Las señas de identidad: el nombre de pila

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Texto sobre la antroponimia española.

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  • Instituto Federal de Educao, Cincia e Tecnologia de Roraima

    Campus Boa Vista

    Diretoria de Graduao

    Licenciatura em Letras Espanhol e Literatura Hispnica Cultura Espanhola e Hispano-Americana

    Prof. Miguel Linhares

    LAS SEAS DE IDENTIDAD: EL NOMBRE DE PILA

    El nombre individual

    Desde los tiempos ms primitivos, el individuo ha utilizado un nombre para

    distinguirse de sus semejantes. En algunas culturas, este nombre se otorgaba al individuo

    atendiendo a alguna de sus caractersticas fsicas o espirituales, ya que no se impona a la hora

    del nacimiento sino cuando el personaje comenzaba a madurar o manifestaba alguna

    predisposicin o habilidad. No era por tanto un nombre estable y poda variar a lo largo de la

    vida. Sin embargo, conforme las sociedades empiezan a evolucionar culturalmente, el nombre

    va a ir respondiendo ms a un deseo que a una realidad, es decir, se impone al nio un nombre

    de contenido simblico y en gran parte de sentido religioso con el deseo de que su

    significado sirva de modelo o inspiracin al as bautizado.

    En el mundo bblico vemos como esta eleccin se hace ya antes del nacimiento y as,

    podemos contemplar cmo, cuando los enviados del Seor comunican a Abraham que su

    mujer Sara parir un hijo, sta que ya es anciana y est oyendo la noticia escondida

    rompe a rer. Los ngeles le dicen entonces a Abraham, el nio se llamar Isaac, que quiere

    decir risa. ste no es un caso inslito y en los libros sagrados de los judos podemos observar

    muchas otras explicaciones onomsticas.

    Se ha de tener en cuenta, por tanto, que el nombre del individuo en los tiempos ms

    primitivos es absolutamente original. Slo cuando las generaciones se van sucediendo se va a

    ir haciendo obligado el repetir esos nombres, lo que precisamente va a ser el motivo de este

    trabajo, pues esta imposicin del nombre personal, al que los cristianos llamamos nombre de

    pila, va a ser muy importante a la hora de conocer las mentalidades de cada poca e incluso

    las distintas estructuras familiares.

    El repertorio onomstico altomedieval

    El repertorio onomstico tradicional de los espaoles se ha formado principalmente de

    tres fuentes principales: la latina, que era la comn de los hispanorromanos primitivos; la

    germnica, concretamente la onomstica visigoda; la juda, ms especialmente la bblica,

    que ha entrado en la onomstica espaola a travs de las devociones religiosas.

    A ellas se pueden sumar en menor medida, y como cultismo religioso medieval,

    diversos nombres de etimologa griega (Gregorio, Atanasio, Basilio etc.), si bien es verdad

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    que no gozaron de la misma popularidad que los de las anteriores fuentes. La onomstica

    musulmana, por el contrario, salvo entre los mozrabes medievales, no tuvo ninguna

    trascendencia entre los cristianos y sus nombres no ha pervivido hasta la Edad Moderna.

    En los primeros siglos de la Reconquista tenemos muy pocos datos y aislados. La

    exigua documentacin se limita a donaciones o confirmaciones de tierras y privilegios a

    iglesias y monasterios, en las que contemplamos, junto al rey otorgante, listas ms o menos

    numerosas de nombres escuetos que les acompaan como confirmantes y testigos.

    No obstante, de su estudio podemos sacar dos importantes conclusiones: la primera es

    que en los primeros tiempos del reino asturiano no exista, o al menos no se pone en evidencia

    el que existiera, ningn tipo de apellido, es decir, lo que podemos definir como nombre de

    familia destinado a distinguir unas personas de otras.

    La segunda conclusin que nos ofrece la documentacin es que existe una clara

    diferenciacin entre la onomstica de la masa popular y la de las clases elevadas.

    Efectivamente, los individuos del pueblo ostentan nombres tpicamente latinos, como Cayo,

    Mario, Antonino, Honorio, Juliano, en los varones, o urea, Marcela, Marina, Julia o

    Faustina entre las mujeres, y sin embargo la familia real y los magnates, utilizan nombres

    tpicamente germnicos; as los varones se llaman Nuo, Gutierre, Rodrigo, Alfonso,

    Vermudo, Ramiro, Fruela, Gonzalo, Hermenegildo, etc., y las mujeres Gontrodo, Froiliuba,

    Hermesenda, Adosinda, Elvira, Muniadomna o Leodegundia. Nombres estos ltimos que,

    aunque nos cueste creerlo, eran utilizados por las ms distinguidas damas de aquel tiempo.

    No quiero con esto decir que la clase dirigente fuera tnicamente goda, pues sera

    entrar en una ya estril polmica, pero s he de resaltar la evidencia de que al menos lo ms

    usual, lo que hoy podramos calificar de lo elegante de la poca, era ostentar nombres de este

    origen.

    En el rea oriental, en la Marca Hispnica, sucede exactamente lo mismo, aunque con

    una mayor influencia ultrapirenaica, manifestada en la adopcin de nombres francos, como

    Raimundo, Ponce, Arnaldo, Guillermo, Berenguer, desconocidos en el resto de la Pennsula.

    Lgicamente por las variaciones dialectales del romance, tambin los nombres adoptan

    formas distintas an siendo los mismos. As, si el Hermenegildo godo pas a ser Menendo en

    Asturias y Galicia, en Catalua tomar la forma de Ermengol; los francos Raimundo,

    Guillermo, Arnaldo, Fulco o Gerardo tomarn las formas de Ramon, Guillem, Arnau, Folc o

    Guerau. El pueblo llano sin embargo utilizaba de forma predominante los mismos nombres

    hispanorromanos del resto de la Pennsula.

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    Donde s encontramos diferencias onomsticas es en lo que podramos llamar el rea

    vascona, es decir, en el primitivo reino de Pamplona y en la zona aragonesa del Pirineo. La

    sociedad vasconavarra, mucho ms de espaldas a influencias extraas, permanece durante

    siglos cerrada a variaciones onomsticas. En su seno aparecen nombres peculiares, en ningn

    caso de origen germnico, cuya etimologa no se ha estudiado bien, pero cuya raz eusqurica

    o latina eusquerizada, queda fuera de toda duda. As: Sancho, Galindo, Garca, igo, Ordoo,

    Velasco, Lope, Aznar, Jimeno, Diego, usados por los varones, o Urraca, Oncea, Menca,

    Velasquita, Sancha o Jimena, por las hembras.

    Entre las mujeres observamos en estos tiempos dos costumbres curiosas cuya razn

    ignoramos, pero que la documentacin conservada nos obliga a constatar. La primera es el

    uso de dos nombres por muchos de los personajes femeninos de la poca, pero no como

    nombre compuesto, sino como apodo. As se expresa explcitamente en muchas ocasiones:

    domna Controdo cognominata domna Urraca o Muniadomna cognomento domna Mayor. La

    segunda costumbre que observamos a veces es unir el tratamiento al nombre como sufijo, as:

    Muniadomna, Totadomna, etc.

    Toda esta panormica onomstica, que al principio de la Reconquista aparece

    claramente diferenciada, se va mezclando en los siglos siguientes y termina por confundirse

    de tal modo que ya en la Baja Edad Media resulta intil el anlisis del nombre de un personaje

    para atribuirle un origen geogrfico concreto. Por tanto, si el uso de un nombre godo o latino

    nos serva en los albores de la Reconquista para determinar de forma aproximada la calidad

    social de un individuo o su origen geogrfico, cuanto ms vayamos avanzando en el tiempo

    ir sirviendo de menos. Las clases populares poco a poco en los siglos posteriores, irn

    adoptando nombres germnicos y vasconavarros, abandonando por tanto los primitivos

    hispanorromanos, y en siglo XIII nadie ya en la Espaa cristiana ostentar los nombres

    primitivos de su poblacin originaria. Nos basta para corroborarlo el comprobar que casi

    todos los patronmicos hoy existentes, que son el reflejo exacto de los nombres de pila

    utilizados en los siglos XIV y XV, estn nicamente compuestos sobre los primitivos

    nombres godos o vascos, es decir, Fernndez, Gutirrez, lvarez, Ramrez, Gonzlez, Muoz,

    Snchez, Lpez, Garca, Daz etc.

    Valor simblico del nombre

    Como ya hemos avanzado anteriormente, una de las caractersticas fundamentales que

    encierra la eleccin de un nombre de pila desde la alta Edad Media reside en el enorme

    simbolismo que encierra y lo definitorio que resulta su utilizacin para la adscripcin de cada

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    personaje, especialmente en la alta nobleza, a un linaje concreto. Por ello, resultaba

    fundamental comenzar estas palabras subrayando el carcter hereditario de los nombres de

    pila entre la nobleza altomedieval y su transmisin dentro de cada linaje.

    Producto de este simbolismo onomstico va a ser una prctica corriente de estos

    tiempos, que nos va a servir de gran utilidad a los genealogistas, y que consiste en que en la

    sociedad medieval y especialmente entre las familias de la nobleza se acostumbra a

    imponer al hijo mayor el nombre de su abuelo paterno y al hijo segundo el del materno. Esta

    prctica, que puede variar cuando la madre es una gran heredera y el padre de menor

    importancia, se mantiene hasta el siglo XVIII casi indefectiblemente. Es importante tenerlo en

    cuenta porque, a falta de otros datos, puede servir para establecer primogenituras en las

    filiaciones.

    Este simbolismo onomstico es sin duda el motivo de que cada familia medieval,

    especialmente las dinastas soberanas, tenga un patrimonio onomstico reducido y concreto.

    Vamos a ver algunos ejemplos.

    Observemos cmo en la dinasta medieval asturleonesa hay muy pocos nombres, que

    se repiten constantemente: Fruela, Ramiro, Alfonso, Ordoo o Vermudo. En la condal

    castellana, Fernando y Gonzalo. En la real navarra: Iigo, Fortn, Sancho y Garca. En la

    condal catalana: Guifr, Ramn, Borrell y Berenguer.

    Sin embargo, este acervo onomstico originario de cada dinasta va a ir amplindose

    con el tiempo, a travs de los enlaces de las hijas del soberano con los monarcas vecinos. Esto

    explica la incorporacin de los nombres Sancho y Garca a la dinasta asturleonesa, por enlace

    de estos reyes con infantas navarras, o la del de Fernando, por matrimonio con infantas

    castellanas. Igualmente, por el mismo motivo, veremos los nombres leoneses de Ramiro y

    Alfonso introducirse en las dinastas navarra y aragonesa.

    Cuando se produce la entronizacin en Castilla de la casa de Borgoa con Alfonso

    VII, los nombres siguen siendo los mismos, subrayando que este monarca desde la

    onomstica de su ascendencia paterna borgoona, es decir, que no us para sus hijos los

    nombres de Raimundo, Guillermo o Reinaldo que eran los correspondientes a su padre y tos

    paternos, tal vez por considerarlos exticos.

    Alfonso VIII introducir en la dinasta castellana el nombre de Berenguela, debido al

    nombre de su abuela, la Emperatriz; el de Leonor, por su esposa, la reina inglesa; el de

    Enrique, por su suegro, el rey de Inglaterra; y el de Blanca por su madre, la reina navarra.

    El matrimonio de Fernando III con Beatriz de Suabia, nos aportar el nombre de

    Felipe, por el emperador alemn, padre de la reina; el de Fadrique, o sea, Federico, por el

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    emperador alemn, su to; y el del Manuel, por la ascendencia materna bizantina de su esposa.

    La unin de Alfonso el Sabio con Violante de Aragn introducir en Castilla el nombre de

    esta reina, o sea, Yolanda, as como el de su padre, don Jaime, su abuelo, don Pedro, etc. Esta

    sistemtica que estamos describiendo se da entre las otras familias reales peninsulares que no

    vamos a relatar para no hacer este trabajo ms prolijo.

    Pero subrayemos que siempre se trata de leyes de herencia y que, salvo excepciones,

    estas prestaciones slo se realizan entre familias de igual rango. En efecto, enlaces desiguales,

    si se puede emplear esta expresin para aquel tiempo, entre monarcas leoneses y las hijas de

    sus vasallos no van a suponer aportaciones parecidas. El matrimonio con una hija del conde

    Nuo o del conde Menendo, por poner ejemplos conocidos, no lleva consigo la imposicin de

    este nombre a uno de los hijos resultantes. Pues parece como si no se consideraran propios o

    dignos de la dinasta.

    Un ejemplo clsico nos lo proporciona Alfonso II de Aragn. Sabemos que este

    prncipe, hijo de Ramn Berenguer IV de Barcelona y de Petronila de Aragn, se llam desde

    el bautizo Ramn, nombre propio de la dinasta condal barcelonesa. Sin embargo, al ascender

    al trono aragons adopt el nombre de Alfonso que era un nombre tpicamente dinstico en

    todo el mbito peninsular. Algo as como si el nuevo monarca y su entorno hubieran juzgado

    poco propio de un rey el nombre de Ramn, tpico sin embargo de la dinasta condal.

    Recordemos, por ejemplo, que, cuando los embajadores de Francia vienen a la corte de

    Alfonso VIII de Castilla a buscar a una de sus hijas para contraer matrimonio con su rey,

    quedan estupefactos con el nombre de la infanta, Urraca, y la rechazan, prefiriendo a su

    hermana menor, Blanca, con nombre ms acorde con la prosodia francesa. Ella ser la madre

    de San Luis.

    Subrayemos por tanto este carcter hereditario de los nombres, aunque existen

    naturalmente sus excepciones. La reina Petronila de Aragn, por ejemplo, se llam as por

    haber nacido el da de San Pedro. Como ejemplo curioso, voy a narrar el mtodo que se

    utiliz para elegir el nombre del que luego sera Jaime I el Conquistador. Este monarca, hijo

    de Pedro I de Aragn, debera de haberse llamado Alfonso, como su abuelo, pero las

    circunstancias especiales de su nacimiento, con padres mal avenidos y en trmites de

    anulacin matrimonial, debieron romper por ello las prcticas onomsticas tradicionales. Para

    bautizarle cuenta la crnica del rey que se utilizaron doce velas, cada una de ellas con el

    nombre de uno de los apstoles. La ltima en apagarse fue la correspondiente a Santiago el

    Mayor, es decir, Sant Jaume en cataln, y por ello se impuso al recin nacido este nombre.

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    Pero el hecho de que sepamos la causa de esta eleccin de nombre nos pone en evidencia lo

    inusual de sta, puesto que el propio cronista se crey obligado a darnos una explicacin.

    Lo que s es importante que subrayemos es que todos estos nombres tienen una fecha

    de introduccin y que es por tanto anacrnico el encontrarlos antes de este momento. Vamos a

    tratar aqu de dos nombres cuyo origen es muy curioso y que nos servirn para ilustrar todo lo

    dicho.

    En los primeros aos del siglo X se produce el matrimonio de la princesa Ana de

    Bizancio con el emperador Luis III. Aunque este emperador carolingio fue cegado y depuesto

    al poco tiempo, tuvo un hijo a quien se le impusieron los nombres de Carlos Constantino, en

    recuerdo de sus dos estirpes imperiales. De Carlos Constantino, que fue conde de Vienne,

    naci una hija a la que se le impuso el nombre del padre feminizado, es decir, Constanza, y

    que cas con el conde de Provenza. Su nieta, otra Constanza, llev este nombre a la dinasta

    capetina por su matrimonio con Roberto II de Francia. Nieta de stos fue Constanza de

    Borgoa, mujer de Alfonso VI, rey de Castilla, cuya descendencia extendi este nombre por

    la Pennsula.

    Otro caso curioso lo constituye el nombre de Leonor, que aparece en el siglo XII en el

    linaje feudal de los vizcondes de Thouars, y est compuesto del provenzal Aenor y del prefijo

    latino alia, es decir, la otra. El nuevo nombre se origina para distinguir a dos seoras de la

    misma familia, Aenor de Thouars, mujer de Bosn II, vizconde de Chtelleraut, y su nieta

    Alienor de Chtelleraut, es decir, la otra Aenor, mujer de Guillermo X, duque de Aquitania.

    De este matrimonio naci la famosa Leonor de Aquitania, reina de Francia y de Inglaterra.

    Por el matrimonio de Leonor de Inglaterra, hija y nieta de estas seoras, con Alfonso VIII de

    Castilla, se propag tambin este nombre por la Pennsula.

    Pues bien, visto el origen de estos dos nombres es intil buscar antecedentes de ellos

    en nuestra patria, con anterioridad a las fechas de ambos matrimonios reales, lo cual nos

    puede servir perfectamente para desechar crticamente las genealogas, en las que aparezcan

    con anterioridad a ellos.

    En sentido contrario, toda Constanza o Leonor que aparezcan en los aos siguientes a

    esta iniciacin del nombre en la Pennsula tendrn una enorme probabilidad de ser

    descendientes de ambas reinas, aunque, despus de cierto tiempo, el nombre empieza a

    popularizarse y a ser adoptado por las clases populares. Esta adopcin, no obstante, en

    aquellos tiempos, puede tardar siglos en llevarse a cabo.

    Para terminar, debemos decir como resumen que en el mundo medieval hispnico los

    nombres propios son, lo mismo que en el resto de la Europa occidental, claramente

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    hereditarios por va paterna o materna y rara vez responden a otros condicionantes, salvo los

    basados en las excepciones siguientes:

    1. Los nombres de devocin que, aunque no son muy numerosos, s generan nombres de

    una gran popularidad, como Mara, Pedro, Juan, Martn, Bernardo, Domingo,

    Salvador, y, ya ms tarde, en siglo XV, Francisco, Antonio, Jos, etc.

    2. En los siglos XIV y XV ser tambin corriente entre las familias de la nobleza

    espaola la adopcin de nombres del mbito artrico, como Lancelot, Tristn, Galaor,

    Lionel, Percival, Galvn, etc.

    3. Todos los dems nombres nuevos en una familia se introducen por va matrimonial. Su

    presencia, por tanto, representa un indicio para identificar la familia materna cuando

    sta nos es desconocida, permitindonos en muchos casos averiguar su procedencia.

    Por esta razn, todos los modernos investigadores genealgicos de la alta Edad Media

    reconocen la importancia decisiva del estudio de la onomstica, definindola, en expresin

    de Szabolcs de VAJAY, como uno de los indicios auxiliares de la genealoga, junto a la

    cronologa comparativa y el anlisis del comportamiento matrimonial de la poca.

    La onomstica espaola en la Edad Moderna

    No obstante todo lo dicho, los usos onomsticos van a variar de forma radical a partir

    del Renacimiento. Desde entonces, sobre la tradicin familiar van a influir de forma

    determinante las devociones populares, especialmente los nombres de los santos patronos y

    las devociones marianas, que se comienzan a multiplicar.

    A esta costumbre, que ha llegado hasta nosotros, se le va a aadir desde el siglo XIX,

    como consecuencia de la explosin demogrfica, y ante la dificultad de encontrar nombres

    nuevos que no estn siendo utilizados en la familia, la costumbre de imponer al nio en el

    bautismo el nombre del santo del da. Ese es el origen de que los nombres de los nios del

    mbito rural hayan sido hasta hace poco tiempo bastante distintos al de las familias de clase

    acomodada. Costumbre que quiero, sin embargo, subrayar que no tiene ms de un siglo de

    existencia.

    Sin embargo, aunque la sociedad del siglo XIX, influida por la nueva ideologa laica,

    comienza a contemplarse nuevas prcticas onomsticas, esta ruptura no se va a producir en

    nuestra sociedad hasta las ltimas dcadas, especialmente motivada por la permisividad de la

    nueva legislacin, que prohiba hasta la fecha la imposicin de nombres extraos al santoral

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    cristiano. Esto y el poder de persuasin de los poderosos medios de comunicacin de masas

    han permitido todo gnero de nombres, algunos de ellos verdaderos dislates onomsticos,

    como esos nios que se llaman Kevincostner o Gracekelly, o esa cubanita que, nacida junto a

    la base americana de Guantnamo, recibi de sus padres el nombre de Usanavy.

    Disponible en http://www.heraldaria.com/nombre_pila.php

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    ACTIVIDADES

    1. En el siglo XIX, durante la expansin de los Estados Unidos hacia el oeste, un caudillo

    indgena del pueblo Siux opuso una fuerte resistencia a los colonos y al ejrcito

    norteamericanos. Se llamaba Toro Sentado, pero cuando joven llev el nombre de Tejn

    Salteador. Su padre tambin se llam Toro Sentado en la juventud y despus Toro Salteador

    en la vejez. Uno de sus hijos recibi el nombre de Pie de Cuervo, en homenaje a un famoso

    caudillo de una nacin hermana.

    Comenta la prctica onomstica de los Siux a partir de las informaciones del texto.

    2. Qu diferencias encuentras entre la prctica onomstica en la Roma antigua y la que se

    estableci en la Edad Media?

    3. En el recuadro que sigue puedes leer el significado de algunos nombres germnicos y

    hebraicos. Qu consideraciones se pueden tejer acerca de las sociedades en las que se

    usaron?

    Germnicos Hebraicos

    Athal Funs > Alfonso noble preparado (Ysp ) > Jos Dios aadir

    All War > lvaro siempre atento (Ynn) > Juan Dios es bondadoso Frithu Nanth > Fernando paz atrevida (Immnul) > Manuel Dios est con nosotros Hroth Riks > Rodrigo caudillo famoso (Mil) > Miguel Quin es como Dios? Gunthis Albs > Gonzalo elfo de batalla (Eliea) > Isabel Dios es mi juramento Bairan Moths > Bermudo oso rabioso

    4. Observa las listas de los primeros soberanos de los reinos cristianos que surgieron al norte

    de la Pennsula tras la invasin musulmana y completa los nombres que faltan segn la

    prctica onomstica de la que se habla en el texto.

    Len Castilla Pamplona (despus Navarra)

    Garca I Alfnsez Fernn Gonzlez Sancho Garcs (hijo de Garca Jimnez)

    Ordoo II Alfnsez (hermano) Garca Fernndez ________________ Fruela II Alfnsez (hermano) Sancho Garca ________________ _______ Froilaz ________________ ________________ Alfonso IV _______ (hijo de Ordoo II)

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    Ramiro II (hermano) ________________ ________________ ________________

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    5. Cmo se explica el que haya habido varios reyes de Espaa que se llamaron Carlos y

    Felipe si estos nombres no formaban parte de la tradicin peninsular?

    6. Es cierto que los apellidos ms comunes en los pases de lengua espaola son patronmicos,

    es decir, se formaron por la misma derivacin de Fernndez < Fernando. Sin embargo, otros

    muchos apellidos en uso que tienen otros orgenes. Conoces algunos? Ctalos construyendo

    una tipologa.