LA UNIVERSIDAD DEL FUTURO - api.ning.comapi.ning.com/files/O0rRt4kCpsqY2xepijJwiGu5M95OgjL... ·...
Transcript of LA UNIVERSIDAD DEL FUTURO - api.ning.comapi.ning.com/files/O0rRt4kCpsqY2xepijJwiGu5M95OgjL... ·...
Ponencia aprobada en el 7° Congreso Internacional de Educación Superior, Universidad 2010, organizado por el Ministerio de Educación Superior y las Universidades de la República de Cuba
LA UNIVERSIDAD DEL FUTUROi
El punto de partida es la reflexión sobre la transición de la universidad característica de la sociedad capitalista a la universidad que demanda la sociedad postcapitalista, en términos del uso y valor del conocimiento. Sin embargo, intenta visionar más allá de la sociedad del conocimiento, revalorizando los temas y problemas sociales del futuro, del cual deberá ocuparse la universidad, entre los cuales, sin duda, el principal será las vinculaciones y desvinculaciones epistemológicas a partir de nuevos paradigmas, con el telón de fondo de los límites de la ciencia y sus relaciones con las ideologías.
INTRODUCCIÓN
Inicialmente el ensayo hace la reflexión que el valor del conocimiento como
tema quedó al margen de la economía clásica, cosa que puso en evidencia la
época actual, caracterizada por revoluciones tecnológicas basadas en la
electrónica, la ingeniería de sistemas y las telecomunicaciones.
Es en tal marco que surge la pregunta sobre el papel de la universidad en la
sociedad de hoy, permeada por la construcción de conocimientos y su gestión,
lo que exige un replanteamiento del modelo tradicional de universidad.
A pesar de que la universidad del Tercer Mundo no supera su carácter
pedagógico y por tanto no ha entrado en la sociedad del conocimiento, en
donde predomina la gestión del conocimiento con base al desarrollo de la
actividad investigativa, el futuro inmediato nos pone ante una nueva etapa de la
universidad, que estará caracterizada por su dimensión trascendente, ligada a
la crisis de la modernidad. Dicho de otra forma, la universidad tercermundista, a
pesar de los avances modernizadores, no ha alcanzado la plenitud de la
modernidad y ya tiene que enfrentar la postmodernidad, de la misma manera
que no hemos superado la agricultura extensiva, con un incipiente desarrollo
agroindustrial y sin embargo estamos avanzando en el área de la
biotecnología.
Es de señalar que la organización social del proceso de producción de
conocimientos plantea un cambio de paradigma en la forma como se desarrolla
la actividad científica, pues cada día se hace más evidente su carácter social,
de tal manera que el sujeto de la ciencia ya no solo es el individuo, sino los
grupos, colectivos y redes de investigación.
Luego, se sitúa la universidad en el contexto de la globalización, señalando los
peligros de un intento de unificación en lo económico, político, cultural y
espiritual, que resquebrajaría los límites de la ciencia y por tanto sus
diferencias con otros tipos de conocimientos.
Por las anteriores razones se hace un llamado a volver a pensar los propósitos y fines
de la universidad, más allá de ser un mero apéndice del aparato productivo, pues las
situaciones de crisis social la obliga a desarrollar lo que hoy es la proyección social,
llamada antes extensión, y, en el futuro, desarrollo social. Así que su mayor reto será
darle sentido al mundo y por eso será escenario de diversidad de nuevas teorías e
ideologías.
EL VALOR DEL CONOCIMIENTO
Históricamente se ha percibido el conocimiento como el insumo de un proceso
de formación o instrucción que capacita a la persona a ejercer una actividad
productiva o un oficio determinado; así que el valor del conocimiento está por
fuera de lo que se materializa como actividad productiva. Esta es la principal
razón de lo difícil o caprichoso que es la fijación de honorarios profesionales y
de la imprecisión de la fijación del valor de un producto o servicio en cuanto a la
cantidad y calidad de conocimientos que están contenidos en ellos.
Lo que hoy se llama sociedad del conocimiento se deriva de la conciencia del
valor económico del conocimiento; es decir, del valor de un producto o servicio
de acuerdo al conocimiento contenido en ello.
La teoría marxista clásica reconoció que el valor de una actividad productiva
era proporcional a la cantidad de trabajo necesario contenido en ella; a su vez
el valor de la fuerza de trabajo está en proporción al costo de la reproducción
física y social de la fuerza de trabajo. Sin embargo, cuando esta teoría se
refiere a los cuadros profesionales no se precisa el valor del conocimiento, ni
mucho menos del valor de la mercancía como proporción de los conocimientos
contenido en ella.
Era obvio que el valor del conocimiento hubiese quedado vedado para la teoría
económica clásica, debido a que esta tomó como modelo de desarrollo la
sociedad industrial, en la que sólo podía percibirse el valor de la producción a
partir de la proporción del valor de las fuerzas productivas materiales; es decir,
del valor de los medios e instrumentos de producción, y de la fuerza física de
trabajo.
El desarrollo económico moderno tuvo una segunda revolución industrial, pero
esta vez no basada en la mecánica sino en la electrónica. La electrónica y la
ingeniería de sistemas hizo percibir claramente el valor del conocimiento, pues
de un lado puso el hardware y del otro puso el software; y más reconocimiento
ha adquirido el conocimiento como factor productivo a partir del predominio del
software sobre el hardware, ya que no solamente genera mas ganancia y
empleo la segunda actividad sino que esta es básicamente de conocimiento.
Si la inteligencia está posicionándose cada vez más como un factor productivo,
el futuro económico está asociado a la productividad de la inteligencia. La
productividad de la inteligencia se logra a partir de la investigación y del
desarrollo y gestión del talento humano que se ocupa en tal actividad; esto es
lo que explica la correlación entre la inversión en ciencia y tecnología y el
desarrollo económico de los países.
Al emerger claramente la inteligencia como factor productivo surge una serie de
desarrollos disciplinarios alrededor de éste; por eso hoy en la literatura de
Administración de Empresas se habla de productividad del conocimiento,
gerencia y administración del conocimiento, entre otros conceptos.
Producir conocimientos es un reto de las universidades del Tercer Mundo, pues
están basadas en la docencia. Sin embargo para las instituciones que buscan
meterse en la ola del desarrollo mundial deben tratar de insertarse en esta de
manera eficaz y eficiente.
Todos sabemos del rápido desarrollo económico alcanzado por los países de la
Cuenca del Pacífico, con Japón a la cabeza, gracias a que pudo meterse a
tiempo en la ola tecnológica; pero no solamente se debe a ello, sino al
aprovechamiento de concepciones administrativas que permitían este rápido
desarrollo.
Lo anterior conlleva a que las universidades tercermundistas deban crear o
adoptar formas altamente productivas de generación de conocimiento; así que
hay un doble reto para estas: el primero, es hacer que la investigación se
vincule con la docencia, por lo menos dándole la misma importancia; y el
segundo reto consiste en adoptar estrategias administrativas eficaces y
eficientes para lograr su rápido desarrollo.
Las organizaciones son las unidades productivas más dinámicas de la
sociedad del conocimiento. Estas han venido desarrollándose dentro de los
cambios económicos ligados a la racionalización de las actividades
productivas, en el marco de la globalización, y el impacto que la tecnología
tiene en ambos procesos.
Sin embargo, paradójicamente, aunque la sociedad actual se caracteriza por la
inversión en conocimientos, como importante factor productivo, y la
dinamización de las organizaciones, como potencializador de este, las
universidades como centros de producción y distribución del saber han
quedado regularmente al margen de utilizar los dos factores productivos
señalados.
Como dice el dicho popular: “En casa de herrero azadón de palo” pues las
universidades del Tercer Mundo comúnmente no funcionan como centro de
producción del saber sino de distribución, y por otro lado son organizaciones
tradicionales, rígidas, descontextualizadas, incomunicadas, poco innovadoras,
y de lenta incorporación de adelantos tecnológicos, con relación a otras
empresas. Así, la empresa educativa está a la zaga de las otras empresas de
su contexto, de allí que por un lado no se constituya en un factor de desarrollo,
y por otro lado tampoco encuentra en el medio apoyo para desarrollarse.
LA ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO
Evidentemente la explosión del conocimiento y de la información en la sociedad
contemporánea está relacionada con el desbordamiento de los procesos de
producción y distribución de saberes, de los marcos tradicionales del sistema
educativo.
La característica fundamental de la construcción de conocimientos en el
capitalismo fue su aplicación a los procesos y productos tecnológicos y al
trabajo. Esto trajo consigo una revolución de la productividad; el conocimiento
era entonces un apéndice de los factores de producción, tales como la tierra el
trabajo y el capital, que se consideraban los elementos fundamentales de la
economía ( Drucker 1994: 19-47).
Sin embargo después de la segunda guerra mundial el conocimiento se viene
aplicando al conocimiento, de tal manera que se constituye en el principal
recurso de una sociedad postindustrial, como lo señala el sociólogo Daniel Bell
( 1973).
Reflejos de este desbordamiento del conocimiento por fuera del marco
educativo y por tanto como un elemento que permea la sociedad capitalista son
los conceptos de “empresa inteligente” ( Herreros de la Cueva, 2000), el de
“capital intelectual” (Ordóñez, 2000), el de “administración de conocimiento” (
Fresno Chavez, 2001), entre otros.
Otros reflejos son la inversión en ciencia y tecnología, que en los países
desarrollados están por encima del 2%, como es el caso de Estados Unidos
que de acuerdo a datos recientes destina el 8% del PIB, mientras que la mayor
parte de los subdesarrollados invierten menos del 1% de este, como es el caso
de Colombia que destina alrededor del 0.4% del PIB a investigación y
Desarrollo ( Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, 1995: 95). De otra
parte, el mayor porcentaje de financiación de la investigación en los países
desarrollados lo hace el sector privado, con una inversión del 87% del total (
Mojica Francisco, 1999).
Hoy son los activos intangibles ( Tissen, Andriessen, Frank, 2000:9) centrados
en el capital intelectual, el núcleo de la economía del conocimiento, lo que
obliga a un proceso de formación durante toda la vida y un permanente
reciclaje de saberes.
La construcción de la economía del conocimiento requiere una nueva persona
educada, con la capacidad de aprender en diversos contextos, la capacidad de
integrarse a diversos contextos, la capacidad de trascender y/o realizarse de
acuerdo al contexto y la capacidad de trabajar o producir dentro de diversos
contextos( Delors, 1996: 96-106)
¿UNIVERSIDAD PARA CUÁL SOCIEDAD?
Teniendo en cuenta los nuevos escenarios de la sociedad del conocimiento,
surgen las preguntas ¿Universidad para cuál sociedad? ¿Cómo debe ser la
universidad del futuro?
Respecto a la primera pregunta, ya se destacaron líneas arriba dos
características económicas de las sociedades más desarrolladas, que
obviamente no son las únicas particularidades económicas ni las más
importantes, pero sí sirven para pensar el papel que deben jugar en estas la
educación, especialmente la educación superior.
Ya se dijo que el conocimiento y la información son características
fundamentales de la sociedad actual, al igual que las organizaciones.
Los objetos económicos y las formas de organización social alrededor de éstos,
son hechos sociales, en el sentido Durkheim, que permiten entender en gran
parte a los sistemas sociales; es así como la propiedad comunitaria y el
predominio de valores de uso son características de las sociedades primitivas,
de igual forma que las propiedades familiares y la tierra caracterizan las
sociedades señoriales, y la fábrica y las mercancías caracterizan
económicamente la sociedad capitalista.
A pesar de que la propiedad privada y la libertad económica siguen siendo
atributos del capitalismo, actualmente se están produciendo ciertas transiciones
a un nuevo tipo de sociedad. A tales cambios se le ha dado el nombre de
sociedad postcapitalista, cuya característica son las organizaciones, y entre las
más novedosas están las redes, y el desarrollo de los servicios, especialmente
los referidos a la información y el conocimiento.
Está claro entonces que la universidad del presente debe responder a una
economía de organizaciones, que tiende a establecer alianzas estratégicas,
generando redes y bloques económicos; por eso, más allá de los convenios
entre universidades comienza a plantearse la multiuniversidad como una nueva
forma o estilo organizativo de estas; además hoy los bienes y servicios
adquieren su valor no sólo en razón de los factores productivos tradicionales,
como los medios e instrumentos de producción, sino cada vez más en aspectos
intangibles, tales como el conocimiento, la información, la novedad, el prestigio
y la satisfacción.
Estos cambios sociales son los que están llevando a que la literatura
económica de la sociedad actual tienda a reemplazar términos como
mercancías por bienes y servicios, fábrica o empresa por organizaciones,
capitalismo por postcapitalismo. Este es el marco social del cual debe emerger
un nuevo tipo de universidad.
Desde una perspectiva económica las universidades tradicionales funcionan
similarmente a las fábricas y /o empresas, pues estas adquieren materia prima
y medios de producción que los operarios reelaboran, para luego entregar a la
sociedad un producto. La materia prima son los paquetes instruccionales, los
medios de producción son los recursos didácticos e instalaciones, los operarios
son los docentes y el personal administrativo de apoyo que lo administra y lo
hace funcionar; los productos son los títulos que se otorgan.
El objeto económico es entonces la enseñanza, pues se compra el saber ya
elaborado y se vende organizado en empaques que son los programas. Así las
universidades tradicionales no producen o fabrican conocimiento, solo los
adaptan y distribuyen. Las universidades pasarán de ser organizaciones que
enseñan a organizaciones que aprenden, y esto plantea un cambio en la
concepción de universidad. Un aspecto de este cambio es que los principales
clientes de las universidades son los estudiantes, quienes pagan para que les
enseñen y no para producir conocimientos. Si la Universidad fuera una
organización que aprende, entonces los clientes serían todos aquellos que no
les basta el saber que ya se tiene, sino que requiere generar nuevos saberes;
esto lleva a que la demanda no esté centrada en la docencia sino en la
investigación.
Lo que explica que en los países desarrollados la actividad investigativa se ha
estado concentrando en las organizaciones y desde estas se vienen
promoviendo el desarrollo científico y tecnológico, es el hecho de que las
universidades se han ido quedando en la repetición de saberes y no en su
producción.
Hoy se habla de Universidad de Investigación, a pesar de que esta es una de
las funciones básicas de la educación superior; pero lo que se quiere enfatizar
con ello es que las necesidades sociales están demandando un cambio en la
concepción de universidad, pues se concibe más como una fábrica de
conocimientos que como un depósito o almacén de este.
Pero no solamente cambiará el tipo de universidad sino su forma de
organización; por eso uno de los símbolos de la época capitalista era la fábrica,
pero la época postcapitalista tiene otros símbolos, tales como los consorcios,
los cluster, las redes, los bloques, que se expresan muchas veces en
organizaciones supranacionales.
El actor económico del capitalismo clásico era el individuo, pero el actor
económico del postcapitalismo es la organización; así, el científico era el
símbolo académico del capitalismo clásico, de igual manera cómo la
comunidad científica viene posicionándose como símbolo académico en el
postcapitalismo.
Las universidades clásicas eran entes majestuosos, monumentales y solitarios,
que no compartían su fama con nadie, pero estas actualmente están en peligro
frente a la creación de bloques de universidades, de tal forma que ya se habla
de las “multiuniversidades al estilo de las grandes corporaciones” ( Escotet,
1993:81).
CARACTERÍSTICAS DE LA UNIVERSIDAD DEL FUTURO
La universidad del siglo XXI se caracterizará por la implementación de algunos
principios estratégicos:
En primer lugar la universidad del futuro será integradora; pues ella debe
resolver el vacío entre la docencia y la investigación, entre la disciplina y la
interdisciplina, entre la educación y la sociedad, entre los conocimientos y los
intereses.
De otra parte la Universidad del siglo XXI tendrá que reorganizarse, de tal
forma que pase de ser una entidad de distribución y reproducción del saber a
otra orientada a la construcción de conocimientos.
La universidad del futuro tendrá que ser flexible, pues las nuevas tecnologías,
el proceso de globalización, la ampliación de la demanda educativa, la
vinculación de los sectores empresariales y estatales a esta, son entre otros,
elementos que obligan a ampliar el concepto mismo de universidad.
Otro de los aspectos característicos de la universidad del futuro es su
racionalización; no solamente referida al uso de recursos financieros y
humanos, sino a la eficacia y la eficiencia de los procesos generadores de
conocimientos, y del impacto de estos en la sociedad; esto llevará a que se
hable de economía, administración y gerencia de conocimientos.
Por último, el desarrollo será entendido desde otras perspectivas
epistemológicas, pues la universidad no es una empresa común y corriente,
sino una muy especial basada en el conocimiento. El conocimiento es mucho
más que una mercancía o un producto, pues este no solamente es un factor
productivo, sino un medio de autorrealización. Así, la universidad del futuro
enfatizará la tercera función de la educación superior, que consiste en ser
agente de desarrollo social.
Puede decirse que la universidad tiene tres etapas o fases de desarrollo; la
primera, es la “Universidad pedagógica”, la que enseña, la que prepara para el
ejercicio profesional, la que convierte el conocimiento en una mercancía y hace
de los docentes obreros intelectuales.
La segunda etapa del desarrollo de la universidad es la investigativa; esta es la
universidad de la sociedad del conocimiento; en esta fase el conocimiento pasa
de ser una mercancía a un medio de producción, así que el conocimiento
usurpa el status que antes tenía el docente, quedando este relegado ante el
investigador o fusionándose con éste como docente-investigador.
La tercera etapa de la universidad, en el futuro próximo, será la que intente
resolver problemas muchos más complejos que los empíricos, de las cuales se
ocupan las ciencias; será una universidad que posicionará socialmente a la
filosofía como nunca antes lo ha hecho en su historia; tal sobrevaloración de la
filosofía se deberá al tipo de sociedad al cual debe servir, ya que esta será una
sociedad altamente “culta”, pero también grandemente desencantada con la
ciencia.
De la misma forma como emergieron en la sociedad griega los sofistas,
también lo harán en la sociedad del futuro, pues el mundo griego, después de
la época de oro de la filosofía, que fue la primera sociedad del conocimiento, el
sistema social y con este la filosofía entró en una profunda crisis. Ya hay
síntomas de estos cambios, pues los postmodernos no son otra cosa que los
nuevos sofistas, así que la universidad del futuro será uno de los escenarios
más críticos de la sociedad, pues allí se debatirán nuevamente, cómo en la
época antigua, temas sobre la condición humana y sobre las posibilidades de
nuevas utopías; otro síntoma es que ya existen cátedras sobre el amor, la
ciudadanía y la libertad, cosas que la sociedad tradicional asociaba a los
diálogos platónicos y sólo para aquellas épocas.
La crisis de la modernidad será un tema de primera línea de la universidad del
futuro; en ella deberá debatirse sobre la condición humana, por eso el
conocimiento será entonces un horizonte de sentido, abierto a la diversidad de
saberes, tales como el saber cotidiano, el religioso y el artístico, que hasta
ahora han ocupado en ella un papel marginal.
“La sociedad del conocimiento” que tanto alarde ha hecho alrededor de los
adelantos tecnológicos, lastimosamente dará lugar a la “sociedad del
ofuscamiento”, que para algunos será el fin y para otros será el comienzo de un
nuevo tipo de sociedad.
LA REORGANIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD
Hay que entender el papel de la universidad dentro de un contexto mundial; los
conceptos de universidad nacional, regional o de provincia están seriamente
afectados por los fenómenos de globalización, en varios sentidos:
Globalización económica, política, cultural, ambiental y espiritual.
La globalización económica es un fenómeno de mercado que el ideal capitalista
ha venido forjando, por lo menos en los últimos ciento cincuenta años;
fenómeno que implica que prácticamente ningún país puede hoy sobrevivir sin
estar inserto dentro del mercado mundial; es la razón por qué gran parte de los
países del mundo han quedado a la saga del desarrollo económico, y por qué
las economías socialistas han podido resistir o sobrevivir apenas a la pesada
exigencia de la libertad de mercados.
La globalización política, por su parte, implica que para entrar en el juego de las
fuerzas del mercado, los países deben realizar alianzas estratégicas para
protegerse de la irrupción de otros más poderosos, como también generar
bloques que permitan la conquista de los Estados más pobres; esto ha llevado
a poner entre paréntesis la vigencia del Estado nacional y a poner en el tapete
la necesidad de crear Estados supra-nacionales, e incluso de un Estado
mundial. No hay forma de escapar de la globalización, pues defenderse de esta
implica crear bloques geopolíticos, que determinan que es casi imposible
supervivir aisladamente.
La globalización cultural, por su parte, implica que los hechos culturales con
matices folclóricos y tradicionales, estén quedando al margen frente a la
creación y circulación de la cultura de masas, a menos que los primeros se
sincreticen o adapten para poder entrar en el juego de la demanda cultural de
carácter mundial.
En tal sentido, la ciencia como expresión cultural moderna, pudo establecer o
guardar sus límites frente a los saberes cotidianos, religiosos, empíricos,
vernaculares o tradicionales, aunque tuviese algunos de ellos como trasfondo o
inspiración.
Sin embargo, hoy dentro de lo que puede denominarse tendencia
postmoderna, estos límites o distancias tienden a desaparecer. El peligro de
esto es que la mitología, la escolástica, el esoterismo, el misticismo, además
de la diversidad moral de sus intenciones, sumergen al hombre en un mundo
nebuloso, de subjetivismo y dogmatismo, que en últimas conduce a la pseudo
ciencia. El pitagorismo, el gnosticismo y la alquimia, después de todo no
pudieron sobrevivir al desarrollo científico moderno; a pesar de esto, hoy en
Occidente el hinduismo se posiciona cada vez con más fuerza como el
trasfondo de diversas posiciones epistemológicas, hasta el punto que en las
universidades circulan sin discusión de ningún tipo los discursos de las
llamadas Ciencias de la Nueva Era, recubriéndose o sincretisándose en el
holismo metodológico, en el constructivismo y en la investigación cualitativa,
afectando diversidad de disciplinas, como la física, la medicina, la sicología y
la administración de empresas.
En el futuro próximo la humanidad tendrá que realizar un gran debate,
comparable al de las épocas doradas de la filosofía antigua y moderna, en
torno a los límites de la ciencia, o permitir su permeabilización y/o colonización
por otros tipos de saberes.
La universidad debe ser el escenario propicio para el debate entre dos
tendencias de la construcción científica; una tendencia que exigirá la
demarcación clara de los límites entre episteme y doxa, entre ciencia e
ideología, y otra que defenderá su unificación; lo evidente es que actualmente
está avanzando la segunda tendencia sin que la universidad participe o
propicie su discusión, esto se explica porque la universidad está cumpliendo
más una función docente que investigativa; en los claustros universitarios poco
se discute sobre la validez de la medicina alternativa y bioenergética, o de la
psicologia rogeriana, por citar dos ejemplos.
Otra de la dimensión de la globalización es la ambiental, pues día a día el
planeta sufre deterioro por las formas productivas y el tipo de desarrollo
científico moderno, de tal manera que alguna alteración producida en cualquier
lugar de la tierra repercute en distintos lugares, e incluso en todo el orbe. Los
desequilibrios ecológicos aparte del impacto en la salud y en las actividades
productivas, entre otros efectos, están poniendo en el escenario mundial dos
temas antiguos y que el mundo moderno creyó en un tiempo que podía
superar: El hambre y la sed. Lo curioso de este es que la territorialidad de estos
fenómenos es afectada por factores económicos, sociales y ambientales; pues
se dan, entre otros casos, países que tienen buenas reservas de alimentos a
pesar de tener poca agua y otros que no producen muchos alimentos y
desperdician el agua, como los nuestros.
Es inconcebible que los países del Tercer mundo estén pensando en la
cibernética, cuando la mayoría de su población padece de hambre y sed, y sus
formas productivas son más de carácter primitivas y feudales que capitalistas, a
pesar de contar con potenciales hídricos y tipo de suelos que envidiaría
cualquier país desarrollado. Si no se resuelve el problema del sector primario
de la economía es una locura pensar en los demás sectores; obviamente para
lograrlo será necesario que las universidades del Tercer Mundo enfrenten el
reto intelectual de construir un nuevo concepto de desarrollo.
La globalización espiritual es otra de las manifestaciones del postcapitalismo y
de la postmodernidad, hasta el punto de ser pensada como una megatendencia
dentro de la prospectiva.
El cristianismo y el hinduísmo al parecer son las religiones con mayor influencia
sobre las almas; esta segunda expresión religiosa está conquistando a
Occidente bajo diferentes formas como la yoga, la meditación trascendental,
las terapias alternativas, el ecumenismo, sin hacer evidente su trasfondo
religioso.
Tal parece que estas dos concepciones religiosas se enfrentan a la
globalización de manera distinta, pues la primera está empeñada en la
evangelización mundial, como un medio de creación de un reino celestial, a
través de la fe en Jesucristo, pero la segunda plantea el ecumenismo como
medio racional
de unificación religiosa, que permita o facilite un gobierno
universal, de carácter terrenal.
Estos enfoques distintos de la globalización espiritual hará que en el futuro
próximo, como en la época de Jesús, se genere un enfrentamiento entre la
concepción trascendente de la religión, que concibe la libertad en un plano
espiritual y la concepción terrenal, que concibe la libertad en el terreno político;
así que nuevas luchas religiosas que se creería que desaparecerían con el
desarrollo volverán a reaparecer con mayor fuerza.
CIENCIA Y SOCIEDAD.
La universidad como centro de cultura debe volver a pensar sus propósitos o
fines, para responder a los nuevos escenarios del desarrollo mundial.
Hasta hoy la universidad ha tendido a ser una organización volcada hacia sí
misma, pues su quehacer fundamental ha estado en la enseñanza, y más
recientemente en la investigación. Sin embargo, lo que se le demandará a la
universidad del futuro será pasar a un tercer momento de su desarrollo, que
será el énfasis en su proyección social.
Hasta ahora no hay mucha claridad sobre a qué llamarle proyección social,
pues para muchos es otra forma de decir extensión, que connota una cierta
limosna que la universidad entrega al medio donde se encuentra, o cierta
vinculación en la promoción de la cultura regional, o cierta apertura de
programas de educación no formales, o la capacitación profesional a través de
diplomados y seminarios a profesionales del entorno, entre otras
representaciones. Extensión y proyección, parece significar regalar, colaborar,
o ampliar, pero de ninguna manera replantea la concepción misma de
universidad.
Es cierto que el concepto de proyección social ha tratado de rectificar la
concepción filantrópica y de ampliación de la cobertura educativa, asociado al
concepto de extensión; pero parece que este nuevo concepto sufrirá muy
pronto de obsolescencia, pues ya se viene abriendo paso el concepto de
desarrollo social como función básica de la universidad, en reemplazo de
extensión y proyección social.
El desarrollo social como función de la universidad no implica solamente abrir
la institución a su entorno, para que nuevos actores participen en esta; pues
esto significa que la universidad desborda su papel formativo, para constituirse
en un agente de desarrollo o en un medio de gestión del desarrollo social, a la
par de la empresa y el Estado.
La universidad para tal propósito buscará vincularse a la empresa, al Estado y
a la sociedad civil, pues de no ser así estas instancias sociales usurparán su
papel formativo, para desarrollar sus procesos productivos, transformadores,
funcionales y legitimadores. Es decir, si la universidad deja un vacío en su
función de gestor del desarrollo social, las instancias sociales señaladas
tendrán que reemplazarla; esto explica la proliferación de instituciones no
universitarias que ofrecen soluciones a las demandas sociales, y por qué la
empresa misma desarrolla actividades formativas e investigativas que antes
era del dominio de las entidades de educación superior. Algunos de los
síntomas de la nueva transición de la universidad, es la proliferación de centros
de capacitación y de investigación que no aspiran a ser universidades pero que
tienen un mercado asegurado.
Otra de las características de la universidad del futuro será la exigencia de
constituirse en un centro de orientación para el desarrollo social y humano,
pues la crisis de los paradigmas científicos obligan a que esta busque la
construcción de nuevas utopías, o por lo menos la explicación de su fracaso.
Esto se hará evidente en el futuro inmediato, pues así como en la época de la
revolución industrial los sectores populares culpaban a las máquinas de sus
penurias, en la época post-industrial culparán al desarrollo científico-
tecnológico de muchos de los problemas de la sociedad contemporánea; ya
hay algunos brotes de este reclamo, sobre todo por el impacto ambiental
producido por nuevas tecnologías; otros protestan porque creen que los nuevos
avances en las telecomunicaciones y los sistemas cibernéticos pueda limitar
las capacidades creativas del hombre o lo pueda alienar; otros se quejan de
que muchos productos farmacológicos alivian enfermedades causando otras;
otros se van a los elementos epistemológicos, señalando que el positivismo y la
razón instrumental son los causantes de la marginalidad valorativa y emocional
del hombre contemporáneo, como de la simplificación de la realidad.
La universidad del futuro tiene que enfrentar un reto más difícil que los
enfrentados hasta hoy, pues se le exigirá que dé sentido a un mundo que día a
día pierde su sentido para gran parte de la humanidad.
La orientación de la cultura y la identidad cultural no son temas abstractos,
pues lo que subyace en estos son respuestas para enfrentar problemas
humanos, tales como el tedio, el desamor, la angustia, la desesperanza, el
dolor, las exclusiones y la vacuidad. En el seno de la universidad del futuro
surgirán discursos con la pretensión de encauzar el destino de la humanidad,
con nuevas utopías.
Otro factor, estrechamente asociado al papel orientador es el papel socializador
o integrador de la educación.
La universidad del futuro enfrentará un juicio público, que le demandará
respuestas a las crecientes crisis sociales, pues aún prevalece la idea que la
educación es un vehículo de formación del carácter humano.
Se ha dicho a través de la historia de la educación que la integración social
sólo puede ser gestada desde un aparato socializador desde el cual el
individuo aprende las normas básicas de la convivencia. Así, algunas
instituciones pondrán en sus misiones fomentar la formación integral, otras
seguirán siendo un centro de conocimientos, otras serán escenarios de
debates sobre los fines de la educación; pero de una u otra forma la
universidad del futuro pondrá en escena la temática de la socialización, que es
una función que ha ido desapareciendo del aparato educativo, en todos sus
niveles.
Las preguntas que se gestan permanentemente sobre la relación entre
educación y sociedad están planteando la pregunta: ¿ Hasta dónde hay o debe
haber una integración entre ambas dimensiones sociales? ¿ Qué papel debe
jugar la primera, como subsistema de la segunda?. En tal sentido, una de las
ideas que surge es que la educación se ha ido constituyendo en un aparato
independiente de la sociedad, cuando su función esencial es su
interdependencia de esta.
ORGANIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO.
La actividad científica a pesar de la existencia de los paradigmas viene
desarrollándose alrededor del trabajo individual; así regularmente los premios
sobre logros científicos están asociados a personas y no a grupos, al igual que
los descubrimientos; sin embargo, Thomas Kuhn ( 1961) a pesar de establecer
diferencias entre el concepto de paradigma y el de comunidad científica hace
una gran asociación entre tales aspectos de la actividad científica.
Hoy es bastante difícil realizar una separación entre los conceptos de
paradigmas y comunidad científica; pues el desarrollo científico actual se
caracteriza por el trabajo en grupo y la vinculación a redes de investigación.
Como lo señala Gustavo López Ospina (1994:51) Director de la Oficina de
Enlace de la Unesco en Nueva York, ante las Naciones Unidadas, “ La
concertación mundial para la producción de conocimientos se ha impuesto
internacionalmente, tal como lo muestran distintos programas que han
alcanzado resultados altamente positivos, por ej: Programa Genoma Humano,
iniciado en USA en 1987 y en el cual están asociados más de 250 laboratorios
de excelencia internacional”.
Frases y términos como construcción social de conocimientos,
intersubjetividad, acción comunicativa, saberes colectivos, interestructuración
del conocimiento, redes de investigación, seminarios investigativos, perspectiva
dialógica del conocimiento, triangulación, son entre otros, indicadores del
carácter social del conocimiento al igual que están indicando un cambio en las
formas de organización del conocimiento.
La ciencia se ha constituido en objeto de estudio para la sociología debido a
que se está percibiendo como una actividad social; la sociología del
conocimiento y la sociología de la ciencia es muestra del desarrollo de esta
representación.
La organización, a su vez, es uno de los nuevos temas de la sociología; por
eso las organizaciones del conocimiento emergen como un nuevo objeto de
estudio, para la búsqueda de estrategias de desarrollo de la actividad científica.
De esta forma, surgen como niveles de organización de la actividad científica
las comunidades científicas, las redes de investigación, los colectivos y grupos
de investigación.
Aunque podría hablarse de varios tipos de comunidades científicas, se
destacan las conformadas por grupos amplios de especialistas en un tema, que
comparten además una posición teórica o conceptualizaciones similares.
Las redes científicas son sistemas de intercambio y distribución de la
producción científica, que permiten a los investigadores su permanente
actualización y presentación de resultados a sus colegas.
Los colectivos de investigación son conjuntos de grupos de investigación, que
bajo la modalidad de seminarios de investigación facilitan el surgimiento y
desarrollo de la actividad investigativa a través de procesos de construcción
colectiva de conocimientos, a partir de macroproyectos con una misma base
teórica. Son apropiados como estrategia de desarrollo de las líneas de
investigación.
Los grupos de investigación son unidades de diferente tamaño, para desarrollar
uno o más proyectos de investigación.
Las características sociales que ha adquirido la actividad científica lleva a
plantearse algunos aspectos relacionados con la productividad, administración
y gestión de los diversos niveles de organización científica. Por eso no es
arriesgado asegurar que en el futuro las universidades que más pronto tendrán
desarrollos investigativos serán aquellas que sean capaces de organizar la
actividad científica con los criterios de productividad, eficacia y eficiencia que
se tienen en otros tipos de organizaciones.
NUEVOS PARADIGMAS
La universidad del futuro planteará el tema de las vinculaciones y
desvinculaciones epistemológicas entre la teoría analítica y la teoría crítica de
la ciencia, entre el positivismo y la hermenéutica, entre la simplificación de la
realidad y su complejidad.
El punto crítico de la superación de los paradigmas epistemológicos será
reconocer la existencia y vigencia de la pluralidad de concepciones científicas
de la realidad, aunque el diálogo entre estos generará avances hacia un
concepto más integral de la ciencia, en la que el método científico no se
conciba como patrimonio de una escuela filosófica.
Las identidades y diferencias entre los tipos de conocimientos que brotan de la
filosofía, la ciencia y la ideología hará que se debatan los límites de la ciencia;
pero a diferencia de las pugnas históricas entre empirismo y racionalismo y
entre las ciencias naturales y las sociales, cobrará también fuerza la
perspectiva dialógica, como intento de integración epistemológica, de la misma
manera como el positivismo, el realismo científico e incluso la fenomenología
intentaron superar de cierta forma las inconciliables diferencias y exclusiones
entre el idealismo y el materialismo.
Sin embargo no habrá una sola concepción de lo dialógico. Alguna de estas,
tratará de establecer acuerdos mínimos entre diferentes concepciones
científicas, pero no dejará desdibujar los limites de la ciencia y sus diferencias
con la filosofía y la ideología, aunque inevitablemente no sea impermeable a
tales tipos de conocimientos; sin embargo, rechazará enérgicamente su fusión,
puesto que tal cosa acarrearía una situación similar a al oscurantismo de la
edad media.
No obstante, a pesar de los esfuerzos de algunos intelectuales equilibrados el
paradigma dialógico tendrá también otras lecturas, de la misma forma que la
dialéctica tuvo también interpretaciones filosóficas distintas, puesto que a
nombre de la investigación cualitativa, de la complejidad, del constructivismo,
del enfoque sistémico o del holismo, o de cualquier otra teoría emergente, se
propondrán resolver las diferencias entre el conocimiento cotidiano con el
científico, integrando a la ciencia discursos provenientes de las religiones y de
las culturas, en detrimento de los criterios de objetividad científica, quizá bajo la
excusa de evitar las exageraciones positivistas y empírico-analíticas de la
ciencia moderna, tal como lo vienen pregonando los adeptos de las llamadas
ciencias de la Nuera Era.
La paradoja del futuro no serán diferentes de las paradojas del tiempo
presente, puesto que así como la civilización, el progreso y el llamado
desarrollo se ha forjado sobre la ruina y el despojo de otros pueblos, la
universidad del futuro será el escenario de avances científicos que propiciarán
nuevas revoluciones tecnológicas, y hasta cierto mínimo desarrollo humano y
social para las naciones pobres como las nuestras, pero a su vez con el avance
de la globalización florecerán nuevos paradigmas, que disfrazados incluso de lo
dialógico intentarán la alineación total del individuo y de la sociedad. Será una
paradoja de tal magnitud como la que ocurrirá en el terreno político en la que
se llegará a una especie de comunismo, por la vía del neoliberalismo, como
coronación del proceso de globalización.
La universidad del futuro será escenario de una confrontación que hoy no la
queremos afrontar, puesto que en los últimos signos de vida de la modernidad
se avivará la discusión entre los valores culturales más importantes de
Occidente frente a Oriente; pero en la época de oro de la posmodernidad tal
discusión será resuelta, quizá a nombre de lo dialógico o de lo holístico, a
través del sincretismo cultural y religioso, en la cual la llamada ciencia
occidental, especialmente la física, será permeada por las creencias religiosas
de origen asiático.
El diálogo entre Occidente y Oriente estará dado en que Occidente impondrá a
través de la globalización económica y política un gobierno universal, mientras
que Oriente le aportará gran parte del componente cultural e ideológico de
este. Algunos verán esta simbiosis como necesaria porque se articularían las
concepciones del tener y el ser, ligadas a estas culturas.
La universidad del futuro será protagonista de la crisis de la ciencia, no vista
solamente como el incumplimiento de sus promesas y su impacto negativo en
la ecología y el mundo social. Será una crisis diferente, de carácter estructural,
puesto que volverá a retomarse la pregunta: ¿Qué es en realidad la ciencia? La
respuesta tendrá mucho que ver con el tipo de creencias religiosas y políticas
de quien responda.
NUEVOS PELIGROS
La sociedad del conocimiento está dando lugar a una etapa de desarrollo con
el nombre de bioeconomía, aunque también se piensa que corresponde a un
nuevo modo de producción, sin embargo, por su clara dependencia del
desarrollo científico y tecnológico, especialmente de la cibernética se encuentra
inmersa en la sociedad del conocimiento.
Se considera el nacimiento de la bioeconomía el año de 1953 cuando Francis
Crick y James Watson identificaron la estructura del ADN. Gracias a esto hoy
muchos alimentos son modificados genéticamente y se identifican algunas
enfermedades hereditarias.
El desarrollo de la ingeniería genética aplicada al agro ha generado el aumento
de la productividad por hectárea, el fortalecimiento de las plantas a condiciones
climatológicas adversas y a las plagas, prescindir de pesticidas y herbicidas
dañinos para la salud, pero también dentro de los peligros están que se
transfieran al ambiente los genes modicados y el impacto económico negativo
en los países subdesarrollados,
De igual forma la ingeniería genética aplicada al mundo animal ha dado lugar a
los animales transgénicos para su uso en medicamentos y la donación de
órganos para los llamados xenotransplantes.
La clonación es sin duda la principal preocupación de esta economía, al mismo
tiempo que la identificación de enfermedades hereditarias es su mayor bondad.
Así que entre las mayores ventajas de la bioeconomía, será el desarrollo de la
medicina preventiva.
El patentamiento de genes y seres vivos ha sido una consecuencia del
desarrollo de la biotecnología. La pregunta que nadie quiere hacerse ¿Se
clonarán seres humanos para utilizar sus órganos, o con fines científicos
experimentales, o de carácter militar? Hoy nos parecerá improbable y hasta
imposible, pero acaso no era inconcebible décadas atrás que un Estado
aprobara matrimonios de homosexuales? . Casualmente en el momento de
culminar este artículo Caracol Noticias informó que Brasil ha completado el
mapa o estructura genética del café y que en Inglaterra se dio aprobación para
la clonación de seres humanos al nivel de células madres, con fines
medicinales como el tratamiento de la diabetes. (Caracol Noticias T:V. Agosto
11, 12:30 pm)
Evidentemente que con el desarrollo de la biotecnología y sus expresiones
también se viene desarrollando la bioética para ponderar los perjuicios, costos,
riesgos y beneficios en las decisiones que afectan el mundo biológico. ¿Pero
acaso esto ha impedido que los países fabriquen armas biológicas?
NUEVAS SOCIEDADES
La llamada era de la información o sociedad del conocimiento está llevando a
crear las universidades empresariales para la preparación de una fuerza laboral
de clase mundial( Meisler: 2000), empujada por la competencia y demanda que
las mismas empresas realizan como centros de aprendizaje corporativo, ya que
estas muchas veces no pueden esperar la larga formación de un profesional
frente a los continuos cambios e innovaciones que caracteriza la época post
industrial, pues la vida útil del conocimiento técnico-instrumental es cada vez
menor.
Las empresas hoy se ven obligadas a entrar en el negocio de la educación y
las universidades a responder más coherentemente con las exigencias del
mercado, de tal manera que su simbiosis genera las universidades
empresariales, lo que permite vislumbrar más claramente que estamos viviendo
en una economía del conocimiento.
Cuando el desarrollo capitalista y post capitalista haya roto cualquier
resistencia nacional, y por tanto haya penetrado hasta el último rincón del
planeta, los avances tecnológicos permitirán que las jornadas laborales se
reduzcan considerablemente, llevando a generar nuevas empresas que
respondan al manejo del tiempo libre, lo que conducirá a la creación de una
economía del servicio en la que el entretenimiento, la recreación, el turismo, la
salud, la estética, la formación para la vida, se constituyan en productos con
una alta demanda.
Pero: ¿Qué vendrá después? Hoy, en los llamados países desarrollados
comienzan a presentarse problemas psicopatológicos y conflictos emocionales
con efectos sociales nocivos, generados por el aburrimiento, la soledad y el
desamor.
Si la desintegración de la familia monogámica sigue su curso, si se legalizan
los matrimonios entre homosexuales, y por qué no pensarlo entre más de dos
personas de diferentes sexos, si de igual forma se legaliza el consumo de
drogas alucinógenas y además se recomiendan bajo supuestas ventajas para
tratar afecciones psíquicas y biológicas, si siguen proliferando las subculturas
de escape, anárquicas, satánicas, metaleras o de alcantarillas, entre otras
expresiones sociales de la post modernidad, agravado por el vacío ético y
espiritual y la carencia de utopías sociales, producido por la pérdida de
legitimidad y credibilidad de diversas instituciones sociales, de las cuales no
escapan por supuesto las instituciones educativas y las organizaciones
religiosas, a la sociedad del conocimiento y del servicio le seguirá una sociedad
del ofuscamiento o aturdimiento, en la que la búsqueda de la verdad y sentido
será para muchos una tarea infructuosa y para otros la principal necesidad
humana.
Quizá uno de los conceptos más trillados y desgastados en el campo
educativo, por disonancia cognoscitiva y vacío de aplicación, es el de formación
integral. Este concepto sobrevivirá a los espejismos tecnológicos creados por la
sociedad del conocimiento, y comenzará a reclamar llenarse de sentido y
verdad en la sociedad del futuro, llena de esperanzas, temores y peligros.
BIBLIOGRAFÍA
COLECTIVO DE AUTORES( 1994). Reinvención de la Universidad. Prospectiva para soñadores. Santafé de Bogotá: ICFES. COLECTIVO DE AUTORES. (1989) ¿ Qué universidad para qué sociedad? . Bogotá: Colección Investigaciones N°1 Centro de Investigaciones Universidad Distrital Francisco José de Caldas. DELORS J. ( 1996). La educación Encierra un Tesoro. Madrid: Santillana, Ediciones UNESCO. DRUCKER, PETER. ( 1994) La Sociedad Post Capitalista. Colombia: Grupo Editorial Norma. ESCOTET, M.A. ( 1993). Tendencias, Misiones y Políticas de la Universidad. Managua: Editorial UCA. UNESCO. GUTIERREZ L. ( 1990). Universidad Transformación o Decadencia. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia. GUTIERREZ, L. ( 1993). Nuevos estilos de Universidad. Bogotá: Imprenta Nacional de Colombia. Colección Pensadores Políticos Colombianos, Cámara de representantes. MEISTER J. ( 2000). Universidades Empresariales. Bogotá: Mc Graw Hill. SANDOVAL R. ( 1994) La Calidad de la educación. Universidad y Cultura Popular. Santafé de Bogotá: TM Editores, Fundación FES. SOLANA, F. (Compilador), (1999). Educación en el Siglo XXI. México: Noriegas Editores. TIME, MAYO 17, 2000 STAN DAVIS Y CHRISTOPHER MEYER.
www.interciencia.org/ v24_05/otaiza.pdf.
i Miguel Chajín es Magíster en Proyectos de Desarrollo Social de la Universidad del Norte, Especialista en Pedagogía para el Desarrollo del Aprendizaje Autónomo de la UNAD y Sociólogo de la Universidad Autónoma del Caribe. Ha sido docente investigador de las Universidades del Norte, Metropolitana, del Atlántico y Autónoma del Caribe, es par evaluador en COLCIENCIAS y del Programa Iberoamericano de ciencia y tecnología para el desarrollo (CYTED). Líder del Grupo de investigación Potencialidades de Desarrollo en COLCIENCIAS; enlace http://190.216.132.131:8080/gruplac/jsp/visualiza/visualizagr.jsp?nro=00000000001883 [email protected], [email protected]