LATINWOOD I

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LATINWOOD (parte I) Es como América… pero en el sur (y con mucho cine) Publicado en November 27, 2013 en Film por Oriana Mata http://dsounds.me/2013/11/latinwood-parte-i/ Vamos a hablar de esta parte del mundo, de la salsa, el tango, la samba, el clima bipolar, la comida cargada de aliños y el mejor chocolate del planeta (sí, te estoy viendo, Suiza), vamos a hablar de LATINOAMÉRICA. Como decía Ellie en “Up”: «Es como América… pero en el sur.» Este semestre en la universidad tuvimos la oportunidad, por primera vez y después de 3 semestres empapándonos en el cine extranjero, de estudiar la historia del cine latinoamericano, y entre los largos y tediosos filmes brasileños de los años 50, o los melodramas mexicanos de los años 40, fuimos descubriendo poco a poco joyas solo nuestras, tesoros de este lado de la tierra que nos empeñamos en dejar en segundo plano, siempre ansiosos por conocer nuevas culturas extranjeras. Y ojo, tener una constante curiosidad por saber qué hay al otro lado del charco o más arriba de nosotros no está mal. Nunca está mal tener curiosidad. Pero hey, les voy a confesar algo: el cine latinoamericano puede ser, si buscas con cuidado, asombroso. Y es nuestro, en nuestro idioma, con nuestros paisajes, para nosotros. ¿Eso no es como extraordinario? Si Hollywood nos ha enseñado algo a todos, pero sobre todo a los que nacimos después de los años 80, es que queremos sentirnos bombardeados. Queremos ver una película y reírnos desde el primer minuto, o llorar en la segunda escena, o gritar del miedo en el tráiler, o quedarnos pegados al asiento mientras un carro traspasa un avión y aterriza en la pista sin un rasguño (ay, please).

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LATINWOOD (parte I) Es como América… pero en el sur (y con mucho cine) Publicado en November 27, 2013 en Film por Oriana Mata

http://dsounds.me/2013/11/latinwood-parte-i/

Vamos a hablar de esta parte del mundo, de la salsa, el tango, la samba, el clima bipolar, la comida

cargada de aliños y el mejor chocolate del planeta (sí, te estoy viendo, Suiza), vamos a hablar

de LATINOAMÉRICA. Como decía Ellie en “Up”: «Es como América… pero en el sur.»

Este semestre en la universidad tuvimos la oportunidad, por primera vez y después de 3 semestres

empapándonos en el cine extranjero, de estudiar la historia del cine latinoamericano, y entre los largos y

tediosos filmes brasileños de los años 50, o los melodramas mexicanos de los años 40, fuimos

descubriendo poco a poco joyas solo nuestras, tesoros de este lado de la tierra que nos empeñamos en

dejar en segundo plano, siempre ansiosos por conocer nuevas culturas extranjeras. Y ojo, tener una

constante curiosidad por saber qué hay al otro lado del charco o más arriba de nosotros no está

mal. Nunca está mal tener curiosidad. Pero hey, les voy a confesar algo: el cine latinoamericano puede

ser, si buscas con cuidado, asombroso. Y es nuestro, en nuestro idioma, con nuestros paisajes, para

nosotros. ¿Eso no es como extraordinario?

Si Hollywood nos ha enseñado algo a todos, pero sobre todo a los que nacimos después de los años 80, es

que queremos sentirnos bombardeados. Queremos ver una película y reírnos desde el primer minuto, o

llorar en la segunda escena, o gritar del miedo en el tráiler, o quedarnos pegados al asiento mientras un

carro traspasa un avión y aterriza en la pista sin un rasguño (ay, please).

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Nuestras generaciones han desarrollado un umbral de paciencia y apreciación mínimo, casi invisible.

Somos un RedBull andante, no podemos soportar una película con pocos diálogos o secuencias muy

largas, es como si hiciéramos cortocircuito, necesitamos emoción. Aunque el plano esté maravillosamente

compuesto, la actuación sea desgarradora, la música te haga sentir emociones que no sabías que tenías y

el sonido te llegue a las venas, si no está sucediendo algo que nos haga saltar de la silla, el primer impulso

es cambiar la película.

Estamos predeterminados a ser hijos de Hollywood aún siendo latinoamericanos, aún con nuestras raíces

más mezcladas que una merengada, y mientras crecemos nos vamos alejando cada vez más de las

maravillas que podemos encontrar siendo lo que somos, que está muy lejos de allá. Nos vemos forzados a

eso. Vamos al cine y en cartelera hay 6 películas estadounidenses, 3 películas europeas y 2 películas

latinoamericanas, principalmente venezolanas (si tenemos suerte), ¿y por qué? porque no es rentable

invertir en películas latinoamericanas que los espectadores no irán a ver, ¿y por qué no las van a ver?

porque desde que somos bebés nos enseñan que el cine debe ser en inglés y cargado de efectos especiales,

¿y por qué pasa eso? porque son las películas que llegan al país.

No pretendo desprestigiar el cine estadounidense ni mucho menos, a mí me encantan esas películas tanto

como a ustedes. Pero es hora de que veamos para acá y nos empecemos a deslumbrar con la calidad de

nuestro cine, que nos puede dar tanta risa como una comedia de Seth Rogen o podemos llorar como en el

Titanic. Hay cientos de miles de personas por toda Latinoamérica dedicándose a hacer cine bajo

condiciones muy difíciles, con bajísimo presupuesto, luchando con productores ejecutivos, distribuidoras

y un público internacional escéptico, pero sin embargo lo hacen, dedican su vida a ello y la están

rockeando. Joyas que son aclamadas por jurados en festivales alrededor del mundo, como las famosísimas

“Y Tu Mamá También” de Alfonso Cuarón, “El Secreto de sus Ojos” de Juan José Campanella, o

“Ciudad de Dios” de Fernando Meirelles.

Pero esas excelentes películas ya las conocemos, en la próxima entrada hablemos de esas nuevas

propuestas frescas que deberían anotar en sus listas y ver lo más pronto posible.