La vivienda alemana - … · tienen una responsabilidad en la moderna Alemania. De bases sanas y...

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La vivienda alemana SERVICIO ALEMÁN DE INFORMACIÓN Felix Alexander Kauffmann

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La vivienda alemana

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Felix Alexander Kauffmann

La vivienda alemana

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Felix Alexander Kauffmann

Índice 1. La estructura de la vivienda y el clima..........................................................................1 2. Vivienda sana al alcance de todos................................................................................2 3. La nueva armonía en los enseres domésticos................................................................3 4. El hogar como medio ambiente.....................................................................................4 5. Eliminación de lo superfluo...........................................................................................5 6. El aprovechamiento racional del espacio doméstico.....................................................6 7. La gran habitación de estar y la vivienda rural..............................................................7 8. La formación de grupos en el hogar..............................................................................9 9. Norma sana pero no imitación.....................................................................................10 10. La misión ejemplar de la vivienda distinguida..........................................................12 11. Progreso técnico y eliminación de lo inadecuado.....................................................13 12. La vivienda de gran estilo..........................................................................................15 13. La distinción en el salón principal de la gran casa burguesa.....................................16 14. Rincones y perspectivas.............................................................................................18 15. La casa como unidad de espacio................................................................................19

1. La estructura de la vivienda y el clima En Alemania como en todas partes, la estructura de la vivienda está condicionada en primer lugar por el clima y después por los hábitos de vida y peculiaridades características de la población. Una vida al aire libre, a la manera del sur, sólo puede llevarse en Alemania durante los meses de verano. Precisa el alemán de un abrigo que le proteja de los rigores invernales. Más como son pocos los que disponen de medios ilimitados, la gran mayoría de la población debe prescindir de todo lujo e inútil derroche. Los grandes gastos que el capítulo de calefacción origina aconsejan que las habitaciones no estén distintas unas de otras ni sean espaciosas en exceso, con objeto de que puedan calentarse con facilidad y mantenerse a una temperatura conveniente. No basta sin embargo con disponer simplemente de un mero refugio que proteja de la intemperie. La familia alemana pasa tantas horas del año en espacios cerrados, que constituye para ella una necesidad natural organizar su pequeño mundo intimo en verdadero hogar. Aspira, dentro de la limitación de sus cuatro paredes, a lograr la sensación de auténtico recogimiento, a que la casa sea, tras la dureza y fatigas de la jornada, un lugar de descanso y de sedante vida en comunidad. Para ello exige con preferencia que el aire, la luz y el sol entren a raudales en las habitaciones cuando ya, por razones de clima, no sea posible gozar de la plena naturaleza. Todos quisiéramos ciertamente que ésta se extendiera generosa ante nuestra propia puerta. Por ello, nos sentimos impelidos, hacia las colonias enclavadas en los alrededores de la ciudad, donde cada día se construyen con mayor profusión viviendas para una o dos familias, en las que el reducido jardincito, el balcón resguardado y hasta el cenador que permita en días de lluvia respirar aire puro, figuran ya como elementos imprescindibles.

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2. Vivienda sana al alcance de todos La creación de un hogar sencillo y sobrio para el campesino, el trabajador manual y el burgués laborioso, constituye en la actualidad una tarea predilecta de aquellos que tienen una responsabilidad en la moderna Alemania. De bases sanas y puras, surgirán generaciones capaces, con un sentido afirmativo de la vida y en las que el orden, la pulcritud y la pureza sean conceptos asimilados por aquellas desde su iniciación a la vida. A ello contribuirán poderosamente las conquistas de la moderna cultura de la vivienda. Como por lo general los medios disponibles son insuficientes para la construcción de una casa de tipo normal, sólo podrá lograrse aquella elevada ambición de la conciencia social viva, mediante el aprovechamiento, según plan riguroso, de todas nuestras posibilidades técnicas y mediante un análisis severo de las auténticas necesidades. En este sentido, se han realizado durante los últimos decenios esfuerzos considerables. Secundando la labor de reforma realizada por la Asociación Gremial Alemana, arquitectos, obreros e industriales y muy especialmente las entidades públicas a las que compete el ramo de la vivienda, se esfuerzan hoy por poner al alcance de todas las fortunas - esto es, a precios módicos - un hogar y los enseres domésticos indispensables. Ya el hecho de haberse celebrado recientemente en Alemania una exposición de instalaciones mobiliarias completas a precios inferiores a 500 RM constituye una prueba de que aquellos esfuerzos fueron coronados por el éxito. También en lo que a la construcción concierne, puede afirmarse que desde la Gran Guerra y muy particularmente desde el advenimiento al poder del nacionalsocialismo, se ha llegado al máximo en cuanto a organización y economía. Paralelamente a esta acción material, se instruye adecuadamente sobre la materia a cada ciudadano, especialmente por la prensa, con objeto de depurar su gusto y criterio estético, de desarrollar su sentido de la belleza, su afición por la solidez técnica y su estimación por la elaboración adecuada de los objetos. Es también propósito de aquella, hacer ver a cada cual lo que resulta más adecuado a su sensibilidad, posibilidades económicas y necesidades prácticas.

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3. La nueva armonía en los enseres domésticos Aquellos aspectos de la cultura alemana de la vivienda que van convirtiéndose progresivamente en patrimonio de la colectividad, sintetizan en forma característica, un espíritu de auténtica modernidad con lo mejor de la tradición alemana. El deseo de depuración general y la aspiración a colocar la vida sobre nuevos fundamentos de mayor pureza, impregnan todo el vivir con un sello de diáfana nitidez. La formidable misión que corresponde a la técnica en nuestra época, trae consigo, que aquellos a quienes incumbe la misión de crear hogar y menaje compitan y rivalicen en su empeño. El reconocimiento de que en la sana población campesina se condensan las auténticas fuentes vitales de cada nación, no impide sin embargo que se prescinda en la construcción de las formas técnicas exclusivas. Cierto que la influencia del terruño es hoy un elemento importante en la conciencia colectiva, a tal extremo, que incluso en las mejores viviendas urbanas empieza a penetrar la sobria influencia rural, estableciéndose así un vinculo e inclinación sensibles hacia el campo. Esta inclinación está condicionada por dos elementos: el creciente respeto que va inspirando el viejo artesano alemán por su capacidad, su fuerza y su modestia y por el espíritu deportivo y militar de la nueva Alemania, a la que sólo atrae lo sencillo, lo amplio y lo útil. Cada nación tiene su propio y característico ethos (palabra griega que significa costumbre) Lo que Alemania ofrece hoy como aportación a la cultura europea de la vivienda, es por tanto una síntesis feliz de estas peculiaridades éticas; son espacios y objetos nacidos de un sentimiento puro y madurado.

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4. El hogar como medio ambiente El robustecimiento de la nación alemana, su renovación básica y su entrega apasionada a las grandes empresas políticas y sociales, provocó que los eternos contrastes naturales se acusaran con rasgos de mayor firmeza: el hombre se hizo más varonil, la mujer, más femenina, los derechos de gobernantes y gobernados quedaron mejor delimitados y el trabajo y el ocio fueron más claramente definidos. Y así, en la misma medida que la plenitud de poder iba encontrando su expresión adecuada y simbólica en la construcción de magnos edificios públicos, así se iba acentuando progresivamente la intimidad en el hogar. El confortable fuego hogareño vuelve hoy a ser santificado desde que se torna a concebir la familia como la célula madre del pueblo. En contraste con el áspero ambiente político exterior, existe un lugar de recogimiento sentimental, de intimidad privada. Cierto que a ello contribuye en gran medida con la capacidad y el don doméstico de la mujer alemana, el arte de arquitectos y mueblistas. Aquellos, con la acertada determinación de los emplazamientos y elección de colores, con la acertada distribución de los espacios habitables y conducción de luces, crean viviendas que constituirán el marco adecuado para una feliz vida familiar. Los mueblistas por su parte, proporcionan el contenido que procura el auténtico bienestar, el que anima las habitaciones, el que las llena, las diferencia y las hace habitables y acogedoras. No se aspira a crear el bello conjunto de un interior excepcional, sino un lugar con el que el usuario se identifique, con el que tenga la más íntima compenetración. El espacio frío se hace medio ambiente, al que quedamos íntimamente ligados, que influye sobre nosotros, que nos sirve prácticamente y nos provoca gratas sensaciones, pero que en igual medida es medio y eco de todos nuestros buenos impulsos de los que nosotros y los nuestros quisiéramos siempre vernos animados.

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5. Eliminación de lo superfluo Es sabido que en las viviendas de reducidas dimensiones las posibilidades de combinar el mobiliario son harto limitadas, teniéndose que perseverar por tanto en las normas habituales. Así, la mesa de comedor y las correspondientes sillas ocuparán el centro de la habitación, bajo la lámpara, o bien se colocará ante el sofá y en un rincón de ventana. El perchero quedará junto a la puerta de entrada y la cómoda será adosada a un tabique de anchura adecuada. En el dormitorio, la cama de matrimonio se situará pegada a una pared maestra. Como en estos casos queda poco margen al arbitrio de la fantasía, los decoradores y mueblistas alemanes se esfuerzan ante todo en evitar que las habitaciones estén, como sucede con frecuencia, excesivamente recargadas. Emprenden activamente la lucha contra lo superfluo y contra aquellos muebles gigantescos, que cual si fueran solos en el mundo, parece que intentan aplastar a sus propietarios contra la pared. Procuran aquellos que no ocupen estos enseres más espacio que el estrictamente indispensable. Así, por ejemplo, en la construcción de los armarios, se prescinde de toda profundidad inútil e inelegante, en beneficio de las formas esbeltas y ágiles, dividiéndose racionalmente los compartimentos para que cada cual tenga su especial destino. Como el objetivo perseguido es la obtención de muebles baratos, se procede con cierta economía en lo que a la utilización del material se refiere, garantizándose la duración, con elaboraciones esmeradas y ya acreditadas. Se eligen tipos básicos sencillos, rivalizándose en poner en ellos de manifiesto el buen gusto y el sentido de la gracia. Suele darse preferencia a los objetos de maderas claras y de construcción ligera y consistente, con objeto de evitar la formación de sombras oscuras en las habitaciones. Se cuida con especial empeño de que los muebles resulten sociables, es decir, que respondan a su misión de útiles del hombre. Así se obtienen hoy en Alemania muebles y objetos a los que se califica con agrado de compañeros de vivienda. En esta forma, el hogar queda constituido por una serie de piezas buenas, sin época determinada y en las que prevalece la idea de la función social originaria de ser utensilios para el uso doméstico. De este modo, en los casos de cambio de domicilio o en cualquier otro momento, puede cambiarse su acoplamiento fácil y adecuadamente e incluso armonizar con nuevas adquisiciones siempre que éstas respondan a un espíritu similar.

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6. El aprovechamiento racional del espacio doméstico Como la vivienda normal pudiera resultar pequeña en cuanto a superficie y número de piezas, se estudian sistemáticamente en Alemania todas las posibilidades que permitan aprovechar lo mejor posible el breve espacio limitado por las cuatro paredes. En dos distintas direcciones se han logrado en esta cuestión progresos considerables, que no se realizaron sin embargo, sino a costa de cambios de importancia en los hábitos de vida. Por un lado, se ha renunciado al salón, que en la mayor parte de las viviendas de tipo medio llevaba una vida de apariencia y que sólo tiene sentido cuando alcanza un tono de vida de cierta representación social. Por otra parte, el doble uso de las habitaciones, lo que prácticamente fue siempre un hecho, se ha convertido en punto de vista para la instalación y estructura de las viviendas. Este doble uso afectó principalmente a los dormitorios y a la cocina. Ésta, se transforma en cocina-habitación, con cómodo espacio para comer y agradable decorado. También el dormitorio se instalará de forma que pueda ser utilizado durante el día para otros menesteres. Sobre esto, se han alcanzado ya hoy soluciones definitivas. En el dormitorio de los padres se acondiciona con frecuencia un pequeño lugar de trabajo para la ama de casa; el de los niños se instalará de modo que puedan jugar en él, realizar sus deberes escolares o incluso satisfacer sus aficiones manuales. Con objeto de aprovechar hasta el límite el espacio disponible, se procede en algunos casos a colocar las camas una sobre otra, en forma de literas, como en los coches camas por ejemplo, o de modo que puedan plegarse y desaparecer en un hueco de la pared o tras una cortina. Constituye ésta una solución preferida por aquellos que viven solos y que, por trabajar durante todo el día, permanecen la mayor parte del tiempo fuera de casa. Paralelamente, se da hoy preferencia en la habitación de estar, al diván plano sobre el sofá tradicional. Ofrece aquél la ventaja de que puede ser utilizado como cama, especialmente cuando hay huéspedes, sustituyendo con ventaja a la que suele reservarse a éstos. Cuando la cocina y los dormitorios no tienen más uso que el suyo específico, se construyen en forma de pequeñas cabinas. Supone esto, en el caso de la cocina, una previa y adecuada instalación que se realiza a base de un estudio detallado de las diversas fases del trabajo. La colaboración del ama de casa con arquitectos, instaladores y mueblistas, ha conducido también en este punto a soluciones satisfactorias.

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7. La gran habitación de estar y la vivienda rural En el fondo de todas estas instalaciones económicas perfectamente ideadas, aparece el propósito común de que en todos los hogares, incluso en los más modestos, exista una habitación o pieza amplia y adecuadamente instalada: la verdadera habitación de estar. La existencia de ésta, que deberá estar bien ventilada y convenientemente caldeada, constituye un objetivo principal, en parte ya logrado, en el dominio de la vivienda alemana. En aquella habitación se concentra la familia durante sus horas de intimidad. Sus mismas proporciones la convierten en centro del hogar y símbolo de la unión familiar. Ella es la expresión de que en la nueva Alemania, la gran familia, con descendencia numerosa, constituye un ideal general. La gran habitación de estar viene a ser también reflejo de aquellas personas que no se avienen a la idea de vivir indefinidamente una vida de estrechez, sino que ahorran, con la aspiración de asegurarse cuando menos el espacio indispensable y la necesaria libertad de movimientos a la que por naturaleza tienen derecho. Desde antiguo, existe habitualmente en las casas campesinas una gran habitación de estar, donde los muebles que la integran y ornamentan encuentran tan acertada agrupación y armonía que en varios aspectos esta pieza constituye hoy un modelo de la habitación principal del hogar alemán. La gran habitación de las casas campesinas alemanas tiene siempre dos centros: la estufa, adosada a uno de los tabiques de la cocina, desde la que se alimenta, y el banco rinconero bajo las ventanas. En estos dos puntos se concentran los muebles portables que integran el decorado. En torno a la estufa, se ponen cómodos bancos o acogedoras butacas y sillones. En el ángulo del banco rinconero se colocan por lo general la mesa y las sillas correspondientes. Al banco se adosa con frecuencia un armario o cualquier otro mueble análogo. De esta forma se constituyen dentro de la habitación grupos bien definidos, que sirven a distintos fines y que sólo ocupan una reducida porción de la superficie de la pieza, de manera que los moradores conservan amplia libertad de movimientos, tanto más, cuanto que el resto del mobiliario, armarios empotrados, reloj de caja, etc., suelen constituir un conjunto inamovible. Ciertamente que la auténtica sala campesina, cediendo a la influencia de la ciudad, estuvo hasta hace poco en peligro inminente de desaparecer. Precisamente para evitarlo se le ha concedido bajo el lema de sangre y suelo la máxima atención y apoyo. El hombre del campo ha sido instruido en el reconocimiento de la dignidad especial de sus enseres domésticos, dándose a los dos motivos principales de su habitación de estar la instalación más atractiva y grata. Hoy, en el ajuar de la joven campesina, figuran bancos, mesas y armarios de macizas y bien trabajadas maderas, procedentes de los bosques del país; se emplean las antiguas juntas y ensambladuras aún utilizables y se reproducen las primitivas formas regionales. De igual manera, vuelve a rehabilitarse la tradicional estufa de ladrillos, las antiguas alfombras del país y los rústicos tejidos de vivos colores. La alegre policromía y el saludable vigor, tornan a ser los rasgos esenciales del nuevo hogar campesino, incluso en los pequeños lugares donde las camas, con sus cortinas de colores, se colocan formando alcobas en habitaciones de techos abuhardillados. Es de advertir que esta atención y cuidado por la antigua vivienda rural no supone en forma alguna un frívolo juego con lo primitivo, tal y como pudo ser observado por ejemplo en la Exposición Universal de París de 1937, con productos y artículos de otros países. La mejor prueba de ello es el hecho de que hoy tenemos en Alemania muebles y viviendas

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rurales, que respondiendo al estilo general, se diferencian de las de la ciudad, en que obedecen y se acoplan a las necesidades materiales y a la especial actitud interior del hombre del campo. Este nuevo tipo de hogar rural, refleja la transformación producida en la población campesina, y va colocándose progresivamente en primer término.

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8. La formación de grupos en el hogar La influencia que la vivienda rural ha ejercido sobre la urbana, se refiere principalmente a la perfecta formación de grupos bien definidos en la habitación de estar, al acoplamiento de cada uno de los muebles con el banco rinconero o con la estufa, al empotrado de los armarios y finalmente, a la sensación de compenetración y bienestar que se experimenta en los rincones de las habitaciones campesinas. Donde se dispone de cierta amplitud, dentro de la limitación de la moderna vivienda alemana, va siendo regla generalizada concentrar parte del mobiliario en determinados puntos. La mesa de comer sigue colocándose con preferencia en un rincón del comedor. Incluso en los casos en que las comidas se realizan en la cocina, para pequeñas solemnidades se traslada aquélla que se rodea de bancos y sillas a un lugar adecuado y se reviste parte de la pared con un panel de madera. Es frecuente combinar con el sillón, situado junto a la ventana, un estante de libros, una alta lámpara de pie y un par de asientos, formándose de este modo un rincón de lectura al que puede agregarse un macetero de cactos o cualquier otra planta decorativa. Habitualmente se cede a la tentación de colocar junto al sofá unos armaritos bajos o una mesita para el té o para la radio, completándose convenientemente un grupo bien armonizado. Grandes sacrificios se hacen para mantener la gran estufa de ladrillo y las correspondientes y cómodas butacas. Como esta estufa de gran tamaño no resultaría proporcionada con cualquier habitación usual, se sitúa aquella generalmente en forma que caliente las habitaciones contiguas o las del piso superior. Tiene esto la ventaja de ahorrar a estas piezas una estufa propia y responde en todo caso al criterio general de no recargar las habitaciones.

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9. Norma sana pero no imitación En la nueva vivienda alemana se ha renunciado, especialmente en el grupo que se constituye en torno a la estufa, a la uniformidad rigurosa de los muebles tapizados. Precisamente porque la habitación instalada en grupos, produce la impresión de un conjunto constantemente ordenado, puede aventurarse el empleo de muebles de distinta construcción y variada tapicería. Tan distintamente se han perfilado los tipos fundamentales y tan por completo invade todo una homogeneidad de formas nacida del espíritu sobrio de una honradez humana y técnica, que incluso lo diferente se une como por sí mismo, sin que por ello pierda, sin embargo, las ventajas de lo encantadoramente variado y flexible. La falta de toda imitación estéril hace posible matizar y completar la instalación principal y básica con pequeños objetos de adorno, como estantes, taburetes, una jaula, un cesto de papeles artísticamente confeccionado u otros objetos similares. El buen sentido del nuevo hogar alemán, cuando actúa sin limitaciones, salva por sí mismo el posible peligro de que la habitación resulte excesivamente recargada de muebles. Él aconseja el adorno de las paredes, tapizadas en claro o cubiertas con chapado de madera, con unos pocos cuadros ligeros; encuadra los grandes ventanales con cortinas que dejan penetrar una luz grata; decide la elección de las lámparas, sencillas y alegres e impregna todo el ambiente, incluso en las viviendas del más modesto ciudadano, de tal decoro natural, de tan diáfana sensatez y cálido ambiente, que entre el hogar del simple colono y el del hombre de posición han dejado de existir en el fondo diferencias fundamentales. Aún cuando arquitectos y decoradores - al igual que sucede por ejemplo en Francia - consideran como una especie de prueba de capacidad crear distintos tipos de vivienda, según las diversas profesiones y categorías sociales y no obstante responder aquellas plenamente a las necesidades particulares de cada una de éstas, no es raro que suceda por ejemplo que intelectuales tengan que adquirir un mobiliario destinado primitivamente a los artesanos por no poder encontrar a precios convenientes otro que aventaje a éste en sobria dignidad. Así, por este patrimonio común recién adquirido, se pone de manifiesto la realidad de la comunidad nacional realizada por el pueblo alemán. El rasgo inequívoco y general de la nueva vivienda alemana, no se ha logrado mediante una uniformidad monótona. A ello se oponen los caracteres peculiares tradicionales de las numerosas regiones que integran la gran Alemania y a los que desde el advenimiento al poder del nacionalsocialismo viene dedicándose creciente consideración. La campiña del Bajo Rhin con sus pulcras viviendas enlosadas; el norte, con sus severos muebles de encina; la patriarcal Selva Negra, donde todo se construye a base de la madera de abeto del país; Baviera, el otro gran país rico en maderas, con su alegre policromía, sus armarios pintados y sus formas barrocas; Suabia con su frescor lozano y soleado; la región vienesa, de vieja tradición cultural, el Tirol, de definido casticismo; todo ello significa, dentro de un estilo común de vivienda, la más rica diversidad, constituyendo un ejemplo de lo que la vida de una gran nación rica en variantes puede desarrollar en sí misma. No es menos notable que arquitectos y proyectistas alemanes hayan renunciado a la arbitrariedad de la moda. Al funcionalismo de un Le Corbusier o a la irritabilidad constructiva de tantos otros escépticos europeos, se opone resueltamente aquella norma sana, que saltando sobre las fronteras alemanas está llamada a dominar en el futuro. No es una casualidad a este respecto, la actual identificación con un país como Suecia, que figura a la cabeza en lo que al decorado del hogar se refiere. Es aquella una norma serena y amplia, carente de lo estridente y

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programático, que aparece por ejemplo en las creaciones del belga Victor Bourgeois. Más bien pudiera tener alguna analogía ocasional con la práctica comodidad de los muebles americanos de la Casa Howe & Lescaze. Ahora bien; como la conservación y estima de las piezas sólidas y sencillas es cosa que afecta a la convicción y responsabilidad alemanas, no existe ya esa gran diferencia entre la casa modesta y la acomodada. También en este aspecto se ha logrado una coincidencia ejemplar; lo común supera con mucho a lo diferencial. Ello no impide, sin embargo, que las clases rectoras alemanas realicen adecuadamente su misión específica dentro de esta norma general de vivienda.

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10. La misión ejemplar de la vivienda distinguida Cuando las altas clases sociales realizan debidamente su misión dentro de la comunidad nacional a la que pertenecen, no sólo asumen la dirección política, científica y económica, sino que asimilan y exteriorizan visiblemente los resultados y adquisiciones de la cultura nacional en el aspecto externo de su existencia privada. Así crean un medio ambiente que refleja la amplitud y categoría de la situación social que disfrutan en el que quedan aseguradas aquellas condiciones que garantizan el cumplimiento sin roces de las especiales obligaciones y cometidos que les están confiados. Precisan de un escenario adecuado para su vida social y para el mantenimiento y cultivo de aquellas relaciones intelectuales de interés vital; de un tipo de vida que corresponda a su significación en una sociedad en la que han de mantenerse para crear y proyectar; de un hogar bien instalado donde dedicar a la vida íntima de familia las escasas horas de ocio de que puedan disponer. De todo esto se deduce que son los precursores y orientadores naturales del rumbo de la vida en general. De su espíritu activo y de su amplitud de criterio se derivan obligaciones, no sólo para consigo mismo, sino también para artistas y obreros, y el hábito de llevar a cabo amplios proyectos y su capacidad económica, les permite que aquellos proyectos se lleven a cabo. Será esta clase social la primera en poner en consonancia su hogar con las conquistas del nuevo espíritu de la época, de manera que sean la expresión legítima de ésta, de forma que, en la medida de lo posible, sean ejemplo y modelo para la población en general.

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11. Progreso técnico y eliminación de lo inadecuado La influencia ejercida por la clase social rectora en la reorganización y reforma de las viviendas en general, no será nunca lo bastante apreciada en Alemania. El fabricante acomodado en íntima colaboración con arquitectos y técnicos, ha educado severamente al artesano y a la industria en la realización de elementos prácticos para la instalación de un hogar confortable, obligándoles a una fabricación de la mejor calidad. La gran vivienda urbana, las villas y las casas destinadas a pasar las vacaciones, han venido siendo en Alemania desde el cambio de siglo, lugares de ensayo, donde el alemán iba perfeccionando dignidad de vida, realizando por ello una función social de innegable importancia. Los nuevos progresos no adquirieron sin embargo toda su expresión real y práctica dentro de la comunidad nacional, sino cuando con motivo de la renovación revolucionaria de los últimos años el artesanado y la técnica se sometieron a nuevas y determinadas normas sociales y estéticas. Pocas veces se piensa en lo que se ha realizado en el campo de la organización técnica antes de que sus productos y conquistas llegaran a constituir elementos naturales incluso en las viviendas modestas. Tratase primeramente de cuestiones sencillas, de las que tanto depende la belleza del hogar; de la sustitución de las antiestéticas celosías por sólidas persianas o por el antiguo postigo campesino; de la instalación interior de las cañerías; de la adecuada conducción de los tubos de la estufa; de la conveniente colocación de los radiadores bajo las ventanas o tras especiales revestimientos de madera; de la instalación de agua corriente en los dormitorios; de la modernización de los servicios higiénicos; de proyectos que permitan construir escaleras racionales y claras, de balcones y nichos para armarios empotrados en la pared... Incluso los menores detalles, desde el picaporte al pestillo de la ventana, han sido ideados y confeccionados de nuevo racionalmente y Alemania, cuya industria electrotécnica, por ejemplo, tuvo siempre la supremacía, figura en todo esto a la cabeza de las naciones. Todo perfeccionamiento técnico de este género tiene la propiedad de facilitar el trabajo doméstico. Favorece por tanto en primer término, en las grandes viviendas, a la servidumbre y en la misma proporción, en los hogares modestos, a la ama de casa, generalmente tan agobiada de trabajo. En un sentido igualmente beneficioso, influye en general el nuevo tipo de vivienda. Cuando hace años el hombre modesto tomaba como modelo para la instalación de su hogar, el tipo de vivienda de la clase pudiente, recargaba generalmente aquél con una serie de objetos que le eran esencialmente extraños e incompatibles en su tono de vida. Hoy la casa distinguida alemana consta principalmente de objetos que responden a la norma sana y que pueden servir a todo el mundo de modelos perfectos. Late en esta actitud un vivo sentimiento de responsabilidad, un deseo expreso y decidido de aproximarse a los de abajo. En el hogar alemán pudiente, se tiende hoy a ser más sencillo de lo que una tradición de lujo y de fortuna pudieran aconsejar y esto porque se ha adquirido la conciencia de la misión de ineludible ejemplaridad y en parte también porque se ha experimentado la seducción de la actitud sobria y popular. El propósito que se persigue hoy en todas las viviendas distinguidas alemanas, es el de instalar sin pompa ni boato habitaciones que reflejen una existencia acomodada y crear, sin recurrir a artificios, un ambiente cuidado y selecto. Donde impera el buen gusto, la sencillez se transforma en distinción; ella constituye incluso el secreto de lo aristocrático.

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Por esta razón, el retorno a las formas básicas tradicionales en el mobiliario y la eliminación de todos los detalles técnicos inadecuados, contribuye al perfeccionamiento del típico hogar alemán. El progreso técnico, trae consigo la depuración de espacios y superficies. Por su acción, aparecen estas y aquellos, al ser liberados de todo lo superfluo, más definidos y diáfanos. Esta organización técnica ejemplar del hogar pudiente no es, naturalmente, un monopolio alemán, sino que constituye una nota común a todas las naciones civilizadas, pero a Alemania corresponde la ventaja de haber imbuido a aquella un carácter propio. Así, procedió a la instalación perfecta de piezas solemnes del más puro estilo, infundió a la simplificación un sentido de prístina sencillez y cesó, desde su renovación política y social, de coquetear con los atractivos formales de las imágenes técnicas. Aunque es grande el respeto que inspira en Alemania la obra del ingeniero, en el ámbito doméstico no conviene que su influencia sea decisiva. Cierto que aquella permite a los constructores la creación de amplias naves y de grandes ventanales, elementos indispensables hoy en todo hogar socialmente relevante, pero el resto debe abandonarse a la vida orgánica; a ella debe corresponder en los decorados e instalaciones de las piezas la decisión de producir una sensación monumental o el contrario, de bella y plácida sencillez.

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12. La vivienda de gran estilo Donde existe amplio espacio, la relación entre el mobiliario y el tamaño de las habitaciones es por lo general más favorable, naturalmente, que en los locales de proporciones reducidas. Así, pueden instalarse en aquel caso unos cuantos muebles corpulentos que dominen la habitación correspondiente, como sucede por ejemplo en los castillos o en ciertas habitaciones campesinas del norte. La vivienda amplia ofrece sitio abundante donde poner los pequeños muebles de uso diario que deben ser disimulados en beneficio de un conjunto monumental. Como quiera que el sentido de autoridad y el arte de decorar con cierta atrevida originalidad son cualidades muy desarrolladas hoy en Alemania, las viviendas pudientes derivan eficaces efectos de ambas características. En los amplios comedores, vemos el largo trinchero dominando la pared, un armario ancho y sólido para la vajilla y la magnífica mesa con su adecuada sillería. En la sala de recibir y ante la chimenea decorada con gusto, aparecen los cómodos butacones y junto a éstos o enfrente, el mullido sofá con su mesita y otros asientos menores y finalmente, en el fondo de la habitación, el piano de cola, aislado, destacando del fondo liso de la pared. Especialmente en los amplios vestíbulos, que van reconquistando su antiguo puesto en la casa, revélase acusadamente esta sencillez monumental. Con frecuencia, un arca de roble oscuro, una pesada mesa y un par de sillones de cuero, constituyen aquí todo el decorado. La experiencia nos enseña que las formas lisas y modernas, generalmente usadas, cuando son aplicadas a grandes piezas, producen un efecto brusco e impersonal. De aquí que se prefieran con frecuencia muebles suntuosos de la mejor tradición o se imiten, haciendo alarde de noble franqueza, aquellos que por su chapado y estilo lo merezcan. No es de extrañar por tanto que en los comedores y vestíbulos reaparezca la lámpara flamenca, de metal pulido, o que en los salones de recibir resucite la tradicional araña de cristal. Exquisitos colores, tenues cortinajes, amplias alfombras y tapices de pared, cuya fabricación vuelve a convertirse en importante actividad artística, contribuyen a eliminar de los salones distinguidos todo intencionalismo inadecuado, provocando un ambiente de agradable distinción. Aún cuando en estos nuevos tipos alemanes de vivienda se recurra abiertamente a una norma de elegancia común a toda Europa, no quiere ello decir en forma alguna, que se prescinda de lo propio. Desde hace poco vuelven a adoptarse en Alemania ciertos modelos típicos de su pasado, íntimamente ligados a su tradición aristocrática. Precisamente la coexistencia de muebles antiguos y modernos e incluso el hecho de que aquellos obtengan la preferencia, no significa en el fondo otra cosa que la unión estrecha con el pasado. Conviene consignar que ni las más sencillas viviendas se dejan dominar por un esquema o modelo convencional. Es indudable que los interiores de las viviendas distinguidas alemanas se decoran según principios generalizados entre las clases pudientes, pero nunca se llega a observar en Alemania esa absoluta rigidez simétrica que prevalece en ciertos países. En Alemania, se encuentra siempre ocasión de aplicar otra simetría, una especie de simetría libre, expresión y producto de la propia personalidad y vitalidad.

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13. La distinción en el salón principal de la gran casa burguesa En las habitaciones de estar de las casas burguesas acomodadas, es criterio dominante la libre colocación de los muebles. También aquí se aspira a ampliar el espacio doméstico y la instalación concentrada de los muebles, descartándose lo monumental. La renuncia a la simetría la lleva consigo el hecho de que estas habitaciones se utilizan generalmente para diversas funciones, así por ejemplo, como salas de lectura o de música para celebrar en ellas reuniones de sociedad, etc. A este fin, junto a los grandes muebles, tienen que aparecer, por tanto, enseres más reducidos. No es raro que el peligro de recargar con exceso las habitaciones ronde estos hogares, pero precisamente esta amenaza estimula a los decoradores a crear nuevos y característicos tipos de vivienda. Lo característico de nuestras viviendas burguesas acomodadas es en realidad la tendencia a reducir el número de los objetos caprichosamente colocados, sin que ello redunde en perjuicio de la armonía y belleza del conjunto. En los dormitorios y habitaciones de estar, puede prescindirse con la mayor facilidad de parte de los armarios. En su lugar aparece por doquier el armario empotrado y la estantería construida en la misma pared. También es frecuente el armario corrido de pared, especialmente cuando ésta ha sido revestida con chapado de madera. Es usual que a los costados de puertas y ventanas se instalen armarios planos o estantes para libros. En alguna ocasión se usa el radiador o la chimenea empotrados en la pared y se forma con los armarios una especie de hueco al que se acopla el banco, disposición que puede repetirse en el dormitorio con la cama. Con frecuencia ocurre que la superficie de los armarios empotrados en la pared no son iguales; unos tienen cristales, otros secciones abiertas o compartimentos cerrados. Es preciso tener un gran sentido artístico para combinar acertadamente estos contrastes. Como la superficie continuada de los armarios de pared pudiera producir una sensación excesivamente monótona, suele construirse de suerte que sólo la parte superior quede al nivel de la pared, mientras que la inferior constituye un cuerpo saliente con compartimentos, pudiendo hacer aquel las veces de banco alargado y seguido. De este modo se logra una superficie continuada que no dejará de tener su aplicación en otros puntos de la habitación y principalmente en las rinconeras de ventana o para instalar el sofá corrido de esquina en los salones de recepción. También la repisa de la chimenea o el revestimiento de madera de los radiadores, suele combinarse con esta superficie continuada, ofreciendo lugares apropiados para colocar sobre ellos, en cantidades discretas, pequeñas figuras, objetos de cristal o cacharros artísticos. Obedeciendo al deseo de formar grupos - al igual que en los hogares modestos - se acoplan muebles de la más variada construcción, especialmente asientos y estantes bajos, incluso en aquellos casos donde por disponerse de amplitud suficiente pudieran estar los muebles aislados unos de otros. Por este procedimiento se llega con toda sencillez a soluciones y decorados de conjunto semejantes a los que siempre han existido en la gran habitación de estar de la casa del campesino alemán, lográndose aquellas paredes lisas y aquel relativo y agradable desahogo que caracteriza estas grandes salas rurales. Una vez que se haya logrado ordenar parte de los elementos que decoran la gran sala de estar en la casa burguesa acomodada y distribuir libremente los objetos a lo largo de las paredes, puede colocarse el resto del mobiliario con relativa despreocupación sin que peligre el efecto de conjunto ni la amplitud del espacio. Claro está que cada rincón formado por el sofá o banco, cada sitio en la ventana y sobre todo,

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cada chimenea, constituye un lugar apropiado para la colocación de estos objetos y muebles menores. En cuanto a la chimenea, es hoy en Alemania elemento imprescindible en toda habitación confortable y prueba evidente de que la mecanización no constituye ya la última palabra en el Reich.

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14. Rincones y perspectivas Los grupos de muebles formados en los ángulos de ventana, en torno a la estufa o los rincones de lectura, son hoy, como ya se ha indicado, frecuentes incluso en los hogares modestos, diferenciándose solamente de los constituidos en las viviendas de superior categoría en que en éstas son dichos grupos más numerosos y están formados por piezas más costosas y abundantes. Mediante estos grupos definidos e independientes entre sí, la habitación burguesa confortable adquiere un aspecto nuevo y característico. El espacio total se distribuye en compartimentos y divisiones que forman conjuntos o unidades completas y reducidas, susceptibles de ser depuradas y perfeccionadas. Si hay, por ejemplo, junto a la ventana, una mesa de escritorio aislada, colocada hacia el interior de la habitación, o de manera semejante y a ambos lados de la chimenea, unas banquetas, los respaldos, no aprovechables de estos muebles, exigen un empleo y una adecuada estructura. En la cara externa de la mesa de escritorio, pueden acondicionarse unas divisiones para libros o unas repisitas para colocar objetos finos de porcelana. En los respaldos de las banquetas y del sofá podrán igualmente adaptarse unos estantes bajos que hagan juego con enseres análogos situados enfrente. Los rincones ofrecen la ventaja de que los muebles pueden ser de las más variadas formas y estilos sin tener en cuenta uniformidad alguna. De esta libertad de combinar un mobiliario heterogéneo se hace en Alemania uso frecuente, evitándose la rigidez en la conformación de estos rincones. En otros países la parte baja de las paredes, penetra, constituyendo relieve, en el interior de la habitación o se emplean estantes salientes fijos para forzar la formación de estos rincones. Nosotros, por el contrario, preferimos esbozar e indicar solamente estos grupos o divisiones, evitando todo género de construcción que reduzca las proporciones y corte las perspectivas de conjunto. Habitaciones amplias y convenientemente comunicadas entre sí, constituyen la gran aspiración de la casa burguesa acomodada. Ante todo, debe procurarse que los muebles sean lo más bajos posible para que la parte alta de las paredes quede libre y pueda reconocerse claramente la forma de la habitación. Con objeto de que la mirada pueda vagar sin obstáculos, suele incluso evitarse la lámpara de techo, que se sustituye con luz indirecta o con una lámpara de pie. Para contribuir a este efecto de amplitud y diafanidad, se prefieren en las paredes y cortinas tonos claros y vaporosos de la misma manera que para los muebles se eligen maderas claras, tapicerías claras también y de brillante barnizado. Por último, son de evitar los cuadros oscuros de pesados marcos, que contrastarían violentamente con el fondo de la pared. Como regla general deben preferirse cuadros grandes, de marcos estrechos y suaves colores, que entonen con el de las paredes. Sólo en casos excepcionales se ilumina durante la noche la totalidad de la sala. Habitualmente sólo lo serán determinados puntos, que aparecerán rodeados de agradable penumbra.

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15. La casa como unidad de espacio Constituye la última expresión de esta tendencia hacia un espacio amplio y abierto, que en estas casas alemanas distinguidas, los grandes ventanales encuadren sectores escogidos del jardín o del campo, que en la planta baja las puertas de las ventanas se abran en guillotina; que amplias puertas comuniquen con los balcones, el jardín o los patios cuyo enlosado o pavimentación característica se prolongue hasta el interior de la mansión o que incluso se extienda por toda la casa y que el régimen de separación entre las habitaciones se aparte de lo habitual y corriente. No se aspira a la colocación tradicional de las habitaciones en fila sucesiva, sino a su agrupamiento, buscando interesantes perspectivas y bellos efectos. Como por obra de la calefacción central toda la casa está convenientemente caldeada, pueden considerarse como habitaciones a estos efectos estéticos, el recibidor, el vestíbulo y la escalera, con lo que se logra establecer la debida relación entre los distintos pisos, de forma que toda la casa, incluso las buhardillas convenientemente renovadas, aparezca como perfecta unidad, como un todo animado, con piezas grandes y pequeñas artísticamente armonizadas, unidad que reflejará el claro horizonte, el rigor moral, la tranquilidad interna y la elevación espiritual de sus moradores.

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“La familia alemana pasa tantas horas del año en espacios cerrados,

que constituye para ella una necesidad natural organizar su

pequeño mundo intimo en verdadero hogar. Aspira, dentro de la

limitación de sus cuatro paredes, a lograr la sensación de auténtico

recogimiento, a que la casa sea, tras la dureza y fatigas de la jornada, un lugar de descanso y de sedante vida

en comunidad.”

(Felix Alexander Kauffmann)