LAS TEORIAS DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES.»

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ENSAYOS Estudios Políticos 67 LAS TEORIAS DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES.» Alberto Melucci En el presente ensayo nos ocuparemos de los movi mientos sociales, buscando comprender los orígenes de la acción colectiva, su estructura y sus formas. Especial atención sei^ dedicada a los procesos a través de los cuales un movimiento llega a convertirse en una organi zación e interviene, dírecu o indirectamente, en el sis tema político. Este trabajo, en particular, trata de fijar los referentes esenciales para una defínición sociológica de los movimientos. La reRexión teórica sobre los movi mientos sociales es mucho más pobre que la de los partidos políticos. En las sociedades de capitalismo avan zado la multiplicaciónde nuevas formas de acción colec tiva ha propuesto dramáticamente estas carencias de la teoría, haciendo necesario un balance critico y la bús queda de nuevos instrumentos de análisis. El impasse de la teoría puede ser ejemplificado refi riéndose a dos tradiciones teóricas que se han ocupado de manera diversa de la acción colectiva: el marxismo y la sociología norteamericana de inspiración funcionalis- ta. El análisis marxista, a través de la individualización de las contradicciones del sistema capitalista, ha busca do definir las condiciones para una transformación re volucionaria. Sin embargo lo ha hecho ignorando los procesos de formación de las acciones colectivas, la completa articulación interna de los movimientos y la multiplicidad de formas de pasaje de una protesta inme diata a un movimiento de clase. Esta tendencia ha s^do acentuada por la elevación del leninismo a canon gene ral para cada acción de clase. El partido, como orga- niación gida de revolucionarios de profesión, ha sido el instrumento privilegiado y la conquista del aparato esta tal su objetivo prioritario. De ello ha resultado una aproximación que devalúa y excluye del análisis todas las formas de acción que no se dejan reducir al modelo del partido. Cuando más larde el partido se convierte en Estado, es fácil considerar, por definición, el nuevo po der como intérprete directo y transparente de todas las demandas colectivas. Las condiciones para un orden total están ya listas. El éxito esialinista no es necesariamente la consecuen cia del leninismo aunque desarrolla algunas de sus pre misas. Una reflexión crítica sobre la tradición marxista debe enfrentar valientemente este vacío e ir a las raices teóricas de las propias dificultades. La ambigüedad epis temológica del marxismo clásico, pone hoy en primer plano la necesidad de una reflexión sobre la acción colectiva. Esta ambigüedad se encuentra en el centro del debate reciente, y ha sido sintetizada de la siguiente manera: Tomado de Movimiemidirivoha. TeorkeformedelFozionecol/etii- va. Eias Libri. Milán. 1976.

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LAS TEORIAS DE LOS

MOVIMIENTOS SOCIALES.»

Alberto Melucci

En el presente ensayo nos ocuparemos de los movimientos sociales, buscando comprender los orígenes dela acción colectiva, su estructura y sus formas. Especialatención sei^ dedicada a los procesos a través de loscuales un movimiento llega a convertirse en una organización e interviene, dírecu o indirectamente, en el sistema político. Este trabajo, en particular, trata de fijarlos referentes esenciales para una defínición sociológicade los movimientos. La reRexión teórica sobre los movimientos sociales es mucho más pobre que la de lospartidos políticos. En las sociedades de capitalismo avanzado la multiplicaciónde nuevas formas de acción colectiva ha propuesto dramáticamente estas carencias de lateoría, haciendo necesario un balance critico y la búsqueda de nuevos instrumentos de análisis.

El impasse de la teoría puede ser ejemplificado refiriéndose a dos tradiciones teóricas que se han ocupadode manera diversa de la acción colectiva: el marxismo yla sociología norteamericana de inspiración funcionalis-ta. El análisis marxista, a través de la individualizaciónde las contradicciones del sistema capitalista, ha buscado definir las condiciones para una transformación revolucionaria. Sin embargo lo ha hecho ignorando losprocesos de formación de las acciones colectivas, lacompleta articulación interna de los movimientos y lamultiplicidad de formas de pasaje de una protesta inmediata a un movimiento de clase. Esta tendencia ha s^do

acentuada por la elevación del leninismo a canon general para cada acción de clase. El partido, como orga-niación rígida de revolucionarios de profesión, ha sido elinstrumento privilegiado y la conquista del aparato estatal su objetivo prioritario. De ello ha resultado unaaproximación que devalúa y excluye del análisis todaslas formas de acción que no se dejan reducir al modelodel partido. Cuando más larde el partido se convierte enEstado, es fácil considerar, por definición, el nuevo poder como intérprete directo y transparente de todas lasdemandas colectivas.

Las condiciones para un orden total están ya listas.El éxito esialinista no es necesariamente la consecuen

cia del leninismo aunque desarrolla algunas de sus premisas. Una reflexión crítica sobre la tradición marxista

debe enfrentar valientemente este vacío e ir a las raices

teóricas de las propias dificultades. La ambigüedad epistemológica del marxismo clásico, pone hoy en primerplano la necesidad de una reflexión sobre la accióncolectiva. Esta ambigüedad se encuentra en el centro deldebate reciente, y ha sido sintetizada de la siguientemanera:

• Tomado de Movimiemidirivoha. TeorkeformedelFozionecol/etii-va. Eias Libri. Milán. 1976.

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Cuando el marxismo se presenta como análisis científico del modo de producción capitalista y adelantaprevisiones sobre su desarrollo, exhibe, cuando mucho,una teoria de la crisis y del tendcncial agotamiento de laeconomía capitalista, pero no propone una teoría política de la revolución socialista. Una teoría política nopuede prescindir de la consideración de "factores subjetivos". El análisis marxistade la relación entre composición orgánica del capital, plusvalía y ganancia, que seencuentra en la base del teorema de la caída tendcncial(de la tasa de ganancia), contenido en el libro 111 delCapital, parece considerar como factores suncicnies dela crisis del capitalismo elementos puramente objetivos yestructurales. Cuando por el contrario el marxismo quiere ser una teoría de la revolución proletaria, es decir deuna transformación activa y radical de la sociedad capitalista por la instauración del comunismo, se encuentrasin instrumentos analíticos para señalar al sujeto y losinstrumentos políticos de la revolución. En el cuerpo teórico del marxismo clásico. Junto al análisis científico delCapital, no se puede encontrar en efecto, más que unateoría sumamente negativa de la sociedad capitalistacomo alineación y fetichismo. El marxismoclásicono vamucho más allá de una connotación económica (no

política ni sociológica) de una clase explotada, productora de "plusvalía" como potencial agente colectivo dela revolución socialista. Ni va mucho más allá de la

indicación de la "dictadura del proletariado" como forma política del poder revolucionario: un poder destinado, por otra parte, a agotarse rápidamente,graciasalaprevista "extinción del Estado".'

Este Juicio sintético pone en evidencia el nudo teórico con el cual debe enfrentarse el marxismo, es decir,

del problema de cómo se pasa de un análisis estructuralde las relaciones de clase a una definición de la acción de

clase y después a la acción política. La reflexión sobre losmovimientos sociales me parece un pasaje obligado deeste trabajo teórico.

En la sociología norteamericana, que al menos has-el inicio de los años 60 habla sido hcgemóníca en lasciencias sociales, el análisis de los movimientos, ha

pasado a través de los estudios del colleciive behavioresto es de fenómenos que van del pánico a las modas; delos comportamientos de multitudes hasta los movimientos revolucionarios. En el contenido de esta tradición, el

análisis se ha enriquecido de numerosas investigacionessobre movimientos sociales concretos, de diferentes episodios de comportamiento colectivo, y sobic generalidades empíricas de varias formas de acción. Este abundante material. Junto al trabajo de los historiadores,constituye la única base empírica consistente a ta cualnos podemos referir para un análisis de los movimien-

I.- D. Zoto. iiHialiiiiicliltcnátmruheti. p. 23. Viasctambién t.Colleti. iHiei víMo polliHii-fítusófíca. Laiena, Barj, 1974. p. 102.

tos. Los estudios sobre el collcctive behavior son pues,por una parte, un punto de referencia obligado y porotra una desilusión para aquéllos que quieren enfrentarel tema de los movimientos en términos de relaciones de

clase. Esta aproximación, a efecto, asume las creenciasde los actores como clave de explicación de las conductas colectivas y acomoda, en el interior de la mínimacategoría de collcctive behavior. los comportamientosocasionales de una multitud y de una revolución política. La diferencia es solamente el nivel y la amplitud delas creencias colectivas que se encuentran en la base delas acciones. La acción colectiva es siempre el fruto deuna tensión que disturba el equilibrio del sistema social.La tensión produce creencias generalizadas que movilizan a la acción y buscan restablecer el equilibrio delsistema. En la acción colectiva no hay ningún significado que haga referencia a las relaciones de clase, al modoen el cual los recursos son producidos y apropiados. Estaacción es sólo una reacción de asentamiento de los meca

nismos funcionales de un sistema.

Las sociedades capitalistas avanzadas han visto, enlos últimos diez años, aumentar la importancia de losmovimientos sociales, mientras que en las sociedadesdependientes la violencia de los conf1ictos(yde la represión) hacia pedazos la imagen optimista de un desarrollo gradual y sin rupturas. El impasse de la teoría se midepor la incapacidad de dar cuenta, en manera plena, deestos fenómenos. Los mecanismos del desarrollo (y delsubdesarrollo) capitalista no bastan por si mismos paraexplicar los nuevos conflictos y los nuevos movimientos.Pero al mismo tiempo, sin un análisis de las relaciones de

clase, las conductas colectivas se vuelven fenómenos

emocionales debidos al mal funcionamiento de los me

canismos de integración. El problema fundamental deuna sociología de la acción colectiva hoy, es el de ligarlas conductas conílictivas a la estructura de la sociedad yen particular a las relaciones de clase sin renunciar, almismo tiempo, a explicar cómo se forman y cómo semanifiestan en concreto nuevas creencias y nuevas identidades colectivas. Comenzamos, pues con el recorridode los aportes sociológicos clásicos sobre el lema de losmovimientos.

La referencia de Wcbcr y de Durkhcim a los movimientos sociales es sólo indirecta, a pesar de que estosautores plantean problemas teóricos de gran importancia. Entre otras es importante señalar en Wcbcr, ladistinción entre carisma y estructura burocrática en lacontraposición entre Estados con una estructura socialregulada por un sistema nacional de normas y Estadosen los cuales prevalece el impulso emocional; la ruptura delas reglas cotidianas y la identificación efectiva con laacción. Durkheim nos habla de "estados de gran densidad moral", de momentos de entusiasmo colectivo en

los cuales el individuo se identifica con la sociedad y seeleva a un nivel superior de vida adhiriéndose a idealesgenerales. Es en estos momentos cuando se dan las

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grandes transformaciones sociales.'Los autores que se ocupan más directamente del

comportamiento colectivo, en el sentido retomado mástarde por la sociología norteamericana, pertenecen aaquel filón del pensamiento conservador europeo que.hacia finales del siglo XIX, se ocupó de la multitud. En elmomento en el cual el empuje del movimiento obrero yde sus primeras organizaciones de masa se vuelve másamenazante para el orden burgués, los análisis de LeBon y de Taude proponen una imagen irracional y caótica de la multitud. En ellos, la capacidad individual y lanacionalidad de los individuos son sojuzgadas por lasugestión colectiva; las características de la "psicologíade la multitud" son la credulidad, la exasperación de lasemociones y la tendencia a la imitación. Las multitudesson pues manipuladas por minorías de agitadores y semanifiestan en forma irracional y violenta bajo la influencia de la sugestión.' Esta veta negativa del pensamiento burgués encontrará, en los años inmediatamentesucesivos, una confirmación en la obra de Freud, que ledará una Interpretación en clave de psicología del profundo. La acción colectiva responde a las necesidadesprimarias inconscientes y es la identificación con el líderlo que permite a un grupo existir la relación, madura yreal de los objetos, se sustituye en las masas con elproceso regresivo de identificación en el cual el líder seconvierte en super-yo y atomiza la dinámica colectiva.''

En la misma línea reductiva se puede situar igualmente la obra de Ortega y Gasset quien, en el momentoen el que se afirmaban los grandes aparatos totalitarios,habla de la irrupción histórica de las masas privadas deidentidad, incapaces de responsabilidad colectiva y disponibles a la manipulación por parte de los jefes.'

Respecto a esta tradición, la psicología norteamericana del colleciive bchavior contiene elementos de con

formidad pero también de ruptura. Fue la escuela deChicago en los años '20 quien puso las bases de una seriede estudios e investigaciones que delineaban, progresivamente. un campo especifico del análisis sociológico.La obra de Robert Park ha dado la base de apoyo a una

2." Cfr. Max Weber. Economía y Sociedad: E. Qutíibe'xm. le regule de!método sociológico. Comunítá. Milano. 1963. pp. 216 y síg. (trad. esp.Pléyade, Buenos Aires. 1972). Para un análisis criiico de csios autoresvéase: A. Pizzorno, "Leiiura Ailualc di Durkheim". en Quoderm diSociología núm. 3. i963: F. A. Beroni. SociologíadcícnmporiamicntocoUcnivo, en V.V.A.A.. Qucstioni di Sociología. Scuola. Brescia.1966.

3.- C/r. Gustave Le Bon.¿o Psychoíogiedes fouíes. Alean. París. 1895(Irad. esp. Libro Méx. México. J956); ¿a revoluHon fraacaise ei lapsycologie de.\ reroluiions. Flammanion. París 1912: G. Tarde. I.esbisde fimiiaiién. Alean, Parfs. 1890; í.'opmion el la foule. Alean. París.1901.

4,. S, Frcud. I'ut-nlrvii/ dcHc mo\u--c anafísi deíFio (1921). OET.

Roma. /V.'rt (irad. csp. Zip-Zag -Santiago. S.A.V

5.- ,1. Ortega y Ga.ssei."!.a rebelión dciux masas"./íevúroíA'WrrirAw-/(■. Madrid. 1979.

reflexión sobre el comportamiento colectivo, la cualtiene una continuidad en la sociología norteamericanaque llega hasta los autores contemporáneos.* Para Parkel comportamiento colectivo no es una realidad patológica sino un componente fundamental del normal funcionamiento de la sociedad, además de un factor decisivo para el cambio. De aquí que exista una continuidadentre comportamiento colectivo y las formas "normales". institucionalizadas, de la acción social. El comportamiento colectivo representa una situación "no estructurada". esto es no plenamente controlada, de las normas que rigen el orden social.

Pero precisamente poresto es importante, porque esun factor de transformación y está en grado de crearnuevas normas.

La tradición sociológica individualiza asi, un áreade conductas caracterizadas por connotaciones específicas no reducibics al funcionamiento institucionalizadode la sociedad. La identificación de estas conductas conla irracionalidad de la sugestión, cede progresivamenteel puesto a un reconocimiento de la continuidad entreintegración y conflicto, entre orden c innovación. Lasconductas colectivas son analizadas también al interiorde una teoría de la estructura social, que da razón con losmismos instrumentos, a los comportamientos cotidianos e institucionalizados.

2. La aproximación funcionalistaLa teoría funcionalista. en susautores clásicos, no se

ocupa explícitamente del tema de los movimientos sociales; es sólo con Swclsercn los años '60. que se proponeuna teoría general del comportamiento colectivo. En laobra de Parsons no existe un tratamiento especifico y.sistemático de la acción colectiva, aunque se puedenobtener algunas implicaciones importantes de su teoría.Parsons no distingue entre comportamientos desviados,como la criminalidad-, y acciones confliclivas, como unaprotesta política de un movimiento revolucionario. Lasconductas desviadas son todas aquéllas que infringen lasnormas institucionalizadas y testimonian un desequili-

6 - Park no ha dejado ningún irnbajo sisiemálico sobre el comporta--míenlo colcciivo y su coniribución se encuentra en el conjunto de suobra. C7r. K.E. Park. Sociciy: Colleciive Hehovior. Nens and Opinión.Sociohgv and Modcrn Societv. Frec Press. Olencoe. 1955; R.E. Park-E.W. Burgess. Imrodurlion lo Science of Sociology. Universiiy ofChicago Press. Chicago. 1924. Véase también R.E. Faris. ChicagoSociohgv l9J0-l9jt^. Chicago Universiiy Press. Chicago. 1967. Laaproximación de Park ha sido retomada y desarrollada por sus alumnos; H. Biuraer. Colleciive.Beliavior. en A.M. Lee (a cargo de), ,VeirDiiilinciil ihepriiicip/cx uf Sociiiliigv. Bariicsand Noble. Nueva York.[95 í; LolleciiveHchaviui en J.B. (jiiiler(a cargo de). Keviíriv'oJSociolo

gy: Anatvis ofa Decoile. J. Wiley. New York. 1957; R.H. Turncr-L.M.killian. Colleciive Rchovior. Prenticc Hall. Englcwood Cliífs. 1957; K.y G. I.ang. Colleciive Dvnamics. Thomas and Croweil. Nueva York.196!; J.R. Gusíicld. Thc Siudy ofSocial Movcmenis. en ihe Iniernaiio-nal l.iuychpciliii "/ Sociiil .Scieiiccs. Mac Millan. Nueva York. 1968,

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brio en los procesos de integración. La desviación es elsintoma de una patología en la instiiucionalización delas normas, a la señal de que las normas no han sidointeriorizadas adecuadamente. Es verdad que los modelos normativos de una sociedad no están jamás plenamente integrados, que un sistema social contiene también valores incoherentes y contradictorios: esta .situación puede incluso estar en ¡a base de una desviaciónlegitimada e institucionalizada. Pero aquello que importa es que las conductas colectivas derivan siempre de unasituación de desequilibrio y de escasa funcionalidad unlos procesos de integración del sistema social.'

Merton. el otro gran teórico funcionalista. a pesarde moverse en el ámbito de una definición funcional del

sistema social, está más atento a todos los procesos porlos cuales una sociedad no logra realizar una plenaintegración. Su análisis de la anomia es un ejemplotipico de los procc.sos en que ha fallado la interiorizaciónde las normas. Merton distingue entre el comportamiento desviado y el comportamiento inconformc. primeroopera contra las normas en vista de desventajas personales, pero no pone en discusión su legitimidad, aceptalos fines pero no rechaza los medios institucionales paraalcanzarlos. El inconforme quiere en vez de ello, cambiarlas normas del grupo, sustituir valores y normas queconsidera ilegitimas por unas nuevas fundadas sobreuna legitimación alternativa. Asi pues, el comportamiento inconforme-ataca la estructura misma de los

fines.*

La distinción de Merton supera, aíin quedando enuna perspectiva funcionalista, las implicaciones ideológicas de la obra de Parsons. Aíin sin retomar necesariamente la terminología mertoniana, .se debe subrayarla importancia del problema señalado. La acción colectiva no puede ser reducida a pura disfunción del sistemasocial (como hace siempre la ideología de la cla.se dominante). Es necesario distinguir entre los procesos colectivos que son el resultado de la disgregación del sistema ylos procesos que tienden a una transformación de lasbases estructurales del sistema mismo.

Con Smelser* los fundamentos de la teoría funcionalista encuentran una aplicación sistemática al temadel comportamiento colectivo. Esto comportamiento es"una movilización sobre la base de una creencia que nodefine la acción social".'® Para Smelser esa es la respuesta a algunos factores de disturbio(sfflifl. "tensión")en uno de los componentes de la acción social, que

7.- C/r cnpariicuJar.T.Par>«>ns.//-V's''-'"aio'"'n'p(1951).Comuniiá.Miliín. 1965. Cap. 7 (irad. esp. Hmsiatle On iticnie. Madrid. 19661.

8.- R.K. Merton. Trnríaeuruiiuraiocialf{\951). li MulinoHoUmia..1966 (irad. esp. Fondo de Cultura Económica. México. 1980).

9.- N.J. Smefecr. Thcory of Oit/n iire Hehavior. Mac Millan. NuevaYork. 1963. (trad. it. Vállecchi. Firenze. 1968).

10.- ¡bidem,, p. 72.

forman una jerarquía de niveles. Tales componentes sonlos valores, las normas, es decir, el sistema de reglas quetraduce los valores en comportamientos; ¡a movilizacióníie las motivaciones, esto es. la capacidad de motivara losindividuos a asumir conductas reguladas normativamente: los recursos o sea. el sistema de medios que permitenu obstaculizan el logro de los objetivos de la acción.Cada componente a su vez estructura en su interiorsegún siete niveles, que no viene al caso especificar aquí,y que indican el modo a través del cual los componentesde la acción social pasan de los contenidos más generales hasta la organización concreta de la vida de losindividuos. De esta forma se pasa de ios valores globalesde una sociedad hasta los valores que legitiman los rolesdentro de una organización; de los criterios generales deconformidad y de deformidad respecto a los valores, sellega hasta las normas que regulan la coordinación enuna organización y hasta los programas concretos deactividad singular; de las motivaciones más amplias dela acción social se llega hasta la capacidad de asumirroles y tareas especificas al interior de una organización;en fin, de los presupuestos del conocimiento científico sellega hasta las técnicas ya los recursos utilizados por unaorganización concreta.

La tensión es una disfunción, un desequilibrio queinterviene en un componente de la acción (y en un nivelespecifico de es ta componente). Cada tensión desorganiza todas las componentes jerárquicamente inferiores aaquella disturbada. La tensión crea una situación deconfusión y de incertidumbre en el punto en que severifica y en todos aquéllos que de él dependen. En elcaso de los recursos, la tensión se manifiesta como unaincertidumbre sobre los medios a utilizar respecto aciertos objetivos. No se sabe más si los medios disponí-bles son eficaces respecto a los objetivos. En el caso delas motivaciones se verifican tensiones que atacan lacapacidad de asumir un rol; por ejemplo, los desequilibrios entre prestaciones y recompensas o una injustadistribución de las recompensas pone en crisis los procesos acostumbrados de movilización de las motivaciones. Cuando se refieren a las normas,las tensiones semanifiestan en los conflictos entre los roles: discrepanciaen las reglas ejecutivas, contradicciones en las normasgenerales de la organización o en las relaciones entrediversos sectores de la sociedad. Por lo que respecta a losvalores se pueden verificar conflictos entre los personales. los de grupo o de sectores enteros de la sociedad.

El comportamiento colectivo tiende a restructurarla componente disturbada por la tensión, eliminando laincertidumbre que la caracteriza. E.sio se produce através de una creencia generalizada, que moviliza laacción hacia componentes más generales que aquellasometida a la tensión, y en tal modo licjidc a restablecerel equilibrio. La creencia generali/ada dirige la atencióncolectiva hacia lo alto y focaliza la energía sobre ioscomponentes de las acciones más elevadas que aquella

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direciamenle afectada. La solución del problema no sedeja a ios procesos sociales normales del nivel en ciies-tionamienlo. que están ya institucíonaliados; en vez deello se verifica un corto circuito casi mágico, que ve lasolución en un nexo instantáneo y resolutivo entre loscomponentes más generales de la acción y el nivel especifico sometido a tensión. Las creencias generalizada.s sonde cinco tipos y se refieren a los diversos componentes dela acción. Para la componente recursos existe una creencia hisiérica. que permite salir de la inccrtidiimbre através de atribuir un poder destructivo a un elemento depor sí ambiguo. La creencia histérica es la base delpánico. Se trata, en electo, de un comportamiento colectivo que responde a una tensión en el nivel instrumentalde la acción, mediante la identificación de fuerzas obscu

ras dotadas de poder destructivo. Una difusión en lastécnicas y los procesos instrumentales, crea una inccrii-dumbre sobre la eficacia de los medios. El pánico es unaforma de salida de la incertidumbre a través del fantas

ma de un poder destructivo generalizado. Otra creenciageneralizada, ligada siempre a la componente de losrecursos es la creencia de saiisfaccióu q\ic. al contrario dela precedente, identifica poderes generales positivos capaces de anular la amenaza y la incertidumbre. Loshotm. las modas, los í rorcv (manías colectivas) son Ibr-

ma.s de comporiamienio colectivo de esto tipo. La creencia hoslil es aquella que reestructura la componente"movilización de las motivaciones". En este caso la

creencia es la de poder eliminar la incertidumbre y latensión mediante ta agresión y la biisqueda de un chivoexpiatorio. Esta creencia se encuentra en la base detumultos y movimientos violentos de carácteragrcsivt).La componente de las normas está reestructurada poruna creencia orientada a la norma: el desequilibrio experimentado da lugar a un comportamiento colectivo que

tiende a modificar las norma.s y que se encuentra en elfondo de todos los movimientos reformistas. Finalmente. ¡a creencia orientada a los valores tiende a reestructurar esta componente a través de un cambio de losvalores. Los movimientos revolucionarios se fundamentan sobre una creencia de este tipo.

Smciser indica después una serie de determinantesdel comportamiento colectivo que operan según el esquema del "valor agregado". Cada determinante opera alinterior de un campo delimitado de la precedente, agregando su propio "valor" especifico. Cada determinantees por lo tanto una condición necesaria, aunque nosuficiente, para que se verifique un episodio de comportamiento colectivo. La primera condición es \&j>ropen-sión estructural, es decirla existencia de los recursos y delas condiciones estructurales para que una cierta acciónpueda verificarse. Se da después la tensión, es decir ladisfunción o desequilibrio de una componente de laacción. La tercera condición implica la afirmación deuna creencia generalizada, que tiende a ver la amenazacomo algo inminente debido a la obra de fuerzas extraordinarias. La creencia generalizada implica también

una representación de las consecuencias excepcionalesque resultarán de la acción colectiva. La cuarta condición es la movilización de los individuos para la acción ennombre de la creencia generalizada. Una última determinante está constituida por control social que opera.cnrealidad, como una contra-determinante; ésta puede actuar

de manera preventiva o bien intervenir después deque elepisodio de comportamiento colectivo se ha verificado.El comportamiento colectivo es pues el resultado de esteconjunto de determinantes, cada una de las cuales "agrega" sus propias condiciones a aquéllas lijadas por lasprecedentes.

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En síntesis, podemos decir que la propuesta de Smcl-ser individualiza las siguientes características del comportamiento colectivo: a) capacidad de reestructuraciónde la acción social: b) presencia de una creencia generalizada con características arines a las creencias mágicas,que se refiere a la existencia de fuerzas extraordinariasque operan en la situación y a la posibilidad de resultados extraordinarios de la acción colectiva: c] carácter noinstitucionalizado de las conductas: d) necesidad de unaserie articulada de determinantes para su activación.

Con Smeiscr el coIIítiíw hcliavioK se convierte en una

categoría definida sobre el plano analítico y no simplemente en una noción tomada del sentido común referi

da. en modo alusivo, a fenómenos contiguos sobre elplano empirico. Este autor define el colkclivc bchaviorcomo un nivel analítico general de la acción social ye.splica. a través de las mismas categorías, fenómenosque van del pánico a las revoluciones. Aquello quecambia es solamente el nivel de generalidad do los componentes atacados por la tensión y por la restructuración del comportamiento colectivo. La investigación deSmcKcr hace por primera ve/ espliciia la inicncióii deestablecer un nivel analítico común para las varias formas de coUective behavior. La exigencia confusa c impli-cita en la cual se movían los autores de la "psicología demultitudes", buscando en la irracionalidad y en las pulsiones profundas la categoría común a muchas conductas. encuentra en Smelser una respuesta sistemática. Lacreencia generalizada es la categoría analítica, a la luz dela cual es necesario leer los diferentes comportamientoscolectivos.

Sin embargo, esta intención general no parece estarausente de contradicciones ni siquiera en el propioSmel-ser. El comportamiento colectivo queda, a pesar de suconstrucción sistemática, como una categoría únicaque mezcla y confunde criterios analíticos y generalizaciones empíricas. Queda como un insirumenio descriptivo que sirve para clasificar diíercntes conductas empíricas que sóJo tienen en común la genérica de "colectivas"A pesar de admitir que el concepto de creencia generalizada identifica un nivel anal!tico significativo, me parecedifTcil, más allá de una óptica fuertemente ideológica,justificar teóricamente la elección de tratar con los mismos instrumentos. fenómenos que van de las modas a lasrevoluciones. El hecho de que haya dimensiones "colectivas" en ciertas conductas, sólo pone de relieve unahomogeneidad empírica que cae rápidamente cuandoapenas se comienza a indagar sobre el significado "colectivo" de diferentes fenómenos. Analíticamente unmovimiento revolucionario tiene, como veremos, muypoco en común con ios fenómenos de tumulto. Todo ellosin contar que el modelo de Smelser atribuye lodos losfenómenos de coUective behavoir. a una disfunción en losprocesos institucionalizados de la vida social (siguiendoen esto los señalamientos de Parsons). De esta forma, larespuesta adecuada a un desequilibrio del sistema adquiere el mismo significado que un conflicto que ataca

por ejemplo el modo de producción y de apropiación delos recursos. No hay continuidad cualitativa entre estosfenómenos, pero sí una diferente amplitud de la disfunción que los provoca. La dísfunción o tensión, a su vez,

no puede originarse al interior del sistema y por ello losenvía, en última instancia, a una causa externa. Son losestímulos externos los que producen los desequilibrios alinterior de un sistema y por ello los envía, en últimainstancia, a una causa externa. Son los estímulos exter

nos los que producen los desequilibrios al interior de unsistema social, la necesidad de restablecer el equilibrioprovoca a su vez. además de las conductas institucionalizadas, comportamientos anómalos (ro//pf/íVi'6í*/io»'/(7r)que tienden a acelerar los procesos de reestructuración.

En esta lógica no hay espacio para una capacidadconflietual que surja del interior del sistema, para unmovimiento social que no sea una simple respuesta respectiva a las disfunciones del sistema. El conflicto seeleva siempre al rango de efecto secundario de los procesos de adaptación. Déoslos presupuestos teóricos derivatambién la imposibilidad de introducir distinciones significativas entre las varias formas de acción colectiva.

3. Las coordenadas del debate actual

En los últimos años las rcHcxioncs sobre la accióncolectiva se han enriquecido de numcrosus apuntes quehan contribuido a aclarar, desde diversos puntos devista, la naturaleza y las determinantes de los movimientos sociales.

Un primer acercamiento es aquel que se puede definir Niiilcticamenie como del rcxource nuinageineni." Setrata, en términos generales, de un análisis de la acciónsocial como creación, consumo, intercambio, transferen

cia o redistribución de recursos entre grupos y sectoresde una sociedad. La idea fundamental de recurso es cosa

entendida como cualquier bien o valor (material o no),reconocido como tal por uno o más grupos de la socic-údad. Los confiictos colcclivus vienen analizadvis. en

esta perspectiva, como formas de lucha porel control delos recursos. La movilización de un grupo es un modo derecoger y de invertir recursos con vista a ciertos fines.Cada grupo calcula costos y beneficios lig.ados a diversasopciones de acción. La participación o el liderazgo en unmovimiento social pueden ser analizados como formasde distribución de los recursos, a través de los cuales losdiferentes actores calculan costos y beneficios, buscandoobtener la máxima ventaja en el cambio. Las mismasformas de control social pueden ser analizadas en tér-

1 1.. C/r enirc uiras J,.S. Cok'iiian, "l-ouiuliilions lof ¡i Tlicory i)fCtilleeiivv IXH:Í5Íons".cn.-tHif/-((nn InuimíofSiuviliigy. 71 núm.fi 1966;W. Gnmson. Pnnrramll}i\ct>nictii. Oorscy Prcss.HoinerwoodtTII )I96H; A, Siindicombc. Coniiriiciing Social TTifory, Hareourl Brace,Nueva York, I9b8; A. ObsnttxaW.SiitiuK'imfliflaiiilSiiriu/Miiwmith.

Pretilice-Hall. Englewood OilTs. 973.

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minos de distribución de los recursos (por ejemplo laelección entre reforma o represión implica un cálculo depérdidas y ventajas). Esta perspectiva de análisis permite una desagregación puntual de la estructura interna deun movimiento social, mucho más allá de la imagen'unificadora de la ideolo^a. Los procesos de cambiointernos y las relaciones con el ambiente, hacen delmovimiento una realidad articulada y compuesta, tejidade múltiples redes de pertenencia. Un movimiento no esuna estructura homogénea guiada por la voluntad de unjefe o por el rigor de una disciplina ideológica; el cambiode recursos, el cálculo de las recompensas o de las sanciones dividen y reagrupan la realidad colectiva de acuerdo a líneas complejas.

Otra veta de investigación tiene un fundamento psi-cosocial y las numerosas teorías propuestas pueden reducirse a la hipótesis de la frustración-agresión.'' Unafrustración de las expectativas colectivas se encontraríaen la base de las formas de expresión de los movimientossociales. Los modelos que se refieren a esta hipótesispueden ser sintetizados de la siguiente forma: a) Hipótesis ascenso-caída: a un prolongado periodo de desarrollosigue una inversión de tendencia. Las expectativas demejoramiento continúan creciendo y se encuentran conuna imprevista frustración que dé lugar a una respuestacolectiva de tipo agresivo, b) Hipótesis de expectativas crecientes: la capacidad de satisfacción de las necesidades crece menos que sus expectativas. La diferenciaentre las dos curvas aumenta hasta llegar a ser intolerable. dando lugar a episodios de revuelta y de violenciacolectiva, c) Hipótesis de la deprivación colectiva: laexpectativa de satisfacción de las necesidades está conmensurada por el nivel logrado por un grupo de referencia. Cuando la realización de las espectativas es inferior a aquella es sobre la base de un grupo de referenciaque se tiene una privación y por ello una disponibilidad ala acción conflíctual. d) H ipó tesis de la movilidaddescendente: un grupo experimenta una calda de s/ari/scuandoconstata que otro grupo, que antes se encontraba en unaposición inferior, ha reducido la diferencia. Esta situación provoca frustración y crea las condiciones para unamovilización colectiva que a menudo puede asumir contenidos reaccionarios, c) Hipótesis de la incongruencia destatus: entre los componentes del status (renta, prestigio,poder) existe un divanio y en el proceso de movilidad

12.- l.iiii niJlorcH a los que se puede ver en csia pcnpcciiva son. entreotros; .l.C. tlnvic». "Towartt a Theory of Revolution" en AmericanSikíiiIiivh iit Rrr'f». 27, febrero Je 1962; ■■Tbe J-Curve n( Rising andDeelininp Si:iis1iicti<>ns"en H.D. Grahnm-T R. Gurr ( a cargo de).Violente in Amerita. Bamam Douks. Nueva Yorli, I9f>9; Whi-n MenRfVi'tt (ituHI 'hy- York l97|;T-R.Gurr. "Acompara-livc siujy üf Revoliiiion aiul violente", en Omiipuraiivf /Wmi.t.abrildc1973. Una síntesis de los modelos utilizados por estas aproximacionespsicosociales está dada por J A. Gesctiwender. "Exploralions in itieTheory of Social Movemenis and Revoluiions", en Sociat Forces. 43,diciembre de 1968.

una dimensión queda atrás con respecto a las otras. Aúnen este caso se veriñca una situación de frustración quese encuentra en los orígenes de formas de rebelión colectiva.

Estas teorías nos rcconducen todas, como se ha dicho. en última instancia al nexo frustración-agresión;pero ello resulta en un presupuesto no verificado, en elcaso de los movimientos sociales, si no se precisan lascondiciones que hacen posible la acción colectiva. Hediscutido en otro lugar la relación frustración-agresión"mostrando cómo, sólo al interior de una teoría estructural de los movimientos, las aproximaciones psicosociales pueden recibir fundamento. Sin la existencia de unaidentidad, sin la identificación de un adversario o de unlugar general del conflicto, no se puede sostener que laagresión sea la respuesta necesaria a la frustración experimentada. Es decir, que sin referencias a las rcla'cionesde clase, o eventualmentc a su transcripción política, noes posible explicar cómo se forma una acción colectiva.

De carácter estructural son aquellas aproximaciones que tienden a ligar la acción colectiva al sistemapolítico o a las relaciones de clase. La hipótesis de Tilly"afirma que la violencia colectiva es un fenómeno que sevcrillca cuando los grupos sociales entran o salen delsistema político, cuando están adquiriendo o perdiendoposiciones en una lucha por el poder. Cada sistemapolítico tiende a mantencrsus límites ya fijar criterios depertenencias para sus miembros. De aqui la necesidad desometerse continuamente a verificaciones de pertenencia y de resistencia, sea de aceptar la presencia de nuevosmiembros, sea de ceder las posiciones conquistadas. Deeste modo la violencia colectiva se manifiesta cada vezque existe un empuje de grupos excluidos que intentanentrar en el sistema político, o bien cuando grupos yarepresentados, no quieren perder los privilegios que gozan. En el análisiSf Tilly se refiere al sistema político,pero no aclara que en realidad, en los procesos tomadosen consideración, están implicadas relaciones de clase.Son estas relaciones de clase existentes las que marcanlos limites de la participación política y las que controlan cada variación. Hay procesos de recambio, internosal sistema político, que pueden también tener éxitosviolentos. Pero la movilización colectiva más importante es aquella ligada al ascenso o la calda de clases socialesy a las transformaciones de su propia representaciónpolítica. Es en esta dirección que me parece importanteenfrentar el análisis dé los movimientos. El parágrafo

13.- Véase w mbajo Movimenll iS rivoti o. Teoneeforme delt'azioneeottrilivo. Etas Libó, .Milán. 1976. pp. J4-.38.14.- Cfr. C, Tilly, "Collective Vioiencc in European Perspeciivc", enViotenct in América, op. cil.; "The Chanpng Race ofCollective violetice",en M. Richier (a cargo de) Essayi in iheory and Hisiory. HarvardUniveraity Press, Cambridge (Mass.) 1970; Tfie Rebetlioni Ceniury1830-1930. Harvard Univeraity Press, Cambridge (Mass.) I97S.

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siguiente intenta plantear una defínícíón sintética de lascaracterísticas estructurales de los movimientos socia

les. mientras que el que sigue se ocupará de la relaciónentre movimiento y cambio.

4. ¿Qué cosa es un movimiento social?

Retomaré en forma sintéticaa una propuesta de análisis de los movimientos que ya he formulado, por aproximaciones sucesivas, en otros escritos.'^ Es necesariosobre todo poder distinguir, saliendo del campo indife-renciado del coUeciive behavior. conductas que implicanestructuras analíticas muy diferentes. Considero que enel campo de la sociología de la acción colectiva y de losmovimientos sociales sólo interesan marginalmenie aquellas que llamaré conducías de crisis.^* Se trata de comportamientos colectivos en los cuales fallan vínculos desolidaridad entre los actores implicados, en los que elfenómeno puede ser dividido hasta el limite del individuo mismo, sin que por ello resulten alteradas las propiedades generales del sistema, fenómenos en fin. en quela orientación de las conductas puede ser exclusivamente externa sin que por ello el grupo tenga la capacidad decentrarse en si mismo. Este tipo de fenómenos colectivosson una respuesta a la disgregación del sistema social enalgunos de sus puntos y se producen por una simpleagregación de individuos, sobre la base de una creenciageneralizada (en el sentido en que Smelser la ha definido). sin que por ello se constituya un nuevo tipo desolidaridad. No debemos olvidar que esta definición esenteramente analitica. Los comportamientos empirícosque más fácilmente caen en esta categoría son aquéllosque la sociología del co/lcctivc hehavoirha analizado conmás atención, esto es las conductas de multitud, el pánico. los boom. etc. Pero se trata siempre de objetos empirícos cuiyo significado analítico no .se reduce necesariamente a la dimensión de respuesta a la crisis. Esos pueden tener contenidos de movimientos que son descifrados más allá de los connatos empíricos de las conductas.De la misma manera en cada movimiento concreto están

también presentes dimensiones de collcciive hehavoir.que pueden conducirse a la definición analítica que apenas he propuesto.

La acción colectiva, en sentido estricto, está deiini-

da por la presencia de una solidaridad, es decir por unsistema de relaciones sociales que liga e identifica a

15.. Cfr. t.oue socmli r muiameniu. "Verso una teoria det nwvjineniisoinili". en «/• m

1.11* coof<tcntnl!i* leArieii^ ile e*tc iieereiimieiti» ".rm .ilj¡iin;i* ¡ipuniiiin.nc* «Icl innriÍNmo cMnictur.ilivla > <le b M<ci<i)o|!Ía <le b iieeión de ATourainc. Im Produtume delta saciriá.

16.- Alberoní habla en este caso de lenómenos de agregación, se tratade procesos en tos cuales Taita la formación de una solidaridad, que esen cambio típica del estado naciente, es decir de la constitución de unnuevo movimiento. Cfr F.A. Alberoni. Movimirnio e itlituiioae. IIMulino. HolDnia, 1977-

aquéllos que participan en él v además por la presenciade un conflicto. La acción colectiva es el conjunto de lasconductas conflictuales al interior de un sistema social.

Ella implica la lucha entre dos actores colectivos. Cadauno definido por una solidaridad específica, que se enfrentan por la apropiación y la destinación de los valores orecursos sociales. La acción colectiva comprende también todas las conductas que infringen las normas institucionalizadas en los roles, que desbordan las reglas delsistema político y/o atacan la estructura de las relaciones de clase de una cierta sociedad. Se perfiló asi, alinterior de Ja acción colectiva, una distinción entre ac

ción con/Jiclual. que manifiesta la presencia de un conflicto al interior de los limites del sistema considerado, ymovimiento social, que implica un conflicto que tiende asuperar estos limites. Es necesario precisar que. parahablar de movimiento social deben verificarse ambas

condiciones (conflicto y superación de los límites delsistema considerado). La presencia de un conflicto nobasta como tal para calificar a un movimiento social ymenos aún un movimiento de clase. Este es el equivocode la propuesta teórica de Dahrcndorf''quien reduceel conflicto de clase a la oposición de grupos, al interiorde asociaciones reguladas normativamente, por el control de las posiciones de autoridad. El conflicto en lassociedades avanzadas no contrapone, según Dahrcndorf.a clases fundamentadas en el terreno económico, sino a

grupos sociales que ocupan posiciones de autoridad ygrupos subordinados al interior de las diversas organizaciones. i.a diferenciación de las organizaciones multiplica los conflictos: pero disminuye su propia intensidadglobal y hace más fácil su regulación. Esta proposiciónes correcta a condición de que no se haga, como pretende Dahrcndorf. una teoría de las rclacioncsdc clase, sino

un análisis de la acción conflictiva al interior de lasorganizaciones.

De otro lado, la simple ruptura de las reglas enausencia de un conflicto, define propiamente las conduc-tas desviadas. Falta en ellas el encuentro entre dos acto

res por un lugar común. El actor está definido por sumargtnalidad con respecto a un sistema de normas yreacciona al control que éstas ejercen, sin identificar a unadversario social y a un lugar de su lucha. Hay quesubrayar de nuevo que (odas estas dcílnicioncs tienen uncarácter analítico.

Ninguna conducta empírica puede ser reducida completamente a una sola de estas categorías. Por ejemploaquella que normalmente viene catalogada por la ideo-iogia dominante como desviación es en realidad, muyfrecuentemente, un fenómeno portador de contenidosconflictivos que atacan el orden de las relaciones deciase.

17,. R. Oahrenilort. CIomi- e umftiiio dirlas^r hftlo foafid Induuriate(Í9S9). Laier/a. Barí. >963. [irad. esp. Riat. Madnd. 1963).

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Si retomamos ahora la distinción de los niveles ana

líticos de la estructura social que he señalado en elcapítulo anterior, esta definición general de la accióncolectiva puede ser articulada. Por lo que toca a laacción conflictiva. se podría hablar de acción conflictivareivindicaiiva y de acción conflictiva política. En el primercaso se trata de conflictos colectivos que atacan losmecanismos de funcionamiento de una organización, ladistribución de los recursos a lo largo de una escala deestratificación, la división y coordinación entre los roles,sin que todavía sean puestas en discusión las normas dela organización misma. En el segundo caso, la competencia entre grupos de intereses opuestos se refiere a lautilización de los procesos decisionales del sistema político, al interior de las reglas del juego.

Los movimientos sociales pueden ser distinguidosen movimientos reivindicativos, movimientos políticos, movimientos de cíase. Un movimiento reivindicativo se sitúa al nivel de la organización social y lucha contra elpoder que garantiza las normas y los roles; un movimiento de este tipo tiende a una redistribución de losrecursos y a una reestructuración de los roles. La luchaataca sin embargo las reglas mismas de la organizaciónsaliendo de los procedimientos institucionalizados.

Este tipo de movimiento tiende pues a remontarsehacia el sistema político del cual depende la fijación delas reglas y de los procedimientos. Un movimiento político actúa para transformar los canales de la participación política o para desplazar las relaciones de fuerza enlos procesos decisionales. Su acción tiende a romper lasregias del juego y los límites institucionalizados del sistema. impulsando la participación más allá de los límitesprevistos. También en este caso, la acción tiende a desplazarse hacia el nivel superior y ataca las relaciones declase. Un movimiento de clase es una acción colectivadirigida contra un adversario, para la apropiación, elcontrol y la orientación de los medios de la producciónsGcjal.

Un movimiento de clase no se presenta jamás enestado puro, porque la acción colectiva se sitúa siempreen el espacio y en el tiempo de una sociedad concreta, esdecir, de un cierto sistema político y de una formadeterminada de organización social. Por consiguientelos objetos históricos con los cuales el análisis tiene queenfrentarse son siempre movimientos reivindicativos decíase o movimientos políticos de clase. El ataque a lasrelaciones de clase y a la estructura de la dominaciónpasa en el primer caso, a través del ataque contra elpoder que detenta una organización. El poder no es sólola expresión funcional de la lógica organizativa sino quetraduce igualmente los intereses de la clase dominante.Un movimiento reivindicativo tiene contenido de clasecuando pone en cuestionamiento el nexo existente entrela neutra funcionalidad de la organización y los intereses de clase. De esta forma un movimiento político declase ataca el control hegemónico ejercido sobre el sistema político por parte de las fuerzas que traducen los

K

V

intereses de la clase dominante. La ruptura de las reglasdel juego político no mina a la simple extensión de laparticipación o a la admisión, en el sistema, de interesesno representados, sino que representa un ataque directoa la estructura de relaciones de clase y al modo en queéstas se transcriben en los límites institucionalizados del

sistema político.

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Los elementos que he indicado en sucesión puedencombinarse de diversa forma en la realidad empírica delas conductas. El trabajo del análisis consiste propiamente en la descomposición de la unidad empírica de unmovimiento y en el señalamiento de sus componentesanalíticos simples. Por lo que respecta en particular a losmovimientos de clase, el problema principal que se presenta a la investigación empírica es aquel de identificarlos indicadores que permiten hablar de contenidos declase de las conductas. Se trata de un problema metodológico complejo, que se va enfrentando a través de unaintensificación en la investigación sobre movimientosconcretos y sobre las diversas manifestaciones empíricas.de la acción colectiva. Me limitaré pues, en una primeraaproximación, a indicar algunos de los criterios que meparecen esenciales, a) La colocación de los actores respecto al modo de producción: ¿tienen los actores unarelación directa con el modo de producción y de apropiación de los recursos? o bien ¿éstas están definidasexclusivamente por su pertenencia a un sistema políticou organizativo? b) Los contenidos y las formas de acción.¿Existe una imposibilidad de negociación de los objetivos y una incompatibilidad de las formas de acción conrespecto a los límites del sistema considerado? c) Larespuesta del adversario. La clase dominante está muyatenta a salvaguardar el orden existente de las relacionesde clase. Si un movimiento ataca de cualquier manera lasbases de la dominación, la respuesta del adversario setraslada normalmente al nivel superior a aquel en el cualse sitúa la acción. Se tendrá asi una respuesta políticapara un movimiento de clase que ha surgido como rei-vindicativo (por ejemplo mediante la represión estatal),y una respuesta directa de la clase dominante para unmovimiento político de clase (por ejemplo a través de lacrisis económica, el bloqueo de las inversiones, o la víaautoritaria), d) La definición que los autores hacen de símismos. La referencia a las representaciones y a la ideología no puede ser significativa en sí misma ya que vacomparada con los otros indicadores. En particular esnecesario analizar el modo en el cual el movimiento

define su propia identidad, al adversario y el lugar delconflicto. Un movimiento de clase tiende siempre, en ellenguaje del sistema socio-cultural en el cual se sitúa, aderfinir su propia acción como lucha entre quien produce y quien se apropia de los recursos sociales, por elcontrol y el destino de estos recursos.

Se puede formular la hipótesis de que en el pasaje deun movimiento reivindicativo a un movimiento político,a uno de clase, las dimensiones del conflicto cambian en

la siguiente dirección: a) contenido simbólico creciente,b) divisibilidad y negociabilidad decreciente del puestoen juego; c) reversibilidad decreciente; d) calculabilidaddecreciente de los resultados de la acción; e) tendenciacreciente hacia conflictos de suma cero (es decir en lacual las ventajas para uno de los adversarios representapérdidas netas para el otro). Estas dimensiones puedenser otros tantos indicadores empíricos de la presencia de

conflicos de clase en la acción de un movimiento.

5. Movimiento y cambio

Luego de haber hecho una definición estructural,podemos interrogarnos ahora acerca de las causas de losmovimientos sociales. La lógica explicativa de gran parte de las teorías en boga supone el cambio como undato, y atribuye la acción colectiva a diversos efectos deéste. Las distintas aproximaciones que he examinadoanteriormente, se ubican directamente en el cambio yhacen derivar los movimientos sociales de la verificación

de determinadas condiciones (tensiones, desequilibrios,diferencia expectativas-realizaciones, ascenso o caída degrupos sociales). Se trata, en realidad, de teorías sobre laactivación de ¡os factores de la acción colectiva, que nodicen nada acerca de sus causas estructurales. Nos dicen

cómo se manifiesta la acción colectiva, no el porqué. Elcambio es un presupuesto del cual se derivan ciertosefectos, pero no se explica en sí. En definitiva las causasdel cambio son externas con respecto al sistema de explicación adoptado." De esta manera se puede suponerque el cambio tiene orígenes exclusivamente externos alsistema, y esto es difícilmente sostenible al menos paralos sistemas complejos, o bien hay causas endógenas yentonces la teoría debe explicar, con las mismas categorías, tanto el cambio como la acción colectiva. En realidad el equivoco sobre el que se fundan gran parte de lasteorías de los movimientos sociales es la falta de distin

ción entre el análisis estructural del sistema y el análisisdel cambio. De la misma forma también muchos acerca-

1

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miemos marxistas al problema sufren estas limitaciones.El vicio hisioricista de pensar las relaciones socialescxcíiisivamenic en términos de procesos, mantiene alcambio (y en particular al cambio de las fuerzas productivas) como un presupuesto. Es como si una lógica necesaria garantizara la evolución de la sociedad: este procesose encuentra en resumidas cuentas en determinados puntos de las contradicciones (por ejemplo entre fuerzasproductivas y relaciones de producción) del cual depende la explosión de los conflictos. El cambio aparece asicomo un movimiento natural y no como el fruto derelaciones sociales.

Para salir de esta dificultad es necesario distinguirclaramente el análisis de la esinictura del análisis de losprocesos y luego establecer su relación. La definición delos movimientos sociales propuesta antes, es de tipoestructural. Los movimientos de clase son la expresiónde un conflicto por la apropiación y la destinación de laproducción social al interior de un sistema definido entérminos sincrónicos. El cambio nace de la necesidad decontrolar el antagonismo que opone a tas clases. Lacausa interna, el motor del cambio, es la necesidad quetiene un sistema de clases de mantenerse controlando la

oposición estructural que lo atraviesa. También las causas extemas pueden influir sobre los procesos de transformación (como por ejemplo el aumento de los cambios, los cambios en el ambiente natural, etc.). Sin embargo, la eficacia de estas causas, jamás es directa. Susefectos son mediados por las necesidades internas delsistema. El hecho de que un sistema deba mantenersecontrolando sus propios antagonismos internos haceque reaccione de una cierta manera a los estímulosexternos. Para controlar la fractura que lo atraviesa, unsistema tiene que intervenir continuamente en los diversos niveles de su propia estructura provocando asi ciertas modificaciones. Estas modificaciones pueden creardesequilibrios e incompatibilidad (contradicciones) entre los elementos y los niveles de un sistema. Sobre estascontradicciones se insertan conductas colectivas que aceleran los procesos de transformación y crean posteriores contradicciones. Si el sistema es capaz de reabsorberestos desequilibrios, se producen limitadas transformaciones y el proceso concluye con una modernización delsistema político o de la organización y el orden quedafirme. Fundamental de las relaciones de clase. Si por elcontrario no existe esta capacidad de reabsorción sepuede verificar una transformación de las relaciones declase, es decir, el pasaje discontinuo a otra estructuraanaliticamentc diversa de la precedente.

Este modelo sintético supone la existencia de relaciones de clase y hace del conflicto la división estructural de un sistema. He intentado en otra parte'* mostrar

que la existencia de las clases no es un presupuesto, peroes explicable a su vez en términos de relaciones sociales.Las clases se forman a partir de condiciones determinadas de la producción social, cuando se rompe la relaciónentre producción y apropiación, cuando se hace difícil laposibilidad de control directo sobre el destino de losrecursos producidos. De la necesidad de controlar el

conflicto, surgen ciertas contradicciones, es decir, ciertosdesequilibrios, ciertas tensiones y ciertas incompatibilidades. La activación de movimientos sociales concretos

es siempre el encuentro entre la existencia estructural deun conflicto y las condiciones coyunturales en tas que seencuentra un sistema. Los movimientos, a su vez, provocan nuevos cambios, que acentiían o reducen las contradicciones.

La relación entre movimientos y cambio pasa através de tres momentos lógicamente distintos. Los movimientos. en su definición estructural y sincrónica, preceden al cambio: un sistema cambia porque debe controlar el conflicto que lo atraviesa y que respecta a laproducción y distribución de los recursos sociales. Losmovimientos son así efectos del cambio, en el sentido de

que los ajustes del sistema crean desequilibrios y contradicciones que se encuentran en el origen de conductascolectivas de transformación. En fin, estas conductas

provocan cambios posteriores pues, respondiendo a supropio empuje, el sistema se moderniza ose transforma.

Traducción del italiano:

Luis Alberto de la (¡arza.

18.- Para una discu^iiSn más profunda Je csie problema véanse loslexios ciiados en la nota IS.

19.- Cfr Movimenu di rívolia. op. eii.. pp. 28-29.