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FRANCES A. YATES L A S ÜLTIMAS OBRAS DE SHAKESPEARE Una nueva interpretación COLECCIÓN POPULAR FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MÉXICO

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  • FRANCES A. YATES

    LAS LTIMAS OBRAS

    DE SHAKESPEARE Una nueva interpretacin

    COLECCIN

    P O P U L A R

    FONDO DE CULTURA ECONMICA MXICO

  • Pr imera edicin en ingls, 1975 Pr imera edic in en espaol , 1986 Segunda edic in . 2 0 0 1

    Se prohibe la reproduccin total o parcial de es ta obra i n c l u i d o el d iseo t ipogrfico y de p o r t a d a , sea cual fue re el medio, e lectrnico o mecnico , sin el consen t imien to por escri to del editor.

    Comentar ios y sugerencias : edi [email protected] Conozca nues t ro catlogo: www.fce.com.mx

    Ttulo original: Shakespeare's Lust Plays: A New Approach 1975 . F rancs A. Yates Pub l icado por Rout ledge & Kegan Paul , Londres I S B N 0 - 7 1 0 0 - 8 1 0 0 - 6

    I ) . R . 1 9 8 6 , FONDO DF. CULTURA ECONMICA, S . A . DE C . V.

    D . R . 2 0 0 1 , FONDO DE CULTURA ECONMICA

    Carre tera P icacho-Ajusco 227; 14200 Mxico, D. K.

    ISBN 9 6 8 - 1 6 - 6 4 0 2 - 7 (segunda edicin) ISBN 9 6 8 - 1 6 - 2 4 3 0 - 0 (pr imera edicin)

    Impreso en Mxico

    mailto:[email protected]://www.fce.com.mx

  • PREFACIO

    El ttulo de este libro es el mismo que se le dio a una serie de cuatro conferencias sobre literatura, las Lord Pvorthcliffe, que en enero de 1974 pronunci en el Uni-versity College de Londres, gracias a una amable invita-cin del preboste, Lord Annan, y de Frank Kermode, quien ocupaba entonces la ctedra Lord Northcliffe de literatura inglesa moderna. Como qued a mi criterio el tema de las conferencias, decid aprovechar la oportuni-dad que tan generosamente se me ofreca para meditar en voz alta, en presencia de un pblico muy amistoso y alentador, ciertas ideas respecto a la relacin de Shakes-peare con los problemas y las corrientes de pensamiento de su poca.

    Los cuatro primeros captulos de este libro son esas conferencias, casi tal como las di, excepto por algunas modificaciones de estilo necesarias entre lo hablado y lo escrito, y algunas revisiones menores. Las ilustraciones son las mismas transparencias que mostr en la primera conferencia. Precede a los cuatro captulos-conferencias una Introduccin donde se esboza parte de mi labor an-terior. Sent que los lectores de este libro que descono-cieran mis otras publicaciones necesitaran tal guia, pues el presente estudio surge de mis anteriores trabajos. Pen-s, adems, que podra paliarse la audacia de intentar decir algo "nuevo" sobre Shakespeare en un volumen tan breve, si se indicaba en una Introduccin que este libro

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  • tiene como respaldo ms de cuarenta aos de investiga-cin en la historia cultural del Renacimiento. La lti-ma parte de la Introduccin, acerca del estado actual de los estudios shakespearianos sobre las ltimas obras, fue originalmente el inicio de la primera conferencia North-cliffe.

    El captulo v, acerca de Ben Jonson y las ltimas obras, es totalmente nuevo y no form parte de las conferen-cias. Haba preparado el material sobre Ben Jonson an-tes de ellas, pero decid no darlo a conocer entonces. Lo incluyo aqu porque la actitud adversa de Ben Jonson a los temas de las ltimas obras ayuda mucho a compren-derlas y a comprender a Shakespeare.

    En un breve Eplogo abordo algunos aspectos en los que el tema de este libro pudiera relacionarse con la historia del pensamiento. Las preguntas que se plantean son en verdad de peso, y por tanto el Eplogo deba ser o muy largo o muy corto. Opt por hacerlo muy corto, un mero susurro, por as decirlo, de lo que podra obte-nerse de seguir adelante con ese acercamiento a Shake-speare.

    Deseo subrayar esta palabra, "acercamiento", que apa-rece en el ttulo. El libro solamente resulta ser un acerca-miento y no la llegada a un destino. Y es un acercamien-to a las ltimas obras de Shakespeare, aunque sea im-posible separarlas de toda la obra de Shakespeare. Un modo de presentar el ensayo sera decir que la elucida-cin de la situacin histrica que subyace en las ltimas obras aporta un nuevo punto de acceso a los problemas de toda la obra shakespeariana.

    Fui discreta en el uso de notas porque deseo que este

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  • Iilm> salga pronto, de modo que otros comiencen a me-ilii.ii su planteamiento y lo critiquen. Ese planteamiento i iniceme a los especialistas en Shakespeare; concierne a lo historiadores, y concierne a los historiadores del pen-Miiuiento, en especial a los interesados en los aspectos her-ir 'lieos de la cultura renacentista. Pero sobre todo se dirige, simplemente, a quienes fascina Shakespeare, sea i w.il fuere su punto de vista. Ha surgido la posibilidad ilc que un enfoque histrico y crtico serio de temas has-la el momento marginados por "ocultos", y dejados a mer-< (

    M ltimo ruego al lector de este libro es que lo lea crtica y cuidadosamente y, de ser posible, que elimine ile su mente todos los viejos mitos con objeto de que ii'nj'a la libertad de permitirse un "acercamiento" har-ii> nuevo.

    AGRADECIMIENTOS

    A los editores de la edicin Arden del Enrique Vll, de Shakespeare, la Methuen and Co., Ltd., por el permiso para citar parte de la introduccin de R. A. Foakes.

    Se reproduce el "Retrato Rainbow" por cortesa del marqus de Salisbury. He de agradecer asimismo a las siguientes instituciones o personas el permiso de repro-ducir fotografas: al Fitzwilliam Museum, de Cambridge; al presidente y miembros del Magdalen College, de Ox-

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  • ford, y a la Royal Academy of Arts; a los encargados del Chatsworth Settlement y al Courtauld Institute of Art y a los encargados del Museo Britnico.

    Warburg Institute

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  • INTRODUCCIN

    I .M i ri i IIS]icctiva, me parece que siempre tuve a mis es-paldas, o dentro de m, el pensamiento de Shakespeare, de los momentos y lugares en que mis estudios me acer-raron o me apartaron de l. Hace muchos aos, cuando pascaba a lo largo del Strand con Giordano Bruno, mien-tras me afanaba traduciendo su Cena de le ceneri y co-menzaba a darme cuenta de lo que significaba su gran unpresa la difusin de una filosofa mgica que elimi-nara todas las diferencias religiosas en un plano de amor y magia, Shakespeare pareci unirse a ese viaje hacia la ('.ata. Ms tarde, la versin hermtica que del arte de la memoria huzo Bruno, suscit a mi parecer la cuestin de si no habra all una clave sobre los vastos poderes de la imaginacin de Shakespeare. Pero an no llegaba el momento de escribir un libro sobre "Shakespeare y la tra-dicin hermtica", ni tampoco ha llegado todava, pese a que este libro pudiera ser un "acercamiento".

    Todos mis estudios han estado vinculados; cada esfuer-zo me condujo inevitablemente hacia el siguiente. Supon-go que la secuencia comenz cuando por primera vez entr en la embajada francesa en Londres, en la poca ile Isabel I, y encontr all a John Florio: An Italian in Shakespeare's England 1 y al amigo de Florio, Giordano Urano. De inmediato surgi el problema de la naturaleza

    1 John Florio: An Ilalian in Shakespeare's England, Cambridge I niversity Press, 1934; Octagon Books, Nueva York, 1968.

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  • que tena la misin de Bruno en Inglaterra, y de por qu se alojaba en la embajada francesa. Florio me condujo a Shakespeare y a un intento prematuro por resolver las alusiones de actualidad2 en Trabajos de amor perdidos. La Academia Francesa, mencionada en esa obra, a la que asistan cortesanos pertenecientes a bandos opuestos de las guerras religiosas francesas, pareca exigir una ex-plicacin ms profunda que la hasta entonces disponible. El libro resultante, The French Academies of the Six-teenth Century3 llev las pesquisas hacia la enciclopedia del conocimiento segn se entenda en la tradicin neo-platnica del Renacimiento. Result que esas academias francesas se preocupaban de aportar las tcnicas para expresar, bajo una forma dramtica y musical, en los festivales de la corte francesa de aquel entonces, esa pers-pectiva compleja y profunda. Tambin les interesaba reunir a poetas y msicos de partidos religiosos opuestos para que cooperaran en la produccin de una msica que tuviera buenos "efectos", como parte de los esfuerzos de tolerancia y conciliacin intentados mediante los festiva-les impulsados por Catalina de Mdicis. Comenzaba a parecer que la Academia Francesa de Trabajos de amor perdidos, cuyos miembros tenan nombres tomados de ban-dos opuestos de las guerras religiosas francesas, al elabo-rar una mascarada y un baile misteriosos que concluan en una atmsfera de buena voluntad y caridad mutuas,

    2 "A Study of Love's Laboui's Lost, en Shakespeare Problems, corop. por A. W. Pollard y J. Dover Wilson, Cambridge University Press, 1936.

    3 The French, Academies of the Sixteenth Century, Warburg Institute, 1947; reimpreso por Kraus en 1967 (de aqu en ade-lante abreviado como Academies).

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  • Iludiera estar haciendo un tipo de alusin actual de ma-yor significado en la obra que la cuestin menor de si I lorio era o no el Holofernes original.

    John Florio cumpli el valiossimo servicio de atraer la aleacin de los eruditos del Instituto Warburg, que en aquel entonces estaba recin llegado a Inglaterra. Tuve a mi disposicin vastos volmenes de conocimiento nue-vo, en una biblioteca diseada para ayudar al especialista en el Renacimiento; y fui iniciada en la tcnica warbur-giana de utilizar los testimonios visuales como pruebas histricas. Un antiguo inters en la presentacin simb-lica de la reina Isabel I en los festivales populares, la poesa y los retratos qued expresado en el estudio "Queen Klizabethan I as Astraea" ("La reina Isabel I como As-trea"), publicado en aquel entonces como artculo, e in-cluido en 1974 en Astraea (Astrea) ,4

    Segn lo argumentado en Astrea, el tema dominante en la poca isabelina era la idea de la reforma imperial. La reforma tudor de la Iglesia, llevada a cabo por el mo-narca, permiti a los propagandistas de esa reforma re-currir a las tradiciones y al simbolismo del imperio sa-cro para glorificar a la reina. La imagen de sta como Astrea, la virgen justa de la reforma imperial, se mezcl durante su reinado al complejo simbolismo usado con ella, que incorporaba al imperialismo religioso la leyenda de que los Tudor descendan de los troyanos. Esta pro-paganda familiariz al pblico con el procedimiento de representar con una mujer a una Iglesia y un Estado pu-

    4 Astraea: the Imperial Theme in the Sixteenth Century, Rout-ledge & Kegan Paul, Londres y Boston, 1974 (de aqu en adelante abreviado como Astraea).

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  • rificados. El retrato "Sieve" de la reina como virgen ves-tal tiene justamente el mismo contenido conceptual que la lnea de Shakespeare: una "vestal coronada por el Oc-cidente".

    El culto de la virgen imperial encontr su expresin ms afn en las festividades caballerescas. Los torneos del da de la coronacin, celebrados durante el reinado de Isabel I en los aniversarios de su ascensin al trono, daban oportunidad de desplegar el simbolismo isabelino. En el ensayo sobre lo caballeresco isabelino, reproducido en Astrea,B se afirma que las festividades caballerescas de entonces inspiraron la Faerie Queene {La reina de las hadas), de Spenser, la pica donde se expresa la idea imperial isabelina. En este simbolismo caballeresco se re-presentaba a la reina como un triunfo de la castidad,6

    idea relacionada con la de la pureza de su religin re-formada y que penetr profundamente en el protestantis-mo isabelino, en el cual se expresaba un elemento de pu-ritanismo mediante los modales cortesanos y caballeres-cos.

    Los argumentos y los estudios de Astrea prepararon el terreno para el presente libro, donde se contina el mis-mo tipo de estudio iconogrfico hasta principios del rei-nado del rey Jacobo. En esa poca se dio una revitaliza-cin de lo isabelino, centrada en Enrique e Isabel, los hijos de Ja cobo I, y se utiliz en relacin con ellos el simbolismo y la ideologa isabelinos. Tal es el tema del primer captulo de este libro; en los posteriores se afirma

    5 "Elizabethan Chivalry: the Romance of the Accession Day Tilts", Astraea, pp. 88-111.

    6 "The Triumph of Chastity", Astraea, pp. 112-120.

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  • pu- lus ltimas obras de Shakespeare reflejan, en sus m>.i,'enes, este resurgimiento isabelino en la poca jaco-luana. De esta manera, los mtodos de Astrea se aplican i la interpretacin shakespeariana.

    Mu importante comparar la propaganda en favor de la monarqua en la poca isabelina con la que rodeaba a lu M Ira de monarqua francesa en la Francia de enton-II".' Un sta, la guerra entre protestantes y catlicos casi destruy la monarqua, situacin que tambin hubiera podido surgir en Inglaterra. Adems, tambin en Francia i-I destino de la monarqua estaba en manos de una mu-|ei Catalina de Mdicis. Los mtodos que prob para inier control sobre la peligrosa situacin slo tuvieron xi-lo en parte. Los grandes festivales cortesanos que organiz fueron un renacimiento de la caballera franco-borgoo-III, con todos sus adornos, sin excluir influencias rena-eeniistas adoptadas por aadidura. En ellos se invitaba a los bandos religiosos opuestos a unirse en una lealtad comn a la monarqua. El ethos de esta serie de festiva-les "polticos" franceses se estudia en The Valois Tapes-tries,8 estudio ilustrado de los tapices que reproducen los festivales de la corte de los Valois, Esos festivales influ-yeron en el movimiento caballeresco ingls. "Las vallas del prncipe Enrique", estudiadas en este libro, pertenecen al tipo de ejercicio cortesano que, en su forma francesa, ;

  • un examen ms detallado en los artculos reproducidos en Astrea, que demuestran la ntima unin entre esos festi-vales, ltimo fruto del culto a la poesa y la msica m-gicas en la Academia Francesa,9 y el movimiento "pol-tico" religioso de Enrique III,10 amenazado y destruido por la Liga Catlica, pero que llev a un acuerdo reli-gioso con Enrique IV.11 La misin de Giordano Bruno en Inglaterra pertenece a la atmsfera que se respiraba en Francia bajo el reinado de Enrique III, y esos estudios sugieren adems una influencia de dichos movimientos en la idea que Shakespeare da de la academia france-sa en Trabajos de amor perdidos.

    Esos estudios iconogrficos, que en este libro se con-tinan en relacin con las ltimas obras de Shakespeare, son una rama del "nuevo enfoque". La otra lnea de an-lisis se da mediante el estudio de las influencias herm-ticas en esas obras, tambin preparado luego de una bue-na cantidad de trabajo previo.

    En Giordano Bruno and ihe Hermetic Tradition,i2 se present a Bruno como un mago renacentista, procedente del resurgimiento de la magia en el Renacimiento, de las tradiciones de la Magia y la Cbala derivadas, en ltima instancia, de la obra de Marsilio Ficino y Pico de la Mirandola, y uniformadas en el manual sobre "filosofa

    9 "The Magnificences for the Marrage of the Duc de Joyeuse, Pars, 1581", Astraea, pp. 149-172.

    1 0 "Religious Processions in Pars, 1583-4", Astraea, pp. 173-207. 1 1 "Astraea and the Gallic Hercules", Astraea, pp. 208-214. 12 Giordano Bruno and the Hermetic Tradition, Routledge &

    Kegan Pau], Londres y University of Chicago Press, 1964; reim-preso en Londres, 1971; libro de bolsillo Vintage Books, Nueva York, 1969 (de aqu en adelante abreviado como Bruno).

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  • oculta", de Cornelio Agripa. Aunque hay mucho de ori-ginal en los dilogos italianos de Bruno, publicados en Inglaterra de 1582 a 1585, se ha demostrado que hace extensas citas de fuentes hermticas, y que pertenece in-dudablemente a una variedad de la tradicin hermtica Tranca y abiertamente mgica. En esos dilogos no slo predica su nueva filosofa del heliocentrismo, sino adems un programa de reforma moral que se mostraba en las imgenes de las constelaciones (idea que tal vez le sugirie-ra el gran modelo de los cielos mostrado en los festivales Joyeuse) , y una revitalizacin de la religin mgica por medio de la cual la controversia religiosa se disolvera en visiones de ndole ms elevada. El familiar viaje a lo largo del Strand ha de darse en este libro teniendo en cuenta esas revelaciones nuevas. Por lo dems, Giordano Bruno no era una persona marginal en el Renacimiento isabelino si, como se rumorea, Philip Sidney lo conoca. Estas cuestiones se exploraron a fondo en The Art of Memory,13 donde se encontr que las versiones hermti-cas de Bruno sobre el arte eran el ncleo de su mensaje y que haban atrado un ipters enorme por parte del Londres isabelino.

    Al tiempo que la visita de Bruno traa a la Inglaterra de Shakespeare una nueva y fuerte infusin de influen-cias hermticas que se asociaban con la situacin poltico-religiosa en una perspectiva antagnica a las ambicio-nes hispano-habsburguesas sobre Europa, haca tiempo

  • memente en la poca isabelina. Se trata de John Dee, un mago formado en la filosofa oculta de Agripa, en quien se asociaba la tradicin hermtica con un slido desarro-llo de las matemticas. Dee es el centro de Theatre of the World (El teatro del mundo),14, en donde se estudia la influencia de Vitruvio en su prefacio matemtico a Eu-clides, y se indica que Robert Fludd, el "rosacruz", pro-viene de la tradicin de Dee, as como tambin probable-mente Iigo Jones. Dee influy en la poca isabelina, desde la reina hasta el ltimo habitante. Que fue l la inspiracin para el Prspero de Shakespeare se subraya mucho en este libro al comparar La tempestad con el ataque de Ben Jonson a Dee en El alquimista, lo que puede comprobarse al estudiar a Dee en El teatro del mundo.

    Mi estudio ms reciente sobre las tradiciones herm-ticas que derivan del Renacimiento es The Rosicrucian Enlightenment,1B libro que comparte el mismo momento histrico que Las ltimas obras de Shakespeare. El libro comienza con la boda de la princesa Isabel y el elector palatino en 1613, y hace pensar que el movimiento rosa-cruz alemn surgi, en parte, debido a influencias proce-dentes de Inglaterra y estimuladas por la alianza inglesa. La filosofa que subyace a los manifiestos rosacruces ale-manes es la de John Dee, y el mito del "Christian Ro-

    14 Theatre of the World, Routledge & Kegan Paul, Londres y University of Chicago Press, 1969 (de aqu en adelante abrevia-do como Theatre).

    15 The Rosicrucian Enlightenment, Routledge & Kegan Paul, Londres y Boston, 1972 (de aqu en adelante abreviado como RE). [Hay traduccin espaola: El iluminismo rosacruz, FCE, Mxico, 1981.]

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  • rnrieutz." en el que se expresa pudiera deber algo al < iliallcro de la Cruz Roja; es decir, a influencias eso-ii licns incorporadas en la tradicin caballeresca inglesa. H considera al rosacrucismo como la ltima fase de

    la tradicin hermtico-cabalstica del Renacimiento, en la a i JI formar un movimiento religioso mstico que atrajo a pensadores liberales en los aos anteriores a la guerra de los Treinta Aos. Se cree que el romance de Johann Valentin Andreae, The Chemical Wedding of Christian loscncreutz (La boda qumica de Christian Rosencreutz), icfleja la corte de la princesa Isabel y del elector palatino en lleidelberg, y que expresa en lenguaje mtico las as-piraciones rosacruces que los rodeaban. El movimiento empic formas de expresin teatrales, influidas por las compaas itinerantes de actores ingleses que iban por Alemania.

    Este libro se relaciona muy de cerca con El iluminismo losacruz, pues en las ltimas obras de Shakespeare se descubren influencias similares a las que hay en ese mo-vimiento.

    As pues, todos mis "acercamientos" anteriores al Re-nacimiento subyacen a mi enfoque de Shakespeare en este libro. El anlisis de imgenes del tipo estudiado en As-ir ea para elucidar la poca isabelina se lleva aqu ms adelante para iluminar el resurgimiento isabelino ocurri-do en torno al prncipe Enrique y a la princesa Isabel en la poca jacobiana. Esta imaginera se encuentra re-flejada en las ltimas obras de Shakespeare, que as se asocian a un momento histrico. En El iluminismo rosa-cruz las ideas rosacruces estudiadas estn separadas de

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  • las ltimas obras y muestran que en stas el pensamiento de Shakespeare pertenece a la evolucin que va de la tradicin hermtico-cabalstica del Renacimiento al rosa-crucismo.

    Se afirma por tanto que este nuevo acercamiento a las ltimas obras, que surge de muchos aos de esfuerzos acumulados, permite situar a Shakespeare en un contexto histrico, tanto en los acontecimientos histricos reales como en los movimientos intelectuales que los acompaa-ron. Claro que tal acercamiento no explica a Shake-speare ni sus ltimas obras, muchos de cuyos episodio? y problemas quedan sin explorar aqu. Se propone suge-rir rutas nuevas, hasta el momento ms o menos insospe-chadas, para abordar los problemas shakespearianos, con lo que quizs con el tiempo se les d a stos una nueva dimensin histrica.

    El inters en la historia de la religin ha sido un tema gua a lo largo de estas indagaciones. Detrs de Bruno el filsofo se buscaba a Bruno el illuminatus, propagador de una religin esotrica. En la imaginera empleada para la reina virgen se buscaba el significado que tena la castidad para la caballera isabelina y su puritanismo esotrico. Los festivales franceses revelaron que una se-rie de fiestas cortesanas francesas pudiera esta rinspi-radas, en primera instancia, por el propsito de unir a facciones religiosas en guerra, en una atmsfera de neo-platonismo difundida por las academias francesas. De esta manera, nos vemos obligados a buscar en las ltimas obras un significado que pudiera revelarnos la naturaleza de la religin de Shakespeare en sus ltimos aos, as

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  • "iiio los canales histricos que emple para ver cum-l11111 i s sus esperanzas religiosas.

    lcspecto a las ltimas obras de Shakespeare, en lo que ir icfierc a textos, fechas, fuentes, etctera, me bas sobre imlo en la nueva edicin de Arden, que presenta de modo iim admirable las aportaciones ms recientes de la erudi-cin shakespeariana, aunque tambin utilic otros estu-dios crticos. La lectura de esos materiales me hizo com-prender con renovada fuerza la exactitud y la habilidad, el trabajo paciente y cuidadoso de la mejor erudicin lexiual y literaria que existe sobre Shakespeare, a la que no lie contribuido con nada. Fundada en la obra de otros niento inventar las estructuras de esos enfoques nuevos, v antes de comenzar a hacer tal cosa he de ensayar resu-mir, brevemente y sin pericia, en qu situacin se en-cuentran los estudios shakespearianos especializados res-pccio a sus ltimas obras.

    I .a primera de stas pudiera ser Pericles,18 no posterior a 1608 y quizs anterior. Se dio a la estampa en 1609 y cu los aos siguientes fue reeditada varias veces. A dife-i enca de todas las dems obras ltimas, Heminges y Condell no la incluyeron en el primer Folio de las obras le Shakespeare, publicado en 1623. Esto hizo que cayera olire Fereles la duda de que quizs no perteneciera a Miakespeare. Sin embargo, mucho de ella suena en ver-dad shakespeariano, y tanto por sus temas como por su aiinsfera est muy prxima al grupo de las ltimas < d >ras. Hoy se la acepta como de Shakespeare, aunque i lrunas escenas son de un colaborador.

    fereles, comp. F. D. Hoeniger, edicin Arden en rstica, I 'H,_

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  • En 1611 Simn Forman asisti a representaciones de Cuento de invierno17 y de Cimbelino,16 y anot una breve descripcin de las tramas, que corresponden a las de esas obras tal como las conocemos, aunque omiti algunos ele-mentos y nombres. Forman afirma que vio Cuento de invierno en el Globo y probablemente ah mismo Cim-belino, aunque no informa de esto. Cuento de invierno volvi a representarse en la temporada navidea de 1612, que le fue ofrecida a la princesa Isabel y al elector pala-tino como parte de los festejos nupciales.19 Cimbelino no se menciona en la lista de obras montadas para la prin-cesa y su consorte, aunque la obra se relaciona de cerca con Cuento de invierno y comparte con sta experiencias similares: haber sido vista por Forman en 1611 y haber sido publicada por primera vez en el Folio de 1623.

    La ms famosa de las ltimas obras es, desde luego, La tempestad.20 Al parecer, Simn Forman no la vio en 1611, cuando s vio Cuento de invierno y Cimbelino, pues no la menciona. Sin embargo, La tempestad ya exista en 1611, cuando en la corte se represent una obra con ese nombre. Fue una de las piezas representadas ante la

    17 The Wintefs Tale, comp. J. H. P. Pafford, edicin Arden en rstica, 1966.

    18 Cymbeline, comp. J. M. Nosworthy, edicin Arden en rs-tica, 1955. Cimbelino, en las Obras completas de W. Shakespeare, Ed. Aguilar, Madrid, 1974, tomo II, pp. 849-915.

    1 9 El documento donde se enumeran las catorce obras repre-sentadas en esta ocasin est incluido en E. K. Chambers, William Shakespeare, Londres, 1930, II, p. 343; idem., The Elimbethan Stage, Londres, 1923, II, p. 217.

    20 The Tempest, comp. F. Kermode, edicin Arden en rstica, 1964. La tempestad, en Obras completas de W. Shakespeare, Ed Aguilar, Madrid, 1974, tomo II, pp. 979-1023.

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  • inmersa Isabel y el elector palatino en 1612. Fue dada . .i la estampa por primera vez en el Folio de 1623, donde la obra inicial del volumen.

    Tambin Enrique VIII21 fue publicada por primera vez n i el Folio de 1623. A pesar de que Heminges y Condell ln aceptaron, sola dudarse que Shakespeare fuera el au-tor fe, esta obra. Hoy da casi han desaparecido esas dudas y se considera que fue escrita por Shakespeare en Hiiiu parte, si no en su totalidad. Una de las razones para rHla aceptacin es que los estudios modernos de las l-timas obras han hecho ver que aunque Enrique VIII es diferente de las otras obras ltimas por tratarse de un drama histrico y no de un "romance", se parece a aqu-lla en muchos de sus temas y en la atmsfera. Probable-inrnte fue escrita y representada poco despus de haberse

    , rasado la princesa Isabel y el elector palatino, y refleja la ostentacin de esa boda. Fue la obra que se presentaba

    rn rl Globo cuando el teatro se quem en junio de 1613.

    Hay otra obra ltima, The Two Noble Kinsmen (Los i

  • modo en especial interesante. Aunque algunos aspectos de esa obra apoyan mis argumentos, la exclu de examen porque sus problemas textuales son muy complicados.

    Resumamos nuestra historia: excepto Pericles, todas las ltimas obras fueron publicadas por primera vez en el Folio de 1623. Pericles es una excepcin curiosa, pues se trata de la nica obra entre las ltimas de la que haba ediciones impresas cuando los compiladores del Folio re-unieron los textos, y sin embargo la excluyeron de l; esta obra notable ha sufrido desde hace mucho ese menospre-cio. De Cuento de invierno, Cimbelino, La tempestad y Enrique VIII, los nicos textos disponibles son los del primer Folio. Sin embargo, sabemos que Cuento de in-vierno, Cimbelino y La tempestad existan ya en 1611, cuando fueron representadas. Sabemos tambin que Cuen-to de invierno y La tempestad (pero no Cimbelino) fueron representadas ante la princesa Isabel y el elector palatino en 1612, y Enrique VIII a principios de 1613.

    As, es probable que Shakespeare escribiera sus ltimas obras entre 1608, poco ms o menos (si tal es la fecha de composicin correcta de Pericles, sobre lo cual no hay certeza) y principios de 1613; es decir, tras las gran-des tragedias pero an en los primeros aos del reinado de Jacobo I.

    Desde el punto de vista del montaje escnico y la in-terpretacin, las ltimas obras han despertado mucho inters en aos recientes. Al ser contemporneas de las mascaradas cortesanas ideadas por Iigo Jones, se ha sealado que las ltimas obras tienen ese matiz de mas-carada y que tal vez utilizaran efectos escnicos ms com-plicados que los que solan verse en el Globo. Se ha

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  • nlimyado que King's Men, la compaa de Shakespeare, adquiri en 1608 el teatro Blackfriars, que daba mayor margen para un nuevo tipo de montaje. Las afirmaciones il medies: an Anthology of Modern Criticism, D. J. Palmer, comp., r.nn'iin, 1971.

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  • mas, una relacionada con la gente de edad y otra con los jvenes. Suele representarse a la generacin menor por una hija y su amado: Marina en Pericles, Perdita en Cuento de invierno, Miranda en La tempestad, Imo-gena en Cimbelino. Slo en esta ltima la familia de la generacin joven es mayor, pues incluye no slo a Imo-gena y su esposo, sino tambin a dos hermanos de la mujer. La accin ocurre a lo largo de un extenso periodo para permitir el crecimiento de los nios. Con el recono-cimiento de nios perdidos mucho tiempo atrs se llega a un final feliz. Las desventuras del ayer quedan curadas gracias a los actos de la generacin joven, que trae es-peranzas para el futuro. El tema de la reconciliacin es fundamental en las ltimas obras: se alivian antiguas que-rellas y heridas, y gracias a la generacin joven hay es-peranzas de un futuro mejor. Las obras tienen un pro-fundo significado filosfico, una sensacin mgica de interaccin entre el hombre y la naturaleza. Esa atmsfe-ra mgica es asimismo una atmsfera intensamente reli-giosa, que produce "teofanas" o nuevas revelaciones de lo divino. En puntos de sumo significado emotivo apa-rece el tema de la msica, que representa la restauracin de la armona.

    Enrique VIH se refiere a personajes histricos reales, entre ellos un rey ingls y dos de sus esposas, y no a un rey mtico, como pasa en Cimbelino, ni a prncipes legendarios, como Pericles, Leontes, Prspero. Sin em-bargo, en ella estn presentes temas caractersticos de las ltimas obras: la reconciliacin, el perdn, un lapso que permite la aparicin de las nuevas generaciones.

    De esta manera, el mundo de las ltimas obras, aunque

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  • orgnicamente relacionado con el pensamiento anterior de Shakespeare, es a la vez un mundo en s mismo. Shakespeare viva los primeros aos del reinado de Ja-cobo I, cuando an estaban con vida muchos coetneos de la poca isabelina, incluido l. El rey perteneca a la generacin anterior, y haba pasado la primera etapa de su vida en lucha con los problemas de finales del siglo XVI. Tuvo hijos, a quienes muchos saludaron como la esperan-za del futuro: el prncipe Enrique, en quien parecan re-vivir tradiciones del activismo protestante haca mucho desaparecidas, y la princesa Isabel, cuya boda con el elec-tor palatino despertaba visiones del renacimiento del f-nix, la reanimacin de las viejas tradiciones isabelinas en un sentido nuevo y ms amplio.

    Es esta situacin real la que estaba en la mente de Shakespeare como teln de fondo cuando escribi las l-timas obras, y tras la poesa que fluy de su genio en esos aos ltimos aparece una preocupacin profunda por las cuestiones de su poca.

    27

  • I KL RESURGIMIENTO ISABELINO EN LA POCA JACOBIANA

    I \ i'noPAGANDA densa y compleja desplegada alrededor de Ii n ina Isabel I la haba glorificado como la virgen repre-M-niativa de la reforma imperial. La reforma de la Igle-M efectuada por el monarca Tudor se basaba en las tra-diciones del imperialismo sagrado, en el derecho que asis-ta a los emperadores en los concilios de la Iglesia. Como

  • belino inmortaliz esos modos de expresin caballerescos en La reina de las hadas?

    Cuando Jacobo I ocup el trono de Isabel, tambin se afan por ser el heredero de ese simbolismo. Afirmaba que descenda del rey Arturo a travs de su antepasado Tudor, Enrique VII; y eran imgenes arturianas la que se usaban para celebrar la unin de Escocia e Inglaterra lo-grada por el ascenso del rey a ambos tronos.3 Como go-bernante de una Britania unida, Jacobo era un nuevo Arturo de Britania. No obstante, existan profundas dife-rencias entre el imperialismo religioso y caballeresco tu-dor, inspirado por la reina virgen, y los conceptos ms limitados, de Jacobo I. La variedad isabelina llevaba implcito el establecimiento de una reforma universal pura, un orden y una paz purificados que, para mante-nerse, podan recurrir a las tradiciones religiosas caba-llerescas. Como ya se ha dicho, para Jacobo "su ttulo britnico se enredaba con su concepto del derecho divino, mucho ms parcial que la amplia bendicin celestial atri-buida a los Tudor".4 La paz jacobiana y Jacobo sub-ray siempre la imagen propia como el portador y crea-dor de la paz consista en evitar conflictos. No llevaba en s la misin de una reforma o apoyo universal para el protestantismo europeo.

    El desasosiego existente en el reinado de Jacobo surge en gran parte de esta confusin. Por un lado, Jacobo pa-

    2 Ibid., pp. 69 ss. 3 D. H. Wilson, King James VI and I, Cape, Londres, 1956;

    edicin en rstica, 1963, pp. 250-252. 4 Geoffrey Ashe, The Quest jor Arthui's Britain, Paladn, 1971,

    pgina 20.

    30

  • i' ' i.i, t-n su pas y en el extranjero, el sucesor de Isabel I'" MIO en el trono, sino en la poltica y en el simbolis-mo; era el representante de la monarqua protestante, el uidillo de la Europa protestante. Sin embargo, a pesar

  • gacin de un movimiento isabelino profundamente arrai-gado, con el cual es probable que haya simpatizado Philip Sidney.

    No obstante, al iniciarse el periodo jacobiano surgi asimismo un movimiento que podra llamarse de resur-gimiento isabelino, en lo particular asociado con el prn-cipe Enrique, hijo mayor de Jacobo. Desde temprana edad este joven dio seales notables de firmeza de carcter y aptitud para el mando. El prncipe Enrique no dej una huella profunda en la historia porque no estaba destinado a vivir para ello. Muri el 17 de noviembre de 1612, a los diecinueve aos, tan slo dos despus de haber sido coronado prncipe de Gales entre la ovacin general. Nunca sabremos hasta qu punto alter la historia la precoz e imprevista muerte de este joven.

    Si bien el panegrico del prncipe Enrique escrito por su tutor, Charles Cornwallis,8 y publicado en 1641, puede pecar por exageracin, los lincamientos generales de la caracterizacin del prncipe son corroborados en otras fuentes, sobre todo en los despachos del embajador ve-neciano, quien lo admiraba mucho.7 Cornwallis lo des-cribe como reposado a pesar de sus aos, reservado y taciturno. Reuni a su alrededor un grupo numeroso de jvenes, ms de quinientos, quienes lo seguan por su vir-tud, disciplina y dominio de las artes marciales. Nunca fue lascivo, su conducta fue invariablemente decorosa, y sus movimientos eran de singular elegancia. Era genuina-

    6 Charles Cornwallis, Discourse of Prince Henry, late Prince of Wales, 1641; incluido en John Somers, Tracts, II, 1809, pp. 217 ss.

    7 Calendar of State Papers, Venice, Vol. XII, 1610-1631 (des-pachos de Foscarini) , pp. 194, 448 ss., etc.

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  • mente devoto y firme conviccin protestante, aunque, se-qn el embajador, no permita que nadie en su presencia llamara Anticristo al papa.8 El embajador insina que el prncipe Enrique tena planes de gran peso y envergadu-ra, y que crea en la posibilidad de encontrar un medio para dar por terminadas "las pendencias religiosas".9

    Tambin crea en que haba que trabajar para estar preparado en lo militar y lo naval. l y sus seguidores -e entregaban constantemente a ejercicios marciales. Le importaban el arte militar, las matemticas y las fortifi-caciones,10 y en particular despertaba su inters la cons-truccin naval. Alent a Phineas Pett a que le constru-vera un barco de guerra. En cuestiones militares y navales consultaba a Walter Raleigh, quien no tuvo mejor suerte que John Dee en la poca jacobiana, pues Jacobo lo man-tuvo en prisin. Todos conocen el comentario del prncipe Enrique: que slo a su padre se le ocurra tener en una iaula a un pjaro como se.

    Como lo refleja el corentario, exista un contraste no-table tanto entre el carcter del prncipe Enrique y el de su padre, como en lo que hoy se llamara imagen pblica. A la imagen de Enrique, el joven y estricto prncipe que se preparaba para alguna tarea futura, la rodea un aura de Philip Sidney que jams rode a Jacobo. La corte del prncipe Enrique ms bien pareca continuar las tradicio-

    s Ibid., p. 450. 9 John Nichols, The Progresses oj James I, II, 1826, p. 474;

    vase RE, p. 2. 1 0 Cornwallis, p. 220. Estas era nmaterias que enseaban en

    el prefacio matemtico que haca Dee de Euclides. Vase Theatre, pp. 22-27, y por Robert Fludd, ibid., pp. 46-50.

    33

  • nes isabelinas que inscribirse en la que llamamos jaco-biana.

    Dirase que el prncipe Enrique se preparaba, y lo preparaban otros, como caudillo de la Europa protes-tante en la gran confrontacin con las potencias de la Espaa de los Habsburgo, cuya amenaza gravitaba sobre el continente en los primeros aos del siglo xvn. No sabemos del todo cmo se propona manejar la situacin este joven adusto y reservado. Desde luego, y a diferencia de su padre, se propona seguir una lnea dura. Si con-fiaba, mediante una gran alianza protestante estaba en contacto con Christian de Anhalt y otros lderes protes-tantes e u r o p e o s e n romper el poder de los Habsbur-go y, hecho eso, terminar "las pendencias religiosas" por medio de alguna solucin de amplio alcance, sigue siendo un asunto que su muerte prematura, y todos los do-cumentos que destruy antes de morir, dejan sin respues-ta. El prncipe Enrique, quien puede haber parecido a sus entusiastas un hbrido de Enrique IV y el conde de Essex, habra involucrado a la "Gran Bretaa" paterna en una guerra que- la hubiera destruido, como quedaron destruidos otros pases europeos tras la guerra de los Treinta Aos? 0 habra evitado con sus acciones esa guerra y eliminado sus causas, como algunas personas tal vez equivocadamente crean posible? El prncipe Enrique es una gran interrogante histrica, comparable a otro Enrique, el de Navarra; es decir, Enrique IV, rey de Francia, cuyo asesinato el 14 de mayo de 1610, en vsperas de partir hacia Alemania en una gran empresa

    1 1 Vanse infra pp. 80-81.

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  • militar, deja sin respuesta la pregunta sobre qu intenta-ba hacer exactamente y si, de haberlo conseguido, hubiese sido distinto el transcurso de la historia europea.

    De hecho, hay una relacin ntima entre las dos inte-rrogantes, pues Enrique IV fue asesinado justamente un mes antes de que Enrique fuera nombrado prncipe de Gales. Enrique IV haba sido el gua a quien miraban los liberales europeos como el antdoto para la tirana de los Habsburgo: Jacobo I de Gran Bretaa mantuvo una alianza con l. La muerte de Enrique IV dejaba un lugar vacante en el liderazgo, que posiblemente hubiera podido ocupar luego el prncipe Enrique, joven como era, y para el cual incluso quiz estuviera preparndose con firme decisin.

    La conversin de Enrique de Navarra haba desperta-do en toda Europa grandes esperanzas de que estuviera cercana alguna solucin generosa al cisma religioso, como lo prefiguraba la aceptacin que hizo la Iglesia catlica del antiguo lder protestante. Giordano Bruno fue a Italia en 1592 lleno de esperanzas respecto al rey de Navarra,12

    slo para ser arrojado a las crceles de la Inquisicin y ms tarde quemado en la hoguera. Pese a retrocesos de este tipo, la Europa de principios del siglo XVII herva en esperanzas (no obstante los decretos del Concilio de T rento) de hallar alguna solucin conciliatoria a la des-unin religiosa. El prncipe Enrique no era el nico eu-ropeo que pensaba que era posible encontrar medios para dar fin a las "pendencias religiosas", pero acaso el plan consistiera en quebrantar primero los intolerantes po-deres de los Habsburgo mediante la intervencin mili-

    12 Bruno, p. 340.

    35

  • tar. Esta sera una actitud diferente de la poltica la paz por el sosiego de Jacobo I.

    La miniatura del prncipe Enrique (grabado l a ) , atri-buida a Isaac Oliver, hace pensar en un caballero le-gendario, severo por el peso del destino. El retrato en Magdalen College (grabado Ib) lo muestra poco antes de su muerte, plido y taciturno, envuelto en las prendas de la Jarretera. Esta figura triste, objeto de terribles espe-ranzas y anhelos, estaba a punto de salir de la vida y de la historia, dejando su tarea inconclusa.

    La imagen del prncipe Enrique como hijo del destino fue creada por la mascarada, el nuevo gnero que Iigo Jones popularizaba en la corte de los Estuardo. Las pri-meras mascaradas, o actos afines a este gnero, tramadas en torno al prncipe Enrique, cobraron la forma de ejer-cicios caballerescos en escenarios romnticos, y muestran a las claras que existe una lnea de continuidad entre los torneos isabelinos del da de la coronacin y esos ejer-cicios caballerescos del reinado de Eliza.

    La primera vez que el prncipe Enrique fue objeto sig-nificativo de la atencin pblica fue en enero de 1610, cuando tuvo lugar el espectculo conocido como "Las vallas del prncipe Enrique",13 en la Banqueting House, en Whitehall. Las "vallas" son un ejercicio en que los caballeros luchan a pie con una valla divisoria de por medio.14 Las "vallas" del prncipe Enrique eran a la vez

    1 3 Stephen Orgel y Roy Strong, Iigo Jones and the Theatre of the Stuart Court, Sotheby, Londres, 1973, I, pp. 159-165; Ben Jonson, Works, comp. por C. H. Herford y P. Simppon, Oxford University Press, 1937, VIL

    14 Tapestries, p. 90 y grabado VII.

    : - s 6

  • un verdadero ejercicio marcial, en el cual l demostr su preparacin en actividades caballerescas, y un espec-tculo teatral, o mascarada, escrito en verso por Ben Jonson, y cuyo tema se relacionaba mticamente con el joven prncipe en un escenario concebido por Iigo Jones. Dos de los diseos para la mascarada de Jones, que an se conservan, pertenecen al escenario de "Las vallas del prncipe Enrique".

    La primera escena mostraba un palacio en ruinas (gra-bado 2 ) , cuyo deterioro aluda a la decadencia contem-pornea de la caballera. Las palabras de Ben Jonson en la escena inicial de la mascarada explican la decoracin; es la "Casa de la caballera" que "parece en decadencia o, mejor, en ruinas". A la izquierda est una tumba, la de Merln, smbolo de la magia y la sabidura perdidas en el palacio de la caballera perdida. Pero Merln se ''varita de su tumba y convoca al hroe que restituir a la caballera su gloria anterior, Meliado, Seor de las Is-las o, dicho de otro modo, el prncipe Enrique.

    La escena cambia luego a otra que ilustra el renaci-miento o restauracin de la caballera (grabado 3 ) . Mues-tra el "Prtico de San Jorge", suntuosa capilla dedicada a San Jorge, santo patrn de Inglaterra y de la Orden de la Jarretera. En contraste con la ruina de la Casa de a Caballera en la escena anterior, el Prtico de San orge resplandece indemne y, para subrayar la alusin, la doncella Caballera, desde la derecha, y saliendo de na cueva en que ha estado prisionera, despierta de su

    -ueo, inspirada por la presencia de Meliado y sus ca-balleros. "Rompeos, puertas herrumbrosas por tanto tiem-po clausuradas", exclama la Caballera,

    37

  • y de las playas de todo el mundo vengan los caballeros, como una

    creciente, a estas l i zas . . .

    Estas palabras anunciaban las "vallas" donde el prn-cipe Enrique y su tropa mostraban su gracia y destreza.

    Las palabras de Ben Jonson, en los parlamentos escri-tos para este espectculo, explican que los decorados sig-nifican la decadencia de la caballera y su restauracin por el prncipe Enrique, y prestan a ste y al rey, su padre, todo el peso legendario de la mitologa de los Tu-dor. Los parlamentos evocan los das del rey Arturo, em-perador de una Britania unida. La Dama del Lago narra la historia de la antigua grandeza de la corte arturiana. Arturo mismo hace su aparicin y proclama la llegada de alguien ms grande que l. Una parte considerable del dilogo corresponde al mago Merln, cuyo poder tambin renace y cuyas profecas comienzan a cumplirse.

    Jacobo, la reina y sus otros dos hijos asistan al es-pectculo. Se pretenda, en primer lugar, que la figura de un Arturo resurrecto y de mayor talla se refiriese al rey. Se saluda en l al descendiente de Enrique VII, quien era realmente un antepasado de Jacobo y que, en cuan-to rey de la casa Tudor, la heredaba, junto con el de-recho al trono de Inglaterra toda la pompa de los Tudor que remontaba su ascendencia al Bruto troyano y al rey Arturo.15 A travs de Enrique VII, Jacobo tiene acceso a las tradiciones del gobierno de los Tudor tal como las expresa "la gran Eliza".

    1 5 T. D. Kendrick, British Antiquity, Methuen, Londres, 1950, pp. 34 5S.; Astraea, pp. 50 55.

    38

  • Esas glorias llegan a la generacin presente gracias al prncipe Enrique, restaurador de la Caballera y hroe de las vallas. l "dar fin a todas las pendencias"; las esferas vuelven a la armona; en el luminoso palacio del Prtico de San Jorge aparecen Enrique y sus caballeros, que rescatan de la cueva a Dama Caballera. Merln lee el lema en el escudo de Enrique y recita la nombrada de sus antepasados britnicos. Britania fue "el nico nombre que hizo huir a Csar". Se menciona el presunto pareci-do del prncipe Enrique con Enrique V:

    Harry el quinto, a cuyo rostro tanto os parecis . . .

    El prncipe Enrique es heredero de las glorias de Agin-court y de la gran victoria en poca de Eliza: la derrota de la Armada en 1588.

    Al final, Merln incluye en su panegrico al hermano menor de Enrique (el futuro Carlos I) y a su hermana, ia princesa Isabel, que con sus padres vean la escena, ^e menciona el futuro matrimonio de la princesa, y se augura un destino glorioso para sus descendientes:

    Esa doncella regia, cuya figura pudiera traer la guerra al mundo, y hacerlo arriesgar todo por su belleza, ser madre de naciones, de las que casi sern rivales sus prncipes. . .

    Poco falt para que esta profeca acertara, pues Isa-bel, como reina de Bohemia, habra de presenciar el ini-::o de la guerra de los Treinta Aos, y sus descendientes -';cron los reyes hannoverianos de la Gran Bretaa.

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  • Fue as como el prncipe Enrique inici su carrera en el escenario del mundo, como hroe teatral, heredero de Bruto y de la mitologa de la historia britnica, resca-tante a la Caballera de una cueva en presencia de la familia real.

    La nota que vibra en "Las vallas del prncipe En-rique" contina sonando en el simbolismo de los festiva-les, celebrados hasta el ao mismo de su muerte. Es un simbolismo que confiere preeminencia a la generacin an-terior en cuanto monarca, Jacobo debe recibir siempre los honores que merece, pero la segunda, la de sus hijos, aparece como la de los herederos de la promesa. Enrique e Isabel, jvenes de personalidad brillante y atrac-tiva apariencia, se ven al lado de sus padres como la es-peranza del futuro.

    El 4 de junio de 1610 Enrique es consagrado prncipe de Gales.

    Como en el mes anterior, segn se mencion, haban asesinado a Enrique IV de Francia, el joven prncipe de Gales, por sus opiniones ya conocidas y la fuerza de su carcter, centr en s el inters tanto de la Gran Bretaa como de Europa en general, Entre los festejos por su coronacin como prncipe de Gales hubo un espectculo de fuegos artificiales. Un contemporneo afirma que casi medio milln de personas lo vieron.16 La cifra parece excesiva, y la afirmacin acaso diga tan slo que en Lon-dres se reunieron multitudes desusadas para la poca.

    1 6 "A Relation of the formalities and Shews raade at the Crea-tion of Henry Prince of Wales, on the 4th June 1610" en Ralph Winwood, Memorials of Affairs of State in the Reigns of Q. Eli-zabeth and K. James I, Londres, 1725, III, p. 181.

    40

  • Qu mostraron esos fuegos artificiales en el cielo noc-turno a las ansiosas multitudes? Al parecer no existe descripcin alguna del tema de esos fuegos de artificio, pero dos aos ms tarde, poco despus de morir Enrique, los artilleros del rey ofrecieron un espectculo de piro-tecnia en honor del compromiso de su hermana con el elector palatino, y esta descripcin s se conserva. El tema era San Jorge como caballero que libra a una doncella en peligro.17 Cabe preguntar si tal funcin no repeta la ofrecida en honor del prncipe Enrique. Ciertamen-te. la aparicin de San Jorge brillando en el cielo como un caballero de la Cruz Roja habra convenido al tema de las "vallas", donde los liberadores de la Caballera sur-gen del Prtico de San Jorge.

    Los temas de las "vallas" de enero de 1610 se conti-iuaron en "Oberon, The Fairy Prince" ("Obern, el prn-cipe encantado"), mascarada en honor del prncipe En-rique ofrecida en la corte en enero de 1611, con texto de Ben Jonson y escenario de Iigo Jones.18 Jacobo volva a -er el rey Arturo, que todo lo presida, y Enrique era Obe-rn, prncipe encantado rodeado de caballeros encanta-dos. En la primera escena se vea una gran roca (graba-do 4 ) , que en la escena siguiente se abra para revelar un palacio encantado (grabado 5) , de diseo clsico pre-suntamente britnico o de los tiempos del rey Arturo.18

    Era el hogar de los caballeros de Arturo, que alguna vez ueron los ms nobles de la Tierra y a los que hoy reani-

    maba un segundo nacimiento. Todo el palacio se abra

    " RE, pp. 3-4. 1 8 Orgel y Strong, I, pp. 205-216; Jonson, Works, VII.

    Theatre, p. 175.

    41

  • para descubrir la "nacin de las hadas" y, muy a lo lejos, los caballeros enmascarados guiados por Obern en un carro.

    As, el tema del resurgimiento de la caballera en la nueva generacin en el prncipe encantado, hijo de Arturo-Jacobo, vuelve de nuevo en esas figuras de le-yenda que surgen de rocas o de cuevas. Y la imaginera prodigiosa de "Obern" recuerda la de la "reina de las hadas", a Eliza, herona del poema caballeresco de Spen-ser. Una vez ms, se ve en la nueva generacin un re-nacimiento de los valores del pasado isabelino.

    La fuente de la leyenda "britnica" que tanto aprove-charon los Tudor y luego los Estuardo fue, desde luego, la famosa Historia de los reyes de Britania, escrita por Geoffrey de Monmouth 20 en el siglo xn, que narra la emocionante historia de cmo Bruto, descendiente del Eneas troyano, llega a la isla de Albin y funda la estirpe de los reyes britnicos que culmina con el rey Arturo. A principios del siglo xvi Polydore Vergil 21 cuestion la au-tenticidad de la Historia de Geoffrey, que desde entonces ha recibido otras crticas. Sin embargo, emotivamente era tan necesaria como base de 3a leyenda imperial tudor, con que esta familia poda competir con otras dinastas eu-ropeas en demostrar el origen troyano de su linaje,22 que las crticas se pasaron por alto, y la "historia britnica" continu firmemente arraigada en la imaginacin isabe-

    2 0 Geoffrey de Monmouth, The History of the Kings of Britain, trad. de I.ewis Thorpe, Penguin Book, 1966.

    2 1 Kendrick, pp. 79 ss.; Astraea, pp. SO, 132. 2 2 Franco fue el mtico antepasado troyano de los reyes de Fran-

    cia. Vase Astraea, p. 132 y grabado 19a (representacin de Franco en un prtico real francs) .

    42

  • lina. Con el desarrollo de la crtica histrica, habra sido de esperar que para principios del siglo XVII la fuerza de las leyendas britnicas se hubiera debilitado, pero, como vimos, al ser adscritas a los Estuardo conservaron su fuerza y su importancia. La insistencia en la continuidad legendaria de la nueva dinasta con la anterior casa rei-nante ayudaba a facilitar, desde el punto de vista afec-tivo, la transferencia de lealtades.

    La reanimacin de la "historia britnica" en los es-pectculos cortesanos en honor del prncipe Enrique te-na como trasfondo otras obras de la poca afanadas en vincular a los Estuardo con el mito de los Tudor. Uno de los ms importantes entre ellos fue el poema Polyolbion (Poliolbin), de Michael Drayton,23 una extensa descrip-cin de la isla de Albin, llamada desde no hace mucho ' Gran Bretaa"; de sus costas, colinas, ciudades y, so-bre todo, ros. El poema es a la vez topogrfico e his-trico, descripcin enamorada de las bellezas de la isla maravillosa, que tambin evoca su historia. Y, para Dray-ton, la historia de Albin es la historia britnica de Geof-rey de Monmouth.

    En 1612, ao en que muere el prncipe Enrique, se publica la primera parte del Poliolbin, dedicada a l. La pgina titular (grabado 6) muestra a la Gran Breta-a, una dama sentada sobre una isla en el ocano; su manto es un mapa de sus ciudades, corrientes y bosques. T a rodean sus antiguos gobernantes, a los que se describe :n el poema que est frente a la pgina titular. Arriba

    - 3 Michael Drayton, Polyolbion, en Michael Drayton, Works, jrap. J. W. Hebel y K. Tillotson, Oxford University Press,

    IV.

    43

  • a la izquierda est Bruto, descrito como sobrino de Eneas. Bruto sostiene un escudo cuyas armas no estn claras en la ilustracin, pero el poema informa que son

    en campo de oro el len transita.

    El len era el animal herldico de Bruto, el antepa-sado britnico.24 Frente a Bruto est Csar, que represen-ta la conquista y el gobierno romanos de Britania. De-bajo de Bruto la figura representa un sajn y el dominio sajn; frente a l tenemos un normando, que introduce otro linaje. Pero ahora la Gran Bretaa ha "mudado su amor por aquel cuyo linaje an gobierna". Esta es la ltima lnea de los versos que explican el frontispicio y unen el diseo con los Estuardo reinantes, herederos, como los Tudor, de la descendencia de Bruto.

    Pasado el frontispicio encontramos en la pgina siguien-te la dedicatoria del libro: al "Eminente y poderoso En-rique, prncipe de Gales"; volvemos la hoja y nos encon-tramos ante un grabado del prncipe (grabado 7 ) . Nos muestra a Enrique el caballero, a sus pies su yelmo em-plumado, ejercitndose en actividades militares. Es el En-rique de las "vallas" y de "Obern", esperanza del futuro, como lo proclaman los versos de la pgina si-guiente :

    Britania, contempla en este retrato a Enrique, gran esperanza, recreo del mundo.

    Drayton fecha el prefacio de este libro en mayo de 2 4 El Len como arma de Bruto qued incorporado a las armas

    reales de la reina Isabel I. Vase Kendrick, British Antiquity, gra-bado XI.

    44

  • 1612. Seis meses ms tarde morira la gran esperanza de Britania y recreo del mundo.

    El autor de Poliolbin, despreocupado y prolijo, lleva al lector en una visita guiada por la Albin de Shakespeare: por sus llanuras regadas por muchos arroyos; sus ado-rables flores silvestres, sus bosques y colinas, y cita, a medida que lo seguimos, las leyendas romnticas y la historia "britnica". Por ejemplo, cuando en su itinerario el poeta llega a Milford Haven, en Pembrokeshire, se ex-playa en el hecho de que ah desembarc Enrique VII, el Tudor. Y esto, desde luego, lo envuelve en la historia bri-tnica, en la profeca de que la antigua raza britnica volvera para gobernar entre los Tudor y despus entre los Estuardo.25

    . . . porque los Poderes revelaron as que cuando al fin decaiga en fuerza el linaje normando

    pues el destino limita el tiempo) la antigua raza bri-tnica

    volver a ocupar el trono soberano; rama venida de Bruto, la cima imperial ganar,

  • que VII como antepasado comn, une a los Estuardo con los Tudor. Enrique VII y su desembarco en Milford Ha-ven fueron de la mayor importancia en la adaptacin del mito de los Tudor a los Estuardo.

    Con el Poliolbin de Drayton se imprimieron prefacios y comentarios sumamente eruditos de John Selden, el an-ticuario. Son importantes porque describen la adaptacin estuardiana de los mitos "britnicos" a la luz de la in-vestigacin anticuara e histrica de aquel entonces. Sel-den manifiesta su conocimiento de toda la literatura en pro y en contra de la historia britnica. En cuanto eru-dito, saltan a la vista sus dudas respecto a la leyenda de Bruto, pero la acepta por su verdad potica, y defiende y admira a la musa de Drayton cuando vuelve a contar los mitos antiguos y los relaciona con elegancia a la l-nea real en el poder. Su actitud es en todo la de Ronsard, quien en 1570 escribi un poema pico, La fraudada, en honor de Franco, el antepasado troyano de los reyes fran-ceses, en cuya existencia real no crea, pero cuyo uso como leyenda en la poesa patritica justificaba.26

    Las notas de Selden merecen un estudio cuidadoso. Por ejemplo, en su comentario al verso

    a esta bien dispuesta baha de Milford. . . ,

    menciona las "Profecas del guila".27 Supuestamente ex-presadas por un guila, y mencionadas por Geoffrey de Monmouth, se supona que, junto con las de Merln, pertenecan a la preparacin proftica para el regreso de

    26 Astraea, pp. 132-133. 2 7 Drayton, Works, IV, pp. 106-107.

    46

  • la raza britnica entre ios Tudor.28 Selden trae a colacin las "profecas del guila" (mencionadas anteriormente por Drayton) en relacin con Enrique VII y sus descendien-tes, los Estuardo.

    Es evidente que Drayton y sus comentadores estn muy cerca, en espritu, de las mascaradas montadas en la corte antes de morir el prncipe Enrique. Los mapas que de-coran el Poliolbin estn animados con graciosas ninfas de los ros, que bien pudieran recordar la mascarada del "Festival de Tetis", ofrecida en la corte en junio de 1610 con motivo de haberse coronado a Enrique prn-cipe de Gales. Las damas de la corte representaban a las ninfas de los ros ingleses (y la princesa Isabel al Tme-sis). Los mapas que ilustraban el Poliolbin, con sus nin-fas en graciosas poses de danza, de seguro reflejaban el espritu de mascarada, como lo reflejan las complicadas descripciones que Drayton hace de los trajes llevados por las ninfas fluviales.

    En Drayton y Selden hay ecos frecuentes de Spenser. Pertenecen al espritu del resurgimiento isabelino que ro-deaba a Enrique e Isabel. La publicacin en 1612 29 del poema lo seala como una de las manifestaciones del mo-vimiento, tan prematuramente agostado por la muerte de Enrique.

    Eos roces y las tensiones inherentes a las diferencias entre : enfoque y la poltica de Jacobo, y las esperanzas y en-

    2 5 Geoffrey de Monmouth, ed. cit-, pp. 80, 283; cf, la introduc-en de Thorpe, p. 23.

    Drayton haba estado escribiendo durante aos antes de pu-, . :ar. Vase B. H. Newdigate, Michael Drayton and his Circle, -ford University Press, 1961, pp. 158 ss.

    47

  • tusiasmos de un gran nmero de sus subditos en ninguna otra cosa fueron tan visibles como en los proyectos de boda para sus hijos. Fiel a su poltica de apaciguamiento, Ja-cobo se inclinaba por casar a uno de ellos en el mundo hispano-catlico de la Europa dividida, y al otro en el bando protestante. A partir de 1604 comenzaron a explo-rarse proyectos para casar al prncipe Enrique con una princesa espaola o una princesa de la casa de Saboya, sujeta a la influencia espaola, y a la princesa Isabel con un prncipe protestante.30 Enrique pareca dcil y dis-puesto al matrimonio con quien decidieran sus mayores, aunque desde prisin su amigo Walter Raleigh arguyera vigorosamente en contra de una alianza espaola.81

    La impopularidad de ese compromiso es comprobable en muchos lugares, en especial en la obra Philaster (Fi-laster), de Beaumont y Fletcher. La primera referencia a esta obra es de 1610 (no se imprimi hasta 1620) .S2

    Por tanto, pudo haber sido escrita cuando el prncipe Enrique comenzaba a descollar. Hay en ella una posible alusin al buque que Phineas Pett construa para el prn-cipe. La obra se refiere a una propuesta de alianza espa-ola, favorecida por un rey que manda sobre dos reinos y que desea casar a su hija, Aretusa, con un prncipe es-paol. Filaster, quien ama a la princesa, se opone deci-didamente al compromiso. La situacin es similar, aunque no del todo igual, a la que se daba entre Jacobo y sus

    3 0 Willson, pp. 282-283. 3 1 Walter Raleigh, "Politique Discourse, my way o a Dispute

    about the happiest Marriage for the noble Prince Henry", incluido en Somers, Tracts, II, pp. 199 ss.

    3 2 Beaumont y Fletcher, Philaster, comp. Andrew Gurr, Me-thuen, Londres, 1969, Introduccin, pp. xxvi ss.

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  • hijos, pues Filaster no era hermano de Aretusa. No obs-tante, este enfrentamiento entre una generacin real an-terior que desea un casamiento espaol y una generacin joven que no lo desea, se parece lo suficiente a la situacin existente para sugerir que Filaster pudiera pertenecer al mundo de quienes apoyaban al prncipe Enrique y al tipo de caballera isabelina renaciente que l representaba.

    Filaster est lleno de ecos de Philip Sidney, el hroe de la caballera protestante isabelina. El nombre mismo del hroe alude a Astrofel, amante de una estrella, que era el seudnimo de Sidney. Adems, por su estilo y sus te-mas, Filaster recuerda en todo a la Arcadia, la aventura romntica de Sidney. Los personajes vagan por paisajes pastoriles, mostrando sus pasiones romnticas y su apego a un cdigo sidneiano de puritanismo caballeresco. La excepcin es el prncipe espaol, al que objetan Aretusa y Filaster por ser lascivo y vil. ste no tiene inconvenien-te en seducir a la prostituta, Megra; la incontinencia de esos dos cuerpos contrasta con la pureza y la integridad celestiales de Filaster y Aretusa. De seguro que en la at-msfera de aquellos tiempos, de pasiones excitadas ante los matrimonios hispano-catlicos propuestos para los hi-jos de Jacobo, la alusin era transparente. La boda espa-ola significaba darle alas a la ramera de Babilonia. Filaster representaba a Sidney y a la tradicin caballeres-ca isabelina.

    El prncipe Enrique logr evitar esa boda espaola porque muri soltero en 1612. Pero antes de ocurrir ese suceso trgico, cobr realidad la otra mitad de la poltica nupcial de su padre, es decir, el casamiento de la hija con un prncipe protestante.

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  • El 16 de octubre de 1612, como prometido de la prin-cesa Isabel, el joven elector palatino del Rin, principal elector laico del Imperio y cabeza de la Liga de Prnci-pes Protestantes Alemanes, desembarc en Gravesend.33

    Al prncipe Enrique le interesaba profundamente ese com-promiso y estaba en contacto con activistas protestantes que impulsaban la poltica de la Liga Protestante. Al ir creciendo el prncipe, se fortaleca en l la oposicin a un matrimonio espaol. Se dijo que se propona acompaar a su hermana a Alemania y all casarse con una princesa protestante alemana.34 Esos importantes asuntos, tan vi-tales para Europa en aquella coyuntura, fueron presenta-dos en Londres como romances. Entre el prncipe y su hermana haba lazos tiernos; el elector palatino, un jo-ven bien parecido, estaba enamorado de su bella prometi-da. Era una situacin arcdica entre hermano, hermana y amado, pero el manto arcdico, el aura de drama e idi-lio, ocultaba realidades mortales, las de la situacin eu-ropea prevaleciente en que las potencias de los Habsburgo se unan y el bando opuesto reuna sus fuerzas. Y lo ms importante en aquella situacin era saber qu posicin adoptaran Jacobo y la "Gran Bretaa".

    El 17 de noviembre de 1612, slo un mes despus de que llegara el elector palatino, mora el prncipe Enrique a los diecinueve aos. El elector tena poco ms o menos la misma edad y la princesa Isabel era algo ms joven. Ese grupo de jvenes, la esperanza del futuro, reciba un golpe demoledor. Su miembro ms fuerte era eliminado

    3 3 En lo que toca a noviazgo, boda y festividades relacionadas con esos actos, vase Nichols, II, 1826; RE, pp. 2-7.

    34 Calendar o State Papers, Venice, Vol. XII, p. 450.

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  • de la manera ms repentina e inesperada del escenario de este mundo y sin haber tenido tiempo de desempear su papel. Su muerte fue un desastre para la poltica pro-testante alemana y para todo el movimiento europeo de oposicin a las potencias de los Habsburgo. El hecho asus-t a Jacobo, ya atemorizado por la Conspiracin de la Plvora y por la muerte de Enrique IV de Francia. Aun-que se sospech que la suya fuese una muerte provocada, al parecer el prncipe muri de fiebre tifoidea. Su repen-tina desaparicin fue un choque del cual nunca se recu-peraron vastas empresas cuyo destino penda de la ba-lanza. Imprimi en el prometedor matrimonio de su her-mana el presagio de un desastre.

    Tras la muerte de Enrique continuaron los preparati-vos para el casamiento, aunque la fecha se pospuso. Se celebr una ceremonia de compromiso y finalmente, el 14 de febrero de 1613, se llev a cabo la boda en la capi-lla de Whitehall. El aspecto protestante y religioso de la esplndida ceremonia, a la que asisti una brillante con-currencia no se le escap a nadie. Para el arzobispo Ab-bot, quien se encarg de la ceremonia, la ocasin seal un momento culminante de la influencia anglicana en Eu-ropa. El palsgrave (como se llamaba en Inglaterra al elec-tor palatino) pronunci en ingls las palabras del servicio anglicano. Aunque calvinista, tena profundas afinidades con el anglicanismo y sostuvo muchas conferencias con el arzobispo. El aspecto poltico quedaba subrayado por el hecho de que la Sala de Banquetes de Whitehall estuviera decorada con tapices que representaban la derrota de la armada espaola. Este recordatorio del triunfo de 1588, gloria del reino de Eliza, pareca restituir el liderazgo

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  • isabelino sobre Espaa. Los embajadores espaol y fla-menco demostraron con su ausencia su desaprobacin del matrimonio. Tal vez oyeron los rumores que corran por algunos lugares: que los defensores de esta boda anglo-palatina abrigaban esperanzas de debilitar el dominio de los Habsburgo sobre el Imperio.35 Por aquel entonces, en Europa circulaban muchas suposiciones sobre posibles cambios en el Imperio tras la muerte de Rodolfo II en 1612. Se afirmaba que su muerte podra abrir la puerta a cambios apocalpticos.30

    Sin embargo, algo pareca claro: al casar por fin Ja-cobo a su hija con el jefe de la Liga de Prncipes Pro-testantes Alemanes, pareca haberse decidido finalmente a darle apoyo a ese bando. Los entusiastas de la tradicin isabelina no caban en s de regocijo.

    Se vio en la joven novia un renacer del fnix, un re-greso a la vida del fnix, de la reina Isabel I y de todo lo que sta representaba. Sobre la princesa Isabel se amontonaron los smbolos que se haban usado con la

    8 5 En marzo de 1612 un corresponsal de Ralph Winwood le escribi desde Bruselas informndole que en la ciudad se hablaba mucho de "nuestra feliz unin al Palatinado; estos hombres [los catlicos de Bruselas] estn rabiosos, pues en verdad temen que nos propongamos arrancar el Imperio de las manos austracas" (Winwood, Memorials, III, p. 439) .

    El embajador veneciano en Londres anot como significativo, en mayo de 1612, que en el interregno existente en el Imperio, tras la muerte de Rodolfo, el elector palatino ocupara el puesto de Vi-cario imperial (Calendar of State Papers, Venice, Vol. XII, p. 439) . Los rumores que corran por Europa acerca de cambios profundos e inminentes en el Imperio, tras la muerte de Rodolfo, ayudaron a darle un significado imperial misteriosamente "prof-tico" a la boda anglo-alemana.

    38 RE, pp. 16-17.

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  • reina Isabel, en especial aquel del fnix. Era la novia-fnix, en quien la reina virgen era joven una vez ms al renacer como novia. "Levntate entonces, bella novia fnix", exclama John Dee en su "Marriage Song on the Lady Elizabeth and the Count Palatine" (Cancin matri-monial para lady Isabel y el conde palatino),37 y subraya el punto de que en la novia fnix renace el viejo fnix, la reina Isabel I. Esto significa

    que una gran princesa cae, pero no muere.

    La vieja reina vive una vez ms en esta Isabel nueva, a quien aguarda un gran destino.

    As, alrededor de la figura de la joven Isabel se acu-mularon muchas esperanzas y alusiones sobre su boda. Como novia pura, tambin representaba una Iglesia pura, un renacer como fnix de la reina Isabel con la forma de esta novia, heredera del destino religioso-imperial y alguien que tal vez tuviera un destino an mayor que el de la reina virgen.

    De acuerdo con una descripcin de la boda de la prin-cesa Isabel, la novia vesta38

    una corona de oro refinado, imperial por las perlas v diamantes de su adorno, tan profundamente engastadas que resaltaban como brillantes pinculos sobre -u cabello color mbar, que en trenzas pendientes colgaban hombros abajo hasta la cintura.

    3 7 John Donne, "Epithalamium, or Marriage Song on the Lady Elizabeth and the Count Palatine", Poems, comp. H. J. C. Grierson, Oxford University Press, 1912, I pp. 127-131.

    38 Nichols, pp. 542-543; cf. RE, p. 4.

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  • Hay un retrato, que segn se dice es de la reina Isa-bel I, que viene insistentemente a la memoria cuando pensamos en la princesa Isabel en el da de su boda. Se trata del llamado "Retrato Rainbow", en Hatfield House (grabado 8 ) . Varias veces en el pasado intent estudiar-

    lo examinando la cantidad de smbolos de la reina Isa-bel I que tiene,39 y elucidar si el extrao tocado fue copia de un grabado que representa una "novia tesalnica".40

    En el tocado, y no en el grabado del cual est copiado, hay joyas que forman una corona imperial. Conjetur que el retrato podra reflejar alguna expresin alegrica de la reina Isabel I en un torneo del da de la corona-cin. El guantelete del techo sugiere un mbito caballe-resco.

    Se ha dado al retrato la fecha tentativa de 1600 (no tiene ninguna). Pero el rostro es demasiado joven para la edad de la reina Isabel en aquel entonces y parece copiado de alguna representacin de la reina cuando "joven".41

    Despus de esto, Ren Graziani42 hizo un estudio de-tallado del retrato, y subray con insistencia el largo ca-bello de la modelo. Las novias llevaban el pelo largo y esto, unido al peinado tipo "novia tesalnica", hace

    3 9 "Allegorical Portraits o Queen Elizabeth I at Hatfield", Hat-field House Booklet, 1952, reimpreso en Astraea, pp. 215-219.

    4 0 "Boissard's Costume-Book and Two Portraits", Journal of the Walburg and Courtauld Institutes, XXII, 1959, reimpreso en Astraea, pp. 220-221.

    4 1 Roy Strong, Portraits of Queen Elizabeth / , Oxford Univer-sity Press, 1963, pp. 84-85.

    4 2 Ren Graziani, "The 'Rainbow Portrait' of Queen Elizabeth I and its Religious Symbolism", Journal of the Warburg and Court-auld Institutes, XXXV, 1972, pp. 247-259.

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  • pensar a Graziani que se trata de un retrato de prome-tida que l interpreta como una alegora religiosa en la que la reina Isabel I es la novia de Cristo.

    Propongo ahora que el "Retrato Rainbow" representa a la princesa Isabel como novia, con el cabello suelto. En tal contexto seguira entendindosela como una Isabel I "joven", reconstruida a partir de una mscara "joven", pero la reconstruccin se referira al renacimiento de la reina Isabel como la joven "novia fnix", con su tocado nupcial-imperial y un suave despliegue del arco iris de la paz. El carcter intensamente religioso de la alegora seguira siendo muy propio de la princesa Isabel como novia que representa a una Iglesia pura.

    Los lamentos por la muerte del prncipe Enrique se mezclaron con las alegras por el matrimonio de la her-mana, glorificado mediante una produccin extraordina-ria de arte dramtico. La noche de la boda se present una mascarada con texto de Thomas Campion y escena-rio de Iigo Jones;43 en ella haba una exposicin ma-ravillosa de la armona de las esferas, clara alusin a la armona por establecerse gracias a la boda, e inclua una profeca solemne hecha por una sibila, que se refera a los reyes y emperadores que surgiran de esa unin entre Alemania y Gran Bretaa. La unin de aquella pareja representaba la unificacin de pueblos en el culto reli-

    oso y en un amor sencillo. Quiz esa mascarada mos-trara algunas de las esperanzas del fenecido prncipe En-rique de terminar con las "pendencias religiosas". Tal vez signific un problema para los organizadores de esas

    4 3 Thomas Campion, "The Lords' Masque"; Orgel y Strong, I, -:>. 241-252; RE, pp. 5-6.

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  • festividades revisar u omitir alusiones al prncipe muer-to; de hecho, ste las haba ordenado*4 para celebrar la boda de su hermana, y probablemente fueron preparadas an en vida de l.

    Un extraordinario privilegio dramtico les fue conce-dido al elector palatino y a la princesa durante la tempo-rada navidea de 1612 antes de su boda: asistieron en la corte a una serie de obras presentadas por King's Men, la compaa de Shakespeare. De ellas seis eran de ste, incluyendo dos de las ltimas: Cuento de invierno y La tempestad. Algunos piensan que la mascarada de La tem-pestad le fue agregada a una versin anterior de la obra para ajustara a la presentacin ante los prometidos.45

    Shakespeare mismo estaba en Londres por aquel tiempo. En los tres siguientes captulos-conferencias se argu-

    mentar que las ltimas obras de Shakespeare pertenecen a la atmsfera de resurgimiento isabelino que rodeaba a la joven generacin real. Los sucesos y movimientos que he descrito y, sobre todo, la imaginera que los acompa-a, podran ser una gua esencial para entender el signi-ficado de las imgenes de esas obras.

    4 4 Vase infra p. 82. 43 The Tempest, comp. F. Kermode, edicin en rstica de Ar-

    den, 1964; Introduction, pp. xxii-xxiii.

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  • II. "CIMBELINO

    "CIMBELINO", aparecida por primera vez en el Folio de 1623, fue incluida por los compiladores con las tragedias, decisin curiosa dado que tiene un final feliz. Se trata de una obra extraa, un romance tipo mascarada o, si he-mos de llamarla historia, una "historia britnica''. El hroe titular, Cimbelino, aparece en la Historia de los re-yes de Britania, de Geoffrey de Monmouth, como uno de los predecesores del rey Arturo en el trono, en pocas ante-riores a la conquista de Britania por los romanos.1 Otro de esos reyes britnicos antiguos fue Lear, de quien, junto con las tres hijas, brevemente cuenta la historia Geof-frey, historia que aguijone la imaginacin de Shakes-peare y que produjo resultados tan sorprendentes. Cim-belino tena dos hijos, Guiderio y Arvirago; con algunas variaciones, y con base en Geoffrey, Holinshed cuenta su leyenda. Los dos eran jvenes fogosos que se opusieron a los romanos y rehusaron pagarles tributo. Shakespeare tom los nombres de Cimbelino y sus dos valientes hijos, tal como haba tomado los de Lear y sus tres hijas, y permiti a su imaginacin que jugara con ellos del modo ms extrao.

    De acuerdo con Geoffrey, el punto ms significativo

    1 Geoffrey de Monmouth, The History of the Kings o} Britain, rad. de Lewis Thorpe, Penguin Books, 1956, p. 119; cf. Cymbe-

    "ne, comp. de J. M. Nosworthy, edicin en rstica de Arden, 1955, Introduction, pp. xvii-xviii.

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  • respecto al rey Cimbelino es que su reinado, en Britania, coincidi con el de Csar Augusto en Roma y que, por tanto, fue en su tiempo cuando naci Cristo. As lo ex-presa Spenser cuando repite los nombres de los reyes en la historia britnica:2

    Luego de l rein Tenancio, y luego Kimbelino, tiempo en que el Seor eterno en barro mortal fue concebido para de Adn la infeliz descendencia purgar de culpa por el crimen pecaminoso: ah, feliz memoria de tiempos pasados, de gracia celestial en abundancia concedida (oh, canto en exceso elevado para mi rima pobre). A poco de esto contra los romanos hizo guerra, pues su tributo se neg a pagar.

    Este pasaje es el germen de Cimbelino, tanto en lo que se refiere a los elementos bsicos de un relato basado en la historia britnica como a su significado espiritual. Tal significado tiene que ver con nuevas revelaciones espirituales, con nuevos indicios de lo divino ocurridos durante el mandato del rey britnico. Shakespeare haba aprovechado ya la historia de Lear para contar un vasto drama espiritual. La historia de Cimbelino se prestaba con mayor claridad a la expresin de intuiciones relacio-nadas con el mundo espiritual, con el surgimiento de una revelacin nueva parecida a la de Cristo.

    Shakespeare se serva de esas lneas de pensamiento apegadas a la interpretacin tradicional de la idea de imperio que santificaban y cristianizaban el Imperio ro-mano porque Cristo haba elegido nacer durante el reinado

    2 Faerie Queene, II, x, 50-51.

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  • de Csar Augusto. Se santificaron la justitia y la pax im-periales universales gracias a tal nacimiento y a que se interpret que la profeca de Virgilio en la cuarta gloga se aplicaba a la paz y la justicia de la edad de oro au-gusta, pero tambin al nacimiento de Cristo, Prncipe de la Paz, en esa misma poca.3 Tal interpretacin cristiani-zada del Imperio, junto con el simbolismo que la acom-paaba, fue muy conocida en la Inglaterra de los Tudor, donde era parte integral de la propaganda que se haca al monarca, quien haba llevado a cabo la reforma de la Iglesia. El nombre de "Astrea", la virgen de la justicia que rein en la edad dorada y que se le haba dado a la reina Isabel I, no slo significaba que era una gober-nante justa en el sentido temporal, sino la gobernante imperial justa, tan esperada por Dante, que haba refor-mado la Iglesia.4 Interpretar el reino de Cimbelino como contemporneo del de Augusto, en el cual Cristo haba nacido, le daba un aire sagrado; acercaba el reino sacro britnico al reino sacro de Csar Augusto; una las leyen-das sacras del Imperio britnico y del Imperio romano en una nueva fusin de Britania y Roma. Esto es justa-mente lo que sucede en Cimbelino, a quien domina la visin de un guila imperial romano-britnica.

    Uno de los aspectos ms palpables e incontrovertibles de la perspectiva vital de Shakespeare, es su creencia de que la sociedad est atada a la monarqua como principio del orden, como el instrumento que por decisin divina mantiene en la tierra un orden justo que se corresponde con la ley divina del cosmos. Y en sus imgenes queda

    3 Astraea, pp. 3 ss. * Ibid., pp. 29 ss.

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  • insinuado con claridad que esa visin que tena Shakes-peare de la monarqua va ms all de lo meramente na-cional y abarca vastas regiones de orden, o desorden, es-piritual universal. Por tanto, es natural y correcto hablar de un "tema imperial" en lo que se refiere a Shakespeare, y de hecho The Imperial Theme es el ttulo de un conocido libro de G. Wilson Knight,5 quien examina la imaginera del reinado que hace Shakespeare, la majestad divina y csmica con que inviste el oficio real, las sorprendentes descripciones de un lapso transcurrido en el caos y la confusin tempestades y desrdenes en el cosmos, tem-pestades y desrdenes en el Estado cuando falla el man-dato real. Los estudiosos de Shakespeare parecen desco-nocer que esta imaginera del Imperio en sus aspectos sagrados fue base de la propaganda tudor, raz del simbo-lismo empleado en retratos y festividades relacionadas con la reina Isabel I. En la propaganda de la poca de Sha-kespeare surgieron esas imgenes de un imperio univer-salmente puro o impuro, relacionadas con la reforma de la Iglesia. Y uno de los principales medios de propagan-da utilizadados por la reforma tudor de la Iglesia fue su apelacin a la historia britnica, a la leyenda arturia-na y su expresin caballeresca, y a la misin que tenan los caballeros de difundir el orden espiritual por todo el mundo, como lo describe Spenser en La reina de las ha-das? A lo largo de toda su vida Shakespeare se enfrent a esas ideas y luch con ellas, unas veces lleno de espe-ranza y otras de desesperacin, en sus tragedias y su

    5 G. Wilson Knight, The Imperial Theme, Oxford Universitj Press, 1931; en rstica, 1965.

    6 Astraea, pp. 69 ss.

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  • historias. En Cimbelino, una de las ltimas obras, se en-frenta una vez ms al tema imperial sacro, y tras la desesperacin de Hamlet, Macbeth o Lear pareciera llegar a un tipo de solucin, derivado de alguna situacin his-trica nueva o de una nueva manifestacin de lo real, pero tambin, y sobre todo, de alguna experiencia espi-ritual nueva que convirti la desesperacin en una espe-ranza lejana, una esperanza relacionada con el rey Cim-belino y en especial con sus hijos; la esperanza de que, a fin de cuentas, no todo estaba perdido y de que en las generaciones venideras pudieran arreglarse las cosas. Tal es, al menos, mi interpretacin del significado oculto de la obra, o de uno de sus significados.

    Si se lee literalmente, Cimbelino es un tejido de sucesos y situaciones imposibles. La obra se inicia en el palacio de Cimbelino en Britania, donde nos enteramos, gracias a una conversacin entre cortesanos, que Imogena, la hija del rey, acaba de casarse contra la voluntad de sus pa-dres con un admirado caballero de nombre Postumo Leo-nato, o el de corazn de len, nombre que le ha sido conferido por sus hechos gloriosos. Postumo Leonato debe ser desterrado por haberse casado con Imogena. La reina, una mujer mala, tiene de un matrimonio anterior un hijo desagradable llamado Cloten, y quiere que ste ten-ga predominio sobre Imogena. Hay una escena de despe-dida triste entre Imogena y Postumo cuando ste deja Britania y se dirige a Roma.

    La trama se complica luego con la introduccin de una historia acerca de un apostador, tema que Shake-speare encontr en Boccaccio o en uno de los imitadores de ste. Estando en Roma, Postumo presume ante sus

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  • amistades sobre la castidad y la virtud de su dama. El malvado Iachimo lo pone en duda y apuesta que proba-r la impudicia y la infidelidad de Imogena. Postumo acepta la apuesta. Iachimo va a Britania, se presenta a Imogena como amigo de su esposo y le pide que cuide un cofre en el cual, dice, hay una vajilla de plata para el emperador. Imogena acepta el encargo y el cofre es puesto en su dormitorio. Dentro est Iachimo, que sale de l en la noche mientras ella duerme y le roba una pul-sera ; luego memoriza los cuadros y muebles de la habita-cin y nota un lunar que ella tiene bajo el pecho. Con todos esos detalles convence a Postumo de que la casta Imogena lo ha engaado, que l, Iachimo, no ha tenido ninguna dificultad para entrar en la habitacin y sedu-cirla. Postumo pierde la fe en Imogena, a quien no cree ya mejor que una prostituta.

    Expulsada de Ja corte por las maquinaciones de la malvola reina y el odioso Cloten, Imogena se viste de muchacho y huye. Halla refugio en una cueva en Gales, donde Belario, un cortesano desterrado, ha criado a dos muchachos. stos son en realidad los hijos de Cimbelino, que fueron raptados, a quienes se cree muertos y que durante aos han estado perdidos para el mundo ocultos en la cueva. Los muchachos ignoran que son Guiderio y Arvirago, prncipes britnicos hijos de Cimbelino. Imo-gena, a quien creen un joven y reciben en la cueva, es en realidad su hermana. Cloten, en persecucin de Imo-gena, llega a la cueva y uno de los muchachos lo mata. La reina malvada haba dado a Imogena una pocin que supona un veneno mortal, pero que haba sido cam-biado por un somnfero. Imogena lo toma, cae dormida

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  • y parece muerta, con gran desconsuelo de Belario y los prncipes. Cuando despierta est sobre el cuerpo de Co-ten, escena tan extraa que parece exigir una explicacin alegrica.

    Mientras tanto, los romanos han desembarcado en Mil-ord Haven para invadir Britania; son encabezados por un romano llamado Lucio. Postumo est con ellos como prisionero, pero consigue escapar y unirse al ejrcito bri-tnico, que defiende Britania. Los jvenes prncipes britnicos se distinguen mucho en las guerras contra los romanos. En su sueo, Postumo tiene una visin sorpren-dente; a muchos crticos severos de la obra esto les pa-rece el colmo de la ineptitud.

    Con acompaamiento de msica solemne, los fantasmas de los padres y hermanos de Postumo aparecen ante l y en versos extraamente arcaicos le advierten que no crea en las calumnias de Iachimo contra Imogena. Oran fervorosamente a Jpiter para que venga en ayuda de Postumo. El dios desciende sentado en un guila, pro-nuncia un discurso en el que promete que Postumo se reunir con Imogena y vuelve a su palacio cristalino en los cielos. Postumo despierta de su sueo visionario y halla en el suelo un libro con una profeca:7

    Cuando un leoncillo desconocido de s propio encuentre, -in buscarla, una criatura delicada como el aire y sea

    abrazado por ella; cuando las ramas cortadas de un cedro real,

    muertas lespus de numerosos aos, revivan, se junten al viejo

    tronco y 7 Cym,beline, V, iv, tomo II, p. 904.

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  • reverdezcan, entonces Postumo ver el fin de sus miserias, la Britania

    ser afortunada y florecer en la paz y la abundancia.

    El relato sigue as hasta terminar en un final feliz. Postumo e Imogena se renen, son eliminados los per-sonajes malignos, e incluso Iachimo confiesa sus ma-lvolos trucos y luego confirma la pureza y castidad de Imogena.

    Se revela que los jvenes prncipes britnicos que se han cubierto de gloria en la lucha contra los romanos son los hijos de Cimbelino, por tanto tiempo perdidos. Cim-belino preside una gran reunin familiar (dos hijos, una hija y un yerno), en la que Lucio, el romano digno, par-ticipa en paz y armona con los britanos. Luego es lla-mado el adivino, Filarmono, para que interprete la pro-feca, y ste dice:8

    Leonato, t. eres el leoncillo; tu nombre, descompuesto, da exactamente este sentido, pues que es Leo nato. (A Cimbelino.) Esta criatura de aspecto delicado, que nos-otros nombramos mollis aer, es tu virtuosa h i j a . . . El cedro elevado, real Cimbelino, te personifica. Sus ramas tronchadas sealan a tus dos hijos, que, robados por Belario y credos muertos desde hace tantos aos, reviven ahora unidos al cedro majestuoso; tus hijos, cuya poste-ridad promete la paz y la abundancia en Britania.

    En esa atmsfera de armona universal, Cimbelino se somete a Csar y promete pagar tributos. El adivino de-clara:9

    8 lbid., V, v, p. 914. 9 lbid.

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  • Las manos de los poderes supremos concedan la ar-mona de esta paz!

    Y ve que el guila romana extiende sus alas del sur a! occidente, tras lo que predice que10

    el imperial Csar, renovara la alianza con el radiante Cimbelino que brilla aqu, en el Oeste.

    Cimbelino ordena sacrificios a los dioses y proclama la paz:1 1

    Anunciemos esta paz a todos nuestros subditos. Pon-gmonos en marcha; que una bandera romana y otra britana floten amigablemente reunidas; atravesaremos as la ciudad de Lud. Ratificaremos nuestra paz en el templo del gran Jpiter, y la sellaremos con fiestas. En marcha! Nunca se vio guerra que terminara por una paz como sta, antes que fueran lavadas las ma-nos tintas en sangre.

    Se proclama una vasta pax romano-britana, ratificada on ceremonias y fiestas en la ciudad de Lud (Londres); 1 tema de la obra es el logro de esa pax, tras tantos mal-vendidos y conflictos.

    Hace mucho que se reconoci la atmsfera de masca-rada que tiene Cimbelino, pero no se lia comprendido que n enfoque que tome en cuenta la mascarada y las fes-vdades populares de los primeros aos del siglo xvrr os dice ms sobre el significado de Cimbelino que un nfoque meramente literario. Vimos que en los espectcu-s cortesanos en honor del prncipe Enrique, en 1610

    Ibid., p. 914. Ibid., p. 915.

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  • y 1611, el tema era la herencia estuardiana del mito tudor. Ahora se aplicaban a Jacobo, el rey Estuardo, las leyendas de la historia britnica. Como un nuevo Arturo, gobernante de una nueva Gran Bretaa, Jacobo presida los espectculos en que su hijo y heredero, el prncipe Enrique, quedaba en primer plano como renovador de la caballera. En las "vallas'' de 1610 se present esa idea mediante un escenario que representaba un ruinoso Pa-lacio de la Caballera, restaurado en la escena siguiente por la visin del Prtico de San Jorge, cerca del cual dorma la Caballera en una cueva, la cual era despertada por las proezas de Enrique en las vallas. Al ao siguien-te, 1611, se repiti ese simbolismo en escenas donde se representaban rocas que, al abrirse, revelaban, ocultas dentro de ellas como en una cueva, el palacio de Obern, mientras el prncipe Enrique y sus caballeros enmascara-dos dirigan de nuevo el renacer de la caballera. Como nuevo Arturo, el rey Jacobo observaba en ambas ocasio-nes la presentacin escnica del prncipe Enrique reve-larse como restaurador de la caballera al abrirse cuevas y rocas. El joven prncipe, al que un gran destino pareca estar aguardando en aquellos primeros aos del siglo, era presentado al pblico en ese mbito de mascaradas pare-cido al sueo y basado en la historia britnica, las pro-mesas de la cual llegaban al hijo por medio de Arturo-Jacobo. Pero en esas mascaradas no slo se honraba a Enrique, pues tambin se presentaba a Carlos, el segundo hijo del rey, a quien se asociaba con las proezas heroicas del hermano. Y la hija, Isabel, que acompaaba a los padres, es saludada en los versos de Ben Jonson como la madre de futuros linajes reales.

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  • Sabemos que en 1611 se represent una versin del Cimbelirto de Shakespeare, pues en aquel entonces la vio Simn Forman y describi la trama. Los detalles inclu dos por Forman prueban que, en efecto, lo que vio en 1611 era una versin de la obra de Shakespeare; de seguro, en ese entonces, el espectculo de unos jvenes prncipes britnicos que rescataban a la Caballera de una cueva o que salan de rocas y cuevas donde estaban ocul-tos para revivir a la Caballera con su valor, debi re cordar a los espectadores ese gran tema contemporneo: el prncipe Enrique y su joven hermano, el prncipe Car-los, esperanza del futuro, revitalizadores de la caballera. L