Laura Ferreño - Los desafíos de un Observatorio de ciudadanía cultural

10

Click here to load reader

Transcript of Laura Ferreño - Los desafíos de un Observatorio de ciudadanía cultural

Page 1: Laura Ferreño - Los desafíos de un Observatorio de ciudadanía cultural

1

Los desafíos de un Observatorio de Ciudadanía Cultural

Laura Ferreño1

En los últimos tiempos, influenciados por una tendencia global, se consolidó

en América Latina el relevamiento y el estudio de las distintas manifestaciones

sociales que llevaron a la creación, tanto desde las órbitas gubernamentales como

universitarias, de áreas específicas para el análisis y seguimiento de múltiples

actividades que abarcan sus más diversas formas (medios, índices culturales,

derechos humanos, entre otros).

Dentro de la cultura, el sector que más atención recibió fue el de las

industrias culturales o creativas, porque su seguimiento permitió fundamentar el

peso cada vez más creciente del sector dentro del PBI de muchos países. Ello

conllevó un tenso debate que giraba alrededor de establecer cuáles son los rubros

que realmente se deben incluir. ¿Forman parte del sector tanto quienes llevan

adelante pequeñas pymes artesanales como las grandes multinacionales, ya sean

multimedios o grupos editoriales? La magnitud que iba teniendo dentro de la

economía nacional llevó a que algunos países –entre ellos Argentina-

implementaran la cuenta satélite de cultura para medir su impacto tanto dentro de

las cifras globales de las economías nacionales como regionales.

Junto con la sistematización de la información surgió la necesidad de la

medición y el estudio de la cultura en sí misma -sus distintas manifestaciones, el

diseño e implementación de las políticas culturales, el patrimonio material e

inmaterial- ya que se consolidaba como una herramienta válida de recoger

información sobre las instituciones públicas y privadas vinculadas con el sector.

Los observatorios fueron rápidamente aceptados pues implicaban a través

de las nuevas tecnologías una rápida difusión y socialización del conocimiento.

Internet se convirtió en una plataforma exponencial de la información obtenida.

Como plantea la OEI, estas instituciones demostraron ser flexibles de

acuerdo a las características de los organismos de los cuales forman parte,

1 Coordinadora del Observatorio de Ciudadanía cultural (UNDAV). Profesora adjunta a cargo de la

materia Teorías de la Cultura, carrera de Gestión Cultural (UNDAV). Asesora H. Senado de la Nación.

Page 2: Laura Ferreño - Los desafíos de un Observatorio de ciudadanía cultural

2

situación que les permitió un rápido crecimiento. Así, “…la idea de observatorio

encierra el concepto de trabajo con independencia, autonomía y capacidad crítica,

labor que desarrollan en el ámbito de la investigación y la formación, realizando

una función de apoyo y colaboración con los órganos gubernativos, sean éstos

locales, regionales o nacionales. Esta labor también incluye visualizar y predecir con

anticipación escenarios Culturales futuros a fin de encontrarse mejor dotados al

momento de acometer políticas en el sector… Un campo de acción adicional lo

constituiría la recuperación de experiencias de nuevos actores Culturales como las

redes, entidades, grupos, etnias, etc.” (OEI, resaltado propio).

Estos objetivos suponen conocer el campo de estudio para determinar

cuáles son las mejores estrategias de abordajes y qué miradas y enfoques

privilegiar.

Si nos centramos en el Área Metropolitana hay dos observatorios

reconocidos: El Observatorio Cultural de la Facultad de Ciencias Económicas de la

Universidad de Buenos Aires y el Observatorio de Industrias Creativas del Gobierno

de la Ciudad de Buenos Aires, creado como Observatorio de Industrias Culturales.

Como se puede apreciar uno es muy amplio y otro claramente acotado y

específico. Teniendo en cuenta que la Universidad Nacional de Avellaneda se

encuentra ubicada en un municipio con una larga tradición de inversión en el área

de Arte y Cultura, quizás una consecuencia lógica hubiera sido crear un

observatorio que se abocase al estudio de las políticas culturales, ya que el

territorio era propicio para un análisis en perspectiva de las peculiaridades y la

proyección histórica que el diseño de estas políticas habían tenido en la

comunidad durante los últimos sesenta años.

Porqué entonces dirigir nuestra atención hacia la ciudadanía cultural y no

hacia el estudio de las políticas culturales, máxime cuando éstas son mucho más

fácilmente de medir y seguir proyectualmente en el tiempo.

La elección no es casual, es una decisión y una toma de posición tanto

epistemológica como ideológica. En primer lugar porque invertimos el enfoque,

ya no es el estado el destinatario de nuestro análisis sino la comunidad,

conceptualizada no como un todo homogéneo dentro del partido, ni como la

suma de individuos sino cómo grupos identitarios que pueden identificarse a sí

Page 3: Laura Ferreño - Los desafíos de un Observatorio de ciudadanía cultural

3

mismos a partir de su diferenciación del resto de las personas con quienes pueden

compartir o no el ámbito barrial. En segundo lugar, pensamos en una metodología

que privilegie el aspecto cualitativo y no exclusivamente los aspectos cuantitativos

que rinden tributo al problema en términos de meras cifras.

Así conceptualizada, coincidimos con Rosaldo al concebir a la ciudadanía

cultural como la emergencia de grupos minoritarios y excluidos a quienes muchas

veces se les niega la ciudadanía plena. Estas personas en tanto ciudadanos

expresan su diversidad y manifiestan su derecho “…a ser diferente (en términos de

raza, etnicidad, o lengua nativa) con respecto a las normas de la comunidad

nacional dominante, sin comprometer el derecho a pertenecer a ésta, en el sentido

de participar en los procesos democráticos del Estado-nación. Desde el punto de

vista de las comunidades subordinadas, la ciudadanía cultural ofrece la posibilidad

de legitimar las demandas surgidas en el esfuerzo por emanciparse. Dichas

demandas pueden variar desde temas legales, políticos o económicos, hasta

problemas de dignidad humana, bienestar y respeto” (Rosaldo, 1993).

Si bien Rosaldo está analizando la situación de las minorías latinas y negras

en Estados Unidos, acaso no existen en nuestro país grupos subalternos ¿qué

políticas culturales se implementan hacia esos “otros” grupos identitarios? ¿Es

relevante construir ciudadanía cultural en la Argentina hoy? ¿Abordada desde que

categorías? La concepción de la alteridad imperante involucra “nuestra” visión del

mundo y ésta es la que sustenta el diseño de las políticas culturales.

Avellaneda cuenta con una amplia diversidad de propuestas de culturales. El

interés por un relevamiento de tipo cartográfico se centra en revelar cuál es el rol

de las personas en tanto ciudadanos frente a estas ofertas.

Descentrar el enfoque supone, dirigir nuestra mirada hacia aquellas grupos

subordinados anclados dentro de los llamados “márgenes” tanto territoriales como

sociales.

Supone asimismo preguntarnos por el concepto mismo de ciudadanía, sus

implicancias y las profundas tensiones que reproduce dentro del propio gobierno

democrático. Surgen así preguntas cuyas respuestas nos describen un sistema

político, económico y social atravesado por las diversas manifestaciones culturales

de las cuales los grupos son portadores y en las cuales se referencian.

Page 4: Laura Ferreño - Los desafíos de un Observatorio de ciudadanía cultural

4

En las últimas décadas se debatió la necesidad de refundar el contrato que

dio nacimiento a los sistemas políticos vigentes. Así, los derechos civiles y

posteriormente la aparición de los derechos políticos y sociales, enmarcaron el

fortalecimiento de los estados nacionales durante la modernidad. A cada una de

estas etapas acompañó una nueva dimensión de la ciudadanía, ya que ésta no es

una categoría singular y unívoca. En ese sentido, los ideales de la Revolución

Francesa de libertad, igualdad y fraternidad pueden entenderse como la aspiración

a la adquisición de una ciudadanía que compromete los derechos civiles, políticos,

sociales y culturales.

El acceso a la ciudadanía en nuestro país como en el resto del mundo fue

gradual, a principios del siglo XX eran aún unos pocos ¿y en el presente?

Con la libertad de circular libremente, sin diferencias de razas, género ni

credos, los argentinos, amparados en nuestra Constitución Nacional somos

ciudadanos políticos activos como militantes y votantes, hacemos uso de nuestros

derechos sociales y sin embargo, nuestros derechos culturales han resultado en la

práctica mucho más difíciles de implementar.

Mediante el Observatorio de Ciudadanía Cultural la UNDAV responde a uno

de los nuevos desafíos del Siglo XXI analizar los procesos basales de la ciudadanía

cultural. En un presente signado por nuevos flujos migratorios y una globalización

que destruye y redefine todas las fronteras, no basta ya que las personas tengan y

practiquen los derechos civiles declarados y reconocidos por el ordenamiento

constitucional, jurídico y normativo de nuestro país. Es necesario también que

tengan derecho y acceso a los bienes culturales tanto materiales como simbólicos.

Es decir que además de formar parte de la estructura política (elegir y ser elegidos),

económica (trabajar, tener propiedades y pagar impuestos) y social (recibir

beneficios de la seguridad social) de su territorio, puedan participar activamente en

y de la vida cultural de su ciudad desde sus propias raíces con las cuales se

identifican: ejercer las libertades de creación y expresión, participar de los circuitos

de la oferta y el consumo cultural, intervenir en la industria cultural, establecer

cualquier relación con los diversos grupos sociales que integran su comunidad;

ocupar, usar, interactuar en y con los ámbitos públicos, recreativos y culturales de

su medio.

Page 5: Laura Ferreño - Los desafíos de un Observatorio de ciudadanía cultural

5

Teniendo en cuenta los distintos aspectos de la problemática, desde 1992 la

Asamblea General de las Naciones Unidas promueve los derechos de las minorías

étnicas, nacionales, lingüísticas y religiosas.

Este notable logro es consecuencia de una paulatina evolución. Recién después

de los procesos de descolonización de Asia y África, en los años sesenta y setenta

emergen estas cuestiones de carácter cultural: esto generó como resultado nuevas

formas discursivas y categorías como “derechos culturales” y pluralismo cultural

que buscaban garantizar el acceso ciudadano a la cultura mediante mecanismos

más intensificados.

La implementación de políticas que favorezcan la ciudadanía cultural pueden ser

efectivas para lograr la inclusión y la participación activa de la población más

desfavorecida, a través de relaciones sociales más equitativas e igualitarias.

La ciudadanía, entendida de esta forma, opera como una síntesis o mediación

frente al Estado y limita sus poderes. Asimismo, es un mecanismo de derechos y

obligaciones, históricamente situado, que pauta las reglas del juego social,

principalmente en aquellos aspectos relacionados con la libertad y la seguridad.

Entender la ciudadanía desde una perspectiva que atraviesa lo político, lo social y

lo cultural es verla como un referente que brinda elementos para la distinción y el

reconocimiento de clases, nacionalidades, edad, sexo, lugar de residencia, etc.

En la medida que la ciudadanía permite la identificación ofrece seguridades

existenciales, simbólicas y políticas, como el derecho a una vida digna, el acceso al

trabajo, la salud y la educación.

La ciudadanía cultural hay que concebirla, en consecuencia, como una instancia

de dedicación y cooperación con lo público, lo que es de todos; forma parte

constitutiva de un saber y de una cultura, constituye un instrumento de ampliación

de la democracia y de las prácticas ciudadanas.

La diversidad cultural, las minorías religiosas, las llamadas tribus urbanas, los

cuestionados reclamos de género, sexuales, las culturas originarias, entre otros,

deben interpretarse desde sus propios contextos sociales, culturales y económicos;

ya que son esas características intrínsecas aquellas que las distinguen de otros

Page 6: Laura Ferreño - Los desafíos de un Observatorio de ciudadanía cultural

6

sectores de la población nacional, rigiéndose a menudo total o parcialmente por

sus propias costumbres y/o tradiciones y en algunos casos por una legislación

especial.

La ONU en las últimas décadas comenzó a hacer hincapié en los derechos

colectivos además de los derechos humanos individuales como un elemento

decisivo para las políticas de estado. Durante los últimos años los tratados de las

Naciones Unidas han reconocido firmemente la necesidad de que se garanticen los

derechos colectivos, tales como el derecho a la cultura. En diversas conferencias

organizadas, así como en varios documentos vinculados con el tema, la UNESCO

reitera que este derecho no solamente significa el derecho a la cultura en general,

sino el derecho a la cultura propia, que es la cultura con la cual uno se identifica y lo

liga a una historia y a un territorio específico.

Así, el concepto del derecho a la cultura está estrechamente relacionado con la

“ciudadanía cultural” porque introduce el concepto de los derechos colectivos y, en

algunos casos, implica la lucha por la reconstitución de las culturas y comunidades

minoritarias, entre ellas las indígenas seriamente afectadas por la conquista, la

colonización y el proceso de “mixturización” (Pacheco de Oliveira, 2004).

El desarrollo de la democracia en el mundo occidental ha sido un proceso de

adquisición progresiva de derechos de ciudadanía. La expansión de esta concepción

de ciudadanía implica no solamente la relación estado-ciudadano, sino la relación

ciudadano-ciudadano. Hace referencia explícitamente, a la participación de la

población en los grupos sociales (en sus diversas expresiones como los grupos de

la vecindad, del barrio, de la política) donde se busca un reconocimiento al sentido

de pertenencia y la reivindicación de derechos de manera substancial y no formal

(Aceves Lozano).

Al considerar la ciudadanía como una de las manifestaciones de las formas de

reconocimiento y protección, se vuelve imprescindible clasificar conceptualmente los

tipos de reconocimientos y protecciones que se brindan y, además, los tipos de

ciudadanía existentes así como también aquellos generados a través del tiempo que

nos permiten dar cuenta de nuestro presente comunal.

Page 7: Laura Ferreño - Los desafíos de un Observatorio de ciudadanía cultural

7

El partido de Avellaneda creado en 1904 expresaba la necesidad de

autonomizar una zona pujante y con una incipiente industria vinculada en algunos

sectores al mercado internacional, como es el de la carne, por ejemplo.

A través del tiempo las posibilidades de inserción laboral favorecieron la

radicación de inmigrantes que en distintas oleadas a lo largo de su historia fueron

poblando las distintas localidades. Su presencia, como en muchos otros lugares de

nuestro país marcaron la impronta del partido.

Desde fines del siglo XIX empiezan a asentarse contingentes provenientes

de distintas naciones europeas, las colectividades más importantes corresponden a:

italianos (piamonteses, udinenses, friulanos, calabreses, napolitanos, genoveses,

sicilianos, entre otros), españoles (gallegos, asturianos, catalanes, andaluces, vascos,

por citar los más importantes), ucranianos, polacos, yugoslavos (croatas), húngaros,

judíos, sirio-libaneses e incluso caboverdeanos.

Desde mediados del siglo XX junto con la importante oleada inmigratoria de

la segunda posguerra aparecen los migrantes del interior del país y gradualmente

población procedente de los países limítrofes (en una primera etapa

fundamentalmente paraguayos).

Esta riqueza cultural dio lugar a una gran diversidad cultural, de variados e

interesantes matices que enriqueció el tejido social de la comunidad.

Así, paulatinamente las colectividades crearon sus centros culturales

mientras paralelamente surgen las asociaciones que revalorizaban nuestras propias

tradiciones.

La gran diversidad de personas provenientes de distintos continentes, la

importancia y la excelencia de la escuela pública permitió que gradualmente las

distintas colectividades entraran en contacto. Esta peculiaridad le otorgó su sello

distintivo porque movilizó tempranamente a la población a emprender y promover

distintas expresiones culturales. Este tipo de construcción de vínculos con la

población partió del respeto a la diversidad cultural, las minorías religiosas y las

llamadas tribus urbanas, entre otros.

Page 8: Laura Ferreño - Los desafíos de un Observatorio de ciudadanía cultural

8

Desde la UNDAV, el Observatorio se propone conocer desde una mirada

antropológica la comunidad en la cual está inserta, para lo cual es primordial

estrechar lazos con la sociedad en su conjunto, desde una perspectiva que

incorpore las experiencias que las distintas gestiones municipales han promovido,

concretamente, porque en el siglo XXI no se concibe a los diversos grupos sociales

que conviven dentro de un sistema democrático, sin un desarrollo pleno de la

ciudadanía cultural.

Por esta razón, para enriquecer el acervo cultural conformado localmente a

través del tiempo es preciso sistematizar y estudiar toda la información disponible,

mapear cada una de las localidades para construir una cartografía cultural. Ello

supone plantearse como metas profundizar el conocimiento de la gestión cultural,

para poder así desde el ámbito universitario enriquecer las políticas públicas;

estudiar exhaustivamente el conocimiento socio-cultural de la sociedad; y difundir

las contribuciones producidas.

La singularidad del Municipio de Avellaneda dentro del COMCOSUR (Consorcio

de Municipios del Conurbano Sur) específicamente y del conurbano en general, es

haber llevado adelante desde sus orígenes actividades comunitarias, vinculadas

originariamente a las colectividades, pero que desde mediados del siglo pasado

confirmaron una verdadera política estadual que involucró los diversos espacios

que asume la cultura. Ello nos lleva hoy a plantearnos la necesidad de sistematizar

desde la universidad los lazos profundos establecidos durante los últimos sesenta

años con los ciudadanos. Lazos que se vinculan estrechamente con su historia

cultural, con la memoria colectiva ligada particularmente a las actividades artísticas

en cada una de las localidades que lo integran y con la identidad que se ha ido

constituyendo a través de todos estos años; todas ellas, características distintivas

que le permitieron al área cultural tener un sello que la distingue dentro y fuera de

su propio espacio geográfico.

Enfocar nuestra mirada en la consolidación de la ciudadanía cultural supone

una elección deliberada y sustentada en la necesidad de recopilar las diversas

identidades e identificaciones que arraigadas en las manifestaciones culturales se

desarrollaron a través del tiempo hasta llegar a nuestro presente.

Partimos en tal sentido, de transformar el observatorio en un espacio de

propuestas de diseño de políticas relacionadas con la Cultura, el Desarrollo

Page 9: Laura Ferreño - Los desafíos de un Observatorio de ciudadanía cultural

9

Humano Sustentable y la participación cultural ciudadana, con una estructura

ideológica en consonancia con la Constitución Nacional (artículo 75 inciso 17 ), los

Derechos Culturales (parte fundamental de la Declaración Universal de los

Derechos Humanos); con el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales

y Culturales (art. 75 inciso 22 de la Constitución Nacional) concretados

especialmente en la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad

Cultural de 2001; con la Agenda 21 de Cultura, suscripta en el 2004; y con la Carta

Cultural Iberoamericana, firmada por los mandatarios de la región en Montevideo

en el año 2006 que en estos días fue puesta en debate entre los hispanos.

Bibliografía

Aceves Lozano, Jorge. “Ciudadanía ampliada. La emergencia de la ciudadanía

cultural y ecológica”. Ciesas-México. En www.sinic.gov.co/SINIC/.../1226-2-62-17-

200795134719.doc

Appadurai, Arjun (2001). “Aquí y ahora”, en La modernidad desbordada.

Dimensiones culturales de la globalización, México, Ediciones Trilce-FCE.

Barth, Frederik (1976). “Introducción”, en Los grupos étnicos y sus fronteras, México,

FCE.

Cardoso de Oliveira, Roberto (1992). Etnicidad y estructura social, México, CIESAS.

Carta Cultural Iberoamericana. XVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de

Gobierno. Montevideo, Uruguay, 4 y 5 de noviembre de 2006

OEI. Observatorio de Investigación Cultural. En

http://www.oei.es/cultura/enlaces2.htm

Ortiz, Fernando (1973). Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar.

Pacheco de Oliveira, Joao (2004). “¿Una etnología de los „indios misturados‟?

Situación colonial, territorialización y flujos culturales”. En Grimson, A.; Ribeiro, G.L.

y Semán, P.: La antropología brasileña contemporánea, Buenos Aires, Prometeo.

Page 10: Laura Ferreño - Los desafíos de un Observatorio de ciudadanía cultural

10

Pratt, Mary Louise (2010). Ojos imperiales, México, Fondo de Cultura Económica.

Rosaldo, Renato (1999). “Ciudadanía Cultural, Desigualdad, Multiculturalidad”.

Conferencia magistral sustentada en el seminario "El Derecho a La Identidad

Cultural", realizado en la UIA- Noroeste, Tijuana, Baja California, 19 de febrero de

1999.

Rosaldo, Renato (1993). “Ciudadanía cultural y minorías latinas en Estados Unidos”.

Ponencia presentada en la sesión "La ciudadanía aprueba", del Encuentro Anual de

la Asociación Estadounidense de Antropología, Washington (DC), 20de noviembre

de 1993.

Rosaldo, Renato (1991). Cultura y verdad, México, Grijalbo.

Said, Edward (2004). Orientalismo, Buenos Aires, Debate.

SEGIB-OEI. Un proyecto cultural para la década de los Bicentenarios. El desarrollo de

la Carta Cultural Iberoamericana. En

http://www.culturasiberoamericanas.org/documentos_trabajo.php

Stolcke, Verena (1999). "Nuevas retóricas de la exclusión en Europa", en Revista

Internacional de Ciencias Sociales, nº 159, Marzo.

Todorov, Tzvetan (1986). La conquista de América, México, Siglo XXI.

UNESCO (1997). “Ciudadanía cultural en el siglo XXI”, Hamburgo, CONFINTEA.

Viveiros de Castro, Eduardo (1999). “Etnología Brasileira”, en Miceli Sergio (org): O

que ler na ciencia social brasileira (1970-1995), Antropología (Volume I), Sao Paulo

Editora Sumaré: ANPOCS-Brasilia DF: CAPES, PP. 109-223.