Las Preciosas Rídiculas de Moliere

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Obra las precisas ridiculas de moliere

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LAS PRECIOSAS RDICULAS de Moliere.Adaptacin de Tania Ruiz.

La escena, en Pars, en casa de GORGIBUS.

Acto nico

Escena I

LA GRANGE y DU CROISY.

DU CROISY.- Seor La Grange? Qu piensa de nuestra visita? Est satisfecho

de ella?

LA GRANGE.- Usted cree que tenemos motivo para estarlo los dos?

DU CROISY.- No del todo, en verdad.

LA GRANGE.- Yo confieso que estoy escandalizado. Se ha visto nunca a dos

nias provincianas hacerse ms desdeosas que estas y a dos hombres tratados con

ms desprecio que nosotros? Apenas si han podido decidirse a ordenar que nos dieran

unas sillas. No he visto jams hablarse tanto al odo como hacen ellas, bostezar tanto,

restregarse tanto los ojos y preguntar tantas veces: Qu hora es? No han contestado

ms que s o no a todo cuanto hemos podido decirles.

DU CROISY.-Usted toma la cosa muy a pecho.

LA GRANGE.- S y quiero vengarme de esta grosera. Estas dos provincianas son

unas ridculas y pretenciosas mujeres que slo se fijan en las apariencias. Ya veo lo que

hay que ser para que le reciban a uno bien; les prepararemos una jugarreta que les har

ver su necedad y podr ensearles a conocer un poco mejor el mundo.

DU CROISY.- Y cmo, pues?

LA GRANGE.- Tengo un criado, llamado Mascarilla, que es un snob. Es un

manitico a quien se le ha metido en la cabeza alardear de hombre distinguido. Se cree,

galn y poeta, y desdea a los otros criados, hasta llamarlos bestias.

DU CROISY.- Y qu pretende que haga?

LA GRANGE.- Qu pretendo que haga? Es preciso... salgamos de aqu.

Escena II

GORGIBUS, DU CROISY y LA GRANGE.

GORGIBUS.- Qu, han visto a mi sobrina y a mi hija? Marcha bien el negocio?

Cul es el resultado de esta visita?

LA GRANGE.- Eso es cosa que sabr mejor por ellas que por nosotros. Todo lo

que podemos decir es que estamos agradecidos por el favor que nos ha dispensado y

seguimos siendo sus muy humildes servidores.

GORGIBUS.- (Solo.) Parece que salen disgustados de aqu. De dnde podr venir

su descontento? Hay que enterarse de lo que pas. Marotte!

Escena III

GORGIBUS y MAROTTE.

MAROTTE.- Qu desea, seor?

GORGIBUS.- Dnde estn las seoritas?

MAROTTE.- En su recmara.

GORGIBUS.- Qu hacen?

MAROTTE.- Se estn pintando.

GORGIBUS.- Ya es demasiado unto; diles que bajen.

Escena IV

GORGIBUS, solo

GORGIBUS.- Esas bribonas tienen ganas de arruinarme con su maquillaje. No veo

por todas partes ms que sombras, labiales y mil otros chismes que no conozco. desde

que estamos aqu, han gastado lo suficiente como para que vivan cuatro criados.

Escena V

MADELN, CATHOS y GORGIBUS.

GORGIBUS.- Es muy necesario, hacer tanto gasto para pintarse el hocico?

Dganme, por favor: Qu le han hecho a esos caballeros que salieron con tanta

frialdad? No les haba dicho que los recibieran como a sus futuros maridos?

MADELN.- Pap! No se puede empezar por el casamiento.

GORGIBUS.- Y por dnde quieres entonces que empiecen? Por vivir juntos?

MADELN.- Ah, padre mo, lo que dices es propio del siglo pasado! deberas

ponerte al da con nuevas ideas.

GORGIBUS.- No necesito nuevas ideas. Te digo que el matrimonio es una cosa

santa y sagrada.

MADELN.- Dios mo! Si todo el mundo pensara as, se acabara muy pronto una

telenovela! Bonita cosa si los enamorados se casan sin dificultad

GORGIBUS.- Qu dices?

MADELN.- Pap , aqu est mi prima, que te dir igual que yo: que el matrimonio

no debe nunca llegar sino despus de las otras aventuras. Es preciso que un amante, para

ser agradable, sepa declamar los bellos sentimientos, exhalar lo tierno, lo delicado y lo

ardiente, y que su esmero consista en las formas. Debe haber aventuras, rivales que

se atraviesan ante una inclinacin arraigada, persecuciones de los padres, los celos, las

quejas, las desesperaciones, los raptos y todo lo dems. El llegar de buenas a primeras

a la unin conyugal, hacer al amor tan solo al concertar el contrato matrimonial y

empezar justamente la novela por la cola, pap no hay nada ms vulgar que ese

proceder, y me dan nuseas solo de pensar en eso.

GORGIBUS.- Qu tonteras estoy oyendo?

CATHOS.- En efecto, to; mi prima tiene razn. Apuesto a que esos dos seores

no han visto nunca una telenovela Vienen a conocernos con ropa pasada de moda y no

saben de qu conversar.Qu amantes son esos?

GORGIBUS.- Creo que estn locas las dos; no logro entender nada de esto.

MADELN.- Oh, por favor, pap. llmanos de otro modo y no con esos nombres

raros!

GORGIBUS.- Cmo! Esos nombres raros no son suyos?

MADELN.- Dios mo, qu naco! Uno de mis asombros es que hayas podido tener

una hija tan espiritual como yo.

GORGIBUS.- No consiento en modo alguno que lleven otros nombres que los suyos,

y en cuanto a esos seores de que se trata, conozco sus familias y sus bienes, y quiero

que se casen con ellos. Me canso de mantenerlas son una carga demasiado pesada para

un hombre de mi edad.

MADELN.- Djanos disfrutar de la ciudad adonde acabamos de llegar. Dejadnos

forjar a gusto la trama de nuestra novela y no apresures tanto su final.

GORGIBUS.- (Aparte.) No cabe duda, estn locas. (Alto.) Repito que no entiendo

nada de todas esas tonteras; quiero ser amo absoluto, y para cortar toda clase de

discursos, o se casan las dos muy pronto, o que sern monjas; lo juro de verdad.

Escena VI

CATHOS y MADELN.

CATHOS.- Dios mo, qu padre ms terco tienes!

MADELN.- Qu quieres? Me da pena. Me cuesta trabajo convencerme que

yo pueda ser realmente hija suya, y creo que, un buen da, alguna aventura vendr a

revelarme un origen ms ilustre.

CATHOS.- Sera muy de creer, y tiene todas las apariencias de ello; en cuanto a m,

cuando me contemplo...

Escena VII

CATHOS, MADELN y MAROTTE

MAROTTE.- Hay alguien que quiere verlas.

MADELN.- Quin es?

MAROTTE.- Un tal Mascarilla dice que de la alta socialit.

MADELN.- Es, sin duda, un ingenio que habr odo hablar de nosotras.

CATHOS.- Seguramente, querida.

Escena VIII

MAROTTE y MASCARILLA.

MAROTTE.- Seor, dentro de un momento vendrn mis amas.

MASCARILLA.- Que no se apresuren; estoy aqu instalado cmodamente para

esperar.

MAROTTE.- Ya llegan.

Escena IX

MADELN, CATHOS, MASCARILLA y MAROTTE.

MASCARILLA.- (Despus de haber saludado.) Seoritas, les sorprender la osada

de mi visita; su reputacin me trae ante ustedes, y el mrito posee para m tan poderosos

encantos, que corro tras l por todas partes.

MADELN.- Si persigues el mrito, no debes cazar en nuestras tierras.

MASCARILLA.- Ah!Falsa modestia!. La fama pone justamente de manifiesto lo

que valen.

CATHOS.- Hay que ofrecer sillas.

MADELN.- Marotte!

MAROTTE.- S.

MADELN.-Trae una silla.

(Sale MAROTTE.)

MASCARILLA.- hay aqu seguridad para m?

CATHOS.- Qu temes?

(Vuelve MAROTTE con un silln y sale de nuevo.)

MASCARILLA.- Algn robo de mi corazn. Veo aqu ojos que tienen aspecto de ser

muy malas piezas, de atacar a las libertades.

MADELN.- No temas nada; nuestros ojos no tienen malos propsitos y tu corazn

puede descansar con tranquilidad.

CATHOS.-Por favor, sintese.

MASCARILLA.- qu les parece la ciudad?

MADELN.- Es hermosa, un centro de buen gusto, no como en el pueblo.

MASCARILLA.- Salen mucho, qu tal su vida social?

MADELN.- Ay! No somos an conocidas; pero tenemos un amiga pque nos ha

prometido llevarnos a todos los bares y antros de moda.

MASCARILLA.- Yo puedo ser su gua, conozco a toda la gente importante de aqu.

MADELN.- Ah Dios mo! Nos encantara salir contigo.

CATHOS.-Sobre todo queremos conocer a gente bien, que est relacionada y sea

famosa, un poltico o un artista.

MASCARILLA.- Bueno, yo soy un poeta y podrn encontrar en los cafs algunas de

mis canciones, poesas y escritos.

MADELN.- Ah! Ser realmente algo de una perfecta belleza;

MASCARILLA.- Pero todo lo hago por amor al arte, no por el dinero.

MADELN.- Me imagino que ser un gran placer verse impreso!

MASCARILLA.- Sin duda. A propsito, me gustara recitarles un poema que hice

ayer.

MADELN.- Somos todo odos.

MASCARILLA.-

Oh, oh! No estaba atento;

mientras os miro, sin vil pensamiento,

vuestros ojos, furtivos, rbanme el corazn.

Al ladrn, al ladrn, al ladrn, al ladrn!

CATHOS.- Ah, Dios mo! Es llegar al ms alto grado de la galantera.

MASCARILLA.- Todo lo que hago tiene un aire es fresco.

MASCARILLA.- Han observado ese principio? Oh, oh! Es extraordinario. Oh,

oh! como un hombre que cae de pronto en la cuenta. Oh, oh! Es la sorpresa, Oh, oh!

MADELN.- S; encuentro admirable ese oh, oh!

MASCARILLA.- Parece que no es nada.

CATHOS.- Estas son cosas que no tienen precio.

MASCARILLA.- Tienes un gusto excelente.

MADELN.- Vaya! No lo tengo del todo malo.

MASCARILLA.- Pero no admiras tambin ese no estaba atento, no estaba

atento, no lo adverta? Manera natural de hablar; no estaba atento, mientras os

miro, sin vil pensamiento, mientras inocentemente, sin malicia ni impureza, como

un pobre carnero os miro, es decir, me complazco en contemplarte, te observo, te

examino; vuestros ojos, furtivos... Qu les parece esa palabra furtivos? No est

bien escogida?

CATHOS.- Perfectamente bien.

MASCARILLA.- Furtivos, es decir, obrando a escondidas; parece como si fuera

una gato que acaba de atrapar un ratn; furtivos...

MADELN.- No puede haber nada mejor.

MASCARILLA.- Rbanme el corazn. Me lo arrebatan, me lo quitan. Al

ladrn, al ladrn, al ladrn, al ladrn!

MADELN.- tiene un tono espiritual y galante.

MASCARILLA.-Tambin le puse msica

CATHOS.- Estudiaste msica?

MASCARILLA.- Para nada.

CATHOS.- Y cmo puede realizarse eso?

MASCARILLA.- La gente de calidad lo sabe todo sin haber aprendido nunca nada.

MADELN.- Seguramente, querido.

MASCARILLA.- Escuchen, a ver es de su agrado (Canta.) Oh, oh! No estaba

atento...

CATHOS.- Qu cancin, provoca la muerte.

MASCARILLA.- No encuentran bien expresado el pensamiento en la cancin?

Al ladrn!... Y luego, como si se gritara muy fuerte: Al, al, al, al, al ladrn. Y

sbitamente, como una persona sin aliento: Al ladrn!.

MADELN.- Eso es saber la entraa de las cosas, la verdadera entraa, la entraa de

la entraa. Todo es maravilloso, me entusiasman la msica y la letra.

CATHOS.- No he visto nunca nada de tal vigor.

MASCARILLA.- Todo lo que hago se me ocurre espontneamente, sin estudio.

MADELN.-qu afortunado!

MASCARILLA.- Y ustedes que hacen?

CATHOS.- Nada.

MADELN.- Ni estudiamos, ni trabajamos y tampoco nos divertimos.

MASCARILLA.- Me ofrezco para llevarlas al teatro.

MADELN.- Nos encantara.

MASCARILLA.-Pero aplaudan con fuerza aunque no les guste la obra, todas las

personas importantes aplauden y elogian la obra aunque no le entiendan nada. Ustedes

parecen actrices.

MADELN.- Hicimos una obra en la escuela.

MASCARILLA.- Habr que verla. Yo escrib una que quiero hacer representar.

CATHOS.- Vaya! Y a qu comediantes se las dars?

MASCARILLA.- Linda pregunta! A los grandes comediantes; solo ellos son

capaces de dar valor a las cosas; los otros son unos ignorantes, que recitan como si

hablaran; no saben hacer sonar los versos y detenerse en el buen momento. Y cmo se

podra saber dnde se halla el bello verso, si el comediante no se detiene en l y no nos

advierte as que hay que provocar el murmullo?

CATHOS.- En efecto, hay maneras de hacer percibir a los oyentes las bellezas de

una obra.

MASCARILLA.- Qu les parecen estos calcetines? Combinan con el traje?

CATHOS.- Por completo.

MASCARILLA.- Est bien escogida la bufanda?

MADELN.- Furiosamente bien.

MASCARILLA.- Qu opinan de mi pantaln?

MADELN.- Tiene un aspecto soberbio.

MASCARILLA.-Qu les parece mi locin?.

MADELN.- Huele rabiosamente bien.

CATHOS.- No he respirado nunca un olor tan bien acondicionado.

MASCARILLA.- Tengo la mana de proveerme generalmente de todo lo ms bello.

MADELN.- Somos iguales, tengo una delicadeza furiosa por todo lo que uso; y

desde mi pelo hasta mis calcetines, no puedo tolerar nada que no provenga de una mano

maestra.

MASCARILLA.- (Con bruscas exclamaciones.) Ay, ay, ay! Con cuidado! est

muy mal tratar as; su comportamiento no es honrado.

CATHOS.- Qu sucede?

MASCARILLALas dos al mismo tiempo contra mi corazn! Atacarme a derecha

y a izquierda! Ah! Eso es opuesto al derecho de gentes; no es igual la partida, y voy a

gritar que me matan.

CATHOS.- Hay que confesar que dice las cosas de una manera especial.

MADELN.- Tiene un estilo de una expresin admirable.

CATHOS.- Sientes ms miedo que dao, y tu corazn grita antes de que lo

destrocen.

MASCARILLA.- Cmo, diablo!... Est destrozado desde la cabeza a los pies.

Escena XI

CATHOS, MADELN, MASCARILLA y MAROTTE.

MAROTTE.- Tiene visita.

MADELN.- Quin?

MAROTTE.- Un seor Jodelet.

MASCARILLA.- Es mi mejor amigo.

MADELN.-Entonces que entre.

(Sale MAROTTE.)

MASCARILLA.- Hace algn tiempo que no nos hemos visto y me encanta esta

aventura.

CATHOS.- Hele aqu.

Escena XII

CATHOS, MADELN, JODELET, MASCARILLA y MAROTTE.

MASCARILLA.- Jodelet!

JODELET.- (Mientras se abrazan.) Mascarilla!

MASCARILLA.- Cunto me complace verte!

JODELET.- Qu alegra me da encontrarte aqu!

MASCARILLA.- Abrzame otra vez, te lo ruego.

MADELN.- (A CATHOS.) Mi buena prima, empezamos a ser conocidas; he aqu

el gran mundo que acude ya a visitarnos.

MASCARILLA.- Les presente a este caballero; que es digno de que le conozcan.

JODELET.- Seoritas, encantado.

MADELN.-El placer es nuestro

CATHOS.- Este da debe quedar sealado como un da muy feliz.

MADELN.- (A MAROTTE.) No veis que hace falta un silln ms?

MASCARILLA.- No les extrae ver as a Jodelet; acaba de salir de una grave

enfermedad.

(MAROTTE entra con un silln y vuelve a salir.)

JODELET.- Son los frutos de la poltica y de las fatigas en la guerra.

MASCARILLA.- Es un valiente de pelo en pecho.

JODELET.- No es para tanto.

MASCARILLA.- Cierto es que ya nos hemos encontrado los dos en situaciones

difciles.

JODELET.- Y en sitios donde haca mucho calor.

MASCARILLA.- (Mirando a CATHOS y a MADELN.) S; pero no tanto como

aqu. Ay, ay, ay!

JODELET.- Nuestra amistad se forj en la guerra, y la primera vez que nos vimos

mandaba l un regimiento.

MASCARILLA.- Es cierto; recuerdo que no era yo ms que simple oficial an,

cuando ya mandabas t dos mil hombres.

JODELET.- La guerra es una cosa muy bella; mas, pero se recompensa hoy muy mal

a alas gentes de servicio como nosotros.

MASCARILLA.- Lo cual hace que quiera yo ahorcar el uniforme.

CATHOS.- Yo, por mi parte, siento una furiosa ternura por los hombres valientes.

MADELN.- Tambin yo los amo.

MASCARILLA.- Te acuerdas, de aquel terreno que arrebatamos a los enemigos?

JODELET.- Claro! Fui herido all en la pierna por una granada, y tengo an las

seales. Toquen un poco, por favor; as comprendern qu herida fue aquella.

CATHOS.- (Despus de haberle tocado el sitio.) En verdad que es grande la

cicatriz.

MASCARILLA.- toquen esta: aqu precisamente detrs de la cabeza. Lo notas?

MADELN.- S; noto algo.

MASCARILLA.- Es un culatazo que recib en la ltima campaa que hice.

JODELET.- (Descubriendo su pecho.) He aqu otra herida que me atraves de parte

a parte.

MASCARILLA.- (Poniendo la mano en el botn de sus calzones.) Voy a

mostrarles una rabiosa llaga.

MADELN.- No es necesario; lo creemos sin verla.

MASCARILLA.- Son las huellas honrosas que revelan lo que uno es.

CATHOS.- No dudamos de lo que son.

MASCARILLA.- Traes tu porshe?

JODELET.- S, para qu?

MASCARILLA.- Llevaramos a pasear a estas damas y les haramos un regalo.

MADELN.- No podemos salir hoy.

MASCARILLA.- Entonces bailemos un poco.

MADELN.- Marotte, pon msica.

MASCARILLA.-qu dices de estos ojos?

JODELET.- Y qu te parecen a ti?

MASCARILLA.- Pues yo digo que les va a costar trabajo a nuestras libertades sacar

de aqu las bragas enjutas. Al menos, por mi parte, experimento extraas sacudidas, y

mi alma pende de un hilo.

MADELN.- Qu natural es todo lo que dice! Expresa las cosas del modo ms

agradable del mundo.

CATHOS.- En verdad, hace un furioso derroche de ingenio.

MASCARILLA.- Para mostrar que es verdad, voy a hacer una improvisacin ahora

mismo. (Medita.)

CATHOS.- Dinos algo que sea exclusivo para nosotras.

JODELET.- Deseara yo hacer otro tanto; mas me encuentro un poco molesto de la

vena potica por la cantidad de sangras que he practicado en ella estos das pasados.

MASCARILLA.- Qu diablos pasa? Hago siempre bien el primer verso; pero me

cuesta trabajo componer los dems. har despacio una improvisacin, que ser la ms

bella del mundo.

JODELET.- Tiene un ingenio endemoniado.

MADELN.- Y galanura y estilo florido.

Escena XIII

MADELN, CATHOS, MASCARILLA, JODELET y MAROTTE.

MAROTTE.- Ya est la msica.

MADELN.- Muy bien..

MASCARILLA.- (Bailando l solo, como preludio.) La, la, la, la, la, la, la, la!

MADELN.- qu elegante.

CATHOS.- Y baila muy bien.

MASCARILLA.- (Sacando a MADELN a bailar.) A bailar!

(Los cuatro bailan en medio de la escena.)

JODELET.- (Despus del baile. Jadeando.) No tan rpido, que acabo de salir de

una enfermedad.

Escena XIV

DU CROISY, LA GRANGE, CATHOS, MADELN, JODELET, MASCARILLA y

MAROTTE.

LA GRANGE.- (Con un palo en la mano.) Qu hacen aqu? Hace tres horas que

los buscamos.

MASCARILLA.- (Al sentirse golpeado.) Ay, ay, ay! No me habian dicho que los

golpes estaran incluidos tambin!

JODELET.- Ay, ay, ay!

LA GRANGE.- Es muy de tu estilo, infame, querer pasar por hombre importante!

DU CROISY.- Esto les ensear a conocernos.

Escena XV

MADELN.- Qu quiere decir esto?

JODELET.- Es una apuesta

CATHOS.- Cmo, dejarse pegar de ese modo!

MASCARILLA.- Dios mo! No he querido darme por entendido porque soy

violento y me hubiera enfurecido.

MADELN.- Soportar una afrenta as, en nuestra presencia!

MASCARILLA.- No es nada; dejmoslo ah. Nos conocemos desde hace largo

tiempo, y entre amigos no va uno a ofenderse por tan poca cosa.

Escena XVI

LA GRANGE.- (Pegndole.) no se reirn de nosotros, os lo prometo.

MADELN.- Qu osada es esta de venir a perturbarnos as en nuestra casa?

DU CROISY.- Cmo! Vamos a tolerar que nuestros sirvientes sean mejor

recibidos que nosotros?

MADELN.- sus sirvientes?

LA GRANGE.- S. Y no es ni bonito ni honesto pervertirlas como estaban haciendo.

MADELN.- Oh, cielos, qu insolencia!

LA GRANGE.- no sacarn partido de nuestras ropas. Pronto, desndense sin

dilacin.

MASCARILLA.- (Quitndose la ropa.) Quedamos por los suelos.

DU CROISY.- Ah, pcaros! Tienen la osada de entrar en competencia con

nosotros?

LA GRANGE.- Es ya demasiado esto de suplantarnos y de hacerlo adems, con

nuestra ropa.

MASCARILLA.- Oh fortuna, qu inconstancia la tuya!

DU CROISY.- vamos qutense hasta menor prenda.

LA GRANGE.- Que se lleven todas esas ropas.

(MAROTTE recoge las ropas y sale de escena con ellas.)

Y ahora, seoras, en el estado en que se encuentran pueden seguir sus amores con ellos;

y no nos sentiremos nada celoso.

(Salen LA GRANGE y DU CROISY.)

Escena XVII

MADELN, CATHOS, JODELET, MASCARILLA y MAROTTE.

CATHOS.- Ah, qu sinvergenza!

MADELN.- Me muero de pena.

Escena XVIII

GORGIBUS, MADELN, CATHOS, JODELET, MASCARILLA y MAROTTE.

GORGIBUS.- (Entrando.) Ah bribones, en buen apuro nos ponis por lo que veo!

Y acabo de enterarme de lindas cosas, realmente, por esos caballeros que salen.

MADELN.- Ah padre mo, nos han gastado una broma sangrienta!

GORGIBUS.- S; es una broma sangrienta, resultado de sus tonteras!

MADELN.- Juro que nos vengaremos de ello o morir en el intento. Y ustedes,

siguen aqu despus de su insolencia?

MASCARILLA.- Tratar de este modo a un seor! As es el mundo: la menor

desgracia hace que nos desprecien aquellos que nos queran. Vamos, camarada; vamos

a buscar fortuna a otra parte; bien veo que aqu no se ama ms que la vana apariencia, y

que no se considera nada a la virtud totalmente desnuda.

Escena XIX

GORGIBUS, MADELN, CATHOS y MAROTTE.

Y ustedes van a servir de burla y de irrisin a todo el mundo. Esto es lo que han

conseguido con sus extravagancias. Escndanse, miserables para siempre.

(MADELN y CATHOS salen corriendo.)

Y ustedes, causantes de su locura, necias revistas, perniciosas diversiones de los

espritus ociosos, telenovelas, televisa y teveazteca , canciones y sonetos, vyanse al

diablo!

FIN