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Las redes sociales de la migración emergente de Veracruz a los Estados Unidos Mario Pérez Monterosas Universidad Veracruzana RESUMEN Este artículo examina el proceso migratorio internacional en una región de Veracruz, donde desde mediados de la década de los noventa se ha desarrollado una migración de hombres y mujeres indocumentados que se dirigen a destinos tanto tradicionales como nuevos en los Estados Unidos. Se utilizan entrevistas abiertas y en profundidad en tres municipios del centro de Veracruz para analizar el papel que juegan las redes sociales en la migración de trabajadores rurales. Estos nuevos migrantes hacen uso de los recursos sociales y económicos que les brinda la pertenencia a redes migratorias de densidad y antigüedad diversas que facilitan el incremento de la migración del Veracruz central a los Estados Unidos. Palabras clave: 1. migración internacional, 2. redes sociales, 3. regiones migratorias emergentes, 4. Veracruz, 5. Estados Unidos. ABSTRACT This article examines the process of international migration in a region of Veracruz. Since the mid-1990s, undocumented men and women have begun migrating from this region to traditional and new destinations in the United States. Analysis based on both open-ended and in-depth interviews in three municipalities in central Veracruz consid- ers the role that social networks play in the migration of rural workers. These new mi- grants make use of social and economic resources that give them membership in various mature and dense migrant networks, which facilitate increased migration from central Veracruz to the United States. Keywords: 1. international migration, 2. social networks, 3. emerging emigrant regions, 4. Veracruz, 5. United States. MIGRACIONES INTERNACIONALES, VOL. 2, NÚM. 1, ENERO-JUNIO DE 2003

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Las redes sociales de la migración emergentede Veracruz a los Estados Unidos

Mario Pérez MonterosasUniversidad Veracruzana

RESUMENEste artículo examina el proceso migratorio internacional en una región de Veracruz,donde desde mediados de la década de los noventa se ha desarrollado una migración dehombres y mujeres indocumentados que se dirigen a destinos tanto tradicionales comonuevos en los Estados Unidos. Se utilizan entrevistas abiertas y en profundidad en tresmunicipios del centro de Veracruz para analizar el papel que juegan las redes sociales enla migración de trabajadores rurales. Estos nuevos migrantes hacen uso de los recursossociales y económicos que les brinda la pertenencia a redes migratorias de densidad yantigüedad diversas que facilitan el incremento de la migración del Veracruz central a losEstados Unidos. Palabras clave: 1. migración internacional, 2. redes sociales, 3. regiones migratoriasemergentes, 4. Veracruz, 5. Estados Unidos.

ABSTRACTThis article examines the process of international migration in a region of Veracruz.Since the mid-1990s, undocumented men and women have begun migrating from thisregion to traditional and new destinations in the United States. Analysis based on bothopen-ended and in-depth interviews in three municipalities in central Veracruz consid-ers the role that social networks play in the migration of rural workers. These new mi-grants make use of social and economic resources that give them membership in variousmature and dense migrant networks, which facilitate increased migration from centralVeracruz to the United States. Keywords: 1. international migration, 2. social networks, 3. emerging emigrant regions,4. Veracruz, 5. United States.

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Introducción1

La migración de mexicanos a los Estados Unidos, con más de un siglo deexistencia, tuvo sus orígenes en la región occidente del país, donde hantenido lugar formas de socialización y organización informal que han per-mitido su desarrollo y mantenimiento. Ésa era una certeza en el procederdel fenómeno migratorio; sin embargo, desde finales de los años setentadel siglo XX tal fenómeno se ha venido redefiniendo de manera gradual ya pasos lentos, rompiendo con el estereotipo de que en el centro y sur delpaís no tenía lugar un proceso de migración de carácter internacional. Enla década de los noventa, el estado de Veracruz emerge con una participa-ción importante en la migración a los Estados Unidos. Los factores econó-micos han influido en ello, pero también los no económicos.

La gestación y el desarrollo de las redes sociales en la migración tem-prana, en las diversas regiones de origen de los migrantes veracruzanos,han contribuido a su expansión social y geográfica, engrosando así losflujos de una población heterogénea que dista de parecerse a la que hamigrado tradicionalmente. Con la migración emergente se han formadodiversos tipos de redes que brindan ayuda de manera selectiva y exclu-yente entre algunos de sus miembros, pero que muestran también unaorganización sólida en relación con los lugares de destino y con el accesoal mercado de trabajo urbano en los Estados Unidos.

La emergencia del fenómeno migratorio internacional en Veracruz ysu multiplicación tan acelerada son situaciones que preocupan a las auto-ridades municipales. El incremento de las muertes en la frontera y lasredefiniciones de los tejidos sociales, que se han visto alterados de mane-ra particular en las sociedades rurales, obligan a pensar en la manera deasumir los costos que han implicado, pero en ocasiones ese objetivo reba-sa los alcances de quienes tienen en sus manos la elaboración y conduc-ción de las políticas públicas orientadas a reducir los costos de la migracióne incrementar sus beneficios.

Con el fin de contribuir en parte a la comprensión de los fenómenosmigratorios emergentes en las nuevas regiones de origen, proponemosdar cuenta del papel que juegan las redes sociales en la propagación delfenómeno migratorio, de los recursos sociales que circulan a través de lasredes y de la conformación de nuevos lugares de destino en los EstadosUnidos. Para ello tomamos como ejemplo el estado de Veracruz, dondeen la década de los noventa emergió de manera importante la migracióninternacional que ha contribuido a redefinir las formas de organizarse yproceder de las sociedades rurales.

1 En la realización de este trabajo, deseo agradecer el apoyo logístico de Virginia Ramírezy los comentarios de dos dictaminadores anónimos de Migraciones Internacionales.

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Con la utilización de técnicas de investigación propias de la sociologíay la antropología, realizamos trabajo de campo etnográfico, aplicamosentrevistas y echamos mano de la observación participante en varias co-munidades de reciente contribución a los flujos migratorios con destinoa los Estados Unidos, para generar así información que permitiera darlecuerpo al nuevo fenómeno que se nos presentaba.

En la primera parte del trabajo hacemos un recuento de cómo se haregionalizado al país según diversos enfoques de la migración y analiza-mos las discusiones originadas por los cambios y permanencias que elfenómeno ha mostrado a lo largo del siglo XX.

Con la perspectiva de las redes sociales, nuestra reflexión se enfoca encómo se ha abordado su estudio, en su importancia en la perpetuaciónde la migración internacional y en los recursos que brinda a sus miem-bros a manera de capital social producto de la interacción entre los acto-res que participan del fenómeno. Esto ha hecho posible que analicemosla existencia y expansión del fenómeno en el centro de Veracruz, lo mis-mo que la reconfiguracion de los actores sociales que participan con pro-yectos migratorios heterogéneos y las nuevas dinámicas que adquiere lavida rural a partir de entonces.

La presente investigación se realizó entre 1997 y 2002. En 1997, mien-tras escribía mi tesis de maestría en El Colegio de Michoacán sobre eltrabajo y las representaciones sociales en la migración de michoacanos aCalifornia, durante uno de mis viajes en plan de vacaciones a la capitalveracruzana, de donde había emigrado dos años antes, comencé una se-rie de recorridos de campo por el medio rural del centro de Veracruz paraexplorar el fenómeno migratorio a los Estados Unidos.

Los recorridos por varias localidades de tres municipios resultaron muyinteresantes, pues conforme se incrementaba el número de personas entrevis-tadas aumentaba la información sobre las personas que se habían ido “recien-temente” o que “apenas se empezaban a ir a los Estados Unidos”, “porque esoantes no existía”. Aplicando la técnica “bola de nieve” fue como identifica-mos a varios migrantes de retorno o a sus familias, quienes nos pusieron altanto de cómo se inició el movimiento migratorio en sus hogares.

El trabajo etnográfico fue nuestra principal herramienta para dar cuen-ta, “desde abajo”, de cómo se gestó, desarrolló y mantuvo el fenómenomigratorio internacional en la sociedades rurales. Con el transcurrir deltiempo los “paseos académicos” fueron adquiriendo solidez y formali-dad. Desde luego, la magnitud que para entonces (1999-2000) habíaadquirido la migración en la región central del país y en el estado deVeracruz exigía la formulación de instrumentos que nos permitieran captarinformación más precisa y ordenada.

Al trasladar mi residencia a Xalapa en 1998, continuamos con la inves-tigación sobre la migración de veracruzanos a los Estados Unidos en cuan-

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do menos seis municipios cercanos a la capital, ubicados en la cuencacafetalera y cañera, que presentaban patrones migratorios muy diversos.

En 1999 reanudé los recorridos de campo y la realización de trabajoetnográfico: el objetivo era realizar entrevistas, observación participantey pláticas informales para informarme cómo había tenido lugar la migra-ción. Hacía énfasis en los aspectos no económicos, especialmente en laformación y madurez de las redes sociales.

Para el 2000, aun cuando el fenómeno migratorio se había extendidoen gran medida, seguíamos sin tener cifras confiables de la cantidad depersonas que se habían incorporado a los flujos migratorios. Los políti-cos y funcionarios daban cifras, y aunque no eran confiables, eran lasúnicas con que se contaba. Un momento coyuntural fue cuando se trans-mitieron por Televisa las imágenes de un veracruzano ahogándose en elrío Bravo. A partir de entonces el gobernador Miguel Alemán mostróinterés por la migración y se propuso la creación del Programa Estatal deAtención a Migrantes, que ahora opera también en el nivel municipal ypermite un mayor acercamiento con los procesos que la migración haacelerado y redefinido trastocando los más finos tejidos sociales.

A finales de 2000 realicé entrevistas en Matamoros, Tamaulipas, y enDallas, Texas, donde también viví y trabajé con veracruzanos de Xalapa,Alto Lucero y Actopan. Con las voces que los migrantes manifestabanantes de salir de su terruño y una vez instalados en escenario norteameri-cano fui formándome una visión más completa del proceso.

A lo largo de la investigación hemos recurrido a diferentes fuentes deinformación: censos del INEGI, hemerografia local y regional (con reservas),informes del Consejo Estatal de Población (Coespo) de Veracruz y del Ins-tituto Nacional de Migración, así como avances de investigación de los to-davía pocos académicos que se han abocado al estudio del fenómeno.

Las “nuevas” regiones migratorias

Los estudiosos de la migración de mexicanos a los Estados Unidos hanregionalizado al país según sus intereses particulares o de acuerdo conlas características geográficas y migratorias de los estados expulsores.Las dinámicas migratorias que se presentan a lo largo de todo el territo-rio de la República Mexicana son muestra de la constante movilidad delas personas a través del circuito migratorio entre México y los EstadosUnidos.

El Estudio binacional (Secretaría de Relaciones Exteriores y Commissionon Immigration Reform, 1997) divide a México en seis regiones, conbase en la distribución geográfica de los lugares de nacimiento de losmigrantes a los Estados Unidos según datos de 1992.

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1. Estados tradicionales de la región centro-occidente: Guanajuato,Jalisco, Michoacán y Colima.

2. Frontera norte: Baja California, Baja California Sur, Sonora,Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

3. Los estados de Sinaloa, Durango, Nayarit, Zacatecas, San LuisPotosí y Aguascalientes.

4. El Valle de México: Distrito Federal, Estado de México, Querétaro,Hidalgo y Tlaxcala.

5. Los estados del sur: Oaxaca, Guerrero, Puebla y Morelos.6. El sureste: Veracruz, Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y

Quintana Roo (Secretaría de Relaciones Exteriores y Commissionon Immigration Reform, 1997:23-24).

Bustamante propuso en 1998 regionalizar a México también en seis re-giones, con base en un estudio de observación y medición de migrantes ydeportados captados en diversos puntos de la frontera norte de Méxicoentre 1987 y 1996. El indicador en esta regionalización es el destino delflujo de los migrantes de acuerdo con su lugar de residencia en México.Esta regionalización es muy similar a la presentada por el Estudio binacional.

Otra propuesta es la que hace Durand (1998b), que considera los datosobtenidos de la aplicación de la etnoencuesta del Mexican Migration Projecten algunos estados del país. Este autor sugiere dividir al país en tres regio-nes migratorias teniendo en cuenta los cambios generados con la instru-mentación en 1986 de la Immigration Reform and Control Act (IRCA).

1. Región histórica (occidente y altiplano central): Jalisco, Michoacán,Guanajuato, Zacatecas, Durango, Nayarit, San Luis Potosí y dosentidades de menor tamaño y aporte migratorio: Colima yAguascalientes (Durand, 1998:106-107).

2. La región fronteriza: Tamaulipas, Coahuila, Nuevo León,Chihuahua, Sonora y Baja California. A esta región se agregan dosentidades no fronterizas pero que están, migratoria y geográ-ficamente, relacionadas con las anteriores: Baja California Sur ySinaloa (Durand, 1998:109-110).

3. Nuevas regiones y destinos migratorios: Distrito Federal, Querétaro,Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, México, Guerrero, Morelos y Oaxaca.

Cabe destacar que en la regionalización propuesta por Durand nofigura el estado de Veracruz, que para los años en que dicho autor hacesu análisis (1995) apenas empieza a vivir la presencia del fenómenomigratorio de carácter internacional; sin embargo, al parecer Veracruzcuenta con las características que presentan los estados que conformanla región 3 que plantea el investigador, pues los veracruzanos ya no

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escogen los destinos tradicionales y se dirigen, sobre todo, al este de laUnión Americana. Esto muestra las dinámicas cambiantes de los patro-nes migratorios y nos invita a reformular las regionalizaciones de mane-ra constante.

Lozano (2001) ha dividido al país, de manera práctica, en dos grandesregiones para analizar la creciente urbanización del flujo migratorio deMéxico a los Estados Unidos.

A. Región tradicional: comprende los nueve estados que tradicio-nalmente han sido proveedores de mano de obra migrante:Aguascalientes, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán,Nayarit, San Luis Potosí y Zacatecas.

B. Región no tradicional, constituida por los 22 estados restantes.

Con la emigración internacional sucedió como con la Revolución Mexi-cana, que pasó casi como un suspiro por Veracruz mientras rugía en elnorte y en el centro del país. Cuando los veracruzanos participaban demanera esporádica y contada en el mercado laboral norteamericano, enel occidente de México y en los estados del norte ya había echado raícesprofundas la migración, que se ha constituido en una tradición, en unaforma de vida.

En este largo andar por el tiempo y por las geografías parecía que yasabíamos y predecíamos todo respecto a los flujos migratorios entre Méxicoy los Estados Unidos; sin embargo, la realidad nos empuja a ir más allá delas certezas y las características predecibles del fenómeno, para ser máscautelosos y críticos de los patrones migratorios, que se reconfigurancotidianamente y que actualmente se han masificado y expandido porcasi todo el territorio nacional.

La migración de mexicanos a los Estados Unidos tiene ya un poco másde un siglo de vida. En su composición han participado hombres enedad productiva, y en menor medida también mujeres y niños, prove-nientes de diversos estratos económicos y sociales de diferentes partes delpaís, pero sobre todo de unos cuantos estados que han logrado estableceruna tradición migratoria: Guanajuato, Jalisco, Michoacán y Zacatecas.Es hasta muy recientemente que se han hecho intentos por regionalizaral país de acuerdo con la dimensión y antigüedad de los flujos migratoriosa los Estados Unidos, incorporando a los “nuevos” estados expulsores delcentro y sur del país, que han tenido una participación importante desdela década de los setenta del siglo XX.

Actualmente, el fenómeno migratorio se ha extendido con amplitudpor “nuevas” regiones de expulsión, tanto rurales como urbanas, que “nosobligan a modificar nuestro estereotipo del migrante como un hombreprocedente de las regiones tradicionales” (Goldring, 1992:318). Como

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bien dice Binford: “La migración se ha extendido como fuego incontro-lable por el sur de México” (2002). Los casos más representativos de estaemergencia del fenómeno son el centro de Oaxaca y el sur y centro deVeracruz (Conapo, 2002).

Pero es pertinente preguntarnos a qué nos referimos cuando hablamos denuevas regiones o de migraciones emergentes: a la maduración del fenóme-no en tiempos cortos, a las características de composición y dimensión delos flujos migratorios que tienen como lugar de origen áreas que anterior-mente no habían participado en flujos de larga distancia y de estancias pro-longadas. Las migraciones emergentes se refieren a los procesos de movilidadque las conformaron y dan cuenta de la existencia de los patrones migratorioslocales y regionales, de corta y media distancia, que han antecedido a losmovimientos poblacionales de carácter internacional que han proliferado.

Se aprecian dos momentos:

a. Más allá de las certezas, la caracterización que se hace del fenó-meno migratorio ha dejado de tener validez, si bien se había vueltoheterogénea. Como bien apunta Cornelius (1990), desde los añosochenta “la erosión del estereotipo” que teníamos de la migra-ción aparentemente se ha intensificado a causa de las crisis eco-nómicas y de la implementación de leyes norteamericanas queregulan los flujos”.2 La Ley Simpson-Rodino significó unparteaguas y contribuyó al cambio del perfil de los migrantes,con el crecimiento de la migración de origen urbano y con lamodificación del tipo de mercado de trabajo de rural a urbano,además del aumento de la migración de mujeres y niños pormotivos de reunificación familiar.

b. La elección de nuevos lugares de destino en los Estados Unidos. Lamigración cada vez que integra nuevas regiones de origen contribu-ye a dispersar los lugares de destino, de manera que ahora podemosencontrar a los mexicanos en casi toda la Unión Americana. Aun-que tradicionalmente el estado de California había concentrado enpromedio 50 por ciento de los migrantes mexicanos, los patronesde migración no eran estáticos, sino que había microflujos de mo-vilidad en el interior del estado, pues se registraba un gran movi-miento de población intrarrural, rural urbano y urbano-rural, enbusca de mejores salarios y de la seguridad de no ser deportado omolestado por “la migra”, pero también se dirigían a Chicago y aotras partes del medio oeste, e incluso a Nueva York (Cornelius,1990:104-105). Sin embargo, con el paso del tiempo, tanto paralos migrantes tradicionales como para los que recién se incorporan,

2 La Immigration Reform and Control Act (1986) y la Illegal Immigration Reform andImmigrant Responsability Act (1996).

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no sólo Nueva York llegaría a ser un destino importante, sino engeneral los estados de la costa este norteamericana.

Cornelius observa que los orígenes de la migración estaban cambiandodesde 1973; en el caso de California la mayoría de los migrantes seguíanllegando de Jalisco y Michoacán, pero el flujo también incluía a personasde Baja California, Sinaloa y Guerrero. También encuentra que en 1987-1988 Jalisco y Michoacán aportaban el 50 por ciento de los migrantes yque el resto lo conformaban seis estados no tradicionales: Distrito Fede-ral, Puebla, Hidalgo, Estado de México, Morelos y Oaxaca (Cornelius,1990:112-114) (Cfr. Durand, 1998; Goldring, 1992; Lozano, 1998.)

La migración en los años noventa experimentó cambios significativos.Marcelli y Cornelius (2001) presentan algunos de ellos: incremento delos migrantes que se establecieron en los Estados Unidos, diversificacióngeográfica de los lugares de destino, recomposición del flujo para incluira más mujeres, participación mayor en mercados de trabajo no agrícola ymaduración de redes sociales facilitada por los ya nacidos en los EstadosUnidos. Estos autores consideran que la implementación de la IRCA hainfluido de manera importante en la reunificación familiar, hipótesiscompartida por Frank Bean, Thomas Espenshade y Michel White (cita-dos por Marcelli y Cornelius, 2001).

Por su parte, Durand parece coincidir, en un principio, con algunas delas generalizaciones de Cornelius respecto al incremento de la migraciónfamiliar y al aumento de la participación de mujeres y niños, y habla dela presencia de una “nueva fase migratoria diferente a las anteriores”,debido al incremento de la migración de origen urbano, y de unresquebrajamiento del patrón tradicional de la migración de retorno,además del cambio en los patrones de residencia de los migrantes y de sumayor perspectiva de movilidad social (1998a:210-212).

Marcelli y Cornelius abren el debate en torno a la continuidad o no delas características de la migración mexicana a partir del cambio de opiniónque al respecto hace Durand, pero ahora en un documento escrito a tresmanos, en coautoría con Massey y Zenteno (2001), quienes en su estudioafirman que la migración ha llegado a ser más cíclica y urbana, que el lugarde origen sigue siendo el centro-occidente de México y que en la compo-sición de los flujos migratorios siguen dominando los hombres en edad detrabajar. Durand, Massey y Zenteno afirman que la migración ha mostra-do una notable continuidad a lo largo del tiempo (tomado de Marcelli yCornelius, 2001). Pero Marcelli y Cornelius no coinciden con las afirma-ciones anteriores y dan una versión diferente, analizando las fuentes esta-dísticas que los autores utilizan, así como su perspectiva teórica de laperpetuación del flujo migratorio, con argumentos que muestran ladebilidad de lo aseverado por Durand, Massey y Zenteno.

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Por su parte, Mendoza (2002), en un análisis comparativo entre unestado de migración tradicional: Michoacán y uno “emergente”: Veracruz,encuentra patrones similares en la composición de sus flujos, al sermayoritariamente de hombres, de origen rural y sin diversificación im-portante. Lozano (2001) también considera que hay una tendencia a laruralización del fenómeno. Los cambios que Mendoza identifica enMichoacán consisten en que en los años noventa hay una menor tenden-cia a que los migrantes regresen, mientras que en Veracruz la migracióntiene un mayor impacto en la recomposición familiar.

Al parecer, cada nueva oleada migratoria proveniente de regiones notradicionales busca sus propios cauces para echar raíces en nuevos lugaresde destino, adonde llegan en ocasiones a través de una migración escalo-nada, pues arriban primero a los estados tradicionales para luego seguir elcamino “más al norte”, al interior de los Estados Unidos, en lugares don-de hay menos población latina.

Las redes sociales en la migración a los Estados Unidos

En el fenómeno migratorio internacional inciden múltiples variables, porello es multidimensional y multicausal. En un principio, las causas estruc-turales y económicas influyeron en la toma de decisiones de los “norteños”;sin embargo, con el tiempo los factores no económicos también han juga-do un papel primordial. En la propagación del fenómeno han influidotambién la revolución de aspiraciones (Arizpe, 1985), la búsqueda de nue-vas formas de vida y expectativas que sólo se pueden realizar trabajando enlos Estados Unidos (López, 1996; Portes y Rumbaut, 1995:18), la dife-rencia salarial entre ambos países (Gamio, 1931; Durand, 1988) y la ma-duración de las redes sociales que multiplican y sostienen la migración.Con el paso de los años la migración se ha vuelto una práctica vital que sehereda de generación en generación, dando origen a una cultura específica(Durand, 1994), con actitudes tradicionales y costumbres que forman partede la vida y que se aprenden desde la niñez (Rouse, 1996:251; Díaz, 2002).Pareciera que la migración laboral a Norteamérica, como cualquier otraactividad económica, está orientada socialmente (Portes, 1995).

La sociología económica de la inmigración (Portes, 1995) y la perspec-tiva de la migración como proceso social (Massey et al., 1987) proponenver a la migración no con un enfoque económico sino con uno socioló-gico, para lo cual hacen uso de los conceptos de redes sociales y capitalsocial considerados como “tipos ideales” (de origen inductivo, naturalezaheurística y como guías de investigación científica) (Weber, 1992), en loque Merton menciona como un nivel de teorización de “mediana escala”(citado por Portes, 2002:127-129).

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La migración había venido explicándose mediante teorías económicasque consideraban que los factores que la generaban eran netamente eco-nómicos, excluyendo la posibilidad de que otras perspectivas o enfoquesemitieran su propia explicación, lo cual era una gran limitante. Por esoPortes y Rumbaut, al igual que Tilly, analizaron la migración como unproblema social y consideraron los procesos de asentamiento en los luga-res de destino y la pertenencia étnica de los inmigrantes (Portes y Rumbaut,1995:33-34). Por su parte, Tilly dio cuenta de cómo las redes socialestransformaban las relaciones sociales y creaban nuevos grupos de identi-dad, solidaridad y desigualdad (1990:86-87).

Debido a las crecientes dudas de la teoría neoclásica para explicarnumerosos aspectos de la vida económica, la sociología económica hatenido un resurgimiento, más interesada en los postulados de la accióneconómica como socialmente orientada, en el sentido de que la bús-queda del beneficio material obra recíprocamente con otras metasegocéntricas, tales como la búsqueda de aprobación, el estatus y el po-der, que dependen de las opiniones de otros (Portes, 1995). Las accio-nes económicas están orientadas socialmente por las expectativas de unareciprocidad en la que cumplen una función las interacciones sociales.Así, la migración ha tenido un significado social y se ha intensificadodebido a las interacciones sociales tejidas entre los actores, los motivos ylas expectativas que se generan al estar en relación con migrantes activoso de retorno, a partir no sólo de relaciones cara a cara sino también derelaciones determinadas por los medios de comunicación y por formasmodernas de transmisión de imágenes y mensajes. Esto es lo que Weberllamaría la “conducta íntima”, en la que las acciones están orientadaspor las acciones de los otros (1992:18-19). La migración toma cuerpoen las acciones sociales individuales y colectivas, vistas como un proce-so que se construye socialmente y se genera por diversas acciones consentido subjetivo en un marco de intencionalidad, acciones que tienenun sentido propio dirigidas a la acción de los otros (Weber, 1992:19).Las interacciones de los sujetos sociales cristalizan en las redes migratoriasque han permitido la permanencia de la migración en las comunidadesrurales del centro de Veracruz y el incremento de su flujo con destino aEstados Unidos (Pérez, 2001).

Por su parte, Massey y colaboradores propusieron en 1987 analizar lamigración como un proceso social en el que juegan un papel importantelas redes sociales y los capitales social y humano como elementos quepermiten perpetuar y autosostener el proceso migratorio internacional.

La migración de mexicanos a los Estados Unidos tiene ya una larga data.Desde hace más de un siglo se presentan flujos de carácter laboral desde eloccidente de México, como resultado de un proceso social dinámico y com-plejo que ha introducido cambios en los ámbitos individual, familiar y co-

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munitario (Massey et al., 1987; Durand, 1994; Cardoso, 1980; Wiest, 1977).Massey et al. consideran que la migración genera más migración a lo largo deltiempo mediante un poderoso impulso de automantenimiento (1987:3-4).

Aunque la migración tiene fundamento en los cambios estructuralesde los lugares de origen y de destino, al iniciarse el fenómeno desarrollauna infraestructura social que hace posible convertir el movimiento ori-ginalmente económico en un fenómeno permanente y masivo. Es decir,las causas que originan la migración no son las mismas que lo sostienen(Mines, 1981; Massey et al., 1987).

La constante interacción inherente a la migración entre México y losEstados Unidos da paso a la formación de un circuito migratorio por don-de circulan personas, bienes, dinero, información e ideas, de manera quecon ella se crean vínculos sociales entre las comunidades de origen y las dedestino hasta formar diversas redes que permiten disminuir los costos so-ciales y humanos que el fenómeno implica. La multiplicación de estasredes fomenta más migración (Mines, 1981; Wiest, 1977), la cual afectalas motivaciones individuales, las estrategias familiares y las estructuras dela comunidad. La migración se organiza de manera social e informalmen-te con base en las interacciones de los actores, migrantes o no migrantes, yse extiende en el tiempo, convirtiéndose de fenómeno aislado en masivo,en el que se incluye o excluye la participación de unos y otros.

Las redes sociales pueden ser definidas como un conjunto de nodos yactores fuertes y capaces unidos por relaciones sociales o vinculados deforma específica. La capacidad de los actores puede incluir información,avisos, amistad o intereses de relación y, típicamente, algunos niveles deconfianza (que puede ser relacional o estructural) (Castilla et al., 2000:219).

Las redes son lazos que vinculan comunidades remitentes y receptoras, nexosque unen a migrantes y no migrantes en un entramado de relaciones socialescomplementarias y de relaciones interpersonales que se sostienen gracias a unconjunto de expectativas recíprocas y de conductas prescritas. Estas redespueden estar basadas en el parentesco, el paisanaje o la amistad, y se refuerzancon la interacción regular de las agrupaciones sociales (Massey et al., 1987:140).Las redes tienen puntos nodales en uno o varios lugares de los Estados Uni-dos, funcionan como articuladoras de la migración y con el tiempo puedencambiar los lugares de destino. Los miembros de las redes proporcionan a losnuevos migrantes información, ayuda económica y moral, y apoyo para con-seguir trabajo (Levitt, 2001; Kearney, 1996; Pérez, 2001).

En la actual teoría del capital, en contraste con la teoría clásica deCarlos Marx, se plantea el concepto de capital social, que se ubica en unared social y refiere a la cantidad y calidad de recursos3 que un actor (indi-

3 Entendidos como conexiones sociales de los trabajadores que se mueven laboralmente através de redes sociales, su movilidad depende de la densidad de las redes (Castilla et al.,2000:220).

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viduo, grupo o comunidad) puede usar o al que puede acceder (Lin,2000). En el fenómeno de la migración es importante la clase de recursos(de capital social) que son válidos para los migrantes según sus condicio-nes de vida, además del contexto social en el que los migrantes viven y suposición social, que determinan la cantidad y calidad de los recursos quepara ellos son válidos, pero también cuenta la habilidad de los migrantes,su obligación y reciprocidad (Menjívar, 2000:149).

Hay diversas definiciones del capital social. Coleman lo define como elproceso por el cual se establecen relaciones humanas que actúan comorecurso para la cooperación económica. Las relaciones sociales están ba-sadas en redes sociales que pueden ser densas o difusas (1988). SegúnPortes, el capital social refleja la capacidad de los individuos para ponerorden, por virtud de su membresía a una red o a amplias estructurassociales, cuando los recursos (por ejemplo, las oportunidades de empleo)escasean (citado por Wilson, 1998).

Bourdieu define al capital social como la suma de recursos, actuales opotenciales, que posee un individuo o grupo como parte de una redduradera de relaciones, conocimientos y reconocimientos mutuos más omenos institucionalizados; esto es, el capital social es la suma de los capi-tales y poderes que semejante red permite movilizar (Bourdieu y Wacquant,1995:82). El volumen del capital social que una persona posee dependedel tamaño de la red a la que pertenece y que puede movilizar y delvolumen de otras formas de capital (económico, cultural) que cada unode sus contactos tenga (Bourdieu, 1986:249).

Para Massey y colaboradores, en el proceso migratorio el capital so-cial se incrementa con la incorporación de nuevos migrantes y se acu-mula en proporción directa con el capital humano en forma deexperiencias y aprendizaje en la sociedad que recibe al migrante en susredes (1987:150). Según la teoría de los recursos sociales (relaciones yredes sociales), el capital social sirve para acceder a la movilización derecursos personales4 o sociales. El capital social es de utilidad instru-mental para los migrantes, que mediante estos recursos5 se movilizan ycirculan a través de las redes sociales. La utilidad del capital social estáen proporción de los capitales que se posee, de la fortaleza de esos capi-tales y de la densidad de los vínculos (Lin, 1999), pero las redes tam-bién lo generan (Wilson, 1998).

Las relaciones sociales crecen y pueden dar a los migrantes un capitalsocial del que pueden valerse para iniciar una carrera migratoria (Massey

4 Los que posee un individuo y usa libremente. A los recursos sociales se accede a través devínculos directos e indirectos que pueden ser temporales.

5 El acceso a los recursos puede estar ligado al estatus de los individuos, al capital humanoque poseen y a los vínculos sociales de ego. Esto determina la extensión de los recursos a queel ego puede tener acceso a través de tales conexiones (recursos de redes) (Lin, 1999).

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et al., 1987:150). Las redes pueden ser una fuente importante de poder yde influencia, ayudan a transmitir información y conocimientos entrelos diferentes actores y producen innovación (Castilla et al., 2000:222).

La emergencia de la migración internacional en Veracruz

A lo largo del siglo, Veracruz ha ido perdiendo de manera gradual suimportancia como estado receptor de inmigrantes para convertirse enexpulsor, primero por migraciones intraestatales y nacionales de jornalerosagrícolas, luego por la migración del sur del estado a la frontera norte y,finalmente, por la migración de origen urbana y rural con destino a losEstados Unidos. Esto nos da una idea de lo difícil que es entender los pro-cesos migratorios que se realizan en el estado.

La migración internacional en Veracruz es prácticamente nueva. Por lascaracterísticas que presentan la dimensión y la composición de sus flujos, elestado pertenece a la región del sureste, junto con Tabasco, Chiapas,Campeche, Yucatán y Quintana Roo. En conjunto, esta región contribuyó en1996 con 2 por ciento de la migración total de mexicanos a los Estados Uni-dos (Secretaría de Relaciones Exteriores y Commission on ImmigrationReform, 1997). En esta baja participación al flujo migratorio destaca Veracruz,“de donde provienen la mayor parte de los migrantes” que entre 1987 y 1996eligieron como destino Texas, con 56.5 por ciento; California, con 24.2 porciento, y Florida y Nueva York, con 1 y 3.5 por ciento (Bustamante, 1997).

En 1992, de los 12 578 migrantes de retorno mayores de 15 añosprovenientes de la región sureste que la Encuesta sobre Migración en laFrontera Norte de México (EMIF)6 captó en la frontera, 5 561 eranveracruzanos, de los cuales 81por ciento eran de procedencia rural (Loza-no, 1998). Esto indica la mínima participación del área en la migracióninternacional; pero esta situación cambió de manera acelerada a lo largode la década, llegando a una situación crucial en el último quinquenio.Las entidades que han presentado una pérdida neta de población entre1995 y 2000 son el Distrito Federal, Guerrero, Veracruz y Oaxaca. En elcaso de Veracruz, la tasa de crecimiento promedio anual entre 1990 y2000 fue de 1.05 por ciento, mientras que en el periodo 1995-2000 tuvoun descenso de 0.6 por ciento, el más drástico después del registrado porDurango, Zacatecas y el Distrito Federal (Conapo, 2002). En ese quin-quenio Veracruz registró un saldo neto migratorio de 800 mil personasque salieron del estado (Coespo, 2002), aunque según los datos delConapo fueron sólo 400 mil. En el 2000 el gobernador Miguel Alemánreconoció que entre 1997 y 1999 “más de 200 mil personas habían sali-

6 Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte de México, El Colegio de la FronteraNorte.

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do del estado, un promedio de 66 mil por año, con destino a las ciudadesmedias y grandes ubicadas en la frontera norte y a los Estados Unidos”(Diario de Xalapa, 18 de febrero del 2000). La baja productividad en elcampo como resultado de la migración afectó directamente a la socie-dad, ya que “45% de la población en edad de trabajar emigra para explo-rar nuevos mercados de trabajo en diversas regiones del estado, del país eincluso del continente, considerando la existencia de diversos flujosmigratorios con destino a Canadá y los Estados Unidos de Norteamérica”(Segundo Informe de Gobierno, 2000).

Lo que se hizo evidente a nivel microsocial fue la pérdida de poblacióneconómicamente activa en las áreas rurales y las quejas, tanto de los em-presarios rurales como de los políticos, por la falta de mano de obra paralevantar las cosechas de café, caña y cítricos. Sin mencionar la fuente deinformación utilizada, la dirigencia estatal del Partido de la RevoluciónDemocrática llegó a decir que 200 mil veracruzanos habían abandonadoel estado, mientras la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafeta-leras hablaba de 600 mil (Rodríguez, 2000:2). Lo que sí quedó claro fueque la migración emergente a la frontera norte y a los Estados Unidosincluyó a miles de campesinos y habitantes de las ciudades de todo elestado desde 1995, en un movimiento que tuvo un incremento conside-rable en 1999.

Hay que apuntar que Veracruz ha venido escalando posiciones en latabla de los estados que más contribuyen con población migrante a losEstados Unidos: en 1992 se ubicaba en el lugar 30, para 1997 pasó al 27,en el 2000 ocupó el lugar 14 y en 2002 llegó a su nivel más alto, ubicán-dose en la cuarta posición. Como podemos ver, aunque el estado ha

Mapa 1

150 MIGRACIONES INTERNACIONALES

tenido una participación ascendente, hasta el momento el conocimientoque se tiene respecto a las características del fenómeno es limitado. Laencuesta anexa al Censo de Población y Vivienda del 2000 ubica a Veracruzcomo el quinto expulsor de migrantes hacia los Estados Unidos, contri-buyendo con 4.88 por ciento del total nacional, lo que significa que almenos entre 1997 (último levantamiento de la ENADID) y el 2000 elestado “ganó” 10 posiciones.

La creciente participación de Veracruz en la migración también se re-flejó en las remesas económicas que captaba. Telecom calcula que en2002 se recibieron 200 millones de pesos, 70 millones de los cuales tu-vieron como destino las áreas urbanas y 130 las zonas rurales, lo queposicionó al estado en el quinto lugar como receptor de dinero prove-niente de los Estados Unidos, después de los de amplia tradiciónmigratoria, como Michoacán, Guanajuato, Zacatecas y Oaxaca (Política,5 de marzo de 2002).

Redes sociales y migración en el centro de Veracruz

Para entender la presencia de la migración internacional en Veracruz esnecesario puntualizar que tradicionalmente el estado había sido caracte-rizado como de atracción de migrantes. Desde principios del siglo pasa-do, oriundos de Michoacán, Jalisco y Guanajuato eran contratados paratrabajar en los campos cañeros, y posteriormente gente de Hidalgo,Tlaxcala y Puebla hicieron lo mismo. Esto permitió a los veracruzanos elestablecimiento y la recreación de vínculos con la gente de esos estados,

Mapa 2

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procedentes tanto de regiones de amplia tradición migratoria a los Esta-dos Unidos como de zonas de reciente incorporación. Fue de esta mane-ra que se tejieron las redes en las que los veracruzanos se insertaron ydonde hicieron uso del capital social y accedieron a los recursos que re-dujeron los costos sociales y económicos que su participación implicaba.Otra vía de acceso a la migración internacional fue la que construyeronunos cuantos veracruzanos que salieron del estado a mediados del sigloXX para trabajar en la ciudad de México y en Puebla, donde se contrata-ron en el Programa Bracero, que después compartieron su experienciacon sus paisanos invitándolos a migrar.

Las redes que han originado y desarrollado los veracruzanos tienen ciertacentralidad, pero también conectan a lugares muy dispersos y variadosde los Estados Unidos. Incluso, en un mismo municipio podemos en-contrar la presencia de flujos tan heterogéneos que nos impiden dar unaexplicación generalizada de la presencia y maduración del fenómeno enel estado. Hay migrantes que, siguiendo la lógica estructural de las redesmigratorias, se establecen temporal o definitivamente en estados de des-tino tradicionales, como Texas, Illinois y California. Pero también hayquienes se han insertado en redes que los llevan a nuevos lugares de des-tino, ubicados en la parte este de la Unión Americana, que reciben tantoa migrantes veracruzanos recién llegados a los Estados Unidos como aaquellos que habían estado en Illinois o Texas y luego decidieron ir aNueva York o Carolina del Norte.

Los “nuevos destinos” de los nuevos migrantes del Golfo de Méxicoson principalmente Florida, las Carolinas, Georgia, Distrito de Colum-bia, Wisconsin, Indiana y Nueva York. Allí han empezado a establecerseaprovechando los nichos laborales, los vínculos sociales y personales, ylos enclaves étnicos que han facilitado su socialización y creado las condi-ciones propicias para que sigan llegando más paisanos.

La “nueva” migración veracruzana muestra patrones de movilidad geo-gráfica especializados. Los migrantes eligen como lugares de destino losdeterminados por las redes, de manera tal que ya existen concentracionesimportantes de población de una misma zona de origen en un mismolugar de destino. De allí que en los Estados Unidos “se forman pueblossimilares a los de aquí (en México)”, y con el transcurso del tiempo sehan ido formando “comunidades hijas”: Landero Chiquito en Chicago,Tres Vallitos en Kansas, los Tuxtlas de Florida, el Actopan de Oak Cliff(Texas), el Yecuatla de De Kalb (Illinois), el Veracruz de Illinois y elOtates de Atlanta (Georgia). Estas conformaciones siguen el patrón quehan establecido los migrantes de otras nacionalidades: los cubanos enLittle Havanna, los chinos en Chinese Town, los árabes en Michigan ylos bosnios y sudaneses en Iowa (Portes y Rumbaut, 1995). Las comuni-dades hijas se forman cuando “las redes sociales migratorias se originan

152 MIGRACIONES INTERNACIONALES

en una comunidad corporativa localizada espacialmente y delimitada so-cialmente” (Kearney, 1996:118). En Veracruz se han identificado redesmigratorias con diferentes niveles de desarrollo. En un principio su for-mación fue lenta y con destinos especializados, pero con el tiempo pre-sentan un crecimiento más acelerado y ramificado en la medida en quelos migrantes se afianzan en el lugar de destino (cfr. Massey et al.,1987:161).

Las redes migratorias crean vínculos entre los lugares de origen y dedestino, un movimiento circulatorio entre comunidades espacialmentedemarcadas (Rouse, 1996:251). El fenómeno de que un punto geográfi-co sea atractivo para los migrantes de una misma región y que la mayoríade los paisanos recurra a él ya había sido observado en las regionesmigratorias de mayor tradición, cuyos emigrantes se dirigen a Californiay han creado redes que son determinantes en su viaje hacia ese estado(Cornelius, 1990:107).

Las redes sociales brindan apoyo económico y moral. Es una forma deorganización social informal que permite establecer el intercambio de losrecursos que necesitan los miembros de la organización (Lomnitz,1994:252). A través de ellas se obtiene apoyo económico del migrante yaestablecido para pagar los servicios de un “coyote”, así como para solven-tar los gastos de vivienda, alimentación, ropa, etc., y sobre todo apoyopara conseguir trabajo (López, 1996; Massey et al., 1987; Durand, 1994).Las redes reducen los costos sociales y económicos que la migración im-plica; ayudan a contrarrestar los miedos y la incertidumbre, y facilitan laintegración con la convivencia en una cultura similar (López, 1996:28;Yáñez, 1996:171).

Mediante las redes se trazan las rutas geográficas, se determinan losenclaves laborales y se proponen normas implícitas que garantizan la per-petuación de la migración, aunque los migrantes no estén del todo con-vencidos del lugar al que llegan, del trabajo que les consiguen o de lasreglas que rigen en el hogar al que arriban.

Las redes sociales en el centro de Veracruz

La migración internacional que se presentó de manera emergente y ace-lerada en Veracruz a partir de 1995 tuvo su origen en las áreas ruralesubicadas en el centro del estado, donde se conformó un “corredor migra-torio” integrado por 15 municipios7 (Pérez, 2001). Esta información,recopilada en recorridos de campo, se verificó con los datos del censo del

7 Ubicados de sur a norte: Úrsulo Galván, Actopan, Alto Lucero, Tepetlán, Naolinco,Coacoatzintla, Jilotepec, Chiconquiaco, Landero y Coss, Acatlán, Miahuatlán, Juchique deFerrer, Yecuatla, Colipa y Misantla.

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2000, que mostraban al centro y sur de Veracruz “con una cada vez ma-yor propensión migratoria, que se está transformando en una zona deexpulsión a los Estados Unidos” (Conapo, 2002). Los municipios delcorredor, colindantes entre sí, estaban agrupados no sólo en torno a lageografía, sino también en relación con el tipo de producción agrícola,pues fueron las zonas cafetaleras y cañeras las principales expulsoras dehombres. Con el transcurso del tiempo se han ido incorporando cada vezmás municipios y actualmente la migración se ha extendido a práctica-mente todo el estado.

En el corredor migratorio se han identificado redes que vinculan a unoo varios destinos. Los municipios de Colipa, Misantla, Yecuatla, Landeroy Coss, Chiconquiaco, Miahuatlán, Acatlán y Alto Lucero expulsan gen-te a la ciudad de Chicago y al suburbio de De Kalb, en Illinois; los deJilotepec y Actopan se dirigen a Nueva York; de Emiliano Zapata salenpara Washington, D.C.; de Puente Nacional y Paso de Ovejas, a lasCarolinas y Texas; de Úrsulo Galván, a Nueva York y California; deActopan y Alto Lucero, a Dallas, Texas, y de Otates, a Atlanta, Georgia.

Entre los motivos que los hombres y mujeres del campo veracruzanoargumentan para su incorporación a los flujos migratorios se encuentrantraslapados los factores económicos y sociales. La falta de empleo y losbajos salarios son los principales; pero también hay quienes decidieronemigrar por ser parte de una red familiar y de paisanaje, o bien por cum-plir el deseo de “conocer” y comprobar que es verdad lo que se dice de losEstados Unidos. Lo cierto es que, si bien las decisiones se toman indivi-dualmente, están influidas por las narraciones y la invitación que se leshace a las personas para irse al norte.

Pertenecer a la red, tener un hermano o familiar integrado al flujo, hafacilitado, impulsado y desencadenado la migración. Este hecho es idén-tico al que se presenta en el inicio de la migración de origen catalán a losEstados Unidos (Yáñez, 1996). La migración de retorno, aunque míni-ma, pues hay quienes después de cuatro años de iniciado el proceso mi-gratorio no han vuelto a México, también ha influido para que cada vezmás miembros de la familia o amigos, que no necesariamente viven en elmismo municipio o estado, decidan emigrar.

Las personas que quieren emigrar encuentran cada vez menos obstácu-los, pues se ha generado y socializado un conocimiento específico sobreel fenómeno que facilita su desarrollo. La reconversión de los actores delcampo es muy evidente en cuanto participan en el mercado laboral nor-teamericano: los campesinos que se volvieron migrantes luego devinieron“coyotes”, y el capital humano y social acumulado ha hecho posible quecierta gente practique el tráfico ilegal de personas en regiones específicas.Había quienes, en un principio, sólo brindaban información y ayuda enla recepción de los paisanos a cambio de módicas sumas de dinero y se

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sabía de los que traspasaban su empleo en los Estados Unidos a sus cono-cidos y familiares a cambio de 500 o mil dólares, e incluso de quienesofrecían información respecto a algún trabajo si les daban 100 o 200dólares (entrevista, Manuel8/MP/Dallas, 2000).

Así se inició un proceso de “comercialización del conocimiento” quese fue ampliando, y ahora el servicio de los “coyotes” incluye el cruce dela frontera o llevar al migrante hasta Dallas o Chicago. El servicio esrealizado por individuos solos que, en su afán de obtener “dinero fácil”,ponen en práctica el capital social y humano producto de su experienciamigratoria y que sin contar con la infraestructura necesaria se aventuranen el negocio de traficar con indocumentados, sobre todo desde su re-gión de origen.

Los costos del servicio que ofrecen los “coyotes” han ido variando. Entre1995 y 1997 oscilaban entre mil y 1 500 dólares, pero quizá la grandemanda hizo que los precios se incrementaran hasta llegar actualmentea los 2 500 dólares. Cuando se trata de cruzar a los niños hay mayorgarantía en la seguridad del viaje y que pasarán por la línea, pero el precioaumentará a tres mil dólares. El pago se hace en dos partes: un anticipode 50 por ciento en México y el resto una vez que el migrante es “entre-gado” a sus familiares o amigos en los Estados Unidos.

El incremento del capital humano y social relativo a la migración y alcruce de la frontera ha permitido la emergencia de nuevos actores en elmedio rural, como lo muestra el siguiente ejemplo: “En un principioJuan consiguió coyote en la frontera; luego usaba los servicios de uncoyote, ‘el mero tigre’ del municipio vecino de Miahuatlán; pero luego elmismo Juan se volvió coyote, y empezó a ofrecer sus servicios en la loca-lidad y en los municipios vecinos” (entrevista, Doña Lupe/MP/Landeroy Coss, 1999). Juan no sólo dejó de usar los servicios del coyote deMiahuatlán, sino que ahora representa una competencia. Así, muchos“coyotes” aparecieron en la región y cada cual tiene sus propios clientes yformas de funcionamiento.

El incremento del capital relacional posibilita que los migrantes y susfamiliares, después de la acumulación de capital social y cultural, ofrez-can sus servicios como “coyotes”, pero dentro de una red internacionalde tráfico de indocumentados que opera con la infraestructura necesariaen un espacio geográfico que vincula las áreas rurales veracruzanas, lafrontera norte de México y diferentes estados de la Unión Americana.

En los municipios de Alto Lucero, Xalapa y Actopan es muy conocida“Doña Carmen”. Esposa de un migrante hoy convertido en “coyote”,ambos contratan camiones para llevar a los migrantes a la frontera deNaco, Sonora, donde poseen la Posada Veracruz; ahí los mantienen por

8 Los nombres de los informantes se han cambiado para proteger su confidencialidad, noasí el de los lugares donde se realizaron las entrevistas.

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días o semanas, dependiendo de la situación que impere en la frontera,para luego internarlos a los Estados Unidos y llevarlos a la Posada Veracruzde Phoenix, Arizona, de donde los trasladan en avión o amontonados en“vans” (camionetas) a los diversos lugares de destino. Estos “coyotes” sehan vuelto muy populares en la región, y se han hecho de una granclientela porque dan un promedio de tres meses para que se les liquide lacuenta y por el buen trato que brindan a los migrantes (entrevista, DoñaConcha/MP/Actopan, 1999).

En los últimos años se ha hecho evidente la emergencia y expansión deservicios específicos ligados a la migración internacional: los “coyotes”, latelefonía y el fax rurales, los materiales de construcción, la recepción deremesas, los nuevos destinos para el transporte nacional y para los vuelosinternacionales que salen del puerto de Veracruz, todo ello para cubrir lasdemandas de los migrantes y sus familiares, además de que dejan jugosasganancias.

Las remesas se reciben en negocios o instituciones especializadas, comoWestern Union-Elektra y Telecom, pero también en establecimientos me-nos organizados, que operan en mercerías o tiendas de abarrotes ubica-das en determinados municipios y ciudades de alta incidencia migratoria.Estos servicios dotan de mayor dinamismo a pueblos o municipios quehabían dejado de tener importancia comercial y de servicios, por lo queahora el fenómeno ha contribuido a que se vuelvan nodos centrales enlas dinámicas económicas y sociales de las sociedades rurales y urbanas.En estos nodos comerciales cotidianamente se hace patente la publicidaden la prensa escrita y en la radio invitando a los familiares de los migrantesa realizar sus compras e inversiones, o bien a recibir las remesas, en deter-minados negocios. Se hace evidente así lo que parece ser un mercadocautivo que pronto ha rendido frutos al sector empresarial.

También se ha presentado el caso de migrantes originarios de San LuisPotosí o de Durango, residentes en los Estados Unidos o con green card, queofrecen el servicio de mensajería, llevando y trayendo mercancías de granaprecio para los veracruzanos y sus familias. Este ejemplo ha sido imitado yactualmente hay varios pueblos veracruzanos que ya cuentan con su propio“mensajero”, quien se mueve por los hilos de la red llevando y trayendomensajes, dólares y bienes, por encargo y pago de los familiares de amboslados de la frontera.

Conclusiones

La incorporación de nuevas regiones y la participación de estados emer-gentes en el fenómeno migratorio que ocurre entre México y los EstadosUnidos han traído consigo cambios significativos, que se captan y se apre-cian de manera diferenciada de acuerdo con la perspectiva del análisis y

156 MIGRACIONES INTERNACIONALES

con los instrumentos de medición empleados. La inserción y redefiniciónde los nuevos actores de la migración de los años noventa ha dado lugar anuevas discusiones y regionalizaciones, pero también nos conduce a re-plantear los acuerdos para hacer frente a una realidad tan cambiante.

La emergencia del fenómeno migratorio internacional en el estado deVeracruz ha sido significativa en los ámbitos social, comunitario y fami-liar, y ha propiciado la generación de algunos procesos sociales y la acele-ración de otros. En el centro de esos cambios está el logro de metas o decondiciones de bienestar que en otros tiempos requería años o décadasde trabajo, y que una vez inmersos en el fenómeno migratorio losmigrantes han conseguido en tan sólo un quinquenio.

La migración ha traído mayor dinamismo económico y social a muni-cipios o ciudades que lo habían perdido. Por ella se han abierto negociosvinculados con las remesas para servir a los migrantes y sus familias. Tam-bién ha redefinido la función de los que se quedan, los que se van y losque retornan, inmersos en las redes sociales que facilitan la migración.

Hemos encontrado algunas características que nos parece importantedestacar, sin que esto signifique que los patrones migratorios en el estadosean homogéneos o que muestren una tendencia en un solo sentido.

La migración internacional en Veracruz, compuesta por flujosheterogéneos, se presenta de manera importante entre 1995 y 2000. Lomismo la conforman hombres jóvenes y adultos que mujeres y niños. Entan sólo un quinquenio el fenómeno apareció y se llevó una parte consi-derable de la población en edad productiva, en un proceso acelerado quetrastocó rápidamente a la sociedad.

Algunos de los hombres y mujeres que se fueron en esos años aún no hanregresado, lo que indica poca recurrencia a la migración de retorno, y alparecer existe la tendencia a la reunificación familiar en los Estados Unidos.

Encontramos una mayor presencia de las mujeres en los flujosmigratorios. Después de un año o dos de que el esposo emigró, la mujer“se fue a alcanzarlo”, en ocasiones sola, pero casi siempre acompañada delos hijos. El motivo principal es la reunificación familiar, pero también eldeseo de la mujer de incorporarse al mercado laboral norteamericano.Hay madres y mujeres solteras que se van solas con la finalidad de conse-guir un empleo de tipo urbano.

La mayor parte de los migrantes son de origen rural, pero sus redes sehan ampliado hasta llegar a sectores de las sociedades urbanas. Losmigrantes que encontramos son de origen campesino; muchos de ellosno poseen tierras de cultivo, y cuentan con una amplia experiencia detrabajo como jornaleros. También han vendido su fuerza de trabajo enlos campos agrícolas del país, e incluso en el sector de los servicios, en laindustria de la construcción y como obreros en las empresas del puertode Veracruz, Xalapa, Puebla y la ciudad de México.

MIGRACIÓN EMERGENTE DE VERACRUZ A LOS ESTADOS UNIDOS 157

La nueva migración ha llevado a los veracruzanos, no sólo a los estadostradicionales de destino en los Estados Unidos, sino también a muchoslugares de la costa este. Al parecer, los nuevos migrantes no se emplean yaen actividades agrícolas, sino en las propias del medio urbano: los servi-cios y las fábricas.

Para insertarse en los flujos migratorios, los veracruzanos hacen uso delas redes sociales, entre las que destacan las de tipo familiar y de paisanaje.Identificamos tres tipos de redes en la migración emergente:

1. Redes densas, formadas principalmente por vínculos familiarescercanos (padres, hermanos, tíos, hijos), que han mostrado un buenfuncionamiento y ofrecen una gran cantidad de recursos socialespara reducir los costos sociales y económicos de la migración.

2. Redes difusas, constituidas por amigos y paisanos, entre quieneshay menor interacción. A estas redes se recurre menos que a lasredes densas. Las relaciones entre sus miembros son menos solida-rias y afectivas, además de que geográficamente son más distantes.

3. Sin red. En la migración de inicio, muchos migrantes no cuentancon amigos o familiares que los vinculen a las redes densas o difusas,por lo que se “aventuran” a realizar el viaje solos, con la expectativade hacerse de un amigo en el camino o de encontrar un “coyote” enla frontera que no sólo los interne a los Estados Unidos sino que losayude a encontrar trabajo. Aunque estos migrantes se van solos, sintener ningún contacto, finalmente terminan atrapados en una red decoyotaje de la ciudad de México o de alguna ciudad fronteriza.

Las redes sociales no son totalmente armónicas. Presentan desajustes yson selectivas y excluyentes, lo que genera disfunción entre sus miem-bros. Pero han sido un factor importante en la gestación y desarrollo dela migración internacional en un estado que sólo recientemente ha con-tribuido a los flujos migratorios de corte internacional.

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Fecha de recepción: 31de marzo de 2003 Fecha de aceptación: 17 de junio de 2003