Lago Barcala Segunda Tarea

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SEGUNDA TAREA DE CUESTIONES ACTUALES DE FILOSOFÍA Aleixandre Lago Barcala 1. La modernidad y su autocrítica Para exponer esta cuestión, cabe, ante todo, delimitar a qué nos referimos al hablar de “modernidad”, cosa que en el contexto dado ha de hacerse de manera extremadamente sucinta y en buena medida unilateral, aunque intentaremos que lo menos posible; para ello, recurriremos en primer lugar a un esquema proveniente de la investigación histórica y, en segundo lugar, a una reconstrucción de ideas filosóficas. Respecto a la primera parte hemos escogido la teoría de R. Koestler, según la cual la modernidad se define como la época en la cual el horizonte de expectativas se separa del espacio de experiencia, siendo esto el bagaje cultural consciente e inconsciente que atesora una sociedad a partir de su pasado, y aquello la capacidad de imaginar novedades o repeticiones en el futuro por parte de esa misma sociedad, de tal modo que la separación de uno y de otro, ampliándose indefinidamente las expectativas imaginables, llevaría a la imposibilidad de la predicción, y, por tanto, la devaluación por inútil de todo lo concerniente al espacio de experiencia, apareciendo así sus determinaciones como arbitrarias, y pasando a ser imposible un proyecto a partir de ellas. Según propone Koestler, esta situación comienza a darse en Europa de manera gradual a medida que el poder político va incrementando su capacidad de movilización (por ejemplo en las Cruzadas o en las conquistas de Ultramar), y a partir de determinados hitos, como la aparición de la nueva ciencia, el desarrollo técnico y la ruptura de la Cristiandad, pero se hace lugar común tras la Revolución Francesa, a partir de la cual el modo de acontecer de lo nuevo se vuelve inconmensurable con el pasado; de manera concomitante se desarrolla el sistema político llamado capitalismo, cuya idea damos por supuesta. En lo que respecta a la filosofía propia de la modernidad, la unificaremos, simplificándola en lo necesario, bajo el título de Ilustración, y la expondremos en esquema como el intento de asumir positivamente ese advenimiento de lo nuevo y de lograr un saber absoluto deshaciendo el pensamiento de sus antiguos principios y asentándolo en otros nuevos; el fundamento que se propone es un sujeto racional puro, a partir del cual se trata de construir un sistema que abarque la totalidad de las cosas y al tiempo permita dominarlas indefinidamente para construir un espacio de habitabilidad perfecto, que se caracteriza a menudo con expresiones del campo semántico de la libertad (la más conocida es la de Kant: la salida por parte del hombre de su autoculpable minoría de edad); el camino hacia semejante fin se denomina progreso, integrándose en tal idea ese horizonte de expectativas ampliado hacia el infinito, y convirtiéndose la misma en el único valor auténtico, frente a lo despreciable del pasado y sus referentes. Hecha esta somera delimitación de lo que es la modernidad, podemos pasar a describir su autocrítica, esto es, el discurso que, partiendo de las coordenadas modernas y el programa ilustrado, señala algún error o debilidad en este último; de hecho en cada uno de los críticos que vamos a exponer hallamos, aunque desde posturas muy distintas, una misma estructura argumental, consistente en señalar que la modernidad no parece cumplir las expectativas que había generado y que la Ilustración no guarda su promesa, y en esgrimir en respuesta el imperativo de Rimbaud, Il faut être absolutement moderne, afirmando que esa decepción se produce porque no se ha llegado al final del programa propuesto, sino que se han conservado elementos antiguos: se trata, en fin, de denunciar

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  • SEGUNDA TAREA DE CUESTIONES ACTUALES DE FILOSOFA

    Aleixandre Lago Barcala

    1. La modernidad y su autocrtica

    Para exponer esta cuestin, cabe, ante todo, delimitar a qu nos referimos al hablar de

    modernidad, cosa que en el contexto dado ha de hacerse de manera extremadamente sucinta y en buena medida unilateral, aunque intentaremos que lo menos posible; para

    ello, recurriremos en primer lugar a un esquema proveniente de la investigacin

    histrica y, en segundo lugar, a una reconstruccin de ideas filosficas. Respecto a la

    primera parte hemos escogido la teora de R. Koestler, segn la cual la modernidad se

    define como la poca en la cual el horizonte de expectativas se separa del espacio de

    experiencia, siendo esto el bagaje cultural consciente e inconsciente que atesora una

    sociedad a partir de su pasado, y aquello la capacidad de imaginar novedades o

    repeticiones en el futuro por parte de esa misma sociedad, de tal modo que la separacin

    de uno y de otro, amplindose indefinidamente las expectativas imaginables, llevara a

    la imposibilidad de la prediccin, y, por tanto, la devaluacin por intil de todo lo

    concerniente al espacio de experiencia, apareciendo as sus determinaciones como

    arbitrarias, y pasando a ser imposible un proyecto a partir de ellas. Segn propone

    Koestler, esta situacin comienza a darse en Europa de manera gradual a medida que el

    poder poltico va incrementando su capacidad de movilizacin (por ejemplo en las

    Cruzadas o en las conquistas de Ultramar), y a partir de determinados hitos, como la

    aparicin de la nueva ciencia, el desarrollo tcnico y la ruptura de la Cristiandad, pero

    se hace lugar comn tras la Revolucin Francesa, a partir de la cual el modo de

    acontecer de lo nuevo se vuelve inconmensurable con el pasado; de manera

    concomitante se desarrolla el sistema poltico llamado capitalismo, cuya idea damos por

    supuesta. En lo que respecta a la filosofa propia de la modernidad, la unificaremos,

    simplificndola en lo necesario, bajo el ttulo de Ilustracin, y la expondremos en

    esquema como el intento de asumir positivamente ese advenimiento de lo nuevo y de

    lograr un saber absoluto deshaciendo el pensamiento de sus antiguos principios y

    asentndolo en otros nuevos; el fundamento que se propone es un sujeto racional puro, a

    partir del cual se trata de construir un sistema que abarque la totalidad de las cosas y al

    tiempo permita dominarlas indefinidamente para construir un espacio de habitabilidad

    perfecto, que se caracteriza a menudo con expresiones del campo semntico de la

    libertad (la ms conocida es la de Kant: la salida por parte del hombre de su

    autoculpable minora de edad); el camino hacia semejante fin se denomina progreso,

    integrndose en tal idea ese horizonte de expectativas ampliado hacia el infinito, y

    convirtindose la misma en el nico valor autntico, frente a lo despreciable del pasado

    y sus referentes.

    Hecha esta somera delimitacin de lo que es la modernidad, podemos pasar a

    describir su autocrtica, esto es, el discurso que, partiendo de las coordenadas modernas

    y el programa ilustrado, seala algn error o debilidad en este ltimo; de hecho en cada

    uno de los crticos que vamos a exponer hallamos, aunque desde posturas muy distintas,

    una misma estructura argumental, consistente en sealar que la modernidad no parece

    cumplir las expectativas que haba generado y que la Ilustracin no guarda su promesa,

    y en esgrimir en respuesta el imperativo de Rimbaud, Il faut tre absolutement moderne,

    afirmando que esa decepcin se produce porque no se ha llegado al final del programa

    propuesto, sino que se han conservado elementos antiguos: se trata, en fin, de denunciar

  • una hipocresa. Diremos algo sobre Marx, Nietzsche y Freud como los autores ms

    destacados de esta corriente.

    Carlos Marx critica a la modernidad conservando ntegramente el ideal ilustrado

    de dominio de la naturaleza y liberacin humana, y sostiene que el impulso de la

    modernidad ciertamente lleva el mismo camino que el progreso, pero que algo en ella

    ha quedado paralizado; ese algo es para l el capitalismo, que, rigiendo la relacin de

    los hombres con la naturaleza, el trabajo, a travs del mecanismo de la plusvala, que

    arrebata a los trabajadores su objeto y se lo entrega a los propietarios, genera la

    alienacin de aquellos y la escisin de la humanidad. El capitalismo, a su juicio, se

    desarrolla paralelamente a la modernidad, pero colapsa en cierto momento, y a partir de

    ah se vuelve una estructura advenida ms, semejante a las antiguas, y, por tanto,

    devaluada; se denuncia, pues, la inconsistencia de quienes, siendo modernos e

    ilustrados, se mantienen en ese sistema.

    Federico Nietzsche realiza una crtica en un cierto sentido todava ms punzante,

    en tanto que, a partir del ncleo de la filosofa ilustrada, que es la asuncin positiva de

    lo nuevo, constatando la devaluacin del pasado, propone una demolicin del resto del

    ideal ilustrado, o sea el sujeto, el dominio de la naturaleza, la construccin de un habitar

    perfecto, y, por tanto, el progreso, arguyendo que tal ideal no deja de ser otra

    supervivencia de lo antiguo (para l, lo platnico-cristiano) que pretende, otra vez, preservar estructuras advenidas el deber, la compasin, la solidaridad para con los dems hombres-, y no est en consonancia con el puro devenir que implica el mundo

    moderno ni con las infinitas posibilidades que se abren a quien l habita, que puede

    dejar de ser sujeto racional, e incluso hombre. Nietzsche engloba, pues, tanto a lo

    antiguo como a lo ilustrado en una misma categora, a la cual denomina nihilismo, pues comparten ese carcter de descalificacin, y denuncia la hipocresa de quienes,

    pretendiendo asumir la modernidad, permanecen asignando valor a elementos que por

    ella ya no lo tienen.

    Segismundo Freud presenta tal vez un caso ms ambiguo, que habra que

    matizar teniendo en cuenta el origen de su doctrina entre la terapia emprica y la

    filosofa, pero en todo caso podran sintetizarse en su pensamiento las lneas que

    venimos dando como las de la autocrtica de la modernidad, pues conserva en cierto

    modo el ideal del conocimiento de la naturaleza y a travs de l la perfectibilidad de la

    misma en beneficio del hombre, pero a travs de unas tesis que suprimen el esqueleto de

    la filosofa ilustrada: para l, el sujeto racional no es una instancia ltima a la que se

    pueda remitir el mundo, sino que es l mismo un compuesto conflictivo de pulsiones

    inconscientes y cifrados racionales, de cuya voluntad no emergen directamente los

    proyectos y discursos, sino a travs del juego de tensiones de ese elemento inconsciente,

    haciendo que el sujeto, que no comprende ese mecanismo, no sea dueo de sus

    productos. Sin embargo, tal proceso no consiste en un caos, sino que cuenta con su

    propia lgica, y es posible para el sujeto llegar a asumirlo a travs de un complejo

    proceso de conocimiento, a partir de lo cual podr lograr un habitar ms equilibrado.

  • 2. La metafsica como articulacin de la ontologa y la teodicea

    Expondremos aqu la propuesta del Prof. F. J. Martnez, que pretende utilizar la

    terminologa tradicional en un sentido ms o menos nuevo, para significar una teora

    que recoge lo que a su juicio puede conservarse y sigue vigente de la antigua metafsica

    tras los recortes que hubo de recibir por parte de crticos modernos y tardo modernos.

    Como es sabido, la metafsica vino a ser el nombre para aquel estudio que Aristteles

    defina vacilando entre dos objetos, el ser en cuanto ser y el ser supremo, que pasaran a

    unificarse en uno solo, aunque mantenindose una tensin de fondo, correspondiendo la

    ontologa a la primera de tales vertientes, y la teodicea a la segunda; pues bien, el

    problema nuclear de la metafsica no consiste solamente en desarrollar cada una de estas

    vertientes, sino en su entrelazamiento, pues solamente en l se presentara un orden

    moral que incluyese la totalidad del mundo y del hombre y expusiese, valga la

    expresin cotidiana, el sentido de la vida. En la propuesta que nos ocupa se conserva

    este planteamiento de principio a fin, de modo que de lo que se trata es de explicar en

    qu trminos, lo que puede llevarse a cabo sistemticamente.

    Hay que decir como introduccin que, segn afirma parte de la filosofa crtica

    antes aludida, la posesin de la verdad, cuya idea se caracteriza por asignar

    universalidad a unos ciertos contenidos de conocimiento, queda reservada a las ciencias, las cuales, sin embargo, no son quin de abordar cualquier problema, de modo que dejan un vasto campo de cuestiones sin resolver, en las cuales no cabe verdad

    pero que no dejan de exigir algn tratamiento, y que quedan por tanto al arbitrio de

    otros discursos, como podran ser la poesa o el mito; se entiende que la metafsica tiene

    la funcin de abordar esas mismas cuestiones con un rigor conceptual del que los dems

    candidatos carecen, partiendo en todo caso, adems, de las verdades cientficas, que

    actuaran en calidad de lmite, pero todo esto habiendo abandonado igualmente la

    pretensin de verdad, sustituida por un estatuto de ficcin posible que ha de cohabitar

    con otras ficciones posibles en un mbito plural. La ontologa se define en este marco

    como una teora de las categoras o modos de decir en cuanto correlacionados con los

    distintos modos de presentarse las cosas, pues se entiende que stas tienen lugar

    solamente dentro del lenguaje, y de esta manera la pregunta por el ser se homologa a la

    pregunta por el , del que, a su vez, no se presupone que se presente siempre con las mismas estructuras, sino que puede funcionar de distintas maneras segn la poca,

    de modo que esta pregunta exige ser siempre renovada; por otra parte, cabe distinguir

    entre el cuestionarse por el propio decir en cuanto tal, al que podemos dar el nombre de

    ontologa general, y el cuestionarse desde el punto de vista del decir en cuanto tal por el

    decir las cosas que se presentan en cada poca, esto es, el relacionar a esas cosas con su

    fundamento, al que podramos llamar ontologas regionales, distinguiendo entre la

    Cosmologa y la Antropologa: estas disciplinas se dirigiran a los datos de las ciencias

    naturales y humanas y ejerceran con sus resultados la pregunta acerca de cul es el

    decir que hay que presuponer para que ellas sean posibles.

    Respecto a la teodicea, es de sealar, en primer lugar, que la criba realizada por

    la filosofa crtica ha suprimido por completo la posibilidad de pensar en el ser supremo, que en el mejor de los casos quedara absorbido por el mismo ser en cuanto ser, que nunca puede a su vez ser tomado como un ente diferenciado de otros entes por

    cualidades como la de ser superior o la de gobernarlos o la de haberlos creado; no

    obstante, se interpreta que de algn modo lo que llevaba a preguntarse por ese ser supremo era en verdad preguntarse por el bien, por el ser en tanto que tiene un sentido

  • moral, en tanto que se distinguen jerarquas de valores, hallndose el bien y el mal entre

    los entes, pero prevaleciendo el bien en el mbito del ser en cuanto ser. Esta dimensin

    es la que se conservara en la nueva teodicea, instituyndose esta como un

    cuestionamiento por el sentido del mundo y el origen del mal, que tendra por objeto

    organizar los posibles discursos acerca de la moral, tanto en lo que respecta al destino

    del hombre en general como en relacin a los acontecimientos particulares, ofrecer

    nuevas respuestas a travs del mismo mtodo antes esbozado, en el cual se combina la

    imaginacin y el rigor, y, sobretodo, hacer un discurso acerca de estas materias que se

    ha de distinguir de la religin y el misticismo por evitar toda clase de justificacin por

    remisin a lo sobrenatural.

    Para finalizar, no resulta ya complicado suponer de qu modo se produce la

    articulacin entre ontologa y teodicea, pues slo puede ser a partir de un punto que

    tengan en comn, y este es el propio mtodo al que acabamos de aludir, que rige a

    ambas ramas, y que, en ltima instancia, podra caracterizarse como el mtodo

    inmemorial de la narracin: se trata de construir un relato, un espacio de lenguaje en el

    cual todas las partes quedan relacionadas unas con otras por el mismo lenguaje, sin

    necesidad de referencia al exterior, con la particularidad de que en este caso el relato

    tiene como lmites de construccin por un lado a las verdades de la ciencia y por otro a

    los dems relatos posibles, que valen lo mismo.