Las Victimas Del Amianto

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Los graves problemas creados por el asbesto, material utilizado para brillar o cortar piedra y metal. Provoca cancer de pulmon entre otras enfermedades.

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  • Francisco Bez Baquet

    Desvalidos y desvalijados

    Las vctimas dobles delamianto

  • Copyleft 2015

    Este libro sobre el amianto de FranciscoBez Baquet es de propiedad pblica

  • Introduccin

    Presentamos seguidamente una serie de cuestiones, todas lascuales vienen a ser determinantes de una situacin que afecta ennuestro pas a las vctimas del asbesto, y que eventualmente tambinpueden verse reflejadas en las evidencias que tambin nos puedenllegar desde otras naciones.

    Definiciones del diccionario de la R.A.E.:

    Desvalido: Desamparado, privado de ayuda y socorro.

    Desvalijar: Despojar a alguien de su dinero o de sus bienesmediante robo, engao, juego, etc.

    En una escalada, que parte desde lo puramente anecdtico,aunque altamente significativo, alcanzando su cenit cuando losvericuetos del tratamiento judicial dado al asunto de la indemnizacina las vctimas de la exposicin al asbesto, desembocan, comoresultado final, en la denegacin de un amparo judicial efectivo, conla consiguiente merma de reconocimiento social, si es que en ellohemos de ir ms all del mero resarcimiento econmico, (que nuncaequilibrar someramente al dao real causado), en todo ello veremosdesfilar a toda una serie de situaciones, que nos permitirncontemplar, en su respectiva concrecin, la realidad del problema queaqu venimos a plantear.

  • ndice

    1 - La excusa del supuesto desconocimiento espaol

    2 - El amianto y la industria del caucho 2.1 - El uso del amianto en la industria del automvil

    3 - La proteccin gener el riesgo. Suficiencia etiolgica de lasexposiciones mnimas

    4 - Inventndose el devenir histrico

    5 - Miscelnea judicial 5.1 - Mesotelioma: los puestos de trabajo con riesgo

    por amianto, son todos 5.2 - Reduccin de las indemnizaciones 5.3 - Turbidez escnica 5.4 - El ancho del embudo judicial 5.5 - Guerra sucia 5.6 - Desequilibrio en la asistencia letrada 5.7 - Sinsentidos y falsedades 5.8 - Petitio principii 5.9 - In dubio pro operario 5.10 - Confusin de patologas 5.11 - El capote de la Prescripcin 5.12 - El rol del INSS 5.13 - Dependencia inevitable de la calidad de los

    informes mdicos5.14 - Mareando la perdiz 5.15 - Meteorologa judicial

    6 - Conclusiones

    Bibliografa

  • 1 - La excusa del supuesto desconocimiento espaol

    Comenzaremos por lo siguiente: parece razonable asumir, que apartir de una premisa falsa, con una altsima probabilidad, laconclusin tambin ser falsa, si bien es cierto que a partir depremisas falsas, ocasionalmente se puedan alcanzar conclusiones quecasualmente sean verdaderas, pero en cualquiera de los casos, si lapremisa es falsa, esa irreductible condicin no quedar borrada enningn caso. En diversas resoluciones judiciales espaolas podemosleer, en estos mismos o en parecidos trminos, la afirmacin de queen Espaa la asociacin del mesotelioma con la exposicin alamianto, no fue conocida ms que a partir de los aos 1971-73 (o1972-73: por ejemplo, en la STSJ PV 1659/2006).

    Si hubiramos de dar crdito a dicha aseveracin, forzoso habrade ser reconocer, que alguna responsabilidad subsidiaria habra queasignarle al Estado espaol, por un retraso de ms de unadcada, en la asuncin de una etiologa, que el consenso cientficogeneralizado ya identific en 1960, con el consiguiente registro en labibliografa originada en pases con los que nuestra accesibilidadsiempre ha sido buena, desde tiempo inmemorial: desde los tiemposrespectivos, de Orfila, de Cajal, de Maran, de Negrn, de Trueta, deJimnez Daz, de Ochoa, de Barraquer, Barbacid, Messegu, Salas,Grisola, etc. Es que pretender otra cosa, es algo tan absurdo y tanrebuscado, que no merece ni siquiera el esfuerzo de perder mstiempo en rebatirlo.

    No se trata de una cuestin balad, sino de un salvavidas alque se han podido aferrar no pocas empresas demandadas, algunascon proyeccin en el exterior del pas. Para ellas, una autnticapatente de corso.

    En relacin con la misma cuestin, tendramos lo siguiente: entrelos escassimos ejemplos de resoluciones judiciales espaolas en losque prosper el recurso para unificacin de doctrina, (qu

  • casualidad!, precisamente a instancias de la empresa demandada), seencuentra la STS 5749/1997, algunas de cuyas particularidadesvamos a glosar, transcribiendo algunas de las partes del contenidoliteral de la misma.

    En primer lugar: ANTECEDENTES DE HECHO - Primero.- Confecha 3 de Abril de 1995 el Juzgado de lo Social n 3 de Bilbao dictsentencia, cuya parte dispositiva dice: "FALLO: Que desestimando lasexcepciones alegadas por la demandada, y desestimando asimismo lademanda interpuesta por Inocencio contra MONTERO, FIBRAS YELASTOMEROS, S.A., debo absolver y absuelvo a la empresademandada frente a las pretensiones del actor." - Segundo.- En laanterior sentencia se declararon probados los siguientes hechos: "1)Que la madre del demandante D Ariadna, presto (sic) servicios parael empresa "Montero, Fibras y Elastmeros , S.A." desde el 2.3.62hasta el 1.3.83, en que ces acogindose al ofrecimiento hecho por lapatronal sobre baja voluntaria mediante percibo de indemnizacin(1.000.000 ptas.). En la citada fecha suscribi un documento en elque declaraba que con el percibo de las expresadas cantidades nadams tena que reclamar de la empresa por causa de la relacin laboralmantenida hasta la fecha de su cese voluntario. 2) Por resolucin de14.6.88 de la Direccin Provincial del INSS de Bizkaia, la Sra. Ariadnafue declarada afecta de una Incapacidad Permanente Absoluta paratodo trabajo, con efectos desde el 7.1.88, por padecer "asbestosispulmonar, mesotelioma pleural, insuficiencia respiratoria". Sufallecimiento se produjo el 3 de Julio de 1988 (el resultado de laautopsia fue el siguiente: 1.- Mesotelioma maligno; 2.- Neumoconiosis(asbestosis); 3.- Diseminacin tumoral metastsica por mesoteliomamaligno. 3) El demandante, hijo de la fallecida, es su herederouniversal nico. 4) La trabajadora ingres en la seccin deconfeccin, pasando el 1.1.70 a la seccin de vulcanizado, y el 1.4.77nuevamente a la de confeccin, hacindolo con la crocidolita(amianto azul) hasta 1.971, en que se deja de utilizar este tipo defibra en la empresa demandada. 5) En la empresa demandada

  • anualmente se efectuaban reconocimientos mdicos, no habiendosufrido la trabajadora ninguna enfermedad importante (algunabronquitis gripal) hasta que en 1981 fue diagnosticada de asbestosisen primer grado. 6) En comprobacin del nivel de contaminacin,efectuado en el interior de las Naves de Trabajo de la empresa el16.1.68 por los Laboratorios de Ensayos e Investigaciones Industriales-Labein", tomadas las muestras en ocho puntos, el resultado ms altofue de 90 millones de partculas por metro cbico de aire,siendo el lmite sealado por el B.O.E. de 7 de marzo de 1962 de 174millones/m3.

    Despus: La enfermedad del mesotelioma se conoce porprimera vez en Espaa en 1971-1973, en 1978 se la declaraenfermedad profesional, y en 1984 se prohbe utilizar el amianto azul.12) La normativa sobre lmites de partculas de amianto en el airecontenida en el Decreto de 30 de noviembre de 1961, n 2414/61(B.O.E. de 7.3.62), permaneci invariable hasta el ao 1984, en quepasa a equipararse a las normas internacionales.

    Y ms adelante: La trabajadora fue diagnosticada de asbestosisen primer grado en el ao 1981 y por resolucin de 14 de Junio de1988 la direccin provincial del INSS la declara afecta a una invalidezpermanente absoluta derivada de enfermedad profesional a partir de1 de Enero de 1988 por padecer "asbestosis pulmonar,mesotelioma pleural e insuficiencia respiratoria". En 3 de Julio de1988 falleci la trabajadora a consecuencia de mesotelioma maligno,con diseminacin tumoral metastsica y neumoconiosis -asbestosis-,segn revel la autopsia que le fue practicada. La empresa observlas medidas de higiene y seguridad en el trabajo en los trminosdiligentes que se recogen en los apartados quinto a dcimo segundode los hechos probados de la sentencia impugnada., para aadirdespus: Por ello, las diferencias de los hechos entre ambasresoluciones resaltadas en el escrito de impugnacin del recurso,tales como ser enfermedades distintas y que la silicosis sea una

  • enfermedad profesional conocida desde hace largo tiempo mientrasque la producida por el "amianto azul" es de conocimientoreciente y posterior al inicio de la relacin laboral, son diferenciasaccidentales.

    Si la sentencia es del ao 1997, y el consenso cientficogeneralizado sobre la etiologa por amianto del mesotelioma data delao 1960, de todo ello cabe inferir, que para los firmantes de estasentencia, 37 aos de desfase suponen un conocimientoreciente. Dando por buena la afirmacin, a efectos meramentedialcticos, de que ese conocimiento, en Espaa, datase de 1973,tendramos, de todas formas, que seran 24 los aos de desfase,que mereceran asimismo esa calificacin, por parte del redactor deesta infumable resolucin judicial. Todo ello, es evidente, con latransparente intencionalidad de minimizar o de exonerarntegramente a la demandada, de sus responsabilidades.

    As tambin, por ejemplo, en la resolucin judicial STSJ MAD11021/2010 (Ponente: MIGUEL MOREIRAS CABALLERO), relativa a uncaso de muerte por mesotelioma, acaecido en un trabajador de laempresa URALITA, veremos que, entre los razonamientos quejustifican el fallo desestimatorio para la peticin formulada por eldemandante, se indica lo siguiente: responsabilidad que, adems, nopuede exigirse en ningn caso como culpable, como dolosa entrminos civiles, cuando no se conocan los efectos nocivos delcontacto con el amianto. Esta ignorancia insuperable, no nicamentepor parte de la empresa, impide imputarle cualquier responsabilidaddolosa, negligente o imprudente.

    No haba sido se, desde luego, el criterio aplicado por untribunal de apelacin de los Estados Unidos, en la sentenciacorrespondiente a la demanda presentada por los trabajadores de lafirma John Mansville, y por familiares de trabajadores fallecidos,formulada en la dcada de los aos 30 del pasado siglo vase:Coderch & Ramos (2006)-, manifestndose en los siguientes trminos:

  • En casos de responsabilidad objetiva, la culpa es irrelevante y, en losde incumplimiento del deber de informacin, la excepcin de riesgosde desarrollo no es oponible; por lo tanto, el desconocimientopresunto por parte de la comunidad mdica de los riesgosasociados al asbesto, no es una causa de exoneracin.

    En muchas de esas resoluciones espaolas no se especifican losargumentos que supuestamente habran de conducir a esaafirmacin sobre un supuesto desconocimiento generalizado, que, alparecer, no tiene ms asidero argumental, que el hecho de que no fuesino hasta el ao 1971 cuando en Espaa se regul legalmente porprimera vez el mesotelioma. Es una circunstancia legal, que, porejemplo, se la menciona expresamente en la sentencia ATS 437/2005(Recurso N 2112/2004). Pero una cosa es el reconocimiento legal,siempre a remolque de la realidad, y otra muy distinta es atribuirpoder probatorio concluyente y supremo a ese reconocimiento legal,por encima de la realidad social y cientfica que lo ha determinado,con evidente desfase temporal. Una realidad especficamenteespaola tambin, de la que, por supuesto, tambin existen otrosrastros documentales, que siempre han podido ser consultados, y quesiempre han estado disponibles.

    En la sentencia STSJ MU 255/2004 (Recurso n 110/2004)podemos leer que Es, asimismo, cierto que conforme se refiere enlos hechos probados de la sentencia revisada por la sentencia delTribunal Supremo, de 30 de septiembre de 1997, la enfermedad delmesotelioma se conoce por primera vez en Espaa en 1971-1973.

    En parecidos trminos se expresa lo mismo en la sentencia STSJMU 1051/2005 (Recurso n 1035/2005).

    Como la procesionaria del pino, en los experimentos de Fabre, enlos que se observa que un crculo de orugas caminan hasta morirextenuadas, porque al experimentador se le ocurri poner encontacto la cabeza de la primera con la cola de la ltima, estos

  • magistrados espaoles hacen un sumiso seguimiento de una inicialafirmacin falaz, por muy supremo que sea el tribunal que la hizo,aunque, en similitud con lo que le sucedi a las aludidasprocesionarias, en ello vaya implcito su defenestracin de la lgicajurdica factual.

    Por lo que respecta a las dems sentencias que recurren alargumento de la supuesta ignorancia generalizada, se trata de unmantra, que se repite invariante.

    Algunos ejemplos: STSJ AR 504/2004 (Recurso n 1010/2003),STSJ PV 3207/1999 (Recurso n 427/1999).

    Hay quien va todava ms all, y retrasa an ms la fecha delsupuesto inicio del reconocimiento de la etiologa por asbesto delmesotelioma pleural, desplazndolo hasta 1.978: SAP SS 1987/2001(Recurso n 3306/2001). Aqu, el que no se despacha a su gusto, esslo por timidez.

    Es oportuno resaltar, que el mesotelioma se relacion, desde1952, con la exposicin al asbesto, cuando un ingeniero jefe deminas en frica del Sur, solicit investigar si dicho mineral producaalguna enfermedad.

    En 1956 se le realiz autopsia a un minero que supuestamentehaba muerto de tuberculosis, y se encontr un derrame pleuralgelatinoso y un tumor pleural que comprima el pulmn, en el que sehall una acumulacin de fibras de amianto.

    La primera serie de casos diagnosticados se public en 1957,reportados por la unidad para la investigacin de las neumoconiosis,en Johannesburgo, frica del Sur. Vase: Borrow et al. (1967).

    En 1960, Wagner y cols. publicaron una serie de 40 casos demesotelioma en mineros del amianto , y en 1964 Fowler et al. ySelikoff et al. lo relacionaron formalmente con la exposicin a estemineral. Selikoff, en 1965, inform de una mayor incidencia de

  • mesoteliomas en trabajadores que utilizaban amianto, en Nueva York,y en un estudio de seguimiento de 18.000 trabajadores del amianto,en Estados Unidos y Canad, se determin una incidencia de entre un5% y un 7%. Vase: Selikoff et al. (1980).

    Habra que comenzar por preguntarse, qu ha de entenderse porconocido en Espaa. Si nos estamos refiriendo a lo publicado ennuestro pas, antes de las citadas fechas, en la literatura mdicaprofesional, aun cuando sepamos que, en general, la literaturamdica en espaol es ms bien escasa, por comparacin con lopublicado en otras lenguas; que, dentro de esa literatura, la dedicadaespecficamente a las patologas del amianto es todava ms escasa,y que, dentro de sta, la que corresponde al mesotelioma esigualmente ms minoritaria, y que, lgicamente, cuanto ms nosacercamos, desde el presente, al ao 1960 (fecha del reconocimientogeneralmente aceptado del nexo causal entre amianto ymesotelioma), ms escasa ser dicha literatura, pues, a pesar de todoello, todava podemos identificar a trabajos en espaol, generalmentepublicados en Espaa, que invalidan la afirmacin de undesconocimiento anterior a 1971, aparte de otras consideracionesigualmente pertinentes, que despus haremos.

    Ya en septiembre 16-21 del ao 1963, W. D. Buchananpresentaba una ponencia en Madrid, en el XIV CongresoInternacional de Salud Ocupacional, en la que su autor, adems depresentar datos de afectacin en una cohorte de 555 trabajadoresbritnicos, fallecidos entre los aos 1947 y 1954, referidos tanto a laasbestosis como al cncer bronquial, confirmados por necropsia,tambin aludi a la incidencia de mesoteliomas y de cnceres deovario.

    En ese mismo Congreso, otros autores presentaban tambinotros trabajos relacionados con los efectos nocivos del amianto: B.Bogetti, P.F. Holt, J. Mills G.K. Sluis-Cremer y J.C. Wagner. Por lo querespecta a este ltimo, su intervencin, titulada Asbestos Dust

  • Exposure and Malignancy, evidentemente se ocupaba, con especialnfasis, del mesotelioma. A ese Congreso, segn listado de inscritos,asistieron, por parte del pas anfitrin, Espaa, un total de 955inscritos, doctores en Medicina, en su mayora. Unos asistentes, tanobtusos, tan botarates, segn algunos de nuestros jueces, que, por lovisto, tardaron una dcada en enterarse de que el amianto causamesotelioma.

    Entre esos asistentes, podemos citar, por ejemplo, al doctor LuisLpez-Areal del Amo, pionero en Espaa, de los estudios sobre laspatologas asociadas al amianto, y del cual incluimos variasreferencias bibliogrficas en el presente texto; publicaciones quedatan de los aos 1965, 1971, 1974, 1975, 1976, 1977, 1978, etc.

    Figuran, igualmente, el Dr. Manuel Baselga Monte y el Dr. JuanDantn Gallego; el Dr. Enrique Malboysson Cerrecher; el Dr. NarcisoPerales y Herrero, medalla de oro de la Sociedad Espaola deMedicina y Seguridad en el Trabajo; el Dr. Ricardo de la Cierva y deHoces, historiador, el Dr. Fermn Grande Cobin, vocal de la JuntaRectora de la Sociedad Espaola de Medicina y Seguridad en elTrabajo; don Rafael Espinosa de los Monteros y Vila, Presidente delColegio Oficial de Ingenieros Industriales, etc., etc.

    Pero esa no fue, evidentemente, la nica ocasin, antes de ladcada de los setenta, en la que en el seno la comunidad cientficaespaola y en sus aledaos se habl de mesotelioma y de su nexocausal con el amianto.

    En efecto, de 1966 data el trabajo de Fernndez Martn Granizo,Lpez-Areal y Jimnez Montes, citado en nuestra bibliografa; de 1967data la publicacin, en la Revista Clnica Espaola, de la traduccin alcastellano del trabajo de James Cuthbert, titulado: Peligros delamianto para la salud pblica, en donde igualmente se aborda larelacin del mesotelioma con el asbesto; en 1968, en el mismosentido se manifestar Balibrea Cantero, en el trabajo igualmente

  • incluido entre nuestras referencias, y titulado: Mesotelioma pleural;del ao 1971 (fecha en la que, segn las resoluciones judicialescomentadas, habra dado comienzo en Espaa el conocimiento delnexo causal entre amianto y mesotelioma), data el artculo del doctorLpez-Areal del Amo, titulado: Observaciones clnicas y resumenbibliogrfico de los riesgos del amianto, el cual comprende lossiguientes apartados: 1) Asbestosis pulmonar. 2) Mesoteliomapleural difuso maligno. 3) Amianto y cncer de pulmn.

    Por otra parte, es evidente que los profesionales espaoles noestn aislados en una especie de escafandra, donde el resto depublicaciones en otras lenguas no les lleguen con fluidez; por elcontrario, como es lgico, las Facultades de Medicina, los organismosoficiales dedicados a la prevencin de riesgos laborales, losHospitales Generales, etc., han estado rebosantes de publicacionesperidicas extranjeras, en las que se abordaba con todo rigorcientfico toda la problemtica de las patologas asociadas a laexposicin al asbesto, incluyendo al mesotelioma. Por ejemplo: enitaliano, nos pudo llegar (nos atreveramos a decir, que nos lleg),traducido a dicha lengua, el trabajo del doctor J.C. Wagner,publicado en la revista Abbottempo, y titulado: Asbesto y cncer, enel que, obviamente, el autor del trabajo crucial en el establecimientodel nexo amianto-mesotelioma, abord tambin dicho asunto.

    De igual forma, la asistencia a Congresos, dentro y fuera denuestras fronteras, ha representado otras tantas oportunidades deactualizacin de conocimientos, que evidentemente no han sidodesaprovechadas, adems del hecho de que algunas de las carrerasprofesionales de varios de nuestros investigadores se handesarrollado parcialmente en los pases en los que tuvo especialprotagonismo el tema de las patologas del asbesto, mesoteliomaincluido, y que despus, sin mayor demora, regresaron a nuestranacin, aportando sus conocimientos a nuestra sociedad, y no slo enel mbito acadmico.

  • Ese desconocimiento, s ha podido haberlo, pero referido a lasvctimas, a los trabajadores, y sobre todo, si hemos de referirnos acuando la exposicin se estaba desarrollando, y no a cuando susconsecuencias mrbidas afloraron y ya no tenan, prcticamente,ningn remedio mdico, y pese a los esfuerzos de los sindicatos, dadoque no es lo mismo informar, que concienciar, en un riesgo que no sehace evidente ms que cuando ya nada se puede hacer, desde elpunto de vista preventivo.

    Lo ms escandalosamente sostenido, e insostenible, es que lasempresas, incluidas las grandes empresas, que son todas ellasdeudoras permanentes de salud respecto de sus asalariados, y que,eventualmente, tambin lo son respecto de los clientes consumidoresde sus productos, como es el caso tambin de las del amianto; lasempresas, a las que es exigible una permanente actualizacin en elconocimiento cientfico, mdico y ecolgico de las substancias quemanejan en su produccin de bienes o servicios, que esas empresas,precisamente, hayan de ser las que puedan quedar exoneradas deresponsabilidad, porque supuestamente haya existido undesconocimiento generalizado del riesgo, como si su propioconocimiento profesional hubiera de bastar con que se adecuase aese nivel generalizado de esa supuesta ignorancia. Todo ello, es forzarla elasticidad que, en el mbito de su margen de discrecionalidadpara la interpretacin de los preceptos legales, le puede ser atribuidaa la potestad de un juez. Casos de mesotelioma, en los que laexposicin al asbesto ha sido vehiculada por productos elaboradoscon dicha substancia e instalados en su prevista funcin deutilizacin, han sido reiteradamente registrados; vase, por ejemplo:Fedi et al. (2005).

    La responsabilidad empresarial abarca, por consiguiente,tambin a sus deudas de salud respecto de estas otras vctimas,ajenas a la directa fabricacin con amianto, y referidas, por el

  • contrario, al riesgo originado por la utilizacin posterior de esosproductos elaborados con asbesto.

    Desde 1960 hasta 1971, se han publicado en todo el mundo,como mnimo, del orden de unos 110 artculos cientficos y diversoslibros (por no hablar de artculos divulgativos, de seminariosuniversitarios o de cursos de doctorado) sobre la relacin entremesotelioma y asbesto, segn se desprende de la pertinente consultaa la base de datos PubMed, y aun sin tomar en consideracin las otrasvarias disponibles. Han de ser tambin tomados en consideracin, losdiversos congresos internacionales habidos sobre las patologas delamianto, con repercusin indudable en todos los pases de retorno delos asistentes a dichos eventos, incluyendo el nuestro. En particular,as fue, en el caso de la Conferencia Internacional de Nueva York, delao 1964, que supuso el definitivo consenso mundial sobre elhallazgo etiolgico del doctor Wagner y su equipo. Aparte de la propiacasustica surgida en Espaa y correctamente identificada, pareceque dicho bagaje resulta ms que suficiente como para poder concluirque no parece apropiado afirmar que la relacin entre amianto ymesotelioma no fue conocida en Espaa, hasta los aos 1971-73, obien, 1972-73, como se viene a decir en no pocas sentencias.

    Se propicia la suspicacia, cuando, mediando intereseseconmicos de por medio, y en el ejercicio de su funcinjurisdiccional, pueda haber quienes estn dejando su inteligencia enarresto domiciliario.

    Sin pretender ser exhaustivos, podemos citar, aparte de las yamencionadas anteriormente, diversas resoluciones judiciales, en lasque se incluye dicha afirmacin, sobre un supuesto desconocimientogeneralizado en Espaa, antes de 1970, del nexo causal entreamianto y mesotelioma: STS 5749/1997 (Recurso N 22/1997), ATS12879/2008 (Recurso N 682/2008), ATS 2780/2004 (Recurso N3928/2003), ATS 2359/2002 (Recurso n 667/2002), ATS 17405/2006

  • (Recurso n 3220/2005), Sentencia n 19 del Juzgado de lo Social n 9,de Bilbao, etc.

    En posicin diametralmente opuesta, y con una aproximacinmucho ms realista respecto de lo efectivamente acontecido ennuestro pas, es el pronunciamiento insertado en la sentencia ATS9594/2012 (Recurso n 3802/2011), relativa a un caso defallecimiento por mesotelioma en un trabajador expuesto al asbesto:la peligrosidad del amianto era conocida en Espaa (al menos) desde1947.

    A fortiori, si las pretensiones de presunta ignorancia espaola delos efectos letales del amianto, son ms extensivas, tanto en elcontenido como en el tiempo, con mayor motivo tendremos quemostrar nuestra ms radical discrepancia. En la resolucin judicial ATS5720/2001, podemos leer: Que la primera regulacin de la sustanciaorigen de la enfermedad, fue por OM de 21-7-82 y que en elperiodo anterior no haba conocimiento del efecto txico delamianto, tal como reconoce la sentencia de instancia. Comoparece excesivo aludir a todas las evidencias que pondran demanifiesto, ad nauseam, todo lo contrario, nos limitaremos a citarunos cuantos datos, suficientemente ilustrativos.

    Es en 1953, y no despus, cuando el grupo de trabajo del doctorLpez-Areal en los sanatorios antituberculosos de Bilbao comienza aestablecer los diagnsticos de las diversas patologas asociadas a laexposicin al amianto.

    En nuestra bibliografa, tendramos los siguientes trabajos:Lpez-Areal et al. (1965), Lpez-Areal (1971), Pellicer Eraso (1974),Lpez-Areal (1975), Rodrguez Roisn (1975) & (1977), RodrguezRoisn et al. (1976) & (1980), Frison et al. (1976), Lpez-Areal et al.(1976), Vilaseca et al. (1977), Sobradillo et al. (1977), Picado Valls(1977), Estop Mir (1977), Lpez-Areal (1977, 3 refs.), Dalmau(1978), Lpez-Areal et al. (1978), Sanchs et al. (1980). Adems,

  • tendramos a todas las ponencias presentadas en el I SimposiumNacional de Asbestosis (Sevilla): Castillo Gmez, Chacn Blanco, CruzCaballero, Garca Cantn, Lamas Gutirrez, Larrazbal Zulaica, LpezMejias, Lpez-Areal, Picado Valls, Rico Moruno, Rodrguez Panadero,Rodrguez RoisnTodos ellos anteriores al 21 de Julio de 1982, fechaen la que se promulg en Espaa esa primera legislacin especficasobre asbesto, y sobre cuya gestacin tuvimos nuestra personal ymodesta aportacin.

    No puede decirse, por consiguiente, que en el aludido perodoanterior a 1982 no hubiera conocimiento en nuestro pas: lo llegamosa saber incluso los trabajadores, lo saba, por supuesto, el estamentomdico, y desde luego lo saban tambin las autoridades sanitarias ydel sistema de proteccin social.

    Si en vez de acudir a la literatura cientfica, atendemos a losdocumentos publicados por la propia Administracin Pblica espaola,podemos constatar que las instituciones del Estado y sus autoridadeseran igualmente conscientes de los efectos nocivos, mortales, delamianto, desde mucho antes de la promulgacin de la primeralegislacin. Lo que no haba, era la sensibilidad y la voluntad polticade tener que incordiar a los poderes fcticos, con una legislacin demnimos sobre prevencin frente a tales efectos, y eso reza paratodos los poderes del Estado, tambin el judicial.

    En efecto, es as como podemos ver, que en la Monografasobre Asbestos Proyecto n 8, realizada por la empresaFRASER ESPAOLA, y editada en 1975 por el InstitutoGeolgico y Minero (IGME), se viene a decir lo siguiente: Laproduccin de asbestos puede verse seriamente afectada por lalegislacin ambiental que est apareciendo en varios pases. Losriesgos previstos de la manipulacin de los asbestos sonconocidos desde hace muchos aos. Son frecuentes, entre laspersonas que trabajan con este material, diversas dolencias, talescomo el cncer de pulmn y la asbestosis.

  • Las primeras leyes que regulan este tipo de contaminacindatan de 1931, pero es a partir de la pasada dcada cuando lalegislacin comienza a ser particularmente estricta, sobre todo en loque respecta a la crocidolita.

    No olvidemos que el autor o autores de este informe pertenecana un organismo pblico estatal, que es el que lo viene a editar en esafecha, y cuya misin principal era la de proporcionar al Estado, ascomo a toda la sociedad en general, el conocimiento y la informacinprecisos, en relacin con las Ciencias y Tecnologas de la Tierra, paracualquier actuacin sobre el territorio nacional, con funcionesespecficamente relacionadas con el establecimiento de criterios parala elaboracin de normativas ambientales, preventivas y correctoras,y el estudio de los riesgos por procesos geolgicos, as como suprevisin, prevencin y mitigacin. Tambin ha de tenerse presente,que incluso all donde no ha existido minera del asbesto, la presencianatural de dicho mineral la tendremos, tanto en las obras pblicas(carreteras, tneles, excavaciones de cimientos o de zanjas paraalbergar conducciones oleoductos, regados, abastecimientos deagua, etc.-), cuando se ejecuten en terrenos serpentinizados, comoasimismo en la extraccin de otros minerales, que eventualmente lopuedan contener (oro, diamantes, talco, caoln, esteatita, etc.), y detodo lo cual existen antecedentes registrados en la literaturacientfica.

    En Espaa, aunque modesta y por breves intervalos, tambin haexistido una minera del amianto, con sus correspondientestrabajadores expuestos al mineral, y candidatos, por tanto, a padecersus nocivos efectos, mortales en una amplia proporcin de losmismos. Vase, al respecto:

    Antonio Bernardo Reyes, Paco Bez Baquet, Paco Puche Fiebre del oro blanco en la Costa del Sol y en la

  • serrana de Ronda. Rebelin. Diciembre 2013 http://www.rebelion.org/docs/177954.pdf

    Es evidente, adems, que en esta cuestin, por su propia ndole,forzosamente han de ir de la mano las consideraciones puramentemedioambientales, con las de carcter netamente laboral.

    En relacin con lo anteriormente expresado, acerca del rol jugadopor el IGME en esta cuestin, ha de tomarse en consideracin elhecho de que las numerosas e importantes obras pblicas acometidasen la Costa del Sol, en las provincias de Cdiz y de Mlaga, al impulsode la floreciente actividad turstica de la zona, han sido desarrolladassobre unos terrenos serpentinizados en mayor o menor grado, segnde qu emplazamiento se tratara en cada caso, y en todo ello hahabido, evidentemente, un manifiesto riesgo de exposicin alcrisotilo, por parte de los trabajadores ejecutores de tales obraspblicas, y en segundo plano, por parte de los habitantes del entornode tales obras (tneles, desmontes, excavaciones, etc.). Dichaserpentinizacin era conocida por parte de las autoridadescompetentes, hasta el punto de que, como ha quedado dicho pornuestra parte, en esa circunstancia tuvo su razn de ser la mineraque se lleg a poner en funcionamiento, y que incluy una extensaprospeccin de todo el afloramiento, con indicios, incluso, de quepudiera extenderse, ms all del estrecho de Gibraltar, hacia la zonadel antiguo Protectorado espaol en Marruecos.

    Por consiguiente, y a la vista de todo lo expuesto, habremosforzosamente de concluir, que no es que entonces no hubiera elconocimiento correspondiente, sino que se actuaba como si no lohubiera, lo cual es muy distinto, y no exonera a nadie, ni al Estado,ni a las empresas, de sus respectivas responsabilidades.

    Pese a todo ello, las pretensiones empresariales de exoneracinde responsabilidad, en base al falaz argumento del generalizadodesconocimiento espaol sobre los efectos nocivos del amianto en el

  • entorno temporal antes indicado, prolifera por doquier entre losrecursos y alegaciones sometidos por los empresarios a laconsideracin del juzgador de turno, y as, por ejemplo, en laresolucin judicial ATS 7522/2011 (Recurso: 4735/2010), podemosleer lo siguiente:

    Es cierto que la Sala descarta el argumento empresarial de lainexistencia de "conocimiento cientfico sobre el amianto" entre abrilde 1972 y la OM de 1982, razonando que ese conocimiento cientficoapareca expresamente manifestado en la relacin causal entre laexposicin a fibras de amianto y asbestosis, en el epgrafe 25 delcuadro de enfermedades profesionales, anexo al Reglamento de losServicios Mdicos de Empresa, aprobado por la Orden de 21 denoviembre de 1959 y tambin en el cuadro de enfermedadesprofesionales aprobado por Decreto de 13 de abril de 1961 , as comoen los siguientes cuadros de enfermedades profesionales, aprobadospor Real Decreto 1995/1978. A lo que aade la Sala que el hecho deque la legislacin espaola recogiese en 1978 como enfermedadescausadas por el amianto dos tipos de cncer (el de pulmn y elmesotelioma) se debi al consenso cientfico en torno al carctercarcinognico del amianto, producido en los aos sesenta. Esoslo podra ser cierto, en todo caso, para el mesotelioma, pero nopara el carcter carcinognico del amianto, en general, sobre el cualya exista consenso cientfico generalizado, desde dcadas antes dela poca indicada, e incluso con reflejo en la legislacin de algn pas,como fue el caso de la promulgada por el rgimen nazi alemn. Por lotanto, como mnimo, unas dos dcadas antes de la de los aossesenta del pasado siglo.

    Se trata, con distintos protagonistas, de la misma tcticadefensiva exhibida en el macro-proceso de Turn. En efecto, ladefensa de uno de los dos acusados, el barn De Cartier deMarchienne, sostuvo que, a finales de los aos 60 y principios de los70, no se conocan los peligros del amianto y los riesgos de

  • contraer un mesotelioma, a causa de una exposicin al mismo,cuando fue precisamente en ese intervalo temporal en el que seconsolid progresivamente ese consenso cientfico generalizado,sobre dicha cuestin.

    De hecho, este riesgo ya haba sido establecido por los estudiosde Wagner, en 1960 y de Selikoff, en 1964. Representantes deEternit, estuvieron presentes en la conferencia de Caen, en donde elDr. Wagner present su trabajo, y en la conferencia de Nueva York,donde present Selikoff el suyo, y tambin lo hizo en el simposiosobre los riesgos del amianto, en Caen. Artculos sobre "el polvoasesino" fueron publicados posteriormente en el Sunday Times.Eternit, no slo saba que el amianto era un veneno mortal para lostrabajadores, sino que tambin lo era para sus familias y para laspersonas que han vivido cerca de las plantas de fabricacin, perodurante ms de 20 aos continu la presin, para ocultar los peligrosa la opinin pblica y a los polticos.

    El Dr. Lepoutre, mdico de salud laboral de Eternit en Blgica,cuya misin debera haber sido la de cuidar de la salud de lostrabajadores, se fue a Holanda, para tratar de convencer a loslegisladores, de no endurecer la ley sobre el amianto. l no dud enfalsificar los resultados presentados en la conferencia de Lyon, paraas minimizar los riesgos. En 1968, pidi a la Asociacin Internacionaldel Amianto, que ninguna etiqueta de advertencia de los peligros seaplicara a los productos exportados. Todo ello no ha sido obstculopara que el Dr. Lepoutre haya, supuestamente, ganado respetabilidadacadmica, publicando, en calidad de co-autor, un trabajo sobre losefectos nocivos del amianto, nada menos que en una publicacin dela mismsima IARC: Lacquet et al. (1980).

    En 1984 -20 aos despus del informe Selikoff- Eternit se aplicpresionar a los miembros del Parlamento Europeo, para defender alamianto.

  • Por todo lo dicho, no debemos de extraarnos de que en Espaatambin hayamos tenido empresas que se apuntasen a la mismalnea defensiva, en los tribunales; lo que s debera de extraarnos, encambio, es que hayan sido ciertos jueces espaoles de arriba aabajo, de toda la plantilla judicial del pas-, los que diligentemente sehayan aplicado a sostenerla, sacando de ello las correspondientesconsecuencias de exoneracin.

    Personalmente, nuestro primer contacto de conocimiento de laletalidad del amianto, lo tuvimos en 1969, y no fue a travs de laliteratura profesional, sino a travs de noticia publicada en un mediode informacin general: el peridico Diez Minutos. All ya semencionaban los resultados publicados por los equipos deinvestigadores liderados por los doctores Selikoff y Wagner,respectivamente.

    Menos contundente en sus afirmaciones, en la resolucin judicialATS 11823/2006 (Recurso n 2616/2005), podemos leer: la propiasentencia recurrida declara que en los aos 1965 a 1977 no eraplenamente conocido el riesgo para la salud que comportaba lainhalacin de amianto. En parecidos o iguales trminos, sepronunciarn tambin las sentencias ATS 10520/2003 (Recurso N3986/2002) y ATS 2535/2009 (Recurso N 1516/2008). Aunque algoms ajustadas a la realidad, no obstante, como lo evidencian las citasbibliogrficas ya mencionadas, no se justifica plenamente esaafirmacin, al igual que sucede con la contenida en la resolucinjudicial ATS 14144/2010 (Recurso n 2172/2010): en los aos 60 y 70cuando se desconoca el riego de este producto, refirindose alamianto.

    Se trata de una lnea argumentativa de la que tambin echarmano la empresa demandada de turno, como ya llevamoscomentado. As sucede en la resolucin judicial antes citada, ATS2535/2009 (Recurso n 1516/2008), en la que, aludiendo a untrabajador que haba trabajado con amianto entre los aos 1967 y

  • 1973, la empresa demandada, IZAR CONSTRUCCIONES NAVALESS.A., segn el texto de la sentencia, plantea un primer punto decontradiccin por el que discute la responsabilidad empresarialapreciada por la sentencia recurrida, porque en la poca en que eltrabajador pudo estar en contacto con el amianto, no existanconocimientos tcnicos ni cientficos sobre los riesgos del trabajodesarrollado (en) un ambiente de ese tipo.

    Si tenemos presente que las primeras observaciones sobre losefectos letales del amianto datan de la Antigedad clsica, que laprimera observacin moderna data de 1898, que la asociacinentre amianto y carcinoma pulmonar ya fue publicada en 1935, quela primera legislacin extranjera que reconoca el nexo causal entreamianto y cncer de pulmn fue ya promulgada por el rgimen nazialemn, y que cuando el operario de IZAR empez a trabajar, hacaya siete aos que la comunidad cientfica mundial haba admitido elnexo causal entre amianto y mesotelioma, ya podemos apreciar elcrdito que cabe atribuir a esa pretensin de exoneracin deresponsabilidad.

    En la resolucin judicial STSJ CAT 4024/2004, se razona de lasiguiente forma: En el caso que nos ocupa, el desconocimiento de losefectos nocivos del amianto era absoluto en el momento en que seprodujo el contacto. As lo constata el hecho de que la primera normaque fij el porcentaje mximo de concentracin de polvo de amiantoen el ambiente, fuera el Reglamento de Actividades Molestas,Insalubres, Nocivas y Peligrosas aprobado por el RD de la Presidenciadel Gobierno de 30 de noviembre de 1961, cuyo Anexo 2, dentro delsub-apartado "Polvo mineral en suspensin", establece unaconcentracin mxima permitida de asbesto de 150 millones departculas por cada 150 metros cbicos de aire" (sic), queequivale a 175 partculas por cada centmetro cbico, lo cual estremendamente desmesurado si se tiene en cuenta que en el ao1982, cuando el Gobierno dict la primera norma sobre el tratamiento

  • y manipulacin del amianto, en la Orden Ministerial de 21 de julio de1982, se contiene una detallada regulacin en relacin al control delmismo, y se fija por primera vez la concentracin mxima admisibleen 2 partculas por centmetro cbico, pasando, por medio de unarectificacin de esta Orden de 4 de octubre de 1982 de 2 a 16 lasfibras por centmetro cbico permitidas.

    Sin entrar ahora en el detalle de la consideracin sobre la posiblecorreccin, o no, de los datos que se citan aqu por nosotros,resaltados en negrita, queremos centrarnos en la cuestin de que,segn el redactor de la sentencia, la ignorancia de los efectos nocivosdel amianto, en 1961, queda demostrada por el hecho de que elGobierno adopt un TLV de 175 partculas por centmetro cbico,pero, evidentemente, cabe otra explicacin alternativa: que s quehubiese ese conocimiento (por lo que respecta a ese Gobierno queimplantaba esa norma), y que, a pesar de ello, sin embargo,procediese a una regulacin de esa ndole. Por consiguiente, ensentido estricto, esa supuesta demostracin, realmente no evidencianada. El valor de las 175 partculas por centmetro cbico, no escasual, no sale de la nada, digamos que por generacinespontnea. Se trata de un valor copiado, y el momento deimplantarlo, tampoco es casual: coincide con el de su abandono,precisamente por parte de uno de los gobiernos no espaoles que lohaban adoptado. Podra decirse, irnicamente, que hasta que nohubo constancia fehaciente de su perfecta inutilidad, no se lo lleg aimplantar aqu.

    As pues, los indicios disponibles a lo que apuntan es a todo locontrario de lo que se seala, tambin especulando, por el redactorde la sentencia comentada: el valor del primer TLV espaol delamianto, converge con el recomendado por la ACGIH norteamericana(por cierto, que como es sabido, sin base cientfica real, por habersefundamentado en una asuncin sobre la relacin dosis-respuesta, queno era correcta), y en coincidencia temporal con la fecha de su

  • abandono por parte del Reino Unido, para pasar a otro estndardramticamente ms bajo, y en coincidencia temporal tambin, acuando se consolid el consenso cientfico generalizado sobre laetiologa del mesotelioma.

    Unamos a todo ello, la toma en consideracin que no debera deser obviada-, de la ndole del rgimen poltico en el que, en Espaa,tal acontecer se produjo, y as podemos concluir, que a lo que losindicios disponibles apuntan, es a que s haba ese conocimientogubernamental, y que desde luego que tambin por parte de unaindustria fuertemente cartelizada, en la que la informacinprivilegiada hurtada al conocimiento de la opinin pblica, engeneral, y a los trabajadores y consumidores, en particular-, fluaentre las principales empresas del sector, al socaire de unaadministracin pblica que en buena medida estaba a su preferente oexclusivo servicio: convenientemente sorda, adormecida odistrada en combatir supuestas conspiraciones judeo-masnicas,separatistas y comunistas, internas y externas, en un entorno social ypoltico contubernio de Mnich-, en el que circulaba un chiste,segn el cual, la Guardia Civil haba detenido al epicentro de unsubversivo movimiento ssmico

    Los efectos procesales de dar por buena la tesis esgrimida en lasentencia ahora comentada, son evidentes: dar amparo a unaexoneracin de responsabilidad, de la empresa demandada. Unacoartada, que veremos prodigar en otras numerosas resolucionesjudiciales espaolas, que son herederas en ms de un sentido deltrmino usado-, de un cierto aire familiar, respecto de lascondiciones histricas, polticas, ideolgicas y socio-econmicas, enlas que la adopcin del primer TLV espaol del amianto, se vino agestar.

    Digamos que, en general, toda esta cuestin gira en torno a lapresuncin de que la responsabilidad del patrono, esto es, delempresario empleador, viene automticamente delimitada por los

  • lmites legales que la legislacin vigente en el momento de loshechos, demandaba como obligatoria. Muy diferente es el criterio queestablece la legislacin britnica, vigente desde su promulgacin en1974: la Health and Safety at Work Act (HASAWA). En la misma seestablece que:

    - El empleador crea el peligro

    - El empleador tiene la obligacin absoluta de entender el peligro

    - El empleador tiene el deber absoluto de adoptar todas lasprevisiones precisas para minimizar el efecto del riesgo entodos sus empleados y en los que estn fuera del empleo. Tanlejos, como sea razonablemente posible.

    - El empleador est obligado a hacer todo lo que pueda paraeliminar o mitigar el riesgo. Si se estima que podra haberhecho ms, ser sancionado; el regulador el Estado-, ya notiene que seguir el ritmo del creciente conocimiento cientfico,determinante de la renovacin de las normas especficas,bastando con dirimir si el empleador ha hecho lo suficiente.

    Bajo la asuncin de esos incuestionables asertos, es evidenteque toda alusin al desfase entre los lmites legales en la exposicin,vigentes en el momento de los hechos, y su eficacia respecto de lafinalidad buscada, carece de sentido, salvo para sealar comoagravante, cuando proceda, la infraccin, adems, de esos lmites. Lanica limitacin de esa legislacin, tambin en su aplicacinespecfica al caso de la contaminacin por amianto, es la derivada dela propia concepcin de la ley, ya que deja fuera de cobertura a todaslas vctimas no ocupacionales.

    A la vista de algunas de las alegaciones de las empresasdemandadas, parecera que habra que darle la razn a quienes hanalegado un desconocimiento generalizado en Espaa sobre todo lorelativo a las patologas asociadas a la exposicin al asbesto, y del

  • que nunca, por lo visto, vamos a terminar de salir. En efecto, en laresolucin judicial ATS 7992/2009 (Recurso n 2638/2008), haciendoreferencia al contenido del recurso, presentado en el ao 2008 porla empresa, COMPAA DE AGUAS DE SABADELL S.A., podemos leer:La empresa manifiesta en sus alegaciones que la sentencia declarala relacin causal entre la exposicin al amianto y la enfermedadcontrada, sin que se haya aportado un mnimo estudioepidemiolgico que evaluara el impacto de la exposicin al amiantocon el discutible y escueto argumento, sin base cientficaalguna, de que el mesotelioma pleural tiene como origen enun elevado porcentaje la exposicin al amianto. El desparpajo,la desfachatez, el descaro y la desvergenza en sede judicial,debieran de tener siempre proporcionada correccin, aunque slofuera recriminatoria, ya en el mismo texto de la sentenciacorrespondiente. Cuando una empresa recurre a tan burdoargumento, cabe imaginar que ello es as, quizs, porque se esperaencontrar cierta proclive receptividad.

    Segn el estudio epidemiolgico italiano denominado ProyectoSENTIERI, buscar amianto o buscar mesotelioma, es lo mismo:conduce a los mismos resultados; as lo avala el hecho de que laidentificacin de las zonas de Italia en las que la tasa de mesoteliomase sita por encima de la media nacional, son todas ellas lugares enlos que se ha prodigado el uso industrial del amianto, con una nicaexcepcin, que despus comentaremos. Los susodichos lugares, hansido: Balangero, Emerese, Casale Monferrato, Broni, Bari-Fibronit,Pitelli, Massa Carrara, Priolo y el litoral vesubiano, y la excepcin,Biancavilla, relacionada con la exposicin medioambiental, natural, alas fibras de fluoro-edenita, un anfbol fibroso: Comba et al. (2003). Lomismo nos encontraremos, si atendemos a los datos oficiales sobremesotelioma, en el Reino Unido: HSE National Statistics (2005).

    La etiologa, prcticamente exclusiva, del mesotelioma, respectode los diversos tipos de amiantos, es una cuestin desde hace ya

  • mucho tiempo zanjada, y que entre expertos no se discute, por haberen ello un consenso absolutamente generalizado. Sin embargo, ellono es bice para que en sede judicial esta cuestin vuelva a surgiruna y otra vez, trada de la mano de las empresas demandadas, porsi cuela. Lo peor de todo, es cuando es el propio juez el que sale poresos cerros de beda.

    Si todo esto es as, por qu se hacen afirmaciones como lasantedichas, en no pocas sentencias espaolas del amianto?... pues, anuestro modo de ver, la clave explicativa nos la suministra elmagistrado de la Sala de lo Social, del Tribunal Superior de Justicia deCastilla y Len, don Rafael Lpez Parada, cuando, en su intervencinen un curso titulado Impactos del amianto en la salud y el medioambiente, manifiesta lo siguiente: En el contexto espaol hay unproblema social de base. Los intereses econmicos priman, hasta quela situacin es insostenible. En clave corporativa del estamentojudicial, podra decirse que no es mal sastre el que conoce el pao.

  • 2 - El amianto y la industria del caucho

    Uno de los sectores industriales mejor identificados para laexposicin al asbesto, es el de la industria del caucho, en general, y lafabricacin de neumticos, en particular.

    La falta de una especializacin judicial en todo lo relacionado conlas patologas asociadas a la exposicin al amianto, queda patentecuando se examinan algunas resoluciones judiciales, como es el casode la ATS 15014/2010 (Recurso 3742/2009) ponente: Rosa MaraVirols Piol-, en la que podemos leer: No se utiliza amianto en lafabricacin o produccin de neumticos.

    Rotundamente, eso no es as. No lo es, en primer lugar, porque,sin necesidad de abandonar el propio mbito judicial espaol, yapodemos encontrar evidencias claras de que el amianto s ha sidoutilizado por la industria de fabricacin de neumticos, como sedesprende, por ejemplo, de la lectura de los hechos probados,contenidos en la sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superiorde Justicia de la Comunidad Autnoma del Pas Vasco,correspondiente al Recurso de Suplicacin N 2415/10, interpuestopor la empresa Michelin Espaa Portugal, S.A., dedicada a lafabricacin de neumticos; en dicha sentencia, se reconocepalmariamente y sin paliativos, que el amianto ha sido utilizado mso menos profusamente en dicha industria, y siendo determinante dela aparicin de mesoteliomas. En 11 de Noviembre de 2011, comenzen Vitoria un juicio contra la misma empresa, promovido por losfamiliares de un trabajador fallecido de mesotelioma en el ao 2008,tras haber trabajado durante 34 aos en dicha compaa, dedicada ala fabricacin de neumticos. El inicio del acto judicial coincidiexactamente con el da en el que se cumpla el tercer aniversario delbito.

    Acerca de la misma firma Michelin, sobre el mesotelioma, la presencia del amianto, como contaminante natural del talco

  • industrial, y el tratamiento judicial aplicado en Italia a dicho asunto, vase la siguiente fuente: http://www.grippa.org/html/allegati/QUAD00504.pdf

    La actitud de la empresa Michelin, respecto del problema del amianto en sus factoras, queda fielmente reflejada en el esclarecedortexto, que seguidamente transcribimos ntegramente, por su inters ypor su pertinencia (fuente: http://www.porexperiencia.com/articulo.asp?num=44&pag=14&titulo=Caso-Michelin-Ineptos-o-enterradores-de-informacion-):

  • Javier, enfermedad comn. Todos, incluso el comit de empresa, sevieron arrastrados por la negativa sobre el carcter profesional delmesotelioma que padece Javier. Javier falleci con 55 aos ennoviembre de 2008, sin lograr que se reconociera el origenprofesional de la enfermedad, pero Ana y Txaro, esposa y hermana deJavier, no tiraron la toalla. Pidieron ayuda a ASVIAMIE (Asociacin deVctimas y Afectados por el Amianto de Euskadi) y al rea de SaludLaboral de CCOO de Euskadi y siguieron luchando. Ahora, se haconseguido destapar el pastel: los mismos tcnicos de OSALAN y laInspeccin de trabajo han rehecho informes que dejan al descubierto,que en su momento negaron lo evidente, en una maniobraincomprensible de ocultamiento de un montn de datos, queapuntaban a la existencia de amianto en el centro de trabajo.

    Objetivo: reabrir el expediente

    La oportunidad para reabrir el caso, la dio una sentencia delTribunal Superior de Justicia del Pas Vasco (TSJPV), en junio pasado,que recoga el accidente de un trabajador subcontratado por Michelin,mientras retiraba amianto aos atrs. Con esa sentencia, era difcilmantener que en Michelin no haba amianto. La amenaza de realizaruna rueda de prensa, de CCOO, conjunta con los familiares, paradenunciar la contradiccin, previamente a la inauguracin por elConsejero de Trabajo, del Congreso de OSALAN, nos sirvi paraconseguir el compromiso de reabrir el expediente. Un reportajepublicado por El Pas, con el ttulo El amianto que nunca existi enMichelin abre la caja de los truenos y logra despertar mentesdormidas. Unos das ms tarde, sindicalistas de CGT y ESK,encuentran y denuncian la existencia de varios trozos de tuberas decalorifugado, forradas de amianto, en un container en el interior de lanave, sin la ms elemental medida preventiva y manipuladas por unaempresa no acreditada para desamiantar.

    Se reconoce la existencia de amianto

  • Ahora, con los medios de comunicacin pisndoles los talones,los mismos tcnicos de las mismas instituciones recogen en susinformes datos contundentes que permite afirmar que tanto laempresa como las autoridades laborales eran conscientes de laexistencia de amianto en Michelin-Vitoria. Los hechos sonincontestables. Un acta del Comit de Seguridad y Salud, de marzo de1998, recoge un Plan de eliminacin de amianto en Michelin-Vitoria.Aparecen numerosas intervenciones de retirada de amianto porAtefrisa, debidamente registradas ante la Autoridad laboral. Existeninformes escandalosos de OSALAN, enviados al TSJPV, negando elcarcter profesional de un mesotelioma que afectaba a otro mecnicofallecido. Escandalosos, porque se reconoce que el trabajadorutilizaba mantas de amianto, en la reparacin de tuberas, pero seafirma sin rubor que en ese caso, la emisin de fibras en el ambienteno es mayor que la producida en vas de circulacin urbana porvehculos con pastilla de frenos con amianto.

    Adems, est documentado que aunque el amianto venaretirndose desde 1996, se utiliz como aislante trmico de tuberasde calorifugado, prensas de coccin, prensas MIX o sus cuadros defluidos, as como falsos techos, fachadas y cubiertas. El Manual deMaestra, recoge el uso de las mantas de amianto para evitarincendios en tareas de soldadura. Para acabar, Michelin figura comouna de las empresas importadoras de amianto durante los aos 1965y 1975. Todos estos datos, que fueron pasados por alto en el primerinforme de OSALAN e Inspeccin de Trabajo, evidencian que la noutilizacin de amianto en el proceso de fabricacin, no puede servirpara descartar la exposicin al amianto, dado el amplio uso industrialdel que fue objeto. Y lo que es ms grave, la muerte de un trabajadorpor mesotelioma, con anterioridad al diagnstico de Javier, no fuesuficiente para que el servicio mdico de la empresa pusiera enmarcha un Plan de Vigilancia Sanitaria especfica, que nunca existi.Finalmente, el pasado 20 de marzo, el INSS ha rectificado su primera

  • resolucin de mayo de 2008, y ahora reconoce el origen profesionaldel cncer que causo la muerte de Francisco Javier Martnez.

    Ms campanas de enfermedad y muerte

    Al escribir estas lneas, llegan noticias de un nuevo informe deOSALAN, ratificando la causa del mesotelioma que afecta al jubiladoAntonio Lekuona, fallecido hace unos das. Antonio trabaj durante 27aos, como soldador tubero, en Michelin- Lasarte y hace 3 mesesreclam cambio de contingencia. Por la misma causa, aunque losplazos de reclamacin caducaron, falleci Antonio Marigil. Ya es difcilque puedan silenciar todo este sufrimiento.

    Los informes tcnicos que niegan la existencia de amianto o losque aun aceptando que se trabajaba con mantas de amianto, nieganel riesgo o los que no han exigido la obligatoria medicin ambientalen el puesto de trabajo, expresan la ineptitud o ausencia de ticaprofesional de sus autores, implicados en enterrar las pruebas,cmodamente instalados en la cultura dominante, que niega laexistencia de enfermedades y cncer profesional, convencidos que losrepresentantes sindicales no hacen ms que estorbar, aunque se lesengaa con facilidad.

    Esta actitud o cultura dominante slo cambiar cuando la acciny el compromiso sindical logren un vuelco en la opinin de tcnicos ysociedad. El pacto de silencio sobre el cncer laboral est afectadopor profundas grietas. Es necesaria una accin sindical decidida.Mientras el cncer profesional no adquiera el protagonismo de losaccidentes de trabajo, las instituciones, seguirn mirando a otro lado,incluso esforzndose en ocultar la epidemia, exculpando al sistemade explotacin, favoreciendo que se siga manipulando sustanciascancergenas, sin informacin, ni prevencin alguna del riesgo. A losgestores de la Sanidad Publica no les importa que se les robe lacartera, al asumir gastos que pertenecen a las mutuas.>

  • El 8 de Septiembre de 2013, la edicin on line del diario ELPAS publicaba un reportaje de PEDRO GOROSPE, titulado: ElSupremo ratifica que Micheln us amianto sin seguridad en Vitoria,con el subttulo: Pagar el mximo de recargo de prestaciones, el50% por la muerte de Javier Martnez en 2008.

    La condena a Michelin, inicialmente se haba producido mientrasJavier estaba vivo, aunque los tcnicos de Osalan, as como tambinla Inspeccin de Trabajo, haban negado que hubiera habido amiantoen Michelin, sin haberse molestado en consultar sus archivos, en losque ya figuraba su previa autorizacin para que se pudiese haberrealizado el desamiantado de las instalaciones de la empresa; starecurri la imposicin del recargo del 50%, y el reconocimientodefinitivo se produce, cuando ya el demandante ha fallecido a causade la exposicin laboral al asbesto. Muri, por consiguiente, sin poderhaber visto reconocida la justicia de su demanda, una circunstanciaque se prodiga entre las vctimas de su trabajo con el amianto, acausa de la lentitud del proceso judicial, a la celeridad en el desarrollode una patologa como es el mesotelioma, y a causa tambin de larecalcitrante resistencia de las empresas a asumir susresponsabilidades. Eventualmente, tambin con frecuencia, por losrecursos que sistemticamente ha venido interponiendo el INSS enestos casos.

    A la multinacional Michelin le ha sido reprochada su poltica dedeslocalizacin de instalaciones industriales que generan polucin, enrelacin con la construccin de una fbrica, en Thervoy Kandigai, enel estado de Tamil Nadu, en India.

    Entre las empresas espaolas que han sido importadoras deamianto, encontraremos a las siguientes: FIRESTONE HISPANIA,S.A., PRODUCTOS PIRELLI, y SAFE NEUMTICOS MICHELIN, todasellas vinculadas a la fabricacin de neumticos, e igualmente, por loque respecta a la industria del caucho, en general: FAB. SUELASCAUCHO e HISPANIA CAUCHO, S.A.. Fuente: Fundacin para la

  • Prevencin de Riesgos Laborales: Prospeccin sobre la presencia deamianto o de materiales que lo contengan en edificios.

    El empleo del asbesto, por parte de un fabricante de neumticos,tan caracterstico, como es el caso de la marca Pirelli, lo veremosrefrendado por una publicacin espaola del ao 1977: Las mayoresempresas inversoras son la Pirelli suiza, que destinar ms de 685millones de pesetas a la fabricacin, compra-venta de artculos degoma, gutapercha, amianto y similares, cables elctricos y demsartculos relacionados con tal industria. Fuente:

    http://www.march.es/ceacs/biblioteca/proyectos/linz/Busqueda.asp?Paginado=20&Orden=Fecha&Tipo=1&Busqueda1=amianto

    Diez directivos de la empresa Pirelli fueron demandados enItalia por la muerte de ms de cincuenta trabajadores expuestos alamianto en sus factoras de fabricacin de neumticos; entre losdemandados, estaba Piero Sierra, que durante nueve aos hapresidido la Asociacin Italiana para la Investigacin del Cncer(AIRC).

    Al propio tiempo, si tenemos presente que al menos unaveintena de procedimientos judiciales, por el mismo motivo, estabanya en marcha en el ao 2006, contra la central francesa de la citadamultinacional, Michelin, dedicada a la fabricacin de neumticos,por todo ello, no podemos menos que concluir, que la resolucinjudicial que estamos comentando, pone de manifiesto una ignoranciasupina (ignorancia que procede de negligencia en aprender o inquirirlo que puede y debe saberse).

    Entre las sentencias espaolas, correspondientes a presencia deamianto en empresas dedicadas a la fabricacin de neumticos,podemos citar a las siguientes:

    STSJ PV 4413/2010 (MICHELIN), ATS 5447/2013 (MICHELIN), STSJ PV1559/2009 y STSJ PV 2353/2009 (FIRESTONE HISPANIA).

  • Por lo que respecta a la ltima de las citadas, en la mismapodremos leer lo siguiente: La empresa FIRESTONE HISPANIA, S.A. sededica a la produccin de neumticos en la fbrica de Basauridurante el tiempo que en ella prest servicios D. Franco comotrabajador de la misma.

    Por parte de Osalan y de la Inspeccin de trabajo no constanexpedientes relacionados con la existencia de amianto en lasinstalaciones de la empresa demandada.

    La empresa se construye en el ao 1935; realizada catas de lasinstalaciones, en mayo de 2008, en todo el permetro tan slo se hadescubierto la existencia, en una tubera en desuso, de lasconstruidas en 1935, correspondientes a un molino tubadora, de un30% de amosita (amianto marrn, en estado compactado). En elresto de instalaciones, molino 60, tubadora 2 y tubadora 10x10# enla que trabajaba el fallecido, no se ha descubierto la existencia deamianto como material de aislamiento. En la empresa demandada, elaislamiento que se utiliza es fibra de vidrio; en los tubos decalorifugado se utiliza manta o coquilla o lana de roca, compuesto porfibras silceas artificiales, sin fibras de amianto; en las juntas definalizacin de los tubos se utiliza vendas y trenzas de vidrio tratado,todos ellos materiales sin amianto.

    Sin embargo, todos (incluyendo al abogado del demandante),pasan por alto la circunstancia, de que en la fabricacin deneumticos, esto es, en el propio proceso productivo, y no en lasinstalaciones, es frecuente, diramos que generalizada, la presenciade asbesto. El correspondiente a las instalaciones (de lo que tambinhay reiterada constancia en diversas instalaciones de esa ndole), entodo caso lo que vendra a hacer, es sumarse a la aludidaintervencin en el proceso productivo, como seguidamente podremosver.

  • En efecto, y con independencia de todo ello, la industria delcaucho, en general, y la de fabricacin de neumticos, en particular,ha venido utilizando tambin talco industrial, para facilitar eldesmoldeo; un talco industrial que, como es igualmente sabido, deforma natural suele venir contaminado con anfboles (esto es, el tipode amiantos ms estrechamente vinculados al mesotelioma),principalmente por tremolita, y, en menor grado, tambin por losotros anfboles. Sobre la relacin existente entre el asbesto y laindustria del caucho, vase, por ejemplo: Fischbein (1990), Kim et al.(2013).

    La contaminacin natural del talco industrial, por el amianto, hasido registrada incluso a niveles hasta del rango del 30 al 50%. Unestudio epidemiolgico llevado a cabo en Amrica, sobre los minerosdel talco y sobre los trabajadores involucrados en la manipulacin delmineral, puso de manifiesto una prevalencia de enfermedadrespiratoria (engrosamiento pleural, con un deterioro funcionalrespiratorio) aumentada significativamente, en comparacin con laobservada en una poblacin de mineros de la potasa: fibrascontenidas en polvo de talco, consistentes en un 38-45% deantofilita, de 12-19% de tremolita, y de crisotilo en un 20%. Lasobservaciones de afecciones patolgicas realizadas sobre lostrabajadores estadounidenses, han destacado tres tipos de lesiones:ndulos fibrticos, similares a aquellos que se observan en la silicosis,fibrosis intersticial difusa, similar a las de los asbestsicos, ygranulomas de cuerpo extrao.

    Fuente:G Ugazio: Contaminazione con fibre damianto. Dati generali anchealla luce della possibile precedente sul talco. Linee guida sul rischiomorbigeno per esposizione a talco.http://osservatorioamianto.jimdo.com/app/download/6311743556/53ba9a83%2F97be8221944b11d0f2906df979c89703749767f3%2FLinee

  • +guida+sul+rischio+morbigeno+per+esposizione+a+talco_Ugazio+30.06.2012.pdf?t=1341308774

    La contaminacin natural del talco por el amianto, ha llegado aser determinante, incluso, de que algunos depsitos geolgicos detalco, hayan llegado a ser tomados en consideracin como candidatospara una explotacin comercial del amianto: Rohrbacher (1973).

    El amianto, como contaminante del talco industrial, tambin harepresentado un riesgo laboral para el personal de las fundiciones:Wyart-Remy (1997).

    El talco industrial es utilizado en las industrias de la piel, paraprevenir el enmohecimiento de los cueros: Capone (2014). En elmencionado trabajo se afirma que el talco industrial usado enArgentina, contiene amianto.

    La utilizacin de talco industrial en la industria del caucho, quedaevidenciada cuando la misma resulta determinante de una talcosis enun operario del mencionado sector productivo: Gysbrechts et al.(1998).

    Esa contaminacin est bien establecida para el talco de la minaVanderbilt, en el estado de Nueva York, en proximidad de la cualexiste un cementerio, con un monumento dedicado a las vctimas delmesotelioma, que en su da trabajaron en la susodicha mina deextraccin de talco, la cual no es la nica en presentar dicho tipo decontaminantes naturales. La bibliografa mdica disponible, cuentacon diversas referencias relativas al talco industrial, al cosmtico, a sucontaminacin por asbesto, a su relacin con el mesotelioma y conotras neoplasias, y lo que es ms importante en este contexto,especficamente en su relacin con la industria del caucho: (1)1 : Beall et al. (2007), Blejer & Arlon (1973), Brusis et al. (2007), Castelo Branco etal. (2010), Chang & Risch (1997), Cramer (1999), Cramer et al. (1982) & (2007),Dement (1972), Dement & Brown (1982), Dunn (1984), Fitzgerald et al. (1991),Fujiwara et al. (2005), Gamble et al. (1979), Gertig et al. (2000), Greene (1976),Harlow et al. (1992), Harlow & Hartge (1995), Harlow & Weiss (1989), Hartge et al.(1983), Hull et al. (2002), Huncharek et al. (2007), Hunt (1956), Janssen (2004),

  • Entre las fabricaciones correspondientes al sector del caucho, seincluye, evidentemente, la de neumticos.

    Excepcionalmente, en el talco tambin se ha detectadocontaminacin natural por crisotilo: Rose (1974).

    Obviamente, las demandas por asbesto, dirigidas contraempresas fabricantes de neumticos, no se circunscriben a lashabidas en Francia o en nuestro pas; citaremos un ejemplo de ello:Boley v. Goodyear (Junio de 2010).

    Casos de mesotelioma entre los trabajadores de la fabricacin deneumticos, los encontraremos en la bibliografa mdica; por ejemplo:en Beall et al. (2007).

    Como hemos tenido ocasin de comprobar, en la sentencia, pormesotelioma, antes citada, STSJ PV 2353/2009, ni Osalan, ni laInspeccin de Trabajo, ni la representacin legal de la partedemandante, ni los juzgadores, hicieron la ms mnima alusin a laposibilidad, nada inverosmil, de que el talco industrial usado para eldesmoldeo en la fabricacin de neumticos, hubiera podido estarcontaminado de forma natural por anfboles, como con hartafrecuencia ha ocurrido, y pudiendo, por ello, estar en el mismo laetiologa del mesotelioma aflorado, dado que se trata de unapatologa que, a diferencia de lo que ocurre con las otras asociadastambin a la exposicin al asbesto, puede bastar con dosis mnimaspara desencadenarlo.

    Varios interrogantes se nos suscitan. Qu saba sobre todo esteasunto la Inspeccin de Trabajo?; qu saba el INSHT?, qu saba el

    Karageorgi et al. (2010), Kasper & Chandler (1995), Kleinfeld et al. (1967), (1972) &(1974), Landgraf (1988), Langseth et al. (2008), Lebedeva (1971), Longo & Young(1979), Marconi et al. (1986), Meira Dias et al. (2011), Merliss (1971, 2 refs.), Millset al. (2004), Muscat & Huncharek (2008), Natow (1986), Ng (1984), Nielsen (1988),Paoletti et al. (1982) & (1984), Price (2010), Rohl (1974), Rohl & Langer (1974), Rohlet al. (1976), Rose (1974), Roth (1999), Schelz (1974), Schunk & Bhnhard (1989),Siegal et al. (1943), Smith (1973), Stemmerman & Kolonel (1978), Szab et al.(2000), Tomasini et al. (1988), Tuomi et al. (1991), Wong et al. (1999), Yamada et al.(1997), Zazenski et al. (1995).

  • mdico de empresa o de la mutua patronal?, y los directivos de laempresa demandada?, y la magistrada ponente de la resolucinjudicial?, y la representacin legal de la parte demandante?, y losrepresentantes sindicales o el delegado de prevencin en esaempresa?, y los propios demandantes?

    Los familiares del fallecido (de mesotelioma, de carcinomaperitoneal y de metstasis pulmonares), si llegasen a conocer estasobservaciones nuestras, qu sentimientos podran albergar?... essta la MARCA ESPAA?

    Dada la confusin e incertidumbre deliberadamente introducidaen la propia arena cientfica del conocimiento experto, a causa de laaccin de lobby de la industria del amianto, respecto a una presuntavinculacin exclusiva de los anfboles con el mesotelioma,exonerando al crisotilo, por todo ello, es algo ms disculpable, porparte de un magistrado, la asuncin de esa hiptesis, con la querotundamente no podemos estar de acuerdo, por las evidenciasexistentes del nexo causal entre crisotilo y mesotelioma. Vase, alrespecto, nuestro trabajo:

    Francisco Bez Baquet Relacin causa-efecto, entre amianto blanco y mesotelioma (I) Rebelin. 15-04-2015 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=197680

    Francisco Bez Baquet Relacin causa-efecto, entre amianto blanco y mesotelioma (II) Rebelin. 17-04-2015 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=197701

    Pero, obviamente, lo importante no es nuestra propia opinin,sino el consenso mayoritario que desde hace ya bastante tiempoexiste en la bibliografa y en los actos pblicos, incluidos losacadmicos, de la inmensa mayora de la comunidad cientficamundial, a contracorriente de la cual, en la resolucin judicial STS

  • 3998/2010 (Recurso n 4315/2008), podemos leer: El mesiotelioma(sic) maligno se da en personas que han trabajado en lugares dondese ha respirado asbesto o amianto azul. Nuestra discrepancia ha deser forzosamente doble, toda vez que el ponente, ignorando a todoslos casos de mesotelioma originados por antofilita ver, por ejemplo:Tuomi (1992)-, por amosita, por tremolita, por crisotilo, etc., adems,est condenando al limbo de la inexistencia, a toda la contaminacindomstica y de proximidad vecinal, que tantas muertes va originandopor todo el mbito mundial, incluyendo a las vctimas que fueronamparadas en Espaa, provisionalmente, con el reconocimientojudicial, en primera instancia: caso de los vecinos de Sardanyola.Atencin al ao de emisin de la sentencia: 2010!...

    Pese a que la legislacin espaola, si no en el articulado, s almenos en prembulo, establece que en la asuncin del calificativo deenfermedad del trabajo, ha de bastar con un mero diagnstico depresuncin, dando las razones pertinentes para que eso sea as, noobstante, en la prctica judicial, lo que observamos no siemprerespeta ese criterio, forzando de esa forma, en contra de los derechose intereses de la vctima, el espritu y la letra de lo dispuesto por ellegislador.

    Esto lo podemos ver con cierta frecuencia en los recursos de laparte demandada (por ejemplo, podemos apreciarlo en los del INSS,institucin que por mandato fundacional ha de velar, supuestamente,por los intereses del trabajador), pero, evidentemente, por su poderdecisorio, lo ms significativo, nefasto e injusto, es lo que sucedecuando es el propio magistrado el que articula sus razonamientos, enbase a la negacin, explcita o implcita, de este principio legal.

    En Temas de Derecho Ambiental, Acpite 6: Dificultad enacreditar la relacin causal, pg. 196, de la obra colectiva:Responsabilidad ambiental, de la Editorial de Belgrano, Universidadde Belgrano, mayo de 1999, se afirma que el juez puede formar sucriterio con base en probabilidades; por ejemplo, si un grupo de

  • vecinos de una fbrica que procesa amianto contrae asbestosis, eljuez puede presumir que ese mineral de algn modo lleg a susorganismos. Tambin el clculo de probabilidades lo puede hacer ellegislador y establecer presunciones legales, como ha hecho conenfermedades profesionales.

    Si hemos de dar por vlidos tales razonamientos, con mayormotivo habremos de hacerlo, cuando la patologa en cuestin es elmesotelioma, del que las evidencias epidemiolgicas determinan quepara desencadenarlo bastan exposiciones netamente menores quelas que se requeriran en el caso de la asbestosis, y adems cuandoya no se trata de ningn vecino de la fbrica, sino de un trabajador dela misma. Sin embargo, no es eso lo que hemos podido ver reflejadoen algunas sentencias espaolas, en las que el reconocimientoindemnizatorio ha sido denegado, alegndose en ellas, que no haquedado demostrada, fuera de toda duda, la relacin causal.

    Es as como podemos ver, por ejemplo, cmo en la resolucinjudicial ATS 10684/2007 (Recurso n 4758/2006), primero tendremosocasin de leer: En 1980 se le diagnostic imagen pleural normal.Se califica como apto para su profesin habitual. En 1981 y 1985 losresultados fueron similares. En 1992 la radiografa de trax revel laexistencia de un ndulo en ambas bases, informndose queprobablemente correspondan a ambos pezones, realizndose nuevaradiografa el mismo mes, con el mismo resultado. El trabajador cesen junio de 1993 en la empresa por despido improcedente. En 1994fue examinado de nuevo, concluyndose que no existan alteracionessignificativas achacables al asbesto. El trabajador se jubil el 1 dejunio de 1995. En el mes de octubre de 1997 present molestias en lagarganta, con afonas frecuentes, sindole diagnosticado por elneumlogo del INSALUD de asbestosis incipiente pulmonar, sin placaspleurales, con pequeos ndulos leves en varias localizaciones. En1998 fue finalmente diagnosticado de asbestosis pulmonar yposible mesotelioma, cuya evolucin radiolgica mostr un

  • empeoramiento progresivo. El 3 de diciembre de 1999 se le reconociincapacidad permanente absoluta. El trabajador falleci el 30 deenero de 2000. Consta que hasta 1977 la empresa demandada norealiz mediciones de polvo de amianto en la fbrica de Getafe, sinque se utilizaran mascarillas individuales, lavando la ropa de trabajoen su domicilio, sin que la empresa facilitara informacin sobre losriesgos derivados del contacto con el amianto.

    Pues, no obstante estos antecedentes, se concluye: Lasentencia de suplicacin ha llegado a la conclusin de que atribuir laenfermedad padecida a una mayor exposicin al amianto no deja deser una mera conjetura. En este sentido, la alta probabilidad de quehaya sucedido as no equivale a certeza probatoria, por lo que nopuede surgir responsabilidad por culpa por parte de la empresademandada.

    Cabe conjeturar, que al autor de ese razonamiento, slo elengorro en el manejo de la toga le ha impedido situarse a defecarsobre la tumba del trabajador fallecido. (2)

    Al profano se le ocurre conjeturar, que si los pezones fueronconfundidos con la imagen radiolgica de unos ndulos pulmonares,por lo visto simtricamente posicionados, presumiblemente, unamera repeticin de la radiografa antero-posterior, esta segunda vezcon acompaamiento de un estiramiento manual de la piel delentorno, posiblemente habra bastado para poder discriminar entreambas posibilidades, descartando la que no resultase conforme con laimagen radiogrfica as obtenida.

    Resulta incalificable el hecho de que, por una parte, un historialde exposicin laboral al amianto sea un factor decisivo a la hora dediagnosticar una enfermedad relacionada con dicha exposicin

    2 Toga: Traje principal exterior y de ceremonia, que usan los magistrados, letrados,catedrticos, etc., encima del ordinario. Galileo, en un poema satrico titulado:Contra el uso de la toga, enumera los supuestos inconvenientes del uso cotidianode la toga, entre los que incluye la dificultad de que sus portadores visitaran elburdel sin ser reconocidos.

  • vase, por ejemplo: Burdorf & Swuste (1999)-, mientras que, al propiotiempo, haya sentencias, como la que estamos comentando, en lasque, tras haber dado como hecho probado esa exposicin al amiantoen el puesto de trabajo, a continuacin se proceda a denegar laindemnizacin, alegando que la relacin causal no est probada,fuera de toda duda. Lo que s queda fuera de toda duda, a nuestroparecer, es otra cosa

    En la exposicin de fundamentos de la resolucin judicial delrecurso N 4662/01, presentado por el bufete SAGARDOYABOGADOS, en nombre de su representada, URALITA, S.A., elmagistrado aduce lo siguiente: En su sentencia, muy estimable enmuchos aspectos, el Magistrado de instancia constata defectos uomisiones en materia de seguridad, y, en el fundamento de derechooctavo, aprecia la existencia de relacin de causalidad eficiente, porconsiderar que es altamente probable que la aparicin delmesotelioma estuviese determinada por la mayor exposicin al polvode asbesto en los trece primeros aos de la prestacin de servicios.

    Es doctrina reiterada que en sede de nexo causal no cabenmeras deducciones, conjeturas o probabilidades, sino que se precisala certeza probatoria, correspondiendo la carga de la prueba del nexocausal a quien afirma su existencia. Resulta notorio que se ha dadoun alto ndice de enfermedades profesionales en trabajosrelacionados con el amianto, incluso sin evidencia de infracciones enmateria de prevencin. En el supuesto de autos, atribuir laenfermedad a una mayor exposicin al amianto no pasa de ser unamera conjetura desde el punto de vista cientfico y jurdico. La altaprobabilidad a que alude el juzgador de instancia es una cualidad ocondicin no equivalente a la certeza probatoria que exige la doctrinay la jurisprudencia para que surja la responsabilidad por culpaentendida en su sentido tradicional.

    Parece evidente que si todas las resoluciones judicialesmantuviesen el mismo grado de exigencia en el reconocimiento de la

  • certeza en el establecimiento del nexo entre deficiencias en laprevencin y el afloramiento del mesotelioma, que el requerido enesta sentencia (bizarra tambin por ms motivos, segn veremos), lostrabajadores no habran alcanzado una reparacin econmica, jams.

    Desvalidos y desvalijados.

    En el susodicho Recurso N 4662/01, el abogado de la empresaacude a expertos que califica de mxima autoridad mundial, comoel Instituto del Amianto (engendro del lobby industrial del asbesto,con sede en Canad), citando un informe en el que se expresa laposibilidad de padecer mesoteliomas, sin exposicin al amianto. Sinnegar, por nuestra parte, que, efectivamente, existe una minora decasos en los que la referida etiologa no ha podido llegar a serestablecida, es evidente que traer a colacin esa circunstancia,cuando la exposicin es indubitada, es sacarla de contexto, paratratar de argumentar que es un error asociar amianto conmesotelioma.

    Cuando la demandada, incluso en ms de un litigio, acude alrecurso de dar por bueno hacer referencia a semejante autoridadcientfica, cabe razonablemente suponer que lo hace porqueconsidera que ello ha de favorecerle; porque considera que antequienes la va a invocar, habrn de darla por vlida.

    Como puede apreciarse, con tal de zafarse de lasresponsabilidades econmicas, no hay lmites, no hay barreras, todovale. Argumentos capciosos, basados en afirmaciones reinterpretadasa conveniencia, sin el ms mnimo respaldo cientfico solvente, msall del mbito delimitado por las paredes de la sala del tribunal, en elque cualquier falacia puede ser vlida, con tal de que sirva para darapariencia de resolucin bien razonada, a la conculcacin del derechode las vctimas demandantes.

  • Quien, habiendo ejercido la representacin sindical de lostrabajadores de una empresa, pueda comprobar cmo, despus deque en el seno de la misma y ante los representantes sindicales desus trabajadores, su direccin haya admitido reiteradamente, y sinninguna duda o matiz, esa relacin causal, que despus haya de vernegada o puesta en duda, hacindolo en sede judicial, por boca deesa misma compaa, para oponerse a la demanda de indemnizacinformulada por algunos de los que en su da formaron parte de suplantilla de trabajadores, y afectados por las patologas derivadas dela exposicin al asbesto, forzosamente ha de sentir vergenza ajenapor ese vil comportamiento hacia los que en su da fueronimprescindibles para el logro de los beneficios econmicos de esamisma firma, que ahora les niega el pan y la sal, involucrando en elloincluso a varios de sus mandos y tcnicos, que tuvieron la desdichade resultar afectados por el siniestro mesotelioma, la anacondainterna.

    Vaticinamos que quizs algn da, alguna de las sentencias comola que acabamos de comentar, terminarn dirimindose enEstrasburgo. Vase nuestro trabajo:

    Francisco Bez Baquet EL AMIANTO, A JUICIO. El abordaje de la problemtica del asbesto, en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos Rebelin. 25/05/2015 http://www.rebelion.org/docs/199168.pdf

    Muchas sentencias resueltas en contra de las pretensiones de losdemandantes, en lo relativo a contaminacin por amianto, no llegan aser apeladas ante instancias judiciales superiores, fundamentalmentepor dos motivos: en unos casos, porque el nico resquicio legal quequeda para ello, es apelar a la necesidad de unificacin de doctrina,tan fcil de desestimar, como evidencia la estadstica(peyorativamente, podramos decir que puede haber desestimacin,hasta por el diferente color de los calcetines de los demandantes), y

  • en otros casos, ese abandono de la pugna por los derechospresuntamente conculcados, se har por agotamiento de los recursoseconmicos, por el comprensible cansancio e impotencia de losdemandantes, e incluso por consejo pragmtico del propio letradodefensor.

    La condicin de lego en cuestiones jurdicas, que limitan elalcance y la eficacia terica de las elucubraciones del autor delpresente texto, deja al arbitrio de su mero sentido comn (en el msoptimista de los supuestos), la naturaleza de sus reflexiones. Hechaesta obvia salvedad, no obstante, y desde ese mero sentido comn,permtasenos expresar nuestra opinin sobre esta situacin, en elcontexto de nuestro propio pas.

    Entre esas sentencias denegatorias, que no han llegado a agotarel recorrido del que tericamente disponan, en busca de unarectificacin, hay una determinada proporcin, en la que lasrespectivas resoluciones se fundamentan en una apreciacin de loshechos probados, que no se corresponde con el estado general delconocimiento cientfico en el momento de producirse la sentencia, o,alternativamente, incluso con posterioridad al mismo, o bien,simplemente, se han vertido afirmaciones que palmariamente no secorresponden con la realidad, y de lo cual llevamos expuestosdiversos y elocuentes ejemplos, adems de otros diversos, quedespus seguiremos presentando.

    Pues bien, en esos casos, en los que, siempre segn nuestrapersonal opinin, ha habido un autntico desamparo judicial,estimamos que, tanto por su nmero, que no es pequeo, como porsu propia entidad, debiera asumirse, por parte de las ms altasinstancias del poder judicial, que, por higiene tica, esttica ydemocrtica, y sin menoscabo de la seguridad jurdica, que ha derespetar la condicin de cosa juzgada, no obstante,excepcionalmente, y por tratarse de una autntica cuestin deEstado, que afecta al respeto de los derechos humanos, que atae a

  • nuestro propio prestigio y a nuestra imagen como pas, y tambin porestricta justicia, por todo ello, de oficio, y no por instancia de parte,debiera de disponerse lo necesario para que una repeticin de juicio orevisin en superior instancia, se debiera de producir. O bien, en sudefecto, que un futuro fondo de indemnizaciones, que llegara aimplementarse en nuestro pas, a semejanza de lo hecho en otrasnaciones, pudiera, en el nuestro, rescatar a esas vctimas que en sumomento no lograron alcanzar la compensacin en el mbito judicial,cuando, sin embargo, existen evidencias ms que suficientes de ques hubo exposicin laboral. No hay otra forma de arreglarlo,suponindose la voluntad de hacerlo.

    La primera sentencia condenatoria contra la empresa Uralita,obtenida por el bufete de abogados Col.Lectiu Ronda en el ao1980, fue revocada despus por el hoy extinguido Tribunal Central deTrabajo, una institucin heredada de la anterior situacin dictatorialespaola, y que, como es sabido, en su da se constituy imitando alrgimen fascista de Mussolini, para crear una va muerta en la que, enla prctica, vinieran a estrellarse las demandas judiciales promovidaspor los trabajadores Aquellos polvos trajeron estos lodos?

    Lo manifestado anteriormente, respecto al origen de inspiracinfascista del referido Tribunal Central de Trabajo, hoy extinguido,podra interpretarse que arrastra en su diseo al actual acceso a lajusticia por la va de lo social, si se tiene en cuenta que es el procesolaboral un procedimiento judicial de nica instancia, en el que lavaloracin de la prueba es funcin atribuida en exclusiva al Juez aquo, y aun cuando tal restriccin reza, tanto para la partedemandante, como para la demandada, es obvio que el usodiscrecional que de dicha restriccin se haga, segn se trate de lo unoo de lo otro, puede determinar un sesgo prefabricado, en una va quese caracteriza por el seuelo o incentivo de la facilidad de acceso a lamisma, por economa y rapidez, y por comparacin respecto de lasdems rutas judiciales, en principio tericamente disponibles.

  • La falta de inclusin, en el cuadro de enfermedadesprofesionales, de algunas de las complicaciones derivadas de lapatologa tradicionalmente asociada a la exposicin al amianto,impide o dificulta su toma en consideracin, a la hora de determinarel alcance del