Las dos Sonrisas de Manson 13

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    Sobre el Autor

    Miguel Cabezas es profesor

    universitario. Ingeniero Tcnico de

    Minas, licenciado en Administracin de

    Empresas y post-graduado en Ingeniera

    de Produccin. Naci en Cantabria

    (Espaa) en 1967 y Actualmente reside

    en Brasil.

    e-mail para contacto:

    [email protected]

    Sobre la Historia

    Una mirada sarcstica al absurdo de la

    violencia en una divertida recreacin

    literaria del genero hollywoodiano del

    implacable asesino de la motosierra.

    Las dos sonrisas de Manson 13 es la

    tercera obra de la Serie B publicada.

    Una serie en la que reno mis obras de

    juventud.

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    Las Dos Sonrisas de Manson 13. eBook. 1 Edicin

    Autor: Miguel Cabezas

    Diseo de portada realizado por el autor de la obra.

    La presente obra es gratuita y se publica bajo una licenciaCreative Commons v.3.0

    Miguel Cabezas, 2010

    Reconocimiento - No comercial - Sin obras derivadas

    http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/br/deed.pthttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/br/deed.pthttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/br/deed.pthttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/br/deed.pt
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    Atravesando un inacabable mar amarillo de espigas, el trazo

    grisceo de la N-313, medio calcinada por un juliano e implacable Sol

    castellano, pareca cortar los trigales como una navaja gitana. La

    atmosfera asfixiante de aquel medioda, con 42 grados a la sombra,

    actuaba como una lente refractora que construa su propia realidad de

    las cosas. En das as, slo el ruido de los grillos amenizaba la opresin

    del ambiente, pero haca ya tiempo que los grillos permanecan en

    silencio en los trigales, a la expectativa de recobrar una sensacin de

    normalidad perdida.

    La total ausencia de movimiento y de sonido en aquel lugar,conferan a aquella escena una sensacin de estar inmerso en un cuadro

    de Van Gogh lleno de sordos amarillos de cegadora luz, como si toda la

    luz del mundo fuera insuficiente para ver las cosas como realmente son.

    Y como capturando el punto de vista irracional, mecnico, de todos

    aquellos improductivos insectos, una pequea gasolinera rural de la

    CAMPSA.

    Slo la respiracin acelerada de su joven encargado envuelto en

    sudor, rompa all dentro aquel silencio asfixiante. Intento encender denuevo el ventilador, produca un ruido molesto y el motor no se mova,

    finalmente desisti de su ensimo nuevo intento. Not el silencio en el

    ambiente y, quizs un poco nervioso, decidi encender su radio Made in

    China. Sonaba Guns NRoses y elev a tope el volumen sin importarle la

    distorsin. Inclino la cabeza y movi los brazos imitando a Duff McKagan.

    Tras unos ridculos punteos express-yourself, alguna cosa abstracta le

    sac antes de lo previsto de su burda imitacin y le hizo levantar

    sbitamente la vista. Por la puerta Slo Personal Autorizado entraba

    Manson-13.

    Manson-13 esboz una leve sonrisa tras su mscara de tortura de

    la poca de la inquisicin, una mscara producto de las ms exquisitas

    patologas mentales del ms loco de los inquisidores alemanes. Su

    mirada vaca, hueca de cualquier sentimiento, inclusive de aquellos que

    pudieran parecer malignos, pareci recobrar un punto de definicin

    humana. Era la segunda sonrisa de su vida.

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    La primera fue en las Navidades del 91 en un pequeo

    supermercado de otro perdido pueblo de castilla, casi sin habitantes.

    Poda recordarlo con extrema nitidez, como todas sus dems acciones

    punitivas, exceptuando, quizs, su auto-cesrea a lo Alien con la que se

    cargo a su madre cuando esta pretenda abortarlo en un sucio piso de

    Palencia, eso era precocidad y no aquel maricn violinista de seis aos

    que sala en la televisin los lunes por la noche. Quiz esa asombrosa

    capacidad de retener todos los detalles de cada una de sus carniceras se

    debiera, en parte, a la ausencia total del lenguaje en su vida. Su

    memoria era como una cinta de video que poda rebobinar cada una de

    sus matanzas y pasarlas una y otra vez buscando apreciar detalles

    nuevos, como si se tratase de la repeticin de las mejores jugadas de un

    partido. En su cerebro, si es que aquello se poda denominar cerebro, susvctimas seguan existiendo muriendo una y otra vez en un ciclo

    interminable.

    En aquella ocasin mat a las cinco personas que estaban en el

    supermercado, el dueo, la cajera y tres infortunados clientes que

    encontraron la oferta de su vida. Pero la insignificancia de aquel pueblo

    invitara a su posterior aniquilacin total. La imagen corra en su

    memoria nuevamente, excitantemente. Tras colocar adecuadamente a

    las vctimas en la cmara frigorfica con la otra carne, esperopacientemente a que entrase alguien ms en el supermercado. An no

    haba agotado todas las posibilidades de aquel lugar y slo despus de

    que aquel ambiente le comunicase su total silencio y ausencia de futuro,

    comenzara su ritual de visitas por aquellas casas, muchas de ellas

    deshabitadas pero el sabra cuales, porque poda oler la carne humana

    como si fuera un perro-.

    Finalmente entr aquella mujer enjuta de mediana altura y unos

    40 aos, cogi diligente un carrito de compras pero extraada de que no

    habra nadie, decidi abandonar juiciosamente el lugar. Ya era

    demasiado tarde, all estaba Manson-13 con su vieja -pero potente- moto

    sierra MK-2 de fabricacin rusa (una versin que al contrario del modelo

    MK-1, no tena tornillos defectuosos). Su inconfundible ruido, tan musical

    para Manson-13 como el de una Harley para un motero, atron el

    supermercado con un explosivo arranque de motor que como una

    obertura de Beethoven dio paso a un nervioso, sinfnico, ralent de

    sbitas aceleradas, a un andante cazador. La mujer permaneci

    congelada un instante, luego en una desesperada, vana, reaccin,

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    intento empujar alocadamente su carrito de compras contra aquella

    figura amenazante. Manson-13 detuvo el carro casi sin esfuerzo con su

    polvorienta bota militar de legionario, se hizo a un lado y levanto la MK-

    2 a la altura del cuello, aserrando la cabeza de la mujer, mientras su

    cuerpo, descabezado, todava segua empujando el carrito unos metros

    ms.

    Fue en aquel preciso momento cuando Manson-13 sonri por

    primera vez en su vida, siempre quiso ver en alguna de sus vctimas lo

    que su degenerado tio -al que por supuesto tambin asesin-

    experimentaba con aquellos pollos famlicos, que de vez en cuando,

    salan corriendo patticamente sin cabeza. -Onde vaaass, hijaputaaa,

    que te has dechado la cabeza -deca, medio desdentado entre risas-.Claro que cuando lo mato, no tena la MK-2, y le llev ms de un hachazo

    -y de dos- seccionarle la cabeza con aquella hacha corroda, casi sin filo,

    por lo que resultaba difcil que le quedara resuello en el cuerpo para

    salir corriendo -aunque durante un tiempo espero infantilmente a ver si

    esto suceda-, despus abandonara el lugar.

    Le llevo tiempo y un reguero de muertes annimas por aquellas

    tierras, que ni la guardia civil patrullaba, definir un estilo propio El

    tener un estilo nico marca la diferencia, colgaba en la tienda de unsastre que mato- y encontrar a su fiel ejecutora MK-2 en un viejo rastro

    en Herrera de Pisuerga, material ruso de la guerra de Afganistn que an

    tena entre sus dientes, como si de un lobo se tratase, la sangre seca de

    guerrilleros Afganos interrogados por la KGB. As que aquella primera

    sonrisa no era macabra como, quizs cabra esperar de un demente como

    l, era una sonrisa de satisfaccin, del deber cumplido, de la superacin

    del maestro.

    Pero esta segunda sonrisa, era diferente, por primera vez estaba

    escuchando a su vctima antes de ejecutarlo. Hablaba sin cesar,

    suplicaba por su vida, lloraba, se maldeca a s mismo y a su suerte por

    estar all. Para Mansn-13, la dinmica de los acontecimientos nunca

    tena palabras, si acaso slo gritos de pnico, porque todo suceda muy

    rpido. Pero la mecnica csmica alguna cosa abstracta- haba

    permitido que la vctima viera esta vez aproximarse a Manson-13 en

    aquella Gasolinera en mitad de una carretera a ninguna parte.

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    Manson-13 alz su sierra MK-2 y penetr con ella sin vacilacin el

    estmago de aquel pobre infeliz, recrendose con su depurada tcnica

    carnicera, hasta que finalmente lo secciono en dos partes. En la radio

    segua sonando Guns NRoses, jams haba escuchado nada igual a eso,

    su mente siempre en blanco y con el objetivo claro de matar todo lo

    pensante, nunca se haba abstrado en nada. Basto slo eso para que la

    MK-2, siempre desequilibrada y de difcil control, como todo buen ruso

    que se precie, se deslizase entre sus dedos ensangrentados y aserrase su

    pierna izquierda. Fue entonces cuando Mansn-13 comprendi la

    naturaleza de su sonrisa y comprendi que el Heavy Metal le

    acompaara hasta la muerte.

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    Gracias por tu lectura.

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