La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

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    LA

    VIDA

    ESPIRITUAL

    CARTAS

    TEFILA

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    L/

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    C),

    p.

    f

    }

    fw

    O \.Ji

    V/

    LA VIDA

    ESPIRITUAL

    CARTAS

    1

    TEFILA

    S O B RE LA

    TIBA1ITER1 DEL

    CRISTIANO

    ESCRITAS POR

    E L

    M.

    R,

    P.

    *, AMBROSIO

    DE

    TALEICIIA

    (franciscano capuchino)

    P RO V INCIA L

    Y

    LECTOR

    DE

    FILOSOFA

    en su

    provincia capuchina

    de

    la

    I N M A C U L A D A

    CONCEPCIN

    DE

    MARA

    T E R C E R A

    EDICIN

    SEVILLA

    ESCUELA TIPOGRFICA

    SALESIANA

    1897

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    ES P R OP I E D A D

    CON

    APROBACIN

    ECLESISTICA

    Y DE

    LA

    ORDEN

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    ADAERTEEdA

    DE

    LOS

    EDITORES

    E l

    mejor

    elogio

    que

    podemos

    hacer

    de

    este

    libro

    es

    decir

    que varios

    prelados

    de Espaa

    lo han

    recomendado su

    clero

    y pueblo, prodigando alabanzas al autor y

    su

    obra.

    Esta recomendacin de los Sres.

    Obispos,

    aconsejando

    los

    directores

    espirituales y las

    personas

    piadosas

    la adquisi

    cin de esta

    obrita,

    vale

    por

    cuantos

    elogios

    se

    puedan hacer

    de la

    misma.

    Cuando

    sali

    lu z

    por vez primera, fu

    acogida

    con

    entu

    siasmo

    por

    todas las

    personas

    que

    tratan

    de

    virtud

    y

    perfec

    cin: la

    prensa catlica le dedic artculos

    m uy

    encomis

    ticos,

    en

    que,

    analizando la obra, decan:

    Su

    objeto es mar-

    car

    normas

    claras

    y

    expeditas

    una alma

    deseosa

    de la

    perfeccin cristiana, conforme la doctrina de los

    maes

    tros

    ms

    graves

    de la vida interior, y segn los ejemplos de

    los

    Santos.

    Es, por

    decirlo

    as, un curso completo de esta

    materia, siempre antigua y siempre nueva, y

    que en

    el

    modo

    y

    forma

    de

    presentarla

    los fieles

    hay

    que

    ir

    aco-

    modndola

    cada

    da a l

    especial carcter de

    los

    tiempos,

    pues

    en

    esto se

    fundan

    principalmente las

    ms

    frecuentes

    ilusiones

    que

    pueden

    torcer

    y malograr

    el

    verdadero

    esp-

    ritu en tan delicada materia. La obra

    del

    P. Valencina

    allanar

    muchas

    dificultades,

    pondr

    en su

    verdadera luz

    muchos

    puntos

    obscuros, har

    fcil

    los

    directores de esp-

    ritu

    su

    espinosa

    tarea,

    y har comprensibles los caminos

    de

    la

    divina

    gracia

    para

    la

    prctica

    de

    las

    virtudes

    hasta

    muchas

    almas

    que en

    medio del ruido del mundo entre

    las

    distracciones

    de

    un estado

    profesin

    seglar pueden,

    sin

    embargo,

    con

    el divino auxilio, aspirar perfeccin

    muy

    alta.

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    VI

    Admirando tanto

    como

    el fondo

    la

    forma

    literaria, lo

    castizo

    y elegante

    del

    lenguaje, escriban otros: El, decamos

    aycr

    de

    Fr.

    Luis

    de

    Len,

    ha

    vuelto

    resonar

    en

    nuestros

    claustros,

    y

    el

    libro de Fray

    Ambrosio

    de

    Valencina

    por

    ms

    de

    un

    concepto

    nos recuerda

    las

    obras

    antiguas,

    pues su

    estilo

    no

    se

    resiente

    en

    manera

    alguna

    de

    la

    leccin

    de

    obras

    extranjeras,

    sino

    de

    las genuinainente nacionales.

    La

    descripcin que

    hace

    en los

    primeros

    captulos

    cartas de la vida

    espiritual, comenzando

    en

    ameno

    jardn,

    continuando

    por

    rido

    desierto y

    concluyendo

    por

    altsimas

    cumbres;

    la demostracin de que

    el

    celibato

    catlico es

    un

    verdadero

    estado,

    y que

    as

    se

    consider

    siempre

    en

    la

    Iglesia;

    la

    descripcin

    de

    lo

    que es

    y de lo que

    hace

    contra

    el

    verdadero

    espritu

    de

    Dios

    el

    espritu humano, son asuntos

    bien

    tratados

    y

    con

    tal

    novedad,

    que

    no

    se

    encuentran,

    as

    como

    quiera,

    en

    los antiguos msticos.

    Entendemos

    que la

    lectura

    de este l ibro ha de

    ser

    m uy til para

    las

    almas

    cris-

    tianas,

    y

    no

    es

    la

    obra

    misma

    escaso

    ornamento

    de

    nuestras

    letras.

    A

    estos

    juicios

    que

    hicieron

    de

    la presente

    obra

    La Sema

    na

    Catlica,

    de

    Madrid,

    y

    el

    Movimiento Catlico, pudiramos

    aadir otros muchos

    que omitimos en obsequio la breve

    dad

    y por

    creerlos innecesarios

    para

    el obje to

    de

    recomendar

    la lectura de

    este

    libro, tan recomendable por s misma,

    que

    apenas habr quien la

    empiece

    y la deje sin

    terminar,

    por

    el

    sabor

    agradable,

    el

    atractivo y uncin santa que

    en

    sus

    p

    ginas se

    encuentra.

    Buena

    prueba

    de

    ello

    es

    haberse

    agotado

    como por

    encan

    to,

    pesar

    de

    ser

    m uy numerosa, la 2.a edicin

    hecha en

    Ma

    drid, dejando lugar

    esta

    3.a,

    que

    de

    acuerdo con

    el

    autor

    imprimimos, corregida de

    algunos defectos

    y

    erratas

    con que

    sali la 2.a

    y

    mejorada

    en

    la forma

    que

    ver el

    lector.

    Gr.

    M. Y S.

    R.

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    Esta

    tercera

    edicin sale

    adems

    enriquecida

    con muchas

    indulgencias,

    que

    respectivamente

    han

    concedido

    casi

    todos

    los

    Excmo-.

    Sres.

    Arzobispos

    y

    Obispos

    de

    Espaa

    sus

    dio

    cesanos

    que

    hicieren

    en

    este

    libro un

    rato

    de

    lectura

    espiri

    tual.

    Esta recomendacin es tan alta

    para

    un

    buen

    catlico,

    que ms

    no

    se

    puede desear. La forrua

    en

    que se expresan

    dichos

    venerables

    Prelados,

    sucesores

    de

    los

    Apstoles y

    Prncipes de

    la

    Iglesia Catlica,

    no

    es

    idntica

    en

    todos,

    sino

    varia;

    pues

    unos conceden

    las

    indulgencias

    por

    cada

    carta

    captulo que

    leyeren

    oyeren

    leer

    devotamente;

    otros

    por

    cada

    hoja;

    otros

    por

    cada

    pgina,

    y

    otros

    por

    cada

    vez que

    hagan en este libro un rato de lectura

    espiritual,

    sin

    precisar

    tiempo

    ni

    nmero

    de

    pginas.

    Sanos

    permitido

    consignar

    aqu

    cada

    una

    de

    esas frmulas para

    conocimiento de los

    piadosos lectores.

    t

    Deseando

    promover

    y fomentar

    cuanto

    es

    de

    nuestra

    parte

    la devocin

    del

    pueblo cristiano,

    alentndola

    con

    espi

    rituales

    gracias;

    dando

    generosamente

    lo que en la

    misma

    forma hemos

    recibido,

    y

    usando de nuestras

    facultades, con

    cedemos

    por la presente cien das de indulgencia nuestros

    fieles diocesanos de

    uno

    y otro

    sexo, por cada vez que

    hicie

    ren su lectura

    espiritual

    en

    la

    preciosa

    obrita

    asctica

    titu

    lada

    La

    vida

    espiritual

    Cartas

    Tefila,

    sobre

    la

    vida

    interior

    del

    cristiano, escrita por el M. R. P. Ambrosio de Valencina,

    del Orden de

    Capuchinos.

    El Cardenal

    Monescillo,

    Arzobispo

    de

    Toledo.

    En

    la

    misma forma conceden

    ochenta

    das los Seores

    Arzobispos de

    Burgos,

    Sevilla y Zaragoza; y

    cuarenta

    los

    Seores

    Obispos

    de

    Astorga,

    Barcelpna, Mlaga,

    Pamplona,

    Segovia,

    Tarazona

    y

    Auxiliar

    de Toledo.

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    t

    E l

    Arzobispo de

    Granada

    bendice afectuosamente

    en

    Je

    sucristo

    al P.

    Valencina, y

    tiene

    el gusto

    de

    felicitarle

    por

    la

    inspiracin

    y

    acierto

    con que trata

    las

    preciosas ensean

    zas

    contenidas en La

    Vida

    Espiritual,

    envindole

    el nmero-

    del

    Boletn Eclesistico

    en

    que

    se

    recomienda

    su

    lectura

    y

    ochenta das de

    indulgencia

    para

    sus

    diocesanos

    por

    cada,

    hoja

    que

    leyeren

    devotamente

    de

    dicha

    obrita

    En

    igual forma

    concede otros

    ochenta

    el

    Seor Arzobispo

    de

    Tarragona,

    y

    cuarenta

    los Seores Obispos

    de

    Canarias,.

    Badajoz, Len, Lrida, Mallorca, Menorca, Orense,

    Oviedo,.

    Tenerife, Vich

    y Vitoria.

    t

    Con

    la

    mayor

    complacencia

    concedemos

    cien

    das

    de

    indulgencia

    nuestros

    amados

    diocesanos

    por cada pgina

    que lean

    de

    la

    obrita

    La Vida espiritual Cartas Tefila

    del

    R.

    P.

    F r.

    Ambrosio de

    Valencina,

    en

    la

    seguridad de que-

    tal

    lectura

    ha

    de

    ser

    provechosa para

    las almas.

    El Cardenal

    Arzobispo

    de

    Santiago.

    Del mismo

    modo

    conceden

    cuarenta

    das

    los Ilustrsirnos-

    Sres.

    Obispos de

    Cartagena

    y

    Murcia,

    Ciudad-Real, Ciudad-

    Rodrigo,

    Crdoba,

    Guadix,

    Lugo

    y

    Zamora.

    Gustosamente concedemos

    todos

    nuestros

    amados

    dioce

    sanos

    cuarenta

    das

    de

    indulgencia

    por

    cada

    captulo

    carta

    que leyeren oyeren

    leer

    devotamente del

    hermoso libro del

    P.

    Valencina

    La Vida

    espiritual Cartas

    Tefila,

    cuya lec

    tura

    est

    produciendo por aqu tanto

    bien

    como la vida,

    devota de San

    Francisco

    de Sales.

    -{- Ramn, Obispo de

    Coria.

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    17/410

    En

    iguales

    trminos,

    ms encomisticos an,

    se

    expresa

    el

    venerable

    Prelado de

    Plasencia,

    concediendo sus

    dioce

    sanos o tro s c ua re nta

    das

    por

    cada

    carta

    que

    leyeren,

    lo

    mismo

    que los Excmos. Sres.

    Obispos

    de

    Madrid-Alcal

    Almera, Cdiz,

    Gerona, Mondoedo,

    Orihuela,

    Palencia,

    Teruel

    y

    Tortosa.

    Para

    que

    mejor

    se

    vea

    la estimacin

    que

    ha merecido -

    dichos

    Prelados

    la

    presente

    obrita

    ponemos

    continuacin

    algunas frases de los mismos, tomadas de

    los

    Boletines

    Ecle

    sisticos

    de

    sus

    cartas

    particulares.

    La

    Vida

    espiritual

    es

    libro

    que

    estimo

    de

    gran

    provecho-

    para los

    fieles, y

    por

    lo

    mismo, me gustara verlo difundido

    entre

    m is diocesanos

    ,

    y El

    de

    Teruel.

    Con mucho

    gusto

    leo siempre

    que

    puedo algunas

    pginas

    de

    las Cartas

    Tefila

    y

    deseo

    que

    hagan

    otro tanto

    mis

    diocesanos

    y

    Toms,

    Obispo

    de

    Cartagena.

    Considero

    digna

    de

    eficaz

    recomendacin

    para

    el

    pueblo

    cristiano

    la

    preciosa obrita asctica Cartas

    Tefila

    sobre la

    vida

    espiritual.

    y

    El

    de

    Vitoria.

    Con

    especial

    gusto

    y verdadero placer he leido

    siempre

    esta

    preciosa

    obrita

    que

    tengo

    en

    mi

    librera

    y

    sobre

    mi

    mesa

    por el

    frecuente

    uso que hago de su

    lectura, la

    que

    juzgo

    t i ls im a

    para las

    almas

    piadosas

    por

    la sencillez y uncin

    evanglica con qne

    est escrita

    f

    El

    de

    Mallorca.

    Seguramente sacarn los

    fieles

    mucho fruto de leer,

    medi

    tar

    y

    practicar las

    enseanzas

    contenidas

    en

    la

    mencionada

    .

    obra.

    f E l Obispo de

    Crdoba.

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    18/410

    No lie

    tenido

    tiempo para

    leer ms que

    las

    10 primeras

    'cartas

    de

    su

    obrita asctica

    titu la d a L a

    Vida

    Espiritual

    y me

    apresuro,

    sin

    perder

    correo, felicitarle por la sencillez y

    claridad

    con

    que expone

    en

    ella

    la

    senda

    que

    deben

    seguir

    las almas

    para

    llegar

    la perfeccin

    y santidad.

    Me

    complace mucho

    que

    su trabajo haya sido

    enriquecido

    con

    las

    indulgencias

    de

    mis Hermanos

    en

    el

    Episcopado,

    y

    creo

    honrarme

    mucho,

    uniendo

    ellos

    mi nombre,

    y conce

    diendo

    cuarenta

    das

    de

    indulgencias

    todos

    y cada uno

    de

    m is

    diocesanos

    por

    cada

    hoja que

    leyeren

    11

    oigan

    leer

    devo

    tamente

    de

    dicha obrita

    j-

    Nicols,

    Obispo

    de

    Tenerife.

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    19/410

    PRLOGO D E L AUTOR

    Al

    piadoso

    lector:

    Por

    va

    de

    ensayo literario,

    comenc,

    oh

    lector

    devoto,

    publicar

    en El

    Mensajero

    Se

    rfico

    una serie de

    cartas

    Tefila

    sobre la

    vida

    espiritual.

    Esta

    Tefila

    quien diriga

    mis escritos

    fu

    para m en un principio cual

    quier alma amante

    de

    Dios, que

    es

    lo

    que

    sig

    nifica,

    etimolgicamente considerada, la

    pala

    bra

    tefila,

    compuesta de las dos griegas

    Theos

    (Dios) y

    pililos

    (amante); pero

    repito

    que esto

    fu

    en

    un

    principio, porque no

    bien llevaba

    publicadas

    una

    docena

    de

    cartas,

    cuando

    mu

    chas

    personas de

    todos

    estados y

    condiciones,

    algunas

    de posicin elevada y de

    mucha

    vir

    tud, m e honraron, consultndome ciertas du

    das

    y

    puntos

    escabrosos

    de la

    vida

    espiritual;

    consultas

    que

    me

    vi

    obligado contestar

    en

    las

    mismas

    cartas,

    aunque

    riesgo de

    variar

    algn

    tanto

    al

    plan

    que

    me

    haba

    formado.

    Desde entonces

    m i

    correspondencia, sin de

    jar

    de

    ser

    terica,

    se convirti en

    real,

    adqui

    riendo as

    el mrito

    y valor de soluciones

    prc-

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    20/410

    VIII

    ticas en

    cuestiones de

    actualidad;

    que

    de

    mucha actualidad son

    siempre

    para

    todo

    buen

    cristiano

    las

    cuestiones

    que

    se

    relacionan

    con

    la

    santificacin de

    su

    alma.

    De

    aqu el

    haber

    tenido

    que tratar

    con

    alguna

    extensin

    puntos

    tan

    delicados

    como

    la

    direccin

    espiritual,

    la

    virginidad, las

    tentaciones,

    la.

    pasin

    dominan

    te,

    las

    desolaciones

    y

    aflicciones de

    espritu,

    la

    lucha

    inevitable

    con

    los

    enemigos

    del alma,

    la

    devocin

    sensible, los consuelos

    divinos,

    el

    espritu

    humano, la

    vocacin

    religiosa,

    y otros

    no

    menos difciles

    que

    hallars

    en

    las

    pginas

    de

    este libro.

    La

    solucin

    de

    algunos

    de

    esos problemas,

    sea

    el

    asunto

    y

    doctrina

    de

    varias

    cartas,

    los

    tom

    del

    erudito

    y esclarecido

    Padre

    Fa-

    ber

    (Progreso del alma), como l su vez tom

    lo

    que convino

    su plan del

    P. Scaramelli

    (Discernimiento

    de

    los

    espritus)

    y

    ambos

    del

    Cardenal

    Bona

    y

    los

    tres

    del

    P.

    Ricardo

    de

    San Vctor

    (In

    cant.)

    y

    de

    otros

    autores

    anti

    guos,

    cuyos textos latinos consult

    para

    escri

    b ir

    con m s

    seguridad.

    De

    m uy necio se acreditara

    quien

    extra

    ara

    este modo

    de

    proceder,

    creyendo

    que en

    teologa,

    (sea

    dogmtica,

    moral

    mstica)

    es

    lcita, fcil

    siquiera posible

    la

    invencin.

    No

    en

    esta

    materia

    es

    imposible

    m uy

    difcil

    inventar;

    pero

    no

    lo

    es

    tanto

    combinar:

    es

    m uy

    peligroso y arriesgado

    pretender

    pasar

    por manantial;

    y m uy

    seguro

    y sin riesgo

    convertirse en

    aljibe

    estanque que

    recoja

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    21/410

    IX

    aguas del

    cielo

    de lejanas

    fuentes

    para

    brin

    dar

    con

    ellas al caminante sediento.

    Ese

    hu

    milde

    papel

    desempea

    este

    libro;

    es

    aljibe,

    pero aljibe de pursimas aguas, porque la

    doc

    trina

    en l contenida

    es

    la dlos ms

    santos,

    seguros,

    y

    aprobados

    autores

    que conozco

    en

    asctica

    y

    en mstica, lo

    cual

    declaro aqu en

    obsequio de la verdad, y como la

    mejor

    reco

    mendacin

    que de esta obra

    puede

    hacerse.

    La

    escrib,

    lector

    amado, con el solo

    fin

    de

    que

    fuera

    provechosa

    para

    tu

    alma

    y por

    eso

    te

    hablo

    en

    ella de los

    tropiezos

    que hallars

    en

    el camino

    de la

    virtud,

    para que

    los

    evites, y

    dlos

    medios

    que

    te

    ayudarn

    santificarte,

    para

    que

    los

    pongas por obra.

    Bien

    pudiera ofrecerte

    este

    libro

    con

    una

    larga introduccin seguida

    de

    retumbantes y

    encomisticos

    sonetos, como anteriormente

    se

    usaba;

    y

    tambin

    con

    un

    prlogo

    laudato

    rio,

    escrito de

    ajena mano, como

    es uso

    y

    costumbre de nuestros

    tiempos; y mejor

    aun

    con

    carta

    recomendatoria de

    algn

    Sr.

    Obis

    po,

    carta

    y

    prlogo

    que

    de

    buena

    gana

    me

    lo

    hubiera

    escrito

    un sabio

    y virtuossimo

    Prela

    do

    que me

    honra

    mucho con

    su

    afecto

    pater

    nal;

    pero

    he

    preferido drtelo

    as,

    mondo y

    lirondo,

    porque

    ni

    m,

    pobre

    hijo

    de San

    Francisco, m e

    est bien

    mendigar alabanzas,

    n i

    un

    libro

    destinado

    ensear

    virtudes

    prcticas

    le

    estara

    bien salir

    adornado

    con

    plumas

    de

    pavo

    real.

    Y si

    quieres saber, lector amado, las

    mate-

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    22/410

    X

    lias

    que

    se

    tratan

    en

    esta'obrita

    y el

    enlace

    que

    guardan

    entre

    s, no tienes ms

    que

    leer

    el

    ndice,

    donde hallars

    la

    recapitulacin de

    cuanto

    aqu se

    contiene.

    Y con

    esto

    te

    dejo,

    lector

    devoto,

    que seguramente

    lo

    sers,

    si

    buscas

    este

    l ibro

    para

    leerlo,

    porque

    l

    se ha

    escrito,

    no

    para

    personas

    mundanas, ni

    para

    las

    que

    quieren

    ser

    buenas

    slo

    medias, sino

    para

    las

    que

    de

    veras

    desean

    seguir

    el

    camino

    de

    la

    perfeccin cristiana, hacindose de este

    modo

    dignos

    de

    la corona eterna

    que

    Dios

    nos

    t iene

    prometida. Que

    t

    logres alcanzarla,

    es

    lo

    que

    te

    de desea el

    QLukoz.

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    23/410

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    J^|1S 35f

    I

    Ilusiones

    de

    Tefila:

    problemas

    que propone:

    dificulta

    des

    que

    ofrece

    su

    solucin:

    se

    explica el objeto de esta

    serie de

    cartas:

    reflexiones.

    fi amada.Tefila:

    Acabo

    de

    recibir

    tu

    lamen

    osa

    carta,

    cuya

    lectura

    ms de una vez lia.

    hecho asomar mis labios una

    sonrisa

    com

    pasiva.

    Bien se conoce,

    hermana

    ma,

    que

    te

    habas

    formado muchas

    i lusiones

    sobre la vida

    espiritual.

    Bien

    se

    conoce que ignoras

    los

    secretos

    caminos

    de

    la

    perfeccin

    Bien

    se echa de

    ver

    que 110 conoces to

    dava las escondidas

    y

    escabrosas

    sendas

    por do cami

    nan

    los siervos de Jesucristo

    Slo

    as

    se

    comprende

    que

    quieras

    dejar

    la

    prctica de

    la

    virtud,

    porque

    no

    hallas

    dulzuras en

    la

    comunin,

    gustos en

    los

    ejerci

    cios

    de

    piedad, consuelos en la

    oracin,

    suavidad y

    recogimiento en la

    soledad,

    para ti tan suave en

    otro

    t iempo.

    Repito,

    que

    bien

    se

    echa

    de

    ver

    por

    aqu

    cuantas

    i lusiones

    te habas formado

    sobre

    la

    vida

    espiritual

    Aades

    que con

    el

    fervor

    y

    los consuelos

    has per

    dido tambin el

    buen humor

    que

    te

    caracterizaba,

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    24/410

    2

    que te yas

    volviendo

    melanclica;

    y

    hacindote

    pesa

    da

    ti

    misma

    y

    los

    dems,

    por

    cuyo

    motivo

    te

    sien

    te s

    tentada

    dejar el

    penoso

    camino

    de

    la perfeccin

    cristiana.

    Slo

    te

    detiene,

    segn

    me

    dices,

    el pensa

    miento de ser

    ingrata al

    dulcsimo

    Jess, la considera

    cin

    de

    que

    estas

    sequedades

    y

    penas

    interiores no se

    rn

    ta l

    vez

    ms

    que

    una

    prueba

    dura y

    prolongada,

    y sobre todo, el temor

    de

    dar en

    el

    fatal extremo en

    que

    dan

    generalmente

    las

    almas

    que

    dejan la

    vida

    devota,

    escandalizando

    al

    mundo

    y

    sirviendo

    de

    lazo

    -al

    enemigo

    para

    coger otras

    almas. Fluctuando,

    pues, entre

    el

    temor y la esperanza

    y

    sumergida en

    un

    mar

    de

    sequedades

    y confusiones, me

    pides

    que

    te

    tienda

    una

    mano

    bienhechora,

    y no

    te

    deje

    naufra

    gar

    entre

    las

    furiosas olas

    que

    interiormente

    te

    com

    baten.

    Me

    suplicas

    que

    te d

    instrucciones

    oportunas;

    que

    te

    diga francamente

    lo

    que

    pienso

    acerca

    de

    la

    vida

    esjfiritual;

    qu

    concepto

    me

    he formado

    de

    los

    ocultos

    caminos

    por donde se llega

    la perfeccin cristiana;

    hasta

    qu punto

    de

    esa perfeccin puede aspirar un

    alma

    entre

    las distracciones

    y negocios

    del

    mundo;

    y, por ltimo, qu debes hacer para alcanzarlo. Todo

    esto

    y

    mucho ms

    quieres,

    mi cara

    Tefila,

    que

    te

    cliga.

    aadiendo,

    que

    tal

    vez

    de

    este

    modo

    se

    disipen

    las

    tinieblas

    de tu

    entendimiento,

    cese la

    ruda

    tor

    menta

    que

    sufres,

    y, lograda la apetecida calma,

    vuel

    vas

    emprender

    con

    gozo

    el

    camino

    que te

    ves

    obli

    gada

    dejar

    por el

    fastidio y

    cansancio que

    experi

    mentas.

    Gran tarea me

    espera,

    si he

    de

    cumplir tus

    deseos

    con

    la

    exactitud

    que

    el

    asunto

    merece; empresa ardua

    es

    por

    cierto la

    de querer

    satisfacer

    tus

    justas

    exi

    gencias;

    pero

    se

    interesan

    en

    ello la

    gloria

    de

    Dios y

    tu

    aprovechamiento

    espiritual;

    y esto me obliga

    poner

    manos

    la

    obra, arrostrando

    las

    dificultades

    que se

    me

    presenten, que no sern pocas. Cuando no

    pueda ms,

    desistir

    de

    mi

    empresa, y descansar

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    25/410

    a

    tranquilo, contentndome

    con

    indicarte

    cules

    son

    los.

    autores

    que con

    sus

    escritos

    pueden

    ayudarte

    en

    la

    grande obra de

    tu

    santificacin.

    La

    importancia

    de las

    cuestiones

    que me

    presentas,

    es

    tal, que

    no

    necesita

    ponderacin;

    pero

    s quiero

    decirte,

    que

    no

    pienses

    llegar

    de un

    vuelo

    la cumbre

    de

    la

    perfeccin, ni creas llegar,

    as

    como

    quiera,

    .

    una

    santidad

    extraordinaria,

    porque

    sta

    no

    es

    patri

    monio

    (volentis

    eque

    currentis),

    sino de aquel

    quien

    Dios

    quiere

    concederla.

    Rom.

    ix ,

    16.

    Al

    t omarme

    este

    trabajo

    slo

    pretendo

    desenga

    arte

    ti

    y

    otras

    muchas

    almas que

    hacen consistir

    la

    perfeccin en

    pequeas

    imperfecciones,

    y

    la santi

    dad en el

    cumplimiento de su santa voluntad: slo in

    tento darte

    conocer

    que la virtud

    slida y

    maciza

    no

    es nicamente

    hija de los claustros, sino fruto

    que

    se

    da en

    el

    mundo,

    y

    en

    todos

    los

    estados, edades

    y

    condiciones

    de la

    vida.

    Escribo

    para

    las

    personas

    que

    viven

    en

    el

    mundo; para

    las

    almas que, como t,

    pro

    curan

    santificarse

    en el

    seno

    de la

    familia;

    para todos,

    aquellos que sin

    poder

    abandonar los

    negocios del

    si

    glo, desean

    caminar

    por

    la ignorada

    senda

    de

    la

    perfeccin

    cristiana.

    No

    trato,

    pues,

    de

    hacer

    contem

    plativo

    ti ni

    nadie que por razn de su estado y

    ocupaciones no

    lo pueda

    ser;

    trato

    nicamente

    de

    sa

    tisfacer

    tus

    deseos,

    dicindote

    el

    concepto

    que

    tengo

    formado

    de

    la

    perfeccin

    cristiana,

    y

    hasta

    qu

    punto

    dla misma

    puedes llegar

    en

    medio del mundo.

    La

    vida

    verdaderamente

    cristiana,

    aunque austera,

    en

    apariencia,

    es

    dulcsima en

    realidad: est

    llena

    de

    encantos

    y delicias;

    pero

    delicias

    y

    encantos

    que

    slo

    se

    goza entrando

    en

    ella.

    El camino

    de

    la

    virtud pare

    ce

    primera

    vista spero

    y escabroso;

    pero

    cuando

    uno

    se

    interna

    en

    l,

    lo

    encuentra

    l leno

    de

    gratos

    y

    embelesantes

    atractivos. Si

    fuera

    posible dar

    cono

    cer

    con

    potica

    sencillez la

    dignidad,

    las

    excelencias,

    la

    belleza

    y amenidad

    de

    ese

    ignorado

    camino,

    no

    habra

    en

    el mundo un

    alma

    sensible

    y

    tierna

    que

    no

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    26/410

    4

    anduviera

    por

    l,

    que no se entregara

    de

    lleno

    la

    prctica

    de

    la

    virtud.

    Pero

    el

    mundo

    de lioy

    es

    tan

    superficial

    y se

    paga

    tanto

    de exterioridades,

    que

    hasta

    la

    virtud

    desdea,

    si

    no

    la ve ricamente

    atavia

    da.

    Por

    eso

    procurar

    adornar

    las

    cartas que

    te escri

    ba con las

    galas de la

    elocuencia, para que

    no

    eches

    de

    menos

    este

    auxilio,

    si

    por ventura

    necesitas de

    l,

    como

    yo lo

    necesitaba

    en otro

    tiempo.

    Aqu

    pensaba

    poner fin

    la

    presente;

    pero

    no

    lo

    har sin

    quejarme

    amargamente

    con

    Nuestro

    Divi

    no

    Salvador de

    que los

    hijos

    de las tinieblas

    sean

    ms

    cautos

    y

    prudentes

    en sus negociaciones

    que

    los

    hijos

    de la luz.

    Te

    dir

    por

    qu. Guando

    un

    viajero

    quiere recorrer

    una

    regin

    cualquiera,

    lo

    primero

    que hace

    es

    procurarse

    un

    mapa y un indicador que

    le

    seale

    el

    derrotero

    que

    ha

    de seguir

    y

    la

    naturaleza

    del

    suelo

    que

    ha

    de

    recorrer.

    All

    se

    entera

    dnde

    hay un

    paisaje

    hermoso

    y deleitable

    la

    vista, dn

    de

    un cavernoso

    tnel, dnde

    un

    ro

    caudaloso

    un

    puente

    colgante;

    y

    cuando

    llega

    estos

    puntos, no

    se

    espanta

    ni

    admira, porque ya

    lo

    tena previsto, aun

    que slo fuera confusamente.

    Si

    encuentra

    en

    las

    ne

    bulosas

    regiones del Norte

    un clima

    glacial,

    un

    terreno

    rido, un horizonte

    bajo

    y

    un

    cielo

    sin luz, no

    se

    atemoriza

    n i

    desfallece;

    porque

    sabe

    que no

    est

    en

    los tristes

    valles

    de

    la

    Grermania

    el claro

    y

    hermoso

    cielo

    de nuestra

    Espaa. Eso mismo,

    cara

    Tefila,

    de

    bieras

    t haber

    hecho

    al

    emprender

    el

    largo, spero

    y

    delicioso camino

    d la perfeccin cristiana.

    Si te

    hubieras

    prevenido

    de

    este

    modo,

    no

    te

    hubieras

    vis

    to

    en

    la

    perplejidad

    en

    que te

    hallas; pero, como

    dijo

    el

    otro:

    Todava

    estamos

    tiempo,

    y

    ms

    vale

    tarde

    que nunca.

    Animo,

    pues,

    y

    emprender

    la

    marcha con

    nue

    vos

    bros

    Si

    en

    algo

    puedo

    serte til,

    ya sabes

    que

    tu

    disposicin est siempre tu

    afectsimo Padre,

    Er. Ambrosio.

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

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    ;

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    28/410

    6

    Este,

    al decir

    de

    un

    Doctor

    mstico

    de

    mucha cele

    bridad,

    tiene sus comienzos en una

    regin

    grande

    mente

    potica,

    deliciosa

    y

    encantadora;

    tari encanta

    dora,

    deliciosa

    y

    potica/

    que

    el

    hombre

    no conoce

    sus

    encantos,

    sus delicias

    y su

    poesa

    hasta

    que ha

    salido de esa

    regin misteriosa, que

    le tena

    como

    fuera de

    s, absorto

    y

    enajenado.

    Si las

    palabras

    groseras destinadas

    describir

    los

    goces

    materiales,

    pueden

    servir para

    darnos

    una

    idea

    de

    los

    goces

    del

    espritu;

    si los

    encantos

    y

    delicias de la naturaleza

    pueden

    compararse

    con las

    delicias

    y

    los encantos de la

    gracia,

    slo

    una pradera

    hermosa

    tapizada de menuda

    yerba

    y

    silvestres

    flore-

    cillas;

    slo

    un

    ameno campo

    regado por mansos

    arro-

    yuelos,

    en cuyas

    verdes

    orillas se

    cran

    plantas

    olorosas

    que perfuman el ambiente;

    slo

    un inmenso

    jardn poblado

    de rboles

    frondosos,

    en cuyas

    ramas

    cantan

    dulcemente

    las

    aves

    del

    cielo,

    es

    lo

    que

    puede

    darnos

    alguna

    idea

    de

    esa

    regin

    maravillosa

    donde

    tiene

    sus

    comienzos

    el camino

    de

    la

    virtud.

    Los

    ms

    ticos la han llamado metafricamente

    pradera espiri

    tual

    regin

    de

    los primeros fervores.

    Ahora bien:

    d las

    almas

    que

    emprenden

    la

    senda

    de

    la

    perfeccin cristiana, unas perciben toda la

    her

    mosura

    y

    todas las

    delicias

    de

    esa

    mstica

    pradera,

    y

    otras

    pasan por

    ellas

    sin

    apercibirse

    de

    nada:

    slo

    experimentan las tranquilas

    emociones

    que

    producen

    un clima

    templado, una atmsfera brillante

    y

    un

    cielo

    benigno. Al

    primer

    nmero pertenecen las

    almas

    con

    vertidas;

    y al segundo

    nmero

    todas aquellas que

    por dicha

    suya

    han

    sido criadas en

    el

    temor

    de

    Dios,

    y

    no

    han

    dejado

    nunca

    el camino

    dla

    virtud, si

    lo

    han

    dejado

    alguna

    vez,

    han

    vuelto

    l

    apenas

    han

    conocido

    su extravo. Los

    primeros

    fervores

    de

    estas

    almas

    inocentes,

    rara

    vez presentan

    un

    carcter

    extra

    ordinario

    y carecen de intensidad, excepto

    el

    caso

    en

    que

    Dios quiera

    sacarlas del mundo

    y

    conducirlas al

    claustro, mediante la

    vocacin religiosa; que

    enton-

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    29/410

    7

    ees

    sus

    fervores suelen

    ser

    graneles,

    tan

    grandes

    que

    superan

    todos

    los

    obstculos

    que

    se

    oponen

    la

    con

    secucin

    de su

    objeto,

    es decir,

    su

    vocacin

    religiosa.

    Al

    contrario,

    las almas

    que

    vivieron

    largo

    tiempo

    en

    las

    tinieblas del

    pecado

    en

    el

    cieno

    de

    los

    vicios,

    al

    emprender el

    camino

    de la

    virtud,

    experimentan

    grandes

    fervores,

    porque son

    grandes las

    dificulta

    des

    que lian de vencer

    y grandes las pasiones que

    han

    de

    dominar,

    y

    grandemente seductores

    los inmun

    dos

    placeres

    que

    han

    de

    abandonar.

    Estas

    almas, amaestradas

    con

    amargos desengaos

    y ayudadas

    por

    la

    gracia,

    abandonan sus miserables

    deleites, se convierten

    Dios

    y comienzan

    una nueva

    vida.

    Empiezan renunciando las

    falsas mximas que

    antes

    profesaban;

    despus cobran

    horror

    al

    pecado

    y

    amor

    la

    penitencia; luego

    dejan

    los

    lcitos, pero

    insulsos

    y peligrosos pasatiempos del

    mundo;

    ms

    tarde

    practican

    algunas

    mortificaciones;

    y

    por

    ltimo,

    se

    someten

    las

    prescripciones

    de un confesor, propo

    nindose

    seguir cierto

    mtodo de

    vida. Al

    llegar

    aqu

    el alma convertida, est de lleno

    en

    la

    regin

    de

    los

    primero- fervores. Un

    auxilio

    sobrenatural des

    conocido

    hasta

    entonces,

    le

    ayuda

    obrar con

    pron

    t i tud

    y

    facilidad

    todo

    lo

    relativo

    al servicio

    de Dios.

    Siente

    una

    veneracin

    y

    un

    respeto

    filial

    hacia

    la

    Divi

    nidad;

    experimenta

    un atractivo

    amoroso

    hacia

    Jess

    Sacramentado

    y su

    Pursima

    Madre;

    halla gozo

    sensible

    en

    la

    oracin, suavidad

    en

    los

    Sacramentos,

    gusto en las humillaciones, dulzura en las peniten

    cias

    y

    facilidad

    en vencer las tentaciones;

    veces

    se

    halla

    embriagada con las dulzuras del

    amor

    divino,

    y

    le

    parece que habita

    en

    un

    mundo

    distinto

    del

    que

    antes

    habitaba.

    Estas

    gratas

    emociones

    son

    produci

    das

    en

    lo

    natural,

    por

    la

    novedad

    del

    estado

    en que

    se

    encuentra

    el

    alma,

    y

    por

    la luz

    y

    conocimiento

    que recibe

    de las cosas

    divinas,

    cosas

    hasta

    entonces

    nunca

    experimentadas;

    por lo cual le

    causa

    una

    gran

    de

    admiracin,

    una

    dulce

    suavidad

    y

    un amoroso

    2

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    30/410

    8

    agradecimiento

    hacia

    el

    bondadoso Seor que tantos

    bienes le ha

    hecho, sacndola de las tinieblas

    del

    pe

    cado

    y

    colocndola

    en

    las

    esplendorosas

    regiones

    de

    la

    gracia.

    Estos

    fervores

    t ienen

    sus

    sntomas

    de

    aumento

    y

    decadencia, sus

    ventajas

    y

    desventajas,

    sus

    experien

    cias

    propias

    y

    sus

    interioridades peculiares;

    revisten

    un

    carcter

    particular para cada individuo,

    y nece

    sitan una direccin

    especial para que

    consigan

    su

    ob

    jeto

    y

    el alma que los

    tiene no

    sea

    vctima de

    una

    imprudencia

    transcendental.

    Su

    duracin

    no

    tiene

    tiempo

    fijo:

    unos les

    duran

    meses,

    otros

    un ao

    dos,

    y almas hay que

    los

    han

    tenido

    cuatro

    cinco

    aos.

    Esto obedece

    que

    los primeros fervores tienen

    un

    doble

    objeto que cumplir: 1. arraigar

    las

    almas

    en la

    piedad para que

    no

    vuelvan atrs; 2. disponerlas

    dejar

    el

    mundo

    para

    volar

    al claustro

    y

    gozar

    de

    la

    dul

    ce

    soledad,

    donde

    Dios

    habla

    al corazn;

    y

    se

    puede

    ase

    gurar que si el alma corresponde

    ellos, no desapa

    recern hasta

    haber

    conseguido su

    objeto.

    Dios

    no

    escasea

    en lo

    necesario, ni abunda en lo

    suprfluo, sino

    que

    provee

    cada

    uno

    segn su flaqueza

    y

    segn

    su

    necesidad.

    Por

    eso,

    como

    te

    dije

    al

    principio, las al

    mas

    que siempre

    fueron buenas

    y nunca mundanas,

    reciben

    pocos consuelos en esta primera regin

    de

    la

    vida

    espiritual,

    porque

    no

    les

    hace

    la

    misma

    falta

    que

    las

    almas

    mundanas;

    y

    por eso

    stas

    que

    no

    podran

    despreciar

    el

    mundo

    y

    romper sus

    lazos,

    y

    mucho

    menos

    volar

    al

    claustro,

    sin especial

    socorro

    del

    cielo,

    son atradas

    por la dulzura

    del amor divino

    que

    les

    allana

    todas

    las

    dificultades,

    para que puedan

    cami

    nar

    fcilmente

    sin

    que

    los

    obstculos les

    hagan

    vol

    ver

    atrs.

    Pero

    al fin

    llega un

    da

    en

    que

    estos

    fervo

    rosos

    consuelos

    han

    cumplido

    su

    misin

    y

    desapare

    cen, tai

    vez

    para

    no

    volver

    ms.

    Algn

    da los

    encon

    traremos,

    dice el

    P.

    Faber, pero

    ser

    en

    el

    tribunal

    divino

    para

    dar cuenta

    de ellos, si

    no

    los

    aprovechamos,

    cual debimos

    hacerlo.

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    31/410

    9

    Desaparecidos

    como por encanto

    los primeros

    fervores,

    desaparece

    tambin

    para

    el

    alma

    la

    hermosa

    pradera

    que hemos recorrido

    y en

    cuyo estremo

    nos

    hallamos. Ahora

    empieza un vasto desierto lleno de

    trabajos, sufrimientos, luchas

    y fatigas.

    Es

    un erial

    inculto

    y

    lleno de

    malezas donde nos aguardan ocul

    tos

    nuestros

    enemigos

    para hacernos

    retroceder. Esta

    regin central de

    la vida espiritual es

    un

    yermo are

    noso, en

    el

    que

    no

    hay

    una fuente donde

    apagar

    la

    sed,

    ni

    una

    palmera

    que

    nos

    cobije

    con su

    sombra,

    ni

    siquiera una

    piedra miliaria con que medir las

    distancias

    y

    conocer

    el camino.

    Aqu

    apenas se en

    cuentra una

    senda

    por donde

    caminar,

    y

    si se

    en

    cuentra

    es

    difcil

    andar

    por

    ella,

    porque

    est sembrada

    de

    espinas.

    Apenas

    empieza el

    alma

    marchar con

    paso

    incierto

    por

    esta

    regin espantosa,

    se

    siente

    con

    asombro

    fatigada,

    tostada

    por

    el

    sol,

    enterrada

    en

    la

    arena,

    quemada por el viento abrasador

    del

    Me

    dioda,

    atemorizada

    por

    la

    soledad

    que experimenta,

    exasperada

    porque

    no

    halla

    alivio

    en

    su dolor;

    y todo

    esto le

    excita

    tirarse

    al suelo

    desesperada,

    abando

    nando

    la

    comenzada

    senda de

    la

    perfeccin

    cristiana.

    Aqu

    es

    donde las

    almas

    cobardes

    se vuelven

    atrs;

    aqu

    es

    donde un

    gran

    nmero

    de almas

    tmidas

    aban

    donan

    la

    gloriosa

    obra

    de

    su

    santificacin;

    aqu

    es

    donde

    las

    almas inconstantes

    son

    infieles

    su

    voca

    cin. D ios las

    desecha

    por su

    infidelidad, y el ngel

    que las guarda escribe

    entristecido

    en el

    libro

    de

    la

    vida

    estas tremendas

    palabras: Santidad

    frustrada

    Vocacin mal correspondida Pero

    el alma

    puede

    hacer

    que

    se

    borre esa

    lnea fatal, emprendiendo

    de

    nuevo

    el

    camino

    que en

    mala hora abandon.

    Aqu

    es,

    cara

    Tefila,

    donde

    se

    prueba lo

    que somos

    y

    lo

    que

    valemos.

    Este es

    el

    tiempo

    de

    animarse

    y

    tener

    va

    lor.

    Desdichado del

    que

    le

    falta

    Dichoso el

    que hace

    un

    esfuerzo

    y

    sigue

    caminando Pronto ver

    en lon

    ta nan za al

    Salvador

    que con

    la

    cruz

    cuestas

    viene

    consolarle

    y dirigirle

    esta

    misteriosa

    y

    conforta-

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    32/410

    10

    ti

    va frase:

    Adelante,

    alma

    fiel

    Adelante

    Fu nece

    sario

    que Cristo padeciese

    y

    as

    entrase en su gloria.

    (Luc.)

    Pero

    dejemos

    la alegora y

    vengamos

    la

    realidad.

    Una vez

    que los primeros fervores lian conseguido el

    objeto

    que Dios

    se propuso

    al enviarnos

    este socorro,

    desaparecen,

    y nos dejan al

    parecer sumergidos en un

    estado

    de

    tibieza. Sentimos

    que

    nos falta el auxilio

    celestial

    que

    nos

    ayudaba

    obrar con prontitud

    y

    gozo,

    y

    que estamos

    como abandonados

    nosotros

    mismos. Kenacen

    el

    genio

    y

    el

    malhumor

    que

    esta

    ban cohibidos

    por

    el

    peso

    de

    la

    gracia; se

    sublevan

    las

    pasiones que

    estaban dormidas

    por

    la

    influencia

    de

    los

    primeros

    fervores:

    y como

    si

    quisieran vengar

    se

    de

    haber

    estado

    tanto

    tiempo aprisionadas, se

    le

    van tan con tra nosotros,

    atacndonos

    con

    fiereza. Para

    salir

    su

    encuentro

    necesitamos

    los consuelos

    y

    la

    energa de los

    primeros

    fervores,

    y sin

    embargo, es

    to s

    nos

    han

    abandonado.

    La

    oracin

    es

    seca

    como

    el

    desierto donde

    nos

    hallamos; el

    trabajo

    espiritual

    rido,

    y al parecer infructuoso;

    los

    ejercicios

    de

    piedad

    ya no tienen

    atractivo;

    la

    mortificacin se

    hace

    dif

    cil,

    y

    la

    virtud nos parece impracticable. A

    esto

    se

    junta

    veces

    una

    amargura

    de corazn

    intolerable;

    cierto

    hasto

    y repugnancia las prcticas devotas;

    dudas

    y

    tinieblas

    en

    la

    mente,

    y

    una

    confusin

    inte

    r ior

    tan extraa

    y

    sombra,

    que el

    trnsito

    del alma

    por esa regin

    es

    llamado con toda propiedad por

    San

    Juan

    de

    la

    Cruz,

    noche

    obscura.

    Pero todo

    el

    camino

    de

    este

    desierto no

    es

    igual

    mente

    penoso.

    Sus

    principios son terribles

    y

    sus fines

    tambin:

    mas en el

    centro

    es el

    clima

    menos ardo

    roso

    y

    el

    cielo ms

    benigno:

    hay alternativas

    de

    penas

    y

    de

    consuelos.

    En

    cambio

    es

    el

    lugar

    donde

    nuestros

    enemigos

    nos salen al encuentro

    y se libran

    las batallas

    que

    nos

    han de cubrir de

    ignominia

    de

    laureles inmortales.

    Ay

    del

    alma

    que

    se

    deje aprisio

    nar

    de

    sus

    enemigos Ay de la que

    atemorizada vuel-

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    33/410

    11

    ya atrs Los laureles

    inmortales no

    se han hecho

    para

    ellas

    Por

    tanto,

    el

    alma

    debe

    emprender

    la

    tra

    vesa de este

    desierto

    con nimo esforzado

    y

    bien

    pertrechada, porque

    la

    extensin de

    esta segunda

    regin de

    la

    vida

    espiritual,

    es mucho

    ms

    grande

    que

    la

    extensin de

    la primera;

    tan grande, que

    la

    inmensa

    mayora

    de las

    almas

    espirituales

    salen

    de

    esta vida sin

    haber

    tocado

    su

    fin,

    bien

    sea

    porque

    se dieron

    poca prisa en caminar,

    bien sea

    porque

    Dio's

    quiso

    coronarlas

    apenas

    vencieron

    sus

    ms

    terribles

    enemigos.

    La tercera

    y

    ltima

    regin de

    la vida espiritual,

    es totalmente distinta

    de

    la

    que te

    acabo

    de describir.

    Si

    cabe,

    es

    ms

    agradable,

    pintoresca

    y

    encantadora

    que la primera. Cuando el alma,

    vencidos

    sus

    enemi

    gos,

    domadas sus

    pasiones, y

    purificada de

    sus

    anti

    guas manchas, llega

    al

    fin del

    desierto espiritual,

    ve

    desfilar

    sus

    ojos

    una

    cadena

    de

    frtiles

    montaas,

    cubiertas

    de

    arbustos

    florecientes

    y

    de

    amensimos

    bosques,

    que en verdor

    y

    lozana

    parecen competir

    con

    los del

    paraso.

    Un horizonte

    inmenso

    se extien

    de

    en crculo alrededor

    de

    esta

    regin maravillosa.

    E l

    alma camina

    por

    ella libre

    de

    temores

    y

    sobresal

    tos.

    Coge

    la

    flor que

    encuentra

    al

    paso

    y

    la fruta

    sazonada

    que

    le

    presentan

    los

    rboles

    inclinando

    sus

    ramas;

    recibe el

    obsequio que

    le

    tributan

    las avecillas

    creadas

    para

    el

    recreo del

    hombre;

    y

    hasta las fieras

    le

    dejan el trnsito

    libre

    vienen

    reconocerle

    por rey,

    como

    hicieron

    en

    la infancia

    del

    mundo,

    retozando

    juguetonas

    alrededor

    de Adn inocente. Por esta me

    tfora

    habrs entendido

    que Pablo,

    el

    favorecido de

    ios

    cuervos,

    y Antonio,

    el

    preceptor de los leones,

    y

    nuestro

    nclito

    Patriarca

    que

    jugaba

    con

    las

    aves

    del

    campo,

    y el Paduano

    que

    predicaba los peces,

    y en

    general todos

    los

    Santos

    y

    Santas

    de

    primer

    orden,

    lian

    llegado

    la

    cumbre

    de

    la

    santidad;

    porque has

    de saber

    que

    no

    todas

    las almas

    llegan

    las alturas

    de este

    pas

    montuoso, sino solamente aquellas

    que

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    34/410

    12

    purificadas

    del

    todo

    con

    el

    fuego de

    la

    tribulacin

    y

    restituidas la

    inocencia,

    se

    fian heclio

    capaces

    de

    respirar

    el

    aire

    puro

    de

    estas

    montaas

    de

    perfeccin,

    nombre con

    que

    designamos esta postrer

    regin de

    la

    vida

    espiritual. Aqu

    se

    gozan

    casi

    de continuo

    las

    dulzuras del

    amor

    divino,

    se

    siente

    la

    presencia

    de

    los

    ngeles buenos que

    nos

    velan

    con solicitud,

    y se re

    ciben

    con frecuencia

    las

    visitas del

    Amado. Entonces

    es

    cuando

    ste

    introduce

    al alma

    en

    la

    bodega

    de su

    corazn,

    la

    embriaga con el

    vino

    de su amor,

    y tie

    nen

    lugar

    los

    dulcsimos

    coloquios

    y

    el

    mstico

    despo

    sorio

    de

    que fiabla

    el

    Cantar de

    los

    Cantares,

    y que

    tan

    divinamente se fia

    visto

    realizado en

    nuestros

    grandes

    Santos.

    Pero como

    en

    este

    mundo

    no

    puede

    haber

    gozo

    cumplido,

    y

    este

    no

    es

    lugar

    de

    reposo

    sino

    de

    trabajos,

    el alma

    siente

    todava sus fatigas

    al subir la

    cuesta

    de

    esos

    montes;

    porque en

    ellos

    retumba de vez

    en

    cuando

    el

    ronco

    trueno,

    serpea

    el

    rayo y descarga sus fuerzas pasajera

    tempestad; de

    modo

    que en esta regin alternativamente

    todo

    es

    espantoso

    todo

    bello, todo

    aterrador

    todo

    sublime.

    De

    un

    lado

    est

    la

    elevada

    oracin,

    las

    visitas celes

    tiales,

    los

    regalos del

    Esposo,

    el

    sueo

    del

    amor

    divi

    no;

    y

    de

    la

    otra

    la

    abnegacin

    absoluta,

    la

    fiumilla-

    cin

    sobrehumana,

    las pruebas msticas y la

    cruci

    fixin

    que

    el

    alma

    debe

    fiacer

    de

    s

    misma.

    Tal

    es

    la

    alternativa

    en

    que

    se

    encuentra el

    alma

    al

    llegar las

    montaas de

    la

    perfeccin,

    la

    cumbre

    de

    la

    san

    t idad.

    Aqu tienes, amada Tefila, delineado

    grandes

    rasgos el

    plano

    alegrico

    de

    la

    vida

    espiritual,

    del

    ignorado

    camino

    de la

    perfeccin cristiana. Ms pu

    diera

    y

    quisiera decirte

    sobre

    l;

    pero

    como

    ya

    esta

    carta

    excede

    los

    lmites

    de

    tal,

    voy

    ponerla fin,

    exhortndote

    seguir

    animosa la

    senda

    de la

    perfec

    cin.

    Si

    te hallas en la

    entrada del

    desierto

    espiritual,

    como

    yo

    presumo, y

    de tu carta

    se

    colige,

    no

    te

    arre

    dren

    los

    trabajos que

    has

    de pasar en

    su

    travesa.

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    35/410

    13

    ]Buen nimo, Tefila

    rmate

    de

    fortaleza

    y empren

    de

    la

    marcha

    con nuevo

    fervor. Nadie sin

    luchar

    fu

    coronado;

    nadie sin

    trabajar

    recibi

    premio;

    nadie

    venci sin

    pelear

    denodadamente. Pelea,

    pues,

    y

    ven

    cers; trabaja,

    y sers

    premiada; combate,

    y alcanza

    rs

    la

    corona.

    Toma

    tu

    cruz

    y

    sigue

    Jess,

    que su

    vista

    te

    consolar,

    su ejemplo

    te

    animar

    y

    El

    te

    dar las

    fuerzas

    que t no

    tengas.

    Camina sin

    bus

    car descanso ni

    posada, que

    en

    este desierto

    no la

    hay.

    Adis

    El

    espritu

    divino

    te

    fortalezca

    con

    su

    alien

    to

    vivificador

    La

    Estrella

    de los

    mares

    guie

    tus

    pa

    sos

    por el

    spero

    sendero

    de la

    virtud

    Y

    si

    puedo

    ayudarte

    algo

    en tan gloriosa tarea,

    manda

    con

    toda

    confianza tu

    afectsimo

    Padre,

    Fe.

    Ambeosio.

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

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    (/#

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    virtud austera

    y sublime para

    los

    pusilnimes

    y afe

    minados.

    Valor,

    pues,

    y

    adelante

    que

    la

    cruz

    parece

    pesada

    mientras

    uno no

    se

    abraza

    ella; pero una.

    vez

    abrazado,

    conoce

    con

    placer que

    su

    peso es suave

    y su

    carga

    dulce

    y

    llevadera.

    La dificultad est,

    segn

    ine dices,

    en

    que no ha

    biendo en

    este

    desierto

    rboles

    que

    indiquen

    el

    cami

    no, ni piedra miliaria con que

    medir

    las

    distancias,,

    sino

    solamente

    cielo

    y arena,

    y un cielo tan igual

    y

    una

    arena

    tan

    movediza,

    que

    apenas

    sopla el

    viento

    borra la

    huella

    que

    en

    ella

    se imprimi:

    te hallas

    veces

    perpleja,

    sin

    saber

    si adelantas

    atrasas,

    si

    ca

    minas

    va recta

    dando

    vueltas alrededor,

    como

    los

    hijos

    de Israel

    en

    el

    Desierto. Quisieras, por tanto,

    que

    te sacara

    de

    esta

    perplejidad, dndote

    algunas

    se

    as

    inequvocas

    de

    que

    adelantas

    ( al

    menos

    de

    que-

    no

    ests

    parada),

    en

    el

    camino

    de

    la

    virtud.

    Xo

    es

    li

    viana

    tarea,

    cara Tefila,

    tener

    que andar

    ahora

    revol

    viendo

    l ibros

    de autores msticos

    para

    satisfacer

    tus

    justas

    exigencias:

    pero como

    tengo

    empeada

    mi

    palabra, debo dar

    cumplimiento

    tus

    deseos.

    La

    primera

    seal

    que se

    me

    ofrece,

    es la

    que

    nos

    propone

    el

    Salvador en

    su evangelio, diciendo: Bien

    aventurados los

    que

    tienen hambre

    y sed de

    justicia,

    porque

    ellos

    sern

    hartos.

    Que,

    en

    sentir

    de

    un

    pia

    doso

    autor,

    fu

    como

    decir:

    Bienaventurado el

    que

    tiene

    hambre

    y

    sed de

    perfeccin,

    que ciertamente

    la

    alcanzar.

    Dichoso

    el

    que

    se

    afana

    por

    adquirir la.

    santidad,

    que

    no

    sern

    intiles

    sus afanes Bienaven

    turado el

    que

    desea

    santificarse,

    porque

    sus

    deseos,

    sern

    cumplidos

    Este

    deseo

    de

    santidad es una gracia

    especial

    que

    Dios

    hace

    las

    almas

    que

    quiere

    condu

    cir

    la

    perfeccin;

    y

    esto por

    s solo

    prueba

    que

    el

    alma no est dormida n i

    tranquilamente sentada

    en

    el

    camino de la

    virtud,

    sino

    que se

    mueve,

    aunque

    sea

    lentamente, Por

    tanto,

    el

    deseo

    general

    de

    ser perfec

    tos, de

    aprovechar en

    virtud,

    y

    de ser

    ms

    buenos

    ca

    da

    da,

    es una seal cierta

    de

    que

    progresamos en

    la .

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    38/410

    16

    vida

    espiritual.

    Mas,

    para

    que

    no

    te alucines,

    toman

    do

    por

    seal

    de

    aprovechamiento

    lo

    que

    no

    lo es,

    te

    advierto

    que

    este

    deseo

    no

    es

    tal,

    si

    de

    algn

    modo

    no

    desciende

    la

    prctica. Dios

    nos

    lo

    da nicamente pa

    ra

    que

    caminemos

    y

    aprovechemos

    en

    virtud;

    y

    por

    consiguiente,

    si nos

    limitamos

    sentirlo

    en

    nuestra

    alma,

    dejndolo ocioso, lejos de

    ser un

    signo

    de

    ade

    lanto, lo

    ser

    de retroceso. Para

    que

    este deseo

    sea

    seal

    inequvoca

    de

    progreso

    espiritual,

    debe

    ser incompa

    tible

    con

    la

    pereza y

    la

    tibieza.

    En

    la

    vida devota

    hay

    que

    comenzar

    por

    no ser

    tibio;

    y

    si

    este

    deseo

    no

    aleja de nosotros la

    tibieza,

    cuando l

    nos

    abandone,

    nos

    dejar seguramente

    en

    un estado mucho

    peor

    de

    aquel

    en que

    estbamos,

    cuando

    empezamos

    sentir

    lo.

    As,

    pues,

    para estar seguros de

    que nuestros

    de

    seos

    de

    perfeccin

    son

    un signo

    de

    aprovechamiento

    espiritual,

    debemos reducirlos la

    prctica

    por

    medio

    de

    la

    oracin, de la

    mortificacin

    y

    de

    otros

    mil

    me

    dios

    de

    santificacin

    que tenemos.

    Slo

    as

    se

    cumpli

    rn

    en

    nosotros

    las

    palabras

    de

    Jesucristo: Bien

    aventurados

    los

    que tienen

    hambre y sed

    de

    justicia,

    porque ellos

    sern hartos.

    La

    segunda seal

    de

    nuestro

    aprovechamiento es

    piritual,

    aplicacin

    y consecuencia

    de

    la

    anterior, es,

    segn

    doctrina de

    N. S.

    D. San

    Buenaventura,

    el pro

    ponernos

    en

    nuestras

    devociones

    y

    ejercicios

    espiri

    tuales

    un

    objeto

    particular

    y

    concreto: como,

    por

    ejemplo, vencer

    algn afecto

    que

    domine nuestro

    corazn,

    no cometer

    ninguna

    falta que desedifica

    los

    dems,

    adquirir

    aquella

    virtud que ms

    falta nos

    hace,

    acostumbrarnos

    u na mortificacin

    especial.

    Cualquiera

    cosa

    de

    estas que hagamos, es una prueba

    de

    que

    Dios

    nos asiste

    y

    de

    que

    marchamos

    animosos

    por

    la

    senda

    de

    la

    virtud.

    Y

    esto,

    adems

    de

    ser

    una

    seal

    de

    adelanto,

    es tambin

    un medio

    eficaz

    para

    aprovechar en virtud. Poco ningn

    progreso

    hara

    mos , si

    obrramos

    de

    una

    manera

    vaga

    y

    general, sin

    proponernos un

    fin

    determinado;

    porque,

    segn el

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    39/410

    17

    adagio, el

    que

    mucho

    abarca poco aprieta,

    y

    es una

    Terdad. Habr

    alguno,

    como dice

    el Padre Rodrguez,

    que

    en

    la

    oracin

    de

    la

    maana

    propondr:

    Hoy

    he

    de

    ser

    un

    santo:

    no

    he de

    ser soberbio

    en

    nada;

    no

    me

    enfadar

    con

    nadie,

    ni

    perder

    la

    presencia

    de

    Dios,

    ni

    dejar

    pasar

    ocasin en

    que

    pueda

    mortificarme,

    y

    he de

    guardar silencio

    todo

    el da. Mucho

    me temo

    que ni guardaris

    silencio,

    ni os mortificaris, ni

    andaris en la

    presencia

    de

    Dios,

    ni

    dejaris

    de en

    fadaros

    y

    ensoberbeceros. Sabis

    por

    qu?

    Porque

    habis abarcado

    mucho,

    y

    as

    110 se

    adelanta

    en

    la

    vida

    espiritual. Tratad

    de extirpar un

    vicio solo ad

    quirir

    una

    virtud particular,

    y sed

    constantes hasta

    conseguirlo;

    as

    es como se progresa

    en

    el

    camino

    de

    la

    perfeccin. Aqu viene

    de

    molde lo que

    cuentan

    nuestras

    Crnicas

    antiguas

    (1)

    del

    bienaventurado

    Er.

    Junpero, compaero

    de

    nuestro serfico

    Patriar

    ca.

    Quiso

    adquirir

    la

    virtud

    del

    silencio

    y

    recogi

    miento,

    y empez

    un da por

    no decir

    palabra

    ociosa

    en honor

    del

    Padre

    Eterno;

    el

    segundo por no hablar

    ms

    de

    lo

    necesario

    en honor de

    Jesucristo;

    el

    tercero

    guard

    el mismo

    silencio

    y recogimiento por reveren

    cia

    del

    Espritu

    Santo;

    el

    cuarto

    por amor

    de

    la Vir

    gen

    Santsima,

    y

    as discurri por todos

    los

    santos

    de

    su

    devocin,

    guardando

    perpetuo

    silencio

    por espa

    cio

    de seis

    meses,

    con

    lo cual

    adquiri

    aquel

    recogi

    miento

    y aquella

    virtud tan especial

    que

    leemos en

    su vida.

    As

    es,

    cara Tefila,

    cmo

    se

    alcanza

    la

    per

    feccin.

    Pero como

    pienso tocar

    este mismo punto en

    otra

    ocasin,

    m e

    reservo para

    entonces

    lo

    que

    ahora

    omito,

    por no

    hacer

    digresiones

    en

    el asunto

    que

    va

    mos

    tratando.

    La

    tercera

    seal

    de

    que

    vamos

    adelantando

    en

    nuestro

    camino,'

    nos

    la

    da

    San

    Bernardo

    en

    estas

    pa

    labras

    (2): El

    varn

    justo nunca cree que

    ha llegado

    (1)

    Lib.

    v i,

    cap.

    38.

    (2) Ept. 253.

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

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    18

    la

    cumbre de la

    perfeccin; nunca

    est

    satisfecho

    de

    lo

    que

    hace

    por Dios,

    sino al

    contrario, siempre

    des

    contento

    de

    s

    mismo,

    cree

    que

    debe

    ser

    ms

    bueno,

    y

    as

    trabaja

    por

    ir

    de

    bien mejor.

    S, amada

    Tefila;

    el

    descontento

    de nuestro

    presente

    estado, la persua

    sin ntima de

    que debemos

    ser

    ms buenos

    y

    hacer

    por Dios

    algo ms de lo que hacemos,

    es

    otra gran

    seal

    de

    que vamos bien en

    nuestro

    viaje. Si olvida

    dos del

    camino

    que

    hemos

    recorrido y ele las

    fatigas,

    que

    hemos

    pasado, y descontentos

    de

    todo eso pone

    m os

    los

    ojos

    en

    lo

    que

    nos

    falta,

    persuadidos

    de

    que.

    debemos

    hacer

    algo ms

    por Dios, entonces

    podemos,

    contarnos

    entre

    las

    almas dichosas

    y

    favorecidas

    del

    Seor.

    Dichoso,

    dice San

    Jernimo,

    el que

    olvidado

    de

    lo

    que hizo ayer, slo

    piensa en

    lo que

    har

    hoy

    por

    su

    Dios

    (1).

    Pero es de

    notar que este

    desconten

    to de

    que

    voy

    tratando,

    debe ser humilde y

    tranqui

    lo;

    porque

    si

    nos

    causa

    inquietud

    interior

    nos

    turba

    en

    nuestros

    ejercicios

    espirituales, no

    es

    buena seal.

    Para

    que lo

    sea,

    debe

    nacer

    de un vivo agradeci

    miento hacia D ios

    por

    las muchas mercedes que nos.

    lia

    dispensado su mano bienhechora, y estar

    acom

    paado de cierto rubor y confusin de

    nosotros

    mis

    mos,

    por

    no haber

    correspondido fielmente

    esas

    gracias,

    ni

    habernos

    aprovechado de

    tan

    divinos fa

    vores.

    Este

    agradecimiento

    y

    esta humilde

    confusin

    causan el

    descontento

    de

    lo

    poco

    que

    hacemos

    por

    Dios,

    y la

    persuasin de que debemos hacer ms

    y

    mejor, lo cual es una prueba evidente

    de

    que vamos

    adelante

    en el camino

    empezado.

    E l

    Real

    profeta

    nos

    da

    otra seal

    de nuestro

    apro

    vechamiento en estas dos

    palabras

    del

    salmo 76:

    Nunc

    ccepi:

    Ahora

    empiezo.

    Tal

    vez te

    parezca

    esto

    extrao,

    Tefila;

    pero

    es una

    gran

    verdad:

    el

    estar

    comenzando

    siempre

    de

    nuevo,

    el

    hacer

    cada

    da

    nue

    vos

    esfuerzos

    por

    adelantar,

    es

    una prueba

    de que

    ade-

    (1) Sup.

    Psl.

    83.

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    41/410

    19

    lantamos,

    y

    tal prueba,

    que

    el

    gran San

    Antonio

    haca

    consistir

    en esto la

    perfeccin.

    En

    una

    ocasin le

    roga

    ron sus

    monjes que

    les

    diera algunos documentos

    espirituales,

    y empez

    por

    aqu

    su

    razonamiento:

    Na

    die

    se

    canse

    ni desfallezca en el

    viaje

    que

    ha

    emprendi

    do;

    y

    el

    que

    quiera darle

    dichoso trmino,

    haga

    cuen

    ta

    que cada da empieza de nuevo caminar. (1) Pero

    esto

    no

    quiere

    decir que

    cada

    da

    hemos

    de

    hacer nue

    vas

    devociones,

    ni

    practicar

    nuevo mtodo de oracin,

    ni

    nuevas

    mortificaciones,

    ni

    nuevas

    frmulas

    en

    el

    rezo, ni

    nada

    nuevo en

    este

    sentido.

    Lo

    que quiere

    decir, es

    que dejndonos

    de

    nuevas prcticas y

    con

    cretndonos

    las

    ya

    adoptadas

    prescritas por el di

    rector,

    hagamos

    nuevos

    esfuerzos por cumplirlas con

    fidelidad, renovando cada da nuestro

    fervor

    y

    nues

    tra intencin de hacerlo todo

    por

    la gloria

    de

    Dios.

    Eso es lo

    que quera

    decir

    el

    Profeta

    cuando

    exclama

    ba:

    Ahora

    empiezo,

    ahora

    empiezo

    servir

    Dios

    La

    quinta

    seal

    de

    que vamos

    progresando

    en vir

    tud,

    es

    la

    que

    llaman los

    doctores

    msticos atractivo

    espiritual;

    y

    consiste

    en una conviccin profunda

    de

    que Dios quiere

    de

    nosotros

    algo particular. Es una

    especie

    de

    inspiracin

    constante

    por

    medio

    de

    la

    cual

    conocemos

    que Dios nos quiere llevar

    por

    un

    camino

    ms

    bien

    que

    por

    otro.

    Unos sienten

    atractivo

    hacia

    los

    pobres,

    otros

    hacia

    la

    soledad, otros

    hacia las

    obras

    de

    caridad,

    otros hacia

    la

    penitencia, otros

    ciertas

    prcticas

    de virtud,

    otros

    la

    extincin de cierto

    de

    fecto caracterstico

    y

    otros

    hacia

    la conversin

    direc

    cin

    de las

    almas; de

    modo

    que este atractivo es una

    especie de

    vocacin continua

    que nos indica

    lo que

    Dios

    quiere actualmente de nosotros.

    Hay

    almas

    que

    tienen

    un

    atractivo

    perseverante

    toda

    su

    vida,

    y

    en

    otras

    vara

    segn las circunstancias;

    unas

    lo

    tienen

    m uy

    sensible,

    casi irresistible;

    otras

    lo sienten

    con

    po

    li) Niillo in arrepto

    propositi

    vigore lasscscerc: ete.

    San

    Ata-

    nasio

    in

    ejus vita.

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    42/410

    20

    ca

    viveza; al

    paso

    que hay muchas

    sin atractivo

    parti-

    lar,

    y

    no

    pocas que

    lo

    tienen

    universal

    para

    todo

    lo

    bueno.

    Lo

    que

    conviene

    en

    este

    punto

    es que

    el

    alma

    se

    conozca

    s

    misma,

    se

    examine con diligencia

    y

    humildad,

    adquiriendo por

    este

    medio,

    y

    por

    el dic-

    tmen

    de

    su

    director,

    la certeza

    de

    que

    este

    atractivo

    procede de

    Dios; porque muchas

    veces

    puede proceder

    de la

    susceptibilidad

    natural, de

    la

    educacin,

    de

    complexin delicada,

    de

    otras

    causas menos

    buenas;

    y

    entonces

    dicho

    se

    est

    que no es

    ni

    puede

    ser

    signo

    de

    aprovechamiento

    espiritual.

    Finalmente,

    como

    este

    atractivo

    no es n i universal ni

    indispensable,

    no

    debes

    turbarte si te

    faltare;

    pero

    si

    lo

    sientes en tu

    alma,

    y

    tienes

    la

    certeza de que procede de Dios, dle

    gracias por este beneficio,

    y

    sle fiel,

    que sin

    duda

    alguna Dios

    quiere

    elevarte

    por este medio

    la

    per

    feccin.

    La

    lt ima

    seal

    que

    voy

    darte

    del

    progreso

    en

    la

    virtud, es

    inequvoca,

    certsima,

    infalible en cuanto

    pueden

    serlo

    los

    signos

    de que el hombre se

    vale

    en

    esta vida. Es

    la

    piedra de toque de

    la

    perfeccin,

    y

    consiste

    en

    estar

    apercibidos y

    siempre

    punto

    pa

    ra

    responder

    Dios en cualquier

    tiempo

    y ocasin

    que nos

    llame.

    Si esperamos

    la

    muerte

    con

    nimo

    tranquilo

    y reposado;

    si estamos

    dispuestos

    dejar

    este

    mundo

    sombro

    y

    esta vida

    engaosa,

    para

    pasar

    de

    repente

    la

    regin de las delicias

    y

    la

    vida ver

    dadera;

    si

    tenemos

    nuestras

    cuentas ajustadas,

    siem

    pre

    punto

    para

    responder al

    Seor

    en

    el

    momento

    que

    se

    digne

    llamarnos, buena seal, Tefila;

    110 he

    mos

    adelantado

    poco

    en

    la senda

    de

    la

    perfeccin

    cristiana. Entonces nos

    parecemos al siervo

    fiel de

    quien

    dice el

    Salvador: Bienaventurado el siervo

    que

    cuando

    su

    Seor

    llamare,

    le

    halle

    vigilando

    y

    dispuesto

    darle

    cuenta

    (1). De lo contrario, nos pa

    recemos

    las

    vrgenes imprudentes

    y

    dormilonas

    (1)

    Math. 24.

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    43/410

    21

    quienes

    dijo el mismo Seor:

    No

    os

    conozco

    Ale

    jaos

    de

    m

    Con

    esta

    piedra

    de

    toque

    se

    prueban

    s

    mismo los

    siervos

    de

    Dios. As

    lo

    haca el

    dolorida

    Job,

    cuando dejaba

    escapar

    de

    sus labios

    este

    sublime

    lamento:

    Todos

    los

    das

    que paso en este

    mundo

    es

    pero

    la

    muerte,

    que ha de darme la

    inmortalidad

    T me

    llamars,

    Seor,

    y

    yo

    te

    responder; yo acu

    dir

    tu

    voz

    y

    me

    presentar

    Ti,

    cuando me

    quieras

    l lamar.

    (1)

    Pues hagmoslo as

    nosotros; probmo-

    nos

    menudo

    con

    esta

    piedra

    de

    toque,

    y

    sabremos

    si adelantamos

    no en la virtud.

    Ya estn

    satisfechos

    tus

    deseos,

    apreciada Tefila;

    ya tienes

    aqu

    seis seales de

    aprovechamiento,

    nin

    guna de las

    cuales

    excede tu capacidad: y

    advierte

    que no es

    necesario que las tengas todas; basta que

    siquiera tengan una

    dos;

    que esto es suficiente para

    conocer

    que estamos

    vivos,

    que

    la

    gracia

    nos

    anima

    y que

    vamos adelantando

    algo en

    nuestro camino.

    Pe

    ro

    no

    por eso has de creer que ya est todo en regla

    dentro

    de

    nosotros, que

    nos hemos internado en

    el

    desierto

    espiritual, que

    todava

    hay

    mucho que

    andar.

    Como

    la

    peticin que me

    hacas

    en

    la tuya

    era

    justa,

    lite

    respondido

    ella

    directamente: porque

    en

    hecho

    de

    verdad, el

    deseo de saber el estado en que

    nos

    ha

    llamos,

    y

    el

    progreso

    que

    hacemos

    en

    la

    perfeccin,

    no

    es

    malo, ni

    siquiera imperfecto, con tal que

    no

    sea

    desordenado;

    pero

    siempre

    es

    peligroso este

    deseo

    cuando

    es

    excesivo.

    Adems

    quiero que

    sepas

    que por ms que

    te

    afa

    nes,

    no

    podrs nunca

    adquirir

    un

    conocimiento

    exac

    to

    de

    tu

    aprovechamiento

    espiritual,

    porque

    esto

    se

    opone

    el

    amor

    propio, que exagera

    extremadamente

    el

    poco

    bien que

    hacemos;

    y

    la

    gracia,

    que

    obra

    por lo

    general

    de

    un

    modo

    oculto,

    sin

    darnos cuenta

    de sus

    ntimas

    operaciones. Y

    no slo

    no

    podemos

    saber

    punto

    fijo

    el

    progreso que hacemos en

    la

    virtud,

    sino

    (2)

    Job.

    14.

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    44/410

    que

    ni

    siquiera

    nos

    conviene saberlo, por

    lo mucho

    que

    nos

    expondramos

    la

    presuncin

    al

    abati

    miento.

    Hasta

    dnde

    llegara

    nuestra

    vanidad,

    hasta

    dnde

    nuestra

    jactancia y

    presuncin,

    si

    conocira

    mos

    que

    navegbamos

    viento

    en popa? Y hasta

    dnde

    llegara

    nuestro

    desaliento,

    hasta

    qu grado

    subira nuestra

    desconfianza

    y

    abatimiento,

    si

    Adera

    mos

    que no dbamos un

    paso en

    la a'irtud?

    En el

    primer

    caso

    nos faltara la humildad, fundamento

    de

    toda

    perfeccin;

    y en el

    segundo nos faltara el

    amor

    y

    la

    confianza

    en

    Dios,

    sin

    lo

    cual

    es

    imposible

    la

    permanencia

    en el bien.

    A medida

    que Arayas

    adelan

    tando

    en

    virtud,

    conocers la verdad

    de

    estas

    asercio

    nes.

    y arers que la incertidumbre en

    este

    punto

    nos

    ayuda

    progresar en

    la

    comenzada

    senda, porque

    nos

    hace

    ms

    humildes

    y ms generosos

    para

    con

    Dios.

    Srvante estas advertencias

    para

    aquietarte

    en

    las

    dudas

    que sobre

    tu

    aprovechamiento

    te puedan

    venir,

    y

    nunca

    olvides

    esta

    hermosa

    sentencia

    de

    San

    Francisco

    de

    Sales:

    La

    perfeccin

    cristiana

    no

    con

    siste

    en mucho

    saber,

    sino

    en mucho hacer.

    Sin

    em

    bargo,

    como

    es imposible

    recorrer, sin

    extraviarse,

    un camino

    tan

    intrincado,

    largo

    y resbaladizo como

    el

    de

    la

    Artud, debes informarte de sus

    peligros

    para

    no

    exponerte

    un extravo

    lamentable: y

    una

    vez

    informada

    sigue

    con

    humildad

    y

    confianza

    los

    pasos

    del

    gua que el

    cielo

    te

    hubiere deparado. Este es

    el

    modo

    seguro

    de

    llegar

    en

    poco tiempo las alturas

    de

    la

    perfeccin,

    donde desea

    verte

    tu

    afectsimo Padre,

    Fe. Ambeosio.

  • 7/25/2019 La Vida Espiritual o Cartas a Teofila Sobre La Vida Interior Del Cristiano

    45/410

    IV

    VERDADERA IDEA DE LA

    PERFECCIN

    CRISTIANA

    Dos

    problemas: solucin del primero: santidad

    absoluta

    y

    relativa:

    en

    qu

    consisten.

    ieciada

    Tefila:

    Altamente

    interesante

    y d