La Vida Del Lazarillo de Tormes - Anonimo

8/11/2019 La Vida Del Lazarillo de Tormes - Anonimo

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LA VIDA DE LAZARILLO DE

TORMES Y DE SUS FORTUNASY ADVERSIDADES

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LA VIDA DE LAZARILLO DE TORMES YDE SUS FORTUNAS Y ADVERSIDADES

Prlogo

Yo por bien tengo que cosas tan sealadas, y pventura nunca odas ni vistas, vengan a noticia dmuchos y no se entierren en la sepultura del olvid

pues podra ser que alguno que las lea halle algque le agrade, y a los que no ahondaren tanto lodeleite; y a este propsito dice Plinio que no halibro, por malo que sea, que no tenga alguna cosbuena; mayormente que los gustos no son todounos, mas lo que uno no come, otro se pierde p

ello. Y as vemos cosas tenidas en poco de algunoque de otros no lo son. Y esto, para ninguna cosse debera romper ni echar a mal, si muy detestble no fuese, sino que a todos se comunicase, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar del

algn fruto.

Porque si as no fuese, muy pocos escribiran paruno solo, pues no se hace sin trabajo, y quieren, yque lo pasan, ser recompensados, no con dineromas con que vean y lean sus obras, y si hay d


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qu, se las alaben. Y a este propsito dice Tuli"La honra cra las artes."

Quin piensa que el soldado que es primero d

escala, tiene ms aborrecido el vivir? No, por ciertmas el deseo de alabanza le hace ponerse al pegro; y as, en las artes y letras es lo mesmo. Predca muy bien el presentado, y es hombre que desemucho el provecho de las nimas; mas pregunten

su merced si le pesa cuando le dicen: "Oh, qumaravillosamente lo ha hecho vuestra reverenciaJust muy ruinmente el seor don Fulano, y dio sayete de armas al truhn, porque le loaba dhaber llevado muy buenas lanzas. Que hiciera fuera verdad?

Y todo va desta manera: que confesando yo no sems santo que mis vecinos, desta nonada, que eeste grosero estilo escribo, no me pesar quhayan parte y se huelguen con ello todos los que e

ella algn gusto hallaren, y vean que vive un hombre con tantas fortunas, peligros y adversidades.

Suplico a vuestra merced reciba el pobre servicio dmano de quien lo hiciera ms rico si su poder deseo se conformaran. Y pues vuestra merce


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escribe se le escriba y relate el caso por muy extenso, parecime no tomarle por el medio, sino dprincipio, porque se tenga entera noticia de mi pesona. Y tambin porque consideren los que hereda

ron nobles estados cun poco se les debe, pueFortuna fue con ellos parcial, y cunto ms hicierolos que, sindoles contraria, con fuerza y maremando, salieron a buen puerto.


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Tratado Primero

Cuenta Lzaro su vida y cuyo hijo fue.

Pues sepa vuestra merced ante todas cosas que m llaman Lzaro de Tormes, hijo de Tom Gonzlez y de Antona Prez, naturales de Tejares, aldede Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del rTormes, por la cual causa tom el sobrenombre,

fue desta manera. Mi padre, que Dios perdontenia cargo de proveer una molienda de una aceque est ribera de aquel ro, en la cual fue molinerms de quince aos; y estando mi madre una noche en la acea, preada de m, tomle el parto

parime all: de manera que con verdad pueddecir nacido en el ro.

Pues siendo yo nio de ocho aos, achacaron a mpadre ciertas sangras mal hechas en los costalede los que all a moler venan, por lo que fue presy confes y no neg y padeci persecucin de juticia. Espero en Dios que est en la Gloria, pues Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre locuales fue mi padre, que a la sazn estaba deste

rrado por el desastre ya dicho, con cargo de acem


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lero de un caballero que all fue, y con su seocomo leal criado, feneci su vida.

Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo s

viese, determin arrimarse a los buenos por seuno dellos, y vnose a vivir a la ciudad, y alquil uncasilla, y metise a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del Comendador de la Magdalena, de mane

que fue frecuentando las caballerizas.

Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban, vinieron en conocimiento. ste algnas veces se vena a nuestra casa, y se iba a maana. Otras veces de da llegaba a la puerta, eachaque de comprar huevos, y entrbase en casaYo al principio de su entrada, pesbame con l habale miedo, viendo el color y mal gesto que tena; mas de que vi que con su venida mejoraba comer, fuile queriendo bien, porque siempre tra

pan, pedazos de carne, y en el invierno leos, a qunos calentbamos.

De manera que, continuando con la posada y conversacin, mi madre vino a darme un negrito mubonito, el cual yo brincaba y ayudaba a calentar.


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Y acurdome que, estando el negro de mi padtrebejando con el mozuelo, como el nio via a mmadre y a m blancos, y a el no, hua de l con miedo para mi madre, y sealando con el dedo dec

"!Madre, coco!".

Respondi l riendo: "!Hideputa!"

Yo, aunque bien muchacho, not aquella palabra d

mi hermanico, y dije entre m: "!Cuantos debe dhaber en el mundo que huyen de otros porque nse ven a s mismos!"

Quiso nuestra fortuna que la conversacin del Zade, que as se llamaba, llego a odos del mayordomo, y hecha pesquisa, hallse que la mitad pomedio de la cebada, que para las bestias le dabahurtaba, y salvados, lea, almohazas, mandiles, las mantas y sbanas de los caballos haca perddas, y cuando otra cosa no tena, las bestias des

herraba, y con todo esto acuda a mi madre pacriar a mi hermanico. No nos maravillemos de uclrigo ni fraile, porque el uno hurta de los pobresel otro de casa para sus devotas y para ayuda dotro tanto, cuando a un pobre esclavo el amor animaba a esto.


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Y probsele cuanto digo y an ms. Porque a mcon amenazas me preguntaban, y como nio reponda, y descubra cuanto saba con miedo, hasciertas herraduras que pormandado de mi madre

un herrero vend.

Al triste de mi padrastro azotaron y pringaron, y mi madre pusieron pena por justicia, sobre el acotumbrado centenario, que en casa del sobredich

comendador ni entrase, ni al lastimado Zaide en suya acogiese.

Por no echar la soga tras el caldero, la triste se esforz y cumpli la sentencia; y por evitar peligro quitarse de malas lenguas, se fue a servir a los qual presente vivan en el mesn de la Solana. Y alpadeciendo mil importunidades, se acab de criami hermanico hasta que supo andar, y a m hastser buen mozuelo, que iba a los huspedes povino y candelas y por lo dems que me mandaban

En este tiempo vino a posar al mesn un ciego, cual, parecindole que yo sera para adestrarle, mpidi a mi madre, y ella me encomend a l, dcindole como era hijo de un buen hombre, el cupor ensalzar la fe haba muerto en la de los Gelve


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y que ella confiaba en Dios no saldra peor hombque mi padre, y que le rogaba me tratase bien mirase por m, pues era hurfano.

l le respondi que as lo hara, y que me reciba npor mozo sino por hijo. Y as le comenc a servir adestrar a mi nuevo y viejo amo.

Como estuvimos en Salamanca algunos das, pare

cindole a mi amo que no era la ganancia a scontento, determino irse de all, y cuando nohubimos de partir, yo fui a ver a mi madre, y ambollorando, me dio su bendicion y dijo:

"Hijo, ya se que no te ver ms. Procura ser bueny Dios te gui. Criado te he y con buen amo te hpuesto: Valete por t."

Y as me fui para mi amo, que esperndome estab

Salimos de Salamanca, y llegando a la puente, esa la entrada de ella un animal de piedra, que catiene forma de toro, y el ciego mandme que llegse cerca del animal, y all puesto, me dijo:


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"Lzaro, llega el odo a este toro, y oirs gran ruiddentro dl."

Yo simplemente llegu, creyendo ser as; y com

sinti que tena la cabeza par de la piedra, afirmrecio la mano y diome una gran calabazada en diablo del toro, que ms de tres dias me duro dolor de la cornada, y dijome:

"Necio, aprende que el mozo del ciego un punto hde saber ms que el diablo".

Y ri mucho la burla.

Parecime que en aquel instante despert de simpleza en que como nio dormido estaba. Dientre m:

"Verdad dice ste, que me cumple avivar el ojo avisar, pues solo soy, y pensar como me sepa v

ler."

Comenzamos nuestro camino, y en muy pocos dame mostr jerigonza, y como me viese de bueingenio, holgbase mucho, y deca:


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"Yo oro ni plata no te lo puedo dar, mas avisos parvivir muchos te mostrar."

Y fue as, que despus de Dios, ste me dio la vid

y siendo ciego me alumbr y adestr en la carrede vivir.

Huelgo de contar a vuestra merced estas nierapara mostrar cunta virtud sea saber los hombre

subir siendo bajos, y dejarse bajar siendo altocunto vicio.

Pues, tornando al bueno de mi ciego y contando sucosas, vuestra merced sepa que desde que Diocri el mundo, ninguno form ms astuto ni sagaEn su oficio era un guila. Ciento y tantas oracionesaba de coro. Un tono bajo, reposado y muy sonable que haca resonar la iglesia donde rezaba, urostro humilde y devoto que con muy buen connente pona cuando rezaba, sin hacer gestos

visajes con boca ni ojos, como otros suelen hacer.

Allende desto, tena otras mil formas y manerapara sacar el dinero. Deca saber oraciones pamuchos y diversos efectos: para mujeres que nparan, para las que estaban de parto, para las qu


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eran malcasadas, que sus maridos las quisiesebien. Echaba pronsticos a las preadas; si trahijo o hija.

Pues en caso de medicina, deca que Galeno nsupo la mitad que l para muela, desmayos, malede madre. Finalmente, nadie le deca padecer algna pasin, que luego no le deca:

"Haced esto, haris estotro, cosed tal yerba, tomatal raiz."

Con esto andbase todo el mundo tras l, especialmente mujeres, que cuanto les decan creaDstas sacaba l grandes provechos con las arteque digo, y ganaba ms en un mes que cien ciegoen un ao.

Mas tambin quiero que sepa vuestra merced qucon todo lo que adquira y tena, jams tan avarie

to ni mezquino hombre no vi, tanto que me mataba m de hambre, y a s no me demediaba de lo necesario. Digo verdad; si con mi sotileza y buenamaas no me supiera remediar, muchas veces mfinara de hambre; mas con todo su saber y aviso contraminaba de tal suerte que siempre, o las m


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veces, me caba lo ms y mejor. Para esto le hacburlas endiabladas, de las cuales contar algunaaunque no todas a mi salvo. l traa el pan y todalas otras cosas en un fardel de lienzo que por

boca se cerraba con una argolla de hierro y su candado y su llave, y al meter de todas las cosas sacarlas, era con tan gran vigilancia y tanto pocontadero, que no bastaba hombre en todo el mudo hacerle menos una migaja; mas yo tomab

aquella laceria que el me daba, la cual en menode dos bocados era despachada.

Despus que cerraba el candado y se descuidabpensando que yo estaba entendiendo en otracosas, por un poco de costura, que muchas vece

del un lado del fardel descosa y tornaba a cosesangraba el avariento fardel, sacando no por taspan, mas buenos pedazos, torreznos y longaniza;as buscaba conveniente tiempo para rehacer, no chaza, sino la endiablada falta que el mal ciego m

faltaba.

Todo lo que poda sisar y hurtar, traa en mediablancas; y cuando le mandaban rezar y le dabablancas, como l careca de vista, no haba el quse la daba amagado con ella, cuando yo la ten


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lanzada en la boca y la media aparejada, que popresto que l echaba la mano, ya iba de mi cambaniquilada en la mitad del justo precio. Quejbaseme el mal ciego, porque al tiento luego conoca

sentia que no era blanca entera, y deca:

-Qu diablo es esto, que despus que conmigests no me dan sino medias blancas, y de anteuna blanca y un maraved hartas veces me paga

ban? En ti debe estar esta desdicha.

Tambien l abreviaba el rezar y la mitad de la oracin no acababa, porque me tena mandado que eyndose el que la mandaba rezar, le tirase por cabo del capuz. Yo as lo hacia. Luego l tornaba dar voces, diciendo:

"Mandan rezar tal y tal oracin?", como sueledecir.

Usaba poner cabe s un jarrillo de vino cuando comamos, y yo muy de presto le asa y daba un par dbesos callados y tornbale a su lugar. Mas durmpoco, que en los tragos conoca la falta, y por rservar su vino a salvo nunca despus desamparabel jarro, antes lo tena por el asa asido. Mas n


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haba piedra imn que as trajese a s como yo couna paja larga de centeno, que para aquel meneter tena hecha, la cual metindola en la boca djarro, chupando el vino lo dejaba a buenas noche

Mas como fuese el traidor tan astuto, pienso qume sinti, y dende en adelante mud propsito, asentaba su jarro entre las piernas, y atapbale cola mano, y as beba seguro.

Yo, como estaba hecho al vino, mora por l, viendo que aquel remedio de la paja no me aprovechaba ni vala, acord en el suelo del jarro haceruna fuentecilla y agujero sotil, y delicadamente couna muy delgada tortilla de cera taparlo, y al tiempde comer, fingiendo haber fro, entrabame entre la

piernas del triste ciego a calentarme en la pobreclla lumbre que tenamos, y al calor della luego derretida la cera, por ser muy poca, comenzaba la fuetecilla a destillarme en la boca, la cual yo de tmanera pona que maldita la gota se perda. Cuan

do el pobreto iba a beber, no hallaba nada.

Espantbase, maldecase, daba al diablo el jarro el vino, no sabiendo qu poda ser.


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"No diris, to, que os lo bebo yo -deca-, pues no quitis de la mano."

Tantas vueltas y tiento dio al jarro, que hall la fue

te y cay en la burla; mas as lo disimul como si nlo hubiera sentido.

Y luego otro da, teniendo yo rezumando mi jarcomo sola, no pensando en el dao que me estab

aparejado ni que el mal ciego me senta, sentmcomo sola, estando recibiendo aquellos dulcetragos, mi cara puesta hacia el cielo, un poco cerrados los ojos por mejor gustar el sabroso licor, sintel desesperado ciego que agora tena tiempo dtomar de m venganza y con toda su fuerza, alzado con dos manos aquel dulce y amargo jarro, dejo caer sobre mi boca, ayudndose, como digcon todo su poder, de manera que el pobre Lzarque de nada desto se guardaba, antes, como otraveces, estaba descuidado y gozoso, verdaderame

te me pareci que el cielo, con todo lo que en hay, me habia cado encima.

Fue tal el golpecillo, que me desatin y sac dsentido, y el jarrazo tan grande, que los pedazos dl me metieron por la cara, rompidomela por m


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chas partes, y me quebrlos dientes, sin los cualehasta hoy da me qued. Desde aquella hora quismal al mal ciego, y aunque me quera y regalabame curaba, bien vi que se haba holgado del cru

castigo. Lavme con vino las roturas que con lopedazos del jarro me haba hecho, y sonrindosdeca:

"Qu te parece, Lzaro? Lo que te enferm

sana y da salud".

Y otros donaires que a mi gusto no lo eran.

Ya que estuve medio bueno de mi negra trepa cardenales, considerando que a pocos golpes taleel cruel ciego ahorrara de m, quise yo ahorrar dl; mas no lo hice tan presto por hacerlo mas a msalvo y provecho. Aunque yo quisiera asentar mcorazn y perdonarle el jarrazo, no daba lugar maltratamiento que el mal ciego dende all adelan

me haca, que sin causa ni razn me herdndome coscorrones y repelndome.

Y si alguno le deca por qu me trataba tan maluego contaba el cuento del jarro, diciendo:


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"Pensaris que este mi mozo es algn inocentePues od si el demonio ensayara otra tal hazaa."

Santigundose los que lo oan, decian:

"Mira quin pensara de un muchacho tan pequetal ruindad!".

Y rean mucho el artificio, y decanle:

"Castigaldo, castigaldo, que de Dios lo habris."

Y el con aquello nunca otra cosa hacia. Y en esto ysiempre le llevaba por los peores caminos, y adrde, por le hacer mal y dao: si haba piedras, poellas, si lodo, por lo ms alto. Que aunque yo no ibpor lo ms enjuto, holgbame a mi de quebrar uojo por quebrar dos al que ninguno tena. Con estsiempre con el cabo alto del tiento me atentaba colodrillo, el cual siempre traa lleno de tolondrone

y pelado de sus manos. Y aunque yo juraba no hacer con malicia, sino por no hallar mejor caminno me aprovechaba ni me crea ms: tal era el setido y el grandsimo entendimiento del traidor.


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Y porque vea vuestra merced a cunto se estendel ingenio de ste astuto ciego, contar un caso dmuchos que con l me acaecieron, en el cual mparece dio bien a entender su gran astucia. Cuand

salimos de Salamanca, su motivo fue venir a tierde Toledo, porque decia ser la gente ms ricaunque no muy limosnera. Arrimbase a este refran: "Ms da el duro que el desnudo." Y venimos este camino por los mejores lugares. Donde halla

ba buena acogida y ganancia, detenamonos; dode no, a tercero da hacamos San Juan.

Acaeci que, llegando a un lugar que llaman Almoroz al tiempo que cogan las uvas, un vendimiadle dio un racimo dellas en limosna. Y como suele

ir los cestos maltratados, y tambin porque la uven aquel tiempo est muy madura, desgranbaseel racimo en la mano. Para echarlo en el fardtornbase mosto, y lo que a l se llegaba.

Acord de hacer un banquete, as por no lo podllevar como por contentarme, que aquel da mhabia dado muchos codillazos y golpes. Sentmonos en un valladar y dijo:


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"Agora quiero yo usar contigo de una liberalidad, es que ambos comamos este racimo de uvas, y quhayas del tanta parte como yo. Partirlo hemos deta manera: t picars una vez y yo otra; con tal qu

me prometas no tomar cada vez ms de una uvYo har lo mismo hasta que lo acabemos, y de essuerte no habr engao."

Hecho as el concierto, comenzamos; mas luego

segundo lance; el traidor mud de proposito y cmenz a tomar de dos en dos, considerando quyo debra hacer lo mismo. Como vi que l quebrabla postura, no me content ir a la par con el, maaun pasaba adelante: dos a dos, y tres a tres, como poda las coma. Acabado el racimo, estuv

un poco con el escobajo en la mano y meneando cabeza dijo:

"Lzaro, engaado me has. Jurar yo a Dios quhas t comido las uvas tres a tres."

"No com -dije yo- mas por que sospechis eso?"

Respondi el sagacsimo ciego:


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Y as pasamos adelante por el mismo portal y llegamos a un mesn, a la puerta del cual haba muchos cuernos en la pared, donde ataban los recueros sus bestias, y como iba tentando si era all

mesn adonde el rezaba cada da por la mesonerla oracin de la emparedada, asi de un cuerno, con un gran suspiro dijo:

"O mala cosa, peor que tienes la hechura! !D

cuntos eres deseado poner tu nombre sobre cabeza ajena y de cun pocos tenerte ni aun or nombre, por ninguna va!"

Como le o lo que deca, dije:

"To, qu es eso que decs?"

"Calla, sobrino, que algn da te dar este, que ela mano tengo, alguna mala comida y cena."

"No le comer yo -dije- y no me la dar."

"Yo te digo verdad; si no, verlo has, si vives."


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Y as pasamos adelante hasta la puerta del mesadonde pluguiere a Dios nunca all llegramosegn lo que me sucedia en l.

Era, todo lo ms que rezaba por mesoneras y pobodegoneras y turroneras y rameras y as por smejantes mujercillas, que por hombre casi nunca vi decir oracin.

Reme entre m, y aunque muchacho not mucho discreta consideracin del ciego.

Mas, por no ser prolijo dejo de contar muchas cosas, as graciosas como de notar, que con este mprimer amo me acaecieron, y quiero decir el despdiente y con l acabar. Estbamos en Escalonvilla del duque della, en un mesn, y diome un pedazo de longaniza que la asase. Ya que la longanza haba pringado y comdose las pringadas, sacun maraved de la bolsa y mand que fuese por

de vino a la taberna. Psome el demonio el aparedelante los ojos, el cual, como suelen decir, hace ladrn, y fue que haba cabe el fuego un nabo pequeo, larguillo y ruinoso, y tal que, por no ser pala olla, debi ser echado all.


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Y como al presente nadie estuviese sino l y ysolos, como me v con apetito goloso, habindompuesto dentro el sabroso olor de la longaniza, dcual solamente saba que haba de gozar, no m

rando qu me podra suceder, pospuesto todo temor por cumplir con el deseo, en tanto que ciego sacaba de la bolsa el dinero, saqu la longaniza y muy presto met el sobredicho nabo en asador, el cual mi amo, dndome el dinero para

vino, tom y comenz a dar vueltas al fuego, queriendo asar al que de ser cocido por sus demritohaba escapado.

Yo fu por el vino, con el cual no tard en despachala longaniza, y cuando vine hall al pecador d

ciego que tena entre dos rebanadas apretado nabo, al cual an no haba conocido por no haber tentado con la mano. Como tomase las rbanadas y mordiese en ellas pensando tambiellevar parte de la longaniza, hallse en fro con

fro nabo. Alterose y dijo:

"Que es esto, Lazarillo?"


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"Lacerado de m! -dije yo-. Si queris a m echalgo? Yo no vengo de traer el vino? Alguno estabah, y por burlar hara esto."

"No, no -dijo l-,que yo no he dejado el asador de mano; no es posible"

Yo torn a jurar y perjurar que estaba libre de aqutrueco y cambio; mas poco me aprovech, pues

las astucias del maldito ciego nada se le escondLevantse y asime por la cabeza, y llegse olerme; y como debi sentir el huelgo, a uso dbuen podenco, por mejor satisfacerse de la verday con la gran agona que llevaba, asindome colas manos, abrame la boca ms de su derecho desatentadamente meta la nariz. La cual el tenluenga y afilada, y a aquella sazn con el enojo shaba augmentado un palmo. Con el pico de la cume lleg a la gulilla.

Y con esto y con el gran miedo que tena, y con brevedad del tiempo, la negra longaniza an nhaba hecho asiento en el estmago, y lo ms pricipal: con el destiento de la cumplidsima nariz medio cuasi ahogndome, todas estas cosas se juntaron y fueron causa que el hecho y golosina se ma


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nifestase y lo suyo fuese devuelto a su dueo. Dmanera que antes que el mal ciego sacase de mboca su trompa, tal alteracin sinti mi estomagque le dio con el hurto en ella, de suerte que s

nariz y la negra malmaxcada longaniza a un tiempsalieron de mi boca.

Oh, gran Dios, quin estuviera aquella hora seputado, que muerto ya lo estaba! Fue tal el coraje d

perverso ciego que, si al ruido no acudieran, piensno me dejara con la vida. Sacaronme de entre sumanos, dejndoselas llenas de aquellos pocos cabellos que tena, araada la cara y rasguado pescuezo y la garganta. Y esto bien lo merecpues por su maldad me venan tantas persecucio

nes.

Contaba el mal ciego a todos cuantos all se allegaban mis desastres, y dbales cuenta una y otra veas de la del jarro como de la del racimo, y agora d

lo presente. Era la risa de todos tan grande qutoda la gente que por la calle pasaba entraba a vla fiesta; mas con tanta gracia y donaire recontabel ciego mis hazaas que, aunque yo estaba tamaltratado y llorando, me pareca que hacia sinjuticia en no se las rer.


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Y en cuanto esto pasaba, a la memoria me vino uncobarda y flojedad que hice, por que me maldecy fue no dejarle sin narices, pues tan buen tiemptuve para ello que la mitad del camino estaba an

dado. Que con slo apretar los dientes se me qudaran en casa, y con ser de aquel malvado, pventura lo retuviera mejor mi estmago que retuvla longaniza, y no pareciendo ellas pudiera negar demanda. Pluguiera a Dios que lo hubiera hech

que eso fuera as que as.Hicironnos amigos la mesonera y los que all etaban, y con el vino que para beber le haba tradlavaronme la cara y la garganta, sobre lo cual dicantaba el mal ciego donaires, diciendo:

"Por verdad, ms vino me gasta este mozo en lavatorios al cabo del ao que yo bebo en dos. A menos, Lzaro, eres en mas cargo al vino que a padre, porque l una vez te engendr, mas el vin

mil te ha dado la vida."

Y luego contaba cuntas veces me haba descalabrado y harpado la cara, y con vino luego sanaba.


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"Yo te digo -dijo- que si un hombre en el mundo hde ser

bienaventurado con vino, que sers t."

Y rean mucho los que me lavaban con esto, aunque yo renegaba. Mas el pronstico del ciego nsali mentiroso, y despus ac muchas veces macuerdo de aquel hombre, que sin duda deba tene

espritu de profeca, y me pesa de los sinsaboreque le hice, aunque bien se lo pagu, considerandlo que aquel da me dijo salirme tan verdadero como adelante V.M. oir.

Visto esto y las malas burlas que el ciego burlabde m, determin de todo en todo dejarle, y como traa pensado y lo tena en voluntad, con este posrer juego que me hizo afirmlo ms. Y fue as, quluego otro da salimos por la villa a pedir limosna,haba llovido mucho la noche antes. Y porque el d

tambin llova, y andaba rezando debajo de unoportales que en aquel pueblo haba, donde no nomojbamos; mas como la noche se vena y el llovno cesaba, djome el ciego:


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"To, ste es el paso ms angosto que en el arroyhay."

Como llova recio, y el triste se mojaba, y con

priesa que llevbamos de salir del agua que encma de nos caa, y lo ms principal, porque Dios ceg aquella hora el entendimiento (fue por darmde l venganza), creyse de m y dijo:

"Ponme bien derecho, y salta t el arroyo."

Yo le puse bien derecho enfrente del pilar, y doy usalto y pngome detras del poste como quien espera tope de toro, y djele:

"!Sus! Salta todo lo que podis, porque deis descabo del agua."

Aun apenas lo haba acabado de decir cuando sabalanza el pobre ciego como cabrn, y de toda s

fuerza arremete, tomando un paso atrs de la crrida para hacer mayor salto, y da con la cabeza eel poste, que son tan recio como si diera con ungran calabaza, y cay luego para atrs, medmuerto y hendida la cabeza.


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"Cmo, y olistes la longaniza y no el poste? !Ole!Ole! -le dije yo.

Y dejle en poder de mucha gente que lo haba id

a socorrer, y tom la puerta de la villa en los piede un trote, y antes que la noche viniese di conmgo en Torrijos. No supe ms lo que Dios del hizo, cur de lo saber.


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Tratado Segundo

Cmo Lzaro se asent con un clrigo, y de la

cosas que con l pas

Otro da, no parecindome estar all seguro, fuime un lugar que llaman Maqueda, adonde me toparomis pecados con un clrigo que, llegando a pedlimosna, me pregunt si sabia ayudar a misa. Y

dije que s, como era verdad; que, aunque maltratado, mil cosas buenas me mostr el pecador dciego, y una dellas fue sta. Finalmente, el clrigme recibi por suyo.

Escap del trueno y di en el relmpago, porque eel ciego para con ste un Alejandro Magno, con sela mesma avaricia, como he contado. No digo msino que toda la laceria del mundo estaba encerraden ste. No s si de su cosecha era, o lo habanexado con el hbito de clerecia.

l tena un arcaz viejo y cerrado con su llave, la cutraa atada con un agujeta del paletoque. Y en vniendo el bodigo de la iglesia, por su mano eluego all lanzado, y tornada a cerrar el arca. Y e

toda la casa no haba ninguna cosa de comer, com


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Mas el lacerado menta falsamente, porque en cofradas y mortuorios que rezmos, a costa ajencoma como lobo y bebia mas que un saludador.

Y porque dije de mortuorios, Dios me perdone, qujams fui enemigo de la naturaleza humana sinentonces. Y esto era porque comamos bien y mhartaban. Deseaba y aun rogaba a Dios que cadda matase el suyo. Y cuando dbamos sacrament

a los enfermos, especialmente la extremauncicomo manda el clrigo rezar a los que estn all, ycierto no era el postrero de la oracin, y con todo mcorazn y buena voluntad rogaba al Seor, no qula echase a la parte que ms servido fuese, comse suele decir, mas que le llevase de aqueste mun

do.

Y cuando alguno dstos escapaba, Dios mlo perdone!, que mil veces le daba al diablo. Y que se mora otras tantas bendiciones llevaba de m

dichas. Porque en todo el tiempo que all estuvque sera casi seis meses, solas veinte personafallecieron, stas bien creo que las mat yo, o pomejor decir, murieron a m recuesta Porque viendel Seor mi rabiosa y continua muerte, pienso quholgaba de matarlos por darme a m vida. Mas de


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Pues, estando en tal afliccin, cual plega al Seolibrar de ella a todo fiel cristiano, y sin saber darmconsejo, vindome ir de mal en peor, un da que cuitado ruin y lacerado de mi amo habia ido fue

del lugar, llegse acaso a mi puerta un calderero, cual yo creo que fue ngel enviado a m por la mande Dios en aquel hbito. Preguntome si tena algque adobar.

"En m teniades bien que hacer, y no harades pocsi me remedisedes", dije paso, que no me oy.

Mas como no era tiempo de gastarlo en decir gracias, alumbrado por el Espritu Santo, le dije:

"To, una llave de este arca he perdido, y temo mseor me azote. Por vuestra vida, veis si en saque trais hay alguna que le haga, que yo os pagar."

Comenz a probar el anglico caldedero una y otde un gran sartal que dellas traa, y yo ayudalle comis flacas oraciones. Cuando no me cato, veo efigura de panes, como dicen, la cara de Dios dentrdel arcaz. Y, abierto, djele:


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Y fue que veo a deshora al que me mataba dhambre sobre nuestro arcaz volviendo y revolviedo, contando y tornando a contar los panes. Ydisimulaba, y en mi secreta oracin y devociones

plegarias deca:

"!Sant Juan y cigale!"

Despus que estuvo un gran rato echando la cue

ta, por das y dedos contando, dijo:

"Si no tuviera a tan buen recaudo esta arca, yo dijera que me haban tomado de lla panes; pero dhoy ms, solo por cerrar la puerta a la sospechaquiero tener buena cuenta con ellos: nueve queday un pedazo."

"!Nuevas malas te d Dios!", dijo yo entre m.

Parecime con lo que dijo pasarme el corazon co

saeta de montero, y comenzme el estmago escarbar de hambre, vindose puesto en la dietpasada. Fue fuera de casa. Yo, por consolarmabro el arca, y como vi el pan, comncelo de adorano osando recebillo. Contlos, si a dicha el lacerad

se errara, y hall su cuenta ms verdadera que y


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quisiera. Lo ms que yo pude hacer fue dar en ellomil besos y, lo ms delicado que yo pude, del pardo part un poco al pelo que el estaba; y con aqupas aquel da, no tan alegre como el pasado.

Mas como la hambre creciese, mayormente qutena el estomago hecho a ms pan aquellos dos tres das ya dichos, mora mala muerte; tanto, quotra cosa no haca en vindome solo sino abrir

cerrar el arca y contemplar en aquella cara de Dioque as dicen los nios. Mas el mismo Dios, qusocorre a los afligidos, vindome en tal estrechtrujo a mi memoria un pequeo remedio. Que, cosiderando entre m, dije:

"Este arquetn es viejo y grande y roto por algunapartes, aunque pequeos agujeros. Pudese pensaque ratones, entrando en l, hacen dao a este paSacarlo entero no es cosa conveniente, porque vela falta el que en tanta me hace vivir. Esto bien s

sufre."

Y comienzo a desmigajar el pan sobre unos no mucostosos manteles que all estaban; y tomo uno dejo otro, de manera que en cada cual de tres cuatro desmigaj su poco; despues, como quie


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toma gragea, lo com, y algo me consol. Mas como viniese a comer y abriese el arca, vio el mpesar, y sin duda crey ser ratones los que el dahabian hecho. Porque estaba muy al propio contra

hecho de como ellos lo suelen hacer. Mir todo arcaz de un cabo a otro y viole ciertos agujeros podo sospechaba habian entrado. Llamme, diciendo

"!Lzaro! !Mira, mira qu persecucion ha venid

aquesta noche por nuestro pan!"

Yo hceme muy maravillado, preguntandole qusera.

"!Que ha de ser! -dijo l-. Ratones, que no dejacosa a vida."

Pusmonos a comer, y quiso Dios que aun en estme fue bien, que

me cupo ms pan que la laceria que me sola daPorque ray con un cuchillo todo lo que penso seratonado, diciendo:

"Cmete eso, que el ratn cosa limpia es."


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"Agora, donos traidores ratones, convineos mudpropsito, que en esta casa mala medra tenis."

De que sali de su casa, voy a ver la obra, y hal

que no dej en la triste y vieja arca agujero ni aupor donde le pudiese entrar un mosquito. Abro comi desaprovechada llave, sin esperanza de sacaprovecho, y vi los dos o tres panes comenzados, loque mi amo crey ser ratonados, y dellos todav

saqu alguna laceria, tocandolos muy ligeramenta uso de esgremidor diestro. Como la necesidasea tan gran maestra, vindome con tanta, siemprnoche y da, estaba pensando la manera que ternen sustentar el vivir. Y pienso, para hallar estonegros remedios, que me era luz la hambre, pue

dicen que el ingenio con ella se avisa y al contrarcon la hartura, y as era por cierto en m.

Pues estando una noche desvelado en este pensamiento, pensando cmo me podra valer y aprov

charme del arcaz, sent que mi amo dorma, porqulo mostraba con roncar y en unos resoplidos grandes que daba cuando estaba durmiendo. Levantme muy quedito y, habiendo en el da pensado que haba de hacer y dejado un cuchillo viejo qupor all andaba en parte do le hallase, voyme


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triste arcaz, y por do haba mirado tener menodefensa le acomet con el cuchillo, que a manera dbarreno dl us. Y como la antiqusima arca, por sede tantos aos, la hallase sin fuerza y corazn, a

tes muy blanda y carcomida, luego se me rindi, consinti en su costado por mi remedio un bueagujero. Esto hecho, abro muy paso la llagada arcy, al tiento, del pan que hall partido hice segn dyuso est escrito. Y con aquello algn tanto conso

lado, tornando a cerrar, me volv a mis pajas, en lacuales repos y dorm un poco.

Lo cual yo haca mal, y echabalo al no comer. Y asera, porque cierto en aquel tiempo no me debade quitar el sueo los cuidados del rey de Francia.

Otro da fue por el seor mi amo visto el dao adel pan como del agujero que yo haba hecho, comenz a dar a los diablos los ratones y decir:

"Qu diremos a eso? Nunca haber sentido ratones en esta casa sino agora!"

Y sin duda deba de decir verdad. Porque si cashaba de haber en el reino justamente de ellos privlegiada, aqulla de razn habia de ser, porque n


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suelen morar donde no hay qu comer. Torna buscar clavos por la casa y por las paredes y tabllas y a taprselos. Venida la noche y su reposoluego era yo puesto en pie con mi aparejo, y cua

tos l tapaba de da, destapaba yo de noche.

En tal manera fue, y tal priesa nos dimos, que sduda por esto se debi decir: "Donde una puerta scierra, otra se abre." Finalmente, parecamos tene

a destajo la tela de Penlope, pues cuanto l tejde da, rompa yo de noche; Y en pocos das y noches pusimos la pobre despensa de tal forma, ququien quisiera propiamente della hablar, ms corazas viejas de otro tiempo que no arcaz la llamarsegun la clavazn y tachuelas sobre s tena.

De que vio no le aprovechar nada su remedio, dijo:

"Este arcaz est tan maltratado y es de madera tavieja y flaca, que no habr ratn a quien se defien

da. Y va ya tal que, si andamos ms con l, nodejar sin guarda. Y aun lo peor, que aunque hacpoca, todava har falta faltando, y me pondr ecosta de tres o cuatro reales. El mejor remedio quhallo, pues el de hasta aqu no aprovecha, armapor de dentro a estos ratones malditos."


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que el aire y resoplo que yo durmiendo echaba salpor lo hueco de la llave, que de cauto era, y silbaba, segn mi desastre quiso, muy recio, de tal manera que el sobresaltado de mi amo lo oy y crey

sin duda ser el silbo de la culebra; y cierto lo debparecer.

Levantse muy paso con su garrote en la mano, y tiento y sonido de la culebra se lleg a m con m

cha quietud, por no ser sentido de la culebra. como cerca se vio, pens que all en las pajas do yestaba echado, al calor mo se haba venido. Levatando bien el palo, pensando tenerla debajo y dartal garrotazo que la matase, con toda su fuerza mdescarg en la cabeza un tan gran golpe, que s

ningn sentido y muy mal descalabrado me dej.

Como sinti que me habia dado, segn yo debhacer gran sentimiento con el fiero golpe, contaba que se haba llegado a m y dandome grandes vo

ces, llamndome, procur recordarme. Mas comme tocase con las manos, tent la mucha sangrque se me iba, y conoci el dao que me habhecho, y con mucha priesa fue a buscar lumbre. llegando con ella, hallme quejando, todava con mllave en la boca, que nunca la desampar, la mita


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Respondime el cruel sacerdote:

"A fe, que los ratones y culebras que me destruaya los he cazado."

Y mir por m, y vime tan maltratado que luego sospeche mi mal.

A esta hora entr una vieja que ensalmaba, y lo

vecinos. Y cominzanme a quitar trapos de la cabeza y curar el garrotazo. Y como me hallaron vuelen mi sentido, holgronse mucho y dijeron:

"Pues ha tornado en su acuerdo, placer a Dios nser nada."

Y tornaron de nuevo a contar mis cuitas y a rerlay yo, pecador, a llorarlas. Con todo esto, dieronmde comer, que estaba transido de hambre, y apename pudieron remediar. Y as, de poco en poco, a lo

quince das me levante y estuve sin peligro, mas nsin hambre, y medio sano.

Luego otro da que fui levantado, el seor mi amme tom por la mano y sacome la puerta fuera

puesto en la calle, djome:


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Lzaro: de hoy ms eres tuyo y no mo. Busca amy vete con Dios. Que yo no quiero en mi compatan diligente servidor. No es posible sino que hayasido mozo de ciego."

Y santiguandose de m, como si yo estuviera endemoniado, se torna a meter en casa y cierra su pueta.


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Tratado Tercero

Cmo Lzaro se asent con un escudero, y de

que le acaecio con l

Desta manera me fue forzado sacar fuerzas de flaqueza y, poco a poco, con ayuda de las buenagentes di comigo en esta insigne ciudad de Toledadonde con la merced de Dios dende a quince da

se me cerr la herida; y mientras estaba malsiempre me daban alguna limosna, mas despuque estuve sano, todos me decan:

"T, bellaco y gallofero eres. Busca, busca un am

a quien sirvas."

"Y adnde se hallar se -deca yo entre m- Dios ahora de nuevo, como cri el mundo, no criase?"

Andando as discurriendo de puerta en puerta, coharto poco remedio, porque ya la caridad se subi cielo, topme Dios con un escudero que iba por calle con razonable vestido, bien peinado, su paso comps en orden. Mirme, y yo a l, y dijome:


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"Muchacho: buscas amo?"

Yo le dije:

"Si, senor."

"Pues vente tras m -me respondi- que Dios te hhecho merced en topar comigo. Alguna buena oracin rezaste hoy."

Y segule, dando gracias a Dios por lo que le o, tambin que me pareca, segun su hbito y connente, ser el que yo haba menester.

Era de maana cuando este mi tercero amo top. llevme tras s gran parte de la ciudad. Pasbamopor las plazas donde se venda pan y otras provsiones. Yo pensaba y aun deseaba que all mquera cargar de lo que se venda, porque sta erpropria hora cuando se suele proveer de lo necesa

rio; mas muy a tendido paso pasaba por estas cosas.

"Por ventura no lo vee aqu a su contento -deca yoy querr que lo compremos en otro cabo."


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dimos y doblamos, y muy limpiamente soplando upoyo que all estaba, la puso en l. Y hecho estsentse cabo en ella, preguntndome muy por etenso de dnde era y cmo haba venido a aquel

ciudad.

Y yo le di ms larga cuenta que quisiera, porque mpareca mas conveniente hora de mandar poner mesa y escudillar la olla que de lo que me ped

Con todo eso, yo le satisfice de mi persona lo mejoque mentir supe, diciendo mis bienes y callando dems, porque me pareca no ser para en cmaraEsto hecho, estuvo as un poco, y yo luego vi maseal, por ser ya casi las dos y no le ver ms aliende comer que a un muerto.

Despus desto, consideraba aquel tener cerrada puerta con llave ni sentir arriba ni abajo pasos dviva persona por la casa. Todo lo que yo haba viseran paredes, sin ver en ella silleta, ni tajo, ni banc

ni mesa, ni aun tal arcaz como el de marras. Finamente, ella pareca casa encantada. Estando asdijome:

"T, mozo, has comido?"


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"Virtud es sa -dijo l- y por eso te querr yo mPorque el hartar es de los puercos y el comer regladamente es de los hombres de bien."

"!Bien te he entendido! -dije yo entre m- Malditanta medicina y bondad como aquestos mis amoque yo hallo hallan en la hambre!"

Pseme a un cabo del portal y saqu unos pedazo

de pan del seno, que me habian quedado de los dpor Dios. l, que vio esto, dijome:

"Ven ac, mozo. Qu comes?"

Yo llegume a l y mostrele el pan. Tomme el upedazo, de tres que eran el mejor y ms grande, djome:

"Por mi vida, que parece ste buen pan."

"Y como! Agora -dije yo-, seor, es bueno?"

"S, a fe -dijo l-. Adnde lo hubiste? Si es amsado de manos

limpias?"


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Entonces tom el jarro y beb, no mucho, porque dsed no era mi congoja.

As estuvimos hasta la noche, hablando en cosa

que me preguntaba, a las cuales yo le respond mejor que supe. En este tiempo metime en la camara donde estaba el jarro de que bebimos, y dijome:

"Mozo, prate all y veras, como hacemos esta cama, para que la sepas hacer de aqu adelante."

Pseme de un cabo y l del otro y hecimos la negrcama, en la cual no haba mucho que hacer. Porquella tena sobre unos bancos un caizo, sobre cual estaba tendida la ropa encima de un negcolchn. Que, por no estar muy continuada a lavase, no pareca colchn, aunque servia de l, coharta menos lana que era menester. Aqul tendmos, haciendo cuenta de ablandarle, lo cual e

imposible, porque de lo duro mal se puede haceblando. El diablo del enjalma maldita la cosa tendentro de s. Que puesto sobre el caizo todas lacaas se senalaban y parecan a lo proprio entrecuesto de flaqusimo puerco. Y sobre aquel ham


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briento colchn un alfamar del mesmo jaez, del cuel color yo no pude alcanzar.

Hecha la cama y la noche venida, dijome:

"Lzaro, ya es tarde, y de aqu a la plaza hay gratrecho. Tambin en esta ciudad andan muchos ladrones que siendo de noche capean. Pasemocomo podamos y maana, venido el da, Dios ha

merced. Porque yo, por estar solo, no estoy provedo, antes he comido estos das por all fuera, maagora hacerlo hemos de otra manera."

"Seor, de m -dije yo- ninguna pena tenga vuestmerced, que s pasar una noche y aun ms, si emenester, sin comer."

"Vivirs ms y ms sano -me respondi-. Porqucomo decamos hoy, no hay tal cosa en el mundpara vivir mucho que comer poco."

"Si por esa va es -dije entre m-, nunca yo morirque siempre he guardado esa regla por fuerza, aun espero en mi desdicha tenella toda mi vida."


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Y acostse en la cama, poniendo por cabecera lacalzas y el jubn. Y mandme echar a sus pies, cual yo hice. Mas maldito el sueo que yo dormPorque las caas y mis salidos huesos en toda

noche dejaron de rifar y encenderse. Que con mtrabajos, males y hambre, pienso que en mi cuerpno haba libra de carne; y tambin, como aquel dno haba comido casi nada, rabiaba de hambre, cual con el sueo no tena amistad. Maldjeme m

veces (Dios me lo perdone) y a mi ruin fortuna, alo ms de la noche, y, lo peor no osndome revolvepor no despertarle, ped a Dios muchas veces muerte.

La maana venida, levantmonos, y comienza

limpiar y sacudir sus calzas y jubn y sayo y capa. yo que le serva de pelillo. Y vstese muy a su placede espacio. Echle aguamanos, peinse y puso sespada en el talabarte, y al tiempo que la pondjome:

"Oh, si supieses, mozo, qu pieza es sta! No hamarco de oro en el mundo por que yo la diese. Maas ninguna de cuantas Antonio hizo, no acert ponelle los aceros tan prestos como sta los tiene.


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Y sacla de la vaina y tentla con los dedos, diciendo:

"Vesla aqu? Yo me obligo con ella cercenar u

copo de lana."

Y yo dije entre m:

"Y yo con mis dientes, aunque no son de acero, u

pan de cuatro libras."

Tornla a meter y cisela y un sartal de cuentagruesas del talabarte Y con un paso sosegado y cuerpo derecho, haciendo con l y con la cabezmuy gentiles meneos, echando el cabo de la capsobre el hombro y a veces so el brazo, y poniendla mano derecha en el costado, sali por la puertdiciendo:

"Lzaro, mira por la casa en tanto que voy a o

misa, y haz la cama, y ve por la vasija de agua ro, que aqui bajo est, y cierra la puerta con llavno nos hurten algo, y ponla aqu al quicio, porque yo viniere en tanto pueda entrar."


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Y sbese por la calle arriba con tan gentil semblany continente, que quien no le conociera pensara semuy cercano pariente al conde de Arcos, o a lo menos camarero que le daba de vestir.

"Bendito seis vos, Seor -qued yo diciendo-, qudais la enfermedad y ponis el remedio! Quiencontrar a aquel mi seor que no piense, segel contento de s lleva, haber anoche bien cenado

dormido en buena cama, y aun agora es de maana, no le cuenten por muy bien almorzado? Grades secretos son, Seor, los que vos hacis y lagentes ignoran! A quin no engaar aquella buena disposicin y razonable capa y sayo? Y quipensar que aquel gentil hombre se pas ayer tod

el da sin comer, con aquel mendrugo de pan qusu criado Lzaro trajo un da y una noche en el arcde su seno, do no se le poda pegar mucha limpieza, y hoy, lavndose las manos y cara, a falta dpao de manos, se haca servir de la halda del sa

yo? Nadie por cierto lo sospechar. Oh Seor, cuntos de aqustos debis vos tener por el mundderramados, que padecen por la negra que llamahonra lo que por vos no sufriran!"


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As estaba yo a la puerta, mirando y considerandestas cosas y otras muchas, hasta que el seor mamo traspuso la larga y angosta calle, y como lo trasponer, tornme a entrar en casa, y en un cred

la anduve toda, alto y bajo, sin hacer represa hallar en qu. Hago la negra dura cama y tomo jarro y doy comigo en el ro, donde en una huerta a mi amo en gran recuesta con dos rebozadas mjeres, al parecer de las que en aquel lugar no hace

falta. Antes muchas tienen por estilo de irse a lamaanicas del verano a refrescar y almorzar sllevar qu, por aquellas frescas riberas, con confianza que no ha de faltar quien se lo d, segun latienen puestas en esta costumbre aquellos hidalgodel lugar.

Y como digo, l estaba entre ellas hecho un Macadicindoles mas dulzuras que Ovidio escribi. Pecomo sintieron de l que estaba bien enternecidno se les hizo de vergenza pedirle de almorzar co

el acostumbrado pago.

l, sintindose tan fro de bolsa cuanto estaba caliente del estmago, tomle tal calofro que le robla color del gesto, y comenz a turbarse en la plca y a poner excusas no vlidas.


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Ellas, que deban ser bien instituidas, como le sintieron la enfermedad, dejronle para el que era.

Yo, que estaba comiendo ciertos tronchos de be

zas, con los cuales me desayun, con mucha digencia, como mozo nuevo, sin ser visto de mi amtorn a casa. De la cual pens barrer alguna partque era bien menester; mas no hall con qu. Pseme a pensar qu hara, y parecime esperar a m

amo hasta que el da demediase y si viniese y poventura trajese algo que comiesemos; mas en vanfue mi experiencia.

Desque vi ser las dos y no vena y la hambre maquejaba, cierro mi puerta y pongo la llave dmand, y tornome a mi menester. Con baja y eferma voz e inclinadas mis manos en los senopuesto Dios ante mis ojos y la lengua en su nombrcomienzo a pedir pan por las puertas y casas mgrandes que me pareca. Mas como yo este oficio

hubiese mamado en la leche, quiero decir que coel gran maestro el ciego lo aprend, tan suficiendiscpulo sal que aunque en este pueblo no habcaridad ni el ao fuese muy abundante, tan buenmaa me di que, antes que el reloj diese las cuatrya yo tena otras tantas libras de pan ensiladas e


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el cuerpo y ms de otras dos en las mangas y senos. Volvme a la posada y al pasar por la triperpedi a una de aquellas mujeres, y diome un pedazde ua de vaca con otras pocas de tripas cocidas.

Cuando llegu a casa, ya el bueno de mi amo estaba en ella, doblada su capa y puesta en el poyo, y pasendose por el patio. Como entro, vnose parm. Pens que me queria reir la tardanza, ma

mejor lo hizo Dios.

Preguntme do vena. Yo le dije:

"Seor, hasta que dio las dos estuve aqu, y de quvi que V.M. no vena, fuime por esa ciudad a encomendarme a las buenas gentes, y hanme dado estque veis."

Mostrle el pan y las tripas que en un cabo de halda traa, a lo cual l mostro buen semblante

dijo:

"Pues esperado te he a comer, y de que vi que nveniste, com. Mas t haces como hombre de bieen eso. Que mas vale pedirlo por Dios que no hu

tarlo. Y as l me ayude como ello me parece bien,


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solamente te encomiendo no sepan que vives comgo, por lo que toca a mi honra. Aunque bien creque ser secreto, segun lo poco que en este puebsoy conocido. Nunca a l yo hubiera de venir!"

"De eso pierda, seor, cuidado -le dije yo-, que madito aquel que ninguno tiene de pedirme esa cuentni yo de darla."

"Agora pues, come, pecador. Que, si a Dios placpresto nos veremos sin necesidad. Aunque te digque despus que en esta casa entr, nunca bien mha ido. Debe ser de mal suelo, que hay casas desdichadas y de mal pie, que a los que viven en ellapegan la desdicha. sta debe de ser sin duda dellas; mas yo te prometo, acabado el mes, no queden ella aunque me la den por ma."

Sentme al cabo del poyo y, porque no me tuviespor glotn, call la merienda; y comienzo a cenar

morder en mis tripas y pan, y disimuladamente mraba al desventurado seor mo, que no parta suojos de mis haldas, que aquella sazn servan dplato. Tanta lstima haya Dios de m como yo habde l, porque sent lo que senta, y muchas vecehaba por ello pasado y pasaba cada da. Pensab


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si sera bien comedirme a convidarle; mas por mhaber dicho que haba comido, temame no aceptaa el convite. Finalmente, yo deseaba aquel pecadoayudase a su trabajo del mo, y se desayunase co

mo el da antes hizo, pues haba mejor aparejo, poser mejor la vianda y menos mi hambre.

Quiso Dios cumplir mi deseo, y aun pienso que suyo, porque, como comenc a comer y l se anda

ba paseando llegse a m y djome:

"Dgote, Lzaro, que tienes en comer la mejor grcia que en mi vida vi a hombre, y que nadie te ver hacer que no le pongas gana aunque no tenga."

"La muy buena que t tienes -dije yo entre m- hace parecer la mia hermosa."

Con todo, parecime ayudarle, pues se ayudaba

me abra camino para ello, y djele:

"Seor, el buen aparejo hace buen artfice. Este paesta sabrossimo y esta ua de vaca tan bien cocidy sazonada, que no habr a quien no convide co

su sabor."


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"Ua de vaca es?"

"S, senor."

"Dgote que es el mejor bocado del mundo, que nhay faisn que as me sepa."

"Pues pruebe, seor, y ver que tal est."

Pngole en las uas la otra y tres o cuatro racionede pan de lo ms blanco y asentseme al lado, comienza a comer como aquel que lo haba ganaroyendo cada huesecillo de aquellos mejor que ugalgo suyo lo hiciera.

"Con almodrote -deca- es ste singular manjar."

"Con mejor salsa lo comes t", respond yo paso.

"Por Dios, que me ha sabido como si hoy no hubi

ra comido bocado."

"!As me vengan los buenos aos como es ello!"dije yo entre m.


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Pidime el jarro del agua y dselo como lo habtrado. Es seal que, pues no le faltaba el agua, quno le haba a mi amo sobrado la comida. Bebimos,muy contentos nos fuimos a dormir como la noch

pasada.

Y por evitar prolijidad, desta manera estuvimos ocho diez das, yndose el pecador en la maana coaquel contento y paso contado a papar aire por la

calles, teniendo en el pobre Lzaro una cabeza dlobo.

Contemplaba yo muchas veces mi desastre, quescapando de los amos ruines que haba tenido buscando mejora, viniese a topar con quien no sno me mantuviese, mas a quien yo haba de mantener. Con todo, le quera bien, con ver que no tenni poda mas. Y antes le haba lastima que enemitad; y muchas veces, por llevar a la posada con qul lo pasase, yo lo pasaba mal.

Porque una maana, levantndose el triste en camisa, subi a lo alto de la casa a hacer sus menesteres, y en tanto yo, por salir de sospecha, desenvolvle el jubn y las calzas que a la cabecera dejy hall una bolsilla de terciopelo raso hecho cie


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zosa vivienda no durase. Y fue, como el ao en estierra fuese estril de pan, acordaron el Ayuntamieto que todos los pobres extranjeros se fuesen de ciudad, con pregn que el que de all adelante topa

sen fuese punido con azotes. Y as, ejecutando ley, desde a cuatro das que el pregn se dio, llevar una procesin de pobres azotando por lacuatro calles. Lo cual me puso tan gran espantque nunca os desmandarme a demandar.

Aqu viera, quien verlo pudiera, la abstinencia de mcasa y la tristeza y silencio de los moradores, tanque nos acaeci estar dos o tres das sin comebocado, ni hablaba palabra. A m dironme la vidunas mujercillas hilanderas de algodn, que haca

bonetes y vivan par de nosotros, con las cuales ytuve vecindad y conocimiento. Que de la laceria qules traan me daban alguna cosilla, con la cual mupasado me pasaba.

Y no tena tanta lastima de m como del lastimadde mi amo, que en ocho das maldito el bocado qucomi. A lo menos, en casa bien lo estuvimos scomer. No s yo cmo o donde andaba y qu coma. Y verle venir a medioda la calle abajo co


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estirado cuerpo, ms largo que galgo de buencasta!

Y por lo que toca a su negra que dicen honra, to

maba una paja de las que aun asaz no haba ecasa, y sala a la puerta escarbando los dientes qunada entre s tenan, quejandose todava de aqumal solar diciendo:

"Malo est de ver, que la desdicha desta vivienda hace. Como ves, es lbrega, triste, oscura. Mientraaqu estuviremos, hemos de padecer. Ya deseque se acabe este mes por salir de ella."

Pues, estando en esta afligida y hambrienta persecucin un da, no s por cual dicha o ventura, en pobre poder de mi amo entr un real. Con el cual vino a casa tan ufano como si tuviera el tesoro dVenecia; y con gesto muy alegre y risueno me dio, diciendo:

"Toma, Lzaro, que Dios ya va abriendo su manVe a la plaza y merca pan y vino y carne: quebremos el ojo al diablo! Y ms, te hago saber, porqute huelgues, que he alquilado otra casa, y en stdesastrada no hemos de estar ms de en cump


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miento el mes. Maldita sea ella y el que en elpuso la primera teja, que con mal en ella entr! PoNuestro Seor, cuanto ha que en ella vivo, gota dvino ni bocado de carne no he comido, ni he habid

descanso ninguno; mas tal vista tiene y tal obscudad y tristeza! Ve y ven presto, y comamos hocomo condes."

Tomo mi real y jarro y a los pies dndoles priesa

comienzo a subir mi calle encaminando mis pasopara la plaza muy contento y alegre. Mas qu maprovecha si est constituido en mi triste fortunque ningn gozo me venga sin zozobra? Y as fuste. Porque yendo la calle arriba, echando mcuenta en lo que empleara que fuese mejor y ma

provechosamente gastado, dando infinitas gracias Dios que a mi amo haba hecho con dinero, a deshora me vino al encuentro un muerto, que por calle abajo muchos clrigos y gente en unas andatraan.

Arrimme a la pared por darles lugar, y desque cuerpo pas, venan luego a par del lecho una qudeba ser mujer del difunto, cargada de luto, y coella otras muchas mujeres; la cual iba llorando grandes voces y diciendo:


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"Marido y seor mo, adnde os me llevan? A casa triste y desdichada, a la casa lbrega y obscura, a la casa donde nunca comen ni beben!"

Yo que aquello o, juntseme el cielo con la tierra, dije:

"Oh desdichado de m! Para mi casa llevan esmuerto."

Dejo el camino que llevaba y hend por medio de gente, y vuelvo por la calle abajo a todo el ms correr que pude para mi casa. Y entrando en ella cierro a grande priesa, invocando el auxilio y favor dmi amo, abrazndome de l, que me venga a ayudar y a defender la entrada. El cual, algo alteradpensando que fuese otra cosa, me dijo:

"Qu es eso, mozo? Qu voces das? Qu hasPor qu cierras la puerta con tal furia?"

"Oh seor -dije yo- acuda aqu, que nos traen acun muerto!"

"Como as?", respondi l.


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"Aqu arriba lo encontr, y vena diciendo su mujeMarido y seor mo, adonde os llevan? A la caslbrega y obscura, a la casa triste y desdichada, a casa donde nunca comen ni beben! Ac, seor, no

le traen."

Y ciertamente, cuando mi amo esto oy, aunque ntena por qu estar muy risueo, ri tanto que mugran rato estuvo sin poder hablar. En este tiemp

tena ya yo echada la aldaba a la puerta y puesto hombro en ella por ms defensa. Pas la gente cosu muerto, y yo todava me recelaba que nos haban de meter en casa. Y despues fue ya mharto de reir que de comer, el bueno de mi amdijome:

"Verdad es, Lzaro; segun la viuda lo va diciendt tuviste razn de pensar lo que pensaste; mapues Dios lo ha hecho mejor y pasan adelantabre, abre, y ve por de comer."

"Djalos, seor, acaben de pasar la calle", dije yo.

Al fn vino mi amo a la puerta de la calle, y breesforzndome, que bien era menester, segn miedo y alteracin, y me torno a encaminar. Ma


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aunque comimos bien aquel da, maldito el gusto ytomaba en ello. Ni en aquellos tres das torn en mcolor; y mi amo muy risueo todas las veces que sle acordaba aquella mi cosideracion.

De esta manera estuve con mi tercero y pobre amque fue este escudero, algunos das, y en tododeseando saber la intencion de su venida y estaden esta tierra. Porque desde el primer da que co

l me asent, le conoc ser extranjero, por el pocconocimiento y trato que con los naturales deltena.

Al fin se cumpli mi deseo y supe lo que deseabPorque un da que habamos comido razonablmente y estaba algo contento, contme su haciendy djome ser de Castilla la Vieja, y que haba dejadsu tierra no ms de por no quitar el bonete a ucaballero su vecino.

"Seor -dije yo- si l era lo que decs y tena maque vos, no errbades en no quitrselo primerpues decs que l tambien os lo quitaba?"

"S es y s tiene, y tambin me lo quitaba l a mmas, de cuantas veces yo se le quitaba primero, n


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fuera malo comedirse l alguna y ganarme por mano."

"Parsceme, seor -le dije yo- que en eso no mira

ra, mayormente con mis mayores que yo y que tienen ms."

"Eres muchacho -me respondi- y no sientes lacosas de la honra, en que el da de hoy est todo

caudal de los hombres de bien. Pues te hago sabeque yo soy, como vees, un escudero; mas !vtote Dios!, si al conde topo en la calle y no me quita mubien quitado del todo el bonete, que otra vez quvenga, me sepa yo entrar en una casa, fingiendo yen ella algn negocio, o atravesar otra calle, si hay, antes que llegue a m, por no quitrselo. Quun hidalgo no debe a otro que a Dios y al rey nadni es justo, siendo hombre de bien, se descuide upunto de tener en mucho su persona. Acurdomque un da deshonre en mi tierra a un oficial, y quis

poner e l las manos, porque cada vez que le topaba me deca: Mantenga Dios a vuestra mercedVos, don villano ruin -le dije yo- por qu no sobien criado? Mantngaos Dios, me habis de decir, como si fuese quienquiera? De all adelante, d


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aqu acull, me quitaba el bonete y hablaba comdeba."

"Y no es buena manera de saludar un hombre

otro -dije yo- decirle que le mantenga Dios?"

"Mira mucho de enhoramala! -dijo l-. A los hombres de poca arte dicen eso, mas a los ms altocomo yo, no les han de hablar menos de: Beso la

manos de vuestra merced, o por lo menos: Bsoos, seor, las manos, si el que me habla es caballero. Y as, de aquel de mi tierra que me atestabde mantenimiento nunca ms le quise sufrir, ni sufrira ni sufrir a hombre del mundo, del rey abajque Mantengaos Dios me diga."

"Pecador de m -dije yo-, por eso tiene tan poccuidado de mantenerte, pues no sufres que nadse lo ruegue."

"Mayormente -dijo- que no soy tan pobre que ntengo en mi tierra un solar de casas, que a estaellas en pie y bien labradas, diez y sis leguas ddonde nac, en aquella costanilla de Valladolivaldran ms de doscientas veces mil maravedsegn se podran hacer grandes y buenas. Y teng


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un palomar que, a no estar derribado como estdara cada ao mas de doscientos palominos. otras cosas que me callo, que dej por lo que tocaba a mi honra. Y vine a esta ciudad, pensando qu

hallara un buen asiento, mas no me ha sucedidcomo pens. Cannigos y seores de la iglesimuchos hallo, mas es gente tan limitada que no losacarn de su paso todo el mundo. Caballeros dmedia talla, tambin me ruegan; mas servir co

stos es gran trabajo, porque de hombre os habde convertir en malilla y si no. Anda con Dios odicen. Y las ms veces son los pagamentos a largoplazos, y las ms y las ms ciertas, comido por sevido. Ya cuando quieren reformar conciencia y satifaceros vuestros sudores, sois librados en la re

cmara, en un sudado jubn o raida capa o sayoYa cuando asienta un hombre con un seor de ttlo, todava pasa su laceria. Pues por ventura nhay en m habilidad para servir y contestar a stosPor Dios, si con l topase, muy gran su privad

pienso que fuese y que mil servicios le hiciese, poque yo sabra mentille tan bien como otro, y agradalle a las mil maravillas. Relle ya mucho sus donares y costumbres, aunque no fuesen las mejores dmundo. Nunca decirle cosa con que le pesase, aunque mucho le cumpliese. Ser muy diligente en s


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persona en dicho y hecho. No me matar por nhacer bien las cosas que l no haba de ver. Y ponerme a reir, donde lo oyese, con la gente de sevicio, porque pareciese tener gran cuidado de lo qu

a l tocaba. Si riese con algn su criado, dar unopuntillos agudos para la encender la ira y que pareciesen en favor del culpado. Decirle bien de lo qubien le estuviese y, por el contrario, ser maliciosmofador, malsinar a los de casa y a los de fuer

pesquisar y procurar de saber vidas ajenas parcontrselas; y otras muchas galas de esta calidaque hoy da se usan en palacio y a los seores dparecen bien. Y no quieren ver en sus casas hombres virtuosos, antes los aborrecen y tienen en pocy llaman necios y que no son personas de negocio

ni con quien el seor se puede descuidar. Y costos los astutos usan, como digo, el da de hoy, dlo que yo usara; mas no quiere mi ventura que halle."

Desta manera lamentaba tambin su adversa fortna mi amo, dndome relacin de su persona valerosa.

Pues, estando en esto, entr por la puerta un hombre y una vieja. El hombre le pide el alquiler de


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casa y la vieja el de la cama. Hacen cuenta, y ddos en dos meses le alcanzaron lo que l en un ano alcanzara. Pienso que fueron doce o trece reales. Y l les dio muy buena respuesta: que saldr

a la plaza a trocar una pieza de a dos, y que a tarde volviese. Mas su salida fue sin vuelta.

Por manera que a la tarde ellos volvieron, mas futarde. Yo les dije que an no era venido. Venida

noche, y l no, yo hube miedo de quedar en cassolo, y fuime a las vecinas y contles el caso, y adorm.

Venida la maana, los acreedores vuelven y preguntan por el vecino, mas a estotra puerta. Las mujeres le responden:

"Veis aqu su mozo y la llave de la puerta."

Ellos me preguntaron por l y djele que no sab

adnde estaba y que tampoco haba vuelto a casdesde que sali a trocar la pieza, y que pensabque de m y de ellos se haba ido con el trueco.

De que esto me oyeron, van por un alguacil y u

escribano. Y helos do vuelven luego con ellos,


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miedo, y llorando prometle de decir lo que preguntaban.

"Bien est -dicen ellos-, pues d todo lo que sabes,

no hayas temor."

Sentse el escribano en un poyo para escrebir inventario, preguntndome que tena.

"Seores -dije yo-, lo que este mi amo tiene, segl me dijo, es un muy buen solar de casas y un palomar derribado."

"Bien est -dicen ellos-. Por poco que eso valghay para nos entregar de la deuda. Y a qu partde la ciudad tiene eso?", me preguntaron.

"En su tierra", respond.

"Por Dios, que est bueno el negocio -dijeron ellos

Y adonde es su tierra?"

"De Castilla la Vieja me dijo l que era", le dije yo.

Rironse mucho el alguacil y el escribano, diciendo


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"Bastante relacin es sta para cobrar vuestra deuda, aunque mejor fuese."

Las vecinas, que estaban presentes, dijeron:

"Seores: ste es un nio inocente, y ha pocos daque est con ese escudero, y no sabe del ms quvuestras merecedes, sino cuanto el pecadorcico sllega aqu a nuestra casa, y le damos de comer

que podemos por amor de Dios, y a las noches siba a dormir con l."

Vista mi inocencia, dejronme, dandome por libre. el alguacil y el escribano piden al hombre y a mujer sus derechos, sobre lo cual tuvieron gracontienda y ruido, porque ellos alegaron no ser obgados a pagar, pues no haba de qu ni se haca embargo. Los otros decan que haban dejado de a otro negocio que les importaba ms por venir aqul.

Finalmente, despus de dadas muchas voces, cabo carga un porquern con el viejo alfamar de vieja, aunque no iba muy cargado. All van todocinco dando voces. No s en que par. Creo yo quel pecador alfamar pagara por todos, y bien se em


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pleaba, pues el tiempo que haba de reposar y decansar de los trabajos pasados, se andaba alqulando.

As, como he contado, me dej mi pobre terceamo, do acab de conocer mi ruin dicha. Pues, sealandose todo lo que podria contra m, haca mnegocios tan al revs, que los amos, que suelen sedejados de los mozos, en m no fuese as, mas qu

mi amo me dejase y huyese de m.


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Tratado Cuarto

Cmo Lzaro se asent con un fraile

de la Merced, y de lo que le acaeci con l

Hube de buscar el cuarto, y ste fue un fraile de Merced, que las mujercillas que digo me encaminron. Al cual ellas le llamaban pariente. Gran enemgo del coro y de comer en el convento, perdido poandar fuera, amicsimo de negocios seglares y vistar. Tanto que pienso que rompa el ms zapatoque todo el convento. ste me di los primeros zapatos que romp en mi vida; mas no me duraro

ocho das. Ni yo pude con su trote durar ms. Y poesto y por otras cosillas que no digo, sal dl.


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Tratado Quinto

Cmo Lzaro se asent con un buldero, y de lacosas que con l pas

En el quinto por mi ventura di, que fue un buldero, ms desenvuelto y desvengonzado y el mayoechador dellas que jams yo vi ni ver espero pienso que nadie vio. Porque tena y buscaba modos y maneras y muy sotiles invenciones.

En entrando en los lugares do haban de presenta

la bula, primero presentaba a los clrigos o curaalgunas cosillas, no tampoco de mucho valor substancia: una lechuga murciana, si era por tiempo, un par de limas o naranjas, un melocotun par de duraznos, cada sendas peras verdinialeAs procuraba tenerlos propicios porque favorecisen su negocio y llamasen sus feligreses a tomar bula.

Ofrecindosele a el las gracias, informbase de suficiencia dellos. Si decan que entendan, n

hablaba palabra en latn por no dar tropezn; ma


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aprovechbase de un gentil y bien cortado romancy desenvoltsima lengua. Y si saba que los dichoclrigos eran de los reverendos, digo que ms codineros que con letras y con reverendas se orden

hacase entre ellos un Santo Toms y hablaba dohoras en latn: a lo menos, que lo pareca aunquno lo era.

Cuando por bien no le tomaban las bulas, buscab

cmo por mal se las tomasen, y para aquello hacmolestias al pueblo e otras veces con maosoartificios. Y porque todos los que le vea hacer serlargo de contar, dir uno muy sotil y donoso, con cual probar bien su suficiencia.

En un lugar de la Sagra de Toledo haba predicaddos o tres das, haciendo sus acostumbradas digencias, y no le haban tomado bula, ni a mi vetenan intencin de se la tomar. Estaba dado diablo con aquello y, pensando qu hacer, s

acord de convidar al pueblo, para otro da de maana despedir la bula.

Y esa noche, despus de cenar, pusironse a jugala colacion l y el alguacil. Y sobre el juego vinieroa reir y a haber malas palabras. l llam al alguac


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ladrn, y l otro a el falsario. Sobre esto, el seocomisario mi seor, tom un lanzn que en el portdo jugaban estaba. El aguacil puso mano a su epada, que en la cinta tena.

Al ruido y voces y que todos dimos, acuden lohuspedes y vecinos y mtense en medio, y ellomuy enojados procurndose desembarazar de loque en medio estaban, para se matar. Mas como

gente al gran ruido cargase y la casa estuviese llendella, viendo que no podan afrentarse con las amas, decanse palabras injuriosas. Entre las cualeel alguacil dijo a mi amo que era falsario y las bulaque predicaba que eran falsas.

Finalmente, que los del pueblo, viendo que no bataban a ponellos en paz, acordaron de llevar el aguacil de la posada a otra parte. Y as quedo mamo muy enojado. Y despues que los huspedes vecinos le hubieron rogado que perdiese el enojo

se fuese a dormir, se fue, y as nos echamos todos

La maana venida, mi amo se fue a la iglesia mand taer a misa y al sermn para despedir bula. Y el pueblo se junt, el cual andaba murmrando de las bulas, diciendo cmo eran falsas y qu


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testigos cmo yo no soy con l ni le doy a ello ayda, antes os desengao y declaro su maldad."

Y acab su razonamiento. Algunos hombres honra

dos que all estaban se quisieron levantar y echar alguacil fuera de la iglesia, por evitar escndalMas mi amo les fue a la mano y mand a todos quso pena de excomunin no le estorbasen: mas qule dejasen decir todo lo que quisiese. Y as, el tam

bin tuvo silencio, mientras el alguacil dijo todo que he dicho.

Como call, mi amo le pregunt, si quera decms, que lo dijese. El alguacil dijo:

"Harto hay ms que decir de vos y de vuestra falsedad, mas por agora basta."

El seor comisario se hinc de rodillas en el plpiy, puestas las manos y mirando al cielo, dijo as:

"Seor Dios, a quien ninguna cosa es escondidantes todas manifiestas, y a quien nada es imposble, antes todo posible: t sabes la verdad y cuinjustamente yo soy afrentado. En lo que a m toc

yo lo perdono porque t, Seor, me perdones. N


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mires a aquel que no sabe lo que hace ni dice; mala injuria a ti hecha, te suplico, y por justicia te pidno disimules. Porque alguno que esta aqu, que poventura pens tomar aquesta santa bula, dand

credito a las falsas palabras de aquel hombre, dejar de hacer. Y pues estanto perjuicio del prmo, te suplico yo, Seor, no lo disimules, mas luegmuestra aqu milagro, y sea desta manera: que si everdad lo que aqul dice y que traigo maldad y fa

sedad, este plpito se hunda conmigo y meta sieestados debajo de tierra, do l ni yo jams parecamos; y si es verdad lo que yo digo y aqul, pesuadido del demonio, por quitar y privar a los questn presentes de tan gran bien, dice maldatambin sea castigado y de todos conocida su ma

cia."

Apenas habia acabado su oracin el devoto semo, cuando el negro alguacil cae de su estado y dtan gran golpe en el suelo que la iglesia toda hiz

resonar, y comenz a bramar y echar espumajopor la boca y torcella, y hacer visajes con el gestdando de pie y de mano, revolvindose por aqusuelo a una parte y a otra.


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El estruendo y voces de la gente era tan grandque no se oan unos a otros. Algunos estaban epantados y temerosos. Unos decian:

"El Seor le socorra y valga."

Otros: "Bien se le emplea, pues levantaba tan falstestimonio."

Finalmente, algunos que all estaban, y a mi pareceno sin harto temor, se llegaron y le trabaron de lobrazos, con los cuales daba fuertes puadas a loque cerca dl estaban. Otros le tiraban por las pienas y tuvieron reciamente, porque no haba mufalsa en el mundo que tan recias coces tirase.

Y as le tuvieron un gran rato, porque ms de quinchombres estaban sobre l, y a todos daba las manos llenas, y si se descuidaban, en los hocicos.

A todo esto, el seor mi amo estaba en el plpito drodillas, las manos y los ojos puestos en el cieltransportado en la divina esencia, que el planto ruido y voces que en la iglesia haba no eran partpara apartarle de su divina contemplacin.


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Aquellos buenos hombres llegaron a l, y dandvoces le despertaron y le suplicaron quisiese socorrer a aquel pobre que estaba muriendo, y que nmirase a las cosas pasadas ni a sus dichos malo

pues ya de ellos tena el pago; mas si en algo poda aprovechar para librarle del peligro y pasin qupadeca, por amor de Dios lo hiciese, pues ellovean clara la culpa del culpado y la verdad y bondad suya, pues a su peticin y venganza el Seo

no alarg el castigo.El seor comisario, como quien despierta de udulce sueo, los mir y mir al delincuente y a todolos que alrededor estaban, y muy pausadamente ledijo:

"Buenos hombres, vosotros nunca habades drogar por un hombre en quien Dios tan sealadamente se ha sealado; mas pues l nos manda quno volvamos mal por mal y perdonemos las injuria

con confianza podremos suplicarle que cumpla que nos manda, y Su Majestad perdone a ste qule ofendi poniendo en su santa fe obstculo. Vmos todos a suplicarle."


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Y as baj del plpito y encomend a que muy devotamente suplicasen a Nuestro Seor tuviese pobien de perdonar a aquel pecador, y volverle en ssalud y sano juicio, y lanzar dl el demonio, si S

Majestad habia permitido que por su gran pecaden l entrase.

Todos se hincaron de rodillas, y delante del altacon los clrigos comenzaban a cantar con voz ba

una letana. Y viniendo l con la cruz y agua bendta, despus de haber sobre l cantado, el seor mamo, puestas las manos al cielo y los ojos que canada se le pareca sino un poco de blanco, comieza una oracin no menos larga que devota, con cual hizo llorar a toda la gente como suelen haze

en los sermones de Pasin, de predicador y auditorio devoto, suplicando a Nuestro Seor, pues nquera la muerte del pecador, sino su vida y arrepentimiento, que aquel encaminado por el demony persuadido de la muerte y pecado, le quisies

perdonar y dar vida y salud, para que se arrepintise y confesase sus pecados.

Y esto hecho, mand traer la bula y psosela en cabeza; y luego el pecador del alguacil comenzpoco a poco a estar mejor y tornar en s. Y desqu


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fue bien vuelto en su acuerdo, echse a los pies dseor comisario y demandle perdn, y confeshaber dicho aquello por la boca y mandamiento ddemonio, lo uno, por hacer a l dao y vengarse d

enojo; lo otro y mas principal, porque el demonreciba mucha pena del bien que all se hiciera etomar la bula.

El seor mi amo le perdon, y fueron hechas la

amistades entre ellos; y a tomar la bula hubo tanpriesa, que casi nima viviente en el lugar no quedsin ella: marido y mujer, e hijos e hijas, mozos mozas.

Divulgse la nueva de lo acaecido por los lugarecomarcanos, y cuando a ellos llegbamos, no ermenester sermn ni ir a la iglesia, que a la posadla venan a tomar como si fueran peras que se deran de balde. De manera que en diez o doce lugares de aquellos alderredores donde fuimos, ech

seor mi amo otras tantas mil bulas sin predicasermn.

Cuando el hizo el ensayo, confieso mi pecado qutambin fui de ello espantado y cre que as ercomo otros muchos; mas con ver despus la risa


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burla que mi amo y el alguacil llevaban y hacan dnegocio, conoc cmo haba sido industriado por industrioso e inventivo de mi amo.

Acaecinos en otro lugar, el cual no quiero nombrapor su honra, lo siguiente. Y fue que mi amo predicdos o tres sermones y do a Dios la bula tomabaVisto por el asunto de mi amo lo que pasaba y quaunque deca se fiaban por un ao, no aprovechab

y que estaban tan rebeldes en tomarla y que strabajo era perdido, hizo tocar las campanas pardespedirse. Y hecho su sermn y despedido desdel plpito, ya que se quera abajar, llam al escribano y a m, que iba cargado con unas alforjas, hzonos llegar al primer escaln, y tomo al alguac

las que en las manos llevaba y las que yo tena elas alforjas, psolas junto a sus pies, y tornse poner en el plpito con cara alegre y arrojar desdall de diez en diez y de veinte en veinte de subulas hacia todas partes, diciendo:

"Hermanos mos, tomad, tomad de las gracias quDios os enva hasta vuestras casas, y no os duelpues es obra tan pa la redencin de los captivocristianos que estn en tierra de moros. Porque nrenieguen nuestra santa fe y vayan a las penas d


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infierno, siquiera ayudadles con vuestra limosna con cinco paternostres y cinco avemaras, para qusalgan de cautiverio. Y aun tambin aprovechapara los padres y hermanos y deudos que tenis e

el Purgatorio, como lo veris en esta santa bula."

Como el pueblo las vio as arrojar, como cosa quse daba de balde y ser venida de la mano de Diotomaban a ms tomar, aun para los nios de la c

na y para todos sus difuntos, contando desde lohijos hasta el menor criado que tenan, contandolopor los dedos. Vmonos en tanta priesa, que a manas me acabaran de romper un pobre y viejo sayque traa, de manera que certifico a V.M. que epoco ms de una hora no qued bula en las alforja

y fue necesario ir a la posada por ms.

Acabados de tomar todos, dijo mi amo desde plpito a su escribano y al del Concejo que se levantasen; y para que se supiese quin eran los qu

haban de gozar de la santa indulgencia y perdonede la santa bula y para que l diese buena cuenta quien le haba enviado, se escribiesen.


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iglesia mayor de su Obispado; que por la poca cadad que en el pueblo haba, la cruz arda.

Fue tanta la prisa que hubo en el tomar de la bul

que no bastaban dos escribanos ni los clrigos sacristanes a escribir. Creo de cierto que se tomron ms de tres mil bulas, como tengo dicho a vuetra merced.

Despus, al partir, l fue con gran reverencia, comes razn, a tomar la santa cruz, diciendo que haba de hacer engastonar en oro, como era razn

Fue rogado mucho del Concejo y clrigos del lugales dejase all aquella santa cruz por memoria dmilagro all acaecido. l en ninguna manera lo quea hacer y al fin, rogado de tantos, se la dej. Conque le dieron otra cruz vieja que tenan antigua dplata, que podr pesar dos o tres libras, segun decan.

Y as nos partimos alegres con el buen trueque con haber negociado bien. En todo no vio nadie susodicho sino yo. Porque me suba por el altapara ver si haba quedado algo en las ampollapara ponello en cobro, como otras veces yo lo ten


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de costumbre. Y como all me vio, pusose el deden la boca hacindome seal que callase. Yo as hice porque me cumpla, aunque, despus que vi milagro, no caba en m por echallo fuera. Sino qu

el temor de mi astuto amo no me lo dejaba comuncar con nadie, ni nunca de m sali. Porque mtom juramento que no descubriese el milagro, y alo hice hasta agora.

Y aunque mochacho, cayme mucho en gracia, dije entre m:

"!Cuntas de stas deben hacer estos burladoreentre la inocente gente!"

Finalmente, estuve con este mi quinto amo cerca dcuatro meses, en los cuales pas tambin hartafatigas, aunque me daba bien de comer a costa dlos curas y otros clrigos do iba a predicar.


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Tratado Sexto

Cmo Lzaro se asent con un capelln, y lo qu

con l pas

Despus desto, asent con un maestro de pintapanderos para molelle los colores, y tambin sufmil males.

Siendo ya en este tiempo buen mozuelo, entrandun da en la iglesia mayor, un capllan de ella mrecibi por suyo. Y psome en poder un asno cuatro cntaros y un azote, y comenc a echar agupor la ciudad. ste fue el primer escaln que yo su

para venir a alcanzar buena vida, porque mi bocera medida. Daba cada da a mi amo treinta maraveds ganados, y los sbados ganaba para m, todo lo dems, entre semana, de treinta maraveds

Fueme tan bien en el oficio que al cabo de cuatraos que lo us, con poner en la ganancia buerecaudo, ahorr para me vestir muy honradamende la ropa vieja. De la cual compr un jubn dfustn viejo y un sayo rado de manga tranzada puerta y una capa que haba sido frisada, y un

espada de las viejas primeras de Cullar. Desqu


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Tratado Sptimo

Cmo Lzaro se asent con un alguacil, y de lo qu

le acaeci con l

Despedido del capelln, asent por hombre de juscia con un alguacil. Mas muy poco viv con l, pparecerme oficio peligroso. Mayormente, que unnoche nos corrieron a m y a mi amo a pedradas y

palos unos retrados. Y a mi amo, que esper, trataron mal; mas a m no me alcanzaron. Con esto renegu del trato.

Y pensando en qu modo de vivir hara mi asien

por tener descanso y ganar algo para la vejez, quisDios alumbrarme y ponerme en camino y maneprovechosa

La Vida Del Lazarillo de Tormes - Anonimo

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