LA VIOLENCIA EN LA TELEVISIÓN Y LOS NIÑOS

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LA VIOLENCIA EN LA TELEVISIÓN Y LOS NIÑOS Medios de comunicación. Comportamiento mimético. Atractivo de la violencia. Mass Media. Escenificación violenta. Efectos perjudiciales. Rasgos. Telespectadores. Niños. Aprendizaje de la agresión. Influencia. Soluciones Se dice frecuentemente que vivimos en una época violenta. Y es obvio que es así, la violencia es un mal que corroe los cimientos de nuestra sociedad, para abordar con rigurosidad

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LA VIOLENCIA EN LA TELEVISIÓN Y LOS NIÑOS

Medios de comunicación. Comportamiento mimético. Atractivo de la violencia. Mass Media. Escenificación violenta. Efectos perjudiciales.

Rasgos. Telespectadores. Niños. Aprendizaje de la agresión. Influencia. Soluciones

Se dice frecuentemente que vivimos en una época violenta. Y es obvio que es así, la violencia es un mal que corroe los cimientos de nuestra sociedad, para abordar con rigurosidad este fenómeno es imprescindible saber cuánta violencia emiten los medios de comunicación, cómo influye la violencia en los telespectadores, que efectos puede provocar ver reiteradamente imágenes violentas y que soluciones o recomendaciones puede haber a este problema.

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INTRODUCCIÓNActualmente vivimos en una sociedad consumista en donde los medios de comunicación devoran la actualidad y la desechan; la información pierde la posibilidad de formación y se convierte en una noticia que envejece rápido.

Estamos saturados de información y faltos de conocimiento. Sin embargo, el poder de socialización de los medios es inconmensurable, sobre todo de la televisión que tiene un efecto demoledor y sutil, ya que moldea día a día nuestras creencias y actitudes y nos hace a su imagen y semejanza. Ya nadie pone en duda de que la televisión es la principal fuente de socialización, aunque más que socializar y humanizar desinforma y deshumaniza. El poder de socialización de los medios( no solamente de la televisión) viene al multiplicarse al convertirse en tema de comunicación en la familia, amigos...

Se lee poco, se escribe menos, se reflexiona escasamente. Vivimos en la inmediatez, la superficialidad de la imagen momentánea y, aunque criticamos a los medios de comunicación, les demandamos una ración, cada día mayor, de sensaciones. Por eso en la cultura televisiva, la violencia constituye la regla, no la excepción; se transmite la idealización de la supervivencia y admiración hacia el más fuerte, el más insensible, el (educadamente o no) depredador. Llegado a este punto y consciente de que los medios de comunicación reflejan en gran medida nuestro modelo cultural y nuestro sistema de valores, la conclusión que se deriva de ello es que son un problema social. Un problema sería la incidencia que sobre los niños tiene el hecho de que, por ejemplo, durante cualquier semana sin salir de casa hayan podido ver 770 asesinatos, 47 torturas, 28 secuestros.. Y qué decir sobre las películas que transmiten una justicia vengadora como Rambo o Batman o del tipo Freddy Krugger. Sin embargo, es la falta de supervisión por parte de los padres y tutores lo que permite que haya niños con una exposición a la violencia extrema. Con frecuencia se culpa a los medios de comunicación, desplazando así la responsabilidad, cuando en realidad un gran número de personas encuentran la violencia atractiva: la violencia es el disfrute de su contemplación(la violencia no es sólo física, sino también verbal), además la violencia también queda implícita en dibujos animados. Podemos tener el peligro de que los niños, jóvenes e incluso adultos imiten lo que los medios de comunicación nos muestren, sobre todo si se presenta como algo deseoso y de lo que se obtiene beneficios.

Hoy la televisión nos muestra en directo guerras, catástrofes y atrocidades. No hay método para dañar, matar o humillar que no sea expuesto, absorbemos una violencia que parece simulada; leemos, vemos y escuchamos noticias de violencia con tal normalidad que lo hacemos mientras comemos. Parece como si nos resultara necesario devorar desastres y sufrimientos.

Hemos presenciado guerra reales, en directo, donde el horror y el dolor se han transformado en un juego, donde el espectador pasivo vibra como si de un deporte se tratara ante la estela de un misil que impacta sobre una ciudad.

A veces la TV es ese ojo que nos permite entrar en la tragedia de los otros, que nos aproxima la sangre, los celos. Eso explica el éxito de los sensibleros y morbosos reality-shows así como los actuales programas de corazón.

Obviamente sabemos que la violencia actualmente no se conceptualiza ni como algo positivo ni negativo, no tiene valor en sí misma, sino sólo como fin. Por consiguiente, si la violencia permite obtener resultados positivos será valorada positivamente, pero si no lo permite será negativa. Sin duda este hecho es un buen ejemplo de la necesidad que tenemos hoy en día de socializar a niños y jóvenes postmodernos en otros valores.

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COMPORTAMIENTO MIMÉTICO POR LA VISIÓN DE LOS MEDIOS.El 20 de abril de 1999 un par de jóvenes, vestidos como el protagonista de matriz, entraron en el instituto Columbia de Denver y dispararon contra sus compañeros y profesores, el resultado fue escalofriante ya que mataron a trece personas. La reacción inmediata de EEUU fue mirar hacia la televisión y el cine , y responsabilizarlos de lo sucedido.” Hay demasiada violencia en nuestras pantallas”, vinieron a decir.

A favor de esta hipótesis se han realizado una serie de estudios, uno de ellos es el “Columbia Country”, en la que se cogió una muestra de 800 niños de Nueva York. Lo repitieron diez años más tarde con 184 individuos de la misma muestra, que por entonces tenían 18 años. Se encontró que en la variable “ver muchos programas violentos en televisión a la edad de 8 años” y la variable “ ser violento a la edad de 18 años” había una correlación positiva; desde la visión de la violencia al comportamiento real.

Parece ser que estos jóvenes se pasaban diez horas al día enfrascados con videojuegos violentos y películas de asesinos en serie y parece que se basaron en la película de Matix y en la película Diario de rebelde(en la cuál el protagonista vestido con un gabán negro entra en una clase y dispara a discreción contra profesores, alumnos, aunque todo era un sueño).

Antes de estigmatizar la televisión como principal, cuando no único, responsable de la violencia de nuestra sociedad, es necesario analizar el entorno social en que se mueve. Vivir en un hogar en que se padezcan u observen malos tratos, en el que el alcohol o la droga estén presentes, haya relaciones aversivas entre padres e hijos, no se tenga el apoyo familiares o de amigos, son circunstancias que pueden crear un entorno favorable en el que la chispa de la televisión prenda con gran facilidad, incrementando creencias, actitudes y comportamientos violentos ya existentes.

Los niños son miméticos y la televisión presenta la violencia como natural y cotidiana; nos acerca a un modelo de sociedad donde la vida del otro tiene escaso valor. Hemos de educar a los niños haciéndoles activamente críticos ante la avalancha de mensajes publicitarios y de programas donde la violencia se recrea en sí misma.

Otro ejemplo, es un hecho bien conocido en donde los índices de suicidio aumentaron después del suicidio de una celebridad a causa de darle un gran cubrimiento. El tan publicitado suicidio de Kurt Cobain, principal cantante del grupo de rock Nirvana, dio por resultado muchos suicidios de adolescentes, especialmente varones, que buscaban imitar a su ídolo. "Cuando Kurt Cobain murió, yo morí con él", decía la nota que dejó un joven de dieciocho años, que había hecho un pacto con dos amigos para suicidarse cuando Cobain muriera . Esto no significa que hubiera sido mejor no cubrir esta noticia; pero la ciencia ha puesto a nuestro alcance suficientes resultados de investigación como para poder predecir que el cubrimiento sensacionalista e incesante del suicidio de Cobain, estaba destinado a producir un aumento en el número de suicidios entre adolescentes. Los padres deben estar conscientes de que el cubrimiento sensacionalista de los crímenes y suicidios de jóvenes celebridades puede ser emocionalmente devastador para los adolescentes vulnerables. La toma de conciencia y la supervisión de los padres, así como la discusión, son variables esenciales para prevenir más tragedias.

¿CUÁNTA VIOLENCIA TRANSMITE LA TELEVISIÓN? LA TELEVISIÓN COMO GENERADORA DE VIOLENCIA EN LOS NIÑOS.A escala internacional puede aseverarse sin exageración que más de la mitad de los programas de la televisión contienen algún tipo de violencia. Normalmente se trata de violencia física, pues es la más gráfica y fácil de

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representar. En el caso concreto de España, los niños de primaria ven la televisión 930 horas al año y van a clase 900 horas, muchas son las imágenes violentas que ven los niños en la pantalla de la televisión.

La violencia existe en la sociedad y la televisión así lo transmite, incluso agranda, ya que los niveles de audiencia son más elevados ante las informaciones morbosas que expresan la maldad de los hombres. ¿Pero qué diferencia hay entre el público de los primeros tiempos televisivos y el público actual? En los primeros tiempos, los espectadores visualizaban la televisión menos horas al día, había cierta tendencia a pensar de que el abuso de la misma podría ser malo para la salud, además pocas familias se podrían permitir el lujo de tener una televisión y otra característica fundamental era que la televisión nació como un ente moralista, donde determinados valores estaban prohibidos y otros eran ensalzados. La televisión se concebía como una fuente de beneficios y aprendizaje. Desde el comienzo de la televisión y durante muchos años, la violencia en ese medio se encontraba exclusivamente, en series y películas de ficción.

De poco tiempo a la fecha, gran parte del contenido violento está en programas de noticias o de reportajes, algunos de los cuales, precisamente, tienen como tema principal la exposición de hechos dominados por acciones agresivas.

Actualmente, sobrepasamos la media de ver la televisión, se ha perdido la vivencia de la calle, barrio, donde los niños crecían educados y cuidados por todos, surge un mayor individualismo que se podía considerar como antisocial donde hay poca comunicación familiar y donde surge la televisión como “ niñera educativa”. Hoy en día la televisión refleja los aspectos fundamentales de la democracia donde prima la libertad de expresión( se habla de todo, se puede ver todo y nada se oculta).

En definitiva, últimamente de la televisión podemos extrapolar que el motor de todo es el dinero, el egoísmo, la satisfacción individual.

Por otra parte, se han realizado diversas investigaciones en las cuales los resultados obtenidos muestran que la agresión con arma de fuego es la más habitual, ya que aparece en uno de cada tres programas con contenido violento. Este estudio concuerda con estudios realizados en Suecia en el que los niños señalaban como principal fuente de mortalidad recibir un disparo en la cabeza. Los niños son los receptores de los programas más violentos, los dibujos animados son el tercer bloque en importancia de programas violentos. El mayor nivel de violencia se manifiesta en las películas y telefilmes, espacios visionados también por los niños. Los deportes y en concreto el fútbol, son el segundo bloque en cuanto a contenidos violentos.

Pero más grave, es el problema de las consecuencias de esa violencia que ven los niños. No existen consecuencias, o lo que es aún peor, la violencia es gratificada, posee consecuencias positivas porque el agresor alcanza sus objetivos

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EL ATRACTIVO DE LA VIOLENCIAEn el mundo actual nos bombardean con anuncios, ofertas, informaciones, modas y distracciones desde las pantallas televisivas y el cine, desde las páginas de las revistas, desde fax o Internet. Para impactarnos, para despertarnos de nuestro sueño colectivo, los medios de comunicación recurren a estímulos cada vez más fuertes y provocadores. La violencia figura entre ellos. La violencia es muy eficaz a la hora de captar la atención; pero, como cualquier otro estímulo, pierde su efecto con la repetición.

Según numerosos estudios, las representaciones mediáticas de la violencia tienen una relación compleja con la ansiedad. Las personas que padecen ansiedad prefieren ver programas violentos. Ver programas violentos les aplaca la ansiedad por un tiempo corto, tras el cual caen en estados todavía de mayor ansiedad. Así es cómo estar personas se vuelven adictas a la violencia.

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Por otra parte, la estructura de muchas obras actuales nos permite ponernos en el lugar de una malhechor perseguido por la justicia, hecho que nos devuelve a nuestro papel usual de ciudadanos buenos, este aspecto de la violencia suele, además, reconfortarnos, ya que parece confirmar que nuestros prejuicios personales son correctos, aunque en realidad no lo sean.

El alejamiento de las estructuras reales de nuestra sociedad, originando una civilización artificial y al mismo tiempo alejada del entorno natural o biológico hace algunas personas recurran a la violencia con el fin de sentirse más vivas.

Pero, ¿ por qué nos gusta la violencia? L a respuesta es difícil de responder, ya que por ejemplo la literatura refleja opiniones para todos los grupos, según se tome en consideración teorías activas o pasivas. Existe una teoría en la cuál se dice que la violencia atrae a los mayores por el componente ilusorio que conlleva: vemos reflejado en la pantalla aquello que no existe, lo que sólo unos desalmados serían capaces de hacer. Llama la atención cómo algunas personas son capaces de realizar lo que nadie sería capaz de hacer. Todos tenemos unos llamados sentimientos, que no son sino la inculcación de valores morales y éticos necesarios para que podamos sobrevivir y necesarios para el progreso de la humanidad, sin embargo, el aumento excesivo de la violencia hace que ésta misma deje de ser algo excepcional para convertirse en la norma.

LOS EFECTOS DE LA VIOLENCIA EXHIBIDA POR LOS MEDIOS.La creación de un ambiente violento en los medios de comunicación tiene sus efectos en el mundo real. Un reciente estudio realizado con una muestra de 600 personas puso de manifiesto que los más agresivos habían aprendido ciertas estratégicas cognitivas anormales, entre ellas la propensión a pensar y reaccionar violentamente, a pensar que las reacciones violentas son eficaces. Todas estas reacciones responden a conclusiones que un niño puede obtener lógicamente a partir del hecho de haber visto muchos programas de televisión, incluido dibujos animados.

En la población general los efectos de una ambiente más violento incrementan sutilmente la predisposición a responder de forma violenta, siendo ese incremento mayor en las personas que ya tienden hacia la agresión. Se supone que las personas que los medios de comunicación pueden incitar a cometer crímenes violentos,son más susceptibles desde el punto de vista psíquico, aunque todavía no se ha podido corroborar científicamente.

Estudios científicos hechos por el National Institute of Mental o la Academy of Sciencie, señalan que ver la violencia es un factor que contribuye de forma importante a la aparición de la violencia y la agresión en el mundo real. Hay tres tipos de efectos provocados por la violencia televisada en los medios; 1/ El aprendizaje de actitudes y conductas agresivas.2/ Insensibilidad ante la violencia. 3/ Temor a ser víctima de la violencia.

Por contraposición, no toda manifestación violenta en televisión tiene el mismo riesgo de perjudicar a los espectadores. La investigación científica ha fijado de forma clara que exponerse a la violencia televisada es algo que contribuye a la aparición de una serie de efectos antisociales o agresivos. Pero los efectos de la violencia no son uniformes, en el caso de todas las representaciones,ya que la violencia puede aparecer de forma explícita y gráfica en la pantalla, o aparecer implícita. Hay diferencias entre los personajes que cometen actos y entre las razones que les llevan a actuar así. Y existen , finalmente, diferencias al presentar las consecuencias de esa violencia, incluyendo entre ellas el dolor y el sufrimiento de las víctimas.

Las investigaciones han permitido identificar que algunas representaciones violentas incrementan el riesgo de que se produzcan efectos antisociales, mientras que otras lo disminuyen. Por eso es importante analizar el contexto de las escenificaciones violentas, con el fin de estimar el impacto en las audiencias.

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RASGOS DE LA ESCENIFICACIÓN VIOLENTA ¿QUÉ ELEMENTOS AUMENTAN EL RIESGO DE EFECTOS PERJUCIALES EN LOS TELESPECTADORES?

Hay que tener en cuenta nueve rasgos; 6. 1/ la naturaleza del agresor, 6.2/ la naturaleza de la víctima, 6.3/la justificación de la violencia, 6.4/ la presencia de armas, 6. 5/ la extensión y carácter gráfico de la violencia, 6. 6/ el grado de realismo de la violencia, 6. 6/ la recompensa o castigo de la violencia,6. 7/ el humor con que se da la violencia.

6.1/ Agresor atractivo; La investigación científica ha puesto de manifiesto que los niños, incluso adultos prestan más atención y aprenden de aquellos modelos que perciben como atractivos. Por ello, el agresor atractivo tiene más probabilidades de que influya más sobre los espectadores que una personaje neutro o no atractivo.

6.2/ Víctima atractiva: igualmente tienen más probabilidad que los espectadores experimenten una mayor reacción ante las víctimas que perciben como agradables o atractivas, no es lo mismo que en una película tiroteen a un policía que protagoniza Brad Pitt que a un criminal malévolo que nadie lo conoce, las reacciones de la audiencia entre un caso u otro diferirán muchísimo.

6.3/ Violencia justificada: La investigación científica considera que la violencia televisiva, motivada por el intento de proteger a alguien o por venganza, podría provocar violencia en los espectadores en la medida en que parezca estar justificada. Por el contrario, la violencia injustificada o simplemente malévola haría que fuera menor el riesgo de que los espectadores la imitasen o aprendiesen de ella.

6.4/ Presencia de armas: La investigación científica ha puesto de manifiesto, que armas tales como las pistolas o los cuchillos, producen en los espectadores más violencia porque esos recursos están asociados con sucesos violentos anteriores almacenados en la memoria.

6.5/ Violencia generalizada: La violencia frecuente y reiterada aumenta la insensibilidad del espectador, sus temores y la posibilidad de que aprenda a comportarse agresivamente.

6.6/ Violencia realista: Hay numerosos estudios que ponen de manifiesto que para los espectadores son más peligrosas las representaciones realistas de la violencia que las irreales, retratar de forma realista actos violentos puede incrementar el sentimiento de temor entre los espectadores. La violencia de los dibujos animados, puede llevar a un niño a parecerle completamente real, aunque para un espectador maduro fuese irreal.

6.7/ Premios y castigos: En concreto, la violencia premiada o la violencia que no es abiertamente castigada favorecen el aprendizaje de actitudes y comportamientos agresivos entre los espectadores. Por el contrario, castigar la violencia es algo que puede servir para inhibir o reducir el aprendizaje de la agresión.

El espectáculo y la fama en la televisión puede lograr que un personaje que ha cometido un acto violento pueda llegar a ser más famoso, es el caso de ”Farruquito”, de este chico no se sabía apenas nada, no era un personaje famoso, sin embargo ,cuando atropello y mató a una persona, se hizo un hueco en los medios de comunicación, que empezaron a interesarse más por él. Da miedo que la televisión pueda premiar acciones violentas gratificando a sus agresores, ya que puede incitar a la sociedad acometer actos violentos para llegar a ser famoso.

6.8/ Dolor y Daño; Varios estudios sugieren que los espectadores consideran que las escenas que contienen muestras de dolor y daño son más serias y más violentas que aquellas otras en las que no aparecen

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consecuencias de este tipo. Parece lógico pensar que la presencia explícita de sangre y dolor inhiba el mimetismo de comportamientos violentos.

6.9/ Humor: Es frecuente encontrar en escenas de violencia en televisión que tengan algún tono de humor, por lo general, varios estudios muestran que la presencia del humor contribuye al aprendizaje de la agresión.

Cada uno de los factores expuestos influyen en todos los espectadores, ya sean niños o adultos. Por lo que respecta a la insensibilidad y el temor ante la violencia, el conjunto de rasgos contextuales es algo distinto. En lo que concierne a la insensibilidad ante la violencia, el mayor peligro lo encierran aquellas escenificaciones que contienen acciones violentas reiteradas e impregnadas de humor.

En lo que se refiere a inducción de temores en la audiencia, el mayor peligro lo tienen aquellas escenificaciones en las que la violencia no está justificada, queda sin castigo y se ejerce contra una víctima atractiva o agradable.

Gracias a los estudios de NTVS( estudio de la violencia en la televisión nacional), empezamos a saber cuál es la escenificación de la violencia que parece más susceptible de ser aprendida. Se trata de aquélla con un agresor atractivo, que actúa con razones moralmente adecuadas, se ve recompensado por sus actos violentos, usa armas convencionales, tiene sentido de humor y sus acciones no llevan aparejadas consecuencias visibles que resulten desagradables.

¿ INFLUYE LA VIOLENCIA DE LAS PANTALLAS EN LA VIOLENCIA REAL? TEORÍASExisten diversas teorías que se posicionan con que realmente si que tiene influencia. Esa influencia puede ser de diversos tipos;

*- La violencia de escenas violentas en las pantallas puede activar en el espectador emociones, pensamientos o incluso, conductas instintivas que estén asociadas con el acto visto. (teoría de la asociación).

*- La visión de escenas violentas en las pantallas, puede producir la identificación del espectador con el modelo violento y la imitación de la conducta observada (teoría del modelado simbólico).

En 1992, por ejemplo, un periódico citaba las palabras de un asesino en serie que mató a su primera víctima, imitando una escena de la película Robocop II:"En la película vi cómo le cortó la garganta a una persona, luego tomó un cuchillo y la rajó desde el pecho hasta el estomago y dejo el cuerpo en cierta posición. A la primera persona que asesiné le hice exactamente lo que percibí en la película" .

*- La visión de la violencia en las pantallas puede reforzar conductas violentas previas del espectador (teoría del refuerzo).

*- La visión de violencia en las pantallas puede generar en el espectador un “embotamiento emocional” o indiferencia ante la violencia(teoría de la desensibilización).

PERO, ¿ES VERDAD QUE LA VIOLENCIA INCREMENTA LA AUDIENCIA?

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Los programadores de televisión suelen recurrir al tópico de que ellos le dan a la audiencia lo que la audiencia quiere ver, y que eso es lo que se debe hacer en puridad democrática. No creo que esta afirmación sea correcta, todo lo contrario la democracia exige educación en las formas, la educación siempre requiere sacrificios.

Lamentablemente durante estos últimos años, la programación televisiva se ha conducido por senderos tortuosos de mal gusto, en los que han surgido programas donde la violencia verbal más delirante ha sido el marco en que airear los pasajes más escabrosos de la vida pública y privada de supuestos ídolos sociales, cuyos méritos más relevantes han estado principalmente ligados a su presunta capacidad amatoria.

Estos espectáculos, que despiertan nuestra curiosidad más morbosa, están enseñando a niños y adolescentes, que para ganar dinero, todo vale, incluso vender en público los aspectos más sórdidos y rastreros de la propia existencia. Están enseñando que el periodismo del corazón es un oficio cotizado, y que hablar a gritos, descalificando al otro con insultos, es un medio adecuado para intercambiar opiniones.

En España estos programas han llegado a reemplazar la programación infantil vespertina, es la antítesis del servicio que las pantallas deberían prestar.

Cabe decir, que es verdad que hay que defender el derecho a la libertad de expresión , pero a la vez hay que proteger la infancia.

En definitiva, se pone en duda que la violencia vende ya que se han hecho experimentos en Finlandia donde se ha emitido un mismo filme con y sin cortes(eliminando la violencia) y las audiencias han sido muy parecidas. Por otra parte, hay que decir que la violencia en los medios de comunicación es un negocio financiero de grandes dimensiones: atrae espectadores y la forma de producir las películas violentas es muy barata por la poca inversión que se hace en ellas, y porque se trata de historias vulgares, mundanas y pobremente escenificadas. Por otra parte , las historias espectaculares de éxito cuestan mucho más y requieren más talento.

¿ LA CULPA LA TIENE LOS DIRECTIVOS QUE PROGRAMAN LA VIOLENCIA EN LA TELEVISIÓN O QUIÉN ES EL RESPONSABLE?El entorno social y la existencia real de violencia cotidiana, la falta de contexto explicativo que sería especialmente pertinente para los espectadores jóvenes, la gana de lucro fácil que supone la divulgación de programas de contenido violento y la ausencia de reglas suficientes para ubicar y acotar la transmisión de esos mensajes son elementos que, sumados, contribuyen a que la violencia ya existente en el entorno social se exacerbe en su propagación mediática. La culpa, después de todo, no es sólo de los medios. Pero ellos, en ese proceso de propagación de imágenes, no son precisamente inocentes.

Sin embargo, los directivos de las cadenas de televisión son muy hábiles a la hora de explotar nuestra sensación de que la televisión es una especie de pegamento cultural que nos aglutina como sociedad. En una entrevista de TV Guía, Judy Price, vicepresidente de programación infantil de la CBS, dijo: "Ningún niño puede ser el único de su grupo que no vea los Power Rangers". Esta afirmación pone de relieve uno de los objetivos fundamentales de la publicidad en los medios de comunicación. Además de hacer que las cosas parezcan conocidas y deseables, los medios deben crear la sensación de que existe una necesidad social. "Ningún niño puede ser el único de su grupo que no vea los Power Rangers" implica que si a un niño se le impide participar de esta experiencia, al mismo tiempo se le estará impidiendo tomar parte en la vida social de su grupo..

Esa manipulación de los directivos de la industria del espectáculo es preocupante pero reveladora. Los ejecutivos de los medios de comunicación exigen que los padres se "responsabilicen" más por sus hijos a la hora de ver televisión.

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Pero los productores de películas y programas de televisión no pueden obviar su responsabilidad y esperar, así , que sean los padres, gobiernos y otros los que ejerzan el control de las emisiones. El argumento de que se le da a la gente lo que quiere ver no es válido en una sociedad consciente y moderna. No es realista esperar que los padres controlen completamente lo que los niños ven en una sociedad en la que cada casa tiene múltiples aparatos de televisión, vídeos, etc, y en la que los dos progenitores trabajan.

Pero los padres también tienen su cuota de responsabilidad, ya que en los últimos tiempos los padres han dejado de lado a sus hijos, para dejarlos al cuidados de entidades terceras como la televisión, que educa a sus hijos a la vez que los entretiene. Pero el niño no tiene a su lado a nadie que le haga comentarios críticos acerca de las imágenes que ve en la televisión.. Por otra parte las escuelas y universidades deberían orientar a los alumnos acerca de las consecuencias que trae consigo la visualización de imágenes de violencia.

Tampoco se salvan los políticos que suelen considerar que a mayor telebasura y violencia habrá mayor audiencia, por ello deberían fomentar la educación crítica y organizar consejos formados por personas intelectuales que fueran capaz analizar contenidos televisivos y que dieran las recomendaciones pertinentes.

Como conclusión, se puede entender que existen tres responsables; los políticos, los padres de los niños que los dejan al cuidado del televisor y la industria(directores, programadores, publicitas) que su mayor objetivo es lucrarse a costa de imponer una programación con contenidos lascivos y sin control.

¿ QUÉ PODEMOS HACER?¿ CUÁL ES LA SOLUCIÓN UN MEJOR COTROL PATERNAL, MÁS CONTROL GUBERNAMENTAL, ENTRENAR A LOS NIÑOS PARA QUE NO LES AFECTE LA VIOLENCIA DE LOS MEDIOS, CHIPS ELECTRÓNICOS QUE CORTEN LAS ESCENAS VIOLENTAS?

Todo ello puede ser necesario. En cualquier caso , ya es hora de que cada sociedad tome en serio este problema y actúe en consecuencia.

La televisión, en sí misma, no debe ser satanizada. Puede ser un instrumento eficaz para el desarrollo y enriquecimiento humano. Programas excelentes han demostrado que la televisión les puede enseñar a los niños nuevas habilidades, ampliar su visión del mundo y promover actitudes y conductas prosociales. Sin embargo, la televisión comercial tiene objetivos diferentes del desarrollo personal y cultural. Su objetivo es hacerse a la audiencia a los publicistas.

Por otra parte en EEUU se ha inventado un aparato llamado Chip- V que conectado a la televisión evita la visión de imágenes violentas, pero como todo aparato tecnológico presenta sus ventajas y sus inconvenientes; lo malo es que se transmite a través de un canal de transmisión a través del cuál se subtitulan los programas, por lo que no ha dado un resultado convincente. Aunque no hay que desestimar esta medida, parece más lógico educar moralmente a los niños para que ellos mismos sean críticos con los contenidos que observan. Para eso la labor educativa de los padres debe ser indispensable. Algunas consideraciones que deberían tener los padres para proteger a los niños del exceso de la violencia son;

Prestando mayor atención a los programas que ven los niños.

Estableciendo límites en el tiempo que pasan viendo televisión.

Evitando que vean aquellos programas conocidos como violentos. Deben cambiar el canal, o apagar el televisor cuando aparecen escenas ofensivas, y explicarle al niño aquello que consideran malo o inadecuado del programa.

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Señalar al niño que aunque el actor no se lastimó, hirió o murió durante el programa, la violencia puede producir dolor o muerte si sucede en la vida real.

Desaprobando los episodios violentos que suceden frente a los niños, enfatizando el hecho de que esa no es la mejor forma de resolver un problema.

Los padres deben utilizar estas medidas para prevenir los efectos dañinos que la televisión puede tener en otras áreas como el estereotipo racial o sexual. Aparte del contenido del programa de televisión el tiempo que los niños dedican a esta actividad debe limitarse ya que los saca de actividades más provechosas como lo son el jugar con sus amigos, la interacción familiar, el estudio y la lectura.

Lo que nunca debe ocurrir es que los padres dejen desatendidos a sus hijos por la televisión, una muestra de ello se publicó en el periódico ABC en una carta que un niño escribió al director en la cuál decía;

Señor, Vos que sois bueno y protegéis a todos los chicos de la Tierra, quiero pedirle un gran favor: transformándome en un televisor. Para que mis padres me cuiden como lo cuidan a él, para que me miren con el mismo interés con que mi mamá mira su telenovela preferida o papá el noticiero.

Quiero hablar como algunos animadores, que cuando lo hacen, toda la familia calla, para escucharles con atención y sin interrumpirles. Quiero sentir sobre mí la preocupación que tienen mis padres cuando la tele se rompe y rápidamente llaman al técnico. Quiero ser televisor para ser el mejor amigo de mis padres y su héroe favorito. Señor, por favor, déjame ser televisor, aunque sólo sea por un día.

Parece mentira que un niño fuese capaz de querer ser un televisor sólo para que sus padres le prestasen atención y le dieran un mayor cuido, esto es lo que está ocurriendo actualmente,la sociedad está amnésica o hipnotizada con los programas de televisión, sin prestar atención al cuidado de sus hijos.

Por consiguiente, los medios de comunicación deberían de ser utilizados para difundir a los ciudadanos sus conocimientos referidos a la prevención de los malos tratos y a la mejora de la vida.

La violencia ha saltado de la sección de sucesos a la de sociedad y, ciertamente en muchas ocasiones a los violentos no les pasa nada. Se debe ser intolerante ante cierto tipo de tolerancia y dar una respuesta penal( buscando la socialización, no la represión) frente a los delitos, sobre todo los violentos

No hay que silenciar la violencia, los medios de comunicación han de realizar funciones de prevención: desenmarañando la falsa conjunción de sexo y violencia; denunciando inmediata y sistemáticamente las agresiones sexuales; haciendo saber que el grado de reincidencia es muy alto, en especial hasta la primera condena.

Deben explicar a los observadores de la violencia( vista en el televisor, escuchada en la radio, leída en los periódicos) que no aprecian el castigo, por la lógica demora en los procesos legales, pero que la respuesta penal finalmente llega.

No han de transmitir que la violencia es normal, o convertir su información en un espectáculo.

CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES A CADA UNO DE LOS PRÍNCIPALES RESPONSABLES DE LA VIOLENCIA EN LA TELEVISIÓNSe han elaborado algunas recomendaciones que harían depurar las imágenes más violentas, e inculcar a los niños una crítica de los programas televisivos más violentos.

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Recomendaciones para la industria:

Producir más programas sin escenas violentas y aumentar la programación cultural, haciendo reportajes, series con mayor valor educativo que fomenten valores positivos para nuestra sociedad.

Procurar que todo programa que contenga violencia cumpla ciertas normas;

El agresor de la película o serie no debe quedar sin castigo, se debe inculcar que todo acto violento conlleva una serie de demoras.

No debería de transcurrir mucho tiempo entre la acción violenta que ha cometido un personaje y su castigo, ya que si no puede descolocar al espectador y puede llegar a disociar la escena violenta con el castigo por ella.

El protagonista bueno no debería ser aún más violento que el protagonista malo, y ha de recurrir a alternativas distintas de la violencia para resolver el conflicto, es decir, se debe dialogar primero, la violencia no se debe justificar nunca, aunque haya sido para proteger o defender a alguien.

-Se deberían mostrar las consecuencias negativas que la violencia puede llegar a tener a corto y a largo plazo, se debería mostrar como el camino de la violencia conlleva malas consecuencias en un futuro.

- No se debe embellecer ni depurar la violencia, tampoco se deberían hacer programas donde la violencia y el humor están unidos, la violencia se debe tratar como un gran problema donde la risa no tiene cabida.

Se debería tener en cuenta la hora en que se emiten los programas con más escenas violentas, yo pienso que se deberían marcar unas franjas horarias para adultos y otra para niños, por ejemplo que las escenas o series más violentas o fuertes se emitieran a partir de las doce. También cada película o cada serie debería poner las indicaciones pertinentes para recomendar hasta que edad es viable que la vean.

Se debería evitar todo tipo de escenificación violenta que, demás incluya elementos discriminatorios contra grupos minoritarios, étnicos o raciales.

Recomendaciones para los padres;

Se debería procurar ver la televisión con los hijos, haciéndoles las observaciones pertinentes con respecto a las escenas que consideren más fuertes o que se exime algún tipo de violencia ya sea física como verbal, y cuando sea el caso se debería contrarrestar su influencia negativa en la sociedad.

Se debería ser más conscientes de los riesgos que conlleva la televisión, sin hacer ninguna excepción, a esto me refiero por los dibujos animados ya que actualmente muchos de ellos conllevan contenidos violentos e impropios para los niños.

Recomendaciones para los políticos;

Deberían seguir respectando la libertad de expresión, sin fomentar ninguna censura, aunque si deberían censurar algunas imágenes que son muy violentas y en las que no se recibe el castigo y en las que se puede herir los sentimientos de los telespectadores.

Se debería impulsar la creación de algún consejo presidido por personas intelectuales, que analizaran los contenidos de cada programa, que velaran por la calidad, los contenidos y lo moralmente ético que se visualiza en cada programa.

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Se debería imponer una serie de multas o sanciones para quién incumpla las normas, es decir, que pongan programas violentos en una franja horaria tildada para los niños o poner imágenes violentas que hieran la sensibilidad de los telespectadores, entonces se debería multar.

Las instituciones dedicadas a la enseñanza tal como colegios, institutos y universidades deberían promover un espíritu crítico acerca de los programas televisivos, impulsando más la lectura, las vida con los amigos, y además deberían capacitar a los alumnos para elegir racionalmente una programación adecuada.

A través de la Fiscalía o del Defensor del menor se debería potenciar la labor de vigilancia de los productos que los medios de comunicación ofrecen a los menores para su consumo.

Como conclusión, resaltar que es hora que se tenga en cuenta el problema que contrae la violencia en la televisión, todas las recomendaciones y prevenciones anteriormente citadas son pocas para las consecuencias a largo plazo e incluso a corto que puede llevar a un niño a asimilar imágenes violentas sin las críticas pertinentes al respecto y de forma reiterativa.

Se debe de actuar ya, poner solución a este problema. Los padres necesitan tener un mayor control de sus hijos y no dejarlos al cuidado de la “canguro televisión”. También la sociedad que es en general el público que ve la televisión debería presionar a los productores, directores y legisladores para que se ocupen de la violencia en la televisión.

El futuro de nuestros niños y de la sociedad esta en nuestras manos, la televisión puede llegar a ser un aparato tecnológico que nos sirva de provecho, es decir, que nos de cultura, que nos enseñe y nos de una serie de valores que nos hagan mejor ciudadanos, pero lo que no se puede consentir es la disparidad de programas basura, como programas del corazón, really- shows que nos enseñan las atrocidades amorosas de unos y otros, los insultos...estos programas han llegado a quitar el espacio dedicado a los niños, ahora los programas culturales y de más aprendizaje se muestran a altas horas de la madrugada, se ha llegado a una televisión para el entretenimiento y el espectáculo.

En fin, esto no puede seguir así porque cada vez más se están extendiendo los efectos deletéreos de la violencia en la televisión.

BIBLIOGRAFÍA SOBRE LA VIOLENCIA EN LA TELEVISIÓN

-Clemente, M y Vidal Vázquez(1997): Investigación de contenidos violentos emitidos por Tele Madrid y Onda Madrid susceptibles de afectar a los menores( Estudio solicitado por la Institución del Defensor del Menor)

- Clemente Díaz, Miguel y Vidal Vázquez, Miguel Ángel. Violencia y televisión. Editorial Noesis, Madrid 1996.

-Fagoaga, Concha. La violencia en medios de comunicación. Dirección General de la Mujer, CAM, Madrid, 1999.

-Mander, Jerry. Cuatro buenas razones para eliminar la televisión. Gedisa, Barcelona, 1981.

-Sanmartín, José. La violencia y sus claves. Editorial ARIEL, Barcelona 2000.

-Sontog, Susan. Ante el dolor de los demás. Alfaguara. Madrid 2003.

-Sanmartín, José. Ética y televisión. Editorial ARIEL . 1998

-Urra, Javier (1995) Menores: la transformación de la realidad, editorial siglo XXI

FUENTE: http://html.rincondelvago.com/violencia-en-television.html

Page 13: LA VIOLENCIA EN LA TELEVISIÓN Y LOS NIÑOS

-TELEVISION Y VIOLENCIA: SU IMPACTO SOBRE NIÑOS Y ADOLESCENTES

La adolescencia es la etapa de la vida comprendida entre los 10 y los 19 años de edad, de acuerdo con la definición de la Organización Mundial de la Salud.

Durante este período de la vida se producen una gran cantidad de cambios físicos, psicológicos y sociales normales, que conducen a su inserción positiva y productiva en la sociedad, y un muy reducido grupo de ellos y ellas adoptan conductas hostiles y violentas que se manifiestan de varias formas que preocupan a la sociedad. A su vez, también ellos son blanco de violencia por parte de la sociedad, de sus padres y otros adultos.

Estas conductas no deseables tienen varios orígenes o causas: entre ellas, la violencia del medio (barrio, comunidad) en que viven y se desarrollan cuando niños, la violencia doméstica familiar (psicológica, física, sexual o por negligencia) que sufren desde edades muy tempranas y la exposición a los medios de comunicación masiva y sobre todo la televisión que les ofrece como producto de consumo diario, las más variadas formas de violencia psicológica, física, sexual, autoinfligida o contra terceros y sus propiedades.

Es sobre esta exposición indiscriminada a la que se expone a los niños de todas las clases sociales y sus efectos que deseo poner en su conocimiento un artículo publicado por la Academia Americana de Psiquiatría de la Niñez y Adolescencia. ¨Los niños y la violencia en la televisión¨.

¨Muchos niños pasan un promedio de 3-4 horas diarias viendo televisión. La televisión puede ser una influencia muy poderosa en el desarrollo del sistema de valores, en la formación del carácter y en la conducta. Lamentablemente muchos de los programas de televisión contienen un alto grado de violencia.

Los psiquiatras de niños y adolescentes que han estudiado los efectos de la violencia en la televisión han encontrado que éstos pueden:

Imitar la violencia que observan en la televisión,

Identificarse con ciertos tipos, caracteres, víctimas y/o victimarios

Tornarse ¨inmunes¨ al horror de la violencia; y

Gradualmente aceptar la violencia como manera de resolver problemas.

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De manera que la exposición extensa a programas de televisión que contengan violencia causa mayor agresividad en los niños. En ocasiones, el ver tan sólo un programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que ven espectáculos en los que la violencia es presentada de forma muy realista, repetida, o sin ser castigada, tienen mayor probabilidad de imitar lo que ven. El impacto de la violencia en la televisión puede reflejarse en la conducta del niño inmediatamente o manifestarse más tarde en su desarrollo. Las jóvenes pueden afectarse aun cuando en la atmósfera familiar no haya tendencia hacia la violencia. Esto no quiere decir que la violencia que se ve en la televisión es la única causa de conducta violenta o agresiva, pero no hay duda de que es un factor significativo.

Los padres pueden proteger a los niños del exceso de violencia en la televisión:

Prestando mayor atención a los programas que ven los niños.

Estableciendo límites en el tiempo que pasan viendo televisión.

Evitando que vean aquellos programas conocidos como violentos. Deben cambiar el canal, o apagar el televisor cuando aparecen escenas ofensivas, y explicarle al niño aquello que consideran malo o inadecuado del programa.

Señalar al niño que aunque el actor no se lastimó, hirió o murió durante el programa, la violencia puede producir dolor o muerte si sucede en la vida real.

Desaprobando los episodios violentos que suceden frente a los niños, enfatizando el hecho de que esa no es la mejor forma de resolver un problema.

Para contrarrestar la presión que ejercen los pares, compañeros y amigos, debe comunicarse con otros padres para poner en vigor reglas similares sobre el tiempo y tipo de programa que deben ver los niños.

Los padres deben utilizar estas medidas para prevenir los efectos dañinos que la televisión puede tener en otras áreas como el estereotipo racial o sexual. Aparte del contenido del programa de televisión el tiempo que los niños dedican a esta actividad debe limitarse ya que los saca de actividades más provechosas como lo son el jugar con sus amigos, la interacción familiar, el estudio y la lectura. Si los padres tienen dificultades serias estableciendo controles y límites o preocupación genuina en cuanto a la reacción del niño a la televisión, deben consultar a un Psiquiatra de niños y adolescentes para que les ayude con el problema.¨

Para lograr el desarrollo positivo de nuestros adolescentes se hace necesario que los padres brinden afecto a sus hijos, que mantengan un diálogo abierto y receptivo, y al mismo tiempo establecer límites conjuntamente con ellos, en las múltiples situaciones que se presentan en diario vivir y convivir.

Dr. Solum Donas - Consultor OPS/OMS - Salud Integral del Adolescente

02 de julio de 1998

FUENTE: http://www.binasss.sa.cr/adolescencia/television.htm

La violencia en los programas televisivos

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Lic. Daniel Cohen

Profesor titular de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina); presidente de la Fundación para la Investigación y el Desarrollo de la Ciencia.

[email protected]

En la década de los años setenta los estudios sobre la influencia de la televisión en los niños y adolescentes indicaban que los escolares veían un promedio de 1,5 a 3 horas por día la TV. En la década del ochenta, ese promedio se elevó de 2,5 a 5 horas por día.

Diversos autores coinciden en que los niños en edad preescolar, comenzando desde los dos años, miran alrededor de tres mil horas de TV antes de ingresar al primer grado del ciclo básico.

Durante el período de enseñanza primaria y secundaria, los estudiantes acumulan alrededor de diez mil horas de asistencia a clase, mientras que en el mismo tiempo gastan un promedio de quince mil horas frente a un aparato de TV. En conclusión, los niños y adolescentes contemporáneos dedican mayor tiempo a la TV que a la enseñanza formal.

Los estudios científicos demuestran que el consumo de TV aumenta gradualmente desde los tres años hasta el comienzo de la adolescencia. A partir de este período disminuye el promedio de horas frente al televisor, pero aumenta la preferencia por los programas violentos entre los varones.

También se ha concluido que los niños de bajo nivel socioeconómico ven más TV y tienen mayor interés por los programas violentos que los niños de niveles socioeconómico más altos.

Diversos estudios también revelan una correlación entre bajo rendimiento escolar y exceso de TV. Los niños con altos niveles de consumo manifiestan serias deficiencias en su capacidad oral y escrita.

Las estadísticas de los países donde se ha estudiado en profundidad este problema, revelan que el consumo tiende a mantenerse en los promedios actuales o a subir; pero en ningún caso a disminuir.

Violencia emitida y aprendizaje observacional

Uno de los análisis más completos sobre TV comercial en Estados Unidos, realizado por un equipo de expertos que dirigió G. Gerbner ('Violence in television drama'), demostró que el ochenta por ciento de los programas emitidos contenían al menos un incidente violento y que los programas de dibujos animados tenían la más alta frecuencia de actos violentos.

En la programación de TV de Argentina se llegó a contabilizar un promedio de treinta incidentes violentos por hora. Las cifras parecen exageradas, sin embargo su constatación es muy sencilla, basta sentarse frente al televisor en actitud crítica y sumar los episodios de violencia.

Un hecho importante descubierto en las investigaciones de la violencia en la TV es el fenómeno del aprendizaje observacional. Teoría avalada por muchos científicos que distinguen entre la adquisición de una conducta y su ejecución. De modo que la conducta aprendida puede ser almacenada y ejecutada posteriormente si se presentan las circunstancias apropiadas.

A partir de esta propuesta teórica se han realizado innumerables trabajos de campo cuyas conclusiones revelan patéticamente la relación entre la violencia difundida por TV y las conductas agresivas.

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Los pioneros en investigaciones sobre la violencia ya aseveraban que los niños exhiben más conductas agresivas después de ver modelos agresivos en la TV o en el cine que en presencia de programas no agresivos o neutros. También se comprobó que los niños que muestran signos de angustia o malestar mientras observan escenas violentas, son menos propensos a tener conductas agresivas posteriormente.

Algunos ejemplos clarificadores

En un análisis efectuado sobre programas elegidos al azar en dos series que tuvieron gran repercusión en los públicos infantiles en la década de los ochenta ('Popeye' y 'He-Man'), se contabilizó en los treinta minutos que duran cada uno los siguientes hechos de violencia:

Popeye y sus amigos y He-Man:

35 golpes 28 golpes

8 mentiras 8 mentiras

24 burlas a una persona 1 muerte

4 "dulces conquistas" a una mujer tales como: tirarle del pelo, retorcerle el brazo, pegarle y encerrarla en

un armario.

Del mismo modo, el simpático Tom puede dar una clase de tortura en dos minutos: golpeando a un ratón con un libro, pegándole con una escoba, aplastándolo con la puerta o encerrándolo en las fauces de un perro. Estas escenas cotidianas forman parte de la pedagogía de la TV especialmente dedicada a los niños.

Sin embargo, no todas las investigaciones dan resultados alarmantes. Un estudio realizado sobre dos mil niños de Buenos Aires, encuentra que el promedio de horas diarias de consumo de TV está relacionado con la clase social a la que pertenece:

Clase media-alta 4 horas 06 minutos

Clase media-media 4 horas 37 minutos

Clase media-baja 5 horas 14 minutos

Clase baja 5 horas 55 minutos

Promedio general 4 horas 54 minutos

Estas cifras son significativamente más altas que la de los países desarrollados. Sin embargo, las conclusiones a las que llega el sociólogo José Luis de Imaz al analizar los resultados de la investigación mencionada son contradictorios con los efectuados en muchos otros países.

En el prólogo al libro ¿La televisión, forma o deforma?" (Merlo Flores de Ezcurra, Tatiana y Rey, Ana María), que contiene la investigación aludida, Imaz concluye: "La televisión argentina -mal que nos pese a los intelectuales- no siempre es la responsable del bajo rendimiento escolar, ni de la escasa ilustración, o de la pobreza del vocabulario que emplean los niños, o de su proclividad por las escenas de violencia. No, desde ese punto de vista la televisión no tiene tanta autonomía de vuelo, o por lo menos no podrá ser imputable de lo que ocurra en los medios sociales más pobres y deprimidos, ni en las familias peor constituidas".

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"Las carencias de estos últimos -por el contrario- son de tal cuantía que entre ellos la televisión les amplía el vocabulario, despliega la fantasía o refuerza las pautas de violencia preexistentes en el medio..."

Algunos efectos estudiados

Los efectos que produce la recepción pasiva (no crítica) de programas de TV sobre las personas y esencialmente sobre los niños y adolescentes se puede analizar objetivamente a través de las reacciones que ellos mismos experimentan.

Mediante diversos estudios se ha podido comprobar la existencia de reacciones específicas cuando los niños son expuestos a programas con escenas predominantemente violentas. En estos casos los efectos pueden agruparse básicamente en siete categorías: imitación, liberación, estereotipo, refuerzo, miedo, acostumbramiento e identificación.

Imitación

Los niños tienen una marcada tendencia a reproducir en sus juegos acciones y actitudes observadas en su entorno (padres, hermanos, amigos, personajes de la TV, etc.). Aún antes de los tres años ya son frecuentes los actos por imitación. El niño copia o intenta hacer lo que otros hacen, ignorando la diferencia entre lo real y lo irreal, entre lo posible y lo imposible.

Así, que un niño se accidente cayendo de una escalera a la que intenta subir luego de haber observado cómo lo hizo su padre, es un efecto por imitación de la vida real. En cambio, de los programas de TV surgen efectos trágicos de imitación cuando los niños se "convierten" en Supermán, Batman o Robocop, es decir personajes irreales que se presentan a los niños como verosímiles.

Las experiencias demuestran que la contemplación de series violentas induce a los niños pequeños a provocar actos violentos.

Liberación

Al observar determinadas historias o escenas, algunas personas sienten una sensación de liberación, ingresan a un estadio psicológico en el que les resulta muy difícil controlar sus impulsos emocionales.

La exacerbación de estos impulsos desde escenas o argumentos de violencia o prostitución -por ejemplo-, incitan al menos latentemente a ciertos individuos. No hay evidencias de que la TV cause enfermedades mentales o alteraciones de la personalidad en los niños normales, per si que éstos encuentran en la TV un medio de escape de la realidad.

Estereotipo

La permanente exposición a escenas de contenido violento induce al receptor pasivo a internalizar que la única manera de resolver sus problemas y conflictos es por el camino de la violencia, con lo cual se fomenta la formación de patrones violentos, impropios del hombre como individuo y como ser social.

El niño tiende a identificarse con los valores que reflejan los personajes, en consecuencia adopta de los héroes violentos rasgos que se presentan como inevitables: la fuerza, el engaño o la violencia en sus múltiples formas.

Refuerzo

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La manera en que la violencia es representada en las series televisivas contribuye a reforzar normas y valores de la sociedad allí representada. Que difieren, casi siempre, con las del receptor que no las puede asimilar con lo que ocurre en su entorno. La violencia emitida pasa a jugar un rol de agente reforzador que perpetúa un sistema de normas y valores, que se corresponde con el patrón del país de origen del material en contradicción con el país difusor del mismo.

Miedo

Las reacciones de miedo o terror son, en la amplía gama de efectos de la TV sobre los niños, las más perceptibles cotidianamente. Aunque las investigaciones en este aspecto son contradictorias en sus resultados, pues se encuentran efectos contrarios que varían con la edad, el género, la raza y el contenido mismo de las escenas.

El efecto traumatizante es, quizás, el aspecto más negativo entre las reacciones del niño o el adolescente frente a estos contenidos. Las pesadillas y temores nocturnos del niño aumentan cuando ha estado expuesto a escena violentas o de terror.

La música y los efectos de sonido que acompañan a las escenas de terror alcanzan a veces a un primer plano en el juego de los lenguajes de la TV, desplazando a la imagen a un segundo lugar. De modo que el efecto más traumatizante lo produce la banda sonora. La violencia verbal en las series o películas puede amedrentar a los niños más que la brutalidad física. Una pelea doméstica en la TV puede constituir una experiencia traumática para un niño, al reproducir situaciones similares a las que vive.

Acostumbramiento

La falta eventual de reacción frente a estímulos violentos reiterados es el resultado a largo plazo de la exposición prolongada a estas escenas. Un niño ve, en la TV, no menos de una muerte por día. Un mínimo de trescientos por año. En su primer año de receptor pasivo (entre los 3 y 4 años), el mismo niño tuvo la oportunidad de ver más muertes que un soldado en el campo de batalla y -además- con la ventaja de los detalles del primer plano. El acostumbramiento termina desplazando a cualquier efecto inicial de miedo o terror. Porque el niño se acostumbra progresivamente a cualquier estímulo ambiental -bueno o malo- mientras más lo experimenta.

Siguiendo nuestra hipótesis, aquel niño que comenzó -como la mayoría- a convivir con la TV desde los tres años, a los 18 años habrá visto no menos de tres mil muertes reales (en los noticieros) o ficticias (en series y películas). Entonces, cabe preguntarse: ¿Cuál será su reacción frente a la muerte, en la vida real, si ha convivido con ella gracias a la TV?

Identificación

Durante la infancia, el niño se forma en sus sentimientos, en su conducta y en la actividad del pensamiento. La incorporación del lenguaje le abre posibilidades de intercambio y esencialmente de integración social. Las formas de identificación más estables se producen en el período de la inteligencia intuitiva, que abarca de los 2 a los 7/8 años.

El aprendizaje, TV mediante, de normas de existencia basadas en la violencia y la muerte provocan en el niño la introyección de situaciones perjudiciales para su conducta social. Las series de violencia le enseñan a respetar normas que se imponen por la fuerza y relaciones antisociales frente a sus semejantes.

Un niño "consumidor" de violencia televisiva desde sus primeros años, será incapaz de progresar y madurar en el cultivo de vínculos fraternos y solidarios, sufriendo una regresión en el desarrollo de las identificaciones personales y sociales con posibles inclinaciones hacia vínculos negativos. Los comportamientos antisociales

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surgen de un proceso de desarrollo defectuoso de la vida afectiva. La falta de identificación con modelos sanos conduce a la frustración y ésta al ejercicio de conductas agresivas.

Una de esas conductas agresivas, afirman Mantei y Salomone ('El peligro de la identificación'), es la ira, que es una forma de indignación súbita que se manifiesta en una crisis emocional. En ella queda suspendida la acción de ataque físico hacia el adversario, se inhiben el pensamiento y el lenguaje, apareciendo el tartamudeo o la ronquera. Raramente la ira toma la forma de violencia hacia el otro, generalmente se irrumpe en insultos y gesticulaciones ofensivas. A veces llega a una violencia atenuada como el bofetazo... Esta autodestrucción afectiva se refleja día a día en la pantalla chica a través de ciertos personajes que demuestran maneras muy poco humanas de integración al mundo social y enseñan, sobre todo, formas de comportamiento distintas de las acostumbradas.

Otros efectos para tener en cuenta

Una institución norteamericana sin fines de lucro, la National Coalition on Television Violence (NCTV), analiza y lleva estadísticas sobre las muertes provocadas por imitación o inspiración en series y películas difundidas por la TV, en las que prima un alto contenido de violencia. La NCTV registra anualmente varios casos de asesinatos inspirados por la TV y reconoce que las imitaciones directas de la violencia difundida son sólo "la punta visible de un gran iceberg".

Las escenas de violaciones también sirven a los imitadores. La difusión en TV de la película 'Nacida inocente', protagonizada por Lynda Blair, en cuyo argumento hay una escena de más de un minuto con la violación de la actriz por cuatro compañeras del reformatorio en el que están internadas, produjo su efecto en la vida real rápidamente. Cuatro días después de la proyección, tres niñas y un varón violaron a una muchacha con un procedimiento similar al de la película. Los autores del hecho declararon ante el juez, con absoluta naturalidad, que se habían inspirado en las escenas que vieron en la TV.

La calidad de los estímulos visuales y auditivos han convertido a la TV en un medio eficiente para provocar modificaciones en la conducta de los niños, cuando carecen de otros factores que lo impidan. "La TV origina actitudes donde no existían y puede modificar las existentes cuando no se presentan obstáculos" concluye el psicólogo venezolano Eduardo Santoro ('La TV venezolana y la formación de estereotipos en el niño'), porque "el refuerzo dado por la repetición y atractividad, unido a la actitud no defensiva que se adopta frente a la pantalla, hace que los mensajes tengan altas posibilidades de originar cambios en la conducta".

La médica y psicoanalista argentina Raquel Soifer ('El niño y la televisión'), no duda en considerar la adicción de los niños al televisor como "una nueva forma de neurosis: la televisiosis o la televisitis", cuyas características psicopatológicas son, entre otras, las tendencias a la regresión mental, a la imitación y al sometimiento; las intensas ansiedades persecutorias y fóbicas; el predominio de la desorganización mental y la dispersión de la atención.

La formación de la actitud critica

Ante estas evidencias, cabe recordar la conclusión del pediatra Hernán Montenegro ('TV: ¿Comunicación o contaminación?'), de que ya "es imposible seguir pensando que la TV es una forma inofensiva de entretenimiento".

Si nuestros niños son ingenuamente inducidos por el poder de atracción de los contenidos televisivos, es responsabilidad de los adultos proporcionarles métodos de autodefensa. De allí la necesidad de transmitir a los niños conocimientos mínimos, desde la escuela y la familia, que desarrollen rápidamente su actitud crítica frente a los mensajes que perciben.

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La técnica más simple consiste en analizar detalladamente, con los niños, todos los elementos (icónicos y sonoros) de los programas preferidos, las características de sus personajes, los valores que se atacan o se defienden, los hechos violentos, la realidad, irrealidad o verosimilitud de las historias o escenas que se reproducen, etc.

La práctica cotidiana de "aprehender" con los niños a analizar lo que están viendo, les proveerá de formas de autodefensa frente a los contenidos que puedan causarles miedo, efectos de identificación o imitación o estereotipos inadecuados para su realidad social.

Esta técnica brinda la posibilidad de inculcar a los niños lo que deben ver y de advertirles sobre lo que "prefieren" ver. La TV es una escuela paralela, no formal y asistemática, pero escuela al fin, a la que se le dedica muchas horas diarias. Y si en las escuelas -como escribió Ernesto Sábato- "se enseñase lo que los alumnos declararan preferir, en pocos años tendríamos una nación de infradotados".

FUENTE: http://www.ull.es/publicaciones/latina/a/81coh.htm

Violencia por televisiónLos niños americanos ven televisión por un promedio de cuatro a seis horas diarias. La televisión puede ser una influencia poderosa en el desarrollo de un sistema de valores y en la formación del comportamiento. Desgraciadamente, una gran parte de la programación actual es violenta. Cientos de estudios sobre los efectos de la violencia en la televisión en los niños y los adolescentes han encontrado que los niños pueden: volverse “inmunes” al horror de la violencia; gradualmente aceptar la violencia como un modo de resolver problemas; imitar la violencia que observan en la televisión; identificarse con ciertos caracteres, ya sean víctimas o agresores.

Los niños que se exponen excesivamente a la violencia en la televisión tienden a ser más agresivos. Algunas veces, el mirar un sólo programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que miran espectáculos en los que la violencia es muy realista, se repite con frecuencia, o no recibe castigo, son los que más tratarán de imitar lo que ven. El impacto de la violencia en la televisión puede ser evidente de inmediato en el comportamiento del niño o puede surgir años más tarde y la gente joven puede verse afectada aun cuando la atmósfera familiar no muestre tendencias violentas.

Esto no indica que la violencia en la televisión es la única fuente de agresividad o de comportamiento violento, pero es un contribuyente significativo.

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Los padres pueden proteger a los niños de la violencia excesiva en la televisión de la siguiente manera: prestandole atención a los programas que los niños ven en la televisión y mirando algunos con ellos; estableciendo límites a la cantidad de tiempo que pueden estar viendo televisión; señalandoles que aunque el actor no se ha hecho daño ni se ha muerto, tal violencia en la vida real resulta en dolor o en muerte; negandose a dejar que los niños vean programas que se sabe contienen violencia, y cambiando el canal o apagando la televisión cuando se presenta algo ofensivo, explicandoles qué hay de malo en el programa; no dando su aprobación a los episodios violentos frente a sus hijos, enfatizando la creeencia de que tal comportamiento no es la mejor manera de resolver un problema.

Contrarrestando la presión que ejercen sus amigos y compañeros de clase, comunicandose con otros padres y poniendose de acuerdo para establecer reglas similares sobre la cantidad de tiempo y el tipo de programa que los niños pueden mirar.

Los padres deben de también tomar ciertas medidas para prevenir los efectos dañinos de la televisión en temas tales como los asuntos raciales y los estereotipos sexuales. La cantidad de tiempo que los niños miran televisión, no importa el contenido, debe de ser moderada, ya que impide a los niños el llevar a cabo otras actividades de mayor beneficio, tales como el leer y el jugar con sus amigos. Si los padres tienen dificultades serias estableciendo límites o mucha preocupación sobre cómo su niño está reaccionando a la televisión, ellos deben de ponerse en contacto con un psiquiatra de niños y adolescentes para que los ayude a definir el problema.

Créditos de las imágenes: Alain Batchellerhttp://flickr.com/photos/alainbacheller/

FUENTE: http://www.acatlan.unam.mx/medicos/violencia/5/

La violencia en la televisión Karlos Navarro

Managua, Nicaragua | 20 Enero 2014 | elnuevodiario.com.ni

La televisión se ha convertido en una influencia muy poderosa en el desarrollo del sistema de valores, en la formación del carácter y en la conducta de los niños y adolescentes. Lo más lamentable es que la mayoría de los programas de televisión, esencialmente provenientes de EE.UU., contienen un alto grado de violencia.

Los psiquiatras que estudian los efectos de la violencia en la televisión han encontrado que los niños y adolescentes imitan la violencia que observan en ella; se identifican como víctimas o victimarios; gradualmente aceptan la violencia como manera de resolver sus problemas.

En ocasiones, ver tan solo un programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que ven espectáculos en los que la violencia es presentada de forma muy realista, repetida, o sin ser castigada, tienen mayor probabilidad de imitar lo que ven.

El impacto de la violencia en la televisión puede reflejarse en la conducta del niño inmediatamente o manifestarse más tarde en su desarrollo. De manera que la exposición extensa a programas que contengan violencia causa mayor agresividad en los niños. Pueden afectarse aun cuando en la atmósfera familiar no haya tendencia hacia la violencia. Esto no quiere decir que la violencia que se ve en la televisión es la única causa de conducta violenta o agresiva, pero no hay dudas que es un factor significativo.

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Nell Postman, autor de La televisión y los adolescentes, aconseja que los padres protejan a los niños del exceso de violencia en la televisión, de la siguiente manera: prestando mayor atención a los programas que ven los niños; estableciendo límites en el tiempo que pasan viendo televisión; evitando que vean programas violentos; cambiar el canal o apagar el televisor cuando aparecen escenas ofensivas, y explicarle al niño aquello que consideran malo del programa.

Señalar al niño que, aunque el actor no se lastimó, hirió o murió, la violencia puede producir dolor o muerte si sucede en la vida real; desaprobar los episodios violentos; enfatizar en que esa no es la mejor forma de resolver un problema. Para contrarrestar la presión que ejercen los compañeros y amigos deben comunicarse con otros padres para poner en vigor reglas similares sobre el tiempo y tipo de programa que deben ver.

Se deben utilizar estas medidas para prevenir los efectos dañinos de la televisión en otras áreas como el estereotipo racial o sexual. Aparte del contenido del programa, el tiempo que los niños dedican a esta actividad debe limitarse, ya que los saca de actividades más provechosas como jugar con sus amigos, interacción familiar, estudio y lectura.

En esta labor debe ayudar el Estado y el gobierno. Es necesario que el gobierno, por medio del Ministerio de Educación, diseñe una política educativa televisiva en concordancia con los programas pedagógicos de la educación media para construir una cultura de convivencia.

La escuela es un espacio privilegiado para favorecer esta nueva visión sin renunciar a los programas actuales, pero inculcando nuevos enfoques y conocimientos relativos a la paz y los derechos humanos, y sobre todo, un cambio democrático en las relaciones alumno-maestro y en el cotidiano escolar.

En Nicaragua debe existir un Consejo Nacional de Medios de Comunicación con el propósito de diseñar programas culturales y educativos que se presenten en el canal seis, dirigidos a la formación de la niñez y juventud nicaragüense, de acuerdo con los programas del Ministerio de Educación.

* Jurista e historiador.

FUENTE: http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/308194-violencia-television/