miércoles, 8 de noviembre • 20.00 horas

octubre 2017 - enero 2018

LONDON CONCERTANTE

BEN NORRISdirector y violín

Agotándose a menudo sus entradas en lugares como en Saint Martin-in-the-Fields, el conjunto actúa en algunos de los lugares más prestigiosos de Gran Bretaña, como Manchester, Edimburgo, y las Catedrales de Southwark, St James’Piccadilly, Wigmore y Cadogan Halls, y en el Southbank Centre.En los primeros años, los compromisos musicales del conjunto crecieron rá-pidamente: haciendo tres grandes giras por España de gran éxito, además de actuar en el Reino Unido como una orquesta de ópera de repertorio, actuando para Holland Park Opera, Opera Palace, Music Theater Kernow y Pegasus Opera. Tras este primer éxito, el conjunto lanzó lo que actualmente es su serie de conciertos anuales en St. Martin’s y Cadogan Hall, así como en otros lugares importantes de Londres, todos los cuales han recibido el reconocimiento de la crítica. La orquesta desde entonces ha recorrido Estados Unidos, Finlandia, Alemania, Holanda, Irlanda, España y Francia.Durante la temporada 2017/18 regresarán a España y Alemania, y visitarán Italia por primera vez.

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Fundada en 1991, London Concertante es una or-questa de cámara con sede en el Reino Unido, que habitualmente celebra hasta más de cien conciertos al año, convirtiéndose en el conjunto más activo de su categoría en el país.

Aunque a menudo se pueden escuchar como un conjunto de cuerdas en tán-dem con clavecín, lo que puede indicar para algunos una actuación con un enfoque barroco estilizado, el conjunto es todo lo contrario, disfrutando de un repertorio que va de Bach a Schönberg, y de Mozart a encargos contem-poráneos. Lanzando sus primeros discos en 1995 con su propio sello, London Concertante ha grabado numerosos CDs, explorando las características del repertorio de la cámara de cuerdas al lado de “joyas ocultas”. Hay que desta-car actuaciones como el Octeto para cuerdas de Felix Mendelssohn; Verklärte Nacht de Arnold Schönberg; Las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi; El Concierto Brandenburg n.º 3 de J. S. Bach; y -un favorito del público y del conjunto- Oblivion de Astor Piazzolla. Aficionados a la música folk mun-dial, London Concertante ha adoptado un abanico de formas grupales para interpretar y grabar sus álbumes: Piazzola y Beyond, y Gypsy Strings. El pri-mero explora la forma tradicional latina de Piazzolla a través del conjunto de cuerdas, acordeón, piano y trompeta, así como las nuevas obras de David Gordon inspiradas por el maestro argentino; y el último álbum recorre las alegres danzas inspiradas en el folclore de Europa del Este para orquesta de cámara de cuerdas.Mientras prosiguen en su apretada agenda de gira, London Concertante posee un compromiso fundamental con la educación de jóvenes músicos. Recono-ciendo a la generación más joven como el futuro de la creación de música clásica, ellos inspiran y animan a los jóvenes a participar tanto como oyentes como intérpretes en asociación con el conjunto.Actualmente disfrutan de su gira anual de otoño en el Reino Unido inter-pretando un repertorio desde Vivaldi y Mozart a Rossini y Dvorak, London Concertante cuenta con un récord de audiencia en el que para el 50% de los espectadores es la primera vez que asisten a un concierto de música clásica. Creyendo en la “experiencia” de ir a conciertos, el conjunto, encabezado por el fundador y director Chris Grist, busca conscientemente involucrar al público con nuestra música a través de interacciones internas durante las actuaciones: el público a menudo se va comentando no sólo la calidad de la música en el show, sino también la ‘experiencia’ general agradable que recibieron. Creemos que un concierto clásico es una participación firme entre la audiencia y los músicos - no solo los propios artistas-, y por lo tanto ¡toleramos, incluso nos deleitamos con los aplausos entusiastas que recibimos entre movimientos de conciertos como prueba segura de la fascinación del público!

BEN NORRISdirector y violínNació en Perth, Escocia, y comenzó sus estudios en la Real Acade-mia Escocesa de Música y Drama (departamento juvenil) con Joanne Green y Tony Moffat antes de ir a estudiar a la Royal College of Music (Londres) con Yossi Zivoni, Radu Blidar y Lucy Russell.Ben tiene un programa de espectáculos diverso en el que se le pue-de ver tocar como concertista, músico de cámara, y ocasionalmente como solista.Sus recientes conciertos han incluido el Concierto para violín deChaikovski (Orquesta Sinfónica de Perth), las Estaciones de Vivaldi y Piazzolla (Festival de Ruthven) y la Fantasía Escocesa de Bruch (Orquesta Sinfónica de Tayside). Sus apariciones en recitales de cá-mara han incluido los conciertos de aficionados con la Orquesta de Cámara Escocesa (OCE), Scottish Ensemble, Londres Concertante, actuaciones en el Festival de las Artes de Perth, el Ciclo Interna-cional de Conciertos de Leeds, el Festival de Handel en Londres, el Palacio de Versalles (Francia), y actuaciones en Italia y Australia, así como también emisiones en BBC Radio 3, Classic FM, RTL (Ita-lia), Radio France Musique, OE1 (Austria) y Bayerishcer Rundfunk (Alemania) y en televisión. Ben se unió a la BBC Scottish Symphony Orchestra en 2015, con frecuencia colabora como invitado en la Or-questa de Cámara Escocesa y en la Real Orquesta Nacional Escocesa, y también ha tocado en la Orquesta Sinfónica de Bournemouth, en la Ópera Nacional Inglesa, en la Ópera Itinerante Inglesa, con el conjunto Gabrieli Players, Classical Opera Company y Florilegium.

COMENTARIOS AL PROGRAMADe los alrededor de quinientos conciertos que nos ha legado Vivaldi sin duda los cuatro que se integran en el programa de hoy son los más célebres, no sólo de su producción sino, para muchos, de todas las obras que con-forman el conjunto de la literatura musical universal. En líneas generales Vivaldi desarrolló la forma del concierto barroco tardío, significando un paso que podríamos llamar progresista del mismo, caracterizándose su música por la energía con la que impregna la estructura de cada uno de sus conciertos, en los que recurre con gran frecuencia, como es el caso de “Las Cuatro Estaciones”, a contarnos un relato, una historia. Desde el mismo título de cada concierto (“La Primavera”, “El Invierno”…) nos dirige programáticamente hacia una comprensión de aquello sobre lo que quiere hablarnos a través del lenguaje abstracto de la música.

Estos cuatro conciertos son los primeros del opus 8 del autor, que consta de doce, “Il cimento dell’armonia e dell’inventione”, curioso título que se puede traducir como ‘la competición entre la armonía y la invención’. Toda la colección es una muestra continua de música programática, manifestando fenómenos propios de cada época del año tanto meteorológicos (tormentas, frío o, directamente, escalofrío) como costumbristas propios del calendario (el patinaje en hielo, el canto de los pájaros, la cosecha). Mantiene siempre sin alteraciones la forma básica propia del concierto y en la parte del violín solista, por regla general, es donde el veneciano nos describe los acontecimien-tos esenciales del relato que quiere transmitirnos, reservando el “tutti” para describir aquellas situaciones que se repiten, por ejemplo, el calor y la sensación que produce en las personas, los animales, los campos…

Vivaldi compuso “Las Cuatro Estaciones” alrededor de 1721 y las publicó en 1725. Acompañó la edición con cuatro sonetos que ilustran las historias que nos cuenta la música. Su autoría es dudosa, aunque se tiende a creer que fue el propio Prete Rosso quien los escribió. Los cuatro conciertos se componen de tres movimientos, siendo rápidos el primero y el último y lento el central de cada uno de ellos. Aprovecharemos el texto de los sonetos para desarrollar los doce movimientos como si de una narración se tratara.

“La Primavera”, en Mi mayor (catálogo RV 269): en el inicio del primer ‘Allegro’ se festeja la llegada de la prima-vera, la saludan los pájaros con un alegre canto y podemos escuchar el agua en las fuentes mientras se acerca una tormenta con relámpagos que acalla los trinos hasta que se vuelve a alejar. El ‘Largo’ central describe un prado con flores, un bosque y sus plantas así como la siesta del pastor. En el ‘Allegro’ final oímos un instrumento indefinido, en el soneto correspondiente dice que se trata de una zanfoña, al son de la cual danzan ninfas y pastores en honor a la brillante primavera.

“El Verano”, en sol menor (catálogo RV 315): éste concierto comienza con un ‘Allegro non molto’ para señalar la dureza del calor que hace languidecer al hombre y al rebaño mientras canta el cuco al que contestan otros pájaros antes de que el viento del norte haga temer al niño por el destino al que le puede llevar la fiera borrasca. En el ‘Adagio e piano – Presto e Forte’ los truenos y los relámpagos lejanos perturban el reposo ayudados por un tropel de moscas y moscones; Termina “El Verano” con un ‘Presto’ que certifica el temor ante la tormenta que se desata con grandes truenos y una granizada que trunca las espigas.

“El Otoño”, en Fa mayor (catálogo RV 293): el ‘Allegro’ que inicia el tercer concierto del ciclo se desarrolla entre los bailes y cantos de los campesinos por la felicidad de la vendimia misma y la embriaguez que les produce el vino que termina en un sueño gozoso. En el centro del concierto un ‘Adagio Molto’ con saltos y bailes, sueños y placeres entre un aire templado que invita al disfrute. Termina con un ‘Allegro’ en el que los cazadores salen al alba entre cuernos, escopetas y jaurías, provocando la huida de la fiera a la que rastrean hasta que sorprendida y agotada por el ruido de armas y perros amenaza con huir, pero al fin muere abrumada.

“El Invierno”, en fa menor (catálogo RV 297): en el ‘Allegro non Molto’ se tirita entre la nieve y frente al aire helado castañean los dientes; En el ‘Largo’ central, mientras afuera cae la lluvia dentro hay un refugio tranquilo ante el fuego que nos calienta; Y, para terminar, el ‘Allegro’ en el que se camina despacio para no caer en el hielo, hasta que se toma confianza y se corre sobre él sin que se rompa, y entonces, a pesar de tener todos los vientos en guerra, el invierno nos trae la alegría.

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No es Vivaldi el primer músico que compuso sobre un tema tan recurrente como el de las estaciones del año, pero, desde luego, no fue el último. Entre los más recientes se encuentra el otro autor del programa de hoy, distanciados ambos por más de dos siglos, Astor Piazzolla, nacido en 1921 y fallecido hace 25 años en Buenos Aires.

Piazzolla escribió Las Cuatro Estaciones Porteñas entre 1964 y 1970 para ser interpretadas por su quinteto en el que él se encargaba del bandoneón. Este instrumento inventado en Alemania para sustituir al órgano en las iglesias poco pudientes llegó a Buenos Aires y cambió su misión piadosa por la de ser el protagonista de una de las músicas populares con más personalidad y menos piadosas del mundo. Para todos los que nos somos argentinos el bandoneón nos suena inevitablemente a tango, pero a los porteños lo que les suena a tango es el tango, de tal manera que a Piazzolla lo declararon enemigo del tango. Él se defendió toda su vida afirmando que era cierto, era enemigo del tango…”como ellos lo entienden”, porque “…somos muchos los que queremos cambiar el tango, pero estos señores que me atacan no lo van a entender jamás”. El estilo porteño se fundamenta en un rígido compás de 2/4 que Piazzola se atrevió ampliar hacia insólitas emo-ciones con ritmos de 4/4 y 4/8.

La música popular, el folklore, han servido de inspiración a algunos de los más grandes compositores de siglo XX, el ejemplo de Bartók buscando la tradición oral musical centroeuropea, sobre todo la húngara, relacionando etnología y musicología nos sirve para compararlo con Piazzolla. A Bartók nadie le atacó por traicionar ninguna tradición musical pese a impregnar su académica obra de motivos tradicionales ni nadie afirmó que era trivial su música por evocar el folklore. A Piazzolla le ocurrió exactamente lo contrario, los puristas le atacaban (“¡Esto no es tango!”) y los auditorios tardaron en aceptarlo como uno de los grandes porque todo le sonaba a tango. En realidad Astor Piazzolla atesoraba una gran formación musical, estudió junto a Alberto Ginastera, un poco mayor que él, y tuvo por Maestra a la gran Nadia Boulanger durante una año a lo largo del cual se transformó en un músico exigente y ambicioso. Así mismo tuvo una relación muy fértil con Ernest Ansermet que dirigía el Teatro Colón. Durante una década compuso música muy diversa, intentando fusionar, entre otras iniciativas, tango y jazz sin lograrlo según su propia opinión. Le estrenaron obras grandes de la dirección como Paul Klecky o el propio Ansermet. Según Ernesto Sábato cuando consiguió liberarse de la presión que ejercieron sobre él los tradicionalistas consiguió una revolución en lo que “con un sentido amplio puede llamarse música de Buenos Aires”.

Y ya liberado componía sin freno, admirando a los grandes compositores como Bach y el propio Vivaldi, y compuso estas cuatro obras en principio independientes no exactamente como un homenaje a este último, pero pensando en él de reojo. La primera en ser compuesta fue “Verano Porteño”, en 1964 ó 1965, “Otoño Porteño”, en 1969 y ya en 1970 las dos que restan, “Primavera Porteña” e Invierno Porteño”. Aunque no las pensó como una unidad forman una especie de suite, que hoy escucharemos al completo como se está haciendo en muchas partes del mundo conmemorando el cuarto de siglo que ha pasado desde su falleci-miento.

Aunque el autor las concibió para quinteto (violín, piano, contrabajo, guitarra eléctrica y bandoneón) el ruso Leonidas Desyanitkov elaboró una nueva estructura de las obras originales en las que resaltó la relación que existe entre Piazzolla y Vivaldi, construyendo cada una de las piezas en tres partes, como si se tratara de los movimientos del concierto barroco, y escribiéndolas para orquesta de cuerdas y un violín solista.

No estamos ante una música programática, como el caso de las “otras” estaciones, en la que se narran he-chos, sino más bien ante una descripción de estados de ánimo del autor ante la percepción de Buenos Aires en distintos momentos del año. Debemos tener en cuenta que las estaciones en Venecia y Buenos Aires son inversas, es la razón por la que Desyanitkov nos hace escuchar frases reconocibles del “El Invierno” en “Verano Porteño”.

Juan Manuel Alloza

P R IM E RA PA RTE

Duración aproximada: 45 min

A. VIVALDILa cuatro estaciones

Concierto n.º 1 en Mi, Op. 8, RV 269, "Primavera"Allegro – Largo – Allegro

Concierto n.º 2 en Sol m, Op. 8, RV 315, "Verano"Allegro non Molto – Adagio - Presto – Adagio – Presto

Concierto n.º 3 en Fa, Op. 8, RV 293, "Otoño" Allegro – Adagio Molto – Allegro Pastorale

Concierto n.º 4 en Fa m, Op. 8, RV 297, "Invierno" Allegro non Molto – Largo – Allegro

SE GUNDA PA RTE

Duración aproximada: 30 min

A. PIAZZOLLALas Cuatro Estaciones Porteñas

Verano PorteñoPrimavera Porteña

Otoño PorteñoInvierno Porteño

LONDON CONCERTANTEBEN NORRIS

director, violín

Clavicémbalo William Dowd cedido por la Institución Fernando el Católico