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INTRODUCCION Cuando hablamos de etiqueta hacemos referencia al vestuario necesario para acudir a determinados actos o celebraciones. Hablaremos de la etiqueta masculina, ya que, propiamente dicha, solo existe la etiqueta masculina, siendo la femenina indefinida, al carecer de unas normas fijas, como las hay en la masculina. Debemos tener en cuenta ciertas normas a la hora de vestir de etiqueta, que vienen determinadas por la hora del día en la que se celebra el acto o ceremonia, y por la solemnidad del mismo. Hay que hablar de dos tipos de etiqueta: la civil, la más utilizada por las personas en general y la etiqueta militar, menos común, que es utilizada por distintos estamentos, militares, aristócratas u organizaciones similares, en ocasiones de gala (uniformes). Si no se lleva una "gran vida social" no será necesario contar en el armario con alguna de estas prendas; la mejor opción es alquilarlo en alguno de los establecimientos dedicados a ello donde los profesionales, ajustarán y adaptarán, en caso de ser necesario, por un módico precio. Además, dada la ocasionalidad de este tipo de vestuario, para la mayoría de las personas, el alquiler del traje, evitará también posibles cambios de talla, de tiempo en tiempo, de modas o de cualquier otra eventualidad que pudiera darse.

EL ESMOQUIN

Se utiliza en acontecimientos sociales que transcurren de noche y no precisan

el uso del frac. Su origen parece remontarse a un traje de corte mi l i tar que se

adaptó a la vestimenta civi l y se di fundió en los

clubes de fumadores de Inglaterra del siglo XIX donde se

exigía este tipo de etiqueta, (smoke = fumar y de ahí el

nombre de la vestimenta).

De qué se compone:

La tela es de alpaca o granito.

La chaqueta es cruzada con una o dos filas de

botones. Las solapas y el forro son de seda. De color

negro preferentemente, salvo en verano que puede

ser beige o blanca y que se usan éstas últimas en actos

preferentemente al aire libre. Si la chaqueta es cruzada

no se debe vestir fajín. Solo se abrocha el botón

superior.

El pantalón es liso y negro con un vivo negro

en el lateral que cubre las costuras. No lleva vuelta en el

bajo.

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La camisa suele ser de hilo o popelín blanco, plisada o lisa, lleva una solapa

de cubrebotones, aunque si éstos fueran a la vista por regla general serían de

perlas. El cuello puede ser de puntas matadas (tipo pajarita) o más

raramente normal. Los puños de las mangas

serán dobles o de tipo francés para facilitar el uso

de gemelos.

No se utiliza cinturón.

Puede utilizarse chaleco de la misma

tela que la chaqueta o de seda, (aunque

existen tendencias modernas de origen

anglosajón que van incluyendo fantasías en

el diseño de

la tela) o un

fajín de

seda negra

o de tonos sobrios haciendo juego con la

pajarita. Si el chaleco se usa no debe ponerse el

fajín.

Se utiliza corbata de pajarita negra que se

coloca por encima de los cuellos o puntas

matadas. La cinta de la pajarita se coloca por

debajo del cuello de la camisa.

Los zapatos serán lisos, de cordones, negros y de

charol. En algunas fuentes bibliográficas se admite

el uso de zapatos de hebilla menos formales.

Los calcetines de color negro serán finos, de hilo o seda y altos.

Se complementa con un gabán negro y bufanda de seda blanca y guantes blancos, de color hueso o grises confeccionados de gamuza o piel.

Si queremos llevar un pañuelo, este habrá de ser blanco, en hilo o algodón, aunque también se ven otras combinaciones de color.

Condecoraciones: en España no se admite llevar condecoraciones en el esmoquin, y es

utilizado en bailes, fiestas y espectáculos, principalmente.

EL CHAQUÉ

La palabra chaqué proviene del francés jaquette. Este tipo de prenda comenzó a ser utilizada a mediados del siglo XIX y era utilizado, en un principio, como indumentaria para montar a caballo en la Corte Británica. Adquiere el nombre de jaquette en Francia. En Gran Bretaña y Estados Unidos se denomina Morning Coat.

Dependiendo de la estación del año se realizará en tela de vigoña para el invierno y de alpaca en verano. El color será negro o gris marengo.

Se utiliza exclusivamente en aquellos actos que tengan lugar entre las nueve de la mañana

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y aproximadamente las siete de la tarde. Son actos sociales relevantes, bodas o funerales de etiqueta. Coloquialmente se dice que "van vestidos de pingüino". Se compone de:

La chaqueta tiene forma de levita larga que comienza su disminución por delante terminando en una especie de faldón por detrás, dando lugar a dos colas que terminan en semicírculo. Es de color negro (el más usado en España) o gris oscuro, gris marengo muy elegante usado fundamentalmente en Inglaterra. Su confección es de vigoña.

El pantalón será de pinzas, de corte clásico, de rayas verticales grises y negras salvo que el chaqué sea gris, en cuyo caso el pantalón también será gris. El bajo sin vuelta. Confeccionado generalmente de cheviot.

La camisa blanca de hilo o popelín puede almidonarse para dar más rigidez. El cuello es normal, tipo inglés o italiano, sin botones. Las mangas con puños dobles para el uso de gemelos.

El chaleco se confecciona de la misma tela que la chaqueta, con una fila de botones o cruzado. Lleva un vivo que puede ser claro en las bodas y actos oficiales que transcurran por la mañana. Si se trata de un funeral el chaleco será negro y sin ribetes. Al igual que en el esmoquin se están introduciendo tendencias americanas en las que el chaleco cambia su cásico color gris por otras tonalidades e incluso estampados diversos.

No se utiliza cinturón. En caso de ser imprescindible se llevan tirantes.

Corbata: es de color gris uniforme o a rayas de dos tonalidades grises inclinadas, con nudo pero de tamaño más pequeño de lo normal, aunque existen bibliografías en las que se describe el uso del nudo windsor. Se denominan corbatas de plastón y se abrochan por detrás. En caso de tratarse de un funeral será de color negro. Puede ir

adornada por un alfiler de corbata con una cabecita de perla.

Los zapatos por norma general son lisos, de cordón v negros, aunque se admiten también cerrados de pala lisa o con hebilla, incluso los botines de media caña.

Los calcetines serán negros, altos y

de hilo.

Condecoraciones: sólo de admiten

en miniatura en el ojal.

Sombrero. Aunque ya no es

frecuente su utilización, el sombrero será de copa,

negro o gris, en pelo o seda brillante.

Guantes. De vestir, de ante u otra

piel similar, de color gris. Son poco utilizados.

Otros complementos muy poco usados hoy en día: el bastón, apenas utilizado; pañuelo, de

hilo, de color blanco y liso, o con iniciales grabadas y flor en el ojal (al gusto del usuario o

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tendencia de moda y en las bodas). Puede complementarse con un gabán negro y bufanda

de seda blanca.

El chaqué no admite condecoraciones (puede lucirse alguna miniatura de las mismas). En las

bodas, es aconsejable diferenciar el color del chaqué del novio del de los testigos.

Los chaqués han evolucionado sobre su "formato clásico" al extenderse su utilización, sobre

todo en las bodas que se consideran de cierto "postín". La parte que más novedades ha

incorporado es el chaleco, dándole un toque de "color" a este tipo de vestimenta. Podemos

verlos en una amplia gama de tonos pastel.

Por ejemplo, se ha "importado" en

cierta medida, la costumbre de utilizar

un chaqué de color gris, que es muy

utilizado en Francia y Reino Unido,

para las bodas y las carreras de

caballos (véase Ascott, por ejemplo).

No obstante, todos ellos son válidos,

siempre que se respeten los principales

componentes del atuendo, y se vista

en su horario (aunque esto tampoco

suele ser muy respetado, sobre todo

en España en el que se ha extendido su

uso a las bodas por la noche).

EL FRAC

Es el atuendo de gran gala. Podemos decir que es la indumentaria masculina de máxima etiqueta. Se utiliza solamente en aquellas ocasiones en que se exige máxima etiqueta. Son actos que se realizan por la noche y en lugares cerrados. Sólo se utilizará de día en ocasiones muy concretas como actos académicos , presentación de credenciales al Rey, canonizaciones...

Se compone de:

La chaqueta se caracteriza porque es corta por delante acabada en dos picos hacia los laterales y termina en dos colas por detrás. Se confecciona en tela de granito de color negro o azul noche. El forro es de seda negra. al igual que el cuello y las solapas. La botonadura es sencilla.

El pantalón, sin vuelta en el bajo, se confecciona de la misma tela que la chaqueta. Las costuras laterales se tapan con un vivo de unos dos

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centímetros de ancho doble de seda.

La camisa será de seda o popelín con botones planos o perlas. La pechera va almidonada al igual que los puños, que son dobles para facilitar el uso de gemelos o botones de perlas. El cuello es de puntas matadas. La abotonadura puede ser de perlas o pequeños brillantes, en algunos casos.

El chaleco es ajustado, cruzado o recto de una fila de botones que suelen ser de perlas. Está confeccionado en piqué, moaré, o seda de color blanco. Sobresale de la chaqueta por la parte inferior delantera en medio centímetro. Sólo se utilizará el chaleco negro cuando sea una visita al Papa o si se trata de actos académicos.

No se utiliza cinturón.

La corbata será de pajarita en piqué blanco. Al igual que el chaleco, será negra sólo en las situaciones descritas anteriormente, ceremonias fúnebres, y para los maîtres de hostelería.

Los zapatos serán negros, de charol y con cordones. Actualmente se utilizan también en piel.

Los calcetines, como en toda ceremonia de etiqueta. Serán negros, de hilo y altos.

Los complementos que admite el frac varían desde un pañuelo blanco de hi lo, sombrero chis tera en seda mate, guantes de piel blancos , capa española hasta una flor en la solapa sólo en ceremonias de boda, gabán y bufanda en seda blanca.

Condecoraciones : Es la única prenda de etiqueta que admite condecoraciones. Se colocan en el lado i zquierdo, a la altura del corazón y en su tamaño original . Si se viste banda, habrá de hacerse por encima del chaleco, s i el acto lo preside un Jefe de Estado es obl igatorio.

Si el tiempo lo requiere, con las prendas de etiqueta podemos vestir encima un abrigo recto, largo, de corte clásico, negro o azul marino, de lana o de cachemir , o bien la muy nuestra capa española .

EL FRAC COLONIAL O SPENCER

El spencer es un tipo de frac, también conoci do como "frac colonial" , que apenas se uti l iza en España. En algunos países anglosa jones es nombrado como "black or white jacket". De característi cas muy simi lares al frac; una de las mayores di ferencias es la chaqueta, que apenas tiene un poco de falda , y en el centro del tal le, acaba en una l igera punta. Al igual que su "hermano" el frac, es una prenda para uti l izar únicamente por la noche, y en ocasi ones de gran gala.

Las prendas básicas que componen este vestuario son:

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El tejido del spencer puede ser en cualquier género en el que se confeccione el frac, (tejido de granito, o granito pólvora, generalmente), e incluso de hilo, con la diferencia que no lleva vistas de seda, como el frac. Los colores siempre oscuros, negro, o azul noche.

El chaleco, blanco, cruzado o sin cruzar, de piqué o moaré de seda.

Los pantalones, iguales que los del esmoquín, con una banda lateral muy estrechita.

La camisa con cuello de pajarita, de hilo o lino fino, con puños dobles para los gemelos.

El lazo negro. La corbata negra, y chaleco negro, son para actos religiosos, académicos y altas ceremonias de los tribunales. La corbata blanca y el chaleco blanco, se utiliza en recepciones, cenas y celebraciones en general de gran gala.

En la cintura faja de seda de color blanco o negro, dependiendo de la ocasión. Si utilizamos abrigo con él, largo, de corte clásico, en negro o azul noche, de lana o tejido similar.

En lo que respecta al resto de complementos de esta indumentaria, zapatos (de charol negro, lisos y de cordones), sombrero (apenas utilizado), guantes, calcetines (finos, negros, de hilo o seda), etc. los mismos requisitos que hemos indicado para las distintas prendas del frac. El pañuelo, si se lleva, de hilo o algodón blanco.

Se utiliza en lugares cerrados, bailes, recepciones, teatro, ópera, etc. Es una prenda muy poco utilizada en casi todos los países. Al igual que el frac, se admiten todas las condecoraciones. Al igual que el frac, el chaleco y la corbata, marcan el tipo de ceremonia-acto al que acudimos.

COMPORTAMIENTO SOCIAL CON LA VESTIMENTA DE ETIQUETA

Cualquier tipo de consideración sobre el uso del traje plantea una cues tión que, por sí misma ya afecta a las distinciones sociales, pues, como observa el sociólogo Pierre Laroque, el tipo de indumentaria ha contribuido a la clasificación social. La existencia de la indumentaria llamada «de etiqueta» es hoy, lejos de clasificar a nadie, utilizada en determinadas ocasiones por personas pertene cientes a cualquier sector social.

Al hablar de indumentaria de etiqueta nos referimos tan sólo a la masculina, ya que la femenina no reconoce, por lo gene ral normas fijas, sino que, por el contrario, sus normas vienen determinadas en cada ocasión por la moda imperante de la época. Y dentro de la indumentaria masculina se excluyen en este lugar, por la misma razón, aquellas prendas que no sean las admitidas tradicionalmente como traje usual de etiqueta.

El uso de las prendas de etiqueta no depende , generalmente, de las personas que asisten a los actos públicos. Por el contrario, corresponde a los organizadores o anfitriones de un acto determinado y, en su caso, a los jefes de protocolo o de relaciones públicas, decidir la clase de indumentaria que deben llevar los asistentes a los actos, según la naturaleza de éstos, la hora en que se celebren o bien el relieve

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que aquéllos quieran darle. Ello se hace saber en el tarjetón, saluda o carta que sirve de invitación. Tratándose de carta, puede indicarse en el texto, mientras que en los demás casos, cuando se envía saluda o tarjetón , en la parte inferior de éste, que acompaña al saluda, se acostumbra a poner una expresión ya convenida.

Las expresiones más usuales son las siguientes:

1. «Se suplica etiqueta» o «Etiqueta suplicada», que significa que el organizador pide se vista de etiqueta sencilla (chaqué, esmoquin, uniforme de etiqueta para militares), aunque no con carácter obligatorio. Caso de ser imposible acceder al ruego del anfitrión, debe vestirse por lo menos «traje oscuro», expresión que también suele utilizarse en forma alternativa con las otras (chaqué o traje oscuro. esmoquin o traje oscuro).

2. «Chaqué o uniforme», expresión que indica que debe vestirse obligatoriamente tales prendas.

3. «Rigurosa etiqueta» o simplemente «Etiqueta», que también tiene un carácter obligatorio.

4. «Frac o uniforme con condecoraciones», expresión también de signo obligatorio.

Por lo general, en las invitaciones no suele hacerse referencia de manera concreta al

indumento de las señoras, aunque es conveniente hacerlo para evitar dudas. Cuando en las

frases antes aludidas se habla de «etiqueta», la hora y la índole del acto determinarán la

clase de vestido femenino, que puede adoptar tres variantes: vestido corto, vestido de cóctel y

vestido largo. Entre estos vestidos y los trajes de los caballeros existe cierta relación, aunque no

rigurosa: al traje oscuro de ellos corresponde siempre vestido corto para las señoras; el

chaqué admite la compañía de vestido corto o de más ceremonia, incluido el sombrero; el

esmoquin puede ir acompañado de vestido de cóctel e incluso de vestido largo; y el frac exige

siempre que las parejas vistan de falda larga. El anfitrión, como ya hemos dicho, tiene la última

palabra.

No hace falta añadir que es una atención que debe tenerse para con los organizadores, por

parte de las personalidades e invitados a los actos, asistir a los mismos vistiendo la

indumentaria que se indica o sugiere en el documento utilizado como invitación.

LOS UNIFORMES CIVILES

Están constituidos estos uniformes por la vestimenta a la que tienen derecho y, a

veces, obligación de utilizar las personas que pertenecen a deter minados Cuerpos o

Corporaciones del Estado. También los funcionarios de otras Administraciones

públicas ajenas al Estado tienen asignados uniformes para uso en determinadas

ocasiones.

Nuestra historia administrativa constituye una buena muestra de cómo el

legislador español dedicó especial atención a regular los uniformes de los funcionarios

civiles. El famoso Real Decreto de Bravo Muril lo de 1852 , que ordenó por primera

vez la función pública, se ocupó de la totalidad de los funcionarios , a los que había

dividido en cinco categorías. El uni forme era símbolo de categoría administrativa y

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las dos últimas categorías de funcionarios no tenían derecho a su uso.

Muy pocas fueron las disposiciones posteriores que reglamentaron la materia de

manera general, que iba a quedar reservada para los distintos reglamentos de los

cuerpos de funcionarios, que empezaron a proliferar. En tre tales disposiciones

merecen destacarse dos: un Decreto de 1942, por el que se crearon el uniforme,

emblemas y distintivos para los funcionarios del Ministerio de Hacienda: y una Orden de

1939, sobre el uniforme de los Gobernadores civiles, que fueron utilizados durante

bastantes años.

Los uniformes civiles son muy diversos, conservando algunos de ellos formas muy

tradicionales, y sobre ellos se llevan los emblemas o distintivos propios de cada

Cuerpo o Corporación. Dado que pueden utilizarse en distintas ocasiones, suele haber

establecidas dos clases de uniformes, uno para diario y otro para vestir de etiqueta

o de gala. En contra de lo que acontece respecto de los uniformes militares, los

uniformes civiles son de uso cada vez menos frecuente. Y casi siempre potestativo.

Hoy día se han convertido en indumentaria que tienen derecho a utilizar los

funcionarios civiles en actos sociales de cierta etiqueta o relieve , pero que en

contadas ocasiones se les exige para actos de servicio.

Puede decirse que casi todos los Cuerpos superiores al servicio de los tres

poderes han dispuesto de uniforme que han tenido el derecho de utilizar, aunque ese

derecho sólo se hubiera ejercido en contadísimos actos de etiqueta y de carácter

privado. En la época recientemente pasada, en que eran frecuentes las recepciones

oficiales, los miembros de aquellos Cuerpos tenían más ocasiones para poder

utilizar los uniformes propios de la Corporación a que pertenecían,

pero, aun en esos casos, cada vez eran más proclives a ir

prefiriendo el uso de la etiqueta civil. Ello no impedía, ni impide,

que a los actos oficiales puedan acudir de uniforme quienes

tienen derecho a ellos, cosa que ocurre cuando el acto es de gran

relevancia. Pero queda constatada la tendencia que va condu-

ciendo a la desaparición del uso de los uniformes civiles.

Lo expuesto, que dicho así, con carácter general, no deja de ser

cierto, registra algunas excepciones. En primer lugar, el uso de las

insignias y medallas que, sin ser condecoraciones, decoran parte del

atuendo de quienes integran un Cuerpo o una Corporación pública

sigue siendo una realidad. Y ese fenómeno se produce no sólo en lo

que se refiere a los miembros de los Altos Cuerpos del Estado, sino

también por lo que respecta a las Entidades públicas territoriales

infraestatales y Corporaciones de derecho pú blico.

Constituyen una segunda excepción algunos miembros de

carreras, cuya función exige la asistencia a determinados actos, que

deben celebrarse con un ceremon ial preestablecido y del que la

normativa o costumbre no permiten prescindir. Es el caso de los miembros de la

carrera diplomática, que se ven obligados a actuar debidamente uniformados

cuando ejercen ciertas funciones (presentación de cartas credenciales. por ejemplo).

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Otra excepción que podría aportarse aquí es la de los miembros de las carreras judicial y

fiscal y secretarios judiciales, que, diariamente, actúan en las salas de las Audiencias españolas

haciendo uso del traje de ceremonia, consistente en la toga, medalla y placa reglamentarias. Lo

mismo puede decirse de los miembros de los Colegios de Abogados y Procuradores de los

Tribunales, que acuden a estrados con el traje de toga que determina la ley.

Y no puede olvidarse que los miembros del Cuerpo Nacional de Policía, instituto armado

de naturaleza civil, tienen el derecho y la obligación del uso del uniforme y de las divisas

identificativas establecidos. Uniforme que puede ser el de gala o el de trabajo: el primero para

actos oficiales y públicos que lo exijan y actos sociales de significación: y el segundo, que se

utilizará u no, en función del destino que ocupen o del servicio que desempeñen. El color del

uniforme es azul marino.

Para terminar, diremos que cuando Diputaciones provinciales y Ayuntamientos asisten en

corporación a algún acto, sus miembros llevan la medalla corporativa y el Presidente el bastón

de mando. Cuando asiste en comisión un número determinado de diputados o concejales,

éstos llevan el botón miniatura de la medalla.

Los funcionarios que llevan armas y que dependen de una Comunidad Autónoma o de las

Corporaciones Locales (Diputaciones y Ayuntamientos) usan también uniforme en actos de

servicio, al uso de los militares.

LOS UNIFORMES MILITARES

Son los que reglamentariamente utilizan los miembros de las Fuerzas Armadas, pues, según

las Reales Ordenanzas, los militares tienen derecho a vestir el uniforme, y su uso será

obligatorio en todo acto de servicio, a no ser que la autoridad militar ordene lo contrario o

dispense de su utilización.

Los uniformes militares son objeto de una escrupulosa regulación, que se produce con todo

lujo de detalles y cuya descripción completa es extensísima. Cada uno de los tres Ejércitos

cuenta con uniforme propio, existiendo otro para los llamados cuerpos comunes.

También cuenta con uniforme Militar el cuerpo de la Guardia Civil.

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En los diferentes uniformes de los Ejércitos y de sus

Cuerpos comunes pueden distinguirse los de diario, de gala, de etiqueta, de gran etiqueta, de trabajo, de instrucción o campaña y especiales. A los efectos de protocolo, sólo nos interesan los cuatro primeros, cuyo uso es el siguiente:

1. El de diario, para las actividades normales del servicio, así como para comisiones, presentaciones y despedidas, y actos militares y sociales en que no se preceptúe concretamente otro uniforme.

2. El de gala, para los actos en los días señalados de gala en festividades de las Fuerzas Armadas, en actos oficiales y actividades militares de marcada significación,

salvo que se ordene otro en los que asista Su Majestad el Rey.

3. Los de etiqueta y gran etiqueta se utilizarán en actos oficiales o sociales no militares en que al personal civil se pida etiqueta, o cuando se autoricen u ordenen expresamente.

4. En el extranjero se llevará el uniforme equivalente al que lleven los militares del país, a menos que éstos no asistan o que el anfitrión pertenezca a las Fuerzas Armadas españolas. En cualquier caso, el Agregado de Defensa de nuestra Embajada podrá adoptar esta norma a las circunstancias locales.

LOS UNIFORMES NOBILIARIOS

Las Órdenes militares y las Corporaciones nobiliarias hoy día no tienen más valor que el que supone su recuerdo histórico. Sus derechos honoríficos quedan reducidos prácticamente al uso de sus insignias, de sus uniformes y, en su caso, de sus hábitos.

Las cuatro Órdenes militares españolas Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa y las demás Ordenes con sede en España; Malta, Santo Sepulcro, San Lázaro, Constantiniana, así como muchas corporaciones nobiliarias, han adoptado uniformes para sus respectivos miembros, cuyo uso era y sigue siendo preceptivo en determinadas ocasiones al celebrar actos solemnes. Uno de ellos era y es el de investidura o de cruzamiento, que tiene lugar cuando se concede a una persona el ingreso en una Orden o una de esas Corporaciones. También determinados actos solemnes de la vida familiar (la boda, por ejemplo) han sido testigos del uso de los uniformes a que nos estamos refiriendo.

La descripción de la vestimenta es tan extensa como el número de Corporaciones nobiliarias existentes.

Relación de Corporaciones nobiliarias en orden cronológico de fundación, vigentes en España:

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- Orden Militar de Calatrava (1158) - Orden Militar de Santiago (1170) - Orden Militar de Alcántara (1177) - Orden Militar de Montesa (1317) - Real Maestranza de Caballería de Ronda (1572) - La Ilustre y Noble Esclavitud de San Juan Evangelista de La Laguna (al menos desde 1664) - Real Maestranza de Caballería de Sevilla (1670) - Real Maestranza de Caballería de Granada (1686) - Real Maestranza de Caballería de Valencia (1690) - Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid (1782) - Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza de España (1815) - Real Maestranza de Caballería de Zaragoza (1819) - Real Cuerpo de la Nobleza, Antiguo Brazo Militar del Principado de Cataluña y Condados de Rosellón y de Cerdaña (1880) - Real Hermandad del Santo Cáliz, Cuerpo de la Nobleza Valenciana (1917) - Real Hermandad de Infanzones de Nuestra Señora de la Caridad de la Imperial Villa de Illescas (1925) - Real Estamento Militar del Principado de Gerona, Cofradía de San Jorge (1928) - Real, Antiquísima y Muy Ilustre Cofradía de Caballeros Nobles de Nuestra Señora del Portillo (refundada en 1941) - Asociación de Hidalgos a Fuero de España (1954) - Unión de la Nobleza del Antiguo Reyno de Mallorca (1955) - Cabildo de Caballeros y Escuderos de Cuenca (1966) - Ilustre y Antiquísima Hermandad de Caballeros y Damas Mozárabes de Nuestra Señora de la Esperanza de la Imperial Ciudad de Toledo (1966) - Real, Muy Antigua e Ilustre Cofradía de Caballeros Cubicularios de San Ildefonso y San Atilano (refundada en 1967) - Real, Ilustre y Primitivo Capítulo Noble de Caballeros de la Merced-Archicofradía de María Santísima de las Mercedes (refundada en 1974) - Junta de Nobles Linajes de Segovia (1980) - Cuerpo Colegiado de la Nobleza de Asturias (1989) - Asociación de Descendientes de los Caballeros Laureados de la Real y Militar Orden de San Fernando; Maestranza de Caballería de San Fernando (1999)

http://www.heraldaria.com/nobleza.php

EL USO DE CONDECORACIONES

Es una alta dignidad honorífica, personal e intransferible, otorgada por un jefe de Estado a una persona física, nacional o extranjera, o a una entidad, institución o persona jurídica, en reconocimiento de sus importantes servicios a la nación. Específicamente, el término «condecoración» significa la insignia que corresponde a un grado determinado de una Orden al mérito u honorífica. Tienen su origen en las antiguas órdenes caballerescas, de carácter religioso, militar y hospitalario, creadas en la Alta Edad Media, a principio del siglo XI, en los reinos europeos, como consecuencia de la Primera Cruzada. Su objeto era la difusión y defensa de la cristiandad en la Europa nororiental, central, y en la Península Ibérica, para la protección y atención hospitalaria de los peregrinos que viajaban a Tierra Santa y a Santiago de Compostela; y por último, para la defensa de la mencionada cristiandad en el Mediterráneo, ante el progresivo avance desde Oriente del Imperio Otomano, llamado, entonces, el «Gran Turco». A partir del siglo XVI, estas órdenes evolucionaron, transformándose, paulatinamente, en lo que podríamos denominar órdenes nobiliarias al mérito (pues para ingresar en ellas era necesario realizar «pruebas de nobleza»). De tal modo, que, entrado el siglo XVIII, la mayoría terminó siendo lo que hoy son: órdenes al mérito, por servicios a la nación, accesibles a todos

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los ciudadanos. Puede decirse, por tanto, que fue en este siglo cuando adquirieron su actual naturaleza.

No existe más que una excepción: la Ínclita y Soberana, Militar y Hospitalaria Orden de San Juan de Jerusalén, también denominada Orden de Malta (por su prolongada estadía en dicha isla), creada en Jerusalén en el 1089, año de la Primera Cruzada. Esta Orden, mundial, porque lo es, hoy, a principios del siglo XXI (diez siglos después de su creación), sigue existiendo y realizando una admirable labor hospitalaria en todo el planeta.

Clases de Órdenes al Mérito

- Órdenes mixtas, que pueden ser otorgadas indistintamente por méritos civiles o militares; con distintivos específicos, según sean los méritos de uno u otro carácter. - Órdenes civiles, únicamente para méritos civiles. - Órdenes militares, únicamente para méritos militares. - Órdenes militares, que pueden ser otorgadas por méritos civiles o de tiempo de paz. Entre éstas, merecen mencionarse las españolas, del Mérito Militar, del Mérito Naval y del Mérito Aeronáutico, cuyas insignias tienen el denominado «distintivo rojo» (fondo rojo), cuando simbolizan méritos militares o de guerra, y el denominado «distintivo blanco» (fondo blanco), cuando simbolizan méritos civiles o de paz.

Órdenes Civiles

-Orden del Toisón de Oro -Orden de Carlos III -Orden de Isabel la Católica -Orden del Mérito Civil -Orden de Alfonso X el Sabio -Orden de la Cruz de San Raimundo de Peñafort -Orden del Mérito Constitucional -Orden de la Solidaridad Social -Orden de Sanidad -Orden del Mérito de Telecomunicación -Orden del Mérito Postal -Orden del Mérito Agrario, Pesquero y Alimentario -Orden del Mérito Deportivo -Orden del Mérito del Plan Nacional sobre Drogas -Orden de Cisneros

Catorce son las Órdenes Civiles vigentes en España, incluyendo entre ellas a la Orden del Toisón de Oro, ya que

aunque fuera constituida esta condecoración en el año 1430 por el Duque Felipe III el Bueno de Borgoña, se

trasladó con normativa propia en España por Real Decreto de Isabel II en 1847.

Sin duda el Toisón de Oro es la mas alta distinción que puede ser otorgada por el Rey de España. Se han concedido

hasta el año 1999, mil ciento noventa y cinco Collares de la Orden por los veintiún soberanos de las distintas

dinastías que se han ido sucediendo en la jefatura del Orden. En la actualidad se mantienen en vigor doce collares,

el más antiguo (Collar número 1.175) lo ostenta el Rey Juan Carlos I, que le fue concedido por el Rey Alfonso XIII el

día de su bautizo en el año 1938. También ostentan actualmente el Collar de la Orden diversos reyes, Constantino

de Grecia, Carlos de Suecia, Alberto de Bélgica, Harald de Noruega y el emperador del Japón Akihito, el Gran Duque

de Luxemburgo, el infante Don Carlos de Borbón, así como el Príncipe de Asturias, que le fue concedido por el Rey

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Juan Carlos en 1981.

Desde 1985 y por decisión del Soberano de la Orden, el Rey Don Juan Carlos, se hizo extensiva la concesión de esta

Orden a las Damas; así se concedió en primer lugar a Beatriz, reina de los Países Bajos, y posteriormente a la reinas

Isabel II del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y Margarita II de Dinamarca.

El Rey Juan Carlos ha concedido la Orden del Toisón de Oro a tres destacadas personalidades ya fallecidas, que han

prestado relevantes servicios a la Corona, el que fuera Jefe de la Casa Real Nicolás de Cotoner y Cotoner, a Torcuato

Fernández Miranda y a José María Pemán.

En los veinticuatro años que lleva el Rey de España ostentando la Jefatura del Estado, sólo se han concedido quince

collares de la Orden del Toisón de Oro, lo que manifiesta la excepcionalidad de su concesión, ya que de hecho como

se ha indicado sólo se ha concedido a tres personas que no fueran reyes, reinas o príncipes o infantes de España.

Aunque resulta difícil establecer cualquier tipo de prelación entre las distintas órdenes vigentes en España, sí se

estableció en 1983 por Real Decreto la máxima jerarquía como condecoración civil de la Real Orden de Carlos III,

haciendo extensible la misma desde dicha fecha también a las damas. De forma excepcional y por razón de esta

jerarquía, la Cancillería de la Orden radica en la Presidencia del Gobierno, siendo concedida por el Rey a petición del

Presidente del Gobierno y previa deliberación del Consejo de Ministros.

Excepcionando a la Orden del Toisón de Oro, la Orden de Carlos III es la que cuenta con una mayor riqueza histórica.

Fue instituía por el rey Carlos III en 1771, y tiene una especial referencia con la religión católica, siendo aprobada

por dos Papas, Clemente XIV en 1772, y Pío VI en 1783.

La distinción más importante de la Orden de Carlos III es el Collar, que solo ha sido concedido a Presidentes o Reyes

extranjeros, o a miembros de la Familia Real española, el último de ellos al Príncipe de Asturias el 31 de enero de

1986, con ocasión de su Jura como Heredero de la Corona.

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Las condecoraciones deben utilizarse en los actos públicos con arreglo a las normas

que figuran en sus respectivos reglamentos, cuando éstos así lo prevén. En caso

contrario, deberá procederse de conformidad con las reglas que hoy se dan como

vigentes, algunas dimanantes de disposiciones un día promulgadas, y otras, que

tienen origen en los usos oficiales. Unas y otras se refieren al uso de

condecoraciones sobre las prendas de carácter civil.

El collar se usa rodeando el cuello.

Las grandes cruces constan de una cinta ancha (banda) , que va terciada del hombro

derecho al costado izquierdo, y de una placa que se coloca en el pecho, a la

izquierda, prendida en la chaquetilla. Es costumbre que en los actos presididos por el Rey

o personas de la Familia Real las bandas de las grandes cruces se lleven por encima del chaleco.

y debajo de éste cuando esté bandas de las grandes cruces se lleven por encima del chaleco. y

debajo de éste cuando esté presente una alta jerarquía del Gobierno.

La encomienda de número o con placa consta a veces de una cinta en el cuello, de la que

pende la cruz bajo el lazo del frac, y siempre de una placa algo menor o diferente de las

grandes cruces, que se sitúa al lado izquierdo del pecho.

La encomienda sencilla simplemente pende del cuello con la cinta.

Las cruces de oficial y de caballero se usan en el pech o, a la izquierda, pendientes de

una cinta. Las primeras llevan una roseta sobre la cinta, del mismo tejido y color. De igual

forma se lucen las medallas.

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Las condecoraciones llevan collares, placas, veneras, bandas o cintas, éstas dos últimas de

los colores propios de cada condecoración. En cualquier caso, pueden utilizarse de

tamaño natural, en miniatura o mediante botón. La miniatura consiste en una reducción

proporcionada de la insignia, con cinta que se luce pendiente de la solapa de la chaqueta, o

sin cinta en el ojal. El botón o roseta es de tela con los colores de la condecoración y se

coloca también en el ojal.

No todas las insignias de las condecoraciones pueden utilizarse indistintamente sobre

cualquier prenda de vestir. En efecto, sólo el frac admite los collares, las grandes cruces y las

encomiendas de número en tamaño natural, usándose las demás en miniatura. Lo mismo

sucede con el spencer. El chaqué, que en principio no admite condecoraciones, permite

usar alguna miniatura en el ojal de la solapa. Con el esmoquin sólo puede usarse el botón,

igual que con el traje oscuro.

Todas las insignias que se colocan en el lado izquierdo del pecho deben situarse de mayor a

menor importancia, empezando por el centro y acabando en el costado, y, en su caso, por la

primera fila para seguir con la segunda. Las miniaturas se alinean en una barra o pasador de oro,

cuando son varias, también del cuello hacia fuera, por orden de importancia. En

cualquier caso, teniendo en cuenta que debe darse preferencia a las condecoraciones

españolas, si concurrieran con extranjeras. Y sin olvidar que sólo puede lucirse un collar, una

encomienda y una banda (la principal), y cuatro placas, y siempre una insignia por

condecoración, llevándose las repeticiones por medio de pasadores. Por supuesto, nunca debe

lucirse una insignia, ni siquiera roseta, en una prenda de abrigo.

Estas reglas se han dulcificado un tanto, a imitación de países como el Reino Unido y

Francia. Así, se admiten en el chaqué dos o tres miniaturas pendientes de las cintas propias,

una encomienda pendiente del cuello y hasta alguna medalla de las Reales Academias,

universitarias o profesionales, también pendiente del cuello. En el esmoquin, alguna

miniatura con cinta, o mejor en el ojal sin cinta. Y en el traje de calle, especialmente si es de

color oscuro y americana cruzada, miniatura en el ojal sin cinta.

En cuanto al uso de condecoraciones por las señoras, cabe decir que el vestido largo de ceremonia equivale al frac y, por tanto, admite banda y placa del collar, grandes cruces y lazos (versión femenina de encomiendas y cruces) en tamaño natural. Es tradicional en estos casos. y por simples razones de estética, que las cintas de las grandes cruces sean más estrechas y las placas de menor tamaño. El traje corto de cóctel se equipara al chaqué y al esmoquin, según la ocasión, por lo que sólo admite miniaturas o medallas académicas.

El vestuario informal, tanto para hombres como para mujeres, no ha permitido hasta ahora el uso ni de miniaturas ni de rosetas. En el caso de las prendas exclusivamente deportivas, se acepta la excepción para la Real Orden del Mérito deportivo, cuya cinta o miniatura bordada hay que admitir, según opinan los expertos. También, según ellos, parece acertado el uso de rosetas, miniaturas o cintas sobre la americana del Nacer, que las federaciones y clubes deportivos de cierto prestigio suelen establecer como prenda de etiqueta corporativa.

Sobre las togas judiciales (jueces y magistrados. fiscales, secretarios judiciales y abogados) se lucen las insignias de las reales órdenes (no de las medallas, excepto la del Mérito a la justicia) en tamaño natural en las grandes solemnidades (apertura de tribunales, Pascua de Reyes en Palacio), y sólo la cinta de la Orden de San Raimundo de Penaron en las demás oca-siones, todo ello sin perjuicio de las placas que, por pertenecer a su cuerpo, corresponden a jueces, magistrados, fiscales y secretarios judiciales. Por otra parte. la toga académica se usa adornada con la muceta del color de la Facultad, y sobre ella se disponen las cruces e insignias buscando la semejanza con el frac, pero teniendo en cuenta que las bandas de collares y

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grandes cruces se usan a la manera eclesiástica, esto es, sobre ambos hombros v rematando al centro del pecho.

En lo tocante al uso de condecoraciones sobre los uniformes militares está establecido que se llevarán en tamaño natural sobre el uniforme de gala, en miniatura sobre los uniformes de etiqueta y gran etiqueta, y en pasador sobre el uniforme de diario.

Se exceptúan de estas reglas las Grandes Cruces, Placas y Veneras, que en el uniforme de gran etiqueta se llevarán en tamaño normal.