La unción del Espíritu Santo

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LA UNCION DEL ESPIRITU SANTO Por: Rudy Monzón Introducción: En 1 de Juan 1:20 y 27 leemos lo siguiente: ”Pero vosotros tenéis la unción del Santo…Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él” Una de las doctrinas fundamentales del actual neo-pentecostalismo [2012] es la denominada “Unción del Espíritu Santo”. Sobre esta doctrina se ha construido una gran cantidad de fantasías y errores bíblicos. Carlos Luna, alias Cash Luna, en su libro “En Honor al Espíritu Santo” publicado en el año 2010 por la Editorial Vida, hace una serie de exposiciones anti-bíblicas de lo que es la unción, veamos:

Página 94: “…el caminar en el poder y la unción del Espíritu Santo depende de nosotros…”

Páginas 94 y 95 : “…la unción…es el poder de Dios que cubre a una persona y la sigue donde quiera que vaya…para recibir esa unción debes ser obediente a sus mandamientos e instrucciones”

Página 96: “En los momentos en que Dios nos pide que hagamos cosas inusuales y difíciles para nuestra carne, es cuando debemos morir a nuestro ego y a nuestro orgullo, porque es en esos instantes, cuando Dios nos forma para que podamos ser ungidos”

Página 98: “…Si quieres caminar bajo la unción y que el poder de Dios se manifieste en tu vida, debes ser obediente con los mandamientos y órdenes que el Señor te ha dado, además, debes obedecer las órdenes que recibes de parte de las autoridades terrenales como tus padres, profesores, pastores, jefes y demás…”

Página 100: “…La unción sigue más fuertemente a aquellos que deben hacer cosas que no les gustan, que los hacen morir, y que no se niegan a hacerlas. Estos son aquellos que no ponen excusas defendiendo su vida, su ego o su reputación para no hacer lo que se les ha ordenado. Por el contrario, han dejado el orgullo a un lado y se han rehusado a disfrazarlo de cualquier tipo de apariencia espiritual que les impida caminar en la unción del Espíritu Santo. Y por eso el Señor los acompaña con su poder”

Página 102: “…Yo sé lo que sufrieron ese día, pero sé que ya no son hombres comunes y corrientes porque son capaces de obedecer. Y los habrá llevado ante el Espíritu Santo y les habrá dicho: Te presento a dos que fueron capaces de seguir a un hombre que llevaba un cántaro de agua por obediencia. Te los entrego porque sé que vas a ungirlos”

Página 103: “Discipular es formar a alguien para entregarlo a otra persona. Si aprendes a obedecer a quien ves, el Espíritu Santo podrá confiar su poderosa unción en ti…”

Página 104: “…La unción se derramó por primera vez sobre ellos porque Dios encontró en Pedro a un hombre obediente”

Página 105: “...La unción sigue a la obediencia. Mientras no estés dispuesto a obedecer lo que no te gusta hacer, no podrás ver en tu vida y ministerio una unción poderosa. Tendrás momentos de unción y la pasarás bien en su presencia, pero ver el poder de Dios siempre presente en tu vida es cuestión de fe y obediencia”

Vemos entre muchas falsas doctrinas expuestas anteriormente, que él define a la “unción del Espíritu Santo” como el “poder de Dios”, distingue entre unciones y unciones poderosas, las cuales vienen en medida de la obediencia de un hombre a sus autoridades superiores, incluyendo las eclesiásticas, sin obediencia absoluta a ellos no se puede recibir el poder de Dios. Distingue que hay momentos de unción. Hermanos míos, ustedes mismos pueden sacar más conclusiones al leer detenidamente el extracto del libro de Cash Luna. ¿Qué es la unción del Santo según las Escrituras? ¿La unción del Santo será sinónimo de poder de Dios, o de experiencias espirituales o emocionales indescriptibles? ¿La unción no viene sobre todos los cristianos, excepto sobre los obedientes? Tipos de unciones o ungimientos mencionadas en las Escrituras: En las Escrituras encontramos que la unción es el derramamiento de aceite sobre objetos o personas. Encontramos 4 unciones:

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1. Ungimiento médico. 2. Ungimiento a los muertos. 3. Ungimiento social u ordinario. 4. Ungimiento de Dios.

El ungimiento médico a los enfermos lo hallamos en Santiago 5:14-15 “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará…”. El ungimiento a los enfermos era práctica medicinal, así lo vemos en el relato de la parábola del buen samaritano en Lucas 10:34 “Y acercándose, vendó sus heridas, echándole aceite y vino…”. En Marcos 6:23 “…y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban”. En Apocalipsis 3:18 “…unge tus ojos con colirio, para que veas”. En Isaías 1:6 “…no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite”. En Ezequiel 16:9 “Te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y te ungí con aceite” Los ungüentos eran aceites, los cuales contenían extractos de especias. Las especias y el aceite de oliva tienen propiedades antibacterianas, antimicrobianas, antioxidantes celular, antisépticas, antinflamatorias, antifungicidas, cicatrizantes, desinfectantes, anticoagulante, etc. La piel tiene una capacidad altamente absorbente, con lo cual la medicina entraba al cuerpo del enfermo. A continuación algunos links de internet para leer sobre las propiedades medicinas de las especias.

http://www.alimentos-saludables.com/2011/04/conozca-las-propiedades-curativas-de-las-especias.html

http://www.vivirosobrevivir.com/2011/05/propiedades-de-las-especias-beneficios.html

http://www.botanical-online.com/especiaspropiedades.htm

http://perso.wanadoo.es/ulados/especias.htm

http://www.sabor-artesano.com/aceite-oliva-salud.htm La costumbre de ungir a los muertos la hallamos en Lucas 23:56 “y vueltas prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento”. También en Marcos 16:1 “Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle”. En Marcos 14:8 leemos “Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura”. Las especias mismas tienen propiedades conservantes y antimicrobianas, y dado que se menciona que eran aromáticas, pretendían disimular o contrarrestar el olor de la putrefacción. El tercer ungimiento que encontramos en las escrituras es el ungimiento social u ordinario. Este se daba como parte del embellecimiento de una persona, no solo en cuanto a su apariencia, sino, en cuento a su olor. Tenemos como ejemplo el caso de Rut, Rut 3:3 “Te levarás, pues acabado de comer, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber.” Se ungían las personas como parte del aseo personal, 2 Samuel 12: 20 “Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas…” También se daba como una muestra pública de gran alegría y bendición celestial, Proverbios 27:9 “El ungüento y el perfume alegran el corazón…” Salmos 92:10 “Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; seré ungido con aceite fresco”. Asimismo, se aplicaba cuando una persona era invitada a una reunión o a la casa de un hombre principal, se le ungía con aceites perfumados, lo cual era una expresión de alta estima, Salmos 23:5 “…Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando”, lea también Lucas 7:45-46 “No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies”. También Juan 12:3 “Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabello, y la casa se llenó del olor del perfume” El cuarto ungimiento que encontramos en las Escrituras es el que nos interesa abordar en este estudio, y es el ungimiento de Dios. Este se dio en el antiguo Testamento tanto en objetos como en personas. El ungimiento sobre objetos, lo encontramos como un acto de santificación, dedicación o consagración de los instrumentos u objetos del tabernáculo de reunión. Sobre ellos se derramó aceite como señal pública de que iban estar apartados exclusivamente para Dios. Éxodo 30:22-29 “Habló más Jehová a Moisés, diciendo: Tomarás especias finas: de mirra excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad de esto, doscientos cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta, de casia quinientos, según el siclo del santuario, y de aceite de olivas un hin. Y harás de ellos el aceite de la santa

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unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa. Con él ungirás el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, la mesa con todos sus utensilios, el candelero con todos sus utensilios, el altar del incienso, el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente y su base. Así los consagrarás, y serán cosas santísimas; todo lo que tocare en ellos, será santificado.” El ungimiento de personas se dio en, a) Los sacerdotes, b) Los reyes puestos por Dios, y c) Profetas. En ellos también lleva explícita e implícitamente la santificación, dedicación, o consagración de una persona para el servicio de Dios y el darles poder para llevar a cabo su misión. Veamos el ungimiento de los sacerdotes en Éxodo 29:1-7 “Esto es lo que harás para consagrarlo, para que sean mis sacerdotes:…Luego tomarás el aceite de la unción, y lo derramarás sobre su cabeza y lo ungirás” Éxodo 30:30-33 “Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes. Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo. Este será mi aceite de la santa unción por vuestras generaciones. Sobre carne de hombre no será derramada, ni haréis otro semejante, conforme a su composición; santo es, y por santo lo tendréis vosotros, cualquiera que compusiere ungüento semejante, y que pusiere de él sobre extraño, será cortado de entre su pueblo”. Levítico 8:1-12 “Habló Jehová a Moisés, diciendo: Toma a Aarón y a sus hijos con él, y las vestiduras, el aceite de la unción, el becerro de la expiación, los dos carneros, y el canastillo de los panes sin levaduras; y reúne a toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, Hizo, pues, Moisés como Jehová le mandó, y se reunió la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y dijo Moisés a la congregación: Esto es lo que Jehová ha mando hacer. Entonces Moisés hizo acercarse a Aarón y a sus hijos, y los lavó con agua. Y puso sobre él la túnica, y le ciñó con el cinto; le vistió después con el manto y puso sobre él el Efod, y lo ciñó con el cinto del efod, y lo ajustó con él. Luego le puso encima el pectoral, y puso dentro del mismo los Urim y Tumim. Después puso la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra, en frente, puso la lámina de oro, la diadema santa, como Jehová había mandado a Moisés, y tomó el aceite de la unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en él, y las santificó. Y roció de él sobre el altar siete veces, y ungió el altar y todos sus utensilios, y la fuente y su base, para santificarlos. Y derramó el aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para santificarlo”, el verso 30 dice “Luego tomó Moisés del aceite de la unción, y de la sangre que estaba sobre el altar, y roció sobre Aarón, y sobre sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre sus vestiduras de sus hijos con él; y santificó a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y a las vestiduras de sus hijos con él” Durante la historia de Israel los sacerdotes para iniciar su oficio se les derramaba el aceite aromático, sin ello no podían jamás entrar al lugar santísimo. El segundo grupo de personas sobre las cuales se efectuó ungimiento, fueron los reyes puestos por Dios, y en este caso, siempre estuvo acompañado por la venida del Espíritu Santo sobre aquellos, veamos los siguientes casos:

El rey Saúl: 1 Samuel 9:15 “Y un día antes que Saúl viniese, Jehová había revelado al oído de Samuel, diciendo: Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de la mano de los filisteos…” 1 Samuel 10:1-11 “Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?...Después de esto llegarás al collado de Dios donde está la guarnición de los filisteos; y cuando entres allá en la ciudad encontrarás una compañía de profetas que descienden del lugar alto, y delante de ellos salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando. Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos y serás mudado en otro hombre. Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo…Aconteció luego, que al volver él la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas señales acontecieron en aquel día. Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venían a encontrarse con él; y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos. Y aconteció que cuando todos los que le conocían antes vieron que profetizaba con los profetas, el pueblo decía uno al otro: ¿Qué le ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también entre los profetas?” 1 Samuel 16:14 “El Espíritu de Jehová de apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo, de parte de Jehová”

El rey David: 1 Samuel 16:1 “Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuando llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey”

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1 Samuel 16:12-13 “Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque este es. Y Samuel tomo el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David…”

El rey Salomón: 1 Reyes 1:32-39 “y el rey David dijo: Llamadme al Sacerdote Sadoc, al profeta Natán, y a Benaía hijo de Joiada. Y ellos entraron a la presencia del rey. Y el rey les dijo: Tomad con vosotros los siervos de vuestro señor, y montad a Salomón mi hijo en mi mula y llevado a Gihón; y allí lo ungirán el sacerdote Sacod y el profeta Natán como rey sobre Israel, y tocaréis trompeta diciendo. ¡Viva el rey Salomón!...Y descendieron el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaía hijo de Joiada, y los cereteos y los peleteos, y montaron a Salomón en la mula de David, y lo llevaron a Gihón. Y tomando el sacerdote Sadoc el cuerno del aceite del tabernáculo, ungió a Salomón; y tocaron trompeta, y dijo todo el pueblo: ¡Viva el rey Salomón!”

El rey Joás: 2 Crónicas 23:11 “Entonces sacaron al hijo del rey, y le pusieron la corona y el testimonio, y lo proclamaron rey; y Joiada y sus hijos lo ungieron, diciendo luego: ¡Viva el rey!” y en 2 Crónicas 24:2 dice: “E hizo Joás lo recto ante los ojos de Jehová todos los días de Joiada el sacerdote”

El rey Jehú y el rey Hazael: 1 Reyes 19:15-16 “Y le dijo Jehová: Vé, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria, a Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que se profeta en tu lugar”

El ungimiento sobre profetas únicamente lo encontramos el que efectuó Elías sobre Eliseo, 1 Reyes 19:15-16 “Y le dijo Jehová: Vé, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria, a Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que se profeta en tu lugar”, en 2 Reyes 2:15 dice: “Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron. El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él.” Analicemos los casos del ungimiento ordenado por Dios: En el caso de los objetos del tabernáculo, el ungimiento era la señal de Dios que dichos objetos e instrumentos sería apartados exclusivamente para él. En el caso de los sacerdotes, ellos tenían que ser ungidos con el aceite de unción, elaborado con especias aromáticas específicas, y que jamás hombre alguno debería de hacer una copia para olerlo y aplicarlo, ya que si esto sucediese, debería el tal ser apartado del pueblo, sin lugar a dudas, a través de muerte. El derramamiento era exclusivamente sobre los sacerdotes, en su iniciación. Con esto estaban facultados por Dios para ejercer su oficio. Eran personas apartadas exclusivamente para oficiar los mandamientos de Moisés en el tabernáculo. En los dos casos anteriores, la unción, invariablemente significaba santificación, es decir, consagración exclusiva para Dios. Esto nos debe recordar la posición que tenemos con respecto al servicio de nuestro Señor: Personas, apartadas para Dios y su servicio. En el caso de los reyes, vemos que el ungimiento era efectuado por un profeta: Samuel, Natán o Elías. En el caso de Saúl y David, el ungimiento traía aparejado el Espíritu Santo sobre ellos. Lo que sucedió con Saúl inmediatamente de la venida del Espíritu Santo sobre él, es un hermoso cuadro paralelo de lo sucedido con los cristianos en el día del pentecostés. Tanto sobre el rey Saúl y como sobre el rey David, el Espíritu de Dios cayó sobre ellos. En las Escrituras encontramos que antes del pentecostés el Espíritu Santo, solo venía sobre determinados hombres y circunstancias, y se podía apartar de ellos, como en el caso de Saúl. No obstante desde el pentecostés hasta ahora el Espíritu Santo ha quedado en los cristianos como la señal de garantía de Dios de nuestra redención, hasta la venida del Señor por nosotros. Llegará un tiempo en que será quitado el Espíritu Santo de esta tierra, 2 Tesalonicenses 2:7.

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El ungimiento en el Nuevo Testamento: En 1 Juan capítulo 2, encontramos en el pueblo de Dios la unción del Santo. Esta unción es el derramamiento del Espíritu Santo sobre el cristiano en el momento de su conversión. Antes del pentecostés el Espíritu Santo no estaba en la tierra. El Señor Jesucristo ordenó a los primeros cristianos que esperasen en Jerusalén por poder, el cual sería a través del Espíritu Santo, Hechos 1:4 y 8 “y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre…” “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo…” El día de pentecostés el Espíritu Santo descendió en cumplimiento de la profecía de Joel, Hechos 2:16-18 “Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu y profetizarán”. Romanos 5:5 “…Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”. Las Escrituras son claras que el Espíritu Santo ya fue derramado, al igual que el aceite de la unción, sobre el cristiano. La Biblia enseña que nosotros somos templo y morada el Espíritu Santo, 1 Corintios 3:16 “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” Los versos de 1 de Juan capítulo 2, que hablan sobre la unción del Santo, se refieren a la obra del anticristo en esa época, en la cual había doctrinas que negaban a Jesucristo, es decir, su divinidad y obra; y que él cristiano por la presencia de Espíritu Santo sobre él, puede conocer las razones de tanta doctrina falsa. El pasaje está enseñando la capacidad, por el Espíritu Santo que mora en nosotros, que tenemos los cristianos para reconocer lo falso y conocer la verdad. La unción del Espíritu Santo, es decir su derramamiento no es una obra de Dios que se sucede después de la conversión, sino, en el mismo acto de ella. La unción permanece en el cristiano, no es algo que vendrá después en él. Tampoco la unción es por la obediencia a los pastores, líderes religiosos o autoridades y que cómo premio Dios la otorga, algo totalmente antibíblico. Tampoco la unción del Espíritu Santo es un “poder místico o emocional” que se siente en determinada reunión. Ningún hombre tiene el poder de dar o repartir el Espíritu Santo, o la unción como la religión neo-pentecostal la llama, ni tampoco “atascarla” en el individuo, dándole cada vez “más, más, más…..más” hasta que quede extasiada y pierda el conocimiento. Los reyes puestos por Dios y los sacerdotes debían obligatoriamente ungirse. En Apocalipsis 1:6 encontramos que a nosotros nos hizo reyes y sacerdotes, por lo cual, también debemos ser ungidos y ahora con el Espíritu Santo, sin ello no podríamos ejercer el oficio y el puesto dado por Dios a su pueblo. El Espíritu Santo da poder, pero, el poder para testificar, para ser testigo de Cristo, tal como vemos que sucedió en el pentecostés y después de él, en toda la historia cristiana. Este poder de testificar fue el que prometió el poderoso Señor Jesucristo a su pueblo, y solo viene a través de su Espíritu bendito “pero recibiréis poder…y me seréis testigos en Jerusalén, en todo Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” A Dios sea la gloria, el imperio, el poder por los siglos de los siglos. Amén.