LAS CUALIUADES DE LUS VINOS Y SU CARACTERfSTICA · las cualidades de los vinos que produzca y su...

22
II LAS CUALIUADES DE LUS VINOS Y SU CARACTERfSTICA DEPEI^TllEN, EN PRIMEft LUGAR, fNTIMA Y ESF.NCIAL- MENTE, DE LAS CLASES DE VIDES DE ^UE PROCEUEN Puede sentarae como afirmación axiomática que, en cada comarca, las cualidades de los vinos que produzca y su característica (y apar- te, claro está, de los cuidados prodigados y métodos seguidos en su elaboración) están, en primer lugar, íntima y esencialmente relacio- nadas con la clase y estado de las uvas de que procedan puesto que siendo, el vino, un producto transformado, su calidad ha de depender no sólo de la inteligencia que haya presidido su transformación y del utillage empleado para la misina, siuo que también de un modo especialísimo de la primera materia que lo haya producido de la misma manera que la bondad de uu tejido de lar^a, por ejeinplo, depende iio aólo de que la maquinaria empleada para confeccionarlo sea mejor o peor, o más o menos perfeccionada, y de que hayan eido más o menos inieligentemente efectuadas las diversas operacio- nes, sino que también, en principal lugar, de la calidad de la pritne- ra mat®ria, de la lana. Pero, en vinificación, el problema ea algo más complicado, puea,

Transcript of LAS CUALIUADES DE LUS VINOS Y SU CARACTERfSTICA · las cualidades de los vinos que produzca y su...

II

LAS CUALIUADES DE LUS VINOS Y SU CARACTERfSTICA

DEPEI^TllEN, EN PRIMEft LUGAR, fNTIMA Y ESF.NCIAL-

MENTE, DE LAS CLASES DE VIDES DE ^UE PROCEUEN

Puede sentarae como afirmación axiomática que, en cada comarca,

las cualidades de los vinos que produzca y su característica (y apar-

te, claro está, de los cuidados prodigados y métodos seguidos en su

elaboración) están, en primer lugar, íntima y esencialmente relacio-

nadas con la clase y estado de las uvas de que procedan puesto que

siendo, el vino, un producto transformado, su calidad ha de depender

no sólo de la inteligencia que haya presidido su transformación y

del utillage empleado para la misina, siuo que también de un modo

especialísimo de la primera materia que lo haya producido de la

misma manera que la bondad de uu tejido de lar^a, por ejeinplo,

depende iio aólo de que la maquinaria empleada para confeccionarlo

sea mejor o peor, o más o menos perfeccionada, y de que hayan

eido más o menos inieligentemente efectuadas las diversas operacio-

nes, sino que también, en principal lugar, de la calidad de la pritne-

ra mat®ria, de la lana.

Pero, en vinificación, el problema ea algo más complicado, puea,

16

si el fabricante de tejidos puede adquirir la primera materia que

más le convenga, dados los objetivos que persiga y la clase de gé-

nero que desee ©laborar, todo desde luPgo relacionado con la parte

económica, en la elaboroción de vinos (aparte, claro estfí, del caso

del comprador de uvas en el mismo o diferentes térrninos municipa-

les o comaress, que podrá adquirir las que más le convengan, pero

que, en general y en carnbio, tendrá que luchar con otros inconve-

nientes) en la ir ►mensa mayorta de los casos, hay que vinificar las

uvas que se tengan en el viñedo de que se disponga, sean de la cla-

se que sean y estén eu rnejor n peor estado. Respecto a la clase claro

está que habría p^rdido escogerse al hac©r la plantación pero ya sa-

bemos que esta elección sólo es dado 6acerla entre estrechos límites,

pues está íutimawente ligada con la c.ase de terreno, el cli ►na, las

conveniencias de mercado, etc. etc., aparte de que en los viñedos ya

plantadc^s y en producción la elección no es ya posible, salvo replan-

tación, y, por lo que respecta al estado de las uvas al tiernpo de

vendimiarlas, claro está que por el esmerado cultivo, por los cuida-

dos minuciosos y oportunos para combatir las diversas enfermeda-

des, etc. etc., podrá procurarse que sea el mejor y más sano compa-

tible con las dernás concliciones naturales, pero bien puede suceder

(y todos sabe^nog con cuanta frecuencia sucede) que un descuido,

una contingencia cualquiera, una desgracia, un pedrisco, por ejem-

plo; dan muchas veces por resultado no tener uaás solución que la

de vinificar uvas cuyo estado de sanidad^deja niás o menos que

desear. Pero, de todos modos, bien podemos decir que el conocido

aforismo Za naturaleza hace ia uva y el hombre hace ed vino es dema-

aiado absoluto porque en ]a elaboración del vino intervienen, en alto

grado, los factores naturales y a da naturadeza no se la manda más

que obedeciéndola, pero, en cambio, al cuidado del viticultor y a su

inteligencia compete, en grnn parte, que las uvas lleguen perfectamen•

te sanas y en las condiciones requeridas al momento de su vendimia.

17

Vemoe, puea, que el prablema de la viníBcacfón consiste en obté-

ner, en cada caso, el vino que tenga, en el naayor grado posible, las me^

jores cualidades compatibles ^;on las uvas de las vides que se hayan de

emplear para su obtención, pues, corno puutualizare ►nos en las si-

guientes conclusiones, con unaa mismas vides y con unas mismas uvas

se puede proceder de ^ni modo u otro y eu un tiempo u otro para

variar, entre amplísimos límites, la característica de los mostos y, pot

tanto, la de las vinos que de ellos se obtengan pudiendo afirmarse,

conforme veremos, que el que se hugan o no se hagan, el cómo se ha-

gan y el cuándo se hagan las diversas prácticas vitícolas, tiene forzo-

samante uua irnportancia e inHueucia capitales en los resultados que

obtenga el viti-vinicultar y lo mismo puede afirmarse respecto de la^

diversas prácticas enológicas.

En virtud de las anteriores consideraciones vemos que lo primero

que teneiuos que hacer para demostrar ]a posibilidad de conseguir

lo q^ie hemos sentado como conclusión primera y fundamental, es

estudiar las clases de vides que conetituyen los viYtedos de esta prb-

vincia, recotrstituídos como están ya casi todos ellos, y ver lue •o Io

que conviene o puede hacerse en las nuevas plantacionea que tengan

aún que emprenderse. Para ello nos valdremos, en parte, de un e ‚-

tudio detallado que, en 1915, hicimos y publicamos, bajo el título

de Datos para un avance acerca de lu Yiticultura de la provincia de

Tarragona, abarcando los siguientes puntos : Consideráciones gene-

rales.-I. Viña antigúa: vides propias del pats, blancas y tintas, qué

se cultivaron siempre formando masas de cultivo y las que ae culti-

vaban en menor escala.-II. Invasión filoxérica : año en que se pre-

seutó y restos que quedan del antígo viñedo.-III. Reconstitución

dei vifíedo : cepas americanas principaime[^te plantadas y clases del

país blancas y negras que sobre ellas se han ingertado principalmen-

te y tá,mbién en menor proporción.-IV. Los vinos : clase y grados

medibs antes y después de la invásión filoxéricá: mercados.-V. Re-

1S

súmen de clases de vid.-VI. Avance de clasificación y ainonimia.

Todos loa datos que acabamoa de conaignar loa tomamos eii todos y

cada uno de los términos municipales de la provincia y loa clasifica-

moa o agrupamos, despuéa, por comarcas viticolas o naturales. Te-

nemoa pues, sobre diclios diversos particulares, datoa bastante com-

pletoa a los cuales ahora, para cumplimentar este nuestro trabajo,

acudiremos más de una vez.

En efecto, empe•r.ando por loa patronea o porta-ingertos, reaulta

de dicho estudio que la base principal de la reconstitución ha sido,

en la provincia, el Ruperb•is Lot tanto que, seguramente, fué la base

de mas del 90 % de los viñedoa que ae replantaron. Siguen luego

en importancia, por lo que a cantidad se rofiere, los hibridos ameri-

co-americanos de Riparia X Rupestris de loe cuales hay viñedos con

los números 3,306, 3,309, y 101-14, habiendo sido el 3,309 el más

aceptado y siguiendo lnego el 101-14, habiéndose plantadu también,

al principio, algunos vinedos con Riparia Gloria y Nupestris Gi-

raud, varios de los euales, ( los que estaban bien adaptado^) exist©n

todavfa, así como también alganos otros p+^trones que han sido 0

van siendo substituídos, del mismo modo que diversos vií^edos de

Lot y de Riparia X Rupestris que no dieron buen resultado princi-

palmente por su defectuosa adaptacidii al terreno (ya que al princi•

pio de la reconstitucicSn no se conocian todavía muy bien, o por lo

menos no se hacía de ellas todo el caso necesario, las diversas y cíis-

tintas exigencias que, referentea a las condicionea ffsicas del terreno

y a la cantidad de caliza o carbonatos que ésto contiene, presentan

loa diferentes porta-ingertos), por otros patronos mejor adaptados y

preaentando, al propio tiempo, una buena afinidad con nuestras vi-

níferas, habiéndose eacogido, generalmente, patrones franco•ameri-

canos, ea decir, con savia americana y savia francesa, de entre los

cualea los que mtts se han propagado han sido el Mourviedro X Ru-

pestris 1202, los Aramon ^{ Rupestris númeroa 1 y 9 y algo el Chas-

19

selas X Berlandieri 41-B, en los terrenos más dificultosos por su

gran cantidad de caliza.

Podemos, pues, ^afirmar, que la masa general del vifiedo de la

provincia de Tarragona está ingerta en su mayor parte sobre .Rupes-

tris Lot, en relativamente importante parte sobre Riparia X Rupes-

tris principalmente del n^ímero 3309 y eii ciertas cantidades el

Mouruiedro X Rupestris 1202, los Aramon X Rupestris 1 y 9 y el

Chasselas x Berlandieri 41•B asi como algui^os otros patrones, pero

ya en cantidad tan poco importante que creemos permite, para sim•

plificar, hacer caso omiso de ellos en un trabajo como éste dadas las

condíciones generales que tiene que revestír. Estos diversos porta-

ingertos, junto con otros de que luego hablaremos, los plantamos

hace dxe afíos al constituir el Campo de egperimentaciones de la

Escuela de Viticultura y Enología y Estación Enológica de Reus, en

el cual existen parcelas de dichos distintos piés, ingertas cada una

con las divereas y principales viníferas de la provincia, poseyendo,

en consecuencia, datos acerca del modo de comportarse con ellas di-

chos patrones en esta zoua. Pues bien, los estudios verificados du-

rante el mencionado espacio de tiempo en dicho Campo de experi-

mentaciones junto con los datos que hemos ido recogiendo en eI

resto de la provincia, nos permiten deducir, para ésta, lo siguiente :

EI Rupestris Lot, que como hemos dicho es el patrón, con mucho,

más generalizado y aún generalizado hasta la exageración por las

circunstancias indicadas, lo juzgamos inuy a propósito para los te•

rrenos pobres pero penetrables a las raices, con una dosis de caliza

no superior a un 4^ por 100 y secos porque, en estos suelos, la exu-

berante vegetación qu® caracteriza a este patron no ofrece, ni aún

en los primeros atlos, los ineonvenientes cie abortar las íiores, facili-

tar los ataques de las criptógamas, impedir la buena maduración y

provocar la podredumbre de los racimos, efectos todos que creemos

son de temer, en esta zona y con esta planta, en los terrenos muy

rico^ y algo húmedos. Cit^ndo se tenga pler^tadn eu ea^ps terrenas

fértiles deberán evitarse, en los primeros años, los abonoe nitrogena-

doe re$ervándolos para cu$ndo, regularizada ^a vegetación, con la

eçi^(^, no aean tan de tetner loe perniciosos efectos señalados. piga-

mqs también qu®, de dichoa estudios, resulta que el Lot no cotwi^-

ne, e^ eata zona, ingertarlo de Garnacha en loa suelos bajos porque,

en éstos, le comunica gran propenaión al court noué o achaparrat-

miento.

La Riparia X Itupestris 3309 de Couderc resulta aer uu porta-in-

gerto muy recomendable, en esta zona, para los terrenos profuncioa

y férlilee, no exceaivaYUente compactos ni calizos (hasta un 30 por

1^00) por presentar en ellos una muy notable producción, superior a

la del Lot, por lo menos en loa primeras años; por su hermosa ve-

getación ni pobre ni excesiva como conviene en dichos terrenos; por

su resistencia al coxriiuiento o aborto de las flores y también al

achaparramiento o court noué; por su nonual afinidad con las princi-

pales viníferas de la región; por su gran resisteucia a la filoxera y

por su marcada tendencia a producir ^ostos francame^^te más azuca-

radQa que loa dewás porta ingei•tos conservando, no obstante, una

acides equilibrada y ya veremos, más adelante, las ventajas que ésto

últ^nao supone.

Los Aramón X^upestris Ganzin números 1 y 9 s0 adxpt^n regu-

IaTmente en esta zona. El aegundo, aunque iio hemos podido estu-

diarlo, tan báen como el primero, (por ser muy xeducidas las par•

cal^s a él destinadas al principio habiéndase actualmente pla^tado

ya nueva^s parcelas más extensas) parece mucho más vigoxoso y re-

ais^^ilte a la sequia que éste, así como taml^iéu más productivo^ Has-

ta lc^ fecha i^o hemos notado, en ninguno de lo.s das, indicios de

depresión por at^ques de la Hloxera pero, uno y otro, y especialmente

el uúXnaro 9, tiene^^ marcada propensión ^ deprimirse y ac^iaparraxse

sobre todo ipgert,^dos con ^squitxaqos y(^arnacha.

21

El Mourviedro X.Rupestris 1202 de Couderc, ei bien de otras zo-

^, nas tenemos noticias ^nás lisonjerae, no nos ha demostrado, en dicho

Campo, cuxlidades muy sobresalientes ni en vigor, ni en producción,

ni en calidad de sus frutos, aufrieudo, además, sus ingertos de acha-

parramiento con alguna facilidad no pudiendo garantizarse tampo-

co, en muchos casos, au resistencia filoxérica.

El Chasselas X Berlandieri 41 B, de 1lffillardet nos ha demostrado

ser muy productivo en suelos poco calizos como el de este Campo

de experimentaciones, pero, a pesar de ello, creemos debe aconsejar-

se su empleo mús especialmente, y quizás únicamente, en los muy

calizos, pues, por su arraigo un tanto irregular y su exceso do pra-

ducción relativamente a su pobreza vogetativa en aquellos terrenos,

y eu esta zona, resulta un agotamiento prematuro do la planta lo

cual arYadido a la relativa pobreza de sus mostos en azúcar no lo

hacen recomendable más que en situaciones donde, por el exceso de

caliza, se haga indíspensable.

Hecho el ligero resúmen de los resultados de uuestro estudio

acerca de los patrones que constituyen la base de la casi totalidad

de las viñedos de esta provincia, digamos que, en dicho Campo, he-

mos eatudiado también detallada^nente otros dos, el Bourrisquou X

Rupestris 93-5, y el Berlandi^eri ^ Iliparia 420-A, pudiea^do sentar,

aeerca de ellos, las siguientes dedveciones :

El Bourrisquou X Rupestris 93-5 de Couderc, lo conceptuariamos

como ui^o de los mejores porta-ingertos para esta zana por su nota-

bilfsima capacidad productiva y otras excelentes cualidades, pero no

podemos aconsejarlo por haber notado en éj marcada depreaión fila-

^érica a los pacos años.

El Berlandieri X Riparia 420-A de Millardet no es, eTl eata ZOII$,

de cualidndes muy brilfaxltes ©n sus primeros afios, pero, pasados

éstos, los expléndidos resuitados obtsnidos ya en los sucesivos, asi

coino su aspecto y tendencia actuales, nos perniit®n asignarle un

22

gran valor y augurarle merecido prestigio en su edad madura distin-

guiéndole adecnás, y de una manera muy edpecial, hasta la fecha,

una envidiable resistencia al achaparramiento o courE•noué, cercana

e la inmunidad, cualidad que conceptuamos de un gran valor, on

esta zona, especialmente cuando se desea ingertar Garnacha, Es-

quilxagós y aúu Macabeo que, en casi todos los demás patrones, lo

sufreu con iuucha mayor írecuencia.

Digamos, por último, que en ©sta provincia y segc4n los datos que

tenemos, la Riparía Gloria ha demostrado ser un muy excelente

patrón en todos ayuellos viñedos en que resultó bien adaptado, yue

no fueron muchos, pues sabida es la extraordinaria exigencia que

bajo este punto de vista presenta este patrón al reclamar terrenos

que, no excediendo del 10 por 100 de caliza, sean fértiles, pondera-

das y frescos.

Resulta, pues, que las deducciones que nos han permitido hacer

nuestros trabajos eu el mencionado Gampo de experimentaciones,

así como nuestro estudio de la viticultura d© esta provincia de Ta-

rragoua, coinciden con las que se hicieron e q !a Asamblea Nacional

de Viticultores celebrada en Logrofio el año pasado de 1921 (a la

que, por enfermedad, no nos fué posible asistir a pesar de haber

tenido el honor d© habérsenos encargado una ponencia en ella), hija

de la de Pamplona cle 1919, a la cual, honrados también con el car-

go de ponente presantamos, para esta provincia, precisamente ]as

conclusiones, que acabamos de indicar. De conformiciad, pues, con

Ias conclusiones, que fneron adoptadas, por unanimidad, en dicha

Asamblea Nacional de Logroño y con los mencionaclos resultados

alcanzados y estudios realizados por nosotros, podemoa aconse-

jar que :

En la provincia de 'Parragona la plantación de nuevos viñedos

conviene hacerla empleando cada porta^ingerto en condiciones de su

mejor adaptación y constituyendo la base : la Riparia Gloria eu los

23

escasos suelos de las ideales condiciones que hemos dicho, la Ripa-

ria X Rupestris 3309 y el Ru^nestria Lot en los terrenos y easos que

han quedado menciunados y realizar la replantación de los suelos

cuya cantidad de caliza no permita la adaptación de los ailteriores,

en vez de híbridos vinifera-americanos como el l^lourviedro x Ru-

pestris 1202 y el Aramón x Rupestris números l y 9, que presen-

tan los graves inconvenientes que heuios indicado, y aún en vez del

Chasselas X Berlandieri 41 B(que, en todo caso, no rleb©r^ pltiutarse

más que en los terrenos que verdaderamente se adapten a sus espe-

ciales condiciones y en que no seau de temer las contingencias ante-

dichas), con híhridos americo^arnericanos de Borlandieri, hropagando

para etlo, el I3erlandieri x Ri^tccria 420 ^i, pucn en^iocida toda-

vfa en la provincia y que a nosotros nos Ila dad0 10$ illl7y excele^ltes

resultados que hetnos hecho constar e introduciendo mte^^os tilx,s

tales colno ol Berlandieri X R^^pnstri^c Lot 99, y©1 Rerlcxryaclieri X Rea-

pestris Ma^r-tín, atnbos de Kichter, cuya eonstiLnciC^n los proporc;iotin

zíinplia adaptación y excelentes cualidades que hticeu puc^^irt ser uti-

lísíma su experimentación comp.tiratiG•a, así couta t^ ► nibién la de al-

guuo de los nu©vos híbridos de Castel y el It^paria ^ Be9'landieri

76Z - 49, do Coudere para las tierras 1'roscas y inuy calizas,

Digamos también quo, en Irts nuevas ptantaciones, cont•iello tener

en cuenta que es causa de n^odificacióal oit la calidad de lus produc-

tos la substitución de un patrón cléuil por otro vigoroso o al revó»,

resultando también de los estudios realizados, y como haremos re•

saltar mi£s en la conclusicSn siguiente que el mejor porta-itigerto es,

en cada caso y a igualdad de las d©ir^tís circunstancias, aquel que

asegure a la vintfera de que haya de i^igertarse análogo poder vege-

tativo que tendrla, en iguales condiciones de torreno y clima, franco

^ ^iéd dAl h d "'--'- ^^^^ ' °e p . go e esto emos in icado al trata,r del Lot. Claro e.s' ,°/ ^los viñedos ya plantados sobre piés vinlfero-americanos y^q.^Q ^

tualmente presentan bnen aspecto deberán conservars©, pero pr^,c •^^:^ ,.^y;;.

44

rando, con un eamerado cultivo, que no se modifiquen sns buenas

condicionea evitando en ellos, en lo posible, todo aquelto que pudie-

ra ser causa o motivo de depresión

Y como quiera que, eu éstos últi^nos anos, se ha hablado mucho

de híbridc^s productox directos, digarnos que todo lo a esto referente,

y antes de lanzarse a plantacionea on l;ran escala, couvieue sea ob-

jeto de un estudio detenido en cada comarca no solamente bajo e[

punto de vista de sus atinidades o de sn adaptación al suelo y al cli-

tna sino que, tau ►biéu, bajo el irnportautfsimo de las clasea y tipos

de vinos, cuestión ésta mur,ho más digna de tener en cuenta cuando

se trata de la exportacíón. Pero como la intro^tucción de dichos hí-

bridos en nuestro cultivo, podría dar por resultado abaratar éste, por

lo que al tratamiento de las eufertuedades criptogámicas se refiere,

creemos de una gran utilidad que ési,oe ousayos se ernprendan, cuRn-

to autes mejor, en ]a+^ diversas zu ► ^as.

Y tratado ya, err primer lugar, por juzgarlo fuudamental en viti-

cttltura, lo referente a los porta ingertos qua constituyen la base de

los viH©dos de la provincia y a los que juzgamos convendrfa propa-

gar e introducir y ensayar para las nuevas plantacionea, ocupéme•

nos ahora del importautfsimo puvto de las vinfferas de que están o

podrfan aer iugertos dichos patrones.

De los Datos para un avance acerca de la Viticultura de la provin-

cia de Tarraqona que, como hernos dicho anteriormente, publicatnos

en 1915, se deduce la gran variedad de clasea de cepas que consti•

tuyen los viñedos de esta provincia y que, de ellas, laa máa geuera-

7izadas o que exiaten en ma,yores cantidades son : entre las blancas

(de hollejo l^lanco o verdoso) el Macabeo, el Cartuixá, Xarel lo o Pan-

sal, el Esquitxagós y el Montonec o Parellada, liabiendo tatnbién Es-

canyavella, Trobat, Picapoll, Subirats, 1llalvasía y Garnacha blancas,

Moscatell, Pedro Gimenez y otras muchas, pero ya en menores eauti-

dades y, entre las tintas (de hollejo negro o morado) la Carinyena o

Cr^xilló, la Garnaclaa negra, el Sumoll, el Illldellebre, el ll^orastell, el

Mataró o Garr^ut, habiendo también Bobal, Picapoll, Trepat y otras

varias pero ya menos extendidas. De todas éstas viníferas tenemos

en estudio, desde hace doce aftos, en el Campo de experimentacio-

nes de la Escuela de Viticultura y Fuología y Estación Enológica de

Reus, e iugertas cada una de ellas en cada uno de los patrones que

anteriormente hemos enumerado, las tres blancas y las tres tintas

quizás más egtendidas a saber : Macabeo, Xarel•lo, Esquitgagós,

Sumoll, Cariiiena y Garnacha, cuyo dotallado eatudio, asf como el

de eus mostos, en dicho plazo de tiempo, nos permite hacer las si•

guientes deduccionea que, claro está, esponemos aquf solamente en

sus líneas generales dado también el carácter general que tiene que

revestir este trabajo.

El ^acabeo es vinífera muy productivrr err esta zona, dando vinos

de gra^ ► finura, buena riqueza alcohólica y cou un gusto especial o

esencial muy agradable, sus patrones predilectos nos han resultado

ser el Riparia X Rupestria 3309 y el Berlandieri X Riparia 420 A,

no habiéudonos marchado tau bien con el Rupestris Lot. Juzgamos

debe ingertarse, preferentemente, en los suelos algo pobres, ventila-

dos y aecos, pues, en los algo húmedos y ricos, la aglomeración de

racimos, que son muy apiñados y de piel fina, suelen ocaeiunar su

podredumbre accidente que, sobre todo si Ia Cochylis (Cuch del

rahim) ayuda puede ocasionar, en esta variedad, grandea estragos.

EI Xarel-lo, Pansal o Cartuixá, goza de Lma afinidad poco varia-

ble con los diversoe patrones ensayados, con los cuales alcanza un

gran desarrollo si bien su producción resulta más bien corta, es va-

riedad de gran vigor y que ye distingue por la sanidad de sus raci-

mus bastante resistentea a la podredumbre. Sus mostos vini$cados

sólos producen, en esta zona, caldos de excelente finura pero no rnuy

alcohólicos y vinificados mezclados con otras clases, como el Maca-

beo, proporcionan vinos a la vez finos y más ponderados. Por sus

26

cualidades oncontradas creemos podrfa servir de gran elemento de

hibridación, irosotros las hemoa realizado y tenemos en estudio con

el Macabeo.

El Eaquitxagós, es. ontre todas las vinfferas que hemos ensayado,

la más productiva poro, por esto mismo, presenta cierta tendencia al

agotatniertto razón por la cual juzgamos debo ingertarse, preferente-

mente, sobre patrones vigorosos como El Rupestris Lot. Su gran

producción ocasiona también mostos más bien pobres en azúcar y

acidez al mismo tiempo que acouseja viuíficarlos, en lo posible, mez-

clados con ]os de otras variedades iuás ricas o de terrenos menoe

fértiles. Juzgamoa también al Esquitxagós corno un buen elemento

de mestizage y algu ► io de éstos tenemos en estudio.

El Sumoll nos ha re:ultado ser, en esta zona, una vinffera muy

notable pues, con una produccibn muv regular y ponder:tda en can-

tidad, ofrece mostos finos y de un carácter tan valioso como el de

ser, a la vez, tnuy azucarados y suficientemente tícidos cualidad ésta

tíltima cuya itnportaucia tendrernos que poner de relieve on las pró-

ximas conclusiones. Conviene tener en cuenta que sus r;tcirnos se

pasan o pudren con alguna facilidad, lo cual uos inclina a indicarlo

con prefereucia nara terrenos ventilados en los cuales, ospecialmeu-

te si no son inuy ricos, dá muy exceleutes caldos.

La Carinyena es, de entre las vitiíferas tintas por nosotros ensa-

yadas en gran escala, la que se nos ha mostrado con mayor produc-

tividad. No es de las variedades de mostos más azucarados, pero, en

cambio, se distinguen por su buena acidez, casi tan elevada como el

SumolL Sus mostos, siendo también ricos en substancias astringen-

tes, rosultan excelentes para vinificarlos junto con los de otras viní-

feras de caracteres contrapuestos como la Garnacha negra cuya

asociación es muy general en comarcas vitícolas muy importantes

de la pravincia. Su gran productividad requiere sea compensada

con el aporte de elementos fertilizantes para evitar decaimientos. 5u

27

mayor afinidad noa la ha demostrado con el Rupestris Lot y la Ri-

paria X Rupestris 3309.

La (^arnacha negra proporciona muy exeelentes moatos de gran

riqueza glucométrica pero de acidez más bien pobre, carácter que

generalmente se compensa, en la provincia, como hemos visto, con

los moatos de Carinyena. Las flores de la Garnacha abortan o se co-

rren (óliman) con gran frecuencia y facilidad siendo esto una de las

causas que principalmente contribuyen a que su producción no sea

muy grande. Su mejor afinidad la presenta con los híbridos ameri-

co•americanos Riparia ^{ Rupestris 3309 y Berlandieri X Riparia

420 A, con los cuales no hemos notado, en ella, síntomas de decai-

miento como con otros patrones.

Introdujimoa tatnbién para su estudio en el Campo de experimen-

taciones, la vinífera tinta Tempranillo tan esti ►nada en la Rioja, ha^

biéndonos dado en él excelentes resultados produciendo mostos muy

azucarados, suficientemente ácidos y de grari finura propios incluso

para emplearlos como correctores o mejorantes de la calidad de

otros caldos menos finos, menos ácidos y menos azucarados. Su pro-

duceión es aquí más bien corta en parte por las avispas que comen

mucho al principio. pues sus uvas maduran las primeras y se ceban

en él de no vendimiar pronto en cuyo caso, los racimos abandona•

dos algún tiempo sobre la cepa, son muy resistentes a la podredum-

bre, pero pierden agua por evaporación concentrando sus jugos y

disminuyendo más la cosecha si bien proporcionándola, entonces de

mayor riqueza glucométrica. En dicho Campo, el patrón predilecto

del Tempranillo ha resultado ser la Riparia X Rupestris 3309.

Tales son las viniferas de las cuales tenemos hechos estudios

detalladísimos (que figuran en las Memorias de la Escuela de ^Jiti-

cultura y Enología y Estación Enológica de Reus) a ellas y a sus

mostos referentes y que no es posible puntualizar en un trabajo co-

mo éste por lo cual nos hemos limitado a exponer, de ello, el brevfei-

28

mo compendio que antecede. Uichae viníferas aon precieamente,

eacepto el Tempraníllo, las más entendidas por la provincia y aun•

que, hoy por hoy, uo hay más remedio en ella que atenenae a lo ya

plantado, por el aencillo resumen que hemos trac^scrito puede apre-

ciarae que aún en el caso de que no ae contase con más elementoa

con éatos aerta posible hacer ya mucho tanto en cautidad como en

calidad y hábida cuenta de lo que expoudremos en la conclusión

III. Tales Carnachas y CaritSenas son, efectivamente, las que han

producido y producen los riquísimos vinos del Priorato que alcanza•

ron renombre universal; tales Sumoys son los que, en la parte del

Panadéa correspondiente a éata provincia (al igual que los que pro-

ducen en ]a parte que correaponde a la de Barcelona) y en buena

parte de la Conca de Barbará y del Campo alto de Tarragona o co-

marca de Valla y también en otrae zonas, producen vinos equilibra-

dos y de muy excele»tes finura y cualidades; talea Macabeos y Xa-

rel•los son los que dan lugar a vinos armónicoa y ponderadoa sus-

ceptibles de alcanzar también gran finura como lo comprueba el

hecho de que en la comarca del Noya, de la vecina proviucia de

Barcelona, aon utilizados para la elaboracidn de sue excelentea eapu-

mosos que han alcanzado ya tan justa nombradía y, en esta misma

provincia, fueron utilizadoa también con éxito para tal elaboración

euando en ella ae implantd, haca ya años, la producción de dichos

vinos especiales abaudonada después por motivoe diversos ajenoa

por completo a razonea vitícolaa y enológicas; tales viníferas son las

que, solaa o n^ezcladas entre si o con otras tambíén exiatentea, pro-

ducen en la diversidad de zons^s o comarcae de la provincia como

son todo el Cempo de 'rarragona, Conca de Barbará, Caetellanías,

Priorato Alto y Bajo, Panadés, Ribera del Ebro, etc., toda una riquí-

sima gama o variedad d© caldos apreciadoa o buacados por alguna o

alguuaa de sus cualidades diatiutivas, tanto en calidad como en can-

tidad, y que en otra ocasión noe permitió calificar a eata provincia

29

de verdadero mosaico y de verdaderamente privilegiada en cuanto a

la diversidad de la composición y clase de aus vinos, desde las co•

marcas que los producen naturalmente, y en gran cantidad, de 15,

16 y más grados, hasta las productoras, también naturalmente y no

en menor cantidad, de 11, 10 y menos grados de alcohol, con toda

Ia gran diversidad de caracteríeticas, clases y tipos que ello supone,

ausceptibles todos ellos de bonificación y ponderación asf como de

alcanzar muy excelentes cualidades además de una gran fit^ura.

Pero en la provincia de Tarragona hay aún más, mucho más, co-

mo hemoa viato, y entre e11o, además de las indicadas, otras vir^ffe^

ras muy apreciables también y aptas igualmente para producir ex-

celentes caldoa, ya solas ya convenientemente asociadas, De eatas

otras vinfferas ya citamos ar^tes las más generalizadas en nuestras

comarcae de entre las cuales aquí, sin contHr con las numerosas cla^

see de uvas de mesa susceptibles de extender más y más au eaplota-

ción en esta provincia, recordaremoa únicamente, entre las tintas, el

Morastell que proporciona mostoa muy finos, tanto que vinificado

en blanco se utiliza también en la citada comarca del Noya para la

producción de excelentes espumosoa, el 1Ylataró y el Bobal muy en^

tendidoa igualmente sobre todo eu la Conca de Barbará, en la cual,

eoloe o junto con el Sumoy, Trepat, el Ulldellebre y la (^asnacha

conatituye sus caracterfstieas vinus rosados muy eatimados en los

inercados del centro de Europa y recordaremoa también entre las

viniferas blancas, el Moscatell de moato^ azucarados y de gusto y

aroma deliciosos tan aptoa para ]a obtención de riqufsimos vinos ge-

neroeos pudiendo serlo también para la de espumosos que segura-

mente no desmerecerían de loa tan acreditadoa de Asti obtenidoa

con tal vinífera; la fragante y delicadfsima Malvaaía; la característi-

ca Parellada o Montonec de la cual, aún empleada ezcluaivamente,

hemoa tenido ocasión de eaaminar vinos finíaimos e incluso de muy

eacelente graduación alcohólica, especialmente en los viñedos debi-

30

damente cultivadoa y en loa aituadoa en ladera, y con cuyoe moatos

ee obtienen también delicadoa eapumosos en la indicada comarca

del Noya, y el Pedro G%»^ introducida en algunos términoa del

Priorato, produciendo vinoa de condicionea de 6nura correspondien-

tea a su noble abolengo.

Vemos, puea, con cuanta razón hemoa afirmado antes que, aún

cuando los viPiedoa de eata provincia están en su tnayor parte re-

constitu(dos y por tauto no queda, en ellos, más reu^edio que ate-

nerse a laa diversae clases de viníferaa que en loa miamoa existen.,

éatae conatituyen ya por si solas una base importantísima para po-

der conseguir loa más variados y excelentes productos Y como el

modo de contribuir a alcanzar eate resultado tiene que ser el objeti-

vo de laa siguientes concluaionea, creemoa que podrlamos dar ya por

terminado lo que a ésta se refiere, pero, como pueden darse, todavfa,

casos de nuevas plantaciones o de replautaciones nos parece que

debemos añadir aún algo relacionado con aquello que, a nuestro jui-

cio, conviene tener en cuenta en estos casos y por lo que a la elec-

ción de viníferas se refiere (pues de lo relativo a]a de porta-ingertos

nos hemos ocupado ya anteriormente) y por más que, sobre ésto,

tengamos que limitarnos a setialar orientaciones habida cuenta de

que tal elección ea uu asunto sobre el cual no es posible generalizar

aino que, en buena parte, debe ser consecuencia de estudioa y ensa-

yos localea, pues ai bien, en cada zona, se sabe perfectamente cual

es la clase de vid naturalmente más productiva entre las que en la

miama figuran, cual es la que proporciona moatos más dulces, o más

ácidos, o más ponderados, o los vinos más armónicos o más Snoa,

etc., etc., no se sabe, a punto fijo; los resultados que podrán dar las

clasea nuevas que se crea convenga introducir fundándoae en las

cualidades que, en uno u otro sentido, déu en otras zonas o regionea

puea, aún cuando el principio que anteriormente hemos sentado co-

mo axiomático, de que las cualidadea de loa vinoa y au caracteríatica

31

dependen, en primer lugar, íatima y eeencialmente, de las clases de

vides de que proceden, es consecuencia ínmediata de que, cada clase

de vid, constituye una individualidad botánica y por tanto tiene que

iroprimir, forzoea pero naturalmente, a ans frutos un equilibrtio ca-

racterístico de la ealidad de lae uvas producidas y, en consecueneia,

una cepa vulgar originará un viuo ordinario aún plantada con o

junto a los viñedos más reputados y una vari©dad selecta o noble

conservará el equilibrio alcohol : acidez que la caracterice (1), aún

cuando esté cultivada en condiciones desfavorables, con tal de que

]legue a la madurez, de este principio evidente, decimos, no es posi-

ble deducir, en modo alguno, que dicbas cepas nobles, plantadas

fuera de los viñedos que les son característicos producirán vinos de

igual valor pues, adem^ís del azúcar y la acidez, otros elementos

igualmeute muy imporiantes tales como el extracto, la materia colo-

rante, el bouquet, etc., que contribuyen tarnbién, como es sabido, a

la constitución de la calidad, dependen al propio tiempo de otroa

factores como son : el suelo, las razas de levaduras. los métodos de

elaboraeión, etc. etc., y el conjunto de todo ello no ea pnsible apre-

ciarlo más que mediante los indicados estudios y ensayos por zonas.

Limitándonos pues, ya qne otra cosa no es factibie, a señalar al-

gunas orientaciones que puedan contribuir a la resolución del pro-

blema en las ocasiones en que se presonte, veinos ya, en primer lu-

gar, que de lo que acabamos do indicar resulta por de pronto la

eonveniencia de introducir, en las nuevas píantaciones, viníferas de

clases no ordinarias por lo menos en los casos en que se pretenda

obtener algo de calidad. Pero, por otra parte, al tratar de constituir

un nuevo viñedo, resulta muchas veces preciso considerar no tan

sólo la calidad del mosto sino qus tainbién sea satisfactoria o conve-

niente la cantidad y aunque, claro está, que la relación entre ésta y

(]) PoiChet.

32

la calidad pnede modificarae, entre ciertoe lfmites y con las mismae

cepae, por lae diversas coudici^n^e y prácticae culturales y enológi-

cae, conforme trataremos de poner en evidencia al discutir las si-

guientes concluaionea, reeulta que dichos líinites varian en egtremo

aegán lae clases y por esto es, iatnbién, conveniente tener eu cuenta

esta modalidad al tratar de elegirlas. Yara ello ea preciao no olvidar

que la relación entre la cantidad y la calidad viene regulada, preci-

samente, por una ley fisiolhgica de la cual dependen las variacíones

de la riqueza en acidez y en aztícar de las diveraas viníferas, ya sean

ordinarias o vulgarea, ya seau finas o selectas, y de tal modo que,

prácticamente. resulta que mientras los vinos ordinarios (y decimos

ordinarioa y no defectuosos que es otro concepto muy diferente) pro-

vienen de viníferae muy fructfferas, los vinos finos son obtenidos,

generaImenie, de variedadea de producción más bien media o reduci-

da (lo cual no eacluye que de lae videa fructíferas puedan también

obíenerse caldoa con Ia máxima finura compaltible con la caracterfstiea

fisiológica que aquellas tsugan) y de tal modo también que, prácti-

camente, reaulta que a medida que aumenta la producción de las

divereas variedades de vittíferaa disminuye la riqueza de su mosto

en azúc;ar y que, por otra parte, son inversas las variaciones entre

lae cantidades de aztScar y acidez en las distintas viníferas, ai bien

algunas viniferae eean, a igualdad de riqueza en azúcar, naturalmen-

te productorae de moatos más ácidos (como hemoa indicado ya al

hablar de los resultados que, en e! Camgo de experimentaciones, noa

han dado algunas de lae variedadea ensayadas) resultando, puea, en

dafinitiva, que así como el variar en una misma y aóla vinífera sus

condiciones culturales de producción, varfa igualmente la relación

entre ]a cantidad y la calidad de los caldoa obtenidoa (según es bien

sabido y haremoa patente al diacutir la prógima conelusión) del mis.

mo modo varia dicha relación para las diversas viníferae comparati.

vamente unas con otras aún cuando estén cultivadae en condiciones

38

anklogas y, cc fortiorí, tiene que variar todavía más si se cultivan en

co^idiciones dif©rentes todo lo cual, a nuostro juicio, pi+tentiza bien

claratnente la necesidad de los ensayos locales o por zona$, que he^

inos indicado, antes cle decidirse ;i plantacioues en gran eaeala de

viníferas inaporta^dc^a. Nosotros hernos verihcado estos eneayos pero

clar^ est:í que, sol:^mente, con l,i extuusión que nos han permiticlo

los medios de yue h©mos 1,odido disponer y los resultados que nos

ha sido dado deducir, co,i car:ícter cle all;una s©guridad, los hemos

ido inclu)•endo e:, las 1leinorias de la I:scuela, da Viticultura y Eno-

logta y Eetación }•.uológica de Reus. 'Fa]es estudios los venimos

efectuaudo constando uo sólo del auálisis completo de los mostos y

c]e los vSilOS proceder ► tes de cada localida^] o zona y obtenidos con

dive^^4ac.s vinífer:,s, ya de antiguo cultivo ya i3nportadas, ya aisladas

ya merc^ad:^s en diversas proporciones, sino que también, para al•

gunics lc>calidades y viníteras, hecnos podido ampliar este conoci•

mie^,to cie calidad al de la rdl^ición entre ésta y la cantidad, partien-

do para ello clo la base del peso inedio de las uvas o, mejor dicho, del

mosto producido por cepa y rafiriendo a ét la cuantía del peso, por

ciPntu, del azúcar y de los ácidos en ^licho mosto contenidoe obte-

nit:ndo de esta saerl.e los datos referent,es a la producción media de

azí^cur y de acidez por cepa en^,ineriten^cnte reveladores de la relación

enla•e la caut.idad y calidad tenieuclo además nosotros recogidos otros

datos parn an^pliar los anteriores a otros con^ponentes de los mos-

tos. De éstos estudios hecnos podido dar y deducir térininos medios

precisos para diversas zonaó de esta provincia y por lo que se refiere

a las viutferas en ellas ganeralizadas y ellos nos haii permitido sen-

tar las deducciones que al hablar de dichas viníferas hemos hecho,

inás para. alguuas in^portadas nos es preciso todavfa eontinuarloa

antes de ;hacer afirmacio.nes defiuitivas pudiendo adelantar, no obs-

tante, que los rosultados ulcaiizados hasia la actualidad, nos permi-

teu opinar qne el Tempranillo entre las tinttcs y el Pedro Gimene,z

entre las blancas, canstítuyen dos viníferae que convendrfa eusayar,

en Inavor escala que ]temos podido hacerio nosutros, en algunas

zonaa de eata provincia.

Vemos puea c,uales eon tas oriel^taCIOnOS qtle COCIVIene teIler ©It

cuenta para ka introduccióu de nuevas viníferas, en el caso de que

se juzgue conveniellte, y l.lartienclo no solo de la base d«1 abolengo 0

eonc^íiciones de origen cle cada u ►la de ellas, sino que tarnbié ►I de los

resultadus qtie se alcavicen cíe la exter ►sión o ejecución de loG eusa-

yos locaies o l^tor zor ► as referelitea a su reapectiva característica cr re-

lación entre la ca ►► tidad y calidad, qu© intereae para rt,lcailzar los

mejores y muyores resultados económicos, htibida cuellta de los Iner-

eados de que se clispoug ►t o se pretenda disponer y de ios propósitos

que sa persigau en c ►tda caso. No debe olvidarse, por lo demás, el

tener en euenía la afi ►tit3ad con el patróu, al plaritar el cual ya debe

haberse tenido preseuto, así co ►no cutinto a la adaptacióu de éste se

refiere y de conforrnidad con lo que ya indicamos anteriormente.

Recordemos, también, la utilidac^ que podrla reportar el ensayo

de hibridaciones o Inestiz ►tges entre alguuas do las villíferas más

propagadas en la provincia y de caracteres opuestos o ellcontrados

(algunos de cuyos ensayos ya llemos diclto tenemos nosotros en vías

de realización con alontadores resultados hasta la fecha) y recorde-

nws, pur últicno, que, especial ►nente eu las zouas de esta provincia

productoras de uvas de olevadísima riqueza glucométrica, reportaría

seguratnente considerable beneficio ta explotacióu en gran escala de

uvas especiales para Inesa, aspecto vitlcola al que juzgamos no se le

ha dado eu la provincia toda la i ►nportancia qua se n^erece y afir-

mando, en fin, qu© a nuestro juicio, si bien en general la unidad

absoluta no es recomendable, tampoco resulta serlo uua gran profu-

sión de clases o viníferas, creemos ya justificado deducir y proponer

a esta ilttstrada Asamblea la siguieute conclusión subdividida en tres

partes o aspectos principales :

35

II. LAS CUALIDADB9 DB LOS VINOB Y 8U CARACTERf$TICA DEPENDICN,

BN PRIMBR LUt}Att, ÍNIIMA Y ñ,SENCIALMBNTB, DT LAS CLA8E8 D& VIDE9

DE IZUE PROCBD^;N.

a) En la provincia de Tarraqozza se cultivan ho,y clases dc vides

capaces de producir, ya a.isladra, ya conve^aientemente asociadas, tipos de

vinos armónicos s2csceptibles de gz•an méjora J^rnura.

Y,) En las nuevas planíaci-ones corzvencZrr'r. r,naplear de pr•eferencia

los patrones américo amer^icanas que se adapteaz u las ^soxzdiciones del

lerreno, no empleánclose los fr-urrco arnericunos mús qzze con e:rtreanada

prudencia. El patrón serú corave^zi.e^zte escogerlo, a igurcldad de la^s ^°es-

tantes cirezcnstancias, de tal srrerte, que asegure a la zinífera que sobre

él hayu de inqer!arse, zcn pocle^r• veqet.ativo lo nriís azac'tlogo posible al qzce

dicha vinifer-a tenqa, ul estacio fra^raeo de ^rié, era lus mismas condicinzaes

de terreno y clinra

c) Sería muy co^zverziente ena2zrender e^nsa.itos locales o comarcales

encaminados a la introdzscción zle viniferas susce.ptibles de proporcionur

c.aldos cor^a las mrc.^•iv^zas czc^alirlades compatibles cora el clima y terreno

reapectívos, así correo ensuyrxr- mestizajes o^iíbr•idacíones entre ulgzz^zas•

vari,edades, cle cuulidacles cor2tr°uyuestas, g^a qn,neraliwadas e^z la provin-

cia, y entre éstas y las nuevas que se inlrodujeran.