Las rojas notas del otoño

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L L L A A A S S S R R R O O O J J J A A A S S S N N N O O O T T T A A A S S S D D D E E E L L L O O O T T T O O O Ñ Ñ Ñ O O O Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia Antología de Poesía y Cuentos

Transcript of Las rojas notas del otoño

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L L OO O

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ÑÑ ÑOO O

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

Antología de Poesía y Cuentos

Las Rojas Notas del Otoño

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Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

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Las Rojas Notas del Otoño

Antología de poesía y cuento

Las Rojas Notas del Otoño

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Las rojas Notas del Otoño

Compilado de Poesía y cuentos. Perteneciente a la Sociedad

Secreta de Asuntos sin importancia.

Los derechos de todos y cada unos de los escritos aquí

presentes pertenecen a sus autores y está prohibida su

reproducción total o parcial con fines de lucro.

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y sus derechos pertenecen a sus autores.

La distribución de este compilado es Gratuita y se prohíbe

lucrar con él.

La impresión de este compilado para uso colectivo ya sea para

enseñanza o recreación, debe ser autorizada por sus autores.

Editado por:

Carlos Carrillanca Reyes

Osorno

Chile

[email protected]

Osorno; Junio de 2015

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

5

Vivimos en la corteza de la

realidad y rara vez alcanzamos

su núcleo, lo secreto habita en el

corazón de la apariencia, lo

conocidos es solo un aspecto

aparente de lo desconocido.

A.M.S

Las Rojas Notas del Otoño

6

Dedicatoria:

Para todos Ustedes, que

hicieron posible que este

proyecto se terminara,

que sacaron tiempo de

donde no tenían, que me

soportaron hostigándolos

por no entregar los

escritos, para todos Uds.,

miembros de esta

sociedad, que creyeron en

mi, regálense a sí mismos

un aplauso, una pequeña

chispa de alegría, una

sonrisa en los labios pues

sin Uds., este libro no

existiría.

Su pequeño dictador

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Índice

Otoño (poesía en prosa libre). Joe Aguilar Pag 8

Hasta Siempre (Microcuento). Mariel Corzo Pag 12

Amor de Otoño. Millaray Macías Pag 14

Yo soy Otoño. Romina Alfonso Pag 19

La academia. Odin Ragnarok Pag 24

Locura en Otoño. Candy Celis Pag 30

Naranja y Rojo. Lorena Santillana Pag 34

Amantes Oscuros. Guadalupe Martínez Pag 39 Segundo Acorde; Ensayo bajo las hojas. Karryman.

Pag 44

Las Rojas Notas del Otoño

8

OOOTTTOOOÑÑÑOOO (((PPPOOOEEE SSSÍÍÍAAA EEENNN PPPRRROOOSSS AAA LLL IIIBBBRRREEE)))

Por Joe Aguilar.

José F. Aguirre-Aguilar.

Ciudad Juárez-El Paso-Las Cruces.

U.S.A.

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

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Otoño.

l viento exhala en mi rostro, presagiando el equinoccio donde abordan plateados destellos de mi adultez. Hojas se desploman de mis ojos al ver con asombro las fisuras que se forman en mi solitario semblante.

No sé si es por arrebato, o si es por nostalgia. Siento que la transición ha entrado en mi existencia y me transporta a una paciente aventura por lugares que no pensaba llegar.

“Rendido por el inmenso andar, me abrigo en una esquina y me recojo con otros recuerdos acumulados por las arboledas, que hacía poco lucían de rubores y matices sobre el malecón del descomunal gigante de acero. Permanezco estático, al igual que los demás, hasta que el viento advierte nuestra presencia y nos invita a un revolotear sobre frías avenidas llenas de lágrimas de estaciones presentes”.

Observo señales de un prolongado andar, trastornos en mi persona anuncian con empeño que otra estación está por tocar. Es el otoño de mi vida, a lo lejos, quedan los exaltados pájaros que estremeciendo con sus cánticos, alegraban algunas tardes con mi amada madre. Era la primera flor, que con su esencia, aprisionaba a pequeñas mariposas aleteando sin fin. Mientras, pequeños grillos regocijantes entonaban su canto en el jardín. En los muros de la casa quedaban plasmados vestigios de una evolución. Vendavales vaticinando que la primavera aún estaba presente.

“Me despertó la cínica mañana de una primavera perpetua, envuelto de maravillosos colores que me invitaban a jugar sin detenerme a razonar. Por las tardes, la candente cara de una estrella, empapaba mi rostro de seducción impetuosa, para abrigarme entre sus inciensos de un verano peligroso. Al crepúsculo, una brisa acaricia mi mejilla atrayéndome con otoñales siluetas de recuerdos aun presentes”.

Inesperadamente, me sacude la sombría velada, exhalando un fresco recuerdo. A lo lejos, va permaneciendo montones de hojas con historias y anécdotas que se revolotean con la fría noche. Fría y oscura, así permanece por un instante mi mente, presagiando noches sombrías donde solo me acompaña una pequeña corona de adviento en la pared. A lo lejos, se escucha el alboroto de los gatos jugar en la azotea, vislumbrando un anillo cuajado, esperando para devorarle en medio de la oscuridad.

“Así cómo el árbol, que permite anidar entre sus brazos a las criaturas de naturaleza y las cobija entre sus hojas; la tempestad apresa el declive de una ilusión perdida que oprime el ánimo y somete el espíritu. Sólo la ráfaga de el sublime temporal, absorbe el llanto que escurre en esas mejillas y las envuelve en su resuello.”

Al día siguiente, me levanto con la torpeza que aturde mis sentidos, pequeños ensambles advierten la presencia de hojas secas sobre mi cama. Son los recuerdos de una enamorada que por las tardes bajaba a la orilla del rio. En ese entonces, se le notaba cansada y desolada.

E

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Portaba un morral en el cual guardaba celosamente un triste camino de amargura. Sin embargo, sonreía, sería el disimulo ante la mirada de los moradores del inmenso bosque que aguardaban su presencia para cortejarla antes de acabar el día.

“Un día de otoño, me encontré a un corazón naufragando, estaba ahogado de pena y dolor. Como era muy frágil, lo tome con ternura y lo curé con amor. Al paso del tiempo el corazón fortaleció, no dijo nada y su paso siguió. Sigo vagando por el río de amargura y desolación, esperando encontrarme al corazón que me ahogó”. Un gesto absurdo irrumpe en mi sentimiento dejando de lado los sobresaltos del pasado lacerado por ironías casuales. Al voltear a la ventana, observo que los arboles han marchitado, dejando desnudos sus brazos que son violentados por ráfagas de viento helado. A mi lado permanece mi madre, como un roble resistiendo los temporales que acarrean cada época. Mientras yo le escolto, como una apegada rama que cuelga de ella.

Al observarle, me doy cuenta que pertenezco a la misma raíz, que me he

convertido en parte del mismo tronco. Entonces, veo que todo es un ciclo, que algún

día llegara un invierno a mí y que este admirable otoño solo me está adiestrando

para sobrellevar el despiadado invierno que algún día se avecinará.

“Tal vez me sienta impresionado por todas esas muestras de amor a lo largo

de mi vida. Tal vez me sienta añorado por ese primer amor que me hizo sentir que

tocaba el cielo. Tal vez me sienta sobrecogido, por esas personas que me dieron lo

más valioso para mí; mis hijas. Tal vez me sienta desconcertado, por ese amor que

un día se fue buscando consuelo en otros brazos. Tal vez me sienta conmovido por

esa muestra de amor que algún día me expresaron, y que solo fueran palabras que

se desvanecieron con el tiempo. Tal vez sea tarde, para darme cuenta. Pero al final,

aun me siento asombrado por ello.”

Las horas me acompañan, firmes, como un lastre vaticinando el despiadado

paso del tiempo. El crepúsculo ha caído, haciendo una noche hermosa. La brisa

acaricia a los grillos disfrazados de ánimas en pena. Sus alabanzas alborotan el

vecindario, es una demanda de ser nutridos por dulces manjares para saciar sus

frenesíes de pequeñas energías burlonas.

“La obscuridad nos apresa con su silencioso andar. Sigilosa en las

penumbras va envolviendo los sueños que van derivando del pensamiento más

profundo. La obscuridad nos apresa con su manto negro y nos cobija con sutileza.

Invita a poseerla y nos precisa a ceder ante su penumbre encanto”.

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

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José F. Aguirre-Aguilar (Joe Aguilar)

Es un escritor independiente y fundador de la revista Joe’s Magazine, dedicada especialmente para la comunidad rocanrolera de habla hispana de la zona fronteriza de Estados Unidos de América, México y Latinoamérica.

Nacido en El Paso, Texas, actualmente radica en el área metropolitana de Cd. Juárez-El Paso-Las Cruces, ha trabajado como consultor, manejador, entrenador, capacitador, empresario y actualmente escritor.

Cuenta con una licenciatura en Manejo Empresarial y Administrativo y cuatro certificaciones en Psicología Aplicada. Joe

Aguilar ha sido galardonado en varias ocasiones por su ardua labor dentro de sus actividades profesionales, deportivas, académicas y altruistas.

Actualmente, trabaja asistiendo moral y psicológicamente a personas de edad avanzada. Se encuentra dedicado a su revista quincenal - Joe’s Magazine- y a su afición a la poesía libre.

Las Rojas Notas del Otoño

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Por Mariel Corzo.

Ciudad de Coatepeque.

Guatemala.

HHHAAASSSTTT AAA SSSIIIEEEMMM PPPRRREEE (((MMMIII CCCRRROOO CCCUUUEEENNNTTTOOO)))

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Hasta siempre.

odas las primaveras se fueron alejando, llegaron a otoño con la piel

curtida, las manos temblorosas y toda una vida realizada. El cerró los

ojos, ella le tomo la mano rígida y pudo descubrir que se había ido.

Su funeral estaba preparado, llegaron a traerlo en camioneta, lo regresaron

en un féretro en medio de la sala; sus hijos lo acomodaron, abrieron el féretro,

adornaron con flores. Llego toda la aldea a despedirlo, ella quien había perdido la

mitad de su alma, ella fue llevada al lado de él, colocando su catre con sabanas

coloridas al lado, ella casi transparente tendida en el catre, el a la par en su lecho,

entre lagrimas lo despidió y tres días después ella y él se reunieron.

FIN.

Mariel Victoria Corzo Alvarado.

Nacida el 15 de Diciembre de 1989,

Ciudad de Coatepeque, Quetzaltenango

Guatemala.

T

Las Rojas Notas del Otoño

14

Por Millaray Macías.

Ciudad de México. DF.

México.

AAAMMMOOORRR DDDEEE OOOTTTOOOÑÑÑOOO ...

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

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Amor de Otoño.

a veía todos los días al pasar hacia la escuela, era una linda chica,

suponía que tendría unos quince años más o menos, porque aún vestía el

uniforme del colegio y su cara de niña la delataba aún más.

La había visto por primera vez a principios del otoño, que maravillosa visión, la

cascada de rizos castaños, los ojos color caramelo, el rostro arrebolado, toda esa

belleza enmarcada entre hojas rojas, naranjas y marrones, que perfecto escenario,

había pensado.

Desde entonces, la esperaba siempre a la misma hora, sabía que pasaría por

allí, era su camino al colegio. Estaban a la mitad del otoño y no se animaba a

hablarle, era tan bella, tan inocente, tan pura, la imaginaba como un ángel.

De pronto le embargó un sentimiento de angustia, y si ella no era real, y si era

una creación de su imaginación, su madre siempre le había dicho que tenía

demasiada imaginación, que eso no traería nada bueno, de pequeño había tenido

un par de amigos imaginarios, pero qué niño no los había tenido alguna vez y más

siendo un niño solitario, sin hermanos, amigos ni primos con los que jugar, en la

escuela los demás niños se burlaban de él, porque siempre veía algo más que ellos

no veían, le decían raro, loco, pero él veía ángeles, hadas y a veces también

monstruos, los monstruos salían de los espejos, por eso los cubría.

¿Y si ella era una visión más? Debía averiguarlo, estar seguro de que era real,

pero ¿cómo podría asegurarse? El viento del otoño soplaba, frío, sobre su cara y

entonces la idea llegó, la seguiría. Si se trataba de una visión, no llegaría a ninguna

parte, porque un producto de su imaginación no podía tener una casa, ni acudir a

una escuela, ni tener amigas, claro, esa era la forma de asegurarse que esa

muchacha era un ser humano real.

Al otro día por la mañana, en cuanto la vio aparecer en el camino de tierra del

parque, cubierto de hojas con colores de tierra, se ocultó apresuradamente tras

unos árboles y esperó a que pasara, ella caminaba lenta y despreocupadamente,

parecía no tener prisa, disfrutaba ir pisando las hojas secas, el ruidito que hacen al

pisarlas le parecía parte de la magia del otoño. Hacía frío, por lo que llevaba un

grueso abrigo gris, él pensó que era un abrigo de invierno, no de otoño, un abrigo

de otoño debía ser color tierra, ocre, rojo sangre…, sangre no, sácate la sangre de

la cabeza, la sangre duele, la sangre huele, la sangre es vida derramada, ella era

vida y no podía derramar su sangre, como antes había pasado, tanta sangre. Pero

ahora era otoño y en otoño no había sangre, la sangre había brotado en primavera,

L

Las Rojas Notas del Otoño

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porque la primavera es la vida nueva, ¡demonios!, tenía que dejar de pensar en eso,

olvidar, debía olvidar.

Cuando volvió de su ensimismamiento, se dio cuenta que la chica ya había

pasado y se estaba alejando, lo suficiente para poder seguirla sin que ella se diese

cuenta, no quería asustarla, sólo quería asegurarse de que era real antes de

presentarse y declararle su amor, suavemente, dulcemente, así como caen las

hojas de los árboles en el otoño, como bailando en el aire, haciendo cabriolas,

danzarinas, juguetonas, recordó el poema de E.E. Cummings y pensó que estaba

hecho especialmente para esa ocasión, no, reflexionó, porque ya no estaría solo,

serían dos hojas cayendo al unísono, juntas para siempre, para morir juntas y no en

soledad.

Comenzó a seguirla, ocultándose entre los grandes árboles que bordeaban el

camino, atravesaron el parque y llegaron a la calle principal, la vio cruzar la calle, no

podía seguirla, se descubriría, no había donde ocultarse, tenía la esperanza que

entrara en la escuela que estaba cruzando la calle, y se estremeció de felicidad al

ver concedido su deseo, ahí estudiaba, justo en la escuela que estaba frente al

parque. La vio sonriendo entre un grupo de niñas, ninguna tan linda como la suya,

porque era suya, desde el momento en que se había metido en sus sueños y en sus

desvelos, en sus noches y amaneceres, se pertenecían uno al otro, estaban

destinados a encontrarse, a convertirse en un amor surgido del otoño. Por fin

escuchó sonar la campana y todos los estudiantes entraron, la calle quedó en

silencio, únicamente se escuchaba el latido de su corazón, emocionado, ella era

real, la había visto entrar a la escuela, la había escuchado reír con risa cantarina

con otras estudiantes, era real, y estaba decidido a hablar con ella ese mismo día.

Esperó a que sonara la campana que disponía la salida de los estudiantes y la

buscó ansioso cuando salían en tropel los estudiantes, pero ella destacaba entre la

multitud de seres ordinarios, tenía un brillo especial, un aura diría su madre,

emanaba luz. La vio despedirse del grupo de jóvenes con los que salía y dirigirse

hacia el camino del parque, sería el momento, tenía que tomar valor, no podía

perder esa oportunidad única que la vida le brindaba. Además el parque era el

escenario perfecto, ahí la había conocido, ahí debía empezar la historia de amor, la

historia de sus vidas, pensaba en que ella le contaría a sus nietos cómo al verlo

había sentido esa conexión inmediata, el flechazo de Cupido, como había

descubierto en ese instante en que sus ojos se encontraron que no habría nadie

más.

La siguió de cerca hasta la mitad del parque, a esa hora no había gente por ese

terraplén, sabía que ella lo intuía y apuró el paso hasta ponerse justo a su lado. Ella

se volvió un poco sobresaltada, pero inmediatamente la tranquilizó, le dijo lo

hermosa que era, que llevaba semanas tratando de hablar con ella, pero que le

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

17

había faltado valor, hasta ese día, le dijo todo lo que sentía, todo lo que su corazón

contenía. Ella se detuvo, estaba tan serena, parecía un ángel, tenía la mirada fija en

él, era tan bella, y sería suya y solo suya para siempre.

La tomó en sus brazos y se adentró en el bosquecillo del parque, la llevó a un

claro cercano y ahí se sentaron ambos, a hablar por horas y horas, hasta que ella

se durmió. No se cansaba de verla, tan plácida, tan quieta, aunque se preocupó

porque el aire era frío y ella se ponía cada vez más fría y pálida, la cubrió con el

abrigo gris, no tenía corazón para despertarla, así que la dejó, ahí cubierta con el

abrigo gris.

Esa tarde, un corredor descubrió el cuerpo inerte de una colegiala en el parque,

cubierto con un abrigo gris. Había sido asfixiada, dijeron en las noticias de la noche,

tenía quince años, se llamaba Mariana y estudiaba en la escuela que estaba frente

al parque, al parecer se trataba del mismo asesino que en la primavera pasada

había asesinado a otra adolescente, aunque la policía aún investigaba, ya que en el

anterior homicidio la muchacha había sido desangrada...

Y él pensaba que ella era suya por siempre, a partir de aquel otoño nunca más

se separarían….

FIN.

Las Rojas Notas del Otoño

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Millaray Macías Freitas.

Nació en Santiago de Chile en Febrero de

1973, hija de padre mexicano y madre chilena;

signo Piscis (medio voluble dicen por ahí.)

De muy pequeñita se traslado a México

(más bien me trajeron, dice ella), y desde

entonces reside en este lindo país. Regresó a

su tierra de origen cuando tenía 15 años,

quedándose 4 años, mientras cursaba la

Educación Media Superior (preparatoria). Cursó

además un año en la universidad, estudiando

Literatura Inglesa, (una de sus grandes pasiones

y una carrera que juró que algún día terminaría,

aunque sea por puro orgullo).

De profesión abogada (otra de sus pasiones), aunque las leyes estén tan

manoseadas y violadas hoy en día, no pierde la esperanza de que algún futuro

cercano, la justicia prevalezca sobre los intereses económicos y políticos, y de ahí

su pasión.

En lo personal; tiene dos hermosos hijos y un marido estupendo con quienes

comparte su vida, sus sueños y esperanzas.

Le gusta leer, sobre todo novelas, son parte de su terapia anti estrés; gusta

de la comida sabrosa y picosita, bien mexicana, aunque no rechaza los nuevos

sabores. Se divierte armando rompecabezas, crucigramas y los sudokus (otra de

sus terapias anti estrés confiesa).

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19

YYYOOO SSSOOOYYY OOOTTTOOOÑÑÑOOO...

Por Romina Alfonso.

Ciudad de Benavidez.

Argentina.

Las Rojas Notas del Otoño

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“Yo soy otoño.

Intermitente, raro, sin brillos.

Yo soy otoño de hojas secas,

Hielos finos, aves dormidas.

Yo soy otoño, solo para que

Me recuerdes en tus tristezas.”

Néstor Venialgo.

Yo soy Otoño.

as últimas luces del día jugueteaban entre las nubes logrando

ruborizarlas.

Un cierto aroma ácido comenzaba a sentirse en el aire por las hojas

caídas de los árboles.

Otoño. Hacía ya algunas semanas había comenzado, pero el frío no quería

aparecer. La humedad era insoportable.

Y ahí estaba yo, mirando las nubes sonrojadas por el sol que se despedía de

ellas susurrándoles vaya a saber qué cosas.

Algún pájaro buscando rama donde pasar la noche daba vueltas aún entre

los robles.

La calidez de la brisa en pleno junio se tornaba muy extraña ya, pero en

realidad no era raro, el clima estaba cambiando gracias a la mano del hombre.

Habíamos quedado en encontrarnos en ese lugar, y aunque yo sabía que

alguna cosa iba a impedir el encuentro, fui igual. Siempre pasaba algo, y siempre lo

presentía aunque tuviera la esperanza de que no me cancelara. Pero no fue esa

vez la excepción.

Frustrada, algo triste, algo confusa también, los pensamientos no dejaban

que los ordenara. Las imágenes se presentaban y me generaban más rabia, pero

conmigo misma. Uno siempre termina enojándose con su cabeza, su corazón y su

estupidez cuando se encuentra dando tanto para nada. Pero al recordar las tantas

veces que me hizo sentir así, inevitablemente llegaron también los recuerdos de

L

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

21

tantos momentos lindos. Y otra vez la frustración de saber lo difícil que este amor es

para mí.

Y se adueñó de mi la idea de que para eso estoy en este mundo, para ser de

alguna manera quien acompaña en las dificultades, para ser quien suavice las

heridas momentáneamente, la que ayuda a ordenar pensamientos ajenos, la que

ayuda a no pensar también, a correr por un instante los problemas.

¿Qué tan egoísta puede ser un sentimiento?

A veces maldigo la facilidad de ponerme en la piel de los demás, y la bendigo

a la vez, porque aunque a veces me duela, sé que no es fácil vivir ciertas cosas, y si

para eso estoy en este mundo, bendigo el día de haberlo conocido.

El ruido del tren me sustrajo de mis pensamientos. Estaba oscureciendo y

tenía que irme. Sentimientos encontrados me invadían, quería llorar, pero a la vez

no, porque entendía. Quería escribirle y decirle que estaba harta, pero cuantas

veces ya lo había hecho y al volver a verlo se me iba todo el enojo al diablo, solo

bastaba que me bese o me abrace para que me olvidara del mundo. Y después de

todo me seguía buscando.

Metí la mano en el bolsillo del saco, agarré el celular. No quería sacarlo. No

quería responder su mensaje que me avisaba que no iba a ir a verme porque se le

complicó, una vez más.

Sentía el corazón escarchado a pesar de los 18 grados centígrados que

reinaban en la atmósfera. Siempre sentía frío cuando estaba triste. Siempre era

otoño para mí.

Dicen que el otoño es una estación del año. Comienza el frío, los colores de

los árboles dan un toque especial a las calles, las hojas van cayendo en una danza

fúnebre, desprendidas de la vida al cumplirse su ciclo.

Pero no estoy segura de que realmente sea una estación, porque se supone

que en una estación hay que detenerse, pero en este otoño gris nada se detuvo.

Porque la vida no se detiene por más estaciones que le pongamos, y mientras acá

es otoño en otro lugar es primavera. Y yo quería sentir la primavera, ya no más este

otoño húmedo, raro y gris.

Y mientras el grisáceo día se marchaba entre las tinieblas de la noche, me

animé y le contesté su mensaje.

- ¿Qué es el otoño?

- ¿Eh?

Las Rojas Notas del Otoño

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-Quiero saber qué es el otoño.

-Una estación del año. Otoño, invierno, verano, primavera.

- Gracias.

-¿Qué pasa?

-Quiero saber qué es el otoño. Ya me dijiste. Me sirve.

-Sos muy inteligente como para hacerme esa pregunta.

Le resultó rara mi pregunta, es que no sabía que el otoño se me hacía eterno

cuando lo tenía lejos, y que la primavera asomaba a mis ojos cuando lo veía llegar,

mientras el verano se presentaba inminente cuando dormía a su lado. Que el

invierno sería perderlo, porque realmente lo amo.

-Gracias. Nos vemos en algún momento. Besos.-

Y con la angustia metida en los bolsillos me fui junto con las hojas secas que

se dejaban arrastrar por el viento, como una hoja seca más que buscaba un lugar

en la tierra para terminar su ciclo y volver a resurgir con la primavera.

¿Qué es el otoño? Yo soy otoño.

Yo soy otoño de hojas secas, de colores hermosos mezclados entre el gris

del cielo.

Yo soy otoño de brisas suaves que se bailan en tu pelo, llevándote caricias

que no puedo darte.

Yo soy otoño de labios húmedos, de besos ansiosos, de abrazos cálidos.

Yo soy otoño de tristezas compartidas, de café con leche a la mañana, de

helados a destiempo.

Yo soy otoño, porque el otoño se me quedó en la piel, con tus besos, con tu

amor.

Soy otoño de lluvia en el corazón cuando no estás conmigo.

Soy otoño: gris, rara y sombría.

FIN.

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

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Romina Alfonso

Nació el 3 de agosto de 1980, oriunda de

Benavidez, Buenos Aires, Argentina.

Técnico mecánico electricista, egresado

de la escuela de educación técnica número tres

de Benavidez.

Aficionada a la lectura y la escritura.

Madre de dos hijos.

Las Rojas Notas del Otoño

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LLLAAA AAACCCAAADDDEEEMMMIIIAAA...

Por Odín Ragnarok.

Ciudad desconocida.

México.

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Prefacio:

Este es un pequeño proyecto que manejamos haces varios años, compañeros de las noches de

reuniones sociales, escritores aficionados; trabajábamos 3 en grupo, teníamos la idea de hacer un

escrito de Ciencia Ficción, ellos hicieron su parte; yo trabaje en el mío aparte, pero lo leía en las

reuniones para dar a conocer mis avances, tengo varios borradores del trabajo, este fragmento lo

acabo de crear pensando en el que tengo de aquellas reuniones como continuación, mi idea es la de

una civilización de recolectores de vida de otras estrellas, para la preservación de las especies

altamente desarrolladas, con su estrella hogar y todos sus planetas terraformormados

In Memoriam

Arturo

Nosotros que transitamos por estos senderos.

La Academia.

somaban ya los primeros rayos del amanecer; amarillos, lustrosos

algunas nubes se interponían en su camino formando largos haces

que se estrellaban contra los picos más altos de la cadena

montañosa, si estabas en la cima podías ver como se iban retirando las sombras

mientras la luz se esparcía por el valle, un espectáculo que te llenaba de asombro,

tu desde tu posición, la luz ya te había alcanzado y abajo; la obscuridad se iba

retirando poco a poco. El entrenamiento de sobrevivencia incluía pasar unos días

explorando los picos que rodeaban el valle, podías ver a lo lejos la mole de los

edificios de la academia de formación de recolectores y preservadores de las

especies del cumulo, como se iluminaban mientras avanzaba la mañana.

Ahora se encontraba en el fondo del valle su zancada era amplia y

controlada, había recorrido diferentes caminos alrededor de las instalaciones,

senderos de animales, u otros ollados por los cadetes del colegio; en este momento

recorría una amplia carretera apisonada cubierta de hojas amarillas que los añejos

arboles dejaban caer en miríadas incontables formando una alfombra esponjosa y

mullida, el cambio de estación era el anuncio de una nueva cara para la naturaleza,

la carretera discurría a la orilla de un lago azul; “Gerak la gema del mundo”, que

competía con un cielo esmeralda brillante, muchas veces desde sus habitaciones

en las instalaciones miraba este espectáculo antes de iniciar su rutina diaria, un

rayo de sol aparecía de repente y tocaba la punta del pico más alto nevado

provocando un juego de luces alucinante, apuro el paso, un techo de ramas

entrelazadas otoñales estaba a punto de cernirse sobre su cabeza, en ese

momento ocurrió algo maravilloso mientras se internaba en este techo natural; las

hojas caían a su lado y rompió la mañana, inundando con una luz dorada el paso

A

Las Rojas Notas del Otoño

26

por el que se adentraba, tuvo que levantar la mano para interponerla entre la luz y

su rostro, el destello era enceguecedor.

Se desvió hacia la derecha por un tramo un poco más escarpado alejándose

del camino principal, un traje ajustado lo protegía de la humedad del ambiente, la

temperatura era fría pero no invernal al calor de su cuerpo transpiraba mucha

humedad, después de un largo trecho inclinado llego a un sendero que recorría la

falda de la montaña que se internaba en el bosque, este era un sendero transitado

por animales del bosque – pensó – más adelante un poco por encima de donde el

pasaba, logro ver a un ciervo de gran cornamenta que lo observaba atentamente

mientras se alimentaba, atento a cualquier movimiento que lo alertara, el animal se

perdió entre los arbustos para mantener una prudente distancia, sabía que los

hombres en ocasiones los perseguían para darles cacería.

Haciendo caso omiso; Kidarus aspirante a recolector de fragata, siguió su

camino dejando en paz al mamífero, descendió nuevamente hacia el lago con paso

firme, el terreno no era tan escarpado y sinuoso como otros, esta vez no quiso

escalar la pared de roca para llegar más rápido a la academia se dirigió a la calzada

principal que ya había transitado acelerando el paso, un chapoteo en el lago le hizo

girar por un momento la cabeza una aleta parecida a una vela cortaba el agua con

rapidez; la serpiente anda en pos de sus presa, eran habitantes comunes del lago

extremadamente peligrosos, sabia de historias de cadetes novatos sorprendidos por

esta bestia que habían desaparecido sin dejar rastro, en muchas ocasiones se las

encontraba tomando el sol de la mañana, su cuerpo de escamas plateadas se

tornaba iridiscente al chocar la luz contra ellas, la muerte arcoíris la llaman; furtiva y

mortal, casi nunca la podías ver cuando se cernía sobre ti, una aleta dorsal que se

podía desplegar como una vela le cubría un tercio de cuerpo alargado que

terminaba con una aleta en forma ala delta, le daba un poderoso impulso una masa

musculosa, la respaldaban aletas laterales más pequeñas, que le daban la

estabilidad necesaria para su nadada, cabeza chata estilizada para ofrecer la menor

resistencia al agua, con un hocico amplio y una doble fila de colmillos como

cuchillas remataban a esta bestia, que podía alcanzar longitudes muy grandes

cuando la comida era abundante, se las había visto persiguiendo las grandes naves

Aero deslizantes del mar Sarod; eran muy veloces, pero no competían con los

deslizadores.

El camino apisonado se tornó un poco más elaborado, una escalera tallada

en la roca le decía que estaba cerca de la gran mole de edificios que formaban las

instalaciones de la academia, el recorrido fue media capacidad, se sabia entrenado

para dar más, pero esta vez decidió darse un respiro, subió la escalinata para

alejarse un poco de la orilla de Gerak, podía ver las torreta de acceso al colegio; un

último esfuerzo, de pronto un dron se acercó a toda velocidad, una luz azul recorrió

todo su cuerpo el robot lo reconoció como el aspirante de primera; Kidarus Drakran

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

27

del satélite Malcron, no le impidió el paso, el aspirante acelero entonces paso a gran

velocidad, con una zancada más amplia, los guardias lo vieron acercarse,

inmediatamente levantaron la valla permitiéndole el paso una amplia avenida

transitada ahora por vehículos pesados y otros más ligeros, en una actividad

frenética era así, casi siempre la actividad del colegio, provisiones, maquinaria

pesada, motores para la naves, escuadrones realizando sus prácticas matutinas, el

casi siempre salía antes que la actividad empezara a menos que hubiese toque de

queda, estaba nervioso pues había sido convocado por el consejo militar a una

reunión, solicitaban su presencia, tenía que ducharse para presentarse ante las

autoridades de la academia – otro reporte por enfrentar, la última pelea en la ciudad

fortaleza no había sido tan escandalosa, no quería ser un busca pleitos, pero

siempre encontraba gente desagradable que lo buscaba –estaba a punto de

concluir su preparación una nota más en su historial no era nada bueno.

Cruzo la amplia explanada de las instalaciones por un lado para dirigirse a

los dormitorios, un edificio muy grande que albergaba a la población de aspirantes

contaba con tres niveles los dormitorios eran comunales solo los oficiales tenían

habitaciones privadas, los oficiales de alto rango disfrutaban del beneficio de un

edificio exclusivo para ellos, entro en su dormitorio asignado grupos de cadetes se

afanaba en diferentes cosas, se preparó para darse una ducha el agua fría, fue un

relajante para la sesión de esa mañana – buen día, aspirante que tal tu recorrido ,

no pasaste por mi o es que te dolió que no pudiste estar a mi nivel – Keptron

compañero de dormitorio y amigo cercano lo interrogaba – Kidarus, sonrió – no te

confíes mucho de tu posición, aun no me has vencido en el muro, la última vez

salve tu trasero cuando quedaste colgando de la cuerda, me debes una ronda –

Keptron soltó una carcajada de complicidad y le palmeo la espalda – es cierto, pero

recuerda aquel oso, que nos quería como plato principal así que la cuenta esta

saldada.

Sus atuendos de aspirante estaban sobre la cama del dormitorio se vistió

ajustando su chaquetin blanco de cuello redondo azul cielo, con las insignias de su

rango, botonadura de cristal ambarina, cinturón azul con hebilla dorada, pantalón

blanco con raya a los lados de color azul, zapato negro bien lustrado, tanto que se

veía su reflejo en ellos, un corto puñal de metal pulido brillante con empuñadura de

escamas de serpiente mariana, y pomo azul, se dirigió hacia los edificios de

administración, recordando los comentarios en broma de sus compañeros – para

que tanta elegancia si te van a dar una patada en el trasero – decía uno - otro al

pasar lo abordo; era Keptron – no te rindas amigo lo más que puede pasar es que

vayas a aislamiento, por faltarle a un oficial, recuerdas la chica que estabas

cortejando, ella estaba con él, un recolector en jefe de la sección de exploración del

sector exterior del cumulo, es un sujeto bastante grande e intimidante, más te

hubiera valido salir sin ocasionar mucho alboroto, amigo, no pude evadirlo –

Las Rojas Notas del Otoño

28

respondió, Kidarus - vi de reojo una mole gigantesca que se abalanzaba sobre mí,

no hice más que defenderme, además tenía una buena dosis del licor naranja en el

sistema – Kidarus recordó el nombre de la chica, Rusda – dijo entre dientes – si ella

quería sacarlo de sus casillas, tú fuiste el arma que uso en su contra, lo golpeaste

muy duro lo enviaste empaquetado y listo a la enfermería, aún sigue ahí con varias

costillas rotas – concluyo, su amigo – bien te deseo suerte, te voy a extrañar – a

modo de broma – si es posible bésales el trasero a todos, es la mejor forma de que

seas liberado – el aspirante sonrió moviendo la cabeza, en negación con un dedo

en los labios indicando que guardara silencio – se ajustó el traje cruzo las puertas

del edificio administrativo subió la escalinata de mármol negro, llego ante una

enorme puerta de roble negro con herrería negra brillante, y la cruzo cerrándola tras

de sí.

FIN.

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

29

Odín Ragnarok.

Escritor aficionado, identidad desconocida,

amante de la Ciencia Ficción.

Deportista por convicción.

No se conocen otros datos…

Las Rojas Notas del Otoño

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Por Candy Celis.

Ciudad de San Juan de Girón.

Colombia.

LLLOOOCCCUUURRRAAA EEENNN OOOTTTOOOÑÑÑOOO

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

31

Locura en otoño.

ería en otoño, sí.

Otoño era su estación favorita y pensó que sería un fino detalle

regalarle una dulce muerte al compás de las hojas que caían secas

de los árboles, secas como ella, como su corazón.

Amarla tanto había hecho que se tardara un poco en tomar la decisión, pero

siempre supo que tendría que hacerlo. Si ella continuaba con su vida lejos, él

moriría de tristeza por el abandono. No, prefería llevarle flores a una tumba que

saberla feliz en brazos de otro.

Era una verdadera pena privarla de las cosas en las que tanto placer

encontraba; el aroma de las flores, el canto de los pájaros, las hojas secas que

vestían el camino a casa con hermosos tonos tierra. Tierra, ¿seguiría siendo

hermosa aún bajo ella? La imagen le pareció tan desagradable que sacudió la

cabeza como para intentar deshacerse de ella.

Una cosa si se prometió, dejaría su tumba cubierta con tantas hojas como

fuese posible para que nunca olvidara el otoño.

No le dolía su traición, lo que no podía perdonar era la mentira. Tal vez si

aquella tarde en que, motivado por las dudas, se animó a preguntarle por sus

sentimientos hacia él ella hubiese sido sincera podría perdonarle la vida, pero la

muy desgraciada se valió de sus encantos para hacerle olvidar el tema y aunque

muy en el fondo sabía que cuando lo acariciaba lo hacía pensando en otro, que

cuando se entregaba al placer de sus besos y de sus caricias era a otro a quien

deseaba, se conformó y recibió de buen agrado las migajas de pasión que caían de

su lecho, y cuando en sus ojos divisó una chispa lastimera, se engañó diciéndose a

sí mismo que era la llama de la pasión la que encontró en su mirada, y aunque bien

sabía que ya no le pertenecían aquellas emociones, decidió desbordar su pasión

en aquel cuerpo de alma ausente y sentimientos inertes hacia él.

Ya no sintió humedecer su ser al contacto con su lengua, no la vio volar en

infinita magnificencia de pasión y lujuria encendida ni sintió estremecer su cuerpo al

momento del clímax, no hubo ese beso final, tampoco ese abrazo que le daba y en

el cual le entregaba su alma como recompensa por el maravilloso placer de saberse

amada, no, todas esas sensaciones y esos momentos ya no eran para él, le

pertenecían a otro, pero él se encargaría de que las ultimas caricias que se llevase

a la tumba fueran las suyas.

S

Las Rojas Notas del Otoño

32

La espero en el más absoluto silencio, se cobijó bajo el manto de la

oscuridad que le proporcionaba aquel gigantesco dormitorio en donde tantos

amaneceres había sido feliz contemplándola bajo la tenue luz del sol que se filtraba

por la ventana y que le daba un aspecto casi angelical, sintió que sus intenciones se

esfumaban como el humo del cigarrillo que en ese momento sostenía entre sus

labios, se recordó una y otra vez las razones que tenía para matarla, la principal, el

amor.

La amaba tanto y de tal manera que la sola idea de perderla había sido

suficiente para hacerle perder la cordura. Sí, debía morir y sería esa misma noche y

en ese mismo lecho en el que tantas veces hicieron el amor, porque él también

tendría que vivir por el resto de su vida cargando esa pena y cada vez que se

recostara en su cama recordaría a la mujer que tanto amó ya la que tanto le

entregó, pero también le recordaría su infamia, su traición y las consecuencias de

su engaño.

Sintió los pasos subiendo la escalera y su corazón rodó por el piso, era

mejor dejarlo caer, sería más fácil.

Se abrió la puerta y una silueta se dibujó a contraluz, pero no era ella.

No era su aroma, no era su cabello, tampoco fueron sus manos las que con

ternura tomaron las suyas y le hicieron dejar sobre la cama el arma con la cual la

mataría, no.

No fueron sus labios los que lo cubrieron de besos ni sus lágrimas las que

rodaban mojando sus cabellos. Se sintió mareado, por un momento no supo en

donde se encontraba, dirigió una mirada rápida a su alrededor pero la penumbra no

le permitía distinguir formas, todo era oscuridad, solo sabía que no era ella quien lo

guiaba hacia la puerta como un lazarillo guía a su amo y aunque un impulso lo

animaba a huir de aquel lugar que ahora le parecía tan desconocido, tan frío, tan

sombrío, necesitaba estar allí porque sabía que en cualquier momento ella llegaría y

sería entonces cuando él tendría su venganza, tendría que ser en otoño, porque era

su estación favorita, por eso para él, desde aquel momento, otoño se instaló en su

habitación.

FIN.

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

33

CANDY CELIS B.

Nacionalidad colombiana,

Nacida el 10 de julio de 1977, amante de la

música y los libros.

Esposa y Madre por amor, convicción y

devoción.

Las Rojas Notas del Otoño

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NNNAAARRRAAANNNJJJAAA YYY RRROOOJJJOOO

Por Lorena Santillana.

Ciudad de Mejicanos.

El Salvador.

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NARANJA Y ROJO.

ue la primera vez – y quizá la única – que recibió algo por correo.

Llegó una semana después de su cumpleaños, el 11 de noviembre.

Cuando su papá gritó “Manuelitoooooo, hay algo para vooooooooos”,

sintió que sus piernas se movían solas, en carrera hípica hacia la casa. Y allí estaba

el paquetito que su tío Paco le mandaba por sus importantes siete años: dos

camisas de “Las pistas de Blue”, una gorra de “Los Dodgers”, la foto de su tío en

medio de un volcán rojo y naranja de enormes hojas y ¡La postal!

Era un camino, en un bosque, pero sus colores eran algo que nunca había

visto…o no eran hojas verdes o café seco; sino, de un brillante naranja y rojo, de

todos las variantes de naranja y rojo posibles y puntos amarillos y un sol se ponía al

fondo haciéndolo más fulgurante y…y…y…¡Qué hermoso! Su papá le contó que se

llamaba Otoño, que era una estación que en su país no se veía igual porque solo

llovía o no. Que precisamente ahora estaban en ella y por eso su tío, que era

jardinero, estaba en la foto rodeado de esos bonitos colores en una pila de hojas.

Y desde ese día, Manuel buscaba todas las fotografías posibles donde el

Otoño hiciese de las suyas, Su tío Paco le dijo, por teléfono, que un día lo llevaría

con él a Fairfax, Virginia para que viera los bosques y jardines. Pero su tío Paco

volvió, deportado y con él; la esperanza de contemplar el espectáculo de luces

naranja y rojo, también.

Y no fue esa la única esperanza que se fue…

Ese año falleció su padre y, puesto que su madre murió para darle la vida,

quedó solo, con una maletita donde llevaba unas cuantas mudadas de ropa, las

pocas fotos de sus familiares y la postal. Se prometió a sí mismo que conocería el

otoño. Aunque sea eso tendría en su vida.

No quiso ir a parar a un orfanato y escapó de casa después del entierro. Solo

tenía a su tío Paco y, por lo que sabía, no tenía trabajo, ni casa fija…pero, a lo

F

Las Rojas Notas del Otoño

36

mejor, él le ayudaba a irse de mojado o le explicaba cómo hacerlo. Y el tío no

apareció por ningún lado. Estaba solo, pues. Con su maleta llena de recuerdos y del

amor de un padre que yacía tres metros bajo tierra.

Pernoctó dos o tres días en un dormitorio público; mas, la mirada extraña de

un hombre viejo le causó tanto miedo que prefirió pasar en el parque Central. Al fin

y al cabo las noches eran un poco tibias y no se iba a morir de frío. Conocía de un

lugar donde regalaban chocolate y pan a los indigentes, a veces hasta panes con

queso o frijoles. Ya buscaría la forma de que alguien lo llevara a donde el sueño se

realizara. Algunos querían dinero, carros, lujo; él solamente aspiraba ver, en vivo, la

imagen de la postal.

Cuando, dos meses después, conoció al coyote, un tal Pepe, percibió una

mezcla de sensaciones. La primera, esperanza ¡Al fin cumpliría su anhelado

deseo! Luego un poco de temor ¿Cómo iba a pagarle? No tenía casi nada de

dinero; apenas unos centavos ganados lavando tumbas, acarreando agua,

cargando bultos… y la peor de todas…y ¿Si era un hombre malo? ¿De esos que

mataban niños para vender el hígado o violarlos? No había manera de saberlo más

que arriesgándose; los demás decían que nunca habían escuchado nada malo de

Pepe, que confiara, que se fuera si se lo permitía.

Y se animó. Preguntó a Pepe quien respondió que por unos dos mil dólares

lo llevaba (seguro, sano y salvo) al otro lado.

¿Dos mil? Y ¿De dónde diablos iba a sacar dos mil dólares? ¿De dónde?

Esa noche lloró, lloró y lloró…por su padre, por la vida, por la postal…Nunca supo

que Pepe dejó perdidos a todos sus ”turistas” en el desierto y ninguno sobrevivió.

Nunca supo que la siguiente vez, Pepe violó a dos niñas y un niño. Nunca supo que

la vida, por una vez, le jugó bonito.

Logró sobrevivir un año en las calles sin drogas, sin venderse, sin ser violado

hasta que un día lo llevaron al correccional de menores por hurtar una cartera. En

verdad, no lo hizo, pero no supo correr a tiempo y él fue el chivo expiatorio. Tenía

dos opciones: entrar a la correccional o vivir en una casa de huérfanos que

trabajaban la tierra. Lógico. Sería la segunda y fue su mejor opción. Aprendió a

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

37

trabajar y a ser un joven fuerte, sano, disciplinado. Pobre y honrado. Estudiaba por

las tardes, trabajaba por las mañanas y miraba las plantas a todas horas. Tanto se

esforzó que logró estudiar un buen bachillerato y graduarse con buenas notas.

Quería estudiar agronomía o biología…algo donde pudiera conocer a las plantas

más íntimamente, observarlas, analizarlas, cuidarlas… La postal yacía en el fondo

se su gaveta, casi rota, casi olvidada, casi…

El 1 de noviembre llegó la carta. La directora del Centro donde aún vivía,

cuidando a otros chicos huérfanos como él, lo había recomendado. En silencio

como se hacen las buenas obras. En silencio para no poner esperanzas que podían

romperse. En silencio para que la alegría fuera mayor. La UV – University of

Virginia – le daba una beca para una especialización de dos años. Se iría esa

misma semana.

Es 11 de noviembre, hoy cumple 22 años y está sentado en un parque

hermoso con la foto de sus padres en una mano, la sonrisa en los labios y en sus

ojos, además de lágrimas, el fulgor de las hojas de otoño…naranja y rojo.

FIN.

Las Rojas Notas del Otoño

38

Lorena Guadalupe Santillana.

Graduada en Letras e Historia.

Docente desde hace más de 25 años en

Bachillerato.

Madre, esposa y lectora empedernida.

“Buscando hacer algo para hacer de esta, una

mejor vida”.

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

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Por Guadalupe Martínez.

Ciudad de México. DF.

México.

AAAMMMAAANNNTTTEEESSS OOOSSSCCCUUURRROOOSSS

Las Rojas Notas del Otoño

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Amantes Oscuros.

CUANDO MÁS SOLA ME ENCONTRABA, APARECISTE TÚ EN MI OSCURO CAMINO.

EN LA DESESPERACIÓN DE LA PÉRDIDA DEL AMOR DE MI VIDA.

ASÍ FUE COMO EMPEZASTE A SER IMPORTANTE EN MI VIDA.

AÚN RECUERDO CUANDO ME DIJISTE ESE PRIMER HOLA.

AUN RECUERDO LAS CONVERSACIONES INTERMINABLES,

LAS NOCHES A TU LADO, LOS ABRAZOS QUE ME DABAS AL DORMIR,

SÍ FUE COMO TODO COMENZÓ…

En mi vida y en mi mundo estaba sola; el amor de mi vida se fue de mí y tú llegaste. Un extraño con mirada profunda, un hombre diferente. Un alma errante por el mundo. Un Ángel negro con las alas rotas y los sentimientos oscuros.

Llegaste a mí y miraste no solo mi cuerpo sino también mi alma. Miraste a través de mi máscara, más allá de mis ojos, con tus ojos miraste las tinieblas de mi alma. Tú me hablaste como nadie nunca me había hablado.

Miles de noches sin dormir, platicando contigo. Miles de abrazos que me diste en mi cama. Recuerdo cada beso, cada palabra que me dijiste al oído, cada noche que dormiste a mi lado. Aún anhelo esas noches, escuchando tu voz al dormir diciéndome te amo.

Mi ángel negro. Recuerdo esos días a tu lado, esas risas, los malos entendidos que siempre terminaban con un beso de amor pero nunca una pelea.

Recuerdo cuando me quité la máscara. Te mostré mi verdadero rostro frío y lleno de cicatrices, un monstruo convertido en mujer.

Y así te enamoraste de mí. De mi verdadero rostro, de la verdadera mujer que soy. Oscura, fría, calculadora, despiadada y cruel. Mi alma putrefacta te pertenece a ti.

Ser de la oscuridad.

Tú y yo amándonos en la oscura noche, deambulando por el mundo para encontrar almas buenas y puras con las cuales alimentarnos. Yo buscando presas para ti; bellas doncellas para satisfacer tus instintos bajos y sucios, corrompiendo sus almas inocentes. Tú siendo mi cómplice en mis fantasías, mis más grandes

A

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

41

sueños eróticos hechos realidad. Tú y solo tú podías ser mi cómplice porque me amas, me conoces, me comprendes y sabes de mis deseos, de mi alma libre.

Y así vivimos nuestro amor. Largos años de romance apasionado, de complicidad mutua, saliendo a cazar presas por las madrugadas, alimentándonos de las almas de los vivos, de esos seres de luz que llegaban a nuestras vidas para refugiarse en nosotros. Bueno, la mayor parte de esas personas se refugiaban en ti. Tú mi ángel negro, gran encantador de hermosas doncellas llenas de sueños rotos… tú las ayudabas a encaminar el rumbo, y siempre regresaban a su mundo llenas de vida pero amándote, porque en el camino se enamoraban de ti, así como yo me enamore de ti. Mi bello ángel de la noche.

Y así fue como la conociste a ella, una entre tantas doncellas que enamorabas con tus poemas de amor oscuro; ella entró en tu mundo y tú entraste en el suyo. Cadenas, látigos, vestimentas de piel, y mucho dolor mezclado con amor son las principales armas de seducción en el que ahora era tu mundo.

Mientras yo deseando un poco de tu atención, de tus cuidados, de tu amor, de esas noches sin dormir haciendo el amor hasta el amanecer y ver el sol en la mañana abrazada a ti después de habernos amado toda noche, de esas largas pláticas que duraban horas, de esas risas, de esas lágrimas que derramé en tu hombro, tu piel firme y tibia abrazándome llenándome de besos, esos bellos labios que aun siento en mi piel como fuego ardiendo en mi alma. Dándome consejos y palabras de aliento, así como le dabas palabras de aliento a ella, así como la besabas a ella y como seguramente le hacías el amor.

Y yo alma gemela quedé en el olvido. Te aburriste de mí, ya no era de interés el mundo que habíamos creado. Me dejaste sola con mis fantasmas internos, sola con mis fantasías, sola con mi oscuridad.

Así que llena de celos y por culpa de esa mujer que me robó tu compañía, decidí alejarme de ti definitivamente y abandonar el mundo que tú y yo creamos para vivir nuestro amor.

Fue cuando mi mundo de inmundicia se volvió más tenebroso que nunca; yo deambulaba por los escombros de mi alma rota, sin rumbo, sin nadie que me acompañara en mi viaje. Lloré hasta no tener más lagrimas dentro de mí, me quede seca y vacía sin tu amor y sin tu compañía; después de haberte perdido ya nada me importaba. Así pase los últimos meses de mi vida, sin razón para vivirla pensé en la muerte como única alternativa.

Pero yo te seguía amando a ti, seguía deseando tenerte entre mis brazos y amarte a través de las fronteras del tiempo como siempre habíamos soñado.

… Por el árido sendero de hojas muertas, justo cuando pensé que todo había terminado para mi reapareciste en mi vida, llenaste mi vida de oscuridad, de tu amor putrefacto, de tu perversidad, de ese amor que inunda mi vida de felicidad, con tu pasión volviste a nuestro mundo, solo tú y yo ángel negro.

Las Rojas Notas del Otoño

42

Desde nuestra cama después de amarnos toda la noche contemplamos el amanecer y los lamentos del aire al arrancar las últimas notas rojas del otoño.

Tuya por la eternidad alma gemela bello ángel de la oscuridad.

Solo tuya!!!

Siempre tuya…

FIN.

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

43

GUADALUPE MARTÍNEZ ALVARADO.

24 años, originaria de Contepec,

Michoacán. México. Donde curso la primaria y

secundaria. Allí también realizo también sus

primeras incursiones laborales, pero cansada de

la monotonía y la poca libertad que este lugar

brindaba emigro a la capital, donde reside

actualmente. Ahora es independiente, y está

decidida a alcanzar mis sueños y aspiraciones.

Vampira de corazón, obsesionada con la

moda y los zapatos; bolsos y cosméticos son sus

placeres culposos; una choco - adicta sin

remedio.

Define su empleo (independiente) como el medio realizador de sueños.

La música, otra de sus grandes pasiones. Le gusta pasar de lo clásico hasta

el más puro folclor de su país; desde metal hasta una ranchera, desde una

bachata hasta un rap, le gusta la variedad y obtener lo mejor de cada uno de los

géneros musicales; cada que escucha y canta los temas según su estado de ánimo.

El cine, el séptimo arte, la pantalla grande. Es otra de sus aficiones. Disfruta

desde una película romántica hasta las de horror más censurado, desde una

comedia hasta los títulos más galardonados. Cree que el cine nos lleva a otro

mundo donde podemos convivir o más bien sobrevivir a dinosaurios y soñar con

ese agente secreto y ser la chica bond, o llorar con esas historias de amor y ser

cómplices de sus prohibidos romances.

La literatura es quizá sea su más amado arte; en el ha descubierto que es

una lectora obsesionada. Con muchos títulos a su haber, asidua de librerías,

confiesa su codicia por todas las letras que aun no han pasado por sus ojos y

espera tener suficiente vida para poder tener esos títulos en sus manos.

Recientemente hizo un curso de hipnosis.

Ha escrito poemas durante los últimos dos años, lo cual me ayuda a expresar

sus sentimientos y liberar su alma.

Las Rojas Notas del Otoño

44

SSS EEE GGG UUU NNN DDD OOO AAA CCC OOO RRR DDD EEE ;;; EEE NNN SSS AAA YYY OOO BBB AAA JJJ OOO LLL AAA SSS HHH OOO JJJ AAA SSS………

Por Karryman.

Carlos. Carrillanca.

Ciudad de Osorno.

Chile

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

45

Aquellos días de Chaqueta Negra.

Segundo acorde; ensayo bajo las hojas.

aían pesadas las hojas del otoño, anunciando el cada vez más

próximo invierno…

David vagaba por la larga alameda Mackenna, sentía bajo aquellos

álamos una incomprensible melancolía, mescla de alegría, dolor y

rabia, difícil de entender incluso para el mismo. Vagaba en dirección de la casa de

su baterista Manuel, sus pasos eran largos, pero lentos, no quería apurarlos, la

visión de ese mar de hojas le daba cierta tranquilidad a su alma tan agitada por

esos días.

Soplaba gélido un viento otoñal que finalmente lo saco de sus cavilaciones, así que

apuro el tranco, mientras ese mar de hojas se revolvía en torbellinos. Toco la

puerta, salió la hermana de Manuel, indicándole que su hermano estaba tocando en

la bodega del fondo que les servía de sala de ensayos.

-Hace un frio de la concha de su madre, hueon!!- le dijo, mientras Manuel

bajaba las baquetas y secaba el sudor de su frente.

-¿Qué Huea dices!

-Que hace frio sordo de mierda!!! Jajajajajaja- Una sonrisa cómplice se cruzo

entre ambos.

-Ahí en la repisa hay un roncito pa’ que te descongeles mierda!!, pero no te

pases, ensayemos sanos aunque sea por esta vez-

-Cállate y pásame la huea nomas!!! Fue la única respuesta...

Apuro el trago, desenfundo su guitarra, se sentó en un cajón y punteo unos

acordes, peros sus dedos estaban tiesos por el frio y solo salió un estridente acople

– aprende a tocar jajajajajaj!!!- Espeto Manuel.

-Hummm, como si tu tocaras tan bonito!!- rio entre dientes David – Espera

que me baje el ron y veras – dijo, mientras se sobaba las manos para calentarlas.

Conecto su guitarra al amplificador y la afino, tras lo cual, ya con las manos tibias,

hizo unos barridos tipo Hendrix y le dijo – Vez?, igualito a Jaimito Henriquez,

jejejeje…

C

Las Rojas Notas del Otoño

46

Tocaba unos temas de Metálica cuando empezaron a llegar los otros

integrantes de la banda. Vargas el vocalista, llego primero, arrimándose a un

calentador a leña de la esquina que se dedico a prender.

Drago y su bajo, aparecieron después de un rato, mientras los demás

cantaban voz en cuello; Seek and Destroy

Lo que parecía una buena tarde, se comenzó a agriar después de un rato, ya

que por el pasillo, que daba a la bodega se diviso la silueta de Evelyn que avanzaba

hacia la puerta, David apretó los dientes, agacho la cabeza y realizo un barrido en

su guitarra tratando de despejar su mente – Mierda – mascullo entre dientes.

Se irguió y dijo a voz en cuello – No se supone que el ensayo era solo para

nosotros! – bufo con evidente molestia.

Pero si somos solo nosotros – respondió Vargas – mi mujer también es

nosotros – agrego con cierta malicia el vocalista.

La banda quise decir, solo los integrantes de la banda – rectificó David con

evidente mal humor.

Ya déjate de alegar, viejo cascarrabias, mi mujercita quería verme cantar una

rato, cierto amorcito? – interpelo Vargas hacia su mujer.

Si, dijo, escucho un par de temas y me voy, no seas tan grave – intervino

Evelyn.

David no dijo nada, masco su rabia y continúo tocando…

Drago al ver la tensa situación puso sobre la mesa el listado de los temas a

ensayar y los conmino a empezar.

David tocaba con rabia, de cada acorde salía una mescla de sentimientos

que se le atoraban en las manos, así que rasgaba las cuerdas con fuerza para

poder sacarlos, mientras su mente se paseaba en los momentos que variaban entre

la alegría y el sufrimiento, cada vez que miraba hacia ella sentía su mirada clavada

sobre él, así que se volteaba y tocaba encogido queriendo desaparecer.

Todo aquello ocurría sin que nadie lo notara, casi nadie, pues Drago sabía

perfectamente cuál era la situación entre su guitarrista y la mujer del vocalista, por

más que pensaba no sabía cómo terminar ese triangulo, ya que a la larga terminaría

con la banda, y quien sabe, también podía desencadenar una tragedia, después de

tocar varios de los temas de la lista, avanzo hacia el centro y dijo – Bueno, no se

suponían que eran un par de temas Evelyn?.

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

47

Puta que andan simpáticos los hueones hoy día – respondió la aludida.

Cruzándose de brazos y lanzando una mirada que podía congelar el infierno, hacia

Drago.

Ya Evelyn, ándate mejor, que este par; anda más pesado que camión a

pedales hoy, espérame en la casa, que voy al rato- le dijo con sarcasmo Vargas a

su mujer.

Evelyn agarro su chaqueta y salió dando un portazo, no sin antes decir – Por

tu madre que llegues borracho, no te abro la puerta, y no quiero a nadie en la casa

en la noche!!! –

Vargas espero verla salir por la puerta principal, alzo los brazos y largo una

perorata- Gracias cauros, no sabía cómo sacármela de encima, tengo un carretito

con una minocas más tarde, y si se quedaba, me jodia el panorama – que viva la

fiesta- cambien las caras!!! Jajajajajja. Aquí le s tengo un pisquito con Coca para

celebrar mi soltería jejejejeje – dijo sacando una botella de Alto de Carmen y una

Coca- Cola de su mochila.

Ejale, eres un puto maraco vos hueon – respondió riendo Manuel desde el

fondo, donde se había entretenido mirando la escena – invítame estoy mas botao-

dijo dirigiéndose a Vargas.

Ya, cuando terminemos de ensayar, nos vamos, ahora levanten sus copas

señores y a la salud de Licántropos, y que se cague- dijo mientras terminaba de

servir- que se recontracague!! - respondieron los demás, excepto David que levanto

su vaso, pero se mantuvo en silencio.

El resto de ensayo continuo sin mayores contratiempos, con los miembros de

la banda ya bastante entonados, tocando y bebiendo sin mayores contratiempos,

David bebió con calma, pues no se sentía bien, solo quería terminar rápido y

dirigirse a su casa, así que terminando el ensayo tomo su guitarra y se dispuso a

salir.

Ya nos vemos, que la pasen bien- se despidió- Manuel y Drago alzaron las

manos y le hicieron la despedida, pero Vargas, ya bastante ebrio le grito al salir –

Eris mas fome hueon- parecis mina, aquí tus socios vacilando y tú te vas a dormir

como una vieja culia- David lo miro, pero no le respondió, había tenido suficiente

esa tarde.

Camino rápido para salir hasta la arboleda de Mackenna y que el aire lo

despejara, pero había avanzando un par de cuadras cuando vio a Evelyn recostada

contra un árbol, su mente se nublo por completo, camino con la mirada gacha hasta

estar al lado de ella, no le dijo nada, pero el dialogo de sus ojos fue intenso, la rabia,

la suplica, finalmente el amor, ambos sabían cómo iba el juego, así que ninguno dijo

Las Rojas Notas del Otoño

48

una sola palabra, solo caminaron juntos por entre las hojas, mientras ella deslizaba

su mano hacia la de el, y él se la apretaba con fuerza. Caminaron así por

Mackenna esa tarde de Otoño, mientras el gélido viento soplaba y las hojas volaban

a su alrededor hasta que llegaron hasta le viejo puente San Pedro y doblaron hacia

el fuerte Reina Luisa, en esos fríos días de Otoño y mas encima fin de semana,

nadie iba por esos lugares, así que era el lugar perfecto para su encuentro

clandestino.

Sentados sobre las rocas del muro se abrazaron y besaron tiernamente, con

pasión, como si no existiera mañana, acurrucados solo ellos dos.

Porque me haces esto?- finalmente musito David- sabes que esto me hace

mal, que me duele, pero aun continuas sabiendo cuan doloroso es para mí- tomo

aliento y continuo – sabes que tampoco tiene ningún futuro, que me tratado de

apartar, pero continuas en mi persecución, perderé todo, mis amigos, mi banda, -

dejo espacio para el silencio y continuo tratándose de dar valor – Cuanto tiempo

podemos continuar con este juego, hasta que ese otro hueon se dé cuenta, quede

la caga, y salga alguien herido, peor aún , que termine matándote en alguna de sus

borracheras.

Ella no respondió, solo se acurruco en su pecho mientras unas espesas

lágrimas salían de sus negros ojos, ese maldito sentimiento que se agolpaba en su

pecho, lo ahogaba, quería salir corriendo a llorar a gritos, pero en cambio la tomo y

la abrazo con fuerza.

Se levantaron despacio después de un rato, ya que había anochecido y el frio

hacia presa de los dos- te vas a ir –pregunto- quieres que me vaya?- respondió ella

– No regresara esta noche, tal vez mañana y borracho, dormirá todo el día- agrego.

Los silencios entre ellos eran mejores que las palabras, volvieron a caminar

esta vez en dirección de la casa de David, a su cuarto que había construido en una

parte de la bodega de su casa, apartándose para que nadie cuestionara lo que

pasaba allí, bueno su madre lo sabía, ella siempre lo sabía todo, pero nunca decía

nada, solo recogía los pedazos de su hijo cada vez que quedaba destrozado.

Así emprendieron el camino, como hojas arrastradas por el viento, entre las

ráfagas frías del Otoño, sabiendo que el temporal esta casi encima de ellos, que la

lluvia seria gélida, que habría mucho dolor, David sabía muy bien lo que le esperaba

pero no le importo; ¡que vengo el Invierno si quiere!, con sus temporales y sus

ventiscas, de eso se preocuparía otro día, hoy solo la quería a ella y su cuerpo

cálido en su cama

FIN.

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

49

Carlos E. Carrillanca Reyes. (Karryman)

Escritor aficionado de Poesía, Cuento y Letras; ha escrito temas para la banda Misa Negra de Osorno, ha publicado en la revista Escritores Jóvenes de la ilustre Municipalidad de Osorno en el formato poesía, participo en los juegos florales de la Municipalidad de Linares, donde recibió una mención Honrosa por su colección de poemas titulado; “Los sueños, el viaje y las sombras” en 2003.

Nació en la ciudad de Valdivia en la Región de los Ríos, pero se mudo a la ciudad de Osorno a la edad de 5 años, de la cual nunca más se apartado, residiendo allí actualmente

De profesión electricista, se título de técnico Electricista de mando medio, perfeccionándose en el área de mando y control, en el CFT Osorno.

Las Rojas Notas del Otoño

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Revisión Final 15 de Junio 2015.

Edición final Junio de 2015.

Sociedad Secreta de Asuntos sin Importancia

51

Las Rojas Notas del Otoño

Este libro contiene una

selección de Poesía y Cuentos

del grupo de debate y

literatura de Facebook “La

Sociedad Secreta de Asuntos

sin importancia”

En él se reúnen las

voluntades de estas personas

para juntar sus escritos y

darlos a conocer a través de

esta antología.

Esperamos sorprenderlos con

los variados temas que les

presentamos en el marco de

la estación de la melancólica;

el otoño

Carlos Carrillanca

Editor.