Las contradicciones sociales-un misterio sin resolver

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Las contradicciones sociales-un misterio sin resolver Vivimos en una sociedad donde las contradicciones se presentan entre los de arriba y los de abajo, entre los que ostentan el poder y los que buscan llegar a él, entre los patronos y los trabajadores, entre los pobres y los ricos, entre los campesinos y los obreros, entre los indígenas y los mestizos, entre una cultura autóctona y alienante, etc., es decir, vivimos en un mundo donde las contradicciones abundan y van modificándose permanentemente. Muchos soñadores pensaron resolverlo en un abrir y cerrar de ojos, se dejaron llevar por ideologías erróneas, incurriendo en horrendos crímenes de lesa humanidad, en lugar de resolverlo lograron agudizarlo, tal es el caso de la guerra interna que vivió el país, de un lado, el terrorismo y del otro lado, el estado, las victimas ascienden a 1.2 millones entre muertos y desaparecidos. Las heridas dejadas en los hijos, familiares y en la sociedad siguen sangrando. Muchos creíamos que al derrotar a los grupos terroristas de S.L y del MRTA vendría una paz duradera y que las contradicciones sociales habrían llegado a su fin, sin embargo, aparecieron nuevas contradicciones, generándose levantamientos y luchas de los pueblos mayormente

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Vivimos en una sociedad donde las contradicciones se presentan entre los de arriba y los de abajo, entre los que ostentan el poder y los que buscan llegar a él, entre los patronos y los trabajadores, entre los pobres y los ricos, entre los campesinos y los obreros, entre los indígenas y los mestizos, entre una cultura autóctona y alienante, etc., es decir, vivimos en un mundo donde las contradicciones abundan y van modificándose permanentemente. ..........................................

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Las contradicciones sociales-un misterio sin resolver

Vivimos en una sociedad donde las contradicciones se presentan entre los de

arriba y los de abajo, entre los que ostentan el poder y los que buscan llegar a

él, entre los patronos y los trabajadores, entre los pobres y los ricos, entre los

campesinos y los obreros, entre los indígenas y los mestizos, entre una cultura

autóctona y alienante, etc., es decir, vivimos en un mundo donde las

contradicciones abundan y van modificándose permanentemente.

Muchos soñadores pensaron resolverlo en un abrir y cerrar de ojos, se dejaron

llevar por ideologías erróneas, incurriendo en horrendos crímenes de lesa

humanidad, en lugar de resolverlo lograron agudizarlo, tal es el caso de la

guerra interna que vivió el país, de un lado, el terrorismo y del otro lado, el

estado, las victimas ascienden a 1.2 millones entre muertos y desaparecidos.

Las heridas dejadas en los hijos, familiares y en la sociedad siguen sangrando.

Muchos creíamos que al derrotar a los grupos terroristas de S.L y del MRTA

vendría una paz duradera y que las contradicciones sociales habrían llegado a

su fin, sin embargo, aparecieron nuevas contradicciones, generándose

levantamientos y luchas de los pueblos mayormente campesinos e indígenas

denominadas “Andahuaylazo”, “Moqueguazo”, “Baguazo” y últimamente

“Cajamrcazo”. Lo singular en estos acontecimientos lo encontramos en el

denominado “Baguazo” donde un pueblo milenario pudo hacer retroceder a un

régimen con síndrome de prepotencia y autoritarismo, expresado en palabras

del ex presidente García “ciudadanos de segunda categoría”. Por primera vez

en la historia del Perú y del Mundo fueron reconocidos y respetados estas

etnias milenarias, a las culés el estado los ignoró.

Yo me pregunto ¿Por qué el estado abandona a los pueblos a su suerte? ¿Por

qué el estado es incapaz de resolver los problemas de injusticia y desigualdad

existentes? ¿Por qué estamos camino a la sodomizarían? ¿Por qué aun existe

la discriminación? ¡Como es posible la prostitución de niños (as) y adolecentes!

¡Cómo es posible niño (as), ancianos (as) limosneando! ¿Cómo son posibles

tantos males sociales como la drogadicción y el crimen organizado?

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Desde luego, la solución no esta solo en manos del estado o del gobierno sino

a nosotros nos corresponde contribuir con un granito de arena, sin embargo,

los valores de identidad, patriotismo, justicia, solidaridad se hacen agua, en la

medida que día a día nos envuelve un cultura aliente, basada en el

consumismo, en el individualismo, el lucro personal.

Por ejemplo: Hoy es común observar a los jóvenes escuchando en sus

reuniones canciones de grupos extranjeros, rock and roll, hip hop, bachatas,

reguetón, electrónica, pop coreando y un sinfín de géneros de los cuales

nuestra juventud goza en sus fiestas y vida diaria. O es que acaso ¿Es común

ver a un chico de 17 años escuchando un huayco? ¿Un yaraví? ¿Una

marinera?... los símbolos de nutra patria son de poca significación, pocos son

los que lo guardamos respeto.

Es común escuchar en la calle, en la casa, en nuestras conversaciones, el uso

de palabras como: OK, yeso, Hank Oyu, Ey cuate, entre otros, jergas y

vocablos de países como EE.UU., México y España. Pero acaso es común

escuchar alguna palabra en quechua ¿A caso no es visto por jóvenes y adultos

como algo vergonzoso? ¿A caso las palabras: urpi, runa, ari, uchu, no son un

vil pretexto para que otros se burlen de nuestro compatriotas

quechuahablantes?... Este demostrado en que la contradicción entre una

cultura autóctona y una alienante sigue sin resolverse. El desprecio por el

trabajo, por nuestra raza, por nuestros indígenas vienen desde la conquista

española. Aun existen un racismo escondido en nuestras mentes, aun no

hemos entendido que somos todas las sangres como lo dijera el gran

Arguedas.

Todos en algún momento de nutras vidas nos hemos preguntado ¿Quién soy?

¿De dónde vengo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi objetivo? Estas

preguntas son síndrome de crisis existencial, pero al ser resultas nos conduce

a rencontramos con nosotros mismos, saber de donde venimos, la misión que

tenemos y hacia donde vamos. El pueblo peruano, sigue en esta crisis

existencial, y nos estamos equivocando, elegimos el camino incorrecto, en vez

de identificarnos con nuestro país, con la tierra que nos vio nacer, aquella a la

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que pertenecemos y de la cual deberíamos sentir inmenso orgullo, nos

inclinamos por lo extranjero, por lo externo a nuestra patria, por alienarnos con

las costumbres de otros países y lo peor de todo nos avergonzamos de lo que

realmente somos, de nuestra hermosa sierra, nuestra exuberante selva, del

idioma de nuestros Incas, de nuestra sangre, de nuestros apellidos, incluso de

nuestros rasgos. Nosotros mismo nos discriminaos, nos decimos “anda cholo”

“serrano pulguiento”, como si entre costeños, serranos y selváticos existiera

diferencia alguna. Todos somos peruanos, somos hermanos, somos un solo

país, una sola nación y lejos de aceptarnos y elevar el rostro por lo que somos,

agachamos la cabeza y servimos a todo aquel que venga de un país que no

sea el Perú, por el error de tan siquiera pensar que ellos son mejores que

nosotros.

Y lamentablemente a lo largo de los años, nuestra situación ha sido la misma.

El dejarnos pisotear por grandes empresas extranjeras, que ven al Perú como

su minita de oro, la cual explotan y dejan en la miseria. Dejamos que entren a

nuestro país a explotar nuestros recursos naturales, a destruir nuestras tierras,

y a conformarnos con una migaja de lo que ellos se llevan. Si nuestros

antepasados incas, hicieron de estas tierras el comienzo de un gran imperio,

nosotros estamos destruyendo todo orgullo que ellos consiguieron.

Nuestra realidad deja mucho que desear de nosotros mismos, pero entre tantos

alienados e indignos de decirse peruanos (que solo lo expresan cuando Perú

gana un partido de futbol o cuando les conviene, que es lo más deprimente y

sé que no me dejaran mentir), nació un hombre que con sus escritos hizo eco

en cada rincón del país, levantó la voz y expresó sus ideas, sus

disconformidades con el comportamiento del pueblo, e hizo de su persona un

verdadero ejemplo a seguir. Amó al Perú como ningún otro, no fue militar y no

murió defendiendo la bandera peruana, hizo mucho más, nos transmitió una

perspectiva diferente de lo que es ser peruano. Identificarte con los indios, con

las costumbres de los pueblos que habitan con nosotros, de sentirse orgulloso

y de luchar por el mejoramiento del país entero.

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Hoy en día cumpliría 101 años de vida y seria homenajeado en todas las

regiones de nuestro país, su nombre, José María Arguedas, mestizo de

nacimiento, indio de corazón.

Fue un escritor prolífero y excelente antropólogo siempre identificado con el

folclor peruano. Escribió muchas obras y para ellos se inspiró en sus vivencias,

una de ellas es El Sexto. Esta obra fue publicada en el años 1961 y narra la

historia de Gabriel Osborne que en realidad es el mismo José María Arguedas

ya que él estuvo en dicha cárcel, el Sexto, por causa de una manifestación en

los años 40.

La obra El Sexto es el recuento de la serie de injusticias que gobiernan al Perú,

de la opresión, de la constante lucha por el poder, y la tortura. Dentro del Sexto

se encuentra en resumidas cuentas, un reflejo completo de lo que es Perú.

Por ejemplo, vemos la constante lucha entre los apristas y los comunistas,

diferentes posiciones políticas, cada uno creyendo que realmente son los que

mas representan al país y condenando al otro de ser la miseria y la causa de

los problemas nacionales. Los apristas decían que los comunistas eran unos

alborotados y que solo fomentaban crisis y hablaban disparates, por otro lado

los comunistas acusaban a los apristas de besarle los pies a los inversionistas

extranjeros que en ese entonces empezaron a penetrar en la economía del

país.

Esto nos da una idea una vez más que la historia de nuestra patria es una

película que se repite constantemente. Recordemos el Imperio Inca, los

españoles llegaron, un grupo reducido que lograron desmoronar todo un

imperio de hombres fuertes, reacios y nobles. ¿Cómo? Porque existía un

conflicto interno, existían una división y aquellos españoles aprovecharon eso

para hacer de nosotros su colonia. Y esto es lo que denuncia José María

Arguedas, el terco deseo de los peruanos de dividirnos, de ser nuestros propios

enemigos y de ponernos a luchar entre nosotros mismos. Denuncia nuestra

incapacidad para ponernos de acuerdo y condena nuestra necedad al

enemistarnos siempre.

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Arguedas nos muestras que en el sexto se encontraba lo peor de la sociedad,

homosexualismo, tráfico de alcohol y drogas, colusión de criminales y policías

(prostituyeron a un recluso, “Clavel” que tuvo que suicidarse ya que el tormento

de ser violado una y otra vez fue demasiado y esto con los policías como

cómplices), bestialidad de los guardines, existencia de pandillas sometidas a

jefezuelos que reinan el terror (el Puñalada y Maravi), un prefecto que

abusando de su poder hizo que los presos políticos comieran excremento sin

poder lavarse la cara y una comida hedionda, escasa que a los débiles obliga a

estar arrastrándose por los suelos en busca de cáscaras de naranja o cualquier

otro desperdicio o migaja que puedan comer. Esto si bien es abuso, y podemos

decir que es algo que ocurre en todas las cárceles del mundo, Arguedas nos

los presenta como nuestra realidad nacional, donde unos son los fuertes, los

imponentes y lo que dominan, es decir personajes políticos, grandes

empresarios nacionales y extranjeros, y otros los débiles, los pisoteados, lo que

tiene que vivir con el miedo a que sus “patrones” no les hagan daño o los

destruyan, es decir el sector popular, los trabajadores informales que muchas

veces son explotados, y en pocas palabras el pueblo. Nos muestra la

convivencia diaria en nuestro país.

En El Sexto es tanta la brutalidad con la que viven los reclusos que muchos se

suicidan, otros mueren por enfermedades e inanición ya que no son atendidos

como es debido y el resto que sobrevive se matan a puñaladas entre sÍ.

Arguedas con esto denuncia la indiferencia del estado con los problemas que el

Perú siempre ha llevado en hombros. Cuestiona la indiferencia y descuido del

estado, no con las persas que vivimos en la capital, sino con aquellos que viven

en nuestras provincias, en el interior del país, los que son ignorados por el

Estado y muchas veces por nosotros mismos. “Mueren por enfermedades e

inanición” se refiere a los sectores más pobres del país, donde la atención

médica no llega y donde la gente no puede alimentarse de la manera

adecuada, por que no tienen los medios económicos y el estado no los ampara.

“Los sobrevivientes se apuñalan entre sÍ” se refiere una vez más a que en el

país siempre hay esa enemistad entre nosotros mismos, no podemos ponernos

de un solo lado y organizarnos.

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Arguedas describió al Perú como una cárcel donde existe la mísera y la

crueldad, donde los amigos son enemigos y se pierde el rumbo. Pero también

reflejó la esperanza en esa misma cárcel en personajes como Gabriel el

protagonista (que en realidad es Arguedas) y Cámac (compañero de celda de

Gabriel). Osborne no partencia a ningún partido político, no era comunista ni

aprista y juzgaba a las personas por su personalidad e ideales, era amigo de

un aprista (Juan) y de un comunista (Cámac), lo que Arguedas quiso decir con

este personajes es que se puede unir y crear lazos hasta en los polos

opuestos, tratar de unificar ideales para hacer uno solo. Con el personaje de

Cámac representó el sentido de justicia y la sabiduría, de pertenecía a nuestra

tierra, a preferir lo nuestro antes que lo extranjero y a tener siempre el deseo y

el sueño de cambiar el rumbo de nuestro país para mejor.

Arguedas supo ver más allá de sus propias narices, y tener una visión general

de la estructura interna de un país, El Sexto es prueba de ello, nos mostró las

desgracias en la que vivimos pero también nos mostró una salida y depende de

nosotros optar por ella.

Sin embargo Arguedas fue un hombre que no solo se conformó con esa visión

y nos sorprendió una vez más con su última obra lamentablemente inconclusa,

el zorro de arriba y el zorro de abajo, esta obra fue publicada después de la

muerte de autor.

El uso de la palabra zorro, es justificado ya que en la leyendas peruanas

andinas es considerado un ser mitológico y Arguedas los utilizó para marcar la

diferencia entre la sierra (el zorro de arriba hace referencia a las montañas a la

altura) y la costa (el litoral marino, nuestras playas son reflejados por el zorro

de abajo) ya que en aquella época existió el denominado “boom pesquero” e

hizo que estas dos regiones se alejaran cada vez más.

La obra esta compuesta por una narración pero también por el conjunto de

unos diarios íntimos del autor, en donde relata sus agonías, sus miedos y su

deseo de suicidarse, suceso que se lleva a cabo el 2 de diciembre de 1969.

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Luego Arguedas nos presenta la situación que viven los pesqueros

chimbotanos. En aquel entonces la industria de la pesca estaba surgiendo en

nuestro país, los pesqueros obtenían grandes cantidades de anchoveta,

pescado que se llevaba a la fábrica para convertirlo en harina de pescado o

aceite y aquí la primera denuncia de nuestro autor. Arguedas nos habla sobre

la imposición del capitalismo extranjero y su focalización en Chimbote y el

hecho de que el capitalismo no solo trajo consecuencias optimistas, como la

mejora de la economía del país, sino que también trajo consigo rezagos en la

población como la pérdida de su identidad.

Para aclarar este punto es preciso relatar una parte de la obra en donde las

personas que vivían en el interior del país al ver que el sector pesquero estaba

creciendo viajaron a la costa en busca de mejores trabajos y de una mejor

remuneración para la manutención de sus familias pero como consecuencia de

aquel cambio de ambiente y de vida, de salir de sus tierras natales para

ingresar a un mundo totalmente nuevo e industrializado, se vieron

desorientados y en sus intentos de tratar de encajar con esta nueva realidad

poco a poco dejaron sus antiguas costumbres y gastaban lo poco que ganaban

en seguir a sus patrones a los bares y burdeles, derrochando así todo su dinero

y de igual manera su identidad y valores.

La última novela de uno de nuestros escritores mas brillantes, nos habla sobre

el panorama que se vivía en el norte del Perú, sobre el auge pesquero que se

vivía, sobre el asentamiento del capitalismo en nuestro país, la pérdida de la

identidad de algunos indígenas que al dejar sus tierras y llegar a la costa se

dejaron llevar por la psicología de las masas y actuaban igual a ellos.

En conclusión, José María Arguedas fue un hombre que tuvo una amplia visión

de la realidad peruana en la que vivíamos, las obras que se han analizado aquí

El Sexto y El zorro de arriba y el zorro de abajo son solo una parte de la

amplitud de criterio que poseía nuestro escritor, nos muestra y transmite como

nuestro país estaba y sigue en desarrollo, como aún nos falta sentar nuestras

bases, unir nuestras fuerzas, valorar lo que tenemos, sacarle provecho y de

esta manera surgir del lugar en donde nos encontramos.

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Arguedas murió defendiendo sus ideales, y dejo como legado sus escritos, sus

pensamientos y sus deseos, amó y se identificó con nuestra serranía y la

honró como ninguno al igual que a su país; ahora nosotros estamos vivos, la

juventud peruana, es nuestro deber y responsabilidad prepararnos para hacer

surgir esta nación que él através de sus obras nos enseñó a ver, no de una

manera soñadora sino realista, nos muestra los defectos del país, los cabos

sueltos, todo aquello que debemos corregir, escritores como Arguedas ya

hicieron lo suyo, nos mostraron el camino ahora es nuestro turno de cambiar el

rumbo.

ANONIMO!