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Laberinto de amor Giovanni Bocaccio Obra reproducida sin responsabilidad editorial

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Laberinto de amor

Giovanni Bocaccio

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LABERINTO DE AMORComiençan treze quistiones traduzidas

de lengua toscana en española por una personamuy cobdiciosa de servir con ellas a un su ami-go.

Leyendo por mi passatiempo el verano pas-sado un libro en lengua toscana que se llama Filo-culo, que quiere tanto dezir como fatiga de amor, elqual compuso el famoso poeta Juan Bocacio a ins-tancia de madama María, hija del rey Ruberto deNápoles, entre otras muchas materias sotiles deamor que la historia trata, hallé treze quistiones quese propusieron delante della en una fiesta seyendoelegida de todos los que la celebravan reyna paraque las determinasse. E pareciéndome bien, acordéde traduzillas en nuestro romance castellano, ende-reçándolas a vuestra merced, a la qual suplico lasmande recebir como embiadas de persona que simás tuviera con más os sirviera, y leed señora estebreve argumento para que por camino derecho oslleve al fin de la obra. Valete.

Síguese el argumento.

Andando Filoculo, hijo del Rey Feliç de Es-paña, hecho peregrino de amor, acompañado dealgunos cavalleros sus criados buscando a Blanca-flor su amiga (la qual sus padres vendieron a unosmercaderes por quitársela de delante) temiendo nofuesse la mucha conversació que con ella teníacausa de tomalla por muger, después de aver pas-sado muchos y grandes trabajos por mar e por tierrabuscándola, acaecióle que con fortuna arribó unamañana al puerto de Nápoles. Y llegando saltó entierra desseoso de ver algunas antigüedades deaquella ciudad, se fue fazia la sepultura de Virgilio yantes que a ella llegase, halló en una huerta a ma-dama María, hija del rey de aquella ciudad, acom-pañada de muchas damas y galanes dançando alson de diversos instrumentos con música muy acor-dada y canto muy suave. Y como de fuera se oyes-se aquella armonía, Filoculo y los que con él venían,se pararon a escucharla. Los quales, luego quefueron vistos por uno de los que dentro en la huertaestavan, certificada madama que aquellos estrange-ros escuchavan de fuera su fiesta, y queriéndoloshonrar, embióles a rogar que se entrassen dentro a

tener la compañía. Lo qual Filoculo haziendo fuemuy bien recebido della y de los otros que allí esta-van. Y trabajando de le festejar de muchas manerascomo a estrangeros, cansados ya de dançar e deoyr músicas acordadas porque el calor que hazíaera inconportable, acordaron Madama y todos quese buscasse manera con que passar la siesta enconversación, con algún passatiempo honesto ydeterminaron de elegir un rey, ante el qual cada unopropusiesse una quistión, y ella determinasse. Pa-reció a todos que sería bueno para rey Ascaltón,ayo de Filoculo, por ser anciano. Fue por todos ele-gido. El qual escusándose e diziendo que más se leentendía de las armas que de cosas de amores,pidióles que le quisiessen aver por escusado,dexando en su eleción la persona que por reyuviessen de tener. Y todos conformes vinieron enello. Luego Ascaltón haziendo una corona de laurel,la puso a Madama María en la cabeça, nombradolapor reyna de aquella amorosa compaña. E ellaaceptándolo (aunque con mucha dificultad) mandó atodos assentar por orden, cada uno en el lugar quele convenía, y rogó a Filoculo que propusiesse pri-mero. El qual obedeciendo començó desta manera.

Capítulo primero. Cómo Filoculo propu-so la primera quistión de la guirnalda de flores.

En la ciudad donde yo nascí se celebravaun día una gran fiesta en la qual se juntaron muchasdamas y galanes. Yo que en ella me hallé e miravalo que passava, vi que dos mancebos de buenadisposición miravan una gentil dama que en la fiestaestava, y en sus requiebros nadie podía conocerquál de los dos más la amava, ni a qual ella teníapor más servidor. Lo qual ellos trabajavan de saberpor quántas maneras podían. E después de muymirada, visto que no hazía más favor al uno que alotro, començaron passo entre sí a hablar en ella, ya lo que pude entender de su plática cada uno seloava que la dama le amava más, y para en pruevaalegavan los favores antes rescebidos. Los qualesaviendo gastado lo más del día en esta porfía, yllegados sobre ella quasi a desonrarse, visto que noera bien lo que hazían por ser en mucho perjuyziosuyo y en disfamia de la dama, dexaron la porfía efuéronse para su madre de la dama, que allí en lafiesta estava, y en conformidad los dos le dixeronque a todos era notorio y ella bien sabía quántoellos amavan a su hija, y quán bien a los dos lesparescía que desseavan mucho saber quál de losdos le parescía a ella mejor. Por tanto que le supli-

cavan les hiziesse merced preguntándoselo de sa-carlos desta dubda porque entre ellos mayor escán-dalo no se recreciesse. La madre, reyendo de lademanda, dixo que le plazía. Y llamando ante sí asu hija mandóle que, pues los dos la amavan, quelos certificasse por palabra o por seÒas de lo quedesseava saber porque del amor, que siempre debenacer concordia, no naciesse su contrario. La hijarespondió que assí lo haría. E mirando, los vido queel uno tra&yacutea en la cabeça una guirnalda deflores, y quel otro no tra&yacutea ninguna. Ella, quetambién tenía en su cabeça otra, quitósela e púsolaal galán que estava sin guirnalda. E tomó al otro laque tra&yacutea, e púsosela a ella sobre su cabeça,dexándole sin guirnalda, y hecho esto bolvióse a lafiesta, diziendo que ya avía hecho lo que su madremandó y ellos desseavan saber.

Los galanes tornaron a su primera porfía,teniéndose cada qual por más favorescido de lo quela dama avía hecho. Aquél cuya era la guirnaldaque ella llevó dezía: "Cierto la Dama me quiere másque a ti, que no por otro fin tomó mi guirnalda, sinoporque le agradan mis cosas y por tener ocasión deserme obligada, y a ti te dio la suya por despedida,por no ser ingrato al amor que le tenías, porque esteamor no quedasse sin algún galardón te la dio en

último pago y remuneración delo que avías queri-do". Replicava el otro: "Antes al contrario, porquehágote saber que ella más ama tus cosas que tupersona. Y esto se prueva pues vemos que te lastoma, e a mí quiere más que a las mías pues me diolas suyas que no es señal de despedida el dármelascomo tú dizes, antes es principio de amistad y deamor, que la merced siempre haze subjeto al que larescibe. Porque quien recibe merced de otro, porrespecto della se haze subjeto. Y ella no me quisie-ra obligar a su servicio si yo no le estuviera. Que tú¿cómo puedes pensar que tomándote a los princi-pios lo tuyo, que jamás te dará de lo suyo?". Argu-yendo el uno con el otro de aquella manera estuvie-ron por gran rato, y fuéronse de la fiesta sin derter-minación alguna.

Yo con desseo de sabella, pues vuestra al-teza ha o&yacutedo la relación, le suplico que de-termine a quál de los dos galanes mostró la damamás amor en lo que hizo.

Sumario de la primera quistión.

Vi que en una fiesta estavan

dos galanes e una dama

e conoscí que la amavan

y entendí que porfiavan

a quál de los dos más ama.

Ella por lo declarar,

al uno le vi tomar

la guirnalda que traya

y aquel que no la tenía,

la suya le he visto dar.

Mandaldo determinar.

Capítulo.ij. Responde la reyna a la quis-tión.

Con ojos risueños y amorosos se bolvió lareyna a Filoculo, y sospirando le dixo: "Cavallero,gentil ha sido vuestra quistión, y cierto la dama seuvo con los galanes sabiamente, y ellos cada unodefendió bien su causa. Mas porque me pedís quées lo que yo della determinaría, os respondo queme paresce, e assí debe parecer a qualquiera quebien lo mirare, que la dama amava al uno y al otrono aborrecía, mas por tener su entendimiento encu-bierto hizo dos autos contrarios como parece, e nosin causa, que fue por ganar más firme el amor delque ella amava, e no perder el del otro, y esto hizocomo sabia. Pues tornando a la quistión que es aquál de los dos mostró más amor, digo que al queella dio su guirnalda, y ésta es la razón. Qualquierpersona que ama a otra, por la fuerça del tal amorse le obliga assí fuertemente que sobre todas lascosas dessea complazer a aquella sin otra dádiva niservicio alguno, y esto manifiesto, pero vemos quelque ama trabaja con diversos modos de agradar aquien ama en qualquier manera que puede. Paratener más osadía de pedille questo sea como digo,el exemplo de la reina Dido lo muestra: la que ven-cida del amor de Eneas, después de averle fecho

muchos presentes e fiestas, tuvo atrevimiento ellamisma de pedirle su amor, y por esto la dama, aquien más amava trabajó de más obligar, de do sesigue que el que recibe la guirnalda fue más queridode la dama".

Capítulo tercero. Cómo Filoculo contra-dize a la reyna.

De loar es la respuesta de vuestra alteza.Pero maravíllome de lo que ha determinado de miquistión porque yo al contrario juzgara, pues que esregla general entre los amadores siempre holgar detraer sobre sí alguna joya o empresa de quienaman, y aquélla tienen en más que quanto poseen ytrayéndola se les alegra y esfuerça el coraçón. QueParis, como avréys oydo, pocas o ningunas vezesentrava en las ásperas e crudas batallas contra losgriegos sin llevar alguna empresa o sobre seÒalque Elena le oviesse dado, creyendo valer másllevándola que sin ella, y según mi juizio su pensa-miento no era vano, por lo qual yo digo, como dixis-tes, que fue sabia la dama en no determinar puesconociendo que los dos la amavan y que no podíaella amar más de al uno porque el amor es cosainvisible, quiso galardonar al uno del amor que latenía porque el tal amor no quedase della sin ga-lardón; y al otro, a quien ella amava, quiso dar osad-ía e firme esperança de su amor tomándole de lacabeça la guirnalda y poniéndosela a sí misma so-bre la suya, y en tomársela manifestó que le queda-va obligada por ella, y por esto según mi juyzio más

amor mostró aquí a quien la guirnalda tomó, que noa quien ella dio la suya.

Capítulo quarto. Cómo la reyna tornó adeterminar que mostró más amor a quien dioque a quien tomó.

"Bien me contentarían vuestros argumentossi en ellos no os contradixéredes. Dezidme cómopuede caber en una cosa el verdadero amor y elrobar. ¿Cómo podéys mostrar que yo quiero más ala persona que tomó lo suyo que a quien doy de lomío? E lo que veemos cada día puede bastar porenxemplo qué tienen por más privados y más ama-dos de los señores a los criados a quien hazenmercedes, sino a quien no las hazen, y les toman loque tienen. Paréceme a mí que era más queridoaquél a quien dieron, que no aquel a quien tomaron.Bien conozco que a la presente quistión y a nuestradeterminación se pudieran hazer más argumentos yresponder a ellos. Pero al fin se vernía a concluyren lo que yo he dicho. E porque el tiempo no sedeve gastar en sola una cosa sin más debatir enesta, sería bien que escuchemos a los otros." Filo-culo, satisfecho, calló besando las manos a la reynaporque assí se hiziesse.

Sumario de la respuesta de la primeraquistión.

Por lo questá respondido,

el argumento conviene

creer que está conoscido

que a quien dan es más querido

que a quien toman lo que tiene.

Pues yo determino en esto

que a quien la guirnalda a puesto

ha mostrado más amor

que no al otro servidor,

que le dexara descompuesto.

Capítulo quinto. Cómo Longano propusola segunda quistión.

Un mancebo estava apar de Filoculo muycortés que se llamava Longano. El qual, desqueFiloculo acabó, dixo desta manera:

"Ha sido tan buena la primera quistión, muypoderosa señora, que la mía a penas podrá pares-cer bien. Mas por no quebrar la orden començada ypor no ser echado fuera de tan buena conversaciónla diré. Sabed que no ha muchos días que estandoyo solo en mi cámara ocupado en pensamientos demucha congoxa que el desseo enamorado me cau-sava, los quales me avían salteado mi coraçón conmuy áspera y dura guerra, sentí que se hazía unllanto muy piadoso cerca de donde yo estava eparéme a escuchalle, e parescióme que mugeres lehazían. Yo desseoso de saber la causa e quiénéstas fuessen, levantéme presto y parándome a unaventana vi frontero de mi cámara estar en otra dosmugeres solas sin otra compañía, las quales her-manas eran y muy hermosas; e puesto en partedonde no me pudiessen ver e yo las pudiesse escu-char lo que dezían, jamás oy la causa de que fues-se su llanto, pero a lo que sentí lloravan de amores,y por ser ésta la causa hize lo mismo. Después ya

de gran rato, visto que durava su llanto, e como yofuesse muy conoscido suyo y algo pariente, propusede certificarme dellas más por entero de qué fuessesu dolor. E para sabello fuyme para ellas, las qualesquando me vieron, de vergüença trabajaron de dis-simular las lágrimas hablándome con mucha cortes-ía. Yo les dixe: "Señoras, no os cale dissimular co-migo porque rato ha que os he oydo todo lo queavéys dicho, por esso no me encubráys vuestrapena ni tengáys vergüença de dezímela pues hevenido aquí para sabello, que vos prometo que demí no recibáys daño alguno, antes seré en consola-ros y ayudaros en quanto pudiere." Ellas me res-pondieron todavía encubriéndose de mí, mas vistami importunidad de querello saber, la mayor de ellasme dixo assí:

"Pues a los dioses plaze que a ti se descu-bran nuestros secretos, sabe que nosotras dos másque otras mugeres avemos resistido a los agudosdardos de amor, el qual tirándonos con ellos a lacontina, jamás pudo fincar alguno en nuestro co-raçón. Mas al fin enojado, queriendo acabar su cru-da guerra, esforçó su braço y con la su más queridasaeta nos hirió en el coraçón, y por causa de losgolpes de antes recebidos tuvo tanta fuerça su fle-cha que le passó de parte a parte e hizo en él muy

mayor llaga, prendiéndonos del querer de dos man-cebos y faziéndonos sus subjetas a toda su volun-tad con más entera fe e con mayor amor que jamásmugeres sus súbditas le tuvieron. Agora la fortuna yél nos han sido contrarias desconsolándonos porcausa dellos como oyrás.

Yo, primero que esta mi hermana, amé enmi fantasía amaestradamente, pensando de dar fina mi desseo, y tuve tal manera que lo truxe a con-clusión y enamoréme de uno, el qual hallé tan ven-cido de mi amor como yo del suyo, de cuya causano se menoscabó el amor ni el desseo, antes cre-cieron. E agora más que nunca estoy en él encen-dida. A éste quería yo tanto que quando comigoestava, trabajava de le celar y encubrir el amor de-masiado que le tenía. E por mi desdicha acaecióque antes que se cumpliesse un mes, a este man-cebo le sucedió un caso desastrado por el que él seausentó desterrándose perpetuamente desta ciu-dad, y de temor de la muerte se partió sin algunaesperança de bolver jamás a ella. Yo, triste de mí,más desdichada que quantas nascieron, encendidamás en su amor, de verme sin él quedo desespera-da. E por esto hazía el llanto que oyste. Y lo quemás agravia mi dolor es ver que por todas manerashallo cerrado el camino para podelle seguir. Por

esso piensa tú y sey juez si tengo razón de quexar-me."

Después de oyda ésta, preguntéle por quécausa la otra se quexava. Respondióme que tam-bién amava a otro mancebo, el qual estava tanenamorado della como ella dél. E porque sus des-seos no se passassen sin alguna parte de plazerpor los senderos de amor, trabajó de poner sussentimientos por obra; e celos de quien la guardavale ocuparon muchas vezes el camino de su pensa-miento, de manera que jamás pudo aver fin su des-seo, "y por ello se deshaze de puro amor como túpuedes pensar si alguna vez fuyste enamorado.Hallándonos aquí entramas solas començamos ahablar de nuestras desdichas. E visto que son ma-yores que jamás mugeres las tuvieron, no pudiendoresistir las lágrimas, descansávamos en llorar."

Yo cierto sentí mucho su pena por la causa.E procuré de socorrellas con aquellas palabras quepara su consuelo me parecieron más provechosas,y partíme dellas. Después acá he pensado muchoen el dolor que sentían, y fantaseando quál le sentíamayor, consintiendo en el de la una e mirando el delotra, y las muchas causas que para ello cada unatenía, me haze mucho dudar. Por esso suplico a

vuestra alteza determine quál de las dos sufría ma-yor dolor."

Sumario de la segunda quistión.

Dos damas se namoraron

de dos en ygual querer,

al un galán desterraron,

al otro tanto celaron

que jamás le pude ver.

Dales amor, con fiereza,

tormentos de gran crueza.

Quiérese desto saber

quál dellas deva tener

causa de mayor tristeza.

Determine vuestra alteza.

Capítulo sexto. De la respuesta de la reyna.

Grave dolor era el que cada una sentía. Pe-ro considerando que siente más la adversidad elque ha usado la prosperidad, a mí me paresce quela dama que avía perdido a su amigo tenía másrazón de quexarse, y que la fortuna la avía másofendido que a la otra. Porque Fabricio jamás sequexó de los casos de fortuna y Pompeo, manifiestoestá que se dolió dellos. E si no ovieran passadopor él, no supiera conoscer qué era dulce ni amargoMedea: en tanto que amó (según ella dezía) nosupo conocer la prosperidad mas después que fuedesamada de Jasón dolióse de la adversidad. Porcierto, nadie llorara lo que no tuvo, antes lo dessea-ra. De donde se sigue, que las dos hermanas, launa desseó, y la otra de dolor, hazían aquel llantoque vos oystes.

Capítulo .vij. Réplica de Longano a la Reyna.

Paréceme cosa muy rezia lo que vuestra al-teza determina, porque cierto es que quien ha cum-plido su desseo de una cosa que mucho desseava,que se deve de contentar mucho más en su coraçónque el que la dessea e jamás ha podido cumplir sudesseo; y también ninguna cosa es más ligera deolvidar y perder que aquella que no ay jamás espe-rança de cobrarse, que aquél es dolor sin compara-ción quando es grande el desseo sin remedio depoderse cumplir y en tal caso han lugar las amargu-ras, pensamientos y trabajos, porque si las volunta-des no fuessen conformes en ygualdad, forçado semitigarían los desseos. Pero quando los coraçonesse veen delante de la cosa que dessean e no lapueden alcançar, luego se encienden y se quexanmás que si dellas sus desseos estuviessen muylexos y muy apartados. Que ¿quién atormenta aTántalo en el infierno sino las mançanas y el agua,que quanto más cerca le llegan de la boca, tantomás huyendo multiplican su sed e su hambre? Yocreo cierto que más dolor siente el que espera cosapossible e no la puede aver por impidimentos quese lo estorvan, que no el que llora cosa perdida esin remedio ni esperança de avella.

Capítulo .viij. Determinación de la reyna.

Verdad sería vuestro argumento si vuestrademanda o proposición fuesse de un largo dolor. Eaun esto, se podría dezir que con olvido se abreviatambién la pena en las cosas que se dessean (queay estorvo para alcançarlas), como en las perdidasque no ay jamás esperança de cobrarse. Mas aquísolamente hablamos quál dellas tenía más dolorquando las oystes quexar. E siguiendo el punto dela quistión, digo que aquélla sentía mayor dolor, queavía perdido a su amigo sin esperança de cobralle.Que puesto que sea cosa que acaesce de perdercosa impossible de recobrarse, suélese dezir quequien bien ama nunca olvida. La segunda, si bien semira, podrá esperar de cumplir adelante lo que noavía podido aún alcançar. Que gran alivio es dedolor esperança, pues tuvo tanta fuerça de tenercasta y menos triste luengamente en su vida aPenélope, esperando que viniesse Ulixes su marido.

Sumario de la respuesta de la segundaquistión.

Ya aurás visto en la razón

que doy que deve juzgarse

cómo sin comparación

da el perder mucha passión

lo que no espera cobrarse,

que lo que presente veys,

caso que lo desséys,

esperança lo assegura.

Luego no da ygual tristura

con lo que perdido avéys.

Capítulo nono. De cómo doña Juanapropuso la tercera quistión, la qual fue muy re-plicada entre todos.

Escuchen vuestras orejas, muy poderosaseñora, y den un poco de audiencia a mis palabrasy ruegos por el Dios que adoráys; y por el poder denuestra fiesta, que me deys consejo provechoso ami demanda. Yo soy hija, como sabéys, de noblespadres, natural desta ciudad; llámanme del nombreque es lleno de gracia, y es mi apellido Lara. Herecebido de Dios y de natura don estremado dehermosura, como mi gesto os muestra. Y apro-vechándome más del nombre que del sobre nom-bre, soy muy graciosa y apazible al que se deleytade mirar[m]e. De cuya causa muchos han trabajadode ocupar mis ojos de su plazer, los quales yo hedesechado con resistir fuerte a sus assechanças yacometimientos. Mas porque me paresce injustoque yo sola quiebre la ley que las otras han guarda-do (conviene a saber de enamorarme) porque soyde muchos requestada, he determinado de hazello.

E posponiendo de la una parte muchos queme siguen, de los quales algunos son más ricos queMida, otros más hermosos que Absalón, y algunosotros muy liberales, entre todos ellos me aplazen

tres en ygual grado. El uno creo ques más fuerteque Hétor. La liberalidad del segundo es tanta queen todo el mundo se sabe. El tercero es tan sabioque excede en saber a quantos fueron y son. Perocomo las calidades déstos son diversas, yo dudoquál dellos tomaré mirando que en la hedad antiguaqualquier calidad destas engañó los coraçones delas hembras. Así como a Dianira con Hércules, aClitemestra con Egisto, y a Sesto Tarquino conMarcia. Por tanto, vuestra alteza me aconseje por-que no me engañe de los tres quál devo tomar paramás mi seguridad.

Sumario de la tercera quistión.

Una dama es requerida

quiera determinarse

a querer, pues es querida

y es por razón vencida

que deve enamorarse

duno ques muy esforçado,

dotro sabio en mucho grado

o dotro muy liberal.

Diga vuestra alteza quál

destos tres será tomado

para ser su enamorado.

Capítulo .x. De la respuesta de la reyna.

Gentil dama, no ay ninguno destos tres queno sea merecedor del amor de qualquier dama, porhermosa e graciosa que sea, mas porque en estecaso no se han de combatir castillos, ni menos dar-se los reynos de Alexandre ni los tesoros de Tholo-meo, e no sólo se ha de guardar con discreciónluengamente el amor, y la honra, la qual no guar-dará la fuerça ni la liberalidad, sino sólo el saber.Digo que de vos y de otra qualquier dama se deveantes tomar el sabio por amigo, que el esforçado niliberal.

Capítulo .xj. De la contradición de doña Juana.

Mucho es contrario el parecer de vuestra al-teza del mío porque yo soy de opinión que qualquie-ra de los dos se devía antes tomar que el sabio. Larazón es ésta: Amor, así como vemos, tiene estapropiedad e condición, que multiplicando su fuerçaen un coraçón, assí se apodera del que qualquierotra cosa que en él esté aposentada, la señorea yecha fuera, moviéndole a su plazer, e ningún aca-escimiento puede resistir que no convenga que lesigan los que dél son señoreados aunque les pese.Que ¿quién dubda que Biblis no conoscía que eramalo amar a su hermano? ¿Quién contradirá que nole era manifiesto a Alexandre que se podía anegaren el Elexponto si en él se metía en tiempo de for-tuna? Y nadie negará que Pássiphe no conocía queera más hermoso el hombre que el toro. Mas cadauno déstos, vencido del deleyte y fuera de todoconocimiento le seguían. Pues si él tiene poder dequitar el conocimiento al que conosce, si al sabio lequitare el seso, ninguna otra cosa le quedará. E si alesforçado o al liberal les quita el poco seso quetenían, aumentará más su virtud y valdrá y serápara más quel sabio enamorado.

Allende desto, amor tiene estotra propiedadque es cosa que no se puede largo tiempo encubrir,y descubriéndose suelen recrecerse peligros y paraéstos ¿qué remedio dará el sabio que tenía perdidoel seso? Por cierto ninguno. Que el fuerte con sufortaleza, en el peligro podrá ayudar a sí y a losotros, y el liberal por su liberalidad terná ganadosamigos que le aprovechen para sus necessidades.E por esto me paresce a mí que no devo de seguirel parescer de vuestra alteza.

Capítulo .xij. Determinación de la reyna.

Si lo que vos dezís fuesse verdad, ningunosería sabio. Mas este vuestro enamorado, si essabio de la manera que dezís, antes le ternía yo porsinple, e siendo tal, no es razón que sea amado.Mas dado que los dioses permitan que sea assí, nopor esso negaremos que los sabios bien conoscenel mal y óbranle, y por eso no pierden el seso. Quecierto es que quandoquier que ellos quisieren refre-nar su voluntad con la razón e sabiduría que alcan-çan, que se bolverán en su acostunbrado seso,guiando sus movimientos y apetitos con recio edevido estilo. E de aquella manera siempre, o pormuy largo tiempo serán sus amores ocultos y secre-tos. De arte que menos inconvinientes se seguirándel que es un poco sabio que del esforçado ni libe-ral. E si por ventura acaesciere descubrirse el talamor, el sabio refrenará sus ojos de mirar, y el en-tendimiento en las palabras. E con saber proveerácómo su honra y la de su amiga se salven. E aunpara la salud si fuere menester no faltará el ayudadel sabio, antes aprovechará. La qual faltará en elesforçado y en el liberal. Que los valedores y ami-gos ganados por liberalidad, suelen en las fortunasy adversidades faltar e salir viles.

Pues ¿quál será la donzella de tan pocadiscreción que se llegue a tal partido, que siéndoletodos estos inconvenientes manifiestos, y que suamor ha de ser descubierto, que escoja y elija antesde dalle al esforçado o al liberal que al sabio? Nin-guna creo que aya desta condición. E por esto miparescer es que se ame antes el sabio que los otrosdos. E assí lo determino.

Sumario de la respuesta de la terceraquistión.

Pues ha podido el saber

toda la tierra regir

más que tierra ni poder

ni liberal despender,

éste se ha de elegir.

Pues luego qualquiera dama

qual amor la enciende o llama

de tres el sabio discreto

ame lo que más perfeto

para no perder su fama.

Capítulo .xiij. De cómo Menedón propusola quarta quistión.

En el gesto se le pareció a la gentil damaque estava contenta de la respuesta de la reyna,quando un cavallero que junto a ella estava, queMenedón avía nombre, començó a hablar diziendoassí: "Muy poderosa señora, pues me cabe de pro-poner delante vuestra magestad, con vuestra licen-cia lo haré, y si fuere más prolixo que breve, vuestraalteza y los presentes me perdonen, que lo que diréno se podría entender si no digo una novela larga,la qual es ésta que se sigue. Oyala con atención.

En la ciudad de Mirabel, do yo soy natural,avía un cavallero muy noble e muy rico, e de gentildispusición, qual era servidor de una dama noble delinage natural de la mesma ciudad, la qual, pare-ciéndole bien, y conforme a su estado, se casó conella. Era tanta la hermosura desta señora que otrocavallero, que Tarolfo se llamava, estava perdido deamores della, e tan encendido en ellos que porquantas maneras podía, tenía formas de dalle aentender lo mucho que la quería, passando por sucasa haziendo a su puerta mil gentilezas a fin queviniesse a su noticia que él la amava, pensando por

ellas ganar su amor. La dama dissimulava las li-viandades, y encubría todas sus locuras, sin darle aentender que las entendía nunca, jamás a sus men-sajeros dando buena respuesta, creyendo que des-que él viesse que no le respondía a su pensamien-to, se apartaría de tal demanda; mas Tarolfo ni poresto dexava de seg[ui]lla continuando su propósito,e siguiendo el consejo de Ovidio, el qual dize queno dexe el hombre de perseverar en amar por laesquiveza de la muger, que en la dura piedra hazeagujero la continuación de la gotera. Temerosa ladama questas liviandades que en Tarolfo poníavendrían a oydo de su marido, e por ventura pen-saría qué se hazía con su voluntad, quiso avisalledellas, pero parescióle que era mejor que no lo su-piesse, porque entre los dos no acaeciesse algo conque ella toda su vida biviesse triste.

Por este temor trabajó de curallo por otromodo, ymaginando un sotil engaño, e llamó a Ta-rolpho e díxole que si tanto la amava quanto él pu-blicava, que le otorgasse un don, el qual despuésde avérsele cumplido, le jurava por dios y le dava sufe que haría por él todo lo que le pedía. Y el donque le demandó era que se hiziesse un jardín y sele diesse que tuviesse en el mes de enero flores yfructa como en el mes de mayo, y que si no entend-

ía de hazerle, que se tuviesse por dicho de no im-portunalla más, sino que le certificava que haríasaber a su marido cómo no se podía defender délpara que le diesse el castigo que su atrevimientomerescía. La dama le pidió el jardín considerandoque era cosa impossible, y no podiendo dársele,dexaría de importunalla. Oydo por Tarolfo lo que ladama pidió, y aunque le pareció cosa impossible yconosció al fin que le podía, determinó de buscarmanera para hazello. Respondió que jamás repo-saría hasta que su demanda fuesse acabada.

Él se partió luego de su tierra acompañadode los servidores que le paresció que avía menesterpara su camino, e anduvo todo el poniente pensan-do en él hallar lo que buscava, y como no lo halló,por consejo de un hombre viejo y sabio, caminópara las partes de Thesalía que son más calientes,en las quales se detuvo muchos días sin hallar re-caudo y desesperado de verse sin remedio ni espe-rança de avelle. Levantóse un día antes que el solsaliesse y fuesse solo sin compañía ninguna a pas-sear por los campos que en otro tiempo fueron teñi-dos en sangre de los romanos. E desde a muy granrato topó al pie de un monte un hombre barbado ymuy viejo que en su manera y vestidos parescía serhombre pobre, y era pequeño de cuerpo y corcoba-

do. El qual andava cogiendo yervas y cavando conun cuchillo rayzes diversas, de las quales tenía llenala halda de su sayo. Como Tarolpho lo vio mara-villóse dél y temió no fuesse visión. Mas despuésque reconoçió ser hombre, llegóse a él y saludólecortésmente demandándole quién era y de quétierra y lo que allí buscava en el campo a tal ora, alqual respondió el vegezico: "Has de saber, cavalle-ro, que yo soy de la cibdad de Tebas y llámomeTebano, y voy por este campo como veys cogiendoaquestas yervas y rayzes porque haziendo dellasalgunas cosas útiles y necessarias para diversasenfermedades pueda ganar alguna cosa que mesea ayuda para passar la vida. E cogerlas a tal horamás me fuerça la necessidad quel deleyte. Mas ¿túquién eres que en el parescer me semejas noble evienes solo por aquestos campos tan despobla-dos?" Respondióle Tarolpho: "Soy un cavallero muyrico de las partes del poniente que vencido el pen-samiento de una cosa que tomé a cargo y emprendíde hazer, desesperado de no podella acabar, mevine yo aquí solo por tener más lugar de afligirmesin que nadie me le estorve." "Pues no conocesbien la prosperidad del lugar en que estás -le dixoTebano- deviéraste yr antes por otro camino, por-que muy ligeramente te podrán arrebatar los spíritus

malignos." Tarolpho respondió: "En toda parte pue-de Dios ygualmente, e mi vida y mi honra está en sumano también aquí como en otro qualquier lugar,haga de mí según le pluguiere. Que de cierto te digoque si agora la muerte me viniesse, sería para míun rico tesoro." Entonces le dixo Tebano: "Dezidmeseñor qué demanda es ésta vuestra que no podién-dola acabar, vos tiene tan triste y atribulado." Res-pondió Tarolpho: "Es tal que me parece cosa im-possible, pues en esta tierra no he hallado remediopara ella." Tebano le dixo: "¿Osarás dezilla?" "Síosaré -respondió Tarolpho- mas ¿qué provecho mevendrá en te lo dezir a ti pues de ti no espero reme-dio?" "Más que daño te verná en me lo dezir." VistoTarolpho que le importunava Tebano por saber délla causa de su tristeza, le contó muy por estensocómo no hallava quién el jardín le hiziesse.

Quando Tebano uvo sabido todo el caso deTarolpho y cómo passava, estuvo por un muy granrato suspenso callando sin le responder, y dende aun poco de rato díxole: "Tú y otros muchos que nosabéys las virtudes de los hombres los juzgáyssegún los vestidos que traen y no según la scienciay arte que saben. Quiero dezir que si mi ropa fueratan buena como la que tú traes, no me hizieras tra-bajar en rogarte tanto como te he rogado, que me

hiziesses sabidor de tu pena, o si me hallaras entrepríncipes y cavalleros y grandes señores y no co-giendo yervas. Pues has de saber que muchas ve-zes debaxo de viles vestiduras está ascondido granthesoro de sciencia. Por esso, el que busca conse-jo, a nadie encubra lo que quiere, si no fuere encasos que manifestándolo se le podría recreceralgún daño o perjuyzio, pero dexado a parte esto,hablemos en lo que haze al propósito de tu venida.¿Qué darás a quien te hiziere el jardín que bus-cas?" Tarolpho que oyó dezir a Tebano tales pala-bras, mirólo al rostro teniéndolo por burla, pares-ciéndole cosa impossible (aunque ángel fuesse)hazer tal obra. Y respondióle desta manera: "MiraTebano, yo soy señor de muchas rizquezas y vas-sallos, yo daré la mitad de todo quanto tengo aquien hiziere lo que yo pido." Tebano, viendo que lafortuna le quería favorecer le dixo: "Si tú aquessohazes comigo no avré menester de andar más acoger yervas ni rayzes." Tarolpho replicó: "Si tú eresel que lo has de hazer y sales verdadero no ternásnecessidad de más trabajar para ser rico. Por esso,por Dios me di cómo lo has de hazer y quándo mele darás acabado." E Tebano le dixo: "El quándosea tu voluntad, el cómo no trabajes de saberlo, queyo me yré contigo, fiándome de tu palabra, y quan-

do seamos en el lugar do quieres que se haga, lue-go en breve será fecho el jardín."

Alegróse tanto Tarolpho de oyr estas pala-bras que le parecía tener a su amiga en los braçose dixo a Tebano: "Partamos amigos y luego, que yame parece que se tarda lo que me prometes." Te-bano derramó luego las yervas que tenía en la hal-da. E tomó sus libros e otras cosas necessarias asu propósito, e fuesse con Tarolpho, y en muy brevetiempo llegaron los dos al lugar que ellos dessea-van, y estuvieron secretos hasta que el tiempo secumpliesse en que estava concertado que el jardínse hiziesse. Y entrando en el mes de enero, Tarolfole mandó a Tebano que hiziesse el jardín.

E Tebano esperó que anocheciesse y salió-se de la ciudad descalço y en cueros, los cabellostendidos por los hombros, al tiempo que las aves eanimales passavan la noche con sossiego, sin ruy-do y el humido aire reposava en paz. Quando solaslas estrellas reluzían, entonces cercó muchas vezesTebano la tierra y sitió a do el jardín se avía dehazer, que era cerca de una ribera de un río. Epúsose hazia las estrellas tres vezes, bolviéndose aellas los braços abiertos. E otras tantas bañandosus blancos cabellos en las corrientes aguas del río,

pidiéndoles su ayuda e favor. Con muy altas bozesy gritos, las rodillas en tierra començó a dezir assí:"O noche fiel, secretaria de las cosas altas. E voso-tras, estrellas, que sucedéys al día juntamente conla luna. E tú, grande Erathe, que sueles ayudar a lascosas que yo comienço. E tú, sancta Ceres, querenuevas la faz de la tierra. E vosotros Uerfos, yer-vas y palabras, e tú qualquiera tierra que crías yer-vas de virtud. E vos, o montes, ayres, ríos, riberas,arroyos, lagos. E vosotros, dioses de la secretanoche y de los bosques, con cuya ayuda yo retruxelos ríos corrientes haziéndolos bolver atrás a lasfuentes do nacieron, e hize las corrientes estar fir-mes, e las firmes ser corrientes, que me distes po-der de afirmar el mar, y de aclarar el tiempo ñublo-so, y el claro cielo henchir de ñublo escuro, man-dando a los vientos a mi voluntad. E con ellos rom-piendo las duras mexillas de los espantables drago-nes, haziendo mober las estantes selvas y temblarlos altos montes y venir las ánimas del infierno ameterse en los cuerpos muertos salir bivos de lossepulchros. Sed agora aquí presentes, y ayudadmeque tengo necessidad de çumos de yervas, con losquales la tierra que está seca desde el otoño, agoraen lo más frío de invierno despojada de fruta y flores

y de yerva, la haga en parte tornar florida, mostran-do antes del tiempo convenible la primavera."

E después de dicho esto, y otras muchaspalabras en silencio, las estrellas no davan su luzembalde y más rezio que una ave buela le fue tray-do por dos dragones un carro, sobre el qual subió. Etomando las riendas en la mano con ciertas pala-bras boló en lo alto. Dexando el camino de Españafuesse a la ysla de Creta y a otras muchas yslas epartidas que por evitar prolixidad no las nombro, yen breve tiempo las anduvo todas, arrancando lasrayzes e yervas que avía menester. E no se olvidólas rayzes que tenía cogidas quando Tarolpho lehalló en Thesalía. Assí mismo cogió muy grandenúmero y de diversas maneras de yervas y de pie-dras de encima del monte Cáucaso, y del arena delSange. E sangre de sierpes venenosas que truxo deLibia. Fue también a las riberas del Ródano y delNimpheo y de Tanáys y del Danubio, cogiendo de-llas las yervas que le podían aprovechar para supropósito. Fue assí mismo a las ínsulas de Lesbos yde Patinos y de Peloro. E a otras muchas partes enque pensó hallar algunas cosas provechosas a sunegocio. E después que tuvo todo recaudo de loque buscava, partióse para donde Tarolpho avíaquedado, donde llegó al cabo del tercero día. Eran

las yervas y cosas que Tebano traya en el carro tansuaves y olorosas que con sólo el olor e suavidaddellas mudaron los dragones los cueros y se torna-ron de viejos moços. Llegado que fue Tebano alsitio y lugar donde el jardín se había de hazer, co-mençó de roçar yerva y della hizo dos altares: uno ala mano derecha para Ecate, y otro a la mano yz-quierda para Ceres. Y ofreciendo en ellos devotossacrificios, esparzidos sus viejos cabellos por lasespaldas con mucho sossiego lo cercó a la redonda,derramando sobre la leña sangre y poniendo brasassobre los altares, y con ello rociando la tierra deljardín. Después perfumóla tres vezes con agua yfuego y açufre y sobre las brasas puso un gran vasolleno de agua y de sangre y leche, y después deaver cozido gran rato echó dentro en el vaso todaslas yervas y rayzes que traya de oriente y de loslugares estraños, mezclando con ellas muchos otrosmateriales. E las piedras que traxo de Oriente y dela elada de las noches passadas, juntó con la carnedel tigre, y las partes genitales del lobo con el es-cama del cinoso y la piel del quilindro. Y a la postreechó en el vaso un hígado con todo el pulmón de unmuy viejo ciervo. Acabado ello tomó un ramo secode olivo y con él meneó aquellos materiales, el qualen poco espacio reverdeció y se tornó lleno de

hojas y de azeytunas. Como Tebano vido esto,tomó el liquor caliente y derramólo por el sitio deljardín en el qual tenía hincadas tantas estacasquantos árboles avía de aver en él. Y no ovo echa-do el licor quando luego la tierra reverdeció, y lassecas estacas se tornaron árboles verdes cargadosde fruta.

E hecho que fue el jardín se bolvió Tebanopara Tarolpho, al qual halló muy triste, pensandoque le avía burlado pues se tardava tanto, e díxoleque su demanda era ya acabada con mucho trabajoy fatiga de su persona, que la fuesse a ver, porquedespués de vista si le agradava y estava hechaconforme a como él se la avía pedido, luego le dies-se el galardón que por ella le avía prometido, y élcumpliesse la promessa que a la dama avía hecho.Quando Tarolpho tan buenas nuevas oyó de lo queél tanto tenía desseado fue con mucha alegría a verel huerto, el qual le pareció muy bien. E despuésque lo uvo visto, hízolo saber a la señora, con laqual concertó que el día siguiente lo fuesse a ver yrescebir, porque rescebido él, fuesse libre de supromessa y ella subjecta a complir lo que le avíaprometido.

E llegada la ora por ellos acordada, la damamuy acompañada de muchas damas e cavallerosse fue para el jardín, en el qual halló muy templadoayre, e muchas yervas y fructas, que la pusieron enmuy gran admiración. De las quales ella y todosquantos avía allí cogieron y comieron. E quando ladama vido que el jardín era cierto y que Tarolfo avíacumplido su promesa hallóse muy confusa, e fuessepara él e díxole: "Cavallero, sin falta vos avéys ga-nado mi amor, por tanto yo estoy presta de cumplirlo que os prometí, mas ruégoos que me hagáystanta gracia que os sufráys de complir vuestro des-seo hasta que mi marido vaya fuera de la ciudad acaça o a otra parte alguna, porque con más seguri-dad mía se haga lo que queréys."

Muy contento fue Tarolpho de hazer lo quela señora le mandava, y despidiéndose della, ladexó en el jardín, la qual luego se bolvió para sucasa muy penada y confusa pensando qué modoternía para no complir con él lo prometido, y nohallando camino para ello de cada día era más tris-te. Y conociendo su marido su tristeza quiso saberla causa, la qual la muger le manifestó con muchaverg&uum;lença porque no sospechasse contra ellaotra cosa. E sabido por el marido todo el caso pas-sado estuvo pensativo, y assegurado de la bondad

de su mujer le dixo: "No son hechos de buena nionesta escuchar palabra de los tales ni menos pro-metelles cosa contra su castidad por impossible quesea, que hágote saber que no ay cosa impossible alque ama, muy grande mal heziste en escuchar ypeor en prometer. Yo te mando que vayas a Tarolfoy trabaja por todas quantas maneras pudieres que,conservando y guardando tu honestidad, seas librey quita de la promessa. E quando por todas las víasy maneras que a ti fueren possibles no pudieresacabar con él, que te suelte lo por ti prometido, poresta vez yo te doy licencia."

La muger contra su voluntad por el manda-miento de su marido y también por cumplir su pro-messa, otro día por la mañana acompañada de dosescuderos se fue para casa de Tarolpho, al qualhalló con Tebano y salió luego a recebilla muy ale-gre preguntándole la causa de su venida, al qualella respondió:

"Tarolpho, ni amor que yo os tenga ni pro-metimiento hecho me traen aquí, sino sólo manda-miento de mi marido, el qual, aviendo respecto altrabajo de vuestro desordenado amor y a mi locapromessa, me embía a vos para cumplir por estavez lo que os prometí, posponiendo su honrra y la

mía." Tarolfo, si primero se avía maravillado deverla venir acompañada, mucho más se maravillóde oyr que el marido se la enbiava y respondióle:"Nunca Dios quiera, señora, que yo sea causa dedesonrrar a quien tiene compassión de mi amor, portanto el estar aquí sea vuestra voluntad y no de otramanera, que si fuéssedes mi hermana, que ya yome doy por contento de la fe que me distes, y vosseñora os podéys bolver, y diréys a vuestro maridoque me perdone el mal pensamiento que contra suhonra he tenido, que yo le prometo m&aacutes porél no me passe de ofendelle."

Como la señora oyó estas palabras, agra-deciéndoselas, se tornó muy alegre para su casa acontallas a su marido, y Tarolpho se bolvió paraThebano, el qual quiso saber qué avía passado conla señora, e informado bien de todo dixo a Tarolfoque ni por esso él devía perder el premio prometidopor su trabajo, al qual Tarolpho respondió que antesse le quería dar más crecido y mostrándole el me-morial de su hazienda le dixo que tomasse de aqué-lla lo que quisiesse. Entonces Tebano, maravilladode lo que avía visto, dixo: "No quiera Dios, que puesyo he visto el marido liberal de su honrra, e a ti de tuamor, que yo no lo sea de mi galardón. Yo huelgode averte servido, y lo que tú, señor, me prometiste

quiero que se quede por tuyo como de antes lotenías." Tarolpho ganóse que lo tomasse, jamáspudo con él acabar.

Dubdase desto, muy poderosa señora, quálde aquestas tres fue mayor liberalidad, conviene asaber: la del marido que embió su muger a Tarolfo,o la de Tarolfo, el qual pudiendo cumplir su voluntadcon ella y se la tornó a embiar aviéndose dispuestoa tantos trabajos por alcançalla, o la de Tebano, elqual menospreció la ganancia con tanto trabajoganada quedándose pobre como antes lo era. De-termínelo vuestra alteza."

Sumario de la quarta quistión.

Un amador ha tenido

su señora en su poder

que se la dio su marido

por lo quella ha prometido

y él no le quiso ofender,

y un erbolario dexó

lo que al amante le dio

por parecer a los dos.

Sepamos, reyna, de vos

quién en el dar excedió

pues cada qual mucho dio.

Capítulo .xiiij. De la respuesta de la reyna.

Gentil ha sido la novela y la demanda, y ca-da uno de los tres fue harto liberal, si bien se mira.El marido, de su honra; el cavallero, de su desseo yapetito; el erbolario, de las riquezas que avía gana-do. E queriendo saber quál lo fue más, conviene asaber quál destas tres cosas es más estimada, esabido se verá quál fue más liberal, que quien másdio mayor liberalidad hizo. De las tres, la una esmuy estimada, conviene a saber, la honra, la qualquiso más para sí Paulo quando venció al rey Per-seo que no los tesoros ganados en la batalla. De lasegunda que es el apetito e ayuntamiento carnal,devemos huyr, según lo dizen Sófoclo y Xenócratesphilósophos, que assí deve hombre huyr y apartarsede la luxuria, como del señor furioso. Lo tercero queson las riquezas, no se han de dessear, porquemuchas vezes son dañosas para la vida virtuosa. Yvemos que con moderada pobreza se bive virtuo-samente, assí como bivieron Marco Curio, e AtilfoRégulo, y Valerio publicóla como sus obras nos lodeclaran y manifiestan. Pues si de estas tres cosas,sola la honrra se ha dessear, y no ninguna de lasotras, síguese que aquél usó de más liberalidad,que con menos sabiduría la guardó para sí, e fueprincipal en la liberalidad, pues fue causa que los

otros lo fuessen. E por esto según mi parecer elmarido que dio la muger en quien estava su honrrafue más liberal que los otros dos. E yo assí lo de-termino.

Capítulo .xv. Cómo contradize Menedón a lareyna.

No consiento que sea como dize vuestra al-teza, antes me paresce que qualquier de los otrosdos fue más liberal. Verdad es que el marido dio asu muger, mas en darla no hizo tanta liberalidadcomo vos dezís. Porque si la quisiera negar no pu-diera justamente por el juramento que ella hizo aTarolfo, el qual le convenía guardar. E quien da loque no puede negar, bien obra en quanto se hazeliberal, mas poco es lo que da. E como tengo dicho,qualquier de los otros fue más liberal. Porque Tarol-fo, desseando aquella señora, queríala más que a síy por aquélla, a su voluntad se dispuso a muchostrabajos metiéndose en demanda quasi imposible eal fin acabándola como la acabó con tan crecidostrabajos, mereció que ella le cumpliesse todo lo quele avía prometido. Por causa del juramento que ensus manos dél estuvo la honra del marido, enbián-dosela a su casa como se la embió. E desta manerafue liberal de la dádiva del marido, y del juramentodella, y de su largo desseo, que todo esto dio enembiársela, que gran cosa es aver sostenido largased, y después de llegado a la fuente dexar de be-ver, porque otro beva. El tercero que es el erbolariofue mucho más liberal, porque considerando que la

pobreza es una de las más enojosas e trabajosascosas de sofrir, por quanto es destierro de alegría edella huye el reposo, ocupa la honrra, y aunqueacarrea virtudes trae muchos cuydados e todosprocuran huyr della con demasiado desseo. El qualhaze que muchos para bivir con reposo y en abun-dancia se ponen a ganancias desonestas y enaprender cosas no usadas, no sabiendo o no pu-diendo en otra manera cumplir este desseo.

Por lo qual acontece que muchas vezesmueren o biven perpetuamente desterrados de supatria. E por esto, ¡o en quánto se deven tener lasriquezas que honestamente se alcançan e posseen!Que ¿quién negará que Tebano no era muy pobre,si mira que dexava de reposar la noche andandopor lugares peligrosos cogiendo rayzes y yervaspara sustentar la vida? ¿E quién negará que estapobreza tan demasiada encubriesse su mucha vir-tud? Pues se prueva quando Tarolpho le vio rotoque no se creya y pensó que le engañava. Puesviéndose él ya fuera de necessidad e rico e próspe-ro, aviéndose dispuesto a caminar en los ayres has-ta llegar en la provincia de España, por caminosinciertos e muy dudosos e de mucho peligro, poracabar la damanda de Tarolfo e recebir su promes-sa. En este erbolario se puede ver que pues que a

tantos e tan grandes peligros se ofreció y se pusopor huyr e apartarse de la pobreza que conocía bienser llena de muy grandes miserias y trabajos. E derico querer bolver a ser pobre, por grande que fue laliberalidad del marido en embiar a su muger, y la delcavallero que perdonó lo que tanto avía desseado,fue muy mayor a mi parecer la deste pobre viejo,considerada su hedad. Pues es cierto que por lamayor parte suele morar el avaricia antes en losviejos que en los moços, y por esto me parece quequalquier de los otros dos hizo mayor liberalidadquel marido. El segundo más que el primero, y eltercero mayor que todos.

Capítulo .xvj. Determinación de la reyna quelmarido fue más liberal.

Nadie pudiera defender esta quistión comovos ni con tan sotil ingenio, mas brevemente osmostraré cómo devéys seguir antes en mi parecerque el vuestro. Dezís que el marido no hizo liberali-dad pues dio lo que la razón obligava a dar por eljuramento de su muger que hizo a Tarolfo. Estosería verdad si valiera el juramento, que cierto esque la muger es mienbro del marido, y juntos son uncuerpo. Sin su licencia no pudo jurar, e si juró, novalió porque al primer juramento matrimonial quehizo a su marido este segundo no le puede derogar,mayormente siendo contra razón y en los casamien-tos se suele jurar que será siempre contento el ma-rido de la muger y ella dél y que serán una voluntad,y por esta causa la muger no pudo jurar, e si juró,como tengo dicho, fue en causa injusta contraria delprimer juramento e no deve valer, e no valiendo, sinvoluntad del marido no se podría otorgar a Tarolfo,e si le otorgó ella fue liberal de su honrra y Tarolfo,como avéys dicho, no fue liberal en soltalle el jura-mento pues está claro que no era valedero, sólo osdigo que fue liberal de su desseo lividinoso, lo qualquienquiera deve hazer pues somos tenidos deseguir las virtudes y desechar los vicios. E quien

haze lo que la razón le obliga haze quasi nada co-mo dezís, mas quien haze lo que es obligado y más,éste tal se llamará liberal. Y porque avéys dicho quedesseáys saber cómo depende la honra del maridode su muger, y en quánto se ha de tener la honra,forçado será que me alargue para que más clara-mente veáys que Tarolfo ni Tebano no hizieron libe-ralidad alguna en comparación de la que el maridohizo.

Sabed que la castidad, juntamente con lasotras virtudes, no da otro galardón a los que la po-seen sino sola la honra, y ésta aun a los que sonbaxos los faze ser excelentes, e si con humildad lasostienen, házelos amigos de Dios e, por consi-guiente, bivir y morir beatos y poseer la bienaventu-rança. E si la muger guarda al marido esta castidad,házele bivir alegre y cierto de su palabra, y con ojosabiertos abitar contento entre las gentes, de ver quesu muger es acatada y mirada de las que son másque ella por esta virtud, y esle señal manifiesta ensu pensamiento que ella es buena y tiene por com-pañera en quanto biviere, de cuya causa los bienestemporales y espirituales se le acrecientan, lo qualno acaece al que tiene muger contraria desta virtud,el qual jamás puede tener un ora de consuelo, nadale agrada y el uno al otro se dessean la muerte. E

por el tal vicio se sienten andar en boca de todos, yparécele que a nadie es oculto su mal. E puesto quetenga todas las otras virtudes, basta este solo viciopara deshazérselas. Por tanto, grandíssima honraes la que da la castidad de la buena muger al mari-do, y dévese tener en mucho. Y más que bienaven-turado es el que la alcança, aunque creo que aypocos destos de quien se aya de aver embidia.Pues tornando a nuestro propósito, de mirar esquánto dava Tarolpho, y no se me ha olvidado loque dexistes que Tebano fue más liberal que losotros, el qual, hecho ya rico con trabajo, no dubdóde bolver a la usada pobreza, soltando lo que ganó.E pues esto dezís, bien se muestra que no conosc-éys bien a la pobreza, la qual si alegremente sepossee, a quantas riquezas ay excede. Por venturase le figuró a Tebano que las riquezas ganadas lepondrían en diversos enojos y cuydados. E quiçáymaginava que Tarolpho se arrepentiría de lo que ledio, y por cobrallo le mandaría matar, e aun terníatemor que los vassallos ganados no le fuessen tray-dores. Assí mesmo tenía congoxa con la governa-ción dellos y de la tierra, e conoscía muy bien losengaños de sus vezinos y amigos y que de muchossería embidiado por sus riquezas, y por ello estavatan lleno de tantos y tan diversos pensamientos y

cuydados, que le sacavan de todo reposo. Por loqual, acordándose de la vida passada que bivíaalegre sin estos cuydados, dezía desta manera: "yodesseava ser rico por tener reposo y veo que lariqueza acarrea trabajos e tribulaciones, y que dellahuye todo reposo." E visto esto dio él la riqueza acuya antes era, por quitarse de trabajos y congoxas,que la [pobreza] si no se menosprecia es riqueza noconocida y escusadora de escándalos. La qual co-noció bien Diógenes quando dixo: 'Basta para enrri-quecer a la pobreza lo que natura le da. Seguro deassechanças bive el que con ella pacientemente seacuesta.' E no se escusa de poder subir en estadosi, como tengo dicho, bive virtuosamente. Pues siTebano se quitó esta congoxa de acuestas, no poresso fue liberal, antes fue sabio, y hizo gracia aTarolpho en dárselo a él antes que a otro, puen-diéndolo dar a quien quisiera. Fue a mi ver muy másliberal que todos el marido que dava su honra, por-que la honrra que él dava jamás se podría cobrar,como la de las batallas y de otras cosas se cobra,que puesto que una vez se pierde, otra vez se pue-de cobrar, y esto que tengo dicho baste para satis-facer a vuestra demanda.

Respuesta en suma de la .iiij. quistión.

Cosa es clara conoscida

si el seso no se derrama

de mucho tiempo sabida

que aventuramos la vida

por la honra y por la fama.

Éste dava honra y muger

y los otros han plazer

de dexar lo que no es suyo

por la qual razón concluyo

quéste quiso más hazer.

Capítulo .xvij. Cómo Clónico propuso laquinta quistión.

Después que la reyna satisfizo a Menedónde su demanda, un valeroso mancebo, que Clónicose llamava, que a su lado estava, assentado dixodesta manera: "Muy poderosa señora, pues ha sidotan larga y tan gentil la novela deste cavallero, por-que los otros tengan lugar de proponer, yo serébreve en la mía. Sepa vuestra alteza que siendo yomuy moço e conociendo que la vida de nuestro Diosde amor está llena de cuydados y trabajos, y conmuy poco deleyte huy della por mucho tiempo contodo mi poder, antes burlando de los que la seguíanque alabándolos. E aunque muchas vezes dél fuytentado, con fuerte ánimo trabajé descusarme decaer en sus lazos. Mas no siendo yo tan fuerte quepudiesse resistir a la fuerça que el Dios Phebo nopudo, determinándose Cupido de ponerme en lacuenta de sus súbditos.

Yo fuy preso desta manera: andando un díaen la ribera del mar pescando ostras marinas por mipassatiempo, me acaeció que bolviendo los ojos alas ondas vi venir una barqueta con quatro donze-llas e un marinero, las quales me parecieron fermo-sas, y como se acercaron a mí vi entrellas un gran

resplandor, en medio del qual se me figuró que es-tava una figura de un ángel muchacho e muy her-moso, e mirándole oyle dezir lo siguiente: "¡O moçoloco, perseguidor de mi poder, pues eres junto a mí,yo soy venido aquí con estas quatro moças, escogepor amiga la que te agradare, yo triste trabajé con elcoraçón e con los ojos de huyr de lo que muchasvezes avía huydo, y no me aprovechó porque a mispiernas se le quitó la fuerça, y puesto que quisierahuyr él traya arco y las alas para alcançarme!", alqual obedeciendo, de las quatro escogí a la que meparesció que tenía los ojos más de piedad, su-plicándole que me tomasse por su servidor, pen-sando entre mí que pues benigna se mostrava, queno sería enemiga de mis desseos (como lo sonotras muchas), a muchos servidores que yo he vistopor ello llenos de mil congoxas y trabajos, antes melos quitaría si por caso los tuviesse. Y pensándolosú[b]ito le respondí: "Señor mío, la graciosa bellezade la donzella que a vuestra diestra está me hazedessear de ser fiel servidor vuestro y suyo y paraello estoy aparejado. Hazed de mí aquello que osplazera." Apenas acabé de hablar quando me sentíherido en el lado yzquierdo de una saeta que con elarco que traya me tiró. E parescióme que era de oroel casquillo della. E luego se bolvió hazia la dama y

la hirió con otra que de plomo le tenía. Yo presodesta manera cay en los lazos que mucho tiempome avía guardado. Y esta señora aplaze tanto a misojos que no veo cosa que se le yguale, lo qual ellaconociendo, de mí mostró por algún tiempo queestava dello contenta, mas después que me sintiódel todo preso ya de su amor y que no era en mimano dexar de amalla, descubrió el engaño quecontra mí tenía acordado, mostrándoseme cruelenemiga, nunca me mirando y ultrajándome conpalabras descorteses. Yo trabajando de apl[a]car sucrueza con ruegos y con amor jamás lo pude aca-bar. E por esto lloro de coraçón pesándome de tan-ta desdicha, y en ninguna manera pued[o] dexar dequererla, antes quanto más cruel la siento contramí, más me paresce que la llama de su amor meenciende mi triste coraçón.

Acaesció que estando yo un día solo en unjardín quexándome de tanta desventura con infinitossospiros acompañado de lágrimas, vínose para míun muy amigo mío que de mis trabajos parte sabía ycomençó a querer mi consolar con palabras piado-sas, y no queriéndole escuchar, respondíle que medexasse pues mi desventura era la mayor que nun-ca fue. Respondióme: "Tanto es el hombre míseroquanto él se haze o se tiene por mísero. Yo por

cierto tengo más razón de quexarme que tú."Bolvíme hazia él casi turbado y respondíle: "¿Quiénpuede tener más razón de quexarse que yo?" Élreplicó: "Yo la tengo mayor que tú y diréte cómo.

Bien sabes que largo tiempo ha que quierobien a una señora, y jamás supe cosa que desseas-se que con todas mis fuerças no trabajasse dehazella. E por esta voluntad que de mí conosció mehizo merced de los que yo mucho desseava, por loqual de ay adelante tuve más obligación de quererlaa mis ojos, paresciéndome mucho mejor. Pero sóloun inconveniente por el demasiado amor que letenía, ligeramente lo passava, y Dios, que no da eneste mundo bien sin amargura, porque los celestia-les sean más desseados y conocidos, al dolor quehe dicho se me allegó otro que me da más pena sincomparación y es que un día, estando con ella soloen una parte secreta donde sin poder ser vistos poruna gelosía víamos lo que passavan por la calle,acaso passó un mancebo de buena disposición alqual ella sospirando miró y como yo vi esto, díxele:"¿Cómo tan presto, señora, soy aborrecido de vosque ya sospiráys por otro?" Ella coloró su rostro devergüença escusándoseme con mil juramentospensando deshazerme con ellos lo que yo avía vistoy sospechado. Pero aprovecháronle poco que yo

me enojé, de manera que quise poner las manos enella, pero detúveme escuchando cómo con sus pa-labras trabajava de escusarse. Mas ya después devisto esto jamás se me ha podido apartar del pen-samiento, sino que ella quiere más aquél que a mí oa otro, y todos los pensamientos de que antes meayudava, agora los tengo todos contrarios, creyendoque lo que comigo hazía todo era fingido, lo qual meda grave pena, y para este mi dolor no aprovechaconsuelo, y no me quexo a la contina porque lavergüença me escusa de manifestar la razón quetengo destar antes triste que alegre. Ni contento midolor por no dalle a entender, y jamás estoy solo unrato sin pensamiento y cuydados que me dan máspena de la que yo querría. Por eso, amigo, aparéja-te a sufrir las cosas menores. Pues me ves a mídissimular y sofrir las mayores con buen esfuerço ycoraçón." Respondíle yo que me parescía que sudolor, por grande que era, que no se ygualara con elmío. Él que sí, yo que no, porfiamos un gran rato yfuesse de mí sin determinallo. Pues vuestra altezaha oydo su pena y la mía, suplícole determine quálde los dos se quexa con más razón."

Sumario de la quinta quistión.

Un amante está penando

que no le quiera su dama,

otro de otra se quexando

de celos y sospechando

que por otro le desama.

Ambos sienten disfavor,

entranbos grave dolor

y por esso gran fatiga.

Pues vuestra alteza me diga,

pues que lo sabe mejor,

quál lo sabe mayor.

Capítulo .xviij. Respuesta de la reyna.

Gentil hombre, gran pena es la vuestra, ysin razón os haze la dama en no amaros. Mas to-davía vuestro dolor puédese curar con esperança yel de vuestro amigo no. Porque una vez que hareynado sospecha en él, ninguna cosa se la quitará,y quanto su amor durare se quexará sin poder sercurado ni remediado y por esto, según yo alcanço,mayor pena me paresce la del celoso que la dequien ama y no es amado.

Capítulo .xix. Contradicción de Clónico.

Lo determinado será verdad en vuestra al-teza que siempre ha sido amada de quien la quierebien, y por esso conoce mal mi pena. Como señorase puede mostrar que celos causen mayor dolorquel que yo siento. Conoscida cosa es que el queposee lo que dessea que en una hora que lo tienepuede sentir más plazer que trabajo ni pena ayasentido en ningún otro tiempo y con esperança pue-de desechar los tales celos si por caso halla serfalso su pensamiento. Mas ardiendo yo con encen-dido desseo quanto más lexos me hallo de cumplir-lo, tanto más ardo, y salteado de mil congoxas medeshago y me consumo. Y para esto ninguna espe-rança me puede ayudar, porque quantas más vezesyo mirava a esta mi señora tantas la fallava contramí más cruel. Yo quedo desdesperado porque laverdad me parece contraria de la respuesta devuestra alteza, porque yo no dudo que no sea mu-cho mejor dudando tener, que llorando dessear.

Capítulo .xx. Determinación de la reyna que pe-na más el celoso quel desamado.

Aquella amorosa llama que en mis ojos res-plandece y adorna mi gesto de mucha belleza (co-mo vos dezís) jamás consintió que yo en baldeamasse. E ni por esso dexo de conocer quánta yquál sea vuestra pena y la del celoso, y por tantoquieres mostrar cómo en todo vuestro parescer escontrario de la verdad. Cierto y claro es que la cosaque más impide el sossiego del ánimo son los cuy-dados, los quales unas tiran alegre fin y otros atriste, y quanto más lleno está dellos el pensamien-to, tanto es mayor el trabajo, mayormente quandoprocede de enojo, y que el celoso tenga más cuy-dados no ay duda que vos no es otro vuestro finsino alcançar de quien amáys que os quiera, y deno alcançallo recebís pena mas podría ser que laoviésedes, porque las mugeres son mudables, yquando no penséys podré[y]s alcançar lo que des-seáys y aun por ventura ella os ama y por penarvuestro amor muestra el contrario, y le mostrarácertificarse de vuestro amor, y con estos tales pen-samientos puede el esperança aplacar vuestro do-lor. Mas el celoso tiene el pensamiento lleno deinfinitos cuydados, de los quales ni esperança niotro ningún deleyte le pueden consolar ni menos

aliviar su pena. Porque él está determinado de darley a los ojos, a los quales aquél que los posee nose la puede poner. Él quiere y trabaja de ponertambién ley a los pies y a las manos y a todo autode su amiga, y quiere conocer sus pensamientos ysu alegría, interpretando a mal todo lo que vee, ycree que cada uno ama y quiere lo que él y lo des-sea, sospecha que quanto ella le dize es con enga-ño. E si por caso él hizo alguna vez algún engaño,pensar en él es a par de muerte, porque teme quede la manera que engañó ha de ser engañado.Siempre está sobre avisso en los caminos del ayrey de la tierra y en su pensamiento le son contrariosel cielo, la tierra, aves, animales y qualquier otracriatura, e para quitar estos pensamientos no bastaesperiencia. Porque si halla que la muger le es leal,piensa que ha sido avisada de las diligencias quélha hecho y que por esto le guarda lealtad. E si pordicha halla que es verdad su pensamiento, lo qualquiçá no querría hallar, ¿quién ay que siente másdolor?. E si pensáys que ese deleyte en tenella ensus braços y que este deleyte aplaze sus pensa-mientos, vuestro pensar es falso, porque tenella enellos antes le da gran pena sospechando que otroassí como él en los suyos la aya tenido, e si porventura ella le recibe haziéndole mil amores, piensa

que lo haze por hazelle olvidar su pensamiento e nopor amor que le tiene. Si la halla enojada piensaque quiere a otro y que dél no está contento.

Otros muchos cuydados podría dezir del ce-loso, los quales dexo por no ser prolixa. Sólo te digode su vida que es la más amarga e más triste quenadie puede tener porque bive creyendo e no cre-yendo e muchas vezes les acaece que persiguiendoa la muger les viene lo que temen y con buenarazón, que ellos con sus reprehensiones muchas ymuchas vezes muestran el camino para su daño.Pues consideradas estas cosas, más razón tienevuestro amigo celoso de quexarse, que no vos quetenéys esperança de alcançar a vuestra amiga, y élbive con temor de perder la cosa que apenas tienepor suya, pues si él tiene razón de quexarse de vosy se consuela lo mejor que puede, mucho más osdevéys vos consolar y no llorar, que es auto dehombre pusilánimo y femenil, y no devéys vos des-esperar ni perder el esperança que el verdaderoamor que a la señora tenéys merece, que aunque alpresente se muestre contra vos cruel, no puededexar de amaros, porque jamás amor perdonó elquerer a ningún amador, y vemos que los durosrobles se quiebran antes con el viento que las del-gadas cañas.

Respuesta en suma de la quinta quistión.

El que teme de perder

un estado que possee

más congoxa ha de tener

que el que le dessea aver

por mucho que le dessee,

pues si no basta verdad

a poner seguridad

el celoso más penado

bivirá quel desamado

tratado con crucidad.

Capítulo .xxj. Cómo propuso doña Ysa-bel la sesta quistión.

Cabe Clónico estava una dama de ábitohonesto vestida, la qual, como la reyna acabó dedeterminar la quistión de Clónico, dixo la suya destamanera: "Acuérdome, muy poderosa señora, queestando un día en un jardín sola con un hermanomío, gentil hombre y de hedad cumplida, aceció quedos donzellas ricas y de noble linaje, naturales denuestra ciudad, las quales estavan vencidas delamor deste mi hermano, y como supieron que esta-va en aquel jardín se fueron para allá y començaronde mirarle apartadas dende lexos sin que él laspudiesse ver ni supiesse que allí estavan, ni menosel pensamiento que trayan. E dende a rato, vistoque estava solo, que de mí no hizieron cuenta por-que estava apartada, començaron a dezir entre sí:"Nosotras queremos bien a este mancebo, y nosabemos si él ama alguna de nos, y aunque seaassí no es justo que a entrambos a dos quiera nimenos que las dos amemos a él. Agora, pues, es-tamos a tiempo de saber dél lo que desseamos, yde conoscer a quál quiere más, corramos hastadonde está y cada una le abrace y le bese, y la quedixere él que más le agrada, quede por suya paraadelante sin que la otra se lo estorve."

Dicho esto, pusiéronlo luego por obra, co-mençando a correr por un prado hazia donde mihermano estava, el qual se maravilló de verlas ve-nir. Y la una de las dos se quedó algún tanto lexosde vergüença y casi llorando. La otra llegó fastaabraçalle y asentóse a su lado ofreciéndosele. Des-pués que cessó en parte la admiración que mi her-mano tenía de la osadía de la que llegó, y de verque la otra se avía quedado, conjura rogándole quele dixese la verdad de lo que quería, la qual lo hizosin encubrile nada. E como mi hermano la oyó,esaminando dentro en su pensamiento cómo la unaavía llegado hasta él y la otra se avía quedado, nosabiendo conoscer quál dellas le amava más ni aquál él devría de amar para sabello, se consejó conmuchos amigos suyos y jamás ninguno le satisfizode consejo, por lo qual está en mucha congoxa eyo, que desseo sacalle della, rescebiré merced devuestra alteza que me diga la verdadera determina-ción si alcança para que yo le aconseje lo que éldeva de hazer."

Sumario de la sesta quistión.

Dos donzellas por provar

a quál el donzel quería

yo las vide concertar

de correr a lo abraçar

para ver quál tomaría.

La una dellas llegó

y la otra se quedó

de vergüença que tenía.

Vuestra alteza quál diría

destas dos que más le amó

que no lo sé juzgar yo.

[

Capítulo .xxij.]Respuesta de la reyna a la quis-tión.

Cierto de las dos, la que se quedó atrás sinabraçalle de vergüença, me paresce que quieremás a vuestro hermano y merece que él la quiera yésta es la causa de mi parescer:

Amor, como sabemos, siempre haze teme-rosa la persona en quien está, y donde ay más par-te de amor, es muy mayor que el temor. Esto pro-cede porquel entendimiento de la cosa que se amano se puede saber enteramente, que si sabersepudiesse, muchas cosas se harían que se dexan dehazer pensando que desagradan, porque quienquie-ra sabe que desagradando se pierde todo caminopara ser amado con este temor, y con amor siempremora vergüença y no sin causa. Pues tornando anuestra quistión, digo que fue auto de verdaderaenamorada el que hizo la que se quedó de temor yde vergüença, y el de la otra que llegó, más tuvosemblante y muestra de malvada y libidinosa que deenamorada. E pues la vergonçosa se sigue que laquiere más, mi parescer es que vuestro hermanodeve querer antes a ella que no a la que fue atrevi-da y desvergonçada.

Capítulo .xxiij. Cómo contradize a la reyna.

Poderosa señora, verdad es que do quieraque mora amor, moderadamente conviene que leacompañen temor y vergüença. Mas, donde ay tan-ta cantidad del que quita la vista a los ojos de losmás sabios (como avemos dicho) digo que en esteamor ques demasiado, no han lugar temor ni ver-güença, porque los movimientos del que lo sientenson según él los fuerça, y por esto aquella donzella,viéndose delante de su desseo, tanto se encendióque olvidándosele la vergüença, corrió hazia aquelloque tanto la afligía, y no lo podía más dissimular, yla otra que no amava tanto guardó los términos deamor con vergüença, quedándose como dezís. Epor esto me parece a mí que la que llegó, deve mihermano querer más, pues que le mostró más amorque no la que se quedó.

Capítulo .xxiiij. Cómo la reyna determinó la quis-tión diziendo que se debe antes amar la temero-sa.

Sabia dama, verdad es que amor a los mássabios quita el seso e todo otro sentido quanto a lascosas que son fuera de su naturaleza, mas, en lasque le pertenesce, como él crece, crecen con él, equanta más cantidad de amor en algunos se halla,otra tanta se hallará de temor. Que esto sea verdadel malvado amor de Biblis lo manifiesta, la qual pa-rece bien en su muerte quánto amó, que viéndosemenospreciada y desechada de Cadmo, ni por estotuvo osadía de descubrirse con sus propias pala-bras, antes escriviendo manifestó su descomunabledesseo. Fedra, assí mismo muchas vezes tanto dequerer dezir a Hippólito quánto ella le amava, alqual pudiera osadamente hablar como a hijo decasa, y no era su voluntad llegada a la boca paradezirla, quando teniéndola en el pico de la lenguase le moría. ¡O quánto es temeroso el que ama!¿Quién fue más esforçado que Ércules, al qual nobasta la autoridad de las cosas humanas, más aúnse me[t]ió a sostener el cielo, y finalmente se ena-moró no de dueña, mas cativa quél avía ganado,tanto que como súdito se le humillava? Paris, assímismo, lo que con los ojos ni con la lengua acomet-

ía a dezir delante de Elena, lo manifestava escri-viendo con el dedo en el vino que en el suelo sederramava, poniendo primero el nombre de Elena ydespués estas palabras: 'yo te amo'.

Allende destos exemplos, el de Pássife nosmuestra más claro el temor, la qual a una bestia sinrazón e sin entendimiento no le osava dezir su que-rer, antes trabajava con sus propias manos cogién-dole yervas tiernas de hazérsele benigna engañán-dose a ssí misma en el espejo por agradalle, porencendelle en el desseo que ella tenía, porque elcoro se moviesse a buscar lo que ella no osavademandar, que el ser promta y aparejada no es autode enamorada ni de ninguna buena muger. Quecierto es que sola la vergüença es ganada de nues-tra honrra, la qual en nosotras siempre ha de que-dar, que las mugeres estamos en la opinión de loshombres (y es la verdad) que sabemos mejor dissi-mular y asconder el amor que no ellas, y esto no locausa sino el mucho temor, el qual ocupa másnuestras fuerças que las suyas. O quántas fueron yavemos conoscido que muchas vezes se han hechocombidar para venir a sus amorosos effectos, quede buena voluntad avrían combidado al que lascombida antes que ellos a ellas, si devida vergüen-ça y temor no las oviesse detenido, que en faltándo-

les el no por la boca, mil vezes se arrepienten, ydizen con el coraçón, y con la voluntad cient milvezes sí. Esta malvada osadía semeja a la deSeméramis y de Cleopatra las quales no amavan,antes buscavan de cumplir sus carnales apetitos yno se les da más que sea con bueno que con malo,no acordándose de los sabios mercadantes que demala voluntad arriscan todos sus tesoros en una oraa los casos de fortuna, los quales, quando es pocacantidad, en todo tiempo la aventuran considerandoque caso que se pierda por ser poca no recebiránpena por ello.

La donzella que a vuestro hermano abraçóqueríale muy poco y por esso aventuró poco dizien-do en su pensamiento: "Si yo por esto que hagogan[o] el amor deste mancebo, está bien, mas si élme desecha poco se aventura, que todo será bus-car otro". La otra señora, que de vergüença sequedó sin allegar a él, cierto es que el quería muchomás, y por esto no se atrevió a poner su querer enaventura, considerando que si le desagradava y porello la desechava, que ella quedaría y bevería tristey con dolor todos los días de su vida, y por venturamoriría de pesar, luego síguese de lo que he dicho yparesce que se deve antes amar la que fue vergon-çosa que no la que llegó a él de atrevida.

Respuesta en suma de la .vj. quistión.

Donde está amor y temor

nunca vergüença faltó,

y libidinoso amor,

desvergonçado furor

puso do quier que sentó,

assí que la que llegó

no fiel amor mostró

mas voluntario apetito,

y el amor, como está escripto,

tuvo la que se quedó.

Capítulo .xxv. Cómo Caleón propuso laséptima quistión y en el principio loó a la reynade quien el suso dicho Caleón estava enamora-do.

Un rayo salía del sol muy claro y passavapor las verdes ramas reververando su claror en elgesto de la reyna, que estava vestida de aquellacolor que el cielo nos muestra quando los hijos de laLona, ascondiéndonos el lucido Sol, con sus estre-llas nos dan claridad, y allende de la hermosura desu gesto, este rayo le causava tanto resplandor quemaravillosamente alumbrava todo aquel lugar, e alos que en él estavan a la sombra poniéndose sobrela cabeça y corona de laurel que la reyna tenía,dando lustror a su cabeça e a sus muy ruvios cabe-llos, y quando entrellos estava, a prima vista parecíaque se podía dezir que dentre las yervas verdes ylas ramas salía una clara llama de fuego ardiendo,la qual se ascondía en la largura dellos. Caleónantes que otro ninguno vio esta maravilla y tan aten-to estava mirándola que no se acordava de otracosa, muy atónito, sin menear la boca para dezir laquistión que le cabía, al qual la reyna, después deaver satisfecho a la demanda de doña Ysabel, dixoestas palabras:

"O sólo desseo de la cosa que miras, dimequé es la causa que assí te tiene suspenso, quedexando de tener la orden que los otros, has enmu-decido mirando mi cabeça como si jamás la ovies-ses visto y, después de dicha, propón tu quistióncomo los otros han hecho." Con esta boz tornó en síCaleón que estava elevado en dulces pensamien-tos, y recogiéndose como hombre que despiertamuy temeroso del sueño dulce que tiene, le respon-dió:

"Muy poderosa señora, cuyo valor y podersería impossible contalle, los pensamientos gracio-sos que ocupavan mi entendimiento quando estavamirando vuestra frente son estos: parecíame que elrayo que dava en vuestra cara y resplandecía en elagua, que salía dél un spíritu muy hermoso y gra-cioso de ver, el qual se encerró en mi ánima paramirar lo que mi pensamiento hazía y sintiendo insu-ficientes mis ojos de mirar tan gran cosa, saliósecon un lustror muy claro y púsose dentro de vues-tros ojos, y en ellos por muy gran rato hizo maravi-llas, adornándolos de nueva claridad. Y despuéssalió con toda esta luz dexando en ellos su rastro yvi que luego se puso sobre una corona y encimadella junto con su resplandor me parecía a la quetan a quien la vido en sueños sobre Tulio Ostilio

pequeño garçón y alderredor della andava saltandode rama en rama como paxarico que catando dul-cemente visita muchas fojas y moviendo vuestroscabellos, por diversas vezes se escondía entrellos,y otras se salía muy alegre y parescíame muy apa-zible. Vile también salir con muy suave cantandoestas palabras: 'Yo soy del tercer cielo cosa gentil,tan enamorado de los ojos désta que si yo fuessemortal, me mostraría, ando de hoja en hoja por mipassatiempo cercando alrededor sus muy ruvioscabellos, encendiéndome a mí mismo en este fue-go. E con efecto muestro la fuerça de mis bivasfrechas hiriendo a qualquier que se atreve a mirarlos ojos désta, do yo deciendo cada ora que le apla-ze a ella que es señora y verdadera reyna de misreynos.' Con estas palabras, dezía otras muchas. Equando vuestra alteza me llamó, vi que se bolvió avuestros ojos, los quales reluzían como estrellas.Deste plazer me ha vuestra alteza despertado,causándome nueva congoxa." Filoculo se maravillóde oyr la visión y bolviendo los ojos él y los que allíestavan hazia la reyna, vieron lo que si lo oyeran lesparesciera impossible.

Ella, con humildad escuchando las palabrasverdaderas que Caleón le dezía, estuvo muy mesu-rada sin responder a ellas y Caleón, prosiguiendo,

dixo: "Poderosa señora, yo desseo saber de vuestraalteza si qualquier hombre a todo su poder se devede enamorar o no, y a preguntar esto me muevendiversas cosas oydas e vestidas que proceden delas opiniones diversas de los hombres."

Sumario de la séptima quistión.

Quando ociosidad

está sin ocupación,

hombre en juvenil edad

llega a la liviamdad

de la amorosa passión.

Queremos, reyna, saber,

hombre a todo su poder,

si se deve descusar

de quererse enamorar

o si lo deve hazer.

Dezid vuestro parecer.

Capítulo .xxvj. De la respuesta de la reyna.

Estuvo la reyna mirando a Caleón al gestopor un rato y sospirando le dixo: "Conviénemehablar contra aquél lo que con el desseo sigo: quede razón os deviera de ser manifiesto a vos lo quedudando me preguntáys, y porque respondo porguardar la orden començada, perdóneme aquélcuya súbdita soy, que costreñida de la fuerça denuestro juego diré contra su deidad y no de mi vo-luntad. E ni por esto su ira caya sobre nos. E vos,que assí mismo como yo lo soys subjeto con fuerteánimo, escuchad mis palabras y apartar os han devuestra demanda. Y porque mejor y con más claroentendimiento se entienda lo que diré, forçado serásalir de la materia tornando a ella lo más breve quepueda.

Sabed que amor es de tres maneras, porlas quales tres todas las cosas son amadas. Unaspor la virtud del uno y otras por el poder del otro,según es la cosa que se ama y por semejante elque ama. El primero destos tres llámase amorhonesto. Éste es el bueno e justo y leal y de todosse deve seguir, que haze estar a Dios conjunto a lascriaturas y a ellas con él. Por éste permanecen ensu estado el cielo, mundo, reynos, provincias y ciu-

dades. Por él posseemos los reynos de la tierra ysin él perdemos el del cielo y se pierde lo que tene-mos en potencia de bien hazer. El segundo se llamaamor por deleyte y éste es a quien estamos sujec-tos, que es nuestro Dios y a él adoramos y roga-mos, y en él esperamos, que es todo nuestro con-tentamiento y que puede cumplir nuestros desseos.Deste tal amor habla la presente quistión, si hombrese deve someter a él, a lo qual respponeremos. Eltercero es amor por interesse, utilidad o provecho, ydeste tal está el mundo más lleno que de otro nin-guno, el qual está conjunto con la fortuna, y quandoella tura, tura él y no más, y pártese quando ella separte. Este tal es desperdiciador de muchos bienesy hablando según razón, más verdaderamente sedevría llamar odio que no amor. E porque la quistiónno habla del primero ni del postrero, diremos delsegundo que es amor por deleyte, al qual nadie quedessee vida virtuosa se devría someter porque élquita la honrra y acarrea afanes, es despertador devicios y largo dador de diversas y vanas diligencias,indigno ocupador de la libertad agena y cosa que sequiere tener en más que ninguna otra. Por esto, elque fuere a todo su poder, sabio huya el tal señor yel que pudiere biva libre siguiendo aquellas cosas

que acrecientan libertad, y déxense seguirlos seño-res viciosos de los vassallos viciosos."

Capítulo .xxvij. Cómo Caleón contradize a lareyna.

Nunca yo pensé con mis palabras turbarnuestra fiesta ni dañar en la potencia del nuestrodios de amor en el pensamiento de alguno. Antespensé que difiniéndolo vuestra alteza según mi in-tención y de los otros que se confirmarán en segui-lle, con más voluntad los que sugetos le son y losque no, que le llamarán con amoroso desseo. Y hevisto que vuestra intención es muy contraria de lamía porque vuestra alteza muestra en lo que dizeque ay tres maneras de amor, de las quales primerae postrera consiento que sean como dize, mas lasegunda, la qual, respondiendo a mi demanda, dizeque se deve huyr, yo digo que antes se deve seguirde quien dessea alcançar fin glorioso assí comoacrecentadora de virtud, como lo mostraré.

Este amor de quien fablamos assí como atodos puede ser manifiesto porque le avemos pro-vado obra en los coraçones esto que se sigue: des-pués ya quel ánima está dispuesta para las cosasque le agradan, él despoja de toda sobervia y fero-cidad el coraçón, haziéndole humilde en qualquierauto assí como paresce en el dios Mares de lasbatallas el qual, amando a Venus, de capitán feroz

y áspera se tornó amador humilde y agradable.Haze también a los codiciosos y avarientos ser libe-rales, que Medea, que afetuosamente guardava susartes, después que sintió la llama deste amor, libe-ralmente dio a Jasón a sí y a ellas. ¿Quién ay quefaga las personas más solícitas para emprender lascosas altas como este amor? Miren a Menalao e aParis, que no uvo nadie que espendiesse tanto porél como ellos, y este amor nos mostró quántas ve-zes fue sossegada la yra de Archiles por los ruegosde Policena. Él faze, más que otra cosa, los hom-bres osados y más fuertes, y no sé qué mayorexemplo se pudiesse aquí traer quel de Perseo, elqual hizo por Andrameda cosas de mucho esfuerço.Este amor se atavia a todos los que dél se visten debuenas costumbres y de elegancia y alta manificen-cia e demasiada gracia. Él haze merced de fermo-sura y gentileza a todos los que son sus subjetos.¡O quántos e grandes son los bienes que dél proce-den! ¿Quién movió a Virgilio e a Ovidio e a los otrospoetas que dexassen de sí eterna fama en los ver-sos que compusieron sino sólo él, los quales nollegaron a nuestros oydos si por amor no fuera?Qué diremos de su virtud sino que tuvo fuerça deponer tanta dulçura en la cíthara de Orfeo que hazíavenir a sí las montañas llamándolas con su son e

hazía parar los ríos, corrientes e venir a su presen-cia los fieros leones para que juntamente con losciervos y con todos los otros animales estuviessenen paz. Assí mismo hizo sossegar con la cíthara lasfurias infernales e dio reposo y holgura a las ánimasatribuladas. Allende desto, fue de tanta virtud su sonque por causa dél cobró su muger, la qual avía per-dido, luego síguese queste amor no escusa laho[n]ra como avéys dicho, ni da afanes desconveni-bles, ni es despertador de vicios, ni da vanos cuy-dados, ni ocupa las libertades agenas, mas antes,con todo ingenio deve trabajar el que no es su ser-vidor de lo ser y de estar en gra de tal señor, sub-jetándosele. E lo que fue apazible a los dioses y loshombres robustos e feroces, a nosotros, a nos deveaplazer. Por tanto, sígase y ámese y biva siempreen nuestra memoria un tal señor como éste que hedicho.

Capítulo .xxviij. Cómo la reyna determinóla quistión.

Mucho os engaña vuestro parescer y no esmaravilla porque según yo conozco soys más ena-

morado que otro e, sin duda, el juyzio de los enamo-rados es falso, porque tienen perdida la luz de losojos, del entendimiento, huyéndola como a enemigade sus desseos. Pues agora convenirnos ha quehablemos y no de nuestra voluntad contra amor, delo qual me pesa pues soy sujecta, mas por quitarosdel herror en que estáys; convertiré el lícito callar enverdaderas palabras.

Sabed que este amor no es otra cosa sinouna voluntad yrracional que nasce de una passiónque viene en el coraçón por un deleyte libidinoso, elqual los ojos y el apetito engendran de holgura, ymuchas vezes se multiplica tanto que ocupa la in-tención de aquél en quien moró de las cosas neces-sarias y la pone en las de poco provecho. Mas por-que trabajáys de mostrar con exemplos que todoslos bienes y virtudes proceden dél, quiero para re-provar vuestros exenplos proseguir.

Cierto es que no es aucto de humildad to-mar para sí hombre injustamente lo ageno, antes esarrogancia y demasiada presunción, y cierto es queesta presunción fizo amarse, que vos alegáys quepor amar fue humilde que le quitasse Vulcano, Ve-nus, su legítima esposa. E sin dubda, aquellahumildad que de fuera parece en los enamorados

no procede de coraçón humilde, antes es su princi-pio de engaño, ni menos este amor haze a los cob-diciosos liberales. Mas ¿quándo desechan con ce-guedad de coraçón tanta abundancia de cosas co-mo alegáys que Medea desechó?, las quales prime-ro devidamente tenía en mucho y después locamen-te fue dellas pródiga porque no con razón ni con-cierto las dio, antes sin ningún provecho las de-rramó donde, creyendo agradar, desagradó a Jasónque era discreto. De manera que Medea poco sab-ía, antes de mucho se arrepintió sin provecho de suprodigalidad. Y conoció que si moderadamenteuviera usado de sus preciados dones, no fuera tray-da assí a tan triste fin. De do parece que no consolicitud y con obra se alcançan todas las cosas,sino que muchas vezes es mejor el buen ocio que elobrar mal e sin provecho, aunque lo uno ni lo otrose deve loar. Paris fue solícito en su destruición si elfin de su diligencia se mira, e Menelao no por amor,mas por aquistar la honra perdida fue solícito comocada uno es obligado a lo ser por lo que le toca, eno es amor ocasión de apaziguar la yra, mas lamansedumbre del coraçón la amansa quando espassado el ínpetu que induze a hombre a tenella. Niamor haze perdonar la ofensa al que está ayradocontra aquel que le injurió. Aunque algunas vezes

acaesce que los amantes, e aun los discretos, sue-len perdonar las injurias por ruego de quien aman, ode algún amigo por mostrarse liberales en lo quepoco les cuesta e por obligar assí a los que los ro-garon. E por esta manera Archiles muchas vezesmostró que desechava de sí la yra que tenía. Tan-bién quieres mostrar que amor haze a los hombresosados y valerosos; en esto os quiero provar quesla verdad en contrario porque ¿quién fue más vale-roso ni más esforçado que Hércules, el qual, ena-morado de Yole, olvidando su esfuerço se tornó vilhilando con sus donzellas. Verdaderamente para lascosas de poca dificultad e sin peligro, gente muyosada son los amantes. E si se muestran osados enlas cosas donde ay peligro, no lo causa amor, mascon poco seso, con pensamiento de aver despuésvanagloria y alabança delante de sus señoras, aun-que esta osadía pocas vezes les acontece, porquetemen tanto perder el deleyte de su amor que quie-ren más ser tenidos por covardes que meterse ental aventura.

Dezís que este amor puso mucha dulçuraen la vihuela de Orfeo, lo qual es verdad, que ciertopor la mayor parte el amor hinche las lenguas desus subjetos de tanta dulçura y de tan graciosaspalabras e lisonjas que muchas vezes con su hablar

moverían las piedras, quánto más los coraçonesmovibles y incostantes. Mas dezidme, ¿es auto debuen hombre el lisonjear? ¿E cómo diremos queseñor que tal oficio muestra se deva seguir comobien propio del que lo sigue? Por cierto, este calordoquiera que mora haze despreciar los sanos eprovechosos consejos.

Más fue para los troyanos seguir a Paris eno oyr los santos consejos de Casandra, y esteamor a sus subjectos haze olvidar y despreciar subuena fama, la qual deve quedar después de nues-tra muerte en la tierra como eterna heredera denuestra memoria, y quánto Egisto contaminó estafama baste para exemplo. E lo mismo diremos deSila, que no obró mejor, y de las obras de Pásiphe.Si dezimos que no es ocasión este amor de que-brantar los sanctos juramentos matrimoniales, ciertosi es que assí acaeció a Ariadna con Theseo, querompiendo los pactos matrimoniales y echando laengañosa fe al viento, dexó a la desaventurada enlas montañas desiertas entre las peñas, que unpoco de plazer visto por el malvado Teseo en losojos de Fedra fue ocasión de tanto mal y de dar tanmala paga a la honra que su padre recibió. En esteamor ninguna ley ni razón se halla, y que esto seaverdad mirad las obras de Tereo, el qual recibiendo

a Filomena, su cuñada, la qual le negava el piadosopadre, no dudó de ensuziar e quebrantar el sagradovínculo matrimonial que entre él y Prone avía. Tam-bién este amor llamándose dios e haziéndoselollamar, privó a los dioses de razón. ¿Quién podríajamás con palabras contar por entero sus malda-des? En breve digo que él atrae a todo mal al que lesigue. E si por ventura los suyos hazen algunasobras virtuosas (la qual pocas vezes acaece) co-miénçanlas con vicioso principio, desseando porellas venir más presto a su desseado fin e cumpli-miento de su voluntad, los quales no virtud, masvicio se puede más creer llamar. Que cierto es queno se ha de mirar lo que el hombre haze, mas conqué voluntad lo haze. Y según la voluntad del queobra se deve la obra juzgar por vicio o por virtud,que mala rayz jamás hizo buen árbol, ni buen árbolmal fruto.

Ítem este amor es reo y culpado e siéndolodévese de huyr dél, y quien huye lo malo sigue quese allega a lo bueno, y por esto es buena cosa yvirtuosa no amar, que el principio de este amor noes sino temor, y su medio es pecado, e su fin esdolor y enojo. Dévese huyr y temer hombre de tene-llo en sí porque es cosa impetuosa e no sabe enningún auto tener medio y es sin razón e sin duda

es gastador del ánimo del hombre y de la vergüen-ça. Y es congoxa y passión y llanto, y dolor deaquéllas que le tienen, no consintiendo que suscoraçones jamás estén sin amargura. Pues que assíes, ¿quién será en que éste se siga sino los locos?,que en verdad si possible nos fuesse, de buenavoluntad biviríamos sin él, mas tarde nos corregire-mos deste daño. Por ende, conviene que los queestamos enlazados en sus redes sigamos su vidahasta tanto que aquella luz, que guió a Eneas porlos tenebrosos lugares huyendo los tenebrosos epeligroosos fuegos, aparezca en nosotros y ordenee guíe nuestras cosas a su plazer y voluntad.

Sumario de la respuesta de la séptimaquistión en la qual se verán graciosos e sotilesdichos.

El amor libidinoso

muy continuamente trae

mal, y mal el codicioso,

y el déstos más amoroso

en mayores yerros cae.

Assí ques mi parecer

que todo hombre a su poder

se escuse dentrar en ellos

pues que no se sigue dellos

ningún bien sin desplazer.

Capítulo .xxix. Cómo doña Mencía propuso laoctava quistión.

Junto con Caleón estava assentada doñaMencía, la qual, como la reyna acabó, con muchamesura dixo:

"Muy poderosa señora, avéys determinadoque nadie se deve de enamorar. Yo concedo quesea assí, pues vuestra alteza lo quiere. Mas cosaimpossible me paresce que la hedad jovenil de loshombres y de las mugeres pueda sufrirse sin sentireste amor. E al presente contradiziendo, con licen-cia de vuestra alteza su determinación, me paresceque es lícito enamorarse, tomando el mal hazer porbien obrar. E siguiendo esto, quiero saber de quiénse deve antes enamorar un gentil hombre, de unadama que es mejor que él y más rica o de otra queno es tal como él ni tan rica, aplaziéndole ygualmen-te entrambas a dos."

Sumario de la quistión octava.

Vos avéys determinado

no deverse enamorar,

yo consiento a vuestro grado

mas quiero que sea tomado

mal hazer por bien obrar

y aviéndolo de hazer

si ay dos para querer,

una que es mucho más que él,

otra no tal como él

quál deve hombre escoger

para amar con más plazer.

Capítulo treynta. De la respuesta de lareyna.

La reyna le respondió: "Gentil dama, prosu-puesto que el hombre y la muger se han de enamo-rar como dezís. Yo juzgaría quel gentil hombre sedeve antes enamorar de la dama ques más rica yde mejor linaje quél, que no de la ques de menoscondición y más pobre. Porque el coraçón de loshombres fue criado para seguir las cosas más altase por esso no se deve abatir, antes trabaje de en-salçarle. Que dize un proverbio vulgar 'mejor esbien dessear que mal posseer'. Y por esto me pa-resce que se deve amar la más noble y desechar laque es menos."

Capítulo treynta y uno. Cómo contradize doñaMencía.

Muy poderosa señora, contrario es mi pare-cer del vuestro. Pues es cierto que todos dessea-mos los más breves trabajos antes que los máslargos e que sea menos trabajo alcançar el amor dela menos quel de la mayor está claro. E por esto sedeve seguir la menor pues se puede alcançar antesdella el amor que no de la que es más, porqueamando uno a una que es más que él, síguenselemuchos peligros y no se toma por esso más plazerni deleyte. También vemos que una gran señoratiene muchos parientes y mucha familia, que todosla miran y la celan como guardas de su honrra. E sipor caso alguno déstos conociesse o sintiesse estostales amores, seguírsele yvan muchos peligros alamante, los quales no se siguirían de la ques me-nos que él, y dellos qualquier deve huyr a todo supoder, porque para el que los recibe es el daño, ylos que lo saben se ríen diziendo: 'Bien lo merece','¿quién le mandó enamorarse?', 'si mal le viene quese lo tenga.' E qualquiera deve de mirar una vezque ha de morir cómo y dónde la muere. Y si lematan, de creer es que poco le pesará a la dama,que claro está que ella quería ser antes servida dequien fuesse más que ella que no de quien es me-

nos, y desta manera tarde o nunca verá el amadorcumplido en ella su desseo, y de la que es menosque no él alcançar lo ha más presto porque ella sealabará y preciará de ser amada de quien es mejorque ella y trabajará de agradalle porque crezca suamor, de más desto la potencia del amor podrácumplir su desseo. E por esto digo que se ame an-tes la que es menos que no la que es más porque laque es menos se alcançará más presto.

Capítulo .xxxij. Cómo determinó la reyna que sesiga la más.

Engañada del desseo dezís esso. Pues sa-be que amor tiene tal propiedad que quanto más seama, más se dessea amar y esto se juzga por losque más trabajos por su causa sienten, los qualesmientra más passan, más amor sienten y ningunodessea su fin con el coraçón, aunque con la lenguale pide. E caso que los perezosos procuran los másbreves y cortos trabajos, los sabios e discretos ma-yor deleyte sienten en las cosas que con mayordificultad se alcançan.

Amar la menos y alcançalla sería poco tra-bajo, como avéys dicho, y por esso no sería tanpreciada ni querida e duraría poco el amor. De dose siguiría que amando dessearía de menos amar,que es contra la condición de amor, como tenemosdicho. Pero sabed que es al contrario en las gran-des, que con trabajo se alcançan, las quales seguardan con todo cuydado como cosa ganada conmucho trabajo. E por esto, cada hora más se amane dura mucho más el deleyte y mucho más se quie-ren. A lo que dezís que ay peligro en los parientes,yo lo confiesso, que ésta es una de las razones porque ay trabajo de alcançar el amor de la más noble.

Mas los discretos que secretamente tienen amoresno es de dudar sino que le alcançan sin ellos. Etambién se suele guardar por parte de los parientesla honrra de las menores como de las mayores. Etanbién tiene peligro el que es loco, amando a la demenos condición como a la de más. ¿Quién seráaquél que passe de crueldad a Phisistrato ofendien-do a quien ama sus cosas sin pensar lo que hará aquien las aborrece? Dezís también que el que ama-re la dama que es mejor que él, que nunca podráaver fin su desseo, diziendo que siendo ella mejorquél, que querrá amar a otro su ygual y a él no leterná en nada mostráys que no sabéys que el hom-bre por de baxa condición que sea, lo es de mayor eaun de mejor que la mayor muger del mundo. Equalquier hombre que la desseare de mayor condi-ción, si la desseare hará bien. E la dama que fuereimportunada, por grande que sea, concederá. Ver-dad es que más trabajosa es de aver la de máscondición que la de menos pero vemos que el aguacon la continuación rompe la piedra. Por esto, nadiedesespere de amar alguna, que el que amare mu-ger de más condición que él, apegar se le ha bue-nas constumbres, si no las tiene, para más agrada-lla, y terná buenas compañas, será elegante en suhablar y ardid en las empresas e andará limpio e

bien vestido. E si por dicha él la alcançare, másgloria e más deleyte alcançará su coraçón y en bo-ca de las gentes estará tenido por magnífico.Síguese de lo dicho que la más noble debe amarantes que no la menos.

Sumario de la respuesta de la octavapregunta.

Quién pone duda si alcança

los términos de razón,

que yerra en desconfiança

y en dexar gran esperança

por pequeña possessión.

Assí la baxa muger

se podrá bien defender

también como la mayor.

Luego la pena de amor

por la más se ha de tener.

Capítulo .xxxiij. Cómo Ferramonte pro-puso la novena quistión.

Estava assentado cabe doña Mencía Fe-rramonte, duque de Montoro, y como la reynaacabó, dixo desta manera: "Vuestra alteza ha de-terminado que es lícito amar a la más noble antesque a la que es menos, lo qual se prueva y estáclaro por las razones alegadas. Pero porque entrelas gentiles damas ay algunas de diversos estadose condiciones, conviene a saber que biven en diver-sos ábitos, las quales, según se cree, aman de di-versas maneras, unas más y otras menos. Desseosaber de vuestra alteza de quién se deve antesenamorar un mancebo para más presto llegar aconclusión su desseo, de muger casada o de don-zella o de biuda."

Sumario de la quistión novena.

Pues vemos quel pensamiento

no puede bivir ocioso,

ternemos conoscimiento

que es su deleytoso assiento

en el pensamiento amoroso

pues pasa de erminarse

a querer enamorarse.

Ay casadas y donzellas

e biudas, a quál dellas

deve el hombre aficionarse

para el tal amor gozarse.

Capítulo .xxxiiij. De la respuesta de la reyna.

De las tres la una, conviene a saber la ca-sada, en ninguna manera se ha de dessear porqueella no es suya ni está en su libertad poderse dar anadie y quererla, y alcançalla sería yr contra la leyhumana y positiva y offender a éstas es caer en layra de Dios e incurrir grave juyzio y quien bien loespeculare verá que es mejor amar qualquiera delas otras dos, conviene a saber doncella o viuda, enquanto para más presto efectuar su desseo. E si porcaso acaeciere que el desseo os trayga al pensa-miento el amor de la casada antes que el de lasotras, ésta es la ocasión. Manifiesto es que el fuegoquanto más le soplan, más se enciende y no so-plando se muere. E casi todas las otras cosasusándolas desfallecen. La luxuria quanto más seusa, más crece. De manera que la biuda, por averestado luengamente sin tal efecto, casi como si nooviesse sido le siente, y más se enciende con lamemoria que con la concupiscencia. Ítem la donze-lla no conoce qué cosa esto sea sino con la ymagi-nación y por esso dessea tibiamente y la casadaque más lo usa, más presto se enciende, y suelerecebir de sus maridos mil ultrajes por ello, de losquales de buena voluntad se vengarían si pudies-sen y no les queda otro camino sino dar su amor a

quien las requiere por hazerles despecho. E convie-ne que la vengança sea muy secreta y aunque du-ren poco se contentan. Que suélese dezir quel man-jar muy continuado da hastío y a vezes se dexan losmanjares delicados por los gruessos, tornando aellos quando el apetito está contento de los otros. Yporque, como avemos dicho, no es lícito dessear loageno, con justa ocasión dexaremos las casadaspara sus maridos y tomemos de las otras, de lasquales vemos harta cantidad delante de nuestrosojos en nuestra ciudad, y antes seguiremos y ama-remos las biudas que las donzellas, porque las don-zellas no usadas del tal efecto con mucho trabajo ydificultad, se fallan ábiles para los desseos de loshombres, lo qual no acaece en las biudas. Allendedesto, si las donzellas aman no saben qué desseary por esto no siguen con ánimo entero las pisadasdel amante como las biudas, las quales el fuegoantiguo que las prendió las haze maestras y quedesseen aquello de que avían carecido, que por noaverlo usado por largo tiempo lo tenían olvidado,llorando el timpo perdido y las noches que han pas-sado en sus biudos lechos. Por esto, a mí me pa-rezca que quien tiene libertad de darse a quienquiere, que deve antes amar a la biuda que a lacasada ni a la donzella.

Capítulo treynta y cinco. Cómo Ferramonte con-tradize a la reyna.

Señora, lo dicho de la casada me parescíaa mí assí y, después que a vuestra alteza he oydo,se me ha confirmado, mas de las donzellas y de lasbiudas tengo opinión contraria. Y dexando las cosaspor las razones dichas, so yo de opinión que agradamás el amor de la donzella quel de biuda porque labiuda ya una vez ha amado y visto y sentido mu-chas cosas de amor y sabe quánta vergüença yhonrra se sigue de amar, y conociendo estas cosasmejor que la donzella, ama tibiamente y dudando, yno amando firmemente con firmeza dessea aquello.E no sabiendo con quién se junte para su deleyte ypara su honrra, unas vezes quiere uno y otras vezesotro. Y desta manera en su pensamiento bacila ladeliberación y no puede la amorosa passión tomarfirmeza en ella. Estas tales cosas son ignotas a ladonzella porque, como ella tiene aviso que parecebien a uno de muchos mancebos que la siguen sinmás esaminar, aquél tal elige por amigo, sin sabermostrar auto contrario a su desseo. E para másobligar a su amante, no cura de otra deliberación. Edesechado todo temor, se dispone a aplazer a quienle agradó simplemente, guardándolo todo en sucoraçón. E aquesto, como he dicho, no lo haze la

biuda por lo qual, más razón es de seguir tras lascosas que no se han visto, oydo ni provado, queéstas tales con más eficacia se esperan alcançar. Ela donzella más las dessea ver, oyr y provar quequien muchas vezes las ha visto, oydo, provado.Esto es manifiesto porque entre las otras razonesporque el bivir mucho nos aplaze y lo desseamos espor poder ver cosas nuevas nunca vistas, y algunasvezes dessear de verlas nos acarrea pesar, mayor-mente quando corremos con diligencia a lo quedesseamos huyr, que es la muerte último fin denuestros cuerpos. La donzella jamás conoció el findel deleytoso ayuntamiento, por el qual nacemos eneste mundo. Que natural cosa es a todas las criatu-ras inclinarse a ello con el desseo. Allende desto,muchas vezes la donzella sabe de las que por estedesseo han passado quánto deleyte sea provarlo, yde oyr tales palabras han ayuntado fuego a su des-seo y por esto, forçada de su natural del desseo deprovar lo que no ha provado, por causa de la rela-ción de palabras que tiene, dessea este ayunta-miento por provar el deleyte que tanto le ha sidoalabado. Y es de presumir que no con otro sino conaquel que ella ha hecho ya señor absoluto de suvoluntad. E aqueste tal fuego y ardor no lo tiene nise hallará en la biuda. Porque después que la biuda

una vez gozó del sobredicho ayuntamiento, pordonde supo el amoroso deleyte que del tal ayunta-miento se sigue y lo conosció, luego se hartó y seempalagó. Síguese después de aquesto que ladonzella amará con más firmeza y será mucho másdiligente y solícita en amar, por lo que ya sobre estecaso tengo dicho y allegado.

Capítulo .xxxvj. Cómo la reyna determinó pormuchas razones que séame antes la biuda quelas otras dos.

Vos pensáys que vuestro arguyr es bueno ytrabajáys de defenderos lo mejor que podéys. Masyos mostraré cómo devéys seguir lo que yo digo eno lo que vos parece, si con ojos derechos medís lacondición del amor assí en la donzella como en labiuda. ¿Cómo podemos ver que amor esté firme econstante y fuerte en la donzella?, que esto quedezimos, las obras de Dido y de Ariadna nos mues-tran ser verdad, si adonde este amor no está, ni enla una ni en la otra se hallará ninguna de las dichasoperaciones. Luego convernía, tomándolas a bulto,que cada uno ame a la que se le antojare paracumplir con lo que yo e vos porfiamos sin andarbuscando quál más discretamente amará, la biuda ola donzella. Pero soy cierto que os mostraré que labiuda es más diligente para aplazer a su amanteque no la donzella, que no ay duda que lo que lamuger tiene que más estima es su virginidad y nosin causa, porque en ella consta todo el amor de lavida que ha de tener, y no será tan perseguida deamor que sea liberal de dallo sino a aquel con quienella se casare y no es esto lo que buscamos, que noay duda que quien se quisiere casar, antes tomará

la donzella que a la biuda, luego por demás traba-jará de amar a quien para tal efecto no le querrá sies discreta. Allende desto, las donzellas general-mente son temerosas, y pues sabias, poco hallarcaminos y modos por los quales los venideros de-leytes se puedan tomar, y la biuda de nada destoduda porque ella ya dio honradamente lo que ladonzella espera de dar, y estando sin ello claro estáque menos dudará, y no teme que, caso que elamante o otro la halle sin ello, la acuse, y por estose puede arriscar a darse a quien quiere, porque lamayor occasión del dudar es ya quitada, que ella essabidora y conosce mejor las vías secretas y poresso las pone más presto en efecto. Dezís vos quela donzella lo que jamás ha provado lo buscará yamará con más diligencia que la biuda, la qual ya loconoce. Al contrario es de lo que dezís, que la pri-mera vez no las mueve a las donzellas el deleyte,que entonces más enojo resciben que plazer, aun-que acaece que lo que deleyta, quantas más vezesse prueva, oye o vee, más deleyta y se pone másdiligencia para provallo. Y esta materia de quehablamos no sigue la orden de otras muchas cosas,las quales vistas una vez o dos no se procuraránmás de ver. Pero ésta de que tratamos, quantasmás vezes se pone por obra, con más afición tor-

namos a ella, y más agrada lo que se dessea que loque se ha provado, que la biuda cierto es que damenos, e por esso lo dará más liberalmente y máspresto que la donzella, la qual ha de dar la cosa quemás estima y en más precio tiene. Y pues que labuida será más cobdiciosa que la donzella, deste talefecto que tenemos dicho, por esso se ame antesque la donzella ni casada. E assí lo determinamos.

Sumario de la respuesta de la quistiónnona.

Por clara razón se halla

que el que las armas siguió

y ha provado la batalla

teme menos començalla

que el que nunca en tal se vio,

assí que queriendo aver

de tres a vuestro plazer

si libre de amor estáys

quando alguna amar queráys

a la biuda deve ser.

Capítulo .xxxv[i]j. Cómo A[s]calión pro-puso la décima quistión.

Ascalión, que estava assentado junto al du-que de Montoro, que era hombre anciano e muyexperimentado en las armas, propuso desta mane-ra: "Acuérdome que fue en nuestra ciudad una due-ña noble de linaje, rica y hermosa, casada con uncavallero del qual embiudó, y por causa de su fer-mosura era muy seguida y amada de muchos y,entre todos, dos cavalleros mancebos de muchovalor, cada uno dellos quanto más podía la amava.Uvo de ser que por causa dellos fue de sus parien-tes injustamente acusada de adulterio y trayda anteel señor de la ciudad, con falsos testigos le fue pro-vado. Por lo qual fue condenada por sentencia quela quemassen, mas porque la conciencia del juezestava dudosa, que casi conocía la falsedad de lostestigos, queriendo aventurar la vida de la dueñaencomendándola a Dios y a la fortuna, añadió en lasentencia esta condición, que después que fuessellevada al fuego, si se hallasse cavallero que porlibralla de la culpa quisiesse combatir con otro quecontra ella se oppusiesse diziendo que devía morir,que el que venciesse se hiziesse por él lo que de-fendía. Oyda la condición y sabida por los dos cava-lleros, el que primero la supo armóse y salió al

campo contradiziendo a qualquiera que defendiesseque la dueña devía morir. El segundo quando losupo, estava el primero en el campo para defensade la señora. Y visto que no podía otro tomar con élla misma boz, hallóse confuso e muy pesante por-que le paresció que la dueña por aquella diligenciatomaría por servidor al primero y a él desecharía poraver sido negligente. E pensando esto, súbito se lefiguró que si él, antes que otro, saliesse al campo ydixesse que la dueña devía morir y se dexasse ven-cer, que la libraría del peligro en que estava, y po-niéndolo assí por obra la escapó desta manera,librándola de la muerte.

Después de algunos días passados, el pri-mero cavallero se fue para ella trayéndole a la me-moria que pues él por librarla de la muerte avíaaventurado y puesto su persona a risco de morir y ala merced de Dios y de sus fuerças, que le pedíatuviesse por bien de dalle su amor, que era la cosaque él más desseava alcançar.

Vino después el segundo con semejantedemanda diziendo que él se aventuró a morir pordalle la vida, e finalmente porque ella no muriessetuvo por bien de dexarse vencer, de cuya causa sele avía seguido perpetua infamia, que pudiera al-

cançar honrrosa victoria si quisiera obrar sus fuer-ças contra su deliberación, que por esto le pedía lehiziesse merced de su amor. La dueña agradeció acada uno benignamente lo que por ella hizieron,prometiendo devido galardón a entrambos por elservicio recebido. E vista su petición, quedó dubdo-sa a quál de los dos daría su amor. Vuestra altezadetermine si lo dará al primero o al postrero."

Sumario de la quistión décima.

Una dueña sentenciando

por adulterio acusada

sálvala el juez hallando

quién defienda peleando

lo de que ha sido infamada.

Uno salió a lo hazer,

otro a dexarse vencer

porque otro aquel no venciesse.

Quál destos dos mereciesse

el amor desta muger

querría de vos saber.

Capítulo .xxxviij. Cómo la reyna respondió a laquistión.

Diría yo que el primero deve de amar ladueña y desechar el segundo porque obró comoesforçado y manifestó el buen amor con modo solí-cito, ofreciéndose a todo peligro fasta morir, el qualle pudiera acaecer por causa de la batalla tambiéncomo le sucedió el bien, que cierto está que si fueradiligente a hazer armas con él uno de los enemigosde la dueña, estava a peligro de muerte defendién-dola, que a él no le fue manifiesto que avía de pele-ar con quien se dexasse vencer; el otro fue avisadoal campo que ni él avía de morir ni dexar morir ladueña y por esso quien menos aventuró menosmerece ganar. Dése pues al primero el amor de ladueña assí como al justo ganador y merecedor dél.

Capítulo .xxxix. De la contradición de Ascalión.

A mí me parece, muy poderosa señora, quele basta al primer cavallero en lugar de galardón lahonrra que se le sigue de lo que hizo, sin que pidaotra, que ya él fue galardonado porque todos lehonrraron por la victoria que uvo, y la honra recebi-da bastaría para galardón de otra mayor cosa queno la que fizo, y a mí no me parece que el segundo,que vino avisado con discreción, quede sin premio yvituperado de todos, aviendo assí como el primero,librado a la dueña, que no se deve de anteponer elseso a toda fuerça corporal (como éste fizo) si conla salud de la dueña ha de ser della por galardóndesechado y, caso que esto sea, si el segundo no losupo tan presto como el primero, aquesto no fuenegligencia suya, que si lo supiera, por ventura pri-mero quel otro saliera al campo y tomara la empre-sa que el otro tomó. E lo que este segundo tomópostrer remedio fue discretamente fecho, por cuyacausa se le deve justamente seguir galardón. Y ésteha de ser el amor de la señora, si derechamente sejuzga, aunque vuestra alteza dize lo contrario.

Capítulo .xl. Cómo la reyna determina que elsegundo se deseche y el primero se ame.

Maravíllome de vos, pues dezís quel viejoobrado a fin de hazer bien merezca el galardón quemerece la virtud obrada por semejante fin. Antes enquanto vicio merece correción, y a la virtud ningúngalardón mundano pueda justamente satisfazer.¿Quién nos vedará que no podamos creer con justarazón que el segundo cavallero no por amor que ala dueña tenía, antes embidioso del bien que al otroveya aparejado, por estorvársele, se metió en talempresa?, que demasiado es de loco quien, socolor de enemigo, trabaja de ayudar por recebirgalardón, pues ay infinitos caminos con los qualeses possible con clara amicicia poder mostrar qual-quiera a otro el amor que le tiene sin mostrárseleenemigo. E después, con palabras coloradas, que-rer mostrar que le ayudó. Básteos a vos esto porrespuesta a quien la luenga hedad deve de hazermás discreto que a los otros, que creemos que des-pués que ayáys pensado en estas pocas palabrasque avemos dicho, hallaréys que nuestro juizio esverdadero y que se deve seguir antes que el vues-tro.

Sumario de la respesta de la décimaquistión.

El primero que movió

a poner su vida y fama

y otro aviso no llevó,

éste tal, sentencio yo,

que merece aver la dama

que fue virtuoso e fuerte,

incierto de vida o muerte,

el otro, cierto de vida.

Ella fue de ambos servida

no el servicio ygual en fuerte.

Capítulo .xlj. De cómo una señora llama-da doña Elvira propuso la undécima quistión.

A mí cabe proponer, muy poderosa señora,y seré breve porque no se passe en palabras eltiempo de la fiesta del dançar, e si lícito me fuessedexaría de dezir, mas por no desobedecer y porseguir la orden que todos han tenido, digo que yodesseo saber de vuestra alteza quál será mayordeleyte al amante, ver presencialmente a su amigao, no viéndola, pensar amorosamente en ella.

Sumario de la undécima quistión.

Quando el pensamiento es puesto

en la persona que amamos

deléytanos ver su gesto

y también es manifiesto

holgar si en ella pensamos

pues en todo da ellamor,

a la memoria sabor

estando presente a vella

o, sin ver, pensar en ella.

Plazeres son de amador

quál destos será mayor.

Capítulo .xlij. Cómo la reyna responde a la quis-tión.

Gentil dama, yo creo que mayor deleyte sesiente en el pensar que no en el ver porque pen-sando en la cosa que amáys graciosamente todoslos spíritus sensitivos a la hora sienten admirableplazer y fiesta. E casi encendidos sus desseos, enaquel pensamiento contentan con deleyte. Lo qualno acaece en el mirar porque en el solo spíritu de lavista se goza y enciende a los otros de tanto desseoque no lo pueden sostener y quedan vencidos yatados. Y el espíritu del ver algunas vezes tomótanta parte de su plazer que por fuerça le convienetornar atrás quedando vil y vencido. E por esto juz-go yo por mayor deleyte el pensar que no el ver.

Capítulo .xliij. Cómo contradize doña Elvira.

Poderosa señora, qualquier cosa que seama quanto más se ve más se deleyta. Y por estocree que más deleyte da el ver que no el pensar,porque toda hermosura primero nos agrada por lavista y después por la continuación de verla se con-firma en el coraçón el tal plazer, y dél se engendraamor y los desseos que dél nace y procede. E nin-guna hermosura por alguna otra ocasión es tantoamada quanto por agradar a los ojos e contentar aaquéllos. Pues luego viéndola se contentan y pen-sando de vella, les crece el desseo y más deleytesiente quien se contenta que quien dessea conten-tarse. Por la obdomia podemos ver y conocer quán-to más deleyta el ver presencialmente que no elpensar, porque se deve creer que jamás partía elpensamiento de su Porteselao e por su ausenciajamás estava alegre sino malenconiosa, rehusavade vestirse, lo qual no hazía quando le vía delante,antes se alegrava y se adereçava y festejava con élde plazer de velle presente. Pues qué más claroexemplo que éste queremos para conoscer quel verda más alegría que no el pensar pues es claro quepor los actos exteriores se puede conocer lo que enel coraçón se asconde.

Capítulo .xliiij. Cómo la reyna determina que esmayor deleyte el pensar que no el ver.

Aquellas cosas deleytan o enojan que másse acercan al ánima, y éstas tales más enojo y másplazer acarrean que las que están lexos della, e¿quién duda quel pensamiento no mora en el ánimamisma e de los ojos se halle assaz lexos, aunqueellos, por particular virtud della tengan la vista, y lesconvenga por muchos medios endereçar sus pro-porciones al entendimiento del ánima? Que tenien-do el coraçón un dulce pensamiento de la cosa quese ama (que aquel deleyte le causa) a la ora la veecon aquellos ojos a los quales ninguna cosa porluenga distancia se puede encobrir, él a la ora hablacon ella, e por ventura se cuenta los enojos que porella ha passado. Entonces le es lícito abraçalla sinningún temor e tenella a su plazer, lo qual no acae-ce de mirarla, que el mirar no tiene más de unavista, y, como emos dicho, amor es temerosa cosa,tanto que el coraçón tiembla mirando, que nuncadexa reposar en su larga, que muchos a avido queperdieron sus naturales fuerças de sólo ver a susamigas, quedando como atados. E muchos, no pu-diendo moverse, estuvieron parados y quedos ealgunos, tropeçando y temblándoles las piernas,cayeron en tierra, otros han perdido el habla. Y por

causa de la vista, muchas cosas semejantes sabe-mos que han acontecido y harto sería de bien quistoa quien no oviessen acaecido. Pues como da deley-te aquella cosa, que de buena voluntad se devehuyr. Yo confiesso que sería gran deleyte el mirar sino causasse inconvenientes. Pero sin el pensar novaldría nada. Y el pensamiento sin la vista corporalagrada mucho. Y que del pensar acaezca lo quedezimos está claro, que muchos hombres avemoshallado que con el pensamiento traspassaron loscielos si gustaron de la eterna paz. E por esto, claroestá que deleyta más el pensar que no el ver.

Si dezís de la abdonia que estava malenco-niosa quando pensava, a ella no la turbava pensa-miento de amor sino de dolor que casi adevinó,siempre dudava de la vida de Porteselao, temiendosu muerte. Y en esto pensava y esto no es de lospensamientos que aquí dezimos, los quales en ellano pudieran entrar por causa de su dudar, antesquexándose con razón mostrava el gesto turbado.Conclúyese pues que más deleyte da el pensar queno el ver. E assí lo determino yo.

Sumario de la respuesta de la undécimaquistión.

El ver con el intelecto

todos espíritus templa

e mira muy más perfecto

porque el desseado objecto

todo entero le contempla,

luego con el pensamiento

estará muy más contento

pues contempla sólo el bien

sin que vee algún desdén

que turbe el entendimiento.

Capítulo .xlv. Cómo Parmenión propusola .xij. quistión.

Estava assentado junto con doña Elvira uncavallero que Parmenión se llamava, el qual, comola reyna acabó de responder, dixo desta manera:"Muy poderosa señora, yo fui mucho tiempo com-pañero de un mancebo, al qual acaeció lo que con-taré. Él, tanto quanto jamás nadie quiso muger,amava a una donzella de nuestra ciudad muy rica yvalerosa de parientes, y por él semejante ella,según lo que después sucedió, queríale bien.Amando él a esta donzella lo más secreto que pod-ía, por temor de no ser descubierto, buscava mane-ras para hallar camino cómo descubrille su intencióny certificarse de la que ella tenía. Y esto era impos-sible porque de nadie se osava fiar pero, costreñidodel desseo, propuso, que pues él no se lo podíadezir, de dalle a entender por tercera persona lo quepor su causa padecía, e pensando diversos días dequién sería bien fiarse, que más seguramente en sunegocio entendiesse, vido entrar un día a pedir li-mosna en casa desta señora una vieja pobre, des-arrapada, suzia e muy importuna, la qual con ladama hablava pidiendo limosna, e vista ésta, de-terminó en su coraçón de fiarse de aquella viejaporque le pareció que della jamás se ternía en

ningún tiempo sospecha y podría llevar sus mensa-jes sin que ninguno lo sintiesse. E llamóla y prome-tióle gran suma de moneda si en lo que le queríaencargar le ayudasse. La vieja ofreciósele que haríatodo lo que a ella fuesse possible para que él fuessebien servido. E muy informada del negocio diole tanbuena maña que en breve tiempo concertó que él yla donzella se fuessen en casa de la donzella, es-tando ella presente, los quales, llegada la hora delconcierto, no fueron bien entrados quando fuerontodos tres [t]omados dentro en una cámara por loshermanos de la donzella, e apremiados que dixes-sen la verdad de lo que allí hazían, no la negaron.Estos hermanos de la donzella eran amigos de micompañero, e visto que aún no avía tenido lugar dedesonrar a su hermana ni a ellos, no le quisieronhazer mal ni ofendelle, antes riendo moviéronle unpartido diziendo: "Tú estás aquí agora en nuestrasmanos, e has procurado de desonrarnos, e si qui-siéssemos, por ello, te podríamos castigar. De doscosas conviene que escojas la una: o quieres que tematemos, o quieres con esta vieja y con nuestrahermana con cada una dormir un año, jurando leal-mente que si aceptares de dormir dos años enteroscon ellas, con cada una uno, que tantas quantasvezes te ayuntares el primer año con la una o la

besares o tocares, otras tantas has de abraçar,besar y tocar a la otra en el siguiente año. E si de lavieja començares, lo mismo harás a la moça en elsegundo año, e no más ni menos. Y quede en tulibertad escoger de quál començarás." Mi compañe-ro tuvo por bueno de dormir con las dos, pero quedóen duda de quál començaría el primero año, de lamoça o de la vieja. Vuestra alteza le conseje dequál comience para más consolación suya, porquehasta saberlo no començará la justa."

Sumario de la duodécima quistión.

Una vieja y un galán

a una dama han venido

con la qual visto los han.

Dizen que a él matarán

si no cumple este partido:

que cumpla el año presente

con la moça, el siguiente

ygualmente con la vieja.

Vuestra alteza quál conseja

que tome primeramente,

que escoger se le consiente.

Capítulo .xlvj. Cómo la reyna responde a la quis-tión.

Riose la reyna de oyr esta novela y tanbiénlos que con ella estavan, y respondió desta manera:"Según mi parecer, el mancebo devría començarantes en la moça hermosa que no en la vieja podri-da porque ningún bien presente se deve dexar porel que está por venir ni se deve tomar mal presentepor bien futuro, mayormente que de lo venir somosinciertos, y desto que dicho he muchos se han arre-pentido haziendo el contrario, e si alguno se alabóde hazello, no razón, mas fortuna le ayudó. Portanto, mi determinación es que el mancebo comien-ce antes de la moça fresca que no de la vieja su-zia."

Capítulo .xlvij. Cómo Parmenión contradize a lareyna.

Mucho me haze maravillar vuestra alteza -dixo Parmenión- pues se dize quel bien presente nose dexe por el que está por venir, pues luego ¿aqué fin conviene seguir y sostener con fuerte co-raçón los trabajos corporales, podiéndolos huyr,sino por el eterno bien a nos prometido de la espe-rança futura? De maravillar es que tenga gentequanta en el mundo bive, todos trabajando de teneralgún tiempo reposo, que ayan estado tanto tiempoen tal herror sin conoscelle, podiendo hazer el con-trario y pensando que el trabajo fuesse mejor des-pués del reposo. Assí que justa cosa me parecedespués de la fin buscar el descanso.

Pero el descansar sin trabajo no deve nipuede ser deleyte. ¿Quién ay que aconseje a nin-guno que esté primero un año con una donzella, laqual ha de ser reposo de quien con ella se ha degozar, teniendo en el pensamiento que después sele ha de seguir una tan desplaziente y aborreciblevida como la que espera en la conversación de unavieja fea e podrida, siendo obligado de hazer conella tanto e tales actos y tanto tiempo como con lahermosa donzella?

No ay cosa tan enojosa al deleytoso bivircomo acordarse el hombre que de fuerça toda cria-tura es nacida para morir. E acordándonos desto yponiendo esta muerte en la memoria, assí comoenemiga y contraria de nuestro ser, nos turba todoslos deleytes mundanos, y en tanto que della nosacordamos ningún plazer se puede sentir. Puesluego con la moça ningún deleyte podrá aver sinmezcla de tristeza, por la obligación que queda dehazer otro tanto con la aborrecible vieja, la qual esforçado que siempre se le represente delante de losojos del entendimiento. Y el tiempo que anda con laesperança de las inestimables penas parecerá quebuela, estimando las oras de los días venideroscada una ser un año. Y desta manera, el alegríapresente, donde se mezcla esperança de venideratristeza, no se siente.

Por tanto, mi parecer es quel contrario fues-se mejor consejo, porque todo trabajo de que pla-zentero reposo se espera, es más deleytoso que eldeleyte por el qual se espera enojo. Al enamoradoLeandro las frías aguas del Esponto se le hazíancalientes, y el temeroso y escuro tiempo de la nochele parecía claro, y el trabajo reposo quando yva a doestava su amiga Ero, passando nadando con lafuerça de sus braços por las saladas aguas de entre

Sesto y Avido, lo qual se hazía por el deleyte queesperava aver con ella.

Pongamos agora que el hombre quiera pri-mero el reposo que el trabajo, o primero el galardónque haze el servicio, o la gloria que la pena. Pare-cerme ya a mí como ya está dicho que aunque assífuesse, la venidera pena impidiría tanto el plazer depresente que no se devría llamar plazer mas traba-jo. Dezidme qué gusto ni deleyte podía dar la fillareal ni los delicados y agudíssimos manjares ni lasacordadas músicas ni otras maravillosas fiestashechas delante del combidado de Dionisio, viendoél encima de su cabeça una espada colgada de unasotil cerda. Pues lego huyrse deven las tristes oca-siones, y dévense de seguir con mucho plazer e sinninguna sospecha los graçiosos deleytes.

Capítulo .xlviij. Cómo la reyna determinaen todo la quistión.

Vos me respondéys, Parmenión, como sirazonássemos de los eternos bienes, que por losganar no es duda que se deva tomar qualquier tra-bajo y dexar todo mundano bien y deleyte, mas alpresente no hablamos del divino deleyte sino delmundano, y de los mundanos enojos es la quistión aque yo os respondí, que, como primero os dixe,

todo mundano deleyte se deve antes tomar queenojo mundano, porque en los mundanos bienescomo dize el refrán: 'Quien tiempo tiene y tiempoespera, tiempo pierde'.

Porque muchas vezes concede la fortunacon diversas mudanças sus bienes, los quales esmejor tomallos quando los da que querer trabajarpara después del trabajo averlos. Que si la rueda dela fortuna estuviesse firme, passado el trabajo parano afanar más, digo que se podría consentir tomarprimero el trabajo para después recebir doblado elplazer.

Ítem ¿quién nos asegura que después deun mal no se pueda seguir otro peor, assí comovenir el bien que se espera pues el tiempo y lascosas del mundo, todo es transitorio? Pues toman-do la vieja, bien se podría él antes morir que secumpliesse el año o la donzella. E también podríanlos hermanos della arrepentirse de la convenienciahecha, pues ninguna obligación los forçava, o podr-íase casar, o la podrían hurtar.

E desta manera, tomando la vieja suzia yfea se siguirían tras un mal otro peor. E tomando ladonzella, aurá el que tal tomare primero, el cumpli-miento de su desseo, por el qual se ha puesto a

tanto trabajo, e no se le siguiría por ello el enojo quevos dezís en el pensamiento, porque aver de morires cosa que no puede faltar, mas el estar un añocon la vieja es cosa que fácilmente pueden loshombres sabios hallar caminos para estorvallos.Assí que las mundanas cosas es justo que los dis-cretos las tomen con esta ley: 'Que qualquiera quelas puediere aver las goze con condición de darlas,o dexarlas quando justamente le serán demanda-das.'

Afanar por reposar ¿quién lo haze? Mani-fiesto enxemplo nos da que el reposar sin afán rarasvezes se puede aver ni alcançar. E pues hombretoma el trabajo por aver el reposo, quánto más esde presumir que si el reposo estuviesse tan apare-jado como el afán antes se tomaría que el trabajo.Pues parésceme que bien es de creer que si elenamorado Leandro pudiera aver a su amiga Erosin passar el tempestoso braço de mar, en el qualdespués pareció que él oviera escogido o tomado ladama antes que entrarse a nadar. Por lo qual con-viene tomar las cosas de la fortuna quando ella lasda, que ningún don es tan pequeño que no seamejor presente, que una gran promessa futura. Alas cosas venideras búscase remedio, y las presen-tes, según su propia calidad se gobiernan.

Natural cosa es que se deve más prestotomar el bien que no el mal quando ygualmenteentramos se nos presentan. E quien al contrariohaze no se sigue razón natural, mas su locura. Yono niego que después del trabajo no sea más apa-zible el reposo, e mejor conocido que primero, masno es razón que por esso se deva primero tomar elmal que el bien. Possible es a los hombres locos y alos sabios tomar el consejo del loco o del sabio,cada uno según su parescer. Mas por esso, la infa-lible verdad no se muda, la qual nos muestra que derazón antes la donzella hermosa que la vieja fea sedeve tomar para satisfazer a aquél a quien tal parti-do hiziessen.

Respuesta de la duodécima quistión ensuma.

¿Quién es de la vida incierto

y está vencido de amor,

o el mal y bien descubierto,

eligirá bivir muerto

por escoger lo peor?

Cierto a mí no me parece

que lo que más aborrece

que primero lo escojáys.

Tomad lo que más amáys

pues que todo al fin fenece.

Capítulo .xlix. Cómo Masilino propuso la trezequistión.

Un cavallero era el postrero de todos, vale-roso, que avía por nombre Masilino, el qual propusodesta manera:

"Muy poderosa señora, porque la novela ylas quistiones dichas sean más graciosas, yo quierodezir una que será muy ligera de determinar. Sabedque fue un cavallero en nuestra ciudad que teníapor muger una muy hermosa dama, a la qual amavasobre toda manera. Y por ser ella tan hermosa, otrocavallero la amava mucho, sin comparación, masella no se curava de su amor ni de sus cosas. Estecavallero jamás pudo aver de[l]la una buena pala-bra, ni menos respuesta a cosa que ni otro por él ledixesse, por lo qual él bivía muy desconsolado ydesconfiado de su amor.

Acaeció que este cavallero desuso nombra-do fue elegido y llevado para governador o corregi-dor de una ciudad muy vezina de la nuestra, para laqual se partió a regir su oficio, y aviendo residido enella casi la más parte del año, vínole un día acasoun mensajero, el qual, entre otras nuevas que lecontó, le dixo: "Sabed, señor, que la dama a quienvos tanto amáys, queriendo oy en nuestra ciudad

parir, murió, y en mi presencia la enterraron." Comoel cavallero oyó la nueva, dissimuló el pesar, nomostrando por ello en su gesto mudança alguna,diziendo entre sí: "¡O muerte villana, maldito sea tupoder, porque tú me has privado de la cosa que yomás amava e más desseava servir, aunque contramí la conocía cruel! E, pues assí ha sucedido, loque amor no me quiso conceder en su vida, agoraque es muerta me converná buscallo."

E assí, esperó que viniesse la noche y to-mando consigo uno de sus más fieles e secretoscriados, se fue para nuestra ciudad derecho al lugardonde la dama estava enterrada y con osado co-raçón, esforçando a su criado que no temiesse,abrió la sepultura y entró dentro en ella; e llorandocon lágrimas de piedad començó de abraçar a ladueña; e poniéndola en sus braços y no hartándosede besalla, començó de tocalla metiéndole las ma-nos por sus fríos pechos, tentando sus eladas tetas;e baxando la mano por las más secretas partes, sucuerpo con el ardor encendido que tenía, tentándoleel estómago descubriéndola toda, sintió que le bullíael vientre, de lo qual se maravilló quedando muyespantado.

Mas el amor, que le hazía ser osado, le hizotornallo a mirar con mejor sentido, e conociendo queno estava muerta, sacóla de la sepultura embueltaen los mismos paños que tenía y poniéndola encimade su capa, travando él de una parte y su criado deotra la llevaron muy secretamente a casa de sumadre del mismo cavallero, a la qual tomó juramen-to que en ninguna manera los descubriesse. Y en-trados en casa, encendieron el fuego y pusieron a ladama cerca que se deselassen sus fríos miembros.E como con esto no tornasse en sí, hízole aparejarun baño de muchas yervas, e bañándola en él, ehaziéndole muchos beneficios, tornó en sí muy des-acordada, y preguntando y rogando que le dixessenen qué lugar estava. A lo qual el cavallero respondióque ella estava en buen lugar, por ende que seconortasse y esforçasse.

En esto, plugo a Dios que, invocando elnombre de nuestra señora, parió un muy hermosohijo, y quedó libre de la congoxa en que estava, emuy alegre con el fijo nacido, el qual dio luego elcavallero a una ama para que lo criasse. La dueña,tornada en sí e libre de su trabajo, como amanecíavido delante de sí al cavallero y a su madre muydiligentes en servirla; e como no vido ninguno desus hermanos ni servidores de su casa, maravillóse

y quedó muy pensativa, entre sí diziendo: "triste demí, ¿dó estoy que ventura me ha traydo aquí adojamás estuve?" El cavallero, conociendo su pensa-miento, le dixo assí: "No os maravilléys, señora, yesforçaos que lo que veys voluntad fue de dios." Ecomençando del principio al fin le contó todo lohecho, concluyendo que ella y el hijo eran bivos porsu causa, por lo qual para siempre le quedavan enobligación.

Conociendo esto la dueña e visto que porotra manera no podía venir a manos del cavallerosu servidor sino por la quél le avía contado, agrade-ció a dios principalmente y después a él, dándolegracias por ello, confessando serle en obligación. Ala qual el cavallero dixo: "Pues conocéys, señora, elcargo en que me soys y dezís que haréys lo que yoquisiere, pidos en galardón de lo que por vos hehecho que os consoléys, alegréys e sufráys aquíhasta que yo buelva de mi oficio, que será muy pre-sto; e quiero que me prometáys que ni a vuestromarido ni a otra persona os descubráys sin mi licen-cia." La dueña respondió que ni esto ni otra cosaque más fuesse le podría negar que assí lo haría, ejuróle de jamás darse a conoscer sin su voluntad. Elcavallero, como vido alegre e consolada la dueña,fuera de todo peligro, acordó de tornarse para su

oficio, que dos días avía que allí se detenía sirvien-do a la señora, e dexándola muy encomendada a sumadre se partió.

Dende a pocos días, cumplido su oficio, sebolvió honradamente para su casa a do fue gracio-samente recebido de la dueña. Y después de pas-sados algunos días, el cavallero aparejó un muysolemne banquete e combidó a comer al marido dela dueña con otros muchos parientes e amigos. Losquales estando para assentarse a la mesa, salió ladueña con licencia del cavallero e sentóse junto consu marido y el cavallero de la otra parte; y teniendoen medio al marido començaron a comer sin queella hablasse palabra al marido ni a nadie de losque en la mesa estavan, y tenía la dueña vestidasaquellas mesmas ropas e joyas que a la sepulturallevó. Y el marido mirávala con admiración, y losvestidos y joyas que tenía, y parecíale que eraaquélla su muger, y los vestidos traen por semejan-te los con que la avía enterrado, mas porque sabíaque muerta la metió en la sepultura, no creya queuviesse resucitado. Por lo qual no se alteró, dudan-do no fuesse otra que se pareciesse con ella, juz-gando que más ligera cosa es de hallar persona yvestidos que se pareciessen a los de su muger queno resucitar un cuerpo muerto. E ni por esto dexó

con diligencia de bolverse al cavallero a preguntarlequién fuesse aquella dueña. El cavallero le respon-dió que se lo preguntasse a ella, que él no lo sabíamás de avella traydo de un lugar desplaziente, ypreguntándoselo a ella, respondióle: "Yo soy traydapor este cavallero aquella vida gloriosa que de todoes desseada, e tráxome a donde estoy por una víano conocido." Mucho más se maravillava el maridode oyr estas palabras, e crecióle el admiración,quedando suspenso hasta que acabaron de comersin saber la determinación.

Después que ovieron comido, levantáronsetodos, y el cavallero, tomando por la mano al maridoy a los otros, se fue con ellos a su cámara, en laqual los estava esperando un ama con el niño enbraços que la señora parió. Y el cavallero, poniendoal marido en los braços al niño, le dixo: "Éste es tuhijo." Y dándole la mano derecha de la dueña, díxo-le: "Ésta es tu muger e madre deste niño." E con-tando por orden al marido e a todos cómo allí laavía traydo, hizieron todos por tan gran maravillamuchas alegrías, mayormente el marido con la mu-ger e la muger con él, y agrandóse con el hijo. Ydando gracias al cavallero por la merced recebidase fueron para su casa contentos y alegres.

Guardó el cavallero a esta dueña que tantoamava, en tanto que en su poder estuvo con aquellafe y amor como si fuera su hermana. E por esto, yoquerría saber quál destas dos cosas fue mayor: laalegría del marido, que cobró la muger e hijos quetenía por muertos, o la lealtad del cavallero, que sintocar en ella, la restituyó al marido amándola comola amava."

Sumario de la quistión treze.

Quien tuvo por quien ganó

su señora bien ganada

y sin tocar la tornó

al marido, cierto obró.

Gran virtud en estimada

y el de aver ya recebido,

la muger que avía perdido,

su plazer fue muy entero.

¿El hecho del cavallero

o su plazer del marido

quál tenéys por más crecido?

Capítulo .l. Cómo la reyna responde a laquistión.

Grandísima creo que fue el alegría del ma-rido cobrando la muger y el hijo. Y por el semejantefue muy grande e notable la lealtad del cavallero,mas porque es cosa natural alegrarse el hombrecobrando las cosas perdidas e no podría ser de otramanera, mayormente cobrando una cosa muy que-rida, juntamente con un hijo de que no se podíafazer tanta alegría quanta avenía, no reputamos quesea tanto como fazer una cosa a que es costreñidopor virtud y esto es ser leal. Pero porque es possibleserlo y no serlo, digo que de quien procedió ser lealen cosa que tanto amava, que este tal hizo grandís-sima e innotable cosa. E aprovando la lealtad, juzgoque en gran cantidad excede en sí la lealtad delcavallero al alegría del marido.

Capítulo .lj. Cómo Masilino contradize.

Puesto que sea como vuestra alteza dize,gran cosa me paresce que se pueda poner compa-ración en cosa que yguale con el alegría del marido,conocido está que no ay mayor dolor de sufrir queaquel que cobra por muerte de la cosa que muchoqueréys. E si el cavallero fue leal, como ya se hadicho, él hizo lo que devía, que todos somos obliga-dos a obrar virtud y quien haze lo que es obligadohaze bien, mas no se le ha de tener en mucho loque haze. E por esto, yo digo que se podría consen-tir que fuesse juzgada por mayor el alegría del ma-rido que la lealtad del cavallero.

Capítulo .lij. Cómo la reyna determina la quis-tión.

Vos os contradezís a vos mismo en vues-tras palabras, pues dezís que assí deva el hombrede alegrar por causa del bien que Dios le haze co-mo por obrar virtud. Mas si ser pudiesse ser tristeen el un caso como en el otro ser desleal, podíasesegún vuestro parecer seguir las leyes naturalesque no se pueden huyr. E no es gran cosa seguillas,mas obedecer a las positivas es virtud de coraçón, ylas virtudes del ánimo por grandeza e por toda otracosa hanse de preferir a las obras corporales, y lasobras virtuosas quando hazen digna compensación,exceden en grandeza a toda otra operación. Tam-bién se puede dezir que el aver sido leal el susodicho cavallero, dura perpetuamente para siemprejamás en essencia, y el alegría puédese bolver ensúbita tristeza a tornarse después de poco tiempoen poca o ninguna, posseyendo la cosa, por cuyacausa fue alegre. E por esto, dígase quel cavallerofue más leal que el marido alegre. Y esto que dezi-mos dirá qualquier persona que derechamente juz-gar quisiere.

Sumario de la respuesta de la quistión.xiij. y última.

Todas las cosas avidas,

queridas o por querer,

en menos o más tenidas,

después de ser poseydas

enflaquecen su querer.

La lealtad no adolece,

antes, de contino, crece

porque de todos se alaba,

luego, lo que no se acaba

más gloria le pertenece.

Capítulo .liij. y postrero en que se contiene laspalabras que la reyna dixo después que todosacabaron de proponer.

Después que todos ovieron propuesto cadauno su quistión, porque el sol se yva a poner, decuya causa hazía más templado ayre en los lugaresdel jardín, madama María, reyna de aquel amorosopueblo, se levantó en pie y les dixo:

"Cavalleros y damas, ya son acabadasnuestras quistiones, a las quales con ayuda de Diosyo he respondido según mi mediano saber, siguien-do antes exercicio de razones para passar la fiestaque no auto de disputa.

Bien conozco que muchas más cosas quelas que avemos dicho se podrían responder a ellas.Pero las que están dichas, harto bastan y las otras,que se queden para los philósophos de Atenas, epues vemos quel sol se va a poner y sentimos queldeleyte refresca e nuestra compaña ha començadola fiesta del dançar, la qual dexamos veniendo aquípor la mucha calor que hazía, si os plaze, a mí meparesce que será bien que bolvamos a ella." E di-chas estas palabras, tomando con sus manos deli-cadas las coronas de laurel que encima de su cabe-

ça tenía, púsola en el lugar do avía estado assenta-da diziendo:

"Yo dexo aquí la corona de vuestra honrra yde la mía hasta tanto que tornemos otra vez a jun-tarnos en este lugar a tener semejante disputa."

Y tomando por la mano a Filoculo, que yacon los otros estava en pie, dexando aquel amorosolugar, se fueron juntos a la fiesta donde dançavan.Y llegados a do la fiesta se hazía, tocaron los ins-trumentos y en todas las partes del jardín el ayreestava lleno de dulces canciones que duraron hastaque vino la noche. Ya que eran salidas las estrellasy la fiesta acabada, la reyna con toda la otra com-paña se fueron para la ciudad, y Filoculo se despi-dió della para yrse a su nao, diziéndole:

"Muy poderosa señora, si los dioses osovieran otorgado que yo fuera mío como soy deotra, sin duda luego fuera vuestro, mas porque nosoy mío, no me puedo dar a otra persona, no portanto dexaré de querer que todo el fuego de amorque mi encendido coraçón terná lugar de recebir, demás del que tiene, sea el vuestro, y siempre todaora con más efecto quedo desseando de jamásolvidar vuestro valor."

La reyna agradeciéndoselo se fue paraNápoles, y Filoculo se quedó en la ribera con suscompañeros con determinación de embarcar y par-tirse luego a buscar a su muy amada y querida ami-ga Blancaflor.

Laus deo.

Fue impresso este tratado en la muy

noble e muy leal ciudad de Sevilla, en casa de

Andrés de Burgos, impressor de libros. A

cabóse a tres días del mes de Agosto Añodel nascimiento de nuestro salvador

Jesu Cristo de mil e quinientos

y quarenta y seys.