La Unidad Familiar

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Ha sido conferido sobre el consejo de los Doce y los Asistentes a los Doce, una autoridad sagrada y particularmente significativa en el poder para sellar. Por medio de este poder, se da la autoridad para sellar esposo a esposa, esposa a su marido, y en algunos casos, después del matrimonio civil, hijos a sus padres. Yo no considero ninguna parte de mi responsabilidad con más reverencia, o quizá, con igual reverencia o con el mismo sentimiento de obligación, que doy a este poder. El poder sellador también es delegado a los presidentes de los templos y a algunos hermanos escogidos que obran en los templos. El poder sellador en el templo es el comienzo de uniones eternas. No es raro que nosotros tengamos la oportunidad en el templo o a veces en nuestras oficinas, de conocer a jóvenes parejas quienes están por casarse y de aconsejarles sobre la importante responsabilidad que viene con el matrimonio y con la vida familiar. Me pregunto si quisieran imaginarse conmigo que una de tales parejas estuviera ante nosotros y que nos han hecho la siguiente pregunta: "Díganos por favor,¿qué nos espera? Y dénos, por favor, algunas palabras de consejo y de guía con respecto al matrimonio que ahora, vamos a compartir." Ahora, puedo ver que este consejo para un nuevo esposo y esposa sería un poco tarde para algunos de ustedes aquí en esta congregación. Espero que puedan, con respecto de lo que se diga, estimar o evaluar, no el camino que les espera, pero el sendero que han caminado y tomar de estas sugerencias alguna gran satisfacción o tal vez, encontrar una sugerencia para sus hijos y los hijos de sus hijos para que ellos también puedan recibir las bendiciones que vienen al casarse en el templo. Lo que diría a esta joven pareja, lo diría - no por vía de sermón o discurso - sino por vía de consejo. Primero que todo, su compromiso ya terminó. Su cortejo, aún que parezca extraño solo esta empezando. Mientras que se arrodillan en el altar y las palabras del sellamiento son pronunciadas, ustedes son oficialmente sellados el uno al otro como esposo y esposa por tiempo y eternidad. Hay vanas responsabilidades básicas que deben considerar seriamente. Quiero hacerles hincapié en que esta es una ordenanza religiosa, una ordenanza de religión, es solo incidentalmente una ordenanza civil. Esto cumple con todo lo que es necesario de acuerdo con los estatutos civiles, pero el matrimonio fue ordenado en los cielos. Recordarán que cuando la apropiada autoridad se ejerce, "...lo que liguéis en la tierra, será ligado en los cielos; y lo que desatéis en la tierra, será desatado en los cielos." (DyC 127:7). A medida que aceptan las responsabilidades de esta gran oportunidad, de esta gran aventura, entonces, es cuando se darán cuenta de que es una ordenanza religiosa. Yo les sugeriría, siendo que ahora ya son cónyuges y en el umbral de todas las experiencias de la vida, que regresen al templo pronto, cuando ya no están tan involucrados emocionalmente. Estoy seguro que no van a captar mucho el significado de su propia ceremonia, pero regresarán ustedes, con cabeza mas fría, como testigos en una ocasión con un amigo o un pariente, cuando puedan escuchar mas cuidadosamente mientras la ordenanza de sellamiento es realizada. Creo que en ese momento encontrarán algo 1 LA UNIDAD FAMILIAR EL CORAZON DE LA IGLESIA Elder Boyd K Packer

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Mensaje del Elder Boyd K. Packer

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Ha sido conferido sobre el consejo de los Doce y los Asistentes a los Doce, una autoridad sagrada y particularmente significativa en el poder para sellar. Por medio de este poder, se da la autoridad para sellar esposo a esposa, esposa a su marido, y en algunos casos, después del matrimonio civil, hijos a sus padres.

Yo no considero ninguna parte de mi responsabilidad con más reverencia, o quizá, con igual reverencia o con el mismo sentimiento de obligación, que doy a este poder. El poder sellador también es delegado a los presidentes de los templos y a algunos hermanos escogidos que obran en los templos. El poder sellador en el templo es el comienzo de uniones eternas.

No es raro que nosotros tengamos la oportunidad en el templo o a veces en nuestras oficinas, de conocer a jóvenes parejas quienes están por casarse y de aconsejarles sobre la importante responsabilidad que viene con el matrimonio y con la vida familiar.

Me pregunto si quisieran imaginarse conmigo que una de tales parejas estuviera ante nosotros y que nos han hecho la siguiente pregunta: "Díganos por favor,¿qué nos espera? Y dénos, por favor, algunas palabras de consejo y de guía con respecto al matrimonio que ahora, vamos a compartir."

Ahora, puedo ver que este consejo para un nuevo esposo y esposa sería un poco tarde para algunos de ustedes aquí en esta congregación. Espero que puedan, con respecto de lo que se diga, estimar o evaluar, no el camino que les espera, pero el sendero que han caminado y tomar de estas sugerencias alguna gran satisfacción o tal vez, encontrar una sugerencia para sus hijos y los hijos de sus hijos para que ellos también puedan recibir las bendiciones que vienen al casarse en el templo.

Lo que diría a esta joven pareja, lo diría - no por vía de sermón o discurso - sino por vía de consejo.

Primero que todo, su compromiso ya terminó. Su cortejo, aún que parezca extraño solo esta empezando. Mientras que se arrodillan en el altar y las palabras del sellamiento son pronunciadas, ustedes son oficialmente sellados el uno al otro como esposo y esposa por tiempo y eternidad. Hay vanas responsabilidades básicas que deben considerar seriamente.

Quiero hacerles hincapié en que esta es una ordenanza religiosa, una ordenanza de religión, es solo incidentalmente una ordenanza civil. Esto cumple con todo lo que es necesario de acuerdo con los estatutos civiles, pero el matrimonio fue ordenado en los cielos. Recordarán que cuando la apropiada autoridad se ejerce, "...lo que liguéis en la tierra, será ligado en los cielos; y lo que desatéis en la tierra, será desatado en los cielos." (DyC 127:7). A medida que aceptan las responsabilidades de esta gran oportunidad,

de esta gran aventura, entonces, es cuando se darán cuenta de que es una ordenanza religiosa.

Yo les sugeriría, siendo que ahora ya son cónyuges y en el umbral de todas las experiencias de la vida, que regresen al templo pronto, cuando ya no están tan involucrados emocionalmente. Estoy seguro que no van a captar mucho el significado de su propia ceremonia, pero regresarán ustedes, con cabeza mas fría, como testigos en una ocasión con un amigo o un pariente, cuando puedan escuchar mas cuidadosamente mientras la ordenanza de sellamiento es realizada. Creo que en ese momento encontrarán algo que no se aprecia totalmente, incluso por la mayoría de los que han participado.

Voy a hablar sinceramente a los dos y pienso que algunas de las cosas que diré van a ser difíciles de aceptar. Tendrán la tentación, como muchos de nosotros hacemos, de pensar "bueno, nuestro caso es una excepción y queremos ajustar las reglas un poco para acomodarlas a nuestras circunstancias," en vez de tener el coraje y la fe de ajustar sus circunstancias para acomodarlas a las reglas que el Señor ha establecido.

Primero que todo, hoy al ser sellados por tiempo y la eternidad, vienen a ser una familia aparte en los registros de la Iglesia y esta separación es muy real. Todos los lazos que les han atado a sus padres y madres hasta ahora, los desatamos hoy.

Desatamos a todos y reacomodamos algunos. Muchos de ellos los dejamos desatados permanentemente. Es por esto que sus madres estarán llorando hoy. Las madres siempre lloran en los matrimonios. Esa es una de las razones. Ellas tienen otras, pero probablemente esta es la más significativa de todas porque ellas saben, en un sentido muy real, que les están perdiendo y que deben perderlos al llegar ustedes a ser una familia aparte en los registros de la Iglesia.

Quisiera que sus padres se restringieran con respecto a ustedes dos y que los consideraran como una familia aparte. Espero que los vean a ustedes chapoteando en el agua no ahogándose, pero chapoteando y que tengan el valor y autocontrol de abstenerse y no atosigarles con ayuda, sino que les dejen encontrar su propio camino. Si se están ahogando, ese es un problema diferente. Espero que les arrojen una cuerda salvavidas y la amarren en algún lugar en la playa y luego no se queden para siempre a su alrededor tratando de dirigir sus actividades.

Yo puedo aún mencionar que he notado que un gran número de dificultades entre nuestros jóvenes es ocasionado por el exceso de supervisión de los padres con respecto a la selección de un compañero de sus hijos. Los padres tienen que ser muy sabios y muy delicados. Bueno, toda la selección está hecha y al aceptarse el uno al otro, recuerden que ahora ustedes se pertenecen el uno al otro.

Mi joven hermana, usted ha tenido algunas ocasiones muy especiales, íntimas y preciadas con su madre, conversando acerca de cosas sagradas y personales. Ahora,

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todos estos momentos son para su esposo y, muy rara vez y sobre cosas superficiales debe volver a su mamá, tal vez por una receta ocasional o un remedio, pero en todas las cosas sagradas y problemas profundos e importantes, ustedes pertenecen el uno al otro y lo solucionan entre ustedes dos.

Me gustaría mencionar una declaración del Presidente Hugh B. Brown, en el libro, USTED Y SU MATRIMONIO. Déjenme leerles una cita a ustedes dos y quizá les gustaría mostrarlo a sus suegros y parientes quienes no frecuentemente perjudican la felicidad de una joven pareja.

Con cada nave de matrimonio que se hace a la velaDebe haber una llamada de advertencia que es conocida

Por todo viajero del mar. “Todo lo que es de tierraSe baja a tierra”. Con lo cual todos los parientes

deben bajarse del barco del matrimonio y solo regresande vez en cuando y solo como un convidado se quedan por

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Por esta razón, el Señor ha dicho: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y llegarán a ser una sola carne”. (Génesis 2:24). Entonces en este día llegan a ser una familia aparte en los registros de la Iglesia, y esta separación y el grado en que se respete esto, será lo básica con lo que respecta a su felicidad futura.

Quisiera hablarles también, mientras los tenemos hoy aquí, acerca del sagrado poder de procrear. Hoy llegan a ser esposo y esposa, este poder para procrear se les otorga para su uso. En esto, se halla las experiencias más sagradas y más hermosas de la vida, que pueden tomar parte en la creación de cuerpos en los cuales los pequeños espíritus puedan habitar. En esto no hay bromas. Podría haber sido apropiado en su noviazgo de bromear sobre una tercera persona para tratar de introducir en la relación los extraños poderes de los celos. Pero ahora que aceptan este sellamiento, si fuera apropiado, y esto no lo dudo, después del matrimonio no hay lugar. Nunca debe haber ninguna clase de chiste, juego, o broma acerca de estas relaciones sagradas y personales de todas las relaciones humanas.

Ahora, otra vez, ustedes se pertenecen el uno al otro y no sería apropiado hablar de cosas tan íntimas con sus amigos. Por si acaso tienen un problema, entonces pueden hablar con su mamá o a su papá o tal vez con su obispo o su doctor si la cuestión sea de esa naturaleza, pero jamás hablarían de estas cosas sagradas con cualquier persona, con alguien de su trabajo o con la vecina. Estas cosas son sagradas y sobre todo personales.

Ahora, joven hermano tiene que ser digno de Fe. Si su esposa va a tener fe en las cosas del evangelio debe empezar básicamente con usted y no importa donde esté, el tiempo que haya estado afuera, o con quien se esté asociando. En ningún momento tiene el derecho de dar a su esposa una razón, para que tenga falta de fe en usted. Ella tiene que saber implícitamente que bajo ninguna circunstancia sería culpable de infidelidad. Lo mismo se

aplica con usted mi joven hermana. Tiene que entender que no importa cuan lejos esté o cuan solitaria se sienta o las dificultades que tenga; jamás debe haber una palabra, inflexión, un chiste, un comentario, o una sospecha que le daría a él razón de falta de fe en usted.

Con respecto a estas relaciones sagradas a medida que comprendan el sellamiento, llegarán a ver que el Señor desea que vivan juntos naturalmente y que de esta relación hijos nacerán. Ustedes están bajo la obligación no es solo un privilegio de multiplicarse para henchir la tierra y en consecuencia de esto el Señor ha prometido todos los gozos básicos y esenciales. Déjenme citar del profeta, el presidente de la Iglesia, David O. McKay:

“El amor lleva a cabo la felicidad más dulce y consumación más divina en un hogar donde la llegada de los hijos no es restringida, donde son muy bienvenidos y donde las labores de la paternidad se aceptan como colaboración con el eterno creador”. Gospel ideals pág. 469.

Estoy bien consciente de cual es el modelo del mundo, pero no somos del mundo, y aquí está la tentación, supongo que la mayor tentación que enfrentarán su vida matrimonial en seguir el modelo del mundo y ajustar los patrones de la Iglesia para acomodarlos a sus, así llamadas: “necesidades especiales”. Yo les digo solamente y claramente que al hacerlo se colocan bajo la responsabilidad de hacer lo que el Señor no aprueba. Hay que entender que ustedes están bajo la desaprobación del Señor al seguir tales prácticas del mundo. Nuevamente cito al profeta:

“Algunas jóvenes parejas entran en matrimonio y demoran el traer hijos al hogar, están corriendo un gran riesgo. El propósito del matrimonio es el de hacerlo. Yo

admiro están madres jóvenes con 4 o 5 hijos alrededor de ellas, todavía jóvenes y felices” Gospel ideals, pág., 466.

Como Timoteo declaró:

“Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen y críen hijos, gobiernen su casa que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia”.

Entonces dijo, en su día tal como acontece en nuestros días:

“Porque ya algunos se han apartado en pos de Satanás.” 1 Tim. 5:14-15.

“He aquí, herencia de Jehová son los hijos como saetas en mano del valiente así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta” Salmos 127:3-5.

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Hay otro aspecto que es importante para que cada uno de ustedes lo considere. El esposo, el poseedor del sacerdocio, es establecido hoy en este convenio del matrimonio como la cabeza de la familia y el que gana el sustento. Quizá sea difícil para usted, joven dama, reconocer este papel pero su felicidad esta condicionada a él. Le voy a decir claramente, muéstreme una mujer que esta encargada del hogar, que dirige el manejo de todos los asuntos, incluyendo los de su esposo, usted me muestra una mujer así, y yo le mostraré una mujer infeliz. Yo espero que haga una solemne resolución con respecto a este convenio del matrimonio. No niega la democracia en el matrimonio, pero cuando la decisión final se debe tomar, particularmente cuando tiene que ver con la oración y la necesidad de guía especial, entonces usted como la esposa, encarga a su esposo quien poseé el sacerdocio y pone sobre sus hombros la responsabilidad, y luego usted le sigue donde él le guíe.

Con esto, yo le digo, joven amigo, que jamás debe usted ser brusco o descortés de ninguna forma, sea verbalmente o en cualquier otra manera, con esta hermosa joven quien será su esposa y la madre de sus hijos. Es inconsistente con el sacerdocio que se le ha conferido, y al grado en que sea un indigno esposo y un indigno padre, de igual manera será un indigno poseedor del sacerdocio.

Habrá la tentación, para usted, que cuando el presupuesto es limitado o pequeño y los hijos son pequeños en tamaño pero muchos en número, de querer ayudar a su esposo en el sostén de la familia. Esta es la más pobre de todas las economías. Sí usted hace lo que el Señor desea que haga, resistirá la tentación de dejar el hogar y los hijos, y se las arreglará en los fondos que el esposo y padre pueda proveer.

Lo enfatizo al mencionar una experiencia que tuve hace unos dos días. Yo estaba en uno de los campos misionales. El presidente de la misión había llamado con respecto a un problema crítico. El futuro de un misionero estaba en tela de juicio, y su membresía en la Iglesia en peligro. El presidente me pidió que entrevistara al joven. Lo hice, extensamente. Finalmente, desconsolado y asombrado, le pregunté, “¿Por qué lo hizo?” "No lo sé", me contestó.

Al inquirir sobre su pasado, su juventud, su niñez, sus actitudes, sus pensamientos y acciones, finalmente llegué a una pregunta, y entonces--debido a que el patrón es tan común, debido a que lo vemos tanto, debido a que se manifiesta en tantas ocasiones-- en vez de preguntarle, simplemente hice una declaración.

Yo dije, "Su mamá trabajaba, ¿cierto?""Sí", me dijo sorprendido."Ella ha trabajado desde que eras un niño pequeño,

¿cierto?" "Sí", dijo otra vez sorprendido.¿Cómo lo sabía? Este es el mismo patrón que

encontramos tan a menudo. En mi corazón, le tuve como inocente al joven y a sus padres culpables. Durante aquellos

tiernos años, cuando él necesitaba tanto ser nutrido, cuando necesitaba una madre que lo amara y lo atendiera, particularmente cuando no lo merecía, ella estaba fuera trabajando esmeradamente para proveerle las “necesidades" materiales. Ella probablemente dijo, "Tenemos que guardar la apariencia", y entonces estaba ansiosa por que él tuviera clases de música, y bicic1etas y raquetas de tenis, y todo lo demás. Pero lo que él necesitaba en aquellos tiernos años era el amor de una mamá. Una niñera no podría dárselo, ni tampoco una abuelita. Fue privado de eso cuando era un niño pequeño, y, como los adolescentes hacen, cuando tuvo un poco de 1ibertad, buscó la manera de llenar esa necesidad. Y como sucede tan a menudo, él encontró el más feo de todos los substitutos y ahora se había descalificado para el servicio en el ministerio, y había abierto la puerta para que una tragedia inmensa viniera sobre sus padres.

Entonces esto les digo, mis queridos novia y novio, para que se cuiden contra la tentación de substituir los logros materiales por las cosas más sagradas y bellas e importantes que pueden traerles a sus hijos cuando vengan a unirse a su familia.

Cito de Doctrina y Convenios y les pido que lo lean ocasionalmente, mientras planean su patrón de vida:

Y además, de cierto os digo que todo hombre que tiene la obligación de mantener a su propio familia, hágalo (Yo agrego aquí; entre paréntesis para su beneficio, el Señor no dice: "Que ella le ayude"), y de ninguna manera perderá su corona; (y entonces, una expresión sumamente importante) y obre en la iglesia. (DyC 75:28)

Usted, mi hermosa joven hermana, será el corazón del hogar. Será su responsabilidad ser la madre, y tendrá una influencia mucho mayor que su esposo sobre sus hijos con el transcurrir de los años, porque tendrá mucho más tiempo con ellos.

Es importante que las mujeres sean capacitadas en el evento de que el esposo sea llevado por la muerte. Bajo tales circunstancias una madre y esposa quizás no tenga otra alternativa que dejar el hogar para buscar empleo, pero le urjo, sí, le urjo fuertemente, a que resista la tentación de unirse a su esposo en el sostén de la familia.

Voy a leer unas pocas palabras tomadas de la revista de la Primaria, Friend, y les urjo a que tengan esta pequeña revista en su hogar cuando sus hijos lleguen a la edad para que vean las fotos y eventualmente lean las historias. Esta se titula MI MAMA",

A veces cuando llego a casa del colegio, Y mi mamá no se encuentra

aunque yo sé que pronto regresaráno me preocupo mucho,

pero, los muebles me parecen extrañosla casa parece solitaria y tristeY entonces la escucho entrando

Y Oh, que gozo que siento!

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Hermana, permanezca como el corazón del hogar.La actividad de su esposo en el sacerdocio dependerá

grandemente de usted. Le otorgamos hermana, el poder de transformar a su esposo en un líder, una mujer debe saber que con el más pobre material en bruto, con el hombre más simple, ella puede convertirle en un líder, si ella lo desea.

Debe saber, hermana, que su esposo probablemente será llamado a posiciones de liderazgo. Supongamos que el próximo año sea llamado a servir en el obispado de su barrio. Es miércoles por 1a noche y ustedes iban a viajar sesenta kilómetros a otra ciudad a visitar a su madre. Su hermana a quien no ha visto en varios años iba a venir también, y las tres hablan planeado pasar una deliciosa noche juntas. De repente suena el teléfono. Es el obispo, "El presidente llamó, hay una reunión especial de obispados esta noche." Llega su esposo a casa y le dice, "¿Estás lista?”.-"Cambié de parecer, no voy esta noche. Llamó el obispo y hay una reunión especial de obispados."

Le verá apoyar su mano en la mesa con mucho énfasis y decir en solemne declaración: "Pues, yo no voy a ir". Usted le dirá "Si, mi amor, si irás".

Usted sonreirá y colocará su comida en la mesa, lo mimará un poco, lo animará, y lo acompañará al vehículo, y una vez en camino a la reunión, usted irá a su cuarto a llorar. Debe saber que sí usted suelta una lágrima, o parece un poco disgustada, o muestra su desilusión, aunque tenga razón, causará que él se incline más hacia usted que a su responsabilidad y obligación al sacerdocio.

Creo que también debo predecir que usted será una viuda de vez en cuando, pero hay muchas clases de viudas. Hay viudas de los salones de billar, de los entretenimientos, del golf, de la cacería, de la pesca, del tiro al blanco, y sí tiene una preferencia, creo que cuando ya sea mayor, estará agradecida por que solo ha sido, en ocasiones, una viuda de la Iglesia. Esa soledad que ha sufrido, mientras él ha estado en su obligación del sacerdocio, lo ha traído, en gran medida, más cerca a usted.

Ahora, con respecto a su ocupación, apenas se está graduando de la universidad, yo entiendo. Ha tenido algo de preparación. Tiene un gran interés en su trabajo. Yo puedo predecir que tendrá éxito y que sostendrá bien a su familia, pero déjeme darle una palabra de advertencia. Su ocupación debe ser un factor que contribuya hacia el objetivo más importante de construir su hogar y su fami1ia, y no el objetivo mayor, alrededor del cual todo lo demás gira. Admitimos que hay ocasiones en las que debe ser trasladado por su empleo y que muchos de los aspectos importantes de la vida familiar serán afectados, en cierta medida, por su ocupación como “el sostén de la familia”, pero nunca debe llegar a ser lo principal, o el eje único, alrededor del cual todo, lo que es importante para usted, gira.

Permítame hablarle, también acerca de los hobbies. Le hablo más específicamente a usted como el esposo que a su esposa, porque en esto es más a menudo el esposo el

ofensor. De seguro tendrá interés en algún hobby, debe tenerlo. ¿Pero por qué no usa moderación? Me pongo un poco impaciente cuando veo a un hombre que colecciona algo, o que cría algo, o que esta involucrado en algo, y ese algo le consume más que cualquier otra cosa, incluyendo su familia. Si es el golf, la aviación, los barcos, los caballos, o cualquier otro hobby, mi amigo, le insto a que lo haga con moderación, para que no llegue a ser otra ocupación, y que esto, está bien abajo en su lista con respecto a cosas importantes en la vida. Conozco muchos hombres que tienen hobbies, y son importantes y útiles. Tal vez la vida sería muy monótona sin ellos. Pero frecuentemente vemos un hombre poseído por su hobby, es similar al hombre que come cucharadas de sal, o pimienta, o jengibre, o clavos, o ají, y solo de vez en cuando prueba las papas y los alimentos básicos. Deje que su hobby sea el condimento, el picante, la cosa que hace que la vida sea interesante, pero no sea poseído por su hobby.

Veo que tengo otra cita en un momento y no habrá tiempo para instruirles adicionalmente. Simplemente unas palabras más en conclusión:

Van a tener algunas dificultades en su vida. Saben, si yo tuviera todo el poder que tiene el Todopoderoso, y estuviera dentro de mi alcance el hacer que su camino fuera tan recto y que nunca hubiera una curva, o que fuera tan pulido que nunca hubiera un bache, o que fuera tan despejado que no hubiera obstáculos, por su beneficio, no lo haría; porque, de sus dificultades vendrá el crecimiento. Tendrán momentos de desilusión, aún desesperación. No estarán libres de las enfermedades o aún la muerte, y aún la dura tragedia les puede visitar en esta gran aventura la vida familiar. Pero de estas cosas su amor será más profunda, su testimonio aumentará, su fe crecerá, y su conocimiento del Señor llegará a ser más firme. De ninguna otra manera pueden el hombre y la mujer ganar la aprobación del Señor, y de ninguna otra manera pueden el hombre y la mujer llegar a ser como Dios tan rápidamente como en la vida familiar.

Yo invoco las bendiciones del Señor sobre ustedes, cada uno de ustedes que están aquí, con respecto a sus hogares y sus fami1ias. Es la mas se1ecta de todas las experiencias en la vida. Les insto a que la coloquen en primer lugar. El núcleo central de la iglesia no es el centro de la estaca, no es la capilla, este no es el centro del Mormonismo. Y aunque parezca extraño el lugar más sagrado en la tierra puede no ser el templo, necesariamente.

La capilla, el centro de estaca, y el templo son sagrados, al que contribuirá a la edificación de la institución más sagrada de la Iglesia --el hogar-- y a la bendición de la relación más sagrada en la Iglesia, la familia.

Doy testimonio que el Señor vive y que el evangelio de Jesucristo es centrado en la unidad familiar, en el nombre de Jesucristo Amén.

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