Las Iglesias y La Dictadura Chilena

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Las iglesias y la dictadura chilena Alvaro Ramis en Le Monde Diplomatique, edicinchilena9 octubre, 2013deManuel Luis Rodriguez Deja un comentarioEl golpe de Estado de 1973 constituye un acontecimiento, en el sentido de Alain Badiou: una singularidad universal, un hecho particular, localizado y temporal, pero que contiene una verdad universalizable, que abre a un nuevo horizonte de significados. Se trata de un momento de ruptura, que hace un agujero en el saber, que obliga a reinterpretar a todos los involucrados en l de una forma novedosa. Ni la iglesia Catlica ni las iglesias Evanglicas escapan a ello.La identidad de las iglesias mismas se van a redefinir profundamente a partir de ese momento. De all que la mirada histrica al rol de las iglesias durante la dictadura no puede remitirse a un simple repaso de hechos y nombres sino que debe adquirir una dimensin hermenutica, en cuanto crtica a las ideologas (y de las teologas) que pugnaban por dar sentido a la encrucijada chilena. Un intento de interpretacin puede emerger desde un juego de espejos con otro acontecimiento similar, como puede ser la dictadura nazi en Alemania. En cuanto proyecto ideolgico el Tercer Reich propuso una reinterpretacin total del curso de la historia y del sentido de la vida, por lo que reclam una catarsis completa en la teologa cristiana. Por supuesto, un paralelo entre el rgimen hitleriano y la dictadura pinochetista es un ejercicio precario, que no resiste equivalencias aritmticas. Pero en cuanto acontecimientos ambos momentos permiten lecturas sincrnicas, a pesar de la asimetra de sus horrores.La iglesia del Reich y la Iglesia Confesante.El ascenso nazi llev a profundas divisiones en las iglesias europeas. En el caso catlico una parte de los obispos, encabezados por el obispo de Mnster, el cardenal Clemens von Galen, ofrecieron fuerte oposicin y resistencia a Hitler, pero otros, como el austriaco Alois Hudal, el eslovaco Josef Tiso, o el croata Aloysus Stepinac van a colaborar de forma activa con su proyecto. En las iglesias protestantes la divisin tuvo relacin con el intento nazi de utilizar al cristianismo como sea de identidad alemana, subordinado a la ideologa oficial, en tanto religin nacional. En 1933 impuso la unificacin de las distintas iglesias protestantes en una nica Iglesia del Reich (Reichskirche) e impuso como Reich Bishop al capelln militar de Knigsberg, Ludwig Mller. Se elabor una nueva teologa, purgada de elementos judos y antinacionales, para otorgar al nazismo un carcter mesinico y escatolgico, sustentada en el Fhrerprinzip que demandaba obediencia absoluta al lder. Esta nueva doctrina opuso el cristianismo positivo, nazificado, al cristianismo negativo, contaminado por el materialismo judo y el marxismo. La Iglesia del Reich introdujo el prrafo ario por el cual excomulg a sus miembros con antecedentes raciales judos, glorific los principios de sangre, raza y suelo, y argument la necesidad de destruir a los enemigos ideolgicos. Toda disidencia a la posicin oficial se consider una politizacin indebida de la iglesia. En enero de 1934, Mller decret que toda participacin de un pastor en la poltica de la Iglesia ser considerada como una infraccin a la disciplina eclesistica y la falta implicar la suspensin inmediata en sus funciones.En reaccin surgi en 1934 la Iglesia Confesante (Bekennende Kirche), llamada as por la confesin de Barmen por la que un campo de protestantismos alemn rechaz la subordinacin al Estado y el mesianismo hitleriano, inspirados por la teologa dialctica de Karl Barth. Para los confesantes la fe cristiana no constitua un objeto cosificable, sino una acontecerque emerge en la vida y exige respuesta. Van a establecer la oficina Grber, un equipo humanitario destinado a proteger a los perseguidos por razones polticas y raciales. Clausurada en 1940, los miembros de la oficina fueron enviados a campos de concentracin. Muchos miembros de la Iglesia Confesante terminarn luchando junto a la resistencia directa al rgimen y perdiendo la vida en ello. La figura ms emblemtica es el pastor Dietrich Bonhoeffer, que participar junto al grupo de oficiales de la Abwehr (2) en el atentado contra Hitler del 20 de junio de 1944. La conciencia de la Iglesia Confesante se condensa en el famoso poema del pastor Martin Niemller: Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guard silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemcratas, guard silencio, porque yo no era socialdemcrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protest, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a llevarse a los judos, no protest, porque yo no era judo, Cuando vinieron a buscarme, no haba nadie ms que pudiera protestar (3).La iglesia del rgimen.En el caso chileno, la Junta Militar recurri desde el primer momento a la legitimacin religiosa de su poder, ostentando una interpretacin mesinica de su actuacin: Al terminar esta breve exposicin, pido al Altsimo que nos ilumine y nos d fuerzas para afrontar las difciles tareas de Gobierno, y a mis compatriotas, la fe y el sacrificio para salvar a la Patria, dolida y enferma, de la dura prueba a que el destino la someti, quizs si para sealarle con este golpe, cul ser su verdadera misin (4). Se trata de un argumentario dualista en que se opone la civilizacin cristiano-occidental y el marxismo-leninismo, la espiritualidad y el materialismo ateo, los vencedores y los vencidos, la Virgen del Carmen y el caos terrorista. El golpe de Estado se interpreta como la respuesta de Dios ante una catstrofe social y poltica. La represin violenta como el sacrificio necesario a la misin salvfica de las Fuerzas Armadas. Pinochet sostiene en 1974: Ustedes saben que el pueblo oraba por su salvacin y que ahora (conmigo) se siente libre y apartado del mal (5). Y en 1977: Ustedes saben que el movimiento del 11 de septiembre fue especialmente dirigido a salvar la parte espiritual del pas. Es as que quin analiza el pronunciamiento militar de 1973 y estudia casualmente cmo se produjo llega al convencimiento de que aqu estuvo presente la mano de Dios (6). Los medios de comunicacin, controlados unnimemente por el rgimen, difundirn la doctrina de esta nueva Iglesia patritica, por medio de las homilas televisadas del capelln militar Florencio Infante en Televisin Nacional o del presbtero Ral Hasbn en Canal 13.A este discurso se sumar en bloque un sector del catolicismo especialmente influido por el nacional-catolicismo espaol, sacerdotes como Osvaldo Lira y obispos como Emilio Tagle, de Valparaso. Este sector rechazaba de forma directa o indirecta el Concilio Vaticano II y particip en las sombras de las maniobras golpistas. Por va de Wikileaks se ha conocido que el nuncio Stero Sanz influy en el entonces Secretario de Estado Vaticano Giovanni Benelli con el afn de minimizar las denuncias de violaciones a los derechos humanos, que ya llegaban a odos de Roma. Un informe secreto de la embajada de EEUU en Italia afirma que Benelli tild de exagerada la cobertura de los acontecimientos en Chile como posiblemente el mayor xito de la propaganda comunista (7). Una postura an ms abiertamente favorable al rgimen tendr el sucesor de Stero Sanz, el nuncio Angelo Sodano.Las evanglicas.La adhesin de las iglesias evanglicas se busc por medio de prcticas clientelares, favoreciendo la penetracin del neo-pentecolastilismo norteamericano, representado por telepredicadores como Pat Robertson o Jimmy Swaggart. Esta estrategia se inspir en los documentos de Santa Fe, elaborados por la CIA desde inicios de los 80 y que instigaron la propagacin de teologas fundamentalistas en Amrica Latina. David Stoll ha calculado que Estados Unidos destin entre $200 y 300 millones de dlares a este objetivo durante la dcada de los 80, con el doble objetivo de debilitar la resistencia a la poltica estadounidense y a la vez para canalizar la subjetividad social hacia una actividad religiosa (8).A pesar de su religiosidad ostentosa, Pinochet no tuvo el menor resquemor a la hora de reprimir a los sectores eclesiales que se oponan a su proyecto. La violencia simblica se canalizar bajo la acusacin de politizacin ilegtima del clero. Y la violencia directa dejar en el camino a los sacerdotes Joan Alsina, Gerardo Poblete, Miguel Woodward, Antonio Llid y Andr Jarln. La prctica de la tortura no excluy ni por motivos de religin o de gnero, como testimoni Sheila Cassidy en su Audacity To Believe (9). 106 sacerdotes y 32 religiosas se vieron obligados a abandonar Chile durante los primeros cuatro meses despus del golpe de Estado. Muchos otros los seguiran en los aos venideros, siendo los casos ms notorios los de Jos Comblin en 1978, Pierre Dubois, Daniel Carouette y Jaime Lancelot en 1986. Incluso en abril de 1976 un grupo de jvenes pinochetistas (entre ellos el actual ministro Andrs Chadwik) apedrearon a los obispos Enrique Alvear, Fernando Arizta y Carlos Camus al arribar al aeropuerto de Pudahuel.La Iglesia de la Solidaridad.Frente a la brutalidad de la iglesia del rgimen dictatorial nacer de forma espontnea una Iglesia confesante que el 4 de octubre de 1973 ya haba levantado su propia oficina Grber: el Comit Pro Paz, fruto de la voluntad del cardenal Ral Silva Henrquez y del obispo luterano Hermut Frenz. Disuelto en 1975 la accin humanitaria se mantuvo en el mbito catlico por la Vicara de la Solidaridad y en el campo protestante por medio de FASIC. A nivel de base la resistencia tendr mltiples expresiones: La Vicara de la Pastoral Obrera, coordinada por Alfonzo Baeza colaborar a salvaguardar y reconstruir las organizaciones sindicales. La coordinadora de comunidades cristianas en sectores populares, con sacerdotes como Mariano Puga, Jess Rodrguez, Roberto Bolton levantar procesos participativos y fortalecer la asociatividad poblacional. El Movimiento Contra la Tortura Sebastin Acevedo, fundado por el jesuita Jos Aldunate, recurrir a la no violencia activa para poner en evidencia las violaciones sistemticas a los derechos humanos. La lista de religiosas sera largusima: Blanca Rengifo, Odil Loubet, Elena Chan, Francisca Morales, Mara Cristina Lepeley, Karoline Mayer, Mara Ins Urrutia, Anita Goossens. Y sacerdotes como Esteban Gumucio, Sergio Torres, Enrique Moreno Laval, Ronaldo Muoz, Manuel Donoso, Arnoldo van der Mer, Rafael Marotto, Gerardo Pappen, Jos Pepo Gutirrez, y tantos otros. En el mbito protestante la Confraternidad Cristiana de Iglesias (10) quebr con el estereotipo del mundo evanglico como refugio de las masas con el testimonio de la pastora Juana Albornoz, los obispos Enrique Chvez, Isaas Gutirrez, Jos Flores, Sinforiano Gutirrez, y los pastores Edgardo Toro, Jos Crdenas y Juan Seplveda.Por qu lo hicieron?Qu pudo motivar a tantos y tantas a resistir contra toda esperanza? En qu crea esta Iglesia de la Solidaridad? Dietrich Bonhoeffer logra dar alguna respuesta cuando afirma en su diario de prisin: hay que vivir como si Dios no existiese Ante Dios y con Dios vivimos sin Dios. Dios se deja desalojar del mundo y clavar en la cruz. Dios es impotente y dbil en el mundo, y solo as est en nosotros y nos ayudaSolo el Dios sufriente puede ayudar (11)._______________________________________NOTAS1. Badiou, Alain. (1999). El ser y el acontecimiento. Buenos Aires: Manantial.2. Oficina de Inteligencia Militar.3. Sermn en la Semana Santa de 1946 en Kaiserslautern, titulado: Qu hubiera dicho Jesucristo?. De forma equvoca se suele atribuir a Bertolt Brecht.4. Augusto Pinochet. Discurso a un mes del golpe de Estado del 11.09.1973.5. Augusto Pinochet. Entrevista en 1974. Citado en: Lagos, Humberto (2001) El general Pinochet y el mesianismo poltico. LOM Santiago. p. 23-24.6. Ibid. p. 23-24.7.http://dotsub.com/view/4efa571e-4920-4244-8b04-d716b35ec5388. Stoll, David (1990) Is Latin America Turning Protestant?. California University Press.9. Cassidy, Sheila (1977). Audacity To Believe, Collins, London.10. Conformado por las iglesias Misin Iglesia Pentecostal, Iglesia de Misiones Pentecostales Libres, Iglesia Wesleyana Nacional, Iglesia Evanglica Luterana en Chile, Iglesia Misin Apostlica Universal, Iglesia Misin Comunin de los Hermanos, Iglesia Unin Cristiana, Iglesia Evanglica Reformada,Iglesia Pentecostal de Chile e Iglesia Eben Ezer Pentecostal.11. Dietrich Bonhoeffer (2008) Resistencia y sumisin Cartas y apuntes desde el cautiverio Sgueme, Salamanca.*Telogo, especialista en tica Aplicada.http://coyunturapolitica.wordpress.com/2013/10/09/las-iglesias-y-la-dictadura-chilena-alvaro-ramis-en-le-monde-diplomatique-edicion-chilena/

Josaphat JarpaA 40 aos del Golpe en Chile: evanglicos y poltica

En 1975 nace el Consejo de Pastores, que agrupa al polo que, desde 1973 hasta 1978, manifiesta una adhesin irrestricta al golpe de Estado y a la persona de Pinochet.24 DE SEPTIEMBRE DE 2013El pasado domingo 15 de septiembre se realiz el ya tradicional Te Deum Evanglico en la Catedral Evanglica de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile en Santiago, evento al que asisten las principales autoridades del pas y que fue instaurado en 1975 por iniciativa de Augusto Pinochet. Cabe destacar que al mes siguiente del primer Te Deum Evanglico fue expulsado de Chile el obispo Helmut Frenz, de la Iglesia Evanglica Luterana, co-presidente del Comit Pro Paz y Defensor de los DD.HH. en dictadura.

Entre las noticias posteriores que surgieron,lamentablemente fueron ms difundidas las palabras del ya clebre pastor Hedito Espinoza, donde critica a las nuevas generaciones chilenas: Tenemos una generacin que practica el satanismo y hechicera con las clases de Harry Potter que estn infectando nuestro mundo.

Estas burdas palabras ms otras caractersticas de su puesta en escena como orador premium, opacaron una de las intervenciones ms relevantes de la jornada, que fuela peticin de perdn pronunciada por el pastor de la Catedral Evanglica, Eduardo Durn Castro:

Perdonamos a quienes nos han ofendido, pero es justo tambin en nombre de las iglesias evanglicas aqu representadas que pidamos, con espritu cristiano, valenta y humildad, perdn por no haber hecho lo suficiente cuando nuestro hermano era privado de sus derechos o cuando era hostilizado por pensar diferente. Pedimos perdn por nuestras actuaciones, reacciones y omisiones y por todo cuanto pudiramos haber ofendido a algunos de nuestros compatriotas, pedimos perdn por lo que pudimos hacer y no lo hicimos cuando nuestra nacin se vea convulsionada por un clima de violencia e injusticia que venan de todas partes.

A esto viene una pregunta interesante para todas y todos quienes nos identificamos desde la fe evanglica y en especial para las nuevas generaciones: Por qu la Iglesia Evanglica tuvo que pedir perdn por los hechos ocurridos tras el Golpe Militar?Este hecho tremendamente relevante y cubierto de manera muy superficial por los medios, creo necesario profundizarlo brevemente en este espacio.

Mats Maldonado, compaero del Observatorio Iglesia y Sociedad, describe la organizacin evanglica en el contexto de la Dictadura Militar(1).Las iglesias evanglicas se alinean alrededor de dos polos con relativa consistencia estructural, redes internacionales estables, lderes reconocidos y perspectivas teolgicas identificables a pesar de su dispersin. Hacia 1984, en el contexto de las Jornadas de protesta nacional, nace la Confraternidad Cristiana de Iglesias, organizacin que agrupa al polo crtico no slo del actuar del Consejo de Pastores sino tambin de la dictadura militar. Esta asociacin establece intensas relaciones con el mundo ecumnico nacional, pudiendo ser considerada dentro de la compleja y heterognea red de asociaciones civiles y religiosas que opuso resistencia a la dictadura de Pinochet en su fase de crisis social y econmica. La principal expresin pblica de la Confraternidad fue, sin lugar a dudas, la Carta Abierta a Pinochet entregada en la Oficina de Partes del Palacio de la Moneda el 29 de agosto de 1986 despus del Encuentro de oracin por Chile, con el que conclua la Campaa de Oracin por la Vida, la Paz y la Reconciliacin en Chile.

En julio de 1975 nace el Consejo de Pastores, que agrupa al polo que, desde 1973 hasta 1978 aproximadamente, manifiesta una adhesin irrestricta tanto al golpe de Estado como a la persona de Pinochet. Desde el principio de la dcada de los 80hasta el final de la dictadura, el Consejo de Pastores matiza su adhesin debido tanto a la evidente crisis econmica y social vivida por el pas como a la insistencia mariana de las Fuerzas Armadas chilenas. Esta organizacin tiene en el Te Deum su principal expresin pblica. Este culto fue realizado por vez primera el 14 de septiembre de 1975, slo dos meses despus de la creacin del Consejo de Pastores, a menos de un ao de la inauguracin de la primera Iglesia Metodista Pentecostal de Chile (Jotabeche) y la proclamacin de Declaracin de la Iglesia Evanglica Chilena (La Posicin Evanglica).

El gran esfuerzo actual de algunos sectores evanglicos ms conservadores en extremar la dicotoma Iglesia/Mundo, ha sido indiferente a lo que sucede en nuestro alrededor, dejando que las cosas del mundo funcionen en su orden, en este caso en el orden neoliberal/colonial, reflejado en desigualdad, discriminacin y exclusin. De ah la importancia de un aspecto omitido e ignorado por dcadas en nuestras iglesias, la memoria de nuestra participacin, que es relevante revisar a la luz de nuestra fe y en el caminar comunitario en el testimonio de quien tambin fue un torturado y muerto por el poder poltico de su poca, Jess.

El 13 de diciembre de 1974, tuvo lugar en el edificio Diego Portales un acto de apoyo al Gobierno Militar convocado por actores religiosos de las principales iglesias evanglicas del pas, conocido como el Portalazo. All, se ley una declaracin de apoyo al Gobierno firmada por 32 obispos y pastores que representaban a la iglesia evanglica chilena. Esta jornada y declaracin fue un requisito para que el presidente de facto aceptara ir a la inauguracin de la Catedral Evanglica, evento que ocurri con su asistencia el 15 de diciembre de 1974.En esta declaracin, La Posicin Evanglica, encontramos afirmaciones tales como:

Estamos ciertos que, si testimonios negativos fueran buscados dentro de los acontecimientos que se produjeron con motivo del pronunciamiento militar, sin duda se encontraran hechos lamentables de abusos de poder e injusticias, que en un Estado de Guerra, por lo dems, es difcil evitar por la autoridad mxima. Pero no se puede constituir un argumento contra el gobierno sin demostrar mala intencin, basados en hechos aislados () consideramos entonces que no es justo decir que por ello en Chile no se respeten los Derechos Humanos

El pronunciamiento de las Fuerzas Armadas () fue la respuesta de Dios a la oracin de todos los creyentes que ven en el marxismo la fuerza satnica de las tinieblas en su mxima expresin.

Todo gobierno es legitimo en la medida que responde a la voluntad de la mayora y satisface las necesidades de la Patria; el nuestro lo es porque satisfizo la necesidad de ser liberada de un sistema marxista, esclavizante y forneo.

Los Derechos humanos estn garantizados en Chile por la declaracin de principios de la junta de gobierno.(2)

Este documento fue ampliamente difundido por la prensa oficialista, y de alguna manera pasa a ser el eje poltico del quehacer de muchas iglesias evanglicas agrupadas en el Consejo de Pastores, defensoras de ideologas anti-comunistas, anti-catlicas, anti-ecumnicas y anti-democrticas, quienes colaboran (conscientes o inconscientemente) con la instalacin de un paradigma legitimizador del rgimen autoritario-dictatorial.

En esta poca se pueden evidenciar algunas caractersticas que hacen que se vaya visibilizando cierta ideologa evanglica emergente, influenciada por un importante arribo de misioneros de Estados Unidos provenientes de iglesias evanglicas del sur, identificadas mayoritariamente con los sectores fundamentalistas, o de lo que hoy es conocido como la Derecha Evanglica conservadora y republicana, que maneja un importante poder en la poltica estadounidense.

La llegada misionera desde los EE.UU. no tan slo viene con el mensaje del Evangelio, sino con una visin poltica que se alinea con control norteamericano. No es menor indicar que los principales predicadores evanglicos en los ltimos aos provengan de EE.UU. (Rogers, Mc Dowel, Graham, Dobson, MacArthur, Wagner, Piper, Washer, Stanley, Warren, entre otros), o bien latinoamericanos cuyos estudios o trabajos estn relacionados con la Derecha Evanglica de EE.UU. (Palau, Motessi, Witt, etc.). La fuerte influencia norteamericana hasta nuestros das es una herida a la hora de hacer una reflexin en torno a las responsabilidades y los daos de las iglesias evanglicas 40 aos despus del Golpe.

La ideologa evanglica post-golpe est marcada por el autoritarismo implantado en la institucionalidad evanglica, donde el liderazgo carismtico viene a tener ms importancia que la revelacin bblica y los espacios comunitarios de decisin.Las dbiles estructuras horizontales y la relacin de pastor como el nuevo patrn de fundo, pasan a ser las lgicas organizacionales que replican el modelo un gobierno dictatorial, elitista. La composicin de los liderazgos religiosos por ex-agentes de las Fuerzas Armadas, principalmente en los sectores pentecostales ms expansionistas, difunden una lgica de sumisin, el uso de un lenguaje militarizado, profundizan un patriotismo fascista y forman grupos ms obedientes que pensantes, ms alineados que crticos.

No obstante, es necesario denunciar que dicha declaracin, La posicin Evanglica, carece de legitimidad tica en su formulacin. Desde la gnesis del movimiento protestante jams ha existido una iglesia evanglica, y el tratar de identificarla es una prctica que ahora tiene en sus memorias legitimar el gobierno ms tirano de las ltimas dcadas.No es genuina, no naci de las mismas bases de quienes conforman las iglesias, a los pastores se les hizo firmar un documento ya elaborado que no tenia ninguna reflexin colectiva previa, representativa.La amenaza de quitar los beneficios oblig a muchos de ellos a firmar, sin el pleno consentimiento de sus congregaciones, a espaldas de sus hermanos e incluso de aquellos que se oponan al rgimen dictatorial, rompiendo todo proceso consultivo y democrtico valido dentro de muchas tradiciones protestantes. La falta de experiencia de los pastores evanglicos en la relacin con el gobierno, la ingenuidad y las dbiles estructuras institucionales democrticas, permitieron una fcil instrumentalizacin militar en la bsqueda de legitimidad religiosa desde algunos personajes evanglicos sedientos de reconocimiento poltico pblico.

En Chile han transcurrido 40 aos de silencio de parte nuestras iglesias. Nos hemos preocupados de la salvacin del alma, pero no la salvacin de la vida, de sus memorias, de su clamor de justicia.

40 aos donde hemos sido tambin victimas de una dictadura autoritaria que implant con toda su fuerza un modelo neo-liberal y clasista, que corrompe la convivencia, que ensea a matar para ganar, vencer para triunfar, una cultura asesina y despiadada que no conoce de solidaridad y de amor al prjimo.

40 aos que hemos pecado, y seguiremos pecando hasta que por fin no haya justicia en nuestro pas. Los asesinos y sus cmplices disfrutan de su victoria, se esconden y no se hacen cargo, se cubren y se encubren. No hay nada que justifique la muerte, tortura, secuestro y desaparicin de personas. El perdn nos invita tambin a la transformacin, no basta con un discurso inflado creando falsas expectativas de una solucin que no se hace cargo nada.

40 aos que se escribi una amarga historia en nuestro pas. Falta mucho de nuestra parte como evanglicos para la reparacin de tanto dao. Por eso nosotros, las nuevas generaciones, debemos estar atento a los signos de nuestros tiempos, leer las historias desde los desprotegidos, acercarnos al testimonio del crucificado, quien fue resucitado y ser portadores de su esperanza, para que nunca ms en Chile la sangre de nuestro hermano corra por nuestras manos.

Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de m.(1 Corintios 11:24)

En memoria de los que fueron muertos, perseguidos, exiliados y torturados por pensar que se poda vivir diferente.

--------------------------------------------------------Notas:

(1) Maldonado, Matas. Evanglicos y poltica en la dictadura militar chilena. A 40 aos del golpe de Estado. Revista 95 tesis, Pastoral Juvenil IELCH. Edicin N2.

(2) Puente, Pedro. La Posicin Evanglica, Editora Nacional Gabriela Mistral. S/fAutores:Josaphat JarpaFuentes:El Quinto PoderProtestante Digital2014

http://www.protestantedigital.com/ES/Blogs/articulo/4156/A-40-anos-del-golpe-en-chile-evangelicos-y

Iglesia protestante y terrorismo de estado: http://jornadasexilios.fahce.unlp.edu.ar/i-jornadas/ponencias/PINERO.pdf

EVANGLICOS EN LA DICTADURA MILITAR CHILENA. DOCUMENTO DE SNTESIS

RESUMEN DEL POST:Durante la dictadura militar chilena, el mundo evanglico, heterogneo por origen, liturgia, composicin social y teologa, se alinea alrededor de dos polos con relativa consistencia estructural. Fecha:10 October 2013, 01.31 PM Autor:Matas Maldonado A. Publicado en:Actualidad y Opinin Comentarios:0Yourelovingit?Shareit with the others.ShareTweetPin itEVANGLICOS EN LA DICTADURA MILITAR CHILENA. DOCUMENTO DE SNTESISDurante la dictadura militar chilena, el mundo evanglico, heterogneo por origen, liturgia, composicin social y teologa, se alinea alrededor de dos polos con relativa consistencia estructural.4El presente artculo tiene por objetivo exponer las ideas fundamentales extradas de una investigacin acadmica en torno al comportamiento poltico de las iglesias evanglicas durante la dictadura militar[1]. En primer lugar, realizaremos un panorama general de las organizaciones evanglicas relevantes durante el perodo. En un segundo momento sealaremos la influencia del contexto internacional en las organizaciones reseadas, para luego plantear sucintamente las interpretaciones ms difundidas en relacin al objeto en cuestin, concluyendo con las ideas-fuerza que guiaron la apuesta terica del autor.1. Durante la dictadura militar chilena, el mundo evanglico, heterogneo por origen, liturgia, composicin social y teologa, se alinea alrededor de dos polos con relativa consistencia estructural, redes internacionales estables, lderes reconocidos y perspectivas teolgicas identificables a pesar de su dispersin.Uno de estos polos nace institucionalmente en julio de 1975, aglutinando a la mayora de los pastores que firman la Declaracin de la Iglesia Evanglica Chilena, leda el 13 de diciembre de 1974 en el edificio Diego Portales, smbolo del gobierno de la Junta despus del golpe de Estado. En esta Declaracin se reconoce explcitamente a Pinochet tanto por recibir por primera vez a los dirigentes del mundo evanglico como por haber liderado el golpe de Estado, el cual era la respuesta de Dios a la oracin de todos los creyentes que ven en el marxismo la fuerza satnica de las tinieblas en su mxima expresin[2]. Dos das despus de la lectura de la Declaracin se inaugura el Templo principal de la Iglesia cuantitativa y simblicamente ms representativa del Consejo de Pastores: la Iglesia Metodista Pentecostal de Jotabeche. Este ncleo de pastores conformara, a mediados de 1975, el Consejo de Pastores, institucin que se consideraba una Asamblea consultiva, reguladora de la opinin de la Iglesia Evanglica Chilena[3]. La principal expresin pblica del Consejo de Pastores fue el Te Deum, liturgia que se realiza por vez primera en septiembre de 1975. La invocacin inicial es realizada por el pastor presbiteriano Pedro Puentes, quien fue el gestor de la Declaracin de 1974 y el Consejo de Pastores subsiguiente. El encargado de predicar en el primer Te Deum fue el obispo de la Iglesia Pentecostal Apostlica, Francisco Anabaln, quien se convertira en la figura ms relevante del Consejo de Pastores durante toda la dictadura. El tono de los sermones de los primeros Te Deum se mantiene en la lealtad irrestricta de la Declaracin aunque, conforme avanza la dcada del 70 se acerca hacia una prdica pentecostal convencional, con un fuerte nfasis en la conversin y en la supremaca de lo espiritual sobre lo terrenal[4]. Las principales razones de esta prdida de entusiasmo inicial pueden ser tanto la desigualdad de estatuto jurdico que consign la Constitucin de 1980, en la cual las iglesias evanglicas se mantuvieron como personalidades jurdicas de derecho privado, desigualdad que se resolvera recin hacia 1999[5]como la evidente descomposicin econmica y social de la dictadura a inicios de la dcada de los 80, una vez eliminadas las principales organizaciones polticas opositoras a la dictadura.Es precisamente en este contexto de cesanta e inicio de las jornadas de protesta populares contra la dictadura cuando nace institucionalmente el segundo polo del cual hablbamos en un principio: la Confraternidad Cristiana de Iglesias. Esta organizacin convoca a gran parte de las denominaciones que conforman, hacia 1974, la Asociacin de Iglesias Evanglicas de Chile (AIECH). Segn el acta de su constitucin, esta organizacin constituye, en este momento, el organismo ms fuerte y representativo del campo evanglico y protestante del pas[6]. La AIECH nace con el evidente propsito de resguardar las libertades jurdicas de las iglesias evanglicas que se vean amenazadas con la actuacin monoplica del Consejo de Pastores. El problema de la AIECH no era, en ese sentido, la adscripcin poltica del Consejo de Pastores sino su intento sistemtico de atribuirse la representacin exclusiva del mundo evanglico y, con ello, obtener prebendas de diversa ndole. El carcter de esta organizacin no satisfara los intereses de quienes, hacia 1982, comienzan a cuestionar no tan slo al Consejo de Pastores sino tambin al desempeo tico, econmico y poltico de la dictadura, que estaba pronta a cumplir una dcada en el poder. Este ncleo de pastores entre los cuales estaban tambin lderes de corporaciones pertenecientes a la AIECH- crea, a solicitud de una organizacin internacional (que analizaremos en el punto 2 de este documento), la Confraternidad Cristiana de Iglesias. En su primera declaracin pblica afirman que somos iglesias preocupadas por trabajar en pro de la unidad de los cristianos, en obediencia a la oracin de Jess:que todos sean uno, para que el mundo crea(Juan 17.21) () Entendemos que la misin evangelizadora de la Iglesia incluye tanto el anuncio verbal de la palabra de Dios como tambin una profunda preocupacin por todos los problemas que afectan la calidad de la vida humana de las personas y los pueblos[7]. La violencia poltica desplegada por la dictadura a mediados de la dcada de los 80 motivara a la Confraternidad a realizar las Campaas de oracin por la Vida, la Paz y la Reconciliacin, que seran su principal expresin pblica. El hecho que deton la creacin de esta Campaa fue la quema de dos jvenes manifestantes de la Jornada de Protesta del 2 y 3 de julio de 1986, Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas de Negri.La primera Campaa concluye con la entrega de la Carta abierta a Pinochet, el documento ms extenso y significativo de la Confraternidad Cristiana de Iglesias[8]. All se realiza una crtica bblica a la crisis social que ha generado la dictadura (desempleo, desnutricin, drogadiccin), a la ausencia de canales democrticos de expresin poltica y al clima de represin generalizado de los aos sealados.2. El clima de Guerra Fra, incuestionable durante la dcada del 70 y 80 estimul la fractura del mundo evanglico mundial, latinoamericano y, por ende, nacional. El movimiento ecumnico, que desde principios de siglo vena promoviendo la unidad de los cristianos dada la necesidad de evangelizacin mundial, cristaliza en la creacin del Consejo Mundial de Iglesias hacia 1948, organismo ecumnico de mayora protestante enfocado en el servicio hacia los ms necesitados, la defensa de los Derechos Humanos en contextos autoritarios y la promocin de la justicia. En el mismo ao surge el Concilio Internacional de Iglesias Cristianos, liderado por Carl McIntire, organizacin que busca agrupar al polo anti-ecumnico y polticamente conservador de las iglesias evanglicas. Este logra un alto impacto en Amrica Latina, en particular en Per, Brasil y Chile[9]. Este clima de polarizacin se acenta con la Revolucin Cubana de 1959. Las organizaciones reseadas deben entenderse, necesariamente, dentro de ese contexto internacional: las interpretaciones del comportamiento del Consejo de Pastores y la Confraternidad Cristiana de Iglesias que excluyan las dinmicas y mutaciones eclesiales y teolgicas mundiales y continentales desestiman factores sin los cuales es imposible una explicacin contundente. La lnea conservadora representada en el Concilio Internacional de Iglesias Cristianas- desemboca, en Amrica Latina, en la creacin de la Conferencia Evanglica Latinoamericana (CONELA) en 1982, organizacin de la que formaron parte la mayora de las iglesias pertenecientes al Consejo de Pastores.El mismo ao nace el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), que pretende continuar un trabajo de unidad de las iglesias evanglicas latinoamericanas con propsitos similares a los del Consejo Mundial de Iglesias. Es necesario destacar que algunas iglesias pertenecientes a la Confraternidad Cristiana de Iglesias solicitan su ingreso al Consejo Mundial de Iglesias en 1961. Hablamos de la Misin Iglesia Pentecostal (de los pastores Narciso y Juan Seplveda) y la Iglesia Pentecostal de Chile (bajo el liderazgo del obispo Enrique Chvez). Este vnculo facilit una insercin directa tanto del Consejo Mundial de Iglesias como del CLAI en las diversas iniciativas emprendidas por la Confraternidad.3. El comportamiento del mundo evanglico durante la dictadura militar chilena ha generado escasas investigaciones que, sin embargo, permiten construir un panorama lo suficientemente completo del objeto en cuestin. Es necesario destacar, al mismo tiempo, que los investigadores, en su mayora, vinculan grados acadmicos relacionados a las humanidades y las ciencias sociales con un profundo conocimiento del campo evanglico por su condicin de pastores o laicos comprometidos. Sin cuestionar epistemolgicamente la posicin de los investigadores, este dato debe ser considerado a la hora de analizar su produccin intelectual. Bajo ese lente deben ser ledos los trabajos de Humberto Lagos S. (bautista), Manuel Ossa (luterano) y Juan Seplveda (pastor pentecostal). Humberto Lagos, desde 1977 hasta 1988, provey diversos trabajos respecto al mundo evanglico durante la dictadura militar[10], donde es posible reconocer una tesis central: las minoras evanglico-protestantes agrupadas en el Consejo de Pastores organizacin que reseamos en el punto 1 de este Documento- proporcion una legitimacin religiosa supletoria a la dictadura dada la oposicin de la Iglesia Catlica simbolizada en la creacin de la Vicara de la Solidaridad. Las iglesias pentecostales mayoritarias dentro del Consejo de Pastores- saldran de su histrica discriminacin gracias a su acercamiento con la autoridad. Esta tesis ha tenido amplio reconocimiento en el mundo acadmico[11].Complementando la tesis anterior, Juan Seplveda reconoce la existencia de una tensin bblica-teolgica en el seno del mundo evanglico chileno, a la que le asigna el nombre de tensin ecumnico-fundamentalista. Esta idea fue clave a la hora de construir el marco terico de la investigacin que gener este documento, ya que ambas colectividades evanglicas (el Consejo de Pastores y la Confraternidad Cristiana de Iglesias) fueron compelidas, entre otras razones, por su particular forma de concebir la fe para situarse polticamente en relacin a la dictadura (idea que profundizaremos en el apartado 4). Seplveda visibiliza una tensin que, an cuando tiene directa relacin con el contexto poltico del perodo, da cuenta de la particularidad religiosa de los actores analizados. Al mismo tiempo, es necesario sealar que Juan Seplveda fue presidente de la Confraternidad en el bienio 1986-1987, posicionndose de manera evidente en uno de los polos sealados.En la misma lnea, el telogo luterano Manuel Ossa dedica una profunda investigacin a la Confraternidad, en la cual seala, entre las razones de su surgimiento, la necesidad de una organizacin evanglica alternativa al Consejo de Pastores, la urgencia de una organizacin evanglica con la cual dialogase la Vicara de la Solidaridad y, por ltimo, la maduracin de las implicancias polticas de la fe cristiana[12]. La tesis central de Ossa es, en esencia, teolgica: la Confraternidad fue capaz de incluir la defensa de los Derechos Humanos como artculo de fe. Al igual que Humberto Lagos y Juan Seplveda, Manuel Ossa reflexiona desde el polo ecumnico del mundo evanglico durante la dictadura, lo que nos ensea la relevancia de los intelectuales comprometidos a la hora de rastrear bibliogrficamente el perodo.Evguenia Fediakova ha renovado las investigaciones del perodo reseado en el punto 1, aun cuando comparte plenamente las hiptesis interpretativas de los autores sealados anteriormente. Su marco interpretativo parte de la base de que las organizaciones evanglicas reseadas son nuevos actores de la sociedad civil en busca de consolidacin y protagonismo. Lo verdaderamente novedoso de las investigaciones de Fediakova es la posicin epistemolgica desde la cual aborda la temtica que nos convoca, en vista y considerando que este ao obtuvo financiamiento estatal para la investigacin Saliendo del refugio de las masas: evanglicos chilenos y su compromiso cvico-social, 1990-2010. El inters del Estado en financiar proyectos de investigacin como este y los 30 compromisos con el mundo cristiano-evanglico firmado por Sebastin Piera en el 2010 son seales de un inters poltico y acadmico consolidado dada la relevancia cuantitativa del mundo evanglico[13].4. La investigacin que dio origen al presente artculo parta de una hiptesis nada original pero sorpresivamente descartada: el mundo evanglico se posiciona polticamente a partir del empleo preciso de su principal fuente de autoridad, la Biblia. Reafirmamos, con Habermas, que muchos ciudadanos, cuando toman posturas polticas,no puedenono quierenhacer esa separacin que se les exige entre aportaciones expresadas en lenguaje religioso y las realizadas en lenguaje secular[14]. Era necesario profundizar en la percepcin que los mismos actores tenan de sus propias decisiones polticas, concibiendo estas ltimas dentro de una matriz que es, para los sujetos investigados, anterior a lopoltico. El sentido del comportamiento poltico del mundo evanglico exige, a sus analistas, comprenderlo tambindesde dentro. Nos esforzamos metodolgicamente por lo que seala Daniel Levine al proponer escuchar las cosas tal como estn expuestas, de darles crdito, de verlas tal como son practicadas y reconstruir el contexto en el que adquieren significado[15].Slo desde las particulares cosmovisiones de los evanglicos chilenos comprenderemos sus posicionamientos polticos. Slo de ah dimensionaremos la fuerza de sus planteamientos y la adhesin popular que concitaban. Pues la Escritura sigue siendo la norma de fe y prctica frente a la cual slo cabe esperar obediencia. Esa obediencia puede ser tanto la adhesin ciega o matizada a Pinochet como su aguda oposicin. La conciencia poltica evanglica nacer al calor de la Biblia o no nacer. Las exgesis seguirn siendo conflictivas en tanto los horizontes polticos de las colectividades evanglicas sigan sindolo. Asumir este conflicto es, pues, la nica posibilidad histricamente viable que nos queda. La ausencia total de catolicidad (emprica) del mundo evanglico, tantas veces cuestionada, puede ser, en este contexto, una alternativa.

[1]MALDONADO, Matas. Evanglicos y poltica en la dictadura militar chilena. El Consejo de Pastores y la Confraternidad Cristiana de Iglesias. Informe final para optar al grado de Licenciado en Historia, Facultad de Filosofa y Humanidades, Universidad de Chile, 2013.[2]PUENTES, Pedro.Posicin evanglica. Editora Nacional Gabriela Mistral, Santiago, s/f, p. 13-14. Para un anlisis exhaustivo de la carta revsese LAGOS, Humberto.Crisis de la esperanza. Religin y autoritarismo en Chile. PRESOR. LAR, 1988.[3]Consejo de Pastores de Chile. Qu es y quines lo conforman.Estandarte de la Verdad, noviembre de 1975.[4]Para un anlisis de los Te Deum desde 1975 hasta 1983, vase MALDONADO, Matas. Evanglicos y poltica en la dictadura militar chilena. El Consejo de Pastores y la Confraternidad Cristiana de Iglesias. Informe final para optar al grado de Licenciado en Historia, Facultad de Filosofa y Humanidades, Universidad de Chile, 2013.[5]SEPLVEDA, Juan.De peregrinos a ciudadanos. Breve historia del cristianismo evanglico en Chile. Fundacin Konrad Adenauer. Facultad Evanglica de Teologa. Santiago, 1999.[6]Citado por LAGOS, Humberto.Relaciones iglesias evanglicas-gobierno, 1973-1976. Tesis para optar al grado de Licenciado en Ciencias del Desarrollo, ILADES, 1977.[7]A la opinin pblica nacional. Declaracin de la Confraternidad Cristiana de Iglesias del 16 de abril de 1984.Evangelio y Sociedad(1: 34-35). Con el nombre de Evanglicos. En el camino de la redemocratizacin esta declaracin fue publicada en el boletnSolidaridad, nm. 176, mayo de 1984, p. 14.[8]En nuestro pas, slo la revistaMensajepublic de manera ntegra la Carta abierta a Pinochet enMensaje,vol. XXXV, n 353, octubre de 1986. Los otros dos rganos que cubrieron la notica y transcribieron algunos prafos fueronSolidaridad,nm. 231, septiembre de 1986, p. 8 yAnlisis, ao IX, n 156, 2 al 8 de septiembre de 1986, p. 17-19.[9]MGUEZ BONINO, Jos. Hacia un protestantismo ecumnico. Notas para una evaluacin histrica del protestantismo entre la I y la II CELA (1949-1960) en CLAI.Oaxtepec 1978. Unidad y misin en Amrica Latina. CLAI, 1980, p. 74-75.[10]Relaciones iglesias evanglicas-gobierno, 1973-1976. Tesis para optar al grado de Licenciado en Ciencias del Desarrollo, ILADES, 1977;La libertad religiosa en Chile, los evanglicos y el gobierno militar. 3 tomos. UNELAM, Vicara de la Solidaridad, Santiago, 1978;La funcin de las minoras religiosas: las transacciones del protestantismo chileno en el perodo 1973-1981 del gobierno militar. CABAY, Louvain-la-Neuve, 1983;Religin y proyecto poltico autoritario. Co-autora con Arturo Chacn. PRESOR. LAR, 1986;Los evanglicos en Chile. Una lectura sociolgica, Co-autora con Arturo Chacn. PRESOR. LAR, 1987 yCrisis de la esperanza. Religin y autoritarismo en Chile. PRESOR. LAR, 1988.[11]BASTIAN, Jean Pierre.Protestantismos y modernidad latinoamericana. Historia de unas minoras religiosas activas en Amrica Latina. Fondo de Cultura Econmica, 1994; PARKER, Cristian.Otra lgica en Amrica Latina: religin popular y modernizacin capitalista, Fondo de Cultura Econmica, 1996; PRIEN, Hans-Jurgen.Historia del cristianismo en Amrica Latina, Sgueme, 1985.[12]OSSA, Manuel.Iglesias evanglicas y derechos humanos en tiempos de dictadura. La Confraternidad Cristiana de Iglesias, 1981-1989. Fundacin Konrad Adenauer. Centro Ecumnico Diego de Medelln, Santiago, 1999, p. 33.[13]ONAR,30 compromisos con el mundo cristiano evanglico. 2010. Disponible enwww.onar.gob.cl.[14]HABERMAS, Jurgen. Lo poltico: el sentido racional de una cuestionable herencia de la teologa poltica en HABERMAS, Jurgen.El poder de la religin en la esfera pblica. Editorial Trotta, 2011, p. 34.[15]LEVINE, Daniel. Religin, sociedad y poltica. Secularizacin o nueva sntesis.Pginas, vol. XV, nm. 105, 1990, p. 12.De 40 aos Voces evanglicas sub 40 lee tambin:Luis Pino Moyano,40 aos. Buscando respuestas en el evangelioLuis Aranguiz,Helmut Frenz, entre el mito y el hombreCristbal Cern,Nueve compromisos para promover la reconciliacin en ChileCristin Morn y Pablo Snchez,El sueo del ex-Presidente AllendeJonathan Muoz,Una paz mal entendidaManfred Svensson,Todos cambiamos. Una reflexin personal a cuarenta aos del golpehttp://estudiosevangelicos.org/evangelicos-en-la-dictadura-militar-chilena-documento-de-sintesis/

El Testimonio del Obispo Helmut Frenz

EL TESTIMONIO DEL OBISPO LUTERANO HELMUT FRENZVIIAnexo IV al informe del Grupo de Trabajo Ad Hoc de la Comisin de Derechos Humanos de la ONUAnexo IVDECLARACIN DEL OBISPO HELMUT FRENZ(Sesin celebrada el 12 de enero de 1976)En primer lugar deseara proporcionar ciertos datos personales. Soy ciudadano alemn y he cursado mis estudios teolgicos en Alemania occidental. Desde 1959 soy pastor de la Iglesia Evanglica-Luterana de Alemania. En septiembre de 1965 me fui de ese pas para dirigirme a Chile con objeto de oficiar de prroco en la comunidad de lengua alemana de los ciudadanos chilenos de origen alemn, esto es, los descendientes de familias de inmigrantes alemanes que llegaron a Chile hace 120 aos. La congregacin de fieles de lengua alemana de Concepcin (Chile) pertenece a la Iglesia Evanglica-Luterana de este pas. En 1970 fui elegido obispo por el snodo de la Iglesia Evanglica-Luterana de Chile, de forma que tuve que trasladarme de Concepcin a Santiago para servir a las comunidades luteranas en mi calidad de obispo. Todo esto suceda en la poca de la eleccin del Sr. Allende a la Presidencia de la Repblica, en septiembre de 1970. As, mi obispado se inici al instaurarse el rgimen del Sr. Allende, en tiempos muy difciles para m, a causa de que la mayora de los feles luteranos de Chile pertenecan a la colectividad que ms sufri las consecuencias de la poltica del partido de Unidad Popular del citado Presidente.Nuestra misin dio lugar a ciertas tensiones en nuestras comunidades, especialmente en el sur de Chile. Muchos de nuestros fieles eran grandes terratenientes sealadamente afectados por la reforma agraria, esto es, por la expropiacin de la totalidad o parte de sus tierras. Es muy importante prestar atencin a este aspecto del problema, ya que esas medidas de reforma agraria crearon tal tensin en nuestra obra que finalmente se produjo un cisma en nuestra Iglesia, es decir, en tiempos del rgimen del Sr. Allende, cuando fui elegido obispo de la Iglesia, especialmente de nuestra Iglesia Luterana, que pertenece al Consejo Mundial de Iglesias (en Chile solamente existen iglesias evanglicas que pertenecen a este Consejo Mundial). Todas las dems Iglesias, especialmente las Iglesias de Pentecosts, no son miembros del Consejo Mundial y, como ustedes saben, la Iglesia oficial de Chile es la Catlica, dado que alrededor el 90% de toda la poblacin pertenece a esta Iglesia, por lo menos en teora. Durante el perodo de 1970 a 1973 - ao este ltimo en que se produjo el golpe militar - nuestra Iglesia, en estrecha colaboracin con el Consejo Mundial de Iglesias, emprendi un programa de ayuda a los refugiados polticos que haba en Chile. En aquella poca. Chile era uno de los pocos pases de Amrica Latina en donde reinaba la libertad, a pesar de encontrarse rodeado de numerosas dictaduras. As. fueron muchos miles los refugiados polticos que buscaron asilo en Chile, principalmente brasileos, argentinos, uruguayos y bolivianos, pero tambin personas procedentes de otros pases latinoamericanos. En primer lugar, nuestra Iglesia Evanglica-Luterana de Chile emprendi este programa para prestar una asistencia social y econmica a los refugiados polticos que se hallaban en el pas. Reviste importancia sealar este hecho porque indica que, antes del golpe militar, ya estbamos en contacto con este grupo de refugiados polticos. Al producirse la sublevacin militar, la primera ola de persecucin se desencaden directamente contra este grupo de refugiados polticos extranjeros, que en este caso fueran, por as decir, las vctimas propiciatorias en Chile, pero solamente durante los primeros das. Normalmente, los refugiados polticos vivan en pequeas colectividades, de forma que era sumamente fcil para la polica y para los militares localizarlos y detenerlos. Una de las primeras medidas que adopt el nuevo Gobierno militar fue decretar un toque de queda total de dos das, si mal no recuerdo. Al levantarse el toque de queda, durante unas pocas horas, esos extranjeros que haban encontrado asilo poltico en Chile -- bolivianos, brasileos y otros invadieron las iglesias, especialmente la ma, pero se trataba solamente de mujeres y nios, porque todos los hombres haban sido detenidos durante los primeros das del toque de queda. Los dos primeros das que siguieron al golpe militar -- creo que el 13 y el 14 de septiembre - se encontraban en mi casa y en mi iglesia (la vivienda de la parroquia se encuentra detrs de la iglesia) unas 50 mujeres con sus hijos, a quienes yo haba dado hospitalidad por haber sido expulsadas de las casas en que vivan en compaa de sus cnyuges. Estaba estrictamente prohibido albergar a nadie, de forma que me vi obligado a telefonear a las nuevas autoridades para indicarles el nmero de personas que se encontraban en mi casa por carecer de un techo, razn por la cual les haba dado yo amparo. Estas autoridades me respondieron: "Perfectamente, envenos una lista con los nombres de las personas que viven en su casa". As lo hice. Lo mismo estaba ocurriendo en otras parroquias, en todas las Iglesias, no solamente en la Iglesia Luterana, sino tambin, sobre todo, en la Iglesia Evanglica. Esta situacin nos oblig a organizar la labor de ayuda, a pesar de las dificultades casi insuperables con que tropezbamos. Uno de nuestros pastores trat de resolver estos problemas, para lo cual procedimos, durante los primeros das que siguieron al golpe militar, a la creacin de un comit de asistencia a los refugiados polticos, llamado oficialmente Comit Nacional para la Ayuda a los Refugiados. Durante la realizacin de esta labor mantuvimos un contacto muy estrecho con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, y su representante, el Sr. Haselman, fue uno de los primeros extranjeros que lleg a Chile despus del golpe militar. Nuestro programa fue auspiciado por dicho Alto Comisionado. Este tipo de asistencia a los refugiados polticos extranjeros, bajo la proteccin de las Naciones Unidas, nos relacion tambin estrechamente con el Gobierno, especialmente con el Ministro del Interior, General Oscar Bonilla, que muri hace ao y medio en un accidente, segn creo recordar. Desde el comienzo, todas las Iglesias que cooperaron en ese comit de ayuda a los refugiados polticos extranjeros en Chile declararon que los mviles que nos animaban no eran ni polticos ni ideolgicos, sino evanglicos, cristiano: y humanitarios. Consecuentemente, todas las Iglesias de Chile, mejor dicho, la mayora de ellas, esto es la Iglesia Catlica, la Iglesia Evanglica-Luterana, la Iglesia Ortodoxa, algunas Iglesias del Pentecosts y la Iglesia Metodista, as como la comunidad hebrea, participaron en esta labor humanitaria. Conseguimos un acuerdo oficial, por decreto del Gobierno, en el que se nos reconoca como organismo oficial para ocupamos de los refugiados polticos, para facilitar su salida de Chile y para reasentarlos en otros pases, para lo cual concertamos otro acuerdo con el Alto Comisionado para los Refugiados y con el Comit Intergubernamental para las Migraciones Europeas. Posteriormente, transcurridos unos pocos das pudimos observar que los verdaderos problemas se planteaban en el propio Chile, que haba determinado la persecucin de las vctimas propiciatorias y que se desencadenaba una persecucin sumamente dura contra los miembros y simpatizantes del rgimen Allende, persecucin dirigida - segn los trminos utilizados en Chile - contra el marxismo-leninismo internacional.UN JUICIO SOBRE EL GENERAL BONILLANo dispongo en este momento de cifras exactas sobre el nmero de chilenos que fueron detenidos y encarcelados en aquel entonces, pero supongo que existen datos exactos al respecto. En esas circunstancias, las Iglesias consideraron que era necesario fundar un nuevo organismo: el Comit de Defensa de los Derechos Humanos. Este fue el primer nombre oficial que las autoridades eclesisticas dieron al nuevo organismo; pero, seguidamente, el Ministro del Interior, General Oscar Bonilla, manifest que este nombre no era aceptable, puesto que era al Gobierno a quien incumba defender los derechos humanos, y no a las Iglesias. En vista de ello tuvimos que cambiar la citada denominacin, sustituyndola por la de "Comit de Cooperacin para la Paz en Chile", que era el nombre que tena este organismo, por lo menos hasta el 31 de diciembre del pasado ao. Era importante sealar que se trataba de un comit de cooperacin, esto es, de una cooperacin con el Gobierno chileno y, en este sentido, he de reconocer que, durante los primeros seis meses, se estableci realmente cierto tipo de cooperacin, especialmente con el Ministro del Interior, General Oscar Bonilla. En mi opinin, el General Bonilla fue todo un caballero: en los tiempos del Presidente Frei fue jefe de su gabinete militar y en varas ocasiones mostr sus simpatas por el movimiento demcrata cristiano. Celebr muchas entrevistas con l por ser yo uno de los dos copresidentes del Comit de Cooperacin. El otro copresidente sigue sindolo Monseor Fernando Arizta, actualmente obispo catlico de la dicesis de Copiap. En mi calidad de copresidente, como digo, me entrevist varias veces con el General Bonilla, quien en esas ocasiones me dijo que estaba al corriente de las violaciones de los derechos humanos, pero que haba de investigar previamente esos casos para sancionar a los responsables. Creo que, gracias alas buenas relaciones que tuvimos con el Ministro del Interior en aquella poca, pudo el Comit funcionar durante los primeros seis o diez meses. En efecto, el General Bonilla nos protega en cierta forma, es decir, en una poca en que no exista todava la polica secreta chilena denominada la DINA. Esta polica secreta centralizada fue fundada, si es exacta mi informacin, a comienzos de 1974, pero transcurri cierto tiempo hasta que pudo organizarse, y slo empez a funcionar a mediados de 1974, aproximadamente. El decreto por el que se estableci la DINA entr en vigor el 14 de junio de 1974.Permtanme ahora exponer el campo de actividad del Comit pro Paz. En primer lugar, cuando iniciamos nuestra labor a mediados de octubre de 1973, la dividimos en dos sectores: el sector 1, al que denominamos "sector de derechos Humanos" y el sector 2, el "sector laboral", y procuramos documentar las violaciones de derechos humanos y presentar tal documentacin al Ministro del Interior; ello fue a raz de una primera conversacin con el Ministro, quien nos pidi que le presentsemos las pruebas a l en primer lugar y seguidamente a los tribunales civiles. En aquel momento, nos ocupamos nicamente de las violaciones muy graves de los derechos humanos, como la detencin sin mandamiento o al registro de domicilios sin la orden correspondiente. Pero entonces comenzaron los casos de tortura, de interrogatorio brutal o de trato brutal en relacin con la detencin, y me acuerdo muy bien de que nos ocupamos a la sazn de los primeros casos de violacin. Todos esos casos ocurrieron fuera de los campamentos de detencin; no sabamos exactamente en aquel momento lo que suceda en esos campamentos. Algunos de esos casos ocurrieron en el propio domicilio de las mujeres detenidas. Habl con una mujer que fue violada en su casa, en presencia de sus tres hijos.EL VALOR DE LOS TESTIMONIOSOtro caso fue el de una mujer, de nombre Elena, que fue violada en una comisara de polica. Pero me resulta muy difcil explicarles esto, ya que muchas personas me preguntaron al respecto cuando me refer a esta experiencia en mi propia iglesia, especialmente en el Consejo de la Iglesia, porque estim que era tambin necesario informar a las personas responsables de mi Iglesia. Esas personas me dijeron: "No piensa usted que es posible que las personas que le han hablado, por ejemplo, de sus torturas o violaciones son simplemente personas que tratan de hacer propaganda? ". Pero debo decir que si uno se encuentra con personas que han sido torturadas, no hace uno o cinco aos, sino hace una semana o unas horas, es indudable que su testimonio es cierto. Si les dijera detalladamente lo que esas personas me refirieron sera una larga historia y muy inhumana. He visto tambin personas heridas y con huesos rotos, pero no se trata tanto de huesos rotos como de personalidades rotas. En ocasiones tienen que transcurrir varias horas hasta que las personas comienzan realmente a abrir su corazn. Es necesario que haya un ambiente de confianza entre las personas torturadas y el obispo. Tal era el problema al poco tiempo del golpe militar. Muchas personas torturadas a las que vimos guardaban silencio. Pero en aquel tiempo me convert en una persona muy conocida en Chile. Todo el mundo saba quin era el obispo Frenz y dnde poda ponerse en comunicacin conmigo. Era ms fcil establecer contacto y crear un clima de confianza porque saban con quien estaban hablando. En especial, es sumamente difcil que las jvenes hablen de su violacin, y pienso que es ms fcil que refieran esta experiencia a un sacerdote y obispo. Per supuesto, jams ped detalles, pues es demasiado inhumano.Pasar ahora a describir las dos primeras esferas de actividad de nuestro Comit pro Derechos Humanos. No me gusta el nombre de Comit pro Paz, pues conozco los comits de esta clase que existen en los pases socialistas detrs del teln de acero, y no es el nuestro un comit para la paz como los que existen en los pases socialistas dirigidos por partidos polticos. Se trata de un comit ecumnico para defender los derechos humanos; nada ms, ni nada menos.A fin de documentar esta clase de violaciones de derechos humanos, pedimos a las personas que acudan a las iglesias y a las parroquias para relatamos lo que haba sucedido que nos dieran su nombre completo, y les aseguramos que nosotros, como .pastores y obispos, defenderamos su nombre y su persona. Esto fue posible en la poca del General Bonilla y no s de un solo caso en que una persona que hubiera dado testimonio de tortura fuera detenida despus de ello en los primeros meses.La segunda esfera de actividad era el sector laboral ya que muchos miles de trabajadores haban sido despedidos de sus empleos sin juicio alguno, e igualmente se haba expulsado a un grupo de algunos miles de estudiantes universitarios. Tratamos de obtener unos documentos oficiales de su despido, pues la mayora de ellos abandonaron su trabajo ante la amenaza de delacin de sus patronos, por lo que carecan de todo documento y no podan encontrar nuevo empleo.Sealamos todos estos casos a los tribunales, pero sin mucho xito, especialmente por lo que se refiere a los estudiantes universitarios. Por ello, tras algunos meses de experiencia, abandonamos nuestros esfuerzos en favor de los universitarios, pues no haba posibilidad alguna de que se reintegraran a la universidad. Una vez que recaan sospechas sobre un estudiante universitario, no era admitido en las universidades.Nuestra tercera esfera importante de actividad era la de proporcionar asistencia letrada a los prisioneros polticos durante el proceso. De este modo fueron creciendo las actividades del Comit. Cuando abandon Chile a mediados de septiembre de 1975, el Comit tena en todo el pas 180 personas trabajando en jornada completa, unas 110 en Santiago. No era un Comit pequeo, sino realmente una gran institucin.El Comit pro Paz contaba con la base jurdica de la Iglesia Catlica. Nuestros abogados que defendan a los prisioneros polticos tuvieron diferentes experiencias. Algunos de ellos tuvieron fcil acceso a la documentacin y pudieron preparar una defensa adecuada; otros solamente tuvieron la posibilidad de ponerse en contacto con los prisioneros unas horas o incluso minutos antes de celebrarse el juicio. Estimo que debera prestar testimonio otra persona sobre esta labor concreta. La situacin era diferente en las distintas partes de Chile y dependa del fiscal. Sin embargo, el Comit poda proporcionar asistencia letrada a los prisioneros polticos. Luego - no recuerdo cuando - el General Bonilla ces como Ministro del Interior y fue sustituido por el General Benavides, y ese mismo da terminaron las buenas relaciones que existan entre el Ministerio del Interior y el Comit. No recuerdo la fecha exacta, pero puede comprobarse. En aquel momento, en la segunda mitad de 1974, comenzaron las operaciones de la DINA, y exista una competencia entre las policas secretas de las diferentes fuerzas armadas. Haba una polica secreta del ejrcito, otra de la marina, otra de la aviacin, otra de la polica militar y otra de la polica civil. Tuve una conversacin con uno de los jefes de la polica secreta de la fuerza area, el Coronel Cabiezes. No recuerdo exactamente si fue a finales de 1974 o comienzos de 1975. El Coronel Cabiezes me pidi que hablar con l y nos confi a dos detenidos con la obligacin de que les llevramos a una embajada. Se trataba de dos miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) a quienes no quera entregar a la DINA, y fue uno de mis pastores, el Pastor Verna, quien al da siguiente recibi a los dos jvenes de manos de la polica secreta de la fuerza area. Este es un caso tpico de la competencia entre las diferentes policas secretas que comenz al iniciar la DINA sus operaciones.EL CASO ZAMORAEl propio Coronel Cabiezes fue quien me interrog en febrero de 1974. Fui detenido dos veces. Mi detencin carece de importancia, y obedeci a que registraron una casa parroquial de nuestra iglesia en Santiago donde tenamos ocultas a varias personas perseguidas que fueron descubiertas. Sin embargo, como yo no era el responsable de la situacin, solamente me detuvieron por algunas horas y me interrogaron en forma sumamente correcta. Durante 1975, la DINA se convirti cada vez ms en el verdadero poder de persecucin del pas. La DINA depende del propio Pinochet y debo mencionar un caso, bien conocido, del que fui testigo en mayo de 1975. Un joven, llamado Sergio Zamorra, fue detenido una maana en Santiago en la estacin central de ferrocarriles por la DINA y torturado durante toda la maana, segn me relat. Le preguntaron por el paradero de otra persona, a lo que Zamora respondi que lo ignoraba, pero que conoca a otra persona que trabajaba en las oficinas del Comit pro Paz y que saba que dicha persona abandonaba todos los das la oficina entre las seis y las seis y media de la tarde. Le condujeron -- creo que eran cuatro miembros de la DINA -- a un lugar situado cerca de las oficinas del Comit pro Paz, advirtindole por supuesto que le dispararan si trataba de huir. Pero dicho joven pudo escapar y entrar en las oficinas del Comit, para lo cual solamente tena que atravesar la calle de Santa Mnica, donde estn situadas las oficinas del Comit pro Paz. Aprovech para ello la hora de las seis a las seis y media en que hay mucha circulacin en la calle, y grit que le persegua la DINA y que haba sido torturado, para que nuestro personal del Comit que todava se encontraba en la oficina le defendiese. La DINA penetr en el edificio, pero se trataba de un edificio particular con una escalera muy estrecha y todava haba unos veinte miembros en el Comit. Los agentes de la DINA asieron sus metralletas, pero, por supuesto, no pudieron utilizarlas, por lo que tras una conversacin muy breve entre los miembros del Comit y los agentes de la polica secreta, stos abandonaron la casa y rodearon toda la manzana. Seguidamente me llamaron y yo acud directamente al Comit. Vi que estaba todo rodeado, pero no tuve dificultad en atravesar la calle y entrar en el edificio. Vi entonces al joven y los signos de tortura que presentaba su cuerpo, especialmente quemaduras en los brazos, los hombros, el cuello y la espalda. Como estbamos rodeados por la DINA, tratamos de ponemos en contacto con el Cardenal y el Ministro del Interior. Logramos entrar en comunicacin con el Subsecretario del Interior quien nos dijo que tenamos que entregar al joven a la DINA. Le respondimos que no sabamos si se trataba realmente de agentes de la DINA ya que no se haban identificado, a lo que contest que si no entregbamos al hombre nos hallaramos en rebelin. Le dije: "Cmo vamos a hallamos en rebelin si los agentes de la polica no se identifican como tales, ya que puede tratarse de secuestradores? " Me contest: "Disclpeme, pero no soy responsable de la DINA. Se trata de la DINA. Lo s muy bien. La DINA depende directamente de Pinochet". En vista de ello, obligamos, por telfono, al Cardenal a ponerse en contacto con Pinochet. As lo hizo e inform a ste de que la Iglesia no poda entregar al hombre a la DINA porque haba sido torturado. Pinochet dijo: "Imposible, porque no existe la tortura en nuestro pas". Seguidamente, Pinochet orden que Sergio Zamorra le fuera entregado directamente, pues quera ver por s mismo si haba sido torturado. Pusimos como condicin que, en primer lugar, la DINA abandonase la calle. Efectivamente, se retiraron los agentes y la calle qued abierta de modo que el personal de nuestro comit pudo abandonar las oficinas y regresar a sus hogares, mientras los responsables del comit estuvimos esperando durante una hora. Pinochet dijo que enviara a la polica a hacerse cargo del hombre. Primero, un obispo catlico, Enrique Alvear, que se encontraba tambin all, y yo decidimos acompaar al hombre para ver a Pinochet, pero bajo la presin de los trabajadores del Comit -- que nos dijeron: "Imposible, les separarn de l si ustedes entran en la oficina del Presidente. Por favor, no lo entreguen" - y conscientes de nuestra propia responsabilidad decidimos, despus de haber aguardado una hora a la polica, llevar a Sergio Zamorra a otro lugar y ocultarlo. Una hora ms tarde, lleg la polica, dirigida por el jefe de la DINA, Coronel Manuel Contreras, junto con un mdico al que uno de los miembros del Comit pudo identificar como Dr. Guillermo Garca, un hombre muy pequeo y cojo, con anteojos muy grandes. Preguntaron por Sergio Zamora y les dijeron - yo no estuve all porque fui quien llev a Sergio Zamora en mi automvil para ocultarlo --: "No est aqu porque estaba tan delicado de salud que tuvimos que llevarlo a un mdico". Entonces pidieron el telfono y telefonearon al Crdena y le dijeron: "Ahora estamos aqu (y se identificaron como Manuel Contreras), pero Sergio Zamora. no est aqu; no podemos verlo para saber si realmente lo han torturado". Esta era una situacin muy delicada para el Cardenal. A la maana siguiente nos encontramos con l y decidimos buscar un mdico; el mdico personal del Cardenal, cuyo nombre no recuerdo en este momento, dijo: "Estoy dispuesto a examinar a ese hombre y tambin a dar testimonio como mdico, pero no en un lugar oculto; debe ser en un hospital". As tuvimos que encontrar un hospital y llevar al hombre a ese hospital, y entonces el mdico vino. Estuve presente cuando el mdico examin a fondo durante dos horas todo el cuerpo del hombre. Al mismo tiempo el Cardenal convoc al Comit Episcopal Permanente de la Iglesia Catlica. El mdico asisti a esa reunin y dio testimonio ante ese Comit y luego present un informe escrito sobre las torturas recibidas por ese hombre, Sergio Zamora. El Cardenal fue a ver a Pinochet y la respuesta de ste fue que se trataba de un caso tpico de autotortura... El propio Cardenal me dijo esto porque yo haba intervenido de modo muy destacado en el asunto. Sergio Zamora se encuentra ahora fuera de Chile; creo que vive en Francia.Otra cosa que he de mencionar es que tuve cuatro conversaciones con Pinochet, dos en mi calidad de Co-presidente del Comit pro Paz. La ltima fue en diciembre de 1974. Despus de esa fecha no he vuelto a hablarle; lo he visto, pero no he tenido ninguna conversacin con l. La ltima conversacin fue junto con el otro Co-presidente, el obispo Arizta; entregamos a Pinochet muchos documentos sobre casos de torturas y de desaparicin de detenidos, otro tema al que me referir despus. Nosotros, los dos obispos, estbamos muy bien preparados, con documentacin muy exacta. Nosotros los dos obispos, estbamos muy bien preparados, con documentacin muy exacta. Al comienzo no hablamos de torturas, sino de interrogacin bajo presin fsica. Pero Pinochet inmediatamente utiliz la palabra tortura y dijo - yo mismo lo o, y el otro testigo es el obispo Arizta --: "Por supuesto, tenemos que torturar a los miembros del MIR porque sin tortura no hablarn"; y termin toda la conversacin acerca de la tortura diciendo: "Ustedes son pastores ingenuos, pero deben saber que la seguridad nacional es ms importante que los derechos humanos". Esto significaba realmente para m que el propio Presidente no lo negaba. Dijo que los miembros del MIR deban ser torturados porque de otra manera no "cantaran".LOS MTODOS DE LA "DINA"Permtanme hablar de otro asunto muy importante. La DINA cambi sus mtodos a comienzos de 1974, digamos en marzo. Como dije, la DINA se convirti en un poder cada vez menos controlado, en el poder real de persecucin en Chile. Ahora est deteniendo normalmente a gente durante el toque de queda y luego la hace desaparecer inmediatamente. Vienen al domicilio de la vctima durante el toque de queda sin ninguna credencial, sin que haya posibilidad de identificarlos. Los automviles tampoco tienen placas. Preguntan por un hombre o mujer y detienen a la persona; inmediatamente sta desaparece, y el Gobierno no responde ni asume ninguna responsabilidad por esta detencin. Los parientes no tuvieron - o no tienen, porque esta prctica todava contina - ninguna posibilidad de intervenir' porque durante el toque de queda no pueden salir de su casa y tienen que esperar hasta el fin del toque de queda, o sea, normalmente hasta las cinco y media de la maana, y no hay ninguna oficina pblica que responda de esa detencin. Todos dicen: "No, su esposo (o su hija o esposa) no ha sido detenido. Desde luego, ha desaparecido, pero suponemos que ha pasado a la clandestinidad"; o "Sali del pas con documentos falsos". As los parientes no tienen otra posibilidad que ir al Comit de la Iglesia, que es la nica institucin que abre sus puertas para dichos casos. En el Comit estamos preparando un informe, y los testigos, generalmente testigos presenciales, y los parientes tienen que prestar declaracin jurada de que dicen la verdad y nada ms que la verdad. Con esto vamos a la Corte de Apelaciones solicitando el hbeas corpus, lo que es muy importante porque de esta manera se convierte en un caso jurdico. Ahora que no tenemos relacin con el Ministro del Interior, la Corte de Apelaciones enva esto a la oficina competente, el Ministerio del Interior, preguntando qu es lo que pas con la persona de que se trata.La respuesta mimeografiada dice: "Nunca hemos detenido a esta persona; suponemos que ha pasado a la clandestinidad". Ahora bien, qu ha de hacer la Corte de Apelaciones? Supongamos que la persona que hizo la declaracin jurada no dijo la verdad; se har una investigacin sobre los testigos o sobre los secuestradores? No conocemos ningn caso en que se haya hecho ninguna de estas dos cosas. Tuvimos una conversacin con el Presidente de la Corte Suprema y en privado nos dijo: "Qu podemos hacer nosotros, si vivimos bajo la dictadura? "En cuanto a la desaparicin de tanta gente, les puedo dar algunas cifras exactas. Ustedes saben que el 5 de mayo de 1975, el Gobierno public un nuevo decreto-ley (N. 1009) en el que se dispone que la polica debe comunicar a los parientes, en un plazo de cinco das, dnde y por qu una persona ha sido detenida. Este decreto-ley se dict en respuesta a las gestiones del Comit. Establece que toda persona detenida en virtud del estado de sitio debe ser puesta en libertad o a disposicin del tribunal dentro de cinco das. Este plazo no es muy democrtico, pero es mejor que antes. Ahora bien, esto es slo teora. Desde esa fecha, 5 de mayo de 1975, el Comit registr 745 casos de detencin en la ciudad de Santiago solamente, y de esos 745 casos, 677 personas haban desaparecido por un lapso ms prolongado, es decir, ms de cinco das; y de esos 745 detenidos, 489 haban sido puestos en libertad o a disposicin de las autoridades; de 180 todava no se conoce el paradero, 296 han recobrado la libertad, 225 siguen detenidos, 35 estn procesados, 2 fueron sentenciados y 7 murieron durante la detencin (encontramos los cadveres en el depsito; tenemos un observador especial y la gente va todos los das al depsito). En cuanto a los meses, hay un aumento de las detenciones. Tengo aqu las cifras de mayo a fines de octubre: 98 en mayo, 86 en junio, 66 en julio, 141 en agosto, 206 en septiembre, 148 en octubre. Si nos referimos a las personas, podemos advertir que esto ocurre a causa de que se intensific la persecucin contra los trabajadores o dirigentes de los sindicatos en julio y agosto y contra loo universitarios en agosto y septiembre.http://www.blest.eu/dh/frenz_onu.html