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LAS HISTORIAS MS TRISTES DE NUESTRA HISTORIA. (Ensayo documental para jvenes)

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NORMA ESTELA FERREYRA

AO DEL COPYRIGHT 20114

ISBN 978-1-105-04134-1

Dedico este libro al Exmo. Sr. Presidente de Bolivia, Evo Morales. Y a quienes fueron silenciados y excluidos de nuestra historia, por causa de la barbarie y la injusticia.5

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NOTA DE LA AUTORA Desde muy nia, senta desconfianza por la historia que se narraba en los libros de enseanza, tanto primaria como secundaria, pues tena el presentimiento de que algunos hechos, no eran confiables para mi inteligencia y me resista a admitirlos como verdad. No a todos, pero s una gran parte. Y por eso, la Historia no fue para m una materia agradable, porque tena la sospecha de que alguien estaba queriendo dirigir mi mente.7

En verdad, no saba muy bien por qu me ocurra eso, que me provocaba resistencia cuando debia considerar a la materia con la misma seriedad que a las dems. Pero en cuarto ao, tuve un gran profesor que la convirti en mi favorita, porque aclar mis dudas, ya que el primer da de clases, dijo que l consideraba que slo haba versiones de la Historia y por eso no era una ciencia. Al orlo, me sent interesada y lo escuch con mucha atencin. Seguidamente, nos dio las pautas acerca de cmo sera nuestro trabajo en clase. Se trataba de formar equipos, en donde se investigaran las versiones contrapuestas sobre los hechos. En un principio no entend bien la propuesta y l nos aclar que la Historia siempre tiene, por lo menos, otra versin y a veces varias, porque hay algunos pueblos que ni siquiera pudieron contar la suya, como los 90 millones de indgenas que fueron exterminados de Amrica. El dato me impresion tanto, que me anot en el equipo para defender las8

historias silenciadas y hasta hoy no desert en esa misin de buscar la verdad revisando todas las posturas sobre un hecho, tratando de descubrir lo verdadero y lo falso que pueda haber en las distintas narraciones.

LA GUERRA DE LA INFAMIA

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Esto podr parecerte un cuento de terror, pero en realidad no lo es, porque como ya sabes, los cuentos son de ficcin o de mentira y esto que voy a contarte, fue una historia verdadera. Y voy a hacerlo, porque durante mucho tiempo, quienes contaban la historia, le ocultaban la verdad a los nios y adolescentes, por temor a que no la entendieran. Aunque pienso, que en realidad, lo que no queran era que la comprendieran. Tambin quiero decirte que ninguna guerra puede justificarse entre los seres humanos, ya que nuestra funcin principal es razonar frente a los problemas y conflictos y la paz debera prevalecer siempre sobre la violencia. Aunque parece que somos muy imperfectos, a juzgar por lo que hacemos. Pero vayamos a los hechos: Resulta que hace ms de un siglo, exactamente 140 aos, en nuestra Amrica Latina haba un pequeo pas que era el ms desarrollado de la regin, incluso que la Argentina y Brasil, porque haba logrado tener el primer ferrocarril, el telgrafo y el10

primer barco a vapor, que se llam Ipor. Tena industrias madereras, fbricas de papel y no tena obreros desocupados ni deuda externa, es decir no deba nada a nadie. Adems, produca yerba mate y tabaco que exportaba a otros pases. Era lo que se dice un pas con futuro, que progresaba y se desarrollaba velozmente. Tena el porcentaje ms bajo de analfabetos, es decir que casi todos saban leer y escribir, haba escuelas en cantidad suficiente y la enseanza era obligatoria. El nico dueo de la tierra era el Estado, que alquilaba los campos a los campesinos que quisieran trabajarla y a esas tierras se las llamaba Estancias de la Patria. Por supuesto, que no haba esclavos, pues todos tenan su casa y su tierra para cultivar. En ese pequeo pas no conocan el hambre, pero nunca ambicionaron riquezas. Su pueblo desciende de los indgenas guaranes, cuyo nombre significa guerreros, pero eran un pueblo muy pacfico, aunque su orgullo no les permita ser dominados por ningn conquistador, aunque les costara el11

exterminio, es decir, pelear hasta el ltimo hombre.. Y esta fue, precisamente, la historia que ocurri en el ao 1865 y que dur cinco aos, porque en 1870 fueron vencidos por tres pases que queran destruir a su presidente Francisco Solano Lpez, un hroe de Leyenda como el de la pelcula Avatar, que seguramente viste por estos das. Lamentablemente, entre esos tres pases estaba Argentina y su presidente Bartolom Mitre fue el que realiz la mayor hazaas de crmenes contra quienes queran ser libres e independientes. Ese pequeo pas del que te hablo es Paraguay. Por eso, cuando veas a un paraguayo, pdele perdn por los crmenes de nuestros antepasados. Pero a estas alturas te estars preguntando por qu tuvimos que participar en esa masacre innecesaria. Bueno, te cuento: Inglaterra era un Imperio poderoso y lo sigue siendo, ya que no slo nos arrebat de las manos a las Islas Malvinas sino que en frica y en distintas partes de Amrica ha posado sus garras asesinas para12

despojar de sus riquezas naturales a los pueblos. Sabes que es socio en toda guerra que se realice en el mundo y donde interviene Estados Unidos, siempre que tenga por fin sacar ganancias econmicas. En 1865 Paraguay era un mal ejemplo para el mundo capitalista, porque quera ser un pas digno, justo, independiente y libre. Eso era un problema para los imperios extranjeros, ya que lo que pretendan era esclavizar a los pueblos para robarles sus riquezas, como hoy ocurre con el petrleo de Irak, Libia, Afganistn, entre otros. Entonces, Inglaterra les prest dinero a Argentina, Uruguay y Brasil para que invadieran Paraguay y derrotaran a su presidente, Solano Lpez, porque a l se le haba ocurrido que su pueblo mereca lo mejor y no ser esclavo de ningn otro pas. Todo empez cuando el presidente Uruguayo Bernardo Bello, es sacado del poder por la fuerza por los opositores uruguayos con ayuda de los brasileros. Entonces el presidente paraguayo lo quiere ayudar envindole13

su ejrcito, pero nuestro presidente, Bartolom Mitre, un vende patria convertido en hroe por quienes escriben la historia, no lo deja pasar por el territorio argentino, aunque s los deja pasar a los uruguayos y brasileros para que ataquen a Paraguay. Muy enojado, el presidente paraguayo nos declara la guerra y as se le suman tres enemigos y por eso se llama la Guerra de la Triple Alianza, aunque haba un cuarto que no daba la cara y que brindaba toda la ayuda necesaria, tanto en armas como en equipamiento pero que se mantena oculto. Adivinaste quin es? S, Inglaterra. Paraguay luch valientemente durante cinco aos y fue vencido en la ltima batalla donde lucharon hasta los nios, con palos tallados como fusiles. Fue en Cerro Cor, donde Francisco Solano Lpez, muere luchando junto a los soldados, mientras dice muero con mi patria. Antes de la guerra, Paraguay tena un milln trescientos mil habitantes y cuando termina, slo le quedan doscientos mil. Slo quedaron el 90 %14

de los varones, o sea, 10 hombres de cada 100. Muchos haban enfermado de clera y sus cadveres eran arrojados al ro, por los vencedores, para que se contagiaran los pueblos que vivan en la costa. Tanta crueldad es posible cuando los que triunfan son pueblos brbaros, como en este caso. A esta guerra, la llamaron La Primer Vietnam, comparndola con otra guerra sangrienta que Estados Unidos realiz en el siglo pasado contra los asiticos, aunque all, a los criminales no les fue tan bien, porque tuvieron que huir como ratas, a manos del valiente Ho Chi Minh. Como puedes ver, a veces, las historias verdaderas son ms crueles que todas las pelculas de ficcin. Y este es un ejemplo. Pero aunque esta sea una triste historia, es necesario que la conozcas para que las nuevas generaciones no repitan estos errores del pasado nunca ms. No lo crees?

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Debemos saber tambin, que los hroes de la historia no son los que figuran en la letra grande de los libros, sino que son otros, precisamente, los que se oponan a la guerra. Por ello es que es bueno conocerlos y colocarlos con mayscula en estas pginas de la verdad. Con motivo de esta guerra de la Triple Alianza, hubo en casi todo el resto de la Argentina una corriente generalizada de oposicin a participar en ella, hasta el punto que gran parte de los soldados enviados eran de raza negra.

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Los ejemplos del rechazo argentino a luchar contra Paraguay abundan. Entre ellos se destacan el Desbande de Basualdo, ocurrido en julio de 1865, en la cual ocho mil soldados argentinos en su inmensa mayora entrerrianos se negaron a luchar contra Paraguay. A esta rebelin le sigui la Sublevacin de Toledo, de noviembre de 1865, que fue duramente reprimida con el auxilio de tropas brasileas y floristas. Otro de los lderes de la oposicin contra la guerra en Entre Ros, fue el general Ricardo Lpez Jordn, quien haba escrito a Urquiza: "Usted nos llama para luchar contra el Paraguay. Nunca, general; l es nuestro amigo. Llmenos para luchar contra los porteos y brasileos. Estamos listos. sos son nuestros enemigos." En noviembre de 1866 se produjo en la provincia de Mendoza la llamada Revolucin de los Colorados y, el 10 de17

diciembre, el coronel Felipe Varela se una a la misma, lanzando la siguiente Proclama: Argentinos! El pabelln de mayo que radiante de gloria flame victorioso desde los Andes hasta Ayacucho, y que en la desgraciada jornada de Pavn cay fatalmente en las ineptas manos del caudillo Mitre, ha sido cobardemente arrastrado por los fangales de Estero Bellaco, Tuyut, Curuz y Curupait (...) Abajo los traidores de la Patria! Abajo los mercaderes de las cruces de Uruguayana, a precio de oro, de lgrimas y de sangre argentina y oriental! Nuestro programa es la prctica estricta de la constitucin jurada, del orden comn, la paz y la amistad con el Paraguay, y la unin con las dems repblicas americanas. Compatriotas nacionalistas! El campo de la lid nos mostrar el enemigo. All los invita a recoger los laureles del triunfo o la muerte, vuestro jefe y amigo.-(Manifiesto de Felipe Varela).

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La Revolucin se extendi rpidamente a las provincias argentinas de San Luis, San Juan y La Rioja y las fuerzas nacionales tardaron ms de un ao en vencerla. Demorados en la represin de estas rebeliones, Mitre y sus subalternos recin pudieron regresar a la guerra de Paraguay hacia julio de 1867. Sin embargo, para ese entonces la impopularidad en Argentina de la guerra contra el Paraguay provoc una nueva rebelin, esta vez en la provincia de Santa Fe. De ese modo, de los 25.000 combatientes argentinos de 1866, slo el 10% continuaba en 1869 en el frente, siendo en su mayora los ex prisioneros de Paraguay. Durante los dos ltimos aos de la guerra, Argentina casi no particip de la misma. Tambin se sabe que hubo grupos de soldados correntinos que desertaron y se cambiaron al bando paraguayo.

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Al concluir esta guerra, que alz varias reconocidas voces argentinas en su contra, se produjo otra rebelin que tena entre sus motivos el rechazo a la guerra del Paraguay: en abril de 1870 la poblacin entrerriana se sum mayoritariamente a la rebelin liderada por Ricardo Lpez Jordn. La misma fue aplastada por las tropas que volvan de la Guerra del Paraguay. Tambin hay que reconocer que Juan Bautista Alberdi, fue perseguido polticamente por oponerse a esta guerra

Una guerra injusta. Un genocidio POR LA LIBERTAD Y LA CIVILIZACION. Para gobernar a la Repblica Argentina vencida, sometida, enemiga, la alianza del Brasil era una parte esencial de la organizacin MitreSarmiento; para dar a esa alianza de gobierno interior un pretexto20

internacional, la guerra al Estado Oriental y al Paraguay, viene a ser una necesidad de poltica interior; para justificar una guerra al mejor gobierno que haya tenido el Paraguay, era necesario encontrar abominables y monstruosos esos dos gobiernos; y Lpez y Berro han sido vctimas de la lgica del crimen de sus adversarios. (Juan Bautista Alberdi)

Los soldados interior.

"voluntarios"

del

El paisanaje de las provincias, que intervino tantas veces voluntariamente en las luchas ante la sola convocatoria de los caudillos, se neg a participar en una guerra que no senta suya. Sintindose ms cercanos a la provincia hermana del Paraguay que a los porteos y a los macacos brasileros, se negaban a enrolarse, lo que motivo la desercin y21

levantamiento de muchos batallones del interior. Consta en el archivo histrico, la Factura de un herrero de Catamarca, por doscientos grilletes para los voluntarios de la guerra del Paraguay ...el reclutamiento de los contingentes no fue fcil. (...) Para llenar las cuotas provinciales se autoriz reclutarlos mediante paga, pero pocos lo hicieron. Entonces los gobernadores, mitristas en su totalidad, y los comandantes de frontera se dedicaron a la caza de voluntarios. Emilio Mitre , encargado del contingente cordobs, escribe el 12 de julio que manda los voluntarios atados codo con codo; Julio Campos, porteo impuesto como gobernador de La Rioja, informa el 12 de mayo:Es muy difcil sacar los hombres de la provincia en contingentes para el litorala la sola noticia que iba a sacarse, se han ganado la sierra. Los voluntarios de Crdoba y Salta se sublevan en Rosario apenas les quitan las maneas; el gobernador Maubecin, de Catamarca, encarga 200 pares de22

grillos para el contingente de la provincia. (Revista de la Biblioteca Nacional, XXI, n 52) Cobarda? Eran criollos que lucharon en Cepeda y Pavn, y bajo las rdenes del Chacho Pealoza. No desertaban como acotan algunos y lo demostrarn en 1867 alzndose tras Felipe Varela y Juan Saa. Simplemente no queran ir a esa guerra. (JM Rosa Historia Arg.t.VII.pag 140) Felipe Varela en un manifiesto proclamado por l mismo el 1 de enero de 1868, afirmaba lo siguiente: "En efecto, la guerra con el Paraguay era un acontecimiento ya calculado, premeditado por el general Mitre". Urquiza tambin tiene problemas para juntar los contingentes, y a pesar de decirles que la guerra es contra los porteos, las divisiones de Victoria y Gualeguay se niegan a marchar, y Lpez Jordn le escriba a Urquiza: Usted nos llama para combatir el Paraguay. Nunca, general; ese es nuestro amigo. Llmenos para pelear a23

los porteos y brasileros; estaremos prontos; sos son nuestros enemigos. Omos todava los caones de Paysand. Muchos se opusieron a esa guerra infame, entre otros el autor del Martin Fierro, Jos Hernndez y Juan Bautista Alberdi, y los voluntarios se revelaban en Entre Ros, Corrientes, Catamarca, San Juan y casi todas las provincias del interior, con la rebelin de batallones enteros, entre otros el conocido "desbande de Basualdo". Juan Bautista Alberdi mantuvo con Mitre una agria polmica publica en la que entre otras cosas, refirndose al propio Mitre, le enrostr la siguiente frase: Si al menos hubiera yo tomado una escarapela, una espada, una bandera de otro pas, para hacer oposicin al Gobierno del mo, como en Monte Caseros lo hizo otro Argentino contra Buenos Aires, con la escarapela Oriental, como oficial Oriental, bajo la bandera oriental y alienado con los soldados de brasil.. y

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opinando luego adems sobre poltica del mitrismo agrega

la

Para gobernar a la Repblica Argentina vencida, sometida, enemiga, la alianza del Brasil era una parte esencial de la organizacin MitreSarmiento; para dar a esa alianza de gobierno interior un pretexto internacional, la guerra al Estado Oriental y al Paraguay, viene a ser una necesidad de poltica interior; para justificar una guerra al mejor gobierno que haya tenido el Paraguay, era necesario encontrar abominables y monstruosos esos dos gobiernos; y Lpez y Berro han sido vctimas de la lgica del crimen de sus adversarios. (Juan Bautista Alberdi) "En nombre de la libertad y con pretensiones de servirla, nuestros liberales, Mitre, Sarmiento y Ca., han establecido un despotismo turco en la historia, en la poltica abstracta, en la leyenda, en la biografa de los argentinos. Sobre la revolucin de Mayo, sobre la guerra de la independencia, sobre sus batallas,25

sobre sus guerras ellos tienen un Alcorn, que es de ley aceptar, creer, profesar, so pena de excomunin por el crimen de barbarie y caudillaje" (Juan Bautista Alberdi. Escritos pstumos. Ensayos sobre la sociedad, los hombres y las cosas de Sudamrica. Buenos Aires. 1899) Se recurre inclusive al reclutamiento de mercenarios europeos mediante el engao y promesa de tierras como campesinos. Segn testimonios de un integrante de un contingente suizo, se los embarca engaados y se le retiran los documentos. Al llegar a Buenos Aires son llevados al frente por la fuerza o encarcelados. (Declaracin de un enganchado siuzo, cit.por Chiavanetto: O genocidio Americano. A guerra de Paraguai) 28 de octubre de 1865 Amotinamiento de reclutas en Catamarca La tarea que el gobernador de Catamarca, Victor Maubecn, acometi con mayor entusiasmo durante su26

gobierno fue la formacin del contingente con que la provincia deba contribuir al Ejrcito del Paraguay. Guerra impopular esta de la Triple Alianza. Tradiciones y documentos nos hablan de la resistencia que demostr parte de nuestro pueblo frente a la recluta ordenada por el Gobierno Nacional. Algo deca al sentimiento de nuestros paisanos que esa contienda ninguna gloria agregaba a los lauros de la patria, y que tampoco existan motivos para pelear contra un pueblo ms acreedor a su simpata que a su rencor. En Entre Ros, los gauchos de Urquiza desertaron en masa, pese a que en otras ocasiones fueron leales hasta la muerte con su caudillo. En La Rioja, el contingente de 350 hombres asignado a la provincia se reclut entre la gente de la ms baja esfera social. Un testigo calificado, el juez nacional Filemn Posse, explicaba al Ministro de Justicia, Eduardo Costa,27

los procedimientos compulsivos que haba utilizado el gobierno local al expresar que se ponan guardias hasta en las puertas de los templos para tomar a los hombres que iban a misa, sin averiguar si estaban eximidos por la ley. El mtodo usado para el reclutamiento, tanto como el duro trato a que fueron sometidos los voluntarios durante los tres meses que dur la instruccin militar, fueron causa de varias sublevaciones. El mismo testigo seala, a ese respecto, el estado de desnudez de la tropa, lo cual mova la compasin del vecindario cuando sala a la plaza para recibir instruccin. Ms parecen mendigos que soldados que van a combatir por el honor del pueblo argentino, afirmaba sentenciosamente, agregando que tal situacin suscit la piadosa intervencin de la Sociedad San Vicente de Paul que les provey de ropa y comida. Acusaba tambin al gobernador Maubecn de incurrir en una errnea interpretacin del estado de sitio, cuando exiga al vecindario28

auxilios de hacienda y contribuciones forzosas para costar los gastos de la movilizacin. La situacin que se ha descrito vease agravada por el trato duro e inhumano que se daba a los reclutas. Jos Aguayo, uno de los oficiales instructores, orden cierta vez por su cuenta, la aplicacin de la pena de azotes en perjuicio de varios soldados. Olvidaba o ignoraba, quizs, que la Constitucin Nacional prohiba expresamente los castigos corporales. Este hecho motiv un proceso criminal en contra del autor, cuando los damnificados denunciaron el vejamen ante el Juzgado Federal. Su titular fall la causa condenando a Aguayo a la inhabilitacin por diez aos para desempear oficios pblicos, y a pagar las costas del juicio. Dicha sentencia disgust a Maubecn, quien neg jurisdiccin al magistrado para intervenir a propsito de los castigos impuestos en el cuartel a consecuencia de una sublevacin. El gobernador calificaba de extraa la29

intervencin de Filemn Posse y afirmaba que esa ingerencia era una forma de apoyo a los opositores sublevados. El choque entre el juez y gobernador origin un pleito sustanciado en la esfera del Ministerio de Justicia y dio materia a una sonada interpelacin al ministro Eduardo Costa por parte del senador catamarqueo Angel Aurelio Navarro.

Los voluntarios se sublevan El mes de octubre de 1865 llegaba a su trmino. Faltaban pocos das para la partida hacia Rosario del batalln Libertad cuando un incidente vino a conmover a la poblacin. La tropa de voluntarios, cansada de privaciones y de castigos, se amotin con el propsito de desertar. No es aventurado suponer que para dar ese paso debe haber influido un natural sentimiento de rebelda contra la imposicin de abandonar la tierra nativa, a la que seguramente muchos no volveran a ver. Actores principales30

de la revuelta fueron poco ms de veinte reclutas, pero la tentativa fue sofocada merced a la enrgica intervencin de los jefes y oficiales de la fuerza de custodia. Inmediatamente, por disposicin del propio Gobernador, jefe de las fuerzas movilizadas, se procedi a formar consejo de guerra para juzgar a los culpables. El tribunal qued integrado con varios oficiales de menor graduacin y la funcin del fiscal fue confiada a aquel teniente Jos Aguayo, procesado criminalmente por el Juez Federal a raz de la pena de azotes impuesta a otros soldados. Actuando en forma expeditiva, el cuerpo produjo una sentencia severa y originalsima en los anales de la jurisprudencia argentina. Los acusados fueron declarados convictos del delito de amotinamiento y desercin. Tres de ellos, a quienes se reput los cabecillas del motn, fueron condenados a la pena de muerte aunque condicionada al trmite de un sorteo previo. Solamente uno sera31

pasado por las armas, quedando los otros dos destinados a servir por cuatro aos en las tropas de lnea. Los dems acusados, 18 en total, recibieron condenas menores que variaban entre tres aos de servicio militar y ser presos hasta la marcha del contingente. La muerte en un tiro de dado La sentencia fue comunicada a Maubecn, quien el mismo da - 28 de octubre - puso el cmplase en todas sus partes y fij el da siguiente a las 8 de la maana para que tuviera efecto la ejecucin. Un acta conservada en el Archivo Histrico de Catamarca nos ilustra sobre las circunstancias que rodearon el hecho. A la hora indicada comparecieron en la prisin fiscal, escribano y testigos. El primero orden que los reos Juan M. Lazarte, Pedro Arcad y Javier Carrizo se pusieran de rodillas para or la lectura de la sentencia. Enseguida se les comunic que iban a sortear la vida y, a fin de cumplir ese32

espeluznante cometido, se les indic que convinieran entre s el orden del sorteo y si la ejecucin recaera en quien echara ms o menos puntos. En cuanto a lo primero, qued arreglado que sera Javier Carrizo el primero de tirar los dados, y respecto de lo segundo, que la pena de muerte sera para quien menor puntos lograra. Ajustado que fue el procedimiento, se vend los ojos a los condenados y se trajo una caja de guerra bien templada, destinada a servir de improvisado tapete. Cumplidas esas formalidades previas, Javier Carrizo recibi un par de dados y un vaso. No cuesta mucho imaginar la dramtica expectativa de aquel instante, el tenso silencio precursor de esa definicin. La muerte rondaba sombra y caprichosa como la fortuna en torno a la cabeza de esos tres hombres. Es probable que hayan formulado una silenciosa imploracin a Dios para que ese cliz de amargura pasara de sus labios.

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Javier Carrizo meti los dados dentro del vaso. Agit luego su brazo y los desparram sobre el parche... Cuatro!. Tocaba a Lazarte repetir el procedimiento de su compaero de infortunio. Tir... Siete!. Las miradas se concentraron entonces en la cara y en las manos del tercero. Pedro Arcad meti los dados en el cubilete, agit el recipiente y tir...Sac cinco!. La suerte marcaba a Javier Carrizo con un signo trgico. El acta nos dice que se llam a un sacerdote a fin de que el condenado pudiera preparar cristianamente su alma. Despus de haber sido desahuciado por los hombres, slo le quedaban el consuelo y la esperanza de la fe. El pueblo catamarqueo, que tantas veces fue sacudido por hechos crueles derivados de las luchas civiles, nunca haba sido testigo de un fusilamiento precedido de circunstancias tan inslitas. En otro orden de cosas, parece necesario decir que la pena de muerte aplicada a Javier Carrizo cumpli el34

propsito de escarmiento que la inspiraba. A lo que sabemos, no se produjo ms tarde ninguna sublevacin del batalln de voluntarios Libertad. Conducido por el propio Maubecn, hasta el puerto de Rosario, lleg a destino y sus componentes pelearon en el frente paraguayo dando pruebas de herosmo. Estuvieron en las ms porfiadas y sangrientas batallas: Paso de la Patria, Tuyuti, Curupayt y otras. De los 350 soldados que salieron del Valle, el 6 de noviembre de 1865, solo regresaran 115 al cabo de 5 aos. Los dems murieron en los fangales de los esteros paraguayos. En el Archivo Histrico de la Nacion, hay una factura de un herrero de Catamarca, "Por doscientos grilletes para los voluntarios de la guerra del Paraguay" Fuente: Armando Ral Bazn La Pena de Muerte por Sorteo en Catamarca

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Antook Reclutamiento en Catamarca (2007). Todo es Historia Ao 1, N 1, Mayo de 1967 Los prisioneros: barbarie Civilizacin y

Los aliados incorporaban a los prisioneros a sus propias filas, obligndolos a luchar contra su patria y sus hermanos, y si escapaban eran fusilados como desertores. Palleja cuenta de estos fusilamientos constantes. J.Garmentdia en sus Recuerdos de la campaa del Paraguay dice Hay algo de brbaro y deprimente en este acto inaudito de castigar a un a que haga fuego contra su bandera y Carlos Mara Ramrez, en Montevideo, dir Los prisioneros de guerra han sido repartidos en los cuerpos de lnea, bajo la bandera y con el uniforme de los aliados compelidos a volver sus armas contra los defensores de su patria Jams el siglo XIX ha presenciado un ultraje36

mayor al derecho de gentes, a la humanidad, a la civilizacin! Durante la rendicin de Humait aconteci algo notable: uno de los que se rendan, abandon de inmediato a sus compaeros, se precipit, como loco, sobre uno de los nuestros y lo abraz y no quiso desprenderse de l; era un sargento de artillera de la fortaleza. Aconteci que este sargento era una sargenta en uniforme de artillero y que haba participado del sitio de la fortaleza de Humait. Nuestro compaero, un paraguayo, su marido, que luchaba como prisionero... (Lopracher. cit.en Genocidio Americano, A guerra do Paraguai, p.150Julio Jos Chiavenatto. Sao Paulo) Tambin fue generalizado el robo de prisioneros por los aliados para ser vendidos utilizados como esclavos, y no hubo oficial que no se llevara varios paraguayitos como botn. En carta que escribe Mitre a Marcos Paz le dice Nuestro lote de prisioneros en Uruguayana fue de poco ms de37

1.400. Extraar a usted el nmero, que debiera ser ms; pero por parte de la caballera brasilea hubo tal robo de prisioneros que por lo menos arrebataron 800 o 1.000 de ellos; los robaron para esclavos, hasta hoy andan robando y comprando prisioneros. El comandante Guimaraes, jefe de una brigada brasilea, me deca el otro da que en las calles de Uruguayana tena que andar diciendo que no era paraguayo para que no lo robaran (Carta de Mitre a Marcos Paz) En carta fechada en Humait el 20 de noviembre, Lpez le protesta a Mitre por el trato dado por los aliados a los prisioneros paraguayos. Entre otros conceptos le dice que Es de uso general y prctica entre naciones civilizadas atenuar los males de la guerra por leyes propias, despojndola de los actos de crueldad barbarie, que deshonrando a la humanidad, estigmatizan con una mancha indeleble a los jefes que los ordenan, protegen o toleran, y yo lo haba esperado de V.E. y sus aliados...

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Y contina la carta de Lpez: La estricta disciplina de los ejrcitos paraguayos en territorio argentino y en la poblaciones brasileras as lo compruebany mientras tanto V.E., iniciaba la guerra con excesos y atrocidadesLa brbara crueldad con que han sido pasados a cuchillo los heridos del combate de Yatayy acciones todava ms ilegales y atroces que se cometen con los paraguayos que mantenido la fatal suerte de caer prisioneros del ejercito aliado en Yatay y Uruguayana, V.E. los ha obligado a empuar las armas contra la patria()hacindolos traidores, y aquellos que han querido resistir a destruir su patria con sus brazos han sido inmediata y cruelmente inmolados. Los que han participado en tan inicua suerte, han servido para fines no menos inhumanos y repugnantes, pues que en su mayor parte han sido llevados reducidos a la esclavitud en brasil, y los que se prestaban menos por el color blanco de su cutis para ser vendidos, han sido enviados de regalo,39

como entes curiosos sujetos a la servidumbre. Este desprecio, no ya de las leyes de la guerra sino de la humanidad, esta coaccin brbara como infame que coloca a los prisioneros de guerra entre la muerte y la traicin, o entre la muerte y la esclavitud, es el primer ejemplo que conozco en la historia de las guerras, y es a V.E.,al emperador del Brasil y al actual mandatario de la Repblica Oriental a quienes cabe el baldn de producir y ejecutar tanto horror Quien sino Mitre era la barbarie? Mitre le contesta con su acostumbrado cinismo, negando en pblico lo que lo que reconoca en sus cartas privadas: Lejos de obligar a los prisioneros a ingresar voluntariamente a las filas del ejrcito aliado o de tratrselos con rigor; han sido tratados todos ellos no solamente con humanidad, sino con benevolencia, habiendo sido muchos de ellos puestos en completa libertad Las mentiras y el cinismo de Mitre no tienen parangn en nuestra historia.40

Curupayty La estrategia de la masacre. Mitre demostrara una vez ms su impericia militar. La accin de Curupayty sera digna de una obra tragicmica, si no fuera que ocurri realmente y en una guerra cruenta que cost miles de vidas. Mitre, necesitado de un triunfo para levantar su alicado prestigio militar (prestigio imaginativo y literario, en realidad) decidi tomar Curupayty, una fortificacin de troncos defendida solamente por siete regimientos de infantera con 49 caoncitos y dos escuadrones de caballera. Mitre en cambio, con 17.000 hombres, literalmente arrasara a los paraguayos, y se hara de la victoria41

que

necesitaba.

Estudioso de las estrategias europeas, Mitre decidi entonces una estrategia inobjetable (segn su punto de vista): un ataque frontal a bayoneta con los 17.000 hombres, luego simular una retirada para que el enemigo salga en persecucin, y ms tarde dar media vuelta y batirlos fuera de la fortaleza. Lo que no tuvo en cuenta Mitre, era, en primer lugar, el terreno fangoso tras tres das de lluvia que separaba su posicin del enemigo, y en segundo lugar, que los paraguayos se manejaban por instinto (o tal vez hayan ledo los mismos libros de estrategia), porque en vez de salir a perseguir a los atacantes, se quedaron mirando como estos desandaban el pantano con gran esfuerzo. El ejrcito de Mitre tuvo que recorrer por tercera vez el pantano lleno de cadveres de su propio ejercito, para desalojar la fortificacin, lo que termin en una tragedia. Murieron 10.000 argentinos y brasileros y 92 paraguayos.

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...los infantes volvieron a la carga en el campo fangoso obstruido de cadveres, agotados por el peso de sus armas. Protegidos en sus trincheras, los paraguayos hacan estragos que los aliados no contestaban porque no van al enemigo. Mitre embriagado del mismo optimismo enfermizo y heroico de Cepeda, ordenaba avanzar, avanzar y avanzar siempre. La hecatombe hubiera seguido por la noche si Porto Alegre, respetuosa pero firmemente, no se impusiera y ordenase la retirada. (J.M.R.Hist.Arg. t.VII.p.166) Murieron 10.000 argentinos y 92 paraguayos. En Buenos Aires, Martn Pieiro informa a Sarmiento: Solo Mitre ha podido hacer perecer a tanto argentinono se pregunta quien muri sino quien vive...causa lastima salir a la calle En Curupayty muere Dominguito, el hijo de Sarmiento, a quien le escribe Piero: el desastre brutal que revel la incapacidad del general en jefe43

(Mitre) que slo por su parte oficial hubiera sido fusilado por un consejo de guerra.(Revista del Museo Histrico Sarmiento II-III) Derrota de Tuy-Cu o La segunda Tuyuty - Ni para cuidar el paol(0311-1870) Ante las seguidillas de derrotas y desastres militares provocadas por la congnita impericia del farsante general, los brasileros piden su reemplazo por Caxias. Se lleg a un acuerdo: la escuadre brasilera se manejara por su cuenta, Caxias tendra a cargo la ofensiva, y Mitre estara a cargo de la reserva y los depsitos de Tuyuty. Mitre queda entonces en Tuyuty custodiando el parque y los caones. El 3 de noviembre de 1870 otra vez se destaca el acaparador de derrotas: A las 4.30 de la maana se escucharon los primeros tiros. La batalla fue tremenda comenta Blanco Fombona aunque los paraguayos eran menos de la sexta parte del44

enemigo, Mitre qued en derrota. El campamento fue incendiado: artillera, municiones de guerra y boca, mulas, tiendas, carros, todo cay en poder de los paraguayos. Mitre perdi hasta su correspondencia. (C.Pereyra, Francisco Solano Lpez y la guerra del Paraguay. JMR- T.VII.p196) El grumete se refugia en Tuyu-Cu, donde estaba Caixas con el grueso del ejrcito. Los paraguayos se retiran con todo el parque tomado, entonces Mitre, como en otras ocasiones, pretende transformar las derrotas en victorias, se atribuy la victoria. Pero ya era demasiado; Blanco Bombona dice: Aquella derrota y aquella carrera son indefendibles, pues de su inmenso ejrcito, atacado solo por una legin de hroes, haba tenido Mitre dos mil bajas...ya le fue imposilbe a Mitre de todo punto de vista , seguir al frente del ejrcito. Nada poda sostener su autoridad (cit.por JMR t.VII.p.198) Acostumbrado a frases heroicas ( como la dicha tras la disparada de Cepeda Aqu traigo intactas vuestras45

legiones o la pronunciada en banquete de agasajo al llegar de a pie desde Sierra Chica, vapuleado por Calfucur El desierto es inconquistable ) tambin tendra una frase para esta circunstancia: Cuando nuestros guerreros vuelvan de su larga y gloriosa campaa a recibir la merecida ovacin que el pueblo les consagre, podr ver el comercio ver inscriptas en sus banderas los grandes principios que los apstoles del libre cambio han proclamado para mayor gloria y felicidad de los hombres. Batiendo palmas, La Nacin reciba en triunfo a este apstol del libre cambio, que no tuvo escrpulos en contribuir al genocidio de un pueblo hermano, para ver inscripto en las banderas los grades principios del libre cambio. Lomas Valentinas. (21-12-1870) En Asuncin la poblacin mora por la calles. El 21 de diciembre al mando de Lpez resiste el embate de los aliados, muy superiores en nmero. El general46

y ministro de Estados Unidos presencia la batalla desde su campamento: Seis mil heridos, hombres y chiquillos, llegaron a ese campo de batalla el 21 de diciembre y lucharon como ningn otro pueblo ha luchado jams por preservar a su pas de la invasin y la conquista...otros han fugado (hacia su propio ejrcito) de las pocilgas que utilizaban los invasores como prisin,...el cuartel Paraguayo comenz a llenarse de heridos incapacitados positivamente para seguir la lucha. Nios de tiernos aos arrastrndose, las piernas desechas a pedazos con horribles heridas de balas. No lloraban ni geman, ni imploraban auxilios mdicos. Cuando sentan el contacto de la mano misericordiosa de la muerte, se echaban al suelo para morir en silencio Hubo prodigios de coraje: Felipe Toledo, de ochenta aos, carga diez veces al frente de la escolta presidencial para caer en la dcima; Valois Rivarola, con una herida recibida en Avay, abandona el hospital47

y toma el primer caballo que encuentra. Una bala le rompe el crneo: sujetando la masa enceflica, que se le escurra, con los dedos de una mano, con la otra disparaba su carabina. (JMR.t.VII.p.204) Lpez ya No tena soldados, no tena proyectiles, no tena que comer. Solo noventa fantasmas le rodeaban en la cumbre de la trgica colina, aguardando sus palabra para corre a la muerte; se retira con los restos y para el 27 logra reunir dos mil combatientes de invlidos y nios a quienes hubo que poner barbas postizas para quitarles su aspecto infantil detuvieron durante ocho horas el ataque de 28.000 alados. La batalla termin cuando termin nuestro ejrcito. (OLeary. Cit.JMR.tVII.p.205) La masacre de Acosta-u En la batallas de Acosta u, (16 de agosto de 1869) 3.500 nios paraguayos enfrenta a 20.000 hombres del ejrcito aliado, lo que se tiene como un acto de herosmo sin48

igual. Por la masacre producida, se conmemora ese da como el Da del nio en Paraguay. Los nios de seis a ocho aos, en el fragor de la batalla, despavoridos, se agarraban a las piernas de los soldados brasileros, llorando que no los matasen. Y eran degollados en el acto. Escondidas en al selva prxima, las madres observaban el desarrollo de la lucha. No pocas agarraron lanzas y llegaban a comandar un grupo de nios en la resistencia. Finalmente, despus de un da de lucha, los paraguayos fueron derrotados. El Conde DEu, un sdico en el comando de la guerra,..despus de la inslita batalla de Acosta N, cuando estaba terminada, al caer la tarde, las madres de los nios paraguayos salan de la selva para rescatar los cadveres de sus hijos y socorrer los pocos sobrevivientes, el conde DEu mand incendiar la maleza, matando quemadas a los nios y sus madres. Mand a hacer cerco del hospital de Peribebuy, manteniendo en su interior49

los enfermos en su mayora jvenes y nios y lo incendi. El hospital en llamas qued cercado por las tropas brasilera que, cumpliendo las rdenes de ese loco prncipe, empujaban a punta de bayoneta adentro de las llamas los enfermos que milagrosamente intentaban salir del la fogata. No se conoce en la historia de Amrica del Sur por lo menos, ningn crimen de guerra ms hediondo que ese. (de la misma fuenteChiavenatto. "A guerra do Paragaui) Ahora, un poema de la autora: GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA Te pido perdn hermano guaran por lo que hicieron y por lo que no hicieron aquellos que pudiendo evitarlo se lanzaron a esa guerra fraticida, injusta y vergonzante

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para todo argentino que orgulloso se sienta de ser hijo de Amrica ms que de su tierra. Por los que pudieron gritar y no lo hicieron por los que pudieron oponerse y quisieron por los que no estuvimos para poder hacerlo. Te pido perdn, hermano paraguayo por el exterminio de tu noble raza, por la injusticia y los crmenes que en nuestro nombre cometieron nuestros mal llamados hroes como Bartolom Mitre y quienes lo siguieron en esta infamia de aliarse al enemigo para aniquilar a nuestro hermano y convertirnos,51

no

en socios del exterminio y de la infamia.

Leyenda del Martn Fierro Fuente: www.revisionistas.com.ar El Martn Fierro, es una obra que refleja parte de la historia de nuestro pas, en un poema gauchesco. Quiero contar aqu, que el gaucho y el indio, son los que posean el territorio de las pampas argentinas, como dueos y seores, cada uno en el suyo y sin mayores problemas. Pero a los milicos se les ocurri apoderarse de esas tierras para propio beneficio o para el52

ajeno, que llegaba en barcos desde Europa para hacerse la Amrica, pretendiendo hacernos creer que venan agricultores y ganaderos a ensearnos sobre progreso. Claro que los que vinieron no saban nada de nada, como bien lo dice este grandioso poema. Nuestros gobernantes de la poca, soaban con ser europeos. La mayora de las familias adineradas que haba en Buenos Aires, mandaban a estudiar a sus hijos al viejo continente, como lo llaman equivocadamente, ya que ste exista desde haca mucho tiempo, pero dicen ellos que lo descubrieron. Pero eso no es importante, de modo que no vamos a hablar de ello. Estaba contndoles de esos gobiernos que se llamaban a si mismo patrios aunque en realidad, mejor nos hubiera ido si estos seores, se hubiesen quedado con sus ttulos en los lugares adonde iban a estudiar y les gustaba vivir.

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Pero la historia no fue as, porque despus de los imperialistas espaoles que mataron y explotaron a los indgenas, gobernaron estos denominados patriotas, que no slo se cortaban el pelo como los franceses, sino que como ellos, usaban pantalones con rayas y tomaban cafecitos en pocillos. Tambin recordemos que si los invasores espaoles. casi exterminaron al indgena, fueron los Gobiernos Patrios quienes terminaron la obra, matando y expulsando indios hacia la frontera porque eran salvaje, decan. Y yo me pregunto, cmo hubieran sido ellos, si un da se despertaban y unos seores que bajaban de los barcos, con espadas de acero, venan a imponerles un Dios que no era el suyo, a robar y violar a sus mujeres y hasta a cortarles la lengua para que no gritaran, mientras mataban a sus hijos. Por eso el indio formaba malones de odio. No aceptaba la resignacin, como54

lo hizo el gaucho por no sentirse, en un principio, perseguido. Pero cuando lo enfrentaron al indio, lo convirtieron en su enemigo e hicieron que se exterminaran entre ellos, para quedarse con todo. El drama del gaucho Fierro se da entre los aos 1866 y 1870, segn lo narra el autor en ese magnfico libro y es el drama de todos lo gauchos argentinos que fueron desposedos por la fuerza de sus tierras y desarraigados de su familia, con el fin de favorecer, como ya dije, a los forasteros y a los militares. La libertad de los gauchos asentados en el campo de Buenos Aires hasta fines del ltimo gobierno de Juan Manuel de Rosas, termin unos aos ms tarde, cuando el 30 de octubre de 1858, entra en vigencia, la ley que los condenaba al servicio de fronteras y que se refera a todos los vagos y mal entretenidos, los que en da de labor se encuentren habitualmente en casas de juego o tabernas, los que usen cuchillos o armas blancas, los que55

cometan hurtos simples y los que infieran heridas leves. Con esto, se quiso hacer redadas de gentes en las pulperas, donde el gaucho iba con su guitarra y su canto de bohemio, tan slo para que fuera a pelear en la frontera contra el indio. Esta legislacin se extendi rpidamente por otros pueblos y jurisdicciones, provocando la reaccin de quienes se negaban a obedecerla. Para 1860, en las zonas de Lobera Grande, Tandil y Necochea, abundaban bosques impenetrables que servan de refugio para los fugitivos. De todos modos, la mala suerte pareca estar echada para los gauchos bonaerenses. Ans empezaron mis males lo mesmo que los de tantos (Dice Martn Fierro cuando fue enviado injustamente a un cantn de la frontera). l tuvo que abandonar su tierra natal en 1866, pueblo que haba sido fundado un ao antes. Ms an, la56

tapera de Fierro, se hallara en las cercanas de La Constancia, vieja poblacin prxima a la Sierra de Tandil, donde se ocultaban los que, como l, no queran ir a la frontera. Martn Fierro recordaba as a sus pagos junto a su china y a los cros, mientras se diriga a la guerra: Sosegao viva en mi rancho como el pjaro en su nido. All mis hijos queridos iban creciendo a mi lado. Slo queda al desgraciado lamentar el bien perdido. Saber a quines correspondan las nuevas y las viejas tierras que se le iban ganando al indio, fue tema de disputas de malas consecuencias para los gauchos argentinos, sus ms legtimos poseedores.

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Con fecha 19 de septiembre de 1829, el artculo 2 del decreto establecido por el general Viamonte sugera que poda adquirirse cualquier derecho, sin poblar, a pretexto de la falta de proteccin, lo que supona, adems, que podan acapararse esos derechos sobre baldos sin ningn lmite. El artculo 11 del decreto de 1829, se deca que cada poblador contaba con diez aos para disponer libremente de su propiedad, derecho que caducaba en 1839. Que si dentro de este perodo el poblador cumpla con unas pocas condiciones del renombrado decreto, la concesin de las tierras pasaba a tener carcter de posesin, as los pobladores no tuvieran consigo los ttulos correspondientes. Estas facilidades, pudieron ser cumplidas a medias en los tiempos de Juan Manuel de Rosas, porque hacia 1839 todava se llevaban a cabo malones que arrasaban todo tipo de propiedades.

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Sin tierras y a la frontera Adems de reafirmar toda la legislacin anterior, el doctor Dalmacio Vlez Sarsfield, haba dispuesto en 1859 que toda posesin sin ttulo posterior a 1839, careca de valor. Nada le informaron a los paisanos pobladores que, a partir de ese ao y hasta 1858, ocuparn esas tierras de buena fe, pero sin ttulos, lo cual constituir una trampa bien urdida y perversa, puesto que ellos quedarn desalojados. Fue un procedimiento en claro perjuicio del gauchaje de la campaa que serva, a su vez, como carne de can en los cantones, donde se lo obligaba a luchar contra el indio. De tal modo, los pacficos ocupantes de tierras que se consideraban baldas y que podan incluirse en la categora social de propietarios quedaron, de buenas a primeras, desposedos y considerados como simples peones. Durante los primeros padecimientos vivenciados por Fierro, el duro Cdigo Rural ya acaparaba la zona y ejerca su59

implacable sometimiento. Debe recordarse que el Cdigo Rural aparece en la campaa a fines de 1858 y marca el quiebre entre la vieja campaa regida por las normas rosistas y la nueva campaa de normas endurecidas y de trgica consecuencia en perjuicio de los gauchos de la pampa. En la obra de Jos Hernndez, el gaucho Fierro se entera, en momentos en que se encuentra peleando en la frontera, que su mujer fue despojada legalmente de las tierras que desde aos atrs ambos haban adquirido. En 1869, se hace desertor de las filas del ejrcito, recordar la promesa del juez de Paz de que mientras durase su estada en el cantn cuidara de sus bienes la mujer y narra cmo lo estafaron: Despus me cont un vecino que el campo se lo pidieron la hacienda se la vendieron pa pagar arrendamientos60

Y qu s yo cuantos cuentos pero todo lo fundieron. Los malones en la Frontera Sur El sargento mayor lvaro Barros fue quien ms logr extender la lnea de frontera y muy probablemente, Martn Fierro, sirvi bajo sus rdenes cuando lo mandaron a pelear contra los indios, pues no en otro acantonamiento el coronel hizo sembrar trigo, tarea sta que Fierro describe con los siguientes versos: Al principio nos dejaron de haraganes criando sebo, pero despusno me atrevo a decir lo que pasaba No tenamos ni cuartel! Nos mandaba el Coronel a trabajar en sus chacras61

Y seguidamente enumera las tareas especficas que cumpli: Yo primero sembr trigo Y despus hice un corral, Cort adobe pa un tapial. Hice un quincho, cort paja

Pero llegaron los malones. En febrero de 1867 se sucede uno de los ms terribles en la frontera comandada por lvaro Barros. El escritor Juan Carlos Whalter as describi el episodio: Alentados los indios por las facilidades con que ejecutaban sus correras, prosiguieron con sus desmanes y de ello da cuenta el gaucho Fierro al afirmar: Y los indios, le aseguro dentraban como queran. Como no los perseguan

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siempre andaban sin apuro, [] Si no se llevaban ms es porque no haban hallao [] Hacan el robo a su gusto y despus se iban de arriba. Un nuevo y ms furioso maln se produjo en 1868 sobre Caleul Huincul veinte leguas al sur de Olavarra. Esta nueva invasin qued expresada en la obra gauchesca al decir Fierro que los indios Haban estao escondidos aguaitando atrs de un cerro, Salieron como maz frito en cuanto son un cencerro. Problemas en la deserciones masivas paga y

Como vemos, el indio no se renda ni se dejaba engaar .En cambio el gaucho, se resign a cualquier cosa. Y63

termin culpando y odiando al nativo por sus desgracias. Sin embargo, el gaucho fue estafado, manipulado y desposedo al igual que el indio, a pesar de ser bravo como l. Que nadie juzgue las conductas de las vctimas, sino de los victimarios. En La Vuelta de Martn Fierro, y luego de dos aos y medio de servicio forzado en el acantonamiento, el gaucho se siente traicionado cuando ve que al llegar una lista de pagos, su nombre no figuraba en ella. Pero sabe Dios qu zorro se lo comi al comisario As se expresaba Fierro al tratar de discernir qu le haba ocurrido al comisario pagador de la Frontera Sur, quien, entre marzo y abril de 1869, se present con los sueldos de dos meses, cuando el coronel Barros daba cuenta que la guarnicin estaba impaga de veintisis meses. Y el comisario se present con los pagos para dos meses. No tardaron en venir las sospechas y las pesquisas del64

comandante Barros, de tal modo que le toc a Martn Fierro ser interrogado, lo mismo que a varios ms. Dentro en todos los barullos pero en las listas no dentro (Dir Fierro al sospecharse de su honradez y por no figurar en ningn listado de pagos.) El tema del atraso de los sueldos motiv una queja formal de lvaro Barros al Gobierno porque ni sus oficiales, ni hombre alguno poda vivir del aire y vestirse con las verdes yerbas que produce el desierto, y agrega que la tropa se hallaba en la misma condicin. En rpida respuesta, el Gobierno manda cerca de 100 soldados de lnea que, sin embargo, tenan origen extranjero. Dir Fierro, momentos previos a su desercin: Yo no s por qu el gobierno nos manda aqu a la frontera gringada que ni siquiera65

se sabe atracar a un pingo. No hacen ms que dar trabajo pues no saben ni ensillar, no sirven ni pa carnear. Corra el mes de mayo de 1869 y la jefatura de la Frontera Sur ya no perteneca al coronel lvaro Barros. Y para el 14 de junio de 1870, tuvo lugar un sangriento maln que asol la Costa Sur de la provincia de Buenos Aires,. Nuevamente, logr penetrar en Tres Arroyos por la zona de los fortines. Las prdidas haban sido cuantiosas. Tras perder sus tierras, ser mandado a pelear a la frontera por largos aos, aguantar sorpresivos y furtivos malones y, por si fuera poco, no percibir su magro sueldo, el gaucho Martn Fierro as manifiesta su decisin de hacerse desertor: Ya andaba desesperao aguardando una ocasin66

que los indios un maln nos dieran y entre el estrago hacrmeles cimarrn y volverme pa mi pago Ya como ilegal, Fierro regresar a su comarca, pero tras darle muerte a un moreno y, en una pulpera, a un guapo que lo trat mal, debi huir con su caballo hacia otros rumbos, donde tendr un encuentro con una partida policial. Para entonces, Fierro haba conocido a Cruz, y juntos se internarn en el desierto para ocultarse en las tolderas. Desde all, pudo advertir la facilidad con que los indios cruzaron la frontera por el sur de la ciudad de Azul: Y pronto sin ser sentidos por la frontera cruzaron Se deduce que entraron por el sur de Azul porque all la lucha era mucho ms dura que en otros sitios.67

Estos padecimientos de Martn Fierro, describen la situacin del gaucho, desplazado con astucia y desposedo de su tierra y su familia. Pero en realidad, el deseo de Martn Fierro, como el de cualquier gaucho argentino, era una patria justa. Y l no se cans de denunciar los defectos de la organizacin social del pas. Hasta que venga un criollo en esta tierra a mandar. El personaje Molinari-Roberto Etchegaray) (Fuente: Alejandro Martnez-Natalio

Cuando Sarmiento plante en su Facundo: Civilizacin o Barbarie, tena en claro que la barbarie era el gaucho. Era esa raza de desheredados a quienes se trataba con dureza. En las palabras de Hernndez se resume la intencin del autor: permitir que el gaucho ocupe en esa nueva estructura social el lugar que le68

corresponda por legtimo derecho. Nada de eso sucedi y en la La vuelta de Martn Fierro, veremos que el gaucho deber conformarse y aceptar el nuevo orden social, que ya no lo contempla. El libro es ignorado por la clase ilustrada, pero es recibido por los campesinos como la autntica representacin de su vida y de sus padecimientos. Aqu me pongo a cantar al comps de la vihuela, que el hombre que lo desvela una pena estrordinaria, como la ave solitaria con el cantar se consuela ..... Yo he conocido esta tierra en que el paisano viva y su ranchito tena y sus hijos y mujer. . . Era una delicia el ver como pasaba sus das. .... Tuve en mi pago en un tiempo69

hijos, hacienda y mujer, pero empec a padecer, me echaron a la frontera ! y qu iba a hallar al volver! tan slo hall la tapera. El canto, facilit la difusin de una obra que, poda adquirirse en forma oral como el canto del payador, lo que facilitaba su llegada a un pblico, entre los que haba una gran cantidad de analfabetos. Cierto es que al tiempo de publicacin de la segunda parte del poema, se llevaban vendidos 72.000 ejemplares, cantidad que resultaba una cifra extraordinaria para la poca. El mismo Hernndez explicar: mi objeto ha sido dibujar a grandes rasgos, aunque fielmente, sus costumbres, sus trabajos, sus hbitos de vida, su ndole, sus vicios y sus virtudes...Y he deseado todo esto, empendome en imitar ese estilo abundante en metforas, que el gaucho usa sin conocer y sin valorar, su empleo constante de comparaciones, en copiar sus70

reflexiones y revelndose en ellas esa especie de filosofa propia que, sin estudiar, aprende en la misma naturaleza. Cuando en 1879 aparece la segunda parte del poema, el proyecto poltico de la oligarqua gobernante, se hallaba consolidado. La causa del gaucho ya se halla irremediablemente perdida. Canta el pueblero... y es pueta; canta el gaucho... y Ay Jess! lo miran como avestruz, su inorancia los asombra; mas siempre sirven las sombras para distinguir la luz. .... La marcha de Fierro a las tolderas sirve para que el gaucho explicite su tradicional enemistad con el indio, su descripcin sobre la vida y el comportamiento social de este, ayudan a justificar el injusto genocidio aborigen y las atrocidades de la campaa al desierto del general Roca: .... El indio pasa la vida robando o echao de panza;71

la nica ley es la lanza a que se ha de someter, lo que le falta en saber lo suple con desconfianza. En ese sentido abunda en argumentos en contra del salvaje como cuando relata . . .. No preciso juramento, deben crerle a Martn Fierro: he visto en ese destierro a un salvaje que se irrita, degollar una chinita y tirrsel a los perros. He presenciado martirios, he visto muchas crueldades, crmenes y atrocidades que el cristiano no imagina; pues ni el indio ni la china saben lo que son piedades El abandono de las tolderas que le sirvieron de refugio a l y a su compaero Cruz, que muri entre infieles, lo hace en compaa de una pobre mujer cautiva:72

hi mesmo me desped de mi infeliz compaera. Me voy -le dije- ande quiera, aunque me agarre el gobierno, pues infierno por infierno, prefiero el de la frontera. .... En estos versos referidos al indio, tal vez se encuentre el punto mas dbil del poema, el aborigen y el negro no han sido tratados como merecan en la obra de Hernndez, lo que no impide considerarla de enorme valor en la defensa del gaucho. Al avanzar la obra se entera Martn Fierro, que ya no era perseguido por el gobierno y se reencuentra con sus hijos y el hijo de su amigo Cruz y hasta con un hermano del moreno que Fierro haba matado. Luego del relato de sus vidas y de una payada con el negro, que felizmente no termin en desgracia, a pesar de que segn se cuenta en el poema: .... Todo el mundo conoci la intencin de aquel moreno;73

era claro el desafi dirigido a Martn Fierro, hecho con toda arrogancia, de un modo muy altanero. .... Los hombres se separan y Martn Fierro, le deja a sus hijos y al de Cruz, una serie de consejos que constituyen un legado intemporal de sabidura popular y de un valor moral supremo que hacen de este libro un verdadero tesoro que explica su vigencia a travs del tiempo. Un padre que da consejos ms que padre es un amigo; ansi, como tal les digo que vivan con precaucin: naides sabe en qu rincn se oculta el que es enemigo. .... es mejor que aprender mucho el aprender cosas buenas. .... Muchas cosas pierde el hombre que a veces las vuelve a hallar; pero les debo ensear, y es bueno que lo recuerden: si la vergenza se pierde74

jams se vuelve a encontrar. .... Respeten a los ancianos el burlarlos no es hazaa; .... pero el hombre de razn no roba jams un cobre, pues no es vergenza ser pobre y es vergenza ser ladrn. .... Mas naides se crea ofendido, pues a ninguno incomodo; y si canto de este modo por encontrarlo oportuno, no es para mal de ninguno sino para bien de todos. Con estos versos cierra Hernndez su genial poema que forma parte del ms rico tesoro cultural de los argentinos, y que como decamos conserva la lozana de las obras trascendentes del pensamiento universal. La Mentira del Martin Fierro y El Chacho Pealoza

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Muy pocos tienen presente que el mayor exponente de la literatura argentina y hablo de Jos Hernndez autor del Martn Fierro, tuvo su primera experiencia en la publicacin de un folleto sobre la vida y el miserable asesinato del General Don Vicente ngel Pealoza "El Chacho". La historia liberal ha querido limitar y ocultar este explosivo relato que hiciera Jos Hernndez sobre el asesinato del Chacho Pealoza, por obra y gracia de los unitarios Mitre y Domingo Faustino Sarmiento, est ltimo muy conocido por su frase "las ideas no se matan", pero que no tiene mucha publicidad que tambin dijo "no trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer til al pas. La sangre es lo nico que tienen de seres humanos esos salvajes". Sarmiento ese miserable vende patria, alegaba que las ideas no se mataban, lo que en realidad haba que matar era gauchos, y poblar el pas con extranjeros.

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En la escuela se pude ensear el Martn Fierro, pero del folleto del mismo Jos Hernandez sobre el asesinato del Chacho Paaloza, nada se dice. En internet se podr encontrar miles de copias del Martn Fierro, pero Ninguna de La Vida del Chacho. Siendo que el Martn Fierro est inspirado en la vida y la suerte del mismo Chacho Pealoza. La historia escrita por Mitre y Sarmiento, siempre intent minimizar a Jos Hernndez como un simple poeta gauchesco, cuando en realidad Jos Hernndez fue, antes que nada, periodista e investigador. Es as con el mote de poeta, se lo redujo simplemente a autor del Martn Fierro y nada ms. Si en las escuelas se leyera la Vida del Chacho y el Martn Fierro, veramos a simple vista las ponzoozas intenciones de Sarmiento al escribir su Facundo, para justificar y mitificar la zoncera argentina que advirtiera Jauretche de "Civilizacin y Barbarie". La guerra Civil entre Federales y Unitarios fue una guerra de exterminio, los porteos queran77

exterminar al gaucho, pues el gaucho no formaba parte de su idea de convertir Argentina en una pequea Europa y a Buenos Aires en una mini Pars. Es as como dirigieron todos sus esfuerzos a extirpar, decapitar y humillar, todos y cada uno de lo valores criollos y de los patriotas caudillos que los defendieron. Los inmundos unitarios derramaron ros de tinta para ocultar sus crmenes, y falsificar nuestra historia con el solo objeto de vanagloriar su memoria personal en monumentos, nombres de avenidas y hacer desaparecer de todo registro lo sucedido realmente. Fue una guerra a muerte y exterminio, y una vez exterminados los gauchos y sus caudillos que para la historia oficial eran la barbarie, los iluminados y civilizados unitarios, se dedicaron a esconder, ocultar, y justificar las masacres de argentinos que hicieron, y que siguen haciendo pero ahora no con fusiles y caones sino por otros medios, principalmente sometiendo a la Provincias econmicamente al78

arbitrio y capricho del Gobierno de turno. Es por tal motivo que traigo para ustedes ese folleto ocultado por la historia liberal de Rivadavia, Mitre, Sarmiento, Roca y sus secuaces salvajes unitarios.

Masacres indgenas en Argentina.

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Uno de los tristes captulos de la historia argentina lo forman las Masacres institucionalizadas de los aborgenes nativos, de la segunda mitad del siglo XIX buscando anexar territorios a la Repblica. Sin lugar a dudas, la ms grande empresa para este fin fue la Conquista del Desierto, comandada por Julio Argentino Roca, Ministro de Guerra de Nicols Avellaneda. En aquellos aos, los mapuches y tehuelches habitaban la Patagonia. Roca conquist el territorio, desplazando a la resistencia Mapuche y matando a ms de mil. Adems, fueron tomados prisioneros y enviados a Buenos Aires casi 3.000 indios, de todas las edades y sexos, para ser vendidos como servicio domstico o recluidos y no hay ningn motivo que pueda justificar estos crmenes de lesa humanidad. Pero la Conquista del Desierto fue slo el comienzo de una serie de masacres y genocidios que sufrieron los nativos de la Argentina. A continuacin, algunas de las menos conocidas:

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- Envenenamiento de Springhill (1903): En la playa de Springhill, Tierra del Fuego, murieron 500 onas que haban ingerido carne de ballena, previamente envenenada. La llegada de los europeos al territorio de los onas desat su ira y no dudaron en defender y vengar actos que se haban desencadenado, como las muertes, violaciones y vejaciones. El resentimiento fue un estado permanente, manifestndose con animosidad hacia los empleados de estancias, rompiendo los cercos, arreando grandes cantidades de animales, quemando casas y atacando a hombres. Pero esta actitud, no logr traducirse en un verdadero ambiente blico, por las claras desventajas materiales que posean los onas frente a todo el cuerpo establecido para su ataque y captura. Esta diferencia fue el elemento clave que no permiti generar una resistencia por parte de los indgenas para permanecer en sus territorios y en consecuencia, la rendicin y la resignacin forzada, fue una de las tantas causas para su desaparicin como pueblo establecido.81

Los cazadores enviaban los crneos de los indios asesinados al Museo Antropolgico de Londres, que pagaba ocho libras por cabeza. Por genocidio ona, se conoce a los hechos definidos como genocidio ocurridos entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras dcadas del siglo XX en contra de ese pueblo amerindio de la isla Grande de Tierra del Fuego. Tras cientos de aos de vida seminmada, hacia fines del siglo XIX la isla Grande de Tierra del Fuego concit el inters de grandes compaas ganaderas. La introduccin de las estancias ovejeras cre fuertes conflictos entre los nativos y los colonos europeos, argentinos, chilenos y loberos chilotes, conflicto que adquiri ribetes de guerra de exterminio. Las grandes compaas ovejeras llegaron a pagar una libra esterlina por cada ona muerto, lo que era confirmado presentando manos u orejas. Las tribus del norte fueron las primeras afectadas, inicindose una oleada migratoria al extremo sur de la82

isla para escapar a las masacres. En busca de alternativas a la matanza, en 1890 el Gobierno chileno cedi la isla Dawson, en el estrecho de Magallanes, a sacerdotes salesianos que establecieron all una misin, dotada de amplios recursos econmicos. Los que sobrevivieron al genocidio fueron deportados a la isla, la que en un plazo de 20 aos cerr dejando un cementerio poblado de cruces. Existen desacuerdos sobre la neutralidad en el punto de vista de la versin actual de este artculo. Los onas fueron los principales habitantes de la isla de Tierra del Fuego. Se llamaban a s mismos selknam, la denominacin ona se la daban sus vecinos canoeros del sur. En idioma ymana, se traduce al castellano como hombres de a pie o gente del norte. Existe poca claridad de la cantidad exacta de cuntos de stos indgenas murieron en los 18 aos antes del inicio de la colonizacin, por los asesinatos, enfermedades y deportaciones.83

El inicio de las masacres: La expedicin del chileno Ramn Serrano Montaner en 1879, fue quien inform de la presencia de importantes yacimientos aurferos en las arenas de los principales ros de Tierra del Fuego. Con este incentivo, cientos de aventureros extranjeros llegaron a la isla para producir auspiciosas fortunas. Sin embargo, estos sueos se vern diezmados por el rpido agotamiento del tan preciado metal. El aventurero y defensor de los indgenas, Esteban Lucas Bridges, hace mencin en su libro El ltimo confn de la Tierra (Londres, 1948) que los onas atacaron campamentos mineros previamente al genocidio, participando en matanzas entre clanes rivales. No hay dudas, que las expediciones mineras fueron las responsables de las primeras muertes por accin directa en contra de los selknam. Entre las expediciones ms conocidas, estn las conformandas por el emblemtico rumano Julio Popper, el tan clebre personaje, fue conocido84

tristemente por sus enfrentamientos con los selk'nam a los cuales en ms de una oportunidad tuvo la osada de perseguir, matar y robar sus pertenencias para formar su propia coleccin de objetos los cuales exhibi en un lbum fotogrfico, incluyendo en ella una secuencia completa de un ataque perpetrado por l y su contingente de mercenarios con armas de fuego, hacia tolderas indgenas en San Sebastin. Luego de las incursiones realizadas en Tierra del Fuego, l present ms tarde, una conferencia el 5 de marzo de 1887 en el Instituto geogrfico Argentino de Buenos Aires, sobre sus exploraciones realizadas y sobre los encuentros que tuvo con los selk'nam, aqu se presenta parte de dichas declaraciones: ...Corramos tras un guanaco cuando de pronto nos hallamos frente a unos ochenta indios que, pintada la cara de rojo y enteramente desnudos, se hallaban distribuidos detrs de pequeos matorrales. Apenas los vimos una lluvia de flechas cay sobre nosotros clavndose en torno de85

nuestros caballos, sin ocasionar felizmente ningn dao. En un momento estuvimos desmontados, contestando con nuestros Winchester la agresin indgena. [...] Era combate raro. Mientras hacamos fuego, los indios, echados de boca sobre el suelo dejaban de enviar sus flechas, pero apenas cesaban nuestros disparos, oamos nuevamente el silbido de las flechas. Ramn Lista Otra expedicin auspiciada por el gobierno argentino, a cargo del oficial argentino Ramn Lista en 1886, pasara a la historia, tras el accionar despiadado de los soldados a su cargo en contra de los indgenas. Este lamentable episodio termin con el asesinato a sangre fra de cerca de 28 selk'nam, en las cercanas de San Sebastin. Finalmente, a estos episodios se suman otros tantos que dan cuenta de la marcada violencia con la que actuaron los mineros en contra de los86

indgenas y que lamentablemente contribuy a su exterminio. Fecha: 25 de noviembre de 1886 Es la primera masacre documentada, y se conoce con detalle, cundo, dnde y cmo ocurri pues fue cometida por un oficial argentino, en una misin de exploracin, donde deba registrar su accionar. El capitn Ramn Lista desembarc en la playa de San Sebastin con el fin de explorar la regin. Ese mismo da se topa con una tribu ona. El capitn intenta tomarlos prisioneros, pero stos se resisten. Lista ordena entonces a sus hombres abrir fuego y matan a 27 onas. Un sacerdote salesiano, Jos Fagnano, que acompaaba a la expedicin, enfrenta a Lista y le recrimina por la matanza. Lista amenaza con hacerlo fusilar. Das despus los hombres de Lista se ensaan con un joven ona al que encontraron escondido tras unas rocas, armado tan slo con su arco y su flecha: lo asesinan de 28 balazos.87

La masacre de Punta Alta (25 muertos) Fecha: Imprecisa, primera dcada del siglo XX Una tribu ona resisti durante casi un da el asedio de los estancieros y sus empleados, hasta que sucumbieron. La masacre de la playa de Santo Domingo (300 muertos) Lugar: Playa de Santo Domingo. Fecha: Imprecisa, primera dcada del siglo XX. Alejandro Maclennan invita a una tribu ona, a la que l haba estado hostigando, a un banquete para sellar un acuerdo de paz. Durante el banquete, les sirve grandes cantidades de vino. Al comprobar que la mayora de los indgenas se han embriagado, en especial los hombres, Maclennan se aleja del lugar y ordena a sus ayudantes, apostados en las colinas, abrir fuego contra toda la tribu. El hallazgo del italiano (80 muertos) Lugar: Impreciso88

Fecha: Imprecisa, primera dcada del siglo XX Un inmigrante italiano, que recorra la isla en busca de yacimientos de oro, descubre los cadveres de unos 80 onas, todos con signos de haber sido balaceados. En esa poca, algunos estancieros trajeron fuertes mastines (perros) de Europa. Los cazadores de hombres soltaban estos animales peligrosos cuando sorprendan o rodeaban un campamento. Los animales hacan salir a los aborgenes de su escondite para llevarlos ante los caones de los fusiles o heran gravemente en el cuello a los nios, que se desangraban rpidamente. La cacera tena ms xito cuando una india en avanzado estado de gravidez caa en manos de los blancos. Clavaban la bayoneta en el vientre de la indefensa, le arrancaban el feto y tambin a ste le cortaban las orejas. Por los dos pares reciban una recompensa mayor. Incluso llegaban al extremo de inocular a los nios que podan atrapar con89

ciertas materias patgenas y los dejaban volver a los bosques. El fin de esta prctica era contagiar con ellas tambin a los adultos. Las "prcticas de tiro " Existen testimonios que indican que durante la segunda mitad del siglo XIX y las primeras dcadas del siglo XX, los barcos que pasaban por el Estrecho de Magallanes o por la costa oriental y sur de la isla realizaban prcticas de tiro utilizando como blanco a los indios onas: cuando divisaban a lo lejos una fogata, o una toldera, disparaban contra ellas. Se ignora la cantidad de vctimas que pudieron haber causado tales prcticas. Cuando los europeos llegaron al Nuevo Mundo, trajeron consigo enfermedades para las cuales los indgenas estaban completamente indefensos, pues sus sistemas inmunolgicos no estaban preparados para ellas. As, la viruela, la tuberculosis y otros males causaron gran cantidad de vctimas entre la poblacin indgena de Amrica y, en90

algunos casos, la desaparicin de grupos tnicos enteros. Siendo un fenmeno completamente natural, exculpa al hombre blanco de la desaparicin de numerosos pueblos aborgenes, pero se conoce al menos un caso en el que el hombre blanco us las enfermedades de manera voluntaria y consciente para exterminar a la poblacin indgena: En 1763 Lord Jeffrey Amherst, comandante general de las fuerzas britnicas en la guerra entre Gran Bretaa y Francia por la posesin de Quebec, obsequi a un grupo de aborgenes aliados de los franceses gran nmero de frazadas. Lo que los aborgenes ignoraban era que las frazadas haban sido utilizadas anteriormente en el hospital de Massachusetts, en el pabelln de enfermos de viruela: al cabo de un mes, la tribu se haba extinguido por completo. No hay indicios de que algo as haya ocurrido en Tierra del Fuego, pero s se sabe lo siguiente:

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La Misin Salesiana, la nica entidad que trabajaba en favor de los onas, y donde ellos reciban tratamiento contra la tuberculosis, solicit insistentemente ayuda material o financiera a las autoridades de la isla y estos siempre se lo negaron. Al menos en dos ocasiones, las autoridades intentaron cerrar la misin. Se estima que en los primeros 25 aos de funcionamiento de la Misin Salesiana, murieron all unos 200 aborgenes vctimas de tuberculosis. El rumano Julio Popper ya lo conocemos por sus correras en pos de nuevas minas de oro. Se interes por esta sangrienta ocupacin cuando su empresa minera qued estancada y quiso resarcirse Cuando los europeos hicieron su posicin cada vez ms insostenible, Popper recurri al gobierno de Buenos Aires. Entre otras cosas, tuvo la osada de defender con hbil charlatanera a los aborgenes, para distraer la atencin de los graves cargos que se le imputaban por maltratar a sus peones, durante una conferencia pblica que tuvo lugar el92

27 de julio de 1891. En la oportunidad present, con espeluznantes detalles, un cuadro de las violaciones, ultrajes y asesinatos que fueron cometidos por la chusma europea. Es cierto que describi, sin tapujos, la realidad de aquellos horripilantes acontecimientos y tambin es cierta su defensa de los aborgenes: La injusticia no est del lado de los indios... Los que hoy da atacan la propiedad ajena en aquel territorio, no son los onas, son los indios blancos, los salvajes de las grandes metrpolis. l diciendo esto que no tuvo vergenza de hacer fotografiar una matanza de indios durante la cual l, apuntando con su fusil, capitaneaba a sus malandrines con idnticas intenciones. En 1882 el peridico londinense Daily News public un reportaje a un britnico interesado en las posibilidades econmicas de Tierra del Fuego: Se piensa que la Tierra del Fuego sera adecuada para ganadera, pero el nico problema en este plan es que,93

segn parece, sera necesario exterminar a los fueguinos (onas)... Antes de que se arrojaran sobre esta tierra como vampiros los as llamados civilizados, la vivienda kawyi comn, era el para-vientos de cueros cosidos. stos y las pieles eran raspados y pintados por dentro con akel, las mujeres confeccionaban bolsas de piel de foca para recoger agua, de juncos entretejidos para llevar objetos, y una escalerilla con suave piel ablandada para transportar e instalar a sus nios de pecho. En los siglos XVIII y XIX a los balleneros noruegos, suecos y otros, se sumaron los buscadores de pieles de guanaco y zorro, los anglosajones cazadores de pinginos y los loberos norteamericanos. Algunos llegaron a envenenar los restos de animales que sacrificaban para obtener piel y grasa, contribuyendo as a la eliminacin de nuestros nativos. Hasta 1880 entre los ONAS y YAMANAS sobrevivan alrededor de 4.000 personas. Por entonces, los europeos comenzaron a quedarse. Peones yugoslavos y austracos hasta94

recibieron sueldos como policas argentinos y se entretenan en cazar Onas con escopetas y fusiles, fotografindose con las "piezas cobradas". Capataces y peones ingleses, escoceses, irlandeses e italianos, fueron los `cazadores de indios que como Mac Lennan o `chancho colorado, pusieron el precio de una libra por testculos y senos, y media libra por cada oreja de nio. Despus Menndez Behetty utiliz el mismo sistema de exterminio con los tehuelches. Gestacin de la gran propiedad ganadera: Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego Los inicios de la explotacin ganadera de Tierra del Fuego, fueron promovidos por el Estado chileno, por medio de arrendamientos de pblica subasta o bien a peticin expresa a las autoridades centrales. La primera concesin recay en la firma Wehrhahn y Compaa en 1884, en baha Gente Grande al sur de Porvenir, con un total de 123.000 hectreas.95

Ms tarde se entregara la concesin ms grande conocida por la historia ganadera en Magallanes, la cual recay en Jos Nogueira, quien solicit en 1890 el arrendamiento de ms de un milln de hectreas en Tierra del Fuego, por un plazo renovable de 20 aos. Esta enorme concesin, sumada a la ya otorgada a Nogueira y a su cuado Mauricio Braun, por un total de 350 mil hectreas, se convirtieron en la base de la futura Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (1893), iniciada por los hermanos Braun luego de la muerte de Nogueira. Hacia 1894 la ocupacin de Tierra del Fuego, abarcaba prcticamente todos los terrenos ocupados histricamente por los selk'nam, sus antiguos paraderos de caza, de habitabilidad, de ceremonias y de trnsito, estaban condenados a desaparecer y a ser relegados al extremo meridional de la isla. Adems, la llegada de los carneros precipit la prdida de su principal fuente alimenticia, los guanacos, que fueron presas de las armas de fuego por parte de las estancias. De esta manera los96

indgenas, captaron rpidamente la facilidad de acceder al guanaco blanco (las ovejas), y comenzaron a hacer suyos a estos animales. Este principal hecho, fue en consecuencia el primer punto de crisis, entre colonos e indgenas. La lucha no fue menor, entre quienes vean en el indgena como agresor de los derechos de propiedad, y el selk'nam que vea en el hombre blanco, un intruso de sus ancestrales territorios. Mauricio Braun, miembro de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, comienza el captulo ms triste de la historia de los selk'nam. La ocupacin ganadera, comenz a ser centro de la polmica en la colonia magallnica, las autoridades estaban absolutamente al tanto de la situacin de los indgenas, sin embargo, el criterio fue condescendiente con la causa ganadera y no con los selknam. Notoriamente la mentalidad de la poca era una realidad que aunque dolorosa, no contemplaba la inclusin del mundo indgena a un paradigma fundamentado bajo los criterios del97

progreso y la civilizacin. As, los empresarios ganaderos actuaron siempre bajo su propio criterio, financiando campaas de exterminio, para lo cual se contrataron a numerosos hombres, importndose considerables cantidades de armamentos, cuyo objetivo era hacer desaparecer bajo cualquier costo a los selknam. Un costo que en la mente de estancieros y hombres de negocios era lgico, pues eran, el principal escollo para el xito de sus inversiones. La veracidad de los acontecimientos fue ratificada por los propios empleados de estancia, quienes ms tarde, al ser sometidos a un sumario, confirmaron que las expediciones en contra de los indgenas eran prcticas ms usuales de lo que muchos pensaban. Si bien, son conocidos los nombres de quienes actuaron en las excursiones de exterminio, poco se ha mencionado sobre los autores intelectuales de dichas acciones, especficamente hablamos de los propietarios ganaderos, quienes eran los jefes directos de los empleados que participaron en las incursiones. Estos98

nombres corresponden a Mauricio Braun, quien reconoci haber financiado algunas campaas, excusndose que stas slo tenan la intencin de proteger sus inversiones Tambin el suegro de Braun, Jos Menndez, quien sin duda fue uno de los hombres que actu con mayor severidad en contra de los indgenas en Tierra del Fuego (parte argentina). Este personaje conocido por sus cuantiosas inversiones en la zona, fue jefe del famoso cazador de indgenas Chancho Colorado, quin particip en la triste matanza de Cabo Peas, donde habran muerto cerca de 17 indgenas. Las acciones emprendidas por los accionistas de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, actuaron siempre intentando ocultar los hechos a la opinin pblica. Era el medio de evitar el cuestionamiento por parte de la sociedad de entonces y al mismo tiempo una estrategia para bajar el perfil a una larga polmica que fue conocida por el pas entero. Especial atencin cobraron estos acontecimientos luego de la99

intervencin de los salesianos, quienes no dudaron en reprobar el actuar de los estancieros. De esta forma la situacin de los selk'nam a partir de la dcada de los 90 del siglo XIX, se torn particularmente aguda, por un lado, los territorios del norte comenzaron a ser ocupados masivamente por las estancias y muchos indgenas asediados por el hambre y la persecucin de los blancos, comenzaron a huir hacia el extremo meridional de la isla, lugar habitado por grupos que tenan un fuerte sentimiento de pertenencia hacia ese territorio. En consecuencia, las luchas por el control del espacio, se hicieron cada vez ms intensas y la resistencia se acrecent en la medida que la ocupacin ganadera se haca efectiva en el norte de la isla. El escenario para los selk'nam se agudizar notoriamente una vez establecidas las misiones religiosas, donde las enfermedades fueron responsables en aniquilar al resto de la poblacin que logr salir con vida de los enfrentamientos con los blancos.100

Ms tarde otros conflictos entre el gobernador Manuel Seoret y el jefe de las misiones salesianas Jos Fagnano, no hicieron ms que agudizar la condicin de los indgenas. Las largas disputas entre autoridades civiles y los sacerdotes, no permitieron concretar un consenso que lograra encontrar una solucin satisfactoria al tema indgena. Segn, los archivos consultados por esta tesis, el gobernador Seoret, estuvo siempre a favor de la causa ganadera, lo cual qued en evidencia frente a su desinters por fiscalizar los episodios que se desarrollaban en Tierra del Fuego. Sin duda, que siendo la mxima autoridad civil en la zona, no tuvo voluntad de evitar las matanzas que era de pblico conocimiento. Finalmente, luego de los enfrentamientos directos, se dio paso a un segundo plan: erradicar a todos los indgenas existentes en la isla para ser enviados a la misin de Dawson. En aquella apartada isla, los indgenas sucumbieron rpidamente frente al avasallador avance de la colonizacin.101

A las innumerables mermas de poblacin ocasionadas por las verdaderas caceras de que fueron objeto a manos de las estancias, deban agregarse los estragos provocados por el contagio de diversas enfermedades, las que en definitiva terminaron por ocasionar un dao tanto o mayor que las caceras humanas dirigidas. De acuerdo a los datos de las fuentes, ms de 1500 almas en tan slo 40 aos murieron a causa de contagios y proliferacin de enfermedades propias de las poblaciones colonizadoras. Fuente: Wikipedia La enciclopedia libre La semana trgica: Se conoce con ese nombre a una serie de huelgas y manifestaciones, sucedidas en Buenos Aires en enero de 1919, reprimidas por el gobierno del presidente Hiplito Yrigoyen, utilizando al Ejrcito Nacional y comandos paramilitares. La represin de la Semana Trgica, dej un saldo de 700 muertos y 4.000 heridos. Se la conoce102

como "el primer pogrom en Amrica Latina", ya que, adems de la represin de la polcia y Liga Patritica contra los obreros, se atac a la comunidad juda local. Causas: Para esa poca estaba viva entre los obreros la llama de la revolucin social; corrientes de pensamiento revolucionario socialista y anarquista haban llegado a las costas del Ro de la Plata de la mano de la abundante inmigracin europea. Las recientes experiencias de la Revolucin mexicana y la Revolucin Rusa eran adems vistas como un estmulo por los obreros y como una amenaza por las clases dominantes. Simultneamente, se daba en Buenos Aires un incipiente proceso de industrializacin en forma paralela al modelo agro exportador imperante, lo que permiti la formacin de un proletariado urbano. Los sucesos comenzaron con una huelga en Metalrgicos Vasena en Buenos Aires, que se el 7 de enero los Talleres la Ciudad de encontraban103

donde hoy se encuentra la Plaza Martn Fierro (Barrio San Cristbal). Los huelguistas reclamaban la reduccin de la jornada laboral de 11 a 8 horas, mejores condiciones de salubridad, la vigencia del descanso dominical, el aumento de salarios y la reposicin de los delegados despedidos. La empresa intentaba seguir funcionando con obreros rompehuelgas provistos por la Asociacin Nacional del Trabajo, una asociacin patronal. Un disturbio entre los obreros en huelga termin con la intervencin de la polica, que dispar con armas largas contra la multitud. Los disturbios no tardaron en extenderse a las zonas cercanas, con roturas de vidrios y levantamiento de adoquines de las calles. El saldo fue de cuatro obreros muertos y ms de treinta heridos, algunos de los cuales fallecieron despus. En repudio a este hecho las asociaciones obreras del momento, la Federacin Obrera Regional Argentina del IX Congreso, socialistas, comunistas y sindicalistas104

revolucionarios y la Federacin Obrera Regional Argentina del V Congreso, anarquistas, propiciaron una huelga general que se dio a partir del da 9 de ese mes. Desde las 15:00, numerosos obreros se convocaron para asistir al entierro de los asesinados el da 7. A las 17:00, llegaron al Cementerio de la Chacarita de la Ciudad de Buenos Aires. All, mientras se oa el discurso de uno de los delegados, un grupo de policas y bomberos armados abri fuego sobre la concurrencia. El diario La Prensa contabiliz 8 muertos, el diario socialista La Vanguardia elev la suma a ms de cincuenta. Este incidente marc el inicio de una lucha desordenada y catica contra la polica. De entre las clases altas surgieron grupos paramilitares, como la llamada Liga Patritica Argentina, creados para defender los valores conservadores, la tradicin y fundamentalmente, la propiedad. Estos grupos no dudaron en perseguir y matar a dirigentes obreros, anarquistas, pero tambin arremetieron contra todo aquel que105

pareciera extranjero. As, apalearon y detuvieron a judos (en lo que fue el primer pogrom que se produjo en Latinoamrica), rusos, polacos y alemanes, entre otros. El caso de los judos fue notorio por el alto grado de antisemitismo de estos grupos. Segn fuentes obreras (el peridico La Vanguardia del 14 de enero), el saldo de la Semana Trgica fue de 700 muertos y 4.000 heridos. De la pequea comunidad juda hubo 1 muerto y 71 heridos. "El barrio judo de Once fue atacado con saa por las bandas patriticas que se dedicaban a la caza del ruso. All fueron incendiadas sinagogas y las bibliotecas Avantgard y Poale Sin. Los terroristas de la Liga atacaban a los transentes, particularmente a los que vestan con algn elemento que determinara su pertenencia a la colectividad. La agresin no respet ni edades ni sexos: ancianos eran arrastrados por caballos y finalmente deshechos por los cascos de las bestias; hubo torturas, especialmente de judos, en las comisaras y al grito106

de "viva la patria, mueran los maximalistas y todos los extranjeros". Los defensores de la familia y las buenas costumbres arrastraban de los pelos a mujeres y nios" En resumen, la violenta represin de la polica, el ejrcito sumado la violenta actuacin de la Liga Patritica Argentina y las presiones del Yrigoyenismo para que Pedro Vasena, dueo de la fbrica, aceptara los reclamos de los obreros lograron dar punto final al movimiento el 17 de enero de 1919. De todos modos, los obreros superaban a los policas y los grupos paramilitares; el diario La Prensa mencionaba la amenaza de "guerra revolucionaria". Ante esta situacin el presidente Hiplito Yrigoyen puso la ciudad bajo las rdenes militares del coronel Luis Dellepiane, quien moviliz tropas por toda la ciudad, dando lugar a semanas de enfrentamientos en las calles que dejaron un saldo cercano a los 1.000 muertos. Posteriormente la situacin fue medianamente controlada y el Ministerio del Interior ofici de interlocutor con los obreros,107

quienes consiguieron aumentos que iban en el rango del 20 al 40%, adems de la liberacin de los dirigentes de la FORA. Fusilamientos en la Patagonia Un lugar en la estepa Por Esteban Ierardo El viento silba recio sobre la estepa. Invisibles caballos de aire cocean sobre las cimas de las montaas. El sol brilla indiferente. O acaso no es as? O acaso quiz el sol, y el viento y el suelo patagnico, contemplan entristecidos unas criaturas que arrojan balas asesinas sobre sus semejantes? Soldados profusamente armados descargan sus fusiles sobre los pechos ya indefensos de cientos de hombres sufridos, que largamente convivieron con la necesidad, con el sudor en las manos, con la dignidad en el alma. Cerca de 1500 obreros cayeron durante varias jornadas de criminales fusilamientos.108

En nuestro lejano sur, los trabajadores recibieron la influencia de la Revolucin Rusa de octubre del 1917. Aquel movimiento revolucionario fue un estmulo para organizarse contra las estructurales injusticias sociales que promueve la organizacin capitalista de la sociedad. En 1919 estall en la ciudad de Buenos Aires la llamada Semana Trgica. En la Patagonia, la cada del precio de la lana tras el fin de la Primera Guerra gener una preocupante desocupacin. En 1920, en plena posguerra, el precio de la lana argentina, como la de otros pases, cay de $9,74 a $3,08, regresando as al nivel normal de cotizacin en tiempos de paz. La cada de la demanda mundial ocasion un gran crisis para los estancieros latifundistas que se beneficiaban con la explotacin de la cra de ganado lanar. A pesar de sus grandes aunque disminuidas ganancias, los patrones obligaban a los peones a trabajar con 18 bajo cero arriando majadas. Los esquiladores concluan jornadas de 16109

horas con los brazos agarrotados; los obreros, por su parte, trabajaban 12 horas por da 27 das al mes. Las inhumanas condiciones de trabajo detonaron finalmente actos de protesta de tendencia anarquista, que fueron prohibidos por el gobernador interino de Santa Cruz, Edelmiro Correa Falcn. Las centrales obreras de la regin, la Federacin Obrera Magallnica de Punta Arenas y la Federacin Obrera Regional de Ro Gallegos sostuvieron un fluida comunicacin. Y en julio de 1920, en el sur chileno, surge una primera huelga que fue sofocada. En agosto de aquel mismo ao comenzaron huelgas en la gobernacin de Santa Cruz. As se iniciaron los movimientos de protesta que derivaron en lo que hoy se conoce como la "Patagonia Trgica" o la "Patagonia Rebelde". Al propagarse la huelga, el gobierno de Hiplito Yrigoyen (1916-1922) orden al teniente coronel Hctor Benigno Varela utilizar a la caballera, y a110

fuerzas de la marina, para ocupar los puertos de Santa Cruz. En un principio, Varela negoci con los huelguistas, entre quienes se hallaban chilenos y espaoles. El enviado de Yrigoyen prohibi la circulacin de moneda chilena y concret un convenio aceptado por los trabajadores. En mayo de 1921 Varela abandon Santa Cruz. Aparentemente se haba llegado a un acuerdo. Pero los estancieros no cumplieron lo acordado entre Varela y los huelguistas. Resurgi as el malestar, atizado por los dirigentes anarquistas. Una nueva huelga estall en octubre, con mayor vigor que la anterior. Sus principales conductores eran el espaol Hugo Soto y "Facn grande". En la segunda huelga de octubre de 1921, el gobierno argentino sospechaba de una participacin chilena en la sublevacin. Los huelguistas posean numerosas armas de fuego que slo podran proceder del otro lado de la cordillera. Esta presunta intervencin trasandina habra pretendido sembrar el caos en la111

Patagonia argentina para facilitar una posible ocupacin. Numerosos elementos alimentaban estas presunciones de una intervencin de militares chilenos en la huelga de Santa Cruz de 1921. M.A. Scenna, en Argentina-Chile. Una frontera caliente, destaca el ordenado desplazamiento de las masas huelguistas, sus mtodos de atrincheramiento, y las mani