LAS PRAXIS DE LA PAZ Y LOS DERECHOS HUMANOS

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1 ¿QUÉ DESARROLLO? 1 Jesús C. Abellán Muñoz Universidad Pablo de Olavide De manera muy concreta, el presente artículo se centrará sobre tres cuestiones fundamentales: ¿Qué se quiere decir cuando se utilizan indiscriminadamente los conceptos de “desarrollo” y de “subdesarrollo”? ¿Se trata de fases temporales que coincidirán alguna vez en el horizonte del tiempo? ¿Son hechos inexorables que no se pueden cambiar, o son conceptos políticos e ideológicos sobre los cuales cabe intervenir? El núcleo alrededor del que se abordará tales problemática gira sobre los estudios realizados en el marco del CETIM y de la IUED de Ginebra. Para uno de los directores e investigadores más destacados de estos centros, Gilbert Rist, el concepto de desarrollo no es un concepto neutral o aséptico, es decir, libre de ideología y vacío de intereses concretos. Según los trabajos de Rist, el desarrollo, como concepto, nació en el seno de los países desarrollados con el objetivo básico de reproducir las condiciones de desarrollo de ellos mismos 2 . Para comprender estas premisas del Centro Europa-Tercer Mundo (CETIM), bastaría con poner un ejemplo histórico: el nacimiento del capitalismo mercantil entre el continente americano y los intereses de las metrópolis, por aquel entonces España y Portugal. Estas naciones/metrópolis en el siglo XVI se reparten los territorios a partir del famoso Tratado de Tordesillas 3 . Es curioso observar que en aquellos tiempos los territorios que se fueron conquistando comenzaron a sufrir un proceso muy preciso, el cual puede caracterizarse como el inicio de la “construcción de las periferias”, claramente diferenciado de sus anteriores procesos históricos. En ese proceso de constitución de los países 1 Este artículo forma parte del libro: LAS PRAXIS DE LA PAZ Y LOS DERECHOS HUMANOS, Joaquín Herrera Flores In memoriam. Granada: Universidad de Granada, 2012. 2 RIST, G. (2002): “El desarrollo: historia de una creencia occidental”, Madrid, Los Libros de la Catarata. 3 MINISTERIO DE EDUCACIÓN ESPAÑOL (1973): “Tratado de Tordesillas”, Madrid, Ministerio de Educación.

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Texto cátedra Rosenkranz Perel.

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¿QUÉ DESARROLLO?1

Jesús C. Abellán Muñoz

Universidad Pablo de Olavide

De manera muy concreta, el presente artículo se centrará sobre tres cuestiones

fundamentales: ¿Qué se quiere decir cuando se utilizan indiscriminadamente los

conceptos de “desarrollo” y de “subdesarrollo”? ¿Se trata de fases temporales que

coincidirán alguna vez en el horizonte del tiempo? ¿Son hechos inexorables que no se

pueden cambiar, o son conceptos políticos e ideológicos sobre los cuales cabe

intervenir? El núcleo alrededor del que se abordará tales problemática gira sobre los

estudios realizados en el marco del CETIM y de la IUED de Ginebra. Para uno de los

directores e investigadores más destacados de estos centros, Gilbert Rist, el concepto de

desarrollo no es un concepto neutral o aséptico, es decir, libre de ideología y vacío de

intereses concretos. Según los trabajos de Rist, el desarrollo, como concepto, nació en el

seno de los países desarrollados con el objetivo básico de reproducir las condiciones de

desarrollo de ellos mismos2.

Para comprender estas premisas del Centro Europa-Tercer Mundo (CETIM),

bastaría con poner un ejemplo histórico: el nacimiento del capitalismo mercantil entre el

continente americano y los intereses de las metrópolis, por aquel entonces España y

Portugal. Estas naciones/metrópolis en el siglo XVI se reparten los territorios a partir

del famoso Tratado de Tordesillas3.

Es curioso observar que en aquellos tiempos los territorios que se fueron

conquistando comenzaron a sufrir un proceso muy preciso, el cual puede caracterizarse

como el inicio de la “construcción de las periferias”, claramente diferenciado de sus

anteriores procesos históricos. En ese proceso de constitución de los países

1 Este artículo forma parte del libro: LAS PRAXIS DE LA PAZ Y LOS DERECHOS HUMANOS, Joaquín Herrera Flores In memoriam. Granada: Universidad de Granada, 2012. 2RIST, G. (2002): “El desarrollo: historia de una creencia occidental”, Madrid, Los Libros de la Catarata. 3MINISTERIO DE EDUCACIÓN ESPAÑOL (1973): “Tratado de Tordesillas”, Madrid, Ministerio de Educación.

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conquistados como “periferias” de un “centro”, se resume gran parte de la historia de la

modernidad occidental, por lo menos desde la conquista de América hasta la actualidad.

Desde entonces las “periferias” serán inducidas a un determinado tipo de producción (la

exportación de materias primas) y a una determinada posición en el sistema mundial de

comercio (una posición subordinada, ya que dependían absolutamente de los “centros”

en cuanto a recursos tecnológicos y en cuanto a formas de producción, dado que las

suyas propias no se consideraban “civilizadas”). Las periferias, pues, alimentaban a los

centros metropolitanos, primero, con metales preciosos, después con productos

agrícolas, a continuación con las tristemente famosas economías de plantación (azúcar)

y, al final, con su posterior especialización en la exportación de materias primas que las

diferentes “revoluciones industriales” necesitaban para su puesta en marcha en los

países centrales4.

Los territorios que no sufrieron esos procesos de “periferización”5, como, por

ejemplo, Nueva Inglaterra (los posteriores EEUU) y el actual Canadá, comenzaron a

integrarse poco a poco en el comercio internacional sin tener que someterse a los

mismos6. Por el contrario, los que sí los sufrieron, se fueron integrando en lo que

4Algunos de los estudios que mejor analizan este proceso de periferización de determinados países, son los derivados de la conocida como “Escuela de la Dependencia”. Discusiones acerca de la teoría de la dependencia pueden encontrarse en: ABEL, C. y LEWIS, C. (eds.) (1985): “Latin America, Economic Imperialism and the State: The Political Economy of the External Connection from Independence to the Present”, Londres, Athalone Press. HALPERIN DONGHI, T. (1981): “Dependency Theory and Latin American Historiography”, Latin American Research Review 17, págs. 155-180. STEIN, S. y STEIN, B. (1970): “The Colonial Heritage of Latin America: Essays of Economic Dependence in Perspective”, Nueva York, Oxford University Press. 5Para conocer las razones por las que los actuales Estados Unidos de América pasaron de colonia inglesa a potencia mundial, resulta interesante la lectura de GUERRERO YOACHAM, C. y GUERRERO LIRA, C. (1998): “Breve historia de los Estados Unidos de América”, Santiago de Chile, Editorial Universitaria. Como contrapunto a la historia oficial estadounidense, puesto que no debe olvidarse que los que prosperaron en si no fueron los realmente colonizados, esto es, los nativos americanos, sino la población blanca de origen mayoritariamente anglosajón, resulta interesante la lectura de la obra de ZINN, H. (2003): “La otra historia de los Estados Unidos”, Nueva York, Seven Stories Press. Igualmente, para obtener un rápido acercamiento al éxito estadounidense y el inicio del camino hacia convertirse en la mayor potencia económica mundial, no puede olvidarse, por su sencillez y claridad la explicación que nos brinda Eduardo Galeano en GALEANO, E. (1971): “Proteccionismo y librecambio en Estados Unidos: el éxito no fue la obra de una mano invisible”, en GALEANO, E. (2005): “Las Venas abiertas de América Latina”, Madrid, Siglo XXI Editores. Finalmente, por referencia de Eduardo Galeano a la mano invisible, Adam Smith igualmente opina al respecto de la cuestión poniendo la principal razón del progreso tan rápido de estas colonias en el buen uso de la agricultura, en SMITH, A. (1794): “Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”, Santander, Oficina de la viuda é hijos de Santander, Santander. 6 A partir del siglo XIX, con el surgir apoteósico del capitalismo, la mayor parte del mundo, a excepción de Europa y de la América, fue formalmente dividida en territorios bajo un gobierno directo o bajo la dominación política indirecta de uno u otro Estado de un pequeño grupo: Gran-Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Bélgica, EUA y Japón. HOBSBAWN (1987): “A era dos impérios”, São Paulo, Paz e Terra.

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actualmente se denomina “economía-mundo”7, reproduciendo continua y cotidianamente

un creciente proceso de subdesarrollo del cual aún no han podido salir (todo ello, a

pesar de ser los territorios más opulentos en los recursos naturales necesarios para el

desarrollo del Norte: de ahí, el esfuerzo continuo por mantenerlos en la dependencia),

mientras que culturas, folclores, tradiciones locales fueron atropelladas por la operación

imperialista de las grandes potencias en la carrera por la conquista de territorios

desconocidos8.

En definitiva, lo que se desea apuntar desde el principio es ese fenómeno

histórico a partir del cual las metrópolis “crean” sus periferias sometiéndolas a procesos

de subordinación que aún hoy perduran. De manera más concreta véase, por ejemplo, el

no tan famoso Tratado de Methuen9, por el cual Inglaterra obligaba “políticamente” a

Portugal a tres tipos de acciones: 1º.-explotar los recursos auríferos de su colonia

brasileña y a convertirse en un país meramente exportador de productos agrícolas a la

metrópolis; 2º.- comprar los productos manufacturados ingleses, capitalizando, con ello,

la propia revolución industrial iniciada ya en la metrópolis; y 3º.- distribuirlos en

régimen de monopolio inglés no sólo por el territorio ibérico sino, asimismo, por la

colonia de ultramar. Al tener que comprar los productos manufacturados ingleses, ni

Portugal ni Brasil pudieron desarrollar una industria manufacturera propia sino que no

tuvieron otro remedio que convertirse en economías exportadoras de materias primas e

importadoras de productos manufacturados del exterior. Todo ello, los obligó, desde los

albores de la modernidad, a someterse y asumir una posición subordinada en el sistema

comercial mundial10. Quizás, esta idea resulte familiar, sobre todo si se añade el artículo

del convenio en el que Inglaterra se comprometía a aceptar la entrada de la producción

vinícola portuguesa. Esa relación entre Inglaterra y Portugal, la producción textil y

vinícola, no es del todo desconocida en el campo del desarrollo. Una de las principales 7Ver WALLERSTEIN, I. M. (1979): “El moderno sistema mundial”, Madrid, Siglo XXI de España. 8Los valores de las sociedades tradicionales no-occidentales se tornaron cada vez más irrelevantes para su supervivencia. Se nota, en este período, el desprecio de los europeos por la cultura ajena. HOBSBAWN (1987): “A era dos impérios”. Op.cit., p. 119. 9Ver B. BELATTIO, L. F. (2000): “O Tratado de Methuen: interpretaçoes e demitificaçoes”, en Revista Virtual de Historia, Nº 4, Klepsidra; y también HANSON, C (1981): “Economy and Society in Baroque Portugal, 1668-1703”, Londres, Macmillan. 10 Pero el tratado no fue en modo alguno sólo favorable a Portugal; Inglaterra obtuvo el derecho a vender libremente textiles y ropa en un mercado pequeño pero significativo, donde ya no existía una industria local importante con la que competir. Más aún, el acuerdo referente a los vinos y la lana también ofrecía un mercado para los tejidos ingleses en las colonias del Atlántico. El tratado de Methuen duró hasta 1810, y para entonces los ejércitos de Napoleón y Wellington habían invadido Portugal, pero la asociación entre Gran Bretaña y Portugal, en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, duró mucho más tiempo. BIRMINGHAM, D. (2005): “Historia de Portugal”, Madrid, Ediciones AKAL, p. 68.

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propuestas, o consejos si se prefiere, que de manera constante se realiza a los países

considerados en desarrollo versa sobre la idoneidad de la apertura de sus mercados al

intercambio comercial. La entrada en el circuito comercial internacional propiciará, en

teoría, un incremento del bienestar de dicha sociedad que le asegurará colocarse en la

senda correcta del desarrollo. ¿Qué quiere decir, en teoría? Simplemente que dicha

relación directa entre un incremento de las exportaciones y un incremento de la calidad

de vida de una nación, que aun hoy día es defendida a ultranza por numerosos

economistas y pensadores liberales, surge de las aportaciones que David Ricardo

realizaba a la construcción de la economía moderna a través de su teoría de la ventaja

comparativa, cuyo corolario principal consistía precisamente en dicha aportación.

Teoría, que, curiosamente, tomaba como ejemplo en su explicación un hipotético

mundo compuesto por dos países, Inglaterra y Portugal, dedicados a la producción de

dos bienes, material textil y vino11. La coincidencia es sin duda demasiado grande como

para dejarla pasar por alto.

Sin embargo, esta “construcción de periferias” por parte de los “centros

metropolitanos” no se considera parte de la historia oficial. “Ayudar” a los países

construidos como “periferias” a dedicarse a la exportación de sus materias primas, ha

sido considerado como una de las características de lo que hoy en día se denomina

“ayuda humanitaria”12. No obstante, estas ayudas han tenido desde el principio un

efecto perverso. Una vez que se exportaban las materias primas desde las periferias a los

centros del sistema económico mundial, los capitales obtenidos por dichas actividades

exportadoras retornaban aumentados a las metrópolis siguiendo un doble proceso: 1º)

las economías periféricas debían importar/comprar los medios técnicos necesarios para

una producción no tradicional (e intensiva, dadas las necesidades de la revolución

industrial); y 2º) las periferias quedaban obligadas a adquirir los productos

manufacturados y producidos en el “centro”. Esto supuso, desde el principio, una 11La famosa teoría de David Ricardo fue propuesta por primera vez en 1817 en RICARDO, D (2007, 1ª Ed. 1817): “On the Principles of Political Economy and Taxation”, Oxford, Universidad de Oxford ; prácticamente cien años después del citado Tratado de Methuen. 12Ver Estudios sobre la dependencia de américa latina citados anteriormente en la nota al pie 4. De igual modo, para entender hasta qué punto los efectos nocivos de la colonización son ocultados en la historia oficial del desarrollo, resulta especialmente revelador hacer una relectura una vez más del clásico de SMITH, A. Op.cit., para comprobar como el propio Adam Smith, uno de los principales economistas recuperados por las teorías económicas neoliberales , analiza las razones que llevan a algunas colonias a prosperar más que otras considerando la colonización de las mismas como un efecto negativo potencial. De manera más que probable, una persona que haya estudiado la obra de Adam Smith en prácticamente cualquier facultad de economía occidental, este dato le resultará desconocido en detrimento de enseñanzas como “la mano invisible del mercado”, que sí interesa al pensamiento neoliberal.

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dependencia importante, pues, al final, eran los países y regiones periféricas las que

“capitalizaban” las economías centrales. Dichas “ayudas” a la exportación culminaban

en la imposición de estructuras productivas y económicas que generaban un proceso de

“transferencias negativas” de capitales: es decir, era la periferia subdesarrollada

industrialmente la que, al final, capitalizaba al centro en su industrialización, tendencia

que no sólo se ha mantenido sino que se ha agravado en extremo en el comienzo del

siglo XXI como se verá más adelante13.

Si esto no se admite como un hecho histórico, ¿cómo es posible que territorios

tan ricos en recursos humanos y naturales como el Cono Sur de América Latina o las

regiones auríferas y repletas de minerales de África no hayan alcanzado nunca una

posición equilibrada y adecuada a sus riquezas en el sistema comercial global? ¿Sólo se

debe a la corrupción de sus elites? ¿O estas elites no eran más que la correa de

transmisión local de los intereses de los centros metropolitanos que les llenaban sus

bolsillos privados mientras esquilmaban el resto de los recursos de sus países?

En definitiva, el término desarrollo ha tenido, desde hace por lo menos cinco

siglos, unos efectos perversos para las regiones convertidas en periferias y que, como se

ha especificado, aún continúa en casi todos los niveles. Se asiste, pues, a una especie de

“inversión entre las causas y los efectos”14. Gran parte de las teorías que tratan el tema

del subdesarrollo afirman que la causa del mismo es la pobreza; mientras que en

realidad, la pobreza no es más que la consecuencia del subdesarrollo (o, de lo que se ha

denominado aquí la “periferización” de ciertas regiones del mundo, las cuales en los

Informes sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas aparecen con los índices de

pobreza más alarmantes) tal y como afirma Rist en su obra15.

Si se está atento a todos esos hechos históricos, y no se olvida que desde el

Tratado de Tordesillas y el Tratado de Methuen se han venido dando intervenciones

políticas que se basaban en la creación de subdesarrollo en determinadas regiones del

13Más adelante se analizará un informe del secretario General de Naciones Unidas en el que se evidencia este hecho, concretamente NACIONES UNIDAS (2003): “Estudio Económico y Social Mundial”, Nueva York, Naciones Unidas. 14Tal y como resalta como una de sus principales aportaciones Gilbert Rist en su obra antes citada según destaca el profesor José Ángel Sotillo Lorenzo en el prólogo a la misma, RIST, G. Op.cit., p. 11. 15El problema de catalogar la pobreza como causa y no consecuencia del subdesarrollo es una constante en los estudios de desarrollo desde los inicios de su consideración como sub-disciplina científica a mediados del siglo XX. Puede verse, por ejemplo, respecto a la teoría de la modernización en FRANK, A. G. (2002): “El subdesarrollo del desarrollo. Un ensayo autobiográfico”, Madrid, IEPALA.

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mundo para “capitalizar” el desarrollo en otras (es decir, en la conversión en

“periferias” a unos países y regiones, y en “centros” a otros), la cuestión del desarrollo,

tal y como defiende Gilbert Rist16, es una creencia que se sustentaría en cuatro pilares

teóricos que, por otro lado, parecen no tenerse en cuenta la historia de la modernidad

occidental17:

Primero.-

El desarrollo se presenta como un proceso natural.- el desarrollo tiene

siempre un sentido y un objetivo preestablecido de antemano: el crecimiento

continuo. Se hace, pues, una analogía abusiva entre el desarrollo económico y los

procesos de la naturaleza que afectan a los seres vivos. Todas las plantas crecen,

todos los niños crecen y, por consiguiente, todos los países crecerán. Lo que no se

dice es que hay muchas plantas que mueren a causa de los procesos de

contaminación “artificiales” y que muchos niños no crecen a causa de la falta de

medicamentos y de una suficiente alimentación18. Pero, para la construcción de la 16RIST, G. Op.cit.pp. 38-40. 17El intento de catalogar o explicar el desarrollo de una nación de manera secuencial por etapas irreversibles ha sido repetido por varias escuelas de pensamiento a lo largo de la historia. Escuelas cuya influencia no debe olvidarse influencia que vemos de hecho en dicho concepto de desarrollo moderno que se comienza a gestar a raíz de la Segunda Guerra Mundial por autores como Rostow a través de su obra cumbre ROSTOW, W.W. (1990): “The stages of economic growth : a non-communist manifestó”, Cambridge, Cambridge University Press. Dicha obra, la ideología que la compone,tiene un claro precedente en los autores neoclásicos de finales del siglo XIX, cuya herencia se puede resumir en tres ideas interrelacionadas, la primera que se trata de un proceso gradual y continuo, sin cambios bruscos; la segunda, que se trata de un proceso armonioso y acumulativo, garantizado por los mecanismos de equilibrio automáticos; y la tercera, que hay una perspectiva optimista de las posibilidades de beneficios del crecimiento económico continuo, subrayada por los efectos de difusión y transmisión del desarrollo económico, en YOTOPULOS, p. A. y NUGENT, J. B. (1981): “Investigaciones sobre el desarrollo económico”, México, Fondo de Cultura Económica. Igualmente, se pueden buscar referencias en las escuelas historicista Alemana de mediados (la conocida como “vieja escuela histórica alemana” con autores como Roscher e Hildebrand) y finales (la conocida como “nueva escuela histórica alemana”, con Bücher y Sombart) del siglo XIX y comienzos del XX, así como la de precursores como Friederich List tal y como reflejan autores como SPIEGEL, H. W. (1990. 1ª Ed. 1917): “El desarrollo del pensamiento económico”, Barcelona, Omega; y HAGEN, A. H. (1971, 1ª Ed. 1968): “La teoría económica del desarrollo”, Buenos Aires, Amorrotu; sobre todo en relación al planteamiento de la evolución desarrollista en etapas de igual forma que hará Rostow en su obra, a pesar de que para algunos autores no parezca haber una influencia directa clara tal y como indica Hagen en la obra indicada. 18El hecho de ignorar, o en otras palabras, ocultar parte de la realidad por el bien de la explicación más sencilla de un modelo es una constante en las diversas teorías económicas que suelen comenzar su explicación con la enumeración de una serie de presupuestos que llevan a crear un escenario bastante alejado del mundo real al que pretenden aplicarse. Por ejemplo, uno de los principales modelos, el de demanda y oferta agregada presentado por primera vez por John Maynard Keynes en KEYNES, J.M. (2006, 1ª Ed. 1936): “The General Theory of Employment, Interest and Money”, Delhi, Atlantic Publishers & Dist; y aceptado por una amplia gama de economistas, desde liberales como Milton Friedman o partidarios del post-keynesianismo del intervecionismo económico, como Joan Robinson; pretende explicar la realidad por medio de una sencilla ecuación que en el caso de la Demanda Agregada sería: Y=Yd(M/P, G, T, Z1). En la misma, “Y” es el Producto Interior Bruto real, “M” es la oferta nominal

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creencia es irrelevante: al desarrollo se le aplica el calificativo de “natural”. Y,

como se ha ido comenzando a vislumbrar en estas primeras páginas, se trata de un

proceso que viene siendo impulsado de un modo consciente y planificadamente

político: es decir, un proceso que nunca funciona por sí mismo, sino que siempre

ha sido impulsado por acciones institucionales y sociales. ¿Qué fue si no el citado

Tratado de Methuen? ¿Fue un hecho que surgió por sí mismo por generación

espontánea o una construcción social que cumplía con algunos criterios de

hegemonía y/o subordinación? Pero existen otros, numerosos, ejemplos que

permiten inferir lo afirmado. Sirva uno más. Atiéndase al llamado “Acuerdo

Multifibras” impuesto políticamente por diferentes países desarrollados en 1974

para controlar las exportaciones de textiles del Sur al Norte. El Acuerdo

Multifibras es un sistema de cuotas que restringe la cantidad de artículos textiles

de confección que pueden entrar en los mercados de Canadá, EE.UU. UE y

Noruega19. Es decir, que dichas restricciones, que continuaron hasta 1994, no

fueron un fenómeno “natural”, sino la imposición de un determinado proceso de

subdesarrollo a los países ya subdesarrollados.

Segundo.-

de dinero, “G” es el gasto público real, “T” es un componente exógeno de impuestos a los bienes recaudados, “P” es el nivel de precios, y por fin “Z”1 es un vector de otras variables exógenas que afectan tanto a los componentes del gasto como a la demanda de dinero. Esta sencilla ecuación junto a la de oferta agregada, frecuentemente utilizada para justificar decisiones de política económica, trata de resolver el problema de la complejidad de la realidad por medio de esa última variable, pero, ¿es suficiente? La respuesta debe ser no. Una sencilla fórmula como está no puede pretender ser utilizada con carácter universal para explicar cualquier situación. Un ejemplo evidente de esta afirmación es el relacionado con la crisis financiera desatada en 2008 en el sistema hipotecario estadounidense que terminaría afectando, aun en la actualidad al resto de economías a nivel mundial. Cuestiones tales como el papel de las empresas que presionan tanto a empleados como a gobiernos a favor de sus intereses; el papel del sistema bancario en sus decisiones de primar la especulación sobre el apoyo a la economía real; el papel de las agencias de calificación que influyen sobre el precio de la deuda pública por decisiones que en ocasiones se fundamentan en meras expectativas, etc. Son todas cuestiones que no pueden recogerse en esa variable Z por lo que el uso de ese tipo de modelos debería ser siempre tomado con extrema precaución. 19Para conocer el significado “oficial” del acuerdo, puede verse en WORLD TRADE ORGANIZATION (2003): “Entender la OMC”, World Trade Organization. Sobre los interesados en el mismo, el Prof. Bustelo nos dice que La industria de los países desarrollados ha sido siempre partidaria del AMF (Acuerdo Multifibras) ya que el acuerdo restringe las importaciones desde el TM (Tercer Mundo) y, por tanto, garantiza la supervivencia de los productores de los países ricos y favorece incluso la obtención por estos últimos de recursos financieros con los que modernizar instalaciones y equipo. No obstante. penaliza a los consumidores de esos países y a las fuentes de suministro más competitivas, esto es, a los países del TM, en BUSTELO GÓMEZ, P. (1992): “Las industrias textil y de la confección frente a la competencia asiática”, en Cuadernos de estudios empresariales, Nº 2, p. 26. Finalmente, para conocer de manera más profunda la regulación internacional del comercio y sus consecuencias, ver PRONER, C. (2007): “Propriedade intelectual e direitos humanos”, Porto Alegre, Fabris.

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Asimismo se dice que es un proceso caracterizado por la continuidad y la

homogeneidad.- Al ser entendido como si fuera un proceso natural semejante al

crecimiento de plantas o de niños, está claro que los cambios que se registran se

reducen a una permuta de aspecto, no de “naturaleza”: una planta crece y crece

cambiando de aspecto, pero sigue siendo siempre una planta. Esto tiene una

consecuencia perversa cuando se aplica al crecimiento económico, pues si lo que

cambia es únicamente el aspecto, no hay alternativa al sentido y al objetivo

prefijado. Nada puede cambiar de naturaleza. O, en otros términos, no hay

alternativa a la forma de “crecimiento” que proponía, por no abandonar el

ejemplo, el Tratado de Methuen o el Tratado de Tordesillas. Todos los países

deben seguir el mismo camino para desarrollarse, aunque para ello algunos –

desgraciadamente, la mayoría— tengan que destruir sus entornos naturales –

deforestación, contaminación, etc.—, o situarse en una posición de dependencia:

por ejemplo, comprar tecnología, admitir la compra de sus servicios esenciales,

como puede ser el suministro de agua potable por empresas multinacionales, o

admitir una posición subordinada en los organismos internacionales que regulan

las actividades comerciales20, supuestamente de confección democrática e

igualitaria, pero con un reparto de poder de voto en la práctica conforme a la

contribución económica de cada participante, lo que impide a los países más

pobres cualquier intento de hacerse oír tal y como se denuncia en la obra colectiva

¿Hacia una globalización Totalitaria?21.

Tercero.-

Es un proceso que tiene un carácter temporal y acumulativo. No se habla

de ricos y pobres, sino de países desarrollados y países subdesarrollados (o,

incluso de manera más ilustrativa, en vías de desarrollo). Esto parece indicar que,

en consonancia con las dos características anteriores, para que los países pobres

20Para una mayor información al respecto, ver las páginas oficiales de Fondo Monetario Internacional en http://www.imf.org/external/spanish/index.htm (vista el 15 de marzo de 2011.; Banco Mundial en http://www.bancomundial.org (vista el 15 de marzo de 2011.; y Organización Mundial del Comercio en http://www.wto.org/indexsp.htm (vista el 15 de marzo de 2011.. 21 En la obra se hace referencia a ese hecho en relación al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Respecto a la Organización Mundial del Comercio y la ONU se afirma que, pese a existir el principio de un país un voto, se da el triple juego de que, por un lado, los países europeos suelen votar en la misma dirección; de otro, las potencias económicas consiguen amedrentar a las más débiles y; finalmente, los pueblos indígenas quedan excluidos de la definición de Estado-nación bajo el actual sistema multilateral. En OROZCO, J.L. Ed (2007): “¿Hacia una globalización totalitaria?”, México D.F., Distribuciones Fontamara, Universidad Nacional Autónoma de México.

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alcancen a los países ricos sólo hay que esperar que “con el tiempo” y, claro está,

si se cumplen las condiciones que favorecen a los países ya desarrollados, los

menos favorecidos vayan superando etapas “naturales” de crecimiento. Ocurre

como con el concepto de Tercer Mundo. A pesar de haber sido creado a imagen y

semejanza del Tercer Estado (los sectores populares) en la Revolución Francesa de

178922, con lo que tendría un fuerte componente político de oposición a las

estrategias de los países del Primer Mundo, los países y regiones que lo componen

pasaron a ser considerados como “subdesarrollados”, es decir, como espacios

geográficos y humanos que sólo tienen que esperar que con el tiempo les llegue la

oportunidad del bienestar y de poder generalizar una vida digna a sus pueblos tal y

como supuestamente ocurrió con unos pocos países, tan pocos que bien podrían

ser considerados el caso especial23 y no la regla general que debe dirigir el destino

del resto.

Y Cuarto.-

El proceso de desarrollo –al igual que el de las plantas—se presenta, pues,

como irreversible. Como se irá revelando y analizando a lo largo de este trabajo,

los sucesivos esfuerzos internacionales y de un gran número de entidades no

gubernamentales han venido cayendo, de manera sistemática, en saco roto o, en

cualquier caso, no han alcanzado los fines que se plantearon. Sin embargo, dado el

carácter irreversible que se le asigna al crecimiento continuo y su consideración de

fenómeno natural y temporal, se sigue creyendo que aplicando el mismo modelo

(cuyas claves precisamente se pretenden visibilizar y desestabilizar durante la

investigación), y a pesar de los continuos fracasos, no hay vuelta atrás: una vez

metidos en el proceso nada ni nadie impedirá que “con el tiempo” todos

crezcamos económicamente a la vez y todos gocemos del bienestar, en estos

momentos confinado o circunscrito a los países “desarrollados”.

22El concepto “tercer mundo” fue utilizado por primera vez en 1952 por el periodista francés Alfred Sauvy en un contexto en el que los países recientemente independizados y con escaso poder político comenzaban a organizarse para responder a la lógica del desarrollo occidental que comenzaba a dominar la literatura científica desde Estados Unidos, en SAUVY, A. (1952): “Tríos Mondes, une planète”, en L'Observateur, 14 agosto 1952, n°118, Pág.14. 23Resultan muy interesante en este sentido las aportaciones de Dudley Seers en los años 50, como una de los autores que trataban desde el norte responder a la construcción de una filosofía de la historia que pretendía elaborar Rostow y conseguía imponerse en los principales círculos académicos y políticos. Sin embargo, a pesar del interés de la misma, no consiguió la difusión suficiente para aplacar el “huracán Rostow”. Ver más en SEERS, D. (1963): “The Limitations of Special Case”, en Bulletin of the Oxford University Institute of Economics and Statistics, Vol. 25, No. 2, 1963, Págs. 77-98.

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Sin embargo, tal y como resalta Rist en su obra, los hechos son muy duros y

hablan más claro que muchas de las teorías y muchas de las declaraciones

internacionales que tratan el tema del desarrollo. Y la realidad histórica permite

enfrentarse ante el hecho de que el abismo entre los ricos y los pobres no hace sino

aumentar a lo largo de los siglos. Así, si durante el siglo XVIII la diferencia de riqueza

entre los favorecidos y los desfavorecidos por el sistema capitalista se reducía de uno a

dos, ya a finales del XIX se había profundizado de uno a cinco. Aunque el salto

espectacular se da a mediados del siglo XX: en 1960 la distancia era de uno a quince, y

en 1980 de uno a cuarenta y cinco. La falsa creencia de que las diferencias se irán

reduciendo con el tiempo no es más que eso, una creencia, pues las diferencias no hacen

más que crecer y crecer24.

Por tanto, siguiendo las ideas de Rist parece claro que la consideración de ese

desarrollo global y armónico que va a llegar por sí mismo no es más que una creencia:

los países subdesarrollados “creen” –a pesar de los hechos— que utilizando las mismas

premisas políticas y económicas que han facilitado el desarrollo de los países del Norte,

van a conseguir su propio desarrollo. Como se decía, y siguiendo en ello la escuela de

pensamiento que encabeza el citado autor, esto no es más que una creencia, o incluso de

manera más clara, un concepto cultural cuidadosamente creado en beneficio e interés de

las principales potencias mundiales cuya construcción ideológica hay que desvelar y

conocer para sentar las bases de una alternativa real que beneficie a las mayorías y no

sólo a una minoría privilegiada. En otras palabras, se trata, en los términos que define

Joaquín Herrera Flores, de un producto cultural surgido de un proceso cultural

concreto25.Véase esta afirmación desde dos puntos de vista:

1º.- Si se analizan los Informes de Desarrollo Humano que desde 1990 se

vienen publicando por el Programa de Naciones Unidad para el Desarrollo

Humano (PNUD) se puede comprobar el fracaso de ese camino de “vía única” que

Occidente y sus instituciones económicas globales propone como solución. Todos

los datos demuestran que las políticas públicas de desarrollo que se proponen

desde Occidente no hacen más que empobrecer cada año que pasa a los países

24 RIST, G. Op.cit., Pág. 57. 25Consúltese HERRERA FLORES, J. (2005): “El Proceso Cultural. Materiales para la creatividad humana”, Sevilla, Aconcagua Libros. En especial, se recomienda la lectura de las páginas 88 a 127.

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pobres o subdesarrollados, términos homogéneamente desarrollados en diversos

apartados de los informes;

Y 2º.- Si de igual forma se analiza la dirección que han venido tomando los

flujos internacionales de capitales, se observará sencillamente como a medida

que pasan los años hay cada vez una menor ayuda al desarrollo y un mayor flujo

de capitales desde el Sur pobre hacia el Norte rico, tendencia que como se

indicaba tiene su origen en los inicios de lo que se ha denominado como proceso

de construcción de periferias. Es decir, a contrario de lo que se plantea como

premisa teórica, las políticas de ayuda al desarrollo procedentes del Norte son

inversamente proporcionales al desarrollo en el Sur, pues estos cada vez son más

dependientes y cada vez tienen que pagar más por lo que reciben. Repárese en el

siguiente cuadro que, asimismo, ofrece Naciones Unidas:

Tabla 1. Transferencia neta de recursos financieros a las economías en desarrollo y economías en transición, 1994-2002

Cuadro 1 Transferencia neta de recursos financieros a las economías en desarrollo y economías en transición, 1994-2002

(En miles de millones de dólares EE.UU.) Promedio Promedio 1994-1997 1998-2002 2001 2002 (est.)

Economías en desarrollo 30,4 -111,3 -155,1 -192,5 África 3,1 -0,6 -11,2 -9,0 Asia oriental y meridional 4,6 -125,1 -111,0 -141,5 Asia occidental 14,2 -4,2 -34,0 -13,2 América Latina y el Caribe 10,8 17,3 2,0 -28,8 Economías en transición 14,5 4,9 -9,7 -9,5 Partida pro memoria: Países pobres muy endeudados 10,6 10,0 8,2 10,3 Fuente: Estudio Económico y Social Mundial, 2003 (publicación de las Naciones Unidas)

Como puede verse, hay una clara transferencia neta negativa entre los

países del Sur y los del Norte, en beneficio de éste. Es decir, el cuadro indica que

las exportaciones de bienes y servicios del Sur al Norte han sido mayores que las

importaciones, y el excedente creado por esta relación comercial desigual se ha

transferido al Norte en la forma de pagos financieros de un tipo u otro (servicio

Fuente: NACIONES UNIDAS (2003): “Estudio Económico y Social Mundial”, Nueva York, Naciones Unidas.

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de la deuda, remesas de utilidades, acumulación de reservas en divisas mediante

la adquisición de valores gubernamentales en monedas importantes, salidas de

capital o retiro de inversores extranjeros). En 2002, la transferencia negativa neta

alcanzó a casi el doble del nivel anual medio de 1998-2000.

De todo lo cual, puede deducirse que el Sur pobre, a causa de su

dependencia estructural, es el que capitaliza el desarrollo del Norte rico26, y no al

contrario. Estamos, pues, ante la paradoja de un Sur empobrecido, pero desde

cuyas arcas, tan importantes para cubrir las necesidades de sus pueblos, surgen

numerosos capitales que llegan al ya enriquecido Norte. En todos los casos de

relación Norte-Sur hay una tendencia desigual de las transferencias de capitales

de un lugar a otro. Y siempre es el Sur quien más paga y quien más se

empobrece pues, gracias a las normas comerciales de la Organización Mundial

del Comercio (puesta en funcionamiento en Enero de 1994), los países

subdesarrollados económicamente, pero ricos en recursos naturales

absolutamente necesarios para el desarrollo del Norte, deben dejar sus “puertas

abiertas” a la entrada de los grandes consorcios transnacionales que pueden

apropiarse de todo lo que encuentren en su camino, incluido los servicios

públicos como el agua, la electricidad, las comunicaciones, etc. Los cuales, al ser

apropiados de un modo privado sin tener en cuenta las necesidades humanas de

todas y de todos, se convierten en bienes escasos para la población.

Por lo datos aportados, se puede intuir en definitiva como se ha venido

construyendo un modelo de desarrollo que se presenta como natural, continuo,

26En este punto dada la repetición constante de la idea de dependencia, conviene aclarar, tal y como destaca el Prof. Rist en su obra (RIST, G. Op.cit.), que pese a la insistencia en el discurso, no se debe caer en el discurso monoparadigmático que busque en este aprovechamiento del sur por parte del norte la única razón de la prosperidad de este, aunque números como los mostrados en la ilustración del informe de Naciones Unidas nos indiquen que efectivamente el aprovechamiento exista. Así si se atiende por ejemplo a un estudio del Centro de Estudios e Iniciativas de Solidaridad Internacional (CEDETIM) francés en, CEDETIM (1976): “L’impérialisme française“, París, Maspero.; se verá cómo según el informe, sólo el cuatro por ciento de la remuneración de la fuerza productiva francesa puede atribuirse al excedente que procede de la periferia. Igualmente, el Prof. Alain Lipietz valora en ese mismo cuatro por ciento el aprovechamiento de la economía francesa del tercer mundo en LIPIETZ, A. (1985): “Mirages et miracles. Problèmes de l’industralisation dans le Tiers Monde”, París, La Découverte. Independientemente de la corrección o no de dichas estimaciones, lo que sí es menos discutible, tal y como indica el Prof. Rist es que “en el periodo que va del final de la Segunda Guerra Mundial a mediados de los años sesenta, el crecimiento económico de los países industriales ha debido muy poco a los intercambios entre naciones (que de cualquier forma se hacen fundamentalmente entre países industriales) y se ha basado en el modo de regulación fordista que ha permitido un crecimiento del mercado interno gracias a la redistribución a los trabajadores de la productividad”.

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homogéneo e irreversible: es decir, ante un modelo frente al cual no parece haber

alternativa. Es como si una política puesta en práctica por unos pocos países en su

propio beneficio, supusiera “necesariamente” un beneficio para todos los demás. Aún

más grave, si los demás países no siguen el modelo que se presenta como “natural” e

“irreversible”, y que desde hace siglos los ha condenado a ser la “periferia” y a sufrir

subordinación y pobreza, se les tilda de irracionales, corruptos o incivilizados.

Planteadas las cuestiones anteriores, debe enfrentarse de manera más concreta lo

que se puede entender por ese modelo de desarrollo que se presenta como “natural”. Al

analizar las diversas reglas que regulan la ordenación económica mundial, se podría

llegar a la conclusión de que consiste en la aplicación sistemática y sin alternativa de un

circuito cerrado compuesto de cuatro fenómenos muy interrelacionados entre sí27.

Resulta interesante su presentación de manera detallada, de una manera práctica, esto

es, teniendo como ejemplo bienes como la vivienda o el agua potable de un país

imaginario en el que sus habitantes no tienen asegurado el acceso ni a uno ni al otro.

¿Por qué motivos no pueden acceder libremente al agua y a la vivienda cuando sobran

recursos hídricos, territorios y materiales de construcción? La respuesta viene dada por

una suerte de circuito cerrado que se impone como vía única para el desarrollo fruto de

27El análisis del problema del modelo dominante de desarrollo presentado a través de circuitos o círculos no es en absoluto casual. Se ha de tener en cuenta que la conocida como “doctrina de los círculos viciosos”; cuyos principales representantes fueron Hans W. Singer, Ragnar Nurkse y Gunnar Myrdal (véase HIDALGO CAPITÁN, A.L. (1998): “El pensamiento económico sobre desarrollo. De los Mercantilistas al PNUD”, Huelva, Universidad de Huelva) es otro de los pilares de la teoría de la modernización que presenta Rostow a mediados del siglo XX. Esta doctrina, de igual modo que hace Rostow, consigue mostrar una visión extremadamente optimista del problema del subdesarrollo del que se saldrá con una serie de sencillas recetas que consigan romper dichos círculos. Recetas que, de manera muy resumida, pasan por incrementar el ahorro, ya que la falta de este genera una baja inversión en el país subdesarrollado y por ende una baja renta; incremento que en sus primeros pasos deberá ser asumido por capital extranjero, dando pie a la justificación de las inversiones, créditos y ayudas supuestamente neutrales ofrecidos por el FMI y Banco Mundial a partir principalmente de los años 70 (Ibídem p. 86). Sin embargo, esa simplicidad no permite ver la verdadera esencia del problema que se encuentra en el funcionamiento de un modelo económico que se asume como dado, por lo que resulta interesante utilizar la misma técnica justificatoria para visibilizar los problemas de dicho modelo. Para conocer más sobre la doctrina de los círculos viciosos, véase MYRDAL, G. (1968): “Asian Drama”, Harmondsworth, Penguin; NURKSE, R. (1973, 1ª Ed. 1953): “Problemas de la formación del capital en los países insuficientemente desarrollados”, México D.F., Fondo de Cultura Económica; SINGER, H. W. (1975): “Los modelos keynesianos del desarrollo económico y sus limitaciones. Un análisis a partir de la obra de Gunnar Myrdal Asian Drama”, en SINGER, H.W. (1981): “Estrategias del desarrollo internacional. Ensayos sobre el atraso económico”, México D.F., Fondo de cultura Económica México.

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la enseñanzas de la economía neoclásica. Dicho circuito podría ejemplificarse de la

siguiente manera28:

1. En primer lugar, se propone como punto de partida para el

desarrollo asegurar a cualquiera que tenga suficiente capital la apropiación privada

de todos los recursos, incluidos el agua y la vivienda. Cualquiera que tenga

suficiente capital puede ir y comprar todos los recursos, incluidos los servicios

esenciales, de nuestro país imaginario. Todo lo cual queda protegido por las

normas que regulan el comercio internacional29. Según los acuerdos TRIMS, nada

puede quedar fuera del mercado y, por tanto, todo, incluidos los servicios

esenciales para la comunidad, pueden ser apropiados y privatizados por quien

tenga capital para ello.

2. En segundo lugar, al dejar de ser bienes públicos a los cuales todos y

todas pueden acceder, es decir, al ser privatizados, algo que se podía beber o el

lugar adonde uno podía cobijarse, se convierten en bienes escasos que hay que

poder comprar para satisfacer las necesidades correspondientes. Aunque, como los

estudios ecológicos nos recuerdan una y otra vez que vivimos en un planeta de

recursos limitados, al referirnos a la “escasez” lo hacemos al proceso a partir del

cual unos bienes (por muy limitados o muy accesibles que sean), dejan de estar “a

mano de todos”, en otros términos, dejan de ser bienes comunes, para convertirse

en bienes que debemos obtener a través del pago en dinero. El economista y

antropólogo Karl Polanyi ponía el ejemplo de un predicador que daba sus

sermones a todo el mundo por el mero hecho de evangelizar (sus sermones eran

“públicos” y todos los que querían podían acceder a ellos); hasta que un día, al ver

el éxito de sus prédicas, decidió cobrar una cantidad de dinero para ser escuchado.

De ser un bien público, pasó a ser un bien escaso, por el que había que pagar

dinero para su acceso.30

3. Como ya no se trata de bienes públicos que deban de ser promovidos

28 La ejemplificación de este circuito cerrado que inspira la economía neoliberal surge del análisis de RODRÍGUEZ CÓRDOVA, R. (2002): “Economía y recursos naturales: una visión ambiental de Cuba. Apuntes para un libro de texto”, Barcelona, Universidad Autónoma de Barcelona. 29Para conocer más sobre los acuerdos TRIMS, véase la página web oficial de la Organización Mundial del Comercio en http://www.wto.org/english/tratop_e/invest_e/invest_e.htm#trims. Visto el 18 de abril de 2011. 30Ver este análisis en STANFIELD, J.R. (1986): “The Economic Thought of Karl Polanyi”, Londres, MacMillan.

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y garantizados por el Estado, sino bienes que pertenecen a entidades, personas o

empresas privadas, los economistas neoliberales afirman que la mejor manera de

asignarlos es a través de un mercado libre de toda regla o constricción

institucional. Según la economía neoliberal dominante, el mercado asigna por sí

mismo los recursos que las privatizaciones han convertido en escasos. Ya no será

la autoridad pública la que intente crear las condiciones para satisfacer las

necesidades de sus ciudadanos y ciudadanas, sino la “mano invisible” del mercado

será la que aportará a cada uno según sus méritos y según la cantidad de dinero

que pueda dedicar para abastecerse. No es necesario, pues, algún tipo de

intervención ajena. Es decir, la economía de mercado funciona por sí sola. Pero,

claro está, esto sucede cuando los recursos han dejado de ser públicos o comunes y

han pasado a ser propiedad de unos pocos, con la consecuente “creación” de la

escasez de los mismos31.

4. Si se ha logrado la apropiación de los bienes (por ejemplo, del

agua y del territorio) y, consecuentemente, se han convertido en bienes escasos

(sólo adquiribles en un mercado sin reglas donde sólo prime la competencia), los

que tienen la propiedad de dichos bienes32 los pueden usar a su antojo, lo que

incluye incluso la posibilidad de venderlos y de ese modo “acumular capital”,

más capital que el que anteriormente tenían y así poder seguir apropiándose de

31 La ideología económica liberar que se consigue imponer en los círculos académicos y políticos a raíz de la crisis del petróleo y la incapacidad de las recetas keynesianas para solventar la situación, tiene su origen o epicentro más destacado en la conocida como Escuela de Economía de Chicago, con autores ganadores del premio nobel de economía como George Stiler, Milton Friedman o Friedrich Von Hayek entre otros. Las teorías de la Escuela de Chicago, que aun se encuentran detrás de muchas políticas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, se caracterizan por el apoyo radical y absoluto al libre mercado. En relación a este tercer punto del circuito descrito, Hayek llega a afirmar en una de sus obras más destacadas que “It was men's submission to the impersonal forces of the market that in the past has made possible the growth of a civilization which without this could not have developed; it is by thus submitting that we are everyday helping to build something that is greater than anyone of us can fully comprehend”(en HAYEK, F.A. (2001, 1ª Ed. 1944): “The Road to Serfdom”, Londres, Routledge, pág. 210) es decir, no se confía sino se asume que, por un lado el mercado es un ente libre y eficaz, retomando la idea de la mano invisible de Adam Smith; y que la sumisión al mismo es la única vía al desarrollo. Para entender aun más el pensamiento liberal, véase HAYEK, F.A. (2006): “Los fundamentos de la libertad”, Madrid, Unión Editorial; FRIEDMAN, M. (1985, 1ª Ed. 1957): “Una teoría de la función del consumo”, Madrid, Alianza Universidad; y FRIEDMAN, M. (2007): “Price Theory”, Nueva Jersey, Transaction Publishers. 32En este punto parecería inevitable pensar en el papel de las corporaciones privadas, sin embargo, su papel es habitualmente ignorado u ocultado si se prefiere en el discurso oficial del desarrollo, a pesar de una influencia económica, y por tanto política, que prácticamente triplica el producto interior bruto de los estados. Una de las razones principales, es la utilización de una concepción clásica o tradicional de los derechos humanos según la cual los estados son los únicos sujetos a obligaciones en materia de derechos humanos, no así las empresas.

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más recursos. Una vez obtenidos más capitales y, consecuentemente, ampliada la

posibilidad de apropiarse privadamente de más recursos, se amplía el círculo de la

escasez, se legitima la “no intervención” de las manos invisibles del mercado que,

al final, permitirá “acumular más capital” para poder volver al principio y así en

adelante.

Tomando un ejemplo aun más concreto: Una empresa transnacional va a este

país imaginario y pone en marcha el modelo del circuito cerrado que se ha comentado;

es decir, se apodera, gracias a la privatización, del servicio esencial para la

supervivencia como es el agua, la convierte en escasa, la entrega al mercado para que

dicha empresa pueda obtener más beneficios y así pueda apropiarse de nuevos

recursos…Si el país imaginario entra en esa rueda y permite, o se ve obligado a permitir

(recuérdense los acuerdos TRIMS), que sus recursos sean sometidos constantemente al

proceso de privatización que “crea” la escasez de los mismos y los entrega al mercado

globalizado –lo que eufemísticamente se llama “comercio internacional”— y asegura

con ello que la empresa propietaria acumule y acumule cada vez más beneficios, ¿podrá

alguna vez el país imaginario desarrollarse autónomamente? ¿O los que se enriquecerán

serán los accionistas de las empresas y entidades que privatizan y crean la escasez

necesaria para el mercado auto-regulado? La respuesta parece clara y la evidencia de

los hechos que se han y se irán analizando no ofrece pruebas en contrario, es un modelo

diseñado para crear una suerte de países-roedores que persiguen un sueño corriendo en

la pequeña rueda de su jaula.

El peligro más grave que se enfrenta es no querer mirar las realidades de frente,

cara a cara. ¿Por conformismo o por miedo? Las razones pueden variar. Sin embargo,

¿no es lo fundamental confrontar los valores que se proponen “conseguir un mundo

mejor” con las prácticas a las que dan lugar? Si estas prácticas sólo conducen a

recetarnos los mismos medicamentos que durante décadas no han hecho más que

profundizar en las causas de la enfermedad, no hay más remedio que advertir de la

necesidad de romper el círculo vicioso de la ideología dominante y encontrar nuevas

respuestas a nuevas preguntas, nuevas medicinas para nuevos diagnósticos.

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Lo resaltaba, hace ya más de dos décadas, Michael Barratt Brown en su ejemplar

texto Models in Political Economy33. Si realmente se desea construir un “modelo

significativo de desarrollo”, tenemos que romper con los barrotes de la jaula de

hierro34de lo que se ha denominado el circuito cerrado de la ideología hegemónica sobre

el desarrollo tal y como se marcaba de objetivo de este capítulo en su introducción

Para ello, habría que difundir que es posible construir otros modelos partiendo

de cuatro pre-requisitos:

1. Existe la posibilidad de establecer una amplia variedad de tipos y

formas de propiedad de los medios de producción y de distribución.

2. Oposición a la producción de escasez, restringiendo al mínimo las

posibilidades de apropiación individual e irrestricta de los bienes.

3. Divulgación en la mayor medida de lo viable de aquellas posibles

informaciones acerca de diferentes y alternativas formas de asignación de recursos

que no dependan de las “invisibles”, pero realmente existentes, reglas del mercado

auto-regulado. 4. Recuperar la noción de los commons, es decir, de los bienes comunes

que no deben estar sujetos al proceso continuo de acumulación de capital35. Sólo

rompiendo el muro construido alrededor del circuito cerrado mencionado que

confluye en un tipo de mercado dominado por los procesos de acumulación del

capital, se podrá vislumbrar que hay otras vías y que las mismas deben ser

construidas entre todas y todos en un marco democrático en el que se disfruten las 33BARRATT BROWN, M. (1984): “Models in Political Economy. A Guide to the Arguments”, Londres, Pelican Books. 34La metáfora de la “jaula de hierro” (en principio incorrectamente traducida al castellano pues sería “férreo estuche” del alemán original, sin embargo alcanzó mayor fortuna y extensión la traducción “Iron Cage” que realizó al inglés Talcott Parsons) es utilizado por primera vez por Max Weber en el contexto de la ética protestante y su relación con el pensamiento capitalista (véase WEBER, M. (2002): “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, Madrid, Mestas Ediciones). Siguiendo a Lawrence A. Scaff, El punto de acceso para interpretar a Weber, es la comprensión del destino que se impone ante el ser humano en el momento histórico presente, es decir, la fatalidad del hombre en el mundo moderno. En este sentido Scaff interpreta la idea de Jaula de Hierro desde la relación de Weber con Marx y con Nieztche, y las posibles vías de escape que se abren desde sus propuestas. Pero, por otra parte, aunque consciente de las consecuencias de la sociedad capitalista y moderna, Weber es bastante escéptico respecto a esta posibilidad de una salida socialmente construida. Y surge la otra posibilidad, que es el intento de recuperar el sentido desde el propio individuo que puede transformarse en “el dueño de su propio destino”. Scaff lo vincula con lo que hoy se lee como una interpretación posmoderna de Nieztche, donde la salida (más aparente que real) es la huída hacia el individualismo manifestada en la estética, el erotismo, en el desarrollo de una cultura del disfrute, de los sentidos, del individualismo. Véase al respecto SCAFF, L. (1999): “Fleeing the Iron Cage”, California, University of California Press. 35Barratt Brown, M.Op.cit., Págs. 386-387.

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necesarias condiciones de igualdad para poder “hacer valer” cada propuesta sin

imposiciones ni neo-colonialismos.

Valgan dos ejemplos de prácticas sociales bio(socio)diversas como colofón de

este texto: en primer lugar, el Encuentro Internacional de la Alianza por un Mundo

Responsable, Plural y Solidario, celebrado en Bertioga, Brasil, en Diciembre de 1997, y

en el que 150 entidades de 50 países diferentes llegaron a redactar de mutuo consenso lo

que se dio en llamar La Carta de los Aliados de los bosques y Habitantes de la Tierra.

Entre otras cosas, se dice en dicha Carta:

Los bosques –en proceso de apropiación por las grandes corporaciones transnacionales– son conjunto y parte de la constelación de seres vivos del mundo, siendo esenciales para la conservación de la bio-diversidad del agua, del suelo y el encanto y seducción de los paisajes y el desarrollo de la espiritualidad. Es fundamental para la conservación de bosques incluir la participación el conocimiento y la cultura de sus habitantes tradicionales o ancestrales, que deben ser integrados a los procesos del uso sustentable y preservación de la biodiversidad. No es por coincidencia que la región tropical abriga, simultáneamente, las mayores diversidades biológicas y geocultural del planeta, que deben ser preservadas en su plenitud, pues son inter-dependientes.36

Si se consigue evitar la aplicación del primer punto del “circuito cerrado” del

concepto tradicional del desarrollo -el de la apropiación privada de los recursos-, se

comenzaría una tendencia dirigida a evitar la producción de escasez y, a partir de ahí,

cuestionar que haya una sola forma de asignar los recursos y una sola forma de

desarrollarse: acumulando capital. La cuestión reside, pues, en ir rompiendo los límites

de ese círculo vicioso con políticas públicas y acciones colectivas que no se dediquen

únicamente a paliar sus efectos, sino a impedir las causas reales de los mismos.

Y, para terminar, el Regroupement des Femmes de Popenguinepour la

Protectionde la Nature, nacido el 25 de Diciembre de 1988 en Popenguine, reserva

natural amenazada, de Senegal37. Las mujeres, agrupadas comunitariamente, realizan

una labor cotidiana de preservación ambiental en la que se une lo ecológico y lo

humano, dado que la actividad de protección se aúna a una gestión participativa de los

recursos y de las actividades de supervivencia de la zona. Esta iniciativa –de lucha

contra la creación de escasez— llevada a cabo por mujeres en zonas de peligro de

36 CESAR, L. F. Y DE ANDRADE PINTO, I. (2002): “Cuaderno de Propuestas. Bosques del Mundo – propuestas para la sustentabilidad”, Alianza para un Mundo Responsable, Social y Solidario. 37Para conocer más, ver http://popenguine.free.fr/senegal/popenguine11.htm . Visto el 18 de abril de 2011.

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devastación, es todo un ejemplo de puesta en práctica de eso que se viene definiendo

como proceso cultural “significativo”, pues, no sólo reaccionan frente a los problemas

ecológicos que subyacen a la vida cotidiana de la reserva natural, sino que, además de

una labor de auto-empoderamiento femenino, realizan tareas de educación ciudadana,

participativa y democrático-radical abriendo caminos de horizontalidad, creando nuevos

sentidos a la vida y formando a formadores que servirán de efecto multiplicador en el

futuro. El desarrollo no tiene por qué coincidir con la acumulación de capital que

permita la apropiación de los recursos (ahora, escasos). Tiene que ver más con el

empoderamiento autónomo y recíproco (local y global) de los grupos humanos que

viven en –y reaccionan frente a— sus entornos de relaciones.

Que sean las mujeres los sujetos activos con los que se termina este artículo no

es otra cosa que un homenaje reivindicativo a Olympe de Gouges, aquella luchadora y

mujer creativa que pagó con su vida sus intuiciones feministas. Desde ella, desde su

lucha por un mundo anti-patriarcal, más humano, más pasional y afectivo, más cercano

a las vidas cotidianas, al mundo, a las esferas de responsabilidad, se han dado muchas y

difíciles luchas, en numerosos casos olvidadas y/u ocultadas, llevadas a cabo por

mujeres de todo el mundo en aras de la reinserción de los seres humanos en lo que,

precisamente, los hace ser “seres humanos”: su capacidad de crear desde el contexto en

el que viven teniendo siempre presente la reproducción global de la especie. Es premisa

básica de este trabajo no caer en la homogeneización en el discurso al hablar de

personas, siendo necesario reconocer tanto la posición como el papel jugado por

hombres y mujeres. Quede por tanto este breve homenaje como advertencia y guía en

adelante.

Desde el compromiso ideológico que presentamos en el marco del Programa en

Derechos Humanos, Interculturalidad y Desarrollo de la Universidad Pablo de Olavide

y Universidad Internacional de Andalucía, se ha presentado, pues, un primer e

importantísimo plano de trabajo de cara a una profunda renovación de la idea de

desarrollo: este concepto nace como una herramienta funcional de los intereses del

Norte enriquecido y continuamente preocupado por su propio crecimiento. Para muchas

personas de buena voluntad que actúan cotidianamente para aliviar las consecuencias de

ese círculo vicioso e, si se permite, infernal, las desigualdades decrecerán cuando se

ponga en práctica la famosa, por incumplida, transferencia del 0’7% del PIB rico a los

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países pobres (idea retomada con fuerza, tal y como se verá más adelante a partir del

objetivo octavo de la Declaración de Objetivos de desarrollo del Milenio38). Pero,

incluso los gobiernos que acercan su ayuda al desarrollo a esa cifra mítica ¿cuánto

reciben, según el cuadro que se presentó más arriba, de los países empobrecidos por la

imposición global de la “creencia”? ¿Realmente se trata de una ayuda humanitaria para

los países que ven esquilmados sus recursos o se trata de la reproducción continua del

enriquecimiento del Centro a costa de las Periferias?

Como ya se decía, se trata de preguntas que no se deben olvidar.

38 Para conocer más al respecto véase por ejemplo PLATAFORMA 2015 Y MÁS (2006): “Los Objetivos del Milenio: movilización Social y Cambio de Políticas”, Madrid, Los Libros de la Catarata.