LACERAMICA LOS VELONES DE LUCENA

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LACERAMICA y LOS VELONES DE LUCENA M.a AUXILIADORA GONZALEZ HINOJO 52 La localidad de Luce na se encuentra al sureste de la capital cordobesa , en el área de la camp iña más próxima a las primeras estriba- ciones del Sistema Bético. En ella se han desarrollado muy diversas actividades artesanales, como es la fabricación de muebles de madera, distintas formas de trabajo del metal -fundición, calderería y forja -, así como una producción cerámica de larga tradición. Las exigencias del espacio nos obligan a ceñir este estudio a dos de estas artesanías, la cerámica y la fundición del latón; técnica esta última que ha dado lugar a un producto característico de Lucena: los velones. LOS ALFARES Y TINAJERIAS Desde los años sesenta el núme- ro de estos establecimientos se ha ido reduciendo progresivamente, de modo que en la actualidad sólo dos familias mantienen alfares en activo en Lucena, los Granados y los Burgueño o "Sartén". Por su parte, sobrevive únicamente una tinajería , la de Fernández Baena, de las más de veinte que al parecer hubo en otro tiempo (Carretero Pérez, A. y Ortiz García, C,. 1982). Desde antiguo el barrio del Llano de las tinajerías, dentro del núcleo urbano, ha agrupado a todos los alfares y tinajerías de la localidad, unidos, entonces y ahora, a las viviendas de sus titul ares. El espa- cio de los alfares se distribuye en una serie de estancias: la zona de preparación del barro, el área de trabajo o modelado, el secadero y la zona de decoración, constituida a veces simplemente por un sector cubierto del patio. En la tinajería las funciones de algunas de las estan- cias no están tan claramente defini- das, al desarrollarse el secado de las piezas de forma simultánea a su fabricación , acabado y decoración. Sólo en el caso de los alfares existe también una estancia expresamente dedicada a la exhibición y venta de las piezas. En todos los locales estas dependencias se organizan en torno a un amplio patio en el que se realiza el secado final de las piezas y, en ocasiones, su almacenamien- to. Es también en el patio donde se ubica el horno u hornos de cocción. El horno de uso tradicional en la zona es el de cámara circular, de tipo ibérico, que todavía se docu- menta en la tinajería de Fernández Baena (Fig. 1). Se compone de una cámara subterránea de planta cua- drangular, la caldera , con un acceso o boquina que comun ica con una estancia rehundida y cubierta -el cocedero o saqu ifa- , desde donde se alimenta y atiza el fuego con una horquilla y donde se almacena el combustible, principalmente virutas y leña procedentes de las numero- sas carpinterías de Lucena, aunque hace años lo habitual era el uso de ramón de olivo. Dentro de la caldera hay un muro, el machón de arcos, que soporta los seis arcos superio- res que separan la caldera de la cámara de cocción. Entre ellos se encajan los zabalates y las crucetas, ladrillos que dan lugar a la parrilla o cribo que constituye el suelo de la cámara. La cámara de cocción, de planta circular y de gran altura, se Fig. 1: Representación esquemática de la secc ión del horno de cámara circular de la tinajeóa Femández Baena.

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LACERAMICAy LOS VELONES DE LUCENAM.a AUXILIADORA GONZALEZ HINOJO

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La localidad de Lucena seencuentra al sureste de la capitalcordobesa, en el área de la camp iñamás próxima a las primeras estriba­ciones del Sistema Bético. En ellase han desarrollado muy diversasact ividades artesanales, como es lafabricación de muebles de madera,distintas formas de trabajo del metal-fundición, calderería y forja-, asícomo una producción cerámica delarga tradición. Las exigencias delespacio nos obligan a ceñir esteestudio a dos de estas artesanías, lacerámica y la fundición del latón;técnica esta última que ha dadolugar a un produc to caracter ísticode Lucena: los velones.

LOS ALFARES Y TINAJERIAS

Desde los años sesenta el núme­ro de estos establecimientos se haido reduciendo progresivamente, demodo que en la actualidad sólo dosfamilias mantienen alfares en activoen Lucena, los Granados y losBurgueño o "Sartén". Por su parte,sobrevive únicamente una tinajería ,la de Fernández Baena, de las másde veinte que al parecer hubo enotro tiempo (Carretero Pérez, A. yOrtiz García, C,. 1982).

Desde antiguo el barrio del Llanode las tinajerías, dentro del núcleourbano, ha agrupado a todos losalfares y tinajerías de la localidad,unidos , entonces y ahora, a lasviviendas de sus titulares. El espa­cio de los alfares se distribuye enuna serie de estancias: la zona depreparación del barro, el área detrabajo o modelado, el secadero y lazona de decoración, constituida aveces simplemente por un sectorcubierto del patio. En la tinajería lasfunciones de algunas de las estan­cias no están tan claramente defini­das, al desarrollarse el secado delas piezas de forma simultánea a sufabricación , acabado y decoración.Sólo en el caso de los alfares existetambién una estancia expresamentededicada a la exhibición y venta delas piezas. En todos los localesestas dependencias se organizan entorno a un amplio patio en el que se

realiza el secado final de las piezasy, en ocasiones, su almacenamien­to. Es también en el patio donde seubica el horno u hornos de cocción.

El horno de uso trad icional en lazona es el de cámara circular, detipo ibérico, que todavía se docu­menta en la tinajería de FernándezBaena (Fig. 1). Se compone de unacámara subterránea de planta cua­drangular, la caldera , con un accesoo boquina que comun ica con unaestancia rehundida y cubierta -elcocedero o saquifa-, desde dondese alimenta y atiza el fuego con unahorquilla y donde se almacena elcombustible, principalmente virutasy leña procedentes de las numero­sas carp interías de Lucena, aunquehace años lo habitual era el uso deramón de olivo. Dentro de la calderahay un muro, el machón de arcos,que soporta los seis arcos superio­res que separan la caldera de lacámara de cocción. Entre ellos seencajan los zabalates y las cruce tas,ladrillos que dan lugar a la parrilla ocribo que constituye el suelo de lacámara. La cámara de cocción, deplanta circular y de gran altura, se

Fig. 1: Representación esquemática de lasecc ión del horno de cámara circular de latinajeóa Femández Baena.

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cubre con una cúpula que cuentacon un respiradero central o almo­frez. La amplia puerta de carga seencuentra a nivel del suelo -ahorapermanece parcialmente cerrada, alhaberse reducido de forma generalel tamaño de las tinajas- y durantela cocción queda sellada medianteun tabique o atasquí de adobe oladrillo. Toda la estructura, obra delpadre del actual t inajero, es de ladri­llo recubierto de tosquizo.

El alfar de la fam ilia Granados , sinembargo, emp lea un horno árabe deplanta cuadrangular y cub ierto conbóveda de cañón , en la que, apartedel respiradero central , se abrenotros seis laterales , más pequeños,llamados micos o piqueras, y cuyapuerta de carga se encuentra a cier­ta altura respecto al suelo del patiopor lo que se accede a ella subien­do varios escalones. Este horno ,que se pretende sust ituir pronto poruno de gasoil , se emplea sólo en laprimera cocción de las piezas, elbizcochado o enjuagueteado; unhorno eléctrico sirve para fijar elvedrío en una cocción posterior.

Es también en este alfar dondese documentan un molino para lapasta de vidriado -eléctrico, aunqueorigi nalmente fue una rueda mov idapor tracción animal- y una almela uhorno para el fund ido de los pro­ductos del vidriado, únicos en lalocalidad.

Elaboración de las piezas yproducción

Aunque la alfarería Sartén empleaarcilla ya preparada procedente deCastellón , el resto de la produccióncerámica lucent ina, tanto alfareracomo tinajera, se elabora a part ir deuna arcilla fina y poco arenosa, decolor pálido y gran capacidad deabsorción del agua, que se obtienedesde antiguo en barreros o cante­ras locales. De ellas, la única enexplotación en la actualidad es laconocida como «La Camposana»,de la que los mismos alfarerosextraen en verano el materia l seco ,tradicionalmente con la ayuda deazada, pico y pala, aunque ya haempezado a emplearse maquinariaen estos trabajos de extracción.

La arcilla se seca y almacena enel patio del alfar, en una zonacubierta, deshaciéndose los terro­nes con azada en una labor que sedenomina machear. Una vez secase empila con agua, y se deja repo­sar remov iéndo la periód icamente,para pasar después a una máqu inaamasadora donde t iene lugar tam­bién el cuajado o eliminación delexceso de humedad. El barro

emp leado en t inajer ía, por exiqirmenos labor que el destinado a pie­zas menores, se sigue labrandosegún la práctica trad iciona l: partede la arcilla , previamente secada enel patio, se almacena en la mismaestancia en que se prepara , cuartoque en el taller de Fernández Baenacuenta con un pozo propio; para elempilado se emplea la mitad inferiorde una t inaja de grandes dimensio­nes, se procede después al cuaja­do , extendiendo el material sobreuna pared de la misma estancia,para después labrar o amasar porpisado .

Respecto a las técn icas de mol­deado del barro documentadas enLucena, son dos; por un lado elmodelado a torno y, por otro , elurdido o modelado manual a pie,técn ica ya única en toda Andalucíay que se reserva para la produccióntinajera.

Los alfareros lucentinos utilizandesde hace algún tiempo tornoseléctricos , y así el torno de la familiaGranados es el tradicional de pie orueda al que se ha incorporado unmotor.

La elaboración de una pieza seinicia colocando con un golpe secouna pella de barro sobre la superfi­cie de la cabeza del torno, en la quepreviamente se ha dispuesto unacapa de ceniza para evitar que elbarro se adhiera en exceso. Luegose equilibra sobre el torno y secomienza a trabajar hac iéndolasubir, abriéndola y dándole la formadeseada con las manos, siempremojadas en un recipiente lleno deagua conocido como albañal. Seemplean además una serie de útilessenc illos que suele fab ricarse elprop io artesano, como son el torzal,un hilo de bramante o nylon con dostopes de madera en sus extremos,que permite separar las piezas deltorno; la caña, un tallo de bambúseccionado longitudinalmente conel que se pule la superficie de lasparedes de la pieza; la lanceta , unhilo para separar las piezas de lapella; y la jedría que consiste en unfleje de hierro con sus extremos afi­lados y doblados en direccionesopuestas, y que se usa para recor­tar y raer las bases. Una vez cuaja­das las piezas se les añaden ele­mentos adicionales, como las asas,y se dejan seca r a la sombra.Finalmente se solean en el patio yse enjornan . La cocción dura unasnueve horas , siendo en realidad lasprimeras de calentam iento. Hoy díalos alfares lucentinos cuecen unavez por semana o cada dos sema­nas, en func ión de los encargos aservir.

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Tras esta primera coccion sedejan enfriar las piezas y se procedea su decoración, sumergiéndolas enun baño de vidriado estanníferodentro de un gran recipiente deno­minado armágena. El baño se obt ie­ne de la cocc ión de plomo y estaño,su posterior molido y disolución enagua -para obtener el baño verdeoscuro típico de las perulas a estamezcla base se le añade una eleva­da proporc ión de óxido de cobre-.Sobre una torneta se aplica mástarde, con la ayuda de pinceles,esta pasta de vidriado mezcladacon distintos óxidos que permitenobtener los característicos coloresmarrones, azules y verdes, con losque se dibujan motivos tradiciona­les, como la clásica rama de olivo,las bandas paralelas y onduladas ylos grupos de puntos. Sólo el alfarde la familia Burgueño introduceper iód icamente nuevos motivosdecorativos, aunque respetando loscolores y técnicas habituales. Serealiza después una segunda coc­ción para fijar el vedrío, separando yprotegiendo las piezas y sus bañoscon cascos o tejas partidas , trébe­des y fundas cilíndricas.

En la producción alfarera (Fig. 2)siguen documentándose piezas típi­cas, destacando las de cuerpo esfé­rico u ovoide, empleadas trad icio­nalmente en el almacenaje o con­servación de agua, aceite o alimen­tos. Así la perula, usada para conte­ner el aceite de uso doméstico; laorza , para la conservación de ali­mentos en aceite; el cántaro y labotija, de perfil curvilíneo y usadapara el transporte y consumo deagua. De cuerpo hemiesférico son

los morteros y los dornillos o cuen­cos para el gazpacho . Las formascilíndricas dan lugar a saleros, acei­teras y, con mayores dimensiones,queseras para la conservac ión dequesos en aceite. Existen tamb iénpiezas de perfil plano como lebrillos ,platos y fuentes. Muchas de estaspiezas han perdido su carácter utili­tario para desempeñar una funciónpuramente decorativa. Del mismomodo, la demanda ha obligado aintroducir formas nuevas, como losjuegos de café, de vino, de gazpa­cho o los pies de lámpara, a la vezque ha desaparecido práct icamentelas conejeras, los bacines y unavariante de éstos que sirvieroncomo parideras. Los alfares, porúltimo, producen además tejas ytinajas vidriadas.

Los tinajeros han trabajado siem­pre a mano en Lucena, dada laimposibilidad de realizar sobre tornopiezas de las dimens iones que lastinajas tenían originalmente. Hoy latécn ica se mantiene, a pesar dehaber disminuido el tamaño de laspiezas. En su tarea el tinajero sólocuenta con la ayuda de una serie deútiles, algunos de los cuales se enu­meran en un fandango :

Los trastesde un tinajerose componende pajilla, zapatilla, pico y mazuelo (1).

La palilla y el mazuelo son dospaletas de madera con un mango yun ensanchamiento de forma circu­lar. En el caso del mazue/o la parteútil es m ás gruesa y suele estar lige­ramente flexionada respecto a laprolongación que sirve de mango.La zapatilla cons iste en una piezacuadrangular de cuero. El pico es

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Fig. 2: Dos fonnas habitua les de la alfarería lucenti na: orzas con decoración de ramos de olivo y perulas(alfarería Granados).

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una punta metálica, con la que sepicotea la arcilla de las paredes dela tinaja que se han agrietado, pararepararlas. A estos instrumentos seunen la cuchilla o media hoz, lacaña, que no es sino una secciónlongitudinal de un tallo rígido y quese usa apoyando en ella un dedo ; laembañá , un simple trozo de telagruesa; y la guía, un listón de made­ra de sección cuadrada con mues­cas en uno de sus cantos paramedir la altura de cada labor.

El trabajo se lleva a cabo enestancias cubiertas y vent iladaspara asegurar una temperatura uni­forme de unos 22°C que evite elexcesivo resecamiento de las labo­res.

El proceso se inicia sobre un ban­quillo de tres patas, o sobre unapieza de cerámica de forma tronco­cónica invertida que recibe el nom­bre de abertín , en los que se haceun asiento de arena fina o ceniza yse coloca la pella, que se va abrien­do con la ayuda del puño y los nudi­llos. Cuando se ha creado el arran­que de la pared , éste se elevamediante el añadido de bolluelos orollos de arcilla hasta alcanzar unaaltura determinada. Se procedeentonces a hacer los gruesos,redondeando interiormente la base,igualando el grosor de la pared y ali­sando la superficie. Queda asihecha la primera labor, el empiezo ,que se deja cuajar. Se invierte luegola pieza y se pule la parte rectaexterna de la base o tacón , golpe­ándolo con la paJilla y retirando elbarro sobrante con la cuchilla.Finalmente con la zapatilla se alisala superfic ie de la base o asiento , la

del tacón y el resto del empiezo. Sedeja cuajar cubriendo el tajo o bordecon unos paños húmedos para queno se reseque, y sujetándose conuna cuerda fina hasta que se iniciala siguiente labor.

Las dimensiones de las tinajas yel peso del barro en ellas empleadoobligan a dejar secar o cuajar cadalabor durante vent icuatro horasantes de iniciar la siguiente. Por ellose elaboran simultáneamente variaspiezas.

Las siguientes fases del trabajose desarrollan ya sobre una losetadispuesta sobre varios ladrill os.Antes de continuar se procede a ali­sar la superficie o jerir el empiezo,eliminando las marcas del trabajoanterior y de la cuerda que lo rode­aba y apretando el barro. Para ellose le golpea interiormente con elmazuelo y exteriormente con la pali­lIa; con los mismos instrumentos serebaja o afina el borde anterior y secomienza a incorporar el siguientebolluelo , que se va estirajando paraformar la pared (Fig. 3). Esta pella sesostiene con la mano derecha, conla que tamb ién se va presionando ,mientras se apoya en la izquierda,que va pegada a la cara exterior.Cada giro que hace el tinajero entorno a la pieza se denomina tirá,midiéndose la maestría de un tinaje­ro por su capac idad para subir tra­mos mayores en cada una de lastirás.

Cuando se producían grandestinajas, se suced ían varias tirásdando lugar a las sucesivas partesde la tinaja -orceta, ataJita y tiesto-,hoy día, al estar en desuso las pie­zas mayores, lo habitual es que, una

Fig. 3: Eduardo Femández Baena incorporan do un bolluelo a la cerradura de una tinaja; a sus piespaJilla y mazuelo.

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vez hecho el empiezo, se procede arealizar la cerradura o tramo de cie­rre del cuerpo, que también se ali­sa con palilla, mazuelo y zapatilla(Fig. 4). Después se construye latabla o cuello y, finalmente, la bocay el borde o rostro, cuyo grosor seconsigue extendiendo menos elbarro y añadiendo un bolluelo inte­rior en lo que se llama echar lacabeza. El tinajero, con sus dedos ,iguala el grosor del borde y afina susuperficie. Más tarde lava la bocacon el agua de mojar los trastes,alisa la tabla pasando la caña por susuperficie con un movimiento dearriba a abajo, y luego, con laembañá húmeda alisa el borde y lodecora formando los perfiles oseries de digitaciones conseguidaspresionando latera lmente con eldedo meñique sobre el trapo . Y, enfin, usando un paño baña la tinajacon agua, si bien antiguamenteexistía la costumbre de hacerlo convino cuando se terminaba la últimatinaja.

En la actualidad una tinaja se ela­bora en cinco o seis días. Se dejasecar y se cuece . Se enjorna cada«mes y pico», cuando se puede lle­nar el horno. La cocción dura cercade venticuatro horas, de las quediez son «echándole candela fuerte»y las demás se corresponden con elcalentamiento y enfriamiento delhorno.

Tanto en el etapa de la boquinacomo en la cubierta de la puerta decarga, el artesano traza una cruzenmarcada en un círculo mientrasformula el deseo de «que salgasano» a modo de bendición de lahornada. Este ritual hoy sólo sedocumenta en la t inajería deFernández Baena, mientras que losalfareros o no lo han pract icadonunca o han perdido la costumbrede hacerlo.

La producción tinajera actual(Fig. 5) mantiene formas tradiciona­les como los lebrillos, piletas, piesde tinaja y tinajas. Respecto a éstasúltimas, se mantiene la forma decuerpo ovoide, habiéndose genera­lizado, como ya se ha comentado,las de menor capacidad y tablacorta. Así mismo se ha desarrolladoun nuevo tipo de tinaja cilíndrica a laque se da el nombre de colmena , enclara referencia a la pieza en la quese inspira, hoy desaparecida.También se ha incorporado a esterepertorio el macetón en forma decáliz.

El tradicional vidriado de las pie­zas ya no se documenta, al haberperdido las tinajas su primitiva fun­ción de recipientes para el almace­naje de aceite o vino, para convertir-

TINAJA

PERFILES

------'-- TACON\ ASIENTO

rnPIE DE TINAJA

Fig. 4: Partes y elementos de una t inaja(a partir del dibu jo de Carretero Pérez, A. yOrtiz Garcia, C., 1992).

se en elementos ornamentales des­t inados a la plantación de especiesvegetales. Por esta causa la deco ra­ción de las piezas ha cobradomayor relevancia, diversif icándose:a la ya habitual decorac ión de perfi­les en la parte inferior de la boca y elarranque de la tabla, se han unidomotivos y técnicas nuevas, que seconcentran en la cerradura de lastinajas. Es el caso de los motivosflorales en relieve, conseguidos conbarro pegado, o la decoración porimpresión con estampillas rectangu­lares de barro cocido, que da lugara cenefas de mot ivos geométricos ocaracteres arábigos, elementos quese suelen colorear con óxidos.

Aspectos socioeconómicos

La alfarería en Lucena es un ofi­cio de transmisión familiar, y exclu­sivamente masculino , desarrollandopor lo común el alfarero la totalidadde las faenas, aunque en los últimosaños las mujeres se han ido incor­porando a las tareas de decoraciónde las piezas. Cada alfar cuenta condos o tres trabajadores habituales,miembros todos ellos de la.familia.Los alfares permanecen en activotodo el año y su actual producciónse destina a la exportación a dist in­tos puntos de España y del extran­jero, siendo habitual el trabajo porencargo y muy limitada la ventadentro de la propia localidad.

La tinajería, también de carácterfamiliar y masculino, es atendida ensolitar io por Eduardo FernándezBaena, que ocasionalmente es ayu-

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Fig. 5: Muestra de la actual produccióntinajera y sus elementos decorativos.

dado por su hermano en tareascomo cargar las tinajas, enjornarlasy desenjornarlas. Los trabajos seconcentran en las mañanas de losmeses de verano, cuando no haymucho que hacer en el campo,teniendo sólo un carácter subsidia­rio dentro de la economía familiar.La producción tinajera se vende porlotes a viveros de Málaga y Córdobabásicamente, aunque también hallegado a Madrid y Toledo, siendoescasa la venta de piezas sueltas.

LOS VELONES

El conocido velón de Lucena fueoriginalmente una lámpara de aceiterealizada en latón y destinada a lailuminación de la vivienda; ahoratiene una mayor carácter decorati­vo, pese a conservar su anteriorfunción, ya que suele incorporar ele­mentos para adaptarse a la luz eléc­trica.

El velón antiguo carece de panta­llas y elementos ornamentales. Sinembargo son habituales las piezasmás complejas y recargadas, en lasque se diferencian varias partes(FIG.6): un pie en forma de plato, labasa o columna , el tortero, un cuer­po esférico para contener el aceitedel que parten las piqueras -nor-

malmente cuatro excepto en losvelones de menor tamaño que tie­nen tres- en ocasiones sustituidaspor las figuras de cuatro leones; sufunción original era servir de salida alos cabos de la mecha -hoy llevanincorporados casquillos para su usocon bombillas-. El tapador, remata­do en una forma bulbosa cierra elcuerpo. Todo ello se ensarta en labarra central de la que cuelgamediante cadenas el arreo delvelón, formado por una serie de úti­les que hoy se mantienen con uncarácter puramente decorativo: elcanastillo, un pequeño cuenco paraevitar el goteo del aceite; el apaga­dor, el atizador, una varilla paraextraer la mecha; y unas tijeras paracortarla . En los velones más elabo­rados existe un brazo horizontal,más o menos decorado, que sopor­ta dos pantallas metálicas caladas yprofusamente decoradas, el brazopermanece sujeto a la barra centralmediante una clavija que permitesubirlo y bajarlo, con objeto detapar la llama y regular la luz. En laparte superior de la barra seencuentra el remate, a veces muyelemental, aunque es habitual querepresente un águila bicéfala, omotivos típicamente lucentinoscomo leones, castillos, el escudodel municipio -también presente enalgunas pantallas- la figura de SanJorge, patrón de la localidad, o laVirgen de Araceli (Fig. 7).

El trabajo del latón

Los talleres dedicados a estostrabajos se encuentran dispersospor el núcleo urbano de Lucena y sucinturón industrial. Suelen contarcon una zona de fundición y otra,más amplia, donde se realizan los

Fig. 6: Partes de un velón de Lucena .

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posteriores traba jos de desbastadoy pulido, desarrollando la totalidaddel proceso de trabajo y la comer­cialización de los productos, aun­que existen también talleres quecarecen de horno de fund ición ocu­pándose sólo del acabado de laspiezas. Cada taller posee ademásun almacén de piezas terminadas.

La materia prima empleada es ellatón, una aleación de cobre y zinc,de color amarillo claro, que llega aLucena procedente de Córdoba,Sevilla o Valencia, en forma de cha­tarra y lingotes.

El primer paso en la realizaciónde la pieza es la obtención de unmolde bivalvo metálico, o coquilla,con mango para cada una de laspartes de la pieza. En este moldequedan definidos todos los detallesy los elementos decorativos de lapieza a realizar. Antiguamente losmoldes de fundición se hacían enunas cajas con arena roja, métodoque se utiliza hoy en día para con­seguir reproducciones.

Hecho el molde se procede a lafundición del metal en un recipienteu horno alimentado con carbón. Elmetal al rojo se va extrayendo conun cazo y vertiendo en la coquilla(Fig. 8). Una vez frías, las piezaspasan por un limado con piedrapara eliminar las rebabas más grue­sas, y se procede a su torneado enun torno eléctrico. Este posee unmecanismo por el cual, dispon iendouna plant illa plana o tridimensional,se reproduce su perfil en la pieza adesbastar, sobre la que se sueleverter aceite para facilitar el trabajo.

Las piezas son trabajadas por den­tro y por fuera en tornos diferentes.

Se realiza después el pulido decada pieza con pulidoras eléctricas,si bien las pantallas y los remates delos velones, por su decoración, exi­gen un pulimentado o limadomanual. Finalmente se procede almontaje de las piezas y, en ocasio­nes, a su barnizado.

La producción está muy diversifi­cada , fabricándose campanas,quinqués, cand iles, almireces, figu­ras, etc., pero la pieza más típica­mente lucentina sigue siendo elvelón.

Aspectos socioeconómicos

Este oficio se ha transmitidotanto por tradición familiar como através de aprendices , algunos delos cuales llegan a establecersedespués por su cuenta. Lo habituales que los talleres cuenten sólo conhombres en su plant illa, aunque enalgunos las mujeres realizan lastareas de los acabados, barnizadosy embalajes. El trabajo se realiza encadena, especializándose cadaoperario en una tarea. Suele traba­jarse por encargo, siendo los encar­gos los que determ inan el volumende la producción y, en consecuen­cia, el número de trabajadoresnecesario en cada momento.

La producción de algunos talle­res como el de Francisco Gradit , secomerc ializa principalmente en lapropia localidad, mientras otrosunen a la venta directa la distribu­ción de sus piezas a toda España através de intermediarios.

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Fíg. 7: Deta lle de una pantalla que representa el escudo de Luce na (taller Grad it).

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Como se ve, coexisten en Lu­cena artesanías plenamente indus­trializadas como el trabajo del latón,otras, como la alfarería, progresiva­mente mecanizadas , y algunasenteramente manuales, siendo elcaso más significat ivo el de la tina­jería.

La cont inuidad de los talleres dellatón y de los alfares parece garan­t izada por la existencia de unademanda constante de sus produc­tos , así como por el interés de lasgeneraciones jóvenes en estos ofi­cios, rentables aunque exijan unaplena dedicación y la continuainversión en maquinaria que mejorey haga competitivo el producto.Muy distinto es el caso de la tinaje­ría, que parece dest inada a extin­guirse, aunque no de forma inme­diata, pues el actual tinajero es aúnjoven; sin embargo se trata ya de untrabajo estacional de escasa renta­bilidad, al haber mantenido sucarácter manual y al poseer un mer­cado limitado.

Se da la curiosa circunstancia deque es la tinajería de Lucena, posi­blemente la última de Andalucía, elestablecimiento que conserva máselementos tradicionales (técnica,horno, rituales) y el que, a su vez, haintroducido aspectos más novedo­sos (evolución de formas, nuevafuncionalidad de las piezas y, sobretodo, introducción de técn icasdecorativas), sin duda para satisfa­cer la demanda y ampliar el merca­do, resist iéndose a desaparecerdefinitivamente.

NOTAS

(1) Este fandango , recordado porFermín Fernández Baena, era cantadopor los hombres que formaban unamanija, grupo de ocho o más opera riosreunido para el traslado de las tinajas demayor tamaño y su introducción en elhorno. El grupo se ayudaba con unamaroma que recibía también el nombrede manija y que tenía varios cabos oramales que los hombres ataban a sucintura, ocupando distintos puestos: elde manijero, que dirigía la operación, losdos delanteros, los entrepuertas delan­teros y traseros y los traseros , aparte delos arrechuces, que vigilaban para evitaraccidentes. Acabado el trabajo bebíanvino y cantaban canc iones alusivas aloficio. como la aquí reseñada.

INFORM ANTES

Eduardo y Fermín Fernández Baena(tinajeros), Anton io Luís e IsidoroGranados y Francisco Burgueño Moreno«Sartén» (alfareros), Francisco GraditFranco y Antonio Maíllo López (artesa­nos del latón).

BIBLlOGRAFIA

Andalucía, alfares y cerermce (1986).Colegio Público Cervantes.

CARRETERO PEREZ, Andrés y ORTIZMRCIA, Carmen (1983). «Alfareríapopular en la provincia de Córdoba»,Etnografía española, n.? 3 , pp. 7-144.(1992). «La t inajer ía de Lucana».Etnografía española, n.o 8, pp 249­263.

Guía de la artesanía de la pro vincia deCórdoba (1988). Junta de Andalucía.Direcc ión General de Comercio yArtesanía.

Fig. 8: Trabajo en el taller Mamo en el momento de verter el metal fundido en la coquilla

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