Lagardera Francisco Y Lavega Pere - Introduccion a La Plaxiologia Motriz

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plaxiologia motriz

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  • INTRODUCCIN A LA

    PRAXIOLOGAMOTRIZ

    Francisco Lagardera OteroPere Lavega Burgus

    Grupo de Estudios Praxiolgicos; INEFC-LleidaCentro adscrito a la Universidad de Lleida

    EDITORIALPAIDOTRIBO

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    Diseo cubierta: David Carretero

    2003, Francisco Lagardera OteroPere Lavega BurgusEditorial PaidotriboC/ Consejo de Ciento, 245 bis, 1., 1.a

    Tel.: 93 323 33 11 Fax: 93 453 50 3308011 BarcelonaE-mail: [email protected]://www.paidotribo.com

    Primera edicin:ISBN: 84-8019-673-4Fotocomposicin: Editor Service, S.L.Diagonal, 299 08013 BarcelonaImpreso en Espaa por A & M Grfic

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  • NDICE

    Prlogo ........................................................................................7

    A modo de introduccin: el universo de los deportes,los juegos y de las situaciones motrices en general........................13

    1. Juegos y deportes como productos del actuar humano...........19

    2. Las ciencias del deporte .........................................................25

    3. La praxiologa motriz ............................................................37

    4. Lo que se puede ver y observar: las acciones motrices .............47

    5. Las tablas de la ley: contrato prxico y estatuto sociomotor....59

    6. La llave del juego: la lgica interna.........................................67

    7. Los dominios de accin motriz y el orden necesario:clasificacin de los deportes, juegos y prcticas motrices ........737.1 Vigencia y operatividad de la clasificacin

    de P. Parlebas (CAI)........................................................75

    8. Las situaciones psicomotrices y sociomotrices decooperacin en un medio estable ...........................................93

    9. Las situaciones motrices con adversarios o concompaeros y adversarios en un medio estable.....................101

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  • 9.1 Situaciones motrices de oposicin .................................1029.2 Situaciones motrices de colaboracin y oposicin ..........105

    10.Las situaciones motrices realizadas en solitario y enun medio inestable ..............................................................113

    11.Las situaciones motrices con compaeros, con adversarioso con compaeros y adversarios en un medio inestable ........117

    12. Los diferentes sistemas praxiolgicos...................................12312.1 Sistemas praxiolgicos interactivos de oposicin .........12512.2 Sistemas praxiolgicos adaptativo-interactivos

    de oposicin ..............................................................12512.3 Sistemas praxiolgicos interactivos de cooperacin.....12612.4 Sistemas praxiolgicos adaptativo-interactivos

    de cooperacin...........................................................12712.5 Sistemas praxiolgicos interactivos de cooperacin

    y oposicin ................................................................12712.6 Sistemas praxiolgicos adaptativo-interactivos de

    cooperacin y oposicin.............................................127

    13.Las lentes de la praxiologa motriz: los universales ludomotores ................................................13113.1 Los universales son modelos ......................................13413.2 Los universales son modelos operativos .......................13613.3 Los universales descubren la estructura bsica

    de cualquier juego......................................................13613.4 Los siete universales ludomotores...............................138

    13.4.1 Con quin y cmo nos relacionamos?La red de comunicacin motriz .......................141

    13.4.2 Que hacer para ganar?La red de interaccin de marca ........................164

    13.4.3 La memoria del juego: el sistema de puntuaciones ..............................................168

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  • 13.4.4 Viajando a travs del juego: la redde cambios de roles sociomotores....................171

    13.4.5 Un viaje un poco ms profundo. La redde cambios de subroles sociomotores...............186

    13.4.6 No grites que no te oigo. El cdigogestmico ........................................................190

    13.4.7 El lenguaje del cuerpo. El cdigopraxmico .......................................................191

    14.Hgase la luz: aplicaciones de la praxiologa motriz .............19314.1 Aplicaciones de la praxiologa motriz

    en educacin fsica .....................................................19414.2 Aplicaciones de la praxiologa motriz en el

    entrenamiento deportivo ...........................................21214.3 Aplicaciones de la praxiologa motriz en el ocio,

    la recreacin y el turismo............................................22814.4 Aplicaciones de la praxiologa motriz en la gestin

    deportiva ...................................................................23014.5 Aplicaciones de la praxiologa motriz en los programas

    de actividad fsica adaptada ........................................23214.6 Aplicaciones de la praxiologa motriz en el campo

    de la etnomotricidad..................................................233

    15. Referencias bibliogrficas ....................................................239

    16. ndice de figuras .................................................................243

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  • Prlogo

    Despus de su casa, lo ms difcil de cambiar es su pensamiento,afirma el refrn popular. Este adagio se confirma plenamente en elcampo de la educacin fsica, en el que parece inconcebible que pue-da cambiarse el punto de vista sobre las actividades fsicas, ya que du-rante tanto tiempo se ha convivido con la idea de que cuerpo y esp-ritu pueden separarse o que el cuerpo no es ms que una dimensinmeramente biolgica o tcnica de la vida. Sin embargo, despus demuchos decenios, ha llegado el da en que los nuevos conocimientoshan llevado al hombre y a la sociedad a modificar estas concepcionesobsoletas. La educacin fsica necesita un cambio de paradigma, puesest claramente desfasada debido a que se apoya insistentemente enideas anticuadas e insolventes. Este audaz cambio de perspectiva es elque Francisco Lagardera y Pere Lavega han logrado poner en eviden-cia en esta Introduccin a la praxiologa motriz, lo que caracteriza laevolucin paradigmtica actual de la educacin fsica.

    Para que la praxiologa motriz logre debilitar las certezas del pasa-do y obligue a modificar profundamente los hbitos de pensamien-to y de actuacin relativos a la actividad fsica y el deporte, se requierede gran audacia. Pues incluso actualmente, son numerosos los auto-res y profesores que an se aferran a esas viejas concepciones, siendo

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  • el verdadero obstculo para la renovacin de las ideas en la educacinfsicodeportiva. En efecto, hemos comprobado que los jvenes estu-diantes que no estn contaminados por las concepciones del pasado,asimilan rpidamente el funcionamiento de las nuevas posiciones dela praxiologa motriz y las adoptan con una gran facilidad. Observanque los anlisis de la ciencia de la accin motriz estn plenamente deacuerdo con lo que aprenden en las ciencias de la naturaleza y en lasciencias sociales. Suelen expresar que estos anlisis les resultan evi-dentes, pues la praxiologa motriz actualiza los conocimientos relati-vos a las actividades fsicas y el deporte desde una doble perspectiva,por una parte se propone identificar la originalidad de sus prcticasmotrices y, por otra, pretende resituar las mismas de modo coheren-te en el conjunto de las disciplinas cientficas.

    Esta actualidad cientfica ha sido perfectamente restituida por F.Lagardera y P. Lavega, quienes han logrado presentar la praxiologamotriz de modo claro ubicndola en el concierto general del cono-cimiento cientfico actual, con abundantes ejemplos e ilustraciones,resituando las actividades fsicas tanto en su contexto de prctica co-mo de enseanza. Estos dos autores se adhieren a este cambio de pa-radigma y a la propuesta de nuevas actitudes, pues en tanto que in-vestigadores y enseantes, ambos son protagonistas de la educacinfsica. Este doble conocimiento de la teora y de la prctica aparececlaramente reflejado en esta obra, lo que facilita la comprensin desus propuestas.

    Su orientacin se dirige audazmente haca la puesta al da de lasactividades fsicodeportivas, es decir, hacia la originalidad del juegomotor. Continuar razonando en trminos de cuerpo o de movimien-to es regresar a las reflexiones de antao, a posiciones anticuadas yambiguas que corren el riesgo de reducir a la persona activa a un sim-ple organismo productor de tcnicas gestuales. Las ciencias humanashan revelado que el individuo se manifiesta fundamentalmente porconductas que comprometen a la totalidad de su personalidad. En elcaso de las actividades fsicas, las conductas de los practicantes poseeen la originalidad de una realizacin corporal, y no verbal. El deno-

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  • minador comn de todas las actividades fsicas y deportivas est re-presentado por la puesta en juego de conductas motrices de las per-sonas que intervienen, y de un modo ms general por la accin mo-triz as solicitada. He aqu la posicin fundamental e innovadorasostenida por F. Lagardera y P. Lavega.

    Un portero de ftbol que sale del arco para intentar interceptar untiro peligroso del extremo contrario no se contenta con efectuar unosdeterminados movimientos, puesto que en un abrir y cerrar de ojosobserva la posicin de los diferentes jugadores y sus posiciones de ac-cin, toma la decisin de intervenir, se anticipa al remate de los de-lanteros contrarios al bloquear el baln o al desviarlo con un golpeo,segn su decisin en el ltimo momento. No se trata simplementede gestos, de movimientos o de tcnicas, sino de la accin global de unapersona que improvisa una conducta motriz en funcin de las reglasde juego (posibilidad de coger el baln con las manos) y de la din-mica de la situacin motriz nica a la que debe someterse (ubicacinde los jugadores, velocidad de los desplazamientos, marca de los ata-cantes). Es toda la personalidad del jugador la que est en juego,sus competencias cognitivas de evaluacin de una situacin cam-biante, de decisin y de preaccin, sus recursos afectivos toman cuer-po en las reacciones emotivas, en la toma de riesgos, as como en sudisponibilidad para el enfrentamiento relacional, es decir, para la co-municacin motriz que puede llegar a realizarse mediante el contac-to cuerpo a cuerpo. Un hecho indiscutible se impone: las diferentesdimensiones de la personalidad dimensin cognitiva, afectiva y re-lacional son intensamente solicitadas por las conductas motrices delos practicantes. Podramos realizar este mismo anlisis observando aun esgrimista, a un corredor de vallas, a un surfista, a un gimnasta oa un judoka.

    Son todos esos aspectos de la persona activa, particularmente biensubrayados por F. Lagardera y P. Lavega, unidos a las obligacionespropias de cada juego deportivo, lo que propone estudiar la cienciade la accin motriz. Precisamente la educacin fsica al querer esti-mular la manifestacin de las conductas motrices de los participan-

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  • tes, est en condiciones de pretender actuar sobre las dimensiones dela personalidad de sus actores, incidiendo sobre el control de la agre-sividad, el espritu de solidaridad, el respeto de las reglas, la toma deriesgos, las decisiones y las anticipaciones. Si no, cmo un movi-miento que se contenta con desplazar biomecnicamente un cuerpoen el espacio podra pretender poseer consecuencias educativas? Lamovilizacin de una conducta de pertinencia motriz es la piedra an-gular de la influencia educativa de la educacin fsica. Esta influen-cia variar segn la lgica interna de la situacin motriz que se estprotagonizando, por lo que existir una marcada tendencia a que semanifiesten unas conductas motrices u otras.

    Sobre este delicado punto, F. Lagardera y P. Lavega han sido par-ticularmente convincentes. Han realizado una excelente presenta-cin de la clasificacin general de las actividades fsicas y deportivasponiendo en vala tres ejes fundamentales de la lgica interna, comoson la relacin del practicante con el espacio y con los artefactos des-de el ngulo de la incertidumbre procedente de la informacin delentorno fsico (I) y la relacin con los otros practicantes atendiendoal criterio de la comunicacin motriz (C) y de la contracomunica-cin (A). Hay que reconocer que estos tres criterios no se manejanhabitualmente y a menudo han desconcertado a los lectores. Su ca-rcter inslito obliga a abandonar las rutinas de pensamiento tradi-cional fundadas sobre puntos de vista exteriores, para adoptar unanueva perspectiva centrada sobre la misma accin motriz, en el mis-mo contenido de su propia realizacin.

    Por otra parte, la organizacin de la clasificacin bajo una formasimple se apoya sobre un modelo poco familiar en educacin fsica.Hay que sealar que F. Lagardera y P. Lavega han sabido explotar laspropiedades de la estructura simple remarcando, al mismo tiempo,las propiedades de clases de accin motriz correspondientes a sus di-ferentes elementos estructurales (vrtice, aristas y caras del cubo). Setrata de una clasificacin que es reveladora de la teora expuesta entorno a las actividades fsicas y deportivas, de tal modo que esta ti-pologa expresa la naturaleza de los rasgos distintivos de las prcticas

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  • motrices, las clases de equivalencias existentes, al mismo tiempo queda pistas operativas para la investigacin y tambin ofrece propues-tas interesantes en el campo de la aplicacin del deporte y de la edu-cacin fsica. Presentada en esta obra con mucha claridad y salpicadade ejemplos e ilustraciones, la clasificacin muestra el conjunto de si-tuaciones desde el ngulo unificador de la accin motriz, pero sea-lando a la vez los mltiples recursos que contiene debido a la varie-dad de lgicas internas que manifiestan las prcticas motricesconsideradas.

    F. Lagardera y P. Lavega no han vacilado en exponer otro aspectodelicado de la praxiologa motriz, cual es el estudio de los universa-les de los juegos deportivos. En este caso, todava es necesario recu-rrir a los modelos que ofrecen una imagen simplificada pero revela-dora de los aspectos fundamentales de los juegos deportivosestudiados. Nuestros dos autores han logrado presentar de maneraclara y convincente los modelos operativos que son los universales,mostrando su carcter indispensable para penetrar en la intimidaddel juego deportivo. Profundizar en el conocimiento cientfico exigerealizar ese tipo de radiografas de los juegos y los deportes. A modode ejemplo, las redes de comunicacin motriz o los sistemas de sub-roles sociomotores, confirman que estos dos modelos son indispen-sables para comprender correctamente los pequeos universos socia-les que constituyen los juegos deportivos. Adems, los autores hantenido la afortunada idea de introducir un gran nmero de ejemplosilustrativos. De este modo, se descubre que las peripecias ldicas, lascomunicaciones, los logros y los comportamientos de los jugadoresse inscriben en las redes formales que predeterminan en parte el de-sarrollo de cada juego confirindole su propio color.

    De modo juicioso, la obra termina sugiriendo muy variadas y au-torizadas aplicaciones de la praxiologa motriz en los dominios de laeducacin fsica, del entrenamiento deportivo o de la educacin mo-triz adaptada. Est claro que la praxiologa motriz no se reduce a undiscurso puramente especulativo, puesto que pone al descubierto ununiverso de prcticas para ser utilizadas con eficacia, tanto en el sec-

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  • tor de la educacin y de la readaptacin, como en el mbito del tiem-po libre o en el deporte de alto nivel.

    No es aleatorio que la praxiologa motriz sea presentada con tan-ta competencia por dos investigadores espaoles, dado que Espaa seha especializado en los ltimos aos en este campo de investigacin,en donde varios laboratorios de praxiologa motriz son particular-mente activos, de cuyo trabajo han emergido numerosas tesis deorientacin praxiolgica audaces y con talento, que estn favorecien-do una necesaria renovacin cientfica. La masa crtica que permite eldesarrollo de una verdadera corriente cientfica est desde ahora al al-cance y en este sentido, esta obra supone una feliz contribucin a es-te fin.

    Pierre Parlebas

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  • A MODO DE INTRODUCCIN

    El universo de los deportes,los juegos y de las situaciones

    motrices en general

    Los juegos y los deportes son prcticas que gozan de una extraor-dinaria difusin social. Los pasatiempos ludomotores han formadoparte de la vida cotidiana de las gentes desde tiempos muy remotos,en cualquier tipo de cultura a la que nos refiramos y en cualquierpoca histrica, pero no siempre del mismo modo, es decir, con elmismo formato o patrn de organizacin, aunque con excesiva fre-cuencia la observacin superficial de las apariencias ha conducido ano pocos estudiosos a hablar y escribir del deporte de los griegos ha-ce dos mil aos o del juego de pelota practicado hace tres mil aosen el antiguo Egipto. Sin embargo, la constatacin histrica y antro-polgica ms afinada ha desvelado que esos hallazgos histricos, queno universales culturales, consistan en rituales mgicos y religiosos,que poco o nada tienen que ver con la prctica actualmente en uso.

    Apreciaciones groseras de esta clase an son, lamentablemente,muy frecuentes, incluso en mbitos acadmicos y cientficos muydistinguidos. La ignorancia sigue siendo hoy tan osada y desvergon-zada como antao, de ah que se cuele sin remilgos hasta en institu-ciones tan prestigiosas como la propia universidad. No en vano, has-ta hace apenas un par de dcadas dedicarse a estudiar los deportes olos juegos era una aspiracin de orden menor, casi marginal.

    Despus de ms de tres siglos de dominancia abusiva del paradig-ma clsico de la ciencia, hoy nos podemos permitir observar los fe-

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  • nmenos de la vida natural y social con otras lentes que no sean lasde la mecnica clsica, la de las hiptesis previas y de las deduccionessurgidas de la experimentacin y observacin sistemtica. Ahora mis-mo nos es lcito tambin inferir, inducir, interpretar o relacionar apartir de dilucidar la estructura lgica que est presente en los he-chos, las acciones, los acontecimientos que nos interese estudiar, setrate de los deportes o los juegos. Sin embargo, parece que algunosexpertos se arrogan derechos adquiridos sobre la erudicin en estamateria.

    Acercarse a estudiar las prcticas motrices, de las que los deportesy los juegos son las de mayor relevancia social, no significa necesa-riamente que tengamos que disponernos a experimentarlas en pri-mera persona, es decir, que nos pongamos a jugar (esto lo haremoscuando nos interese participar de ese placer), ni que tengamos quehacerlo con la bata y requerimientos antispticos con que los mdi-cos se acercan a los enfermos, ya lo harn los licenciados en medici-na cuando atiendan a los innumerables deportistas accidentados.Tampoco significa tener que seguir las leyes de la mecnica cuandolo que nos interesa es el proceso que rige y engendra la praxis y no elmovimiento que est implcito en todo actuar prxico, sino que po-demos hacerlo siguiendo otras vas, siempre y cuando el objeto denuestro inters sea desvelar la singularidad de cada situacin motrizen relacin con todas las dems; es decir, cuando nuestro objetivoconsista en crear conocimiento en torno al confuso, complejo y po-lidrico hbitat de los deportes y los juegos.

    El ejercicio fsico fue durante milenios dominio de sacerdotes y sa-cerdotisas; sin embargo, los juegos han sido una prctica popular,aunque los haya habido muy distinguidos socialmente, incluso ri-tualizados como ceremonias religiosas; pero muy pronto pasaron aformar parte de la preparacin militar (los atletas griegos eran antetodo soldados y los juegos se denominaban agones blicos), hasta quecon el declinar medieval la prctica motriz cambi su orientacin so-cial, pues desde el Renacimiento hasta finales del XIX, constituyeronuna de las recomendaciones preferidas de los mdicos higienistas.

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  • En la tradicin occidental las prcticas motrices adquirieron unimpulso indito con la irrupcin del deporte como pasatiempo pre-ferido de los jvenes burgueses, convirtindose a lo largo del siglo XXen un fenmeno social de dimensin mundial. La prctica deporti-va no slo es popular sino populosa (masiva), formando parte ade-ms del proceso de educacin formal. Por esto se forman profesoresespecialistas en la universidad y por esto son muchas y variadas lasdisciplinas cientficas que se interesan por estudiar algunos aspectosde este fenmeno social contemporneo.

    En los inicios, no hace mucho tiempo, era doctrina general do-minante en la formacin de formadores, tratar de hacer acopio de lasdenominadas tcnicas deportivas para convertir a los licenciados enexpertos en el universo de los deportes. Tanto en el mbito estricta-mente deportivo como en el acadmico, no se saba muy bien qu sa-beres distinguan a un entrenador de un licenciado, salvo que el en-trenador era especialista en un deporte y el licenciado o licenciada enmuchos o al menos era capaz de iniciar o de entrenar en varios deellos.

    La fisiologa del esfuerzo vino a proporcionar saberes que funda-mentaron un hipottico dominio o especificidad, emergiendo en-tonces el campo de la condicin fsica, muy apreciada por deportis-tas y entrenadores, desarrollndose una teora del entrenamientodeportivo que hasta el da de hoy no ha sobrepasado la linde de lamera tecnologa.

    Ms recientemente, se fund el mbito de las Ciencias de la Acti-vidad Fsica y el Deporte, como regin del saber propia de los de-portes, los juegos y cualquier otra prctica motriz. Se dispona as queestas prcticas que llevan a cabo las personas, es decir, produccionessocioculturales, pudieran ser estudiadas por los universitarios espe-cialistas y observadas por los cientficos bajo la lente de un innom-brable cortejo de disciplinas (anatoma, antropologa, biomecnica,derecho, economa, estadstica, filosofa, fisiologa, historia, pedago-ga, psicologa o sociologa), todas ellas con aportaciones de sumo in-ters para este hipottico campo, universo o mbito de los deportes

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  • y los juegos. No obstante, curiosamente ninguna de ellas, ni todasellas en su conjunto, han logrado definirlo, ni tampoco manifiestanningn inters ni necesidad por hacerlo, dado que el rea de conoci-miento del que procede cada una de ellas s est ya convenientemen-te perfilado.

    Sin embargo, ha habido personas que, muy generosamente, handedicado buena parte de su vida a estudiar y a tratar de definir unrea del saber que centrase su objeto en la prctica motriz. Se han he-cho muchos y loables esfuerzos por conseguirlo, pero ninguno deellos ha logrado hasta el da de hoy el consenso necesario para que suspostulados sean aceptados, aunque las dimensiones de estos esfuer-zos epistemolgicos han sido, como era de esperar, muy desiguales.

    El caso de la praxiologa motriz creada por Pierre Parlebas es denaturaleza bien distinta, pues no se trata tan slo de perfilar un readel saber, los dominios de la accin motriz, sino que ha hecho undescomunal esfuerzo por sentar las bases de la disciplina cientficacuyo objeto, su episteme, consiste precisamente en generar conoci-miento en torno a la accin motriz.

    La praxiologa motriz ha sido considerada como un intento ms,como especie de ensayo filosfico o de reflexin terica que trata dedeslindar un rea de conocimiento especfica, pero estas considera-ciones muy superficiales, no han tenido en cuenta algunas de sus pre-liminares aportaciones que cuestionan muy rigurosamente los plan-teamientos subsidiarios que rigen actualmente las institucionesacadmicas y polticas con capacidad para actualizar y optimizar loscontenidos ahora dominantes. No se trata de un punto de vista dife-rente, sino de un esfuerzo riguroso por considerar a las prcticas mo-trices como objeto central de una disciplina creada a este efecto, la deestudiar la practicidad de las acciones motrices. Por lo que esta nue-va construccin disciplinar no puede estar nunca ms en un lugarmarginal dentro de las Ciencias de la Actividad Fsica y el Deporte,sino que tiene que constituirse en su referencia central.

    Los juegos y los deportes disponen ya de un mbito propio y es-pecfico, de un lugar del conocimiento desde el cual es posible abor-

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  • dar la singularidad que exige la prctica motriz, una practicidad quedemanda insistentemente la formacin de expertos en este dominioy no en el de las ciencias naturales o el de las ciencias sociales, que lostiene y excelentes.

    La dimensin cientfica y cultural de la obra del profesor PierreParlebas en el mbito de los deportes y los juegos, resulta parango-nable a la de Charles Darwin en el de la biologa, la de SigmundFreud en el de la psicologa o a la de Karl Marx en el de las cienciassociales. Se podr estar ms o menos de acuerdo con las aportacionesde estos grandes pensadores, pero de lo que no cabe ninguna duda esde que cambiaron el curso de la ciencia, de la cultura y de la socie-dad, por lo que no resulta tolerable que se les ignore.

    La pretensin de esta humilde aportacin va en la direccin deampliar y facilitar la divulgacin de la praxiologa motriz. Hubo untiempo en que la precipitacin nos regal una dura penitencia, puesahora va a cumplirse una dcada en que estimulados por esta mismay laudable pretensin, publicamos un nmero monogrfico en la re-vista Apunts que logr espantar a los pocos curiosos que se acercarona la praxiologa motriz a travs de nuestros textos. El lxico de praxio-loga motriz, la obra central de Pierre Parlebas publicada por vez pri-mera en francs en 1981, y escrita a modo de diccionario temtico,en 1993 todava no estaba publicado en espaol, aunque los muy in-teresados lo consultaban en el original francs, que posteriormente sereedit y actualiz en 1999. No obstante, desde septiembre de 2001los lectores en espaol disponen de Juegos, deporte y sociedad. Lxicode praxiologa motriz.

    En modo alguno esta pretendida Introduccin a la praxiologa mo-triz puede sustituir, ni mnimamente, la consulta constante y deteni-da de la obra fuente del saber actual en praxiologa motriz. Pero nues-tra experiencia docente nos ha empujado a escribir este manualbsico, con el fin de facilitar la iniciacin en esta disciplina a nefi-tos y curiosos.

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  • 1Juegos y deportes

    como productos delactuar humano

    Siempre que nos referimos a algn tipo de prctica fsica, como elcaso ejemplar de los juegos y deportes, lo hacemos en relacin conun determinado actuar humano. Esto que parece una obviedadaplastante y evidente, parece no tenerse en cuenta cuando hacemosuso del lenguaje coloquial; pues ms bien parece que el juego o el de-porte tienen existencia por s mismos. Estamos todos equivocados oal parecer estas prcticas muestran algunas caractersticas que provo-can que las consideremos como entidades propias?

    En efecto, en un partido de baloncesto, ftbol o rugby, en unascarreras atlticas o en el transcurso del juego de la petanca o de la ga-llinita ciega, lo que podemos observar de manera constatable es lapresencia de varias personas que interactuando se comportan, en ca-da caso, de modo muy singular. En cada una de las manifestacionesdeportivas y ldicas aludidas, los jugadores se relacionan unos conotros de diferente forma, utilizan espacios y terrenos de juego muydiversos, y as mismo, usan en algunos casos la intermediacin de ob-jetos muy diferenciados, como es el caso de pelotas y balones de di-ferentes tamaos, texturas y formas.

    Cuando vemos a Ronaldo jugar un partido de ftbol, no slo lodistinguimos por sus caractersticas fsicas que lo convierten en una

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  • persona singular en cualquier mbito de su vida, sino que lo que nosasombra en l es su peculiar manera de correr con el baln, su eficien-cia cuando remata a gol o su original habilidad para eludir y sorteara sus adversarios cuando tiene la pelota controlada. Su singular des-treza como jugador de ftbol le diferencia claramente de los dems,pero no tan slo en lo que respecta a su fenomenal eficacia goleado-ra, parangonable a otros muchos grandes jugadores como Maradonao Pel, sino al modo muy particular que tiene de participar en estedeporte.

    Cada persona al ostentar una personalidad nica, producto de susingular experiencia en la vida, interviene en el juego del ftbol, ca-so de atraerle participar en este deporte, con arreglo a sus caracters-ticas afectivas, emocionales, fsicas e intelectivas, y muy especial-mente tambin, segn sea el grado de dominio que muestre de lasdestrezas y habilidades que exige el juego del ftbol.

    Pero tambin conviene tener muy en cuenta que, al margen dequienes sean los jugadores intervinientes en cada partido de ftbol,este juego ostenta caractersticas y peculiaridades a las que de modoinexorable deben adaptarse los participantes. Estas condiciones exi-gidas por el juego, son precisamente las que diferencian a este juegode otros. As que implicarse en el juego del ftbol requiere someter-se a la coaccin de sus reglas.

    Desaparece el juego si no existen jugadores? El juego del ftbolsin jugadores deja de tener actualidad como fenmeno pero no de-saparece, pues sigue estando latente en la memoria particular y co-lectiva de todas aquellas personas que lo han experimentado comojugadores o espectadores. El ftbol existe porque tiene historia, en al-gn momento del pasado tuvo actualidad, y tambin porque en cual-quier momento, si se dan las condiciones necesarias, puede conver-tirse de nuevo en actualidad; resulta pues un fenmeno humanocargado de potencialidad. Pero aunque la memoria se debilitara y de-gradase, aunque se dejara de practicar durante varias generaciones, elftbol seguira formando parte de nuestra historia, de nuestro lega-do cultural.

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  • La cultura en su complejidad ha desarrollado diferentes modosde guardar y transmitir de unos seres a otros todo tipo de artefactos,ideas y valores. La escritura, el derecho o las artes son testimonio deun legado humano histricamente extenso. Aunque no existan ju-gadores disponemos de formas muy sofisticadas para evitar la desa-paricin del ftbol. Las condiciones tan originales que le han hechoconvertirse en un fenmeno humano tan caracterstico del siglo XXe inicios del XXI, pueden cambiar a lo largo del tiempo, y con ellastal vez la decadencia de esta prctica deportiva, pero aunque desa-parezcan sus practicantes tenemos medios de salvaguardar su super-vivencia.

    Cuando los seres humanos vivamos en el seno de grupos mssimples, la mayora de conocimientos y costumbres estaban contex-tualizados, es decir, un miembro aprenda a utilizar diferentes artilu-gios para cazar, pescar o labrar la tierra en el mismo lugar y con lasmismas funciones en donde luego se iba a aplicar este conocimiento.En las sociedades actuales esto resulta imposible por la elevada com-plejidad que ha alcanzado la organizacin social. De este modo lasdistintas sociedades han ido elaborando leyes, normas, preceptos yotras diferentes creaciones culturales para hacer ms segura y confor-table la vida, pero la complejidad social se ha elevado de tal modoque bien parece que estas creaciones tienen entidad por s mismas yque estn por encima de las personas.

    No resulta fcil cambiar las leyes, pues se requiere de todo uncomplejo procedimiento al que deben someterse los mismos gobier-nos. Las normas de trfico regulan la circulacin de vehculos por lascarreteras, todos deberamos cumplirlas, pues su existencia no de-pende tan slo de la presencia de la polica junto a una curva, sinoque tienen funcin efectiva aunque no se vean. Los seres humanoshemos creado el dinero y el mercado, pero las leyes de la oferta y lademanda, la inflacin, el paro o las tasas de endeudamiento pblicoresultan procesos complejos muy difciles de controlar por econo-mistas y ministros solventes. Muchas leyes, normas y preceptos hansido creados para gobernar y regular la vida social, pero con frecuen-

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  • cia parece que son ellas las que nos gobiernan a nosotros, y en ciertosentido as ocurre.

    De este modo nos encontramos con muchas creaciones humanasque una vez se han desarrollado y afianzado en la sociedad, siguenprocesos cuya dinmica no es fcilmente controlable, al menos porcualquier ciudadano. En filosofa se dice que estos fenmenos tienenun carcter ntico, es decir, que tienen existencia por s mismos aun-que se trate de creaciones humanas, pues son poseedores de una de-terminada entidad que les es propia, que les identifica y diferenciade otras creaciones simblicas, de ah que esta coherencia interna de-ba ser conocida para poder actuar y modificar sus caractersticas yfunciones. El derecho, la poltica, las leyes del dinero y el mercado olas normas de trfico no son entes que puedan pasear tranquilamen-te por la calle, pero tienen entidad por s mismos, y su existencia con-diciona en gran medida la vida cotidiana de millones de personas queestn sometidos a su influjo, y lo ms importante, poseen su propioorden lgico.

    Deportes y juegos son as mismo creaciones humanas, pero unavez creados y consolidados en la sociedad siguen una evolucin y po-seen una determinada dinmica cuya trayectoria no resulta fcil-mente modificable. Se trata de entidades que responden a procesoscomplejos, no arbitrarios ni tampoco planificados, pero que tienensentido por s mismos, respecto a los cuales cada persona, sea o no seajugador o practicante, poco puede hacer sino acatar y respetar sus re-glas si desea participar activamente en el juego.

    Se dice con bastante frivolidad que el juego es una actividad libre,pero en la prctica resulta una realidad bien distinta, pues todo juga-dor debe respetar las reglas del juego, de lo contrario el rbitro o lospropios compaeros de juego se encargarn de eliminar a aquel ju-gador que las incumpla. Uno s es libre de decidir jugar o no, comode coger el coche y viajar o no, pero una vez ha tomado la decisinde participar deber adaptar sus propias caractersticas, emociones eimpulsos a las reglas y condiciones del juego y no al contrario.

    As pues, aunque se trata de una creacin humana, podemos es-

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  • tudiar, hablar, pensar y discutir en torno al ftbol, o de cualquier otramodalidad deportiva o ldica, aunque no se est dando ese fenme-no en actualidad. El juego del ftbol posee sus propias leyes, sus pro-pias condiciones, y son stas las que pueden ser convertidas en obje-to de estudio, en centro de nuestro inters. El carcter ntico de losjuegos y de los deportes hace necesaria la adopcin de un punto devista que lo considere como un proceso autnomo e independientede aquellos que en un momento dado se convierten en sus jugado-res-practicantes.

    Por supuesto que existen multitud de facetas asociadas a la prc-tica del ftbol que estimulan nuestro inters y el de cientficos y dis-ciplinas diversas. El fenmeno del ftbol suscita en economistas, an-troplogos, psiclogos, socilogos, mdicos y juristas, entre otrosmuchos campos disciplinares, el inters cientfico. Es por esto que enlas ltimas dcadas han ido apareciendo ramas o especialidades de di-versidad de mbitos cientficos interesados por el deporte: economadel deporte, antropologa del deporte, psicologa del deporte, socio-loga del deporte, medicina del deporte y derecho deportivo, entreotras muchas. Pero se preocupa por los mismos problemas un fisi-logo que un socilogo interesados en el fenmeno del ftbol? El pri-mero estar interesado en averiguar los efectos que el esfuerzo del ju-gador tiene en su sistema fisiolgico, en las formas ms adecuadaspara preparar su organismo a los esfuerzos requeridos o en saber el ti-po de nutrientes que sern ms aconsejables para obtener un ptimorendimiento; el segundo se pregunta por las actitudes de la poblacinante el ftbol como fenmeno social, por las motivaciones que tienela poblacin para sentir un atractivo tan grande ante esa prctica o sigusta ms a hombres o a mujeres, a jvenes o a ancianos, a ricos o apobres, etc. El deporte no es el centro de inters de stas o de otrasdisciplinas cientficas, sino que lo son determinados problemas fisio-lgicos o sociolgicos asociados o derivados de la prctica deportiva.

    Pero los juegos y los deportes son poseedores de una gramticamuy singular, que exige ser aplicada, conocida y respetada para quecada modalidad sea puesta en prctica. Conocemos los especialistas

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  • en juegos y deportes suficientemente bien las caractersticas de estagramtica? El conocimiento praxiolgico pretende llenar este granvaco. As pues, aunque se trata de un comportamiento humano, loque nos interesa conocer, por desconocido, es la gramtica de la con-vencin que lo hace posible.

    Si bien las convenciones son en estricto sentido creaciones huma-nas, stas se superponen con frecuencia a los deseos y voluntades decada persona en particular. Saber de las caractersticas y singularida-des de cada juego y modalidad deportiva, de lo que hemos denomi-nado metafricamente su gramtica, resulta un conocimiento esen-cial para saber las acciones y secuencias de acciones que emanan desu sistema de reglas. Saber en suma a qu se enfrenta la persona quedecide ponerse a jugar.

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  • 2Las cienciasdel deporte

    El ciclismo, el esqu o el ftbol son prcticas deportivas sufi-cientemente conocidas. Podemos afirmar que en nuestros das laprctica de muy diferentes modalidades deportivas se ha convertidoen algo habitual para millones de ciudadanos en todo el mundo. Porcotidiano resulta algo tan conocido que bien parece una superficiali-dad dedicarle una atencin especial, como es tratar de estudiar e in-vestigar diferentes aspectos de este complejo fenmeno desde la pers-pectiva de la ciencia, es decir, mediante un tipo de saber y deproceder altamente especializado y que funciona con arreglo a unaspautas y procedimientos que no son de dominio pblico, sino quehace falta una adecuada y compleja formacin para llevarla a cabo.

    La inmensa mayora de la poblacin lo que desea es practicar sudeporte favorito, ver por la televisin una retransmisin deportiva oasistir en persona al desarrollo de alguna competicin. No resulta f-cil darse cuenta de la multitud de problemas que se derivan de estecomplejo fenmeno.

    Tomemos por ejemplo el ciclismo que se ha convertido en unaprctica muy popular en los ltimos aos, en cualquiera de sus face-tas y modalidades. Se trata, aunque no lo parezca, de algo bastantems complejo que una prctica recreativa cotidiana y festiva. La fa-bricacin, comercializacin y mantenimiento de las bicicletas signi-fica hoy una industria de gran envergadura y potencial econmico;

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  • muchas grandes empresas financian equipos ciclistas para participaren las competiciones ms importantes que son seguidas por millonesde personas; las cadenas de radio y televisin pagan gran cantidad dedinero por retransmitir en exclusiva los grandes acontecimientos ci-clistas y los municipios participan en una frentica subasta para quesu ciudad sea inicio o final de una etapa del tour de Francia o de lavuelta ciclista a Espaa. El ciclismo como fenmeno masivo es por-tador de un valor econmico inducido que es el centro de inters demuchos y variados estudios cientficos desde la economa del depor-te. No se trata de un conocimiento imprescindible para montar enbicicleta y ejercitarse bondadosamente, pero s se trata de una infor-macin que puede resultar socialmente muy rentable.

    Al igual que la economa, otras disciplinas cientficas se ocupandel fenmeno ciclista. As, nos encontramos que cada vez son msfrecuentes los estudios de casos sobre medicina del deporte aplicadaal ciclismo, pues abundan los accidentes y las patologas asociadas aesta prctica. Este mismo hecho, el de los accidentes de ciclistas encarretera, es analizado por estudiosos, pero bajo el prisma del dere-cho, con tal de dictaminar las medidas legislativas pertinentes paraproteger al practicante y mitigar esta sangra constante que suponehoy el alto ndice de mortandad de aficionados ciclistas. El practi-cante desea tan slo disponer de un tiempo para deleitarse con suprctica y el aficionado, practicante o no, poder contemplar con ex-citada emocin el paso de sus corredores favoritos, pero el conoci-miento cientfico necesita dar respuestas eficientes a los problemasasociados a este fenmeno, aunque para la mayora de personas noaparezcan como tales problemas.

    A pesar de la importancia de las investigaciones realizadas sobre eldeporte y del conocimiento legado por ellas, en el campo especficode los profesionales y expertos deportivos reina un enorme confusio-nismo, pues son muchas y muy diversas las disciplinas y ciencias quese interesan por el deporte, y as mismo, gran cantidad de problemasson estudiados bajo muy diversas perspectivas y mtodos, siendo ex-plicados de muy diferente forma, a partir de diferentes conceptos,

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  • utilizando palabras distintas y con frecuencia farragosas, al menos pa-ra el no versado, difciles de entender por el ciudadano comn. De-bemos tener en cuenta adems que el saber cientfico altamente so-fisticado tiene una difusin muy restringida en los foros muyespecializados, pues slo despus de mucho tiempo y siempre conmuchos filtros, este tipo de saber se divulga entre amplias masas depoblacin.

    En el mbito cotidiano del juego y del deporte ha imperado el sa-ber acumulado por la experiencia, pues lo importante siempre ha si-do jugar, participar activamente, de este modo se han ido formandolos diferentes expertos en las muy diversas modalidades. El procedercientfico se ha ido incorporando muy poco a poco, siempre en fun-cin de intereses muy concretos de muy diferentes ramas de la cien-cia. Toda esta situacin confusa y dispersa se aprecia cuando tratamosde abordar el mbito del juego y del deporte desde una perspectivacientfica global. Hasta qu punto tienen coherencia y consistencialos estudios cientficos sobre el deporte? Cuando nos dotamos de es-ta perspectiva percibimos rpidamente una gran confusin y vacoepistemolgico1. Se puede hablar de epistemologa en el mbito deldeporte? Podemos considerar al deporte como un fenmeno socialautnomo y de este modo con capacidad de aglutinar en torno a suna porcin de saber especfico, con un objeto de estudio propio, ca-paz de definir una regin epistemolgica con suficiente claridad yque le sea reconocida como consecuencia de sus producciones cien-tficas?

    Existen desde hace tiempo en el mundo entero unos estudios con-solidados y homologados sobre las ciencias del deporte. De qu setrata? Consisten estos estudios en un aglomerado de saberes proce-dentes de muy diferentes ramas del saber? Se trata de estudiar un po-

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    1 Cuando nos referimos a aspectos epistemolgicos lo hacemos en el sentido deotorgar validez y claridad a los conceptos y postulados tericos que se utilizanpara explicar este mbito del comportamiento humano.

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  • co de medicina, algo de sociologa, unas porciones de derecho, unasnociones de psicologa, unas pinceladas de historia..., y as configu-rar un variopinto y multicolor mosaico? Para qu capacitan estos es-tudios, tal vez para dedicarse a la sociologa del deporte o a la medi-cina deportiva? Estarn estos estudiantes de ciencias del deportemejor capacitados que los mdicos o los socilogos para dedicarse alejercicio de la medicina o de la sociologa del deporte? Pere Lavega(1996) seala con mucho tino que de este inters cientfico por el de-porte se derivan dos importantes problemas:

    a) La dispersin conceptual y terminolgica utilizada para apro-ximarse a su conocimiento cientfico.

    b) La sumisin de los estudios deportivos a los mtodos cientfi-cos que son habituales en las muy diferentes disciplinas quese interesan por su estudio: antropologa, biologa, biomec-nica, economa, filosofa, fisiologa, historia...

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    Figura 1: Concepto de ciencia.

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  • La ciencia representa un determinado modo de conocer o de sa-ber, al que se le denomina conocimiento cientfico, que es el resul-tado de la investigacin realizada segn el mtodo y el objetivo de la cien-cia (M. Bunge, 1980:44), pero sta avanza por muy diferentescaminos segn sea el objeto de estudio de que trate, de su experien-cia y tradicin disciplinar y de los grandes postulados tericos sobrelos que se asiente.

    M. Bunge (1983:41) agrupa las diferentes disciplinas cientficassegn su objeto de estudio en:

    Ciencias lgico-formales, como la lgica y la matemtica, quecentran su atencin en postulados abstractos, que son aplica-dos por el resto de disciplinas cientficas. El clculo matem-tico, el lgebra, la estadstica, la teora de conjuntos o la teo-ra de grafos son creaciones humanas. Invenciones que nospermiten reconocer y estudiar la realidad, pero que no tienennada de reales, se trata de ficciones muy tiles, del mismo mo-do que los mapas no son reales pero nos son de gran utilidadpara adentrarnos por territorios desconocidos.

    Ciencias factuales o nomotticas, que basan sus estudios en loshechos naturales y que requieren metodolgicamente de lacontrastacin positiva de sus saberes, aunque algunos de ellosde alta complejidad no pueden ser comprobados con los m-todos hasta ahora utilizados. Es el caso de la biologa, la fsicao la qumica que se apoyan frecuentemente en el lenguajeformal-matemtico para definir sus mtodos de observacin,control y experimentacin de las investigaciones que em-prenden.

    Ciencias ideogrficas o de la cultura, cuyo centro de inters esel comportamiento humano en sus muy diferentes manifes-taciones: individuales, colectivas, histricas, actuales..., poresto tambin se les denomina ciencias sociales, ciencias hu-manas o humanidades, aunque en estricto sentido todas lasciencias son humanas, producto de la creacin humana. Pero

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  • las ciencias de la cultura al tratar fenmenos humanos con al-tas dosis de singularidad difcilmente se adaptan a los mto-dos utilizados por las ciencias factuales, aunque hay tenden-cias en economa, sociologa y psicologa que lo hacen, son lasque utilizan los denominados mtodos cuantitativos o emp-ricos, en donde los datos obtenidos en la investigacin se so-meten al rigor de la prueba matemtica; otras corrientes uti-lizan los mtodos denominados cualitativos donde prima laobservacin minuciosa y en profundidad de los problemas,siendo el investigador quien controla e interpreta las diferen-tes aportaciones y datos de su investigacin; aunque lo mshabitual es la proliferacin de muy diversos mtodos, cuanti-tativos y cualitativos, a veces utilizados ambos en una mismainvestigacin.

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    Figura 2: Clasificacin de las ciencias.

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  • En estricto sentido epistemolgico el campo de estudio derivadodel deporte y el juego como fenmeno humano estara ubicado co-mo objeto-problema en el mbito de las ciencias humanas. Esto noquiere decir en ningn modo que el resto de disciplinas no sigan in-teresndose por algunos de los problemas concretos que afectan a es-tos fenmenos, y que por ello sean dignos de convertirse en objetode sus investigaciones.

    La cuestin central radica en hallar los saberes que nos ayuden aexplicar el deporte o el juego como un fenmeno regido por unas le-yes, acuerdos y normas, escritas o no, pero susceptibles de ser anali-zadas para que en cada caso se puedan conocer sus caractersticas,efectos y potencialidades. Al tratarse de un comportamiento huma-no resulta pertinente afirmar que son las disciplinas humansticas lasmejor dotadas para generar esta clase de saber, no obstante estas dis-ciplinas por su carcter abierto, admiten tanto la contrastacin posi-tiva de los datos, es decir la prueba matemtica que valide la investi-gacin, como la interpretacin cualitativa, es decir, el procederartesanal, intuitivo y sistemtico del investigador en la formalizaciny validacin de sus mtodos.

    Las denominadas ciencias del deporte estn hoy configuradas porun conjunto muy diversificado y disperso de saberes procedentes demuy diversas disciplinas cientficas. Dirase que los centros de ense-anza e investigacin cuyo centro de inters es el deporte y las prc-ticas fsicas en general, son centros en los que se estudia un poco detodo pero en los que no se forma consistentemente en ningn mbi-to especfico. El ncleo aglutinador de todos estos saberes es el de-porte, un fenmeno social muy complejo y diverso pero no un reade conocimiento, de ah el inters de muy diferentes ciencias por suestudio, pero no existe una disciplina cientfica deportiva propia quesea capaz de absorber y ordenar todo el saber generado sobre el de-porte. Existe la prctica deportiva, pero no la ciencia deportiva. C-mo puede una prctica tratar de sistematizar y ordenar el conoci-miento cientfico que aspira a la racionalidad ms abstracta? Qutiene que ver jugar al ftbol con el estudio econmico del ftbol?

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  • Al presunto experto en el fenmeno deportivo no le queda otraopcin que ir revisando, de modo muy genrico y superficial, las msimportantes aportaciones que ha realizado cada disciplina en rela-cin con el deporte. Adquiere as una formacin sumamente disper-sa que le puede capacitar para muy diversas funciones sociales, perocuriosamente en todas ellas deber enfrentarse a la competencia deotros profesionales tal vez poseedores de una formacin especficamucho ms profunda.

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    Figura 3: Relacin de disciplinas y de los centros de inters en su objeto de estudio.

    Podramos seguir con las comparaciones iniciadas anteriormentepara ejemplificar nuestra disyuntiva profesional: Quin est mejorformado para ejercer de gestor deportivo, un economista o un licen-

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  • ciado en ciencias de la actividad fsica y el deporte? Quin resultams competente para entrenar a un equipo de ftbol, un entrenadorde mximo nivel o un brillante licenciado? Para ensear educacinfsica resulta ms adecuado formarse en una facultad de ciencias dela educacin o en un INEF o facultad en ciencias de la actividad f-sica y el deporte? Quin est ms indicado para hacer o ensear his-toria del deporte, un licenciado en historia u otro en ciencias de laactividad fsica y el deporte? Y as podramos continuar.

    Pero siendo esta una importante cuestin social y econmica,pues son millares los estudiantes que deciden cursar estudios en cien-cias de la actividad fsica y el deporte, lo es mucho ms desde el pun-to de vista epistemolgico, pues an hoy no est consolidado un m-bito disciplinar que aglutine y d coherencia como globalidad, a lainmensa cantidad ya existente de conocimiento sobre este fenme-no, que aparece sin embargo, muy disperso y heterogneo. Cul delas disciplinas humansticas ahora existentes puede cumplir esta fun-cin?

    El juego y el deporte por sus caractersticas nticas, explicadas yaen el apartado anterior, tienen entidad por s mismos. Las reglas con-dicionan de tal forma su modo de ser que todos los componentes quele otorgan vida en el momento de su puesta en prctica, se relacio-nan entre ellos de acuerdo con un modo muy peculiar, segn un or-den establecido en la convencin previa a su origen. Esta especialsi-ma conjuncin determina su estructura, es decir, la manera muysingular de relacionarse unos componentes con los otros. Este modode organizacin no visible orienta a todo el conjunto hacia una de-terminada direccin o caracterstica, es decir, es portador de una l-gica interna, que resulta inalterable a no ser que se modifiquen las re-glas, sobre todo aquellas que afecten a su estructura.

    Conocida la estructura y la lgica de un determinado juego omodalidad deportiva, se puede deducir con mucha claridad, toda laserie de acciones de juego que emanan de su puesta en prctica. Unadisciplina que se ocupase de estudiar y generar este conocimiento se-ra capaz de desvelarnos la gramtica del juego. No sera todo el jue-

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  • go, pero s una parte muy importante que nos permitira clasificar yordenar los juegos y diversas modalidades deportivas de acuerdo concriterios estructurales y lgicos. Sabramos dilucidar su grado decomplejidad estructural para poder aplicar este conocimiento con in-tencionalidades pedaggicas. Podramos saber con certidumbre lacadena de acciones lgicas que pueden generarse en un determinadojuego, y sabramos as de sus posibilidades y limitaciones prxicas.Qu prcticas generan violencia y hasta qu grado, qu prcticas sonms cooperativas que otras o cules promueven la individualidad ola colectividad, todo ello debidamente contrastado.

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    Figura 4: El rbol de la ciencia de la accin motriz.

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  • Una disciplina de estas caractersticas, adems del conocimientogenerado acerca del juego y el deporte como entidad propia, es decir,con carcter ntico, se convertira de hecho en la primera disciplinacientfica sobre el juego y el deporte capaz de construir un espaciopropio en el mbito cientfico, pudiendo configurar as su propia re-gin epistemolgica. No se trata de una cuestin tan slo de rangoacadmico, de la que por cierto estamos tan hurfanos, sino que po-dra constituirse como la disciplina eje sobre la que podran confluirel resto de disciplinas que estudian y se interesan por el deporte

    Esta hipottica gramtica del juego y el deporte podra elaborarun catlogo de juegos y deportes, organizados segn su estructura l-gica, es decir, sera capaz de construir un mapa bsico con el cual po-der orientarnos con rigor por este controvertido y complejo fenme-no, pero a la vez tan prxico, prximo, cotidiano y experimental. Asmismo, podra configurarse como la asignatura central o referentebsico de las ciencias del deporte. No se trata de sustituir o arrinco-nar a la antropologa, la fisiologa o la psicologa del deporte, stas ymuchas otras seguiran ostentanto su propia categora cientfica yaportando al acervo del saber sobre el juego y el deporte conoci-miento de gran inters y necesidad, pero siempre como ramas de untronco mucho ms slido, desde la perspectiva del juego y el depor-te obviamente.

    Por supuesto que un rbol no est compuesto tan slo por un tron-co, aunque su robustez dice mucho de la salud y larga vida del mis-mo; sino tambin por ramas, races, hojas, flores y frutos. Si esta gra-mtica de los juegos y deportes lograra configurarse primero yconsolidarse ms tarde como conocimiento bsico y especfico, las di-ferentes disciplinas cientficas que se ocupan del deporte podranconstituir las ramas de este rbol del conocimiento, las races confi-guraran los nutrientes elementales, es decir la pura praxis, la ejerci-tacin sobre el terreno y los frutos, qu duda cabe, todos los mbitosde aplicacin que se veran manifiestamente mejorados: la educacinfsica, que dedicara sus esfuerzos investigadores a conocer los efectose implicaciones producidos por las diferentes familias de acciones ge-

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  • neradas en el marco de cada juego, modalidad deportiva o situacinmotriz; la pedagoga deportiva, que podra establecer con rigor lasmejores pautas para la iniciacin en cada modalidad deportiva y el en-trenamiento deportivo, pues conocera con todo lujo de detalles lafuncionalidad estructural de cada modalidad deportiva y podra apli-car con mayor eficacia sus ejercicios y recomendaciones. Las flores, enprimavera, constituiran las brillantes aportaciones bibliogrficas y loshitos cientficos producidos a la luz de tan fascinante armona.

    Del mismo modo que el dedo pulgar resulta imprescindible paraque la mano pueda llevar a cabo su funcin de pinza, esta gramticapuede convertirse en la disciplina capaz de generar conocimientocientfico a partir de la praxis, de la pura practicidad. La praxiologamotriz ya ha sentado los fundamentos de esta gramtica, por ellocreemos que puede convertirse en la pinza de las ciencias del deporte,ahora falta desarrollarla con amplitud. Tarea que requerir tiempo yel trabajo humilde y paciente de muchos estudiosos e investigadores.

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    Figura 5: La praxiologa motriz; estrella polar de las ciencias de la actividad fsica yel deporte.

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  • 3La praxiologa

    motriz

    El profesor P. Parlebas, preocupado por esta gran dispersin, se hadedicado durante ms de treinta aos a sentar las bases de una nue-va disciplina, con el fin de construir esa necesaria gramtica del jue-go y el deporte que no pretende, como se ha dicho, atribuirse la ex-clusividad en los estudios sobre el deporte, lo cual resultara insensatopor imposible, sino de centrar el objeto-problema de sus investiga-ciones en el conocimiento de las leyes internas que rigen todas y ca-da una de las distintas modalidades deportivas. Con ello no se pre-tende sustituir o arrinconar a las dems disciplinas, sino muy alcontrario, poder dotarlas de un referente que aglutine un marco endonde ubicar con cierta coherencia la dispersin de saberes genera-dos hasta hoy.

    La praxiologa motriz creada por P. Parlebas pretende estudiarlas acciones motrices que emergen en cualquier situacin deporti-va o ldica, como consecuencia de una compleja trama de relacio-nes que se establece entre los participantes, al margen de quienessean stos. Quiere esto decir que trata con indiferencia el estudiocaracteriolgico de los practicantes? En absoluto, pero las caracte-rsticas culturales, afectivas, psicolgicas o sociales de los protago-nistas ya estn siendo estudiadas por la antropologa, la psicologao la sociologa.

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  • La praxiologa motriz aspira a definir una regin epistemolgica2

    indita en el mbito de las prcticas fsico-deportivas. Queremos de-cir con esto que en el mbito de la ciencia hasta hoy conocida y acep-tada, no existe ninguna otra disciplina que aborde, hasta la fecha, elestudio del deporte desde este punto de vista, como fenmeno de ca-rcter ntico. Esta nueva disciplina estudia y observa los juegos y losdeportes desde otro punto de vista, fijando su atencin e inters enotro orden de problemas. Su pertinencia radica precisamente aqu,en su originalidad, y tambin, en la necesidad de generar el tipo deconocimiento que pretendidamente desea obtener, aquel saber nece-

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    2 Por regin epistemolgica entendemos aquel mbito de la vida humana, en es-te caso los deportes, juegos y prcticas fsicas en general, cuyos problemas cons-tituyen el objeto de estudio de una determinada disciplina cientfica.

    Figura 6: La creacin de la Praxiologa Motriz por Pierre Parlebas (catedrtico en laSorbona de Pars).

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  • sario sobre el deporte que no ha sido generado por ninguna otra dis-ciplina cientfica, de ah nuestra precariedad, por esto su necesidad.

    La praxiologa motriz constituye la ciencia de la accin motriz yespecialmente de las condiciones, modos de funcionamiento y resultadosde su desarrollo (P. Parlebas, 2001:354). Para ello ha tenido que ba-sar sus primeros conocimientos en otros ya consolidados, es por estoque sus postulados se fundamentan en la teora de la accin, en la teo-ra de los juegos y en el paradigma sistmico estructural.

    Un paradigma es un gran principio terico referencial, es decir,aquel conjunto de verdades, axiomas, leyes y teoras que aceptadaspor la comunidad cientfica, al menos por su sector relevante y he-gemnico, son su referencia vlida y normativizada para la resolucinde problemas, constituyendo por tanto un marco claro y homogneodesde donde emprender cualquier investigacin. Para que un para-

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    Figura 7: Concepto de paradigma.

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  • digma o gran idea o conjunto de ideas marco, se constituya como tal,no es necesario que todo el conjunto de verdades y leyes que lo pue-dan configurar estn perfectamente contrastados y demostrados; va-le con una parte, y en ocasiones ni eso. A veces es una cuestin de fe,de elegancia o de congruencia con el saber conocido hasta la fecha.Un paradigma constituye pues una orientacin indispensable en to-do trabajo cientfico. Una especie de eje o gua terico, la estrella po-lar del cientfico, la que marca el rumbo de sus pesquisas iniciales,puesto que comprende las construcciones tericas en las que se fun-damenta, los procedimientos metodolgicos utilizados y las inter-pretaciones y perspectivas finales de toda investigacin.

    Durante muchos siglos se pens que la Tierra era plana y nadieosaba dudar de tal principio. Coprnico y Galileo cuestionaron noslo esto, sino que tambin derrumbaron el heliocentrismo que se-alaba a nuestro sistema solar como centro del universo. Ms tarde,en pleno auge de la moderna racionalidad, Newton concibi al uni-verso como un gran mecanismo que segua las leyes de la mecnicauniversal, un todo armonioso y equilibrado que debido a la fuerza dela gravedad y al principio de la accin-reaccin se mantena en cons-tante equilibrio. La ciencia que acababa de nacer adopt con carc-ter general este principio de la fsica y lo convirti en paradigma, en-tendiendo desde entonces que cualquier problema es susceptible deser analizado y descompuesto, para as poder estudiar mejor cada unade sus partes.

    Los paradigmas funcionan hasta que el desarrollo de una nuevateora pueda confirmarse o ser aceptada por la comunidad cientfi-ca entrando en abierta confrontacin con aquella, en cuyo caso lasustituye, pudiendo sin embargo complementarse con el viejo pa-radigma, lo que conduce a la modificacin o mejora de aqul(Kuhn, T.S., 1986). A. Einstein con su teora de la relatividad mos-tr a la comunidad cientfica que el equilibrio gravitatorio slo seconfirmaba en algunos casos y que el tiempo y el espacio lejos deconfigurarse como magnitudes absolutas, segn Newton, eran re-lativas, pues ambas dependen directamente de la velocidad con que

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  • los astros y cuerpos celestes se muevan. La teora cuntica ms tar-de mostr como nuestra realidad se encuentra cercenada por unsinfn de apariencias y contradicciones.

    A mediados del siglo XX el paradigma clsico de la ciencia co-menz a ser sustituido en muchos mbitos cientficos por otros mo-dos de concebir la realidad y abordar la resolucin de problemas. Enlas ciencias de la cultura se ha instalado con fuerza en los ltimosaos el paradigma sistmico-estructural, que es el resultado de variosprincipios y teoras que han sido aportados por diversas disciplinas,entre las cuales cabe destacar a la teora de la evolucin enunciada porCh. Darwin, que determina que los procesos adaptativos resultanesenciales para comprender la evolucin de las especies, a la teora ge-neral de los sistemas, que entiende los problemas como procesos glo-bales e interrelacionados, y as mismo, al estructuralismo lingsticoque establece las bases del concepto de estructura como matriz queconfigura el habla. Este nuevo paradigma concibe los problemas co-mo totalidades complejas con estructura y entidad propias.

    Pues bien, los principios epistemolgicos sobre los que se asientala praxiologa motriz se fundamentan en la consideracin de que to-do juego deportivo constituye un sistema praxiolgico. Qu quiereesto decir? Constituirse en sistema implica entender que la realidadse ha conformado de modo complejo e interactivo y que slo ad-quiere sentido cuando funciona como totalidad. Todo sistema estconstituido por un determinado nmero de componentes que estninteraccionando entre ellos. Todos establecen relaciones con los de-ms, y lo ms importante, el sistema no se caracteriza exclusivamen-te por los rasgos de sus componentes, sino por generar una serie depropiedades que no pueden ser adscritas a ningn componente enparticular. Cualquier modificacin en los rasgos de un componenteafecta de inmediato a la totalidad de la dinmica del sistema.

    El ser humano puede concebirse como un sistema, el denominadosistema inteligente. En su proceso constante de autorregulacin in-fluyen gran cantidad de factores, muchos de ellos muy difciles de seraislados. Su base gentica, el ambiente familiar, la nutricin, los hbi-

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  • tos de vida, la personalidad del sujeto, las maneras de vivir sus emo-ciones, las relaciones humanas... y un largo etctera afectan a todo elsistema logrando que esta persona se sienta dichosa, regalada por eldon de la vida o por el contrario desgraciada y hasta enferma. Dn-de reside el punto de inflexin que convierte a las personas en dicho-sas o desgraciadas? Resolver este problema requiere necesariamente deun planteamiento sistmico que aborde toda su complejidad.

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    Figura 8: Concepto de sistema.

    As mismo, el planeta Tierra tambin funciona como un sistema,en donde todas sus criaturas vivas as como los materiales inanima-dos, cumplen muy diversas funciones dentro de la totalidad, pero to-das ellas necesarias para su adecuada regulacin. Cualquier catstro-fe o modificacin de sus constantes vitales obligan al planeta a un

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  • proceso adaptativo y a una serie de respuestas para seguir autorregu-lndose (Lovelock, J. 1993). Nada ocurre por contingencias del azaren los procesos complejos, sistmicos, o al menos el capricho del azarostenta un protagonismo mucho menor que la necesidad de adapta-cin y supervivencia de los sistemas. Los bosques tropicales son ne-cesarios pues mediante su capacidad para evaporar agua a travs desus hojas, consiguen mantener los ecosistemas tropicales hmedos yel planeta fro, con la temperatura adecuada para hacer posible la vi-da. Cualquier modificacin de los componentes que configuran elplaneta y de sus funciones, afectan a toda su dinmica. Este es elpunto de vista sistmico, cada vez tenido ms en cuenta en el mbi-to cientfico. Es una especie de cubo de Rubick, en donde al modifi-car la configuracin de una cara con un ligero movimiento, se pro-voca la variacin inmediata de todas las caras del cubo.

    Cada modalidad deportiva o ldica puede concebirse como unsistema praxiolgico cuyos componentes y los rasgos de stos difierensustancialmente. Las relaciones que mantienen entre s tambin di-fieren notablemente, pues se condicionan unos a otros en funcin deun determinado orden y jerarqua. Estos procesos no son aleatorios,sino muy al contrario, imprescindibles para que el sistema funcionecomo totalidad. La gama de relaciones intrasistmicas3 (binarias, entrada, envolvente...) y las caractersticas de las mismas (jerarqua, or-den, prioridad...) configuran lo que denominamos la estructura delsistema. Un sistema constituye un proceso entendido como totali-

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    3 Las relaciones intrasistmicas hacen referencia al singular modo que tienen deinteraccionar los componentes entre s. Los procesos interactivos no son todosde la misma naturaleza: existen interacciones binarias, entre dos componentes;en tradas, que afecta por igual a tres componentes o envolvente, cuando se tra-ta de una interaccin que afecta por igual a todos los componentes. Esto quie-re decir que no todos los procesos interactivos tienen la misma importancia pa-ra la pervivencia del sistema, lo que seala un principio de jerarqua o de ordenentre los mismos.

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  • dad, la estructura en cambio, hace referencia al orden peculiar comolos componentes del sistema se organizan y relacionan.

    Un sistema es pues un modelo para interpretar la realidad, una es-pecie de prototipo sobre el que se pueden llevar a cabo toda clase depruebas, pero que no debe confundirse con la realidad misma; pueslo que se hace real, lo que se presenta ante nosotros como realidad noes nunca el sistema, el modelo abstracto, sino sus propiedades emer-gentes, lo que genera como sistema, su producto. Un mapa con susindicaciones sobre curvas de nivel, meridianos y paralelos, represen-ta un modelo de una realidad topogrfica. No es el territorio, peronos resulta de mucha utilidad para orientarnos sobre el propio terre-no. Si las matemticas pueden atribuirse el don de la exactitud esporque no son reales, pero su hallazgo supone una de las invencioneshumanas ms sofisticadas, y en no pocos casos nos ayudan a com-

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    Figura 9: Concepto de estructura.

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  • prender mucho mejor la gran complejidad de los fenmenos queaparecen ante nosotros como reales.

    Cuando observamos un partido de ftbol, lo que vemos son dife-rentes tipos de acciones llevadas a cabo por los jugadores intervi-nientes. Algunas de estas acciones son propias del juego, pues siem-pre que se pone en marcha el sistema praxiolgico conocido comoftbol estas acciones emergen de forma ineludible. Pasar, chutar, co-rrer dominando con los pies el desplazamiento del baln, sortear oregatear a los rivales mediante fintas para evitar perder el control delbaln, avanzar con el baln hacia la portera adversaria..., son algu-nas de las acciones de juego que son propias del ftbol. Pero junto astas se dan otras muchas que les pueden acompaar pero que no sedan como consecuencia directa del propio juego: beber agua, gritara los compaeros, insultar al rbitro, rascarse la cabeza..., se trata deacciones asociadas a las singularidades de los jugadores, pero no deljuego. Del mismo modo, todas y cada una de las acciones de juegopueden realizarse, y de hecho as podemos constatar que sucede, deacuerdo con la forma peculiar de actuar de cada jugador; y en este ac-tuar de cada jugador influyen multitud de factores que no son atri-buibles al juego sino al mismo jugador, a su historia personal y a undeterminado momento anmico y fsico, el que se concreta en la ac-tualidad de su jugar.

    Las acciones de juego y las acciones que se dan en el transcurso deljuego resultan fcilmente constatables mediante la observacin em-prica; pero la estructura que gobierna las relaciones del sistema semantienen ocultas al observador, al menos de forma directamenteverificable. Estas relaciones se inscriben a modo de condiciones queestablecen con claridad las caractersticas de los componentes de unsistema praxiolgico dado y las formas en que unos y otros van a in-tervenir dentro del mismo. Pero las convenciones establecidas en elreglamento no definen todas y cada una de las acciones de juego, si-no las condiciones que las hacen posible, es decir, que adquieran unadeterminada expresin prctica, que se juegue de un determinadomodo y no de otro.

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  • Cada sistema praxiolgico es poseedor de su propio orden, de unaestructura peculiar de la que se deriva una coherencia interna, una l-gica o patrn de organizacin a partir del cual la cascada de accionesde juego adquieren sentido. La lgica interna de todo juego, deporteo situacin motriz dada deviene as una precondicin prxica, es de-cir, unas condiciones de tal naturaleza que sin ellas el juego no surge,no se configura como tal, puesto que para que la secuencia de accio-nes comience a desencadenarse de una determinada forma se requie-re establecer previamente estas condiciones. Qu sera del balonces-to si se pudiera golpear el baln tambin con los pies o del ftbol si sepudiera rematar con las manos? Cualquier jugador, sea cual sea su ca-tegora y nivel de destreza y condicin fsica, deber adaptarse congran eficiencia a esta exigencia inexorable, en la medida que lo consi-ga o no, se deducir su nivel de competencia en el juego.

    La praxiologa motriz centra su inters disciplinar en las accionesde juego, en el golpeo del baln, el regate o la finta; y no tiene encuenta el modo peculiar que manifiesta Ronaldo en sus fintas, la ori-ginalidad de los remates de Ral o la precisin en los pases de Guar-diola. Estas son formas concretas de realizar las acciones que son pro-pias de la singularidad de cada jugador. Pero cuando hablamos de lagramtica del juego, nos estamos refiriendo a las leyes internas querigen su propia dinmica, la forma genrica de jugarse, de hacerse realy prxico, y a cuyas condiciones debern adaptarse todos los jugado-res. Los sistemas praxiolgicos son portadores de esta gramtica, desu lgica interna, y aunque lo que se vea sean acciones protagoniza-das por los jugadores, stos siguen ineludiblemente sus dictados.

    La praxiologa motriz como disciplina cientfica aspira a desvelarla clave oculta del juego, aquello que no se ve desde la observacindirecta pero que lo regula y gobierna, dado que la lgica interna detodo sistema praxiolgico detenta el poder de modelar y modular lasacciones motrices que surgen de su seno cuando se activa.

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  • 4Lo que se puedever y observar:

    las acciones motrices

    Cuando observamos un deporte o un juego lo que vemos son se-cuencias de acciones, protagonizadas, esto s, por determinados ju-gadores. Pero cada una de estas personas que han decidido participaren un juego, por ejemplo el ftbol, han debido adaptar sus peculia-ridades afectivas, fisiolgicas, sociales y motrices a las condicionesexigidas de modo inapelable por las reglas del ftbol.

    A muchos de nosotros nos gusta or diferentes tipos de msica, in-cluso algunos pueden sentir una gran delectacin en determinadasaudiciones musicales. Pero la msica por creativa que sea tiene suspropias leyes de armona, entonacin, sintona y ritmo. Lo que o-mos es msica y no necesitamos saber ms, nos gusta y resulta msque suficiente. La msica posee adems su propio lenguaje, muycomplejo, que la mayora de msicos necesitan conocer, pero nosiempre. De forma ms acadmica y sofisticada, consciente o in-conscientemente, todo msico sigue las pautas de la estructura mu-sical, de las leyes internas de este fenmeno fsico y humano a la vez,pero no necesita conocerlas en profundidad, le basta con tener la ha-bilidad necesaria para hacer sonar con virtuosismo el instrumentoque maneje.

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  • Todos omos msica, incluso podemos llegar a ser fervientes me-lmanos, grandes aficionados, pero para ello no necesitamos ser m-sicos, incluso menos an musiclogos, expertos en el estudio de las es-tructuras musicales. Pero un director de orquesta si requiere de altosconocimientos musicales y un profesor de conservatorio tambin.Pues bien, ver jugar un partido de ftbol resulta similar a or msica,no resulta necesario entender de ftbol, basta con que el espectculoque veo me agrade. Los jugadores requieren necesariamente de la ha-bilidad precisa para hacer sonar adecuadamente sus instrumentos, ne-cesitan conocer las reglas del juego y aplicarlas con inteligencia y efi-cacia, pero no requieren conocer en profundidad las estructuras deljuego, su gramtica; de ello se debera ocupar, en teora, su entrena-dor, el director de orquesta, y sobre todo los praxilogos, los estudio-sos de las acciones motrices de juego (ver figura 10).

    Cada uno de nosotros ostenta un modo peculiar de manifestarsemotrizmente, producto de nuestra historia personal, del modo sin-gular en cmo hemos ido introduciendo informacin en nuestra do-tacin gentica. As que cada cual se expresa mediante una determi-nada conducta motriz (acciones motrices personales), pues cuandohacemos uso de nuestra motricidad estamos mostrando tambinbuena parte de nuestra forma de ser, de nuestra personalidad. La pra-xiologa motriz detecta la importancia de este campo del conoci-miento, pero remite su desarrollo a la pedagoga. En este caso, la pe-dagoga de las conductas motrices podra configurar el campo de laeducacin fsica.

    Por esto P. Parlebas (2001:41) define la accin motriz como elproceso de realizacin de las conductas motrices de uno o varios sujetosque actan en una situacin motriz determinada, lo que hace para re-saltar el poder coactivo de las condiciones estipuladas por el propiojuego, de tal forma que exige de los participantes que adapten susconductas motrices singulares a las caractersticas del juego. En lamedida en que un determinado jugador logre conseguirlo, aumenta-r sus posibilidades para rendir mejor en ese juego. Las reglas esta-blecen las condiciones en que emergen las acciones de dicho juego, y

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  • LO QUE SE PUEDE VER Y OBSERVAR: L AS ACCIONES MOTRICES

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    Figura 10 : Las acciones motrices como propiedad emergente del sistema.

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  • stas pueden ser enumeradas de modo finito. Las acciones motricesestn ah, en potencia, inscritas en las leyes del juego, esperando aque todos y cada uno de los participantes les den vida, las hagan po-sible merced a sus conductas motrices singulares. La accin motriz esconstante, la conducta motriz fluctuante y particular.

    La praxiologa motriz centra su atencin disciplinar en el estudiocientfico de las acciones motrices. stas representan las propiedadesemergentes de los sistemas praxiolgicos, surgen como consecuenciade que stos estn dotados de una determinada estructura, es decir,poseen un orden establecido. Por esto la accin motriz constituye launidad bsica de anlisis de la praxiologa, puesto que es la manifes-tacin de todo un sistema operante susceptible de ser estudiado bajoconstantes estructurales. No se trata de abarcar el estudio de la mo-tricidad humana, pretensin tan insensata como la anteriormentemencionada sobre el deporte, dado que toda la vida humana est pre-sidida por la facultad motriz.

    Cuando nos referimos a acciones motrices estamos distinguiendoclaramente a las acciones que estn orientadas hacia y por la motri-cidad, es decir, que tienen un objetivo o sentido motor (Rodrguez,J.P., 1997: 343), de aquellas otras que utilizando la motricidad tie-nen un objetivo no motor, es decir, de la inmensa mayora de accio-nes humanas que tienen su soporte en la motricidad pero no tienenun fin estrictamente motor.

    La motricidad humana es un rasgo de la vida, puesto que sta es-t determinada por esta facultad que tenemos de movernos de formaautnoma. No existe una disciplina que se ocupe en exclusiva de lamotricidad, sino que existen muchas ciencias que se interesan porciertos problemas asociados a la motricidad. Cuando jugamos al ft-bol nuestra intencin es hacer gol, cuando saltamos con la prtiga de-seamos superar el listn o cuando paseamos en bicicleta nuestra in-tencionalidad consiste en ejercitarnos. Se trata en todos los casos desituaciones orientadas hacia la motricidad, llevadas a cabo mediantenuestras facultades motrices y con una finalidad estrictamente mo-triz: marcar gol, pasar el listn, ejercitarnos.

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  • Cuando nos levantamos de la silla para consultar un diccionariodepositado en una estantera alejada, beber agua o atender al telfo-no, estamos tambin haciendo uso de nuestra motricidad, pero no setrata de acciones motrices, sino de acciones a las que la motricidadda soporte, pues la vida humana est toda ella surcada por la motri-cidad. No ostenta el mismo sentido correr para no perder el autobsque correr en el juego del cortahilos, ni caminar para desplazarse deun lugar a otro que hacerlo por el placer o la necesidad de ejercitar-se. En el primer caso nos estamos refiriendo a acciones con soporteen la motricidad, como la inmensa mayora de las que llevamos a ca-bo en nuestra vida cotidiana, pero en el segundo caso, nos referimosestrictamente a acciones motrices, puesto que se desencadenan en elmarco de una situacin motriz, de un contexto orientado hacia y porla motricidad, se trata de un dominio de accin motriz en donde s-ta es objeto y fin.

    En trminos generales, la accin es el proceso y las consecuenciasdel actuar, de llevar a cabo algo. La accin est caracterizada por launicidad. Se trata de una abstraccin que constituye la unidad bsi-ca de significacin para el anlisis, estudio y clasificacin de la praxishumana. Sabemos que un pase, un lanzamiento o una finta son ac-ciones que deben llevarse a cabo mediante la intervencin, ontolgi-camente ineludible, de los protagonistas activos, de los jugadores. Pe-ro podemos referirnos a ellas, clasificarlas, estudiarlas o combinarlas,sin necesidad de mencionar concretamente a tal o cual jugador. Estees el sentido epistemolgico de la praxiologa motriz, puesto que sufuncin como disciplina cientfica consiste en crear conceptos e ins-trumentos para conocer la realidad prxica, objeto de su estudio,aunque no se puede dejar de tener presente que se trata de un mapade la realidad, no de una realidad tangible.

    Las acciones motrices que emergen como producto de un deter-minado sistema praxiolgico son portadoras de una informacinprxica determinante, pues ostentan la peculiaridad de remitirnospor s mismas al sistema praxiolgico de pertenencia, son por elloclaramente identificables. Las denominamos acciones con significa-

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  • cin prxica porque en vez de necesitar del contexto para dotarlas desentido, ellas mismas nos remiten al contexto del que proceden.

    Cuando observamos en la televisin un remate de Ronaldo aso-ciamos de inmediato que se trata de una retransmisin de un parti-do de ftbol, cuando observamos un pelotn ciclista transitar poruna carretera asociamos esta imagen a la de una carrera de ciclismoen ruta..., se trata de acciones motrices tan ntimamente unidas a sucontexto que por s mismas lo desvelan. Esto ocurre con multitud desituaciones prxicas, no estrictamente deportivas y ldicas, que estntan claramente definidas que una sola de sus acciones motrices remi-te a todo el sistema praxiolgico del que emanan.

    Lo que resulta importante resaltar es que todas las acciones mo-trices con significacin prxica emergen siempre en el marco de unaestructura espacio-temporal pertinente; es decir, requieren de la im-plicacin directa del protagonista en un espacio y un tiempo deter-minado, lo que viene configurado como una condicin del juego. Espor esto que quedan excluidos aquellos sistemas virtuales o simbli-cos en los que el espacio o el tiempo pueden tener una referencia vir-tual, por ejemplo, cuando la accin protagonizada por un jugadores sustituida por fichas, rdenes o piezas dentro del espacio de juego,limitndose el jugador a moverlas o a ordenar su movimiento. Esta-ramos en el caso ejemplar de las partidas de ajedrez, que pueden lle-varse a cabo por correspondencia o las que ha disputado el campenG. Kasparov enfrentado al superordenador Deep Blue.

    Cuando se trata de situaciones prxicas que estn reguladas porun reglamento, consideramos que la expresin accin de juego, re-sulta mucho ms precisa, aunque en estricto sentido se trata de unaaccin motriz de juego, ya que hace referencia a la accin de un juga-dor, slo, con compaero y/o adversario que adquiere significacin en elmarco de un sistema de reglas, que define en su conjunto al juego o de-porte de que se trate. El pase, el bote o el lanzamiento a canasta son ac-ciones de juego propias del baloncesto, pero no lo son gritar a loscompaeros, rascarse la cabeza, beber agua, insultar al rbitro o res-balar, aunque son acciones que se dan con alguna frecuencia en las

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  • canchas de juego. Estas acciones de juego pueden ser deportivas, enel caso de los juegos deportivos, y tambin ldicas, en el caso de losjuegos tradicionales.

    Tambin existe una gran cantidad de prcticas fsicas que no es-tn reguladas por ningn sistema reglamentario. En estos casos re-sulta conveniente hacer referencia a la clase de sistema praxiolgicodel cual proceden. As, nos podemos referir a acciones motrices ex-presivas cuando se trata de acciones que se desencadenan en el decursode una situacin prxica de carcter expresivo, donde su lgica est pre-sidida por la alteralidad comunicativa, es decir, por la necesidad de ex-presar algo a alguien, aunque sea a uno mismo. Tambin podramoshablar, a ttulo de ejemplo, de acciones motrices introyectivas, comoaquellas acciones que bajo la apariencia de inmovilidad, como el caso deuna postura o de un ejercicio respiratorio consciente, estn produciendo

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    Figura 11a: La lgica dominante en las situaciones motrices expresivas es lacomunicacin no verbal.

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  • en el ejecutante una apertura de su conciencia corporal, como conse-cuencia de la atencin prestada a los efectos desencadenados en su orga-nismo por dicha accin. Bien entendido que en todos los casos nos es-tamos refiriendo a acciones motrices.

    Los jugadores intervinientes en un juego o modalidad deportivallevan a cabo un nmero finito y determinado de acciones de juego.No se trata de que el nmero posible de acciones de un juego estnpreviamente definidas, determinadas y contabilizadas; puesto que noresulta especialmente necesario, ya que el contrato ludomotor, es de-cir, la convencin que decide las reglas del juego, establece las condi-ciones en que stas se darn necesariamente; pero en ltimo extremoesta posibilidad de conocimiento es perfectamente factible si as sedesea saber. Lo que interesa conocer es por qu se utilizan con msfrecuencia determinadas acciones y no otras en funcin de los obje-tivos del jugador o jugadores, requirindose para ello un anlisis mspormenorizado y especializado.

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    Figura 11b: La lgicadominante en las situacionesmotrices intr