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Henio Millán Valenzuela.

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  • 25Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 5, 1999, 25-66

    Las causas de lacrisis financieraen MxicoHenio Milln ValenzuelaEl Colegio Mexiquense

    Introduccin

    En diciembre de 1994, cuando la opinin pblica se inclinaba apensar que las crisis econmicas se haban desterrado para siem-pre del escenario nacional, el anuncio de una nueva devaluacindel peso cimbr los pilares en los que se haba fincado un opti-mismo desbordado, que haba tardado seis aos en construirse, yunos cuantos das, en desmoronarse.

    Esta nueva edicin agregaba, sin embargo, tres novedadesa los tradicionales tropiezos que desde los setenta vena regis-trando la economa mexicana: se produca tras una profunda re-forma estructural en pro de una mayor liberacin de los merca-dos y despus de que se haban logrado avances sustanciales en elcombate en la inflacin y en las disciplinas fiscal y monetarias;demandaba ajustes ms severos, pero menos prolongados, en elnivel de actividad econmica y el bienestar, y, por ltimo, activmecanismos que, al arrastrar a las instituciones financieras, pu-sieron en riesgo el sistema de pagos del pas.

    Este ltimo elemento impuls a las autoridades a empren-der una estrategia de rescate bancario, que acarrear un costoque se antoja demasiado oneroso para las generaciones actualesy, probablemente, para las venideras. Por ello, la revisin de lascausas que propiciaron la crisis financiera se vuelve obligada endos sentidos: para evitar incurrir en los mismos errores y parafincar, poltica y moralmente, la responsabilidad de quienes con-dujeron los destinos del pas durante el periodo en el que esascausas se incubaron. Pero el examen aporta una ventaja adicio-nal: sealar los puntos que privilegiadamente debe atender la re-

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    forma al sistema financiero, si se quiere que ste se vuelva menosvulnerable a los vaivenes del entorno nacional e internacional.

    Este trabajo tiene, precisamente, ese objetivo: demostrarque el colapso del sistema financiero fue, en muy buena medida,evitable, de haber mediado una poltica econmica ms prudentey acciones ms responsables en materia de supervisin y regula-cin bancaria. A su gestacin contribuyeron factores macroeco-nmicos, ligados a los excesos de la poltica que desemboc en lacrisis econmica iniciada en diciembre de 1994, y otros de ndolemicroeconmica que se tradujeron en un auge crediticio que fuedesligndose cada vez ms de la dinmica real de la economanacional. En ambos grupos, se entreveran ingredientes sorpresi-vos, pero tambin los previsibles. Se intenta distinguirlos, perotambin enfatizar aquellos que, a pesar de emitir anticipadamen-te seales de alarma, no fueron atendidos con la oportunidadsuficiente, o que fueron relegados en funcin de otros intereses.

    El trabajo consta de tres partes. En la primera se exponenlas causas macroeconmicas de la crisis financiera, a la luz de losacontecimientos que condujeron a la devaluacin de 1994 y a larecesin de los siguientes aos. En la segunda se analizan los fac-tores microeconmicos que propiciaron que las instituciones fi-nancieras, especialmente los bancos, se volvieran extremada-mente vulnerables a los cambios del entorno econmico. En laltima parte se examinan los efectos desencadenantes de la pol-tica postdevaluatoria sobre las crisis bancarias.

    A. Las causas macroeconmicas

    1. La inflacin y la estrategia exportadora

    1.1. La estrategia exportadora: una necesidad ineludible y unaestrategia postergada por los gobiernos populistas

    Los colapsos econmico-financieros de 1976 y de 1988 demos-traron de forma palmaria que el modelo de desarrollo iniciadoen los aos cuarenta haba alcanzado lmites que slo podan serfranqueados a costa de propiciar crisis ms frecuentes y ms se-veras. El trasfondo de estos episodios era la imposibilidad de con-tinuar impulsando el crecimiento por medio de las fuerzas queafectan directamente el mercado interno. Con el agotamiento delproceso de sustitucin, que se evidenci a principios de los aos

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    setenta, la economa mexicana haba agotado los motores end-genos de crecimiento, como ya lo atestiguaba la disminucin delritmo de expansin de la inversin privada en los ltimos aosdel llamado desarrollo estabilizador. Ante esta coyuntura, Mxi-co:

    [....] tena en la dcada de los setenta dos alternativas a seguir: la prime-ra, orientar el rumbo del programa de desarrollo hacia una economade exportacin, como lo hizo Corea en 1965; la segunda, continuarcon la ruta trazada, reemplazando la inversin privada, con mayor gas-to del gobierno. Mxico opt por esta ltima opcin (Aspe, 1993:22).

    La consecuencia ms gravosa de haber escogido la alternativa decontinuar impulsando el mercado interno por una va exgena,como el gasto pblico, consisti en que se imprimi a la econo-ma un comportamiento caracterizado por arranque y freno,en el que los periodos de auge y los de depresin se sucedanalternadamente (Casar, 1989; y Tello, 1979). Para comprendermejor esta forma de desempeo, es conveniente recurrir a lassiguientes dos expresiones:1

    [1]

    [2]

    (Donde las variables son las siguientes: Y, ingreso o producto in-terno bruto; X, exportaciones; p, la participacin de las ganan-cias en el ingreso nacional; c, la propensin media a consumir,que se considera cambia poco en el corto plazo; a, el coeficientede sustitucin de importaciones; M, las importaciones; T, los in-gresos pblicos; G, el gasto pblico; S, el ahorro privado; e I, lainversin privada).

    1 La derivacin de estas expresiones puede encontrarse en Milln, 1997.

    Y= G + Xp(1-c)+[a/(1-a)]

    X-M T-G S-I = +

    Y Y Y

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    Al agotarse el proceso de sustitucin de importaciones,2 elimpulso al crecimiento del ingreso nacional y del producto de-pende del gasto pblico y de la exportacin, dados el nivel dedistribucin del ingreso y la propensin a consumir. Sin embar-go, como lo muestra la segunda expresin, el aumento del gastopblico afecta negativamente al balance pblico (T-G)3 y, por esteconducto, al saldo en la cuenta corriente de balanza de pagos. Alacumularse dficit externos mayores y disminuir las reservas na-cionales, las autoridades financieras se ven obligadas a elevar eltipo de cambio y a activar polticas fiscales y monetarias restricti-vas, que acaban por frenar el crecimiento y por hundir el nivel deactividad en una clara depresin. El efecto de tales polticas sehace sentir en un alivio en las cuentas externas, para reanudar unnuevo ciclo de expansin impulsado por el gasto pblico que,inevitablemente, desembocar en una nueva crisis de la balanzade pagos y en una nueva devaluacin del peso.

    La continuacin artificial de un modelo agotado, empren-dida por las administraciones de Luis Echeverra y Jos LpezPortillo, no slo inaugur la crisis de la economa mexicana, sinoque adems le dio un sentido estructural: la incapacidad paracrecer sin provocar desequilibrios que, al final, acababan por fre-nar el crecimiento mediante depresiones cada vez ms severas yms prolongadas. La poltica econmica de largo plazo iniciadapor el gobierno del presidente Miguel de la Madrid y profundi-zada por su sucesor, se aboc a virar el rumbo hacia un modelode desarrollo fincado en la exportacin de manufacturas, de con-formidad con las restricciones que las condiciones internas y ex-ternas imponan a la gama de opciones para el desarrollo. Sinembargo, esta transicin fue operada en una forma que termindesembocando en una nueva crisis de balanza de pagos, en unanueva devaluacin abrupta del peso y en una cada del productototal y per cpita indita en la historia moderna de la economanacional.

    Los expedientes ms importantes para reorientar el apara-to productivo hacia los mercados externos fueron la apertura

    2 El avance en la sustitucin de importaciones implica un descenso continuo de laparticipacin de las importaciones en la oferta agregada, que es lo que mide el coefi-ciente a.

    3 Un aumento en el gasto pblico incrementa tambin el nivel de recaudacin, porsus efectos en el ingreso; sin embargo, las variaciones en la recaudacin son siempreinferiores a los aumentos en el gasto pblico, cuando la economa no se encuentra en elnivel de pleno empleo. Una demostracin de esta proposicin puede encontrarse enDornbush y Fisher, 1985, p. 91.

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    comercial a la competencia fornea y la reforma econmica delEstado. El desmantelamiento del sistema de proteccin preten-da, por el lado de la oferta, disminuir el sesgo antiexportador yalterar la rentabilidad relativa a favor de la ventas externas;4 ypor el lado de la demanda, acicatear la competitividad de las em-presas nacionales. Por la reforma econmica del Estado apuntabahacia una mayor liberacin del mercado, de tal forma que el sis-tema de precios relativos pudiera operar como un eficiente emi-sor de seales y como el protagonista del proceso de asignacinde los recursos. En esta direccin, se instrument un redimensio-namiento del aparato estatal, que abarc tanto al sector guberna-mental como a las empresas pblicas, muchas de las cuales fue-ron privatizadas; la economa se encarril hacia esquemas deoperacin menos regulados, mientras otros elementos que afec-taban al sistema de precios, como los subsidios y las tarifas de losbienes y servicios suministrados por el Gobierno, fueron racio-nalizados. Estos cambios, si bien incompletos, fueron trascen-dentes para impulsar la competitividad de la economa nacionaly para cambiar parcial, pero significativamente el destino de laproduccin hacia el exterior.

    1.2. La estrategia exportadora y el combate a la inflacin

    Las autoridades encargadas de hacer de la industria una actividadexportadora encararon el problema de la inflacin. Su combateera vital para el xito de la estrategia, pues una inflacin alta eincontrolable podra dar al traste con los avances de las mejorasen la productividad laboral y en la competitividad, que operabancomo una de las premisas claves del nuevo desempeo exporta-dor (Cuadro 1). Por tal razn, la batalla antiinflacionaria se con-virti en el eje de la poltica econmica de corto plazo, de 1982 a1994, pero sobre todo bajo el gobierno del presidente Salinas deGortari (Aspe, 1993; y Ramrez de la O, 1996).

    Tras el fracaso de las polticas de estabilizacin orientadasa afectar la demanda agregada,5 el gobierno mexicano anuncien diciembre de 1987 un programa heterodoxo, que combinaba

    4 La proteccin efectiva mide la diferencia porcentual entre el valor agregado que seobtiene al vender al mercado interno y el correspondiente a la venta al mercado interna-cional; es, en este sentido, un indicador del sesgo antiexportador y de la rentabilidadmercado externo con relacin al interno (Chacholiades, 1986:217).

    5 Una explicacin convincente de por qu fracasan las polticas ortodoxas en pasescon estructuras productivas y mercados como el de Mxico, se puede consultar Aspe,1993.

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    una poltica de ingresos con disciplinas en el orden fiscal mone-tario. El objetivo explcito era reducir la inflacin, mediante laeliminacin de su componente inercial, sin afectar el crecimientoeconmico.

    El diagnstico del fenmeno inflacionario se deslizaba ha-cia otro tipo de cuestionamientos: la pregunta relevante ya noera el origen de la inflacin que la primera etapa estabilizadorahaba identificado con un exceso de demanda agregada, sino lasrazones que conducan a que sta resistiera, a pesar de que losprincipales desequilibrios fiscales y monetarios haban sido co-rregidos. El tema haba sido examinado por otros analistas, y susrecomendaciones, adoptadas por otras naciones, aunque con xi-tos variados. La respuesta provino de dos fuentes: la inercia in-flacionaria y el conflicto distributivo, implcito en la distorsinde los precios relativos.

    Cuando existe un ambiente de alta inflacin, los agenteseconmicos tratan de ajustar sus precios y por tanto sus ingre-sos indexndolos a la inflacin futura; pero en la medida en queeste indicador es desconocido, acaban por utilizar la tasa de cre-cimiento de los precios pasada sobre todo la de periodos recien-tes como un instrumento que pronostica un mnimo de infla-cin esperada. De esta forma, la inflacin pasada se transmite alajuste que los agentes realizan en sus precios. El fenmeno ad-quiere un carcter inercial, en el que las expectativas juegan unpapel crucial.

    Por otro lado, la inflacin no slo implica un lanzamientoal alza del nivel de precios, como generalmente se cree, sino tam-bin una alteracin en los precios relativos: el crecimiento des-igual de las cotizaciones de los bienes y servicios propicia unadesalineacin de los precios relativos que acaba por propiciaruna redistribucin de los ingresos reales ms amplia que la clsi-ca entre sectores de ingresos fijos e ingresos variables. Con elafn de defender sus ingresos reales, los agentes econmicos seven imposibilitados de no incrementar sus precios si sus expecta-tivas les dicen que los dems no detendrn sus ajustes continuos;si, adicionalmente, esperan que estos movimientos sern propor-cionalmente mayores a los previamente realizados, la tasa de in-flacin tender a elevarse por encima de la registrada en el pasa-do. De esta forma, la inflacin tiende a reproducirse y a revestirsede un carcter inercial, independientemente de que hayan des-aparecido los desequilibrios de naturaleza fiscal o monetaria.

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    Existen dos formas de combatir la inercia inflacionaria: laprimera apuesta al congelamiento de precios, salarios y del tipode cambio nominal; esto es un choque heterodoxo. La segundase inclina por configurar una estrategia concertada de aumentosproporcionales en todos los precios: se trata de los pactos. Estafue la opcin que adoptaron las autoridades mexicanas, a partirde los ltimos das de 1987, cuando la sociedad civil conoci suprimera edicin: el Pacto de Solidaridad Econmica (PSE).

    En una primera etapa, que termin en marzo de 1988, laestrategia se centr en la realineacin de los precios relativos,por medio de ajustes en los precios y tarifas del sector pblico, laelevacin del tipo de cambio, las tasas de inters y los salarios y,sobre todo, por medio de una virtual liberacin de los precios,que inclua la conservacin, en trminos reales, de loscorrespondientes a los de garanta para el sector agrcola. Estasmedidas fueron acompaadas de disminuciones en el gasto pblicoy de una profundizacin de la apertura comercial, con la finalidadde que una mayor competencia externa construyera techos a losprecios internos. A partir de entonces, la estrategia se perfil haciados frentes: cambiar las expectativas inflacionarias y eliminar elconflicto distributivo implcito en las distorsiones de los preciosrelativos.

    En el primer frente, se trataba de que los agentes sustituye-ran la inflacin pasada por la futura o esperada, como referentede indexacin. El centro de esta lnea de accin consisti en anun-cios anticipados de las modificaciones que sufriran los precios ytarifas del sector pblico, el tipo de cambio y los salarios. Lalgica que la animaba era la siguiente: en pases como Mxico,donde no existe un mercado de futuros desarrollados, las expec-tativas de inflacin estn fuertemente influidas por la trayectoriade ciertos precios claves, como son los salarios mnimos, eltipo de cambio y los precios de bienes de uso generalizado, gene-ralmente suministrados por el Estado. En este sentido, los anun-cios anticipados de las modificaciones que habran de operar enesos rubros procuraban cimentar en los agentes econmicos unconjunto de nuevos referentes para su proceso de indexacin delos precios. En la medida en que los anuncios anticiparan efecti-vamente los movimientos efectivos en esos referentes, la credibi-lidad del programa se afianzara y las autoridades contaran coninstrumentos eficaces para ajustar las expectativas de inflacin ala baja.

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    Los precios claves sobre todo el tipo de cambio opera-ron como anclas del programa de estabilizacin. Por esta raznpermanecieron invariables hasta prcticamente la segunda edi-cin del pacto:6 el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Eco-nmico (PECE), emitido al inicio de la administracin del presi-dente Salinas. Sin embargo, esta nueva visin no alter la lgicaque anim a la primera emisin: el tipo de cambio sigui bajo unrgimen de tipo de cambio fijo, sin devaluaciones abruptas, peroahora bajo la modalidad de deslizamientos diarios, y anunciadosanticipadamente, de la paridad;7 y los aumentos de los salarios yde las tarifas y precios de los salarios mnimos fueron ajustados ala inflacin esperada. En la medida en que sta siempre resultinferior a la registrada, las remuneraciones laborales se deterio-raron en trminos reales.

    En el frente de la realineacin de precios, la poltica contrala inflacin oper mediante esquemas de concertacin entre lascpulas empresariales, sindicales y de las organizaciones campe-sinas. El Gobierno ech mano de los mecanismos corporativos,en franca descomposicin en el terreno de la representatividad,pero todava eficaces en el ejercicio del autoritarismo mexicano.Por medio de ellos el poder del Estado se impuso para detener lasdemandas salariales y las solicitudes de mayores precios de ga-ranta de los productores agropecuarios; pero tambin para con-trolar una gama de bienes seleccionados, que inicialmente per-manecieron constantes, pero que despus fueron modificados deforma concertada.

    El mecanismo de concertacin se extendi a otros produc-tos cuando el acuerdo apunt hacia la concesin generalizada dedescuentos entre proveedores y empresas que atienden la demandafinal, y entre stas y los consumidores. Para convencer a empre-sarios renuentes, el Estado contaba con un instrumento muy efi-caz, joya del nuevo autoritarismo: el uso indiscriminado de laproteccin arancelaria. En aquellos sectores en los que los au-mentos de precios no obedecan a los que previamente se habanconcertado, el Gobierno amenazaba con reducciones de arance-

    6 La nica modificacin se registr en los salarios mnimos, con un pequeo aumen-to de 3 por ciento.

    7 El rgimen de tipo de cambio fijo se define por la paridad, y los cambios que staexperimenta estn determinados exgenamente, mientras el nivel de reservas interna-cionales opera como una variable endgena. En la medida en que el deslizamiento esfijado por la autoridad, el deslizamiento opera como un tipo de cambio fijo. Lo mismosucede con el sistema de bandas: no es el mercado el que determina cabalmente laparidad.

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    les, incluso hasta eliminarlos, a efecto de que operara la ley deun solo precio.

    2. La estrategia contra la inflacin, el tipo de cambio y labalanza de pagos

    La estrategia de los pactos fue exitosa en funcin del objetivo dedisminuir la inflacin, sin afectar negativamente el crecimiento.La inflacin descendi de 160 por ciento en 1987, a 7 por cientoen 1994; y durante ese periodo, el Producto Interno Bruto (PIB)mostr tasas positivas, aunque relativamente bajas, de crecimien-to (Cuadro 2).

    Sin embargo, el desempeo econmico repiti la experienciatraumtica de la expansin explosiva de la balanza de pagos: eldficit de la cuenta corriente comenz a crecer a medida que lainflacin ceda, hasta llegar a alcanzar proporciones del productosimilares a las que precedieron a la crisis de 1982, pero con tasasde crecimiento sustancialmente inferiores a las que registr el augepetrolero. Tal comportamiento de la balanza de pagos fue, enambos casos, el antecedente que condujo a la crisis; sin embargo,la de los aos ochenta fue el resultado del un periodo de augeeconmico, tal y como fue descrito en el mecanismo de arranquey freno; en cambio, la de los noventa se produjo en el contextode un crecimiento inferior al necesario para evitar el aumentodel desempleo.

    Qu le sucedi a la economa para que el dficit en lacuenta corriente alcanzara niveles tan peligrosos, en un escenariode finanzas pblicas equilibradas, inflacin descendente y bajocrecimiento? La respuesta se encuentra en el abuso del tipo decambio y de la poltica comercial como instrumentos de combatea la inflacin.

    Como se ha apuntado, el tipo de cambio nominal sirvicomo ancla del programa de estabilizacin. Aunque sufri mo-dificaciones en el curso de este programa (de estar completamen-te fijo, al deslizamiento, y de ste a una banda creciente),8 sus

    8 El tipo de cambio permaneci sin modificaciones hasta 1989; a partir de ese ao,comenz el deslizamiento de la paridad en relacin con el dlar: un peso diario, duran-te ese ao; en 1990 y 1991, se redujo a 80 y 40 centavos, respectivamente. A partir denoviembre de ese ltimo ao, se estableci un tipo de cambio que fluctuaba en unabanda de flotacin, cuyo tope mximo aumentaba .0002 nuevos pesos. Para octubre de1992, este incremento del techo de la banda pas a 0.0004 nuevos pesos, que permane-ci hasta el 20 de diciembre de 1994.

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    movimientos redundaron en una apreciacin real del tipo de cam-bio, es decir, en una sobrevaluacin creciente del peso, en lamedida en que fueron inferiores al diferencial de inflaciones en-tre Mxico y los Estados Unidos (Cuadro 3).

    La apertura comercial, por su parte, haba sido original-mente diseada como un instrumento de poltica de largo plazo,dirigida a propiciar el cambio estructural necesario para hacer dela economa una actividad exportadora; no obstante, la estrate-gia de los pactos la transform en una poltica de corto plazo,enfocada al combate a la inflacin. Con la finalidad de que losprecios internacionales operaran como un tope de los domsti-cos, el PSE modific los trminos de desgravacin programadosen el protocolo de adhesin de Mxico al Acuerdo General sobreAranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en ingls).El arancel mximo descendi de 40 a 20 por ciento, mientras lagama de tasas por este rubro se redujo a cinco; el arancel prome-dio, que en 1985 era de 22.6 por ciento, para 1988 haba alcan-zado un porcentaje de 13.1; y la cobertura de los permisos pre-vios pas de 21.2 a 9.1, de 1988 a 1991 (Aspe, 1993:46).

    La combinacin de una mayor apertura con un tipo de cam-bio que crecientemente sobrevaluaba la moneda nacional, termi-n por reflejarse en un considerable dficit de la cuenta corrientede la balanza de pagos, al mismo tiempo que reduca la tasa mxi-ma de crecimiento econmico compatible con la restriccin ex-terna. La responsabilidad de ambas variables sobre el crecimien-to de las importaciones, y por esta va, sobre la balanza de pagos,puede apreciarse en la siguiente estimacin lineal:

    M=a+bLNPIB+yER

    Donde M representa la importacin total; PIB, el producto inter-no bruto; ER, el tipo de cambio real; mientras los parmetros sonla constante de la ecuacin y la elasticidad de las importacionesen relacin con el producto y el tipo de cambio.

    Periodo a b y R2 F 1975-1985 -12.1 2.4 N.S. .84 22.1

    (-3.4) (6.6)

    1985-1995 -33.6 4.1 1.1 .80 16.7

    (-4.72) (5.53) (3.7)

    Los nmeros entre parntesis son las pruebas t; N.S., estadsticamente no significativo.

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    Los resultados de la estimacin lineal muestran que: a) el tipo decambio, y por ello los precios relativos, no jugaban un papel sig-nificativo en la determinacin del nivel de importaciones, mien-tras la economa permaneci cerrada; es con la apertura queempieza a constituirse en uno de los factores explicativos de sucomportamiento; b) con la apertura comercial, iniciada en 1985y profundizada con la estrategia de los pactos, la elasticidad delas importaciones9 se eleva sustancialmente, lo que da cuenta deun desplazamiento de la produccin domstica por productos deorigen domstico, y por esto, de una tasa de crecimiento econ-mico inferior compatible con una proporcin dada del dficitcomercial; y c) la sobrevaluacin del peso es uno de los determi-nantes del saldo negativo en la cuenta corriente de la balanza depagos, en la medida en que es el crecimiento de las importacio-nes el principal detonador de la expansin que registr ese rubrodurante el tiempo en que estuvo vigente el Pacto.

    Las modificaciones que las polticas comercial y cambiariaintrodujeron en el funcionamiento son dos expedientes ineludi-bles en la explicacin de por qu el crecimiento fue lento; lainflacin, descendente, y el dficit externo como proporcindel producto, similar al que precedi a la crisis de 1982. Ambaspolticas condujeron a una mayor penetracin de bienes forneosen la demanda interna y en la oferta agregada, que se tradujo enun proceso inverso al de la sustitucin de importaciones (Cuadro4). De esta forma, instauraron una fuerza negativa sobre el creci-miento, que contrarrest los efectos positivos que sobre esta di-nmica tuvo el indiscutible avance exportador.

    3. El financiamiento del dficit corriente y el riesgo de unanueva crisis

    A pesar de que el dficit en la cuenta corriente de la balanza depagos creca, el nivel de reservas internacionales continuaba au-mentando desde 1988. Este hecho pareca avalar la confianza delas autoridades y de los inversionistas extranjeros en el peso:

    9 La elasticidad es un indicador que muestra el cambio porcentual en una variable,provocada por un cambio, tambin porcentual, en otra variable. La estimacin muestraque, para el periodo 1985-1995, por cada punto porcentual de aumento en el PIB, lasimportaciones crecan 4.1 por ciento, mientras que en el lapso 1975-1985, lo hacan en2.1 por ciento.

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    En relacin con la balanza comercial y la cuenta corriente, observamosque dichas variables se han desplazado de supervit antes del Pacto a unconsiderable dficit en la actualidad. Sin embargo, en contraste con loocurrido en los aos anteriores a la crisis, estas cifras no son reflejo deuna economa sobrecalentada, impulsada por el gasto del gobierno ypor el sobreendeudamiento externo, sino de una acelerada expansinde la inversin financiada en forma directa con la repatriacin de ca-pitales, los flujos de inversin de compaas extranjeras y prstamosvoluntarios del sector privado. Consecuentemente, a pesar de la mag-nitud del dficit, se acumularon reservas que en noviembre de 1991fueron aproximadamente 16 mil millones de dlares, el nivel ms altoalcanzado en Mxico (Aspe, 1993:47).

    La clave de este comportamiento se encontraba en la cuenta decapital de la balanza de pagos: como muestra el Cuadro 5, desde1990 el supervit de este rubro comenz a financiar sobrada-mente el saldo de las transacciones corrientes con el exterior; deesta forma, posibilit la coexistencia de dficit corrientes explo-sivos con aumentos en las reservas internacionales.

    El saldo positivo provena de entradas masivas de capita-les, en forma de inversin extranjera, tanto directa como en car-tera. Sin embargo, como es visible en el mismo cuadro, con ex-cepcin del primer ao del Pacto, la inversin productiva de origenforneo fue siempre insuficiente para cubrir las cuentas corrien-tes. Por tal razn, su financiamiento empez a depender crecien-temente de los flujos de capital colocados en activos financieros,que pasaron a representar, abrumadoramente, el componente msimportante de la inversin fornea total. El riesgo comenz cuandoesos recursos se fueron trasladando del mercado de capitales ha-cia el de dinero, especialmente hacia ttulos gubernamentales,que ofrece perfiles de vencimiento mucho ms cortos. Entonces,la estabilidad del tipo de cambio y de las condiciones macroeco-nmicas dependieron de la permanencia de esos capitales de n-dole especulativa. Las expectativas devaluatorias y la brecha en-tre las tasas de inters internacionales y las domsticas, resumidasen el riesgo pas, pasaron a constituir los alfileres de los quependa la estabilidad de la economa nacional.

    La entrada masiva de capitales, por otra parte, se sum a larevitalizacin del tipo de cambio real que haba propiciado la po-ltica cambiaria, en la medida en que una mayor oferta de divisascontribua a mantener el tipo de cambio nominal, a pesar de lavigencia de las brechas entre la inflacin domstica y la interna-cional. Pero a su vez, la apreciacin real del tipo de cambio con-tribuy a la expansin del consumo y de la inversin, cuyo ritmo

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    de crecimiento super al del PIB. La consecuencia no pudo serotra que la disminucin del ahorro interno y una creciente de-pendencia del externo, encarnado en ese flujo intenso de capita-les externos que ingresaron al pas (Cuadro 6).

    La entrada de capitales y un peso sobrevaluado, al operaren un contexto de mayor apertura externa, liberaron la demandareprimida de importaciones, precisamente porque el deteriorode las cuentas externas rest credibilidad sobre la permanenciade la poltica comercial. Con un dficit en cuenta corriente de ta-les proporciones, aunado a la insistencia de mantener el tipo decambio, la nica opcin racional para numerosos agentes econ-micos era el regreso a los tiempos de la economa cerrada (Lus-tig, 1995:376-377).

    Paro tambin los flujos de capitales posibilitaron el aumen-to del consumo y la inversin privados, mediante un crecimientodesmedido del crdito interno. La ausencia de una supervisin yde un marco regulatorio adecuado, como despus se ver, dieronpie a que esos recursos se canalizaran a la compra de bienes deconsumo duradero especialmente los hipotecarios, que seranla simiente de las carteras vencidas y de un perfil ms riesgoso delos activos bancarios.

    Al iniciar 1994, la economa mexicana ya mostraba todoslos elementos que la haran extremadamente vulnerable a cam-bios adversos del entorno econmico, poltico y social. Desafor-tunadamente, stos no tardaran en presentarse.

    4. 1994: turbulencias polticas y vulnerabilidad econmica

    Ante la insistencia de las autoridades de mantener la poltica cam-biaria, muchos analistas haban advertido desde 1992 la necesi-dad de imprimir mayor flexibilidad al tipo de cambio, para evitarque continuara su apreciacin real. Una devaluacin a tiempohabra impedido proseguir con el programa contra la inflacin,pero hubiera evitado la crisis de 1994, por una sencilla razn: elnivel de reservas internacionales. Cuando la modificacin abrup-ta del tipo de cambio obedece al agotamiento de estos activos, laspolticas fiscales y monetarias tienen que emprender un caminoms restrictivo, con la finalidad de restituir lo ms pronto posibleun nivel adecuado de reservas. Esto fue lo que sucedi en losaos posteriores a 1982 y en 1995. Es este carcter restrictivo elfactor directo que conduce a la declinacin del nivel de activi-dad; adems, slo cuando ha descendido el nivel de reservas, la

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    devaluacin despliega sus efectos contraccionistas y el deteriorodel salario real opera como la principal variable de ajuste.

    En cambio, cuando la elevacin del tipo de cambio nomi-nal se efecta en un contexto en el que el nivel de reservas esaceptable, las expectativas apuntan hacia una pronta estabiliza-cin de la paridad, mejora la balanza de pagos y el producto pue-de expandirse, porque la poltica econmica no se ve obligada arevestirse de un carcter restrictivo. La devaluacin de diciembrede 1987, cuando se contaba con un nivel de reservas de 13 milmillones de dlares, es una prueba de ello.

    El abuso en la utilizacin del tipo de cambio como armacontra la inflacin corri por dos derroteros. El primero consis-ti en la extensin de la poltica cambiaria ms all de los lmitesque el propio objetivo del Pacto le haba impuesto. sta habasido diseada para eliminar el componente inercial de la infla-cin; para 1992, cuando la tasa fue de 11.9 por ciento, ese obje-tivo ya se haba cumplido. Por ello, la obstinacin de conducirlahasta un dgito slo pudo ser satisfecha en 1993, mediante elabandono del otro propsito del Pacto: no provocar recesin enel nivel de actividad. En ese ao la economa permaneci prcti-camente estancada, pues el PIB registr el crecimiento ms bajodel periodo (0.7 por ciento), mientras el monto de deslizamientodel lmite superior de la banda de flotacin se redujo, aun cuandolas expectativas se encaminaban hacia una ampliacin de la mis-ma. Haber recurrido a este expediente constituy la prueba deque la poltica cambiaria ya poco poda incidir sobre el alza deprecios, y que, por tanto, el sostenimiento del tipo de cambiodependa de la voluntad poltica y de que los capitales siguieranfluyendo hacia nuestro pas. Aqulla era firme, pero insuficiente;stos, persistentes, pero frgiles.

    El segundo derrotero por el que transit el abuso de lapoltica cambiaria fue desaprovechar la oportunidad para modi-ficar la paridad cuando se contaba con reservas internacionalessuficientes. La ltima de ellas se present en marzo de 1994, trasel asesinato del candidato del Partido Revolucionario Institucio-nal a la presidencia de la Repblica. A diferencia de la aparicindel movimiento armado en Chiapas, este suceso provoc una con-vulsin poltica que se tradujo en una disminucin de las reservasde 9 mil millones de dlares en tan slo un mes. A partir deentonces, y hasta noviembre, se estabilizaron en un nivel de 17mil millones de dlares.

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    La clave de este comportamiento fue la poltica monetariaque sigui el Gobierno como alternativa al cambio en la paridad:elev las tasas de inters y recurri a una mayor emisin de Teso-bonos, ttulos pblicos indexados al dlar, que en la prctica sig-nificaba una dolarizacin de la deuda interna. La combinacin deambos expedientes haba posibilitado responder al aumento enrditos del Tesoro norteamericano, que venan creciendo desdeenero, y en el riesgo pas, implcito en las turbulencias polticasque haba desencadenado el asesinato de Luis Donaldo Colosio.

    No obstante, la poltica de tasas de inters ces en julio. Apesar de que los bonos del Tesoro norteamericano continuaronsu tendencia alcista, las tasas domsticas de inters revirtieron sutendencia y emprendieron el camino cuesta abajo. Este giro fueuno de los errores ms importantes que sirvieron de precedentedirecto a la devaluacin de diciembre: prendida de los capitalesextranjeros, la economa mexicana abra una de las principalesgrietas hacia la salida de recursos al exterior. Si se pretenda man-tener la paridad, en un contexto en el que los activos financierosforneos se volvan ms atractivos, la poltica monetaria no po-da darse el lujo de relajarse. Pero los efectos de tasas ms altas deinters amenazaban el crecimiento en un ao electoral.

    La nica arma disponible para defender la paridad, des-pus de que fue abandonada la poltica monetaria restrictiva, fuela emisin de Tesobonos. stos pasaron de 3 mil millones de d-lares en marzo, a 12 600 en julio; para septiembre haban alcan-zado una cifra de 19 200, y para diciembre, el increble monto de29 mil millones de dlares. Para estas fechas ya representaban 87por ciento de la tenencia de deuda pblica interna en manos ex-tranjeras.

    Pero la emisin de Tesobonos acarreaba dos problemas queterminaron por explotar en diciembre de 1994: representabanuna seal de la falta de credibilidad en la poltica cambiaria yexhiban un perfil de vencimiento muy corto: del monto emiti-do, 17 mil millones vencan en 1997. Era tal la magnitud de ladeuda de corto plazo contratada por medio de estos instrumen-tos, que los inversionistas empezaron a temer su incumplimien-to. As comenzaron las ventas de pnico (Lustig, 1995). Los agenteseconmicos saben leer los acontecimientos que pueden perjudi-carles, por ello iniciaron la oleada especulativa que termin conla devaluacin.

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    B. Causas microeconmicas de la crisis financiera

    1. El sistema bancario antes de 1982

    Hasta el inicio de la dcada de los setenta, el sistema bancariomexicano se haba caracterizado por cumplir aceptablemente suprincipal funcin social: captar ahorro y transferirlo hacia lasactividades productivas, en forma de inversin. La clave de taldesempeo haba residido en la combinacin de un entorno ma-croeconmico estable, sobre todo en los aos sesenta, y de unsistema de banca especializada, que haba cobrado carta de natu-ralidad a raz de la expedicin de la Ley de Instituciones y Orga-nismos Auxiliares de Crdito en 1941.

    Este precepto legal consignaba, adems de la divisin delsistema en giros especializados en banca de depsito, sociedadesfinancieras y en las de crdito hipotecario, la operacin de cajo-nes selectivos de crditos, mediante los cuales las autoridadestenan y ejercan la facultad de canalizar una parte de la capta-cin hacia sectores previamente designados como prioritarios.Entre ellos se encontraba el Gobierno, que poda utilizarlos parafinanciar el dficit en las finanzas gubernamentales.

    En la medida en que durante el desarrollo estabilizador eldficit pblico represent un porcentaje muy bajo del PIB, los re-querimientos financieros del Gobierno no constituyeron una com-petencia por los recursos bancarios frente a las actividades pro-ductivas. Sin embargo, esta situacin comenz a cambiar desde elinicio de la administracin del presidente Echeverra: cuando elgasto pblico inici su etapa de sustitucin de la inversin priva-da como motor del crecimiento, los consecuentes dficit pbli-cos demandaron recursos crecientes tanto del sistema bancarioprivado como del Banco de Mxico, por medio de emisiones mo-netarias. Los resultados no tardaron en reflejarse en el funciona-miento de la banca: los cajones dedicados al Gobierno absorbie-ron una mayor proporcin del crdito disponible, mientrasafloraron presiones inflacionarias que al mezclarse con un con-trol rgido de las tasas nominales de inters, acabaron por arrojarrditos reales ms bajos y en ocasiones negativos, que redun-daron en una menor captacin bancaria, tanto en trminos realescomo en proporcin del producto interno bruto. De esta forma,la banca incurri en un periodo de desintermediacin financieraque, con excepcin del breve periodo del auge petrolero, carac-terizara a la dcada de los setenta.

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    La respuesta de las autoridades ante la desintermediacinfue doble: por una parte impulsaron la transicin hacia la bancamltiple, y por la otra, abrieron la posibilidad de que los ahorra-dores mantuvieran cuentas denominadas en dlares, aun cuandolos depsitos se hubieran efectuado en pesos (Quijano, 1982 ). Eltrnsito hacia la banca mltiple haba tenido su primer antece-dente en las modificaciones legales de 1970, que permitieron laintegracin de grupos bancarios por varias instituciones de crdi-tos especializadas, pero conservando la prestacin de serviciospor departamentos independientes y especializados. En 1974 laLey Bancaria reconocera el derecho de las instituciones para cap-tar y suministrar servicios crediticios en forma integral bajo lafigura de la banca mltiple. Este proceso culminara en 1978,con nuevas disposiciones jurdicas que facilitaran las fusionesbancarias.

    De esta forma, el sistema bancario haba dado uno de lospasos decisivos para revertir las tendencias en la disminucin dela captacin y para emprender el camino hacia la revolucin tec-nolgica que tendra lugar en la siguiente dcada; pero este pro-ceso sera interrumpido por la expropiacin decretada por el pre-sidente Lpez Portillo el primer da de septiembre de 1982.

    2. Las consecuencias de la expropiacin bancaria

    En manos del Estado, la banca se convirti en la tesorera quepermiti financiar un dficit pblico que en 1982 lleg a ser elequivalente a 18 por ciento del PIB. Ante la escasez de recursos enlos mercados internacionales de capital, y enfrascado en una po-ltica monetaria restrictiva que pretenda abatir la inflacin porvas tradicionales, el gobierno del presidente de la Madrid fincel financiamiento del enorme dficit pblico en aumentos nuncaantes vistos del encaje legal, lo que termin por reducir la dispo-nibilidad de crdito para el resto de las actividades productivas.

    Estos hechos determinaron el desarrollo de un mercado decrdito paralelo, en el cual el sector privado encontr respuesta asus demandas de recursos. Los intermediarios no bancarios, es-pecialmente las casas de bolsa, fueron sustituyendo a la bancaestatal en la funcin de captacin y canalizacin del ahorro. Deeste desarrollo emergeran los agentes que ms adelante seranlos beneficiarios de la privatizacin, as como los capitales que lahicieron posible.

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    Sin embargo, las consecuencias ms importantes que aca-rre la expropiacin fueron la prdida del capital humano conexperiencia en la actividad bancaria y el rezago tecnolgico fren-te a competidores internacionales. Sumida en una lgica similar ala del sector pblico, la estructura de incentivos se sesg haciaobjetivos distintos al de la eficiencia y la competitividad: el per-sonal que tena capacidad y experiencia abandon la actividadbancaria, estimulado por el rezago de los sueldos frente a los queofrecan las reas privadas y por las prcticas discrecionales en laasignacin de los puestos directivos. A este hecho se agreg laincapacidad del sistema para renovar esa gama de habilidadescon los empleados disponibles, pues la escasez de crdito hacia elsector privado impidi que fueran adquiriendo, a lo largo delquehacer laboral, las destrezas necesarias para la administracinde riesgos y para la seleccin de prstamos. stos eran escasos y,frecuentemente, otorgados de acuerdo con rdenes que emana-ban de las esferas del poder poltico. La oportunidad de rehabili-tar la experiencia y los conocimientos estuvo cerrada porque lasinstituciones simplemente se alejaron de las tareas que son inhe-rentes al quehacer bancario.

    Por otro lado, mientras el mundo asista a una verdaderarevolucin tecnolgica en el campo de la prestacin de serviciosfinancieros, la banca estatal exonerada de la competencia noencontr los alicientes para avanzar en el procesamiento infor-mtico de datos y en la comunicacin a distancia, que ya empeza-ban a marcar el desempeo competitivo en los mercados interna-cionales.

    A este retraso se sum el descuido de nuevos mercados,especialmente el de los productos derivados, que ms adelantetendran un crecimiento explosivo. Al retrasar la atencin de es-tos nuevos instrumentos, se perdi un tiempo que hubiera deri-vado en actitudes ms prudentes, cuando la banca privatizada seaventur, sin el conocimiento suficiente, en la exploracin deesos mercados, cuyo manejo era significativamente ms comple-jo que los tradicionales.

    En el corto plazo, la banca estatizada nunca puso en peli-gro el sistema de pagos, ni abri la posibilidad de una corridabancaria, porque simplemente no cumpli con su funcin de in-termediacin. Sus consecuencias fueron de ndole ms estructu-ral y, por ello, de ms largo plazo: el deterioro de la cultura y dela experiencia bancarias y un rezago modernizador, cuando las

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    tendencias hacia la globalizacin hacan imposible mantenerse almargen de los cambios y la competencia mundiales.

    3. La desregulacin financiera: la semilla microeconmica dela crisis

    A medida que las autoridades avanzaron en el saneamiento de lasfinanzas pblicas, se distendieron las ataduras que ligaban el que-hacer bancario mexicano a los requerimientos del sector pblico.Fue entonces el momento de emprender una necesaria desregu-lacin financiera, tendente a adecuar las reglas de operacin aesquemas ms competitivos, no slo para el sector sino tambinpara la economa en su conjunto. Las medidas ms importantesque apuntaron hacia esta direccin fueron el desmantelamientode los cajones selectivos de crdito, la desaparicin de los encajeslegales y la liberacin de las tasas de inters.

    3.1. El desmantelamiento de la canalizacin obligatoria de crdi-to

    En 1989 se eliminaron los cajones de crditos mediante los cua-les las autoridades obligaban, desde 1941, a los bancos a canali-zar recursos hacia sectores prioritarios. Entre stos se encontrabael Gobierno, que deba financiar un dficit pblico creciente, enausencia de un mercado de ttulos de deuda. La aparicin de losCetes en 1978 vino a desbrozar el camino y a apuntalar las ope-raciones de mercado abierto como mecanismo privilegiado definanciamiento de la deuda interna. A medida que este mecanis-mo se desarroll, los cajones pasaron a segundo trmino y adqui-rieron un carcter complementario de los recursos provenientesde la venta de obligaciones pblicas. El saneamiento de las cuen-tas estatales acab por hacerlos totalmente prescindibles: para1993, la deuda interna gubernamental estaba ntegramente do-cumentada en valores gubernamentales, mientras que cinco aosantes slo cubran 40 por ciento de esos requerimientos; el restolo aportaba el Banco de Mxico (40 por ciento) y el sistema ban-cario (20 por ciento) (Ortiz, 1994:49).

    La consecuencia inmediata de esta transformacin fue quelos bancos quedaron en libertad de canalizar el crdito hacia lasactividades y empresas que ellos eligieran, sin ms restriccinque la disponibilidad de recursos. sta dependa crucialmente dedos factores: tasas de inters atractivas para estimular la capta-

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    cin y la eliminacin de los limitantes impuestos por los encajeslegales.

    3.2. La liberacin de las tasas de inters

    En el mismo ao en que fueron eliminados los cajones crediti-cios, las autoridades permitieron que los bancos determinaran lastasas de inters de sus actividades activas y pasivas, as como losplazos asociados a ellas.

    La existencia de topes mximos, en presencia de fuertespresiones inflacionarias, haba derivado en una menor captacinbancaria, detrs de la cual se ocultaba la canalizacin de recursoshacia instrumentos denominados en dlares (1976, 1979-1982)o hacia intermediarios paralelos, capaces de ofrecer mejores con-diciones a los depositantes e inversionistas, como sucedi tras laexpropiacin de los bancos. Para que estuvieran en posibilidadesde competir por la captacin y por los prstamos, las tasas deinters fueron liberadas. La medida tambin iba dirigida hacia lareduccin de los mrgenes de intermediacin y a fomentar loscostos de captacin.

    El resultado fue un aumento del ahorro financiero y de lacaptacin bancaria, que sirvieron de base para la futura expan-sin del crdito, que desembocara en la crisis bancaria de 1994.

    3.3. La eliminacin del encaje legal

    Hasta su eliminacin, la poltica de encaje legal tuvo el propsitode controlar la oferta monetaria por medio de regulaciones a laexpansin del crdito interno. Los bancos estaban obligados acanalizar una parte de la captacin hacia valores gubernamenta-les y a mantener tenencias en efectivo en el banco central. Laausencia de operaciones de mercado abierto hasta 1978, habanconvertido al encaje legal, junto con el control directo de las ta-sas de inters, en el principal expediente con que contaba la po-ltica monetaria y crediticia. Pero tambin operaba como unmecanismo de proteccin del ahorrador, pues representaba unareserva obligada para hacer frente a las obligaciones que los ban-cos mantenan con los depositantes.

    El encaje legal fue eliminado y sustituido en 1989 por uncoeficiente de liquidez equivalente a 30 por ciento de la capta-cin, el cual desaparecera dos aos despus. Con tales medidas,las autoridades se desprendan de sus principales instrumentos

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    de poltica monetaria, y confinaban el control crediticio a las mo-dificaciones en la base monetaria asociadas a la compra y la ventade ttulos de deuda pblica. Los bancos tenan ya la libertad paraexpandir el crdito, sin otro freno que el que impona la pruden-cia o la falta generalizada de liquidez, que, por lo dems, resulta-ba incompatible con una economa que aspiraba al crecimiento.

    De hecho, la liberacin de las tasas de inters y las modifi-caciones en los encajes legales se encuadraban en el marco msgeneral de poltica econmica. Como se ha expuesto, la estrate-gia contra la inflacin demand que los dficit en cuenta corrien-te fueran financiados por los excedentes en los flujos de capital.Al cambiar a un rgimen de poltica monetaria activa, en el quelas tasas de inters estn determinadas por el mercado y el com-portamiento de base monetaria obedece a metas preestablecidas,el Gobierno apostaba a que la esterilizacin de las entradas decapital forneo redujera la expansin del crdito interno. Si stese expandi, en lugar de restringirse, esa apuesta fracas por fa-llas en la poltica de esterilizacin, o porque sta se volvi incon-gruente con la poltica cambiaria, obsesin irrenunciable de laadministracin salinista.

    4. La privatizacin bancaria

    En mayo de 1990, el Ejecutivo Federal envi al Constituyente lainiciativa para modificar el Artculo 28 constitucional, que otor-gaba al Estado el monopolio en la prestacin de los servicios ban-carios. La finalidad era preparar el terreno jurdico para la priva-tizacin de la banca mltiple, que sera iniciada el ao siguiente yculminada en 1992.

    La venta de las 18 instituciones de crdito a particularesfue un proceso que acarre al menos tres consecuencias, cuyosefectos se haran sentir de forma contundente en la crisis finan-ciera de 1994. En primer lugar, fueron asignadas de forma privi-legiada a personas o grupos con escasa o nula experiencia y co-nocimiento del negocio bancario. En su gran mayora, losbeneficiarios provenan de las casas de bolsa, que haban cobra-do un auge inusitado durante el periodo de la banca estatizada.En este sentido, el Gobierno perdi la oportunidad de restituir elcapital humano que se haba dilapidado en ese lapso.

    La preferencia hacia este tipo de agentes econmicos habasido legalmente diseada por modificaciones legales que prece-dieron a la privatizacin. El paquete financiero enviado al Con-

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    greso de la Unin en 1989 reconoci la figura de agrupacionesfinancieras no bancarias; ms tarde, la Ley de Instituciones deCrdito, que regira la operacin de la banca mixta, hizo posibleque los bancos pudieran formar parte de esos conglomerados.Pero fue la Ley para Regular las Agrupaciones Financieras, tam-bin de 1990, la que perfil a las casas de bolsa como las benefi-ciarias ms probables del proceso de venta: las modalidades queesas asociaciones podan asumir variaban en funcin de que fue-ran encabezadas por una sociedad controladora, por un banco opor una casa de bolsa. En el primer caso, la sociedad controlado-ra poda estar conformada por una casa de bolsa y por un banco,mientras que en los otros dos tal asociacin era imposible. Latendencia hacia la centralizacin y hacia la fusin de instanciasfinancieras, a la que ha obligado la competencia internacional,prcticamente representaba un acto premonitorio de que enMxico tendran la misma suerte. Privilegiar jurdicamente a lascasas de bolsa como sus cabezas de grupo representaba, en loshechos, cerrar el embudo que conduca a la propiedad bancaria.

    Las acciones legales para reglamentar la integracin delcapital hicieron otro tanto a favor de las casas de bolsa. Las de-claraciones expresas de las autoridades hacendarias acerca de so-meter el proceso de privatizacin a una democratizacin delcapital, cobraron vida en la legislacin al acotar la tenencia ac-cionaria a 5 por ciento para personas fsicas y morales, o a 10 porciento, si se contaba con la anuencia oficial. Sin embargo, esoslmites no actuaban para el Gobierno, el Fobaproa (Fondo Ban-cario de Proteccin al Ahorro), los inversionistas institucionalesy las agrupaciones financieras, en las que las casas de bolsa ocu-paban un lugar destacado como cabezas de grupo. En junio de1992, un nuevo cambio legal posibilitara que las agrupacionesfinancieras pudieran endeudarse con el propsito de capitalizar asus sociedades o de integrar nuevas instituciones financieras a sugrupo: se abra as la posibilidad de que los nuevos propietariosliquidaran con otros pasivos los adeudos que eventualmente pu-dieran emerger de la compra bancaria. De esta forma, la capaci-dad de recapitalizar a los bancos en caso de quebrantos se redu-ca sustancialmente.

    En segundo trmino, el proceso de privatizacin bancariafue guiado de forma exclusiva por un criterio mercantil y recau-datorio. El mecanismo de subasta privilegi el precio como nor-ma de asignacin. En ningn caso gan una postura que fuerarebasada en este rubro. Con ello las autoridades, arrastradas por

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    el xito de la convocatoria, olvidaron el carcter estratgico de labanca en la economa nacional. Ms importante que la cotiza-cin era la capacidad para fortalecer las instituciones de crdito,y por ello, para presentar proyectos de desarrollo de mediano ylargo plazos, que incluyeran programas de capitalizacin, de pe-netracin de mercado y de asignacin de recursos hacia los secto-res productivos, as como de adaptacin a las nuevas circunstan-cias que haba configurado un mundo ms competitivo. Los nuevosbanqueros creyeron que esas circunstancias eran similares a lasque haban prevalecido mientras la economa se mantuvo cerra-da, y por eso previeron un negocio altamente rentable y, al mis-mo tiempo, seguro. Al fincar la venta en el precio mayor y atodas luces excesivo, el Gobierno no slo confirm sus ilusio-nes, sino que adems actu de la misma forma como muy pocotiempo despus lo haran los beneficiarios: considerando a la bancaun negocio como cualquier otro.

    Por ltimo, el alto precio al que fueron cedidos los bancos(3.4 veces el valor en libros) trajo consigo dos consecuencias muyimportantes para el deterioro que seguira el sistema: por un lado,represent un aliciente para la expansin indiscriminada del cr-dito, que responda a un afn por recuperar las grandes inversio-nes involucradas; y por el otro, dej a sus propietarios sin recur-sos para la capitalizacin. Los dos elementos tejieron un crculovicioso entre la necesidad de contar con mayores recursos paralas provisiones y el crecimiento de prstamos cada vez ms ries-gosos, que slo acabara por romperse con las crisis bancarias yde los deudores.

    El crculo perverso fue a su vez nutrido por las barrerasque se levantaron contra la inversin extranjera, en un afn pocorealista de conservar el control bancario en manos de mexicanos.Las disposiciones legales posibilitaban la tenencia accionaria deextranjeros, pero sin derechos corporativos. Con ello se cerrabala posibilidad de que este tipo de inversionistas aportaran un ca-pital y una experiencia que hubieran sido decisivos para un me-jor desempeo del sistema. La fuerza de los hechos llevara a lasautoridades a reconocer este error con las modificaciones legalesde 1995 y las propuestas de 1998, que ahora debe discutir elLegislativo. Sin embargo, la tardanza acarre ominosas conse-cuencias.

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    5. Las fallas en la regulacin y en la supervisin

    La liberacin de las tasas de inters y la eliminacin de los encajeslegales constituyen una orientacin que tiende a afianzarse en lossistemas financieros mundiales. Su finalidad es hacer de ellos ins-trumentos ms competitivos. Sin embargo, la especificidad delsistema bancario impide que ste asuma una liberacin total queponga en riesgo a los ahorradores (riesgo moral) y al sistema depagos (riesgo sistmico). Por esta razn, aquellos expedientesdeben ser sustituidos por una regulacin prudencial y por unaefectiva supervisin de las autoridades monetarias y crediticias,que conjuren, o al menos aminoren, esos peligros. Evitar que losbancos incurran en prstamos morosos o irrecuperables debe serla principal misin de la regulacin y de la supervisin.

    Si atendemos a los datos de expansin del crdito y a losdel comportamiento de la cartera vencida que se registra a partirde la liberacin financiera y de la privatizacin bancaria de 1991-1992, es claro que la causa microeconmica ms importante dela crisis bancaria de 1994 residi en las deficiencias en los rubrosde la regulacin y la supervisin. Fueron ellas las que abrieron lapuerta a la vulnerabilidad del sistema bancario ante los embatesdel entorno macroeconmico.

    De 1989 a 1993, el crdito expedido por la banca centralaument en 130 por ciento, en trminos reales; para 1994, elincremento ya era de 200 por ciento. La expansin del crdito,entonces, comienza con el proceso de liberacin financiera ini-ciado en 1989, cuando la banca todava era responsabilidad esta-tal; pero la tendencia contina cuando sta pasa a manos priva-das. Lo mismo sucede con la cartera vencida: el ndice demorosidad salta de 1.43 por ciento en 1989 a ms de 8 por cientoen 1994.

    Estos indicadores muestran claramente las fallas regulato-rias y supervisoras de la autoridad: el porcentaje aceptado por lasnormas internacionales para la morosidad es de 3.5, que ya habasido rebasado en 1992, cuando el proceso de venta haba culmi-nado. Pero la autoridad supervisora, en lugar de frenar esta ex-pansin, permiti que el crdito siguiera expandindose, y lamorosidad, elevndose.

    El fenmeno de las carteras vencidas se viene gestando conanterioridad a la crisis de 1994. Antes de proseguir con las causasmicroeconmicas que animaron este comportamiento, volvamosa las de naturaleza macro.

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    La entrada de capitales forneos originada por los dficiten cuenta corriente de la balanza de pagos, suscit una burbujaespeculativa en torno a ciertos activos y bienes de consumo (bie-nes races), misma que activ una intensa alza de sus precios.Para obtener ganancias especulativas de esos movimientos, losagentes econmicos utilizaron los recursos provenientes del ex-terior para adquirirlos. El mecanismo de transmisin fueron losprstamos otorgados por el aparato bancario. Es por esta raznque los crditos al consumo y, en especial, a la vivienda, supera-ron con mucho la tasa de crecimiento general del crdito. Cuan-do la economa entr en una recesin temporal en 1993, por elafn del Gobierno de reducir la inflacin a un dgito, las empre-sas y los consumidores se encontraron imposibilitados de res-ponder a sus adeudos, pero la burbuja especulativa no cedi. Estefue el antecedente ms inmediato de lo que sera la explosin delas carteras vencidas en 1995, cuando esa burbuja especulativa serompi. Entonces los precios relativos de aquellos activos y bie-nes de consumo descendieron, y los bancos encontraron una difi-cultad estructural para su saneamiento: las garantas que respal-daban los crditos fueron insuficientes para cubrirlos.

    Pero tambin y regresando a las causas micro los bancosrespondieron no slo con falta de prudencia, sino tambin contoda la impericia que haba germinado en el proceso de privati-zacin. A medida que la cartera vencida creca, se vieron en nece-sidad de aumentar aunque insuficientemente, por su escasa ca-pitalizacin las reservas para provisiones. Las presiones sobrelas utilidades que tal medida acarreaba, los impuls a aumentarsus mrgenes de intermediacin, y con ello, a encarecer el servi-cio de los adeudos. El resultado fue un proceso de seleccinadversa: los buenos deudores adelantaron sus pagos, propician-do que la cartera reflejara un perfil ms cargado hacia la morosi-dad, mientras el flujo de ingresos disminua. Esto presionara denuevo las ganancias, y el ciclo se repetira.

    La libertad de los bancos para elevar indiscriminadamentelos mrgenes de intermediacin revela una enorme laguna delmarco regulatorio. Antes del proceso de liberacin financiera, elEstado controlaba tanto las tasas de inters activas como las pasi-vas, y de esta manera, esos mrgenes. Cuando se liberan, la auto-ridad pierde el control de las tasas activas y, as, el de este deter-minante de la utilidad bancaria. La creencia ciega en lacompetencia dej este espacio a cargo de las fuerzas del mercado,sin tomar en cuenta que el sistema bancario es una actividad alta-

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    mente concentrada, y por ello, que responde a una estructuraoligoplica, en la que son los precios, y no las utilidades, los quereaccionan ante aumentos en los costos.

    A esta insuficiencia, el marco regulatorio y la propia super-visin agregaban otras:

    a) La falta de suficientes requisitos para acceder al oficio de ban-quero y para el ejercicio profesional de esa actividad por cier-tos ejecutivos.

    b) La carencia de normas prudenciales para la asignacin de cr-ditos, en especial aquellas que evitan su concentracin en per-sonas y actividades y los crditos vinculados.

    La tendencia a la concentracin del crdito al consumo y ala vivienda fue una de las causas importantes que propiciaronla alta vulnerabilidad de los bancos ante el entorno econmico,en la medida en que ambos rubros son los primeros queresponden a las bajas del ciclo econmico. As, mientras en1988 la vivienda absorba 7 por ciento del crdito total, en1993 y 1994 esa proporcin haba alcanzado 13 y 16 porciento, respectivamente.

    Los crditos vinculados eran objetos de restricciones en lalegislacin, pero permitidos, al final de cuentas. Los casos deBanca Unin y de Banpas demuestran, sin embargo, que estapermisividad, aunada a la poca capacidad de supervisin, pue-den provocar quebranto en las instituciones.

    c) Normas dbiles para medir, dar seguimiento y responder alcomportamiento del riesgo involucrado en los prstamos.

    Al liberar la actividad financiera, las autoridades se limita-ron a establecer reglas para que los bancos pudieran evaluar lacalidad de sus carteras. Con esta decisin, la evaluacin queden manos de las instituciones de crdito, sin que la autoridadpudiera supervisar el apego a las reglas oficiales. Una de lasformas ms socorridas para evitar que los balances reflejaranel creciente riesgo fue el refinanciamiento de crditos venci-dos: con este mecanismo poda ocultarse la verdadera magni-tud de la cartera vencida, bajo la forma de nuevos prstamosvigentes, y as, evitar la intervencin de los supervisores, queresultaron incapaces de detectar a tiempo el peligro que sevena gestando.

    d) Operacin de normas y criterios de contabilidad deficientes,que no permitieron transparentar los ndices de morosidad.

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    Las normas de contabilidad que regan los estados finan-cieros de los bancos estaban diseadas para considerar comovencido solamente el monto del principal y los intereses nopagados, y no como es costumbre en el escenario internacio-nal la cantidad insoluta, despus de que no se han cubiertoun nmero determinado de mensualidades. A pesar de ser al-tos los ndices de cartera vencida, la dimensin de este proble-ma era mucho mayor y apareci ms pronto de que lo quemanifiestan los indicadores.

    En 1996, la autoridad oblig a los bancos a adoptar lasnormas de contabilidad internacionales, lo que se refleja porlo menos parcialmente en el salto que en ese ao y el siguien-te experiment la proporcin de cartera vencida sobre la to-tal.

    e) A pesar de que era pblica y notoria la facilidad con la que seotorgaban los prstamos, sobre todo los de consumo, las auto-ridades supervisoras decidieron no hacer nada para someter acriterios ms estrictos este suministro.

    La sustitucin de los encajes legales por la regulacin deprudencia que acompa al proceso de liberacin financieratuvo, entre otros propsitos, el control selectivo del crdito:con el encaje legal se puede reducir el crdito de todo el siste-ma, sin discriminar casos y rubros particulares; con la regula-cin prudencial se persigue evitar este tipo de prcticas, sinque la economa incurra en una falta de liquidez generalizada.

    Sin embargo, para que el relajamiento de los controles y laregulacin que intenta inocular sentido de prudencia en losbanqueros no deriven en quebrantos de las instituciones, espreciso una supervisin efectiva del ritmo al que se expandenlos crditos y de los riesgos asociados. Si stos pudieron serocultados por la falta de normas apropiadas, no sucedi lomismo con la forma como se expedan los crditos al consu-mo: las tarjetas de crdito y los prstamos para la adquisicinde automviles eran emitidos con requisitos que, en el lmite,se reducan al llenado de formularios y a la comprobacin dela identidad, sin importar el historial de crdito o la solvenciaeconmica del prestatario. Con esta actitud los bancos habanexcluido el riesgo como criterio de asignacin del crdito, y laautoridad la solapaba.

    f) La capacidad de intervencin de la autoridad supervisora eralimitada.

  • 52 Milln, H.: Las causas de la crisis financiera en Mxico

    Existe consenso en que los supervisores son siempre reba-sados por las operaciones bancarias, sobre todo cuando se esten presencia de un auge crediticio. Dos son las razones princi-pales: por un lado, entre los bancos y la autoridad existe unproblema de informacin asimtrica, a favor de los primeros;por el otro, cuando el crdito se expande a los ritmos a los quelo hizo en Mxico, la asimetra se ensancha, mientras el perso-nal y la capacidad de la instancia supervisora resultan insufi-cientes para detectar riesgos y frenar su crecimiento. Aunqueinsuficiente, la mejor salida a este problema la suministra lafacultad de la autoridad para auditar procedimientos internosde control y para intervenir a tiempo, en caso de detectar pe-ligros que arriesguen la salud financiera de los bancos. Talesfacultades estaban limitadas tanto por la reglamentacin comopor la dependencia de la Comisin Nacional Bancaria (CNB)de la Secretaria de Hacienda.

    g) Al conservar el seguro bancario universal, el proceso de libera-cin financiera fue incompleto y torpe, porque impidi quelas fallas en la regulacin prudencial y en la supervisin fue-ran atemperadas por la disciplina del mercado y, mediante sta,por una mejor administracin de riesgos.

    El propsito principal de toda liberacin financiera es im-primir un mayor grado de competitividad al sistema bancario.Pero en el caso de Mxico, la lucha por una mayor participa-cin en la captacin y en el mercado de prstamos oper pormedio de un mecanismo que excluy la dualidad precio-ries-go, que es caracterstica esencial de la lid en campo bancario.Y en este mecanismo la preservacin del carcter universal delseguro bancario jug un papel decisivo.

    En primer lugar, porque los bancos pueden arriesgarse afinanciar proyectos con la sola atencin de la rentabilidad delmismo, sin contar el riesgo: si la inversin resulta exitosa, losbancos obtienen las ganancias correspondientes; en cambio, siel proyecto fracasa, las consecuencias son sufragadas por loscontribuyentes por medio del erario pblico. Esto alienta laexpansin sin freno del crdito y arrastra al sistema a situacio-nes recurrentemente peligrosas.

    En segundo trmino, la existencia del seguro universal im-pide una adecuada administracin de riesgos: si ste no exis-tiera, el mecanismo del mercado obliga a que los bancos pa-guen tasas de inters mayores a medida que aumenta el riesgode su cartera, si quieren atraer depositantes; para poder so-

  • 53Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 5, 1999, 25-66

    portarlas deben exigir tasas activas ms altas a los prestata-rios, que preferirn a otras instituciones en donde el costo deldinero sea ms bajo. Los dos mecanismos conducen a una mejoradministracin de los riesgos: la nica forma de conservar suparticipacin en el mercado de prstamos es ofrecer tasas ac-tivas atractivas, que slo pueden ser resultado de tasas pasivasmenores, y por ello, de una situacin financiera menos riesgo-sa. Para lograrla es preciso cuidar la expansin del crdito yrestringir los requisitos para su asignacin. Con el seguro uni-versal, los bancos pueden ofrecer tasas de inters a sus deposi-tantes con independencia del riesgo implcito en su cartera,pues aqul les asegura que sus ahorros estn plenamente ga-rantizados.

    La lgica anterior no debe conducir a eliminar el segurobancario por completo, porque para que el mecanismo operees preciso que los ahorradores cuenten con informacin sufi-ciente sobre la situacin financiera de las instituciones banca-rias, y sta slo est al alcance de los grandes ahorradores, queson los que nutren el grueso del ahorro financiero. En el casode los pequeos, la informacin es asimtrica; por ello debenpermanecer protegidos. ste es el espritu que anima las refor-mas legales propuestas al Congreso de la Unin; pero, otravez, llegan tarde.

    h) La autoridad encargada del seguro pospuso la intervencinoportuna de los bancos, porque incurri en el mismo patrnde conducta que ellos, tras agotarse sus recursos despus delas primeras intervenciones bancarias.

    A pesar de que la expansin de la cartera vencida fue evi-dente, el Fobaproa pospuso varias veces la intervencin debancos que ya anunciaban sus problemas, porque simplemen-te careca de los recursos financieros para hacer efectiva esaoperacin, pero sobre todo porque no contaba con facultadespara imponer mayores cuotas a los bancos, a medida que losriesgos aumentaban.

    Cuando sobrevinieron las primeras intervenciones en 1994Banca Unin y Banpas, los recursos del Fondo prctica-mente se agotaron. Las posibilidades de rehabilitarlos, comosucedi una vez que la crisis estall, dependan de una deci-sin que rebasaba el mbito de su competencia: de la voluntaddel Ejecutivo. El error estrib en que el Fondo se nutra decuotas ordinarias y extraordinarias impuestas a los bancos enoperacin y a los nuevos, en funcin de la captacin, y no del

  • 54 Milln, H.: Las causas de la crisis financiera en Mxico

    volumen de prstamos, ponderados por el riesgo. De esta for-ma, su lgica de conservacin llev a sus autoridades a pos-poner la intervencin bancaria, antes que a solicitar un cam-bio en las reglas para su propia capitalizacin.

    C. La poltica econmica despus de la crisis

    La crisis estall en 1994 bajo la forma de una macrodevaluacin,que responda a la imposibilidad de mantener los niveles desea-dos de tipo de cambio y a una profunda cada del nivel de reser-vas internacionales. La primera tarea que el nuevo Gobierno de-ba desplegar era la estabilizacin del tipo de cambio y larestitucin de esos activos internacionales. Ello implicaba un pro-fundo ajuste de la demanda, cuyos efectos seran devastadorespara el sistema bancario.

    1. El ajuste macroeconmico

    La crisis se manifestaba principalmente como un problema debalanza de pagos, ocasionado por el exceso del gasto privado, envirtud de que las finanzas pblicas haban mostrado un relativoequilibrio durante los aos anteriores. Pero tambin el repuntede la inflacin, provocado por la devaluacin, representaba unfenmeno que deba enfrentarse si se aspiraba volver a las condi-ciones de estabilidad.

    Las medidas principales fueron: el alza en las tasas de inte-rs, mediante una poltica monetaria restrictiva que redujo el ni-vel de la economa; el incremento de tasas impositivas que grava-ban el gasto (Impuesto al Valor Agregado); y la reduccin delgasto pblico, en trminos reales. Con tales acciones se buscreducir el gasto en consumo y en la inversin para aumentar losniveles de ahorro privado, por un lado; y por el otro, convertiren supervit, dficit pblico: es decir, aumentar el ahorro internode tal forma que se reflejara en una disminucin del externo,representado por el saldo negativo en la cuenta corriente de labalanza de pagos.

    Estas medidas propiciaron una enorme cada en la deman-da agregada, que se tradujo en una disminucin del PIB de ms de6 por ciento, la cual no se registraba desde la crisis de 1929. Deesta forma, numerosas personas perdieron su empleo; las empre-sas vieron cmo sus ventas disminuan, mientras el ingreso per-

  • 55Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 5, 1999, 25-66

    sonal disponible real caa estripitosamente por el aumento en losimpuestos y en los precios y, en muchos casos, por la disminucinde los ingresos nominales.

    Por otro lado, la correccin en el exceso de gasto privadoy la necesidad de evitar ms la fuga de capitales, ameritaron unalza tan intensa en los tipos de inters, que las tasas pasivas pasa-ron de 18 a 49 por ciento de 1994 a 1995. Con ello, el serviciode las deudas que se mantenan con los bancos alcanz nivelesinsostenibles. Los deudores se vieron entonces imposibilitadospara continuar cumpliendo con sus obligaciones: por un ladodeban pagar ms; por el otro, sus ingresos haban disminuidosignificativamente. Esos dos elementos conformaron la tenaza queprecipit la crisis financiera de los bancos como una crisis dedeudores.

    2. El rescate bancario

    La crisis bancaria se haba manifestado como una crisis de carte-ras vencidas, sin posibilidad de restituir el servicio bancario en elcorto plazo, en virtud de la precariedad de las condiciones de losacreedores, activada por los efectos de la poltica econmica. Lasautoridades emprendieron el rescate bancario mediante dos l-neas estratgicas. La primera se orient directamente a las insti-tuciones de crdito; la segunda, a los deudores. Sin embargo, fueel apoyo al sistema bancario la estrategia fundamental, en la me-dida en que los recursos destinados a este fin llegaron a represen-tar 65 mil millones de dlares, mientras que los que se canaliza-ron con los programas de apoyo a los acreedores representaron10 por ciento de esa cifra.

    La estrategia orientada directamente al apoyo bancario fuedesplegada mediante tres tipos de acciones:

    a) El otorgamiento de crditos blandos, mediante el Programa deCapitalizacin Temporal.

    b) La adquisicin de activos daados o la asuncin de prdidas,segn el banco presentara problemas de liquidez o de insol-vencia. En el primer caso, se procedi a comprar cartera ven-cida mediante pagars liquidables a diez aos y generadoresde intereses capitalizables a tasas equivalentes a la de Cetes a90 das, y a cambio de que los bancos aportaran un peso decapital por dos de cartera comprada; en el segundo, se aport

  • 56 Milln, H.: Las causas de la crisis financiera en Mxico

    la diferencia entre pasivos y activos, con el objeto de sanear alas instituciones y proceder a su venta o liquidacin.

    c) Fortalecimiento directo de la estructura de capital, medianteaportaciones directas a cambio de acciones o de obligacionessubordinadas emitidas por las instituciones crediticias.

    De las tres, las segunda fue la ms privilegiada. Pero tambin lams costosa: cuando los bancos experimentaban problemas deinsolvencia, la nica alternativa era su liquidacin o su venta;pero para que sta fuera factible, el Gobierno deba, al menos,dejar su capital (diferencia entre activos y pasivos) en cero, desti-nando a fondo perdido los recursos canalizados para tal efecto.Era tal el deterioro de estas instituciones, que sin esa interven-cin la venta era imposible. En este sentido, la capacidad de recu-peracin de esos recursos era prcticamente nula, o muy reduci-da, si la venta entraaba una prima sobre el valor de capital.

    Cuando la situacin financiera mostr posibilidades de serrestituida, porque los problemas eran esencialmente de liquidez,la segunda lnea estratgica se perfil hacia la compra de carteravencida. Bajo esta opcin, el costo fiscal tena que ser mayor envirtud de que el valor de adquisicin deba ser menor a su valorreal, de que generaba intereses y de que el esquema de prdidasse reparta inequitativamente a favor de los bancos. Las autorida-des compraron por ese concepto los derechos de cobro de 27 porciento de la cartera total. A diciembre de 1997, el valor nominalde la cartera vencida adquirida por el Gobierno era de 168 milmillones de pesos, por los cuales pag 134 mil millones. De sta,se espera recuperar slo 30 por ciento, resultando una prdidade 94 mil millones, a repartir entre el Gobierno (75 por ciento) ylos bancos (25 por ciento).

    De haberse privilegiado la opcin de aportar capital a cam-bio de acciones y obligaciones subordinadas, el costo fiscal hu-biera sido menor: por un lado, el efecto sobre la salud de losbancos hubiera sido ms directo, al tiempo que hubiera posibili-tado una mejor rehabilitacin; por el otro, esta mejora, tardeque temprano, habra redundado en una revaloracin de las ac-ciones y las obligaciones. As, la recuperacin de los recursos fis-cales destinados al rescate habra sido mayor, y el costo fiscal,menor.

  • 57Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 5, 1999, 25-66

    Conclusiones

    La crisis financiera fue detonada por factores de naturaleza ma-croeconmica, asociados a la crisis de 1994 y a la poltica deestabilizacin que le sigui. Ambas condujeron a alzas impresio-nantes en las tasas de inters y a cadas drsticas del nivel deactividad, del ingreso personal disponible y del empleo, que de-terioraron la calidad de los activos bancarios, depreciaron el va-lor de las garantas vinculadas a los prstamos y expandieron lascarteras vencidas.

    La crisis se gest con el abuso de la poltica cambiaria, quesirvi de eje a la estrategia contra la inflacin iniciada con losPactos. Tal abuso condujo a una expansin del dficit en la cuen-ta corriente de la balanza de pagos, que arroj una proporcindel PIB similar a la que precedi a la crisis de 1982. Su financia-miento repos en los flujos de capitales externos, que sirvieronpara financiar la inversin y el consumo, y por esta va, paragenerar un auge crediticio, que oper como el antecedente ma-croeconmico de la crisis bancaria.

    Por otro lado, la devaluacin afect a los bancos que, in-centivados por la aparente firmeza del tipo de cambio, suminis-traron crditos en moneda extranjera. As mismo, la resistenciade las autoridades a modificar a tiempo la poltica cambiaria des-emboc en una devaluacin obligada, ya no por la necesidad demantener el poder de compra de la paridad, sino por la insolven-cia en materia de reservas internacionales. De esta forma, se hizoineludible recurrir a una poltica econmica restrictiva, cuyos efec-tos sobre las tasas de inters, el ingreso personal y el nivel deactividad, fueron devastadores para la salud de las institucionesfinancieras.

    La revisin de las causas macro y microeconmicas revelaque tanto la crisis de la economa mexicana iniciada en 1994,como la financiera que le sigui, fueron producto de errores enel manejo de la poltica econmica y en la financiera. En la pri-mera, la principal responsabilidad repos en la obstinacin delGobierno de proseguir combatiendo la inflacin con un tipo decambio sobrevaluado, a pesar del peligro que repesentaban losdesequilibrios externos y la fragilidad de los flujos externos decapital. A ella se aun la impericia mostrada en diciembre de1994 en el manejo del tipo de cambio, misma que posibilit queen unos cuantos das las reservas internacionales cayeran drsti-camente.

  • 58 Milln, H.: Las causas de la crisis financiera en Mxico

    En el mbito financiero, los errores fueron la forma comose liber el sistema financiero, el proceso de privatizacin y, so-bre todo, las fallas en el marco regulatorio y en ejercicio de lasupervisin, que dieron pie a una expansin desmedida del cr-dito y de las carteras vencidas, en un marco en que el alto preciopagado por los bancos haba dejado a sus accionistas sin mrge-nes suficientemente amplios para su capitalizacin. Cuando lospeores efectos de ambos procesos el macro y el micro desem-bocaron en un mismo punto, la crisis financiera no se hizo espe-rar.

  • 59Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 5, 1999, 25-66

    Cuadro 1Productividad de la mano de obra en la industria

    manufacturera

    Ao Mxico Estados Variacin porcentualUnidos Mxico E.U.

    1985 106.7 122.11986 104.3 126.0 -2.2 3.21987 107.1 130.1 2.7 3.31988 110.9 136.0 3.5 4.51989 118.7 137.5 7.0 1.11990 126.2 143.4 6.3 4.31991 133.4 145.6 5.7 1.5

    FUENTE: Elaboracin propia con datos del INEGI, Indicadores de competitividadde la economa mexicana, Aguascalientes, 1992.

    Cuadro 2Crecimiento del PIB, inflacin y saldo en la cuenta corriente de

    la balanza de pagos

    PIB. Inflacin Saldo enTasa de cuenta

    crecimiento corriente

    Ao % % % del PIB

    1978 9.0 16.2 -2-61979 9.7 20.0 -3.61980 9.2 29.8 -5.41981 8.8 28.7 7.0

    1986 -3.2 105.8 -1.61987 1.7 159.2 4.81988 1.3 51.7 -1.41989 3.5 19.7 -3.01990 4.4 29.9 -3.21991 3.6 18.8 -5.21992 2.8 11.9 -7.51993 0.7 8.0 6.61994 4.4 7.0 -6.61995 -6.2 52.0 -0.7

    FUENTE: Banco de Mxico, Indicadores econmicos; e INEGI, Sistema de cuentasnacionales.

  • 60 Milln, H.: Las causas de la crisis financiera en Mxico

    Cuadro 4Penetracin de importaciones en la demanda interna y

    coeficiente de sustitucin de importaciones

    Cuadro 3Tipo de cambio real(ndice 1977=100)

    Ao Tipo decambio real

    1987 130.91988 107.61989 99.61990 100.21991 91.31992 86.01993 80.81994 86.0

    FUENTE: Elaboracin propia con datos delBanco de Mxico, Indicadores econmicos.

    Ao Penetracin de Coeficiente deimportaciones sustitucin

    % %

    1988 13.2 11.61989 13.8 12.11990 14.2 12.51991 13.7 12.31992 14.0 12.71993 13.2 11.91994 14.7 13.21995 18.9 15.71996 20.8 17.0

    FUENTE: Elaboracin propia con informacin del INEGI,S.C.N.M. Nueva presentacin.

  • 61Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 5, 1999, 25-66

    Cuadro 5Financiamiento del dficit en cuenta corriente y composicin

    de la inversin extranjera

    Saldo corriente como proporcin de: Supervit Inversin cuenta de extranjera capital directa % %

    1988 204.26 82.251989 183.30 183.311990 91.27 282.951991 59.71 312.771992 91.97 556.321993 72.04 533.161994 201.72 268.12

    Participacin en la inversin extranjerade:

    Directa Cartera % %

    1988 74.25 25.751989 90.04 9.961990 43.86 56.141991 27.20 72.801992 19.58 80.421993 13.18 86.821994 57.28 42.72

    FUENTE: Elaboracin propia con datos del INEGI,Sistema de cuentas nacionales.

  • 62 Milln, H.: Las causas de la crisis financiera en Mxico

    Cuadro 6Oferta y demanda globales

    (tasas medias de crecimiento: 1987-1994)

    %

    PIB 3.0

    Importaciones 24.1

    Oferta 5.4

    Demanda 5.4

    Consumo 4.1

    Inversin 6.0

    Exportaciones 10.6

    FUENTE: Elaboracin propia con informacin del Banco deMxico, Indicadores econmicos.

  • 63Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 5, 1999, 25-66

    Cuadro 7Captacin bancaria como proporcin del ahorro financiero

    Ahorro financiero Captacin Captacin/ahorro Ao (millones de (millones de financiero

    pesos) pesos) %

    1980 1202.4569 820 68.191981 1795.3868 1148 63.941982 3145.0938 2333 74.181983 5417.2461 3933 72.601984 9283.554 6651 71.641985 14975.3349 9303 66.091986 29587.2432 16550 55.941987 77251.3077 39421 51.031988 120979.874 23626 19.531989 184265.334 67613 36.691990 271816.657 132694 48.821991 355583.514 203329 57.181992 427026.322 252259 59.071993 544888.005 291413 53.481994 676863.41 334858 49.471995 820057.059 437580 53.361996 1091519.8 597181 54.711997 1413267.62 776464 54.94

    FUENTE: Elaboracin propia con informacin del Banco de Mxico, Indicado-res econmicos.

    Cuadro 8Cartera vencida como proporcin de la cartera total

    Ao %

    1989 1.431990 2.351991 3.071992 4.141993 5.441994 8.291995 12.331996 11.391997 14.98

    FUENTE: Elaboracin propia con datos del Banco deMxico, Indicadores econmicos.

  • 64 Milln, H.: Las causas de la crisis financiera en Mxico

    Cuadro 9Indicadores sobre la privatizacin de los bancos

    Banco Comprador Valor de venta Nmero de veces (millones de el valor en libros nuevos pesos) y siguientes

    mejores posturas

    Primera etapa

    Multibanco Mercantil Jos Madariaga 611.2 Venta: 2.66Lomel: Probursa Siguiente: 2.47

    Banpas Julio Villarreal y PolicarpoElizondo; se agreganngel Rodrguez y Jos Rin, 545 Venta: 3.02;de Mexival Siguiente: 86

    Banca Cremi Manuel Somoza ND Venta: 2.5Siguiente: 2.4

    Segunda etapa

    Banca Confa Jorge Lankenau, de baco 892.26 Venta: 3.73; Siguientes:

    3.70 y 3.10Banco del Oriente Marcelo y Ricardo Venta: 4.0;

    Margain Berlanga 223.22 Siguientes: 3.61 y 3.67Bancreser Roberto Alcntara 425.13 Venta: 2.53

    Siguiente: 2.54Banamex Roberto Hernndez y 2.62 y 2.32

    Alfredo Harp Hel, de Accival 9744.98

    Tercera etapa

    Bancomer Ricardo Guajardo Touchy Eugenia Garza Laguera, deValores Monterrey 7799.5 Venta: 2.99

    Siguiente: 2.82BCH Carlos Cabal Peniche 878.36 Venta: 2.67

    Siguiente: 2.65

    Cuarta etapa

    Serfn Adrin Sada, Gastn Luken 2827.8 Venta: 2.69y Guillermo Ballesteros (Obsa) Siguiente: 2.55

    Comermex Agustn Legorreta y Guillermo 2076.00 Venta: 3.73Sottil, de Inverlat Siguiente: 3.66

    Baco Mexicano Somex Carlos Gmez y Gmez, 1876.5 Venta: 3.3de Invermexico Siguiente: 2.9

    Quinta etapa

    Atlntico Alfonso de Garay y Jorge Rojas 1469.2 Venta: 5.3Siguiente: 4.59

    Promex Eduardo Carrillo, de Finamex 1074.5 Venta: 4.23Siguiente: 3.7

    Banoro Rodolfo Esquer 1137.81 Venta: 3.95Siguiente: 3.3

    Sexta etapa

    Banco Mercantil del Roberto Gonzles Barrera 1775.6 Venta: 4.25Norte Siguiente: 4.2Banco Internacional Antonio del Valle, de Prime 1486.9 Venta: 2.95

    Siguiente: 2.5Bancen Hugo Villa, de Multiva Grupo 869.4 Venta: 4.65

    Financiero Siguiente: 4.24

    FUENTE: Elaboracin propia con datos de Guillermo Ortiz, La reforma financiera y la desincorporacin bancaria.

  • 65Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 5, 1999, 25-66

    Aos Ahorro financiero Penetracin financiera % %

    1970 22.9 29.51971 24.2 30.61972 24.5 31.21973 21.9 28.51974 19.5 25.71975 20.7 26.71976 17.5 23.01977 10.7 17.21978 13.1 20.01979 14.0 21.11980 20.3 26.91981 23.2 29.31982 26.9 32.11983 26.1 30.31984 27.0 31.51985 25.3 29.71986 32.3 37.21987 35.1 39.91988 28.5 30.81989 33.7 36.31990 35.7 39.61991 31.9 41.11992 32.7 41.91993 38.3 47.61994 44.3 52.21995 42.6 48.91996 40.3 47.11997 41.4 48.7

    FUENTE: Elaboracin propia con informacin del Banco de Mxico, Indicadoreseconmicos.

    Cuadro 10Ahorro financiero y penetracin financiera

    (porcentajes del PIB)

  • 66 Milln, H.: Las causas de la crisis financiera en Mxico

    Bibliografa

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