Las Enfermedades Infecciosas y Parasitarias Son en Honduras Un Gran Impedimento Para El Desarrollo...

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Las enfermedades infecciosas y parasitarias son en Honduras un gran impedimento para el desarrollo social y económico. Día a día nos vemos expuestos a diversas enfermedades producidas por parásitos; las mas predominantes son la malaria, el tripanosomiasis americana, leishmaniasis, lepra, dengue y tuberculosis. Otras enfermedades como las infecciones parasitarias intestinales, las infecciones respiratorias agudas, el SIDA y diversas enfermedades emergentes y re-emergentes, causan anualmente importantes erogaciones, comprometiendo el ya recargado presupuesto para la salud y elevando las tasas de morbilidad y mortalidad en la población. Aunque los estimados financieros son enormes, no ofrecen una visión directa sobre la dimensión humana del problema. En los países desarrollados, el mejoramiento de las condiciones de vida ha sido un arma importante en el control de las enfermedades infecciosas. El hecho de contar con agua potable, vivienda apropiada, sanidad ambiental y dieta adecuada, ha limitado la exposición a los agentes patógenos y las personas han desarrollado mejor capacidad de defensa contra las infecciones severas. Sin embargo, en esos países no se ha descuidado la vigilancia permanente y la constante investigación de estos problemas en sus aspectos básicos, clínicos y epidemiológicos. Una necesidad importante en Honduras en la lucha por la salud es en el fortalecimiento de una investigación permanente y a largo plazo sobre diferentes aspectos epidemiológicos, biológicos, clínicos y de diagnostico, así como de las circunstancias que propician el control efectivo de estas enfermedades. La creación de un Instituto integrado que enfrente este reto se ha atrasado por mucho tiempo. Es sorprendente ver como estos parásitos se adaptan a nuestros organismos y en la mayor parte de los casos lo destruyen. Existen varias formas parásitas; entre estos están: los virus , que son parásitos obligados, las bacterias , los hongos , las plantas , los protistas . Una enfermedad parasitaria o parasitosis es una enfermedad infecciosa causada por protozoos, vermes o artrópodos. No se consideran parasitosis las infecciones por hongos, bacterias o virus

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Efecto de las enfermedades infecciosas y parasitarias en la poblacion hondureña

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Las enfermedades infecciosas y parasitarias son en Honduras un gran impedimento para el desarrollo social y económico. Día a día nos vemos expuestos a diversas enfermedades producidas por parásitos; las mas predominantes son la malaria, el tripanosomiasis americana, leishmaniasis, lepra, dengue y tuberculosis. Otras enfermedades como las infecciones parasitarias intestinales, las infecciones respiratorias agudas, el SIDA y diversas enfermedades emergentes y re-emergentes, causan anualmente importantes erogaciones, comprometiendo el ya recargado presupuesto para la salud y elevando las tasas de morbilidad y mortalidad en la población. Aunque los estimados financieros son enormes, no ofrecen una visión directa sobre la dimensión humana del problema. En los países desarrollados, el mejoramiento de las condiciones de vida ha sido un arma importante en el control de las enfermedades infecciosas. El hecho de contar con agua potable, vivienda apropiada, sanidad ambiental y dieta adecuada, ha limitado la exposición a los agentes patógenos y las personas han desarrollado mejor capacidad de defensa contra las infecciones severas. Sin embargo, en esos países no se ha descuidado la vigilancia permanente y la constante investigación de estos problemas en sus aspectos básicos, clínicos y epidemiológicos. Una necesidad importante en Honduras en la lucha por la salud es en el fortalecimiento de una investigación permanente y a largo plazo sobre diferentes aspectos epidemiológicos, biológicos, clínicos y de diagnostico, así como de las circunstancias que propician el control efectivo de estas enfermedades. La creación de un Instituto integrado que enfrente este reto se ha atrasado por mucho tiempo. Es sorprendente ver como estos parásitos se adaptan a nuestros organismos y en la mayor parte de los casos lo destruyen.

Existen varias formas parásitas; entre estos están: los virus, que son parásitos obligados, las bacterias, los hongos, las plantas, los protistas. Una enfermedad parasitaria o parasitosis es una enfermedad infecciosa causada por protozoos, vermes o artrópodos. No se consideran parasitosis las infecciones por hongos, bacterias o virus que, tradicionalmente, han sido estudiados por la microbiología. Las enfermedades parasitarias pueden adquirirse a través de los alimentos o del agua contaminada, por la picadura de un insecto o por contacto sexual, y pueden causar desde molestias leves hasta la muerte.

La malaria o paludismo es una enfermedad producida por parásitos del género Plasmodium, y es probable que se haya transmitido al ser humano a través de los gorilas occidentales. Es la primera enfermedad en importancia de entre las enfermedades debilitantes. Entre 700.000 y 2,7 millones de personas mueren al año por causa de la malaria, de los cuales más del 75 % son niños en zonas endémicas de África. Asimismo, causa unos 400–900 millones de casos de fiebre aguda al año en la población infantil (menores de 5 años) en dichas zonas. La enfermedad puede ser causada por una o por varias de las diferentes especies de Plasmodium: Plasmodium falciparum, Plasmodium vivax, Plasmodium malariae, Plasmodium ovale o Plasmodium knowlesi, las tres primeras de las cuales son las reportadas en el continente americano. Los vectores de esta enfermedad son diversas especies del mosquito del género Anopheles. Como es sabido, tan sólo las hembras de este mosquito son las que se alimentan de sangre para poder madurar los huevos; los machos no pican y no pueden transmitir enfermedades, ya que únicamente se alimentan de néctares y jugos vegetales. La única forma posible de contagio directo entre humanos es que una mujer embarazada lo transmita por vía placentaria al feto. O bien, por la transmisión directa a través de la picadura de un mosquito. También es posible la transmisión por transfusiones

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sanguíneas de donantes que han padecido la enfermedad. En regiones donde la malaria es altamente endémica, las personas se infectan tan a menudo que desarrollan la inmunidad adquirida, es decir, son portadores más o menos asintomáticos del parásito. Un total aproximado de 1,3 millones de personas mueren cada año de paludismo; de éstos, un 90 por ciento son niños menores de cinco años. Cada año se presentan 396 millones de casos de paludismo. La primera vacuna fue desarrollada por el grupo de científicos dirigido por el doctor Manuel Elkin Patarroyo, médico colombiano, y tenía una efectividad de entre un 40 y un 60 por ciento en adultos, y de un 77 por ciento en niños. Para prevenir la malaria es necesario la intensificación de la irrigación, las presas y otros proyectos relacionados con el agua contribuyen de forma importante a la carga de morbilidad del paludismo y el mejoramiento de la gestión de los recursos hídricos reduce la transmisión del paludismo y de otras enfermedades de transmisión vectorial.

La enfermedad de Chagas o mal de Chagas-Mazza, también conocida como tripanosomiasis americana, es una enfermedad parasitaria tropical, generalmente crónica, causada por el protozoo flagelado Trypanosoma cruzi. Se considera que la enfermedad de Chagas es endémica de América, distribuyéndose desde México hasta Argentina, aunque existen vectores y reservorios incluso en el sur de los Estados Unidos, y en la actualidad se considera una enfermedad, aunque esporádica, con casos identificados en Canadá y EE.UU. Se estima que son infectadas por la enfermedad de Chagas entre 15 y 17 millones de personas cada año, de las cuales mueren unas 50 000. La enfermedad tiene mayor prevalencia en las regiones rurales más pobres de América Latina. La etapa aguda infantil se caracteriza por fiebre, linfadenopatía, aumento del tamaño de hígado y bazo y, en ocasiones, miocarditis o meningoencefalitis con pronóstico grave. En la etapa crónica, a la cual llegan entre el 30% y el 40% de todos los pacientes chagásicos, suele haber cardiomiopatía difusa grave, o dilatación patológica (megasíndromes) del esófago y colon, megaesófago y megacolon respectivamente. La importancia de la parasitosis radica en su elevada prevalencia, grandes pérdidas económicas por incapacidad laboral, y muerte repentina de personas aparentemente sanas. Reconocida por la OMS como uno de las 13 enfermedades tropicales más desatendidas del mundo, y por la OPS como una enfermedad de la pobreza, la enfermedad de Chagas ha sido un azote para la humanidad desde la antigüedad, y sigue siendo un problema relevante social y económico en muchos países de América Latina. La Organización Mundial de la Salud estima que la enfermedad de Chagas afecta entre 16 y 18 millones de personas, alrededor de unos 35 millones de personas infectadas con unos 100 millones de personas que estarían en riesgo de contraer la enfermedad, matando anualmente a cerca de 50 mil personas. La transmisión natural de T. cruzi en la que interviene el vector se lleva a cabo en tres ciclos: el doméstico, en el cual el vector infecta de manera exclusiva la vivienda humana en áreas rurales y suburbanas; el peridoméstico, donde se mantienen alrededor de núcleos de población humana, y el enzoonótico, que se presenta alejado de asentamientos humanos y con participación exclusiva de reservorios silvestres y ecotopos naturales. Existen diversas formas de transmisión del padecimiento: Transmisión vectorial o diodenar, es la principal vía de transmisión, en el 80% de los casos, la enfermedad en los humanos se debe a la transmisión vectorial, a través de las heces del Triatoma. Esta se da cuando a través de las heces del insecto penetran los parásitos por la herida que causa la picadura, por lesiones en la piel o por las mucosas de ojos, boca o nariz. Vía trasplacentaria, la infección prenatal por vía trasplacentaria de Trypanosoma cruzi en la circulación materna con infección aguda o

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crónica, es posible, pero no obligada. Por leche materna, la posibilidad de infección del hijo por la leche de madre que padece enfermedad de Chagas es posible, ha sido verificada clínicamente y cuenta con ratificación experimental, su ocurrencia es excepcional y muchos especialistas consideran que es un riesgo importante. Al ser una enfermedad que se presenta predominantemente en sectores socioeconómicamente deprimidos de la población, y en aquellos casos donde los niños sufren de malnutrición, es prudente que el hijo de una mujer que sufre enfermedad de Chagas sea amamantado por la madre a pesar del riesgo de infección; sobre todo sabiendo que el tratamiento en niños es efectivo. Por hemotransfusión, otro considerable número de infecciones se produce mediante la transfusión de sangre proveniente de donadores con infecciones ignoradas, generando cuadros clínicos agudos en los receptores, se han registrado casos mortales fulminantes. Por eso en todos los bancos de sangre de zona endémica (y actualmente en países donde no se encuentra el vector pero cuentan con corrientes migratorias de países donde la enfermedad de Chagas es un problema de salud pública) deben realizarse los estudios específicos para descartar la contaminación con T. cruzi. Por contaminación accidental en laboratorio, son múltiples los casos conocidos de esta enfermedad por infección accidental en laboratorios médicos, por manipulación de chinches provenientes de animales infectados, cultivos de T. cruzi o material biológico proveniente de enfermos grandemente infectados. Por ingestión de alimentos contaminados, como la carne poco cocida de mamíferos silvestres.

La leishmaniasis es una enfermedad zoonótica causada por un protozoo del género Leishmania y transmitido por la picadura de moscas del género Phlebotomus. Las manifestaciones clínicas de la enfermedad van, desde úlceras cutáneas que cicatrizan espontáneamente, hasta formas fatales en las cuales se presenta inflamación severa del hígado y del bazo. La enfermedad, por su naturaleza zoonótica, afecta tanto a perros como humanos. Sin embargo, animales silvestres como liebres, zarigüeyas, coatíes y jurumíes entre otros, son portadores asintomáticos del parásito, por lo que se les considera como animales reservorios. El agente se transmite al humano y a los animales a través de la picadura de hembras de los jejenes, un grupo de insectos chupadores de sangre y diferentes de los mosquitos, pertenecientes a los géneros Phlebotomus del viejo mundo y Lutzomyia del nuevo mundo, de la familia Psychodidae. En Colombia, en ciertas regiones, este tipo de insectos es mejor conocido como palomilla. En las zonas tropicales de Ecuador se lo conoce como "arenillas". La forma cutánea de la enfermedad (leishmaniasis cutánea) en humanos, también conocida en Perú como uta, se caracteriza por la aparición de úlceras cutáneas indoloras en el sitio de la picadura, las cuales se pueden curar espontáneamente o permanecer de manera crónica durante años. La resolución de la enfermedad puede presentarse después de un tratamiento sistémico, consistente en la aplicación intramuscular de fármacos basados en Antimonio (antimoniato de meglumina —Glucantime— y estibogluconato de sodio —Pentostam) durante un plazo de 20 a 30 días. La leishmaniasis visceral o kala azar es la forma clínica que cobra más vidas mundialmente; tal es el caso de Bangladesh, India, Sudán y Brasil.2 Esta presentación puede ser fatal si no se trata a tiempo. Se caracteriza por la inflamación del hígado y del bazo, acompañada por distensión abdominal severa, pérdida de condición corporal, desnutrición y anemia. En perros se presenta principalmente la leishmaniasis visceral. Se ha intentado prevenir la enfermedad con repelentes de insectos aplicados a toldillos en la época de mayor riesgo de contagio con resultados dispares La leishmaniasis a nivel mundial afecta a 88 países, 67 del viejo mundo y 21 en América. 72 países en desarrollo y 13 se encuentran en países menos desarrollados.

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El 90% de los casos de leishmaniasis visceral se presenta en cinco países: Bangladesh, India, Nepal, Sudan y Brasil y el 90% de los casos de leishmaniasis cutánea se dan en siete países: Afganistán, Argelia, Brasil, Irán, Perú, Arabia Saudí y Siria. La incidencia anual se estima en 1.5 millones de casos de leishmaniasis cutánea, leishmaniasis mucocutánea y leishmaniasis cutánea difusa y 500 000 casos de leishmaniasis visceral. Existen 12 millones de casos, 350 millones de personas en riesgos de contraer la enfermedad y unas 59 000 muertes anuales causadas por la leishmaniasis.3 Globalmente, alrededor de 350 millones se considera, que están en riesgo de infectarse y enfermar. Cada año, un estimado de 1.5 a 2 millones de niños y adultos desarrollan los síntomas de la enfermedad (forma cutánea y mucocutánea 1-1.5 millones; forma visceral 0.5 millones), y la incidencia de la infección es mayor cuando se presentan otras infecciones. La leishmaniasis se asocia con unos 2.4 millones de personas con discapacidad y alrededor de 70 mil muertes por año.4 Brote surgido en Madrid Los síntomas de los primeros casos de leishmaniasis se detectaron en julio de 2009 en la zona de Fuenlabrada, aunque la primera reunión con los profesionales del hospital de aquella localidad no se produjo hasta abril de 2011. La enfermedad se asoció insistentemente a las liebres, que campan a sus anchas por aquella zona. Las liebres facilitaron la multiplicación de los flebotomos, pequeños insectos de vuelo silencioso, portadores de esta enfermedad infecciosa que transmiten con su picadura a las liebres. Las liebres, a las que se considera reservorios (animales portadores del parásito), siempre han vivido en esta zona del suroeste de Madrid capital, pero han proliferado tras el desarrollo urbano del entorno. Las liebres viven en las zonas campestres de las afueras de estas ciudades en grandes cantidades, por la ausencia de cazadores y depredadores como zorros o grandes rapaces diurnas, y por su elevada velocidad de reproducción. La enfermedad se presenta de dos formas: cutánea, más leve, y visceral, que sin tratamiento puede ser mortal.

La lepra es una enfermedad infecciosa, de nula transmisibilidad cuando está debidamente tratada, aunque los pacientes que no reciben tratamiento, o cuando éste es inadecuado, sí constituyen una fuente de contagio. Puede estar producida por la bacteria Mycobacterium leprae o por Mycobacterium lepromatosis. Mycobacterium leprae fue descubierto en 1874 por el médico noruego Gerhard Armauer Hansen, debido a lo cual se lo denomina bacilo de Hansen. Mycobacterium lepromatosis es otra bacteria que tiene muchas similitudes con Mycobacterium leprae y fue identificada en el año 2008 en la Universidad de Texas.3 Se sabe que la lepra afecta a la humanidad desde hace al menos 4000 años, ya que en el 2009 se encontró el esqueleto de un varón adulto de unos 30 años de edad con muestras de haber padecido esa enfermedad (y de no haber recibido ningún tipo de tratamiento). En las excavaciones en un sitio arqueológico llamado Balathal, en Rayastán (noroeste de India) se encontró un asentamiento de personas que sabían trabajar el cobre, vivían en chozas de piedra y ladrillos de barro, y cultivaban la cebada. Los huesos fueron enterrados en ceniza de estiércol de vaca en un recinto de piedra de paredes gruesas en los límites del asentamiento. La datación por radiocarbono indicó que el esqueleto fue enterrado entre el 2500 y el 2000 a. C. La clínica del paciente depende de su reacción inmune a la bacteria. La bacteria produce citoquinas que inducen y median la activación macrofágica y fagocitosis. La semiología de la lepra es función de la reacción inmune del paciente,23 y puede tomar dos formas: tuberculoide (que produce grandes manchas hiperestésicas y más tarde anestésicas). Los pacientes con lepra tuberculoide tienen una fuerte reacción celular pero baja humoral (baja titulación de anticuerpos): presentan por lo tanto reacción positiva a la lepromina. Los tejidos infectados típicamente tienen muchos linfocitos y granulomas,

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pero relativamente pocas bacterias. lepromatosa, la transmisión es de persona a persona durante un contacto continuo durante 5 a 10 años. Se produce entre un enfermo con posibilidad de transmitir la enfermedad (ya que no todos los que padecen lepra eliminan bacilos fuera de su organismo) y una persona sana susceptible. Es decir que debe mediar una predisposición especial para poder enfermar. La mayoría de las personas posee resistencia natural al Mycobacterium leprae. Se estima que entre dos a tres millones de personas están permanentemente discapacitadas debido a la lepra.13 India tiene el mayor número de casos, en segundo lugar Brasil y Birmania tercero. En 1999, la incidencia mundial de la lepra era estimada en 640.000 (con 108 casos en EE. UU.); en 2000, 738.284, señalando para 2000, la Organización Mundial de la Salud (OMS) listaba 91 países con lepra epidemiológicamente endémica. India, Birmania y Nepal tienen el 70% de los casos. En 2002, 763.917 nuevos casos se detectaron mundialmente, y para ese año la OMS listó a Brasil, Madagascar, Mozambique, Tanzania y Nepal con el 90% de casos de mal de Hansen.18 De acuerdo a recientes estadísticas de la OMS, están decreciendo en aproximadamente 107.000 casos (o el 21 %) desde 2003 a 2004. Y decreció consistentemente en los siguientes tres años. Los casos registrados de MH fue 286.063; y 407.791 nuevos casos detectados en 2004. En Estados Unidos se cree que hay no se registran todos los casos, que hay ausencia de denuncias y aumento de casos; allí se articula con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC). Aunque el número de casos continua cayendo, hay bolsones de alta prevalencia en ciertas áreas como Brasil, Sudeste Asiático (India, Nepal), partes de África (Tanzania, Madagascar, Mozambique) y el oeste del Pacífico.Para contener esta enfermedad, países como Estados Unidos destinaron ciertas áreas geográficas para el confinamiento de los enfermos. Un ejemplo de ello es la isla Culión, situada en Filipinas.

DengueEl dengue es una enfermedad viral aguda, producida por el virus del dengue, transmitida por el mosquito Aedes aegypti o el mosquito Aedes albopictus que se crían en el agua acumulada en recipientes y objetos en desuso. El dengue es causado por cuatro serotipos del virus del dengue: DEN-1, DEN-2, DEN-3 ó DEN-4; estrechamente relacionados con los serotipos del género Flavivirus, de la familia Flaviviridae.1 Esta enfermedad es más frecuente en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Se caracteriza por una fiebre de aparición súbita que dura de 3 a 7 días acompañada de dolor de cabeza, articulaciones y músculos.2 Una variedad potencialmente mortal de la fiebre del dengue es el dengue grave o dengue hemorrágico que cursa con pérdida de líquido o sangrados o daño grave de órganos, que puede desencadenar la muerte. Es una misma enfermedad, con distintas manifestaciones, transmitidas por el predominante en áreas tropicales y subtropicales; aunque desde la primera década del s. XXI se han reportado casos epidémicos en otras regiones de Norteamérica y en Europa. La tuberculosis es una infección bacteriana contagiosa que compromete principalmente los pulmones, pero puede propagarse a otros órganos. La especie de bacterias más importante y representativa causante de tuberculosis es Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch, perteneciente al complejo Mycobacterium tuberculosis.1 La TBC es posiblemente la enfermedad infecciosa más prevalente en el mundo. Otras micobacterias, como Mycobacterium bovis, Mycobacterium africanum, Mycobacterium canetti y Mycobacterium microti pueden causar también la tuberculosis, pero todas estas especies no lo suelen hacer en el individuo sano.2 Aunque la

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tuberculosis es una enfermedad predominantemente de los pulmones, puede afectar también el sistema nervioso central, el sistema linfático, el sistema circulatorio, el sistema genitourinario, el aparato digestivo, los huesos, las articulaciones y aun la piel. Los síntomas clásicos de la tuberculosis son una tos crónica, con esputo sanguinolento, fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso. La infección de otros órganos causa una amplia variedad de síntomas. El diagnóstico se basa en la radiología (habitualmente radiografías torácicas), una prueba de la tuberculina cutánea y análisis de sangre, así como una examinación al microscopio y un cultivo microbiológico de los fluidos corporales. El tratamiento de la tuberculosis es complicado y requiere largos periodos de exposición con varios antibióticos. Los familiares del enfermo, si es necesario, también son analizados y tratados. Durante los últimos años, la tuberculosis ha presentado una creciente resistencia a los múltiples antibióticos y para ello se ha optado, como medida de prevención, por campañas de vacunación, generalmente con la vacuna Bacillus Calmette-Guérin (BCG). La tuberculosis se contagia por vía aérea, cuando las personas infectadas tosen, estornudan o escupen. Un tercio de la población actual del mundo está infectada con M. tuberculosis, y cada segundo es infectada una nueva persona.3 Sin embargo, en la mayoría de estos casos la enfermedad no se desarrollará completamente; las infecciones asintomáticas y latentes son las más habituales. Aproximadamente una de cada diez de estas infecciones latentes progresará finalmente a la enfermedad activa, que, si no es tratada, mata a más de la mitad de las víctimas. En 2004, las estadísticas de mortalidad y morbilidad incluían 14,6 millones de casos activos crónicos, 8,9 millones de casos nuevos, y 1,6 millones de muertes, mayoritariamente en países en desarrollo.3 Además, un número creciente de personas del mundo contraen la tuberculosis debido a que su sistema inmunitario se ve comprometido por medicamentos inmunosupresores, abuso de drogas o el SIDA. La distribución de la tuberculosis no es uniforme en todo el mundo; aproximadamente el 80% de la población de muchos países asiáticos y africanos dan positivo en las pruebas de la tuberculina, mientras que sólo 5-10% de la población de Estados Unidos da positivo.

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