

    los

    deseos del individuo

    contempor?neo

    inserto

    en

    una

    sociedad

    que

    desde siem

    pre

    se

    ha

    autodesignado

    la

    tarea

    de

    gobernar

    esos

    deseos

    con

    el fin de

    permitir

    la

    convivencia

    armoniosa

    de la comunidad.

    Sabido

    es

    que

    el control

    de los

    deseos

    margina

    a

    todo

    aqu?l

    cuyos

    sue?os intentan saltar

    las limita

    ciones establecidas

    por

    el sistema

    socioecon?mico

    y

    cultural.

    En La

    nave

    de

    los

    locos

    (1984),

    el

    personaje

    Equis,

    ser

    que

    carece

    de

    las caracter?sticas

    estereotipadas

    de

    su

    sexualidad

    y,

    por

    lo

    tanto,

    carece

    de

    nombre,

    ya que

    el

    suyo

    es

    el

    signo

    matem?tico

    de

    una

    inc?gnita,

    descubre

    al

    final

    de

    su

    viaje

    simb?lico por la cultura occidental ?viaje por los libros, el arte, el cine, las

    tradiciones

    populares,

    y

    la

    historia

    desde

    la

    perspectiva

    del exilio?

    que

    "el

    tributo

    mayor,

    el

    homenaje

    que

    un

    hombre

    puede

    hacer

    a

    la

    mujer

    que

    ama,

    Mar?a Rosa

    Olivera

    Williams

    (uruguaya)

    reside actualmente

    en

    los Estados

    Unidos. Es

    autora

    de La

    poes?a

    gauchesca

    de

    Hidalgo

    a

    Hern?ndez

    (1986) y

    de

    numerosos

    art?culos sobre

    narrativa

    y

    poes?a

    hispanoamericana

    contempor?nea.

    Se

    desempe?a

    como

    profesora

    de literatura

    latinoamericana

    en

    University

    of

    Notre

    Dame

    y

    es

    Fellow

    del Helen

    Kellogg

    Institute

    for

    International

    Studies.

    97

    This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

    http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp

  • 8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski

    3/11

    98

    LA

    ?LTIMA

    NOCHE DE

    DOSTO?EVSKI

    es su

    virilidad".1

    La

    virilidad,

    origen

    de

    la

    supremac?a

    que

    se

    le

    atribuye

    al

    hombre

    por

    el

    poder

    simb?lico de

    su

    falo,

    ese

    poder

    que

    ha

    legitimado

    s?lo

    los deseos del

    sexo

    masculino

    en

    la

    creaci?n de

    naciones,

    en

    la

    escritura

    de

    la

    historia,

    en

    el

    patr?n

    de

    la

    conducta

    heterosexual,

    es

    lo

    que

    debe

    (re)examinarse

    para que

    los

    deseos de la

    otra

    mitad del

    mundo

    tengan

    asimismo

    la

    posibilidad

    de

    una

    existencia

    simb?lica

    y

    para

    que

    no se corra

    el

    riesgo

    de

    la

    formaci?n

    de

    una

    "contrasociedad,"

    de

    esa

    a-top?a

    de la

    que

    habla Julia Kristeva

    en

    "Women's

    Time".2

    En La ?ltima noche de Dosto?evski (1992), la novela m?s reciente de Peri

    Rossi,

    el

    narrador,

    un

    periodista

    cuarent?n

    y

    frustrado

    con su

    trabajo

    en

    una

    gran

    revista

    sensacionalista,

    encuentra

    en

    el

    juego,

    en

    el

    azar,

    la libertad

    de

    los

    deseos,

    la

    aparentemente

    ?nica libertad

    en

    el "desorden

    del mundo"

    cuyo

    caos

    reproduce

    el

    azar.

    Por

    ello,

    juego, religi?n

    y

    eros

    comparten

    el orden

    de

    la

    irracionalidad,

    del

    misterio,

    de

    la

    fe. Veremos m?s

    adelante

    que

    los

    s?miles

    usados

    para

    referirse

    a

    las salas

    de

    juego

    son

    templos

    y

    prost?bulos.

    La

    metaf?sica del

    juego,

    el misterio

    de

    los n?meros obsesiona al narrador. Pero

    asimismo

    es

    atra?do

    por

    la seducci?n

    amorosa

    de

    mujeres

    liberadas

    de

    sus

    roles tradicionales. Obsesionado

    por

    el

    juego

    y

    el

    amor,

    el

    narrador

    se

    ir?

    autodescubriendo

    y,

    gracias

    a una

    psicoanalista,

    ir?

    encauzando

    su

    deseo

    vital

    hacia la

    escritura,

    una

    escritura

    que

    como

    la de

    Dostoievski

    y,

    por

    supuesto,

    la de

    Peri-Rossi,

    se

    vuelca hacia "los

    sue?os,

    el

    delirio,

    las

    fantas?as",

    o

    sea,

    hacia

    el

    interior del individuo.

    En

    estas

    p?ginas

    analizaremos c?mo

    este

    periodista/jugador, hijo

    de

    una

    mujer

    independiente

    y

    liberal,

    y

    de

    un

    padre

    simb?licamente

    desaparecido

    en

    la selva

    americana

    (desaparici?n

    que

    debilita

    la

    influencia

    patriarcal

    en

    la

    formaci?n

    del

    ni?o,

    ya

    que

    este

    hombre

    quer?a

    *

    'fundar

    un

    peri?dico,

    ganar

    1. Cristina

    Peri-Rossi,

    La

    nave

    de los

    locos,

    Barcelona,

    Seix

    Barrai, 1984,

    p.

    196. Todas las

    citas

    posteriores

    de la novela

    pertenecen

    a

    la misma

    edici?n.

    2.

    En

    su

    mirada

    hist?rica

    a

    los movimientos feministas

    europeos

    Julia

    Kristeva se?ala

    que

    hay

    una

    corriente

    feminista

    m?s radical

    que

    rehusa

    la

    homologaci?n

    con

    cualquier

    papel

    de

    identificaci?n

    con

    el

    poder

    existente,

    no

    importa

    cu?l

    sea

    este

    poder,

    y

    as?

    hace del

    segundo

    sexo

    una

    "contrasociedad".

    Kristeva

    explica:

    "A

    female

    society

    is then

    constituted

    as a

    sort

    of

    alter

    ego

    of the official

    society,

    in

    which all real

    or

    fantasized

    possibilities

    for

    jouissance

    take

    refuge.

    Against

    the

    sociosymbolic

    contract,

    both sacrificial and

    frustrating,

    the

    countersociety

    is

    imagined as harmonious, without prohibitions, free and fulfilling. In our modern societies which

    have

    no

    hereafter

    [...]

    the

    countersociety

    remains the

    only

    refuge

    for

    fulfillment since it

    is

    precisely

    an

    a-topia,

    a

    place

    outside the

    law,

    Utopia's floodgate".

    "Women's Time"

    (Trad.

    Alice

    Jardine

    y

    Harry

    Blake)

    en

    Signs:

    Journal

    of

    Women in

    Culture

    and

    Society,

    vol.

    VII,

    n? 1

    (1981),

    p.

    27.

    This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

    http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp

  • 8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski

    4/11

    MAR?A

    ROSA OLIVERA-WILLIAMS

    99

    una

    guerra,

    escribir

    un

    libro"3),

    encuentra

    en

    otra

    mujer

    fuerte

    y

    ostentadora

    del

    poder,

    la

    psicoanalista/la

    otra

    madre,

    el

    veh?culo

    para

    la

    sublimaci?n de

    su

    deseo.

    Si el

    amor

    por

    el

    juego

    era un

    amor

    alienado,

    un

    deseo

    patol?gico

    que

    enajenaba

    al narrador

    en

    su

    magia,

    el

    psicoan?lisis

    aparece

    como una

    forma de

    amor

    que

    "conduce

    a

    la libertad

    y

    la

    independencia

    interior"

    (p.

    98).

    El

    tema

    particular

    de

    La ?ltima

    noche de

    Dosto?evski

    es

    la

    ludopat?a,

    la

    adicci?n al

    juego

    de

    azar,

    problema

    que

    seg?n

    las ?ltimas

    estad?sticas

    publi

    cadas en los peri?dicos europeos se hab?a puesto de moda. Sin embargo, el

    gran

    tema

    de la novela

    y,

    me

    atrever?a

    a

    decir,

    de

    toda

    la

    obra de

    Peri-Rossi,

    es

    el

    deseo,

    las

    pasiones

    humanas. No

    es,

    por

    supuesto,

    ?nicamente el

    gran

    inter?s actual

    por

    la

    ludopat?a

    que

    afecta

    a

    un

    elevado n?mero de la

    pobla

    ci?n de sociedades modernas

    el

    que

    ha llevado

    a

    Peri-Rossi

    a

    interpretarlo

    por

    medio de

    la

    literatura,

    sino

    el inter?s

    de

    saber

    si

    hay

    algo

    en

    com?n

    en

    todas las

    pasiones,

    en

    la

    pasi?n

    amorosa,

    por

    ejemplo,

    y

    en

    la

    pasi?n

    del

    juego.

    La

    ?ltima noche de Dosto?evski

    atrajo

    la

    atenci?n

    de

    los

    especialistas

    dedicados

    a

    estudiar los s?ntomas de

    la enfermedad del

    juego

    y

    las

    maneras

    de combatirla.

    En

    la novela de

    Peri-Rossi

    se

    nombran los deseos

    ocultos del

    jugador,

    sus

    ansias de

    vencer

    al

    azar

    (saltar

    los

    l?mites),

    sus

    remordimientos,

    sus

    planes

    frustrados

    de

    abandonar

    el

    juego,

    su

    pasi?n

    por

    encontrar

    la

    libertad,

    ya

    que,

    como

    Dostoievski escribi?:

    "S?lo

    en

    el

    juego,

    y

    nada

    m?s

    que

    en

    el

    juego,

    nada

    depende

    de

    nada"

    (p.

    116).

    Peri-Rossi

    dijo

    en su

    ponencia

    para

    el

    "Congreso

    nacional

    de

    asociaciones

    y

    t?cnicos

    para

    el

    tratamiento

    y

    rehabilitaci?n

    de

    la

    ludopat?a'

    '

    que

    la

    elecci?n

    de la

    ludopat?a

    como

    tema

    de

    su

    novela

    era

    principalmente

    un

    inter?s

    literario,

    ya

    que para

    ella lo

    que

    la ha

    llevado

    a

    dedicarse

    a

    la

    literatura

    es

    "el

    inter?s"

    por

    s?

    misma y por los dem?s: "por saber qu?

    es

    esta

    cosa rara

    de sentir, de vivir,

    de

    tener

    conflictos

    y

    de

    estar

    condenados, adem?s,

    a

    morirnos".4

    El

    protagonista,

    Jorge,

    es

    un

    hombre

    especial

    ya

    que

    su

    historia familiar

    tambi?n lo

    es.

    Se

    podr?a

    decir

    que

    Jorge

    tiene caracter?sticas

    femeninas sin

    que

    por

    ello

    se

    trate

    de

    un

    personaje

    homosexual;

    es

    el

    nuevo

    tipo

    de

    3.

    Cristina

    Peri-Rossi,

    La ?ltima

    noche de

    Dostoievski,

    Madrid,

    Grijalbo-Mondadori,

    1992,

    p.

    80. Todas las citas

    posteriores

    de

    la novela

    pertenecen

    a

    la misma edici?n.

    4. Cristina Peri-Rossi,

    '

    'Aspectos socioculturales, simb?lico-art?sticos y m?sticos-religiosos del

    juego

    de

    azar".

    Trabajo

    a

    publicarse

    en

    breve

    en

    las

    actas

    del

    "Congreso

    nacional de asociacio

    nes

    para

    el

    tratamiento

    y

    rehabilitaci?n

    de la

    ludopat?a'

    '.

    He

    tenido el

    privilegio

    de

    leer

    este

    trabajo gracias

    a

    la

    generosidad

    de

    la

    autora.

    El

    ep?grafe

    de

    este

    trabajo

    corresponde

    a

    dicha

    ponencia.

    This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

    http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp

  • 8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski

    5/11

    100

    LA

    ?LTIMA

    NOCHE

    DE

    DOSTOIEVSKI

    hombre,

    el

    que

    como

    se

    indica

    al

    final

    de La

    nave

    de

    los

    locos,

    no

    cree

    en

    el

    poder

    f?lico ni lo

    asume.

    Michelle,

    su

    madre,

    una

    mujer

    liberal, atractiva,

    racional,

    "librepensadora,

    atea

    y

    feminista"

    (p.

    84),

    en

    otras

    palabras,

    un ser

    sumamente

    independiente,

    es

    mujer

    antes

    que

    madre

    por

    lo

    que

    el

    protagonis

    ta

    la llama

    por

    su

    nombre

    de

    pila

    y

    no

    por

    el indicador de

    su

    papel

    familiar:

    "mam?"

    o

    "madre",

    todo lo cual

    no

    implica

    que

    Michelle,

    como

    los deli

    ciosos

    aromas

    de

    sus

    platos,

    no

    siga atrayendo

    a

    j?venes

    que

    buscan la

    protecci?n

    de

    un amor

    maternal.5

    Tanto

    Jorge

    como su

    madre

    son

    at?picos.

    Son individuos que

    se

    atreven

    a

    ser

    en un

    mundo que

    constantemente

    ataca

    la individualidad

    o,

    mejor

    dicho,

    la

    libertad

    individual,

    y

    que por

    lo

    tanto

    dificulta

    la

    posibilidad

    de

    establecer

    una

    verdadera comunidad.

    Michelle

    parece

    lograr

    vivir

    su

    vida

    en un

    pueblo

    fuera del

    tiempo

    y

    del

    espacio.

    Es

    "un

    antiguo pueblo

    del

    Ampurd?n"

    cuyo

    aire

    no

    est?

    viciado

    y cuyo

    ox?geno

    puro

    "aletarga,

    adormece"

    (p.

    77)

    al

    protagonista

    urbano.

    Es

    un

    pueblo

    alejado

    de

    los

    sucesos

    de las

    grandes

    ciudades;

    las noticias

    que

    se

    conocen

    por

    el

    peri?dico

    no

    consiguen despertar

    en

    Michelle

    el

    mismo

    inter?s

    que

    la

    resoluci?n

    de los

    crucigramas.

    Es

    un

    pueblo

    que

    permite

    regresar, aunque

    por

    poco

    tiempo,

    al

    para?so

    de

    la infancia.

    Es,

    por

    ende,

    un

    pueblo

    ut?pico.6

    Para

    Jorge

    el

    urbanita,

    en una

    gran

    ciudad,

    en una

    gran

    revista

    que

    en verano ven

    de

    "toneladas

    de

    carne

    humana:

    tetas

    al

    aire,

    culos abiertos

    por

    peque?os

    tri?ngulos

    de

    seda,

    b?ceps

    relucientes,

    piernas

    bronceadas"

    y,

    especialmente,

    "ligues.

    Ligues

    publicitarios,

    ligues

    extraordinarios,

    ligues

    nobiliarios,

    ligues

    5.

    Cuando el

    protagonista

    llega

    a un

    antiguo pueblo

    del

    Ampurd?n

    donde est?

    la

    casa/restaurante

    de

    su

    madre,

    ve a

    un

    muchacho

    "muy joven,

    de

    piel

    cobriza

    y

    ojos

    negros,

    seguramente

    extranjero"

    (p.

    71)

    rondando

    la

    casa

    de

    Michelle. De

    este

    joven

    dice el

    protagonista:

    "me

    pregunt? cu?ntas cosas estaba dispuesto a perder, este extranjero, para ganar quiz?s una sola, la

    protecci?n

    amorosa

    de

    Michelle"

    (pp.

    72-3)

    [el

    subrayado

    es

    m?o].

    6. La

    tranquilidad

    del

    pueblo

    en

    el

    bajo Ampurd?n,

    donde

    Michelle,

    adem?s

    de

    crear

    exquisitos

    platos

    en su

    casa-restaurante

    y

    resolver

    crucigramas,

    se

    dedica al

    estudio

    del

    lenguaje

    y

    actividades

    de los

    animales,

    subraya

    la caracter?stica

    atemporal

    de

    este

    sitio,

    reducto

    ideal de

    una

    sobreviviente

    de la

    ?poca

    de

    "Haga

    el

    amor,

    no

    la

    guerra"

    (p.

    88).

    Asimismo,

    cuando

    se

    indica

    que

    Michelle

    es

    feminista,

    "como

    corresponde

    a

    una

    mujer

    que

    todav?a

    era

    joven

    en

    los

    70",

    nuevamente

    se

    se?ala

    que

    su

    postura

    feminista

    no

    busca

    ganarse

    un

    lugar

    en

    la

    historia

    lineal,

    en

    la vida

    sociopol?tica

    de

    su

    pa?s.

    Kristeva escribe

    en

    el

    trabajo

    ya

    citado: "...

    to

    the

    younger

    women

    who

    came

    to

    feminism

    after

    May

    1968

    [...]

    linear

    temporality

    has

    been

    almost

    totally

    refused,

    and

    as a

    consequence

    there has

    arisen

    an

    exacerbated distrust of the entire

    political

    dimension.

    [...] Essentially

    interested

    in

    the

    specificity

    of female

    psychology

    and its

    symbolic

    realizations,

    these

    women

    seek

    to

    give

    a

    language

    to

    the

    intrasubjective

    and

    corporeal

    experiences

    left

    mute

    by

    culture in the

    past" (p.

    19).

    De Michelle dice

    su

    hijo:

    "Dio

    algunas

    batallas,

    es

    verdad:

    un

    comit?

    pol?tico,

    un

    movimiento de liberaci?n

    femenino,

    pero

    no

    suele

    hablar de

    eso"

    (p.

    79).

    This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

    http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp

  • 8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski

    6/11

    MAR?A

    ROSA

    OLIVERA-WILLIAMS

    101

    cinematogr?ficos,

    ligues

    bancarios,

    ligues

    teatrales,

    ligues

    juveniles,

    ligues

    menopa?sicos,

    ligues

    pol?ticos,

    ligues vulgares

    y

    ligues

    ex?ticos.

    Ligues

    y

    desligues" (p.

    85),

    el

    deseo

    de

    independizarse

    de

    todo lo

    que

    no

    le

    permite

    llegar

    a

    sentir

    la

    libertad de

    ser,

    lo

    lleva

    a

    experimentar

    el

    deseo del

    juego,

    el

    enfrentarse al

    azar.

    Antes de

    entrar

    al

    tema

    de

    los

    deseos,

    nos

    interesa

    detenernos

    en

    el

    otro

    actor

    del

    tri?ngulo

    familiar: el

    padre.

    Mi padre naci? aqu?, cerca de estos soportales. Emigr? a Aix, despu?s

    de la

    guerra,

    con su

    familia. Un

    verano

    [...]

    conoci?

    a

    mi

    madre,

    y

    en

    un

    mes,

    se

    casaron.

    El

    matrimonio

    no

    dur?

    mucho

    ("El

    amor

    y

    el matri

    monio

    son

    incompatibles", opina

    Michelle)

    y

    un

    d?a

    sin

    saber

    que yo

    ya

    hab?a sido

    concebido

    desapareci?

    de

    Aix,

    rumbo

    a

    la

    selva ameri

    cana.

    Quer?a

    fundar

    un

    peri?dico,

    ganar

    una

    guerra,

    escribir

    un

    libro.

    [...]

    Mi

    padre

    se

    esfum?,

    y

    mi

    nostalgia

    es

    imaginaria

    porque

    no

    lo

    conoc?

    (p.

    80).

    Este

    padre

    poseedor

    de todos

    los valores

    que

    la

    cultura

    patriarcal

    deposita

    en

    el hombre ?fundador, conquistador/guerrero/revolucionario y escritor? de

    saparece

    de la

    estructura

    familiar

    antes

    que

    el

    hijo

    nazca.

    Por

    consiguiente,

    los valores

    patriarcales

    pierden

    fuerza

    en

    el

    per?odo

    formativo del ni?o

    ya

    que

    Michelle

    ser?

    madre

    y

    padre

    y,

    como

    ya

    lo

    dijimos

    anteriormente,

    es

    ante

    todo

    mujer.

    Por

    supuesto,

    se

    podr?a apelar

    a

    Lacan

    quien

    indic?

    que

    el

    com

    plejo

    de

    Edipo

    puede

    constituirse sin la

    presencia

    f?sica del

    padre.7

    Para

    Lacan

    el

    padre

    es una

    funci?n

    y

    se

    refiere

    a

    la

    ley,

    el

    lugar

    que

    est?

    m?s all?

    del

    eje

    del

    deseo.

    En

    una

    lectura

    lacaniana de la

    novela

    se

    podr?a

    entender

    la

    adicci?n

    por

    el

    juego

    del narrador

    como

    un

    sustituto

    del deseo

    siempre

    imposible

    por

    la

    madre. Pero

    hay

    mucho m?s

    que

    eso.

    La

    desaparici?n

    f?sica

    del

    padre

    act?a en la novela de Peri-Rossi

    simb?licamente,

    subrayando

    la

    7.

    Cuando Lacan habla del

    concepto

    de castraci?n

    explica

    que

    el

    deseo del

    ni?o

    por

    la madre

    no se

    refiere

    propiamente

    a

    ella

    sino

    a

    algo

    que

    est?

    m?s

    all? de

    ella,

    a un

    objeto,

    el

    falo,

    cuyo

    status

    es

    primero imaginario,

    o

    sea,

    es

    el

    objeto

    que

    presumiblemente

    satisface el

    deseo de la

    madre,

    y

    luego

    simb?lico,

    o

    sea,

    el reconocimiento

    que

    ese

    deseo

    no

    puede

    ser

    satisfecho. Lacan

    dice: "To

    speak

    of the

    Name of

    the

    Father

    is

    by

    no means

    the

    same

    thing

    as

    invoking paternal

    deficiency

    (which

    is often

    done).

    We know

    today

    that

    an

    Oedipus

    complex

    can

    be

    constituted

    perfectly

    well

    even

    if

    the father is

    not

    there,

    while

    originally

    it

    was

    the excessive

    presence

    of

    the father which was held responsible for all dramas. But it is not in an environmental

    perspective

    that the

    answer to

    these

    questions

    can

    be

    found".

    Jacques

    Lacan,

    "Les formations

    de

    l'inconscient",

    Bulletin

    de

    Psychologie,

    vol.

    II

    (1957-58),

    p.

    8.

    Cf.

    la introducci?n de

    Jacqueline

    Rose

    a

    Feminine

    Sexuality: Jacques

    Lacan and the

    ?cole

    Freudienne,

    Juliet Mitchell

    y

    Jacqueline

    Rose, eds.,

    New

    York and

    London,

    W.W. Norton &

    Company,

    1983,

    pp.

    27-57.

    This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

    http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp

  • 8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski

    7/11

    102 LA?LTIMANOCHE DE DOSTOIEVSKI

    constituci?n del

    deseo

    en

    el

    narrador

    que

    en un

    momento

    se

    materializa

    como

    la

    nostalgia

    por

    el

    padre imaginario

    o

    idealizado.

    La

    nostalgia

    por

    el

    padre

    es

    imaginaria

    porque

    no

    lo

    conoci?,

    pero

    es

    especialmente

    la

    nostalgia

    por

    el

    so?ador,

    por

    el

    que

    se

    fue

    a

    tierras desconocidas

    en

    pos

    del

    deseo de

    una

    revoluci?n

    o

    de las caderas sensuales de

    una

    india.

    Es

    la

    nostalgia

    por

    quien

    busca

    aventuras

    en

    tierras desconocidas

    o cruza

    oc?anos

    movido

    por

    las

    flechas de

    Eros.

    Y,

    a?n

    m?s,

    es

    la

    nostalgia

    por

    quien

    quiere

    escribir sobre

    los deseos que animan la vida. ("?Qu? libro querr?a escribir mi padre?

    ?Cada

    cual,

    su

    propia

    novela? sentencia

    Michelle,

    luego

    que

    los clientes

    se

    han

    ido",

    p.

    89).

    Veremos

    que

    el

    escribir,

    el

    poder

    nombrar

    lo

    que

    se

    siente,

    es

    la ?nica

    manera

    de

    conocerse,

    de controlar

    nuestras

    pasiones

    o,

    mejor

    dicho,

    los

    objetos

    de

    nuestra

    pasi?n.

    Hacia el final

    de

    la

    novela

    el

    narrador

    se

    dispone

    a

    escribir el libro

    que

    quiz?

    su

    padre

    nunca

    escribi?.

    Con la

    desaparici?n

    del

    padre

    que

    no conoce

    la existencia de

    su

    hijo,

    el

    narrador

    ni?o

    no

    compite

    por

    el

    objeto

    de

    su

    deseo

    ?la

    madre,

    seg?n

    el

    dictum de Freud?

    con

    un

    padre/rival.

    Aunque,

    como

    ya

    observamos anterior

    mente,

    la

    desaparici?n

    del

    padre

    no

    impide

    la constituci?n

    del deseo

    en

    el

    ni?o,

    no es el deseo de

    poseer

    a la

    madre,

    sino el deseo de convertirse en lo

    que

    la

    madre

    desea,

    lo

    que

    est?

    m?s

    all? de ella

    misma,

    el falo

    en

    el

    sentido

    lacaniano.

    A

    pesar

    de cierto

    coqueteo

    ir?nico de

    Peri-Rossi

    con

    la

    idea del

    enamoramiento

    del narrador

    con su

    madre

    ?'

    'Es

    muy guapa

    la

    Michelle'

    ',

    le dice

    a su

    psicoanalista

    (p.

    79);

    piensa:

    "soy

    un

    amante

    que

    viene

    y

    va,

    Michelle"

    (p.

    89)?

    el

    narrador adulto

    no

    tiene

    problemas

    con

    las

    mujeres.

    Podr?amos

    decir

    que

    Jorge

    es un

    amante

    no-f?lico,

    sensible

    y

    apreciativo

    de

    las

    mujeres.

    La

    relaci?n

    amorosa con

    Marta,

    una

    coleccionista de

    antig?e

    dades

    y

    esposa

    de

    un

    hombre

    de

    negocios

    muy

    rico

    y

    sin

    escr?pulos,

    es

    descrita

    en

    los

    siguientes

    t?rminos:

    "mi

    goce

    secreto

    es

    mucho

    m?s

    lento,

    m?s

    minucioso

    y

    delicado:

    consiste

    en

    prolongar,

    en

    rodear,

    en

    lugar

    de

    asaltar;

    en

    explorar,

    en

    lugar

    de

    invadir;

    en

    recrear,

    en

    lugar

    de

    violar.

    [...]

    como

    los

    pintores

    que

    no

    quieren

    dar

    por

    terminado

    su

    cuadro,

    y

    agregan

    una

    pincelada

    aqu?,

    una

    all?,

    para

    m?

    el

    amor es una

    obra

    donde

    lo m?s

    impor

    tante

    no

    es

    el

    desenlace,

    sino

    c?mo

    se

    llega

    a

    ?l"

    (p.

    140).

    No

    podemos dejar

    de

    pensar

    cuan

    diferente

    es

    esta

    descripci?n

    del

    goce

    er?tico

    de

    la

    que

    por

    ejemplo

    nos

    ofrece

    George

    Bataille,

    quien

    remont?ndose

    a

    la

    antig?edad

    explica

    el

    erotismo

    como una

    destituci?n/destrucci?n

    que

    relaciona el

    acto

    amoroso con

    el

    sacrificio.

    Sacrificio

    de la

    participante

    femenina

    que

    en

    el

    erotismo aparec?a como la v?ctima mientras que el participante masculino era

    el

    sacrificador,

    "la

    una

    y

    el

    otro,

    en

    el

    curso

    de la

    consumaci?n,

    se

    perd?an

    This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

    http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp

  • 8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski

    8/11

    MAR?A

    ROSA OLIVERA-WILLIAMS

    103

    en

    la continuidad establecida

    por

    un

    primer

    acto

    de

    destrucci?n".8

    Los

    verbos

    "prolongar",

    "rodear",

    "explorar",

    "recrear"

    permanecen

    todav?a

    asociados

    al

    l?xico

    b?lico;

    como

    recuerda

    Octavio

    Paz,

    la historia de la

    sensibilidad occidental

    es

    la

    historia del

    amor

    cort?s;

    nuestro

    concepto

    del

    amor se

    sigue

    expresando

    y

    materializando

    por

    medio de las

    im?genes

    creadas

    por

    los trovadores

    provenzales

    en

    la

    Francia del

    siglo

    XII.9

    Pero

    ante

    la destrucci?n er?tica

    que

    anula

    a

    la

    participante

    femenina

    de la

    que

    habla

    Bataille,

    el

    deseo

    amoroso

    del narrador

    expresa

    la

    b?squeda

    de la libertad

    individual que para lograrse debe respetar la individualidad, la libertad del

    otro/la

    otra.

    Volviendo

    a

    Paz: "el

    amor

    nace

    de

    una

    atracci?n

    involuntaria

    que

    nuestro

    albedr?o

    transforma

    en

    uni?n

    voluntaria. Esto ?ltimo

    es su

    condici?n

    necesaria,

    el

    acto

    que

    transforma

    la servidumbre

    en

    libertad"

    (p.

    74).

    Por ello el

    goce

    amoroso,

    el

    placer

    en

    el

    amor

    consiste

    en

    "rodear"

    en

    lugar

    de

    "asaltar",

    "explorar"

    en

    lugar

    de "invadir"

    y

    "recrear"

    en

    lugar

    de

    "violar",

    ya que

    "rodear,

    explorar

    y

    recrear"

    reconocen

    la

    existencia

    de

    la

    otra

    participante/deseante,

    mientras

    que

    "asaltar,

    invadir

    y

    violar"

    la

    anulan

    transform?ndola

    ?nicamente

    en

    objeto

    del deseo.

    Jorge,

    que

    no

    ha

    sido

    marcado,

    o

    por

    lo

    menos no

    tan

    fuertemente

    con

    las

    deformaciones culturales

    que

    asignan papeles

    a los individuos

    seg?n

    su

    sexo,

    clase,

    educaci?n

    e

    ideolog?a,

    y

    a

    la edad

    de

    cuarenta

    a?os

    en

    la

    que

    "todo

    est?

    permitido

    porque

    tambi?n,

    de

    alguna

    manera,

    todo est?

    perdido"

    (p.

    34),

    tiene

    que

    encontrar

    en

    una

    gran

    ciudad

    la forma

    de

    ser

    libre,

    de

    desear,

    de

    saltar

    l?mites. Si Michelle

    vive

    en un

    pueblo

    al

    margen

    del

    tiempo

    lineal,

    pueblo

    ut?pico

    que

    le

    permite

    ser

    y

    existir

    como

    un

    ser-deseante,

    de

    ser

    hombre,

    hubiera

    abandonado

    a su

    familia

    en

    busca

    de la

    satisfacci?n

    de

    sus

    sue?os.10

    Si el

    padre

    se

    pierde

    en

    la

    selva

    americana,

    espacio

    asimismo

    ajeno

    al

    tiempo

    y

    lugar

    de

    la

    actualidad,

    Jorge

    no

    puede

    escapar

    de

    la

    actualidad,

    no

    puede "respirar"

    fuera

    de la

    ciudad,

    es un

    urbanita:

    "Somos

    la

    actualidad,

    no

    hay

    duda.

    Pero la actualidad

    me

    parece

    un

    reverbero

    putrefacto,

    lleno

    de

    ruido

    y

    de

    cascaras,

    donde

    se

    liba

    una

    sustancia

    pegajosa

    pero

    amarga,

    como

    el

    veneno.

    La

    actualidad,

    tan

    sonora

    como

    hueca,

    tan

    8.

    Georges

    Bataille,

    L'Erotisme,

    Paris,

    Minuit, 1957,

    p.

    25.

    9.

    Octavio

    Paz,

    "La dama

    y

    la

    santa",

    en

    La

    llama

    doble:

    amor

    y

    erotismo, Barcelona,

    Seix

    Barrai, 1993,

    pp.

    75-101.

    10.

    "Hay

    un

    enigma,

    un

    misterio,

    en

    las

    muertes

    precoces

    y

    en

    las

    desapariciones.

    Mi

    padre

    se

    esfum?, y

    mi

    nostalgia

    es

    imaginaria porque

    no

    lo

    conoc?.

    El

    rencor

    de

    Michelle,

    en

    cambio,

    es

    ambivalente:

    lo

    detesta

    porque

    la

    abandon?,

    pero

    cree

    que

    si ella

    hubiera

    sido

    hombre,

    habr?a

    hecho

    lo mismo'

    '

    (p.

    80).

    Si bien

    el

    padre

    de

    Jorge

    se

    esfuma

    en

    la selva

    americana,

    no

    hay

    conocimiento

    de la escritura

    del libro

    (de

    su

    libro),

    no

    hay

    un

    registro

    de la satisfacci?n

    de

    sus

    deseos.

    This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

    http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp

  • 8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski

    9/11

    104

    LA

    ?LTIMA

    NOCHE

    DE

    DOSTO?EVSKI

    brillante

    como

    fatua.

    Hay

    que

    ver

    c?mo

    cambia la actualidad cada d?a"

    (p.

    41).

    El

    reverbero

    putrefacto

    de

    la actualidad

    es

    el mercantilismo.

    En

    la

    actualidad

    todo

    tiene

    un

    precio

    y

    ese

    precio

    se

    manifiesta

    ruidosamente

    en

    la

    revista sensacionalista

    en

    la cual

    trabaja Jorge;

    ah?

    se

    registra

    el

    precio

    de lo

    er?tico,

    del

    prestigio

    social

    y

    pol?tico,

    el

    precio

    del

    aparentar

    versus

    el de

    ser

    que

    recomienda

    nuestra

    sociedad.

    Para

    alguien

    que

    est? "en el

    mundo",

    que

    vive "en la actualidad"

    (p.

    42)

    controlado

    por

    el

    poder

    del

    dinero,

    el

    juego

    de

    azar con sus

    reglas r?gidas

    e

    incomprensibles,

    con

    la

    magia primitiva

    de

    los n?meros

    que

    recuerda

    los or?culos

    oscuros

    de

    antiguas religiones,

    brinda

    la

    posibilidad

    de enfrentarse

    al

    dinero

    y

    despreciarlo.

    Si bien todo

    jugador

    quiere

    ganar,

    no

    busca ?nicamente

    ganar

    dinero

    y

    quiz?

    ni

    siquiera

    lo

    busque,

    sino

    probar

    que

    es

    m?s

    poderoso

    que

    el

    azar

    y

    que

    puede

    vencer a

    la fortuna.

    Ese enfrentamiento

    individual

    con

    el

    azar

    produce

    goce:

    "En

    un

    mundo don

    de la utilidad

    es

    el

    ?nico

    valor,

    el

    goce

    es

    lo

    in?til,

    lo

    que

    no

    sirve

    para

    nada,

    excepto

    gozar

    "

    (p.

    33;

    el

    subrayado

    es

    m?o).

    Jorge juega

    por

    placer,

    para

    ser

    por

    un

    instante

    una

    especie

    de

    dios,

    para

    superar

    los l?mites

    que

    nos

    se?alan

    nuestra

    condici?n

    humana,

    vulnerable, limitada,

    mortal:

    "?He

    ganado

    ?He

    vencido al azar

    Ergo,

    soy

    sabio,

    soy

    Dios. Uno de los

    pocos

    instantes en

    que

    nosotros,

    criaturas

    vulnerables

    sujetas

    a

    la

    enfermedad,

    a

    la

    muerte,

    a

    las

    guerras,

    al

    empleo

    o

    al

    desempleo,

    a

    las dictaduras de

    uno

    solo,

    o

    a

    las

    dictaduras de la

    mayor?a,

    nos

    elevamos,

    desde

    nuestra

    fragilidad,

    a

    la altura

    de Dios"

    (p.

    116).

    Si

    por

    un

    instante

    el

    jugador

    que

    vence

    al

    azar se

    siente

    dios,

    el

    juego

    de

    azar

    se

    asemeja

    a

    la

    religi?n,

    al

    amor.

    El saltar los l?mites

    es

    experimentar

    cierta

    trascendencia,

    es

    superar

    la

    mediocridad de la

    actua

    lidad.

    Y los

    t?rminos

    con

    que

    se

    expresa

    esa

    experiencia

    se

    asemejan

    a

    los

    t?rminos

    con

    que

    se

    trata

    de

    enunciar

    el indecible

    placer

    er?tico

    (el

    orgasmo)

    as?

    como

    el

    tambi?n

    inefable

    placer

    m?stico

    (la

    fusi?n

    del alma

    humana

    con

    Dios).

    Si Octavio

    Paz

    reconoce

    que

    no

    hay

    muchas

    maneras

    de decir lo

    indecible,

    y

    por

    eso

    los

    poetas

    m?sticos

    y

    los er?ticos

    usan un

    mismo

    lenguaje,11

    Peri-Rossi

    descubre

    que

    todas

    las

    pasiones

    tienen

    caracter?sticas

    similares,

    siendo

    quiz?

    la m?s

    importante

    el deseo de

    traspasar

    nuestra

    temporalidad,

    nuestra

    mayor

    limitaci?n,

    y

    en

    el

    momento

    del ?xito

    en

    el

    11. Paz

    observa:

    '

    'El

    acto

    en

    que

    culmina la

    experiencia

    er?tica,

    el

    orgasmo,

    es

    indecible.

    Es

    una

    sensaci?n

    que pasa

    de

    la

    extrema

    tensi?n

    al m?s

    complejo

    abandono

    y

    de la

    concentraci?n

    fija

    al olvido de

    s?;

    reuni?n

    de los

    opuestos,

    durante

    un

    segundo:

    la afirmaci?n del

    yo y

    su

    disoluci?n,

    la

    subida

    y

    la

    ca?da,

    el all?

    y

    el

    aqu?,

    el

    tiempo

    y

    el

    no-tiempo.

    La

    experiencia

    m?stica

    es

    igualmente

    indecible:

    instant?nea fusi?n de los

    opuestos,

    la

    tensi?n

    y

    la

    distensi?n,

    la afirmaci?n

    y

    la

    negaci?n,

    el

    estar

    fuera de s?

    y

    el reunirse

    con uno

    mismo

    en

    el

    seno

    de

    una

    naturaleza reconciliable".

    Op.

    cit.,

    p.

    110.

    This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

    http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp

  • 8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski

    10/11

    MAR?A

    ROSA

    OLIVERA-WILLIAMS

    105

    juego,

    como en

    la uni?n

    amorosa o en

    la

    m?stica,

    vislumbrar

    el

    tiempo

    continuo de la

    eternidad,

    ese

    momento

    en

    el cual el

    ganador

    se

    siente "a la

    altura de Dios"

    (p.

    116).

    Para

    expresar

    ese

    momento

    de

    dicha

    Peri-Rossi

    tambi?n

    tiene

    que

    recurrir

    al

    lenguaje

    er?tico:

    "en

    el

    triunfo,

    el

    narcisismo

    sube,

    como

    el

    falo.

    En el

    fracaso,

    hay

    derrumbe del

    ego,

    impotencia, postra

    ci?n"

    (p.

    116).

    Pero

    en

    Jorge

    la

    pasi?n

    por

    el

    juego

    de

    azar se

    da

    como una

    adicci?n,

    como un

    exceso,

    como

    el deseo de

    sobrepasar

    los l?mites. Si

    todos

    los

    deseos

    humanos tienen

    algo

    en com?n,

    especialmente

    el

    lenguaje

    con el cual se

    expresan,

    el

    exceso,

    el deseo de

    sobrepasar

    los l?mites

    se

    puede equiparar

    al

    est?mulo

    freudiano.

    En

    la insistencia de

    Jorge,

    y

    de todo

    jugador,

    por

    seguir

    apostando

    y

    tentar

    al

    azar,

    lo

    que

    interesa,

    al

    igual

    que

    en

    el

    empuje

    sexual,

    es

    el

    proceso

    y

    no

    su

    logro.12

    El

    proceso

    repetitivo

    coloca

    al

    est?mulo

    que

    hace

    que

    el

    jugador juegue,

    o

    que

    lleva

    al amante

    al

    v?rtigo,13

    fuera

    de

    cualquier registro

    de necesidad

    y

    m?s

    all? de

    una

    econom?a del

    placer.

    Debido al

    exceso

    al

    que

    conduce

    este

    est?mulo,

    Lacan habla de

    jouissance,

    con

    lo

    que

    se

    refiere

    a

    algo

    que

    supera

    el

    placer

    y

    muchas

    veces

    puede

    conducir

    a

    su

    ant?tesis.

    Luc?a

    coincide

    con

    Lacan:

    "?Pero

    cuando

    se

    superan

    [los l?mites]

    ?refuta

    Luc?a?

    no

    hay

    ni

    m?s

    felicidad,

    sino

    todo

    lo

    contrario.

    En

    el

    d?cimo

    whisky,

    no

    hay

    m?s

    placer

    que

    en

    el

    noveno:

    hay

    malestar,

    p?rdida

    de

    la

    realidad,

    de

    la

    salud

    y

    de la

    conciencia. En el

    sexto

    orgasmo

    continuo,

    no

    hay

    m?s

    placer

    que

    en

    el

    quinto: hay

    abotagamiento,

    cansancio,

    dolor"

    (p.

    54).

    La

    superaci?n

    de

    los l?mites hace

    que

    el

    objeto

    del

    deseo

    llegue

    a ser

    indiferente

    ?Claudia,

    la

    amante

    de

    Jorge

    es

    sustituida

    por

    el

    juego

    de

    azar?

    y,

    como

    sentenci?

    Freud,

    el

    est?mulo

    puede

    ser

    sublimado.14

    Dostoievski sublima

    su

    pasi?n

    por

    el

    juego

    en

    la

    escritura

    y

    lo mismo

    har?n el narrador y Cristina Peri-Rossi. En este caso no me refiero a la

    pasi?n

    por

    el

    juego,

    la cual

    no

    existe,

    sino al

    encauzamiento

    de

    todas

    sus

    pasiones

    en

    la actividad literaria.

    La

    escritura

    se

    da

    para

    Jorge

    como

    el

    episodio

    final de

    un

    largo

    proceso

    de autoconocimiento.

    Ese

    aprendizaje

    de

    s?

    mismo

    se

    logra

    por

    medio de

    la

    participaci?n

    de

    una

    figura

    femenina,

    atra

    12. Ver "Introduction II" de

    Jacqueline

    Rose

    en

    Feminine

    Sexuality,

    op.

    cit.,

    pp.

    31-5.

    13.

    Jorge

    le

    explica

    a

    Luc?a,

    la

    psicoanalista:

    '

    '?Jugar ?respondo?

    es una

    clase de

    v?rtigo

    que

    s?lo conoc? con Claudia, en la cama: ninguno de los dos estaba dispuesto a ser el primero en

    reconocer su

    cansancio,

    como

    si

    eso

    fuera

    una

    humillaci?n. Como

    si

    yo

    hubiera

    pensado:

    'Le

    har? el

    amor

    hasta

    que

    diga

    basta',

    y

    ella

    hubiera

    pensado:

    'Le har? el

    amor

    hasta

    que

    diga

    basta'. Nunca ocurri?. Cada

    uno

    quer?a

    ser

    m?s insaciable

    que

    el otro"

    (p.

    26).

    14.

    Sigmund

    Freud,

    Beyond

    the Pleasure

    Principle

    (SE,

    XVIII,

    1920).

    This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

    http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp

  • 8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski

    11/11

    106

    LA

    ?LTIMA

    NOCHE

    DE

    DOSTO?EVSKI

    yente

    como

    mujer

    para

    el narrador adulto

    y

    con

    la

    nostalgia

    de

    la

    atracci?n

    que

    la madre

    despertaba

    en

    el

    ni?o

    peque?o:

    la

    psicoanalista.15

    Si

    en

    el

    juego

    se

    deposita

    parte

    del deseo

    libidinal,

    el

    hecho

    que

    la

    psicoanalista

    sea

    una

    mujer

    atractiva

    e

    inteligente

    que

    ayuda

    al

    narrador

    a

    controlar

    sus

    deseos

    d?ndoles nombre

    facilita

    la

    traslaci?n de

    la

    pasi?n

    del

    juego

    del

    narrador

    hacia

    la

    psicoanalista.

    Atracci?n

    l?gica

    que

    recuerda

    el

    deseo del ni?o

    por

    la

    madre

    y

    cuya

    satisfacci?n

    se ve en

    ambos

    casos

    obstaculizada

    por

    la

    ley.

    Si

    en

    t?rminos

    lacanianos el deseo del ni?o

    es ser

    lo

    que

    la

    madre

    desea,

    el falo

    que imaginariamente satisfacer?a el deseo de lamadre, y que en su estadio

    simb?lico

    marca

    la

    imposibilildad

    de

    satisfacer

    ese

    deseo,

    el deseo

    del

    narrador/hombre

    va

    m?s

    all?

    del

    querer poseer

    a

    la

    psicoanalista.

    Como

    en

    el

    caso

    del

    ni?o,

    el narrador adulto

    encuentra

    un

    falo

    imaginario

    ?"la

    fina

    y

    delicada

    Waterman de broche de

    oro

    sobre los

    papeles,

    un

    falo

    en

    reposo"

    (p.

    154)?

    que

    le

    da

    poder

    a

    la

    psicoanalista

    mujer

    (ella

    es

    la

    poseedora

    de

    la

    pluma,

    de

    la

    escritura,

    de la

    interpretaci?n).

    Simb?licamente

    esta

    pluma

    (re)crea

    la

    figura

    del

    padre

    ausente

    del narrador. Como el

    padre,

    Jorge

    quiere

    escribir sobre

    sus

    deseos,

    ardua

    tarea

    ya que

    la

    mayor?a

    de

    los deseos "son

    impronunciables".

    Pero

    el

    nuevo

    deseo del

    narrador,

    la

    pasi?n

    por

    la escri

    tura,

    surge

    luego

    de

    un

    proceso

    de

    descubrimiento

    ling??stico

    (las

    sesiones

    con

    la

    psicoanalista),

    que

    al

    permitirle

    nombrar los deseos

    vertiginosos

    que

    lo llevaban

    al

    juego

    y

    al

    erotismo,

    le

    permite

    tambi?n

    controlarlos

    y

    cambiar

    el

    objeto

    de

    sus

    pasiones.

    Ahora

    Jorge

    puede

    tomar

    la

    Waterman

    en

    sus

    de

    dos

    y

    sentir

    su

    delicado

    tacto

    "como los

    pechos

    de

    una

    mujer.

    Como el

    pene" (p.

    158).

    Muerte

    de

    un

    deseo

    y

    aparici?n

    de

    otro

    nuevo:

    la escritura.

    El

    deseo

    nunca

    desaparece:

    cambia

    de

    objeto

    y

    la escritura

    es

    el

    deseo

    sublimado.

    Por

    ella,

    ya

    sean

    las

    notas

    de

    la

    psicoanalista

    o una

    novela,

    el individuo

    se

    conoce,

    se

    autodescubre, y

    conoce

    a

    los otros. La ?ltima noche de Dosto?evs

    ki termina

    con

    una

    muerte:

    "Anoche,

    anoche

    dej?

    de

    jugar"

    (p.

    159)

    y

    un

    nacimiento simb?lico:

    el

    narrador "arrellanado"

    en

    un

    taxi,

    como

    si

    estuviera

    protegido

    en

    el ?tero

    materno,

    viaja,

    est?

    esperando

    el

    "parto"

    hacia

    la

    escritura,

    hacia

    la

    obtenci?n de

    su

    propia pluma.

    [Luc?a]

    "?Por el

    momento,

    laWaterman

    es

    m?a.

    Creo

    que

    usted la ha

    cogido

    inadvertidamente.

    Me

    r?o.

    En

    efecto:

    est?

    en

    el

    bolsillo de

    mi

    pantal?n.

    ?Creo

    que

    debo

    comprarme

    una

    ?digo?,

    y

    se

    la

    entrego"

    (p.

    159).

    15. Como

    en

    La

    nave

    de los

    locos,

    el

    personaje principal

    femenino

    se

    llama

    Luc?a,

    "luz"

    en

    lat?n,

    y

    en

    ambas novelas las Luc?as vierten

    luz

    sobre

    el

    personaje

    masculino

    para

    esclarecer

    sus

    ideas.