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Las Crisis en la Historia del Capitalismo
Por: Ricardo Sánchez Ángel
El autor es Abogado, Magíster en Filosofía y Doctor en Historia. Profesor Asociado Universidad Nacional de Colombia. Forma parte de la línea en Historia Social y Política del Departamento de Historia, Facultad de Ciencias Humanas y es integrante del grupo interdisciplinario – THESEUS – de la Universidad Nacional de Colombia, clasificado por Colciencias en la categoría A. Miembro del comité editorial de la revista Espacio Crítico.
1
“Lo que ahorraréis en pensamiento, gastadlo ahora ¿para cuando, entonces? En
orientaciones saludables”
Alfonso Reyes
Nota Bene: esta investigación tiene un carácter historiográfico de doble dimensión: sobre
las crisis reales en el capitalismo histórico y sobre la teoría marxista de las crisis. Desde
Marx, Kautsky, Rosa Luxemburgo, Trotsky y Ernest Mandel. No son los únicos pero sí los
más destacados, aunque se pueden agregar otros autores.
El carácter de esta investigación tiene una finalidad educativa y científica para el
quehacer universitario y la praxis social. Su aparato bibliográfico no tiene pretensiones de
erudición, sino de orientación pedagógica e investigativa.
I. LA SIMULTANEIDAD DE LAS CRISIS
Está en curso una crisis generalizada de la economía mundial, un año largo, con sus
componentes regresivos, destrucción de capital, cierre de empresas de todo orden, aumento
dramático del desempleo, caída de los precios de las materias primas, aumento de la deuda
externa, revaluación de las monedas de los países de América latina, caos del comercio
internacional, proteccionismo metropolitano. Estados Unidos ha sido el epicentro, se
manifiesta en Europa, Japón y la onda se expande en todo el planeta. Nuestra América ha
conocido la caída de las exportaciones, la recesión industrial, desempleo, crisis agraria y la
deuda. Colombia no es la excepción.
Una sobreproducción de capital y mercancías estimulada por una especulación financiera y
bancaria, creó una ilusión sobre el apogeo del sistema capitalista y del mercado. El desplome
financiero en Estados Unidos precipitó el colapso de la construcción y vivienda -gran
multiplicador de la actividad productiva- y del conjunto de la cadena de la actividad
2
económica. La gran industria metalúrgica, automotriz y derivados han sufrido el impacto de
esta situación. Es toda la matriz de la economía la que se ha contraído. La bonanza financiera
era una creación ficticia de valor y capital, verdadera burbuja que la sociedad consumista
alimentó como la panacea. Y a todas estas “el capitalismo accionario”, “la democratización de
las empresas”, resultó una enorme operación de captación de los ahorros de las clases medias y
de los trabajadores para alimentar la acumulación del capital y la concentración de las
ganancias en la cúpula de financieros y altos ejecutivos.
La acumulación del capitalismo venía descansando en los años finiseculares en la
sobreexplotación del trabajo con su flexibilización, precarización, desempleo estructural,
neocolonización de los recursos naturales del planeta, aumento del intercambio desigual,
intereses especulativos a la deuda, comercio e industria armamentista, ofensiva de las
multinacionales con pautas monopólicas de explotación y comercio. Todo esto en medio de
una oleada de violencias, orgía financiera, desalojo y expropiación.
El punto de inflexión del periodo histórico lo constituye el fin de la onda larga expansiva y del
Estado reformista con el pacto social integrador obrero-empresarial: el del Estado de bienestar.
A partir de los años setenta comienza una onda larga de estancamiento, con drásticas
recesiones como la de 1974-1975; la crisis mundial 1980-1983 y la del Japón durante una
década, la crisis mexicana de la deuda, la bancarrota Argentina y las oscilaciones de
recuperación y caída en diversos países de Europa. Colombia también ofrece su larga crisis a
fines y comienzos de siglo XXI. Este censo es indicativo e incompleto, pero constata el
carácter desigual y oscilante de la curva del desarrollo capitalista.
Definidas como periodos históricos, las curvas se incorporan a su configuración con las luchas
de clases, las guerras, revoluciones y contrarrevoluciones, las transformaciones sociales como
las urbanizaciones y las diásporas, las mutaciones en la cultura, los efectos de las hambrunas,
las enfermedades y la destrucción ambiental.
3
Pues bien, este periodo histórico de onda larga descendente se corresponde con una intensa
lucha del capital contra la clase trabajadora y su poder material, como palanca del
relanzamiento de la acumulación. Los cambios en el modo de producción y la organización
social del trabajo, se relacionan directamente con esta tendencia orgánica del capital.
Las guerras se han mantenido como expresión permanente del orden-desorden de la
globalización neocapitalista. La guerra es una manera de controlar el petróleo en una realidad
de crisis energética, con la invasión de Estados Unidos a Iraq y Afganistán, obtener primacías
geopolíticas con el genocidio de los palestinos a manos de Israel, mantener caliente la
economía de guerra para la guerra, como sucede en Colombia con el acuerdo militar que
permite la presencia de tropas de la Armada de los Estados Unidos en su territorio. Lo de hoy
en Haití con la ocupación militar resalta esta tendencia. El curso de la guerra y el
armamentismo es demasiado amplio, su economía está por encima de la muy rentable del
tráfico de drogas duras, y es uno de los primeros renglones en los inventarios financieros en la
sociedad criminal. La guerra contra el terrorismo y las drogas es necesaria para el modelo de
acumulación vigente, con resultados contra las libertades, los pueblos indígenas y campesinos,
y el control imperial sobre el tráfico aéreo y marítimo, la movilidad de las personas y la
soberanía nacional. El nuevo Imperialismo que señala la geopolítica mundial en el epicentro
del petróleo y las guerras, la recolonización y neocolonización en el mundo1.
Las políticas neoliberales fueron aplicadas durante las últimas tres décadas para coadyuvar a
esta fase del capitalismo histórico, reforzando sus tendencias mercantilistas que han invadido la
naturaleza y todas las actividades humanas. Acompañando la expansión del sistema y el
modelo al ámbito de la globalización financiera2.
1 Ver: Harvey, David. El nuevo Imperialismo. En: Cuestiones de antagonismo, No. 26, Madrid, 2004. Rosa Luxemburgo Señaló: “El militarismo ejerce en la historia del capital una función perfectamente determinada. Acompaña los pasos en todas sus fases históricas…Hay que agregar a esto, todavía, otra importante función. El militarismo es también, en lo puramente económico, para el capital, un medio de primer orden para la realización de la plusvalía, esto es, un campo de acumulación” (pág. 352). Y más adelante: “… la historia diaria de la acumulación del capital en el escenario del mundo se irá transformando más y más en una cadena continuada de catástrofes y convulsiones políticas y sociales que, junto con las catástrofes económicas periódicas en forma de crisis, harán necesaria la rebelión de la clase obrera internacional contra la dominación capitalista, aún antes de que haya tropezado económicamente con la barrera natural que se ha puesto ella misma” (pág. 363). En: Luxemburgo, Rosa. La acumulación del Capital. México, Editorial Grijalbo, primera edición, 1967, pp. 352-3632
4
La crisis en curso también es social, creando una estructura global de desempleo nuevo –más
de 50 millones estima la OIT-, reforzando la pobreza, el hambre y el abandono, haciendo a las
mayorías náufragos del planeta, los condenados de la tierra. La bitácora es clara:
desaceleración, recesión, depresión. Barbarie como hilo unificador.
El modelo económico llevó a una crisis alimentaria a amplias zonas de los países asiáticos,
africanos y de América latina, y tiende a agravarse de acuerdo con la FAO. La destrucción
ambiental es producto directo de la producción capitalista, multinacional, del estilo consumista
de la sociedad de masas y de la primacía del paradigma del liberalismo comercial.
El desarrollo del capitalismo hasta su actualidad tardía se acompaña de una reproducción de
todas las formas de explotación en forma simultánea al igual que la dominación, articuladas a
las necesidades de reproducción del capital.
II. LA TRADICIÓN TEÓRICA
La historia de las teorías de los ciclos de la economía, comienza con el análisis del ciclo
industrial-comercial por Marx. Principalmente es el movimiento de ascenso, caída y
revitalización de la tasa de ganancia. En vez de ir más allá de Marx, soy de los que insisten en
volver a él, a sus análisis, discusiones y errores3.
3 En mi colaboración Claves sobre la crisis, la barbarie y el socialismo, publicada en Estrada, Jairo (Comp.). Crisis Capitalista. Economía, Política y Movimiento. Bogotá, Espacio Crítico Ediciones, 2009, hice una primera referencia a esta temática. Ernest Mandel da esta orientación bibliográfica sobre el tratamiento de Marx a las crisis: “Se trata sobre todo del cap. XVII de las Teorías sobre la plusvalía, Ed. Cartago, Buenos Aires, 1974, t. II, pp. 405-67; de los cap. XV y XXX del tomo III de El Capital, cit.; de los cap. XVI, XX y XXI del tomo II de El Capital; y del pasaje sobre las crisis del Anti Dühring de Engels, que fue revisado y corregido, si no escrito, por el propio Marx. Ed. Cartago, Buenos Aires, 1973, pp. 223-25, 231-33”. En: Mandel Ernest. La Crisis 1974-1980. Interpretación marxista de los hechos. México, Editorial Era, 1980, Nota de pié de página 114, p.298. De igual forma, en: Mandel, Ernest. La formación del pensamiento económico de Marx. De 1843 a la redacción de El Capital. Estudio genético. México, Décima edición, Siglo XXI editores, 1980, cap. 5. Y completa: “Y en sus artículos sobre crisis económicas del momento: véase por ejemplo “Die Handelslage” (Neue Rheinische Zeitung, 7 de Marzo de 1849), en Marx-Engels, Collected Works, vol. 9, pp. 3-8, o varios artículos escritos en 1853 y 1856-1857 para el New York Daily Tribune. También la correspondencia de Marx con Engels contiene numerosos comentarios sobre la crisis del momento”. En: El Capital. Cien años de controversia en torno a la obra de Karl Marx. México, Siglo XXI editores, 1985, p. 191, nota de pié de página 48.
5
Carlos Marx no dejó una apreciación unitaria y amplia sobre la crisis y más bien lo hizo en
forma dispersa. Pero, esto no quiere decir que no adelantó las bases hacia una reflexión
sistemática. Frente a sus ojos y los de Engels se manifestaban los ciclos industriales y
comerciales en los territorios de la realidad debidamente situados – Inglaterra en primer lugar-.
Además de las ondas de expansión y contracción del mercado mundial tal como existía en el
siglo XIX.
En el libro segundo de El Capital, se establece que el motor de la producción es la realización
de las mercancías capitalistas: para la acumulación, reproducción ampliada y las ganancias. Por
ello su tendencia es a la producción al máximo, lo que entrega como resultado una
sobreproducción, que en su realización en el mercado decae ante la ausencia de consumidores
(Una contracción de la demanda). Esto ocurre porque el mercado y la producción no están
para satisfacción de necesidades – preponderancia del valor de uso – sino para la compraventa
que genera ganancias, búsqueda del lucro – valor de cambio -.
Así las cosas, el mercado no iguala a los consumidores sino que ellos acceden al mismo, desde
su condición de clase, que es la que otorga la capacidad de consumo. El mercado es una
realidad escindida, al igual que el proceso social de producción y como tal establece límites a
su realización.
Donde Marx dinamita las teorías económicas técnicas y economicistas, está en interrelacionar
los distintos factores que concurren a la producción y al mercado, destacando:
La razón última de todas las crisis reales siempre sigue siendo la pobreza y la
restricción del consumo de las masas en contraste con la tendencia de la
producción capitalista a desarrollar las fuerzas productivas como si solamente
la capacidad absoluta de consumo de la sociedad constituyese su límite.4
4 . Marx, Karl. El Capital. Tomo III, Cap. 7, p. 623. Citado por Mandel, Ernest. El Capital: Cien años de constroversia en torno a la obra de Karl Marx. México, Siglo XXI editores, 1985.
6
En los Elementos, Marx construiría de manera virtuosa el círculo de causalidades estructurales,
relacionadas entre sí y debidamente jerarquizadas por la producción.
Pero, la tendencia como opera el capitalismo lleva en un enfoque histórico teórico, a su
derrumbe. El sistema agota sus posibilidades de restauración y aunque acuda al desempleo, la
recolonización, la conversión de todo el ambiente natural en mercancías y propicia guerras por
doquier. La barbarie leprosa acaba inundando todo el sistema presentándose como barbarie
completa.
Esta teoría es continuada en forma integral, interrelacionada, por los marxistas Parvus,
Kautsky, Luxemburgo, Van Gelderen y Trotsky56. Pero como lo señala Ernest Mandel, “Los
marxistas, paradójicamente, han vuelto de forma resuelta la espalda al concepto desde que éste
fue adoptado por economistas académicos como Kondratiev, Schumpeter, Siminard y
Dupriez”7.
El aporte de Kautsky
Carlos Kautsky presentó una exposición de la crisis en su larga polémica con Bernstein en
forma razonada y documentada y se puede leer con provecho, con sentido de actualidad. No
queda mal una visita al maestro de la socialdemocracia originaria, a quien Lenin consideró un
sucesor digno de Marx y Engels. Vino luego lo del renegado y la ruptura de Lenin,
Luxemburgo y Trotsky con él. La escisión entre el marxismo de la II Internacional donde
Kautsky fue jefe y la III donde ejercieron su dirección los dirigentes del bolchevismo.
Para Kautsky las crisis son hechos reales que como tales sacuden el funcionamiento del
sistema capitalista y merecieron la atención temprana de Marx: “no ha inventado el ciclo de las
5 Ver: Mandel, Ernest. Las Ondas largas del desarrollo capitalista: la interpretación marxista, Capítulo 1, Las ondas largas: Las pruebas empíricas y su explicación por medio de las fluctuaciones de la tasa media de ganancia. Madrid, Siglo XXI de España editores, 1986.6 Ver: Trotsky, León. La curva del desarrollo capitalista. En: Críticas de la Economía Política, Edición latinoamericana. No, 3, México, Abril-Junio de 1977.7 Mandel, Ernest. Op. Cit. p. 1.
7
crisis, lo ha observado y lo ha dado a conocer”. Comenta que poco importa si las crisis se
presentan cada diez años, lo que importa es que se renuevan periódicamente. Con precisión
señala que las crisis son resultado y no estructura, aunque se corresponden de manera íntima
con el modo de producción capitalista.
Presenta una síntesis del movimiento del capital:
Así es como todo aumento sensible de la demanda extiende rápidamente la
producción mucho más allá de las necesidades. Este exceso de producción va
seguido de una paralización en la venta, de una baja en los precios, de una
limitación en la producción, de numerosas quiebras, en una palabra, de una
crisis8.
En una aplicación del materialismo histórico, en el sentido de las interrelaciones entre ciclo
económico y ciclo de la lucha de clases Kautsky nos presenta esta reseña histórica:
Hemos tenido grandes crisis industriales en 1815, 1825, 1836, 1847, 1857.
Entonces ocurrieron las grandes guerras, la de Italia, la de Secesión
americana, la danesa, la austroprusiana, la francoalemana. Desde entonces ha
fallado la ley empírica y aproximativa del ciclo decenal. En 1873 ocurrió la
gran crisis general, y una depresión de duración desusada de quince años. Por
fin, hacia el año 1890 en la República Argentina, en 1893 en los Estados
Unidos, y desde hace tres años aproximadamente gozamos una era de
prosperidad general. ¿Es el signo precursor de una nueva crisis o el principio
de una época duradera de felicidad capitalista sin mezcla?9
8 Kautsky, Carlos. La doctrina socialista. Réplica al libro de Bernstein: Socialismo Teórico y práctico. Argentina, Editorial Claridad, 1966, pp. 176-177.9 Kautsky, Carlos. Ibíd. p. 175.
8
¿No hemos oído en círculos universitarios y sociales, la afirmación vacía de que “en semanas
el capitalismo se derrumba”?. Desde que existen crisis este presagio suele exhibirse. Quien lo
presentó con credenciales de alta alcurnia marxista fue Edward Bernstein en su libro El
Socialismo Teórico. En verdad, tal como lo advierte el erudito Kautsky, Marx y Engels no han
formulado una teoría especial del derrumbamiento. Y señala: “la palabra es de Bernstein”10.
Para el gran revisionista, los fundadores del Marxismo esperaban que el socialismo sería una
consecuencia del derrumbamiento del capitalismo “que resultaría de la acumulación del capital
y de las crisis cada vez más terribles que se producían. Bernstein no hablaba de lucha de clase
del proletariado”11, omitiendo a juicio de Kautsky lo más importante y lo más natural.
Ante la actual crisis del capitalismo como sistema y del ciclo recesivo como tal, este debate
sobre el derrumbe y la catástrofe que nos entregará el socialismo como criatura con vida
propia, hay que volver a asumirlo. Porque la lucha es inevitable contra el capital con ésta crisis
o sin ella, para evitar que la barbarie se expanda de manera triunfante.
Acumulación y Crisis
En Diciembre de 1912, Rosa Luxemburgo concluyó su obra de teoría marxista más importante,
La Acumulación del Capital, donde puso de presente cuán lejos volaba en el conocimiento de
la obra de Marx y de la realidad contemporánea del capitalismo, lo que la hace un águila – así
la denominó Lenín – frente al gallinero de la socialdemocracia. La revisita de Luxemburgo a El
Capital se realizó con un gran nivel de investigación y de exposición, haciendo de su obra un
ejemplar diálogo crítico con Marx.
En relación a la crisis y los ciclos la autora presenta pautas de método a considerar y cuya
validez ha sido confirmada contribuyendo a poner un dique de contención al mecanicismo de
los economistas. La reproducción del capitalismo es una realidad no solo económica sino
social y por ende entrelazada a la cultura. Implica el desarrollo aplicado de la técnica y las
relaciones sociales en que se desenvuelve la reproducción. En este sentido, el capital es una
10 Kautsky, Carlos. Ibíd. p. 63.11 Kautsky, Carlos. Ibíd. p. 65.
9
realidad histórica socialmente situada en extremos complejos. Lo que hace que dicha
reproducción no solo es productiva sino igualmente circulatoria.
Dice la Rosa roja:
La periodicidad con que ocurre la mayor extensión de la reproducción, y su
contracción e interrupción parcial, es decir, lo que se designa como el ciclo
periódico del restablecimiento o coyuntura baja, prosperidad o coyuntura alta
y crisis, es la peculiaridad más sobresaliente de la reproducción capitalista.
Es, sin embargo, muy importante determinar de antemano que si bien la
periodicidad de coyunturas de prosperidad y de crisis representa un elemento
importante de la reproducción, no constituye el problema de la reproducción
capitalista en su esencia. Las alternativas periódicas de coyuntura o de
prosperidad y de crisis son las formas específicas que adopta el movimiento
en el sistema económico capitalista, pero no el movimiento mismo. Para
exponer en su verdadero aspecto el problema de la reproducción capitalista
tenemos que prescindir, por el contrario, de las alternativas periódicas de
prosperidad y de crisis. Por extraño que esto pueda parecer, es un método
perfectamente racional; más aún, el único método científico posible de
investigación. Para plantear y resolver en su pureza el problema del valor
tenemos que prescindir de las oscilaciones de los precios12.
Y más adelante, agrega:
Las coyunturas de prosperidad y de crisis periódicas hacen que la
reproducción capitalista, por regla general, oscile en torno a las necesidades y
capacidad adquisitiva de la sociedad, alejándose de ellas unas veces hacia
arriba, y otras veces por debajo de ellas, llegando casi hasta la paralización
12 Luxemburgo, Rosa. Op. Cit., pp. 16,17. 10
del proceso. Pero si se toma un periodo considerable, todo un ciclo con
coyunturas distintas de prosperidad y de crisis, es decir, de suprema tensión
de la reproducción y de un relajamiento e interrupción, vemos que se
equilibran, y la medida del ciclo nos da la magnitud de la reproducción. Esta
media no es solo un producto mental, sino también un hecho real, objetivo.
Pues, a pesar de las intensas oscilaciones de las coyunturas, a pesar de las
crisis, las necesidades de la sociedad se satisfacen bien o mal, la
reproducción sigue su camino ondulante y las fuerzas productivas se
desarrollan cada vez más. ¿Cómo se realiza esto si prescindimos de las
alternativas de crisis y prosperidad? Aquí comienzan las dificultades,
intentándose por algunos resolver el problema de la reproducción por
referencia a la periodicidad de las crisis, lo cual es propio en el fondo de la
economía vulgar, del mismo modo que lo es el intento de resolver el
problema del valor por las oscilaciones de la oferta y la demanda. No
obstante, ya veremos cómo los economistas muestran siempre, sin percatarse
de su error, inclinación a involucrar en el problema de la crisis el problema
de la reproducción apenas se lo planteen, limitando la perspectiva y
alejándose así ellos mismos de la solución. Cuando en adelante hablemos de
reproducción capitalista, ha de entenderse siempre la media resultante de las
oscilaciones ocurridas dentro de un ciclo.13
La diferencia y al mismo tiempo la articulación entre la reproducción del sistema capitalista y
el ciclo económico y social es el hilo conductor de su propuesta, en que la cultura – lucha de
clases, ciencia y filosofía, artes y vida cotidiana – entrelazan lo endógeno y lo exógeno del arco
histórico del capitalismo.
La acumulación no descansa solo en las relaciones puras capitalistas, sino que se hace cada
vez más desde afuera de estas relaciones. Un proceso que de manera inexorable destruye las
formas distintas, no capitalistas, debilitando las condiciones de su reproducción. En la
13 Luxemburgo, Rosa. Ibíd. pp. 17,1811
perspectiva histórica esta dinámica condujo, lo sigue haciendo, a la incorporación del ambiente
natural a la circulación capitalista.
Lo anterior constituye una fundamentación de largo alcance, en tanto está vigente a la
explicación científica de la cuestión colonial y del programa antiimperialista.
Rosa estaría dándole un alcance histórico permanente a la acumulación originaria. Tal como
Marx la presentó en el capítulo XXIV de El Capital. De hecho, el capítulo XXVIII de La
Acumulación del Capital puede considerarse una ampliación del de Marx.
La explicación de Luxemburgo se vuelve multicausal y aquí me aparto de Mandel, que le
imputa el ser monocausal en su teoría de la acumulación, tal como lo presenta en su excelente
libro El Capital, Cien Años de Controversia en torno a la obra de Karl Marx, especialmente en
el apartado titulado La Crítica de Luxemburg (págs. 143-151).
La dimensión del militarismo como campo de la acumulación del capital (Capítulo XXXII)
está presentada por Luxemburgo con sentido de causalidad en el círculo estructural de las
causalidades de la acumulación. Asunto que se vuelve predominante en el capitalismo histórico
con dos guerras mundiales y numerosas guerras coloniales hasta nuestros días.
Sobre su libro, escribió Rosa ante la avalancha descalificatoria de la socialdemocracia:”Habeut
su afata libe eli: los libros tienen su estrella”. Hay que escribirlo con todas las letras: es una
estrella luminosa.
La curva del desarrollo del Capitalismo
El texto de Trotsky La Curva del Desarrollo Capitalista al igual que su informe al Tercer
Congreso de la Internacional Comunista (1921), resultó un aporte provechoso por su carga de
lucidez histórica y teórica. En el congreso él comentó el asunto de la curva y los ciclos
vinculándolos a las revoluciones de 1848, 1905 y a los años rusos de la revolución 1920-
12
1921. Desde entonces Trotsky no abandonó sino que continuó sus reflexiones sobre la crisis y
la curva del desarrollo histórico14.
La discusión entre el marxismo económico y el político expresa el interés por esclarecer los
complejos componentes y sus interrelaciones entre la base material y económica, la forma de la
producción y el mercado, la conformación de las clases, sus luchas, y el desarrollo del Estado,
los partidos, las formas ideológicas, artísticas e intelectuales. En un arco histórico que rebasa
cualquier reflejo metafórico entre base y superestructura y refuta el economicismo que todo lo
subsume a la forma productiva y no capta que es en último análisis que lo económico es
determinante.
Entre el ciclo de prosperidad y el de estancamiento no hay causalidad directa, mecánica sobre
la lucha de clases y su dinámica política. Trotsky estableció: “Ni el empobrecimiento ni la
prosperidad como tales pueden conducir a la revolución, sino los cambios de prosperidad a
empobrecimiento, las crisis, la mutabilidad, la ausencia de estabilidad, estas son las fuerzas
motrices, los factores que causan la revolución”.
Cuando Trotsky afirmó esto tenía en mente el texto de Federico Engels, Introducción a las
luchas de clases en Francia 1848-1850 que citará en su artículo sobre La Curva del Desarrollo
Capitalista. En este texto, se diferencia la estructura y la dinámica de lo económico que
descansa en las fuerzas productivas y el mercado de los ciclos que son derivados del desarrollo
y constituyen un resorte dialéctico indispensable en el capitalismo. Agrega: “Los puntos de
crisis de la coyuntura industrial-comercial nos llevan a aproximarnos a los nudos críticos de la
red del desarrollo de las tendencias políticas, la legislación y todas las formas de ideología”15.
No hay solo recurrencia de los ciclos, ni una mera repetición, sino un desarrollo dinámico,
haciendo de los ciclos industriales comerciales de carácter distinto en cada periodo. A su vez,
14 Sus aportes se pueden leer en forma sistemática en la compilación realizada por el Centro de estudios, investigaciones y publicaciones León Trotsky, en su libro El Capitalismo y sus crisis, Buenos Aires, 2008. 15 Trostky, León. La Curva del Desarrollo Capitalista, Op. Cit. p. 7
13
las interrelaciones de la sociedad capitalista en su conjunto anudan las fuerzas internas con las
externas definiendo las épocas históricas.
Así sintetiza Trotsky:
La adquisición del capitalismo de nuevos países y continentes, el
descubrimiento de nuevos recursos naturales y, como consecuencia de éstos
últimos hechos, esos momentos históricos mayores como las guerras y las
revoluciones en el orden superestructural, determinan el carácter y el cambio
de las épocas ascendentes, estancadas y decadentes del desarrollo
capitalista16.
Se trata de un pensamiento histórico y no el mero análisis económico o político lo que se
propone. De allí, que la fórmula sea establecer la curva del desarrollo capitalista, en sus fases
constantes y periódicas, sus pautas de expansión, ruptura y su dinámica internacional. En la
tendencia constante a la centralización y concentración al igual que a la competencia. La curva
está pensada como desarrollo desigual y combinado que tanto Trotsky como Lenin, utilizaron
para sus análisis.17
Una idea rectora en el análisis de Trotsky sobre el carácter de nuestra época consiste en
constatar que tanto el liberalismo como el nacionalismo económicos han perdido vigencia
histórica. Para anotar en seguida que reaparecen como la forma de Estados imperialistas con la
combinación de proteccionismo para sus espacialidades y libre comercio para su realización
internacional como inversión, ganancia multinacional, financiera y expansión mercantil con
énfasis en lo ilimitado.
16 Trotsky, León. La Curva del Desarrollo Capitalista, Ibíd. p.9.17 De Lenin especialmente contundente es su aplicación en Sobre El Impuesto en Especie. Significación de la Nueva Política y sus condiciones (1921). En: Obras Escogidas, Tomo III, Moscú, editorial Progreso, 1970. También su investigación El Desarrollo del Capitalismo en Rusia. El proceso de la formación de un mercado interior para la gran industria. Buenos Aires, Editorial Cartago, Obras Completas V.I Lenin, 1957. Trotsky formula la ley del Desarrollo Desigual y Combinado en la introducción a la Historia de la Revolución Rusa.
14
Así las cosas, se genera una aguda y creciente contradicción entre la Nación y la economía. El
teatro de la economía es internacional al igual que el de la política. Desde allí es posible
situarse en las realidades regionales y nacionales.
La primera guerra mundial no le encontró salida al inevitable enfrentamiento económico
interimperialista, lo agudizó aún más hasta la destrucción bélica:
Por el contrario, atomizó todavía más a Europa. Profundizó la dependencia
mutua entre Europa y Norteamérica al mismo tiempo que el antagonismo
entre ambas. Impulsó el desarrollo independiente de los países coloniales a la
vez que agudizó la dependencia de los centros metropolitanos respecto a los
mercados coloniales.18
Teniendo como trasfondo el proceso del 20-29 de desarrollo económico y la gran crisis- 1929-
1933- señala que al contrario del periodo anterior a la guerra, 1896-1913, época de formidable
crecimiento, los periodos de resurgimiento son breves mientras que los de la recesión se hacen
cada vez más profundos.
Estados Unidos gracias a su carácter de Estado Continental y multinacional, creó un mercado
interior después de la guerra abolicionista de Lincoln contra el esclavismo del sur y logró un
ímpetu en la productividad del trabajo con la producción en cadena, estandarizada o en masa.
Es el Taylorismo, una confirmación de la ley histórica de que el progreso tiene como
fundamento material-cultural el aumento en la productividad del trabajo, del que la ciencia y la
tecnología forman parte.
La ley del desarrollo desigual y combinado tiene su matriz en la ley de la productividad del
trabajo. Por ello pudo prever Trotsky: “Tarde o temprano el capitalismo norteamericano se
abrirá camino a lo largo y a lo ancho de nuestro planeta”19.
18 Trotsky, León. El Nacionalismo y la economía. En: El Capitalismo y sus Crisis. Buenos Aires, Ediciones IPS, CEIP. 2008, p. 255.19 Trotsky, León. Ibíd. p. 261.
15
Este es el plano general en que operan los ciclos y la curva del desarrollo histórico, con la
tendencia a entrelazar cada vez más economía y política, haciendo inevitable el
intervencionismo estatal directo para frenar la lucha de clases y para aplicar medidas
anticíclicas de reactivación.
Las crisis y la expansión (booms) y sus momentos oscilantes, intermedios, constituyen los
ciclos industriales que son permanentes en la estructura del capitalismo histórico con sus
propias modulaciones. En Junio de 1921 Trotsky sintetiza la historia de las crisis capitalistas.
En ciento treinta y tres años percibe dieciséis ciclos a razón de casi nueve años por ciclo,
dividiendo en cinco periodos su manifestación: de 1781 a 1851 desarrollo lento, la curva
ascendente es débil después de la revolución de 1848 asistiendo a un punto de ruptura. Entre
1851 y 1873 la curva sube abruptamente; ¡se trata de un boom de 22 años! En este último año
el mercado se contrae, “se produce un pánico financiero”, comienza un periodo de depresión
hasta 1894 y a partir de este año, se inaugura un boom hasta la guerra. El cual se reanudó,
desde 1919 con un carácter marcadamente ficticio.
El capitalismo como sistema internacional tiene dos caras, la metropolitana y la colonial que
componen el imperialismo económico, político y militar. Al contrario de lo que sucede con la
valoración de las condiciones político-económicas del nacionalismo en la metrópoli, en los
países de la órbita colonial y neocolonial el nacionalismo es una necesidad y ofrece una
valoración positiva. Hay un texto poco conocido y menos tenido en cuenta de Trotsky en que
alude a Colombia de manera medular:
No es de hoy que Norteamérica se dedicó entera y definitivamente a una
política imperialista mundial activa. El giro en su política se remonta a los
últimos años del siglo XIX.
La guerra hispanoamericana tuvo lugar en 1898; EEUU se apoderó entonces
de Cuba y, con esto, se aseguró la llave del canal de Panamá, y, en
16
consecuencia, una salida al océano pacífico, hacia China, hacia el continente
asiático. En 1900, la exportación de productos industriales, por primera vez
en la historia de EEUU, superó su importación. Y así, Norteamérica pudo
emprender una política mundial activa.
En 1903, Norteamérica separa de Colombia a la provincia de Panamá, y hace
proclamar y reconocer su independencia. Ocurre lo mismo en las islas Hawai,
y creo, en las islas Samoa. Cuando quiere anexar un territorio extranjero o
poner un país bajo su tutela, organiza una pequeña revolución local, luego
interviene para pacificar al país – lo que hace ahora Dawes para Europa
arruinada por la guerra que llevó adelante con la ayuda de Norteamérica. En
1903, EEUU se asegura así el istmo de Panamá, procede a las obras de
construcción del canal, cuya culminación, en 1920, abre, en el verdadero
sentido de la palabra, un nuevo capítulo en la historia de América y del globo
terráqueo. EEUU corrigió radicalmente la geografía en interés del
imperialismo norteamericano. Como se sabe, su industria está concentrada en
la parte oriental del país, hacia el Atlántico. La parte occidental es, sobre
todo, agrícola. EEUU está atraído hacia China, que tiene una población de
400 millones e incalculables riquezas. Por el canal de Panamá, su industria
abre hacia occidente una vía marítima que le permite una economía de varios
miles de kilómetros. Los años 1898, 1900, 1914 y 1920 son fechas que
marcan las principales etapas del camino del imperialismo al que se dedicó
deliberadamente EEUU. De estas etapas, la guerra mundial es la más
importante. EEUU entró en ella a última hora, esperó tres años antes de salir
de su “neutralidad”. Más aún, dos meses antes de su intervención, Wilson
declaraba que no podía ser que Norteamérica participara en la locura
sangrienta de los pueblos europeos. Durante tres años, EEUU se contentó con
convertir metódicamente en dólares la sangre de los “locos” de Europa. Pero
cuando la guerra amenazaba terminar con la victoria de Alemania, su rival
17
más peligroso, EEUU intervino, y fue quien decidió el resultado del
combate.20
La dinámica fue la inevitable segunda guerra mundial en que Inglaterra se subordinó a Estados
Unidos y que se extendió globalmente. La guerra expresó unas causalidades combinadas que
van desde la lucha por mercados y territorios hasta la procura de hegemonías en la dominación.
Pero, la guerra fue también la manera destructiva de ajustar el funcionamiento del sistema
capitalista para despejar las espacialidades que permitieran la reactivación a través de la
reconstrucción económica y urbana de Europa y Japón. Y aplicar las tecnologías de
explotación y acumulación en desarrollo y que la guerra consolidó en los Estados Unidos, la
potencia triunfante en el área del capitalismo. La otra potencia triunfante, pero devastada fue la
Unión Soviética con su socialismo burocrático.
Destrucción y restauración son dos operaciones que se complementan en el capitalismo.
Terminada la guerra y evaluados los desastres económicos, sociales y naturales comienza la
recuperación. Es la esencia del plan de reconstrucción de Puerto Príncipe y el rediseño de
Haití. Terminada la crisis económica, el ciclo es de recuperación. Las guerras y las crisis no
son algo extraño al capitalismo sino manifestaciones implícitas al funcionamiento del sistema.
La relación entre metrópoli y satélite colonial o neocolonial no es de una sola vía. Trotsky
ilustra así:
En el arte militar se dice que quien rodea al enemigo y le bloquea, a menudo
se bloquea a sí mismo. En la economía se produce un fenómeno análogo:
tanto más somete EEUU bajo su dependencia al mundo entero, tanto mas
caen ellos mismos bajo la dependencia del mundo entero, con todas sus
contradicciones y conmociones en perspectiva.21
El aporte de Mandel
20 Trotsky, León. Ibíd. p. 128-129.21 Trotsky, León. Ibíd. p. 236.
18
Las crisis son producidas por razones de causalidad múltiple, que Ernest Mandel sintetiza así:
En el marco de la teoría económica marxista, las crisis de sobreproducción
son simultáneamente crisis de sobreacumulación de capital y crisis de
sobreproducción de mercancías. No es posible explicar la primera sin
mencionar la segunda; no es posible entender la segunda sin hacer referencia
a la primera. Esto significa que la crisis puede ser superada solamente si hay
simultáneamente un alza de la tasa de ganancia y una expansión del mercado,
hecho que invalida las argumentaciones tanto de los reformistas como de los
empleadores.22
La “crisis del derrumbe” es producida por una causalidad múltiple, debidamente relacionada y
que este autor Presenta así:
Una enorme crisis de baja de la tasa de ganancia; una enorme crisis de
realización (el aumento de la productividad del trabajo que implica el
robotismo expande la masa de valores de uso producidos en proporción aún
mayor que la proporción en que reduce los salarios reales, y una creciente
parte de esos valores de uso resulta invendible); una enorme crisis social; y
una enorme crisis de “reconversión” (o dicho de otro modo, de la capacidad
del capitalismo para adaptar) a través de la desvalorización, las formas
específicas de destrucción que amenazan no solo la supervivencia física de
la humanidad o de la vida en el planeta.23
Un desarrollo creativo de esta teoría histórica de la Curva del Desarrollo es la formulada por
Ernest Mandel en El Capitalismo Tardío, Las Ondas Largas del Desarrollo Capitalista y El
Capital, Cien Años de controversias en torno a la obra de Karl Marx. Se comparte que no
22 Mandel, Ernest. El Capital: Cien años de controversia en torno a la obra de Karl Marx. México, Siglo XXI editores, 1985. p. 195. 23 Mandel, Ernest. Ibíd. p. 239.
19
existe ninguna lógica interna automática del capitalismo que pueda conducir de una onda larga
depresiva a una expansiva. Los factores exógenos, extraeconómicos vienen a concurrir en
forma decisiva en la explicación de los cambios de la tasa media de ganancia, de su caída en
1848, 1893 y 1940-1948 a sus ascensos.
A su vez, las revoluciones científico-técnicas aplicadas a la producción, han tenido como
presupuesto a formas diferentes de reorganización del trabajo. La transición de una forma
social de organización del trabajo a otra, se acompaña siempre de una intensa lucha de clases.
Los procesos de la revolución científico tecnológica, de cambios en la forma de organización
del trabajo y de la lucha de clases constituyen una unidad diversa, heterogénea, del proceso
histórico. Esta aclaración de Mandel es necesario tenerla en cuenta:
Y aunque los ciclos largos de la lucha de clases y su interrelación con la
búsqueda de una transformación radical del proceso de organización del
trabajo deben integrarse en este análisis, hay que subrayar su relativa
autonomía, así como el papel decisivo que desempeña el factor subjetivo a la
hora de determinar si una fase inevitable de lucha de clases exacerbada (fase
que es naturalmente el resultado directo de una crisis a largo plazo en la
valorización del capital) acabará en una derrota o una victoria de la clase
obrera24.
Las ondas largas son empíricamente demostrables con medidas estadísticas en cortes
temporales. No hay nada formal, ni posible de empaquetar. “Representan realidades históricas,
segmentos de la historia global del modo de producción capitalista que poseen unos rasgos
claramente distintivos. Por esa misma razón son de duración irregular”25. La periodización
histórica de las Ondas Largas en el capitalismo tiene esta propuesta:
1. 1789-1848: periodo de la revolución industrial, de las grandes
revoluciones burguesas, de las guerras napoleónicas y de la constitución
24 Mandel, Ernest. Op. Cit. p. 49.25 Mandel, Ernest. Ibíd., p. 85.
20
de un mercado mundial para los productos industriales: fase
“ascendente”, 1789-1815/25; fase “descendente”, 1826-1848.
2. 1848-1893: periodo del capitalismo industrial de “libre competencia”:
fase “ascendente”, 1848-1873; fase “descendente”, 1873-1893 (larga
depresión del capitalismo de libre competencia).
3. 1893-1913: apogeo del imperialismo y del capital financiero clásicos;
fase “ascendente”.
4. 1914-1940: inicio de la época del declive del capitalismo, de las guerras
imperialistas, las revoluciones y contrarrevoluciones; fase “descendente”.
5. 1940/48-?: capitalismo tardío surgido de la tardanza histórica de la
revolución mundial y de las grandes derrotas de la clase obrera en los
años treinta y cuarenta, pero acompañado de fenómenos ulteriores de
declive y descomposición del sistema: fase “ascendente” (pero limitada a
un área geográfica significativamente reducida), 1940/48-67; fase
“descendente”, 1968-?.26
Cada crisis tiene sus particularidades en el curso del capitalismo histórico, pero sus causas
específicas distan de ser únicas y excepcionales. Expresan una tendencia manifiesta del
comportamiento del sistema capitalista. Una recepción creativa del aporte de Mandel sobre el
capitalismo y los ciclos con su respectiva aplicación práctica es la que realiza Eric Wolf en su
celebrada obra Europa y la gente sin Historia27.
También para Ernest Mandel, la fecha del estallido de las crisis se sitúa en el país que domina
el mercado mundial. Así, Gran Bretaña antes de la primera guerra mundial y Estados Unidos
después de esta guerra. La historia del capitalismo hasta la crisis general de 1974-1975 ha
conocido la cifra de 21 crisis de sobreproducción a intervalos más o menos regulares: las crisis
de 1825, 1836, 1847, 1857, 1866, 1873, 1882, 1891, 1900, 1907, 1913, 1921, 1929, 1937,
1949, 1953, 1958, 1961, 1970, la de 1974-197528 y la de 1980-1983. Cada una de estas crisis
con su propia intensidad y amplitud.
26 Mandel, Ernest. Ibíd., p. 92. Una versión más amplia de esta periodización está en: Mandel, Ernest. Sobre las Ondas Largas, capítulo 4 de El Capitalismo Tardío, México, ediciones ERA, 1979, pp. 127-130.27 Wolf, Eric. Europa y la gente sin Historia. México, Fondo de Cultura Económica, 2005. 28 Ver Mandel, Ernest. Op. Cit.
21
Después de 1968 comenzó una reanimación concomitante con una ofensiva en toda la línea del
capital contra los trabajadores, con la política de austeridad y el incremento del desempleo en
la búsqueda de la tasa de plusvalor y la tasa de ganancia.
Pero tales avances de la patronal encontraron duras resistencias en la clase trabajadora en
Europa y Estados Unidos. Estalló la recesión generalizada en 1974-1975 precedida del boom
especulativo 1972-1973, y luego el intento de relanzar la dinámica del desarrollo con los
esquemas de recorte a los derechos de los trabajadores, desempleo y caída del salario
encontrando de nuevo la resistencia de la clase trabajadora a escala internacional.
Adolfo Gilly nos da esta propuesta de la curva revolucionaria del Siglo XX, que hay que leer
en concordancia con las ondas del capitalismo:
Desde la Comuna de París las revoluciones han tenido su sello proletario,
social, democrático y nacional. Han adquirido una personalidad internacional
definida: México (1910), Rusia (1917), China (1949), Bolivia (1952), Corea
(1953), Vietnam (1954), Argelia (1954), Guatemala (1954), Egipto (1956),
Hungría (1956), Cuba (1959), Checoslovaquia (1968), Angola, Mozambique,
Guinea-Bissau (60-70), Chile (1970-1973), Irán (1979), Nicaragua (1979), El
Salvador (1980), Granada (1983)29.
A esto se agrega Venezuela (1989), Bolivia y Ecuador en años recientes. De estos procesos se
debe precisar que algunos triunfaron y otros no. Al igual, unos se concretaron en el
nacionalismo y otros hicieron transición al socialismo.
Debemos a Ernest Mandel el estudio de ésta crisis y el desarrollo de la nueva situación
económica en su libro La Crisis 1974-1980. La reanimación de la economía mundial y sus
oscilaciones al alza, se dieron en el curso de una onda larga con tendencia al estancamiento.
29 Ver Gilly, Adolfo. El siglo del relámpago. Siete ensayos sobre el Siglo XX. México, La jornada Ediciones, 2002, p. 35.
22
Para 1976 la reactivación se encontró que era débil y a costo de un desempleo crónico, con
inflación, vacilante, sin lograr sus propósitos acumulativos.
La importancia de la recesión de 1974-1975 en el ciclo 1972-1980 radica en su carácter
general, internacional, combinando cinco crisis de diferente naturaleza. Estas son: 1. Una crisis
clásica de sobreproducción; 2. La inversión de la onda larga expansiva hacia una depresión; 3.
Una nueva fase de la crisis del sistema imperialista; 4. Una crisis social y política agravada en
los epicentros metropolitanos que se corresponde con un ciclo específico ascendente de las
luchas de los trabajadores quienes enfrentan de manera combativa el traslado de la crisis del
capital al trabajo.
5. La conjunción de esas cuatro crisis con la crisis estructural de la sociedad
burguesa que actúa profundamente desde hace más de un decenio acentúa la
crisis de todas las relaciones sociales burguesas y más particularmente la
crisis de las relaciones de producción capitalistas. La credibilidad del
sistema capitalista como garante del constante mejoramiento del nivel de
vida, del pleno empleo y de la consolidación de las libertades democráticas
queda considerablemente socavada, en función de las repercusiones de la
recesión.
“Ondas largas con tendencia al estancamiento” no implican en absoluto una
depresión permanente de la producción material, que se extendería en veinte-
veinticinco años. Estas se caracterizan por una sucesión de crisis de
sobreproducción y de periodos de reactivación y de aumento de la
producción, exactamente como las “ondas largas de tendencia expansiva”. El
ciclo sigue funcionando como tal. La diferencia es que durante las “ondas
largas de tendencia expansiva”, las fases de recesión son más cortas y menos
profundas, las fases de reactivación y de boom más largas y más prósperas.
Al contrario, durante las “ondas largas con tendencia al estancamiento”, las
recesiones son más largas y más profundas, las reactivaciones más cortas y
23
menos expansivas, topándose con dificultades para transformarse en fases de
prosperidad propiamente dicha. ¡Acabamos de vivir una contundente
confirmación de ello!30
III. LA BARBARIE LEPROSA
El pensamiento de Marx-Engels se apartó de una idea del progreso liberal, de un constante
mejoramiento de lo social, al afirmar lo inevitable de las crisis y la necesidad de la revolución
como realizadora de la emancipación en todos los órdenes. Es conveniente recordar a Marx en
este concepto luminoso:
Las leyes de beneficencia pueden ser consideradas como un corolario de esta
teoría. Exterminio de las ratas. Arsénico. Workhouses. Pauperismo, en
general. De nuevo el infierno, dentro de la civilización. Reaparece la
barbarie, pero naciendo de nuevo de la entraña de la civilización y formando
parte de ésta; es, por tanto, una barbarie leprosa, la barbarie como la lepra de
la civilización. Las Workhouses, Bastillas del obrero. Separación de hombre
y mujer31.
La expresión de la barbarie no es exterior al capitalismo actual, ni su expresión se da solo en
las guerras: Ni una vuelta al pasado sino algo inextricablemente ligado a la forma del
capitalismo actual. Barbarie y progreso son las dos caras de la misma moneda. Asunto que la
revolución científico-técnica no superó sino que ratificó y desarrolló32.
30 Mandel, Ernest. Ibíd. pp. 246-24831 Marx, Carlos. El Salario. En: Carlos Marx, Federico Engels. Escritos económicos varios. Colección Ciencias Económicas y Sociales, México DF, editorial Grijalbo, 1966, p. 179 32 Ver: Sánchez Ángel, Ricardo. Huelga: Luchas de la clase trabajadora en Colombia, 1975-1981. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2009.
24
Desde que Rosa Luxemburgo caracterizó el capitalismo de “la belle epoque” y la primera
guerra mundial, esta tendencia a la barbarie como fuerza del capitalismo no ha dejado de
existir, avanza, acecha:
Avergonzada, deshonrada, nadando en sangre y chorreando mugre; así vemos
a la sociedad capitalista. No como la vemos siempre, desempeñando papeles
de paz y rectitud, orden, filosofía, ética, sino como bestia vociferante, orgía
de anarquía, vaho pestilente, devastadora de la cultura y la humanidad: así se
nos aparece en toda su horrorosa crudeza33.
La Rosa Roja destacó su visión recordando al maestro Federico Engels:
“Federico Engels dijo una vez: La sociedad capitalista se halla ante un
dilema: avance al socialismo o regresión a la barbarie” y se pregunta “¿Qué
significa “regresión a la barbarie” en la etapa actual de la civilización
europea? Hemos leído y citado estas palabras con ligereza, sin poder
concebir su terrible significado. En este momento basta mirar a nuestro
alrededor para comprender qué significa la regresión a la barbarie en la
sociedad capitalista. Esta guerra mundial es una regresión a la barbarie. El
triunfo del imperialismo conduce a la destrucción de la cultura,
esporádicamente si se trata de una guerra moderna, para siempre si el periodo
de guerras mundiales que se acaba de iniciar puede seguir su maldito curso
hasta las últimas consecuencias. Así nos encontramos, hoy tal como lo
profetizó Engels hace una generación, ante la terrible opción: o triunfa el
imperialismo y provoca la destrucción de toda cultura y, como en la antigua
Roma, la despoblación, desolación, degeneración, un inmenso cementerio; o
triunfa el socialismo, es decir, la lucha consciente del proletariado
internacional contra el imperialismo, sus métodos, sus guerras. Tal es el
dilema de la historia universal, su alternativa de hierro, su balanza temblando
33 Luxemburgo, Rosa. El folleto Junius. La crisis de la socialdemocracia alemana. En: Rosa Luxemburgo, Obras Escogidas, Tomo II. Bogotá, editorial Pluma, 1976, p. 61.
25
en el punto de equilibrio, aguardando la decisión del proletariado. De ella
depende el futuro de la cultura y la humanidad. En esta guerra ha triunfado
el imperialismo. Su espada brutal y asesina ha precipitado la balanza, con
sobrecogedora brutalidad, a las profundidades del abismo de la vergüenza y
la miseria. Si el proletariado aprende a partir de esta guerra y en esta guerra a
esforzarse, a sacudir el yugo de las clases dominantes, a convertirse en dueño
de su destino, la vergüenza y la miseria no habrán sido en vano.34
Esta tradición marxista, en lucha contra la concepción de progreso de la social-democracia y de
la historia como etapas sucesivas del estalinismo se va a enriquecer con Las Tesis Sobre El
Concepto de Historia, de Walter Benjamin en su doble acepción de ángel de la historia y de la
revolución. Allí la crítica a la idea mixtificadora del progreso en sus distintas variantes se
sintetiza en el aserto de la Tesis VII: “No hay ningún documento de cultura que no sea a la vez
documento de barbarie”35.
Para István Mészáros, la aproximación al concepto de barbarie es diferente a la que estoy
presentando, ya que la fórmula de Rosa Luxemburgo hay que ubicarla en una perspectiva que
en la primera versión de Marx estaría situado “en el último horizonte histórico de las
contradicciones en evolución. De acuerdo con su visión, en un futuro indeterminado los
individuos serían forzados a enfrentar el imperativo de tomar decisiones acertadas con relación
al orden social a ser adoptado, para salvar su propia existencia”36.
Para Rosa, no hay una línea histórica única del desarrollo, un horizonte inevitable sino varios.
Como en el verso de Antonio Machado, se hace camino al andar. El papel consciente,
34 Luxemburgo, Rosa, Ibíd. p. 70-71. 35 Ver: Lowy, Michael. Walter Benjamin. Aviso de incendio. Buenos Aires, Editorial Fondo de Cultura Económica, 2002. Ver: Sánchez Ángel, Ricardo. El Ángel de la Revolución. V Seminario internacional Marx Vive, Alternativas y gobiernos alternativos en América Latina. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2006. También fue publicado en la revista Praxis Filosófica No. 27 (Julio-Diciembre), Departamento de Filosofía, Universidad del Valle, 2008. pp. 121-13436 Mészáros, István. Socialismo o Barbarie. La alternativa al orden social del capital. Bogotá, Ediciones Desde Abajo, 2009
26
programático de la clase trabajadora es el de decidir el rumbo, en una tarea que no admite
sustitutos: la liberación de los trabajadores es obra de los mismos trabajadores37 .
IV. LAS RESPUESTAS
El gobierno del presidente Barak Obama está dando respuestas convencionales, acudiendo al
expediente del neokeynesianismo, manteniendo la perspectiva de la socialización de las
pérdidas y privatizando las ganancias. Salvar los bancos y las corporaciones, que son los
responsables de la catástrofe, con “nacionalización” a través de intervenciones y controles
estatales sin tocar la bolsa de los grandes financieros. Está en curso una acción de los
empresarios “buitres”, quienes prestan para apropiarse, ejercen el control corporativo,
realizando una variedad de transacciones, fusiones, recapitalizaciones y liquidaciones. Son los
caballeros y capitanes del capitalismo, usufructuando la crisis. Si, verdaderos buitres, o como
los llaman los mexicanos, Coyotes.
Tal línea de acción de Obama se replica con variantes en otros centros del capitalismo
internacional. Esta política económica de Obama la aprecia así Walden Bello:
Como medidas preferentes para evitar una depresión, el paquete de estímulos
de 787.000 millones de dólares del Presidente Barack Obama, así como los
estímulos públicos ofrecidos en Europa y en la China, son clásicamente
keynesianos. La medida del triunfo de Keynes, después de casi 30 años en la
oscuridad, se puede ver en el impacto punto menos que marginal del discurso
público de gentes como el republicano Russ Limbaugh, el Instituto Cato y
otras especies de dinosaurios neoliberales, con sus jeremiadas sobre la “gran
deuda que se pasa a las generaciones futuras”38.
37 Ver: Lowy, Michael. La significación Metodológica de la Consigna Socialismo o Barbarie, Capítulo VI de Dialéctica y Revolución, pp. 101-113. México, Quinta edición, Siglo XXI Editores, 1983.38 Bello, Walden. Keynes: ¿Un Hombre actual? Disponible en www.rebelion.org, Julio 19 de 2009, p. 2.
27
Con Obama se reeditan las políticas del New Deal de Roosevelt: “Como Roosevelt, no se ata a
fórmulas del ancien régime. Como Lula y como Roosevelt, es un pragmático cuyo criterio
básico es el éxito en la gestión social”39. El Neokeynesianismo es más una técnica que un
programa y sus alcances suelen ser coyunturales:
Entre otras cosas, el keynesianismo es principalmente un instrumento para
reavivar las economías nacionales, y la globalización ha complicado
enormemente este problema. En las décadas de 1930 y 1940 reavivar la
capacidad industrial en economías capitalistas relativamente integradas era
cosa que tenía que ver sobre todo con el mercado interior. Actualmente, con
tantas industrias y servicios transferidos o deslocalizados hacia zonas de
bajos salarios, los programas de estímulo de tipo keynesiano que ponen
dinero en manos de los consumidores para que los gasten en bienes tienen un
impacto mucho menor como mecanismos de recuperación sostenible40.
Las nacionalizaciones son necesarias a condición de que sean un camino a la solución
planificada de la crisis mediante la participación y control ciudadano y de los trabajadores. Que
implique que las altas finanzas, los portadores de las inmorales ganancias, paguen. Asunto que
no está en la agenda del gobierno de Obama.
A los dos años del estallido de la crisis y la aplicación del plan Obama de carácter bipartidista,
se vislumbra una reactivación económica producto del intervencionismo estatal. Esto es lo que
se aprecia hacia finales del 2009. Pero, la encrucijada está en si el plan Obama continua y se
fortalece para hacer sostenible la recuperación, aumentando la deuda estatal o se vuelve a una
modulación neoliberal-financiera.
39 Bello, Walden. La crisis capitalista y la respuesta política de la izquierda. Conferencia dictada en Berlín, el 21 de Marzo, en el marco de la Conferencia sobre la Crisis Global, organizada por el Partido de la izquierda alemán. P. 10.
40 Bello, Walden. Keynes: ¿Un hombre actual?. Op. Cit. p. 4.28
La comparación con La Gran Depresión y la aplicación de políticas intervencionistas
salvadoras por parte del gobierno de Roosevelt, tomando como el comienzo de una
reactivación en una onda expansiva de la economía lo que era una reactivación en un ciclo
largo hacia el estancamiento, resultó vacilante y débil. De acuerdo a Paul Krugman: “Se
recortó el gasto, se endureció la política monetaria y la economía de inmediato volvió a
zambullirse en las profundidades”41.
Sin decirlo, Krugman repite la formulación de Trotsky y Mandel al afirmar: “A medida que se
lean las noticias económicas, será importante recordar, antes que todo, que las señales
luminosas – ocasionales cifras buenas que no significan nada – son comunes, incluso cuando
la economía, de hecho, está atascada en una depresión profunda y prolongada”42.
De acuerdo con la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER) determinó que la
recesión en Estados Unidos comenzó en diciembre del 2007. En Junio de 2009, el PIB creció
2%, pero sólo recuperando la mitad perdida. La producción industrial ha crecido 4,8%, pero
sólo la tercera parte de la pérdida y para Octubre las ventas habían recuperado 1,4%, es decir,
la décima parte del retroceso; lo que se mantiene es la caída del empleo durante los últimos 25
meses, llegando al 5,9%, para un total de 8.691.000 personas desocupadas43.
Con señales luminosas o no, el proceso capitalista vigente continuará con altas tasas de
desempleo en las metrópolis y en las neocolonias. Sin el optimismo de Krugman sobre los
efectos de la continuidad de las políticas anticíclicas, la hegemonía financiera, transnacional, el
desempleo y la pobreza, la recolonización y las guerras se mantendrán. Tal como sucede en
Afganistán, Pakistán, Yemen, Palestina y claro está, en Colombia y Haití.
Una estructura económica subordinada y satelizada al capital internacional combinada con una
preponderancia del latifundio agroindustrial y ganadero y una centralización y concentración
41 Krugman, Paul. Esa sensación a 1937. El Espectador, Enero 6 de 2010.42 Krugman, Paul. Ibíd. 43 Ver, Galindo, Mauricio. ¿Ya se terminó la recesión en Estados Unidos? Tal vez no. En: Diario El Tiempo, Lunes 1 de Frebrero de 2010, sección económicas 1-9
29
del capital financiero, inmobiliario e industrial, se sustenta en la sobreexplotación del trabajo,
alto desempleo, pobreza y miseria crecientes, colocando a todos estos compatriotas por fuera
de los beneficios del progreso existente.
Se coadyuva a la desnacionalización de la economía con la privatización de los bienes
públicos. La inversión extranjera en la década reciente por lo menos, ha gravitado en el
petróleo y la minería como componente fundamental del comercio exterior. El déficit en la
balanza en cuenta corriente financiado con deuda y capital exterior elevan el endeudamiento y
mantienen la revaluación.
La crisis doméstica sin una política anticíclica surte un efecto devastador sobre una economía y
sociedad sobreexplotada, que ofrece una importante concentración del capital, generando la
tasa de desigualdad en el ingreso más alta del Continente; medida por el coeficiente de Gini, la
desigualdad en el ingreso se ubica en 0.5844. Con un desempleo oficial del 14%45, el cual se ha
mantenido por quince años por encima del 10% con su pico más alto en el año 2000 (20,22%)
y su nivel más bajo en el año 1993 (8,6%) y que hoy muestra niveles muy cercanos al de 1997
(12,43)46. Esta última cifra duramente cuestionada por los cambios en los métodos de medición
con una pobreza de 46%47, equivalente a un poco más de 20 millones de personas en esta
condición, 17,8%48 de los colombianos en la indigencia, es decir, un poco más de 7 millones, a
lo que se suma una política pública de subsidios a los terratenientes y al capital privado
nacional y extranjero con los esquemas de zonas francas, endeudamiento externo del orden de
44 Este dato es tomado de: DANE. Misión para el empalme de las series de Empleo, Pobreza y Desigualdad. Resultados Fase 1: Empalme de las series de Mercado laboral, Pobreza y Desigualdad. Disponible en: http://www.dane.gov.co/files/noticias/Presentacion_pobreza_dane_DNP.pdf. Cifra correspondiente al año 200845 Tomado de: DANE. Boletín de Prensa. Principales Indicadores del Mercado Laboral Noviembre 2009. Bogotá, 30 de Diciembre de 2009; disponible en: http://www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/ech/ech/bol_ech_nov09.pdf. Cifra correspondiente a Noviembre de 2009.46 Flórez, Carmen Elisa. Las transformaciones socio-demográficas en Colombia durante el siglo XX. En: El desempeño macroeconómico colombiano, series estadísticas 1905-1997, segunda versión, Grupo de Estudios de Crecimiento Económico Colombiano, GRECO, Banco de la República, 1999. Tomado de Cuellar, María Mercedes. Los Sindicatos y la asignación del ingreso en Colombia. Un Siglo de historia laboral. Bogotá, Universidad de los Andes-Asobancaria, 2009. Anexo 2: Empleo, Salarios y Precios, 2.2 Tasa de Desempleo, p. 339. 47 Este dato es tomado de: DANE. Misión para el empalme de las series de Empleo, Pobreza y Desigualdad. Op. Cit. Cifra para 2008.48 Este dato es tomado de: DANE. Ibíd.
30
54.634 miles de millones de pesos49, el déficit fiscal del gobierno nacional central cercano al
5% que se explica por la necesidad de financiar la deuda, así como un presupuesto para la
desnacionalización y el orden público con patrones de guerra interior y carrera armamentista
hacia y en Nuestra América.
La economía colombiana creció gracias al ciclo de expansión del mercado mundial, al igual
que el resto de América Latina, del 2002 al 2007, aunque en Colombia el empleo no mostró un
ritmo de recuperación similar al que se presentó en los demás países de la región. En el último
trimestre de ese año se evidenció el comienzo del declive que continuó en la desaceleración,
llegando al 2,5% anual en el 2008. En el 2009 estaba el país en plena recesión en contraste con
el optimismo y la propaganda gubernamental de un supuesto crecimiento del 4,5% y el ausente
impacto de la crisis internacional en la economía doméstica. El estallido de la crisis con
Venezuela acentuó el proceso de la recesión50.
Las civilizaciones humanas han sido llevadas en esta era de capitalismo tardío a una
encrucijada: de un lado la barbarie que nos rodea y que puede agravarse; y de otro la
necesidad de cambiar el curso de los acontecimientos en forma colectiva y democrática con un
programa de salvación de la humanidad alternativo al hipercapitalismo, el socialismo liberado
y liberador51.
Las crisis actuales tienen que ser enfrentadas con la movilización de la clase trabajadora, la
acción revolucionaria como praxis sociocultural que rescate el programa de transición hacia el
Socialismo Liberador y Liberado. Para Nuestra América implica la unidad de un conjunto de
países y de todo el continente, una especie de renacimiento de la Gran Colombia en estos
tiempos de bicentenario. Comenzando por la ciudadanía y nacionalidad comunes, unidad
49 Este dato es tomado de: http://www.banrep.gov.co/estad/dsbb/sfis_005.xls50 Ver Sarmiento Palacio, Eduardo. La Recesión Mundial. Colapso del Modelo Único. Bogotá, Escuela Colombiana de Ingeniería-Ediciones Aurora, 2009. Estrada Álvarez, Jairo. Crisis capitalista y perspectivas del Neoliberalismo autoritario en Colombia: ¿Se deshace el virtuosismo económico de la seguridad democrática?. En: Estrada Àlvarez, Jairo (Comp.). Crisis Capitalista: economía, política y movimiento. Bogotá, Espacio Crítico ediciones, 2009.51 Ver: Sánchez Ángel, Ricardo. Solo el socialismo liberado puede ser liberador. Claves para el socialismo del Siglo XXI. Conferencia dictada en el marco del “III Simpósio Lutas Sociais na América Latina” realizado del 24 al 26 de septiembre de 2008, en la Universidad Estadual de Londrina en Brasil.
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monetaria y cambiaria, comercio común, integración de la infraestructura energética y de todos
los servicios. Una confederación de repúblicas con instituciones representativas, unitarias,
constitución y leyes, reforma agraria, derechos indígenas y afrodescendientes.
No existe otra alternativa, de raíz revolucionaria que permita la democracia real con soberanía,
control y propiedad nacional y de los trabajadores de los recursos naturales, energéticos y de
los complejos comerciales e industriales. La revolución no es el socialismo pero este no es
posible sin la revolución. Esta es la aplicación de la revolución permanente de Marx a nuestro
continente y época.
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